¡En las astas del toro!
¡En las astas del toro!, Zarzuela en un acto se estrenó en el Teatro de la Zarzuela de
Madrid, el día 30 de Agosto de 1862. Su libretista, Carlos Frontaura. Música de Joaquín Gaztambide.
La acción tiene lugar en Madrid en época contemporánea al estreno, en la elegante sala de Don Agapito, Barín del Monte y aficionado a los toros.
Acto I
Doña Dolores, esposa de Don Agapito, ha descubierto que Concha, su hija, tiene novio, y quiere saber cómo es y si tiene dinero, interrogándola, al tiempo que le recuerda que su padre es Barón del Monte; la hija contesta que sí, que es Barón, pero sólo de segundo apellido, y la madre recuerda cómo ella supo conseguir que su marido abandonase la tienda de ultramarinos en la que trabajaba y aparentase ser noble y capitalista, organizando recepciones en su casa y consiguiendo así créditos y préstamos. Concha declara su amor por Juan Canilla, que Doña Dolores acepta su hay fortuna por medio, enviando un recado al joven para que se entreviste con ella. Sale el Barón, leyendo un libro sobre el toreo, y Doña Dolores le pregunta sobre un papel que ha encontrado, en el que se anuncia la primera función taurómaca de la sociedad El Cuerno, en la que intervendrá como matador el Barón. Este recuerda que deben cinco mil duros, que no pueden pagar, y por eso ha aceptado una apuesta de diez mil duros con el propietario de la plaza, para matar un novillo, viéndose así en las astas del toro. Los criados preparan un aperitivo para la cuadrilla de toreros a la que Don Agapito ha invitado a almorzar, con objeto de aprender cómo debe torear esa tarde. Llega Juan canilla, novio de Concha, que pasa a la habitación de Doña Dolores para hablar con ella. Se presenta el Maestro con su cuadrilla, cantando uno de los números musicales más populares de la obra pasando luego con Don Agapito al comedor. Sale Juan con Doña Dolores que sigue empeñada en aparentar una condición social de la que carece, y se ofrece a presentar al joven a su marido, que ahora no puede recibirle por estar ocupado, supuestamente con el Capitán General y el Ministro de Gracia y Justicia. La conversación deriva hacia la limpieza de sangre, y hacia el título de Barón, diciendo Juan que él también es "varón", y con dinero, pues su padre posee una ganadería, pero no da detalles sobre su profesión. Se retira Doña Dolores, y sale Concha, que canta un dúo cómico con su novio. Al llegar gente, Concha se retira, y Juan, al oír una voz conocida, se esconde para saber que ocurre. Tiene lugar entonces la lección de toreo que el Maestro ofrece al Barón, en un número magistral desde el punto de vista literario-musical. Se retira la cuadrilla, y el Maestro muestra a Don Agapito un pagarés de cinco mil duros dado por el Barón a su empresario taurino, el cual se lo ha dado al Maestro a cambio de una deuda no pagada; el Maestro quiere que el Barón le pague la deuda antes de la corrida, pues puede suceder que sea muerto por el toro, pretextando que necesita el dinero para dárselo a su hijo, que gasta un dineral. Don Agapito, que no tiene el dinero, al ver que vana a ser las tres, hora de comienzo de la corrida, pide al torero que espere en la casa, marchándose él a la plaza para torear. Sale de su escondite Juan, que pregunta al Maestro que hace allí, pues Juan resulta ser el hijo del torero, que se avergüenza de la profesión de su padre, por temor a no ser aceptado por la familia de Concha. El torero decide ayudar a su hijo, y cuando se presenta Concha y Doña Dolores, reconoce en la madre a Lolilla, con la que él se había criado en Málaga, siendo sus padres vendedores de boquerones, y se identifica como el padre de Juan, siendo la boda de lo más igual, entre el hijo de un torero y la nieta de un vendedor de boquerones. Doña Dolores dice que jamás consentirá esa boda, y llega el Barón, vestido de torero, que pide que se cierren todas las puertas, pues tras llegar tarde a la plaza y banderillear a un amigo, al ver al toro salió corriendo, perdiendo así el dinero de la apuesta. Al decir al Maestro que no puede pagar la deuda, éste le devuelve el pagaré, para que compre ropa a su esposa e hija para el día de la boda; al preguntar Don Agapito que boda, el Maestro dice que la de Juan con su hija Concha, y que Doña Dolores ha dado ya el consentimiento, a lo que ésta se ve obligada a asentir bajo la amenaza de dar a conocer su origen. El Maestro da a su hijo un millón de capital y se ofrece a pagar la apuesta perdida por Don Agapito, al tiempo que dice a su hijo que vea lo que su padre hace por él. El Barón acepta todo, como único recurso y como castigo a la necia vanidad de su mujer.
La acción tiene lugar en Madrid en época contemporánea al estreno, en la elegante sala de Don Agapito, Barín del Monte y aficionado a los toros.
Acto I
Doña Dolores, esposa de Don Agapito, ha descubierto que Concha, su hija, tiene novio, y quiere saber cómo es y si tiene dinero, interrogándola, al tiempo que le recuerda que su padre es Barón del Monte; la hija contesta que sí, que es Barón, pero sólo de segundo apellido, y la madre recuerda cómo ella supo conseguir que su marido abandonase la tienda de ultramarinos en la que trabajaba y aparentase ser noble y capitalista, organizando recepciones en su casa y consiguiendo así créditos y préstamos. Concha declara su amor por Juan Canilla, que Doña Dolores acepta su hay fortuna por medio, enviando un recado al joven para que se entreviste con ella. Sale el Barón, leyendo un libro sobre el toreo, y Doña Dolores le pregunta sobre un papel que ha encontrado, en el que se anuncia la primera función taurómaca de la sociedad El Cuerno, en la que intervendrá como matador el Barón. Este recuerda que deben cinco mil duros, que no pueden pagar, y por eso ha aceptado una apuesta de diez mil duros con el propietario de la plaza, para matar un novillo, viéndose así en las astas del toro. Los criados preparan un aperitivo para la cuadrilla de toreros a la que Don Agapito ha invitado a almorzar, con objeto de aprender cómo debe torear esa tarde. Llega Juan canilla, novio de Concha, que pasa a la habitación de Doña Dolores para hablar con ella. Se presenta el Maestro con su cuadrilla, cantando uno de los números musicales más populares de la obra pasando luego con Don Agapito al comedor. Sale Juan con Doña Dolores que sigue empeñada en aparentar una condición social de la que carece, y se ofrece a presentar al joven a su marido, que ahora no puede recibirle por estar ocupado, supuestamente con el Capitán General y el Ministro de Gracia y Justicia. La conversación deriva hacia la limpieza de sangre, y hacia el título de Barón, diciendo Juan que él también es "varón", y con dinero, pues su padre posee una ganadería, pero no da detalles sobre su profesión. Se retira Doña Dolores, y sale Concha, que canta un dúo cómico con su novio. Al llegar gente, Concha se retira, y Juan, al oír una voz conocida, se esconde para saber que ocurre. Tiene lugar entonces la lección de toreo que el Maestro ofrece al Barón, en un número magistral desde el punto de vista literario-musical. Se retira la cuadrilla, y el Maestro muestra a Don Agapito un pagarés de cinco mil duros dado por el Barón a su empresario taurino, el cual se lo ha dado al Maestro a cambio de una deuda no pagada; el Maestro quiere que el Barón le pague la deuda antes de la corrida, pues puede suceder que sea muerto por el toro, pretextando que necesita el dinero para dárselo a su hijo, que gasta un dineral. Don Agapito, que no tiene el dinero, al ver que vana a ser las tres, hora de comienzo de la corrida, pide al torero que espere en la casa, marchándose él a la plaza para torear. Sale de su escondite Juan, que pregunta al Maestro que hace allí, pues Juan resulta ser el hijo del torero, que se avergüenza de la profesión de su padre, por temor a no ser aceptado por la familia de Concha. El torero decide ayudar a su hijo, y cuando se presenta Concha y Doña Dolores, reconoce en la madre a Lolilla, con la que él se había criado en Málaga, siendo sus padres vendedores de boquerones, y se identifica como el padre de Juan, siendo la boda de lo más igual, entre el hijo de un torero y la nieta de un vendedor de boquerones. Doña Dolores dice que jamás consentirá esa boda, y llega el Barón, vestido de torero, que pide que se cierren todas las puertas, pues tras llegar tarde a la plaza y banderillear a un amigo, al ver al toro salió corriendo, perdiendo así el dinero de la apuesta. Al decir al Maestro que no puede pagar la deuda, éste le devuelve el pagaré, para que compre ropa a su esposa e hija para el día de la boda; al preguntar Don Agapito que boda, el Maestro dice que la de Juan con su hija Concha, y que Doña Dolores ha dado ya el consentimiento, a lo que ésta se ve obligada a asentir bajo la amenaza de dar a conocer su origen. El Maestro da a su hijo un millón de capital y se ofrece a pagar la apuesta perdida por Don Agapito, al tiempo que dice a su hijo que vea lo que su padre hace por él. El Barón acepta todo, como único recurso y como castigo a la necia vanidad de su mujer.
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