Los gavilanes (Cantables)



LOS GAVILANES



Zarzuela en tres actos y cinco cuadros en prosa.

Libreto: José Ramos Martín.

Música: Jacinto Guerrero.

Estrenada el 7 de diciembre de 1923 en el Teatro de la Zarzuela de Madrid.


ARGUMENTO


La obra se inicia en una playa desierta, está amaneciendo y a lo lejos se oyen los cantos de los pescadores. Aparece Juan, vestido al modo de los indianos, que contempla la escena con emoción y dirige la mirada hacia su aldea, que se divisa a lo lejos. Al ver a los pescadores que se disponen a saltar a la barca se les acerca y se da a conocer, ante tal aparición salen de sus casas todos los pescadores y se organiza un gran jolgorio en torno al recién llegado.
Juan ha regresado a su aldea y es noticia del año. Los parientes más cercanos, su hermano Camilo y su cuñada Renata, son los primeros beneficiados por la llegada del rico repatriado, que hacen cómica ostentación de las riquezas de su hermano, se ven en posesión de una rica hacienda y se dan humos ante sus convecinos que los miran entre estupefactos y burlones.
Aparece entonces Clariván, el alcalde, que al saber la noticia ha abandonado al instante los quehaceres para acercarse a la casa y ver de sacar provecho de las riquezas del recién llegado en beneficio del municipio y, en última instancia, propio. Todos vuelven a sus tareas, pero Clariván, escudándose en su amistad con Juan, no quiere marcharse sin saludarle. El Jefe de los gendarmes Triquet también se ha acercado a la casa para hacer valer su vieja amistad con Juan y se estableciéndose una cómica rivalidad entre el alcalde y el jefe de la gendarmería local para ver quién de los dos es más amigo del indiano.
Triquet hace alarde de poder ante el alcalde amenazándole con ofrecer a Juan una solemne recepción, a lo que éste contesta con un ofrecimiento semejante, hará poner colgaduras a todos los vecinos del pueblo, y si las gentes no responden a su llamada hará colgar a todos los concejales, lo que a buen seguro haría las delicias de los aldeanos. Las dos hijas de Camilo, que pretendían salir a pasear, son entonces reprendidas por su madre, que viéndose ya rica no puede permitir que sus hijas tengan amoríos con cualquier mozo del pueblo.
Acto seguido llega una multitud aclamando a Juan, que sale a saludar a sus conciudadanos, manifestando emocionado que el dinero nada vale al lado de un recibimiento tan gentil.
Clariván y Triquet rivalizan entonces ante el recién llegado para presentarse como su mejor amigo de toda la vida, a lo que Juan, aturdido, responde confundiéndolos con otros amigos y provoca hilaridad entre los concurrentes. Todos se van a la taberna a celebrar la llegada de Juan menos el alcalde, el jefe de gendarmes y el homenajeado, que los invita a beber en casa de su hermano.
En medio de la tertulia, sale a colación el motivo de su marcha hacia el Perú en busca de fortuna y los amores con Adriana, una bella lugareña a quien su madre no dejaba casar con cualquiera. Para hacerse con una fortuna, regresar y poder así aspirar a los amores de Adriana, Juan partió para las Américas, aunque pronto se enteró de la boda de su amada con un rico que a poco falleció dejándola en la miseria.
Los parientes de Juan no ven con buenos ojos que éste piense en casarse por miedo a perder su ascendiente sobre el indiano y, por otro lado, a Juan le da mucho que pensar una copla que ha oído cantar, que refiere la dificultad que tiene el oro para comprar de verdad el amor.
Mientras reflexiona en ello se oye de nuevo la copla seguida de una canción de Adriana. Al oír la voz de su antiguo amor, Juan se acerca a su casa y se establece entonces un dúo amoroso lleno de recuerdos y temores que acaba venciendo el antiguo amor. Aparece entonces Rosaura y en ella descubre Juan a la joven que encontró nada más llegar al pueblo. Se despide de Adriana y furtivamente la sigue, pudiendo descubrir cómo retoza con Gustavo, un joven lugareño.
En la plaza de la aldea, a derecha e izquierda de la casa de Adriana, dos arcos formados de flores en las desembocaduras de las callejas. En uno se lee: “A Juan, los aldeanos y especialmente el alcalde” y en el otro: “A Juanito, los gendarmes, y más especialmente Triquet”, aparece una fanfarria patrocinada por el alcalde, que pretende de este modo ganarse los favores de Juan, pero se ve interrumpido por la llegada de la banda de los gendarmes encabezada por Triquet que intenta lo mismo que el alcalde. La rivalidad entre ambos es suavizada por la aparición de Adriana, que invita a los presentes a homenajear con amistad al recién llegado. Una vez finalizada la canción, cada uno de los hombres notables de la aldea despide a los comparsas respectivos, rogándoles que no tarden para la fiesta que se celebrará en honor de Juan y entre rivalidades constantes el alcalde va apuntando algunas de las ideas que florecerán en el discurso que tiene preparado para el descubrimiento de una lápida en honor del indiano.
En medio del entusiasmo de los dos contendientes, Clariván descubre a Adriana el verdadero motivo de la marcha de Juan hacia el Perú, el amor que sentía hacia ella y la imposibilidad de casarse por falta de fortuna. Adriana queda anonadada y deja correr la imaginación, pero sus fantasías se ven interrumpidas por su madre Leontina, quien años antes le impidiera los amores con Juan, que tiene otros planes para su hija y sobre todo para la nieta, casar a Rosaura con Juan y así remodelar su desastrosa economía familiar. Rosaura aparece entonces y su madre da muestras de unos crueles celos al descubrir que su hija está de mejor ver que ella.
No contenta con todo lo insinuado, Adriana recomienda a Gustavo, el joven enamorado de Rosaura, que vaya a los zarzales a cortar una rosa para Rosaura y se la ofrezca en prueba de su amor, cosa que el joven hace enseguida. A su vuelta, Gustavo entona la canta una bella romanza, lo que acaba de convencer a Rosaura y a las demás muchachas de las intenciones del joven hacia ella. Las jóvenes se marchan y ya solos, Gustavo se declara a Rosaura y la muchacha muestra sus sentimientos hacia el galán con tanta vehemencia que el alcalde, que pasa entonces por allí, tiene que llamar la atención a los dos enamorados.
Aparecen ahora Leontina y Juan ya puestos de acuerdo para conseguir el amor de Rosaura por los medios que sean necesarios y sin el consentimiento de la madre. Se solos, el alcalde y Juan manifestándose sus respectivos sentimientos amorosos pasados, a la llegada del inevitable Triquet, Juan deja entrever sus intenciones de casarse con Rosaura, acción que es desaprobada por el alcalde y el jefe de gendarmes a causa de la diferencia de edad que media entre ambos, pero Juan manifiesta que está decidido a llevar a cabo sus propósitos por el medio que sea, lo que enfurece a los dos prohombres de la aldea hasta tal punto que en el momento de iniciarse la fiesta en su honor las cosas van por otros senderos de los previstos en principio, el discurso tan bien bordado por el alcalde acaba siendo interrumpido de manera desaforada y finalmente aparece Gustavo decidido a denunciar los manejos de Leontina y Juan, ante el estupor de todos y la firme postura del indiano.
Días después en una sala en casa de Adriana, se esta apunto de celebrar la boda de Rosaura y Juan, es de noche Juan, Leontina y Rosaura, sentados alrededor de la mesa, Nita y Emma sirven vino a hombres y a mujeres, Renata y Camilo están sentados en sendas sillas ante la chimenea, tristes y cariacontecidos. Rosaura da muestras de gran abatimiento.
Llegan las gentes del lugar trayendo regalos y presentes a la novia. Renata y Camilo manifiestan su profundo desagrado por la boda de su hermano y la consiguiente pérdida de la posible herencia. Rosaura, entristecida por la situación, se aleja de la estancia. Juan pregunta entonces a Leontina sobre los verdaderos sentimientos de la joven y ella le contesta que, con el tiempo, le acabará queriendo. Asimismo, le confiesa que todo está atado, que Adriana no explicará a su hija los antiguos amores con Juan, y Gustavo ha decidido marcharse de la aldea.
Clariván y Triquet se despiden de Juan manifestándole que no piensan asistir a la boda por la infamia que supone casarse con una muchacha que no le quiere y que sólo le acepta por su dinero, tal como le sucedió a él en su juventud. Le recuerdan a Juan que, a causa de su situación, ya no le llaman “el Indiano”, sino “el Gavilán”, por lo que Juan, indignado, se aleja de la casa.
Todos se despiden con el firme propósito de no ir a la boda, aunque eso sí, no faltarán al convite. A solas Adriana y Rosaura, la madre ruega a su hija que no dude en hacerle feliz aun a pesar de que no lo merece, oyéndose la voz de Gustavo entonando una copla alusiva, al amor y al dinero.
Gustavo se acerca a la ventana de Rosaura para despedirse, pero no puede impedir que sus sentimientos florezcan y se establece un dramático dúo amoroso en el que cada uno de los enamorados muestra su desencanto ante la idea de tener que separarse. Gustavo propone a Rosaura la huída y le recuerda a Adriana que ella se vio en semejantes circunstancias, Adriana titubea ante el recuerdo y permite que Gustavo se lleve a Rosaura, pero cuando está a punto de llevar a cabo su decisión llega Juan rogándole que se la lleve, pero no a escondidas, que parecería un delito, sino a plena luz del día.


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Personajes:

Adriana: Antigua novia de Juan y madre de Rosaura.
 
Rosaura: Novia de Gustavo pretendida por Juan.

Juan: Indiano que regresa a su hogar.

Gustavo: Novio de Rosaura.


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Números musicales:

Coro general “Pescador, de tu playa te alejas” y salida de Juan “Mi aldea”: (Pescadores, Juan)
Tenor y coro “Palomita, palomita”: (Coro, Gustavo)
Fox-trot de las lloronas “No hay por qué gemir”: (Rosaura, Nita, Emma, Clariván, Triquet)
Tango milonga “El dinero que atesoro”: (Aldeanos, Clariván, Triquet, Juan)
Final del acto I “Soy mozo y enamorado” y dúo de Adriana y Juan “Otra vez vuelvo a mirarte”: (Gustavo, Juan, Adriana)
Escena “Tocad tamborileros” y marcha “Amigos siempre amigos”: (Clariván, Aldeanos, Triquet, Adriana)
Escena de la flor “Flor roja”: (Aldeanas, Gustavo)
Romanza de Juan “No importa que al amor mío”: (Juan, Aldeanos)
Final del acto II “Ya los tamborileros tocando están”: (Aldeanos, Gustavo, Adriana, Rosaura, Juan, Clariván Triquet)
Escena y coro “Vivan los novios que enamorados”: (Aldeanos, Rosaura, Juan, Nina, Emma, Pescadores)
Dúo de Adriana y Rosaura “No merece ser feliz”: (Adriana, Rosaura)
Final del acto III “Flor roja como la sangre”.


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ACTO PRIMERO CUADRO SEGUNDO

La acción en una aldea de la Provenza. Año de 1845. La escena muestra una playa con rocas y un monte, en cuya cima está enclavada la aldea. Al fondo el mar. Al iniciarse la obra está amaneciendo.

Coro general “Pescador, de tu playa te alejas” y salida de Juan “Mi aldea”: (Pescadores, Juan)

PESCADORES
(Dentro)
Pescador,
de tu playa te alejas
y el amor en la orilla te dejas.
Sobre el mar
va empujándote el viento
a luchar por ganarte el sustento.
Pescador,
de tu playa te alejas
y el amor en la orilla te dejas.
Sobre el mar
va empujándote el viento
a luchar por ganarte el sustento.
Anda, pescador,
que ya brilla el día;
¡desafía al mar traidor,
barquilla mía!...
Pescador,
de tu playa te alejas
y el amor en la orilla te dejas.
Sobre el mar
va empujándote el viento
a luchar por ganarte el sustento.

Baja Juan el Indiano por las rocas. Representa unos cincuenta años, viste el traje típico de los peruanos ricos. Queda unos instantes contemplando gozoso, radiante de jubilo, el panorama de su aldea.

JUAN
¡Mi aldea!...
¡Cuánto el alma se recrea
al volverte a contemplar!...
¡Mis lares!
después de cruzar los mares,
otra vez vuelvo a mirar!...
Pensando en ti noche y día,
aldea de mis amores,
mi esperanza renacía,
se aliviaban mis dolores.
Pensando en ti, mar serena,
pensando en ti, bello cielo,
era más dulce mi pena
y menor mi desconsuelo.
Siempre en mi aldea pensaba,
siempre ambicioné volver,
y este momento soñaba
de otra vez mi aldea ver.
No importa
que el mozo fuerte vuelva viejo,
si alegre
el corazón salta en mi pecho.
No importa
mi lucha por lograr el oro,
si al cabo
hoy vuelvo rico y poderoso.
No importa
lo que tuve que penar;
lo que importa es que ya vuelvo
para no marchar jamás.
No importa
lo que tuve que penar;
lo que importa es que ya vuelvo
para no marchar jamás.

Cae de hinojos en el suelo. Vuelven a oírse los cantos de los pescadores. A poco salen Marcelo y Jorge, pescadores de la misma edad, aproximadamente, de Juan. Al pronto no se dan cuenta de la presencia de este, recibiéndole con alegría tras la larga ausencia de su aldea. Salen los pescadores y pescadoras.

TODOS
¡Viva! ¡Viva!
¡Viva Juan!...

JUAN
Son compañeros,
son compañeros.
Pensando en ti noche y día,
aldea de mis amores,
mi esperanza renacía,
se aliviaban mis dolores.

TODOS
Pensando en ti, mar serena,
pensando en ti, bello cielo,
era más dulce su pena
y menor su/mi desconsuelo.

JUAN
Siempre en mi aldea pensaba
siempre ambicioné volver
y este momento soñaba
de otra vez mi aldea ver.

CORO
Miradle
ya el mozo fuerte vuelve viejo...

JUAN
Alegre
mi corazón salta en el pecho.

TODOS
Sin duda,
luchaste por lograr el oro.

JUAN
Al cabo,
hoy vuelvo rico y poderoso.
No importa
lo que tuve que penar...

TODOS
Lo que importa es que ya vuelves
para no marchar jamás...


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(Mientras, entre las aclamaciones se escucha la siguiente copla:)

Tenor y coro “Palomita, palomita”: (Coro, Gustavo)

TODOS
La, la, la...

GUSTAVO
Palomita, palomita
cuidado con el pichón;
mira que rondando el nido
está el gavilán ladrón.

TODOS
Palomita, palomita
cuidado con el pichón;
mira que rondando el nido
está el gavilán ladrón.
La, la, la...


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CUADRO SEGUNDO

Alrededor de la aldea, con un panorama de mar. Se ve una casa de aspecto humilde, frente a la cual hay mesas y taburetes. Nita y Emma muestran a algunas aldeanas las joyas que les ha regalado su tío Juan. Aparece Clariván, alcalde del pueblo y Triquet, sargento de gendarmes, quienes se disputan la amistad de Juan. Sale Rosaura, linda aldeana de veinte años, hija cuya familia está llena de deudas y no puede permitirse soñar con un amor.

Fox-trot de las lloronas “No hay por qué gemir”: (Rosaura, Nita, Emma, Clariván, Triquet)

ROSAURA
No hay por qué gemir,
no hay por qué llorar,
libre es la mujer
y al que quiere debe amar.

NITA, EMMA, CLARIVAN y TRIQUET
Si hay por qué gemir,
si hay por qué llorar,
cuando la mujer
al que quiere no ha de amar.

ROSAURA
¡Hay que tener valor
para vencer
los reveses del amor!

NITA, EMMA, CLARIVAN y TRIQUET
¡Pero es mucho mejor
no padecer
tan amargo dolor!

CLARIVAN y TRIQUET
¡Sí, señor!

ROSAURA
Dulce tormento
de amores siento
mas no me importa
sufrir de amor
que mi lamento
lo lleva el viento
hasta el oído de mi amador.
Cómo me adora,
suspira y llora
con mis tristezas y mi dolor,
y me enamora
cuando me implora
que nunca cese mi amante ardor.

TODOS
Dulce tormento
de amores siento
mas no me importa
sufrir de amor
que mi lamento
lo lleva el viento
hasta el oído de mi amador.
Cómo me adora,
suspira y llora
con mis tristezas y mi dolor,
y me enamora
cuando me implora
que nunca cese mi amante ardor.

(Salen los aldeanos, que deseosos de ver a Juan, se dirigen a su casa dispuestos a levantarle)


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Tango milonga “El dinero que atesoro”: (Aldeanos, Clariván, Triquet, Juan)

ALDEANOS
¡Qué salga pronto,
que le esperamos!

CLARIVAN y TRIQUET
¡Sal, que te aguardan
los aldeanos!

ALDEANOS
Tras una ausencia
de tantos años,
ansiamos todos
darle un abrazo.

(Por la puerta de la casa de Juan, que abraza a todos)

JUAN
¡Aquí estoy ya,
con los brazos abiertos
para a todos abrazar!
Es la mayor satisfacción,
es la mayor felicidad
tan dulces pruebas recibir
de la amistad leal.

ALDEANOS
Es su mayor satisfacción,
es su mayor felicidad
tan dulces pruebas recibir
de la amistad leal.

JUAN
El dinero que atesoro,
todo el oro,
nada vale para mí
comparado este contento
que ahora siento
de verme otra vez aquí.
¡Son mis campos!
¡Es mi monte!
¡Mi horizonte!
¡Mi tranquilo y bello mar!
La alegría me alboroza,
que mi choza
otra vez vuelvo a habitar.
El dinero que atesoro,
todo el oro,
nada vale para mí
comparado a este contento
que ahora siento
de verme otra vez aquí.
¡Oh, nación del oro,
me diste un tesoro
que con mi trabajo, supe conquistar!
Grande es mi riqueza;
pero en mi cabeza
los hilos de plata hoy veo brillar.

ALDEANOS
¡Oh, nación del oro,
le diste un tesoro
que, con su trabajo, supo conquistar!

JUAN
Grande es mi contento
y el placer este que siento
de volveros a abrazar.
Hacer bien quiere el Indiano
y hoy ufano
cifra toda su ilusión
en miraros animosos
y dichosos
al brindaros protección.
Ser amado yo lo espero
mi dinero
es sublime talismán.
Los placeres seductores,
los amores,
mis riquezas me darán.
El dinero que atesoro,
todo el oro,
nada vale para mí
comparado a este contento
que ahora siento
de verme otra vez aquí.

ALDEANOS
¡Oh, nación del oro,
me diste un tesoro
que con mi trabajo, supe conquistar!
Grande es mi riqueza;
pero en su cabeza
los hilos de plata hoy veo brillar.

JUAN
¡Oh, nación del oro,
me diste un tesoro
que con mi trabajo, supe conquistar!
Grande es el contento;
y el placer este que siento
de volveros a abrazar.


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Ya solos Juan confiesa que marchó a hacer fortuna a tierras lejanas para complacer a Adriana, a quien siempre quiso aunque nunca lo declaró. Adriana, madre de Rosaura, en su ausencia fue casada con un marido que le doblaba la edad, y del que ella no era gustosa. Se escucha la voz de Gustavo cantando dentro.

Final del acto I “Soy mozo y enamorado” y dúo de Adriana y Juan “Otra vez vuelvo a mirarte”: (Gustavo, Juan, Adriana)


GUSTAVO
Soy mozo y enamorado
nadie hay más rico que yo.
¡No se compra con dinero
la juventud y el amor!

JUAN
¡Qué verdad dice la copla
que va entonando ese mozo;
la juventud y el cariño
no se compran con el oro...
¡Quién fuera el mozo que años atrás,
a su zagala
venía a hablar!

ADRIANA
(Dentro)
Pescador,
de tu playa te alejas
y el amor
en la orilla te dejas:
sobre el mar
va empujándote el viento
a luchar
por ganarte el sustento.
La, la, la...

No bien oye Juan el canto de Adriana, se dirige presuroso hacia el sitio de donde parte la voz, sin creer que ella sea la que canta. Sale Adriana, y al reconocerse se estrechan las manos y cantan con emoción:

JUAN
¡Adriana!...

ADRIANA
¡Juan!...

JUAN
¡Otra vez vuelvo a mirarte!

ADRIANA
¡Otra vez te vuelvo a ver!

JUAN
(¡Cuánto ha cambiado la Adriana que yo dejé!)

ADRIANA
(¡Imposible me parece que sea él!)

JUAN
¡Otra vez nos encontramos!

ADRIANA
¡Nos hallamos otra vez!

JUAN
Al impulso de noble ansiedad
lleno el pecho de loca ambición
mi casa y mi aldea abandoné
y dejé mis lares y mi amor.
La alegría de la juventud
en el pecho siento palpitar
al verme otra vez cerca de ti
al volver mi aldea a contemplar.

ADRIANA
Dulces recuerdos
de nuestra infancia
hoy al mirarte
vuelven a mí.
Horas alegres,
que se alejaron
en este instante vuelvo a vivir.

JUAN
También yo evoco
dulces recuerdos
al contemplarte
cerca de mí.

ADRIANA y JUAN
Horas alegres
que se alejaron.

JUAN
También yo, Adriana
creo vivir.

ADRIANA y JUAN
La alegría de la juventud
en mi pecho siento palpitar
al verme otra vez cerca de ti
al volver mi aldea a contemplar.

Sale Rosaura, hija de Adriana, y es presentada al indiano, Al marcharse se escucha la voz de Gustavo, que evoca a Juan la belleza de Rosaura.

GUSTAVO
Soy mozo y enamorado
nadie hay más rico que yo.
¡No se compra con dinero
la juventud y el amor!

Juan se dirige a la cerca, la entreabre y ve a Rosaura y Gustavo hablando muy entusiasmados. Los dos cantan con gran alegría.


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ACTO SEGUNDO CUADRO TERCERO

Plaza de la aldea. en el centro la casa de Adriana. Todas las edificaciones muestran colgaduras y banderas. Dos arcos de flores desembocan de respectivas calles. en ellos se lee: “A Juan los aldeanos y especialmente el alcalde”, y “A Juanito, los gendarmes, y más especialmente Triquet”.Del Ayuntamiento sale Clariván con cuatro tamborileros, tras ellos el coro de aldeanos.

Escena “Tocad tamborileros” y marcha “Amigos siempre amigos”: (Clariván, Aldeanos, Triquet, Adriana)

CLARIVAN
Tocad, tamborileros,
tocad, tocad...
Venid aldeanos,
venid acá.
Quiero que todo el pueblo
festeje a Juan.
Pronto la hermosa fiesta
comenzará.

ALDEANOS
Quiero que todo el pueblo
festeje a Juan.
Pronto la hermosa fiesta
comenzará.

CLARIVAN
Venid, aldeanos,
venid acá.
Tocad tamborileros,
tocad, tocad...

Aparece Triquet con cuatro gendarmes con trompetas disputándose con los otros la amistad de Juan. Adriana pondrá paz.

TRIQUET
Valientes gendarmes,
de la guarnición,
tocad las trompetas
que lo mando yo.
Tocad, tocad...

TRIQUET y CLARIVAN
Aunque nada se oiga
lo mismo me da.
Afinad...
y empezad

CLARIVAN
Redoblad...

TRIQUET
Soplad...

ADRIANA
Sea el homenaje
de vuestra amistad
como vasallaje de fraternidad.
No sería vano
que lo demostréis,
si como a un hermano los dos
le queréis.

CLARIVAN y TRIQUET
¡Cierto que sí!
Como a un hermano
él me quiere a mí.

ADRIANA
¡Amigos, siempre amigos,
juntos marcharemos
en las luchas de la vida!
¡Amigos, siempre amigos,
olvidaremos la jornada maldecida!
Unidos, siempre unidos,
compartiremos
esperanzas y alegrías
hermanos más que amigos,
demostraremos
que tus penas son las mías.
Amistad, amistad,
¡qué dulce sentimiento el alma goza!
De un amigo verdad
la alegría que siento me alboroza
¡Amistad, amistad
clamen los hombres todos en la tierra!
¡Siempre amigos, gritad,
y acaben ya los odios y las guerras.

TODOS
¡Amigos, siempre amigos,
juntos marcharemos
en las luchas de la vida!
¡Amigos, siempre amigos,
olvidaremos la jornada maldecida!
Unidos, siempre unidos,
compartiremos
esperanzas y alegrías
hermanos más que amigos,
demostraremos
que tus penas son las mías.
Amistad, amistad,
¡Amistad, amistad!


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Leontina, madre de Adriana, alienta a esta para que de la amistad con Juan pueda salir la salvación de la ruina familiar que les atenaza. Aparece su hija Rosaura, quien, una vez más, llama la atención por su belleza y juventud. Gustavo, no puede contener un gesto de complacencia y junto con otras aldeanas que aparecen en escena, canta a Rosaura entregándole una flor.

Escena de la flor “Flor roja”: (Aldeanas, Gustavo)


ALDEANAS
Guarde Dios al galán
que tan florido viene...

GUSTAVO
Guarde Dios, guarde Dios
a tan lindas mujeres.
Al mirar su beldad
siento dulce esperanza.

ALDEANAS
Para ti, ya lo ves,
trae la flor más galana.

(A Gustavo)

Caballero de la rosa,
¿para quién es esa flor
que acabáis de recoger?

GUSTAVO
Esta rosa tan hermosa,
como símbolo de amor,
es para una mujer.

ALDEANAS
Caballero enamorado,
¿para quién es ese amor
que acabáis de confesar?

GUSTAVO
Este amor tan acendrado,
este amor que es mi ideal
es quien me hace soñar.

(Dedicado a la flor todo lo que sigue)

¡Flor roja,
como los labios de mi zagala!
¡Flor bella,
que yo he cortado para mi amada!
¡Un beso
pone mi boca con toda el alma!
¡De amores
esta flor sea la más preciada!
Lleva tú, linda flor,
lleva el beso a mi amor,
y que bese también con pasión.
Nuestros besos unirá
esta flor.
Nunca pude soñar
una gloria mayor
si ella llega a besar
donde yo con apasionado amor.

ALDEANAS
¡Que estás enamorado bien se ve!

GUSTAVO
¡Es ella mi ilusión y ella es mi fe!
¡Flor roja,
como la sangre que hay en mis venas!
¡Mi sangre,
por sus amores con gusto diera!
¡Flor mía,
dile a mi amada que mis pasiones,
de fijo
no se marchitan, como estas flores!
De amores esta flor sea la
más preciada.


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Leontina sale con Juan, a quien propone matrimonio con Rosaura, lo que este acepta de buen grado. Ella queda pendiente de hacer el arreglo. Salen algunos aldeanos a los que Juan da la noticia de su futuro matrimonio. Estos le increpan, pero el indiano manifiesta su voluntad de ser fiel a su amor.

Romanza de Juan “No importa que al amor mío”: (Juan, Aldeanos)

JUAN
¡No importa que al amor mío
se oponga todo el mundo entero;
yo he de lograr lo que ansío,
¡porque la quiero!...
¡¡La quiero!!
Si el amor puede lograrse con dinero
mis riquezas a sus plantas las pondré;
yo la adoro con locura, yo la quiero,
y aunque todos se opusieran la querré.
El cariño que la tengo me domina,
y por todos y por todo he de saltar...
La hermosura de Rosaura me fascina...,
nadie puede mis tormentos consolar.
¡No importa que al amor mío
se oponga todo el mundo entero;
yo he de lograr lo que ansío,
¡Por qué la quiero!...
¡¡La quiero!!

ALDEANOS
A Rosaura no la lograras con dinero:
con el oro no consigues su querer;
convencerte de tu engaño yo lo espero,
que renuncies al amor de esa mujer.

JUAN
Es mi encanto,
es mi ilusión,
es mi alegría,
es la gloria con que puede ambicionar...

ALDEANOS
La hermosura de Rosaura le fascina.

JUAN
Tarde o pronto, su cariño he de lograr.
¡No importa que al amor mío
se oponga todo el mundo entero;
yo he de lograr lo que ansío,
¡Por qué la quiero!...
¡¡La quiero!!


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Aparece el coro de aldeanos, dispuestos a iniciar la fiesta en homenaje a Juan, pero Gustavo irrumpe dispuesto a acusar a Juan de querer comprar el amor de Rosaura. El acto concluye con todos increpando a Juan su actitud.

Final del acto II “Ya los tamborileros tocando están”: (Aldeanos, Gustavo, Adriana, Rosaura, Juan, Clariván Triquet)

ALDEANOS
Ya los tamborileros,
tocando están...
todos los aldeanos,
venid acá...
Justo es que todo el pueblo
festeje a Juan...
Pronto la hermosa fiesta
comenzará...

GUSTAVO
El baile debe terminar.
¡No más festejos en honor
de aquél que vino a comprar
el amor, y al no poderlo conquistar,
como un seductor
lo quiere robar!

TODOS
¿Qué está diciendo?

GUSTAVO
Lo afirmo yo.
¡Aquí está Rosaura!..
¡Róbeme su amor!...

ADRIANA
¡Era verdad!...

JUAN
A tus locas amenazas
yo no quiero contestar.

ALDEANOS
¿Qué pasará?
¿Quién pensará que a Rosaura
la había de querer Juan?

ROSAURA
¡No puedo más,
Virgen mía, en este instante
en que lucha por mi amor!...

GUSTAVO
Guarda,indiano, tu riqueza;
guarda, indiano tu tesoro,
que el cariño de Rosaura
no se compra con el oro.
De su amor yo soy el dueño,
lo conquisté,
y al que arrebatarlo quiera
le mataré.

JUAN
No me asustan amenazas,
nada temo a tus rigores
si al final ha de ser mío
el amor de mis amores.
De su amor he de ser dueño,
lo lograré,
y el cariño que atesoro
defenderé.

ALDEANOS, CLARIVAN y TRIQUET
Guarda, indiano, tu riqueza;
guarda, indiano, tu tesoro
que el cariño de Rosaura
no se compra con el oro.
De su amor la fiel esclava
nunca será,
y el cariño que atesora
defenderá.

TODOS
Si importa
que el mozo fuerte vuelva viejo...

JUAN
Alegre
mi corazón salta en el pecho...

TODOS
Fue vana
tu lucha por lograr el oro...

JUAN
Para esto
quise ser rico y poderoso.
No importa,
si al cabo todo he de lograr.

TODOS
El amor que en vano sueñas
no has de conseguir jamás.

JUAN
¡No importa,
si su cariño he de lograr!

TODOS
No esperes
ese cariño conquistar.


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ACTO TERCERO CUADRO CUARTO

Una sala en casa de Adriana. Es de noche. Al levantarse el telón están en escena Juan, Leontina y Rosaura, familiares y aldeanos. Rosaura manifiesta cierto abatimiento.

Escena y coro “Vivan los novios que enamorados”: (Aldeanos, Rosaura, Juan, Nina, Emma, Pescadores)

ALDEANOS
Vivan los novios, que enamorados
sus dulces sueños realizarán!...
¡Viva Rosaura, gentil y bella,
que pronto esposa será de Juan!...

(Se oyen unos golpes en la puerta)

ROSAURA
¿Llamaron?...

JUAN
¿Quién es?

NINA y EMMA
Los pescadores su regalo
vienen a traer.

PESCADORES
Tesoros mil
con que poderte regalar
quisiera yo
hoy a tus plantas arrojar
recibe tu
al ver logrado ya tu amor
la ofrenda fiel
de la amistad del pescador.
Dale ya tu amor,
mujer,
que rendido está
por ti.
Reclamando amor
placer:
qué feliz te hará
lo vi.
Dale ya tu amor,
mujer,
que rendido está
por ti.
Reclamando amor
placer:
qué feliz te hará
lo vi.


_____________



Salen los pescadores. Juan da las gracias a todos y anuncia la boda para el día siguiente a las nueve, en la iglesia. Los familiares se Juan se lamentan porque la boda supone perder la herencia que les correspondería. Pero mayor tristeza es la de Rosaura que marcha llorando con su madre. Leontina le dice a Juan que más grande es el dolor de Adriana, por lo que es mejor que una vez casados abandonen la aldea. Sale Leontina y entran Triquet y Clariván quienes cuentan a Juan que debido a su infamia el día de su boda habrá huelga de invitados, una cosa nunca vista. Le dicen que en el pueblo le llaman “el gavilán”, porque, como estos, se ha dado buena maña en cazar a la paloma. Ya todos fuera de escena entran Rosaura y Adriana quien confiesa a su hija haber hecho todo lo posible para deshacer esa boda ya que está convencida de su falta de amor. Llegados a este punto le pide, con profundo odio, que haga feliz a Juan.

Dúo de Adriana y Rosaura “No merece ser feliz”: (Adriana, Rosaura)

ADRIANA
¡No merece ser feliz
quien de un modo tan traidor
me ha engañado
y ha jugado
con el más rendido amor!

ROSAURA
¡Madre mía!...
¡Qué agonía!

ADRIANA
¡Mi esperanza y mi alegría
hoy se truecan en dolor!

ROSAURA
¡Madre mía!...
¡Qué agonía!

ADRIANA
¡Mi esperanza y mi alegría
hoy se truecan en dolor!
Yo le adoraba
y loca en él pensaba,
que en su cariño
cifraba mi ilusión.
El me ha engañado
como se engaña a un niño
me ha despreciado
con ciega obstinación.
¡Y eres tú quien me roba la dicha
y eres tú quien me roba su amor!

ROSAURA
¡Madre mía, no llores; y escucha!

ADRIANA
¡Para siempre murió mi ilusión!
Yo le esperaba,
su vuelta yo aguardaba,
y al fin un día
cerca de mí le vi.
Vino a mi lado
y loca me creía
que enamorado
volvía junto a mí.
¡Todo fue, por mi mal, dulce sueño,
que el infame jugó con mi amor!

ROSAURA
¡Madre mía, perdón yo te pido!

ADRIANA
Si, hija mía. te doy mi perdón.
Como amante esposa,
has procurar
que tu esposo encuentre
la felicidad.
¡Aunque él no merezca
ser feliz jamás!
Adiós hija mía.

ROSAURA
Madre mía, adiós.

ADRIANA
Adiós, hija mía.

ROSAURA
Madre mía, adiós.
Tu perdón imploro.

ADRIANA
¡Te doy mi perdón.

Hace mutis Adriana apresuradamente por la puerta. Rosaura cae de bruces sobre la mesa, llorando a lágrima viva.


_____________



CUADRO QUINTO

A poco oyese a Gustavo, que canta, tras de la ventana, a la que se acerca Rosaura.

Final del acto III “Nadie puede sorprendernos”: (Gustavo, Rosaura, Pescadores, Juan)

GUSTAVO
Nadie puede sorprendernos;
la calle está solitaria;
sal, Rosaura, al lado mío;
cierra, niña tu ventana.

ROSAURA
Eso nunca... Si vinieran...

GUSTAVO
Nadie viene.

ROSAURA
¡Por favor!...

GUSTAVO
Lo pido por el recuerdo
que tengas de nuestro amor.

(Rosaura se retira de la ventana y sale inmediatamente por la puerta, dejándola abierta)

Rosaura...

ROSAURA
¡Calla!...

GUSTAVO
¡No temas, no,
que a hablarte venga
de mi querer!
¡No!

ROSAURA
¡Calla!..

GUSTAVO
Bien sé
que nada valgo para ti.
Pensé
que tú serías para mí.
Valor
intento en vano demostrar;
tu amor
no podré nunca conquistar

ROSAURA
Yo sé
que poco valgo para ti.
Pensé
que tú serías para mí.
Valor
intento en vano demostrar
mi amor
no podré nunca realizar.

GUSTAVO
Por dinero me la quitan
por dinero, por dinero te perdí,
yo maldigo ese momento
en que necio, en que necio te creí.
Ven, que yo te adoro,
huye, mi tesoro,
que a lejanas tierras
yo te he de llevar.
Yo te haré dichosa,
yo te haré mi esposa;
de nuestro cariño
vamos a gozar.

ROSAURA
(Rendida)
Si, desprecio el oro
porque yo te adoro
y a lejanas tierras
vamos a marchar.
Tú me harás dichosa
yo seré tu amante esposa
y tu amor me ha de salvar.

ROSAURA y GUSTAVO
Sufrir
tus sentimientos yo podré.
Vivir
contigo siempre lograré.
Verás
cómo te adoro con pasión;
serás
el/la dueño/reina de mi corazón.

(Por la puerta sale Adriana. Mientras se escucha el canto de los pescadores.)

PESCADORES
Pescador,
de tu playa te alejas
y el amor
en la orilla te dejas.
Sobre el mar
va empujándote el viento
a luchar
por ganarte el sustento

Gustavo pide a Rosaura que huya con él. Su madre le apoya. Pero en ese momento, aparece Juan que observando la acción reacciona, reconociendo el amor que se profesan y pidiéndoles que lo formalicen con su compromiso a la mañana siguiente.

(No puede continuar hablando. La emoción le domina y cae en el banco. Adriana se acerca a él cariñosamente, y lo mismo hacen Rosaura y Gustavo)

JUAN
¡No importa
que por amor llore este viejo,
si sabe sembrar el bien con su dinero!

TODOS
¡No importa
que por amor llore este viejo,
si sabe sembrar el bien con su dinero!





FIN


Información obtenida en la Página Web http://lazarzuela.webcindario.com/

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