El Alcalde de Tronchón (Libreto)



EL ALCALDE DE TRONCHON



Zarzuela en un acto y en prosa.

Libreto de Calixto Boldún y Conde.

Música de Cristóbal Oudrid.

Estrenada en el teatro del Circo en Marzo de 1853.


REPARTO (Estreno)

Tiburcio - Vicente Caltañazor.

Don Bonifacio - J. Alverá y Francisco Arderius.

Oñate, fiel de fechos - J. Aznar y M. Giménez.

Adelaida - Sra. Santamaría y Srta. Esteban.

Geroma - Srta. E. Castillo y Srta. L. García.

Coro de electores.

Los actores que ocupan en el reparto el segundo lugar, son los que actualmente representan esta obra en el teatro de Jovellanos. (Nota de la época de la publicación del Libreto)

La acción en un pueblo de Aragón, en la posada de don Bonifacio.


ACTO UNICO

Sala de paso del mesón: puerta al fondo y otras dos laterales: un balcón que figura dar a la calle.


ESCENA PRIMERA

Bonifacio, Oñate y Coro.

CORO
Se acerca el momento,
ya es corto el espacio:
al gran Bonifacio
al punto a votar.
Los buenos patricios
no votan en balde,
será usted alcalde
del mundo a pesar.

BONIFACIO
No sé cómo agradezca
tan ínclitos favores;
amigos electores,
vencido me tenéis;
si el alto magisterio
el cielo me depara,
teniendo yo la vara
vosotros mandareis.

OÑATE
Ya veréis! Ya veréis!

BONIFACIO
Si a mí acudís entonces
con pleitos y con líos,
vosotros, hijos míos,
tendréis siempre razón.
Y no olvidéis, en tanto
que el gran momento llega,
que vuestra es mi bodega
y vuestro mi mesón.

OÑATE
Atención, atención! etc.

CORO
Se acerca ya el momento, etc.

(Váse el Coro)


ESCENA II

(Hablado)

OÑATE
Ya lo ve usted, señor don Bonifacio, la cosa marcha; será usted nombrado alcalde de Troncho», ó dejaré yo de llamarme Saturno Gil Oñate.

BONIFACIO
Fiel de fechos, será muy satisfactorio para mí, propietario de este pueblo, fijar en él mi residencia y representar al común de mis convecinos. Yo les consagraré mi posada y mi capacidad, con mas los tres años de filosofía que estudié en la universidad de Cervera.

OÑATE
Sin embargo de las probabilidades que tenemos para vencer en la lucha, no debemos descuidarnos. El tal Zumaque, el curtidor, es hombre muy ladino, y no menos influyente en Tronchón. Cuenta con los votos de los trabajadores de su fábrica y temo que al fin consiga empatarnos
.
BONIFACIO
Pues no acabas de asegurarme que nuestros jaboneros están en mayoría? Y además, no votará con nosotros el tío Taco que está en presidio, y Juan Peregiles, que murió el año pasado?... Si así nulo hiciesen, de qué nos serviría entonces la influencia moral?

OÑATE
Toma! para reunir ocho votos!... Pues si no fuese por las promesas y amenazas que les he hecho, ya estaba usted fresco! Usted sabe lo que he tenido que bregar y mentir?... Ya! ya!

BONIFACIO
Y todo, para qué? Para reunir ocho votos!...

OÑATE
Y medio, contando con el sacristán, que es jorobado.

BONIFACIO
Pues hombre... y dime, todos estos que acaban de marcharse, y prometerme?...

OÑATE
No son más que un enjambre de mosquitos, que, golosos, andan rondando el vino añejo que guarda usted en la cueva.

BONIFACIO
Gil Oñate! No destruyas mis más gratas ilusiones... Quieres afligirme?

OÑATE
No es mi propósito; pero deber mío es advertirle que estamos en la ocasión crítica de que se muestre usted generoso; que se meta usted una mano en el bolsillo mientras con la otra agarra el sombrero para hacer cortesías a los electores. Después de ser elegido tiempo le queda a usted para tomar la revancha, y una vez ya el alcalde, podrá usted multar al mismo que ahora adula y lisonjea, y meter en la cárcel al lucero del alba.

BONIFACIO
Lo que es a mi contrincante, si hoy soy nombrado, mañana le encierro!

OÑATE
Hará usted como un santo... y que le acompañen todos los que por él hayan votado. No sabe usted aun el cipizape, la polvareda que ha levantado contra usted el tal curtidor; así es que los de su banda se mosquean y nada debemos esperar de ellos...

BONIFACIO
Qué me cuentas?

OÑATE
Que se la echan de mojigatos y beatones, y en consecuencia de lo que les ha imbuido el tal Zumaque, repugnan dar a usted su voto.

BONIFACIO
Oiga! Y por qué?

OÑATE
Porque dicen que es un hombre sin conciencia, egoísta, brutal.

BONIFACIO
Cómo?

OÑATE
Arrebatado, iracundo, y que a fuerza de malos tratos, echó usted al hoyo a su difunta mujer... supuesto que no ha vuelto a verse por este lugar; y sobre todo, añaden, que el hombre que como usted no tiene hijos, no puede comprender las necesidades del que los tiene ni ser por lo tanto un buen alcalde.

BONIFACIO
(Demonio! y por dónde me la buscan!) Y de dónde ha sacado ese vejete todas esas calumnias? ¿Yo causa de la muerte de mi amada esposa? De aquel ángel de ojos negros, modelo de... (Pícara como ella!) Pues no sabe ese Matusalén, que la tengo en Zaragoza hecha una princesa, con tres lacayos, un mico, y dos papagayos?

OÑATE
Y por qué no la ha hecho usted venir? Eso hubiera influido mucho en la elección de usted...

BONIFACIO
Vendrá, si señor que vendrá: tal vez hoy mismo llegue... (Si la loca de mi sobrina se apresura a complacerme!)

OÑATE
Y supongo que los chicos vendrán acompañando a su mamá? Eh?

BONIFACIO
Imposible! Mis tres hijos, Pedro, Perico y Perote, están pasando sus cursos en la Escuela Pía.

OÑATE
Qué lástima! Con que tiene usted tres?

BONIFACIO
(Dios me libre!) Tres pimpollos! Pedro, Perico...

OÑATE
Y Perote... No se me olvidará. Voy, voy a decírselo a los curtidores para que rectifiquen; con todo, bueno será, señor don Bonifacio, que procure usted adquirirse un voto más, mientras llega la señora, que por mucho trigo nunca es mal año.

BONIFACIO
Y cómo conseguirlo, si ya hemos llamado a todas las puertas del lugar?

OÑATE
A no ser que el tío Tumba, el enterrador, quiera votar con nosotros aumentándole los derechos de su oficio?

BONIFACIO
Buen pensamiento! Magnífico! Ve corriendo, Oñate, y prométele que influiremos con el médico y el boticario, de modo, que entre todos le proporcionemos este invierno trabajo que le sobre...

OÑATE
No nos veríamos por cierto en estos apuros si hubiera usted traído a su mujer y a sus tres hijos, Periquete...

( Marchándose)

BONIFACIO
Perico... y Periquillo, hombre!

OÑATE
Cierto: Periquete, Periquillo y Perote...


ESCENA III

Don Bonifacio.

BONIFACIO
El demonio son estos electores! Conque letanía me salen ahora! Mi mujer y mis hijos? De ambas plagas me veo libre, por la voluntad de Dios, y no seré yo ciertamente quien se queje de ello. Me basta para hoy que mi extravagante sobrina consienta en abandonar su tienda de modista... que llegue hoy al pueblo y quiera representar a mi esposa mientras duren las elecciones; y en cuanto a la estúpida exigencia de los chicos...


ESCENA IV

Bonifacio, Adelaida y Geroma.

ADELAIDA
Niña, no sea usted inconveniente! (Dentro)

GEROMA
Vaya! pase usted, señora... (Id)

ADELAIDA
No me pise usted la cola! (id) Se deleita usted en ello?

BONIFACIO
Ella es! Mi sobrina!

ADELAIDA
Fámula: (Saliendo) anúncieme usted al señor don Bonifacio Pechuga, propietario de este incógnito chalet.

GEROMA
Señora... yo no entiendo lo que usted dice: si quiere que le sirvan, hable en cristiano... Vaya con la mujer!

(Váse Geroma)


ESCENA V

Bonifacio, Adelaida.

BONIFACIO
Déjate de cumplimientos, y abrázame, chiquilla.

ADELAIDA
Mon cher oncle: los lazos del parentesco; la afinidad de la sangre que circula por las venas de entrambos me inclina hacia usted y no opongo resistencia a tan ostensible demostración de paternal cariño!...

BONIFACIO
Chica! Chica! Qué gerigonza es esa? Veo que tu manía va en aumento! Háblame lisa y llanamente, y deja tus novelas y romances, Trifoncilla!

ADELAIDA
Por Dios, tío, no me llaméis así!... Trifona! y hay mujer que se llame Trifona?

BONIFACIO
Tú eres una de ellas, que así te pusieron en la pila.

ADELAIDA
No pude entonces, joven inexperta, protestar corno protesto ahora, contratan absurda vulgaridad! He adoptado un seudónimo sentimental, y en casa de Duvots, en el Círculo de Capellanes, y en el teatro del Genio me apelan Adelaide: sépalo usté, queridísimo tío! No ha reparado usté como firmo mis cartas y mis escritos, amado tío?

BONIFACIO
Chists! No me llames tío.

ADELAIDA
Cómo? El hermano de mi venerando progenitor rechaza mi cariño? Ah! Maleroux! Hélas!

BONIFACIO
Al contrario. A la hija de mí pobre Homobono? Pues si él no se hubiera empeñado en llevarle a Madrid... a su obrador de sastre...

ADELAIDA
Para mi desdicha presente... Ah!

BONIFACIO
Pues qué, acaso tu tienda de gorros y papalinas?...

ADELAIDA
En boga, tío... Sur de rulé!... a pedir de boca.

BONIFACIO
Entonces, algún noviajo? algún percance?

ADELAIDA
Epubantable! Feroz! monumental. Ah! nunca pude yo figurarme que...

BONIFACIO
Explícate claro, chiquilla.

ADELAIDA
En vano lo intentaría, cuando yo misma no acierto a darme cuenta de cómo pudieron alucinarme las falaces lisonjas de un pollo insustancial... a mí! cuya experiencia, y fuerza de voluntad...

BONIFACIO
Ay! ay! Esas tenemos? Conque es decir... que te ha burlado?

ADELAIDA
Tío! tío!

BONIFACIO
Dale! dale! (Remendándole)

ADELAIDA
Tened a raya vuestras suposiciones: sé muy bien lo que una joven honrada se debe a sí misma, y aunque el autor de mi aventura se propuso... «La continuación en el número inmediato» yo la terminé en el prólogo, por muerte violenta del protagonista, en la última entrega.

BONIFACIO
(Vamos, con las comedias caseras y las novelas se le ha trastornado el juicio... pero su jerga y maneras son a propósito para mi intento) Escúchame, Trifona.

ADELAIDA
Ay! Otra vez ese nombre tan chavacano? Tío! Tío!

BONIFACIO
Canario!! te repito que no me llames tío!

ADELAIDA
También usted ha adoptado un seudónimo?

BONIFACIO
No me interrumpas por Dios! que la cosa urge. Te he mandado venir, porque es forzoso que hoy mismo seas tú mi mujer.

ADELAIDA
Hoy? y la dispensa de Roma? Un incesto! Jamás!! No le asustan a usted los remordimientos de Edipo por haberse casado con su mamá! Y eso que el pobre no supo lo cierto hasta después...

BONIFACIO
Quieres dejarme acabar?

ADELAIDA
Parle vu, moncher oncle.

BONIFACIO
Es necesario que tengas tres hijos... Pedro, Perico y Perote...

ADELAIDA
Horror! terror! furor! Ah! Tío! Tío!!

BONIFACIO
Te callarás, majadera?

ADELAIDA
Callo! y me ausento. Tomad. (Dándole un pastelón)

Bonifacio
Y qué es esto?

ADELAIDA
Un delicado pastel que mi filial cariño os ha confeccionado con los suculentos despojos de un conejo doméstico, educado y nutrido con mi propia mano. Yo lo deposito en las vuestras, como un talismán precioso que os recuerda el insondable abismo que nos separa...

(Marchándose)

BONIFACIO
Detente! Por vida de la muchacha! es tonta de remate! ven acá: escucha!...

ADELAIDA
Cuatro versos y concluyo: son de Zorrilla.
«A esa pasión de escándalo y de mengua,
«dentro tu corazón abre un abismo,
»no la reveles nunca, ni a ti mismo...
»que no suba, jamás, hasta tu lengua!

BONIFACIO
Vamos, está visto que quieres desesperarme! veo que no acabas de comprender... Lo que yo te propongo, todo es de mentirijillas... pura farsa. Un papel que vas á representar y nada más.

ADELAIDA
En algún drama? en alguna comedia?

BONIFACIO
Pchet! de todo tiene... en las elecciones... En fin, entra en mi cuarto, y allí te explicaré mi plan y lo que te toca hacer... Vamos, que puede volver Oñate, y como aun no estás enterada podrías echarlo todo a perder.

ADELAIDA
Me lío en vuestra lealtad. Vamos! también yo tengo que revelaros un secreto, y pediros consejo sobre cierto joven, que recientemente...

BONIFACIO
Otro?

ADELAIDA
Sí, mi compañero de viaje... desde Belchite. Al dejar la tartana para subir al carro...

BONIFACIO
Bien; pues adentro me explicarás... Ah! olvidaba lo mejor. Gerónima! Muchacha! (Llamando) Se lo diré a esta cotorra, y ella se encargará de extender la noticia por todo el lugar. Geroma! (Presentándose Geroma)


ESCENA VI

Dichos, Geroma.

GEROMA
Llama usted, señor?

BONIFACIO
Sí, para que conozcas y respetes a tu señora y ama: a mi querida é idolatrada esposa, que está presente.

GEROMA
(Ave María purísima! Quién se había de figurar?) Con que esta es la tía Pesares, de quien cuenta mi madre cosas tan malas? una señora tan guapa!

BONIFACIO
Luego llegarán también tres hermosos... pimpollos, que tenemos por hijos... tres serafines!

GEROMA
Entonces no se parecen a usted.

BONIFACIO
Bachillera! Cierra el pico... digo, no, no... ábrelo cuanto quieras, y ve a charlar por el pueblo tan solemne acontecimiento. Hoy es domingo, y la gente estará reunida en la plaza...

GEROMA
Voy ahora mismo?

BONIFACIO
Entra primero esos trastos a mi habitación, y cuidado con ese pastel, que es una fineza de mi cara mitad. Uy! Pichona! cuánto la quiere su Bonifacio. Su maridito. (Llámame chacho... monono, remonono mío!) (A Adelaida) ¿Vamos, querubín de mis ojos?..

ADELAIDA
Un momento —Doméstica, si viniese un joven, voyageur con mi caías, recíbele... y... ahora entra a auxiliar mi toilet.

GEROMA
Qué dice la señora?

BONIFACIO
Que entres a peinarla.

GEROMA
Toma! Y para decir eso tanto chau chau? Vaya! pues que hable claro si quiere que la entiendan!... (Vánse los tres)


ESCENA VII

Tiburcio por el foro, con maleta, sombrerera, saco de noche, y otro de señora, paraguas, etc., etc.

(Canto)

TIBURCIO
Al fin respiro
dulces auras natales
del insigne Tronchón,
y alegre miro,
como entre mil frutales
brilla el melocotón.
Grato este día
recibe a tu Tiburcio, oh! patria mía!
Ya está aquí tu Tiburcio, que ansioso
por el Ebro dejó el Manzanares,
y al volver a sus ínclitos lares
esponjarse sintió el corazón.
De su ciencia y sus largas vigilias,
que le han puesto más gordo que enjuto,
viene alegre, el opíparo fruto
a ofrecer a su caro Troncho»!
Si al irme ¡oh! patria mía,
apenas conocía
el triste abecedario,
ya soy veterinario
y todo un profesor!
Herrar sé bien a fuego...
(y en frió no soy lego.)
mi ciencia, con mis manos
ofrezco a mis paisanos
henchido de fervor.
Verán que no me duermo,
verán que curo el muermo;
la tos y otros desmanes,
ya no habrá esparabanes
en todo el litoral.
Que atento a mi ejercicio,
hoy pongo a su servicio
bigornia resonante,
martillo y pujavante,
las trabas v el acial!

(Hablado)

Mi buen tío Zumaque no se hallaba en su casa, y lié aquí por qué en alas de mi amor, vengo a hospedarme en esta posada, en la cual he visto apearse a mi bella conquista. Aquí mas bien, podré proseguir la aventura que con tanta destreza como buena fortuna he iniciado en el camino, portándome como un galante y esforzado caballero, en presencia de la fermosa dama, señora de mis pensamientos. Ella cree que yo la he salvado de un peligro inminente; se muestra agradecida y escucha con sonrisa placentera mis requiebros é insinuaciones!! Con que adelante con mi propósito, y no perdamos por mandria tan buena proporción. Este chisme, olvidado en el carro de violín que aquí nos condujo, me da pretexto para amular el hilo que quedó cortado a la puerta de esta posada, con el consabido cumplimiento de... Caballero, celebro esta ocasión... Señora, yo también me alegro de tener esta coyuntura... etcétera, etcétera... Conque ea, Tiburcio, hijo mío; ya eres todo un hombre de pro, y es preciso establecerse y pensar con juicio... La prenda lo merece: enciende, pues, tu fragua y finca tu bigornia en el pueblo que te vio nacer. En él abunda el ganado; tus paisanos han de protegerte, y entre los unos y los otros no ha de faltarte clientela ni fama que adquirir. Lo dicho: ya tengo aquí una parroquiana, a juzgar por el empaque de su persona.


ESCENA VIII

Dichos, Geroma.

TIBURCIO
Oye, moza rubia!

GEROMA
(Calla! un señor de levosa? a qué vendrá al mesón?) Se le ofrece a usted alguna cosa?

TIBURCIO
Muchas; por de pronto, si no eres manca, recibe lo que te entrego, y responde a mis preguntas.

GEROMA
Una peseta!! Eche usté por esa boca, aunque sean los hígados!

TIBURCIO
Primera coz! Cuando yo digo que voy a hacerme rico entre estos salvajes! Dime en qué cuarto se hospeda la joven que acaba de llegar a este mesón?

GEROMA
La tía Pesares? Una que habla en vizcaíno, ó qué me sé yo?... En su cuarto está con su marido.

TIBURCIO
No es esa! Yo te baldo de una joven soltera, guapa, elegante, con mucho chic!

GEROMA
Muchos chicos? Pues ella es.., Dice que tiene tres... con que misté...

TIBURCIO
Tú te embrollas... desatinas... Ella tres modregos? Imposible! Con aquella cinturita, y aquel pié y... Qué desatino!

GEROMA
Pues aquí no ha llegado otra mujer masque ella! A no ser que haya venido mientras que daba de comer a las gallinas, y yo no la haiga visto.

TIBURCIO
Pues esa es! Ya decía yo... Dónde está tú amo? Le preguntaremos por la que busco.

GEROMA
En ese cuarto, con su mujer... la que yo le digo a usté que acaba de llegar! Ahora se están los dos echando piropos, y comiéndose un pastel que ella ha traído desde Machi!.

TIBURCIO
Un pastel? Qué coincidencia! (Mi desconocida traía otro con mucho esmero) Y dices que esa joven, la del pastel, es la esposa de tú amo?... del posadero?

GEROMA
Sí señor.

TIBURCIO
Y cómo se llama?

GEROMA
El? Don Bonifacio... y a ella le dicen por mal nombre la tía Pesares.

TIBURCIO
Ves, avestruz? ves cómo te equivocas?... Si yo pregunto por Adelaide Pespunte, que no puede ser la posadera, ni...

GEROMA
Pues a mí me ha contado mí madre, y se corre también por todo el lugar, que la mujer de don Bonifacio se llama la tía Pesares... Y, oiga usted, parece ser que si ella tuvo ó no tuvo amores antes de enviudar del primero con un contrabandista, a quien mató de un mordisco. Después se lió con un salinero, que también se volvió loco... porque ella se vino para casarse con don Bonifacio, y últimamente, ya casada, se escapó con un maragato, que diz que también ha muerto de un reventón!...

TIBURCIO
Pues ni el vómito negro causa más estragos que esa mujer! Te repito que no es ella a quien yo vengo buscando.


ESCENA IX

Dichos, Adelaida.

ADELAIDA
Camarera! Muchacha!!

TIBURCIO
Ah! esta es la que yo busco y no tu epidemia. (A Geroma)

ADELAIDA
Doméstica!

GEROMA
Qué manda usté?

ADELAIDA
Ya nada, pues veo a este galante caballero, que se apresura a devolverme...

TIBURCIO
Portador de tan ingenioso mecanismo, me precipito depositarlo a vuestras diminutas plantas. Chúpate esa! A finura no has de ganarme, que para algo soy veterinario... y en tratándose de pies, te sacaré ventaja)

ADELAIDA
Merci, mon ami... Déjanos sólidos. (Hace seña a Geroma que se marche, y esta váse)


ESCENA XI

Adelaida y D. Tiburcio.

TIBURCIO
Usted me permite? (Toma una silla) Tengo unas agujetas...

ADELAIDA
Ensíllese usted sans fason... (Tomando una silla)

TIBURCIO
Y usted ha descansado del viaje? Maldito carromato... y condenadas tres leguas!... Vaya una longaniza! eh?

ADELAIDA
Sin embargo, puedo asegurar a usted que me han pacido muy cortas. Cuando el alma está entregada a sus profundos padecimientos, los del cuerpo pasan leves y desapercibidos.

TITURCIO
Ya!.. Como usted venia sentada en aquel saco de paja... pero yo que he venido sobre el eje... me he magullado la parte más dispuesta a resistir, ay! ay! (Torpe! pues no iba a señalar)

ADELAIDA
Es usted muy modesto, y apárenla una debilidad que ciertamente no le aqueja! Un joven tan arrojado! Como que se lanzó usted con la celeridad del rayo, delante de la indómita fiera que me acometió en el bosque...

TIBURCIO
Ah! ya!... Lo dice usted por aquel berrendo que en su inocente solaz?... cuando usted se apeó, para...

ADELAIDA
Con cuánta serenidad y gallardía se opuso al criminal intento del aquel mortífero cuadrúpedo!

TIBURCIO
Yo llevaba mi bufanda; la desdoblé y zás! zás! con dos naturales, tres galleos y una Navarra, aburrí al bicho... y me volvió la cola.

ADELAIDA
Si, buen bicho nos dé Dios! un toro feroz!

TIBURCIO
Dispense usté, Adelaida, era un cabestro...

ADELAIDA
Acaso no le vi yo unos cuernos atroces?

TIBURCIO
Pero no se fijó usted en el cencerro que ostentaba pendiente de un collar.

ADELAIDA
Pues las apariencias...

TIBURCIO
Engañan muchas veces. Créame usté, lo que yo hice entonces, no vale la pena... era manso... yo soy perito... va ve usted... mariscal...

ADELAIDA
Del imperio?

TIBURCIO
Lo seré... de Tronchón — por ahora — y si usted no desdeña mi puro y casto amor... si me indica a qué individuo de su familia debo dirigirme en demanda de tan preciosa mano, me consideraré el mas dichoso de todos los mortales.

ADELAIDA
Caballero, confieso que aguardaba impaciente vuestra leal declaración; rasgo sublime que agradezco en el alma... si bien temerosa y contrariada, por no poder daros en este momento una respuesta categórica y decisiva... Compromisos actuales... un juramento terrible...

TIBURCIO
Ah! comprendo! un rival dichoso! Su nombre, pelo, talla, edad...

ADELAIDA
Es inútil! porque...

TIBURCIO
Qué?

ADELAIDA
Ah! murió!!

TIBURCIO
Requiescat in pace! Ah! qué peso me quita usté de encima!

ADELAIDA
Es decir, aun respira el ingrato! pero, no... Es una estatua!

TIBURCIO
En qué quedamos?

ADELAIDA
Escuchadme y juzgad.

(Canto)

De ese hombre la memoria
mi dicha compromete...

TIBURCIO
Un marqués?

ADELAIDA
Cadete.

TIBURCIO
Murió de sarampión?

ADELAIDA
No era imberbe mancebo,
que ya en su edad primera,
ancho bigote y pera
le tapa el esternón.

TIBURCIO
Sopla! qué es lo que escucho?
le tapa... pues no había muerto?

ADELAIDA
Si; ya es cadáver yerto
para mi corazón.
Nunca amó Atala a su Chactas
como a Montalvo yo amé,
ni Adriana de Lecubreur
tuvo en Mauricio mas fe.
Yo esperaba a que ascendiese
siquiera hasta brigadier,
y una noche, en Capellanes,
tras de una vestal se fue!

TIBURBIO
Bribón! Darla usté esquinazo!
Ya lo que pasó presumo.

ADELAIDA
Se fue! se fue!! Ay!!!

TIBURCIO
La del humo!
No le con venia a usted:
Si olvidase usté a ese mozo,
oh! qué gozo
yo tendré!
Y si premia mis deseos,
trapicheos
dejaré
de la Petra, de la Juana,
de Laureana
y de la Inés.
Y de celos, el achaque,
que os dio el jaque,
curaré.
De mi amor y ciencia en prueba,
como nueva
yo os pondré.
Confieso a usted sin rebozo
que me gozo,
en su querer...
Mas me asustan trapicheos...
los deseos
ay! de usté!
Otro nuevo Juan Maraña
tarambana
Home Blassé!
De inconstancia algún achaque
que os ataque
es de temer!...
Ese amor, que ora os eleva,
pongo a prueba,
por un mes.

TIBURCIO
Pero me amáis?...

ADELAIDA
Ah! Sí!!

TIBURCIO
Y mientras cumple el plazo
no podrá un casto abrazo;
mi fino amor premiar?

ADELAIDA
Oh! Nada de adelanto!...
No esperéis concesiones...
Las que hice en ocasiones...
las hice! ay! por mi mal!

TIBURCIO y ADELAIDA
Si olvidase usté a ese mozo
!oh! qué gozo, etc., etc.
¿Confieso a usté sin reboso
que me gozo, etc., etc.

(Hablado)

TIBURCIO
Ah! bella Adelaide, no sabe usted el placer que me causa con tan heroica resolución, porque yo amo a usted como un loco... y si me otorga su mano...

ADELAIDA
Interesante joven! no quiero ocultar a usted que me es simpático, aceptable. .. pero que, haciendo abstracción del veleidoso cadete... todavía existe un obstáculo que hoy me impide... un compromiso reciente...

TIBURCIO
Otro más?

ADELAIDA
Nada me preguntéis. No puedo ser más explícita; ya os lo he dicho: un juramento... Vínculos sagrados...

TIBURCIO
Ah! Pero qué misterio!...

ADELAIDA
No os desesperéis; tal vez pronto, muy pronto, podrá deciros Adelaide: «Tiburcio, he aquí mi mano.» Con ella pago la vida que te debo...

TIBURCIO
Y por qué no ahora mismo?

ADELAIDA
Imposible.

TIBURCIO
Y mañana?

ADELAIDA
Será difícil.

TIBURCIO
Sea pasado: el martes.

ADELAIDA
Ah! no! es día aciago.

TIBURCIO
Entonces el jueves.

ADELAIDA
Ya es más factible.

TIBURCIO
Bien, si ese día está usted ya corriente me sacará de confusiones... hablará usted... y... a la vicaria.

ADELAIDA
Lo sabréis todo.

TIBURCIO
Y entre tanto, no me será permitido?...

ADELAIDA
Alguien se acerca: silencio!... Respetad mi situación!


ESCENA XII

Dichos, Oñate.

OÑATE
Qué es lo que acaba de contarme la Geroma? (A Adelaida) Con que ya ha llegado usted, señora? No podía ser masa tiempo... Y Pedro... y Periquillo?... Supongo que también?... (A Tiburcio) Ya veo aquí a Perote!... tan guapo y tan desarrollado! Cómo vamos de Fleury, buena pieza? Te entra la aritmética?

TIBURCIO
Pero por quién me ha tornado usted a mí, buen hombre? por un chiquillo de la escuela? Sepa usted que soy don Tiburcio Zumaque, natural de este pueblo, profesor de veterinaria, futuro marido y presente elector... etcétera, etcétera!... Vaya que la equivocación tiene gracia!

OÑATE
Un elector! Dispense usted, caballero, es mi vista tan corta, y luego, como don Bonifacio me había asegurado que la señora tenía... Mire usted, ahí viene él mismo, él le dirá a usted...

ADELAIDA
(Mi tío? El corazón me anuncia una catástrofe!)

TIBURCIO
El papá? Voy a captarme su benevolencia! (A Adelaida) Esto tendremos adelantado para cuando nos llegue nuestro San Martin.

ADELAIDA
(Aparte a Tiburcio) Sagacidad: no deis crédito a las apariencias, y fiad en mi amor)


ESCENA XIII

Dichos, D. Bonifacio.

(Canto)

TIBURCIO
Una tos preparatoria
que le llame la atención.

(Arreglándose su vestido y poniéndose guantes)

Queje!! Queje!!! (Tose)

BONIFACIO
Quién tose!

TIBURCIO
Obediente servidor!.. (Cortesía)

BONIFACIO
Quién es ese jovenzuelo? (A Adelaida)

ADELAIDA
Un vecino!... un elector!

BONIFACIO
Elector? No le conozco.

ADELAIDA
Ha llegado hoy a Tronchón!

BONIFACIO
(A ganármele al momento...
no perdamos la ocasión!)

TIBURCIO
(Qué risueño me contempla!
Mi figura le agradó!)

BONIFACIO
(Yo le espeto mi discurso
y es un voto a mi favor)

ADELAIDA
(Ahí están como dos bobos
contemplándose los dos)

TIBURCIO
Caballero?

BONIFACIO
Señor mío?..

TIBURCIO
Ya yo infiero...

BONIFACIO
Yo confío...

TIBURCIO
Hable usted.

BONIFACIO
Usted primero.

TIBURCIO
Los mayores en edad!..

BONIFACIO
Si mi planes...

TIBURCIO
Mis afectos...

BONIFACIO
Mis afanes...

TIBURCIO
Son muy rectos.

BONIFACIO
Si la vara...

TIBURCIO
Tengo oficio.

BONIFACIO
Yo empuñara...

TIBURCIO
Tengo juicio.

BONIFACIO
Vierais cosas...

TIBURCIO
Me ha prendado.

BONIFACIO
Portentosas.

TIBURCIO
Me ha flechado!

BONIFACIO
Bosques... puentes!..

TIBURCIO
La dulzura.

BONIFACIO
Plazas, fuentes...

TIBURCIO
La hermosura.

BONIFACIO
Basta, basta!

TIBURCIO
Siga usted.

BONIFACIO
Uno solo por piedad!

TIBURCIO
Hable usted.

BONIFACIO
Usted primero.

TIBURCIO
Los mayores en edad!

BONIFACIO
A elegir esta villa se presenta,
quien empuñe de alcalde la vara:
y un Zumaque! —que a mí se compara,
hoy los votos me quiere birlar.
Y dice aquel adagio,
que al buen entendedor...
No! no es esto pedir el sufragio,
señor elector.

TIBURCIO
(Es mi tío Zumaque el que quiere
suplantará mi suegro futuro.)
Cuente usted con mi voto seguro... (A Bonifacio)
(Vaya al diablo mi tío y señor)
Permita usted que ahora...
(Ademán de abrazarlo)

BONIFACIO
Benévolo elector! (Abrazándole)
Le presento a mi esposa y señora...

TIBURCIO
Su esposa! Ah! Qué horror!!...

Ah, Tiburcio!!... tú has creído
que de un toro la salvaste?
Es mentira, lo soñaste!
Otro te da un revolcón!!...

ADELAIDA
Va a creer que estoy casada!
Me he metido en un buen lio!
Pero tío! Pero tío!
engañar a un elector?

BONIFACIO
Dame el brazo, cara esposa!
(No me llames tío, tío!!
Dime chacho, chacho mío,
que hay delante un elector!)

(Se marchan por el fondo Adelaida, Bonifacio y Oñate haciendo cortesías a Tiburcio, que se queda como una estatua)


ESCENA XIII

Tiburcio solo.

(Hablado)

TIBURCIO
Casada! casada! Estoy petrificado!! Tenía razón la Maritornes! La vaporosa, la sentimental... Adelaide, es la mismísima tía Pesares, que degolló al contrabandista, estranguló al salinero, andaba al trompis con no sé quién, y se escapó con un maragato! Gracias, gracias! oh, Providencia, que velas por Tiburcio! Todo lo comprendo ahora!... Lo del cadete y la vestal de Capellanes es pura invención! Esa nueva Lucrecia Borgia se fastidia de su sexto marido, y pretende al sétimo echar el muerto encima! No has de lograrlo conmigo, infernal mujer! Es claro! A esa culebra con cascabeles, no le ha parecido saco de arroz mi persona, y por atraparme trata de dar al otro un jicarazo! Caracoles! Tal vez en ese mismo pastel, que ella misma ha confeccionado, y traído con tanto esmero por el camino! Oh, Dios! qué rayo de luz!.,, el crimen está consumado! Si!!... Recuerdo que cuando llegué, la criada dijo que su amo estaba almorzándose un pastel... Desdichada víctima! Si hubiese medio de administrarle un contraveneno! un poco de aceite ó de leche... Oh! qué torpe soy! Estas envenenadoras de oficio siempre llevan adjunto algún específico para salvar a su amante! Si; dígalo si no aquello de:«Infelice, el veneno bebiste.» Registremos su bolso de viaje, tal vez dentro de él... (Vocabulario francés) (Saca unos libros) «La mancha de sangre. Antony.» Unas tijeras? Pues! las herramientas! esta sirve para doble herida. «La Monja sangrienta. Verdugo y Sepulturero.» Ya! dime con quién andas... (Rumor y voces dentro)


ESCENA XIV

Dicho y Adelaida, que sale apresurada.

ADELAIDA
Tiburcio! (Le pone la mano sobre el hombro)

TIBURCIO
Ah! aquí está la víbora! (Asustado)

ADELAIDA
Vuelvo presurosa a decir a usted que estoy muy satisfecha de su amor, y que no el jueves sino dentro de breves instantes, he de verme libre de mi compromiso, de mis juramentos! No habrá ya obstáculos a nuestra felicidad!...

TIBURCIO
Conque el bueno de don Bonifacio... Prump!!... Va a reventar como una chicharra? Ah! Señora! señora!!... señora!!!... Y en dónde está? quiero verle!

ADELAIDA
Ahí le traen los mozos del pueblo! Aparenta sufrir mucho, pero pronto dejará de padecer, os lo aseguro, y usted y yo podremos consagrarnos el uno para el otro...

TIBURCIO
Pero qué se le ha figurado a usted, señora? Que yo soy algún imbécil que no me asusta el ejemplo de tantos horrores? Y que en presencia del infeliz Bonifacio...

ADELAIDA
No me ha comprendido usted. El fiel de fechos ha venido á decirle no conviene que vaya a comer con los jaboneros, porque, ofendidos los curtidores de esa preferencia, se picarían los unos con los otros, y ninguno de ellos votaría en pro. Yo le he aconsejado que se finja enfermo...

TIBURCIO
(Que se finja... eh? El pastelillo le ahorrará ese trabajo: Pero qué intrigante! qué diabólica mujer!)

BONIFACIO
(Dentro) Ay! ay! ay!


ESCENA XV

Dichos, Bonifacio, en hombros de Oñate y Mozos del Pueblo.

TIBURCIO
Oyó usted, señora? Oye usted el estertor de la muerte? Y a eso le llama usted fingir?

BONIFACIO
Ay, ay, ay!... Oñate! yo estoy muy malo!... más de lo que aparento! ay! esto es muy grave!

TIBURCIO
Qué horror! Ha sido estricnina? Potasium? (A Adelaida)

OÑATE
Válgame Dios! qué desgracia! Un señor tan robusto ponerse malo precisamente cuando le están aguardando para comer! (A los mozos) Adiós la arenga y los brindis, y!... Pero qué demonios ha almorzado usted?

BONIFACIO
Nada! haga usted cuenta que nada... un delicado pastel que mi esposa me ha traído desde Madrid, y ay!

TIBURCIO
Ah! señora!! señora!!... señora!!!... Veamos si aún es tiempo de salvarle... Señor don Bonifacio, dome usted el pulso.

BONIFACIO
(Diablo! va a conocer que no estoy enfermo) Para qué, amigo mío? Si ya estoy convencido que estoy muy malo... que usted no puede curarme...

TIBURCIO
Soy veterinario, y es mi deber... La oreja fría... el ojo cadavérico! A ver el diente!...

OÑATE
A usté se lo encomiendo, señor profesor... yo tengo que hacer! voy a precipitar la votación, (A Bonifacio) a remover obstáculos... venid conmigo, muchachos! (Váse con los mozos)


ESCENA XVI

Adelaida, D. Bonifacio y Tiburcio.

BONIFACIO
Ay! ay! ay! No habrá quien me pegue un tiro?... Esto es mucho padecer! ay! ay! Máteme por compasión: ay! ay! aaah!! (Queda como muerto: Tiburcio se quita la gorra con veneración y reza)

TIBURCIO
Dios haya recogido tu alma! Padre nuestro que estás, etc., etc.

BONIFACIO
Ay! ay!

TIBURCIO
No hay que perder la esperanza, amigo mío: tal vez haya remedio... un poco de leche... oleo común... Vaya usté por la alcuza, señora.

BONIFACIO
Quite usté de ahí, mal amigo... Hombre, siquiera para hacer méritos, debió usté ir a votar en mi favor... Yo, en cambio, hubiera a usted concedido !o que esta me ha indicado...

TIBURCIO
Infeliz! Y piensa usted en estos momentos en esas miserias humanas? No le valdría más?... Venga usted conmigo; quizá aun sea tiempo de...

BONIFACIO
De votar?

TIBURCIO
De agarrarte al pezón de una cabra, que con su atemperante líquido neutralice los progresos toxicológicos del pastel pócima! De la... ven... vamos, vamos... (Suena dentro música de rondalla que va acercándose y voces de electores)

OÑATE
(Dentro) Viva el nuevo alcalde!

VOCES
Viva!!

TIBURCIO
Viva! cuando muere!

BONIFACIO
Viva! viva! Ya soy alcalde! Ya estoy bueno! nada me duele! (Bailado y cantando) Traía, rala, lará!... No me lleves a Pol...

TIBURCIO
Que veo! el vértigo de la agonía! Y tan horrible espectáculo no conmueve el corazón de la tía Pesares?... (A Adelaida)

ADELAIDA
No, Tiburcio querido, es una farsa inventada por mi tío... una comedia...

BONIFACIO
Electoral; amigo mío, electoral!.. Dame un abrazo, sobrina! a ti te debo mi nombramiento. Te dotaré, te casaré...

TIBURCIO
Ya! Con que usted no es?... (Adelaida )

ADELAIDA
Soy la sobrina de don Bonifacio... y si mi tío consiente en nuestro enlace, acepto vuestra mano.

TIBURCIO
Ah! Lo aprueba el alcalde de Tronchón, señor don Bonifacio?

BONIFACIO
Sobrino, te doy mi voto! Me le devolverás para ser reelegido en otras elecciones.

OÑATE
(Dentro) Viva el alcalde!

ELECTORES
Viva!!

TIBURCIO
Viva mi tío!

BONIFACIO
Amados electores! (Asomándose al balcón) Me honra vuestra confianza y procuraré corresponder a ella; pero mi... digo, no, mi la... tampoco; quiero decir que... finalmente, subid todos y acabaré mi arenga mientras echáis un trago.

ADELAIDA
(A Tiburcio) Con que no teméis ya el efecto de mis venenos?...

TIBURCIO
Para qué los emplearías conmigo si puedes matarme con una sola mirada de esos ojos tan gachones? Uy!! Hechicera mía!


ESCENA XVIII

Dichos, Oñate y Coro de Electores y Mozos.

(Canto)

ELECTORES
Dios le dé mucha ventura
y prospere su mesón,
si es que nos pone la iglesia
pintada de almazarrón.
Viva, viva el alcalde
por muchos años:
viva, viva, el alcalde
que hace milagros.

BONIFACIO
Ilustres electores!
escuchad los primores
que desprendidos de la mente mía
han de adornará nuestra patria un día.

En primer lugar, amigos,
de la iglesia la fachada,
que está un poco desconchada,
pintaré de almazarrón.
Pienso hacerles un cepillo
a las ánimas benditas,
y unas andas nuevecitas
a nuestro santo patrón!

ELECTORES
Viva, viva del alcalde
la magnífica invención!

BONIFACIO
Y entrada os ofrezo,
por dos cuartos solos,
al juego de bolos,
que habrá en mi mesón!
Para hombres y bestias
tendréis, admirable!
con agua potable...
redondo un pilón!

ELECTORES
Para hombres y bestias!
Mil gracias, señor.

BONIFACIO
Y así que esté acabada
la susodicha fuente,
tendréis también un puente!

ELECTORES
Y el río?

BONIFACIO
Ya vendrá...

ELECTORES
Vendrá! vendrá!! Mas cómo?

BONIFACIO
Tenéis dudas pueriles...
vendrá en carros-ferriles
en un tren especial!

ELECTORES
Es cierto! es cierto! un río
hasta Tronchón vendrá!
por los carros-ferriles
en un tren especial!

ADELAIDA
Hoy para mí los amores
tejen su linda guirnalda.
Brota el Moncayo en su falda
fuentes de limpio cristal,
sombra regalada
me ofrecen sus bosques...
sus verdes praderas
alfombras hermosas...
y el Ebro me brinda
de mirto y de rosas
corona nupcial!

ELECTORES
Dios te dé mucha ventura
y prospere su mesón, etc., etc.



FIN


Información obtenida en:
https://archive.org/details/elalcaldedetronc00oudr

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