La del Soto del Parral (Libreto)



LA DEL SOTO DEL PARRAL



Zarzuela en dos actos, y tres cuadros, en prosa.

Texto original de Luis Fernández de Sevilla y Anselmo C. Carreño.
 
Música de Reveriano Soutullo y Juan Vert.

Estrenada el 26 de octubre de 1927 en el teatro de La Latina de Madrid.


REPARTO (Estreno)

Aurora – Paquita Morante.

Catalina – Jacinta La Vega.

Germán – Emilio Sagi-Barba.

Miguel – Constantino J. Pardo.

Damián – Vicente Gómez Bur.

Tío Prudencio – Carlos Oller.

Tío Sabino – Eugenio Casals.


ARGUMENTO

PRIMER CUADRO


CUADRO UNICO

El Soto, una casa de labranza, situada en un pueblo altozano, frente al cual la gente del pueblo pasa cantando, camino de la vecina ermita. Damián, un empleado del Soto, convencido de que nadie le observa se sienta a descansar; el Tío Sabino, al llegar, le reprocha su pereza. Catalina, otra empleada de la hacienda y novia de Damián, llega a la vez que el Tío Prudencio, un aldeano con pretensiones de poeta, que quiere leer a los presentes un romance que está componiendo. La aparición de Aurora, el ama de la casa, disuelve la reunión. Aurora está casada con Germán, cuyo aspecto compungido la preocupa, algo que éste niega para después entonar una melancólica canción sentimental. Miguel, el dueño de la hacienda que Germán, cuyo aspecto compungido la preocupa, algo que éste niega para después entonar una melancólica canción sentimental. Miguel, el dueño de la hacienda que Germán y Aurora le están comprando con su trabajo, viene a pasar una temporada al pueblo, ya que en él vive la mujer de la que está enamorado, Angelita, Damián y Catalina se entregan a un juego verbal amoroso con motivo de su próxima boda. Seguidamente Germán, en un tenso encuentro con Miguel, le dice que Angelita no le conviene. Los mozos y mozas del Soto se encuentran al final de sus tareas para entonar su ronda de enamorados. Poco después el lenguaraz Tío Prudencio le cuenta al Tío Sabino que Germán se ha casado con Aurora para conveniencia y que mantiene relaciones con Angelita. Aurora escucha la conversación, entendiendo que esta relación puede ser la causa de la extraña conducta de su marido. Llega Miguel excitadísimo y quiere matar a germán. Aurora le detiene y se enfrenta luego duramente con su esposo, el cual abandona el Soto.


SEGUNDO ACTO


CUADRO PRIMERO

El Tío Sabino entra en la casa, interrumpiendo los preparativos de boda de Catalina y Damián. Un grupo de mozas acude a la consulta del Tío Sabino, curandero de métodos bastante originales. Cuando llega Aurora, el Tío Sabino le dice que Germán, que se ha marchado de la casa, no es culpable de infidelidad. Miguel intenta sonsacar información al Tío Sabino, que elude responderle. Damián interrumpe sus reflexiones e intenta conseguir un regalo de boda. Vuelve a rondar el Soto el Tío Prudencio, pero Damián y Catalina le echan con cajas destempladas. Seguidamente aparece Germán y cuenta al Tío Sabino que ha jurado no decir nunca la verdad de los hechos, que Angelita, en realidad, con quien había tenido relaciones fue con el padre de Miguel. Germán y Aurora se encuentran y se reconcilian, pero vuelve a aparecer el Tío Prudencio con un recado de Angelita dando cita a Germán. Miguel regresa furioso e intenta matar a Germán, pero aparecen el Tío Sabino y los criados, separándolos. Llegan los aldeanos a ofrecer los presentes de boda a Catalina y Damián, lamentando el enfrentamiento de los protagonistas.


CUADRO SEGUNDO

Por la mañana en el valle se celebra la boda de los criados. Tío Sabino recelando del Tío Prudencio comenta el drama, que el romancero pretende plasmar en coplas, sonsacándole el lugar de la cita entre Germán y Angelita y dirigiéndose hacia allí. Vuelven los de la boda y el Tío Prudencio, con su acostumbrada insensatez, hace saber a Aurora la cita de Germán con Angelita y dónde les sorprenderá Miguel. Aurora corre hacia el lugar, pero aparecen los dos hombres que vuelven del encuentro, donde Miguel ha sabido de la traición de Angelita y la lealtad de Germán. La felicidad vuelve al Soto, festejándose por fin la boda de Catalina y Damián, con baile y algazara general.


ACTO PRIMERO


CUADRO PRIMERO

Altozano en el que se levanta una hermosa casa de labor que ocupa dos terceras partes del fondo, dando frente al público su fachada principal. En el centro de ésta, ancho portón con puertas claveteadas, una ventana a cada lado de aquél y un balcón corrido con baranda de madera en el piso superior. Balcón y ventanas pintadas de azul añil. Al lado derecho de la puerta, pequeño porche de madera con tejadillo, que guarda de la intemperie arreos y aperos de labranza. La fachada lateral tiene una puertecilla de escape y dos ventanas en la parte superior. Ante el por che, un álamo negro y a su pie, un poyo de piedra. El fondo, que puede verse a la izquierda de la casa, muestra el verdor de las copas de los árboles, que se elevan desde un plano inferior al de la escena. En la lejanía, abrupta sierra.

Es la mañana de un domingo de septiembre.


ESCENA I


Mujeres y Hombres del pueblo; a poco el Tonto y Zagales.

(Música)

MUJERES Y HOMBRES DEL PUEBLO
Alcanza el favor

(Cruzando la escena lentamente)

Voz de la campana,
voz dulce y bendita del lugar,
a misa temprana
nos llama la ermita
para orar.
Porque del santo, el devoto
que acude a rogar,
poniendo en su rezo fervor,
los campos florecen
al gozar al fin
las caricias del sol
del mes de abril.

GERMAN
(Dentro)
No hay tierras en Segovia
lugar como mi lugar
mujer como mi mujer,
cantar como mi cantar.

(Algunos pueblerinos se detienen mirando a la casa, escuchan un momento, comentan en voz baja y siguen su camino)

(Hablado sobre la música)

VOZ TONTO
(Dentro a la derecha)
¡Arrastraos! ¡Maldecíos!

VOCES DE ZAGALES
(En la misma dirección)
¡Que baile Bruno! ¡Que baile el tonto!

(Entra en escena El Tonto corriendo desalentado y seguido de los Zagales. Lleva una gruesa cayada. Los personajes que cruzan la escena comentan)

TONTO
(Encarándose con los Zagales)
Reírse, reírse de mí, que ya llegaréis a tonto como yo.

(Cantado)

ZAGALES
(Rodeándole y saltando en torno suyo)
No hay un tonto como el tonto
de mi lugar,
que se acuesta toas las noches
sin trabajar.
El zampa y se divierte
y todo se lo dan.

(Hablado sobre música)

TONTO
(Amenazándoles con el palo)
¡Maldecíos! Si cojo a uno le eslomo pa toa la vida.

ZAGAL 1º
¡Qué va!

ZAGAL 2º
(A otro)
Corre pa cá, que no es tonto pa dar leña.

(Todos gritan. Bruno hace mutis corriendo tras los Zagales, con el palo levantado)

(Cantado)

GERMAN
(Dentro)
Mujer, que alientas mi corazón,
Por ti contento trabajaré.
¡Ay, vida mía,
amor sin igual!
Por ti mis penas ocultaré
Y pondré mis afanes en el Parral.


ESCENA II

Damián, Tío Sabino; luego Catalina y Tío Prudencio; al final, Aurora.

(Sale Damián por la derecha, cargado con un costal de paja; lo suelta al pie del árbol; mira a uno y otro lado con recelo, y convencido de que no le ve nadie, lanza un suspiro de satisfacción y va a sentarse en el poyo)

TIO SABINO
(Por la casa, dando una voz estentórea)
¡Damián! ¿Qué haces, esgraciao?

DAMIAN
(Contrariado)
¡Se tumbó el burro!

TIO SABINO
¿Pero no has quedao en hacerme caso en mi plan pa curarte la soñera?

DAMIAN
Sí, señor.

TIO SABINO
¿Pues cómo vas a acabar con ella si te sigues sentando?

DAMIAN
¿Y cómo voy a descansar si no me siento?

TIO SABINO
Descansa de pie.

DAMIAN
No m ́hace avío. De tal moo m ́ha agarrao esta endina enfermedá, que tengo que comer andando pa no dormirme.

TIO SABINO
Güeno. Coge el costal y no olvides lo que te tengo dicho: no hay má melecina que el trajín. En cuanti lleves seis meses sin descansar pa na, eres hombre curao.

DAMIAN
Soy hombre estrozao.

(Se carga el costal)

¡En fin, qué hacerle!

TIO SABINO
Y cuanti más ligero andes, más presto te curas.

DAMIAN
Pues por mí...

(Hace mutis corriendo para la casa. Al entrar tropieza con Catalina, que sale)

CATALINA
¡Animal! ¡Vaya un moo de entrar en casa!

TIO SABINO
Ejalo, mujer, que va tomando la melecina.

CATALINA
Es que ca día está más áspero conmigo. Y esto dimpués de la segunda molestación: ¡excuso icirle cuando nos casemos!

TIO SABINO
No es él; es la enfermedá. Si hubiás creío en mi cencia, ya hace tiempo que estaría curao.

CATALINA
O enterrao. Que a mi me dan mucho miedo los bebedizos de usté, tío Sabino.

TIO SABINO
Porque eres analfabética. Demás sabes tú que no hay en tierras de Segovia quien tenga mi cencia de curandero.

CATALINA
¿Y qué le daría usté a Damián pa que fuera cariñoso conmigo?

TIO SABINO
¡Anda! Muchas cosas. Mi botica es too el campo.

CATALINA
¡Pues menúa contribución pagará usted!

TIO PRUDENCIO
(Por la izquierda, con aspecto preocupado)
¡Mu güenas!

CATALINA
Güenas las tenga, tío Romancero.

TIO PRUDENCIO
(Hablando para sí)
Y en esto llega a la casa...

(Sacando de la faja un mugriento cuaderno y un grueso lápiz, y escribiendo)

Y en esto llega a la casa.

TIO SABINO
Pues bien venío hombre.

TIO PRUDENCIO
No; es un renglón del romance que me s ́ha atravesao.

CATALINA
¿El romance pa la fiesta?

TIO PRUDENCIO
¡Ca! Este es cosa mucho güena. Si Dios me da vida, se cantará por los pueblos y aldeas, y será más sonao que el de Gerineldo.

CATALINA
¿Es de amores?

TIO PRUDENCIO
De amores y de celos.

CATALINA
¿Y será muy largo?

TIO PRUDENCIO
Según: ya sabéis que yo copio de la vida de la gente y la gente de este romance me da ahora poco que copiar.

TIO SABINO
Pues no te escurras, que esa cencia de las coplas t ́ha dao más de una desazón.

TIO PRUDENCIO
Too tie sus quiebras.

(En voz baja y con entusiasmo)

¡Si supieras el ruido que va a armar éste!

CATALINA
¡A ver!

(Tío Sabino y Catalina se aproximan a él con curiosidad)

TIO PRUDENCIO.
(Haciendo ademán de abrir el cuaderno)
Pues dice...

DAMIAN
(Por la puerta principal de la casa, cargando con un cesto de ropa)
¿Qué dice?
¿Qué dice?

TIO SABINO
Prencipia, hombre.

TIO PRUDENCIO
Pues dice..

AURORA
(Por la primera derecha, con mantequilla y libro de misa. Se detiene mirando al grupo con enojo)
¡Buen modo de atender a la faena!

DAMIAN
¡Carta!

(Hace mutis corriendo por el foro izquierda)

CATALINA
¡El ama!

AURORA
Sí, el ama; que no pué estar en su devoción sin perjuicio de su hacienda.

TIO SABINO
No te amohines, que no es el aquel pa tanto.

TIO PRUDENCIO.
La verdá es que de algún tiempo a esta parte, no eres la mesma; has perdío el humor.

AURORA.
En cambio usté no ha perdío la costumbre de venir a entretenerme a la gente, con sus romances.

(A tío Sabino)

¿Y el amo?

TIO SABINO.
Ahí dentro está.

AURORA.
¡También el amo!...

(Se dirige a la casa, y darse cuenta de que no la siguen Tío Sabino y Catalina, vuelve el rostro hacia ellos con enojo)
¿Qué esperáis?

(Mutis)

CATALINA
Ya, ya voy.

(Mutis por la casa)

TIO SABINO
(A Tío Prudencio, a tiempo que hace mutis tras Catalina)
No me parece la misma. ¡Con lo güena que es!

(Tío Prudencio se sienta al pie del árbol y escribe muy deprisa en el cuaderno)


ESCENA III

Tío Prudencio y Germán.

GERMAN
(Cantando dentro)
Es mi tierra seca y dura,
Pero la vence el arado.

TIO PRUDENCIO
Canta, canta, que ya sabemos a cuenta de qué lo haces.

GERMAN
(Saliendo por la derecha)
Que por ser recia mi tierra,
Son recios los segovianos.

TIO PRUDENCIO
(Cerrando el cuaderno)
Vaya, lo dejaremos pa dimpués.

GERMAN
Escriba, que tan y mientras me callo. Y si quiere que le ayude... yo también entiendo de coplas.

(Ríe)

TIO PRUDENCIO
Ta d ́ahí. ¿Qué has de saber tú?

GERMAN
Mucho.

TIO PRUDENCIO
Siempre tan chancero. Dimpués de too, más vale que tomes la vida, de ese modo.

GERMAN
¿Qué tengo d ́hacer?

TIO PRUDENCIO
(Haciendo mutis izquierda)
Naa. Que te halles siempre con la mesma alegría.

GERMAN
(Pasando rápidamente de la animación a la tristeza)
¡Mi alegría! Del tal moo se va apartando de mí, que ya casi no me acuerdo de ella.

(Se sienta bajo el árbol en actitud meditabunda)


ESCENA IV

Germán y Aurora.

AURORA
(Apareciendo en la puerta del frente y contemplando a Germán con pesadumbre. Aparte) (¡Siempre lo mesmo!) (Acercándose a él y soltando sobre el poyo una escudilla que trae con comida para gallinas)
¡Germán!

GERMAN
¡Eh!

AURORA
¿Qué haces?

GERMAN
Recordaba con alegría...

AURORA
Calla. No mientas. No quieras hacerme creer que te queda de tu alegría ni el recuerdo.

GERMAN
¿Por qué había de mentir?

AURORA
Sólo tú lo sabes y... ese es mi ahogo, que yo debiera saberlo tamién. Cuando no éramos más que dos criados del Soto, de esta hacienda que ya va siendo nuestra, ¡fíjate, Germán: nuestra por tu trabajo y por mi desvelo!; cuando no teníamos más bienes que la
ilusión de nuestro cariño, entonces tú reías de verdá.

GERMAN
¿Es que no soy el mesmo de antes?


AURORA
No; desde hace unos meses, no.

GERMAN
Figuraciones tuyas.

AURORA
¡Qué mal sabes disculparte! Hogaño pasó la romería y no fuiste a ella; llegó la función y huiste de la fiesta, como si el tañer de la dulzaina te diera pesadumbre.

GERMAN
Ya no soy mozo.

AURORA
Lo somos; que las mocedades se ayuntan con el casamiento, pero no mueren.¡Has cambeao mucho, Germán!

GERMAN
¿Acaso me faltó carió pa ti? ¿Tengo menos pego a mi casa, menos afán por mi hacienda?

AURORA
No; eso, no.

GERMAN
Por ti y por ellas me desvelo, bien lo sabes. Hoy como entonces mis manos saben empuñar la esteva, y el surco que en la tierra abre el arado es tan derecho y tan hondo como antes.

AURORA
Pero es más hondo el pesar que disimulas, el que te hace bajar la cabeza sobre el pecho, cuando crees que nadie te ve, el que quies ocultar con risas y donaires.

GERMAN
¡Aurora!...

AURORA
(Suplicante)
¿Por qué no eres franco conmigo? Yo tengo derecho a saber lo que te pasa. ¿Qué tienes, Germán? ¿Qué tienes?

GERMAN
(Riendo forzadamente)
De tal moo pensáis las mujeres que, a fuerza de querer adivinar, buscáis misterio donde too es más llano que tierra de regadío.

(Trayéndola a sí)

Ven acá, recelosa

AURORA
(Apartándole)
¡Quita!

GERMAN
¡Aurora!

AURORA
(Con enfado)
¡Que quites, digo!

(Recoge la escudilla y entra en casa)


ESCENA V

Germán; luego, Miguel; después, Aurora; al final, Tío Prudencio.

GERMAN
¡Y tié razón! ¿Podré resisitir mucho tiempo este suplicio?

(Música)

MOZOS
(Dentro)
Contentos de la cosecha
cantamos al caminar
tonadas para las mozas
más guapas de mi lugar.
¡Ay, mocita segoviana!
Cuando seas mi mujer,
verás qué envidia nos tienen,
morena de mi querer.

GERMAN
Los cantos alegres de los zagales
aumentan siempre la pena mía,
y mi amargura vivo llorando
con la ilusión perdida.
¡Ay, mis horas felices!
¡Mi grato vivir!
Todo luz, risas y esperanzas,
no volveréis a mí.
Hoy con fuerza en mi pecho
prendió la llama del pesar,
y dolor, llanto y amargura
sólo podré alcanzar.
Eres mi mujer
la que yo quiero,
y a ti sola di mi corazón;
yo no sé fingir,
ni pensé en la traición,
ni sabré mentirte
nunca con mi pasión.
Si sufro callando
respeta el silencio;
hablar no es posible,
pues debo callar;
ya ves si es tormento
sufrir sin hablar.
Por ti mi pena
sabré vencer.
Porque tú nunca sufras,
Mi pesar guardaré.
Quiero
desterrar de tu pecho el te quiero mor;
que tu fe vuelva a mí;
quiero
que me miren tus ojos;
quiero
con tu amor ser feliz.
Dame
como el sol a la mies, tu calor.
Dame
tus caricias, mi bien.
Besos
calmarán mi amargura.
Besos
de tus labios, mujer.
Mi alegre vivir
no puedo olvidar;
ni aquella paz que gocé.
Mi tiempo feliz...
ya no ha de volver
ni el bienestar que perdí.
Por siempre se fue la luz de
la vida toda mi ilusión,
que alienta mi pasión.
Vivo
dominando mi pena;
siento
la esperanza perder.
lloraré mi amargura
en tus brazos, mujer.

(Hablado sobre la música)

MIGUEL
(Por la izquierda, deteniéndose al entrar)
¿Hay en el Soto una buena voluntad para este amigo?

GERMAN
(Con alegría)
¡Miguel! ¡Ven a mis brazos!
(Se abrazan)

MIGUEL
¿Y Aurora ?

GERMAN
¿Aurora? Pues...

(Viéndola llegar por la derecha)

Ahí la tienes.

AURORA
¡Miguel! ¡Qué alegría! ¿Vienes al Soto?
¿Quieres ver tu casa?

MIGUEL
No es mi casa, sino la vuestra.

AURORA
Quieres decir que lo será con el tiempo.

GERMAN
Si nuestro trabajo responde y la tierra ayuda.

MIGUEL
Y si no lo mismo, Germán. Con vosotros no rezan los años malos, ni cabe en mí la intransigencia.

GERMAN
¿Cómo te pagaríamos lo que haces por nosotros?

MIGUEL
Fue la voluntad de mi padre y yo no hago más que respetarla.

AURORA
¡El señor era un santo!

GERMAN
¡Lo era!

MIGUEL
Era un hombre de corazón y supo agradecer vuestro cariño.

AURORA
(Tras breve pausa)
Qué, ¿Has venido has venido al pueblo por muchos días?

MIGUEL
Sí, estaré más tiempo que otras veces. Comienza a gustame esto más que la Ciudad.

AURORA
(Con humorismo)
No es de extrañar. Si la Angelita s ́ha decidido a vivir aquí como en otros tiempos...

TIO PRUDENCIO
(Que ha salido por la segunda izquierda y ha escuchado las últimas palabras)
Que si se ha decidío...

MIGUEL
¿Qué sabes tú, romancero?

TIO PRUDENCIO
De vidas ajenas más que tú, que ese es mi oficio.

AURORA
Un oficio mu majo.

TIO PRUDENCIO
(A Miguel)
¡Güena mujer te llevas! Yo no la había güelto a ver ende que hace tres años marchó pa la ciudad, y la he encontrao más guapetona que nunca.

MIGUEL
¿Verdad que sí?

TIO PRUDENCIO.
(Con entusiasmo poético)
Es un <<desechado>> de hermosura.
Son sus ojos... dos ciruelas claudias;
sus labios... com piétalos de rosa; sus manos como...
azucenas, y sus pies... como peras de donguindo.

(Ríen todos)

MIGUEL
Muy bien, romancero; pero las has sacado en el retrato con los pies hinchados.

(Vuelven a reír)

TIO PRUDENCIO
En esta cuestión soy el primero. Si a mí me hubiean dao estudios, ¡qué hombre más poeta hubiá tenío España!

(Tendiendo la mano a Miguel)

Güeno, mi noragüena y que emparejes presto.

MIGUEL
Gracias, hombre.

TIO PRUDENCIO.
(Haciendo mutis primera izquierda)
¡Qué <<saludación>> te voy a hacer
el día de la boda!

GERMAN
Vaya. Vamos a echar un trago del de Ribera.

MIGUEL
Vamos.

AURORA.
Y yo os daré unos florones pa que hagáis
honor al vino.

(Se dirigen con animación a la casa)

MIGUEL
(Cogiendo del brazo a Germán, a tiempo que sigue tras Aurora)
Mírala: va teniendo aire de gran señora la del Soto.

(Ríen y hacen mutis)


ESCENA VI

Damián; a poco, Catalina.

DAMIAN
(Por el fondo izquierda, corriendo y llevando sobre el hombro el collerón de una caballería. Se dirige al cobertizo; cuelga el collerón de un clavo y dando un suspiro de satisfacción, se sienta bajo el árbol)
Güeno; esta melicina será mucho güena pa curar liebres, ero a mí me está ejando sin alpargatas. Ice el tío Sabino que me conforme, que más que yo <<andó>> el judío errante; pero yo cabilo que le estoy ganando al judío errante y al Diego Corriente.

¡Malhaya siá, qué rendío estoy! Pero no; conmigo no pué la enfermeá.

(Comenzando a quedarse dormido)

Que no, vamos que no pué...

CATALINA
(Asomando a la puerta lateral de la casa y dando un grito)
¡Damián!

(Damián se levanta asustado y comienza a correr dando vueltas en torno del árbol)

¡Para hombre, para!

(Deteniéndole por un brazo)

¿Quieres parar no ser burro?

DAMIAN
¿Burro yo? Soy el único hombre de <<carrera>> que hay en el Soto. ¿Qué ties que icirme?

CATALINA
¿Yo? Naa. Es por si tú ties que icirme algo a mí.

(Coquetea)

DAMIAN
Ya t ́he dao esta mañana los güenos días.

CATALINA
¿Y qué me ices de esta saya que estreno hoy?

DAMIAN
Que andes con ojo no te se manche.

CATALINA
(Coqueteando)
¿Naa más que eso, Damián?

DAMIAN
(Mirando para el cielo)
Y que está un día, que como no se ponga nublo...

CATALINA
(Desesperada)
¡Qué arrastrao de hombre! ¡Si me ices requiebros pa animarme pa la boda!

DAMIAN
El que tié que animarse soy yo.

CATALINA
¡Bruto!

DAMIAN
¿Y qué quiés que te iga?

CATALINA
Cosas majas como estas:

(Música)

CATALINA
Que soy la más linda
de todas las mozas,
que por mi cariño
te vas a morir,
que cuando te miro
todo te alborozas,
dime esas finuras...

DAMIAN
Es que yo no sé mentir.

CATALINA.
Jamás tan grande borrico me topé
no sabes a tu novia requebrar.

DAMIAN
A las mujeres sí que sé.

CATALINA
¡Borrico!

DAMIAN
¡Indina!

CATALINA
¿Por qué me he enamorado por mi mal?
¿Por qué me enamorá de este animal

LOS DOS
Me estás poniendo
fuera de mí,
y voy a darte
que sentir.

CATALINA
Me marcharé.

DAMIAN
Me tumbaré.

LOS DOS
(Este) (Esta)
Se ha creío
que pué manejarme,
piensa que he nacío
pa llorar por su querer.
¡Ay!, que yo me equivoqué;
pobre de mí que desazón;
¡Que (bruta) (bruto) es!

DAMIAN
Tú eres la que debes,
viéndome tan guapo,
requebrame siempre
que me logres ver,
y no te amohines
si te suelto un lapo
porque soy tu novio...

CATALINA
No nos vamos a entender.

DAMIAN
El hombre debe darse a respetar
que Dios nos das las manos pa zurrar.

CATALINA
Aplícale a tu burra ese cantar.

DAMIAN
¡Indina!

CATALINA
¡Borrico!

DAMIAN
En to lo que yo quiera has de ceder
o tú no me convienes pa mujer.

LOS DOS
Me estoy poniendo fuera de mi
y voy a darte que sentir.

CATALINA
Me marcharé.

DAMIAN
Me tumbaré

LOS DOS
(Esta) (Este)
se ha creío
Que pué manejarme, etc.

(Hablado sobre la música)

CATALINA
¡Uy, qué indino! Tú tan destacao,
y yo siempre alcordándome de ti.

(Mostrándole un envoltorio que saca de la faltriquera)

Mía lo que te tengo.

DAMIAN
¿Qué me vas a dar?

CATALINA
Una torta.

DAMIAN
No gastes chanzas.

CATALINA
De verdá. Anoche, cuando amasé pa los bodigos de la misa, preparé esta torta para ti.

(Aparte)
(¡Dios mío, que no se envenene!)

DAMIAN
(Tomando la torta con recelo)
Oye. ¿No t ́habrá ayudao a hacer la torta el tío Sabino?

CATALINA
No; es que me alcuerdo de cuando le pediste aquel jarabe pa curarme el resfriao, y no hice más que tomarlo y me dio una pulmonía.

CATALINA
¡Qué receloso eres Damián!

DAMIAN
De todas maneras, agradecío.

(Se guarda la torta e inicia mutis por la casa)

CATALINA
¿Pero no te la comes?

DAMIAN
Dimpués.

CATALINA
(Cogiéndole de un brazo)
¡Huy, so mostrenco!

(Transición)

Ven acá, oye:
¿bajarás al baile de la plaza?

DAMIAN
Bajaré, que quieo lucir lo que le he comprao
al aceitero.

CATALINA
¿Qué ha sío?

DAMIAN
Unos calcetines de lo mejor. Como son los primeros que me voy a poner, he querío tirar de largo. ¡Cinco riales m’́ha costao el par y no me han entrao más que dos calcetines!

CATALINA
Pues luego: un par siempre han sío dos.

DAMIAN
Menos en la ropa; que en un par de calzoncillos te
entran cuatro perniles y no hay más diferencia sino
que van apegaos.

CATALINA
Pero...

DAMIAN
No me contradigas, que me desazono.

CATALINA
Güeno, pues tiés razón. Si nosotros nos vamos a llevar muy bien. ¿Verdá tú?
Como los dos pensamos lo mesmo...

DAMIAN
Eso es lo malo. Tu padre y tu madre pensaban lo mesmo y ya ves los platos que ejaron. Cuando no quería el uno trabajar , el otro tampoco, por que pensaban lo mesmo; cuando él tenía ganas de riña, ella también, por la mesma razón, y se arreaban ca golpe con el mesmo pensamiento, que si no enviudaron dambos en un mesmo día, no fue porque no lo pensaban los dos lo mesmo.

CATALINA
Pues también tiés razón; ya veremos cómo pensamos ca uno.

(Disponiéndose a marchar)

Ponte majo pa bajar a la plaza y vete comiendo eso que te he dao.

(Hace mutis por el fondo izquierda)

DAMIAN
(Aparte, mirando la torta)
Cuando la cate el perro.

(Se va por la puerta lateral)


ESCENA VII

Germán y Miguel.

GERMAN
(Con Miguel, por la puerta principal de la casa, como si hablara con Aurora que está dentro)

Eso es: pa despedirle con too el aquel que se merece.

MIGUEL
(Bromista y como si se dirigiera también Aurora)
No es pa menos, mujer.
No; tú no salgas. ¡Adiós!

(Hay una pausa, durante la cual Miguel mira a Germán con un gesto interrogativo)

Bueno; habla.

GERMAN.
¿Sabes?...

MIGUEL
Sé que quieres decirme algo; algo que no puedes hablar delante de Aurora. ¿Me he equivocado?

GERMAN
No. Pero...

MIGUEL
¿Qué?

GERMAN
¡Es tan difícil de icir!...

MIGUEL
(Sonriendo y echándole un brazo por encima del hombro)
¿Conmigo esos reparos, Germán?
¿Olvidas lo que soy para ti?

GERMAN
Pues por eso; porque pa mí eres... lo que eres; porque a ti te lo debo too; porque sé que me quiés como a un hermano, y porque quise a tu padre como quise al mío...por eso dudo de icirte... lo que de algún tiempo a esta parte vié siendo mi ahogo...

MIGUEL
Déjate de rodeos.

GERMAN
Pues dejao. Miguel: tú no debes casar te con la Angelita.

MIGUEL
¡Ah! ¿Es eso?

(Sonriendo con tristeza)

La de todos: <<Tú no debes casarte con Angelita: tu padre te dejó un capital y la Angelita apenas si llevará al casamiento un cacho de tierra de labrantío y un mala casucha en las afueras>>. ¿También tú, Germán, también tú?

GERMAN
No es ese mi sentir. Donde hay una honradez y un cariño... ¡Qué importa la hacienda!

MIGUEL
¿Entonces?... (Herido por una sospecha) Habla, ¿qué es entonces? ¡Habla, Germán!

GERMAN
La Angelita no debe ser tu mujer; no te merece.

MIGUEL
¿Qué no?

(Imponiéndose calma con un gran esfuerzo de voluntad)

Bien, pero...cuando tú dices eso es porque sabes... porque puedes... Estas cosas no basta decirlas, hay que probarlas. ¿Entiendes?

GERMAN
Oyeme con calma.

MIGUEL
Ya lo estoy haciendo.

GERMAN
Te lo pío por lo que más quieras.

MIGUEL
Lo que más quiero en el mundo es ella y por ella te escucho. ¿Por qué no merece que yo la haga mi mujer?

GERMAN
Porque... no te quiere.

MIGUEL
(Perdiendo la calma)
¡Mientes! Yo soy su primer cariño.

GERMAN
Fue otro.

MIGUEL
¿Quién?

GERMAN
Otro que consiguió de ella...

MIGUEL
No, no. ¡Calla! Eso no; eso no lo digas, porque...
(Avanza hacia él amenazador)

GERMAN
¿Me crees capaz de mentir? ¿Es que ya no soy el mesmo de siempre?

MIGUEL
(Dominándose nuevamente)
¿Cómo he de creer yo eso?

GERMAN
Entonces...

MIGUEL
Entonces, y a pesar de eso, dame un prueba.

GERMAN.
No.

MIGUEL
Para arrancar la venda de un cariño, Germán, no baste decir: <<¡Quítatela!>> hay que arrancarla así
(Hace el ademán enérgico que indica) aunque detrás de la venda se vaya el alma. ¿No quieres decir más?

GERMAN
No debo; no puedo dar te más pruebas que mi palabra.

MIGUEL
(Después de un momento de vacilación)
Está bien. Gracias, si tus palabras son... como han sido siempre, pero si no...

GERMAN
¡Miguel!

MIGUEL
Voy a verla, ¿entiendes? Sus ojos son para mí como el agua clara del arroyo.

GERMAN
Te engañarán.

MIGUEL
No estoy tan ciego. En ellos he de ver más que lo que tú me has dicho.

GERMAN
No es agua clara, Miguel, no es agua clara.

MIGUEL
¡Calla! Si no puedes probar, no acuses.
(Se dirige despacio hacia la izquierda)

GERMAN
(Preguntándose)
¿He debido callar?

MIGUEL
(Deteniéndose)
¿Qué?

GERMAN
(Tristemente)
Naa... ¡Pobre pleito el que tié por jueces los ojos de una mujer!

MIGUEL
(Haciendo mutis)
Te juro que sabré la verdad.

GERMAN
Sabrás... lo que ella quiera

(Entra en su casa)


ESCENA VIII

Catalina, Damián , luego Mozas y Mozos.

CATALINA
(Por la puerta lateral de la casa, engalanada para el baile, y empujando a Damián que, con el calzado nuevo que lleva, no puede dar un paso. Anda, hombre; anda presto, que quiero que echemos el primer baile antes que lleguen los mozos del Soto)

DAMIAN
¿El primer baile? El primer baile ya
lo voy yo echando.

CATALINA
¿Tanto te aprietan los borceguíes?

DAMIAN
Los borceguíes me están bien; los que me aprietan son los calcetines.

CATALINA
(Tirando de él hacia la izquierda)
Pues aguanta y arrea.

DAMIAN
(Haciendo mutis con Catalina)
¿Qué arree? ¿Cómo me apures mucho, sí que te arreo?

(Música)

MOZAS
(Dentro)
Al fin de la faena
busco a mi mozo
que quiero la alegría
más que el reposo;
porque en amores, madre,
piensan las mozas,
que en horas de descanso
no se reposa

(Saliendo)

¿Dónde estarán nuestros mozos?
Que a la cita no quieren venir,
cuando nunca a este sitio faltaron
y se desvelaron
por estar aquí?
Si es que me engaña el ingrato
y celosa que quiere poner,
no me llevo por él un mal rato
ni le lloro,
ni le imploro,
ni me importa perder su querer
disfrutemos la vida de mozo,
que para amarrarnos
siempre habrá lugar
.
MOZAS
Siempre me dices los mesmo:
tus consejos no quiero escuchar
porque sabes decir muchas cosas
cariñosas, engañosas,
pero nunca te quieres casar.

MOZOS
Dudas de mí
y no debieras dudar
que yo por ti
sabré luchar

MOZAS
No mientas
mi mozo garrido.

MOZOS
(Saliendo por la puerta de escape, aproximándose a ellas sin ser visto y enlazándolas por el taller)
Ya estoy aquí,
no te amohines, mujer;
has de tener
fe ciega en mí.
Te quiero,
mi moza garrida,
segoviana de mi vida,
Sin ti no sé vivir.

MOZAS
No he de dudar
cuando te cases, mi amor;
Me ha de curar
la bendición.
¡Ay mozo!
soltera no hay reposo;
el día que nos casemos
se acaba mi desazón.

MOZOS
Tiempo nos queda zagala.
de poder en la boda pensar;
segoviano presumido,
que no me has de engañar.

MOZOS
Me casaré
cuando tú quieras, mujer;
tuyo será todo mi amor
.
TODOS
Bien mío,
en tu querer confío;
muy pronto será mi casa
un nido para los dos.

MOZAS
No me engañes, embustero,
porque es desamor engañar,

MOZOS
No te engaño, recelosa,
que te sé querer de verdad.

(Hacen mutis por parejas)


ESCENA IX

Tío Prudencio y Tío Sabino; al final, Aurora.

(Hablado)

TIO PRUDENCIO
(Por la izquierda, hablando consigo)
¡Malhaya sea! ¡Por moor del diablo!

TIO SABINO
(Por la derecha)
¿Qué te pasa? ¿Por qué te esazonas?

TIO PRUDENCIO
¡El Miguel, hombre! Que me he acercao a darle un consejo y me ha echao aun lao, como si fuera un pedigüeño. ¡Inorante! ¡Que ha querío aprender tres carreras y no sabe ni montar en burro! Si él es el capital, yo soy la <<escultura>> y el talento. ¡Inorante!

TIO SABINO
Iría malhumorao.

TIO PRUDENCIO
Iba a darle un consejo. El se lo pierde. Desde que murió su padre, no hace una a derechas.

TIO SABINO
¡Has mentao a un hombre!

TIO PRUDENCIO
Y lo más torcío de too, es lo que ha hecho contigo.

(A un gesto de Tío Sabino)

Sí, contigo; sin paladeos ni visajes. ¡Traspasar el Soto en tan güenas condiciones a Germán, y a ti, que llevas más de treinta años dándole el suor, no dejarte la hacienda!...

TIO SABINO
Comenencia suya habrá sío, y cuando él lo ha hecho, bien hecho está.

TIO PRUDENCIO
Lo digo... Güeno, a ti pueo hablar te de esta manera porque eres un hombre de cencia y me entiendes.

TIO SABINO
Eso sí. Nosotros semos lo más lucío del pueblo. La Cencia y la Poesía.

TIO PRUDENCIO
No hay justicia. Sabino, no la hay . ¿Crees que si la hubiea ganaría el meico más que tú?

TIO SABINO
Hombre...

TIO PRUDENCIO
Por caa persona que él mata. Salvas tú dos animales.

TIO SABINO
Es verdá. Y si no que hagan un censo, a ver si no hay en el pueblo más animales que personas. Ahora que lo mío es gracia de nacencia. Pero, dime: ¿a cuento de qué me tenías que hablar de Miguel?

TIO PRUDENCIO
De algo mu importante, sobre la Angelita

TIO SABINO
¡Eh!

TIO PRUDENCIO
Y sobre Germán.

TIO SABINO
¡Prudencio!

TIO PRUDENCIO
No t ́asustes. Ya sabes que tengo política. Le iba a leer el romance que traigo entre manos.

TIO SABINO
¿El romance?

TIO PRUDENCIO
Yo no he perdío de vista a estos dos galanes. ¡Sabino, yo sé más que tú!
Te digo que mi romance será famoso.

TIO SABINO
(Aparte) (¡Este maldecío!) (Alto,) ¡Si vieas las ganas que tengo de que me leas eso!

TIO PRUDENCIO
Como t ́he dicho, no está rematao; pero prencipiaré por la parte segunda; la primera son los <<premilinares>> sin sustancia.

(Sacando de entre la faja el manuscrito)

Los nombre de las personas y los lugares los he cambeao per o tú que eres hombre de cencia.

TIO SABINO
Adelante.

TIO PRUDENCIO
(Leyendo)
Segunda parte, en la que continúa la primera.
Y sigue el tiempo pasando pasan minutos enteros pasan años, pasan días...

TIO SABINO
Y pa melones mi güerto.

TIO PRUDENCIO
(Dejando de leer)
Que esto es cosa serie, ¿eh?

TIO SABINO
Sigue, ha sío un desahogo.

TIO PRUDENCIO
(Volviendo a leer)
En esto que llega al pueblo
la Consuelo, la que tuvo
amores con el Meterio
el que se casó con Juana.

(Dejando de leer)

Más alante he dicho que, a este Meterio, lo casó el amo de la hacienda donde él era agostero, con una moza criada de la casa, y que la tal hacienda se la dejó el hijo del amo al matrimonio, pa que se la pagara tarde, mal y nunca. ¿Entiendes?

TIO SABINO
¿Qué tengo d ́hacer?

TIO PRUDENCIO
(Volviendo a leer)
Y por donde la Consuelo en la ciudá se ha hecho novia del que fraguó e casamiento del Meterio con la Juana; y ahora viene lo tremendo dame, Virgen soberana valor pa seguir el verso, porque me tiemblala mano y se me trasuda el cuerpo. Dame tu pluma, San Roque; dame papel, San Aurelio.

TIO SABINO
Güeno; no pías más, y sigue.

TIO PRUDENCIO
Una noche el miserable
el miserable Meterio,
sale de su casa andando,
cruza la plaza del pueblo,
salta una tapia y se mete
en casa de la Consuelo.
Mientras que Juana en el limbo
dormitaba entregada al sueño,
y en la hacienda nadie sabe
la traición que está ocuriendo.

TIO SABINO
(Con indignación, tirándole el cuaderno al suelo de un manotazo)
¡Mentira!
Eso es mentira.

(Aparece por la puerta principal de la casa, Aurora y se detiene escuchando)

TIO PRUDENCIO
Es verdá, y tú lo sabes.

TIO SABINO
¡Prudencio!...

TIO PRUDENCIO
Verdá que entre Angelita y Germán ha debío haber algo. Verdá que él casó con la Aurora por comenencia.

TIO SABINO
¡Mentira también!

TIO PRUDENCIO
Verdá que Germán desimula y verdá que l ́he visto salir esta noche de casa de esa mujer.
(Recoge el cuaderno y se lo guarda)

AURORA
(Aparte)
¡Dios mío!

TIO SABINO
(Avanzando hacia él furioso)
Si no callas te arranco la lengua.

TIO PRUDENCIO.
No seas bruto. La Cencia y la Poesía no puén reñir.

TIO SABINO
Pues, o borras ahora mesmo too eso, o la Cencia le parte la cabeza a la Poesía.

(Hace ademán de coger un astil de los que hay en el porche)

AURORA
(Que ha estado conteniendo su emoción a duras penas, adelantándose y procurando disimular)
¿Qué pasa? ¿Por qué riñen ustedes?

TIO SABINO
Naa, no pasa naa.

TIO PRUDENCIO
Una chanza.

TIO SABINO
Sí, una chanza a estacazos.

AURORA
¿Y por qué fue ello? ¡Con lo amigos que son ustedes!

(Al Tío Prudencio)
¡Con lo que usté quiere a esta casa... y a toos los de esta casa!

TIO SABINO
Sí, mucho.

TIO PRUDENCIO
Es que no le ha gustao la segunda parte de mi romance y se ha encalabrinao.

AURORA
¡Qué tontuna!

TIO SABINO
¡Es que está hecho con una letra!...

TIO PRUDENCIO
En cuanti haga el final ya será otra cosa.

AURORA
¿Y le falta mucho?

TIO PRUDENCIO
Por ahora no se me ocurre naa.

AURORA
(Con ironía)
Pues no se aparte de estos lugares, que quién sabe si yo le podré dar pie pa que lo termine.

TIO PRUDENCIO
¿Eh?

TIO SABINO
(Mirando con coraje a Tío Prudencio)
¡Milagro será!

TIO PRUDENCIO
Vaya. Veo que no corre güen humor por el Soto.
D ́aquí a luego.

(Escribiendo al tiempo que hace mutis por la primera izquierda)

Y cuando supo la Juana
la mala acción de Meterio...

AURORA
(Muy excitada)
¡Es verdá! Sí, no me diga que son cosas del romancero. Lo que dice que pasó anoche, pasó. ¿No es verdá que pasó, tío Sabino?

TIO SABINO
No lo pueo creer.

AURORA
Es por ella si tristeza; es por ella su ahogo.
¡Se casó conmigo sin quererme!

TIO SABINO
No hay que pensar tan de ligero. ¡Calma!

AURORA
(Venciendo su enternecimiento)
La tendré. ¿Quién lo duda? Calma y valor no le faltan a mi temple. Ya le probaré a Germán y a too el mundo, que no nació pa ser burlada la del Soto del Parral.

TIO SABINO
(Aparte. Haciendo mutis por la casa, con aspecto apesadumbrado)
Como ese maldecío traiga un disgusto, se quea el pueblo sin coplero. ¡Lo juro!


ESCENA X

Aurora; a poco, Miguel; luego, Tío Sabino; después, Germán, y al final, Tío Prudencio.

(Música)

(Cantado)

(Aurora se sienta en el poyo en actitud meditabunda)

AURORA
Mintió su cariño;
burla fue su querer.
¿Por qué, Dios mío,
tanto le quise?
En él creía,
en él confiaba;
hoy mi vida destrozada
sólo puede dudar y temer.
¡Ay, madre, escúcheme!
Oye, ven y calma mi pesar;
mis pobres lágrimas mira,
ten de mi dolor piedad.

MIGUEL
(Por la izquierda, con precipitación y acaloramiento, dirigiéndose a la puerta principal de la casa)
¡Germán!

AURORA
(Levantándose)
¡Dios mío! ¡A dónde vas?

MIGUEL
Quita

AURORA
¿Qué intentas? No has de pasar.

(Se coloca delante de la puerta)

MIGUEL
Aurora, déjame, porque nada en el mundo, calmará mi furor. ¡Aparta!

AURORA
Cálmate; compadece mi dolor.

MIGUEL
Quiero la infamia poder vengar, quiero arrancarle su corazón; él se fingió generoso y luego envidioso, la paz me robó.

AURORA
Vete.

MIGUEL
He de buscarle.

AURORA
Por Dios, olvida.

MIGUEL
Oyeme.

MIGUEL
Tú no debes sufrir por él.

AURORA
¿Qué he de hacer, si el que ofendió
es mi marido y sé mi deber?

MIGUEL
Como a mí te ha ultrajado; igual
te ha engañado su falso querer.

LOS DOS
No merece perdón quien sin duelo,
mi vida destrozó.

MIGUEL
Aquel amigo que tanto quise,
de mi nobleza, cobarde se burló.
Honda me abrió la herida la traición inesperada,
la amistad de hermano fingida,
por mi venerada con todo el corazón.

AURORA
¡Calla! No me atormentes, ten piedad de mi
quebranto, yo te ruego compasión.

(Hablado sobre la música)

MIGUEL
No lo olvides, no lo dudes, tu marido....te engañó y un amor te ha mentido, su querer sólo ha sido fingido. Ese hombre...no lo dudes, mujer, te ha engañado. Por lograr su interés se ha casado; pues yo te aseguro que ha sido perjuro Germán para ti.

AURORA
(Aparte)
Basta de dudas,

(Miguel, dirigiéndose precipitadamente hacia la casa luchando con Aurora, que le sale al encuentro). ¡Paso Aurora!

AURORA
¡Nunca!

(Cantado)

MIGUEL Y AURORA
Su traición me cobraré.
El dolor no he de vencer.
HABLADO SOBRE LA MÚSICA
MIGUEL
(Exasperado)
¡Paso, Aurora,, déjame entrar en mi casa!

AURORA
Es la mía, mientras viva en ella.

MIGUEL
¡Quita!

AURORA
¡No!

(Forcejean)

MIGUEL
No hagas la locura de oponerte, soy un hombre y entraré a pesar tuyo.

AURORA
Es que si pases así, no serás un hombre.

TIO SABINO
(Apareciendo en la puerta principal)
¿Qué es eso? ¿Por qué gritáis?

AURORA
¡Tío Sabino!

MIGUEL
Nada, no es nada; lo de todos los días: un amigo que te vende. ¡Y yo he llamado hermano a Germán!

TIO SABINO
¿A Germán? ¡Y pués llamárselo siempre!

MIGUEL
¡Nunca! Ha calumniado a una mujer; he mentido mi amistad
(A Aurora)
y ha engañado tu cariño.

AURORA
(Aparte)
¡Era esa su pesadumbre!

MIGUEL
(Con rabia, tratando de avanzar hacia la casa)
He de encontrarle y me he de cobrar con su vida.

AURORA
(Con fiereza)
¡Guárdale de intentarlo!

MIGUEL
¿Aún le defiendes?

AURORA
Es mi marido.

TIO SABINO
(Echando a Miguel un brazo por el hombro y encaminándose hacia la izquierda)
Calma, Miguel; ten calma. No se pué tirar por alto una amistá de tantos años.

MIGUEL
¡Déjame!

(Volviéndose hacia Aurora)

Dile a tu marido que nos veremos, si no se esconde.

(Hace mutis con Tío Sabino)

AURORA
Jamás se escondió de nadie.

(Aparte. Con pena).

Solamente lo hizo pa engañarme a mí. ¿Merecía este pago mi cariño?
(Llora)
¡Era por ella! ¡Era por ella! ¡Germán, juro que tu burla ha de acabar aquí.

(Se dirige a la casa, pero ve salir de ella a Germán, y se detiene aguardándole rápidamente el pañuelo con que se enjuga los ojos).

GERMAN
¿Qué es eso? ¿Llorabas?

AURORA
¡Germán, eres un mal hombre! Sé lo de la Angelita.
Basta ya de disimulo.

GERMAN
¿Qué sabes? ....Estás engañada, Aurora.

AURORA
Lo estaba.

GERMAN
Escucha.
(Por el fondo izquierdo y procurando nos ser visto, aparecer Tío Prudencio)

AURORA
Bastante escuché. óyeme tú ahora. Para uno de los dos, está cerrada esta casa. ¿Entiendes? Si tú entras en ella, yo marcharé de aquí; si yo entro... ¿Qué dices?

GERMAN
(Qué ha dejado caer sobre el pecho la cabeza con amargura)
Entre en tu casa, Aurora.

AURORA
¡Ah!

(Se encamina hacia la casa; a mitad de camino se detiene y vuelve la cara hacia Germán, que se ha dejado caer abatido sobre el poyo)
¡Para siempre!

(Reparando en el romancero, que trata de no ser visto por ella)

Y ahora, Tío Prudencio, ya pué seguir su romance, ya pué usté seguirlo.

(Aparece por la izquierda Tío Sabino y se detiene contemplando el cuadro. Telón lento)


FIN DEL ACTO PRIMERO


ACTO II


CUADRO PRIMERO

Zaguán de la vivienda del Soto. Al fondo, ancho portón con una ventana a cada lado que dejan cerca de una corraliza, y , en último término, campos de barbecho. Una puerta a la derecha segundo término y otra en primer término de la izquierda. Una mesa, sillas de pino. En el ángulo izquierda, apero de la labranza y una escopeta. Es por la tarde.


ESCENA I

Catalina y Damián.

(Catalina, próximo al foro, trabaja en su ajuar de boda. Damián apoyado en una mesa, observa la labor)

DAMIAN
¿Pero también gastáis calzoncillos las mujeres?

CATALINA
¿Ahora te enteras?

DAMIAN
¡Como no m ́he caso nunca!... ¡Qué guapos son!

CATALINA
Güeno; no los mires tanto que me pongo encarnada.

DAMIAN
¡Huy!. ¡Qué mujer más maja voy a tener!

CATALINA
¡Damián!

DAMIAN
Si me paece mentira: hoy la tercer molestación y pasao mañana la boda.

CATALINA
Y esta tarde la fiesta, que vendrán a pedirnos el honor del pan y el vino.

DAMIAN
Ya pues estar contenta, que te llevas un marido que vale un imperio.

CATALINA
Pues anda que tú, vas despachao. Porque yo no será bonita, un muy hacendosa, ni tendré dinero, pero en los demás...

DAMIAN
En lo demás no quién te iguale

(Aparte)

(¿Qué será lo demás?)

CATALINA
Te participo que si no te curas de los del sueño, lo que es ésta no empareja contigo. Como no te dormías a náa, estabas muy poco cariñoso. Y ahora que me alcuerdo: ¿te comiste la torta?.

DAMIAN
Entadía no la he catao. La ejé enciam del jergón, cuando me la diste y luego cuando fui a acostarme....

CATALINA
¿Qué?

DAMIAN
No había quedado una mosca en la casa; toas estaban patas arriba junto a la torta.

CATALINA
¿De verdá? Pues no te la comas, Damianito.

DAMIAN
Ya, ya lo había cavilao. La he escondío pa dársela al de la contrebución.

CATALINA
Me paece mentira que ya no te duermas.

DAMIAN
Aquello se acabó pa siempre.

CATALINA
Gracias al tío Sabino.

DAMIAN
Ese hombre es un sabio. ¡Quién había de icir que un susto era la melicina pa curarme!

CATALINA
¡Qué majín tié! ¡Mía que sacarte dormío de la cama y tirarte en metá la alberca!

DAMIAN
¡Anda, y los dos tiros que me atizó cuando me quise salir!

CATALINA
Con pólvora naa más.

DAMIAN
¿Qué querías, que juera con balas?

CATALINA
¡Qué talento el suyo!

DAMIAN
Y aquí estoy tan telendo. Ahora que me ha quedao de resultas del dispertar una tiritera que me asusto de un estornudo.

CATALINA
Pero yo no te duermes.

DAMIAN
Ahora mi cuando me acuesto. Hace dos noches que no pego los ojos...y too eso por tu cariño.

CATALINA
¡Cá! Por la mojaurá.

DAMIAN
Desagraecía; con lo que te quiero y aun no m ́has dao un abrazo.

CATALINA
Eso no se pide.

DAMIAN
¿No?

CATALINA
Eso se da.

DAMIAN
Pues ten cuidao no te arrugues los calzoncillos.

(Van a abrazarse y aparece el Tío Sabino por la izquierda)


ESCENA II

Dichos y Tío Sabino.

TIO SABINO
(Tropezando al entrar en una silla)
¡Malhaya sía!

DAMIAN
(Dando un grito y echándose a temblar)
¡Eh!

TIO SABINO
(Corriendo a él y tomándole el pulso)
Si te lo tengo dicho: tan y mientras te dure la tiritera que te dejo la cura por la “hidroserapia”, no te pués arrimar a la novia; ¿No comprendes tú, que las raíces nerviosas de los tendones están entandía hinchazones por el remojón y al ajuntarse a el calor corporal de un cuerpo femenino de mujer soltera, se te amontona too el tejido cedular?

CATALINA
¡Y tié razón!

DAMIAN
Como si me dijera usté latines.

TIO SABINO
¡Claro, es que me he esplicao a lo méico! Quieo icir que el cuerpo humano del hombre, es como una guitarra.

DAMIAN
Eso ya me suena.

TIO SABINO
La caja....es la caja del cuerpo, las cuerdas, los tendones...

DAMIAN
Ya, ya. Y el abujero de en medio, la boca.

TIO SABINO
No seas burro ¿No ves que está en la metá?

DAMIAN
La boca del estómago, señor.

TIO SABINO
Que te arrimas a la calor, pues se te agarrotan las cuerdas, y con las cuerdas agarrotás, ni andas ni comes...

DAMIAN
Ni toco.

TIO SABINO
Asina es, y además pué dar un paralís por too el cuerpo...

CATALINA
¡Jesús, María y José!

TIO SABINO
O te pué coger el baile de San Vito.

DAMIAN
Siendo guitarra, es lo que más me conviene.

TIO SABINO
Con que a la labor y ojo con arrimarte a la novia.

DAMIAN
Güeno, pero vamo a ver; si no puedo arrimarme a ésta, ¿pa qué quieo casarme?

TIO SABINO
Pues pa...

(Aparte)

(¡Demónico, es verdá!)

(Alto)

Retrasáis la boda.

CATALINA
¡En seguía! Pa eso tengo yo el ajuar acabao. ¡En seguía!

DAMIAN
No por el ajuar, no; porque se lo puedes cambear al aceitero por un traje pa mi, pa la función.

CATALINA
¿Pero no es chanza?

DAMIAN
Si no hay más remedio...La salú...

CATALINA
(Levantándose con enfado y cargando con la costura)
¡Dispués de la tercera molestación!

DAMIAN
Mujer, yo siento que nos haigamos molestao.

CATALINA
(Más enfadada, iniciando mutis izquierda)
Pues o no nos casamos ahora.

DAMIAN
O nos casamos dispués.

CATALINA
Dispués te casas con el Tío Sabino. (Vase)

DAMIAN
¿Está usté viendo?

TIO SABINO
Ejala. Ya se contentará. Lo primero es curarse. Con su salú pues tener mujer y hacienda; sin salú y con mujer....ties que tener uno que te ayude.

DAMIAN
Pues a curarme.

TIO SABINO
¿A la labor?

DAMIAN
A la labor. ¡Qué hacer! (Mutis foro)

TIO SABINO
Todas las medicinas son malas de tomar; pero yo me he propuesto curarlo y si hace falta otra impresión se la doy. ¡O se cura o lo mato!


ESCENA III

Tío Sabino y Mozas.

(Música)

UNAS
(Desde el foro).
¿A la consulta se puede entrar?

TODAS
Diga si es hora de consultar.

TIO SABINO
Adelante, zagalas presto pasar.

TODAS
(Entrando)
De mi dolencias le voy hablar.

UNAS
Llevo tres noches nerviosa y no sosiego ni pa dormir.

OTRAS
Siento al tenderme una cosa que no me deja ni rebullir.

TIO SABINO
Eso es peligroso y bastante dudoso,
pues sin el reposo tendréis desazón.
Os dará hormiguillo por el colodrillo,
que como si el justillo fuera un esportón.

TODAS
Por Dios, diga usté si es cosa dañina,
si me moriré o si curaré.

TIO SABINO
Tengo que observaros para recetaros.

TODAS
Dice mi galán que si nos casamos
pronto curaré de mi enfermedá,
pero yo no sé si eso es saludable
y temo que el pobre no cure mi mal.

TIO SABINO
Os debo a todas reconocer y
vuestros males desterraré.

(Las pulsa, las ausculta y <<se aprovecha>>)

TODAS
Míreme usté qué malta que estoy,
todo el cuerpo me da temblores.
Púlseme usté, que si tarda me voy,
por si acaso es mi mal de amor.
Míreme usté que no puedo aguardar,
pues mi novio me está esperando
y el muy borrico vive pensando
en que le engaño yo.

UNAS
Diga qué mal se me nota,
si es cosa grave del corazón.

OTRAS
Todo mi ser se alborota y arde mi sangre
más que el carbón.

TIO SABINO
El examen hecho no me ha satisfecho,
pues os noto el pecho con gran hinchazón.
Y si el mal no es grave, porque es de nacencia
dice la esperencia que haiga precaución.

UNAS
Qué es lo que he de hacer señor curandero,
porque sin dudar su plan seguiré.

TIO SABINO
Males son de mozas cosas peligrosas.

TODAS
Este desazón me tiene asustada.
Tengo una aprensión que voy a morir
y una picazón tan desesperada como si azogue
corriera por mi.

TIO SABINO
Para curar
os tenéis que hacer
esa <<ginasia>> que os enseñé.

(Evolucionan)

UNAS
Quede usted con Dios, tío Sabino.
Ya le pagaré la lección.

TODAS
Con un buen barril de ese vino
que le gusta más que el jamón.
Hasta dispués quede con Dios.
Gracias a usté se quitó mi aprensión.

(Hacen mutis foro)


ESCENA IV

Tío Sabino y Aurora.

AURORA
(Por la izquierda, con aspecto que refleja su tristeza y abatamiento)
¿Acabaron de cercar la tierra de la hondonada?

TIO SABINO
Si.

AURORA
(Suspirando y dejándose caer sobre una sillas)
Bien

(Tras breve pausa en la que observa que Tío Sabino se muestra reacio a marchar)

¿Tié usté que icirme algo?

TIO SABINO
Según estés pa escucharme.

AURORA
(Con gran impaciencia)
¡Hable! ¡Qué! ¡Pronto!
¡Jesús, qué hombre!
Entre todos se han propuesto
volverme loca.

TIO SABINO
Es del amo.

AURORA
Del amo no quiero saber naa

(Con inquietud. Asaltada por una idea)

¿Está quizá enfermo?

TIO SABINO
Está güeno, gracias a Dios.

AURORA
(Con despecho)
¡Y sin volver por su casa!.

TIO SABINO
No quiere que seas tú la que se marche.

AURORA
¿Es burla, tío Sabino?

TIO SABINO
Es la verdá, auque te enojes.

AURORA
¿Le ha visto usté? ¿Por dónde para? ¿Qué hace?

TIO SABINO
Por la linde del Carrascal nos encontramos esta mañana.
Creo que había pasado la noche en la masía.

AURORA
¿Y preguntó?

TIO SABINO
Naturalmente.

AURORA
¿Le habló de volver?

TIO SABINO
Sí.

AURORA
¿Cuándo?

TIO SABINO
Dice que cuando se te pase la ventolera o cuando el tiempo le dé la razón.

AURORA
¡La razón! No me quiere, no me ha querío nunca.

TIO SABINO
Tú lo ices.

AURORA
Por obediencia al amo se casó conmigo; por obediencia y por no perder lo que a los dos nos dejaban. Fue a la Angelita a la que quiso siempre sin que yo lo supiera.

(En un arranque de indignación)

¡Dígale usté que no quiero verle, tío Sabino!

TIO SABINO
¡Válgame Dios, cómo caviláis las mujeres! No hay cencia que os puea echar de la cabeza los condenaos recelos.

AURORA
¿Es que me equivoco?

TIO SABINO
Creo que sí.

AURORA
¿Cree...? Hablé usté, por la Virgen, si sabe algo.
Si eso es lo que yo quieo, equivocar me; estar segura de que partí de ligero, de que él no me pensó engañarme nunca. Si fuera así, tío Sabino, si fuera as, yo me arrodillaba delante de él, y besaría sus manos y en cruz le pediría perdón.


ESCENA V

Aurora, Miguel y Tío Sabino.

MIGUEL
(Desde el foro)
Aurora.

AURORA
Pasa. Miguel.

MIGUEL
¿Es cierto que quieres hablarme?

AURORA
Pa eso te he mandao llamar.

TIO SABINO
(Inicialmente mutis foro)
Pues yo voy......

AURORA
Usté debe quedarse tío Sabino. Lo que tengo que icir lo pue escuchar too el mundo.

(A Miguel.)

Tres días hace que Germán se apartó de mi lado.

TIO SABINO
¿Qué se apartó?

AURORA
Que yo le alejé. Hablaron por mí los celos y ....si él se hubiera quedao en la casa, la hubiera abandonao yo…

MIGUEL
Hiciste lo debías.

AURORA
No lo sé.

MIGUEL
Quiso engañarte.

AURORA
Es posible.

MIGUEL
Calumnió por despecho a una mujer.

AURORA
Ella lo dijo.

MIGUEL
Y es cierto. ¿Acaso no le condena su propia huida?

AURORA
Eso es lo que me hace dudar de su culpa: bien puede no volver porque sienta el orgullo e su inocencia; el que sentiría yo si me acusaran de lo que no hice.

TIO SABINO
Es verdá. Ahora sí que hablaste tú y no los celos.

MIGUEL
¿Y es por ese orgullo por lo que evita encontrarse conmigo?¿Y es por esa inocencia por lo que teme que nos veamos frente a frente? Eso tiene otro nombre que el que tú le das: eso se llama cobardía.

AURORA
¡Eso no!

MIGUEL
La cobardía que da la culpa. ¿Cómo podría justificarse?¿Cómo podría negarse que le vieron salir de casa de Angelita?

AURORA
¿Y quién abrió esa casa?

MIGUEL
Entró en ella aprovechando un descuido, como un ladrón.

AURORA
No puedo creerlo, Miguel, no puedo creerlo.
Si en un principio cegué de rabia, ahora temo haberme equivocado.

MIGUEL
Entonces... ¿Miente ella? Por la Virgen, Aurora; entre unos y otros me estáis haciendo dudar de todo y yo no merezco este suplicio.

(Tras de breve pausa)

¿Me llamabas para esto?

AURORA
Pa icirte que, desde manaña, pués disponer del Soto del Parral.

MIGUEL
¿Lo dejas?

TIO SABINO
Lo ejamos.

AURORA
Mal pué cuidar de la hacienda quien tiene puesta su vida en otros cuidados.

MIGUEL
Para un mujer de tu temple, no es tarea difícil el cuidado de esta hacienda.

AURORA
(Conmovida y haciendo mutis por la derecha para ocultar sus lágrimas)
Mi temple estaba en cariño. Faltando el amo, yo no soy más que una pobre mujer.

MIGUEL
¿Soy yo quién trae la desgracia a esta casa, o son ellos quienes traen la mía?

TIO SABINO
Ni ellos ni tú, Miguel.

MIGUEL
¿Quiere usted decir que Angelita?

TIO SABINO
Yo no puedo decir más.

(Hace mutis por el foro)


ESCENA VI

Miguel, a poco, Damián.

MIGUEL
¡No puedo decir más! ¿Y para qué? ¿Acaso me dice poco esta duda? Yo he de aclararla, cueste lo que cueste.

DAMIAN
(Que ha entrado por el foro y ha oído la última frase)
Esa es la verdá; tie usté razón.

MIGUEL
¿Qué sabes tú?

DAMIAN
Cuando uno habla solo tie razón siempre.

MIGUEL
¿Hablaba solo? ¿Qué he dicho?

DAMIAN
Cuando uno habla solo no hay quien le entienda.

MIGUEL
Ni uno mismo.

DAMIAN
(Aparte)
(Entendía no m ́ha hecho el regalo de boda. Voy a recodárselo con política)

(Alto)
Sí, señor, hoy ha sío.

MIGUEL
¿El qué?

DAMIAN
La tercera molestación.

MIGUEL
(Distraído)
¡Ah! ¿Sí?

DAMIAN
¡Y nos han hecho una de regalos!...

MIGUEL
Bueno.
(Pasea pensativo)

DAMIAN
Reflajos, pañuelos, zapatos, camisas...

(Aparte)

(¡Anda: parece un pregón del aceitero!)

(Alto)

Una cuartilla de judías, una cabeza de cerdo, con perdón. Creo que no se me olvida na.¡Ah, sí!, y una boina pa la cabeza. Presentes como los de esta boda enjamás los he visto.

MIGUEL
(Sin salir de su preocupación)
Bien, hombre, bien.

DAMIAN
Tavía faltan amigos que no se han alcordao de mandarme alguna conseja; pero yo sé que en lo que queda de día se alcordarán.

MIGUEL
Claro, hombre, claro.

DAMIAN
(Aparte)
(Pues no está mu claro, porque no se entera)
(Alto)
Ahora me vendría mu bien una faja nueva.
Es pa los riñones, ¿sabe usté? Como los tengo maladaos ende el día de la cura en la alberca... ¿Sabe usté?

MIGUEL
(Saliendo por un momento de su distracción)
¿Qué dices?

DAMIAN
Que... me duelen los riñones.

MIGUEL
Pues una buena faja.

DAMIAN
De eso estaba hablando: mientras más güena, mejor.

MIGUEL
Bueno, mira...

DAMIAN
(Aparte. Con aire de triunfo)
(¡Ya sabía yo!)
(Alto)
¿Qué?

MIGUEL
Si te preguntan por mi, en “Los Linares” estoy.

DAMIAN
Sí, pero...

MIGUEL
¡Adiós!

(Mutis por el foro)


ESCENA VII

Damián y Tío Prudencio.

DAMIAN
¡Qué no tengo política, vamos! Ya debía estar escarmentao de cuando le pedí al amo el aumento de soldáa y entendió que me despedía. Si no me tiro al suelo, me echan a la calle.

TIO PRUDENCIO
(Por el foro)
¿Qué hay, Romero?

DAMIAN
¿Romero?

TIO PRUDENCIO
Sí, hombre, el novio de Julieta.
¡Huy, qué asnalfabético!

DAMIAN
Menos chanza, que yo tengo mi nombre y la Catalina el suyo.

TIO PRUDENCIO
No te amohínes, bueno mozo.

(Con misterio)

Ha estao aquí Miguel. ¿Verdá? Lo he visto salir.

DAMIAN
Pues si lo ha visto, ¿pa qué lo pregunta?

TIO PRUDENCIO
¿Ha hablado con el ama?

DAMIAN
Qué sé yo.
(Aparte)
(¡Este tío, que no vié más que a olfatear desazones!)

TIO PRUDENCIO
Habla, hombre, que ya te haré yo una copla a cuanto de la boda. ¿Ha habido tragedia?

DAMIAN
¿Tragedia?

(Amenazador)

Como venga usté aquí a hablar de cosas malas, le doy un torniscón que le espiazo.

TIO PRUDENCIO
Ta d ́ahí, zopenco. ¿Qué maginas tú que es tragedia?

DAMIAN
Pues naa güeño.

TIO PRUDENCIO
¿Ves lo que es la inorancia? Tragedia sinifica una lucha de dos que riñen y que no se rompen más que la ropa.¿Entiendes?

DAMIAN
Entiendo.

TIO PRUDENCIO
Tragedia viene de traje, animal.

DAMIAN
Entonces, de tragedia, no ha habío ni una faja.


ESCENA VIII

Dichos y Catalina.

CATALINA
(Por la derecha)
¡Damián!

DAMIAN
(Asustado y templando)
¿Qué? ¡Malhaya siá!
¿No podías llamar
me por señas?

CATALINA
¿Qué haces parlando con este tío enreaor?

TIO PRUDENCIO
¡Oye, tú!

CATALINA
Si, señor; que por haber venío usté con cuentos están mis amos separaos, y por estar separaos mis amos no hay alegría pa mi boda, y por faltar esa alegría estamos alicaídos como gorriones en día de nevada.

DAMIAN
¡Paece que nos vamos a casar, por el artículo muerto!

TIO PRUDENCIO
¡Si que tiés güen aquél pa recibir a las vesitas!

DAMIAN
¿Pero usté es vesita? Pues siéntese usté.

CATALINA
¡Damián!

DAMIAN
Siéntese usté en la carretera.

TIO PRUDENCIO
No tenéis crianza.

(Los dos se encogen de hombros)

DAMIAN
(Bajo, a Catalina)
Cállate, mientras no diga algo gordo...

TIO PRUDENCIO
Sois un par de burros.

(El mismo gesto Damián y Catalina)

Sois dos cerdos cebaos.

CATALINA
(Bajo, a Damián)
Oye, tú que eso ya es gordo.

DAMIAN
(Bajo, a Catalina)
Pero es d ́alimento.

TIO PRUDENCIO
¡Holgazanes! Que robáis el jornal.

(Se siguen encongiendo de hombros)

¡Ladrones!

(El mismo gesto)

¡Parásitos!

DAMIAN Y CATALINA
¿Cómo?
(Catalina y Damián se miran con gesto interrogativo y , convencidos de que aquel insulto es demasiado gordo, enarbolan cada uno una silla y arremeten a Tío Prudencio, que tiene que salir huyendo por el foro)

DAMIAN
Si no corre lo ejo baldao.

CATALINA
¡Miá que icirnos parásitos!

DAMIAN
¡Arrastrao! ¿Tengo yo cara de parásito?
¿Tiés tú cara de parásita?

(Bajando el tono)

Oye: ¿qué es parásito?

CATALINA
No lo sé; pero que es una ofensa muy grande, tenlo por cierto, que por algo lo dejó par lo último.

DAMIAN
Güeno, anda pa la cocina, que si nos ve el tío Sabino arrimaos vamos a tener gresca.

CATALINA
Sí, voy a acabar los hojuelas pa cuando vengan los invitaos.

DAMIAN
¿Te salen güenas?

CATALINA
Mucho. ¿Quiés catarlas?

DAMIAN
Güeno: me comeré una juente a ver cómo saben.

(Hacen mutis por la derecha)


ESCENA IX

Germán y Tío Sabino.

(Entra Germán por el foro, abarca la escena con una mirada, y casi, al mismo tiempo, aparece por la izquierda el Tío Sabino)

GERMAN
¿Y el alma?

TIO SABINO
Atareá. No s ́ha dao cuenta de que has llegao
¿La aviso?

GERMAN
No.

TIO SABINO
Ya es hora de que os dejéis de niñerías. Tú eres al amo y pués hacer lo que quieas; pero andar asina juera de tu casa y dando que parlar a la gente, a mí me parece que no es cosa seria.

GERMAN
¿Y qué hacer, tío Sabino? Yo no podría resistir sus preguntas; me faltaría ánimo pa negarle la verdá y, sin embargo, tamién me va faltando tesón pa seguir de esta manera.

TIO SABINO
Comprendo tu ahogo, Germán, tamién yo tengo que morderme la lengua pa callarme, porque es triste ver sufrir y no poder dar la melecina; si el amo levantara la cabeza, ya estaría agraedío, ya.

GERMAN
Si él pudiera ver el daño que ha traío a mi casa el guardar su secreto, me diría que hablara.

TIO SABINO
Es que se lo juramos.

GERMAN
Y lo cumplimos.

TIO SABINO
Hay una cosa que no he podío explicar: ¿a qué juiste la otra noche a casa de la Angelita?

GERMAN
¿Y lo pregunta usté, tío Sabino? ¿He vivido acaso desde el día que me enteré de lo de Miguel y Angelita? ¿Podía yo sosegar viendo que mi mejor amigo, el hombre a quien too se lo debo, piensa casarse con la que fue amante de su padre?

TIO SABINO
Es verdá.

GERMAN
¿Podía yo hacer otra cosa que ir a convencerla a ella de que lo que me estaba vedao decirle a él por el juramento que hice?

TIO SABINO
Ya sé lo demás; no te hizo caso.

GERMAN
Peor. Como antaño, cuando iba a llevarla a la ciudá el dinero que pa ella me daba el amo, tuve que arrancarme sus brazos de mi cuello asqueo de sus caricias, pa seguir siendo, a la memoria de aquél tan fiel como le fui siempre.

TIO SABINO
(Estrechándole la mano)
Así cumple un hombre.


ESCENA X

Dichos y Aurora.

AURORA
(Saliendo por la izquierda y deteniéndose sorprendida. Aparte, con alegría que no puede reprimir)
(¡El!)

(Cambiando de gesto y dirigiéndose a Germán con entereza)

¿Vienes a decirme que soy yo quien debe marchar de esta casa?

GERMAN
Ni tú ni yo.

AURORA
Entonces...

GERMAN
Vengo a que me escuches.

AURORA
¡Ah!

GERMAN
Y a que me creas.

TIO SABINO
(Haciendo mutis foro)
Harás bien en creerle, Aurora.

AURORA
(Aparte)
(¡Qué más quisiera yo!)

(Momento de pausa, en el que Aurora y Germán se contemplan, sin atreverse a decir nada. Con vehemencia, aproximándose a él)

Dime que no es verdá lo que toos cuentan: que nunca tuviste na que ver con otro cariño; que toos mienten o se engañan toos. Habla, Germán: pero niega con pruebas, que yo puea creerte.

GERMAN
¿Too eso necesitas? No tengo esas pruebas que me pides, y si las tuviese, tampoco te las daría.

AURORA
¡Germán!

GERMAN
Por evitar tus preguntas consentí en alejar me de mi casa como un criao despedío.

AURORA
¿Por eso?

GERMAN
Por eso y porque tú no debes dudar de mí.

AURORA
¿Dimpués de lo que sé?

GERMAN
(Con energía)
No sabes naa. La gente, la mala gente, cree saberlo too, porque piensa mal; y tú Aurora, ¿debes tú pensar de mí como esa gente?

AURORA
Ellos dicen lo que ven.

GERMAN
No siempre lo que se ve es la verdá. Yo nunca ha dudao de tu cariño; tus palabras ha sío pa mi como la luz del sol; tú tiés el deber de creer en las mías.

AURORA
Eso quieo.
(Con sus palabras)

GERMAN
(Aproximándose a ella y dominándola poco a poco)
¿Qué más prueba que el cariño que siempre te he tenío? ¿Me viste nunca mirar a los ojos de otra moza como a los tuyos? ¿No fue por ti too el afán de mi trabajo? ¿Quiés más pruebas?

AURORA
¡Germán!

(Música)

(Cantando)

Ten pena de mis dolores,
de mis amores ten compasión,
que en tu quer
er esperando
vive llorando mi corazón.
¿Qué encerraste en tu pecho
que no puedo saber?
Dime tu pensamiento,
di al fin tu tormento
que en vano intento
yo conocer.

GERMAN
No me preguntes, Aurora,
porque un pena nunca sabrás.
Por ti cantaba contento,
pa mí guardé mi pesar

AURORA
Mi cariño verdadero,
mi vida entera, todo cuanto
yo más quiero por ti lo diera.
¿Para qué seguir callando tus sinsabores?
¿Es qué yo no me quieres y estás cansado
de mis amores?
¿Es que dudas del cariño que yo te tengo?
Si en tu pecho sólo hay nieve mi amor
es fuego.
¿Por qué seguir callando y así
vivir sufriendo?
¿No ves que siento celos y
vivo pa ti muriendo?

GERMAN
¡Por Dios!, no aumentes
así tus penas, que sólo sueño
con el bien de mi mujer.
Bendito el día que vi en tu mirada
todo el consuelo de mi querer.
Amor no finjas si no lo sientes,
que no se miente ni se burla al corazón.

LOS DOS
Ten de mis penas compasión.

GERMAN
Porque matas con tus dudas
el sentir de mi ilusión.

AURORA
El mal que te ahoga quiero saber.

GERMAN
No debes afligirte ni temer.

AURORA
¿Por qué callarme tu dolor?

GERMAN
¡Por Dios, Aurora!

AURORA
Germán, no finjas.

GERMAN
Eres mi amor.

AURORA
Mi fe te implora.

GERMAN
¡Mi vida!

AURORA
Me muero.

GERMAN
Te quiero.

AURORA
No mientas.

GERMAN
Luchó por amor por ti.
¡Ay, mi Aurora, yo te quiero,
por lograr tu bien, me muero!
¡Ay mi ilusión dorada,
vida de mi vida amada!
Sin ti no puedo hallar consuelo.
Tus ojos me fascinan,
para mi no hay otro cielo.
De zagal mi sueño fuiste,
por ti he querido;
con tu amor mi dicha hiciste,
por ti he vivido;
si por ti callé, sufriendo mil sinsabores,
¿Cómo he de estar fingiendo
y he de cansarme de tus amores?
Si por ti sintió mi pecho su amor primero;
si te di la vida entera por que supieras
lo que te quiero.
No sabes tú, mi Aurora,
mi triste desconsuelo.
Si me creyeras, de amor te abrasarías
y tu querer sería aquel que mi alma soñó.

AURORA
¡Quién pudiera ser dichosa!

GERMAN
Yo quisiera que lo fueras.

LAS DOS
La amarga pena de mis temores
con tus amores se acabará.
Por ti mi pecho tiene alegría.
Luz de mi vida no sufras.

(Hablado sobre la música)

AURORA
Debo creerte. Quiero convencerme a mí misma de que no hay más verdá que la de tus palabras.

GERMAN
Sí, Aurora. Y si algún día deja de ser un misterio eso que hoy no aciertas a explicarte, tú podrás, con orgullo, decirme. <<Yo nunca dudé de ti>>:

AURORA
(Enlazándole los brazos al cuello)
Eso. ¡Yo...no quiero dudar de ti!


ESCENA XI

Dichos, Damián; luego, Catalina.

DAMIAN
(Por la derecha. Al salir ve al matrimonio y se vuelve rápidamente de espaldas)
¡Atiza!
(Aparte)
(Por eso me dan rabia los casorios)

GERMAN
¿Qué hay, Damián?

DAMIAN
¿Pueo mirar, señor amo?

GERMAN
Sí, hombre, sí.

DAMIAN
Pues que sea usté bien venío a su casa.

GERMAN
Gracias, hombre.

AURORA
Ahí lo tiés, en vísperas de boda.

GERMAN
¡Verdá es! ¡Mañana será el buen día!

DAMIAN
Veremos a ve si es güeno, que a lo mejor graniza.

AURORA
No paece que te cases con mucha ilusión.

DAMIAN
Sí, señora; pero es que esto del casamiento, bien mirao, no tié más que una cosa güena...

GERMAN
¿Cuál?

DAMIAN
Los regalos.

AURORA
Y la moza que te llevas, ¿no es na?

DAMIAN
Si no soy yo quien se la lleva.

AURORA
¿No?

DAMIAN
Es ella la que me lleva a mí.

CATALINA
(Asomándose a la derecha)
Señora ama, con licencia del amo, venga a echar un ojo a los florones, que no se cómo van a salir.

AURORA
¿Pues qué te pasa?

CATALINA
No se. Debe ser que, pensando en mañana, se me queman toos.

AURORA
¡Ay! Bendita emoción la de esa víspera.
Anda, vamos allá.

(Entra por la derecha con Catalina)

DAMIAN
(Iniciando mutis por el foro)
¿Manda usté alguna cosa?

GERMAN
Pues marchar.

DAMIAN
(Volviéndose desde el foro como inspirado por una idea)
¿Quedrá usté creer que estadía no m ́ha regalao nadie una faja?

GERMAN
Ya es desgracia, hombre.

DAMIAN
¿Verdá usté que sí?

GERMAN
Sí.

DAMIAN
(Tras una breve pausa en la que observa al amo)
¿Dijo usté que era desgracia, verdá?

GERMAN
(Distraído, dando media vuelta)
Eso dije.

DAMIAN
(Haciendo mutis por el foro)
¡No hay remedio!
No tengo política.

(Al salir , a Tío Prudencio, que entra con precipitación)

¿Qué vié usté a buscar?

TIO PRUDENCIO
Lo que quieo.

DAMIAN
¡Fuera de aquí!

GERMAN
¿Qué ocurre?

DAMIAN
Na.

(Aparte, alejándose)

(¡Cómo lo coja solo en la verea!)


ESCENA XII

Germán y Tío Prudencio.

TIO PRUDENCIO
(Adelantándose)
¿Estás solo?

GERMAN
¿Por qué lo pregunta?

TIO PRUDENCIO
(Llevándose un dedo a los labios)
¡Chisss!

GERMAN
¿A qué ese misterio?

TIO PRUDENCIO
Por ti lo hago. Vengo a darte un recao de ella.

GERMAN
¿De quién?

TIO PRUDENCIO
¡Qué pregunta! De la Angelita.

GERMAN
Esa mujer no tie que alcodarse de mí.

TIO PRUDENCIO
Allá vosotros; yo cumplo y...

GERMAN
Usté cumple marchándose ahora mesmo.

TIO PRUDENCIO
Pero...

GERMAN
(Amenazador)
¡Ahora mesmo!

TIO PRUDENCIO
(Aparte)
(¿A qué no pueo seguir el romance?)

(Dirigiéndose al foro)

Pa verla era. Creo que quité icirte...

GERMAN
Quié ser mi ruina.

TIO PRUDENCIO
(Sin darle importancia)
Al amanecer dice que te espera en el chozo de la cañada.

GERMAN
¡Váyase! ¡Váyase, porque si no....!

TIO PRUDENCIO
Güeno, hombre güeno. Yo soy un mandao, ¿Qué la digo?

GERMAN
(Con rabia)
Decirla...

(Como iluminada por una idea)

¡Eso! ¡Sí!

(Al Tío Prudencio, bajando la voz)

Dígala que voy.

TIO PRUDENCIO
Güeno.

(Aparte, con alegría)

¡Ya hay romance!

GERMAN
Pero márchese.

TIO PRUDENCIO
Que güeno, hombre.

(Aparte, haciendo mutis)

(A ella la convenzo con menos trabajo)

GERMAN
(Tras una pausa breve)
¡Quién sabe si Dios me lo prepara!

(Se encamina a la derecha, a tiempo que aparece por el foro Miguel)


ESCENA XIII

Germán, Miguel, Aurora; luego Tío Sabino, Catalina, Damián y criados del Soto; más tarde, Mozas y Mozos.

MIGUEL
¡Al fin!

AURORA
(Por la derecha)
¡Miguel!

(Música)

GERMAN
¿Qué buscas? ¿Qué quieres de mí?

AURORA
Germán, ten prudencia. ¿Por qué reñir?

MIGUEL
Mi fe traicionabas y ruin me vendías
al par que, cobarde, pensabas burlar
con engaño mi amor.

GERMAN
Mentira, todo.
Es ella la que mintió.

AURORA
Cesad en la porfía,
rencores olvidad,
que yo más ofendida
procuré olvidar.

(A Germán)

Que veo yo en tus ojos
el fuego del amor,
y pronto mi alegría
brillará sin temor.

MIGUEL
Por ti perdí la calma,
mi vida es un tormento.

GERMAN
(Aparte)
(¡Si yo pudiera hablar!)

AURORA
¡Virgen dame valor!

GERMAN
Te ciegan los rencores y
dudas de mi fe.
El tiempo ha de decirte
si yo te traicioné o engañé.

MIGUEL
No intentes disculpar tu maldad.
No es noble proceder tras el engaño
de ofender, engañar.

AURORA
Vencí mis sinsabores, más vuelve
del dolor mi temor.

GERMAN
Por la amistad jurada debieras no dudar.

MIGUEL
No recuerdas la amistad pasada.

GERMAN
¡Pues sea!
(Se dirige a Miguel)

AURORA
(Interponiéndose)
¡Germán!

GERMAN
¡Quita, Aurora!

MIGUEL
Quien finge de ese modo,
ocultando su vileza,
y no tiene la nobleza
de acusarse sin temblar.

GERMAN
¿Qué escucho?

MIGUEL
Demuestra que en su pecho
hay tan solo cobardía,
y es tan grande su falsía
que se humilla sin dudar.

GERMAN
¡Cobarde! ¿Yo humillado?
No sufro más ultrajes.

MIGUEL
Pues muestra tu coraje;
quiero ver ya su tu rabia
responde al odio que en mí nació.

GERMAN
El daño que me has hecho pronto pagarás.

MIGUEL
Veremos si eso es verdad.
(Coge del rincón la escopeta)

(Hablado sobre la música)

GERMAN
¡Cobarde!

TIO SABINO
(Por el foro, seguido de los criados del Soto)
¿Qué es esto?

(Se precipita sobre Miguel y le arranca la escopeta)

CATALINA
(Por la derecha, seguida de Damián)
¿Pero qué pasa?

TIO SABINO
¿Es que estáis locos?

GERMAN
¡Tío Sabino!

AURORA
¡Locos, sí, tío Sabino, locos están!

(Cantando)

GERMAN
(A Tío Sabino, llevándolo aparte)
Sufro cual el cautivo que sus cadenas no ha de
romper; callo por el amigo por el secreto
que le juré.
Morir quisiera y así callar, que hablar no puedo
queriendo hablar.

MIGUEL
(Aparte)
¿Por qué quiso burlar mis amores?
¿Por qué?
¿Por qué quiso sembrar mis amores?
¿Por qué?
¿Por qué quiso perderme y así corresponderme?
Cobarde, me ha engañado; maldigo su traición.

MOZOS Y MOZAS
(Dentro, aproximándose)
Tengo que subir al árbol
tengo que cortar la rama,
porque dice mi morena
que la ponga en su ventana.
Si la coto y no la pongo,
eso no es tener amor.
Tengo de subir al árbol
para recoger las flores,
porque quiere mi morena
que la diga mis amores.

(Entran animadamente por el foro)

Cuando se casa una moza,
la alegría no ha de olvidar,
ni tampoco perder debemos
la costumbre de festejar.
La alegría que tiene este día
nos invita a disfrutar.
Por ti, Damián, por vuestro amor,
ofrécenos, señora novia,
flores y hojuelas de lo mejor que hay en Segovia.

CATALINA
(Que al sentir llegar a los mozos ha entrado con Damián por la derecha y vuelto a salir, trayendo ambos hojuelas y jarras de vino)
Coman todos las ricas hojuelas,
que están hechas por mí,

DAMIAN
Y este vino, que es bueno el indino.

CORO
Pues bebamos por ti.

MIGUEL
(Enfrentándose nuevamente con Germán)
Recuerda que te espero;
no pienses que perdono,
no pienses que te temo.

CORO
¿Qué pasa? ¿Qué es esto? ¿Qué dicen?
¿Qué ocurre en la casa?
No sé qué será lo que pasa aquí.
Miguel y Germán parecen reñir.

GERMAN
Ya que me obligar, contigo he de encontrarme;
no me asustas ni me acobarda tu furor.

MIGUEL
En ti pronto espero vengar mi rencor.

(Germán y Miguel, se encaminan precipitadamente al foro. Aurora y Tío Sabino  intentan detenerlos.
Catalina y Damián se apartan a un lado sobrecogidos, y el coro se agrupa hacia la puerta de la calle en vivo comentario. Telón)


FIN DEL CUADRO PRIMERO


CUADRO SEGUNDO

Valle que limita al fondo la suave pendiente de una montaña en la que destaca, entre árboles y rocas, un camino practicable. De la cumbre desciende, serpenteando, un riachuelo, que riega el valle con sus aguas. A la derecha, segundo término, cuesta empinada con una baranda rústica, que se supone asciende hasta la casa del “Soto del Parral”. A la izquierda, árboles. Es por la mañana.


ESCENA I

Tío Sabino, a poco, Tío Prudencio.

TIO SABINO
(Por la derecha, poniéndose la mano sobre los ojos, a modo de visera, y mirando hacia la izquierda)
¿Qué hará por aquí ese arrastrao? Le llamaremos a ver qué busca en estos lugares.

(Llamándole)

¡Eh! ¡Sí, hombre! ¡Venaica aquí!

(Reflexivo)

Milano que ronda el palomar hay que tenerlo a tiro de escopeta.

TIO PRUDENCIO
(Por la izquierda, aproximándose a Tío Sabino con marcado recelo)
Güenos días, Sabino.

TIO SABINO
Güenos los tengas. Acércate hombre; vamos a liar un cigarro.

TIO PRUDENCIO
(Con extrañeza)
¿Pero tú, tú quiés que líe contigo un cigarro?

TIO SABINO
Sí. ¿Qué hacer?

TIO PRUDENCIO
Es que como yo sé que por el Soto del Parral no se me quié bien...

TIO SABINO
No lo dirás por mí.

(Alargándole la petaca)

Yo, cuanto aprecio a un amigo....

TIO PRUDENCIO
Es que algunas veces te pones que aruñas.

TIO SABINO
No importa; te aruño, te esplazo si a mano viene, y te sigo apreciando.

TIO PRUDENCIO
Gracias, hombre.

(Le devuelve la petaca luego de haber hecho un cigarro)

TIO SABINO
¿Cómo no estás en la boda?

TIO PRUDENCIO
Velahí. Tengo que hacer por aquí abajo desde muy temprano, y esos han ido pa la iglesia con la del alba.

TIO SABINO
(Aparte)
¿Qué será lo que tié que hacer?

TIO PRUDENCIO
(Con malicia)
Tampoco el amo ha ido.

TIO SABINO
¿Le has visto? ¿Dónde está?

TIO PRUDENCIO
No lo sé.
(Se sonríe socarronamente)

TIO SABINO
(Aparte)
(Pues lo has de icir) ¿Qué tal va ese romance, copiero?

TIO PRUDENCIO
Mu majo. Ya estoy en la tercera parte.

TIO SABINO
Sin tragedia, ¿verdá?

TIO PRUDENCIO
Según....Ya veremos.

TIO SABINO
¡Pero es que...! ¿Quies leerlo?

TIO PRUDENCIO
¡Cá hombre! Ya o leeréis cuando me muera, que esta ha de ser mi obra más póstuma.

TIO SABINO
Disculpas, lo que te pasa es que ya has perdío el hilo de tu historia, y como del Soto no sabes naa, no quies que yo conozca tus mentiras.

TIO PRUDENCIO
¿Mentiras?

(Golpeándose en la faja, donde lleva el cuaderno de su romance)

¡Too lo que va aquí es el Evangelio! ¡Qué no se na! ¡Tú si que no sabes ni ves, aunque te lo pasen too, por delante los ojos!. Vamos a ver: ¿en dónde esta hora el amo?

TIO SABINO

En la <<Junquera>> con los criaos.

TIO PRUDENCIO
(Burlón)
¿Y si estuviea en el chozo
de la Cañada con la Angelita?

TIO SABINO
¿Con la...?

(Dominándose y fingiendo incredulidad)

¡Qué bien las inventas!

TIO PRUDENCIO
¿Invenciones?

(Con ironía)

Ellos tien más interés que yo en que sigan en romance. Ahí se citaron pa esta madruga y lo que es mejor, fíjate que bonito pal final: Miguel lo sabe y ronda el chozo.

TIO SABINO
(Alarmao)
¿Pero es verdá?

TIO PRUDENCIO
T ́he dicho que mi romance es el Evangelio.

(Suenan hacia la derecha voces de boda, que regresa)

TIO SABINO
(Con sobresalto)
¡Eh! ¿Qué pasa?

TIO PRUDENCIO
Na, hombre, no te asustes; son lo del casorio que vuelven.

TIO SABINO
(Apartándole a un lado con energía y haciendo mutis precipitado por la izquierda)
¡Quita! ¡Quita! ¡Qué día de boda!

TIO PRUDENCIO
(Pensativo)
¡Malhaya siá! ¿ No habré ido masivo lejos al decírselo al Miguel?

(Se marcha preocupado por la izquierda. Suena dentro la dulzaina y el tamboril y gran alyazara de voces y risas)


ESCENA II

Aurora, Catalina, Damián, Madrina, Padrino, Dulzainero, Tamborilero, Moza 1ª, Moza
2ª, Mozo 1ª, Mozo 2ª, Mozas y Mozos.
(Mozo 2º, Mozas y Mozos; bajan todos por la cuesta engalanados con los trajes de cuando <<repican gordo>>)

MOZA 1ª
¡Vivan los padrinos!

TODOS
¡Vivan!

MADRINA y PADRINO
¡Gracias! ¡Gracias!

MOZO 2º
¡Viva el novio!

TODOS
¡Viva!

MOZO 1º
Pero que viva despierto. (A Damián) ¡Miá que quedarte dormío en la ceremonia!

DAMIAN
¡Demónico! Me paece que me ha vuelto la enfermedá.

CATALINA
Ya me encargaré yo de espabilarte.

MOZA 1ª
¡Vivan los emparejaos!

TODOS
¡Vivan!

DAMIAN
Mu agradecío, amigos; mu agradecío, agüelos y demás gente, y si me s ́ha olvidao alguno, mu agradecío tamién.

(A Catalina)

Dame un abrazo, tú.

(La abraza y permanece abrazada hasta que ella le rechaza)

CATALINA
¡Damián, que te duermes!

DAMIAN
¡Es qué tiés una almohada!

CATALINA
(A Aurora, que da muestras de preocupación e intranquilidad)
Anímese usté, señora ama. Vendrá cando menos lo espere. El amo no faltará un día como éste. Anímese usté.

AURORA
¡Qué remedio! Pero...¿y el tío Sabino?

CATALINA
Vendrá con él. Tenga tranquilidá.

AURORA
Sí, no quieo ser yo la que empañe tu alegría.

(Varios Mozos han colocado, al fondo, una mesa cubierta con blanco mantel, y, sobre ella, tres bandejas: una con manzanas; otra con rosquillas, y la tercera, con algunas monedas. También traen sobre la mesa, un palo con cuatro brazos afilados en sus extremos, en lo que se han de meter rosquillas y clavar manzanas para bailar las galas a la novia)

PADRINO
Güeno, señores; venga baile.

MOZO 1º
Vamos a ver esas galas.

(Música)

(Los Padrinos presiden la mesa. Los demás personajes forman un semicírculo, a cuyo centro sale Catalina levantando en una mano el palo de cuatro puntas, con rosquillas metidas en los brazos y manzanas clavadas en los extremos de éstos. Suenan la dulzaina
y el tamboril)

(Hablado sobre la música)

MOZO 1º
(Adelantándose hasta Catalina y clavando un duro en una manzana)
¡A la gala de mi dinero!

(Baila con Catalina)

PADRINO
(A Damián)
Tú, báilame una gala.

DAMIAN
A la gala del padrino.
(Clava la moneda en la manzana y baila)

PADRINO
¡Vamos a ver la rueda!

(Cantando)

AURORA
En la cumbre nace el agua,
y en el valla está la flor,
y en los ojos de mi niña
refulgen alegres los rayos de sol.
Entre espigas y amapolas
me juraste tu querer,
y entre nieves y ventiscas
te dije te quiero,
pensando en ti me muero
y no te olvidaré.

CATALINA
No hay boda sin baile
ni baile sin cantar,
no casorio sin amor,
ni hay amor sin regañar.

DAMIAN
Bailemos, bailemos
que es día de gozar,
porque me he casado yo
y ha de ser boda soná.

MOZOS
A reír.
A cantar.
En la cumbre nace el agua, etc.
El hombre que yo quiera
ligero tendrá que ser,
que sienta el amor de prisa,
moreno de mi querer.
Baila bien, mi zagal,
mira tú que al danzar
no debes perder el compás.


ESCENA III

Dichos y Tío Prudencio.

DAMIAN
¡Bien por el baile!

MOZO 1º
Mucho güeno ha estado.

CATALINA
(A Aurora, que se lleva el pañuelo a los ojos disimuladamente)
¿Pero está usté llorando?

AURORA
¿Yo? ¡Qué tontura!

TIO PRUDENCIO
(Por la izquierda en actitud preocupada, hablando consigo)
Que no estoy tranquilo, vamos. Que me paece, me paece que he metío el remo.

CATALINA
(Aparte, a Damián, reparando en Tío Prudencio)
Oye, miá que avechucho ha llegao.

DAMIAN
Pues como venga a aguarnos el casorio, no hace más coplas en su vida.

TIO PRUDENCIO
Aurora, con tu licencia.

AURORA
(Secamente)
¿Qué quié usté?

TIO PRUDENCIO
Escucha, que esto no pueo callarlo; es cuestión de conciencia: Germán...

AURORA
¿Dónde está? ¿Dónde ha ido?

TIO PRUDENCIO
Donde le esperaba la Angelita.

AURORA
No es posible.

TIO PRUDENCIO
Donde le esperaba la Angelita y donde los habrá sorprendido Miguel.

AURORA
(Gritando)
¡Jesús!

(Todos rodean, alarmados, a Aurora y Tío Prudencio)

¡El sitio, tío Prudencio; el sitio!.

TIO PRUDENCIO
El chozo de la Cañada.

AURORA
(Abriéndose paso y corriendo hacia la izquierda)
¡Germán! ¡Mi Germán!

ESCENA IV

Dichos y Miguel; después, Germán y Tío Sabino.

(Aparece Miguel por donde Aurora inicia el mutis. Viene abrumado por su desgracia)

AURORA
¡Miguel!

(Retrocediendo al darse cuenta de la actitud de aquél y con temblores de presentimiento en la voz)

¿Qué has hecho?

(Aproximándose a él y mirándole fijamente a los ojos)

¿Qué has hecho de mi marío?

MIGUEL
(Alzando el frente y mirándola con amargura)
¿Qué temes, mujer?
Yo no he matado a nadie. ¡Es ella la que me ha matado!

AURORA
Pero y Germán.

MIGUEL
¿Germán? Quiérele mucho. ¡Quiérele mucho, Aurora!

DAMIAN
(Mirando hacia la izquierda)
¡Señor!

AURORA
(Corriendo al encuentro de Germán, que viene, por la izquierda, con Tío Sabino)
¡Germán!

GERMAN
(Recibiéndola en los brazos)
¡Aurora!

(Permanecen un momento abrazados. Apartándose de Aurora y estrechándole la mano a Miguel)
Yo no podía hablar, Miguel, tú lo has oído de boca de ella.

MIGUEL
¡Qué ajena estaba de que la oía!

AURORA
¿Por qué fuiste?

GERMAN
Quise hablarla al corazón por última vez, y no conseguí nada.

MIGUEL
Sí; hablaste al mío para que cayera la venda.

AURORA
(Que no acierta a comprender.)
Pero….

GERMAN
Too lo sabrás, Aurora.

AURORA
No me hace falta. Vencí los celos. Yo nunca quise dudar de ti.

GERMAN
(Viendo asomar, por detrás de los grupos, a Tío Prudencio)
Venga usté aquí, tío romancero.

TIO PRUDENCIO
¿Pero cómo?

MIGUEL
A sus intrigas, a sus locuras de romancero, deben éstos el ser felices y yo el no ser más desgraciado.

DAMIAN
(A Catalina)
¿Qué te parece? ¡A que le regalan a éste la faja!

GERMAN
Güeno, venga fiesta, que hoy es día grande pa los del Soto.

TIO PRUDENCIO
Y con la fiesta acaba mi romance.

(Escribiendo en el cuaderno.)

Y hubo en el Soto alegría
y vino y baile en la boda.

TIO SABINO
(Dirigiéndose al público)
Y así termina el romance:
aquí paz y después gloria.

(Baile y telón.)


CAE EL TELON


Información obtenida en:
http://www.zarzuelaoviedo.es/ficha.php?id=55&tab=festivallirico

3 comentarios:

  1. esta zarzuela es preciosa, en todos los aspectos, no se cuantas veces la he visto y siempre la disfruto igual, ese duo de reconciliación de Aurora y German, hermosísimo. María Rodriguez maravillosa como siempre, Rafael lledó, Vicente Lacarcel y todos los demás, de primerísima.

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    1. De acuerdo contigo, una magnífica zarzuela y una gran interpretación.
      Por cierto de tu colección de zarzuelas nos podrías enviar alguna de las que nos faltan?

      Saludos y gracias.

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  2. Muy útil y ameno . Linda Zarzuela, para verla varias veces

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