La montería (Cantables)



LA MONTERIA



Zarzuela en dos actos.

Libreto: José Ramos Martín.

Música: Jacinto Guerrero.

Estrenada el 24 de Noviembre de 1922.en el Teatro Circo de Zaragoza.


ARGUMENTO


La obra se inicia, con las trompas de caza de los monteros del Duque de Jenkinsson, que
anuncian la llegada de los cazadores. Pipón, montero al servicio del Duque, invita a todos los que participaron en la montería, sin olvidar a Ana, sirvienta de Jenkinsson, y de la que Pipón está enamorado. A pesar del bullicio y de la alegría de todos, Pipón esta preocupado por la prolongada ausencia de su hermana Marta, quien aparece mediada la fiesta.
Ana se acerca a Marta, y la dice que la ha visto hablar con Sir Edmundo, el hijo del Duque de Jenkinsson, Marta, temerosa de los reproches de su hermano si llega a enterarse, la suplica que no se lo diga a nadie. Ana cuando va a entrar en la casa es detenida por Pipón, que la manifiesta una vez más su amor.
Poco a poco se han ido marchando todos los invitados, quedando Pipón, Ana y Marta, esta se encuentra muy pensativa en un rincón. Aparece de improviso Sir Edmundo, que se ríe de la escena amorosa de Ana y Pipón, pero Sir Edmundo, con animo de quedarse a solas con Marta, instiga al montero para que la persiga.
Sir Edmundo corteja a Marta, que no está muy convencida de las palabras de amor, pero Sir Edmundo insiste con promesas de amor que son escuchadas por algunas damas que entran riéndose de la debilidad de Edmundo. Marta avergonzada se retira, y Sir Edmundo intenta justificar su actitud, pero las damas le recuerdan su compromiso matrimonial con su prima Ketty, matrimonio que deberá celebrarse muy pronto, según deseo del Duque, que llega en ese momento con Ketty, y reservadamente afea a su hijo la  conducta, recordándole que de ningún modo accederá a su matrimonio con otra mujer que no sea Ketty. Sir Edmundo asegura a su padre no volver a perseguir a Marta, pero este no deja de pensar en Marta.
Pipón se ha enterado de que Marta es cortejada por un noble, aunque ignora su identidad. Pero por la conversación que han tenido el Duque y su hijo, se acaba de enterar que es Sir Edmundo quien corteja a su hermana, por lo que prepara su venganza.
Va ha celebrarse una fiesta que preside, en calidad de Reina de la Justicia, una de las mozas de la aldea. Su misión es escuchar las peticiones de los enamorados y dar solución a sus problemas. Este año es elegida Reina de la Justicia, Ana, y Pipón ve con satisfacción que su venganza podrá realizarse el mismo día de la fiesta.
La celebración esta apunto de empezar, Sir Edmundo llega con un grupo de amigos y Pipón se le acerca y le confiesa que ya no ama a Ana porque se ha enamorado de otra mujer, a la que a escrito una carta que le gustaría conociese Sir Edmundo. Este accede a leerla, pensando que le va ha divertir, pero su asombro es grande cuando se entera que la misiva va dirigida a Ketty, su prometida. El noble se enoja y dice al criado que ha cometido una audacia inadmisible, pero el Pipón le contesta diciéndole que igual puede enamorarse un villano de su ama, como un noble de una villana.
Pipón no ceja en sus intentos de que Ketty, vea por sus propios ojos los galanteos que Sir Edmundo dirige a  Marta. Ketty entiende que Sir Edmundo está enamorado de Marta y de que es correspondido por la joven.
Durante la fiesta, cuando Pipón, pide gracia a la Reina de la Justicia, y ante la sorpresa de todos, pide besar a Ketty, La indignación es general, pero Ketty se pone en pie y pide a la Reina que implore al Duque, para que consienta en el matrimonio de Sir Edmundo y Marta.
El Duque de Jenkinsson se da cuenta del amor que su hijo y Marta se profesan y accede
complacido al mismo.


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Personajes:

Marta: Hermana de Pipón pretendida por Edmundo.

Ana: Sirvienta del duque de Jenkisson prometida de Pipón.

Edmundo: Hijo del duque, enamorado de Marta.

Pipón: Montero del duque.


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Números musicales:

Escena con coro de aldeanos “Hermosa aldeana”: Aldeanas, Aldeanos, Marta, Pipón)
Cuarteto “¡Bravo! ¡Bien! Así me gusta….Si en el pecho sentís un dulce fuego encantador”: (Edmundo, Pipón, Ana, Marta)
Fox-trot “La murmuración es el pecado más corriente en la mujer”: (Edmundo, Ellas)
Marcha de los monteros “Escucha, bella niña, por favor”: (Monteros, Marta)
Dúo de Marta y Edmundo “No importunéis a la bella…Ya la ilusión con qué soñé”: (Edmundo, Marta)
Dúo de Ana y Pipón “Hurra por nuestra Reina”: (Ana, Pipón)
Escena “Alegre día” y tango milonga “¡Hay que ver mi abuelita la pobre que cosas usaba!....Hay que ver, hay que ver la ropa que hace un siglo llevaba la mujer”: (Aldeanas, Aldeanos, Ana)
Dúo cómico de Ana y Pipón “No corras así, escucha mi amor….Entre los rojos claveles de mis labios”: (Pipón, Ana)
Coro “En el alegre baile de los colores….Linda aldeana ramo de flores….Como alegre mariposa”: (Aldeanas, Aldeanos, Pipón, Ana)
Serenata “Esta es la ventana…Por mi mal una tarde abrileña….Es la noche callada la protectora de los amantes”: (Edmundo, Monteros, Marta)
Final “¡Hurra por nuestra Reina!”: (Aldeanas y Aldeanos)


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ACTO PRIMERO

CUADRO PRIMERO

Una aldea de Inglaterra, hacia 1922. La escena muestra la fachada principal del castillo del duque de Jetkinsson, antigua morada de señores feudales y actual finca de recreo de su dueño. Se escucha el sonido de trompas de caza. Sale Pipón, guardián del castillo y responde a la llamada con su trompa. Entra Ana seguida por un grupo de aldeanos. Pipón anuncia que pronto regresará el duque y sus invitados de la montería, y pregunta por Marta, su hermana, a quien no ve y que aparece poco después. Mientras se canta, Pipón ofrece vino a los aldeanos.

Escena con coro de aldeanos “Hermosa aldeana”: Aldeanas, Aldeanos, Marta, Pipón)

ALDEANAS
Hermosa aldeana,
luz de la mañana,
bien vengas aquí...

ALDEANOS
Salud, compañera
de cara hechicera,
ven cerca de mí.

MARTA
¡Salud a todos los aldeanos,
salud a todas mis compañeras!

CORO
¡Bebe, que es día de regocijo;
bebe, que el duque paga la fiesta!

MARTA
Al duque le he visto allá,
es un osado cazador
de los que marchan con él
ha encendido mi rubor,
pues, queriéndose burlar,
dice que, por mi candor,
él, ¡pobre infeliz!,
se muere de amor.

TODOS
Al duque le he visto allá,
es un osado cazador
de los que marchan con él
ha encendido mi rubor,
pues, queriéndose burlar,
dice que, por mi candor,
él, ¡pobre infeliz!,
se muere de amor.

MARTA
No sabe el pobrecillo
de quién se ha ido a burlar.

CORO
Ja, ja, ja, ja.
No sabe el pobrecillo
de quién se ha ido a burlar.

PIPON
Toma y bebe...

MARTA
Trae acá.
A Marta la aldeana
no es fácil de engañar.

Si loco de pasión
me dice un hombre que mi amor ansía,
no me hago la ilusión
de que no ha de olvidarme al otro día.
Es tonta la mujer
que ignora que en amor todo es falsía,
que en esto del querer
ya nadie, por fortuna, se confía.

(Imitando la amorosa súplica de un galán)

Dueño mío,
mi albedrío,
por ti muero de ansiedad;
oye a quien loco suspira
por tu beldad,
por tu beldad…

CORO
Dueño mío,
mi albedrío,
por ti muero de ansiedad;
oye a quien loco suspira
por tu beldad...

MARTA
¡Ah!
¡Mentira, todo mentira!...
¡No es verdad!...

CORO
¡Ah!
¡Mentira, todo mentira!...
¡No es verdad!...

MARTA
No creo en el amor,
ni en sus promesas dulces yo confío;
el cariñoso ardor
suele morir a manos del hastío.
De amores me burlé
y de sus juramentos yo me río,
y así no lloraré
el triste desengaño del desvío.
Dueño mío,
mi albedrío,
por ti muero de ansiedad;
oye a quien loco suspira
por tu beldad,
por tu beldad...
¡Ah!
¡Mentira, todo mentira!...
¡No es verdad!...
¡Ah!
¡Mentira, todo mentira!...
¡No es verdad!
¡No es verdad!


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Salen de escena los aldeanos, entonces Marta confiesa a su amiga Ana que el cazador que la persigue es el hijo del duque, pero también Pipón está enamoradísimo de Ana. Poco después, mientras Pipón la requiere de amores aparece Edmundo, el hijo del duque.

Cuarteto “¡Bravo! ¡Bien! Así me gusta….Si en el pecho sentís un dulce fuego encantador”: (Edmundo, Pipón, Ana, Marta)


EDMUNDO
¡Bravo, bien!... ¡Así me gusta!
¡No os separéis, vive Dios!...

PIPON
¡Sir Edmundo!

ANA
¡Caballero!...

EDMUNDO
Seguid hablando de amor.

ANA
Os engañáis...

EDMUNDO
No me engaño,
¿verdad, amigo que no?
¡Si es vuestro amor imposible,
yo soy vuestro protector!

MARTA
¡Es él!

EDMUNDO
¡Es ella!

MARTA
¡Oh, que arrogante doncel!

EDMUNDO
¡Oh, que divina doncella!
Venid a mi lado,
venid sin temor,
que soy, desde ahora,
vuestro protector...

ANA y PIPON
¡Nuestro protector!

MARTA
¡Es su protector!...

EDMUNDO
Si en el pecho sentís
un dulce fuego encantador,
si tan sólo vivís
guiados por su mágico fulgor,
es por Amor
por quien sufrís!...
¡Oh, que dulce tormento el que sentís!...
¡No lo hay mejor!
Amor...

MARTA
Amor...

MARTA y PIPON
Amor...

EDMUNDO
En las alas de un suspiro
vuela loco mi deseo:
lanzo al aire yo mis quejas
si no la veo.
En las sombras de mi vida
me guían los ojos de ella.
que, en la noche de mis duelos,
ella es mi estrella.

MARTA
¡Bien se ve, señor
que sufrís de amor!

EDMUNDO
Ya he logrado, bella niña,
la dulce gloria que anhelo:
que el fulgor de tus miradas
es ya mi cielo.

TODOS
Si en el pecho sentís
un dulce fuego encantador,
si tan sólo vivís
guiados por su mágico fulgor,
es por Amor
por quien sufrís!...
¡Oh, que dulce tormento el que sentís!...
¡No lo hay mejor!
Amor,
amor
amor...


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Edmundo que consigue quedarse a solas con Marta la galantea, pero en pleno idilio es sorprendido por la marquesa, la condesa y la vizcondesa, quienes hacen huir a la aldeana con sus carcajadas. También se burlan de Edmundo, y le dicen que procure que no se entere su prima Ketty, con quien el joven va a casarse pronto, pues si lo supiera se desharía la boda. Edmundo las asegura que todo se reducía a un galanteo sin importancia, y les ruega cese la murmuración.

Fox-trot “La murmuración es el pecado más corriente en la mujer”: (Edmundo, Ellas)

EDMUNDO
La murmuración
es el pecado más corriente en la mujer.

ELLAS
No tienes razón,
y así, a ninguna nos habrás de convencer.
No vale insistir,
puesto que nada nos habrás de demostrar.

EDMUNDO
Yo no sé mentir,
y lo que digo, si queréis, puedo jurar.
¡Oh baronesa gentil!
¡Oh vizcondesa ideal,
bella marquesa,
linda condesa,
os juro a todas, que os engañáis!
Mi corazón sólo habré de entregar
a una mujer que sea de mi igual.
Flor de salón mi amante habrá de ser,
con frenesí mi fe la juraré.
¡Ven aquí,
mírame,
no te alejes de mí,
quiéreme!
Ven a calmar el ardor
del que muere por tu amor.

ELLAS
¡Oh cazador, cazador,
que vas en pos del amor,
ten gran cuidado,
porque cazado
sin duda alguna es el cazador!

EDMUNDO
Niña gentil, encanto de mi amor,
ven a bailar, que ya comienza el fox.
Seré feliz mientras bailando esté.
Juntos los dos, su cuerpo estrecharé.
¡Ven aquí,
mírame,
no te alejes de mí,
quiéreme!
Ven a calmar el ardor
del que muere por tu amor.

ELLAS
¡Ven aquí,
mírame,
no te alejes de mí,
quiéreme!

EDMUNDO
Ven a calmar el ardor
del que muere por tu amor.


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Vuelven de la montería el duque, su sobrina Ketty y los invitados. Al quedarse a solas el duque con su hijo le amonesta severamente por su desvío hacia su prometida. El joven tranquiliza a su padre, pero en una conversación con sus amigos les confiesa que sólo se casará con su prima porque su padre le desheredaría si no lo hiciera. Afirma que trata de conseguir los favores de Marta, que la empresa es difícil ya que ella es honrada y su hermano Pipón la vigila sin descanso. Pero Edmundo que no desiste y envía a Marta una carta por sus monteros.

Marcha de los monteros “Escucha, bella niña, por favor”: (Monteros, Marta)

MONTEROS
Escucha, bella niña, por favor;
no desoigas mis ruegos, ven aquí,
que soy un mensajero del amor,
para ti...

MARTA
¿Para mí?...

MONTEROS
Para ti.
No pongas ese gesto de desdén;
no vuelvas ese rostro encantador,
fascinadora niña; escucha bien
del amor, seductor, el clamor.

MARTA
Osados mensajeros
heraldos del Amor,
las ardorosas frases
no quiero escuchar yo.
Qué es el Amor
niño traidor,
que a su dolor
y a su placer,
al hombre le hace engañador
y vuelve loca a la mujer.
No hay que fiar
ni confiar
en lo que pueda dar de sí
un niño que aprendió a volar
y ciego vuela por ahí.

MONTEROS
Así a los cuatro vientos
debemos de proclamar,
que a Marta la aldeana
no es fácil conquistar.
Escucha, bella niña, por favor;
no desoigas mis ruegos, ven aquí,
que soy un mensajero del amor,
para ti...

MARTA
¿Para mí?...

MONTEROS
Para ti.


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Sale Edmundo y canta con Marta un apasionado dúo que acaba por enamorarla.

Dúo de Marta y Edmundo “No importunéis a la bella…Ya la ilusión con qué soñé”: (Edmundo, Marta)

EDMUNDO
No importunéis a la bella,
dejadme con ella aquí.
A ver si como a vosotros
me responde a mí.

¿Por qué con loco desvío
el cariño mío desprecias así?
¿No sabes estrella mía,
que eres mi alegría
que muero por ti?
¿Qué eres tu mi ilusión
y te adoro con ciega pasión
mi corazón...

MARTA
Callad señor caballero
vuestro amor yo no lo quiero.

EDMUNDO
Escucha por caridad
que las dulces esperanzas
serán bella realidad.

MARTA
Temor me inspira
vuestro amor.

EDMUNDO
Cantor por ti
soy del amor.

Ya la ilusión con que soñé
será dulce realidad:
en tus ojos quiero yo
ver la eterna felicidad;
el amor tuyo ha de ser
mi fantástico ideal.
Ven, que tu amor es mi ilusión,
y con el quiero soñar,
por tu amor quiero vivir;
ven que mi vida tu serás.
En el fuego de tu amor
yo me quiero abrasar.

MARTA
Voy a ti, mírame
no me engañes así quiéreme
voy a calmar el ardor
del que sufre por mi amor.

EDMUNDO
¡Al fin sin recelos
habló el corazón
y al cariño mío
responde tu amor!
¡Amor!

MARTA
¡Mi amor!

MARTA y EDMUNDO
Ya la ilusión con que soñé
será dulce realidad:
en tus ojos quiero yo
ver la eterna felicidad;
el amor tuyo ha de ser
mi fantástico ideal.

Ven, que tu amor es mi ilusión,
y con el quiero soñar,
por tu amor quiero vivir;
luz que mi vida tu serás.
En el fuego de tu amor
yo me quiero abrasar.


_______________



Pipón que los ve marchar se propone vengarse, contando para ello con la ayuda de Ana, a quien los aldeanos acaban de nombrar Reina de la justicia del Amor. Según la tradición de la aldea, esta soberana de un día, dicta sentencias en las querellas de los amantes, y sus decisiones son inapelables. Todos aclaman a la reina.

Dúo de Ana y Pipón “Hurra por nuestra Reina”: (Ana, Pipón)

CORO
¡Hurra por nuestra Reina,
Reina de un día,
la que en nuestros amores
hará justicia!

ANA
Yo todas las querellas
sentenciaré.

PIPON
(En ella mi venganza
confiaré)

TODOS
¡Hurra!
¡Hurra!


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ACTO SEGUNDO

CUADRO SEGUNDO

Plaza de la aldea por donde se pasean los aldeanos. Sale Ana con un grupo de aldeanas.
Todas visten trajes típicos de aldeanas inglesas con exageradas faldas.

Escena “Alegre día” y tango milonga “¡Hay que ver mi abuelita la pobre que cosas usaba!....Hay que ver, hay que ver la ropa que hace un siglo llevaba la mujer”: (Aldeanas, Aldeanos, Ana)

ALDEANAS
Alegre día,
día de fiesta
hoy gozan todos
los de esta aldea.
Gozar yo espero
en la función
porque conmigo
viene mi amor.

ALDEANOS
En la feria de mi aldea
voy a comprarte yo a tí
lo que pidas, vida mía,
para que pienses en mí.

ALDEANAS
A la feria de mi aldea
vengo siempre con mi amor,
vengo cuando el día asoma
marcho cuando muere el sol.

TODOS
Alegre día,
día de fiesta
hoy gozan todos
los de esta aldea.
Gozar yo espero
en la función
porque conmigo
viene mi amor.
¡Callad! ¡Mirad!
Qué hermosas aldeanas
vienen acá.

ANA y ALDEANAS
Con el traje típico
de las aldeanas,
a la fiesta célebre
vengo ataviada.
Me puse con júbilo
estas antiguallas,
que hace muchas décadas
estaban guardadas.

ANA
¿Estoy bien así?

TODOS
¡Claro está que sí!

ANA
Pues entonces danzo y río,
porque mi atavío
te ha gustado a tí.

¡Hay que ver mi abuelita, la pobre,
qué cosas usaba!...
¡Hay que ver estos puños, señores,
que ver estas mangas!...
Contemplad este vuelo tan grande
que tiene la falda...
¡Santo Dios, y qué trajes más raros
entonces gastaban!...
¡Hay que ver, hay que ver, hay que ver
las ropas que hace un siglo
llevaba la mujer!...
¡Creo yo, creo yo, creo yo
que de una de estas faldas
salen lo menos dos!...

TODAS
¡Hay que ver, hay que ver, hay que ver
las ropas que hace un siglo
llevaba la mujer!...
¡Creo yo, creo yo, creo yo
que de una de estas faldas
salen lo menos dos!...

ANA
Yo no sé cómo entonces las mozas
andaban con gracia.
Sólo dos que bailasen a un tiempo
la plaza llenaban.
Para hacer una falda como ésta,
¡ya echarían varas!...
¡La mujer que se hiciera dos trajes
su casa arruinaba!

TODAS
¡Hay que ver, hay que ver, hay que ver
las ropas que hace un siglo
llevaba la mujer!...
¡Creo yo, creo yo, creo yo
que de una de estas faldas
salen lo menos dos!...


_______________



Tras la escena de conjunto sale Ana corriendo, seguida de Pipón. Ella lleva en la mano una rosa encarnada que él trata de quitársela.

Dúo cómico de Ana y Pipón “No corras así, escucha mi amor….Entre los rojos claveles de mis labios”: (Pipón, Ana)

PIPON
No corras así,
escucha mi amor,
dame para mí
esa linda flor.

ANA
¡No está para tí!

PIPON
Piensa en el dolor
que causas así
a tu adorador.
¿Te la robo?

ANA
¡Si!
Entre los rojos claveles
de mis labios
hay una encendida rosa.

PIPON
Para probar las dulces
mieles del cariño
deja que pose mi boca.

ANA
Es roja como la sangre
de mis venas
roja como los amores.

PIPON
Es roja como tus labios
de corales
roja como las pasiones.

¿Te la robo?

ANA
¡Si!
En mi huerto vive
esta rosa esta mañana
y mis manos la arrancaron.

PIPON
Enseguida va
agostarse, prenda mía,
con el fuego de tus labios.

ANA
Ha de costarte
trabajo, pobrecito,
si quieres coger la rosa.

PIPON
Cuando al alcance
la tengo hermosa niña
pienso que beso en tu boca.


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Sale Marta, a la cual Pipón le hace entender que está enterado de todo. Al quedarse solas las mujeres, Marta confiesa a su amiga que el hijo del duque la asedia y que le están faltando las fuerzas para resistirse. Mientras, Edmundo asegura a sus amigos que pronto conseguirá sus objetivos: tal vez esa noche, pues todo está preparado para ello. Llega Pipón, quien enterado amenaza a Edmundo con enamorar a Ketty, pues si los nobles se atreven a cortejar a las villanas, en justa correspondencia también los villanos pueden enamorar a las señoras.

Coro “En el alegre baile de los colores….Linda aldeana ramo de flores….Como alegre mariposa”: (Aldeanas, Aldeanos, Pipón, Ana)


ALDEANAS y ALDEANOS
En el alegre baile
de los colores
pongo por tu cariño
mis ilusiones.

ALDEANAS
Anda, galán,
a ver si la cinta es verde
puedes alcanzar.

ALDEANOS
A bailar voy
ya verás como la coja
si te beso yo.

PIPON y ALDEANOS
Niña preciosa
que estás bailando
con tus desdenes
me estás matando.

ANA y ALDEANAS
Cara de rosa,
lindo clavel,
matas los hombres
con tu desdén.

PIPON y ALDEANOS
Linda aldeana
ramo de flores,
diera la vida,
por tus amores.

ANA y ALDEANAS
Por tu cariño
su vida da
con tus encantos
le matarás.

TODOS
Como alegre mariposa
que la luz buscando vas
hacia mí viene mi niña
cuando se pone a bailar.
Como marcha al mar al río
mi cariño hacia ti va
mis ojos buscan los tuyos
con el más rendido afán.
Baila mi bien,
baila mi amor
baila que cuando bailas
quitas las penas del corazón,
Baila mi bien,
baila mi amor
baila que cuando bailas
quitas las penas del corazón.
Baila mi bien,
baila mi amor.

Tras el baile de los colores, Pipón insiste en esa teoría armando el consiguiente escándalo.


_______________



CUADRO TERCERO

Es de noche en el jardín del castillo. Pipón sale de su casa y después de mirar en todas direcciones va fuera de escena. En seguida sale Ketty, que se dirige a la casa. Cuando va a llamar se detiene, al escuchar la voz de Edmundo, que canta. Rápidamente se oculta. Edmundo aparece, acompañado por unos monteros y canta una serenata.

Serenata “Esta es la ventana…Por mi mal una tarde abrileña….Es la noche callada la protectora de los amantes”: (Edmundo, Monteros, Marta)

EDMUNDO
(Dentro)
¡Esta es la ventana
donde mi aldeana
espera a su trovador!
¡Loca de ilusiones
va a escuchar los sones
del dulce canto de amor!

MONTEROS
Empezad.

EDMUNDO
Escuchad.
Por mi mal una tarde abrileña
te vi en la ventana,
y mis ojos buscaron los tuyos,
flor de la mañana.
Por mi mal me quedé enamorado
al ver sus destellos,
y no hay ya para mí en este mundo
más luz que la de ellos.
Trovador, trovador,
no alimente tu pecho este amor.
Moriré, moriré,
que este amor es mi norte y mi fe.
¡Qué sufrir! ¡Qué sufrir!
por su amor yo quisiera morir.
¡Amor! Soy trovador
¡Amor! ¡Amor!

A una señal de Edmundo se van los monteros. En seguida sale Marta de su casa.

EDMUNDO
Ven, que amor eterno
te vengo a ofrecer.

MARTA
¡Si nunca será!...

EDMUNDO
Mi tierno cariño
dichosa te hará.
Dueño mío,
mi albedrío,
por ti muero de ansiedad
oye a quien loco suspira
por tu beldad,
por tu beldad...

MARTA y EDMUNDO
¡Ah!...
¡No es mentira, no es mentira!...
¡Qué es verdad!..

(Quedan abrazados, mientras de oyen las campanas de un reloj lejano)

EDMUNDO
Ya llegó el momento,
poco hay que esperar.
Todos mis afanes
se realizarán.

Lleva a Marta y la hace sentar en unas piedras. Él se sienta a sus pies y, acogiéndola de a mano, canta íntimamente mientras salen unos gnomos y bailan una danza entre las ruinas del castillo.

EDMUNDO
Es la noche callada
la protectora de los amantes.
Yo estoy junto a mi amada;
¡felices horas, dulces instantes!...
Gocemos, Marta mía,
de los encantos de un amor puro...
¡Noche de poesía,
salen los gnomos a tu conjuro!
Cantan los ruiseñores
entre el misterio de la enramada.
Mece el aire las flores,
danzan los gnomos, cantan las hadas.
¡Noche de poesía
como esta noche no vi ninguna!..
Prenda del alma mía,
brilla más clara la hermosa luna.

Hora de encantos llena,
misterio dulce y embriagador.
En la noche serena,
todo en la tierra canta al amor.
canta al amor,
canta al amor…

Al sentir que se acerca Pipón, Edmundo se va apresuradamente. Sale este lleno de júbilo y le dice a Marta que ha contado al duque la amorosa solicitud de Edmundo, y que el noble irritado le ha dicho que obligará a su hijo a que abandone el territorio inmediatamente y no vuelva nunca. Marta llora al ver perdidas sus ilusiones y entonces sale Ketty que le dice que volverá pues es a ella a quien quiere realmente. Marta cae a sus pies y le besa las manos. Al final Pipón consigue con la ayuda de Ketty y Ana que Edmundo logre el permiso de su padre para casarse con Marta. La obra concluye con los aldeanos aclamando al duque, a Ketty y a Ana.


_____________



Final “¡Hurra por nuestra Reina!”: (Aldeanas y Aldeanos)

ALDEANAS y ALDEANOS
¡Hurra por nuestra Reina,
Reina de un día,
la que en nuestros amores
hizo justicia!
¡Hurra!...





FIN


Información obtenida en la Página Web http://lazarzuela.webcindario.com/

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