El guitarrico
El guitarrico, Zarzuela cómica en un acto y tres cuadros se estrenó en el Teatro de la Zarzuela de
Madrid, el día 12 de Octubre de 1900. Sus libretistas, Manuel Fernández de la Puente y Pascual Pérez Frutos. Música de Agustín Pérez Soriano.
Acto I
En un pueblo aragonés, Perico, joven baturro enamorado de Trinidad, entona una jota y se marcha un tanto entristecido frente a la alegría general de las gentes del pueblo. Están contentos porque el rico ganadero Alfredo, que no es aragonés, se ha presentado con unos cuantos toros para hacer fiesta y, de paso, tratar con el señor Matías acerca de su boda con Trinidad. Esta se ha criado siempre con Perico, quien, al quedar huérfano fue amparado por Matías, padre de Trinidad, y por el viejo criado Tiburcio. Perico, que había realizado estudios y ahora era el administrador de las fincas de Matías, confiesa a Tiburcio la causa de su pesar y luego habla con Trinidad quien le confiesa que también está enamorada de él. Juntos, entonces, piensan cómo deshacerse de Alfredo y Trinidad pide a Perico que le ronde esa misma noche para dar celos al señorito. Por su parte, Alfredo y Matías tratan de contratar a Perico para que ronde a Trinidad de parte de Alfredo y Perico, por supuesto se niega. Alfredo entonces rompe la guitarra de Perico, le desafía y contrata a Rufo para su ronda. Para evitar que las dos rondallas se enfrenten, Tiburcio primero emborracha a Rufo y, como ese ardid no le da resultado; pone luego en fuga a Rufo y su rondalla simulando que un toro se había escapado del corral, Entretanto, Alfredo había sacado efectivamente del corral a uno de los toros y le acosaba contra la rondalla de Perico, pero Tiburcio, tocando un cencerro, consigue que el toro cambie de sentido y embista a Alfredo que cae de su caballo. Justo cuando el toro va a embestir al derribado caballero, Perico le abate de un certero trabucazo. Al final, Alfredo reconoce su derrota, ofrece su amistad sincera a Perico y abandona sus pretensiones sobre Trinidad.
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