El Cabo Primero (Libreto)



EL CABO PRIMERO



Zarzuela cómica en un acto y cuatro cuadros, en prosa.

Libreto de Carlos Arniches y Celso Lucio.

Música del maestro Manuel Fernández Caballero.

Estrenada en el Teatro Apolo la noche del 24 de Mayo de 1895.


REPARTO (Estreno)

Rosario - Srta. Pino.

Simona - Sra. Vidal.

Don Fabián – Sr. Mesejo.

Julián Parejo – Sr. Rodríguez.

Ranchero 3º - Sr. Rodríguez.

Juan – Sr. Riquelme.

Colás – Sr. González.

Ranchero 1º - Sr. González.

Don Victorio – Sr. Ramiro.

Sargento – Sr. Soler.

Ranchero 4º - Sr. Soler.

Melindres - Sr. Ontiveros.

Ranchero 2º - Ontiveros.

Soldado 1º - Sr. Picó.

Ranchero 6º - Sr. Picó.

Ranchero 5º - Sr. Zoilo.

Soldados, mozas y coro general
.
Epoca actual
La acción se desarrolla en la provincia de Salamanca.

Derecha e izquierda las del actor.



ACTO UNICO

Un campamento a las últimas horas de la tarde. Tiendas de campaña, etc., etc.


ESCENA PRIMERA

Al levantarse el telón aparecen Soldado 1º sacudiendo con una vara un capote y Melindres sentado en el suelo embetunando unas botas. Algunos soldados están tumbados en el suelo sobre las mantas; otros forman un grupo en cuyo centro está otro soldado tocando la guitarra. Parejo y otros soldados bailan. Varios beben en la cantina y otros juegan a las cartas. En la izquierda de la escena y cerca del proscenio, seis mochilas apiladas. Animación.

(Música)

CORO
(Dentro)
Ta-ra-ta-ra
ta-ra-ra.

SOLDADO
Que no hay razones
¡voto va!
para que estés colora.
Si estás conforme
dímelo
y si te niegas, vé con Dios;
pero de dengues
déjate ya
que no hay razones
¡voto va!
para que estés colora.
Cuando me escribas
dime tú
si es ó no es cierto
que hago el bú,
porque tu primo
dijome ayer
que a Dios le pide
¡vaya un pez!
que seas tú mi mujer.

MELINDRES
Dale, dale que dale,
dale que dale al cepillo
pa que saque mucho brillo
y no diga tu teniente
que no sirves pa asistente.
No descanses ni un sólo minuto,
no descanses, Restituto,
que te falta ya poquito
y acabar debes prontito.

SOLDADO 1º
¡Ay! ¡ay! ¡ay!
Cuando cojo la vara, mi bien,
y me pongo el capote a limpiar.
¡Ay! ¡ay! ¡ay!
qué me pasa, Tiburcia, no sé,
¡ay! ¡ay! ¡ay!
que en tí siempre me pongo
a pensar.
Esto solamente me sucede a mí
cuanto más sacudo
pienso más en tí.

MELINDRES
Dale más, dale,
dale más betún,
dale más, dale,
que no brilla aún.
Dale más, dale,
poco falta ya,
dale, dale,
poco falta a fe,
dale, dale,
que brillante está.
¡Ya lo terminé!

CORO
(Dentro)
Ta-ra-ta-ra
ta-ra ra.

UN GALLEGO
(Dentro)
Lairon, lairon,
ariños, ariños, aires,
ariños da miña térra,
ariños, ariños, aires,
ariños, leivame a ela.
Lairon, lairon, lairon.

SARGENTO
Acérquense ustedes
a oír este cantar,
y venga la guitarra
que voy a comenzar.
Era una cantinera
de primera,
¡ay, que sí!
de un tipo sorprendente
y sus hermosos ojos abrasaban
¡ay, que si!
aun más que el aguardiente.
Y estaba el cantinero
¡qué salero!
con una escama tal
que decía que algún soldadito
lo iba a pasar mal.
Sin tener ningún miedo
de aquella fiera
al tambor le gustaba
la cantinera.
Si el marido llegaba
el tambor muy truhán
sacudía en el parche
rataplán, rataplán, rataplán.
Y un día el cantinero
tan a tiempo llegó
que le dio dos patas en el parche
y se le rompió.
Desde entonces el buen tamborcito
¡ay!
si sería truhán,
de tocar no cesó el pobrecito
¡ay! rataplán, rataplán.

SOLDADO
Rataplán, rataplán.

SARGENTO
Desde el paso aquel,
si sería truhán,
no cesó de hacer
rataplán, rataplán.

SOLDADO
Rataplán, rataplán,
¡rataplán!

(Hablado)

MELINDRES
(Durante el canto del Sargento, han salido Juan y Melindres y aquél escribe sobre las mochilas una carta que le dicta este) Ahí van los veinte céntimos. (Se los da y se va por la derecha)

PAREJO
(Con dos pliegos de papel y un sobre en la mano)
¿Entro yo ahora?

JUAN
Venga y deprisa.

PAREJO
¿Cuánto me va usté a llevar a mí por la carta?

JUAN
¡Treinta céntimos!

PAREJO
¡Treinta céntimos! ¿Y por qué a ese veinte y a mí treinta?

JUAN
Porque tu pueblo está más lejos que el suyo.

PAREJO
Pero un cuarto de legua nada más.

JUAN
¡Venga, dicta!

PAREJO
Allá voy. (Se arrodilla y piensa un poco) Punto y seguío. «Inapreciable madre: malegraré que al recibo de ésta salle...»

JUAN
Salle.

PAREJO
«Buena, la mía es buena, a Dios gracias»

JUAN
Gracias.

PAREJO
No hay de qué. Ahora pariéntisis y a un lao.

JUAN
Paréntesis, ¿por qué?

PAREJO
Por que ahora le voy a decir un secreto de familia y hay que ponérselo entre pariéntesis pa que se entere ella sola... porque no sabe leer.

JUAN
Pues venga.

PAREJO
Iré a Navahumbría a casa de mi tío pa que me conozga y pa entrégale en secreto la carta que usté me ha dicho que le lleve, (Suena el toque a provisiones. Al «tararí» Parejo se pone a cuatro pies do un tiempo, y al «tí», se levanta en otro tiempo) ¿Ha sido a rancho?

JUAN
No, hombre, no; sigue.

PAREJO
«A Cirilo dígale usté que soy quinto entoavía... (Viene un soldado y les quita una mochila) porque en la melicia se va subiendo... (viene otro soldado y quita otra) Se va  subiendo... » (Les quitan otra mochila)

JUAN
¿Subiendo?... (Les quitan otra)

PAREJO
«Se va subiendo... (Quitan otra) ¡Pero mu poco a poco!... Madre, mándeme usté de paso
veinte reales.. »

JUAN
Oye: los veinte reales no caben aquí.

PAREJO
Pues ponga usté disinueve.

JUAN
Si digo en el papel. Seguiremos en otro pliego; (Sale Melindres y se lleva la última mochila ¡y ponte tú de mesa, anda!

PAREJO
Venga. ¡Cámara, que mal estoy asín!... «Dispense usté la letra porque se ma ido er pupitre... »

JUAN
¡Maldita sea! ¡qué borrón! (Dándole un puñetazo)

PAREJO
¡Eh! ¡eh! ¡No gorpee usté en el escritorio, compadre!

JUAN
Venga. (Limpiando la pluma en la cabeza de Parejo)

PAREJO
Pero, ¿qué hase usté?

JUAN
Na, es la pluma que tenía un pelo.

PAREJO
Es que yo también tengo.

JUAN
Sigue.

PAREJO
«Y no canso más porque me canso, y a la mesa le duelen las patas que son las de este
su hijo que lo es Julián Parejo.»

JUAN
¡Despachado! (Rubricando)

PAREJO
¡Compadre, que me hace usté cosquillas con la rúbrica! (Suena un toque de llamada y desaparecen todos los soldados de escena)

JUAN
¡Camará, que nos llaman!

PAREJO
Tome usté los treinta céntimos.

JUAN
Luego pondré el sobre.

PAREJO
Y la puesdata.

JUAN
¿Para qué?
PAREJO
Pa icirla que se venga a un pueblo más cerca, porque no me quedan más que quince céntimos pa la otra carta

JUAN ¡Quita, hombre! (Vase izquierda)

PAREJO
(Mojando con la lengua la goma del sobre) Güeno; la diré que la puesdata irá en la próxima. (Vase izquierda)



ESCENA III

Don Fabián y Soldado 1º.

SOLDADO 1°
(Sale por la izquierda) ¿De modo que esta Carta es para don Victorio?

FABIAN
Sí, señor; para el médico de este regimiento.

SOLDADO 1º  
Pues aguarde usté que voy a entregársela y vendrá en seguida, (Vase izquierda)


ESCENA IV

DON FABIAN
¡Nadie, nadie diría al ver mi tranquila apariencia que yo soy un miserable que se siente abrumado por el peso de los remordimientos! Y si se hubiera descubierto el modo de suicidarse sin hacerse daño, ya me hubiera tirado al río de cabeza; pero, ¿quién se suicida en el río para coger un reuma? Hoy vengo aquí, porque quiero conocer y amparar a un hijo. ¡A un hijo que he tenido veinte años abandonado y al que ni siquiera conozco! He traído una carta para que el médico de su regimiento le consiga un permiso. ¡El me ayudará! ¡Ya creo que viene! Sí, aquél debe ser.


ESCENA V

Don Fabián, Don Victorio y Soldado 1º.

SOLDADO 1º
Aquél señor es... (Se retira)

FABIAN
(Saliéndole al encuentro) ¡Caballero, usted dispense si le molesto!...

VICTORIO
¡Señor mío, usted es el que ha de perdonar haber esperado, pero el servicio!...

FABIAN
¡Caballero, suplico a usted que me oiga con benevolencia; el asunto que me trae es muy grave; yo vengo aquí buscando a Parejo!

VICTORIO
¿Qué?

FABIAN
Que vengo a suplicar a usted, que consiga un permiso para que Parejo, soldado del quinto regimiento, pueda venir esta noche a mi casa...

VIVTORIO
Pero lo que usted desea es casi imposible.

FABIAN
¡Don Victorio, por Dios, usted puede influir y hacerme este favor inmenso, porque... voy a decírselo a usted todo; usted me inspira confianza! ¡No le conozco y, sin embargo, ese soldado es mi hijo!

VICTORIO
¡Caracoles! ¿Hijo de usted?

FABIAN
¡Sí, señor; y de usted es de la única persona de quien me he fiado en el mundo!

VICTORIO
¡Conque un hijo! ¡Ya decía yo!... porque no parecía natural...

FABIAN
Pues es completamente natural, caballero. ¡La historia de siempre! Yo era casado, tomamos una criada, y...

VICTORIO
Lo comprendo, usted viviría feliz con su esposa, llegaría aquella mujer en mal hora...

FABIAN
A la una y media. Era guapísima, me enamoró, me volvió loco; yo la perseguía, la perseguía sin descanso.

VICTORIO
Sí, ya; delirio de persecución.

FABIAN
Sí, señor; aquello era el delirio, pero se enteró mi esposa... ¡y el delirio!

VICTORIO
Total, que aquellos amores darían por resultado un disgusto, y grande.

FABIAN
No, señor; chico... un niño.

VICTORIO
Usted alejaría a la madre...

FABIAN
La mandé a la capital.

VICTORIO
¿Prometiendo enviarle algún dinero?...

FABIAN
¡Justo! Y desde entonces, y de esto hace veinte años, todos los meses, sin faltar uno, he estado si la mando ó no la mando algún dinero, y todavía estoy sin saber qué hacer.

VICTORIO
¡Hay dudas crueles!

FABIAN
Aquel niño se hizo hombre, sentó plaza,. está aquí, quiero conocerle...

VICTORIO
¿Pero él sabe que es hijo de usted?

FABIAN
No; le advertí a su madre que se lo ocultara. ¡El cree que soy su tío!

VICTORIO
¿Y como se lo enviaría yo a usted? ¡ Ah, calle usted; hay un medio!

FABIAN
¿Cuál?

VICTORIO
Le reconozco, no le permito comer rancho, le doy de baja y le digo al coronel que le envíe al pueblo con unos parientes a curarse.

FABIAN
¡Eso; magnífico!

VICTORIO
¡Pues está dicho, irá!

FABIAN
¡Ay, gracias don Victorio! Dígale usted que a las nueve en punto le aguardo; mi casa es la primera del pueblo, a la derecha, yendo por la carretera; que llegue con sigilo y entre por el corral.

VICTORIO
Se lo diré y avisaré todo. Conque, adiós.

FABIAN
Adiós, don Victorio, y que Dios le pague a usted este favor... que yo... (Vanse los dos juntos por la derecha)


ESCENA VI

Rancheros.

(Salen por diferentes sitios y formando parejas. Cada pareja lleva una caldera de rancho colgada de un palo, como se usa hoy en el ejército)

(Música)

RANCHEROS
Hoy nos ha salido
el rancho muy bueno;
da envidia el mirarlo,
da gusto comerlo.
Hoy está en su punto
de caldo y de sal;
hoy va a ser el rancho
un plato especial.
Porque algunos días
nos sale muy mal.

RANCHERO 3º
¡Muy mal!

RANCHERO 2°
¡Muy mal!

RANCHERO 1°
¡Muy mal!

TODOS
¡Muy requetemal!

Somos seis cocineros
de lo mejorcito
de la guarnición,
y siempre en donde guisan estos seis
engorda de seguro
el batallón.

Rancho como el que hacemos,
nunca se ha comido
ni se comerá,
y todo el que lo pruebe alguna vez,
oliendo donde guisan
siempre va.

RANCHERO 3°
Yo pelo las patatas
con habilidad,
y al mondarlas tengo
aseo y equidad.

RANCHERO 1º
Yo pongo las especias
con tal discreción,
que no hecho un grano más
ni un grano menos
de pimentón.

RANCHERO 2°
Y yo, cuando está todo,
le doy vueltas con el cucharón.

TODOS
Somos los seis rancheros
de lo mejorcito
de la guarnición,
y siempre donde guisan estos seis
engorda de seguro
el batallón.
El rancho se varía
un día y otro día,
de un modo feroz
y si hoy le ponemos arroz y patatas,
ponemos mañana patatas y arroz.
En cambio cuando llega
una festividad
se pone la cocina
como una fonda de verdad,
y aunque es un gasto enorme
que arruina a la Nación,
en el rancho ponemos un chorizo
por cada batallón.
Somos los seis rancheros
etc., etc.

SOLDADO 3°
Lo miramos.

SOLDADO 2º
Lo catamos.

SOLDADO 1º
Lo probamos.

TODOS
Con mucho primor.
Y entre probaturas
y entre cataduras
queda en las alturas
sólo el pimentón.

SOLDADO 3º
Yo saco el chorí...

SOLDADO 2º
Las patatas yo.

SOLDADO 1º
Yo saco el tocí...

TODOS
¡Los seis, lo seis el arroz!
¡Ay qué rico está!
¡Ay, Jesús, y qué buen sabor!
no es posible que ni un bisté
pueda nunca saber mejor.
Y después de todo,
para conclusión,
sólo queda el caldo
para el batallón.

(Vanse cada pareja por diferente lado)


ESCENA VII

Juan y Simona, que lleva una vara en la mano. Salen por la derecha.

(Hablado)

SIMONA
¿Ve usté como estaba aquí don Fabián?

JUAN
¡Pero estás segura! ¿Es ese el padre de Rosario?

SIMONA
¿Qué?

JUAN
¿Que si estás segura que es ese?

SIMONA
¡Ah! ¡Segurísima!

JUAN
¿Y porqué habrá venido aquí tu amo?

SlMONA
Por éste... (Señalándose el oído izquierdo)

JUAN
¿Por cuál?

SIMONA
¡Por éste; que me lo diga usté por éste, porque de éste soy algo tenienta!

JUAN
(Pasa a la izquierda de Simona y le habla al oído) ¿Que por qué habrá venido aquí tu amo?

SIMONA
¡Por el otro!

JUAN
(Intenta pasar a la derecha) ¿Que por qué habrá?... (Chillando)

SIMONA
(Deteniéndole) Si digo, que por el otro novio de la señorita me figuro que será; porque están mu escamaos con usté, y como en el pueblo saben que la señorita Rosario y usté siguen queriéndose, pué que don Fabián haiga venío a preguntar si ha llegao usté con la tropa, pá encerrar a su hija.

JUAN
(Agitadísimo y nervioso se pasea y cruza al lado derecho de Simona) Pues yo le juro que aunque la encierre, si tú nos ayudas, la señorita es mía.

Simona
¡Por aquí! (Señalándose el oído izquierdo)

JUAN
(Pasa a la izquierda) ¡Que si tú nos ayudas, nos casamos, quiera el padre o no quiera!

SIMONA
Pero, ¿y si el novio, y si Colas se entera?

JUAN
¡Ah! ¿Pero el novio es Colas?

SIMONA
Sí; pero no crea usté que mucho.

JUAN
Y a todo esto, ¿qué te ha dicho para mí Rosario?

SIMONA
Pues que no le ha podio escribir a usté, y que si quiere usté hablar con ella...

JUAN
¿Qué?

SIMONA
Que esta noche vaya usté a las nueve en punto, que ella estará en la ventana del jardín y hablarán ustés lo que hay que hacer pa impedir su boda con el otro.

JUAN
Pues dila que iré aunque me cueste el pellejo. A las nueve estoy allí, pase lo que pase.

SIMONA
¡Ah! Si oye usté ladrar un perro, no se acerque usté que soy yo.

JUAN
¡Tú!

SIMONA
Yo, que aviso de que hay peligro; y si no siente ná... ¡adrento!

JUAN
¡Convenido!

SIMONA
¡Ay! Ojalá se case usté con ella.

JUAN
¿Te alegrarías?

SIMONA
Como que a mí los soldaos me son mú simpáticos. ¡No ve listé que una tiene familia sirviendo.

JUAN
¿Tienes parientes en el servicio?

SIMONA
¡Ya lo creo! Tengo una sobrina que es niñera... Con que ya lo sabe usté. A las nueve en punto y mucha precaución.

JUAN
No hay cuidado, adiós. ¡Hasta las nueve!

(Vanse cada uno por distinto lado. Suena el toque de rancho)


ESCENA VIII

Parejo, Sargento y Don Victorio. Aquél por la izquierda, éstos por la derecha.

PAREJO
(Corriendo) ¡Me paece que ha sío a rancho!

SARGENTO
Parejo, ¿dónde vas?

PAREJO
Voy a comer. (Corre)

VlCTORIO
(Deteniéndole y haciéndole retroceder) No, Señor; usté no puede comer.

PAREJO
¿Que no?

VICTORIO
(Examinándole) ¡Usté está enfermo; globo amarillento, piel seca... Usté no puede comer de ninguna manera!

PAREJO
¡Pero, señor físico, si no tengo ná!
VICTORIANO
¡A veri (Le toma el pulso y Parejo se lleva una mano atrás como temiendo un puntapié) No tema usted.

PAREJO
Es que como el sargento siempre que me agarra de aquí me da aquí...

VICTORIO
(Aparte) Pues no tiene usted nada, pero es preciso que empiece usted a ponerse enfermo.

PAREJO
¿Y si me muero?

VICTORIO
A fingirlo, hombre; ha estado aquí su tío de usted.

PAREJO
¿Mi tío Fabián?

VICTORIO
Sí; y esta noche la pasará usted en el pueblo, dado de baja. Venga usted y le diré la hora y las señas de la casa.

PAREJO
Pero, ¿y comer?

VICTORIO
Allí cenará usted.

SARGENTO
(A don Victorio) ¿Está enterado?

VICTORIO
Sí, y en cuanto acabe el ejercicio dice usted que le he retirado por enfermo y lo mandamos al pueblo.

SARGENTO
Muy bien

VICTORIANO
(A Parejo) Venga usted, (parejo se va detrás de don Victorio por la derecha)


ESCENA IX

Sargento, Soldados y Melindres, luego Parejo.

SARGENTO
¡Pelotón de los torpes! ¡A formar! (Salen los soldados y se van colocando en línea frente al público)

UNO
¡Presente!

OTRO
¡Presente¡

OTRO
¡Presente!

TODOS
¡Presente!

MELINDRES
¡Presente!

SARGENTO
¡Alinear! ¡Firmes! ¡Derecha! ¡Dere!... ¡De frente, ar!...

SOLDADO
Un, dos, un, dos, etc…

SARGENTO
¡Variación derecha! ¡Ar! (Van desapareciendo por el último término de la izquierda)

PAREJO
(Sale corriendo por la derecha) ¿Son los torpes?

SARGENTO
¡Sí!

PAREJO
¡Los míos! Allá voy. ¡Ay, en cuanto agarre la cena de mi tío...! Un, dos, un, dos, etc…
(Le amenaza el Sargento y va marcando el paso ridículamente)


MUTACION

CUADRO SEGUNDO

Selva a todo foro. A lo lejos se divisan algunas tiendas de campaña.


ESCENA PRIMERA

Rosario y Mozas. Salen por la derecha.

(Música)

MOZAS
Cuéntanos, Rosario,
todos tus pesares,
qué es lo que te aflige,
si vas a cagarte.
Di nos por qué en la plaza
cuando bailamos,
y llenas de alegría
todas estamos,
tú te separas triste
sin decir nada,
mirándonos de lejos
acongojada.
¿Por qué, dinos, por qué,
te alejas de nosotras
acongojada?
Dinos por qué están tristes
siempre tus ojos
y no tienen sonrisas
tus labios rojos.
Por qué tu cara hermosa
como una flor,
perdió su sonrosado
vivo color.
Si eres joven y hermosa
y te vas a casar,
¿por qué en vez de reírte
se te ocurre llorar?
¿Es que no le quieres
al pobre Colas,
o es que por acaso
quieres a otro más?

ROSARIO
Al fin con vuestra charla
me vais hacer hablar.
Al fin me vais a hacer hablar.
Yo quiero a un hombre
con todo el alma,
él es mi encanto y es mi ilusión;
por él tan sólo pierdo la calma,
por él palpita mi corazón.
Recordando su mirada
yo me siento transformada,
pues le creo junto a mí,
pero al ver que desvarío
en el alma siento frío
porque está lejos de aquí.
Procuro sus palabras olvidar
intento sus recuerdos extinguir,
mas no puedo lograrlo a mi pesar,
y creo que he de amarle
¡ah!
hasta morir
Me llena su recuerdo de placer,
no estar siempre a su lado es mi dolor,
en vano es mi constante padecer,
la dicha sólo existe en el amor.
Y las rosas y las flores
que antes eran mis amores,
hoy me causan más dolor
pues mi pecho no embellecen,
y al mirarlas me parecen
sin aroma y sin color.

CORO
¡Pobre Rosario!
Tiene razón.

ROSARIO
¡Ah!
sin aroma y sin color.

CORO
¡Ah!
Tiene razón.

(Hablado)

UNA
Anda, ven con nosotras.

ROSARIO
Dejadme; yo me quedo aquí (Vanse las mozas)


ESCENA II

Rosario y Simona, que salen por la derecha.

SIMONA
Ya está dao el recao.

ROSARIO
¿Qué? ¿Le has visto?

SIMONA
En cuanto llegué. ¡Chica, qué guapo es!

ROSARIO
¿No te lo decía yo? ¿Y le has dicho?...

SIMONA
Todo; y él me ha dicho que mientras él viva lo que es con Colas no te casas.

ROSARIO
¿Y vendrá a la noche?

SIMONA
Sin falta; le he advertido que dejaremos la ventana abierta.

ROSARIO
¡Ay, qué felicidad! Verle, hablarle. . y dime: ¿cómo has podido llegar al campamento?

SIMONA
Pues pasando la mar de trabajos y sustos, porque verás: como el pueblo está a media legua he ido en la borrica, en la Lucera, y a la entra del campamento, me he puesto a atar la caballería a un árbol; entonces oservo que un poco más abajo estaban unos soldaos en hilera, mu tiesos y mu quietos y de pronto, al verme, da uno un grito y sacan
las bayonetas y se vienen corriendo hacia mí a matarme.

ROSARIO
¡Qué barbaridad!

SIMONA
Yo entonces empecé a pedir socorro, pero la custión no debía ser conmigo, sino con la  Lucera, porque ha gritao otro: «¡Contra la caballería!» Ná, que si no corro me matan la burra. Cuando he ganao la loma he mirao y he visto que desde lejos me hacían así con los fusiles come llamándome, (Indica con la vara la esgrima de bayoneta) y yo he gritao: «¿Es que vaya?» Y me han hecho tóos así, como diciéndome que no, y yo he gritao: «¡Pues vayan ustés al demonio!»

ROSARIO
Pero mujer, sería que estarían haciendo el ejercicio.

SIMONA
Eso me ha dicho su novio de usté, pero créame usté, era contra la burra, porque bien claro lo han dicho: «¡Contra la caballería!»

ROSARIO
¡Ay, calla! (Mirando a la derecha)

SIMONA
¿Qué es?

ROSARIO
Que viene mi padre con Colas. Vámonos delante hacia casa.

SIMONA
¡Es verdad!... ¡Demonio de zángano! (Vanse por la izquierda)


ESCENA III

Don Fabián y Colás.

FAVIAN
¡Chits! ¡Chits! (Llamándolas)

COLAS
¡Chits! ¡chits!

FABIAN
Sí, buen paso llevan.

COLAS
¡No me hace caso! ¿Ve usté?

FABIAN
¿Tú ves eso? Pues todo eso es cariño.

COLAS
¡Sí, narices!

FABIAN
Pero, hombre, ¡si conoceré yo a las mujeres! La primera novia que tuve me hacía lo mismo; en cuanto me veía, a esconderse; yo creía que era porque no me quería, pero su primo me dijo que sí me quería.

COLAS
¿Y que sabia el primo?

FABIAN
¡Pues no había de saberlo, si era él el que se escondía con ella!

COLAS
Sí; pero es que Rosario no me ha dao a mí esas pruebas tan grandes de cariño.

FABIAN
Ya te las dará; anda, vamos a casa, (Vase izquierda)

COLAS
Bueno; pero lo que es esta noche me la paso vegilando y me entero de too. ¡Colas, pero no tanto! (Vase izquierda)


ESCENA IV

Sargento, Parejo, Melindres, Soldados. Salen de a dos en fondo, marcando el paso. Empieza a oírse el “un, dos, lejos y va creciendo hasta la salida.

SOLDADO
Un, dos, un, dos...

SARGENTO ¡Alto! (Se paran todos)

MELINDRES
(Chillando) Un, dos...

SARGENTO
¿No ha oído usté? ¡He dicho que alto!

MELINDRES
No puedo chillar más, mi Sargento.

SARGENTO
¡Cállese usted! ¡Izquierda! ¡izquier! (Unos dan la vuelta izquierda; otros a la derecha). Mal, pero que muy mal. Hay que hacerlo al revés, ¡so brutos! De frente otra vez. A ver ahora cómo sale. ¡Izquierda! ¡izquier! (Los que se habían vuelto do cara, ahora de espaldas y los de espalda, cara ) ¡Maldita sea, hombre, maldita sea! (a Parejo) ¿Es esto la izquierda? (Parejo se vuelve) ¿No sabe usté cuál es la izquierda? (se vuelve otra vez) ¿Se está usté burlando? Too el mundo de frente. ¡Parejo! Tres pasos al frente.

PAREJO
Un, dos, tres. ¡Trompa segura! (Adelantando los tres pasos)

SARGENTO
¡Pase usté pá acá! (Pasa) Pase pá acá. (Pasa) Pase pá allá, (pasa) ¡Cuádrese usté! (se cuadra)

PAREJO
¡Tres pases y cuadrado! ¡Me descabella!

SARGENTO
¿Con qué pierna empieza usté a marchar? ¡Jumento!

MELINDRES
(Adelantándose y cuadrándose) ¡Presente!

SARGENTO
¿Qué hace usté?

MELINDRES
Como ha dicho usté jumento, y siempre me llama usté así.

PAREJO
Ese es Milindres.

SARGENTO
¡A la fila! ¡Dándole un cachete) Vamos a ver. (A Parejo ; ¿Con qué pierna empieza usté a marchar?

PAREJO
Con esta.

SARGENTO
¿Y cuál es esta?

PAREJO
La compañera de ésta.

SARGENTO
¿Con qué pie, digo?

PAREJO
Con uno.

SARGENTO
¿Cuantos pies tiene usté?

PAREJO
Seis

SARGENTO
¿Cuáles son? Vamos a ver.

PAREJO
(Mirándose las manos y dudando) Uno, dos... y los otros cuatro no me los he visto, pero cuando me tallaron me dijeron que tenía seis pies... y una pulgada, que tampoco sé donde está, mi Sargento.

SARGENTO
¡Quita de ahí, hombre, quita de ahí; porque si no te finiquito! ¡Y las manos quietas! (Dándole un cogotazo)

PAREJO
¡Ojalá! (Vuelve a la fila)

SARGENTO
¡Me he divertido con el pelotón de los torpes! En fin, paciencia. ¡Oído! Vamos a ver si no se os olvida más; la pierna izquierda (De frente a los soldados) es la que está a este lado y con ella se empieza la marcha, ¿estamos? (Indica la pierna izquierda)

PAREJO
Sí señor.

SARGENTO
Vamos a ver. ¿Cuál es la pierna izquierda?

PAREJO
¿A este lao? Esta... (Levanta la derecha que es la que mirando de frente corresponde al lado que indicó el Sargento)

SARGENTO
(Furioso) ¿Esta?

PAREJO
No, espere usté. (Da media vuelta. Marca un puntapié y sin bajar la pierna derecha se vuelve frente al Sargento) ¡Esta es la derecha! (Señalando la izquierda)

SARGENTO
Pues, ¿y esta?

PAREJO
¡Esta es la encogía!

SARGENTO
¿Y esta, cuál es? (Le da una puntera)

PAREJO
¡Esta es la mala pata que tenemos tóos!

SARGENTO
Vamos, alinear. (Alinean verticalmente al público y a la izquierda del escenario.

(Música)

SARGENTO
¡De frente! ¡March!
SOLDADO
Un, dos, un, dos, etc., etc.

(Marchando de frente. Salen las mozas por la izquierda)


ESCENA V

Dichos, Mozas que salen por los dos lados.

MOZAS
¡Qué tipos tan raros!
¡Ay, qué atrocidad!
mira como marchan,
no saben ni andar, (Se ocultan)

SARGENTO
¡Doble derecha! ¡March!

SOLDADO
Un, dos, un, dos, etc.

MOZAS
(Saliendo por la derecha)
¡Jesús y qué vuelta!
¡Qué barbaridad!
No hay en ellos gracia,
ni marcialidad.

SARGENTO
¡Doble derecha! ¡March!

MOZAS
(Por la izquierda)
¡Já! ¡Já!
Vaya un garbo,
no vi cosa igual.

SARGENTO
¡Las mozas! ¡Qué bellas!
Si puedo, con ellas,
un rato he de hablar.
¡Variación derecha! ¡March!

(Giran los soldados hasta quedar en línea en el foro de espaldas al público)

Salid, muchachas,
venid acá.

MOZAS
(Por ambos lados)
Nos da vergüenza,
rubor nos da.

SARGENTO
Venid, venid, pichonas.

MOZAS
Por Dios, cállese usté,
que miran los soldados.

SARGENTO
Pues yo lo arreglaré.
¡Primera fila, izquierda!
¡Segunda fila, derecha!
¡Cabeza, variación izquierda!
¡Cabeza, variación derecha!
¡March!

(Siguen las dos filas la voz de mando hasta colocarse verticalmente al público en ambos lados, dejando a las mozas en el centro y dándoles la espalda)

SOLDADOS
(Marchando)
Un, dos.
Nos va a reventar,
nos va a fastidiar,
si al fin e! Sargento
con todas las mozas
se pone a charlar.

SARGENTO
¡Izquierda, izquier!...
¡Derecha, deré!...

(Quedan de espaldas a las mozas)

SOLDADOS
Estando así
¡cómo nos vamos a divertir!

SARGENTO
Venid aquí, muchachas,
pues ya no nos ven.

MOZAS
¡Ay, señor Sargento,
qué tuno es usté!
¡Cuánta picardía
debe usté tener!
Venimos a pedirle,
señor sargento,
pues sabemos que tiene
buen corazón,
que al pelotón de torpes
del regimiento,
no les fastidie tanto
con la instrucción.

SARGENTO
Si en lugar de unos hombres,
que son jumentos,
fuerais todas vosotras
el pelotón,
jay! qué pronto sabríais
los movimientos
y cómo saldrían
con precisión

MOZAS
Jesús, señor Sargento,
qué pícaro es usté!
Formad y veréis.

(Se forman en dos líneas frente al público)

Ya puestas en hilera
veréis qué fácil es.
Se avanza el pié derecho.

MOZAS
(Recogiéndose las faldas y alargando el pie)
¿Así?

SARGENTO
Un poquito más.
¡Qué pié tan rebonito!

SOLDADOS
(Descomponiendo las filas)
¿A ver?

MOZAS
¡Jesús!

SARGENTO
¡Atrás!
¡Firmes vosotros!
¡Quietos ahí!

SOLDADOS
(Formándose otra vez)
Siguiendo así,
cuánto nos vamos a divertir.

SARGENTO Sigamos. Venid.
(Las mozas se colocan formando un cuadro alrededor del Sargento)
Después se mueve el cuerpo
marcando el paso así
y erguida la cabeza
se mira al banderín.
Los brazos dé este modo.
(Marcando arma al hombro)

MOZAS
(Idem). ¿Así?

SARGENTO
Un poquito más.
¡Ay!
¡Qué talles tan esbeltos!

(Abraza a una moza)

SOLDADOS
(Descomponiendo las filas y abrazándolas)
¡A ver!

MOZAS
¡Jesús!

SARGENTO
¡Atrás! ¡Derecha! ¡Izquierda!
¡Paso ligero! ¡March!

SOLDADOS
(Vanse en paso gimnástico dando la vuelta por el centro y entre las mozas y desaparecen por la izquierda, último término)
Un, dos, etc.

SARGENTO
Ahora que estamos solos
os podré perfeccionar.

MOZAS
No se canse en enseñarnos
pues sabemos mucho más.

SARGENTO
¿Mucho más?

MOZAS
¡Mucho más!
De mirar todos los días
cómo forma el batallón,
sin que nadie nos enseñe
ya sabemos la instrucción.
¡Y hay quien dice contemplando
nuestro garbo y nuestro aquel,
venga usté, señor recluta, pá el cuartel!
Como vamos tras la banda
y de oiría sin cesar
cuantas marchas va tocando
aprendemos sin tardar;
si tambores y cornetas
nos ponemos a imitar,
no se ha oído mejor banda militar.

(Imitan la banda militar)

Ta-ra-ta-ta-ra, etc.

Y esos se fueron,
tienen que volver.

SARGENTO
No temáis por ellos,
yo los llamaré.
¡Pelotón de torpes! ¡Alto!
¡Doble derecha! ¡De frente! ¡March!

MOZAS
¡Pobrecitos! Cómo vienen.
Qué cansados estarán.

SARGENTO
Animadlos con los sones
de la marcha militar.

MOZAS
(Evolucionan y salen los soldados rendidos y fatigados)
Ta-ra.ta-ra-ta, etc.

SARGENTO
¡Paso ligero! ¡March!

MOZAS
¡Plam! ta-ra-ta, etc.

(Desaparecen en paso gimnástico por el primer término derecha y los soldados detrás)


MUTACION


CUADRO TERCERO

Telón corto de selva


ESCENA PRIMERA

Juan por la izquierda.

JUAN
¡Yo creo que por este atajo llegaré antes al pueblo! ¡Camará, qué apuro! ¡Creí que na podía salir del campamento! ¡Gracias a que tengo un capitán que vale un mundo, y en cuanto le he pedio permiso y se ha enterao que era cuestión de una mujer, y le enseñao la fotografía de Rosario, ha mirao el retrato y me ha dicho: «¡Compadre, qué suerte! ¡Vaya una moza! ¡Cuidao con la cara!»—¿Es bonita, verdad mi capitán?—«¡Digo que cuidao con la cara si te coge el padre!» No hay cuidao, mi capitán; y yo lo que quisiera es salir pronto del campamento, porque a las nueve es la cita.— «Pues, vete, que es tarde, y a las nueve pué que no llegues, pero con que llegues al cuarto basta.»—Y lo que es al paso que voy, al cuarto sí llego. (Mira el reló) «¡Ah! me ha dicho el capitán;  despacha pronto, y de diez a diez y media aquí; con que arrea, y ya sabes que no te  permito que te entretengas más que hasta la media.» —¡Dios quiera que se haiga dormío el padre! Creo que es más bruto que una caballería, y si me ve me mata. Pero, pa tóo hay remedio, y si me ve y es una caballería, contra esa caballería formo el cuadro. ¡Ahora que pué que yo forme el cuadro y el padre me rompa el marco de una patá! ¡En fin, ánimo... y al pueblo! (Vase)


ESCENA II

Parejo y Melindres.

PAREJO
Pero ascucha. Melindres, ¿de aonde venías corriendo?

MELINDRES
Pus der campamento; porque voy al pueblo a llevar al Arcarde una orden del habelitao.
¿Y tú, no llevas ná?

PAREJO
¿A que no sabes lo que llevo yo debajo de la gorrilla. Melindres?...

MELINDRES
¡Miá que grasia! Er pelo.

PAREJO
¿Pero er pelo de quién?

MELINDRES
¡Er tuyo!

PAREJO
¡Quiá! (Se quita la gorra y saca todo lo que dice) Er pelo de mi novia, una carta suya, cuatro arcahueses. er moquero, una caja de betún y una chufa... y otra cosa muy requetebuena... ¡superior!

MELINDRES
¿Qué es?

PAREJO
Si tiés una sarilla y aciertas lo que es, lo enciendo y te dejo dar dos chupas.

MELINDRES
(Después de pensar) ¡Pan y queso!

PAREJO
¡Quita, hombre! ¡Un pitillo!

MELINDRES
¡Camará! Cómo se conoce que eres de güeña familia.

PAREJO
¿Tiés mistos?

MELINDRES
Dos sin cabeza y dos con ella.

PAREJO
Pus venga uno útil; tú pones la cabeza, digo, tú pones er fuego, yo er tabaco, ¿eh? y le tiramos dos chupas cada uno.

MELINDRES
¡Arza! Enciende tú que tiés más purmón.

PAREJO
Venga. (Enciende) ¡Ar pelo!

MELINDRES
¡Trae pa cá!

PAREJO
Aspérate que cierre el baúl (Se encasqueta la gorra) y que tome la embocaura.

MELINDRES
¿A qué vas tú ar pueblo?

PAREJO
Por un asunto doméstico de mi familia.

MELINDRES
¿Tiés parentela?

PAREJO
Un tío y una prima que creo que es requetepreciosa.

MELINDRES
Superior, ¿eh?

PAREJO
¡Como un caramelo!

MELINDRES
Déjame chupar.

PAREJO
¡Camará! Pus no te arteras tú poco.

MELINDRES
Es que paese que me has tomao por un lipendi y yo...

PAREJO
Tú, ¿qué?

MELINDRES
Que yo chupo, que pa eso he puesto er fuego, que era er trato.

PAREJO
¡Ah! ¿Si? Pues no chupas por desigente, y me incomodo yo y desago er trato. ¿Tú has puesto er fuego?

MELINDRES
Sí, señor.

PAREJO
Pus trato deshecho. ¡Ahí va er fuego! (Le quita con los dedos el fuego del cigarro)

MELINDRES
¿Pero?

PAREJO
¡Eso es lo tuyo; chupa de ahí! (Y ahora a ca mi tío) ¡De verano! (Y esto ar baúl!) (Mete la colilla en la gorra y se va por la izquierda)

MELINDRES
¡Mardita sea! ¡En cuanto te agarre en la tienda te rompo el equipaje! (vase detrás de Parejo)

MUTACION


CUADRO CUARTO

Interior de una casa de pueblo. Puerta de entrada al foro; a la derecha de esta, ventana baja y puerta. En el costado de la derecha, en segundo término un armario empotrado en la pared, y en primer término la puerta de la despensa. En la izquierda dos puertas. Mesa, sillas y sillón de cuero. Sobre la mesa una botella de vino y dos velones encendidos. En un rincón un montón de leña.


ESCENA PRIMERA

Don Fabián con rosario en la mano. Rosario y Simona cosiendo y Colás al lado de aquella.

FABIAN
(Rezando) Y...

TODOS
Y...

FABIAN
Concédenos...

TODOS
Concédenos... (Colás había y acciona dirigiéndose a Rosario)

FABIAN
Tú...

TODOS
Tú...

FABIAN
Tú...

TODOS
Tú...

FABIAN
¡Tú! (A Colás) ¡A ver si te estás quieto!

COLAS
¡Si estoy quieto!

FABIAN
Tu divina gracia, por los siglos de los siglos, amén. (Se persigna)

SIMONA y ROSARIO
¡Así sea! (Idem)

COLAS
(Distraído) De los siglos...

FABIAN
Pero, ¿qué dice ese hombre? ¡Te has quedado en el siglo pasado! ¡Ea, ya hemos sacado otra ánima del purgatorio!

SIMONA
¡Ah, se me había olvidado decirle a usté una cosa!

FABIAN
¿Qué?

SIMONA
Que el demandadero de las monjas ha traído pa ustés una bizcocha de merengue.

FABIAN
Pues mira, métela en la alacena, (Simona la mete en el armario) ¡Y ahora a la cama todo el mundo! (Necesito que me dejen solo pronto) Vaya, hijos míos, mañana hablaréis.

SIMONA
(Vamos pronto, pa que tenga tu padre tiempo de dormirse)

ROSARIO
Buenas noches, y hasta mañana, si Dios quiere.

FABIAN
Adiós, hija.

ROSARIO
(Aparte a Simona) ¿Y la ventana?

SIMONA
(Idem a Rosario) Ha quedado abierta. (Vanse por la puerta del foro derecha y cierran, llevándose uno de los velones)

FABIAN
¡Y tú, anda, vete por el corral, que está abierto!

COLAS
Voy... (Pues no me voy, y lo observo tóo por esa ventana) (Por la del foro. Vase foro izquierda)

FABIAN
¡Anda, al corral! (Entorna las hojas de la puerta foro izquierda)


ESCENA II

Don Fabián.

FABIAN
(Pausa) ¡Ea, ya me quedé sólo!... y son las nueve y media, la hora convenida. No tendrá más que empujar, y entrará fácilmente! ¡Pobre hijo mió! ¡Hijo del alma! ¡Que abrazo te voy a dar en cuanto te vea! (vase por la primera izquierda, llevándose la luz. Queda la escena a obscuras)


ESCENA III

Juan, que abre la ventana y se asoma. Luego Don Fabián con luz.

JUAN
¡Rosario! ¡Simona! Nadie; no me aguardan. Y no se oye nada. Yo me meto aquí y aquí
espero. (Salta y anda a tientas) ¡Qué obscuro está esto! ¡No se ve ni gota! (Tropieza en la mesa, coge la botella y bebe) ¡Ni gota! (Sigue a tientas y tropieza con las hojas de la alacena) Aquí hay una ventana! ¿Dará a su cuarto? (Abre y se asoma) [Demontre! (saca la cara llena de merengue) ¡Esto da a una confitería! ¡Me he puesto perdido! (Se abre la puerta primera izquierda y aparece don Fabián con el velón encendido) ¡El padre! ¡María Santísima! ¡Me mata!

FABIAN
¡Tú! ¡Tú aquí! ¡Ven a mis brazos! ¡Hijo del alma! (Abrazándole). Uno, dos, tres... (Le besa) ¡todos los que te guardaba desde hace veinte años!

JUAN
(¡Y me acaricia! ¿Qué es esto?)

FABIAN
¡Qué dulce!... ¡qué dulce!

JUAN
(¡Ha notado lo del merengue!)

FABIAN
¡Qué dulce es estrechar contra el corazón a un ser querido!

JUAN
(¿Qué dice? ¡Me ha tomado por otro!)

FABIAN
¡Ay, ya estas aquí, rico mío! ¡a mi lado! Ha llegado, por fin, la hora de que te lo cuente todo... de que sepas que no eres mi sobrino... ¡ni mucho menos!

JUAN
¡Sí ya lo sé!

FABIAN
De que no soy tío, que soy más... ¡más que tío!

JUAN
¡Sí ya lo sé!

FABIAN
¿Lo comprendes ahora todo?

JUAN
(Ni una palabra) Todo, sí, señor.

FABIAN
Pero para todo el mundo que eres hijo de Policarpo, ¿eh?

JUAN
Sí... Sí... (¡Qué apuro! ¿Cómo saldría yo de aquí?)

FABIAN
Ahora a cenar, que traerás apetito; a comerte todo esto que te he guardado. Chuletas, salchichón... (Lo saca de la alacena)

JUAN
Muchas gracias, pero...

FABIAN
Y merengue, ¿quieres probarlo?

JUAN
¡Ya lo he probado!

FABIAN
Y ahora mismo voy a llamar a Rosario para que le des un abrazo.

JUAN
¡No, no señor, eso no!

FABIAN
Pues, ¿A qué has venido?

JUAN
A eso, sí, señor, pero.

FABIAN
Pues aguarda. Voy primero a avisarla, (Vase primera izquierda)

JUAN
¡Y va a llamarla; yo me marcho de aquí! ¡Yo huyo! (intenta hacerlo)


ESCENA IV

Juan, Rosario, Simona después Colás en la ventana del foro.

ROSARIO
¡Juan! ¿Tú aquí? (Muy asustada)

JUAN
¡Ay! ¡Rosario de mi vida!

ROSARIO Pero, ¿qué es esto?

JUAN
Que tu padre me ha visto, me ha besado, me ha dicho que soy hijo de Policarpo y me ha dado esto para que cene.

SIMONA
¡Le ha tomao por otro!

ROSARIO
¿Y qué hacemos?

JUAN
Pues irme yo en seguida.

SIMONA
No; lo mejor, pa que no sospeche, es que se quede usté y se coma el salchichón.

JUAN
¿Y si sospecha después de comérmelo? Porque no siento yo comerme el salchichón, lo que siento es dejar aquí el pellejo.

SIMONA
No, el pellejo lo esconderemos.

JUAN
Si digo el mío, señora.

RSARIO
Es que si te vas nos separamos para siempre, porque, ¿y Colas?

COLAS
(Asomando la cabeza por la ventana) ¡Bueno, gracias!

JUAN
Es que si tú me quieres, ¿quién me robará tu cariño? ¿quién?


ESCENA V

Dichos y Parejo.

PAREJO
(Por el foro) ¡Gente de paz!

LOS TRES
¡Ah!

ROSARIO
¡Un soldado!

JUAN
¡El otro!

(Música)

LOS TRES
¡Ah!

PAREJO
¿Se pué pasar?

LOS TRES
¡Ah!

PAREJO
Buenas noches, señores,
yo soy Parejo
y del grupo de torpes
soy el más viejo.

ROSARIO
¡No hay duda, es él!

JUAN
¡El debe ser!

ROSARIO y SIMONA
¡Ay! Qué apuro tan grande.

JUAN
¿Qué vamos a hacer?

PAREJO
No me responden
¿qué pasará?
Buenas noches, señores
etc, etc.
Paecen estatuas
atolondrás
Les da miedo el mirarme
a la cara
¿qué pasará?

LOS TRES
¡Ah!

ROSARIO
¡Ah! si usted supiera,
señor Parejo!
lo que varía mi situación;
si usted siguiera
mi buen consejo
de aquí se iría sin dilación.

JUAN
¡Ah! si tú no quieres,
mi buen Parejo,
en el momento salir de aquí,
si tú prefieres
que salga el viejo
el escarmiento va a ser pa mí.

SIMONA
¡Ah! salga usté a escape,
señor Parejo,
que yo le juro sin vacilar
que no le atrape
por Dios el viejo,
pues de seguro le va a matar.

PAREJO
¿Pus que delito
tiene Parejo
pa que le quieran echar así
Pues yo repito
que no me alejo,
porque me esperan de fijo aquí.
A lo que he venío
yo voy a decir,
porque a mi no me gusta
nunca mentir.
Tengo un tío
que me quiere de verdá
y en jamás nunca le he visto
ni me vio.
Y una carta
que me ha dao mi mamá
va a decirle en el momento
quién soy yo.
Hoy el rancho no he comió
por venir,
y he venío más que nada
por cenar,
conque haga usté el osequio
de decir
si el estómago lo tengo
pá marchar.

JUAN
No le entregues esa carta
a don Fabián.

ROSARIO
Porque causas la desdicha
de los dos.

SIMONA
Si usté quiere, melitar,
se salvarán.

PAREJO
Pues no entiendo una palabra
como hay Dios.

ROSARIO
¡Yo soy la hija! (Arrodillándose)

JUAN
¡Yo soy el novio! (Idem)

SIMONA.
¡Yo la criada! (Idem)

PAREJO
¿Pus quién soy yo? (Idem)

JUAN
(Levantándose)
Tú eres un bruto
si no te marchas;
conque, ¿qué dices?

PAREJO
¡Digo que no!
Necesito que me digan
qué es lo que ha pasao aquí.

JUAN
Que he venido de uniforme
y que me han tomao por tí.

PAREJO
¿Por mí?

ROSARIO
Sí.

JUAN
Sí.

SlMONA
Sí.

PAREJO
¿Sí?
Pues no me marcho,
¡Yo ceno aquí!

ROSARIO
De trance tan fatal
es fuerza ya salir.

JUAN
¡Jesús, qué terco es,
qué bruto y qué cerril!

ROSARIO
Yo he de hacerle salir.
Yo le ruego por favor
que se marche sin tardar,
pues si aquí le ve mi padre
yo me muero de pesar.

SIMONA y JUAN
¡De pesar!

ROSARIO
Se lo ruega una mujer,
no se debe usté negar,
sea usté amable y complaciente
como todo militar.

SIMONA y JUAN

Dice bien, es verdad.

ROSARIO
Yo su acción premiar sabré
como cumple a tal favor,
y desde hoy le ensalzaré.

SIMONA y JUAN
Yo también.

ROSARIO
Su nobleza y su valor.

SIMONA y JUAN
Su / Tú valor.

ROSARIO
En sus ojo leo ya.

SIMONA y JUAN
Leo ya.

ROSARIO
Que a marcharse va de aquí.
Míreme casi llorar,
tenga lástima de mí.
Ya ve mi dolor,
mi pena ya ve;
no tarde ya más,
de aquí salga usté.
Escuche mi voz,
comprenda mi afán
y al punto de aquí
aléjese ya.
Y le pido que se aleje
o mi dicha muere ya.

(Hablado)

ROSARIO
¿De modo que tú no quieres más que cenar y entregar una carta a mi padre?

PAREJO
Na más.

ROSARIO
Pues puedes salvarnos.

PAREJO
¿Cómo?

ROSARIO
¿Tú eres bueno?

PAREJO
¡Vaya una pregunta! ¡Como que soy quinto!

SIMEONA
¿Y qué tié que ver?

PAREJO
Si, señora, porque ya habrá usté oído icir que no hay quinto malo.

ROSARIO
Pues mira, escóndete en ese cuarto que no te vea mi padre, yo te llevo ahí la cena, te la comes, y luego te vas al campamento, y mañana vuelves a darle la carta.

.JUAN
Eso.
PAREJO
Mu bien pensao, eso es ponerse en razón, le salvo; eres mu guapa.

COLAS
(En la ventana) ¡Un soldado abrazándola!

JUAN
De prisa que creo que viene.

PAREJO
¿Ande me meto?

ROSARIO
Aquí. (Abriendo la puerta primera derecha)

JUAN
¡Gracias a Dios! (Rosario cierra)


ESCENA VI

Dichos y Fabián.

FABIAN
Pero, ¿cómo? ¡Rosario! ¡Simona! ¿Vosotras aquí?

ROSARIO
¡Mi padre! Pues si, señor, oímos ruido, bajamos, y nos encontramos aquí, con...

FABIAN
¡Con tu primo, hija mía! La Providencia os ha juntado con el pobre hijo... del tío Policarpo, que ya está en el seno de la familia. ¡Abrázale, abrázale fuerte, hija mía!

ROSARIO
Pero, padre...

FABIAN
Y aprieta, aprieta.

COLAS
(En la ventana) ¡Aprieta, otro soldado abrazándola!

FABIAN
Bueno; basta, basta.

JUAN
Es que… me gusta mucho estar en ele seno de la familia.

COLAS
(Saliendo por la puerta del foro) ¡Ea! ¡Esto ya no lo aguanto. ¡Don Fabián!

TODOS
¡Colás!

JUAN
¡María Santísima!

FABIAN
¡Tú!

COLAS
Yo, sí, señor, que lo he visto tóo desde la ventana.

ROSARIO
¡Dios mío!

JUAN
¡Morimos!

FABIAN
¿Qué has visto? Lo que iba yo a contarte mañana. Que aquí hay un sobrino mío.

ROSARIO
Dos.

JUAN
¡Uno!

ROSARIO
¡Cállate!

FABIAN
¡Uno!

COLAS
¡Dos! Porque yo he visto que a su hija de usté la abrazaba otro soldado.

FABIAN
Este

COLAS
No, señor, otro.

FABIAN
¿Otro? ¿Pero tú estás loco?

COLAS
Y ese soldao, que es el novio de su hija de usté, como yo me figuraba, está ahí escondío.

FABIAN
¿Ah?

PAREJO
(Sale) ¡Tío, diga usted que es mentira! (Vuelve a esconderse corriendo en la despensa)

FABIAN
¿Un soldado ahí?

COLAS
¿Lo ve usté?

ROSARIO
Padre, por Dios.

FABIAN
¿Con que tu novio aquí, infame?

ROSARIO
¡Padre!

PAREJO
No lo crea usted, tío (Repitiendo el juego)

FABIAN
¡Dejadme, lo estrangulo! ¡Tu novio aquí!

ROSARIO
¡No, padre!

PAREJO
¡Socorro, socorro! (Fabián entra en la despensa y pega a Parejo)

JUAN
¡Lo hace polvo!

FABIAN
¡Toma granuja!

COLAS
¡Toma, pillo!


PAREJO
¡Me ha molido! (Sale huyendo y Don Fabián detrás pegándole)

FABIAN
¡Lo mato! (Rosario y Juan le detienen) ¿Con que has venido aquí por mi hija? ¡Soltadme!

PAREJO
No soltarlo, que voy a decirle la verdad.

JUAN
No, calla; ¡si no callas le suelto!

PAREJO
El novio de su hija de usté es éste, (Por Juan)

FABIAN
¿Qué?

JUAN
Sí, señor. (Escondiéndose detrás de Colas)

ROSARIO
Si, señor.

FABIAN
Pero entonces, ¿quién es éste?

ROSARIO
Mi primo.

PAREJO
Si, señor; soy mi primo, digo el primo, y pa que usté lo vea tome usté esta carta.

FABIAN
Dame, y como mientas... (Leyendo) ¡Tú! (Lo mira y corre tras él) ¡Tú!

PAREJO
(Huyendo) ¡Sujetarlo! ¡Sujetarlo!

ROSARIO
¡Padre!

JUAN
¡Don Fabián!

COLAS
No le pegue usté más.

FABIAN
Déjame. (Alcanza a Parejo, le abraza y le besa) ¿Con que eras tú? Es muy feo, pero es, ¡es éste! ¿Con que eres tú hijo de la Torcuata? ¿El verdadero hijo... del tío Policarpo?

PAREJO
¡Quiá, no, señor! Yo soy hijo de la hermana de la Torcuata, de la Nicanora, pues eso dice la carta; que el verdadero sobrino de usté, que es primo mío, llega pasao mañana en otro regimiento. Vuelva usté la carilla... ¡aquí!

FABIAN
¡Es verdad! Ya decía yo que eras muy feo. Y en cuanto a usted... (A Juan)

JUAN
A mí me tomó usted por ese otro, cuando vine a ver a esta, que me quiere a mí sólo, don Fabián, ¿verdá?

ROSARIO
Sí, señor; a él solo, padre.

FABIAN
¡Y yo que les decía que apretaran! En fin, si cuando tomes la licencia eres buen muchacho... hablaremos.

COLAS
¿Y yo me quedo sin ná?

PAREJO
No, señor. (Le pega) Tome usté, y a la calle, ¡so Colas! Y yo, ¿cuándo ceno?

FABIAN
Pasao mañana, cuando venga mi verdadero sobrino cenarás con nosotros. ¡Y dispensa
los palos, hombre!

ROSARIO
(Al público) Y tú, público imparcial, no nos juzgues muy severo; perdona al cabo primero y asciéndele a general!


TELÓN

Información obtenida en:
https://archive.org/details/elcaboprimerozar00caba

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