Boris d'Eukàlia (Argumento)

Boris d'Eukàlia
Boris d'Eukàlia, Opereta en dos actos y cuatro cuadros se estrenó en Barcelona. Sus libretistas, Arturo Suárez y Jordi Campmany (seudónimo de Francesc Font Martínez). Música de Rafael Martínez Valls.

La acción se desarrolla en el reino imaginario de Eukàlia sin una situación temporal definida. 

Acto I

En el salón de música de la reina madre. Esta, el Presidente, Sofía, Mirka y un coro de damas comentan la delicada situación política que atraviesa el país. Llega Boris, rey de Eukàlia, acompañado del Coronel y llaman al jardinero de palacio, que desvela a Boris que existe un complot. Boris muestra su talante demócrata, preocupado por su país, al que quiere proporcionar libertad, paz y trabajo. En un consejo de ministros éstos intentan encubrir la situación real de Eukàlia. Boris se irrita y se cierra precipitadamente el consejo. Priskàlia y el mariscal Karkassa se declaran su amor, él le promete poder cuando se haya producido el levantamiento y se asesine al rey. Llega después Massaxic y un grupo de doncellas y bailan una danza de moda, la "Rumbioca". Quedan solos Sofia, prima de Boris y Arnold, que también conspiran. En el transcurso de una fiesta de palacio, la reina, Sofía y Priskàlia, intentan hablar con Boris y convencerle de que haga caso a los nobles y a su gabinete. Boris emprende su canto enardecido en defensa de la honradez del gobernante fiel a su pueblo, y del valor del trabajo para elevar el futuro de Eukàlia.

Acto II

Tiene lugar en una calle de la capital, con un grupo de bomberos que vigilan. Llegan Mariscal y Priskàlia junto con un grupo de otros mariscales y damiselas bailando. Se está tramando la conspiración. Boris a quien han informado que se celebra una reunión para preparar le sedición ha decidido acudir él también al lugar de encuentro de los conspiradores. Al descubrirle, primero se genera la alarma; luego Boris se dirige al pueblo para convencerles de su buena voluntad y sus deseos de redimir los malos tratos que sus antepasados habían infringido a los trabajadores. Miskat manifiesta al rey que está en inferioridad, y que podrían matarle, creen que Boris les hará desterrar o matar a la mañana siguiente. El les convence de sus buenas intenciones, y después de abandonar su actitud paternalista, el rey y todo el coro acaban entonando un himno a la libertad y a la fraternidad. La obra acaba con un Boris indulgente, que ha abandonado su semblante serio y preocupado, y se pone a bailar, ante el asombro de Sofía, alegremente pero con dificultades.

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