L'alegria que passa (Argumento)

L'alegria que passa

L'alegria que passa, Cuadro lírico en un acto se estrenó en el Teatre Intim de Adrià Gual de Barcelona el 8 de Enero de 1899 y en el Teatro Eslava de Madrid, el día 19 de Enero de 1906. Su libretista, Santiago Rusiñol. Música de Enric Morera.

La escena según las anotaciones de Rusiñol, se desarrolla un pueblo, indiferente, vulgar, durante una tarde de principios de otoño. 

Acto I

Se abre la obra con una escena en la que unos boteros contraponen su tonada "Mis ojos se conmovieron" al canto del Ave María lejano de la iglesia. Joanet, el hijo del alcalde, y Tòfol hablan acerca de la soltería y del tedio del estado de los casados, con referencias a su laboriosa clase trabajadora que depende, en palabra de Tòfol de los solteros. Acaba el rosario, y Agneta -la novia de Joanet- sale de la iglesia. Sigue la escena de los herreros, en la que el alcalde y un viejo señalan la inutilidad de leer. Súbitamente llega el carro de los titiriteros y la gente del circo, con el forzudo Cop-de-puny, la bailarina Zaira y el Clown. Su aparición despierta el pueblo adormecido. Joanet queda prendado de Zaira, y de las ansias de libertad que desprenden los corcenses; ambos flirtean. Cop-de-puny rompe su diálogo; Joanet se le enfrenta para proteger a Zaira. La escena se interrumpe cuando comienza la actuación del circo ambulante, anunciada por el Clown. Cop-de-puny hace gala de su fortaleza, ante la admiración de los lugareños. Zaira inicia una canción melancólica en la que relata la tristeza de la visa bohemia, nadie aplaude porque no han comprendido el significado. Los artistas pasan el plato para pedir dinero, algunos se apartan; cuando Zaira pasa delante de Joanet se ruboriza, y Joanet que no sabe cómo reaccionar le da una peseta. Ella no la acepta, ante la sorpresa del alcalde por la generosidad de su hijo. Cop-de-puny atiza a Zaira, Joanet la protege y se inicia una riña en la que los pueblerinos chillan contra los gimnastas del circo. El alcalde los echa del lugar. El carro del circo desaparece, mientras el Clown, condena al pueblo a la "prosa eterna, a la tristeza perdurable". El lugar vuelve a quedar sumido en el tedio, mientras Joanet se pregunta por la alegría pasajera de ese instante vivido con Zaira. El coro de herreros canta de nuevo a la modorra y al tedio.

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