LA VIEJECITA
Zarzuela
cómica en un acto y dos cuadros en verso.
Libreto:
Miguel Echegaray.
Música:
Manuel Fernández Caballero.
Estrenada
en el Teatro de la Zarzuela de Madrid el 29 de abril de 1897.
La
acción transcurre en Madrid en el mes de Septiembre de 1812.
ARGUMENTO
En
el cuarto de banderas del cuartel, tres oficiales, Fernando, Federico y Carlos,
se divierten bebiendo unas botellas de vino. Fernando ha recibido una carta de
América con la noticia de que su rica tía, doña Teresa de Argelez y Vargas,
regresa a España. En un momento en que Fernando y Carlos se quedan solos, el
segundo confiesa al amigo que se ha enamorado de Luisa, la hija de Marqués de
Aguilar, quien no tiene el mejor concepto de él por su vida irresponsable.
Esa
noche hay una fiesta en casa del Marqués y Carlos pretende introducirse en ella
para así entrevistarse con la muchacha. A la hora del reparto de las
invitaciones para dicha fiesta, Carlos se encuentra excluido, lo cual provoca
las burlas de los compañeros. Molesto por ello, Carlos apuesta con ellos a que
entrará en la fiesta, abrazará varias veces a Luisa y se batirá en duelo con su
prometido que es Federico. Fernando y sir Jorge, capitán de ejército inglés
aliado, son los únicos que se ponen de parte de Carlos. Con un apretón de manos
se sella la apuesta y se citan todos para esa noche en casa del Marqués de
Aguilar.
Ya
de noche y dentro de un gran salón en la casa del Marqués, este comenta el buen
humor que siempre tiene su hermano don Manuel, cuando llega Luisa. Don Manuel
sabe que su sobrina no ama a Federico sino a Carlos, poniéndose de su parte y
abogando a su favor, algo de lo que no quiere ni oír hablar el Marqués. Luisa
defiende la conducta del muchacho a quien ama, achacando esas locuras de
juventud a su soledad e inexperiencia.
Es tan convincente la defensa que el
Marqués está dispuesto a ceder, a condición de que Carlos no haga otra locura más.
En
esto se anuncia la llegada de doña Teresa de Argelez, que en realidad no es
otro que Carlos disfrazado. La Viejecita es recibida con todos los honores,
ante la perplejidad de Fernando que no reconoce en ella a su tía. La Viejecita
y Fernando bailan. El soldado intenta descubrir su identidad, sin lograrlo,
pues continuamente son interrumpidos por algún invitado.
Llega
el momento del minué y la Viejecita baila con don Manuel, cometiendo un montón
de torpezas que ponen en una situación embarazosa a su pareja, llegando a
interrumpir la danza.
A
continuación, la Viejecita se acerca a Luisa y, elogiando su belleza, la abraza
repetidamente, mientras sir Jorge cuenta los abrazos.
En
un momento en que se quedan solos, Carlos descubre a los compañeros su
identidad Federico, al verlo, lo reta a duelo, pero sir Jorge detiene la
contienda. Cuando regresa don Manuel, atraído por el alboroto, encuentra a la
Viejecita con el sable en la mano, pero Carlos sabe, a tiempo, salvar la
situación. A solas con Luisa, Carlos se descubre, lo cual provoca el asombro,
seguido de un ligero desmayo de la muchacha. Dado que la Viejecita comienza a despertar
sospechas, Fernando propone a Carlos que se marche de la casa, dado que la apuesta
ya ha sido ganada. Queda nada más el duelo con Federico.
En
el instante en que el Marqués le comenta a Fernando las peculiaridades de una
tía tan extraña como la suya, reaparece la Viejecita. Carlos en el duelo ha
vencido a Federico. La Viejecita se acerca al Marqués, orientando la charla con
tal habilidad que logra hacerle confesar que está dispuesto a perdonar a Carlos
si éste da pruebas de arrepentimiento y de que ha sentado la cabeza. Carlos,
entonces, se horroriza de que pueda descubrirle tras el disfraz. Decide
recuperara su apariencia, sin llamar la atención, pero es descubierto por don Manuel
que lo persigue por toda la habitación.
Poco
después, el Marqués pregunta a su hija el porqué de su tristeza. Ella le
responde que es debida a que Carlos no está presente en la reunión. En ese
momento anuncian la entrada del citado galán. Vestido con su uniforme de húsar,
se dirige al Marqués pidiéndole perdón por todos los errores cometidos,
disculpas que son aceptadas. Todos los oficiales se despiden, ya que al
amanecer vuelven al frente. Carlos promete a Luisa que regresará con vida para casarse
con ella.
______________
Personajes:
Carlos: Oficial del ejército,
enamorado de Luisa.
Luisa: Sobrina del Marqués y enamorada de Carlos.
Fernando: Oficial amigo de Carlos.
Federico: Pretendiente de Luisa.
Marqués: Tío de Luisa y protector de su pretendiente Federico.
Don Manuel: Hermano del Marqués.
Sir Jorge: Capitán del ejército inglés, aliado a la sazón de España.
_______________
Números musicales:
Introducción “Ya soy dichoso, ya soy
feliz” y brindis “Para morir de amor ciego….Fuego es el vino del suelo español”:
(Tres Oficiales de Húsares, Fernando,
Federico, Carlos)
Coro de la invitación “Pobrecito Carlos,
duro es el castigo”: (Fernando,
Oficiales, Federico, Carlos, Jorge)
Mazurca “Señor Marqués, de corazón,
agradecemos la invitación” y schotis “Los dragones ingleses vienen aquí”: (Fernando, Oficial, Marqués, Luisa, Damas, Dragones)
Canción de la viejecita o del espejo
“Amigas mías y caballeros…..Al espejo al salir me miré”…..Viejecita que vas al
sarao”: (Carlos, Marqués, Jorge,
Luisa, Fernando)
Minué “¿Qué es eso? ¿Qué ha sido?”: (Manuel, Marqués, Jorge)
Dúo de Luisa y Carlos “Pobre viejecita,
que delicadita….Mi sobrino Fernando tiene un amigo”: (Luisa, Carlos)
_________________
Cuadro primero
Introducción “Ya soy dichoso, ya soy
feliz” y brindis “Para morir de amor ciego….Fuego es el vino del suelo español”:
(Tres Oficiales de Húsares, Fernando,
Federico, Carlos)
Tres
Oficiales de Húsares brindan con Fernando, Federico y Carlos por la victoria
ante las tropas napoleónicas. Fernando cuenta que su tía, doña Teresa de Argelez
y Vargas ha enviudado y vuelve de América cargada de onzas de oro para vivir
con él.
OFICIALES
Ya
soy dichoso,
ya
soy feliz.
Por
fin triunfante
llegué
a Madrid.
En
tantos trances
malos
me vi,
que
no creía
volver
aquí.
CARLOS
Paso,
paso caballeros,
y
a luchar con bizarría,
que
aquí viene a sosteneros
la
valiente artillería.
OFICIAL
¿Botellas?
CARLOS
¡Botellas!
FEDERICO
¡Muchachos,
a ellas!
CARLOS
En
las cuevas olvidadas,
ya
cansado de beber,
se
dejó Pepe Botellas
seis
botellas de Jerez.
OFICIALES
(Rodeando
a Federico y Fernando mirando al trasluz las botellas)
¡Ese
es el vino
que
me conviene!
Néctar
divino,
¡que
aroma tiene!
Color
más bello
no
ostenta el oro,
ni
aun el cabello
de
la que adoro.
CARLOS
Llenad
esos vasos
y
el mío llenad,
que
el amor y la guerra
yo
quiero cantar.
FEDERICO
Hay
para un vaso
¡que
poco es!
CARLOS
Yo
necesito
siquiera
tres.
Para
morir de amor ciego,
para
luchar con valor,
para
batirse con fuego,
todo
el que nace español.
El
fulgor de unos ojos de cielo
que
nos roban ingratos la calma
al
luchar dan alientos al alma,
pues
no hay quien por ellos
no
jure morir.
En
unos que ostenta
divina
criatura
Cifré
mi ventura,
si
amar es vivir,
si
amar es vivir.
Fuego
es el vino
del
suelo español
y
fuego es el sol;
fuego
en mis venas
ya
siento correr
para
amar y beber
y
luchar y vencer.
TODOS
Fuego
es el vino
del
suelo español
y
fuego es el sol;
fuego
en mis venas
ya
siento correr
para
amar y beber
y
luchar y vencer.
Nada
mejor
hay
que el licor
para
olvidar;
bebiendo
así,
penas
aquí
no
he de albergar
Dos
generales
tengo
a la vez:
uno
no importa
y
otro el Jerez.
CARLOS
Por
el amor quiero luchar
que
galardón mayor
soñar
no pudo
el
militar.
TODOS
¿Qué
importa la lucha?
Luchar
es vivir;
la
guerra, la guerra,
vencer
o morir.
_________________
La
llegada de sir Jorge, capitán de las fuerzas inglesas aliadas deja a solas a
Carlos y Fernando .Carlos explica a su amigo que se ha enamorado de Luisa,
prometida de Federico e hija del marques de Aguilar, pero que éste no le
permite entrar en su casa por su comportamiento alocado e irresponsable.
Entra
Federico y reparte invitaciones entre los oficiales para la fiesta que el
marques da esa noche en honor de los
dragones ingleses, no habiendo ninguna para Carlos.
Coro de la invitación “Pobrecito Carlos,
duro es el castigo”: (Fernando,
Oficiales, Federico, Carlos, Jorge)
FERNANDO
Pobrecito
Carlos
duro
es el castigo
Yo
lo siento mucho,
porque
soy su amigo.
OFICIALES
Pobrecito
Carlos
duro
es el castigo
Yo
lo siento mucho,
porque
soy su amigo.
OFICIALES,
FEDERICO y FERNANDO
En
un cerrillo
se
alza un palacio
con
cien salones
de
mucho espacio.
De
sus balcones
las
barandillas
miran
al campo
de
las Vistillas.
Y
allá a sus plantas
manso
y sin brío,
a
todas horas
se
arrastra el río.
Esta
es
(Presentando
todos la carta)
ya
lo ves
la
invitación del marques.
Tú
no vas.
¡Que
desgraciado será!
CARLOS
(¡Ay,
cuántas veces
en
sus balcones
latieron
juntos
dos
corazones!)
JORGE
Estar
forioso.
¡Sentir
empacho!
Burlarse
todos.
¡Pobre
mochacho!
Mochacho
bueno
y
amigos malos,
sacar
yo el sable
y
andar a palos.
FERNANDO
En
un cerrillo
se
alza un palacio
con
cien salones
de
mucho espacio.
OFICIALES,
FEDERICO y FERNANDO
En
sus salones
hay
mucha joya
Rafael,
Murillo,
Rubens
y Goya.
Allí,
entre tanta
joya
reunida
vive
una perla
muy
escondida;
y
es una perla
nunca
tasada,
que
es su blancura
inmaculada.
Esta
es
la
invitación del marqués.
Tú
no vas.
Nunca
la perla veras.
CARLOS
Pero
esa joya
que
estará allí,
mirando
a todos
pensará
en mí.
TODOS
En
sus salones
hay
una perla
muy
codiciada
por
su blancura
inmaculada.
No
vas, no vas
¡Que
desgraciado serás!
Las
burlas de sus compañeros inducen a este a apostar que entrará en la casa del
marqués, que abrazará tres veces a Luisa y se batirá en duelo con Federico.
Sólo
sir Jorge y Fernando se ponen de parte de Carlos, y formalizan la apuesta con
un apretón de manos.
_________________
Cuadro segundo
Gran
salón en casa del marqués preparado para el baile.
El
marqués y su hermano don Manuel, ricamente ataviados, comentan alegremente la
victoria sobre las tropas francesas. Llega Luisa vestida con traje de baile
seguida de su madre. Su padre alaba a su prometido Federico y la joven trata de
ocultar su disgusto ya que ella no le ama. Entonces don Manuel cuenta sin
rodeos al marqués que a quien quiere Luisa es a Carlos.
Este
es considerado por el marqués un mozalbete loco, metido siempre en escándalos y
derrochador, que ha dilapidado en diez meses el caudal que había heredado.
Luisa sale en su defensa y don Manuel intenta hacer ver al marqués que no son
más que locuras de juventud debido a que vive solo, sin sus padres. El marques
cede pero comenta que si comete otra locura habrá muerto para él.
Mazurca “Señor Marqués, de corazón,
agradecemos la invitación” y schotis “Los dragones ingleses vienen aquí”: (Fernando, Oficiales, Marqués, Luisa, Damas, Dragones)
FERNANDO
y OFICIALES
Señor
marqués…
De
corazón
agradecemos
la
invitación.
MARQUES
Si
el recibirlos
es
gran honor,
el
que agradezca
debo
ser yo.
FERNANDO
y OFICIALES
(Saludando a Luisa)
Ante
usted Luisa
nos
inclinamos,
y
con cariño
la
saludamos.
Será
esta noche
la
marquesita
la
más graciosa,
la
más bonita.
LUISA
Me
dan ustedes
una
sorpresa.
No
soy bonita
no
soy marquesa.
¡Cuanta
lisonja!
Por
Dios, señores,
que
no los tilde
de
aduladores.
(Entran
las damas con lujosos vestidos de baile)
DAMAS
(Saludando)
Amigo
mío,
señor
marques,
felices
noches.
Dios
guarde a usted.
MARQUES
Saludo
a todas
con
efusión.
Porque
han venido
felices
son.
DAMAS
Luisa,
tu me enamoras.
¡Que
linda estás!
LUISA
Pocos
años, señoras
y
nada más.
DAMAS
Don
Manuel.
MANUEL
¡Amiguitas!
¡Aquí
¡Que honor!
Cuantas
caras bonitas!
¡Que
viejo yo!
(Entran
en fila los dragones ingleses con brillantes uniformes)
MARQUES
Los
dragones ingleses
vienen
aquí
en
honor de esos bravos
la
fiesta di.
CORO
Impasibles
avanzan
en
formación.
¡Que
derechos, que rubios,
qué
esbeltos son!
DRAGONES
Como
en correcta formación
nos
presentamos hoy aquí
ante
los fuegos del cañón
dragón
avanza siempre así.
Mi
ser esclavo solo del deber
cuando
el a mí llamar a pelear
y
no ceder jamás hasta caer
y
si caer o si triunfar
tranquilo
el pecho
siento
palpitar.
CORO
¡Que
esbeltos son y qué galantes!
¡Que
bien se saben expresar!
DRAGONES
Solo
alterar mi corazón
en
esta tierra yo sentí
al
contemplar con ilusión
tanta
beldad como hay aquí.
TODOS
Tener
aquí más gracia la mujer,
tener
también más fuego en el mirar,
con
más pasión su pecho aborrecer,
y
si querer o despreciar
su
afecto nunca saben ocultar.
Ser
por eso mi ilusión
Admirar
belleza tanta,
Que
las bellas solo son
La
ilusión que nos encantan,
Y
por eso solamente
Con
ardiente frenesí,
Frenesí,
Yo
mi fe rendir aquí.
LUISA
Cuándo
empezó mi amor a arborecer
también
sentí mi pecho palpitar
y
es que si al fin despierta la mujer,
en
su placer o en su penar,
su
pecho amante late sin cesar.
DRAGONES
Solo
alterar mi corazón
en
esta tierra yo sentí
al
contemplar con ilusión
tanta
beldad como hay aquí.
Tener
aquí más gracia la mujer,
tener
también más fuego en el mirar,
con
más pasión su pecho aborrecer,
y
si querer o despreciar
su
afecto nunca saben ocultar.
Ser
por eso mi ilusión
Admirar
belleza tanta,
Que
las bellas solo son
La
ilusión que nos encantan,
Y
por eso solamente
Con
ardiente frenesí,
Frenesí,
Yo
mi fe rendir aquí.
Si
cautivo su corazón
tanta
beldad como hay aquí,
aún
es mas grata la impresión
que
al escucharlos yo sentí.
_________________
Carlos
entra por el fondo vestido lujosamente de vieja, anda encorvado y apoyándose en
una muletilla. Tras ser recibida con gran ceremonia por el Marqués pide a Luisa
que se le acerque con el pretexto de que no ve bien y le hace unas caricias.
Luego baila con Fernando, que está cada vez más receloso por no conocer quién
se oculta bajo la identidad de su tía.
Canción de la viejecita o del espejo
“Amigas mías y caballeros…..Al espejo al salir me miré”…..Viejecita que vas al
sarao”: (Carlos, Marqués, Jorge,
Luisa, Fernando)
CARLOS
Amigos
míos y caballeros,
noble
señor
en
saludaros y en conoceros
tengo
un honor.
MARQUES
Noble
señora y amiga mía,
son
para mí,
hoy
la fortuna y hoy la alegría
viéndola
aquí.
JORGE,
LUISA y MARQUES
¡Que
humor! Con sus años
venir
a un sarao.
CORO
Está
arrugadita
como
un bacalao.
CARLOS
(A
Fernando)
Este
bribonzuelo
no
me esperaría.
FERNANDO
(¡Ay!
¡Válgame el cielo!
Si
esta no es mi tía)
CARLOS
(A
Luisa)
Niña
encantadora
ven,
acércate.
LUISA
¡Ay!
Por Dios, señora,
Me
avergüenza usted.
CARLOS
Fernando,
alma mía.
Serás
mi pareja.
FERNANDO
(Esta
no es mi tía.
¿Quién
es esta vieja?)
TODOS
Ya
cumplió setenta
y
encorvada va.
Si
bailar intenta
me
divertirá.
CARLOS
Al
espejo
al
salir,
me
miré,
y
un consejo
al
espejo
pedí,
y
el espejo
me
dijo:
“Sí,
ve.
Si
disfrutas,
mejor
para
ti.”
Y
en carroza abierta
hasta
aquí he llegado,
y
en la misma puerta
me
gritó un soldado:
“¡Eh!
¡Eh!
Viejecita
que vas al sarao,
no
debes entrar.
El
que baile contigo esta noche
no
pierde el compás.”
Yo
le dije: Si voy al sarao,
no
voy a bailar.
¡Voy
a ver si recuerdo los tiempos
que
alegres pasaron
y
no vuelven más!”
CORO
Es
graciosa la vieja
y
es grata su voz,
y
sus frases denuncian
su
fina intención.
CARLOS
Al
espejo
al
salir,
me
miré,
y
mi busto
a
mi gusto
allí
vi.
Y
al hallar
tan
chiquito mi pie,
el
convite
aceptar
decidí.
En
carroza abierta
hasta
aquí he llegado,
y
en la misma puerta
me
gritó un soldado:
“¡Eh!
¡Eh!
Viejecita
que vas al sarao,
no
debes entrar,
esa
plaza ruinosa
ya
nadie la quiere tomar.”
Yo
le dije: “Esta plaza fue fuerte,
y
amor la sitió,
y
a los fuegos de ardientes miradas
y
amantes suspiros
al
fin se rindió.”
TODOS
Viejecita
que vas al sarao,
no
debes entrar,
esa
plaza ruinosa
ya
nadie la quiere tomar.”
Yo
le dije: “Esta plaza fue fuerte,
y
amor la sitió,
y
a los fuegos de ardientes miradas
y
amantes suspiros
al
fin se rindió.”
Hoy
vienes aquí
a
recordar
otro
tiempo en que fue
su
belleza sin par.
_________________
Empiezan
a bailar el minué, Carlos con don Manuel, sir Jorge con Luisa. Carlos lo baila
con exageración dando saltos y piruetas, en una de las vueltas, incluso casi
hace caer a su pareja. Cesa el baile un momento.
Minué “¿Qué es eso? ¿Qué ha sido?”: (Manuel, Marqués, Jorge)
CORO
¿Qué
es eso? ¿Qué ha sido?
OTROS
¿Qué
fue? ¿Se ha caído?
MANUEL
(Asombrado)
Es
que ha dado un salto
Muy
alto, muy alto.
MARQUES
No
es nada señores,
vamos
a bailar.
MANUEL
¡Ay!
¡Qué vieja esta
Tan
particular!
Sigue
el baile. Carlos pierde el compás, y lo hace perder a los que bailan en él,
dando vueltas, saltos y piruetas.
CORO
Ni
compás observa,
Ni
guarda distancias.
JORGE
¡A
mí gustar mucho
Las
extravagancias!
CORO
Cosa
más extraña,
¿Cuándo
se verá?
¡Que
gestos, que saltos,
qué
risa me da!
Ni
escucho a la orquesta,
Ni
acierto a bailar.
¡Ay
que vieja esta
tan
particular.
_________________
Terminado
el baile se acerca a Luisa y la abraza repetidamente. Cuando quedan a solas un grupo
de oficiales Carlos da a conocer su identidad. En ese instante entra Federico,
que al ver a Carlos desenvaina la espada. Carlos arranca el sable del cinto de
Fernando y se pone en guardia pero Fernando se interpone entre ello. Federico
recuerda que uno de los acuerdos de la apuesta era un duelo entre ambos pero
sir Jorge con gran destreza le quita el arma y le ruega que le acompañe fuera
del salón. Carlos vuelve a disfrazarse y se desmaya en brazos de don Manuel
cuando entra, este llama a Luisa para que lo cuide.
(Carlos
en el sillón. Luisa de pie a su lado le abanica)
Dúo de Luisa y Carlos “Pobre viejecita,
que delicadita….Mi sobrino Fernando tiene un amigo”: (Luisa, Carlos)
LUISA
¡Pobre
viejecita!
¡Que
delicadita!
Con
la mala noche,
con
la mala noche
medio
muerta está.
Sin
cesar se agita,
aire
necesita:
pobre
viejecita,
con
el abanico,
con
el abanico
resucitará.
CARLOS
Ya
se me ha pasado
porque
me he aliviado
desde
el dulce instante
en
que te miré.
Viéndote
a mi lado
vida
tú me has dado.
Con
el abanico
ya
resucité.
(Se
levanta)
Mi
sobrino Fernando tiene un amigo
por
el cual esta vieja tiene chochera,
y
al saber que venia yo a estar contigo
me
rogó muchas veces que te dijera:
Que
eres tú de él
único
amor,
que
es solo tuyo
su
corazón
que
para ti
vive
no más,
con
la dulce ilusión de lograr
dichas
perdidas
reconquistar.
LUISA
De
Fernando conozco yo al tal amigo,
y
de tales propuestas bien poco espero.
Por
su culpa esta noche no está conmigo
no
será su cariño tan verdadero.
Mas
olvidar
no
puedo yo
que
es solo suyo
mi
corazón,
que
para él
vivo
no más,
con
la dulce ilusión de lograr
al
que es mi dueño
regenerar.
CARLOS
Con
tus palabras
La
dicha toco
¡Dame
tus manos
que
ya estoy loco!
LUISA
No
he visto vieja
Con
tanto brío.
CARLOS
¿Vieja?
¡Soy
Carlos!
LUISA
¡Jesús!
¡Dios
mío!
¡Carlos,
vete, por Dios te lo pido!
Si
al fin te conocen
¿qué
van a pensar?
CARLOS
Irme,
nunca;
soy
vieja; una vieja
contigo
en el baile se puede quedar.
Si
he de morir,
ángel
de amor,
hoy
en tus brazos
máteme
Dios.
Si
este placer
no
es realidad
fuera
más grato
no
despertar;
que
a la dicha que siento en el alma,
ninguna
en la tierra
se
puede igualar.
LUISA
Vete
de aquí,
vete,
por Dios,
aunque
en tu ausencia
muera
de amor;
que
este placer
sueño
es no más,
y
aún es más grata,
la
realidad
que
a la dicha que anhela mi alma,
ninguna
en la tierra
la
puede igualar.
¡Ay!
¡Que locura!
¡Que
desvarío!
¡Ay!
¡Yo estoy mala!
¡Carlos!...
(Luisa
cae desvanecida en el sillón. Carlos, de pie le da aire con el abanico)
CARLOS
¡Bien
mío!
¡Ay!
¡Pobre Luisita!
¡Que
delicadita!
La
emoción fue grande,
la
emoción fue grande
Desmayada
está.
Aire
necesita.
¡Ay!
¡Pobre Luisita!
¡Que
delicadita!
¡Con
el abanico
resucitará!
Fernando
propone a Carlos que abandone la fiesta ya que el Marqués empieza a sospechar.
Accede
a irse pero a la salida tiene que batirse con Federico. Tras vencer en el duelo
vuelve a entrar la viejecita en la fiesta y aprovecha para hablar con el Marqués,
que acaba confesando que perdonaría a Carlos si le pidiera perdón.
Cuando
se va el Marqués se quita el disfraz y don Manuel al verlo le persigue lanzándole
todo tipo de objetos. Finalmente, anuncian la entrada de Carlos, que, vestido
de húsar se dirige al Marqués, le pide perdón por quebrantar sus órdenes y se
justifica por su deseo de ver a Luisa.
El
Marqués acepta las disculpas y le perdona sus hechos del pasado. Los militares
se despiden ya que marchan de nuevo para la guerra al amanecer y Carlos asegura
a Luisa que volverá para casarse con
ella.
Al
llegar los invitados, todos alaban la belleza de Luisa. Se anuncia la llegada
de doña Teresa de Argelez que, en realidad es Carlos disfrazado de viejecita.
Tras ser recibida con gran ceremonia por el Marqués pide a Luisa que se le
acerque para admirar su belleza con pretexto de que no ve bien y le hace unas
caricias. Luego baila con Fernando, que está cada vez más receloso por no
reconocer quién se oculta bajo la identidad de su tía y en un rincón le exige que
revele su identidad. La música empieza a sonar
y todos comienzan a bailar el minueto.
Carlos
se excede en su papel con saltos y piruetas, incluso casi hace caer a don
Manuel, su pareja. Terminado el baile se acerca a Luisa y la abraza.
FIN
Información
obtenida en la Página Web http://lazarzuela.webcindario.com/
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