La Calle Carretas (Libreto)



LA CALLE DE CARRETAS



Zarzuela Histórico-Tradicional-Madrileña, en tres actos y seis cuadros.

Escrita en verso y original de Rafael García y Santisteban.

Música de Ruperto Chapí.

Estrenada con éxito en el Teatro de Apolo el 22 de Noviembre de 1880.


REPARTO (Estreno)

Mariblanca - Srta. Soler Di-Franco.

Margarita - Srta. Nadal.

Julián - Sr. Dalmau.

Vander - Sr. Corona.

Tribulete - Sr. Tormo.

Blomberg - Sr. Bosch.

El Tío Andrés - N.

Un Criado - N.

Doncellas, madrileñas, madrileños, carreteros, flamencos, soldados, comparsas.

La acción en 1510, en Madrid.

Nota. Las alteraciones hechas en la letra de los cantables pueden comprobarse en la partitura, que es la exacta.


ACTO PRIMERO


CUADRO PRIMERO


EL CAMPANERO DE SAN PEDRO

Habitación de Vander. Escasos muebles, para poder hacer la mutación. Entrada por el forillo. Telón corto.


ESCENA PRIMERA

Oficiales Flamencos, que entran por el fondo.

(Música)

CORO
El alcaide del alcázar,
Pedro Vander, ¿dónde está?
Sus paisanos los flamencos
hoy festejan su natal.
Si una bella le detiene,
que dé treguas el galán
a las lides de Cupido,
que le llama la amistad.
Vander! Vander!
sal acá,
no nos hagas
esperar.
Sal, sal,
que hoy queremos todos
tu mano estrechar.


ESCENA II

Dichos, Vander, por la izquierda.

VANDER
Aquí estoy, amigos míos,
vuestro soy, podéis mandar.

CORO
Viva Vander!

VANDER
Viva Flandes
que tan bravos mozos da!
Tengo un vino de la tierra
que refresca el paladar.
Si queréis que lo probemos...

CORO
Por nosotros, venga ya.

VANDER
Vino y copas al instante.

(Los criados sacan botellas y copas)

Vuestro voto así me dais,
porque en vinos y mujeres
sois doctores años ha.

CORO
Pues tú siempre has de ganarnos;
en beber y enamorar.

VANDER
El flamenco bebe y ama
con igual facilidad.

CORO
Ea, a beber!

VANDER
Voy a brindar!

CORO
Y hasta caer
no hay que parar!

VANDER
Es la flamenca rolliza
grato placer del amor,
y los sentidos hechiza
con su frescura y color;
mas la española agraciada
la palma se ha de llevar,
que habla con una mirada
al cuerpo y alma a la par.
Por eso en España
galán de fortuna,
no hay hembra ninguna
segura de mí:
y debo a este suelo
mis triunfos mayores,
que en juego y amores
yo nunca perdí.
¡Hurra, a brindar!
Viva el placer!
Amar siempre a una sola
eso es comer igual manjar.
Hurra, a gozar;
no hay qué ceder!
Donde haya una española
hay una plaza que tomar.

CORO
Hurras, a brindar! etc.

VANDER
El revoltoso comunero
en buena lid no ha de vencer,
y victorioso nuestro acero
el polvo vil le hará morder;
mas si al turbar nuestros placeres
quiere probarnos su valor,
haremos presa en sus mujeres,
que es un botín encantador.
Por eso en España, etc.
Hurra, etc.

CORO
Hurra, a brindar, etc.

(Suena dentro un clarín)

El clarín nos llama,
compañero, adiós,
y ya volveremos
a otra libación.

(Los criados recogen las copas)

VANDER
Esta es vuestra casa
y flamencos sois.
Hurra, viva Flandes
y el Emperador.

CORO
Hurra, viva Flandes
y el Emperador.
Adiós.
Adiós!

(Vánse por el foro. Antes de que desaparezcan todos entra Blomberg)


ESCENA III

Vander, Blomberg.

(Hablado)

VANDER
Hola, Blomberg, llegas tarde
para apurar unas copas.

BLOMBERG
Señor, hay malas noticias
de Toledo y de Segovia.

VANDER
¿Te asustan los comuneros?
¿Temes alguna derrota?

BLOMBERG
No señor: mas la prudencia...

VANDER
No es para la gente moza.
España es un paraíso,
la antesala de la gloria,
aquí el vino y las mujeres
al más pacato trastornan.
Yo de Flandes he venido
a lograr dulces victorias:
detesto a los españoles
y adoro a las españolas.
Por eso la orden di
de que obstáculo no pongan
a las damas encubiertas
que vengan a honrar mi choza.

BLOMBERG
¿Y si lo saben en Gante?

VANDER
Te refieres a mi novia
Margarita, viuda y rica?
es una soberbia boda.
Pero en tanto que nos ata
el cura de la parroquia,
deja que yo merodee
en esta tierra española.

BLOMBERG
Pero ¿y si viniese a España?
No faltan almas piadosas
que desde aquí se lo escriban,

VANDER
Qué idea más estrambótica!
Y sería una locura.

BLOMBERG
Quien bien ama no hace pocas.

VANDER
Basta de predicaciones,
¿lo oyes, Blomberg? Me encocoras!

BLOMBERG
Os tengo ley...

VANDER
Y por eso
me riñes sin ceremonia!
Cuando tenga mi mujer
me contentaré...

BLOMBERG
Con otras.

VANDER
Puede ser.

BLOMBERG
Y si a lo menos
buscaseis presa amorosa
en damas de noble alcurnia
y nobilísima historia...
pero fijarse en plebeyas,
mujeres de baja estofa,
eso no es digno de vos,
y francamente, os deshonra.

VANDER
Ya comprendo la indirecta:
¿juzgas cosa deshonrosa
que vaya a una alojería
a tomar agua de aloja?

BLOMBERG
No iréis por el alojero!...

VANDER
¿El tío Andrés?... Vaya una momia!

BLOMBERG
Pero iréis por Mariblanca,
su sobrina.

VANDER
Es una joya.
No hay en todo el arrabal
madrileña más graciosa;
no hay ojos más revoltosos
ni boca más tentadora!
Yo la digo que la quiero,
ella dice que me odia;
y así, queriendo y odiando
ninguno el puesto abandona.

BLOMBERG
¿No sabéis si tiene amante?

VANDER
No lo averigüé hasta ahora,
mas trataré de inquirirlo
como noticia curiosa.

BLOMBERG
Después allí se reúnen
gentes de muy mala nota;
partidarios de Padilla,
las libertades todas,
que al Emperador insultan
y de nosotros se mofan,
entonando esas canciones
tan libres como injuriosas.

VANDER
No se las oí cantar;
pero el día que las oiga
haré que el corregidor
tome una medida pronta.
Se cierra la alojería,
se prende a cuántos se coja,
me traigo aquí a Mariblanca
y luego que canten coplas.

BLOMBERG
Así cortáis por lo sano.

VANDER
O por lo malo; ¿qué importa?

(Se oye cantar de lejos)

BLOMBERG
¿Oís?

VANDER
No.

BLOMBERG
Pues van cantando.

VANDER
Bueno, señal que no lloran.

BLOMBERG
Debajo del mismo alcázar
vienen a cantar aposta,
y eso ya es una osadía!...
Hasta en nuestra casa propia...

VANDER
Pues manda que a culatazos
los espanten como moscas;
y si alguno se resiste
tráelo aquí y siga la broma.

(Váse Blomberg por el fondo)


ESCENA IV

Vander solo.

VANDER
Y en verdad que este Blomberg
tiene ocurrencias graciosas!
Venir aquí Margarita!...
Pues la caminata es corta!...
No me haría mucha gracia:
siempre un centinela estorba
y es difícil engañar
a una mujer, si es celosa.
Mas como no ha de venir
está demás mi zozobra.
Yo ambición su riqueza
y al cabo será mi esposa.
—¿Eh? qué voces! A alguien trae
de los que cantaban coplas.
¿Dónde he visto yo esa cara?
No grites, que no te ahorcan!


ESCENA V

Vander, Blomberg, Tribulete.

(Música)

BLOMBERG
Entre el canalla!

TRIBULETE
Gracias, hermanos.

VANDER
¿Eres de iglesia?

TRIBULETE
Creo que sí
No digo misa, —mas meto ruido,
y ya más alto —no he de subir.
El campanero —soy de San Pedro,
la gran parroquia que hay en Madrid.
Soy Tribulete, —que toco a nublo
y gano buenos —maravedís.
Yo toco a gloria, —toco a bateo
cuando es bautizo —de un chiquitín,
y toco a vuelo, —y hasta a rebato,
si hay enemigos —que combatir.

BLOMBERG
¿Sí?

TRIBULETE
Sí.

BLOMBERG
Pues al calabozo!

TRIBULETE
Me lo presumí.

VANDER
Es socarrón:
déjale que diga
una relación.
Haznos reír.

TRIBULETE
Pues diré raí historia.

LOS DOS
Empieza.

TRIBULETE
A oír.
—Cuando nací, por gracia
muy especial,
a la campana sola
se oyó tocar:
y todos preguntaban:
«¿Qué pasará?»
y era que yo nacía.
Tilín, talán!
—Como no tuve padres,
por caridad,
calle del Tribulete
fui a parar;
y el cura de San Pedro
me dijo a mí:
«Yo te he de hacer monago.»
Tilín, tilín!
Luego con una prima
me puse a hablar
y estábamos más blandos
que el mazapán:
pero me dio una cita,
y al entrar yo,
vi que salía otro.
Tolón, tolón!
—Tan solo un sordo
no me oye a mí:
repican gordo,
ya estoy allí.
Tilín, tilín,
tolón, tolón!
Yo toco mucho
por precisión.
Tolón, tolón,
tilín, tilín,
y en viendo faldas es un motín,
tilín, tilín, tolón, tolón!

LOS DOS
Tilín, tilín,
tolón, tolón,
él toca mucho
por precisión.
Tolón, tolón,
tilín, tilín,
y en viendo faldas es un motín,
tilín, tilín, tolón, tolón!

TRIBULETE
Cuando desde la torre
veo pasar
dos novios que del brazo
muy juntos van,
y que hacía el rio bajan
a merendar,
les digo: «Divertirse.»
Tilín, talán.
Pero si a su costilla
solfea Blas
y no quiere ayudantes
que ayuden mal,
oyendo aquella gresca
suelo decir:
«Ay, ciertos son los toros!»
Tilín, tilín.
Y cuando algún flamenco
me viene a hablar,
como no entiendo jota
de su flín, flan,
subo a la torre y toco...
a muerto, no,
a gloría (por no veros)
tolón, tolón.
Tan sólo un sordo
no me oye a mí, etc., etc.

(Hablado)

BLOMBERG
Sígueme, voy a llevarte
donde no veas el sol.

TRIBULETE
Gracias, señor de flamenco,
pero yo a oscuras no estoy.

VANDER
Y di, siendo como dices
el campanero mayor,
¿por qué no estás en la torre
dando vuelta al esquilón?

TRIBULETE
Soy general-campanero
y tengo ayudantes yo,
y toco sólo los días
de tres en ringla y sermón.

BLOMBERG
Así andas por esas calles
hecho un alborotador.

TRIBULETE
Justo, dando campanadas;
pues si esa es mi ocupación.

VANDER
¿Por qué pasabas cantando?

TRIBULETE
Porque ha corrido la voz
de que vienen de Segovia
gentes de nuestra afición.

BLOMBERG
¿Comuneros?

TRIBULETE
Tú dixisti.
(Mi latín le confundió)

BLOMBERG
¿Será cierto? Es muy probable:
hay sobrada excitación,
y si Madrid se subleva...

VANDER
Se le vence y se acabó.

TRIBULETE
(¿Secreticos? Hizo efecto
por lo visto el notición)

BLOMBERG
Mas conviene estar alerta:
yo mismo a enterarme voy.

VANDER
Ve luego a la alojería;
hoy hace mucho calor.

BLOMBERG
¿Y ese necio?

VANDER
Que se quede;
pienso interrogarle yo.

BLOMBERG
Pues hasta luego.

VANDER
Hasta luego.

TRIBULETE
Vaya su merced...

BLOMBERG
Adiós.

TRIBULETE
(Con el diablo, que, de fijo,
en Flandes nacer debió)

(Váse Blomberg por el fondo)


ESCENA VI

Vander, Tribulete.

VANDER
Dime, zumbón Tribulete,
campanero socarrón,
¿dónde he visto yo tu cara?

TRIBULETE
Donde yo vi la de vos.

VANDER
Claro!

TRIBULETE
En cierta alojería
del arrabal; yo allí soy
un tertuliano constante
y hasta sirvo a lo mejor.

VANDER
Es verdad: yo bien decía...

TRIBULETE
Pues celebro la ocasión...

VANDER
¿Te gusta la Mariblanca?

TRIBULETE
Sí, y vos le hacéis el amor.

VANDER
(Oh! si este supiera!...)

TRIBULETE
Y vamos.
poco afortunado sois!
(Límpiate, que estás de huevo!)

VANDER
Sé que es vana mi pasión,
y a otro rival más dichoso
palabra de esposa dio.

TRIBULETE
Sí, a Julián, un madrileño
todo nervio y corazón
que está en Avila, y ya es
capitán por su valor.

VANDER
Mil gracias por la noticia.

TRIBULETE
Qué! ¿no lo sabíais?

VANDER
No:
pero fingiendo saberlo
te arranqué esa confesión.
¿Qué quieres? Tú serás listo,
pero yo también lo soy.

TRIBULETE
(Ya tomaré la revancha!)
Quede su mercé con Dios.

VANDER
Oye; tú puedes, si quieres,
hasta hacer un fortunón,
en vez de estar siempre expuesto
a un desaguisado atroz
si vinieses a decirme
con la reserva mayor:
«Esto se dice en el pueblo,
el motín estalla hoy.»
Yo quedaría servido,
y por cada insinuación
te daría... alguna cosa,
además de mi favor.

TRIBULETE
(No sé cómo no le ahogo!
¿Habrase visto el bribón?
Quiere que sirva de espía;
no lo hace eso un español!)

VANDER
(Vacila)

TRIBULETE
(Mas no conviene
espantar a este avión!)

VANDER
Qué respondes?

TRIBULETE
Yo... no puedo:
me llamarían traidor.

VANDER
Bueno, piénsalo despacio.
ó eres mi amigo, ó si no
pronto dejas las campanas
a tu nuevo sucesor.
—Merendarás antes de irte.

TRIBULETE
Sí, tengo un hambre feroz!

VANDER
Hola!


ESCENA VII

Dichos, Un Criado.

VANDER
Que den a este hombre...

CRIADO
¿Cuarenta azotes?

TRIBULETE
Qué horror!
de merendar, mameluco!

VANDER
Lo que pida dénselo. (Al Criado)
Voy, a la atalaya, y luego
en la alojería estoy.
—Y, Tribulete, cuidado
con alzar tanto la voz!

TRIBULETE
Bien, que me aproveche y gracias.

VANDER
Y lo dicho!

TRIBULETE
Servidor.

(Váse Vander por el fondo)


ESCENA VIII

Tribulete, Criado. Este trata da hablar, pero Tribulete no le deja.

TRIBULETE
Fámulo, cumple obediente
lo que el señor te ha mandado
y pienso comerle un lado,
porque soy de muy buen diente.
Como tengo muchas ganas,
merendaré una gallina,
empanada de sardina
y aceitunas sevillanas.
Jamón, pavo y cuchi-frito,
fruta, queso y leche frita
y de postre una pavita
para abrir el apetito.
Odio el agua por instinto;
y como sufro del bazo,
habrá mucho latigazo
de lo blanco y de lo tinto.
Basta de con versación
y al comedor al instante.
Anda, pendones delante
y en marcha la procesión.

(Vánse izquierda)


ESCENA IX

Margarita, por el fondo.

(Música)

MARGARITA
¿Por qué si vengo a España
en alas del amor,
conservo aún el recuerdo
de aquel bravo español?
La prometida
de Vander soy,
y lucho y dudo
con el temor.
En sus protestas de amor fiada
en él mi amparo y orgullo vi,
y un alma pura y apasionada
con mis riquezas le prometí.
Pero si Vander infiel me engaña
mano de esposa no le he de dar,
si otras venturas le brinda España
sus esperanzas no he de malar.
Pasión fingida
jamás duró,
y al que me olvida
le olvido yo.

(Hablado)

Y Vander, ¿dónde estará?
Al entrar he preguntado
por él, y aquí me han guiado
diciendo: «Luego saldrá.»
Y aquí por milagro me hallo;
iba ya a cerrar la noche
cuando asaltaron mi coche
tres bandidos a caballo.
Al salir de Avila fue:
el peligro comprendí,
y grité: «Favor aquí!»
y muerta de horror quedé.
En esto una voz se oyó:
«¿Quién pide auxilio?» En seguida
un jinete a toda, brida
sobre ellos se abalanzó.
Muerto cayó uno a sus pies,
gritando: «Ampáreme Dios!»
Cerró con los otros dos
y huyeron poco después.
Era un español; le di
las gracias, calló su nombre,
y partió; pero aquel hombre
se llevó mi alma tras sí.


ESCENA X

Margarita, Tribulete, por la izquierda.

TRIBULETE
(Me contenté con jamón
y una botella de Arganda
y me he perdido!...)

MARGARITA
¿Quién anda
por ahí?

TRIBULETE
(Huy! faldas son)

MARGARITA
(Este me podrá enterar...)

TRIBULETE
(Alguna que se escurrió)

MARGARITA
¿Eres de la casa?

TRIBULETE
No:
pero vine a merendar.

MARGARITA
¿Y Vander, salió?

TRIBULETE
Lo ignoro.
¿Sois parienta?

MARGARITA
Amiga soy.

TRIBULETE
(¿Conque amiga, eh? Pues voy
a ponértele de oro!)
Estará de somatén,
porque es Periquito entre ellas;
y casadas y doncellas
todas le parecen bien.
Como el amar no es delito
las tiene por duplicado:
juega como un condenado
y bebe más que un mosquito.
No hay calavera mayor
y a probároslo me obligo.
(Ahora que venga otro amigo
y le retrate mejor)

MARGARITA
(Oh! aquella carta que en Gante
anónima recibí,
no mentía, necia fui
en serle fiel y constante)

TRIBULETE
Si de indiscreta no peca
la pregunta, ¿sois quizá
paisana?

MARGARITA
De Flandes.

TRIBULETE
Ya!
parienta de la manteca.

MARGARITA
(Yo adquiriré la certeza...)
¿Dices que puedes probar?

TRIBULETE
¿Qué Vander va a merodear
por si cae alguna pieza?
Claro! Id a la alojería
donde Mariblanca está
y allí le veréis que va
cincuenta veces al día.
La chica le despreció,
pero él sigue haciendo el bú;
mas como ella le hace fú,
es claro, ni fá ni fó.

MARGARITA
Llévame allí; quiero ver
cómo me engaña ese ingrato
infame!

TRIBULETE
Toqué a rebato!
(¿Y quién será esta mujer?)

MARGARITA
De vista no he de perderte:
de lejos te sigo.

TRIBULETE
Ah, sí,
porque no digan de mí
que hago gala de mi suerte.

MARGARITA
Pues vamos.

TRIBULETE
(Salto de gozo
y la risa me retoza!
Me sigue una buena moza:
¡lo que tiene ser buen mozo!)

(Vánse por el fondo)


CUADRO SEGUNDO


COMUNEROS Y AGUA DE ALOJA

Alojería de Mariblanca. Puerta en el fondo desde donde se ve la calle. Mesas y sillas. A un lado el mostrador con la garrafa de aloja.


ESCENA XI

Mariblanca, el Tío Andrés en el mostrador. Carreteros y Mujeres Gran animación. Unos están sentados y otros andando. Mariblanca está sentada, pensativa, a un extremo.

(Música)

CORO
Aquí beben aloja
los troqueleros,
y cantan y descansan
los carreteros.
Y hay mucha sal
que vierten las muchachas
del arrabal.
Madrid su alcázar tiene
con barbacanas,
que cura al que en verano
le dan cuartanas;
pero es mortal
el aire de las chicas
del arrabal.

CARRETEROS
Pero ¿está triste
la Mariblanca?
Ven con nosotros.
¿Por qué no cantas?

MARIBLANCA
Yo no estoy triste
siga la zambra:
dadme al momento
una guitarra.

CORO
Vengan las coplas,
que todos cantan
y a los flamencos
dan tanta rabia.

ANDRES
Mucha prudencia,
canta en voz baja
por si la ronda
por frente pasa.

MARIBLANCA
¿Quién dijo miedo?
Si acaso pasan
les dará aloja
la Mariblanca.

CORO
¿Quién dijo miedo? etc.

MARIBLANCA
Pues haced corro,
voy a cantar.

CORO
Dios te bendiga:
empieza ya.

MARIBLANCA
Está fuera de España
el Emperador;
¡ay que dolor, dolor, dolor!
y el cardenal Adriano,
su confesor,
lo hace peor, peor, peor!
Por eso dicen todos:
«muy mal, muy mal!»
y en Avila no manda
ya el cardenal.
Flín, flan, flín, flan,
que vienen los flamencos,
arriba el pan!
Flín, flan, flín, flan,
como no les echemos
nos echarán!

CORO
Flín, flan, flín, flan, etc.

(Primero a toda voz: luego más bajo por indicación del tío Andrés)

MARIBLANCA
La gente que de Flandes
mandó el señor,
es un horror, horror, horror!
y las plagas de Egipto
fueran mejor, mejor, mejor!
Padilla y Maldonado,
venid, venid,
a echar las sanguijuelas
que hay en Madrid!
Flín, flan, etc.

(Véase la partitura)

(Hablado)

ANDRES
Ea, hasta de flín-flanes
y a cuidar de las carretas,
que no conviene jugar
con esa gente flamenca!

TODOS
Hasta después, Mariblanca.

MARIBLANCA
Hasta siempre, gente buena.

ANDRES
De prisita, está nublado
y hoy el calor no molesta.

(Váse el coro por el fondo)


ESCENA XII

Mariblanca y Andrés.

MARIBLANCA
Tan solo falta una chispa
para que estalle la hoguera.

ANDRES
Y tú, sobrina, otra vez
canta el polo ó malagueñas.
La ronda me tiene entre ojo,
y si oye esas coplas y entra
y nos llevan a la cárcel,
tendré que cerrar la tienda.

MARIBLANCA
El pueblo protesta así
de esa extranjera epidemia!

ANDRES
Que proteste al aire libre
y se oirá más la protesta.
Luego Vander viene aquí,
paga bien y no quisiera
que el alcaide del alcázar
de los dos tuviese queja.

MARIBLANCA
Es un flamenco: ¿qué importa?

ANDRES
Contigo es una jalea.

MARIBLANCA
Mas yo no quiero jaleo
con el que no es de mi tierra.

ANDRES
¿Tú sigues fiel a Julián?
¿Crees que de ti se acuerda?

MARIBLANCA
No dudo de su cariño
mientras no tenga las pruebas.
En Avila está, y si puede
y el deber no se lo veda,
vendrá a verme, estoy segura.

ANDRES
Cada loco con su tema.

MARIBLANCA
Fío en él, que le protege
la Virgen de la Almudena:
todos los dios la rezo
para que viva y me quiera.

ANDRES
Pues vivirá y te querrá.
Yo me voy hacia la puerta
de Guadalajara: el cojo
ha abierto allí una taberna.

MARIBLANCA
Ya entiendo.

ANDRES
Y tú mientras tanto
puedes servir al que venga.

MARIBLANCA
¿Agua de aloja?

ANDRES
Se entiende.

MARIBLANCA
No tardéis.

ANDRES
Hasta la vuelta.

(Váse por el fondo)


ESCENA XIII

Mariblanca sola.

MARIBLANCA
¿Dudar de Julián? Jamás!
Sería hacerle una ofensa.
Eterno amor nos juramos
y él de mi amor no reniega.
Tan sólo un temor me asalta,
su vida en Avila arriesga;
comuneros é imperiales
se hallan en revuelta guerra,
y si llegase a morir...
me asusta sólo esa idea!...
Protégele, Virgen santa,
haz que viva y que me quiera.


ESCENA XIV

Mariblanca, Julián.

(Música)

JULIAN
¿Dónde está Mariblanca?

MARIBLANCA
Julián!... Aquí!...

JULIAN
¿Queriéndome lo mismo?

MARIBLANCA
Hasta morir!

JULIAN
Por orden de la junta
vengo a Madrid
a ver si están dispuestos
a combatir.

MARIBLANCA
¿Y tú me correspondes?

JULIAN
Con frenesí.

MARIBLANCA
¿Y nunca has de olvidarme?

JULIAN
Lo vais a oír.
Cuando dice un madrileño
«mi dulce dueño!»
a la prenda de su amor
y la jura ser constante
más que su amante,
su consuelo y protector,
jamás la olvida
ni el labio miente,
que un alma ardiente
latiendo está:
y amor tan firme,
lazo tan fuerte
sólo la muerte
desunirá.
Como me quieras
te he de querer:
por estas cruces lo has de creer.

MARIBLANCA
Cuando dice un madrileño
mi dulce dueño,
la que es prenda de su amor
y le jura fiel amante,
si él es constante
no pagarle con rigor,
jamás le olvida, etc.
Nadie ha ganado a constantes
a las hijas de Madrid.

JULIAN
Pues lo que es los madrileños
darán mucho que decir.
Venga esa mano.

MARIBLANCA
Ya te la di.

JULIAN
Dios te bendiga!

LOS DOS
En dos pedernales
Madrid se fundó,
y es tierra de fuego
y abrasa el calor:
y hay unas mujeres
con cara de sol,
que tuestan el alma
con el corazón.
Todas son chispas
y es una hoguera:
unos las toman
y otras las echan,
y hay un gran río
que nos refresca:
ay! ay! ay! y si hay dos que se quieran
ay! ay! ay! es la gloria completa.

(Hablado)

MARIBLANCA
¿Conque no me has sido infiel?

JULIAN
Tan infiel como tú has sido.

MARIBLANCA
Sí? Pues punto concluido,
aunque yo te gano a fiel.
—Y ¿ha sido feliz tu viaje?

JULIAN
Feliz: sin sustos mayores,
ahuyenté a tres malhechores
que asaltaban un carruaje.
Yo siempre triunfante quedo.

MARIBLANCA
Y ¿estarás mucho?

JULIAN
Depende
de si aquí el incendio prende
como en Segovia y Toledo.
Avila y su junta santa
dan al alzamiento vida,
y España, en su honor herida,
como un hombre se levanta.
Saliendo de su marasmo
la ciudad desde hoy bendita.
«Mueran los flamencos!» grita
con generoso entusiasmo!
Y mil voces respondiendo:
«Mueran!» al pueblo exasperan,
y de monte en monte «mueran!»
los ecos van repitiendo!
Estrechándose las manos,
hoy por las comunidades
se alzan pueblos y ciudades,
niños, mujeres y ancianos!
La paciencia se ha colmado
y hay que echar a esa gavilla
gritando: «viva Padilla,
vivan Bravo y Maldonado!»
Si triunfan los imperiales
y adversa nos es la suerte,
buscaremos en la muerte
el remedio a nuestros males.
Que a quien lucha con valor
la derrota no deshonra;
vale más morir con honra
que no vivir sin honor!

MARIBLANCA
Dices bien; me agrada oír
tan digno y robusto acento;
mujer y todo me siento
decidida a combatir!

JULIAN
Darles aliento procura:
hoy de todos necesito,
que Madrid responda al grito
y la victoria es segura.


ESCENA XV

Dichos, Tribulete, a poco Margarita, encubierta, después Vander. Tribulete entra corriendo por el fondo y mirando atrás.

TRIBULETE
Me he adelantado.

MARIBLANCA
En?

JULIAN
¿Quién llega?
Tribulete!

TRIBULETE
Hola, Julián!
Bien venido!

MARIBLANCA
¿Qué te pasa?

TRIBULETE
Traigo a una dama detrás;
se ha empeñado en perseguirme;
es una fatalidad.

JULIAN
Tribulete siempre el mismo,
tan bullicioso y jovial.

TRIBULETE
Está lejos. (Mirando hacia la calle)

MARIBLANCA
Ilusiones!
No eres tan guapo y galán
que se mueran las mujeres
sólo de verte pasar.

TRIBULETE
Pues ya se han muerto bastantes.

JULIAN
Sí, por no verte quizás! (Se ríen)

TRIBULETE
Eso es envidia!

MARGARITA
(En el fondo) (Aquí ha entrado)

MARIBLANCA
Una señora!...

TRIBULETE
Ahí está.

MARGARITA
(No sé por qué dudo y tiemblo!)

TRIBULETE
Entrad y os podéis sentar.
Vendrá de fijo.

MARGARITA
Pues entro.

TRIBULETE
Refrescando le aguardáis.

(Margarita se sienta en un extremo. Va con el manto echado)

JULIAN
Es una dama.

MARIBLANCA
Es extraño!

JULIAN
No, pues por él no vendrá.

TRIBULETE
¿Eh? ¿qué tal? ¿Son ilusiones?
Creo que eso es realidad.

JULIAN
Campanero, tienes gusto.

TRIBULETE
Es cosa muy natural!
Me las campaneo solo
y que rabien los demás.

(Va al mostrador a servir un vaso de agua de aloja a Margarita)

MARGARITA
(Su voz! No me engaño, es él!)
Ya qué tengo que dudar?

JULIAN
Ven, sentémonos y hablemos
con toda tranquilidad.

VANDER
Buenas tardes. (Saliendo)

TRIBULETE
(Huy, el otro!)

MARGARITA
(Vander!)

MARIBLANCA
(Vander!)

JULIAN
¿Qué te da?

MARIBLANCA
Nada.

JULIAN
Creí...

TRIBULETE
(Me parece
que muy pronto va a tronar)

(Lleva el refresco a Margarita y por señas la dice que aquel es Vander)

VANDER
Dios bendiga a Mariblanca,
encanto del arrabal,
arisca siempre conmigo
su más rendido galán.
¿Me quieres ya?... ¿No contestas?

MARIBLANCA
(No le hagas caso)

JULIAN
(Es audaz!)
Cuando está hablando con otro
no acostumbra a contestar.

VANDER
No hablaba con vos.

JULIAN
No importa:
contesto yo y es igual!

TRIBULETE
(Tendré que tocar a nublo!)
(Bajando al proscenio)

MARIBLANCA
Oye, tú le servirás. (A Tribulete)
(Es alcaide del alcázar) (A Julián)

JULIAN
(Muy insolente y procaz!)

VANDER
(Di: ¿quién es ese soldado?) (A Tribulete)

TRIBULETE
(Es Julián, su novio)

VANDER
(Ah!)

TRIBULETE
(Rabia!)

VANDER
(Dormirá en la cárcel!)

MARIBLANCA
¿De mí tal vez dudarás?

JULIAN
Oh, nunca!

MARIBLANCA
Si él me pretende,
yo le desprecio y en paz.


ESCENA XVI

Dichos, Blomberg, por el fondo.

BLOMBERG
(Ya habrá venido)

TRIBULETE
(Ahora el otro!)
(Más flamencos; agua va!)

BLOMBERG
(Vander!)

VANDER
¿Qué ocurre?

BLOMBERG
Noticias
de la mayor gravedad.

(Tribulete se acerca y oye lo que hablan)

VANDER
(Después hablaremos de eso.
Vas ahora mismo a mandar
que prendan a ese soldado
que con Mariblanca está:
no hay otro en la alojería)

TRIBULETE
(Le prenden! Pobre Julián!)
¿Queréis algo? Agua de aloja,
ó cebada, también hay.

BLOMBERG
(No)

VANDER
(Que de aquí nadie salga)

BLOMBERG
(Descuidad, pronto vendrán)

(Váse por el fondo)


ESCENA XVII

Dichos, menos Blomberg, el Tío Andrés entra y tropieza.

ANDRES
Ave-María Purísima;
qué modo de tropezar!

JULIAN
(Levantándose y yendo a saludarle)
El tío Andrés!

MARIBLANCA
Ya tardabais...

ANDRES
El cojo es muy charlatán!

TRIBULETE
(Yo he de salvarle. Mas ¿cómo?
Esa es la dificultad)

MARGARITA
(Su inconstancia es manifiesta;
¿qué más pruebas quiero ya?)

TRIBULETE
Julián!

JULIAN
¿Qué?

TRIBULETE
Vente conmigo.

JULIAN
¿A qué?

TRIBULETE
Te voy a salvar.
Va anocheciendo y es fácil...

JULIAN
Pero...

TRIBULETE
Por ella lo harás.
—Tú, me le llevo a ese cuarto,
a ti el ruido te hace mal.
Es un cuarto sin salida
y no se te ha de escapar.
(Se queda el tío, no temas!)

MARIBLANCA
Bien, que haga su voluntad.

JULIAN
Saldré pronto.

TRIBULETE
(Anda, ¿y la otra?
Si le araña, bien hará!)

(Entran Julián y Tribulete en el cuarto da la. izquierda)


ESCENA XVIII

Dichos, menos Julián y Tribulete.

MARIBLANCA
Sin duda es alguna broma.

MARGARITA
(Ya es demasiado esperar;
voy a descubrirme)

VANDER
(Levantándose) (Bravo!
me deja el campo el rival)

ANDRES
(Se me anda la tienda! Creo
que he bebido por demás)

(Se sienta en el mostrador y se queda dormido hasta la entrada del Coro)

VANDER
Mariblanca, una palabra.

MARIBLANCA
Ved que en vano os molestáis.

VANDER
Me has de oír: ya tus desdenes
agotaron mi bondad.
Ese rival preferido
tan sólo risa me da;
ni podrá triste avecilla
luchar con el gavilán.

MARIBLANCA
Mi corazón le prefiere:
es honrado y es mi igual.
Olvidadme; quizá en Flandes
dama que os quiera tengáis.

VANDER
Amorcillos pasajeros;
estoy libre para amar.

MARGARITA
(Infame!) (Bajando)

VANDER
Tú has de quererme,
y mira que soy tenaz....

MARIBLANCA
Ved que una dama os escucha
y es falta de urbanidad.

VANDER
De dama que se recata
yo no me he de recatar.
—Ser mi amiga te conviene,
Mariblanca, ven acá:
voy a darte como amigo
un abrazo fraternal.

MARIBLANCA
Oh, nunca! —Tío Andrés!...

ANDRES
(Despertándose) ¿Qué pasa?

VANDER
Cuando yo me empeño!...

MARIBLANCA
Atrás!
pediré socorro!

VANDER
El caso
es ver si sale Julián


ESCENA XIX

Dichos, Blomberg y Coro.

(Música)

MARIBLANCA
¿Quién me ampara? Favor, socorro!

(Se abre la puerta de la izquierda y aparece Julián, pero Tribulete sale detrás y le obliga a entrar)

VANDER
 ¿Por qué gritas, si no hay motivo?

MARGARITA
Alto, Vander!

VANDER
¿Quién me detiene?

MARGARITA
Una dama.

VANDER
(Con ironía) Pues me retiro.

BLOMBERG
¿Qué sucede? (Por el fondo)

VANDER
Que esa tontuela
se ha asustado y empieza a gritos!

BLOMBERG
Di la orden. —Más gente viene!

VANDER
¿Tú quién eres?

MARGARITA
Soy tu castigo!

CORO
(Hombres y mujeres entrando por el fondo)
Nos llama Mariblanca
y todos acudimos,
que el arrabal entero
la quiere con delirio.
—¿Quién osa molestarte?
¿Quién es el atrevido
que ultraja a Mariblanca?
¿Quién es? al punto dilo,
dilo, dilo.

MARGARITA
(A Mariblanca)
(Te protejo, no digas nada)

MARIBLANCA
(Mas ¿quién sois?)

MARGARITA
(Yo te lo suplico)

VANDER
Se ha asustado sin causa alguna.

BLOMBERG
Retiraos, ya habéis oído.

MARIBLANCA
Soy miedosa y pedí socorro,
mas mi vida no está en peligro.

VANDER
(Yo sabré quién es esa dama)

MARIBLANCA
Os doy gracias, podéis ya iros.

VANDER
Y tú, hermosa, levanta el velo.

MARGARITA
¿Para qué?

VANDER
O le alzaré yo mismo.

MARGARITA
No hace falta; ya que te empeñas
ve quien soy y estarás tranquilo.

(Se alza el velo)

VANDER
Margarita! No es un sueño!
A espiarme vino aquí.

CORO
¿Quién será esa Margarita
qué a espiarlo vino aquí?

VANDER y BLOMBERG
El galán enamorado,
girasol de las hermosas,
suele en lides amorosas
no ser siempre el vencedor.
Si hoy los celos han traído
a mi/su bella prometida,
yo/él calmar sabré/sabrá en seguida
los recelos de su amor.
Audacia y ungimiento
mis/sus armas son,
y cobra nuevo aliento
luchando mi/su pasión.

MARGARITA
El galán enamorado, etc.
—Si hoy los celos me devoran
porque soy su prometida,
arrancar sabré en seguida
los recuerdos de mi amor.
Si audacia y fingimiento
sus armas son,
voluble como el viento
será su corazón.

MARIBLANCA
El galán enamorado, etc.
—(Es sin duda alguna dama
de los celes inducida,
que hoy a Vander ofendida
pide celos de su amor)

ANDRES y CORO
(Esta es sin duda
alguna dama
que le reclama
amor y fe.
Pero es flamenco
y no se para,
porque hace cara
a cuantas ve.
Por de pronto
le dio un sofocón.
Qué lástima de horca
se pierde este bribón!)

VANDER
(A Margarita)
Señora, dadme el brazo
si vais hacia el alcázar.

MARGARITA
(A Mariblanca)
Irás a visitarme?

MARIBLANCA
Señora, iré mañana.

MARGARITA
Acepto muy gustosa.

VANDER
Prudencia!

MARGARITA
Tuve harta.

BLOMBERG
(Al ver aparecer en la puerta a los Roldados)
Esperan los soldados.

VANDER
Que cumplan la orden dada.
—Julián ha entrado ahí dentro;
prendedlo: viene de Avila.

(Vánse Margarita, Vander y Blomberg. Los soldados les dejan paso)


ESCENA ULTIMA

Dichos, menos Margarita, Vander y Blomberg. A poco Tribulete. Media luz en la escena. Sigue la música. Movimiento de indignación en el pueblo.

MARIBLANCA
Es Julián, van a prenderle!

CORO
Lo sabremos impedir!

(Los soldados presentan los arcabuces)

MARIBLANCA
Calma, amigos, no es tiempo.

SOLDADO
Julián, que salga!

(Golpeando en la puerta del cuarto de la izquierda por donde entró Julián con Tribulete)

TRIBULETE
(Sacando la cabeza aparece con parte del traje de Julián, en la forma que parezca más conveniente)
Yo soy Julián.

SOLDADO
Pues a la cárcel!

TRIBULETE
Vamos allá!

MARIBLANCA y CORO
(Te salvaremos!)

TRIBULETE
No soy Julián,
soy Tribulete!

(La noticia corre con rapidez)

TRIBULETE y CORO
Vamos andando,
una, dos, tres,
se la he/ha pegado
por esta vez.
Ars! ars! ars!
siga la broma
y flín, flan, flín, flan!

(Todos marcan el paso. Final cómico. Cae el telón)


FIN DEL ACTO PRIMERO


ACTO SEGUNDO


CUADRO TERCERO


DOS CORAZONES A PRUEBA

Habitación da Margarita en el alcázar: puerta al fondo.


ESCENA PRIMERA

Tribulete y Doncellas, que se hallan sentadas en grupos, haciendo labores. A poco de alzarse al telón aparece Tribulete, por el fondo.

(Música)

TRIBULETE
¿La señora Margarita?
Viene a verla Tribulete.

DONCELLAS
(Levantándose y dejando la labor)
Tribulete, el campanero.

TRIBULETE
Que saluda a sus mercedes.

UNAS
Qué oportuno!

OTRAS
Qué gracioso!

UNAS
Qué moreno!

OTRAS
Qué ojos tiene!

TRIBULETE
(Cuánta chica y cuánta guapa!
Es que son de rechupete!)

CORO
Dicen todos en la villa
que eres listo y ocurrente.

TRIBULETE
Lo decía ya mi abuela
cuando yo era un mequetrefe.

CORO
Cuéntanos alguna historia.

TRIBULETE
Es que yo...

CORO
Sé complaciente.

TRIBULETE
Os diré las campanadas
que dan siempre las mujeres
cuando llaman a un marido
que las quiera y las despene.

CORO
Ay, sí, ay, sí!...
Nos vas a hacer reír!

TRIBULETE
Llegaos aquí
y os haré reír.
La niña de diez y siete
de rostro fresco y encantador,
capullo que ya promete
ser luego linda y lozana flor;
si al verse desamparada
busca consuelo en su soledad,
con sólo una campanada
está ya en ascuas la vecindad.
Y con que toque
tan solo ¡tan!
mozos, jóvenes y viejos
a hacerla cocos acudirán.

CORO
Pues con que toque, etc.

TRIBULETE
Mas si es flor que sobre el tallo
pronto el invierno marchitará,
con la pata ya de gallo
que a la jamona vendiendo está,
sí envidiando a las casadas
no quiere palma para morir,
aunque dé seis campanadas
pocos maridos verá venir.
Aunque repita
tan, tan, tan, tan,
sólo habiendo olor de dote
los pretendientes acudirán.

CORO
Aunque repita, etc.

TRIBULETE
Y si mustia y desdentada,
aunque en la cara se dé charol,
una vieja alborotada
sale sus gracias luciendo al sol,
y buscando va un marido
que a su alma ardiente consuelo dé,
no hallará quien diga: «Envido»
aunque a rebato tocando esté,
por más que toque
tan, tan, tan, tan:
«es que toca ya a su entierro»
niños y viejos exclamarán.

CORO
Por más que toque, etc.

TODOS
Solteras, uno,
jamonas, tres,
y luego a vuelo
y no hay de qué.
Toquemos fuerte
Tocad muy fuerte
que suele haber
muchos galanes
que no oyen bien.
Tan, tan,
tan, tan.


ESCENA II

Dichos, Margarita.

(Hablado)

MARGARITA
Eh! ¿qué es esto?

TODAS
La señora.

MARGARITA
Salid pronto de esta cámara!
¿Lo oís? inmediatamente! (Salen todas)

TRIBULETE
Señora!...

MARGARITA
Un hombre! Qué audacia!

TRIBULETE
Soy Tribulete, el que ayer
os habló aquí en el alcázar
y os llevó a la alojería
a ver a la Mariblanca.

MARGARITA
(Se sienta como distraída)
Ah, sí! Diré que te entreguen
cien ducados: eso basta
para pagarte el servicio
que me hiciste.

TRIBULETE
Muchas gracias.

MARGARITA
(¿Cómo sabré si está preso?
Mi ansiedad es extremada!)

TRIBULETE
Yo venía...

MARGARITA
¿Aún no te has ido?
Haré que te echen!

TRIBULETE
No, ¡cascaras!
(Pues señor, esta flamenca
le ha picado hoy la tarántula!
Si me voy como he venido
me quedo per istam sanctam.
No me marcho sin pedirla
que me ampare en mi desgracia)
Pero señora, por Dios,
¿no me oiréis ni una palabra?
Ayer cuando aquí me hablasteis
no os volví la espalda. (Trágala!)

MARGARITA
Bien, habla pronto.

TRIBULETE
En dos meses
no tocaré las campanas
y ayunaré sin querer
no estando en Semana Santa.
Dadme en vuestra servidumbre
una ocupación análoga,
ó haced que el señor alcaide
de trompetero me traiga.

MARGARITA
Y ¿quién te impuso esa pena?
Nunca sería sin causa.

TRIBULETE
El párroco de San Pedro,
el que en mis campanas manda.

MARGARITA
Vete, ya hablaré por ti.

TRIBULETE
Fue por amor a la patria;
por salvar a un español
recién llegado de Avila.
Quizá os acordéis de uno
que en la alojería estaba
que le llamaban Julián.

MARGARITA
(Levantándose apresuradamente)
¿Julián has dicho? Habla, habla!
Vander dijo a los soldados:
«Prendedle, está en esa estancia;»
una en que entraste con él:
yo salía y no sé nada.
¿Está preso?

TRIBULETE
No.

MARGARITA
¿No? Siéntate.

TRIBULETE
(Qué cambio! Yo estoy en Babia!)

MARGARITA
Cuenta todo como ha sido,
y despacito, con calma.

TRIBULETE
(Lo dicho: que esta flamenca
debe ser algo maniática!)

MARGARITA
Empieza, y refiere el caso
con todas sus circunstancias.

CORO
Pues Julián nació en Madrid,
corno Cariblanca, y se aman.

MARGARITA
Eso a mí nada me importa!
Cuento...

TRIBULETE
(Vuelve a estar de malas!)
Empiezo. —En la alojería,
después de Vander, —buen maula,—
dispensad, entró Blomberg,
otro de su misma casta.
Al estar sirviendo aloja
casualmente oí que daba
orden de prenderle, y dije:
Tribulete ¿no le salvas?
Julián viene a asuntos propios
de muchísima importancia
y necesita estar suelto
para estar más a sus anchas.

MARGARITA
¿Tú le llevaste a aquel cuarto?

TRIBULETE
Con su intríngulis: trataba
de que por él me llevasen
a la cárcel.

MARGARITA
Tiene gracia!

TRIBULETE
Le dije mi plan: se opuso,
le hice ver que es buena táctica
parar siempre el primer golpe
y después quedarse en guardia.
En fin quieras que no quieras
llevé adelante la farsa.
Cogí su capa y birrete,
la luz era muy escasa;
«Julián que salga,» —dijeron—
—Ya voy, —contesté,— y en marcha.

MARGARITA
Pero ¿y luego?

TRIBULETE
En San Ginés
daban el toque de animas
y entré gritando en la iglesia:
«Asilo, y que Dios me valga.»
Se marcharon los soldados
llenos de cólera y rabia:
el párroco avisó al mío,
que vino a buscarme al alba.
Se enteró el corregidor
y por medida arbitraria,
me han condenado en dos meses
a no tocar las campanas.
Aún no bajé al arrabal,
vine aquí como una bala:
creerán que sigo en la iglesia
y que si salgo me atrapan.

MARGARITA
Descuida, tu noble acción
a mis ojos te realza.
Cuenta conmigo.

TRIBULETE
A las horas
de comer, vendré sin taita.
—Pero aunque imprudencia sea,
siendo vos de tierra extraña ...
¿cómo os interesa tanto
Julián? porque es cosa rara!

MARGARITA
Qué te importa?

TRIBULETE
¿A mí? ni pizca!
(¿Volvemos a las andadas?)

MARGARITA
retírate y nada temas.

TRIBULETE
(Yo creo que está tocada)


ESCENA III

Dichos, Blomberg, fondo.

BLOMBERG
Señora, con su permiso...

TRIBULETE
(Huy, ¿qué vencejo?)

MARGARITA
¿Quién es?

TRIBULETE
(¿Si vendrá por mí? —Socorro!)

BLOMBERG
Vander desea saber...

MARGARITA
¿Cuándo puedo recibirle?
De mi cuarto no saldré;
puede venir cuando guste.

BLOMBERG
Apreciará tal merced.

TRIBULETE
¿Y yo, señora?

MARGARITA
Un momento.
—Podéis decirle también
que tengo por este joven
un verdadero interés.

BLOMBERG
Le conozco: es Tribulete,
y arma más ruido que diez.

TRIBULETE
Porque se puede, amiguito,
y perdone su mercé.

MARGARITA
Que no le moleste nadie.

TRIBULETE
Mucho oído, don Blomberg!

MARGARITA
Y si es posible, le ruego
que algún empleo le den.

TRIBULETE
Mil gracias, señora mía,
me voy, y os beso los pies
y las manos...

MARGARITA
Basta, basta.

TRIBULETE
Bien, pues ahí me quedaré.

BLOMBERG
¿Vamos?

TRIBULETE
Saldré solo.

MARGARITA
Escucha:
si quieres, puedes traer
a Julián; deseo hablarle.

TRIBULETE
¿Yo? Pues bonito papel!

MARGARITA
¿Lo harás?

TRIBULETE
Bueno.

BLOMBERG
Ven conmigo
y así a Vander puedes ver.

TRIBULETE
Voy.

BLOMBERG
(Me pagarás la broma!)
Anda.

TRIBULETE
El más joven después.

(Salen por el fondo)


ESCENA IV

Margarita.

MARGARITA
Harto su intención comprendo,
Vander desea tal vez
disculpar su inconsecuencia
y prevenir mi desdén.
Vano empeño! Su cariño
amor a mi dote es:
vine en alas de los celos
y a tierra me hacen caer.
¿Vendrá Julián? ¿Por qué no?
Ser agradecida es ley,
y quiero darle las gracias
por su noble proceder.
Pero me engaño a mí misma:
no es gratitud, bien lo sé;
es amor lo que a él me lleva,
es quizá una insensatez.
El ama a otra, y sin duda
será a su cariño fiel...
Debo renunciar... Mas ¿cuándo
renuncia quién ama bien?
Qué encontrados sentimientos!
Me falta aire! (Asomándose a la ventana)
¿Por qué
de ese convento los muros
no dejan el cielo ver?
Qué edificio tan sombrío...
Pero ¡no me engaño! ¿Aquel
que a la puerta del alcázar
está?... es Julián! Sí; él es!
Pues la suerte aquí le trae,
cumpliré con mi deber
mostrándome agradecida
a quien ya el alma entregué.
Corazón, no le descubras
que latiendo estás por él:
mi decoro lo demanda
y lo pide mi altivez.


ESCENA V

Margarita. Julián, después la Doncella.

JULIAN
Oh, señora! dispensad,
sin duda me equivoqué.
Buscaba a Vander...

MARGARITA
¿Por qué
no habéis de pasar? Entrad.
Si de hidalga consecuencia
el español tiene fama
debe alegrarse la dama
que se honre con su presencia.

JULIAN
Yo soy el que se honrará.

MARGARITA
¿Mi rostro habéis olvidado?

JULIAN
Perdonad...

MARGARITA
¡Habréis salvado
a tantos la vida ya!...
Tendréis recuerdos mejores.
Fue en vuestro último viaje...
cerca de Avila... un carruaje
que asaltaron malhechores.

JULIAN
Oh, sí! sobre ellos cerré!...

MARGARITA
Y yo la vida os debí.

JULIAN
Perdón, si no os conocí,
insigne torpeza fue.

MARGARITA
¿Por qué? quien hace un favor
que lo olvide es falta leve:
quien lo recibe es quien debe
no olvidar al bienhechor.
—Y ¿a qué veníais aquí?

JULIAN
A Vander hablar quería.
Ayer en la alojería
prendieron a uno por mí.
Cedí por debilidad,
pero arrepentido estoy,
y vengo a decir: «yo soy,
y ponedle en libertad.»

MARGARITA
¿No es Tribulete? Ha salido
ha poco de este aposento:
mas, creedme, andad con tiento
y vivid muy prevenido.
En mí una amiga tenéis.

JULIAN
Tanto favor agradezco.
Señora...

MARGARITA
Os vais? ¿No merezco
que por más tiempo me honréis?
Mas quizá estuve imprudente
si os espera alguna dama,
que venturosa se llama
con el amor de un valiente.
Ahora empezáis a vivir
y ya tenéis al amar;
si mucho que ambicionar,
mucho más que conseguir.

JULIAN
¿Por qué? Ambicioso no soy:
hijo del pueblo nací,
por el pueblo combatí
y de él no reniego hoy.
Loca fortuna no ansío,
y para amar he buscado
un corazón puro, honrado
y plebeyo como el mío.
Quizá la dama elevada
a quien osado aspirase,
mi ardiente pasión tachase
de pasión interesada.
Y yo soy muy altanero;
me humilla el menor favor:
yo doy amor por amor,
no amor por fausto ó dinero!
No me inspira la ambición
ni en loca pasión me inflamo:
Dios, mi patria y la que amo
mi dicha y mi gloria son.

MARGARITA
Noble arrogancia!... dichosa
la que es amada y os ama,
y en Madrid más de una dama
de ella ha de estar envidiosa.

JULIAN
Ya detenerme no puedo.

DONCELLA
Señora! (Saliendo)

MARGARITA
¿Quién?

DONCELLA
Vander.

JULIAN
Ah!

MARGARITA
Puede entrar. —¿Os vais?

JULIAN
Me quedo.


ESCENA VI

Dichos, Vander.

(Música)

VANDER
Su permiso solicito.

MARGARITA
Concedido.

VANDER
(Aquí Julián!)
Os ofrezco mis respetos.

MARGARITA
Sois galante por demás.
Ved al joven denodado
que mi vida fue a salvar.

JULIAN
Mi deber hice tan solo!

VANDER
Os admiro.

JULIAN
Y me envidiáis.

VANDER
¿Yo envidiaros?

JULIAN
Sí tal.

VANDER
No os comprendo.

JULIAN
Escuchad.
Amo a una joven gentil y hermosa
que es la delicia del corazón;
y ella alma pura, niña amorosa,
paga con creces esta pasión.
A Mariblanca con torpe intento
tierno cariño queréis mentir;
y vuestras frases las lleva el viento
y vuestro afecto le hace reír.
Y mirad que no está sola,
que Madrid la ha de amparar,
y jamás a una española
un flamenco ha de burlar!

(Véase la partitura)

(Hablado)

JULIAN
Permitid ahora que os deje.

MARGARITA
Aguardad, también yo salgo.
Si no habéis visto el alcázar,
lo veréis.

JULIAN
Si es vuestro agrado...

VANDER
Capitán, mucha prudencia,
porque no siempre hay a mano
un campanero que amable
se disfrace por salvaros.

JULIAN
Venía a que me prendieseis.

VANDER
Pues, a deshacer el cambio.
Le sirvió el asilo, y luego
de una alta dama el amparo.

MARGARITA
El mío, no lo olvidéis.

VANDER
Cumpliré vuestro mandato.

JULIAN
Pues consejo por consejo.
Señor Vander, sed muy cauto.
No bajéis al arrabal,
que anda muy alborotado!

VANDER
Cuando me dan un consejo
hago siempre lo contrario.

MARGARITA
Quedad con Dios.

VANDER
Servidor.
¿Nada mandáis?

MARGARITA
Nada mando.

VANDER
¿Permitiréis que me quede?...

MARGARITA
Haced lo que os plazca. —Vamos.

(Salen por el fondo Margarita y Julián)


ESCENA VII

Vander, a poco Blomberg.

VANDER
Todo ello es cuestión de celos:
el amor no entra tan rápido.

BLOMBERG
Son ellos. (Por el fondo)

VANDER
Sí, Margarita
y mi rival.

BLOMBERG
Es extraño.

VANDER
Le salvó la vida, y quiere
que al verle pase un mal rato.
Es sólo agradecimiento.

BLOMBERG
De eso al amor no hay un paso,
Pues poca gracia tendría
que así por arte del diablo,
el novio de Mariblanca
os quitase ese bocado.

VANDER
Bah!

BLOMBERG
Aún os queda la alojera.

VANDER
Pero más pierdo que gano:
una cosa es el capricho
y otra...

BLOMBERG
El negocio metálico.
—Hablemos de cosas serias.
Se va a publicar un bando
para que los carreteros
muden al punto de barrio.

VANDER
¿Qué noticias hay?

BLOMBERG
Muy malas.

VANDER
¿Eres pesimista!

BLOMBERG
Algo.

VANDER
Ve si alguien escucha y cuenta
lo que sepas bueno ó malo.

(Dirigiéndose al fondo)

BLOMBERG
No me engaño; Mariblanca
se dirige hacia este cuarto.

VANDER
Vendrá a ver a Margarita
y Julián aquí: si acaso
por despecho... deja que entre,
yo he de vengarme de entrambos.

(Se hacen a un lado. En cuanto entra Mariblanca sale Blomberg, a quien da instrucciones Vander)


ESCENA VIII

Mariblanca, Vander.

MARIBLANCA
Ha salido esa señora
y voy a esperarla aquí;
por el pobre Tribulete
vengo indulgencia a pedir.

VANDER
Bien venida, Mariblanca.

MARIBLANCA
Oh, Vander!

VANDER
Huyes de mí?

MARIBLANCA
Vengo a ver...

VANDER
Sí, a Margarita.
Ahora acaba de salir
con Julián; son muy amigos!...
vino a verla...

MARIBLANCA
¿Qué decís?

VANDER
De un peligro la ha salvado
y ella lo agradece: en fin,
que si él pretende a esa dama
me quita la mía a mí.

MARIBLANCA
Imposible!

VANDER
Y ¿por qué? ¿Acaso
no le podrá sonreír
verse rico y verse noble,
que es ser dos veces feliz?
Tú ¿qué le ofreces? Cariño
y un alma pura, eso sí;
pero en la modesta esfera
en que siempre has de vivir.
Él es valiente, arrogante,
y está en la edad juvenil
en que la ambición ofrece
deslumbrante porvenir.

MARIBLANCA
Callad!

VANDER
Deja que su vuelo
se remonte hasta el zenit,
que no han de faltar galanes
que te amen con frenesí.

MARIBLANCA
Permitidme que os lo diga.
Tenéis un alma muy ruin,
y os equivocáis creyendo
que es la de Julián así.

VANDER
Los hechos hablan muy alto.

MARIBLANCA
Atrás, dejadme salir!

VANDER
Mira por esta ventana
—que es la que cae al jardín,
quizá se estén paseando.
Oh, sí! Míralos allí.

MARIBLANCA
(Dirigiéndose a la ventana)
Es verdad; pero no importa.

VANDER
Y ¿aún lo dudas? infeliz!
Y el diálogo es animado!
(Diablo! pudiera ocurrir
que en broma perdiera el dote;
pues es un grano de anís!
—Voy a que el diálogo cese;
quitar el mal de raíz)
Adiós, Mariblanca, espera,
que ahora mismo va a venir.

(Sale por el fondo)


ESCENA IX

Mariblanca

(Música)

MARIBLANCA
Si le seducen la riqueza
y de esa dama la hermosura,
pronto a sufrir el alma empieza,
pronto se nubla mi ventura.
Hija del pueblo, de oscuro nombre,
sin más tesoros que un alma honrada;
embebecida escuché de un hombre
la frase tierna y apasionada.
El era digno de amor más alto,
pero en amarme se complacía:
y de cariño y consuelo falto
halló el amparo del alma mía.
Si hoy le llama
la ambición
y da a esa dama
su corazón;
si hoy me olvida
amante infiel
y mi alma y vida
se van irás él,
yo le perdono,
no guardo encono
a ese traidor,
aunque el alma que en él ha vivido
como el pájaro ausente del nido,
muera triste de angustia y dolor.
Mas no puede ser:
yo soy la mujer
que siempre amará:
yo soy su dulce dueño,
alma mía, ha sido un sueño,
alégrate ya!

(Hablado)

Es imposible: esa dama
no me robará su amor:
mas no debo rebajarme
a pedir su protección


ESCENA X

Mariblanca y Margarita.

MARGARITA
(Es ella, sí, Mariblanca!
Oh! Vander no me engañó!)

MARIBLANCA
(Debo salir)

MARGARITA
Bien venida.

MARIBLANCA
Señora, quedad con Dios.

MARGARITA
¿Pues no venías a verme?

MARIBLANCA
He cambiado de intención.

MARGARITA
¿Tal vez con Julián me viste
y me tienes miedo?

MARIBLANCA
¿Yo?
¿Qué mal os hice, señora?
Me pedisteis un favor;
no os conocía, y no obstante
callé.

MARGARITA
Las gracias te doy.

MARIBLANCA
No es necesario. —He venido
porque me dijisteis vos...

MARGARITA
Que honraras mi casa, justo,
y te agradezco el honor...

MARIBLANCA
En vuestra bondad fiada
venía a pediros hoy
por un compatriota preso.

MARGARITA
Sí, por equivocación.
¿Es Tribulete? Está libre.
De una iglesia se amparó,
y además yo le protejo.

MARIBLANCA
Dios os lo premie! —Me voy.

MARGARITA
¿Tan pronto? Dime, ¿y si ahora
mi amistad te ofrezco yo?

MARIBLANCA
Sentiría do aceptarla
y os pediría perdón.

MARGARITA
Pero ¿y por qué?

MARIBLANCA
Hija del pueblo
franca en mis afectos soy,
y nunca disfraza el labio
lo que siente el corazón.
Si a Julián debéis favores
y vos ingrata no sois,
que le tengáis es muy justo
afectuosa estimación..
De su cariño no dudo;
mas perdonad; si de él no,
de vos sospechar podría
que me envidiarais su amor:
que en tanta estima le tengo,
que le juzgo, sin pasión,
digno de honrar a la dama
que más ilustre nació.
Vos sois dama y yo plebeya,
hay distancia entre las dos,
y nuestra amistad sería
un disfrazado favor.
Aguila sois; orgullosa
alzad el vuelo veloz
a más altos horizontes
llenos de luz y esplendor,
y dejad a la avecilla
que en nido humilde nació,
que viva oculta al abrigo
de su pobreza y su amor.
Dejadme el solo tesoro
que ha querido darme Dios;
despreciadme por pequeña,
por grande os desprecio yo!

MARGARITA
¿Prefieres ser mi enemiga?
No he visto orgullo mayor!

MARIBLANCA
No enemiga: indiferente
debiera ser para vos.

MARGARITA
¿Y Julián te ama? Imposible!
Yo también le amo!...

MARIBLANCA
Ilusión.
Llamáis amor a un capricho
que en gratitud se trocó!
No me es infiel, me lo dice
de mi corazón la voz:
y aun viéndole a vuestro lado
no le he creído traidor.

MARGARITA
Eres mi rival; yo aspiro
a ganar su corazón,
y he de luchar noblemente,
¿lo oyes? porque noble soy!

MARIBLANCA
No me ganáis en nobleza,
que es más noble mi pasión,
porque yo amo lo que es mía
y lo que es ajeno vos. —Me retiro.

MARGARITA
Mariblanca,
yo lucharé con tesón.

MARIBLANCA
Yo he triunfado ya sin lucha!
Que Dios os proteja,

MARGARITA
Adiós,

MARIBLANCA
Confío en su amor.

MARGARITA
(Oh! dignos
el uno del otro son!)

(Mariblanca sale por el foro y Margarita por 1a derecha)


CUADRO CUARTO


LA CALLE DE CARRETAS

Calle de Carretas. Casas de un piso con puertas y ventanas practicables. En una de las tiendas se lee el rótulo (Alojería) Carretas sueltas, que a su tiempo deberán ser colocadas para cerrar las entradas de las boca-calles.


ESCENA XI

Carreteros.

(Música)

CORO
Somos los amos
de este arrabal,
os carreteros
mejores que hay
y aquí por uso
tradicional
nuestras carretas
sueltas están.
Nadie nos gana
a trajinar,
ni a echar un trinquis
de mostagán.
No más paseo,
en fila ya
y anden las coplas
de la hermandad.

(Se colocan en ala con la tralla en la mano)

El pobre carretero
se gana de comer
sufriendo frío y lluvias
y andando mucho a pie;
mas luego vuelve a casa
y espera la mujer
con todos los chiquillos,
que comen más que diez.
Cuanto más pobre,
sabido es,
siempre hay más bocas
para comer;
mas si hay trabajo
se pasa bien
con los chiquillos
y la mujer,
zís, zas, zís,
que todos los hombres,
zís, zas, zís,
trabajan así;
zas, zís, zas,
que son carreteros
zas, zís, zas,
para trabajar.
Hay baches en el mundo,
y suele suceder
que se le vuelque el carro
al que más listo es;
más si paciencia tiene
y no le falta fe,
se sale del atasco
y a caminar después.
Cuanto más pobre, etc.


ESCENA XII

Dichos, el Tío Andrés y a poco Blomberg.

(Hablado)

ANDRES
Dios guarde a la buena gente!

CARRETERO
Buenas tardes.

ANDRES
Por lo visto
las noticias no son malas
cuando hay canto y rebullicio;
pero es menester cautela;
que anda el lobo prevenido;
no hay que adelantar el golpe,
sino calma y mucho juicio.
Esta tarde de Segovia
deben llegar los amigos,
y vendrán a este arrabal,
que ha de dar el primer grito.
Mientras tanto, punto en boca,
nada de formar corrillos,
sino pasear al sol
como frailes dominicos.
Digo! Ahí asoma un flamenco.
Mucho ojo, porque es mal bicho!

(Los Carreteros se pasean, acercándose, según lo indique el diálogo)

BLOMBERG
(Hola, cuánto carretero! (Por la izquierda)
Pronto mudarán de sitio!)
Oh, tío Andrés, buenas tardes.

ANDRES
Salud y un buen tabardillo!

BLOMBERG
Veo que los carreteros
están hoy muy pensativos.

ANDRES
Piensan hacer un negocio
que ha de serles utilísimo.

BLOMBERG
Mas los negocios se tuercen
cuando empiezan ya torcidos.

ANDRES
Este empezó muy derecho
y habrá de acabar lo mismo.

BLOMBERG
¿Aún no ha vuelto Mariblanca
del alcázar?

ANDRES
No.

BLOMBERG
La he visto
en la habitación de Vander
en un coloquio muy íntimo.

ANDRES
Fue a visitar a una dama.

BLOMBERG
Mató dos aves de un tiro:
halló a Vander casualmente
y dio a su pasión oídos.

ANDRES
La ofendéis!...

BLOMBERG
¿Por qué? ¿No es libre
para ofrecer su cariño
al galán que le parezca
de sus favores más digno?

ANDRES
Mas nunca querrá a un flamenco,
que tiene el gusto más fino.

BLOMBERG
Si es rico y noble, ¿quién sabe?
Son ya tantos atractivos!...
Julián, su novio, allí estaba:
le contó el caso un amigo
y creo que la noticia
le desagradó muchísimo.
Miradle, viene hacia aquí.
Vedle qué descolorido!
Son azares del amor
y percances del oficio.


ESCENA XIII

Dichos y Julián.

ANDRES
Julián!

JULIAN
Tío Andrés!

ANDRES
¿Qué tienes?
Te encuentro ojeroso y lívido.

JULIAN
Nada: vengo del alcázar.

BLOMBERG
Con eso todo está dicho.
Si a Mariblanca vio allí
sentirá horrible martirio,
creyendo infiel a la que era
de sus ensueños el ídolo.

JULIAN
Mentís! Yo de Mariblanca
nunca dudé: en ella fío
y no cruzó por mi mente
pensamiento tan indigno!
Quien calumnie a Mariblanca
es un vil y un fementido,
y sólo lo hará un flamenca
que no sabe adónde vino!

BLOMBERG
Capitán, ved que ese insulto...

JULIAN
Si es insulto, lo repito!
Ya se colmó la medida
y harto en silencio sufrimos!
Id en busca de soldados,
de alguaciles y de esbirros,
que aquí los recibiremos
con luminarias y a tiros!
Y salid pronto de aquí
que si no corréis peligro,
porque el arrabal no quiere
flamencos ni advenedizos!

(Murmullos y movimiento de aprobación en los Carreteros)

BLOMBERG
Ved que os pierde esa arrogancia,
y por más que hagáis prodigios
de valor y bizarría
al fin tendréis que rendiros.

JULIAN
Eso a vos nada os importa,
y aunque saldamos vencidos,
morir matando flamencos
será un placer infinito!

BLOMBERG
Los celos os extravían;
estáis loco y me retiro.
Quedad con Dios.

ANDRES
Hasta nunca.

BLOMBERG
(Mi objeto está conseguido) (Váse)


ESCENA XIV

Dichos menos Blomberg.

JULIAN
Los momentos son preciosos,
los imperiales vendrán,
y es preciso que no encuentren
sin defensa el arrabal.
Avisaré a los amigos
que en otros barrios están
para que esta misma tarde
se subleven a la par.
Así se distraen las fuerzas
del ejército imperial,
y Madrid se une a Segovia
en santa comunidad.
Entre tanto, retiraos.

ANDRES
Obedeced a Julián.

JULIAN
Hasta que a la lucha os llamen
prudencia y tranquilidad!

(Se oye el redoble de un tambor)

ANDRES
¿El tambor? Pregón tenemos!
A su casa cada cual:
no se ha de cumplir el bando,
conque oírlo está de más.

JULIAN
Adiós, amigos, prudencia,
y nuestro el triunfo será! (Váse)

ANDRES
Cada mochuelo a su olivo,
mala sangre y a esperar.

(Entra en la alojería. Los demás se retiran ó entran en sus casas)


ESCENA XV

Mujeres y Carreteros que se asomarán según lo marque la letra a las puertas y ventanas de las casas, luego Tribulete con dos soldados.

(Música)

MUJERES
(Asomándose)
Qué será?
Suena el tambor
rampataplan!
De fijo hay pregón:
lo que pregonan
bueno no será.
Suena el tambor,
hay que asomarse
con precaución.
Sólo media cara
hay que enseñar
a los flamencos
que nos mandan hoy.
¿Qué será?
¿suena el tambor?
De fijo hay pregón,
mucha atención.

TRIBULETE
(Con los soldados)
(Yo convertido en pregonero!
De ese flamenco broma fue;
mas como yo soy campanero
la campanada al fin daré)

(Redoble de tambor)

A todos los vecinos
de este arrabal
calle de broqueleros
que oyendo están,
don Vander, interino
corregidor,
ordena que yo os eche
este pregón.
Oíd, escuchad.

CORO
(Irónicamente)
Rampataplan!

(Se cierran de golpe las puertas y ventanas que luego vuelven a abrirse poco a poco para repetir el mismo juego)

TRIBULETE
En las alojerías
de este arrabal
más de siete personas
jamás habrá,
y el que a los comuneros
muestre afición
irá preso a la cárcel
como traidor.
Se acabó
ya.

CORO
Rampataplan!

TRIBULETE
(Veré si me escapo!)
Vámonos ya,
que hicimos un efecto
piramidal!.

(Se notan en Tribulete movimientos de querer burlar la vigilancia de los soldados. Vánse poco a poco)

CORO
Ya se van,
suene el tambor,
lo que han pregonado
no se cumplirá.
Abur,
con Dios.
Rataplam!


ESCENA XVI

Mariblanca, por la izquierda.

(Hablado)

MARIBLANCA
No la ama, no puede ser,
fuera horrible y desleal.
Desierto está el arrabal:
¿habrá acertado Blomberg?
Le encontré cerca de aquí
y me dijo: «Ve corriendo
que el arrabal está ardiendo
y quizá hagas falta allí.
Parece aquello un volcán:
mas pronto los Carreteros
que ahora se muestran tan fieros,
su cólera amansarán.»
—Quise partir, y al oído
me dijo: «Escucha, de paso,
si alguien murmurase acaso
de que al alcázar has ido,
respóndeles desde luego
que muchas te envidiarán,
que es Vander rico galán.
y en fin, que el amor es ciego.»
—Que villano! Habrá venido
sólo para calumniarme:
mas natía debe importarme,
ninguno lo habrá creído.
—Qué soledad! Me da horror!
¿Se habrá el bando publicado
y todos se han dispersado
devorando su furor?
Eso al flamenco da aliento
y al español desafía:
y juzga que es cobardía
lo que sólo es sufrimiento!
No será: lidiando están
los que a Padilla responden:
si aquí los hombres se esconden,
las mujeres lucharán!


ESCENA XVII

Mariblanca, Coro de Mujeres y Hombres.

(Música)

MARIBLANCA
Venid aquí, mujeres de este arrabal,
insolente ultraje es ese pregón:
resistir debemos en lucha campal,
puesto que los hombres, tan cobardes son.
Venid, venid,
mueran los flamencos
que hay en Madrid!

MUJERES
(Saliendo) Nos llama la que es reina
de este arrabal, etc.

HOMBRES
Nos llama la que es reina,
de este arrabal, etc.,
veréis que los hombres, cobardes no son!

(Gran excitación)

MARIBLANCA
El que de Mariblanca dijere mal
y que oye de un flamenco el falso amor,
la lengua ha de arrancarle por desleal,
que miente cual cobarde calumniador.
Decid, decid,
mueran los flamencos
que hay en Madrid!

CORO GENERAL
El que de Mariblanca, etc.


ESCENA XVIII

Dichos, Vander.

VANDER
Pues mueran los flamencos!

CORO
Vander aquí!

VANDER
Sólo cuando Dios quiera
han de morir.

MARIBLANCA
Sois atrevido.

VANDER
Vengo
solo por ti.

MARIBLANCA
Peligra vuestra vida.
señor, partid.

VANDER
Desprecio esa insensata
canalla ruin!

MARIBLANCA
Quién sin razón insulta
aún es más ruin!

CORO
Muera el flamenco, muera!

MARIBLANCA
Atrás! Lo oís?
Está solo, dejadle.

CORO
Podéis partir.

MARIBLANCA
En busca de tropas al punto marchad
somos comuneros, vos flamenco sois,
así, frente a frente podremos luchar
y al que sucumbiere ampárele Dios!
Partid sin tardar
que el pueblo español
no supo jamás
matar a traición!

CORO
Partid sin tardar, etc.

VANDER
Parto sin tardar,
mas os juro que hoy
la sangre ahogará
esta rebelión! (Váse)

MARIBLANCA
Habrá que luchar
y es fuerza que hoy
muestre el arrabal
su brío español!

CORO
Pues si hay que luchar
veréis como hoy
muestra el arrabal
su brío español.


ESCENA XIX

Dichos, Julián, con paisanos armados (Comparsas). Después Tribulete.

JULIAN
Más de cien amigos al paso hallé.

MARIBLANCA
La primera yo el grito di,
a luchar con ardor y fe,
y el flamenco sucumba aquí!
Será lucha muy desigual;
pero al fin hemos de vencer:
por defensa del arrabal
las carretas hay que poner.

JULIAN
Vengan armas!

MUJERES
Ahí van, ahí van!

(Reparten toda clase de armas)

MARIBLANCA
Yo su brío reanimé.

HOMBRES
Nuestro jefe será Julián.

JULIAN
Sí, y al triunfo os llevaré.

MARIBLANCA
A las carretas!

(Todos se dirigen a colocar las carretas en forma de barricadas. Tribulete saltando de una de ellas)

TRIBULETE
Yo falto aquí:
de mi escondite
por fin salí.

CORO
Es Tribulete!
Pobre de ti,
por pregonero
mueres aquí.

TRIBULETE
Una bandera,
yo soy así,
y cual valiente
moriré aquí.

(Suenan dentro tambores y cornetas)

JULIAN
Los imperiales!
Pronto a la lid!
Viva Padilla,
viva Madrid!

CORO
Los imperiales! etc.

MARIBLANCA
Y por si creen
que espanto dan,
les cantaremos
el flan, flín, flan!

CORO
Sí, sí, cantemos
el flan, flín, flan!

(Cantan la canción del primer acto acompañada dentro por los tambores y cornetas: «Viva Padilla y viva Madrid; » estalla el mayor entusiasmo. Tribulete se sube sobre una carreta y ondeando una bandera, anima al pueblo. Hombres y mujeres agitan las armas y se disponen a la lucha. Cuadro de gran animación y gritería. Cae el telón)


FIN DEL ACTO SEGUNDO


ACTO TERCERO


CUADRO QUINTO


LAS DOS RIVALES

Una habitación del alcázar inmediata a la prisión donde se halla Julián. Mesa y sillas. Telón corto. Preludio de orquesta, antes de levantarse el telón.


ESCENA PRIMERA

Vander, sentado como ligeramente traspuesto. Entra Blomberg por la derecha:

(Hablado)

BLOMBERG
Señor!

VANDER
¿Quién? Blomberg!

BLOMBERG
Si acaso
molesto...

VANDER
(Se levanta) De ningún modo.
—¿Pudiste hablar con alguno
del arrabal?

BLOMBERG
Sí, allí próximo
de San Ginés, en el atrio,
vi al tío Andrés, buen devoto!

VANDER
Hoy termina el armisticio
que he dado a los revoltosos:
no llega ningún correo
y el resultado es dudoso.

BLOMBERG
En el alcázar no hay víveres.

VANDER
La gente gruñe.

BLOMBERG
Y no poco.
Si no nos mandan refuerzos
de su lealtad no respondo.

VANDER
Mas la prisión de Julián,
¿no ha hecho efecto?

BLOMBERG
Sí, de asombro:
mas no ha entibiado los bríos
de aquel rebaño de lobos.
El asalto del alcázar
es plan que acarician todos,
y cumplido el armisticio
han de intentarlo muy pronto.
—Y ¿qué suerte reserváis
a ese Julián?

VANDER
Aún lo ignoro:
puede su vida servirme
de un talismán poderoso.

BLOMBERG
Yo, francamente, os confieso
que es todo un valiente mozo,
y sólo cediendo al número
se entregó de un modo heroico.
Los imperiales huíamos,
—confesarlo no es bochorno,—
que tomar el arrabal
no ha de ser fácil negocio.
Montes de leña y carretas
forman alto promontorio,
detrás del cual se defienden
los madrileños indómitos,
y en uso de los ataques,
—como todos infructuosos,—
nos rechazaron con pérdidas
y fue el desistir forzoso.
Al tratar de replegarnos,
Julián intentó con otros
picarnos la retaguardia
y causarnos más destrozos.
Siguieron el Arenal
de San Ginés tras nosotros,
que hacia el alcázar veníamos
por el camino más corto.
La gente al llegar ya cerca,
se rehízo por decoro,
y Julián se halló entre filas
sin sus amigos y solo:
quiso defenderse en vano:
y ya después de haber roto
la espada, pudo prendérsele
y traerle a un calabozo.

VANDER
La situación es muy crítica.

BLOMBERG
Señor, opino lo propio.
Ya he tanteado el terreno
por si hay que entregarse.

VANDER
¿Cómo?

BLOMBERG
Rendirse a la plebe armada
siempre será deshonroso,
y conviene ganar algo
en vez de perderlo todo.
Hablé al tío Andrés sobre ello
y estuvo muy categórico:
si imponemos condiciones
las admitirán gustosos.
Me ha prometido mandar
un emisario: de modo
que sin excitar sospechas
pueda tratar del negocio.

VANDER
Pero eso es una traición!

BLOMBERG
Mas si los vencidos somos,
conviene sacar partido
de trance tan angustioso.

VANDER
Antes quiero ver si puedo
evitar ese sonrojo. —Trae a Julián.

BLOMBERG
Está cerca.
—Mas ¿cuál es vuestro propósito?

VANDER
Que aconseje a sus amigos
de lealtad en testimonio,
que se entreguen: si lo hacen
libre estará, le perdono.

BLOMBERG
Dudo que obtengáis buen éxito.
porque es tenaz y orgulloso.

VANDER
Ya que tengo ese rehén
lo aprovecho.

BLOMBERG
Y sois muy lógico.

VANDER
He firmado dos permisos
para verle.

BLOMBERG
¿Y qué?

VANDER
Supongo
que alguna de las visitas
le ha de poner menos fosco.
—Ve por él, pon centinelas,
puede tentarle el demonio
y querer huir...

BLOMBERG
Comprendo:
le vigilarán cien ojos! (Váse izquierda)


ESCENA II

Vander.

VANDER
Es fuerza volver a Flandes;
mi estrella aquí se oscurece,
y esta vida aventurera
no es para seguida siempre.
Ya que Margarita vino
a celarme, me conviene
volverme con ella y luego
casarme inmediatamente.
Mariblanca me ha vencido:
ella es fuerte y yo fui débil;
pero me espera un buen dote
y no es cosa de perderle.


ESCENA III

Vander, Blomberg, Julián con dos soldados.

BLOMBERG
Aquí está.

VANDER
Espérame fuera.

BLOMBERG
Ved qué aire tan insolente!

VANDER
¿Dijo algo?

BLOMBERG
No habló palabra.

VANDER
¿Vigilan?

BLOMBERG
Ocho hombres.

VANDER
Vete.

(Váse Blomberg por la derecha y los soldados)


ESCENA IV

Vander, Julián.

VANDER
Tu suerte está decidida
y prisionero de guerra:
te quedan sobre la tierra
muy pocas horas de vida.

JULIAN
Tranquilo espero la muerte.

VANDER
Es !a pena del vencido:
si yo el preso hubiera sido,
tendría idéntica suerte.
Y ha de haber quien atribuya
tu muerte a venganza mía,
que en todo caso sería
culpa de la estrella tuya.
Y es terrible la partida
del que del mundo se aleja,
y el que es joven, siempre deja
con amargura la vida!

JULIAN
¿Para qué me habéis llamado?

VANDER
Me conduele tu desgracia.

JULIAN
Si creéis que pido gracia,
estáis, señor, engañado!

VANDER
Renuncio a ser tu rival:
me venciste ¿qué remedio?
Ahora te propongo un medio
de volver al arrabal.
Que se entreguen tus amigos
a discreción; y al instante
libre estás, y en adelante
no hemos de ser enemigos.

JULIAN
Debéis ser, por precisión,
muy dado a ruines pasiones:
sólo aconseja traiciones
quien vive de la traición.

VANDER
Me insultas, y te desprecio.

JULIAN
Mucho antes yo os desprecié.

VANDER
Tienes, por lo que te ve,
la vida en muy poco aprecio.

JULIAN
Entre el honor y la vida,
lo primero es el honor.

VANDER
¿Y si lo pide el amor
que en el corazón anida?

JULIAN
Del corazón se le arranca
si al pundonor hace sombra.

VANDER
(Tanta entereza me asombra!)
¿Te olvidas de Mariblanca?
Mira que a perderla vas.

JULIAN
Entonces la perdería;
que cobarde me odiaría,
y así ha de quererme más.

VANDER
Piénsalo bien.

JULIAN
Lo he pensado.

VANDER
Llevas la oliva de paz.

JULIAN
No sigáis.

VANDER
Eres tenaz.

JULIAN
Soy valiente y soy honrado.
—Y basta ya de rogar,
que parece ¡vive Dios!
que sois la víctima vos
y yo el que os he de matar.
—Cumplid con vuestro deber.

VANDER
Yo de tu vida soy dueño,
y pues morir es tu empeño,
pronto te he de complacer.

JULIAN
Os agradezco el favor.

VANDER
Me voy, y te dejo aquí
sólo: es muy fácil que así
lo pienses al fin mejor.

JULIAN
Me quedo con mi vergüenza,
que al escucharos se irrita.

VANDER
Hasta luego. (Margarita
puede ser que le convenza)


ESCENA V

Julián, solo.

(Música)

JULIAN
Ya no veré lucir
del día el nuevo sol:
mas yo sabré morir
cual cumple a un español!
Y mi último aliento
tranquilo será:
sólo un pensamiento
me atormentará.

En el postrer instante de mi vida,
instante de zozobra y amargura,
cuando el alma del cuerpo desprendida
vuele a buscar la celestial ventura,
no sentiré perder la luz del día
ni ver de mi ambición roto el ensueño
y el noble fuego que en mi pecho ardía
vaya a apagarse en el eterno sueño.
Mi pena mayor,
mi cruel torcedor,
será que no he de ver
al ángel de mi amor,
al alma de mi ser
la luz del corazón
que supo responder
a mi febril pasión.
Hombre aborrecido
que a vengarte vas,
óyeme, te pido
verla nada más,
tan sólo un instante
antes de morir,
que mi labio amante
la pueda decir:
«Adiós, mujer amada
que ciego idolatré,
adiós, prenda adorada,
que mi delirio fue.
Por ti correspondido
el corazón te di,
y su último latido
es sólo para ti.»
El destino fiero
mata a los dos:
amándote muero,
adiós, adiós!
Poco comprende el honor
quien así lo da al olvido,
tan sólo de haberle oído
sube a mi rostro el rubor;
y harto bien dijo el traidor,
vivir es gloria, ventura,
morir duelo y amargura,
¿y quién la ventura esquiva?
¿quién del sol a la luz viva
prefiere la noche oscura?
Lucharé, mas sordamente
mis ojos no lo dirán
cual el rugir del volcán
que en la cima no se siente.
Alta y serena la frente
ganaré heroica palma,
que yo con cristiana palma
haré que no brote fuera
ni un relámpago siquiera
de la tempestad del alma.


ESCENA VI

Julián, Margarita, con velo.

(Hablado)

MARGARITA
(Salió ya del calabozo!
Oh! ¿le pondrá en libertad?
Mas de mi plan no desisto!)

JULIAN
¿Quién? Una dama!

MARGARITA
Julián!

JULIAN
¿Pero vos aquí, señora?

MARGARITA
Vengo una deuda a pagar.

JULIAN
No es deuda.

MARGARITA
Es deuda del alma
que son las que obligan más.
Los instantes son preciosos
y me habéis de oír.

JULIAN
Hablad.

MARGARITA
Vos me salvasteis la vida
y por caso singular
quedó de vos desde entonces
esclava mi voluntad.

JULIAN
Señora!...

MARGARITA
¿A qué he de negarlo?
Mi amor es noble y leal:
de la gratitud nacido
se ha vuelto incendio voraz!...
De Vander fui prometida:
vi su interesado plan;
le desprecio: a vos os salvo.
En todo esto: ¿qué mal hay?

JULIAN
Ninguno.

MARGARITA
Sólo se oculta
el amor que es criminal,
no el que es puro como el mío
y que ama al que puede amar.

JULIAN
Vuestra bondad agradezco;
mas sin duda no ignoráis...

MARGARITA
Sí, ¿que la linda alojera
es mi dichosa rival?
Ella no puede salvaros
y yo sí.

JULIAN
Pero...

MARGARITA
Escuchad.
Todos vuestros compatriotas
que hoy en rebelión están,
forman mil planes distintos
por veniros a salvar;
pero unos son imposibles,
descabellados los más,
y el tiempo pasa volando
y vos en prisión estáis.
Vuestra vida es de la patria
y no podéis rechazar
para vivir ningún medio,
salva vuestra dignidad.
Uno he pensado, que acaso
tachareis de original.

JULIAN
Y ¿cuál es?

MARGARITA
A vos tan sólo
os toca ver y callar.
Vos me amáis.

JULIAN
Oh! dispensadme.

MARGARITA
Lo digo yo, y no es verdad,
y que a darme estáis resuelto
fe de esposo ante el altar.
Pido a Vander que respete
vuestra vida, mía ya,
del Emperador en nombre,
a quien iré a suplicar.
No ha de negarme esa gracia:
y puesto ya en libertad,
podéis serme infiel, buscando
el amor de mi rival.

JULIAN
Bien dijisteis que era un medio
original por demás,
que un arranque generoso
puede tan sólo explicar.
Mientras aliento me quede
no he de aparecer jamás
ante mi amada y mi patria
como infiel y desleal.

MARGARITA
Querer evitar la muerte
siempre prudencia será.

JULIAN
Mentir frente al enemigo
es cobardía no más!

MARGARITA
Veo que para ablandaros
mi acento es poco eficaz!
tal vez el de Mariblanca
amar la vida os hará.

JULIAN
¿Va a venir?

MARGARITA
Tiene un permiso
que le envié al arrabal.

JULIAN
¿Voy a verla? De alegría
el alma quiere estallar!

MARGARITA
Julián, vivid para ella,
por más que amarme finjáis;
modesto es mi amor; le basta
con que viváis nada más.

JULIAN
Oh, señora! contad siempre
con mi leal amistad,
si aun la suerte me reserva
días de amor y de paz.

MARGARITA
Callad! ¿no oís?...

JULIAN
Siento pasos!
Oh! Mariblanca será!

MARGARITA
Yo parto


ESCENA VII

Dichos, Blomberg.

JILIAN
Blomberg!

MARGARITA
¿Qué ocurre?

BLOMBERG
Vander me dio orden formal
de que vos, Julián, al punto
al calabozo volváis.

MARGARITA
¿Por qué?

BLOMBERG
Ha recibido aviso
de que piensan intentar
un golpe de mano...

JULIAN
Justo,
los míos, y bien harán.

BLOMBERG
Por eso quiere teneros
con toda seguridad.

MARGARITA
Pero un hombre desarmado
poco temor puede dar.

JULIAN
Bajo su poder me encuentro
y acato su autoridad.

MARGARITA
Y ¿no vais a verla?

JULIAN
Puede
ser esto providencial.
Es fácil que su presencia
mi fe hiciera vacilar.

BLOMBERG
¿Vamos?

JULIAN
Cuando os plazca.
Entonces
dadme la mano.

JULIAN
Tomad.

MARGARITA
Os salvareis.

JULIAN
En Dios fio!

MARGARITA
El corazón me lo da!

BLOMBERG
Señora...

MARGARITA
(Oh, qué idea! El sólo
ambiciona mi caudal)
Decid a Vander que venga
a esta sala.

BLOMBERG
Descuidad.

(Vánse Julián y Blomberg por la izquierda)


ESCENA VIII

Margarita.

MARGARITA
Vander logrará su afán.
Me casaré y le desprecio:
más mi mano será el precio
de la vida de Julián.
En salvarle me empeñé
y triunfar al cabo espero;
Vander ama mi dinero,
él vendrá; le aguardaré.


ESCENA IX

Margarita, Mariblanca.

(Música)

MARIBLANCA
(Dios mío, he de verle
por última vez:
de angustia y de pena
yo muero también!)

MARGARITA
(Ah! no me engañaba:
Mariblanca es:
al verla mis celos
siento renacer)
Pase Mariblanca.

MARIBLANCA
Qué! ¿me conocéis?

MARGARITA
¿Quién sino ella al preso
venir puede a ver?

MARIBLANCA
¿Vos sois Margarita?

MARGARITA
Qué! ¿me conocéis?

MARIBLANCA
(Sólo ella a mi amante
venir puede a ver)

(Se descubren las dos)

MARGARITA
Yo vengo a salvarle la vida.

MARIBLANCA
Yo vengo a morir con él!

MARGARITA
Mi amor a vivir le convida.

MARIBLANCA
Jamás liarle serme infiel!

MARGARITA
Tu orgullo plebeyo te ciega!

MARIBLANCA
Y el brillo del oro a vos!

MARGARITA
Su vida al no oírme juega!

MARIBLANCA
Aún puede ampararle Dios!

MARGARITA
Mezquino amor le ofreces;
por él fue a la lid.

MARIBLANCA
Pues vale cien mil veces
más que el vuestro! Oíd:
Yo le he dado un cariño sincero,
que al dinero jamás se vendió,
y de mi alma el latido primero
que a su acento de amor palpitó!
Si no tengo riqueza amasada
con la sangre del pobre tal vez,
puede ver en mi limpia mirada
un tesoro de amor y honradez.
Ya veis que no es, señora,
tan mezquino amor.
Decidme vos ahora
si el vuestro es mejor.

MARGARITA
Yo lo ofrezco un cariño sincero
y el caudal que la suerte me dio,
y hacer noble y gentil caballero
al que há poco mi vida salvó!
No es riqueza la mía amasada
con la sangre del pobre tal vez,
de mi padre es herencia sagrada
que el trabajo formó y la honradez.
Ya veis que la señora
le ofrece un digno amor.
Decidme vos ahora
si el vuestro es mejor.

MARIBLANCA
Pero él lo desprecia,
os lo ha dicho ya.

MARGARITA
Su constancia necia
a perderle va.

MARIBLANCA
Podéis olvidarme
pues veis que vencí:

MARGARITA
¿Y si yo vengarme
quisiera ahora en ti?

MARIBLANCA
Alta la cabeza
siempre me hablará.

MARGARITA
(Sublime entereza
qué envidia me da!)
(Alma mía,
ten constancia:
en él vives porque él vive en ti;
y ni tiempo
ni distancia
pueden nunca arrancarle de aquí!
En la vida
y en la muerte
será mi única felicidad!
Venturosa
fue mi suerte
que de mi alma encontré la mitad.
Amor sin límites,
ardiente atan,
que hasta los ángeles
envidiarán.
Tú eres el júbilo
del corazón,
fuego purísimo
de mi pasión.
Ven, muerte, no me aterra
un trance tan cruel:
mi dicha en la tierra
será morir con él!

MARGARITA
Me interesa
su constancia,
son felices amándose así,
y ni tiempo
ni distancia
han de hacer que ese bien venga a mí.
En la vida
y en la muerte
una es sola su felicidad.
Venturosa
fue su suerte,
que del alma encontró la mitad.
La muerte no le aterra
ni trance tan cruel:
su dicha en la tierra
será morir con él.

(Hablado)

MARIBLANCA
Pues sabéis cual es el solo
objeto de mi venida,
dirigidme a donde pueda
verle al punto.

MARGARITA
¿Tienes prisa?

MARIBLANCA
Nadie me lo ha de impedir,
el permiso está a la vista.

MARGARITA
Yo te lo envié.

MARIBLANCA
Mil gracias.
Estuvisteis muy solicita.

MARGARITA
De aquí salió poco hace:
yo le vi, tuve esa dicha;
pero ha vuelto al calabozo
y es fácil que ya no os sirva.

MARIBLANCA
Quiero verle donde esté,
tiene de Vander la firma.

MARGARITA
Mas puede dar contra orden.

MARIBLANCA
Sería una acción inicua!
Voy a buscarle.

MARGARITA
Detente!
Va a venir, no necesitas...


ESCENA X

Dichos, Vander, por el fondo.

VANDER
Señora!...

MARGARITA
Ahí está.

VANDER
Ah! Sorpresa
bien agradable es la mía!
En vez de una, hallo dos damas.

MARIBLANCA
Dejaos de hipocresías!...
No soy dama, soy plebeya,
pero honrada y muy altiva!

MARGARITA
Yo os mandé llamar.

MARIBLANCA
Entonces
os cedo la primacía.

VANDER
Supongo que vuestra súplica
será idéntica.

MARGARITA
La misma.

VANDER
¿No es la suerte de Julián
la que a entrambas os agita?

MARGARITA
Sí.

VANDER
¿Venturoso mancebo?
Creed que me causa envidia..

MARGARITA
Más que mi mano, mis bienes
excitan vuestra codicia.
Si en libertad le ponéis
soy vuestra esposa en seguida.

VANDER
Y para vos esa boda
un sacrificio sería:
aceptarla de ese modo
fuera en mí acción poco digna.
Además, tal vez su causa
no esté del todo perdida.
Puedo resultar vencido...
al menos faltan noticias.

MARGARITA
Pero en tanto se halla preso
y corre riesgo su vida.

VANDER
Dejadme que lo medite.

MARGARITA
Dadme una respuesta explícita.

VANDER
Mariblanca, de seguro,
si su perdón solicita,
será sólo en un arranque
de su alma caritativa.

MARIBLANCA
Os engañáis por completo!
Mariblanca no se humilla,
y ha de aborrecer a todos
los flamencos mientras viva!
Nada ofrezco y sólo pido
una cosa muy sencilla:
morir con Julián: no creo
qué cosa imposible exija!

MARGARITA
¿Qué pretendes, Mariblanca?
Puede que las dos unidas
logremos salvarle.

VANDER
¿Y quieres
morir así, a sangre fría?
Tú tan joven y tan bella!...
Fuera crueldad inaudita
hacerte sin causa alguna
de esta rebelión la víctima.

MARIBLANCA
Grito: «Mueran los flamencos!»
y luego; «Viva Padilla!»
y ya no podréis decir
que sin causa me ajustician!

MARGARITA
Cálmate, aún hay esperanza.

VANDER
Mariblanca, mal harías,
y era exponerte a un disgusto.

MARGARITA
No le hagáis caso, delira.

MARIBLANCA
Lo he decidido!

VANDER
Esta tarde
el armisticio termina.
Si el arrabal se entregara
en libertad le pondría.

MARIBLANCA
Y así de una vida en cambio
dueño seréis de cien vidas:
Dejad que a buscarle vengan!
Lo demás es cobardía!

MARGARITA
Ven conmigo.

MARIBLANCA
Puedo verle!

(Enseñándole el permiso a Vander)

VANDER
Sí, mi firma es fidedigna;
más hoy recojo el permiso,
podrás usarlo otro día.

MARIBLANCA
¿Qué hacéis?

MARGARITA
Vander, devolvédselo!

VANDER
No es prudente la entrevista.
Sal de aquí, todo lo olvido,
vuelve al arrabal tranquila.

MARIBLANCA
¿No queréis prenderme?

VANDER
No.

MARGARITA
El por mí te lo suplica.

MARIBLANCA
Pues bien: «mueran los flamencos!»

MARGARITA
Su muerte así precipitas.

VANDER
(Intimidarla conviene!)
Hola, aquí!

(Aparecen varios soldados)

MARIBLANCA
Viva Padilla!

VANDER
Prended al punto a esa joven!

MARGARITA
Atrás! Compasión inspira;
está loca y yo la amparo!
Paso, y que nadie me siga!

(Sale con Mariblanca y detrás Vander)


FIN DEL CUADRO QUINTO


CUADRO SEXTO


LAS ALELUYAS DEL HOMBRE MALO

Patio del alcázar. Puerta de hierro en el fondo y colaterales. A la derecha una reja, y debajo un banco ó poyo.


ESCENA XI

Soldados. Al hacer la mutación a la vista del cuadro anterior, aparecen paseando.

(Música)

CORO
Ya era hora de esparcirnos
por el patio del alcázar,
que el servicio es fatigoso
y continuas las alarmas,
Los inquietos madrileños
de su intento no desmayan,
y por fin han de acabar
en ser dueños de la plaza.
Ya los víveres
nos faltan,
y tendremos
que entregarla
y hay muy pocas
esperanzas
de que triunfe
nuestra causa.

(Se oyen golpes en la puerta de hierro)

Pero ¿quién da esos golpes?
Quién llama? Quién es?

TRIBULETE
(Dentro) Un pobrecito ciego
que nació sin ver.
Traigo la guitarra,
sé cantar también,
sólo os pido en cambio algo
que comer.

CORO
Que entre y nos divierta.
Entra. (Abriendo)

TRIBULETE
Sí, entraré.


ESCENA XII

Dichos, Tribulete, disfrazado de mendigo ciego, de modo que no puedan conocerle. Lleva la guitarra colgada atrás, con un gran palo, con el que sacude a diestro y siniestro.

TRIBULETE
(Ojo, Tribulete,
que juegas la piel!)
Traigo historias muy bonitas
y baratas además,
mil mujeres por un cuarto
y de a ochavo también hay.
El gran monstruo que echó el rio
junto al Pardo en carnaval,
y se vio que era una suegra
que su yerno echó a nadar.
San Pancracio y San Jinojo
en la corte celestial,
y el sermón de los borrachos
por fray Mosto de Tetuán.

CORO
Pero tea el palo quieto
que a perniquebrarnos vas!

TRIBULETE
(Hermanitos, a eso tiro!)

CORO
No andes más.

TRIBULETE
Me paré ya.

CORO
Canta alguna cosa
de formalidad.

TRIBULETE
Bien: «El estornudo,
que es lindo cantar.»

CORO
Coge la guitarra
y echa el palo atrás.

TRIBULETE
Ea, ya principio.

CORO
Pues a estornudar.

TRIBULETE
Roque aspira a ser dechado
de modestia y de humildad,
come siempre de pescado
y se azota sin piedad:
pero anoche hacía luna
y le vieron escalar
un balcón, y había una
que más dentro le hizo entrar.
Y dijeron? «Trata
de agradar a Dios,»
es una beata,
rezarán los dos.
Y se saludaron
con amor y fe:
luego se acercaron
y luego...

CORO
¿Qué?

TRIBULETE
Archís! archís!
nada más sé:
está el tiempo frió
y me constipé.

CORO
(Estornudando) Archís! archís!
ya lo adiviné:
si se ha constipado
Dios le ayude a usté.

TRIBULETE
Juana es tan madrugadora
que va al alba a San Ginés,
a la misa de la aurora
para confesar después.
Y yo ayer la vi con uno
y aun no amanecía Dios,
y por no ser importuno
fue de escolta de los dos.
Y al llegar al rio,
sentarse los vi,
y dije: «Dios mío.
almuerzan aquí.»
No oí decir nada
y me aproximé,
y vi a ella turbada
a él muy tierno y...

CORO
¿Qué?

TRIBULETE
Archís! archís, etc.


ESCENA XIII

Dichos, Blomberg. (Suenan dentro clarines)

(Hablado)

TRIBULETE
Ea, ya tocan al pienso!

CORO
¿Eh?

TRIBULETE
Al rancho, me confundí,
y mandad al cieguecito
lo que dejéis de engullir.

BLOMBERG
(Saliendo) A las murallas!

TRIBULETE
Zambomba!
pues ni el toque de un clarín!

BLOMBERG
Se acercan los comuneros
y es preciso resistir! —Pronto!

TRIBULETE
Van de mala gana.

BLOMBERG
A las murallas! ¿no oís?

(El coro sale lentamente)

TRIBULETE
Claro, tripas llevan pies
lo mismo aquí que en Pekín!

(Acaban de salir todos)


ESCENA XIV

Tribulete, Blomberg.

BLOMBERG
(Corno intenten el asalto
nos tendremos que rendir)

TRIBULETE
(Mientras se halle aquí este prójimo
está mi vida en un tris!)

BLOMBERG
¿Eh? ¿Quién? Un hombre! ¿qué es esto?
¿Quién eres?

TRIBULETE
(Fingiendo la voz) Un infeliz!
(Y flojo va a ser el palo
que te voy a sacudir! (Se dirige hacia él)
un ciego de nacimiento
y vecino de Madrid.

BLOMBERG
Alto, bárbaro! (Dándole un empellón)

TRIBULETE
Hermanito,
no haga el papel de Caín!

BLOMBERG
(Qué idea! ¿Será?...) ¿Tú vienes
del arrabal ahora?

TRIBULETE
Sí.

BLOMBERG
Y al tío Andrés ¿le conoces?

TRIBULETE
Vaya! Un viejo varonil.
(Ay! ¿si me habrá conocido?)

BLOMBERG
(Vamos, fue idea feliz
escoger por emisario
a un ciego)

TRIBULETE
(Vóime a escurrir!)

BLOMBERG
¿Querrás ver a Vander?

TRIBULETE
Justo,
(colgado como un pernil!)

BLOMBERG
Pues voy corriendo a avisarle.
Puedes esperarle aquí.
(A tomar lo que se pueda:
habrá que rendirse al fin) (Váse)


ESCENA XV

Tribulete, Julián, detrás de la reja.

TRIBULETE
Bueno: no entiendo palabra...
¿Qué dirá este zascandil?...
—Mas Julián es quien me importa.
¿Cómo podré descubrir?...

JULIAN
Irán a dar el asalto!...
Oh!... quién estuviera allí!...

TRIBULETE
Hay uno tras de la reja
y parece su perfil... —Julián!

JULIAN
¿Quién?

TRIBULETE
Soy Tribulete!

JULIAN
Ah! ¿eres tú? Pero di,
¿cómo entraste?...

TRIBULETE
Dando palos
y hecho un verdadero Cid:
soy ciego de conveniencia
y no veo más que a ti.

JULIAM
¿Qué sabes de Mariblanca?

TRIBULETE
Nada: no la vi al salir.
—Oye, vengo a darte animo:
somos más de quince mil
para asaltar el alcázar
y libertarte ó morir.

JULIAN
Oh, mis bravos compañeros!...
quién los llevara a la lid!

TRIBULETE
Y la victoria es segura:
aquí dentro hay mal cariz.
Están muy desanimados
y pronto se han de rendir.
Toma, te traigo una lima:
comprenderás con qué fin,
por si limando los hierros
te quisieses divertir.
Basta de calaveradas!
Antes que empiece el jollín
voy a ver si puedo irme.
—Adiós, valiente adalid!
—Qué repique de campanas
va a haber si sales de ahí!

JULIAN
Adiós, Tribulete: quedo
en una ansiedad febril!

TRIBULETE
Hasta pronto. Empiezo a palos
y podré salir así!


ESCENA XVI

Tribulete, Vander.

VANDER
(No vacilo ya: mi gente
a entregarse está resuelta)

TRIBULETE
(Huy, es Vander! Media vuelta;
me escurro bonitamente!)

VANDER
(¿Dónde estará el ciego? Ah! allí!)
—Eh, tú!

TRIBULETE
(Soy sordo también)

VANDER
(Voy a detenerle)

TRIBULETE
¿Quién?...

VANDER
Sé a lo que vienes.

TRIBULETE
(Me hundí!)

VANDER
Blomberg me lo ha dicho.

TRIBULETE
(Aprieta!)
¿Queréis un romance nuevo?
«El pollo dentro del huevo
ó el fraile haciendo calceta.»

VANDER
Sé quién eres!

TRIBULETE
(Naufragué!
Me cuelga! —Ad te suspiramus
amen. Te Deum laudamus,
Domine corripias me)

VANDER
Sé quien aquí te ha enviado,
el tío Andrés del arrabal:
a fe que no escogió mal
si sabes ser reservado.

TRIBULETE
Pero ¿qué dice este hombre?

VANDER
¿No sabes quién soy?

TRIBULETE
No veo.
(Eres flamenco y muy feo!)

VANDER
Me conocerás de nombre.

TRIBULETE
Puede...

VANDER
Sabe que me nombro
Vander.

TRIBULETE
Vander!... Pues no doy.

VANDER
Es raro! El alcaide soy
del alcázar.

TRIBULETE
Ah, qué asombro!

VANDER
Vienes a verme? Pues bien,
nada temas, te lo juro.
Estás en lugar seguro.

TRIBULETE
(Donde estoy es en Belén!)

VANDER
¿Tú eres ciego?

TRIBULETE
Sí, (de pega)

VANDER
Y ¿lo eres de nacimiento?

TRIBULETE
Mucho antes.

VANDER
¿Cómo?

TRIBULETE
No miento,
porque mi madre era ciega.
Pero si no veo, pego
y siento crecer la yerba.

VANDER
Oye: con toda reserva
da al tío Andrés este pliego.
Di que detenga a la gente
si a venir está dispuesta,
y que espero la respuesta
y tráela inmediatamente.
Confío en tu discreción
y con ansiedad te aguardo.
Cuida del pliego.

TRIBULETE
Lo guardo
cerquita del corazón.

VANDER
Sal pronto.

TRIBULETE
Por de contado
quede con vos el Señor.

(Se oye rumor dentro)

VANDER
Eh! Qué es eso? ¿Qué rumor?...
(¿Si se habrán amotinado?...)
—Espera aquí.

TRIBULETE
¿Hay rebujina?

VANDER
Puede ocurrirte un percance.
(Es preciso a todo trance
mantener la disciplina!)

(Váse por el fondo)


ESCENA XVII

Tribulete solo.

TRIBULETE
Por si hay ó no novedad
debo este pliego leer,
y a la par satisfacer
mi santa curiosidad.
Todo un alcaide escribir
al tío Andrés!... Aquí hay algo.
Pronto de la duda salgo,
que lo que importa es vivir.
(Leyendo) «Entrega, salva la vida
y libre la guarnición:
lo demás a discreción
con la reserva debida.»
—Bribón!—Levanté la caza;
se vende ese caballero:
lo demás es el dinero
por entregarnos la plaza.
No admitirá el tío Andrés
ni nadie propuesta tal.
que entren los del arrabal
y ya veremos después.


ESCENA XVIII

Dicho, Margarita y Mariblanca.

MARIBLANCA
He de verle!

MARGARITA
No es prudente.

MARIBLANCA
A eso tan sólo he venido.

TRIBULETE
Eh, mujeres! (La flamenca
y Mariblanca! Magnífico!)
Pues vaya, aquí estamos todos.

MARGARITA
¿Eh, quién?

MARIBLANCA
Un hombre!

MARGARITA
Un mendigo.

TRIBULETE
Soy Tribulete; más ciego
que cuantos ciegos he visto.
Y gracias a este disfraz
sé que Vander es un pícaro
que va a entregarnos la plaza;
se entiende con su cum quibus.
En este pliego lo reza.

MARIBLANCA
Eso es infame!

MARGARITA
Es indigno!

(Se oyen vivas a lo lejos)

TRIBULETE
¿Eh?

MARIBLANCA
Son vivas!

MARGARITA
De alegría!

TRIBULETE
¿De alegría? Malum signum!

MARGARITA
Los comuneros se entregan,
resistirse ya es delirio.

TRIBULETE
Pues ea, fuera disfraz;
soy Tribulete legítimo!
Si he de morir, moriré
con la cara que he nacido!

MARIBLANCA
Pero ¿y Julián?

MARGARITA
Nada temas,
no corre ningún peligro,
que el Emperador ofrece
a todos perdón y olvido.

TRIBULETE
Menos mal!

VANDER
Es la verdad! (Por el fondo)


ESCENA XIX

Dichos, Vander.

MARIBLANCA
Oh!

MARGARITA
Vander!

TRIBULETE
(Todos los pillos
tienen suerte!... Qué contento!)

VANDER
Compatriota, os felicito.
No a vos.

TRIBULETE
Ni a mí.

VANDER
Tribulete!...

TRIBULETE
He sido un ciego interino.
Ahora veo más que quiero
y a mi suerte me resigno!


ESCENA ULTIMA

Dichos, Blomberg, Julián y el tío Andrés, que entran sin ser vistos, después de que el Coro esté en escena.

BLOMBERG
Señor, con la guarnición
quiere entrar la villa entera.

VANDER
Sin armas entre el que quiera,
ya lo anuncié en el pregón.
(Vino a tiempo el mensajero!)
Así la nueva sabrán.

MARGARITA
¿Libertareis a Julián?

VANDER
Dejad que lea primero.
(Van entrando soldados, mujeres y niños)

MARIBLANCA
¿Si le irán a perdonar?

TRIBULETE
No lo sé: tengo mis dudas,
que de esa cara de Judas
hay muy poco que esperar!

VANDER
Habitantes de Madrid
y gente del arrabal,
su majestad imperial
manda lo siguiente: oíd.
«Padilla ha sido vencido,
cesen discordias y alarmas,
depongan todos las armas
y ofrezco perdón y olvido.
Sólo quedan exceptuados
los jefes de rebelión
que se encuentran en prisión,
y serán ajusticiados.»

MARIBLANCA
Dios mío!

MARGARITA
¿Y Julián?

VANDER
Lo escrito,
escrito está.

MARGARITA
Mas podéis
pedir gracia.

MARIBLANCA
No roguéis!

TRIBULETE
(Oh, qué idea! El papelito!)
Allá voy yo.—Pues señor,
si tan dura la orden es,
leo vuestra carta a Andrés
y ven que sois un traidor!
Escuchad las aleluyas
del hombre malo. —Este era
un alcaide...

VANDER
Basta, espera.

ANDRES
(Ya hizo alguna de las suyas)

VANDER
Rómpelo!

(Tribulete rompe su papel)

Oh! y bien pensado!

ANDRES
Julián no era jefe ya.

MARIBLANCA
El tío Andrés!

VANDER
Y libre está.

ANDRES
Era yo.

TRIBULETE
Estáis perdonado.
Ya veis que os he complacido. (A Margarita)

(Van dos soldados a poner en libertad a Julián)

MARGARITA
A Tribulete, a mí no:
todo entre ambos acabó.

TRIBULETE
Habéis quedado lucido!

VANDER
 Me vengaré, ¡vive Dios!
—Prendad a ese falso ciego!

TRIBULETE
(Rompí otro papel, no el pliego)
Ya esperaba esta de vos!
Las aleluyas del hombre...

VANDER
Dejadle! Lo romperé.

MARGARITA
Vuestra madrina seré.

MARIBLANCA
Qué bondad!

BLOMBERG
¿No habéis leído el final? (A Vander)
Del alcázar rae hago cargo;
vais a Burgos.

TRIBULETE
Largo, largo!...
ya que os portáis tan mal!
—Las dichas no son completas,
mas pues tenemos buen fin,
será el sitio del motín
desde hoy calle de Carretas.
Dejémonos de jaranas
y cada cual a su hogar,
y yo me vuelvo a tocar
en Sao Pedro las campanas.
—Y a vosotros, que Himeneo

(A Mariblanca y Julián)
os dé aquí la gloria toda!
Cuando os caséis, toco a boda,
y antes del año a bateo!

(Música)

TODOS
Gran campanero
tiene Madrid
y las campanas
dirán así:
Tilín, tilín,
tolón, tolón.
Qué Tribulete
tan socarrón!
Tolón, tolón,
tilín, tilín,
ha sido el alma
de este motín.»
Tilín, tilín! etc. (Cae el telón)



FIN DE LA ZARZUELA


Información obtenida en:
https://archive.org/details/lacalledecarreta21510chap

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