Las Hijas de Fulano (Libreto)



LAS HIJAS DE FULANO



Zarzuela en un acto.

Arreglada para la escena española por Amalfi.

Música de Manuel Fernández Caballero.

Estrenada en el Teatro de la Zarzuela el 5 de Mayo de 1873.


REPARTO (Estreno)

Doña Consuelo - Sra. L. Baeza.

Lola - Sra. S. Aguado.

Luisa - Sra. C. Delgado.

Pepita 1ª - Sra. M. Vivero.

Pepita 2ª - N. N.

Don Fulano de Tal - Sr. Sr. Castilla.

Don Rosendo Escamilla - Sr. L. Crespo.

Manolito - Sr. Iglesias.

Un Criado - Sr. Pardo.

La acción en Sevilla, en nuestros días (Los del estreno)


ACTO UNICO

Jardín ó palio de una buena casa de Sevilla. A la derecha dos puertas, y otras dos a la  izquierda. Diferentes muebles de verano. Vese al fondo la cancela.


ESCENA PRIMERA

Luisa sale por la primera puerta izquierda, con una caja de cartón. Detrás el Criado con un papel en la mano.

LUISA
Sí señora, sí, ya lo sé. Más largas las cintas y tres hojas en la camelia. Dentro de media hora tendrá usted aquí el sombrero.

CRIADO
Si espera usted un momentito, le traeré el dinero de la cuenta.

LUISA
No corre prisa.

CRIADO
Bien: pero ya que está usted aquí... (Váse por la derecha)

LUISA
Como usted quiera. Qué bonito patio! Yo me muero, por las flores. No sé cómo hay (Arranca una) quien viva fuera de Sevilla! Qué rosa, eh? Me la pondré en el pelo. Si encuentro en la calle a mi Manolo, hoy mismo se decide a casarse, porque me debe hacer mucha gracia este color.

(Música)

No podrá la modistilla
llamar la atención,
mas si lleva aquí una rosa
eso sí que no.
Del rosal quiere la rosa
el hombre galán:
si la rosa está en el pelo
ya quiere el rosal.
De pescar al hombre
los anzuelos son
la elegante bota
y una linda flor.
Con el pie y el pelo
y esta tentación,
de bonitos mozos
a la pesca voy.

(Hablado)

La verdad es que no se encuentra un marido por un ojo de la cara


ESCENA II

Luisa, el Criado.

CRIADO
Aquí tiene usted. Ciento sesenta reales en oro y cuatro duros en plata. Doscientos cuarenta.

LUISA
Eso es. Muchas gracias... Hasta luego.

CRIADO
Vaya usted con Dios, (Un aldabonazo en la cancela)

LUISA
Yo misma abriré.

CRIADO
Para qué se va usted a incomodar. (Abre)


ESCENA III

Dichos y Manolito.

MANOLITO
Buenos días.

CRIADO
Felices, señorito.

LUISA
(Manuel aquí?)

MANOLITO
(Luisa!) Mira; di a la señora que necesito hablarla con la mayor urgencia de un asunto de muchísimo interés.

CRIADO
Está acabándose de vestir, pero se lo diré desde la puerta. (Váse izquierda)


ESCENA IV

Luisa, Manolito, después Consuelo.

MANOLITO
Qué haces tú por aquí, Luisa?

LUISA
He venido a traerle un sombrero a la señora de la casa. Pues no sabes que trabajo en el almacén de modas de madame Pitisú?

MANOLITO
No; como no he podido ir por tu casa con tantas ocupaciones.

LUISA
Contenta tienes a mamá. Y tú, qué haces por aquí?

MANOLITO
He venido a traer esta escritura a doña Consuelo. No sabes que me he trasladado a la escribanía de Hernández?

LUISA
Cómo no vienes por casa con esas ocupaciones!...

MANOLITO
(Pues cuando sepas el motivo...)

LUISA
Sabes que mamá ha sospechado que nos vas a jugar una mala partida?

MANOLITO
Quieres callar, muchacha! (Flojilla va a ser!)

LUISA
Ya sé que doña Angustias... valiente parlanchina está! Ya sé que te ha contado algo del misterio de mi vida. Pero tú ya comprenderás que yo no tengo la culpa de que mamá se fiara de un teniente de coraceros.

MANOLITO
Pero a quién, sino a tu madre, se le ocurre fiarse de un teniente de caballería?

LUISA
 Como los hombres hacéis tantas promesas... y ponéis los ojos tan tiernos. Pues ya que lo has descubierto, te diré que pocos meses antes de nacer yo, el coracero volvió grupas y se marchó a la Habana.

MANOLITO
Pero no iría a caballo.

LUISA
No; creo que fue a pie. Ya no le ha vuelto a ver mamá desde entonces. Por eso no puedo llevar legítimamente su apellido. Si al fin lo habías de saber por otra, más vale que lo sepas por mí. Tú eres bueno, y ya sé yo que a pesar de estas revelaciones me cumplirás la palabra de casamiento. Sí me amas de veras pasarás por todo.

MANOLITO
(Y cómo le digo que me voy a casar con otra?) Mira, Luisa... más vale vergüenza en la cara que dolor en el corazón. Yo me he decidido ya... y chica, francamente, digan lo que quieran...

LUISA
Ah, Manolo mío! Así, así... al fin y al cabo se ha de saber... el amor no puede estar oculto.

MANOLITO
Claro. Es decir, que adivinas lo que iba a decirte?

LUISA
Naturalmente. Y cuándo quieres que nos casemos?

MANOLITO
Qué? (Estupefacto)

CONSUELO
(Dentro ) No se impaciente usted, Manolo, que ya voy.

MANOLITO
(La voz de mi futura suegra!)

LUISA
No quiero que me encuentre aquí. Qué alegría va a tener la pobre mamá cuando sepa tu resolución.

MANOLITO
Pero mira, Luisa...

LUISA
No puedo detenerme. Yo pagaré tu generosidad con el amor de toda mi vida. (Váse)

MANOLITO
(Pues re gusta el modo de comprenderme. Cuando voy a desengañarla y a decirla que me caso con otra)

CONSUELO
He tardado mucho?

MANOLITO
(Ah! Mi futura mamá política!) Señora... Ante todo, cómo está usted? (Danse las manos)

CONSUELO
Y usted, cómo está?

MANOLITO
Gracias; y mi encantadora futura, su señora hija de usted?

CONSUELO
Ha salido hace un rato con doña Purificación. Creo que ha ido por Pepita, por su prima de usted, y por otras colegialas que quieren ver los trajes de boda.

MANOLITO
Conque ha ido por ese interesante vástago de mi tío Escamilla? Sí supiera usted qué preocupado me tiene ese señor! Como es rico y le debo mi carrera y paga los gastos de mi casamiento, y me regala cinco mil duritos además, la verdad... rae asusto en cuanto le veo fruncir las cejas, al oír hablar de mi boda con su hija de usted. Creo que va a poner obstáculos.

CONSUELO
Y qué motivos tiene para ello?

MANOLITO
Motivos... qué sé yo? Yo sentiría ofender la delicadeza de usted. Mi tío Escamilla es un hombre tan escrupuloso... tan severo en materias de moral, y francamente... como sabe que usted hace ya diez y siete años que está separada de su marido...

CONSUELO
Con efecto; pero la causa no deshonra. Mi marido tenía un carácter vivo hasta la exageración. Una pólvora, como buen valenciano; y como yo también soy irascible y viva, de ese conjunto no es de extrañar que saliera el bofetón disolvente.

MANOLITO
Qué bofetón? Alguno que se permitió darle a usted?

CONSUELO
No, uno que yo me permití darle a él. Mi marido, acto continuo de este lance, se marchó bruscamente de mi casa... yo me trasladé desde Valencia a Sevilla para borrar más fácilmente el recuerdo, y ya no le he vuelto a ver. Lo único que sé, es que continúa de patrón en la marina mercante con el nombre de Fulano de Tal! Otra extravagancia! Fulano de Tal! Así como suena!

MANOLITO
Sí, ya me ha contado usted esa extravagancia y que su verdadero nombre es don Ramón de la Proa.

CONSUELO
Pero qué importa todo ello?

MANOLITO
Al contrario. Importa mucho. Ya he dicho a usted cuál es la severidad de principios de mi tío Escamilla... yo le he ocultado cuidadosamente a mi tío la verdadera situación en que usted se encuentra, haciéndole creer que esta casa no es la de un matrimonio separado, sino la cabaña de Pablo y Virginia.

CONSUELO
Ha hecho usted muy mal. Su tío de usted tendrá que apercibirse de que mi marido no está aquí.

MANOLITO
En este momento no está aquí en este patio; seguramente; pero su marido de usted está en Sevilla.

CONSUELO
Qué? En Sevilla?

MANOLITO
Es una cosa providencial. Verá usted. Al entrar hace un cuarto de hora en la calle de Francos, tropiezo con un caballero y le piso un pie involuntariamente, bien lo sabe Dios. Da un ay! y suelta un palo, que yo recogí también involuntariamente. Le devuelvo el saludo, cambiárnoslas tarjetas!., y mire usted la suya. (Le da una)

CONSUELO
«Fulano de Tal, patrón de la Sílfide, Marsella. Pues es el mismo.

MANOLITO
A la fonda voy, me ha dicho, a buscar mis armas. Dónde le busco a usted? Yo le hado los señas de esta casa y va a venir dentro de un momento.

CONSUELO
Pero un duelo en mi casa?

MANOLITO
Ya comprenderá usted con qué intención lo habré hecho.

RAMON
Vive aquí un tal don Manuel Escamilla? (Dando golpes en la cancela)

CONSUELO
Ay!

MANOLITO
Chis! No hay que asustarse! Déjeme usted solo con él y escuche desde allí todo lo que le digo.

CONSUELO
Mucha prudencia. (Váse primera izquierda)

RAMON
Pregunto si vive aquí un tal Escamilla. (Redoblando los golpes sobre la cancela)

MANOLITO
Sí señor, adelante.

RAMON
Uf! Vengo echando demonios por la boca. (Traje de patrón de buque)


ESCENA VI

Ramón y Manolito.

RAMON
Conque ya estamos aquí de más. Vamos a batirnos.

MANOLITO
Sí señor; pero yo no puedo batirme.

RAMON
No me ponga usted en el caso de arremeter con un hombre indefenso.

MANOLITO
Le digo a usted que no puedo batirme. El duelo, si no se admite, se tolera hasta cierto punto; pero el parricidio no.

RAMON
Cómo el parricidio? Explíquese usted.

MANOLITO
Yo no me bato con mi suegro.

RAMON
Y yo soy por ventura su suegro de usted?

MANOLITO
Va usted a serlo, que es lo mismo.

RAMON
Imposible! Yo no tengo hijos.

MANOLITO
Sí señor, tiene usted una niña... No es una niña. Es un ángel de bondad y de hermosura.

RAMON
Pero hombre, tengo yo cara de monote para que usted se divierta conmigo?

MANOLITO
Tranquilícese usted. Usted es casado. Ya lo sé...

RAMON
Sí señor, para qué lo he de negar?

MANOLITO
Hace diez y siete años que no vive usted con su esposa.

RAMON
Sí señor, y sabe usted la causa?

MANOLITO
Un bofetón.

RAMON
Que me escuece como el primer día. Vamos a batirnos.

MANOLITO
No se sulfure usted. Cuando usted abandonó a su esposa, la pobre estaba en... (Le habla al oído)

RAMON
Pero si no puede ser. Es decir, poder ser... puede ser. Pero eso es... de veras? (sonriendo a su pesar) Mire usted que me daría una alegría... Y por qué no me lo ha dicho esa Señora? (Muy quemado)

MANOLITO
Si usted no volvió a parecer! Pues ocurre lo siguiente: Gustosísimo con la boda mi tío don Rosendo Escamilla, que es un hombre muy rico, me da cinco mil duros para que me bandeé yo después de casado...

RAMON
Y si usted tiene talento, no es mal lote para empezar.

MANOLITO
Pero ese señor es un hombre de severos principios, de alta moral, y naturalmente, si sabe todas estas cosas...

RAMON
Bueno, y qué quiere usted que haga yo?

MANOLITO
Mi tío ha llegado hoy de Córdoba con objeto de conocer a la niña, mi novia, su hija de usted, y ver a una suya que tiene aquí en un colegio; y si durante el tiempo que mi tío permanezca en Sevilla quisiera usted reunirse con su mujer?...

RAMON
Yo con mi mujer?... Pues qué vive mi mujer en Sevilla? Me voy a bordo.

MANOLITO
(Vaya el trueno!) No solamente vive en Sevilla esa señora, sino que está usted en su casa.

RAMON
En su casa? Abur!

MANOLITO
Pero venga usted acá, hombre de Dios!

RAMON
A que se me ha puesto colorado el carrillo?

MANOLITO
Eso no es tener buen corazón. El primer deber de un padre es labrar la felicidad de su hija.

RAMON
Qué? En eso tiene usted razón. Pues... Bah! Me quedo, y le diré a su tío de usted que nunca me he separado de mi mujer, y que la quiero mucho, y que es incapaz de levantar la mano. Qué más quiere usted?

MANOLITO
Oh! gracias, gracias! Tiene usted un corazón de oro, señor don Ramón, porque usted se llama don Ramón de la Proa.

RAMON
Por mar y por tierra.

MANOLITO
Salga usted, doña Consuelo.


ESCENA VII

Dichos, Doña Consuelo.

RAMON
(Ay!)

CONSUELO
(Yo no sé lo que me pasa!)

MANOLITO
Doña Consuelo Patchoulí. Don Ramón de la Proa.

RAMON
Servidor.

CONSUELO
Servidora. (Cómo ha engordado)

RAMON
(Qué alta está)

MANOLITO
Sentémonos. Así se habla más familiarmente.

RAMON
Señora...

CONSUELO
Caballero...

RAMON
Pues vamos... ya que... pues... eso es...

CONSUELO
(Está cortado)

RAMON
(Ea, yo alijo el flete!) Con qué se reventó según parece? Es decir, que tenemos una hija?

CONSUELO
Sí señor, tenemos una hija.

RAMON
Unica razón que me obliga a estar aquí. Me entiende usted? Única razón!

CONSUELO
No es menester que usted lo jure.

MANOLITO
Vamos, señores, no hay que agriarse.

RAMON
La calidad de padre me impone grandes deberes que cumplir; únicamente esa, estamos?

CONSUELO
No tiene usted que esforzar la voz. Tengo muy sensible el nervio acústico.

RAMON
(Eso para quien lo entienda) Porque yo... eso sí... yo soy el padre de mi hija.

CONSUELO
Supongo que no lo dudará usted?

RAMON
No señora. Pues corriente. El señor me gusta. Tiene cara de marido... sí señor. Usted ha nacido para ello, y aunque lleva usted en medio la rayita y ese lente en el ojo, señales ambas de majadero, yo sé que en todo hay excepciones.

MANOLITO
Usted me honra con la que hace.

RAMON
Creo que he cumplido con los deberes de la paternidad sometiéndome a una entrevista tan poco agradable como ésta.

CONSUELO
Doy a usted gracias, caballero, por su amable galantería, y no quiero prolongando mi visita aumentar el disgusto con que usted la hace. Voy a traer a mi hija.

RAMON
A nuestra hija.

CONSUELO
Sí señor.

RAMON
Ruego a usted que no 'la diga que está aquí el autor de sus días. A pesar de todo me gustará disfrutar de los encantos de su sorpresa.

CONSUELO
Perfectamente. También yo he de pedir a usted un favor; que al día siguiente de la boda...

RAMON
No pase usted pena. Echada la bendición me voy a bordo; largo velas, y hasta el valle de Josafat.

CONSUELO
Precipite usted las diligencias para el matrimonio. No; voy a salir por la otra puerta. (Váse por la puerta izquierda del foro)

RAMON
Muchas gracias.


ESCENA VIII

D. Ramón, Manolito.

RAMON
Picadilla va, pero me alegro. Yo no... yo estoy más contento que unas pascuas por haberla mortificado.

MANOLITO
Qué duro ha estado usted con la pobre señora!

RAMON
Tengo un bofetón en el alma, amigo mío.


ESCENA IX

Dichos y el Criado.

CRIADO
No está aquí la señora?

MANOLITO
No; quién es?

CRIADO
Don Rosendo Escantilla y su esposa que vienen de visita.

MANOLITO
Mi tío!... Pues si me lían dicho que no saldrían de la fonda hasta la tarde.

RAMON
Bueno: que entren; yo los recibiré.

MANOLITO
Cómo? En ese traje? Y las conveniencias, Den Ramón? Pues a fe que mi tío es poco estirado! No ha visto usted un hombre más ceremonioso.

RAMON
Pero de qué conveniencias me habla usted? Yo no conozco a esas señoras.

MANOLITO
Las conveniencias sociales... es preciso que se ponga usted un frac negro...

RAMON
No me haga usted reír, hombre!

MANOLITO
Sí señor; y una corbata blanca.

RAMON
Y guantes verdes. Bah! bah! Déjeme usted el alma quieta!

MANOLITO
Pero don Ramón, haga usted el sacrificio por completo. Entre usted allí. Yo la he oído decir a doña Consuelo, que en ese armario guarda cuidadosamente el traje que se hizo usted para casarse...

RAMON
Pero hombre, si yo he engordado mucho.

MANOLITO
Vamos, ande usted. Hágalo por su niña. (Empujándole hacia la derecha) Di a esos señores que pasen.

RAMON
Pues señor, bueno. Voy a parecer un pelele. (Entra por la derecha) Vamos, lo que hace un padre, no...


ESCENA X

D. Rosendo, Lola, Manolito.

CRIADO
Don Rosendo Escamilla y señora.

MANOLITO
Que pasen.

ROSENDO y LOLA
Señora, tengo el honor... Calla, eres tú!

LOS TRES
Já! já! já! (Ríen fuertemente)

(Música)

ROSENDO
Bueno ha sido el chasco!

MANOLITO
Viva la alegría!

LOLA
Con pie de venturas
he entrado en Sevilla.

MANOLITO
Le gusta a usted?

LOLA
Mucho.

ROSENDO
No me entra de aquí. (De los dientes)

LOLA
Ay, qué hombres tan guapos!

ROSENDO
En eso está el quid.

LOLA
El Señor hizo el mundo
con mucha prisa;
cuando estuvo despacio
hizo a Sevilla.
Dio un suspiro de gozo
viéndola hecha.
Ay, Sevilla del alma,
bendita seas!
Yo no sé vivir,
yo no sé vivir
sin Triana, sin sus flores
y sin el Guadalquivir.

ROSENDO
No te gustan las flores
que da esa orilla,
lo que sé que te gustan
son las patillas,
de esos mozos groseros
que en las aceras
las requiebran a todas
guapas a feas.
Esto no es vivir
esto no es vivir!
Lloro yo más lagrimitas
que hay en el Guadalquivir.

MANOLITO
(Dios de mi vida,
qué mal efecto
hace un marido
celoso y viejo.
Mira y aprende
viendo a ese mozo,
y pues te casas,
ojo, Manolo)

ROSENDO
Esto no es vivir, etc.

LOLA
Yo no sé vivir, etc.

MANOLITO
Tú vas a vivir,
tú vas a vivir
sin Triana, sin las flores
y sin el Guadalquivir.

(Hablado)

MANOLITO
Conque mi señor tío, tiene el feo vicio de los celos?

LOLA
Sí; pero yo no le hago caso, tengo muy tranquila la conciencia!

MANOLITO
Pero tío!...

ROSENDO
Yo me llamo Escamilla, mucho ojo!

LOLA
Bah!

MANOLITO
Y por qué ha anticipado usted la Visita? No quedamos en que sería por la tarde?

ROSENDO
A mí me gusta sorprender a las personas. No ves que me llamo Escamilla? Usted ha sido y sigue siendo una coqueta.

LOLA
Vamos, eres insoportable.

ROSENDO
Muy coqueta, mucho. Afortunadamente los cincuenta y dos médicos con quienes he consultado, afirman que mi hija se me parece moral y anatómicamente.

LOLA
Lo ves, lo ves, Manolo?

MANOLITO
Pero señores, por Dios... Uy! silencio, que está aquí don Ramón!


ESCENA XI

Dichos, D. Ramón, con frac muy estrecho y corbata blanca.

RAMON
(Valiente frac! Esto es vivir en prensa!)

MANOLITO
Don Rosendo Escamilla, doña Dolores Veleta, mis señores tíos. Don Ramón de la Proa, mi futuro suegro...

RAMON
Señores... (Mueve mucho el cuello porque le aprieta la corbata) Maldita corbata!

ROSENDO y LOLA
Caballero...

RAMON
Tengo una verdadera satisfacción... (Valiente corbatita!)

ROSENDO
(Creo que le hace señas a mi mujer!)

LOLA
Ya sabrá usted por nuestro sobrino cuan honrados nos consideramos con su próximo enlace.

RAMON
Muchas gracias.

ROSENDO
Le pica a usted algo, caballero?

RAMON
No señor... sino que como nunca llevo corbata...

MANOLITO
Ejem! ejem!

RAMON
Ejem! ejem!... Conque decíamos...

ROSENDO
(Aquí hay algo. Mucho ojo, Escamilla)

LOLA
Mi marido y yo tenemos un vehemente deseo de ver a su hija de usted. No la conocemos todavía.

RAMON
Ni yo tampoco...

LOLA
Qué?

MANOLITO
Ejem! ejem!

RAMON
Ejem! ejem!

ROSENDO
(Ojo! ojo!)

RAMON
(No sé lo que me digo con la corbata esta)

ROSENDO
Es una niña perfectamente educada y muy hermosa.

RAMON
Sí, eh? Hombre, pues me alegro. (Muy contento) Qué ganas tengo... (Manolo le da un codazo) Ay! (D. Rosendo y Lola se miran con asombro) Vamos, que me oprime el entendimiento la corbata esta. Y ya comprenderán ustedes, que siendo yo el padre de la obra no debo escuchar sin rubor esos elogios...

LOLA
Dicen que es una notabilidad musical. Es cierto?

RAMON
Que sí?... Diga usted, es cierto?

MANOLITO
Una profesora consumada!

RAMON
Consumada! Sabe más música que monsieur Thiers.

MANOLITO
Qué Meyerber!

RAMON
Bien! Es igual.

LOLA
Y tiene buena voz?

RAMON
Que sí?... (Tiene buena voz?)

MANOLITO
De privilegio!

RAMON
De privilegio!

MANOLITO
Sube hasta...

RAMON
Sí señora... sube mucho y luego baja... y anda por donde quiere... pero sobre todo subir... a pesar de que es lo más peligroso. El otro día se lastimó la pobre subiendo al palomar...

MANOLITO
Jé? jé? Qué buen humor tiene, verdad?

RAMON
Pues Se lo debo a la Corbata. (Saca bolsa y pipa, la llena y se pone a fumar)

LOLA
(Fumar en pipa delante de mí)

ROSENDO
(Pues no había reparado... Saben ustedes que lleva un fraquecillo de pesca el caballero?)

MANOLITO
(Yo sudo)

ROSENDO
(Se me figura que han estado esos faldones en las Cortes de Cádiz)

RAMON
Yo no sé si tomarán ustedes a mal este vicio... pero como yo soy tan franco...

LOLA
Lo mismo que nosotros.

ROSENDO
No está en casa su esposa de usted?

RAMON
Ha salido a buscar a su hija... digo... a la nuestra.

MANOLITO
(Estoy en ascuas!) Usted no ha visto el jardinillo ni el otro patio. Oh! pues voy a enseñárselos a usted con el permiso de don Ramón.

RAMON
Ustedes son muy dueños.

LOLA
Lo que quisiera es un vaso de agua porque hoy aprieta el calor que es un gusto.

RAMON
Sí, señora, y tomará usted antes un dulce.

LOLA
No, no.

RAMON
Pues no faltaría otra cosa! Quiere usted mi brazo? Vamos al comedor.

LOLA
Como usted quiera.

RAMON
(Este sí que es apuro! Y dónde está el comedor? Bah! Salga el sol por Antequera) Vamos. (Será este el comedor?) Pase usted. (Abre una puerta de la derecha)

LOLA
Pero caballero, si eso es una alcoba! (Retirándose un poco)

ROSENDO
Qué? (Gritando)

RAMON
Pues es verdad. (Y la culpa de todo la tiene la maldita corbata) Tenga usted la bondad de pasar. (Abre una puerta pequeña) Uf! No, no pase Usted. (Cierra la puertecilla rápidamente llevándose el pañuelo a las narices) (Afortunadamente no lo ha visto. Y don Manuel sin sacarme de este apuro!)

LOLA
Pero es que no sabe usted dónde está el comedor de su casa?...

RAMON
Si es que las mujeres han cambiado hoy todos los muebles.

MANOLITO
El comedor... Yo la acompañaré a usted.

RAMON
(Gracias a Dios!)

MANOLITO
Por aquí. (Primera izquierda)

RAMON
Pase usted.

ROSENDO
Usted delante.

RAMON
De ningún modo.

ROSENDO
(Ojo, Escamilla!) (Paseando)

RAMON
Ay qué corbata de mis pecados.


ESCENA XII

Luisa por el foro, con la caja del sombrero.

LUISA
Dejo a mamá en el jardín esperando que yo la llame para ver a Manolito cuando salgamos. Qué contenta está de ver que voy a casarme! La pobre no ha perdido aún la esperanza de ver a mi ingrato padre. (Saca el sombrero y lo pone a la derecha sobre un velador) No anda por aquí el criado. Esto es. (Mirando al sombrero) Tres hojas en la camelia y más largas las cintas. (Está de espaldas al lado izquierdo) Qué buena ocasión para que entrara mamá si saliera Manolo!


ESCENA XIII

Luisa y D. Ramón.

RAMON
Pues señor, tengo rotas las coyunturas con este pícaro fracolin. Yo les he dado una excusa para poder quitármelo. Vaya si me lo quito!... Eh? una joven.

LUISA
Qué? Algún mayordomo. Quiere usted tener la bondad de echar una ojeada al sombrero... mientras voy a llamar a mamá?

RAMON
A mamá? (Ay! pues esta es mi hija! Si me lo dice el corazón... Oh! la sangre no puede mentir!) No se marche usted, señorita. (Gocemos con su ignorancia) Soy un gran amigo de Manolito.

LUISA
De mi novio?

RAMON
(Su novio! Ella es! Dios mío, qué graciosa! Cómo se me parece! Preparémosla) Dígame usted, señorita, verdad que usted no ha conocido a su padre?

LUISA
Desgraciadamente, nunca.

RAMON
Y su mamá de usted no le ha hablado de él?

LUISA
Oh! Todos los días.

RAMON
(Pobre Consuelo! Buena esposa! buena esposa!) Y qué le decía a usted?

LUISA
Que era un bribón de siete suelas.

RAMON
La palabra es durilla! Pues mire usted, no lo merece, no señora. Yo le conozco mucho.

LUISA
Que lo conoce usted? Tiene buen corazón?

RAMON
Una mantequilla de Soria.

LUISA
Y dónde está, dónde está?

RAMON
Muy cerca de aquí... tan cer... No puedo más. El resto lo haré con mímica!

(Grotesca mímica por ambas parte9 de reconocimiento teatral)

LUISA
Padre mío!

RAMON
Hija de mi alma!

(Música)

RAMON
Siempre el bueno dicha encuentra.

LUISA
Yo no sé lo que me pasa.

RAMON
La fortuna se nos entra
como Pedro por su casa.

LUISA
Sepa usted que mil apuros
me empezaban a inquietar.

RAMON
Hombre soy de los más duros,
pero tú me has de ablandar.

LUISA
Ay, lo que sufrí!

RAMON
Ay, lo que lloré!

LUISA
Lejos yo de ti
cuánto suspiró!

RAMON
No borre al llorar
todo mi dolor.

LOS DOS
Pero yo tranquila / tranquilo me sonrío yo.
Porque bello asoma el iris
tras la negra tempestad,
hoy el iris de mis penas
y es saber que soy papá,
y es tener a mi papá.
Qué felicidad! qué felicidad!
Ay, qué gusto, qué gusto, qué gusto.
es saber que soy papá,
es hallar a su papá.

(Hablado)

LUISA
Papá de mi alma!

RAMON
Hija de mi vida!

LUISA
Y aún hay seres que dudan de la Providencia! Es usted feliz?

RAMON
Mucho. Y si me estuvieran estas mangas un poco m as anchas, no habría un hombre más dichoso.

LUISA
Quítese usted el frac. Voy a avisar a mamá.

RAMON
Es inútil. Si ya lo sabe!

LUISA
Pues no me ha dicho una palabra.

RAMON
Porque la había yo encargado el secreto... para gozar con tu sorpresa. Quién viene? Ah! Don Rosendo y señora... Voy a presentarte.


ESCENA XIV

Dichos, D. Rosendo, Lola, después Manolito.

RAMON
En este momento iba yo a reunirme con ustedes.

ROSENDO
Manolito ha ido a coger unas flores con que obsequiar a su futura.

RAMON
Su futura? (Estáticamente orgulloso) Voy a decir a ustedes donde está.

LOLA
No, no es menester. Ya lo hemos adivinado.

ROSENDO
No, no lo puede ocultar. Tiene un aire de familia...

RAMON
No es verdad? La misma picardía que yo en la mirada.

MANOLITO
Aquí estoy de Vuelta. (Llega corriendo y trae un bouquet)

RAMON
No podía usted llegar a mejor tiempo. Vamos, dale esas preciosas flores a tu novia. A mi adorada hija.

MANOLITO
(Luisa!)

RAMON
Vamos, tunante, que buen bocado te llevas... di cardinali.

LUISA
(Pobre Manolo!)

MANOLITO
(Y si descubro el lance me descubre ella a mí!)

RAMON
Qué felices son! Dale un abrazo! mira si te quiero poco!

MANOLITO
Pero señor don Ramón...

RAMON
Nada. Dale el primer abrazo, ese primer abrazo tan dulce!...

MANOLITO
(Sí, el primero de hoy) (Abrazándola)

LOLA
Pero en qué consiste que aún no hemos tenido el gusto de ver a su esposa de usted?

RAMON
Como no está en casa...

LUISA
Si me está esperando en el jardín. Quiere usted que vayamos a llamarla?

LOLA
Con mucho gusto.

MANOLITO
Pero... (Apurado)

RAMON
Pero qué?... Anda, hija mía, anda. Acompáñela usted, señora, mientras Roseado y yo tomamos otro sorbito de cognac. Qué mujer tan divina tiene usted.

ROSENDO
(Ojo, Escamilla!) (Vánse aquellas al jardín y estos al comedor)


ESCENA XV

Manolito, poco después Doña Consuelo, Pepita 1ª, Pepita 2ª.

MANOLITO
Pues este sí que es apuro... cómo aviso yo a Luisa para que no me comprometa y me arme su madre un escándalo de cincuenta mil demonios.

CONSUELO
Ay, gracias a Dios que estamos aquí.

MANOLITO
Aquí está mi novia. (Ésta sí que es la más negra!) Pepa mía!

PEPITA 1ª
Ya sabía que estabas aquí!

PEPITA 2ª
Adiós, primo!

MANOLITO
Tú por acá, primita?

PEPITA 2ª
Sí, acompañando a Pepa. Como papá va a venir aquí esta tarde, doña Consuelo le ha pedido permiso a la directora.

CONSUELO
A qué hora vendrán sus tíos de usted?

MANOLITO
Ya están aquí. (Sombrío)

CONSUELO
Que están aquí?... y tú con el desgarrón que te has hecho en el vestido al bajar del coche. Mire usted qué pequeñez. (Enseñando un girón) Anda, ven a ponerte otro vestido.

PEPITA 1ª
Ahora? Cá! Con coserlo un poco... Ya sabe todo el mundo que mi mamá me ha hecho mucha ropa.

CONSUELO
Pues ven. Salimos en seguida. (Vánse por la izquierda)


ESCENA XVI

Manolito, por el foro, y en seguida D. Ramón por la derecha.

MANOLITO
(Desde el foro) Nada. Allí están manoteando; pero yo no pesco ni jota.

RAMON
Ya se le conoce a usted, don Rosendo, que no es marino. A la tercera copa de ron se ha entregado.

MANOLITO
Ah! Es usted?

RAMON
El mismo.

MANOLITO
Ha hecho usted un pan como unas hostias!

RAMON
Pues qué pasa?

MANOLITO
Una friolera! Esa joven no es hija de usted.

RAMON
Cómo que no es mi hija?

MANOLITO
Como que no! Esa niña se llama Luisa; es la modista de doña Consuelo, que venía a traer un sombrero. Mírelo usted.

RAMON
De veras? Pues ésta sí que es gorda! Cómo le digo yo a don Rosendo, la hija que le he presentado a usted no es mi hija... voy a presentarle a usted otra. Me he equivocado! Como si una hija fuera tan fácil dé equivocar, como un pañuelo de sonarse... Se descubrirá todo el pastel!

MANOLITO
Ya lo creo! Con lo escamón que es mi tío!... Si se tratara de mi tía... ya sería otra cosa; es una mujer muy corriente. En fin, yo voy a ver de arreglar la cosa. Diré que con el aturdimiento y la alegría de la boda...

RAMON
Eso es. O que como llevo estas mangas tan estrechas, no sé lo que me hago.

MANOLITO
Ya veré lo que se me ocurre; pero cuidadito con otra tontería, porque su hija de usted acaba de llegar a casa con otras muchachas.

RAMON
Y cómo voy a conocerla?

MANOLITO
Toma! Por su nombre! Se llama Pepita, y sus señas son rubia, buenos ojos... Y sobre todo, no puede usted equivocarse. Lleva vestido blanco y lazos azules. (A ver si mi tío entra en razón) (Váse derecha)


ESCENA XVII

D. Ramón y en seguida Lola.

RAMON
Pepita, y lazos azules... Pues sería preciso ser muy animal para no conocerla.

LOLA
Ah! Me alegro de encontrarle a usted aquí. Acabo de hablar con la madre de Luisa, de la modistilla.

RAMON
(María Santísima!)

LOLA
Y extraño mucho que nos la haya usted presentado en vez de presentarnos a su señora hija.

RAMON
Pues crea usted que ha sido mi intención...

LOLA
(Yo no le digo lo de los amoríos de Manolo)

RAMON
Y están ahí todavía esas señoras?

LOLA
No: afortunadamente y para evitar escándalos se han marchado al prometerles que pasaré yo misma por su casa a arreglar este lio.

RAMON
Mire usted, doña Dolores; yo no sé mentir. Todo esto consiste en que yo he estado diez y siete años separado de mi mujer y yo no conocía a mi hija. Esta es la verdad.

LOLA
Y mi marido que se figura que viven ustedes como dos ángeles.

RAMON
Pues para no escamar al señor Escamilla es para lo que he hecho yo la farsa esta.

LOLA
Es que si lo supiera, yo le aseguro a usted que se opondría a la boda.

RAMON
Pues ayúdeme usted en este apuro.

LOLA
Sí: es preciso a todo trance ocultar la situación en que nos encontramos.


ESCENA XVIII

Dichos y D. Rosendo por la derecha. Al ver a su mujer queda oculta tras el portier.

ROSENDO
Conque no es hija de don Ramón, según cuenta Manolito? (Mi mujer aquí? Ojo, Escamilla!)

LOLA
Bien; yo por mi parte haré todo lo que pueda. Pero por Dios y por todos los santos, que mi marido no sepa una palabra de lo que ha sucedido en estos diez y siete años.

RAMON
No tenga usted cuidado. No sospechará ni esto...

LOLA
Hay que seguir engañándole.

ROSENDO
Qué?

RAMON
Por fortuna a él se le engaña fácilmente.

LOLA
Sí; él está acostumbrado.

ROSENDO
Qué?

RAMON
Y yo creo que aunque lo supiera le tendría sin cuidado.

ROSENDO
(Estoy sudando sorbetes!)

RAMON
Crea usted que tengo remordimientos por este engaño.

LOLA
Tranquilícese usted! Lo primero es la niña.

RAMON
Pobre hija mía!

LOLA
Sigamos mintiendo hasta asegurar su felicidad. Yo le dejo a usted. Todo por la niña. Sea usted discreto. (Váse)

RAMON
Vamos, menos mal! Lo difícil es hacerle tragar la píldora al señor de Escamati!

ROSENDO
Otra cosa te haré yo tragar a ti.


ESCENA XIX

Dichos y Pepita 2ª, por la izquierda.

ROSENDO
Mi hija! Descubrámoslo todo desde la garita esta.

PEPITA 2ª
Pues no está aquí mi primo. El azul me favorece. Tiene razón Pepita. (Mirándose al espejo)

RAMON
Qué?... (Rubia, lazos azules! Esta es mi hija! Ah! qué saltos me da el corazón! La sangre no puede mentir! Cómo tira la sangre! Venga la última prueba) Pepita!

PEPITA 2ª
Quién?

RAMON
(Ella es) No se asuste usted, niña, no se asuste usted. Tengo que decir a usted muchas cosas buenas.

PEPITA 2ª
A mí?

RAMON
Sí señora. (Cómo se me parece. El mismo corte de cara...) Acérquese usted. Más, más aún... (No puedo más. El resto lo haré con mímica. (Repite la mímica que hizo al reconocer a Luisa. Pepita permanece indiferente)

PEPITA 2ª
Por qué hace usted esos gestos? (Está loco) (Con temor)

RAMON
No se arroja en mis brazos. (Es una naturaleza concentrada) Yo... yo... Pepita... soy tu padre!

PEPITA 2ª
Usted mi padre?

RAMON
Tu mamá me la asegura. Yo te abandoné antes de que nacieras. Pero al fin, la voz del deber, la sensibilidad, la ternura de la fibra paterna... Ven, ven a mis brazos. (Sollozando)

UNA VOZ
(Dentro) Pepita!

PEPITA 2ª
Me llaman. Voy! (Jesús qué miedo me da este hombre!) (Va corriendo)

RAMON
Vuelve en seguida y te acabaré de explicar este misterio. (Sale furioso de su escondite D. Rosendo) Qué remonona. Qué graciosísima es.


ESCENA XX

D. Ramón y D. Rosendo.

ROSENDO Ahora nos toca a los dos caballeros. (Dale un golpe en el hombro)

RAMON
Ay!

ROSENDO
Lo sé todo. No ve usted que me llamo Escamilla!

RAMON
Es Manolito quien se lo ha contado a usted?

ROSENDO
El mismo.

RAMON
Pues ya que usted lo sabe... La otra no es mi hija, no señor. Mi hija es la que acaba de salir.

ROSENDO
Y me lo dice usted en mis barbas! (Con explosión)

RAMON
Toma! Y por qué no?

ROSENDO
Qué ha hecho usted en esos diez y siete años.

RAMON
La verdad; divertirme todo lo que he podido.

ROSENDO
Sí, eh?

RAMON
Pero a qué vienen esas manotadas si ya no tiene remedio? Ríen dice Lola... Que tiene usted un carácter... Yo sé que hay algo irregular en esto... pero qué le hemos de hacer? En mil matrimonios pasa lo mismo... Nada, pecata minuta... Y lo que conviene, es echar
tierra al negocio y no volver a ocuparnos de él.

ROSENDO
Sabe usted, caballero, que en mi vida he visto una desvergüenza igual?

RAMON
Qué tono es ese? Ya estoy cansado de dar explicaciones. Tómelo usted como le dé la gana! A mi hija no le hace falta nada, ni nadie.

ROSENDO
Su hija de usted? Y pensar que yo la he educado... que yo mismo la he subido a los cochecillos del Prado... que he gastado un caudal en azucarillos y muñecas... Que la he tenido en un colegio... y lo que es más aún, que lo he pagado religiosamente todos los meses...

RAMON
Usted ha hecho todo eso por mi hija? Y por qué? Conteste usted. Ahora el Escamilla soy yo.

ROSENDO
Y usted pregunta por qué? Porque he tenido la desgracia, hasta ahora, de creer que era su padre.

RAMON
Su padre! Dios mío! Me han estado engañando!

ROSENDO
Su culpable madre me había hecho acariciar esa idea.

RAMON
Y me lo dice usted en mis barbas! (Furioso)

ROSENDO
Ahora me plagia!

RAMON
Yo no reconozco a esa niña, ni la quiero... Guárdesela usted en un bolsillo.

ROSENDO
Quien se la ha de guardar es usted.

RAMON
Usted que la ha comprado azucarillos y le ha pagado el colegio... (Entra Doña Consuelo) Guárdesela usted... Oh! y a su infame cómplice también.


ESCENA XXI

Dichos, Doña Consuelo.

ROSENDO
Cómplice doña Consuelo? Qué dice este hombre?

CONSUELO
Pero qué voces son estas?

RAMON
Señora... dentro de diez minutos habré despedazado a este caballero... a este imbécil a quien tanto ha querido usted.

CONSUELO
Yo? En mi vida! Si no le conozco!

RAMON
Ni aun el valor del crimen! Y si usted no le ha querido, cómo se explica que sea el padre de mi hija?

CONSUELO
Su padre?

ROSENDO
(Pero qué dice este animal!)

CONSUELO
Usted me insulta, caballero. No tiene enmienda su carácter rudo! Sí señor. Usted insulta a una señora, de la cual hasta ahora nadie ha tenido que decir.

RAMON
Bah!

CONSUELO
Insolente! (Dale un fuerte bofetón) No merece usted otra cosa!

RAMON
La pareja completa! Faltaba el macho. Otro bofetón!

ROSENDO
Ya lo he conocido. No puede confundirse con otra clase de golpe.

RAMON
No? Pues toma! (Le da un espantoso puntapié)

ROSENDO
Ay! Nos batiremos!

RAMON
Gracias a Dios que me ha entendido usted!

ROSENDO
A sable, caballero.

RAMON
Pero a sable de caballería. Salgamos.


ESCENA ULTIMA

Dichos, Lola, Manolito, Pepita 1ª, poco después la 2ª.

Han salido un poco antes; han oído la disputa. Pepita 1ª se halla muy inquieta. Manolito se habla aparte con mucho interés. Cuando D. Ramón va a salir se interpone Pepita 1ª y le detiene.

MANOLITO
(Es tu padre)

PEPITA 1ª
(Ay!) Yo no consiento que usted se bata!

RAMON
Eh? Otros lazos azules? Quién es usted, señorita?

PEPITA 1ª
Quién he de ser: su hija de usted!

RAMON
Mi ni... (Deteniendo su entusiasmo) No más reconocimientos. Basta de mímica. Cómo se llama usted?

PEPITA 1ª
Pepita...

RAMON
Pero cuántas Pepitas hay aquí?

PEPITA 1ª
Dos. La hija de don Rosendo y yo. (Presenta a Pepita 2ª que aparece en este momento )

RAMON
La hija de... Conque es decir... que tú... que usted... y que... Ven a mis brazos... (Se dispone a abrazarla, y otra vez se detiene ) Vamos, que no la abrazo.

CONSUELO
(Sonriendo) Esa es nuestra hija.

RAMON
Oh, la sangre no puede mentir! Me lo estaba diciendo el corazón.

LOLA
Lo ves?

ROSENDO
Sin embargo... aún estoy algo escamadillo.

MANOLITO
Y se hace la boda?

RAMON
Cuanto antes mejor.

MANOLITO
(Pobre Luisa!)

LOLA
(Yo lo arreglaré!)

RAMON
Quiere usted que nos reconciliemos?

CONSUELO
Sí... y nuestro lazo de unión...

RAMON
Será nuestra hija.

(Música)

RAMON, LOLA, PEPITA, CONSUELO y MANOLITO
Hoy por fin asoma el iris
tras la negra tempestad,
porque el iris de las penas
es tener un buen papá.
Todos. Qué felicidad!
Qué felicidad!
Ay, qué gusto, qué gusto, qué gusto
es tener un buen papá.



FIN

NOTA
En los teatros donde haya coro de señoras se dirá la escena XV del modo siguiente, si así lo encuentra conveniente el director de escena.

CONSUELO
Pues ven. Salimos en seguida. Pueden ustedes coger todas las flores que gusten. Ya saben ustedes que están en su casa. (Vánse por la izquierda)

TODAS
Mil gracias.

MANOLITO
Yo voy a ver si pesco algo de lo que pasa en el jardín Señoritas... (Váse derecha)

UNA
Es ese el novio?

LUISA
Ese.

TODAS
Ay!

(Música)


ESCENA XVI

Pepita 2ª y Coro.

PEPITA 2ª y CORO
Yo no sé por qué Pepita
va a casarse sin temor.
Yo en lugar de la niñita
temblaría de pavor.
Ni aunque el novio fuera regio
me tentaba Satanás;
yo mi libro, mi colegio,
mi labor y nada más.

(Confidencialmente al público)

Así quieren que sea
y no soy así.
Si usted sabe de un novio
le puede usted decir...
que no tengo mal pie,
y no vale mentir,
que soy guapa y que sé
de bordar y vestir,
que eso viéndose está,
que es mi boca una flor...
Lo demás lo sabrá
el curioso lector,
que si empieza a leer,
no se debe parar,
ni registros poner
ni la hojita doblar:
cualquier libro es mejor
que el mejor folletín,
que el curioso lector
lo que anhela es el fin.
No soy un libro molesto
leído con atención;
ha de gustar más el texto
que no la encuadernación.


Información obtenida en:
https://archive.org/details/lashijasdefulano29521caba

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