Acis y Galatea (Argumento)



Acis y Galatea

Acis y Galatea, Zarzuela en dos jornadas se estrenó en el Coliseo del Buen Retiro de Madrid, el día 19 de Diciembre de 1708. Su libretista, José de Cañizares. Música de Antonio de Literes.

La acción se sitúa en Tinacria (Sicilia), en tiempo mítico.

Jornada I

El cíclope Polifemo regresa a la isla de Tinacria, y descubre, para su enojo, que los antaño fieles súbditos ahora rinden culto a Galatea, deidad marina. Polifemo, perdonándolos, consigue que vuelvan a sus antiguos hábitos y creencias, cuando entra en escena Acis, un pastor que al ver a Galatea se ha quedado prendado de su belleza, lamentando haber perdido su libertad. Doris, ninfa de los bosques hasta entonces amante de Acid, le recrimina su amor por Galatea y le devuelve el pequeño retrato con el que el pastor le habóa obsequiado. Este lo arroja al mar poco antes de irrumpir en escena Galatea con su hermano Glauco, enamorado de Doris y no correspondido, y su corte de ninfas, sirenas y tritones. Glauco induce a su hermana a no despreciar a Acis, entregándole su retrato que ha encontrado entre dos bellas conchas. Ya a solas, Galatea muestra su fascinación por el retrato de Acis. Al lugar acude a espiarla Polifemo, guiado por Momo. El cíclope ordena a Momo que convoque a todos sus súbditos tinacrios para que sean testigos de su victoria sobre Galatea. Entretanto, intenta apuñalara a la diosa, pero conmocionado por su belleza, le flaquean las fuerzas. Al acudir los isleños, el cíclope, enamorado de Galatea, encabeza a los tinacrios en sus actos de pleitesía a Galatea. Al fin tiene lugar el encuentro entre Acis y Galatea, que se reconocen ya como amantes ante los ojos de Momo, el gracioso, que asiste a la escena sin ser visto y termina sentenciosos la primera jornada.

Jornada II

Tisbe, graciosa y confidente de Doros, pide a Momo que le revele cuanto sepa acerca de los secretos amores de Acis y Galatea. Enterada ésta de los pormenores, decide ponerlos en conocimiento de Polifemo que se hala ocupado con sus cíclopes en forjar un tridente como ofrenda a Galatea; un pastor acude a informarle de que los trinacrios marchan ya en procesión a consagrar de nuevo su templo a la diosa marina. Polifemo, lejos de ofenderse, quiere ir en persona a ofrecerle su regalo, pero resuelto a mejorar su feroz aspecto, se acicala para parecer menos monstruoso. A pesar de ello, cuando Polifemo se persona ante la diosa, provoca el espanto y la huida de los tinacrios, rechazando además Galatea su regalo y galanteo. Polifemo jura vengarse, situación que aprovecha Doris para confesar al cíclope que la diosa concede ya sus favores al joven Acis. Glauco, vestido con una casaca igual a la de Acis es confundido con éste por Doris, originándose una nueva escena de celos tras la cual Glauco se va con la intención de matar a Acis. Este, que contemplaba la escena escondido, se enfrenta con Doris, prometiéndole perdón, a pesar de tanta injuria. Galatea, dispuesta a consolar a Acis, disfruta su amor con él, siendo ambos descubiertos por Polifemo, quien furioso, intenta matar a Acis persiguiéndole por toda la isla. Aunque el joven solicita la ayuda de Momo y Tisbe, el cíclope se le echa encima y lo aplasta bajo una roca. Galatea, no pudiendo salvar la vida de su amante, solicita una última gracia a los dioses del mar: que conviertan a Acis en río inmortal, y así permanecerán unidos para siempre. Ante tal solución Polifemo no logra su objetivo, Galatea consigue su felicidad, Doris se conforma con Glauco, y Momo y Tisbe arreglan sus esponsales, concluyendo el espectáculo con un minué alusivo a la figura del Rey Felipe V, homenajeado en la fiesta.

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