Los descamisados (Argumento)

Los descamisados
Los descamisados, Sainete lírico en un acto se estrenó en el Teatro Apolo de Madrid, el día 31 de Octubre de 1893. Sus libretistas, Carlos Arniches y José López Silva. Música de Federico Chueca.

Acto I

La acción tiene lugar en el taller de carpintería de Don Sandalio, carpintero de ideología socialista que ha presentado su candidatura a concejal del Ayuntamiento de Madrid. Sandalio envía a sus trabajadores a votar, y les pide el voto bajo amenaza de despido.. Sandalio explica a Eulogia, su mujer, que se ha presentado a concejal por el partido obrero; pero Eulogia no está nada animada, pues cree que su marido dedicará menos tiempo a su familia y malgastará su poco dinero a la caza de votos. Aparece Silvina, su hija, que es pretendida por Floro, bilbaíno sin dinero a quien Sandalio acepta porque ha creado un periódico, La Lata de Petróleo, para promocionar su candidatura, aunque Eulogia no lo quiere por no tener recursos económicos. Se oye vocear en el exterior La Lata, y entra Florito con un paquete del número 1 del periódico. Sandalio se muestra convencido de salir elegido, al contar con los apoyos del periódico, de tres personas del comité del partido y de un protector, el señor Guarrete, a quien no conoce porque vive en Barcelona, pero que se ha comprometido a apoyar su candidatura. Al quedar solos Floro y Silvina comentan el acierto de haber animado a Sandalio a meterse en política, pues así el padre acepta a Floro como yerno; al tiempo Floro dice que está cansando de fingir que es bilbaíno, cuando ha nacido en la madrileña glorieta de Bilbao, pero lo ha dicho para ser más simpático a Sandalio por ser el área vasca "un país obrero". Entran los tres miembros del comité del partido, el Pelao, el Colorao y el Chaval, tres pillos que aprovechan su puesto para engañar a Sandalio, sacándole dinero con la excusa de hacérselo llegar al inexistente Guarrete, capaz de manipular los votos; Sandalio convencido de la victoria, proyecta reformas descabelladas. Con la escena vacía, aparece Pérez, un pobre hombre raro y sucio, participante habitual en los meetings obreros, dispuesto a vender su voto a Sandalio para poder comer, y se encuentra con Eulogia, que al oír las palabras de Pérez cree que es Guarrete, cuya llegada espera su marido. Pérez, hambriento, decide fingir que es el político procedente de Barcelona. Sandalio, emocionado, invita a comer a Guarrete y le cuenta su ideario político; Pérez le pide que mantenga el secreto de su presencia, pues está siendo buscado por la policía, pero Sandalio se decide a contárselo a los miembros del comité, los cuales llegan pensando cómo van a decir a Sandalio que no va a tener votos. Sandalio recibe el comité, cierra la puerta y les dice que va a traer a Guarrete; los tres pillos temen por su integridad al pensar que va a traer una estaca; al llegar, Guarrete se da cuenta de todo y aprovecha para hacerse con la situación, enviando a los tres socialistas a las mesas electorales. Aparece Floro, que era conocido de Pérez, y ambos se confiesan dispuestos a aprovecharse de la situación. Eulogia, a solas con Guarrete, le pide de rodillas que haga que su marido pierda las elecciones, a lo que éste accede, criticando ambos la política; Guarrete dice que se ganaba la vida como músico y representante de compañías teatrales, habiendo compuesto varios schottis y mazurkas, y como profesor de baile le pide a Eulogia que le de alguna lección; ambos son sorprendidos en pleno baile por Silvina y Floro, abandonando la escena. Sandalio llega desolado, pues al concluir el recuento electoral donde solo ha obtenido dos votos, ha tirado la urna y golpeado a un vocal, siendo objeto de burlas. Guarrete se dispone a marcharse. Llegan los vecinos, a felicitar a Sandalio, pues creen que ha sido elegido concejal. Sandalio agradece el homenaje de sus vecinos pero se declara derrotado. Eulogia da las gracias a Guarrete por haber conseguido la derrota de su marido. Sandalio intenta pegarle, y él confiesa que es Pérez, un infeliz hambriento, al tiempo que dice que Floro tampoco es bilbaíno, ni periodista. Sandalio jura haber aprendido la lección y no querer saber nada más de política.

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