LA VERBENA DE LA PALOMA
O
EL BOTICARIO Y LAS CHULAPAS
O
CELOS MAL REPRIMIDOS
Sainete
lírico en un acto y en prosa.
Libreto
de Ricardo de la Vega.
Música
de Tomás Bretón
Representado
por primera vez en el Teatro Apolo de Madrid la noche del 17 de Febrero de 1894.
PERSONAJES (Estreno)
Don
Hilarión, 70 años – Sr. Rodríguez.
Julián
– Emilio Mesero.
Susana
– Luisa Campos.
Casta
– Irene Alba.
La
Tía Antonia – Sra. Vidal.
La
Tabernera, Señá Rita - Srta. Leocadia Alba
La
Cantaora – Srta. Llanos.
El
Tabernero – J. Mesero.
Don
Sebastián – Sr. Ramiro.
Doña
Severiana - Sra. A. Rodríguez.
Doña
Mariquita - Srta. Palmer.
Teresa
– Srta. Salvador.
Candelaria
– Srta. Pastor.
Una
Chula - Sra. Corona.
Un
Señor – Sr. Nieves.
Mozo
1º - Sr. León.
Mozo
2º - Sr. Soler.
Un
Vecino – Sr. Ródenas.
Vecina
1ª - Srta. A. Campos.
Vecina
2ª – Srta. Fernández.
Un
Inspector - Sr. Ruesga.
Hortera
1º – Sr. Caba.
Hortera
2º - Sr. Zapater.
Un
Portero – Sr. Nortes.
Una
Portera - Sra. Corona.
Un
Sereno - Sr. Castro.
Un
Dependiente – Sr. Galerón.
Guardia
1º – Sr. Nortes.
Guardia
2º - Sr. Sánchez.
Coro
general
ACTO UNICO
Una
calle. Frente al público, ocupando casi todo el escenario, la fachada de una
casa grande, moderna, do tres pisos. En el centro el portal. A la izquierda del
espectador una botica en la misma fachada de la casa. A la derecha, primero una
buñolería de lujo, y a su lado una taberna ó almacén de vinos, también en la
misma fachada. El portal y las tres tiendas son practicables La acción pasa en
la noche del 14 de Agosto, durante la verbena de la Paloma. Hace gran calor.
ESCENA PRIMERA
Don
Hilarión y Don Sebastián aparecen sentados a la puerta de la botica. Los Porteros de la casa también toman el fresco sentados.
La portera tiene en la falda un niño pequeño dormido. La buñolería está llena
de gente y hay mucha animación. A la puerta de la taberna juegan al tute en una
mesa pequeña, y sentados en banquetas, el Tabernero y dos amigos suyos, mozos
de chapa. La Tabernera les sirve de cuando en cuando unas medias copas. Julián,
sentado en una silla baja y arrimado a la pared de la taberna, suspira y se
lamenta.
INTRODUCCION
(Cantado)
HILARION
El
aceite de ricino
ya
no es malo de tomar.
Se
administra en pildoritas
y
el efecto es siempre igual.
SEBASTIAN
Hoy
las ciencias adelantan
que
es una barbaridad.
HILARION
¡Es
una brutalidad!
SEBASTIAN
¡Es
una bestialidad!
HILARION
La
limonada purgante
no
la pide nadie ya.
SEBASTIAN
Como
que esa limonada
nunca
sirve para ná.
Es
lo mismo que un refresco
de
naranja ó de ceba.
HILARION
Pues
por eso justamente
ya
no es ni chicha
ni
limoná.
SEBASTIAN
Pues
el agua de Loeches
es
un bálsamo eficaz.
HILARION
Hoy
la ciencia lo registra
como
muy perjudicial.
SEBASTIAN
Hoy
las ciencias adelantan
que
es una barbaridad.
HILARION
¡Es
una brutalidad!
SEBASTIAN
¡Es
una bestialidad!
HILARION
El
calor que hace esta noche
sí
que es una atrocidad.
SEBASTIAN
Y
yo tengo a todas horas
A
cabeza tan suda!
HILARION
Eso
es bueno y conveniente.
mi
señor don Sebastián.
El
que suda con frecuencia
vence
toda enfermedad.
SEBASTIAN
Pues
yo tengo todo el día
la
camisa tan pega,
que
dirán los que me vean
que
no está recién plancha.
JULIAN
Unos
ríen y otros
lloran
de verdad.
RITA
¡Julián!
JULIAN
¡Seña
Rita!
RITA
¿Qué
tienes?
JULIAN
¡Yo
ná!
RITA
¿Llorando
la noche
te
vas a pasar?
JULIAN
¿Qué
quiere usted que haga?
RITA
Ser
hombre y demás.
JULIAN
¡Lo
soy, señá Rita!
RITA
Pues
pruébalo ya.
JULIAN
Esta
noche misma
lo
voy a probar.
(Levantándose.
Rita le hace sentar y le ofrece una copa)
RITA
¡Quieto!
Calla y bebe.
JULIAN
Maldita
sea la...
TABERNERO
Las
cuarenta.
MOZO
1º
Bueno.
MOZO
2º
Si
te fallo el as,
ni
acusas cuarenta,
ni
veinte ni ná.
TABERNERO
A
vosotros antes
os
tocó ganar.
MOZO
1º
A
otro juego.
MOZO
2º
Vamos.
TABERNERO
(Al
Mozo segundo)
Eres
tú el que da.
JULIAN
También
la gente, del pueblo
tiene
su corazoncito,
y lágrimas
en los ojos
y
celos mal reprimidos,
bigornia
del herrador
es
este corazón mío.
Cuantos
más golpes le dan,
más
duro está el maldecío,
¡Y
por una morena chulapa
me
veo perdió,
y
a la cara me sale el coraje
que
tengo escondió!
RITA
Si
a la cera te sale el coraje
que
estaba escondía,
deja
ya la morena chulapa
y
ten más sentío
HILARION
Hay
bastantes enterocolitis
durante
el estío.
Antes
yo me reía de todo
y
ya no me río.
SEBASTIAN
Yo
me privo de fruta y tomates
durante
el estío.
Los
calores me ponen tan flojo
que
estoy aburrió.
TABERNERO
y MOZOS
¡Yo
fallé con la sota de bastos, espadas,
copas,
y
el juego era mío,
no
sabemos ni quién ha ganado
ni
quién ha perdió.
PORTERO
¡El
niño está dormido;
acuéstale,
mujer.
PORTERA
Si
hace un calor arriba
que
sale fuego
de
la pared.
Vamos,
hermoso, vamos.
(Se
levanta con el niño y entra en el portal. El Portero se queda sentado)
PORTERO
Yo
subiré después.
(Chulos
y chulas en la buñolería)
TODOS
¡Já,
já, já, já!
ELLAS
¿Cuántos
buñuelos
nos
vais a dar?
ELLOS
Cuarenta
libras.
¡Las
que queráis!
ELLAS
¡Queremos
churros!
ELLOS
¡Vengan
acá!
ELLAS
¡Quiero
aguardiente!
¡Yo
limoná!
ELLOS
¡A
ver si luego
sus
alegráis!
Por
ser la Virgen
de
la Paloma,
un
mantón de la China-na,
China-na,
te
voy a regalar.
Toma
un churrito,
mi
niña, toma,
y
no seas endina-na,
dina-na,
que
me vas a matar.
ELLAS
Por
ser la Virgen
de
la Paloma,
un
mantón de la China-na,
China-na,
me
vas a regalar.
Venga
el regalo
si
no es de broma,
y
llévame en berlina-na,
lina-na,
al
Prado a pasear.
(Hablado)
JOVENES
¿Qué
queréis ahora?
ELLAS
¡Verbena,
verbena!
JOVENES
Pues
vamos a recorrerla toda y acabaremos
en
el Matadero.
ELLAS
¡Já,
já, já, já!
UNA
Pero,
¿somos vacas?
ELLAS
¡Já,
já, já, já!
OTRA
Como
que vamos detrás de los mansos...
ELLAS
¡Já,
já. Já! ¡Olé! ¡Bien!
JOVENES
¡Lo
dicho! ¡Al Matadero!
TODOS
¡Al
Matadero!
Por
ser la Virgen
de
la Paloma, etc. (Cantando)
(Van
desfilando por parejas y desaparecen )
JULIAN
¡Para
esos es el mundo! (sigue suspirando y haciendo gestos de rabia)
RITA
¡Julián!
JULIAN
¡Señá
Rita!
RITA
¡Que
tienes madre!
JULIAN
(Sollozando)
Ya lo sé.
RITA
Que
si no la tuvieras yo no te lo diría.
JULIAN
Ya
lo sé. (Idem)
RITA
¿Qué
querías, que yo te dejara hacer lo que ibas a hacer?
JULIAN
Será
lo que usted quiera, pero, ¿por qué me quitó usted la pistola, seña Rita?
RITA
Porque
tienes madre, Julián.
JULIAN
¡Ya
lo sé, seña Rita!
RITA
Y
si yo no te hubiera quitado la pistola, a estas horas serías fraile en el
convento del
Abanico,
JULIAN
Pero,
venga usté acá, señá Rita. ¡Si yo para esa mujer no soy ya nada, nada, nada!...
¡Ni
esto!...
TABERNERO
(Jugando)
Vengan copas.
RITA
Ahora
voy. (Creyendo que pide vino) Pero, ¿tienes pruebas, maldito de cocer?
(Hablando
con Julián, sin hacer caso de los otros)
JULIAN
¡Pero,
no me queme usté la sangre, señá Rita! ¿Pero no sabe usté que la he dicho a esa
bribona, hoy, hoy mismito, esta tarde, sin ir más lejos, que la quería llevar a
la verbena, y me ha dicho que no, que tenia que hacer? Pero, ¿qué tiene ella
que hacer, Dios mío, qué tiene ella que hacer que no sea conmigo, vamos a ver?
'TABERNERO
(Jugando)
Pero, ¿no vienen esas copas?
RITA
Allá
voy, he dicho, (Con mal modo)
MOZO
1º
Veinte
en bastos.
MOZO
2º
¡Nos
ha fastidiao éste!...
JULIAN
Miré
usté, seña Rita, no he querido decirle a usté lo que he visto esta mañana,
¿sabe usté? Porque no quisiera haberlo visto, y quisiera no acordarme de ello;
¡por éstas! (Haciendo las cruces) Y, en fin, que quisiera no haberlo visto.
RITA
¡Moler!
¿Qué has visto?
JULIAN
(Suspirando)
¡Ay, Dios mío! (Pausa) Venía yo esta mañana de la imprenta por mi camino de
siempre. Corredera Alta, Corredera Baja, y me desemboco en la de la Luna para
tomar la de Tudescos, y me acuerdo de que no tengo tabaco, y me tiro a la
derecha para ir a un estanco que hay cerca de la calle ancha, y que la
estanquera me conoce y me da lo mejor que tiene; cuando yo, distraído, al
atravesar la calle, se me viene un simón encima, que en poco me deja de caer.
Hago así para contener el caballo, lo cual que el animal se espanta al sentir
el meneón que le di para que no me atropellara, y es claro, el coche da un
reculón, y el cochero me dice: ¡Morral!, y me da con la fusta y sale a escape.
Pero no tan escape que no viera yo quién iba dentro del coche. ¿Sabe usted quién
iba dentro del coche, señá Rita? ¡La Susana! ¡Y que no iba sola! ¡Iba también
un hombre!
RITA
¿Los
viste bien?
JULIAN
A
ella como la estoy a usted viendo ahora.
RITA
¿Y
a él?
JULIAN
A
él no le vi, pero le sentí aquí dentro, aquí, (Señalando el pecho) Como si lo
llevara Sentado encima de los pulmones, quitándome el aire para respirar. Sí,
seña Rita. ¡Con la Susana iba un hombre! No sé si guapo o feo, joven o viejo,
tuerto ó derecho, en fin; eso no lo sé. ¡Pero que no iba sola, eso sí que lo
sé! Salí corriendo detrás del coche, tropellé una criatura, me ladró un perro,
me quiso detener un guardia, hasta que, lleno de sudor y ciego de coraje,
tropecé frente a San Martín y me caí de bruces, que no sé cómo no me rompí las
narices. Se ajuntó la gente, llegó el guardia, me preguntó que ponqué corría,
le dije Ja verdad, toda la verdad, como la dicen los hombres de bien, y el
guardia me creyó, y en lugar de llevarme a la prevención, hasta me dio un vaso
de agua con aguardiente de la taberna de la esquina. ¡Si señá Rita! El guardia
tuvo mejor corazón que la chulapa que me ha robado el mío, para llevárselo de
paseo en coche y tirarlo por la ventanilla en medio del arroyo. ¡Ahora, dígame
usté si no tengo razón para quemarme y repudrirme, y para que este año sea soná
la verbena de la Paloma! (Dice este final sollozando, y casi rompe a llorar.
Después de una pausa, habla Rita)
RITA
Julián.
JULIAN
¿Qué
quiere usted? (Sin mirarla)
RITA
Que
tienes madre.
JULIAN
Ya
lo sé, seña Rita.
RITA
Oye,
¿y si la persona que iba con ella en el coche era una mujer?
JULIAN
¿Una
mujer? Eso me dijo ella después, cuando la vi en su casa: que iba con su hermana;
que se les había hecho tarde para ir al obrador y que habían tomado un coche
para ir a entregar. ¡A entregar!... ¡Eso puede que fuera verdad! ¡A entregar!
Desde que vive con su hermana y su tía, la Susana, que no es la Susana, la han
echado a perder... y a mí también ¡Ay, si yo hubiera llevado la pistola en la
calle de la Luna! ¡Cómo paro yo el coche! (Acción de apuntar al cochero)
RITA
Que
tienes madre, Julián.
JULIAN
Ya
lo sé, seña Rita.
HILARION
¡Já»
já, já, já! ¡Eso es verdad! ¡Eso es verdad!
SEBASTIAN
Ea,
pues yo me voy. Ya sabe usted que mi casa está en la calle más céntrica de la
verbena, y que tendré abierta la tienda toda la noche, porque mi familia tomará
el fresco
sentada
a la puerta y verá el baile, que es el mejor de los setenta y dos que hay en el
distrito.
HILARION
¿Setenta
y dos bailes?
SEBASTIAN
Setenta
y dos salones de baile con todos los adelantos modernos. Conque ya lo sabe usted.
HILARION
Si
mi enfermo se mejora, daré una vuelta por allí.
SEBASTIAN
Pues
hasta luego, si nos vemos.
HILARION
Vaya
usted con Dios, mi querido don Sebastián. (Vase don Sebastián)
(Música)
Tiene
razón don Sebastián,
tiene
muchísima razón.
Mas
si me gustan
las
hijas de Eva,
¿qué
he de hacer yo?
Nada
me importa el qué dirán:
dejo
la pública opinión.
Y
si me encuentro
como
un muchacho,
¿qué
he de hacer yo?
una
morena y una rubia,
hijas
del pueblo de Madrid,
me
dan el opio con tal gracia
que
no las puedo resistir.
Caigo
en sus brazos ya dormido,
y
cuando llego a despertar,
siento
un placer inexplicable
y
un delicioso bienestar.
Y
es que las dos,
¡já,
já, já, já!
se
deshacen por verme contento,
¡Já.,
já, já, já!
esperando
que llegue el momento
en
que yo decida
¡já,
]á, já, já!
cuál
de las dos
me
gusta más.
Algo
me cuestan mis chulapas,
pero
la cosa es natural:
no
han de salir a todas horas
con
un vestido de percal.
Pero
también algunas veces
se
me ha ocurrido preguntar:
¿si
me querrán estas chiquillas
por
mi dinero nada más?
Pero,
¡cá!
¡Já,
já, já, já!.
Es
que las dos
¡já,
já, já, já!
se
deshacen por verme contento,
¡já,
já, já, já!
esperando
que llegue el momento
en
que yo decida
¡Já,
já, já, já!
cuál
de las dos
me
gusta más.
(Hablado)
¡Qué
paseíto tan delicioso nos dimos esta mañana mis niñas y yo en el coche de punto
que me sirve para mis aventuras amorosas! ¡Y qué apretaditos íbamos los tres!
¡Y qué caprichosas son, particularmente la Casta!... ¡La Casta es la que me
quiere más! ¡La Susana es menos expresiva, pero también me quiere algo! ¡Bah,
es igual! ¡Casta, Susana!... ¡Las dos hacen mis delicias, y esta noche me las llevo
a la verbena, donde lucirán sus mantones de Manila, que las pobres habían
empeñado, y que yo he tenido que sacar porque me daban lástima!... Lo malo es
que querrá ir también la tía Antonia. ¡Vaya una pinta! Lo que ella quisiera es
que yo me casara con una de las chicas. Y el caso es que algunas veces... Vaya,
me voy a hacer los calomelanos antes de que sea más tarde.
(Entra
en la botica)
TABERNERO
Ya
habéis visto que sois unos chambones.
(Levantándose
los tres) Ea, ahora os venís conmigo, que tenemos míe hacer un encargo
del
ama antes de ir a buscarla a la verbena.
MOZO
1º
¿Un
encargo?
MOZO
2º
¿Cuál?
TABERNERO
Por
el camino os lo diré. (Este Julián es un niño, que es de oro) Vamos allá.
MOZOS
Andando.
(Vanse los tres; el mozo de la taberna mete las banquetas y la mesa y cierra.
La botica, el portal y la buñolería se cierran también. Música en la orquesta
mientras la mutación)
MUTACION
Una
calle del barrio de la Latina. Dos casas ocupan todo el escenario. La de la
izquierda del espectador es pobre y muy antigua, y sólo consta de pisos bajo y
principal. El piso bajo tiene dos rejas muy grandes y salientes que permiten
ver todo el interior de la casa. £1 portal es largo y estrecho. La casa de la
derecha no es tan antigua y tiene tres pisos. La planta baja es un café cuyo rótulo
dice: «Café de Melilla.» La puerta tiene dos hojas qué abren y cierran hacia
fuera y hacia dentro, y a la parte de fuera hay un puesto de fósforos y
periódicos. Un farol de gas entre las dos casas, da muy poca luz a la calle.
ESCENA II
Casta,
Susana y Antonia sentadas a la puerta de su casa. Son dos muchachas muy guapas
y muy alegres. Visten de chulas, pero con decencia. La tía Antonia es una mujer
de cincuenta años, gorda y ordinaria. Habla con una voz tan ronca y
aguardentosa que no se la entiende la mitad de lo que dice. Se ve luz dentro de
la habitación. En la calle están los Guardias 1º y 2º paseándose, y el 8ereno,
recostado en la pared, debajo del farol, leyendo “La Correspondencia”. Oyese en
el café a una cantadora flamenca acompañada del piano. La gente que se supone
dentro la jalea, palmoteando y dando con las cucharillas en los vasos. Con Casta,
Susana y su tía Antonia aparecen sentadas dos Vecinas y un Vecino.
(Música)
CANTAORA
En
Chiclana me crié:
que
me busquen en Chiclana
si
me llegara a perder.
Voces
¡Olé!...
CANTAORA
Los
arroyos v las fuentes
no
quieren mezclar sus aguas
con
mis lágrimas ardientes.
VOCES
¡Mi
niña!
GUARDIA
1º
No
me choca nada
que
se la disputen.
¿Qué
te paece, Pedro?
GUARDIA
2º
Que
canta de buten.
.ANTONIA
¡O1é,
olé, olé,
que
te aplaudo yo!
¡porque
si, señó!
¡porque
me gustó!
¡Y
no habrá ninguno
que
diga que no!
¡Bendita
sea la madre
que
te parió!
¡Y
lo digo yo!
¡y
san se acabó!
¡porque
sí, señó!
¡porque
si, señó!
¡porque
si, señó!
CASTA
y SUSANA
Cállese
usted, tía Antonia,
con
esa voz,
que
la van a llevar los del Orden
a
la prevención.
ANTONIA
No
me da la gana,
que
lo digo yo,
porque
tengo la lengua,
y
san se acabó.
VECINAS
Pues
dice muy bien.
VECINO
Pues
tiene razón.
CANTAORA
Si
porque no tengo madre
vienes
a buscarme a casa,
anda
y búscame en la calle.
VOVES
¡Bendita
seas!
CANTAORA
Que
me dijo mi madre
que
no me fiara,
ni
de tus ojos, que miran traidores,
ni
de tus palabras.
VOVES
Que
te vendas conmigo,
morena
barbiana,
y
que los chulos y chulas del barrio
te
toquen las palmas.
GUARDIAS
Que
se alegra la gente
con
esa barbiana,
y
que los mozos están en Melilla
de
broma y jarana.
CASTA
y SUSANA
Esta
noche, tía Antonia,
se
pone usté mala,
y
cuando venga el señor boticario
la
mete en la cama.
ANTONIA
Esta
noche la paso
de
broma y jarana,
porque,
requiero, requiero y requiero,
y
me da la gana.
(Hablado)
VECINA
1ª
¡Y
que lo hace bien la cantadora!
VECINA
2ª
¡Vaya
si lo hace!
VECINO
¿Y
ustedes no van de verbena? Porque nosotros nos vamos a dar una vuelta.
CASTA
Estamos
esperando a don Hilarión, el boticario, que nos ha ofrecido llevarnos.
VECINA
1ª
Hija,
¡qué ganga tenéis con el tal boticario!
¡No
sus falta ná!
ANTONIA
Nos
aprecia mucho. Por él están estás en el corte de botinas, que las tiene muy
recomendadas. Y si no fueran tontas, alguna sería ya su mujer.
CASTA
No
es para tanto, pero nos dejamos querer.
VECINA
1ª
Hacéis
bien, chicas.
VECINA
2ª
¡Mira
que casarse con un viejo!
ANTONIA
¡Si,
que perderían mucho!
CASTA
Perderíamos
la juventud.
SUSANA
Y
se nos pegaría la vejez con todos sus alifafes.
VECINO
¿Y
tu novio, Susana, no va contigo a la verbena?
SUSANA
Mi
novio no va conmigo a ninguna parte, que me tiene ya más repudrida y más
achicharrada que Sao Lorenzo.
ANTONIA
Si
le hubieras despedido cuando yo te dije...
VECINA
1ª
¡Qué
le ha de despedir!
VECINA
2ª
¡Sí,
buena es esta!
SUSANA
Ya
le he despedido dos veces y hemos vuelto a las mismas por esta dibilidad que yo
tengo.
VECINO
¿Te
tira, eh, te tira?..,
SUSANA
¡Ojalá
que no me tirara!...
VECINA
1ª
¿Pero
no le dará cuidado del boticario?
CASTA
¡Anda!
Pues si supiera que el boticario nos osequia, ya nos habíamos caído.
ANTONIA
¿Y
qué que nos osequie? Pues hace muy bien y le da la gana, y le da la gana, y le
da la
gana.
¡Eso es!
SUSANA
Pues
lo que es Julián me tiene que pagar esta noche los malos ratos que paso desde
que hablo con él. (Oyen dentro de la casa una batalla de perros que se muerden,
ladran y aúllan)
ANTONIA
¡Anda,
demonio, anda!
CASTA
¡Ya
empiezan los malditos perros!
ANTONIA
(Levantándose)
¡Gallaisus, condenados!
SUSANA
¡Lástima
de morcilla!
ANTONIA
Esto
es que se ha metido en casa la perra de la vecina. ¡Allá voy, endinos, allá
voy!
(Entra
en la casa. Los demás se levantan)
VECINO
Vaya,
ustedes se quedan con los perros y nosotros nos vamos a la verbena.
VECINAS
Pues
hasta luego, chicas.
SUSANA
Anda
con Dios.
CASTA
Por
allí nos veremos. (Vanse los vecinos. Entran en la casa y luego se asoman a las
rejas)
(Música)
SERENO
¡Buena
está la política!
GUARDIAS
¡Sí,
sí, bonita está!
SERENO
¿Pues
y el Ayuntamiento?
VOZ
¡Francisco!
(Dentro)
SERENO
(Contestando
fuerte) ; Voy allá!
Consumos
por aquí,
consumos
por allá,
y
dale que le dale,
y
dale que le das.
GUARDIAS
Son
cosas de éstos tiempos.
VOCES
¡Francisco!
(Dentro)
SERENO
¡Voy
allá!
(Como
antes. Hace que se va y vuelve)
Y
torna por arriba,
y
vuelve por abajo.
VOCES
¡Francisco!...
(Más fuerte)
SERENO
¡Ay,
qué trabajo!
GUARDIAS
¡Contesta!
SERENO
(Fuerte)
¡Voy allá!
(Echa
a andar y vuelve)
Tres
faroles tenía
esta
calle no más.
Pues
dos han suprimido...
¡Va!,
(contestando)
que
es bastante! ¡Va!
¡Y
luego habla el Gobierno
de
la cuestión social!
¡Va!
¡El trueno será gordo!...
¡pero
muy gordo!... ¡Va!
(Vase
al fin por la izquierda)
GUARDIA
1º
¿Qué
hacemos, tú?
GUARDIA
2º
Lo
que te dé la gana.
GUARDIA
1º
Vamos
a dar la vuelta a la manzana.
(Vanse
los dos con mucha calma)
ESCENA III
Dichos
y Don Hilarión, que viene por la derecha.
HILARION
¡Oh,
qué noche me espera
con
mis lindas chulapas!
Estoy
lo mismo que en mi edad primera;
todas
las hembras me parecen guapas,
allí
están aguardándome en la reja.
¡Por
vida!... ¡También está la vieja!
CASTA y SUSANA
¡Chit, chit, chit!... (Chicheándole)
HILARION
Ya me llaman. ¡Qué placer!
CASTA y SUSANA ¡Chit, chit,
chit!...
HILARION
¡No
me puedo contener!
(Se
arrima a la verja)
CASTA
y SUSANA
¡Vaya
unas horas de venir!
HILARION
No
me riñáis, que son las diez.
ANTONIA
Muy
buenas noches nos dé Dios.
HILARION
Muy
buenas noches tenga usted.
Antes
de ir a la verbena,
¿no
os parece, niñas mías,
que
debemos alegrarnos
con
un. poco de licor?
CASTA
y SUSANA
¡Sí,
señor!
¡Si,
señor!
ANTONIA
La
leche merengada
me
parece mejor,
a
ver si me aclara
esta
picara voz.
HILARION
¡De
todo habrá!
¡De
todo habrá!
CASTA
¡Como
en botica!
SUSANA
¡Pues
claro está!
LAS
DOS
¡Ja,
ja, ja, ja,
ja,
ja, ja, ja!
HILARIONI
¡Ja,
ja, ja, ja!
¡Qué
picarillas!
Pues
esperad,
que
del café
nos
lo traerán.
(Entra
en el café. Oyense dentro el plano y el violín)
CASTA
¿Oyes?
¡Qué bonito es esto!
SUSANA
Anda,
vamos a bailar.
ANTONIA
Pues
a mi la cantaora
me
divierte mucho más.
(Se
quitan de la reja y se las ve bailar dentro)
No
bailéis, arrastras.
¡Pues
vaya un polvo
que
levantáis!
(Sale
don Hilarión, del café, bailando muy alegre y detrás un camarero con una
bandeja de licores y helados. Los dos entran en la casa, Luego sale el
camarero. Se ye a don Hilarión dentro bailar y retozar con las chulas)
HILARION
¡Estáis
divinas
cuando
bailáis!
¡Qué
movimientos
y
qué compás!
ELLAS
y EL
¡Ja,
ja, ja, ja,
ja.
ja, ja, ja!
(Acaban
de tocar el piano y el violín y se oye un aplauso en el café. Don Hilarión y
las chulas también aplauden)
ESCENA IV
Dichos,
el Tabernero y los Mozos 1º, 2º y 3º que salen por la derecha.
(Hablado)
TABERNERO
Allí
viven, (señalando la casa) Estas muchachas, que son honradas, aunque mayormente
no lo parecen por la falta de los principios de su tía, la Antonia, que las ha
criado, es un decir, porque quien las ha criado es su madre, como
comprenderéis.
MOZOS
|Ya,
ya!
TABERNERO
Sólo
que su tía, la Antonia, se ha encargado de ellas desde la falta de su madre,
vamos,
al
decir, que no es que su madre faltara ni haiga tenido faltas en su vida que la
haigan podido avergonzar, no, señor; hablo desde que faltó su madre por haberse
muerto, vamos al decir.
MOZOS
¡Ya,
ya!
TABERNERO
La
Susana habla con el Julián hace un año, y el Julián habla con la Susana todo
ese tiempo también.
MOZOS
¡Ya,
ya; es claro!
TABERNERO
El
Julián es un chico honrado, pero no puede comprimirse.
MOZO
1º
Si
las mujeres siempre tienen la culpa.
MOZO
2º
De
todo lo que les pasa a los hombres.
TABERNERO
¡Chist,
chist, chist!... ¡No metáis la pata!... ¡Poco a poco!. . Tú, cuando hablabas (Al
Mozo 1º) con la Rubia, ¿sabías comprimirte?
MOZO
1º
Unas
veces sí y otras no, según.
TABERNERO
Y
tú, (Al Mozo 2º) cuando hablaste con la Morena, ¿te comprimías?
MOZO
2º
Yo,
como éste, según caían las pesas.
TABERNERO
Pues
yo, que no me he comprimido nunca, porque la seña RITA la tabernera, mi mujer,
no
me ha dado en su vida motivos para comprimirme, os digo que el hombre que no se
comprime es una persona irracional, mayormente.
MOZOS
Bueno,
eso si...
TABERNERO
Ahora,
oído. Mi mujer quiere al Julián como si fuera su hijo, porque es su madrina de
pila, y la madre de Julián está la pobre imposibilitada. El Julián está
empeñado en darle un escándalo a la Susana esta noche en su casa, ó en la
verbena, o en donde la encuentre. Nosotros estamos aquí, por si el Julián
viene, cortar la bronca, por más que mi mujer no le dejará solo.
MOZO
1º
Pues
en la casa hay gente. (Oyendo el ruido que hacen)
TABERNERO
¡Chist!
.. Eso no te importa a tí. Nosotros, en el entretanto, vamos a tomar ahí un
café
y
estamos a la mira.
MOZOS
Bueno,
eso sí.
TABERNERO
Conque
vamos allá.
MOZO
1º
Pero
mira que también las mujeres...
MOZO
2º
¡Es
que hay algunas!...
MOZO
1º
También
debían ellas de comprimirse.
TABERNERO
No
es lo mismo.
MOZO
1º
¡Vaya!...
MOZO
2º
¡Si
que lo es!... (Entran los tres hablando en el café)
ESCENA V
La
Señá Rita y Julián por la derecha.
(Música)
RITA
Ya
estás frente a la casa.
¿Y
ahora qué vas a hacer?
JULIAN
No
lo sé, señá Rita,
se
lo aseguro a usted.
¡De
un lado la cabeza,
del
otro el corazón!
Este
dice que sí,
ésta
dice que no:
¿cuál
es el que más habla?
RITA
Ninguno
de los dos.
Los
hombres que son hombres,
señal
de que lo son.
JULIAN
¡Ay
señá Rita!
¿Lo
está usté viendo?
¿Soy
un chiquillo?
¿Soy
un rufián?
¡Busca
miradas.
busca
sonrisas,
que
ya de misas
te
lo dirán!
(Queriendo
ir a la casa. Rita lo detiene)
RITA
¡Vamos
a ver!
¡Quieto,
Julián,
y
que tengamos
la
fiesta en paz!
JULIAN
¿Los
oye usted?
¡No
puedo más!
RITA
¡Vamos
a ver!
¡Quieto;
Julián!
(Le
hace retirarse un poco y le consuela)
HILARION
Vamos
a la verbena.
CASTA
y SUSANA
Vamos
allá.
(Sale
de la casa don Hilarión llevando del brazo a Casta y Susana, que sacan mantones
de Manila)
RITA
Ya
están aquí.
JULIAN
(¡Téngame
Dios!)
¡El
boticario! (Asombrado)
RITA
¡Don
Hilarión! (Idem)
HILARION
(Contoneándose)
¡Soy
un dandy!
¡Soy
un bribón!
Nadie
dirá
lo
que yo soy.
RITA
Tómalo
a risa, (A Julián)
será
mejor.
JULIAN
Sí,
seña Rita, (A Rita)
tiene
razón.
(Cuando
don Hilarión y ellas van a echar a andar, se adelanta Julián y los detiene con
muy buenos modos. Rita se queda en segundo término)
JULIAN
Buenas
noches, caballero.
HILARION
Buenas
noches tenga usted.
CASTA
(Nos
caímos)
SUSANA
(Lo
esperaba)
HILARION
¿Quién
es este?
SUSANA
(Con
sorna) No lo sé.
JULIAN
Es
muy flaca de memoria;
pero,
en fin, cómo ha de ser;
yo
veré si se recuerda
que
me ha visto alguna vez.
Dos
palabras, con permiso.
(A
don Hilarión)
SUSANA
Aquí
estoy, vamos a ver. (Decidida)
CASTA
Es
un chico que la sigue, (A don Hilarión)
pero
no se alarme usted.
(Julián
coge a Susana de una mano y le adelanta con ella)
JULIAN
¿Dónde
vas con mantón de Manila?
¿Dónde
vas con vestido chiné?
SUSANA
A
lucirme y a ver la verbena
y
a meterme en la cama después.
JULIAN
¿Y
por qué no has venido conmigo
cuando
tanto te lo supliqué?
SUSANA
Porque
voy a gastarme en botica
lo
que me has hecho tú padecer.
JULIAN
¿Y
quién es ese chico tan guapo
con
quien luego la vais a correr?
SUSANA
Un
sujeto que tiene vergüenza,
pundonor
y lo que hay que tener.
JULIAN
¿Y
si a mí no me diera la gana
de
que fueras del brazo con él?
SUSANA
Pues
me iría con él de verbena
y
a los toros de Carabanchel.
JULIAN
Pues
eso ahora mismo
lo
vamos a ver.
(Se
lanza sobre don Hilarión para pegarle, y ellas lo sujetan y gritan)
HILARION
¿Qué
es esto? (Acobardado)
SUSANA
(Luchando
con él) ¡Julián!
CASTA
¡Guardias!
(Llamándolos)
RITA
(Tirándole
de un brazo) {Quítate!
ANTONIA
(Saliendo
con los perros)
¡Canalla,
chulapo,
guripa,
soez!
¡Si
te echo los perros
te
arrancan la piel!
(Achucha
los perros, sin soltarlos, para que le ladren)
ESCENA VII
Dichos,
los Guardias y el Sereno. Salen del café el Tabernero, los Mozos 1º y 2º y toda
la gente que había dentro. Mucha animación. Julián quiere otra vez pegar a don
Hilarión, a quien ellas defienden.
GUARDIAS
¡A
ver, caballeros,
modérense
ustés!
TABERNERO
(En
medio de todos)
¡Alto
aquí todo el mundo!
Esto
se arremató.
Y
esto se ha arrematao,
porque
lo digo yo.
SERENO
Pues
si yo toco el pito
se
acaba la cuestión.
TABERNERO
Vosotras
por allí.
(A
don Hilarión y a ellas)
Vosotros
por allá (A Julián y a Rita)
Ni
usté aquí toca el pito, (Al Sereno)
ni
usté aquí toca ná.
SUSANA
(Cuanto
más me sofoca.
le
quiero más y más)
HILARION
Vámonos,
niñas,
que
es tarde ya. (Cogiéndolas del brazo)
SUSANA
(Por
esta noche
le
hago rabiar)
JULIAN
¡Vete
con Dios!
¡Márchate
en paz!
¡Luego
después
me
lo dirás!
¡Ay,
seña Rita,
no
puedo más!
¡Esa
chulapa
me
va a matar!
RITA
¡Vente
conmigo!
¡Déjala
ya!
MOZOS
y TABERNERO
Vete
y en ella
no
pienses ya.
GUARDIAS
y SERENO
Ea,
señores,
lárguense
ya,
que
así lo manda
la
autoridad.
CASTA
(¡Vaya
una bronca
fenomenal!)
ANTONIA
¡Ese
pillastre
nos
ya a matar!
CORO
Como
se encuentren
los
dos allá,
buena
verbena
van
a pasar.
(Rita,
el Tabernero y los Mozos se llevan por la derecha a Julián, que sigue
amenazando a Susana y a Hilarión. Los Guardias y Sereno obligan a irse por la
izquierda a Hilarión con ellas y la tía Antonia. El Coro se disuelve, yéndose
cada uno por su lado)
MUTACIÓN
Una
calle. En el centro, y de arriba abajo, el salón de baile que ahora se pone en
las verbenas, adornado con arañas, faroles, guirnaldas, escudos, banderas y
demás. En el foro está el piano de manubrio, que toca varias piezas. Las dos aceras
de la calle quedan libres para la circulación. Casas de varios aspectos a un lado
y al otro. En la primera de la izquierda del espectador hay un comercio de
sedas con el rótulo correspondiente. En el salón de baile hay bancos de madera
todo alrededor, llenos de gente que presencia el baile.
ESCENA VIII
Parejas
de distintas clases aparecen bailando al compás del piano de manubrio. Las
aceras están llenas de gente que mira el baile. En las barandillas de madera
que forman el salón se ven algunos Guardias de orden público. A la puerta del
comercio de sedas aparecen sentados en sillas Don Sebastián, Doña Severiana (su
mujer) y Doña Marquita, amiga de ambos. Teresa (sobrina de aquellos) y Candelaria
(hija de doña Mariquita) bailando con dos jóvenes horteras. Mucha animación, don
Sebastián aplaude y Jalea a las parejas que van pasando muy agarradas, como
ahora se estila
SEBASTIAN
¡Eso
va bueno! ¡Eso va bueno! ¡Anda con ella, que se derrite en tus brazos! ¡Ahí le
tienes, muchacha, ahí le tienes, que ya no es hombre ni ná! (Bien por la gracia
y los movimientos!
SEVERIANA
¡Cállate
Sebastián, que pareces un chiquillo!...
MARIQUITA
¡Qué
buen humor!
SEBASTIAN
(Sin
hacer caso) Ahí las tenéis, ahí las tenéis. Andad con ellas, que esto ya es la
mar sala.
(Se
acaba el baile y todos aplauden. Teresa y Candelaria se separan de los horteras
y cogidas del brazo se pasean)
SEVERIANA
Este,
si le dejaran, se pondría a bailar ahí en medio.
SEBASTIAN
¡Y
que lo haría mejor que algunos jóvenes, porque con los años tengo más práctica,
doña Mariquita!...
MARIQUITA
¡Qué
don Sebastián éste!
SEVERIANA
¡Teresa!
¡Teresita! (Llamándola; Teresa y Candelaria se acercan)
TERESA
¿Tía?
SEVERIANA
Hazme
el favor de no bailar con el hojalatero.
TERESA
¿Por
qué, tía?
CANDELARIA
Pues
baila muy bien.
SEVERIANA
Porque
no me da la gana de que bailes con el hojalatero, que da cada lata que no se le
puede aguantar.
TERESA
Pues
ya me ha sacado para el primer baile.
SEVERIANA
Pues
si él te ha sacado, tú te metes aquí dentro y no bailas con él.
TERESA
Bueno,
tía; peco me parece muy feo.
SEVERIANA
Yo
no digo que sea feo ni guapo el hojalatero; lo que digo es que no me da la
gana.
TERESA
Bueno,
tía, bueno.
CANDELARIA
(A
Teresa) Anda, ya encontraremos otro, (Se cogen otra vez del brazo y se van a
pasear por el salón)
SEBASTIAN
Pero,
¿qué más da el hojalatero, que el vidriero, que el plomero, que el tapicero,
que el carpintero, que el cerrajero, que el bastonero, que el confitero?...
SEVERIANA
Calla,
y no hables tanto.
MARIQUITA
Pues
parece buen chico.
SEVERIANA
Mire
usted, doña Mariquita; cuando yo digo esto, es porque sé cómo las gasta el
hojalatero.
SEBASTIAN
(Bromeando)
¡Anda, morena! ¿Conque tú sabes cómo las gasta el hojalatero? ¡Anda salero! Mi
mujer sabe cómo las gasta el hoja, latero ¿Y de cuando acá sabes tú cómo las
gasta el hojalatero?
SEVERIANA
Sebastián,
tienes esta noche una pata, que ya, ya.
MARIQUITA
(Riendo)
Es Usted capaz de resucitar a un muerto.
SEBASTIAN
¿Pero
no oye usted que, sin saberlo yo, sabe mi mujer cómo las gasta el hojalatero?...
MARIQUITA
¡Ja,
ja, ja, ja!
SEVERIANA
¡Sí,
ríale usted la gracia!
MARIQUITA
¿Pues
no me be de reír?
ESCENA IX
Dichos
y Don Hilarión, que viene por la acera de la derecha, agitado y convulso.
Después de mirar a todas partes se dirige al comercio de sedas
HILARION
¡Mi
querido don Sebastián!...
SEBASTIAN
¡Señor
don Hilarión!... (Levantándose y abrazándole)
HILARION
Buenas
noches, señoras.
MARIQUITA
Buenas
noches.
SEVERIANA
¿Qué
trae usted, don Hilarión?
HILARION
¡Nada!...
¡Nada!...
SEBASTIAN
¿Se
ha puesto usted malo?
HILARION
¡Creo
que si!... Me ha atufado, ahí, en casa de mi enfermo... La atmósfera estaba cargada...
SEBASTIAN
Siéntese
usted aquí.
SEVERIANA
Sí,
siéntese usted a respirar el aire libre.
HILARION
No,
gracias; tengo frío y mejor estaré dentro. (¡Maldito sea el cajista!) Además,
tengo
así
cierta debilidad; he cenado sin gana...
SEBASTIAN
¿Sí?
Pues se va usted a tomar una copa de Jerez que es lo mejor del mundo.
HILARION
Acepto,
acepto.
SEBASTIAN
Véngase
usted conmigo.
SEVERIANA
¡Sí,
sí!... Mira, Sebastián, en el comedor hay rosquillas tontas, para que las moje
en el Jerez.
HILARION
Muchas
gracias. (¡Yo el que soy un tonto! ¡Maldito sea el cajista!)
SEBASTIAN
Vamos
allá, mi buen amigo. (Entrando los dos en el comercio)
SEVERIANA
Y
si quiere algo más que lo diga.
MARIQUITA
¿Quién
es este señor?
SEVERIANA
Un
boticario; el mejor que tenemos en el distrito. Un hombre muy formal y muy
amigo de mi marido.
MARIQUITA
¡Sí,
tiene muy buena facha! (Empieza otro baile al compás del piano de manubrio. Muchas
parejas. En primer término baila una chula parecida a la Susana, y lleva un
mantón de Manila exactamente igual. Está bailando con un señor de alguna edad
que también se da un aire a don Hilarión)
ESCENA X
Dichos
y Julián, que viene por la derecha, deteniéndose y mirando a todos lados,
pálido y descompuesto. Sigue el baile. Luego Don Sebastián y un chico,
dependiente del comercio
JULIAN
Se
me han escabullido, pero yo los encontraré. Al boticario le salto un ojo esta
noche, y a la vieja, que tiene la culpa de todo, la aprieto la nuez hasta
dejarla esánime y sin respiración. ¿Pero no es esa la Susana bailando con el
viejo? (Fijándose en la pareja) {Ah, sin vergüenza! ¡Ahora verás! (Se acerca bruscamente
a la pareja y trata de separarlos, cuando reconoce su error)
CHULA
¡Ave
María!
VIEJO
¿Qué
es esto?
JULIAN
Perdone
usted, niña; la he confundido a usted con otra.
CHULA
Pues
tenga usted ojos en la cara.
JULIAN
Como
está usted bailando con un viejo...
VIEJO
Oiga
usted...
CHULA
Anda,
Bonifacio, (Al viejo) ¡Vaya usted a freír manteca! (A Julián )
JULIAN
Todas
son ustedes lo mismo, (Se separa, y ellos siguen bailando) |Yo los encontraré
aunque sea debajo de la tierra! ¡Ay, Dios mío, qué verbena de la Paloma!... (Vase
por la izquierda fijándose en todos. Teresa
y Candelaria bailan en primer término con los dos horteras, y hablan sin dejar
de bailar)
HR.
1.0 Me gusta mucho como baila usted.
TERESA
Y
a mi también me gusta como baila usted.
HORTERA
1º
¿Se
marea usted de la cabeza?
TERESA
No,
señor; ni de la cabeza ni de los pies.
HORTERA
1º
¿Verdad
que da mucho gusto bailar así?
TERESA
Ya
lo creo que da. (Siguen bailando)
HORTERA
2º
¿Se
pone usted mala? (Parándose)
CANDELARIA
No,
señor; no.
HORTERA
2º
¿Ha
sentido usted algo?...
CANDELARIA
Así...
un no sé qué...
HORTERA
2º
¡Está
usted sudando! ¿Quiere usted descansar?
CANDELARIA
No,
me enfriaría y sería peor. Seguiremos.
HORTERA
2º
Como
usted quiera, (Sigue bailando)
SEBASTIAN
(Al
dependiente) Anda, tráete un coche de punto de ahí, de la parada, y que espere
en la esquina.
DEPENDIENTE
En
seguida. (Vase por la izquierda)
SEVERIANA
¿Qué
hace don Hilarión?
SEBASTIAN
Tomando
Jerez con pastas. Dice que se siente muy débil, que se quiere ir a su casa. He
mandado que le traigan un coche.
SEVERIANA
A
su edad ya tiene que andarse con cuidado.
MARIQUITA
Debe
ser muy viejo.
SEBASTIAN
Pero
muy alegre. Voy a ver si quiere algo.
(Entra
en el comercio)
ESCENA XI
Dichos,
la Señá Rita, que viene por la derecha, luego un Inspector, de uniforme, y dos
Guardias conduciendo a Julián, Casta, Susana y la Tía Antonia; ésta viene
desgreñada y aquéllas con los vestidos en desorden; Julián saca el pantalón
roto de haberle mordido los perros de la tía Antonia. Detrás de ellos sale
mucha gente silbándoles. Se suspende el baile
RITA
Me
ha cogido las vueltas y se me ha escapado. Ese indino va a matar a disgustos a
su
madre
y a mi también. Si tropieza con ellas, nos da la noche. (¡Maldita sea hasta la!...
(Grito
general) ¡Ay!
SEBASTIAN
¿Qué
es eso? (Levantándose)
MARIQUITA
¿Qué
sucede?
RITA
¿No
lo dije? (Yendo hacia el foro)
TERESA
¡Que
se están pegando!
CANDELARIA
Es
un ratero. Ya le han cogido.
SEBASTIAN
¡Niñas,
aquí! (Teresa y Candelaria se ponen a la puerta. Salen los demás. Gresca y
silbidos)
ANTONIA
Este
pillo, más que pillo. ¡Más que pillo, más que pillo!
CASTA
¡Tía!
(Regañándola)
SUSANA
¿Se
calla usted... o no? (Furiosa)
ANTONIA
¡No
me da la gana! ¡No me da la gana, y no me da la gana!
JULIAN
Sólo
pido a ustedes que me lleven donde sea, pero sin la vieja, porque la mato.
GUARDIAS
¡Silencio!
SUSANA
(¡Y
harías muy bien, que por ella nos vemos así!)
RITA
(Con
energía) ¡Te has salido con la tuya!
ANTONIA
¿Qué
has de matar tú?... ¡Calla, guripa, chulapo! (Movimiento de Julián. Los
Guardias se interponen. Sensación en todos)
GUARDIAS
¡Eh!...
INSPECTOR
(Saliendo)
A ver, quietos. Estoy enterado de todo.
ANTONIA
Señor
Inspector, ese bribón me ha faltado al respeto, levantándome la mano, y yo le
he soltao estos veinte céntimos (Por los
dos perros)
INSPECTOR
¿Qué
dice usted?
ANTONIA
Que
le he soltado dos perros grandes para que le muerdan.
INSPECTOR
Con
esa voz no se le entiende a usted una palabra de lo que dice.
ANTONIA
Peor
para usted.
INSPECTOR
¡A
mí no me conteste usted!
ANTONIA
Pues
no me pregunte usted y verá cómo no le contesto.
INSPECTOR
¡Basta!
¿Cómo se llama usted?
ANTONIA
Antonia.
INSPECTOR
Antonia,
Antonia... ¿y qué más?...
ANTONIA
Cuervo.
INSPECTOR
¿Cómo
cuerno? ¡A mí no me eche usted cuernos!
ANTONIA
Cuervo,
Cuervo, Cuervo.
INSPECTOR
¡Ah!
Cuervo ¡Ya!
RITA
(A
Susana aparte) ¡No tienes corazón!
SUSANA
Más
que él y más que usted cincuenta mil veces. (Casi llorando)
INSPECTOR
¿Y
ustedes, cómo se llaman? Usted, (A Casta)
CASTA
Casta
Ruiz.
INSPECTOR
¿Y
usted? (A Susana)
SUSANA
Susana.
INSPECTOR
Casta,
Susana. ¡Mentira! ¿Y usted qué es de estas dos jóvenes? (A Antonia)
ANTONIA
Madre
y tía, todo junto.
INSPECTOR
¡Qué
barbaridad! (Risa general)
ANTONIA
¡Qué
barbaridad! ¡qué barbaridad! ¡qué barbaridad! (Remedándole) Como que mi marido
estuvo primero casado con una hermana mía y tuvo estas dos niñas, ¡qué
barbaridad! ¡qué barbaridad! ¡qué barbaridad!
INSPECTOR
¡Cállese
usted, señora!
ANTONIA
¡No
me da la gana!
GUARDIAS
¡Que
se calle usted!
INSPECTOR
Bueno,
ahora nos veremos.
ANTONIA
Ya
nos estamos viendo.
CASTA
¡No
calla usted, aunque la maten!
INSPECTOR
(A
Julián) Usted, joven, ¿qué oficio tiene usted?
JULIAN
Cajista
de imprenta.
ANTONIA
Rata
de imprenta. (Quiere lanzarse sobre ella y le detienen)
INSPECTOR
¡Ea,
se acabó! A la prevención con ella, (A los Guardias. Estos la sujetan)
GUARDIAS
¡Ande
usted, señora!
ANTONIA
¡Yo
sola a la prevención! ¿Y ese pillo?
INSPECTOR
Eso
no es cuenta de usted.
ANTONIA
(Furiosa)
¡Tío bribón! ¡Tío guindilla! ¡Cara de fuelle! ¡Mala persona!
INSPECTOR
¡Largo!
GUARDIAS
¡Vamos
pronto! ¡Caramba!
ANTONIA
¡Morralón,
morralón, morralón! (Se la llevan a empujones con los perros, que salen
ladrando. El público se ríe y la silba)
RITA
¡Anda,
que la maten!
SUSANA
¡Nos
ha perdido a todos!
CASTA
¿Y
nosotras, señor Inspector?
INSPECTOR
Ustedes
conmigo.
ESCENA XII
Don
Sebastián, que sale del comercio.
SEBASTIAN
¿Qué
es esto? ¿Qué ha pasado aquí, señor don Andrés? (Al Inspector)
INSPECTOR
¡Hola,
don Sebastián! Lo de siempre en esta clase de fiestas. Una bronca entre este
chico y una vieja que acabo de enviar a la prevención.
SEBASTIAN
Julianillo,
¿pero eres tú?
JULIAN
(Sumiso)
Yo soy, don Sebastián,
SEBASTIAN
¿Qué
has hecho, muchacho?
JULIAN
Cosas
del querer, don Sebastián. Lléveme usted a la cárcel, señor Inspector, (Con
aire resuelto)
SUSANA
(Idem)
Y a mí con él, señor Inspector.
JULIAN
(A
Susana) ¿Tú conmigo? No te creo; ea, no te creo, (Casi llorando)
SUSANA
(Idem)
¡Pues me tienes que creer, ea, me tienes que creer!...
SEBASTIAN
¡Vamos,
ya estoy al cabo de la calle! Don Andrés, este chico es bueno y honrado. Yo
soy
su fiador.
INSPECTOR
Me
basta su palabra de usted, don Sebastián.
CASTA
¿Y
a nosotras, quién nos fía?
INSPECTOR
Ustedes
a su casa, que la vieja ya las pagará todas juntas.
RITA
Julián,
vamos a ver a tu madre.
SUSANA
Que
nos espera tu madre, Julián.
JULIAN
¡Pero
para estarte siempre con ella! (Emocionado)
SUSANA
¿Y
contigo, no? (Idem)
SEBASTIAN
Pero,
muchacho, ¿vas a ir así a buscar a tu madre? (Mirando el pantalón rasgado) Tú,
Paco, (Al dependiente) dale un pantalón de los tuyos, que le estará bien.
JULIAN
Déjelo
usted, don Sebastián.
SEBASTIAN
Anda,
hombre, anda.
JULIAN
Como
usted quiera. (Entra con el dependiente en el comercio)
INSPECTOR
Vamos,
señores, esto ya se acabó. ¿Qué hacen ustedes aquí? (Al público, que está allí
aglomerado) A bailar. A ver, que toquen.
MARIQUITA
Pero,
¿ha visto usted?
SEVERIANA
¡Calle
usted, por Dios, doña Mariquita! Mi marido es el paño de lágrimas de todo el
mundo. (Empieza otro baile. Oyese dentro de la tienda de comercio un gran mido
y los gritos de don Hilarión, que sale en seguida dando trompicones, perseguido
por Julián. Nueva confusión, gritos y silbidos)
HILARION
¡Socorro,
que me mata!
JULIAN
¡Viejo
canalla!
SEBASTIAN
¿Qué
es esto?
INSPECTOR
¿Qué
hace usted?
CASTA
y SUSANA
¡Julián!
(Deteniéndole)
RITA
¡Ven
aquí, maldito!
SEBASTIAN
¿Estás
loco, muchacho? (Don Hilarión desaparece entre la multitud dando gritos, y a
Julián le sujetan)
JULIAN
Perdone
usted, don Sebastián. Ese tío cantárida me quería quitar lo que más quiero en
el mundo.
SEBASTIAN
¿De
veras? No me sorprende. Le conozco. Anda, entra en casa y refréscate, que estás
muy
acalorado esta noche.
INSPECTOR
¡Y
a ver si acabamos de una vez!...
TABERNER
¡Y
a ver si aprendes a comprimirte! (A Julián)
INSPECTOR
(Al
público) Señores, háganme ustedes el favor de no armar otro escándalo en la
verbena de la Paloma.
Final
CORO
Por
ser la Virgen
de
la Paloma,
un
mantón de la China-na
te
voy a regalar, etc.
CAE EL TELON
Información obtenida en:
http://www.archive.org/stream/laverbenadelapa00velagoog#page/n11/mode/2up
http://www.archive.org/stream/laverbenadelapa00velagoog#page/n11/mode/2up
en este libreto falta el dúo entre la señora Rita y Julián que dice:
ResponderEliminarRita: si el cariño a la Susana se le acabó ya/y te ha dicho que contigo no quiere ya ná /y la ves que a la verbena con otro se va/ porque quiere la muchacha y es su voluntad/a que vienes condenado, mardita sea la.../perseguirla y perseguirla si ya está arreglá/ y te ha dicho que contigo no quiere ya ná/ pues te muerdes la lengua y te vuelves pa' atrás/ y le dices al otro anda y guardatela
Julián: y que un honrado cajista, mardita sea la /que gana cuatro pesetas y no debe na /y se acerca a una muchacha que siempre fue honra/ y se quié casar con ella como es la verdad/tenga que tener ahora la boca cerrada/ y no decirla tunanta, bribona, arrastrá/eso hacerlo yo no no puedo, y nadie lo hará/ yo la quiero de veras y es la pura verdad/ no le digo yo al otro anda y guardatela
y también falta la continuación de la escena: «En esa casa están las dos y su tía está también...» No creo que se trate de un añadido, porque es una escena musical, que se desarrolla desde el inicio del dúo hasta el quinteto. A veces, los añadidos eran en las partes habladas.
EliminarExacto,falta
ResponderEliminarTal vez se trate de un añadido, como normamelnte se hacía con las zarzuelas en aquella época.
EliminarMiraré si lo puedo encontrar.