José López Silva


José López Silva nació en Madrid el día 4 de Abril de 1861, y falleció en Buenos Aires el día 25 de Marzo de 1925 (63 años). Libretista, comediógrafo y poeta. 


BIOGRAFIA. Nacido en pleno barrio de Lavapiés y conocido como el último chispero, fue dependiente de un comercio textil, frecuentando los barrios bajos; de su trato con chulos y chulaponas obtuvo ese conocimiento que plasmó en sus sainetes. Como la gran mayoría de los autores literarios de la época, colaboró en diversos periódicos, como Madrid Cómico, El Heraldo de Madrid, y La Lidia, pasando después al teatro. Escribió algunos libros de temas madrileños y publicó también algunos poemas, si bien su labor más importante la desarrolló en los sainetes. López Silva es uno de los escritores de vena popular, si no muy exquisito, si de fácil percepción y de no menos expontánea exposición. Es quizás uno de los autores más castizos, junto a Antonio Casero, en pintar costumbres y tipos de su tiempo. En sus sainetes colaboró con plumas tan notables como Carlos Fernández Shaw, Carlos Arniches o Jackson Veyán. Su colaboración más fecunda fue la que tuvo con Carlos Fernández Shaw, que tenía un estilo completamente opuesto, así la marchosería, gracejo y espontaniedad madrileña de López Silva se conjuntó con la frase pulida, el madrigal galante, la estrofa rotunda y el buen gusto de Fernández Shaw. De su colaboración salieron algunos títulos que todavía mantienen su vigencia, ya que fue coautor de una obra tan completa y bien escrita como La Revoltosa, que inmortalizó la música de Chapí.
López Silva merece ocupar un puesto de primer orden entre los libretistas del género chico, ya que aún cuando en ocasiones le faltó una cierta contención en el trazo, siempre mantuvo la fina observación, el buen dibujo de sus personajes y la inteligente armazón de sus tramas. Aunque básicamente escribió sainetes, alguna vez se dejó llevar por la vena sentimental como en Mariposas blancas, 1907, escrita en colaboración con Julio Pellicer. Al morir sus principales colaboradores, con los que se reunía en la tertulia del teatro Apolo, y dar paso el género chico a la opereta austriaca, López Silva emigró a Argentina, donde alcanzó fama pintando compadritos y pebetas igual que había pintado chulos en Madrid.
En 1911 llegó a Buenos Aires con la intención de permanecer cinco o seis meses, pero al cabo de algunos años se radicó definitivamente en dicha ciudad. Se integró en forma total al ambiente teatral porteño. Escribió en colaboración con Carlos Mauricio Pacheco, uno de los autores más significativos del teatro argentino. López Silva dirigió compañías españolas con las que realizó numerosas giras por el interior del país. Falleció en Argentina, pero sus restos se trasladaron a Madrid por iniciativa del Ayuntamiento de la capital.
  
 Obras: 

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