ADIÓS A
LA BOHEMIA
Opera chica en un acto,
precedido por un Prólogo.
Libreto: Pío Baroja
Música: Pablo Sorozábal (San
Sebastián 1897-Madrid 1988).
Estrenada en el Teatro Calderón de Madrid el 21 de noviembre de 1933
Estrenada en el Teatro Calderón de Madrid el 21 de noviembre de 1933
Acción en un café madrileño
en torno a 1900. Transcurre en un solo escenario.
ARGUMENTO
La escena representa el
interior de un café de barrio en Madrid, por el año 1900.
Dentro del café está un grupo
de bohemios discutiendo acaloradamente. Sentado junto a una mesa está Ramón,
que espera impaciente y mira, de vez en cuando, hacia la puerta. En otra mesa
se encuentra un señor que está leyendo “El Heraldo”.
Entra en el café un
vagabundo, que es un poeta fracasado. Comenta a la gente que vale más vivir en
el sueño que en la realidad.
Ramón se está preguntando
para sí mismo si no vendrá Trini, ya que ella misma le citó y sufriría una
desilusión si no viniese.
El señor de “El Heraldo” está
leyendo en voz alta y a su lado el camarero le escucha. Están comentando un
suceso: Un peón que, al volver a su guardilla puso, como siempre, el jornal en
la mesilla, y su hija lo tomó para jugar, quemándolo. Su padre, furioso, cogió
un cuchillo y la mató. Su mujer, que estaba bañando al pequeño, al oír el grito
salió corriendo y del susto se murió, mientras el pequeño, que estaba solo en
la bañera, se ahogaba. El señor que lee “El Heraldo” le dice al camarero que
como el peón cometió el crimen en un momento de ofuscación, primero harán lo
posible por curarle y luego le darán garrote.
Entra Trini en el café. Ramón
le dice que ha tardado mucho, a lo que ella dice que ha venido más tarde porque
ha llegado su hermano del cuartel. Contesta Ramón qué habrá sido para pedir
dinero, pero ella es muy libre de hacer con él lo que quiera, ya que se lo gana
con su “honrado” trabajo. Trini se irrita y le dice que no se ría; Ramón se ríe
acordándose de que riñen como antes, cuando se querían. Empiezan a recordar los
viejos tiempos, cuando vivían juntos, con nostalgia y Ramón le confiesa que se
marcha a su tierra a trabajar el campo, ya que se siente un artista fracasado.
Trini le pregunta qué hizo con el cuadro que pintó, en el que ella estaba con
el corazón en la mano, sonriente. Ramón le contesta que lo quemó, ya que
romperlo le haría daño y no podría pintar otra obra como aquella, pues le
faltaba tiempo, tranquilidad y dinero. Ramón le dice que si quiere ir a dar un
paseo, pero ella le contesta que no, porque va a venir Milagros a buscarla.
Entra Milagros con un chulo;
Ramón le pide que no le deje, que la quiere y no la podrá olvidar. Trini le
contesta que, a pesar de no ser una mujer como debería ser, tiene más corazón y
vergüenza que otras y que ni él ni nadie le pueden dar lo que ha perdido. Ramón
le dice que es muy cruel con él a lo que Trini le contesta que es más cruel con
ella misma y le alarga la mano con emoción.
Trini se va con el chulo, al
llegar a la puerta se vuelve con vacilación y ve a Ramón con la cabeza baja.
Este se levanta decidido a ir tras ella, pero el señor que lee “El Heraldo” le
coge de un brazo y le dice que si ella no quisiera no se iría, a lo que él le
contesta que tiene razón. El camarero, intentando animarle, le dice que cuando
una mujer va otra vuelve, pero Ramón le replica que no es una mujer la que se
va, sino la juventud, y esa no vuelve.
Dicho esto, se marcha a dar
un paseo muy largo. El vagabundo, al verlo, dice: Realismo, cosa amarga y
triste. ¡Vale más vivir en el sueño!.
__________
Personajes:
Trini: Antigua modelo y
amante de Ramón, dedicada ahora a la prostitución.
Ramón: Pintor que no logra
triunfar y va a volver a su ciudad.
Un chulo: Chulo de Trini
Vagabundo
Un señor que lee “El Heraldo”
__________
Números musicales:
Prólogo (A
telón corrido):
Yo poeta fracasado: Vagabundo, El Greco, Velázquez, Goya: Coro
Al volver cansado a su “guardilla”: El señor que lee “El Heraldo”
¡Absurdo! ¡Absurdo! Ya estamos en primavera: Vagabundo
Si no vendrá:
Ramón
Esta música me recuerda: Trini y Ramón
¿Recuerdas aquella tarde?: Trini
El poeta pobre:
Ramón
¡Noche!. Noche, triste y enlutada: Coro
¡No! Trini, no. Yo no te puedo dejar así: Trini y Ramón
__________
Prólogo:
“¡Señoras, señores!” (Vagabundo)
VAGABUNDO
¡Señoras, señores! Yo, poeta
fracasado,
tengo que dar unas ligeras
explicaciones,
por la parvedad de materia de
mi obra.
Yo, que voy en el metro y
medio
de mi producción literaria
(Señalando la altura con la
mano)
tengo que contentarme
con mostrar ante el público
un par de centímetros de
ella!
Y algo, además, realista.
¡Realismo!.. ¡Realismo!. Cosa
amarga, triste.
Vale más vivir en el sueño.
Yo he hecho hablar en mis
dramas
a emperatrices y césares,
a princesas y cardenales.
En mi primer libro,
en que quería rivalizar con
el “Quo vadis?”,
comenzaba así:
“Acababa de dar la hora
tercia
de las calendas de marzo,
cuando el parásito Críspulo
se acercó al vomitorium del
anfiteatro flaviano
a presenciar la
representación de la Asinaria de Plauto”...
volviendo en sí.
Yo, la verdad, no sé si la
hora tercia sonaba o no.
Pero, ¡cómo sonaba esta prosa
maravillosa en mi cabeza!
Yo siento lo grande, lo marmóreo,
lo colosal ...
Y sin embargo, tengo que
mostrarle al público una obra realista.
¡Realismo! ¡Realismo! Cosa
amarga, triste.
Vale más vivir en el sueño.
Yo que he hecho hablar con
elocuencia
a reyes y emperadores y a
damas de alta alcurnia,
he recogido aquí las frases
de una muchachita descarriada y de un pobre pintamonas.
He cantado los amores de “La
dama de las camelias”
de Chamberí por Hortaleza, o
de Chamberí por Fuencarral.
He tenido que evocar el
Madrid
de los suburbios de hace
años,
el cafetucho de barrio, el
violinista melenudo,
la confabulación lamentable
del artista que fracasa y de la mujer que se malogra.
¡Realismo! ¡Realismo! Cosa
amarga, triste.
¡Vale más vivir en el sueño!
¡En el sueño! (Hace mutis)
__________
(Hablado)
EL MOZO.- (Al señor que lee
el “Heraldo”) Ayer se quedaron hasta muy tarde.
Luego vino don Julio, y
cuando se fueron a casa serían ya cerca de las dos.
EL SEÑOR.- Cerca de las dos,
¿eh?
EL MOZO.- Sí, cerca de las
dos.
(En el grupo de artistas.)
(Cantado)
CORO DE BOHEMIOS DISCUTIENDO
El Greco, Velázquez, Goya,
esos son pintores.
OTROS
Pisarro, Monet, Rembrandt,
esos son pintores.
Y Pantoja de la Cruz
Y Degas y Delacroix
UNO SOLO
Para mi donde esté er
Tisiano,
se acabaron los pintores.
__________
(Hablado)
RAMÓN. - (Sentado a una mesa,
cerca del señor que lee el “Heraldo” , toma un vaso de café. Es un hombre
flaco, de barba, sombrero blando y pañuelo en el cuello.)
¡Si no vendrá! Sería una
desilusión más. Y ella misma me citó. (Mira a la puerta.) No, no es ella. Sentiría
que no viniese. (Se abre la puerta.) No, no es ella tampoco. Quizá no venga.
EL SEÑOR DE CAPA.- (Que ha
entrado y cruza el café. A Ramón.) ¡Hombre, usted por aquí! Hace mucho tiempo
que no se le ve.
RAMÓN.- Si ya no vengo. ¿Y
usted?
EL SEÑOR DE LA CAPA.- Yo voy
a jugar arriba una partida al tresillo y luego me voy temprano a casa. ¿Y qué
es de su vida?
RAMÓN.- ¡Pchs! Vamos
viviendo.
EL SEÑOR DE LA CAPA.- ¿Espera
usted a alguno?
RAMÓN.- Sí, a un amigo.
EL SEÑOR DE LA CAPA.- Bueno,
pues no le entretengo más. Adiós. Mucho gusto.
__________
Si no vendrá
(Ramón)
RAMÓN
¡Si no vendrá!... Sería una
desilusión más.
(Mira el reloj.)
Y ella misma me citó.
(Entra un señor)
No, no es ella.
Sentiría si no viniese
__________
Al volver cansado a su
“guardilla” (El señor que lee “El Heraldo”)
(El camarero a su lado,
escucha)
SR. HERALDO
“Al volver cansando a su
buhardilla
el peón Gregorio Tarambana,
como siempre puso en la
mesilla
el jornal de toda la semana.
Y su niña que, sin darse
cuenta,
el jornal tomó para su juego,
un billete grande, de
cincuenta,
inocente lo quemó en el
fuego.
Furioso el padre,
desesperado,
en un momento de locura,
con un cuchillo muy afilado
cortó el gaznate a la
criatura.
La pobre madre, que al más
chiquito
bañando estaba en la cocina,
salió corriendo al oír un
grito
y se murió de la sofoquina.
Mientras tanto el niño se
ahogaba
al sorber el agua en la
bañera,
al peón un guardia detenía
medio loco por la carretera.
Y aun tratándose de
proletarios,
ha causado grande sensación
y se hacen muchos comentarios
del horrible crimen de
Chinchón.”
_________
¡Absurdo! ¡Absurdo! Ya estamos en primavera (Vagabundo)
VAGABUNDO
¡Absurdo! ¡Absurdo! Ya
estamos en primavera
¡Qué falta de seriedad en el
tiempo!.
¡Qué falta de consideración,
para los que no tenemos un
buen guardarropa!
No sabe uno a que atenerse.
Llueve, graniza, truena,
sale el sol, se nubla....
¿Para que tanta
fantasmagoría?
¡Y luego quieren que uno ame
al prójimo!
BOHEMIOS
¡Y a la prójima!
VAGABUNDO
Tan pronto frío, tan pronto
calor.
Se quita uno la bufanda y
estornuda.
Los bancos de los parques
están mojados.
Las colillas se estropean en
el suelo.
Y luego, por todas partes hay
parejas,
y ese estúpido Cupido,
anda rondando los rincones.
¡Quién fuera perro de lanas,
para ir bien abrigado en
invierno,
y ser esquilado en verano!
¡Quién fuera caracol para
tener segura
la casa de huéspedes!
¡Y luego quieren que uno ame
al prójimo!
__________
Si no vendrá
(Ramón, Trini)
RAMÓN
Si no vendrá... (Mira el
reloj.)
Son las diez y cuarto....
(Se abre la puerta
nuevamente.)
¡Ah! Aquí está.
(Entra la Trini, muy garbosa,
con calma y una toquilla por la cabeza.
El señor que lee el Heraldo
la contempla.)
TRINI
¡Hola!
RAMÓN
Hola, Trini, siéntate. ¡Por
fin has venido!
TRINI
Chico, no pude antes.
Llego mi hermano del cuartel.
RAMÓN
Tu hermano....
¿Y qué dice ese ilustre
golfo?
TRINI
¡Golfo! Eso tú... ¡El marqués
sin domicilio!
RAMÓN
Habrá venido a pediros
dinero,
como si lo viera.
TRINI
¿Te importa a ti algo?
RAMÓN
¿A mí? Nada, mujer.
Tu dinero es y tú lo ganas
con “tu honrado” trabajo...
¡Con tu honrado trabajo!...
(Ríe)
TRINI
¡Asaúra!. Tienes la asaúra
dentro de tu boca.
A mí, tu risa, ya sabes...
cero
(Ramón sigue riendo)
¿De qué te ríes calamidad?.
RAMÓN
Chica perdona. Pero es que
me haces mucha gracia.
TRINI
Chico, tú a mi ninguna.
(Irritada)
Pero, ¿de qué te ríes?
RAMÓN
Me río... de que reñimos como
antes,
como cuando me querías.
TRINI
¡Cuando me querías!. Es
verdad.
EL MOZO.
(Con las cafeteras.)
¿Café?
TRINI.
Si, bueno, ya basta.
(Se guarda los terrones en el
bolsillo.)
Le guardo los terrones al
chico de la Inés, a mi sobrino...
Es más mono. (Sorbe el café.)
Conque la Petra te puso al
fresco.
RAMÓN
¡Qué quieres!. Ahora se ha
arreglado
con un gomoso.
¡Hay que vivir!
TRINI
Y tú.... ¡tan tranquilo!
RAMÓN
¿Y qué voy a hacer?
TRINI
Pero, ¿tú has estado
enamorado de ella?
RAMÓN
Creo que si.
Estuve enamorado unos días.
Entre siete u ocho días.
TRINI
¡Chico! ¡Tú enamorado de la
Petra!
¡Tiene gracia!
RAMÓN
¡Gracia! ¿Por qué?
No tiene nada de particular.
TRINI
Si. Es verdad que ni ella, ni
su marido,
ni tu, tenéis tanto así de
vergüenza.
(Señalando con los dedos)
RAMÓN
¡Gracias!
TRINI
Si, es verdad. ¡Valiente
gentuza
os reuníais en esa casa!
RAMÓN
Solo faltabas tú allá,
para que fuese el cuadro
completo.
TRINI
¡Jesús que asco! Ni que fuera
una...
RAMÓN
¿Qué?
TRINI
(Con alma)
Que yo, aunque soy una
mujer... así,
si hubiera tenido la suerte
de casarme,
yo no engañaría a un hombre,
por un golfo como tú,
ni por otro que valiera más
que tú.
RAMÓN
¿Por qué no te has casado,
entonces?
TRINI
¿Por qué? ¿A tí que te
importa?
(Hablado)
RAMÓN.- Si te hablaba en
broma. Hay que tener filosofía, como yo...
Te advierto que así te pones
hasta fea.
TRINI.- Tanto da. Para como
vive una, lo mismo daría morirse.
(Apoya la cabeza en la mano.)
RAMÓN.- No hagas caso....
¿Vamos a dar una vuelta?. Hace una noche pistonuda.
TRINI.- No, no, porque luego
la Milagros va a venir a buscarme aquí.
RAMÓN.- Como quieras.
(Cantado)
TRINI
Dime... ¿y que has hecho de
aquel
empleo que buscabas?
RAMÓN
Del empleo... ná
TRINI
¿De manera que te vas?
RAMÓN
¿Qué voy a hacer?. Me voy a
mi tierra,
a trabajar el campo.
TRINI
¡Qué pena! Tú hubieras sido
un gran pintor.
RAMÓN
¡Bah!...¡Tú que sabes!
TRINI
Todos lo decían, cuando
vivíamos juntos:
“¡Ramón es un
artista!...¡Ramón llegará!”
RAMÓN
Pues ya ves: todos se han
equivocado
TRINI
Dime, ¿Qué hiciste de aquel
retrato?.
Estaba yo, con el corazón en
la mano, sonriendo.
RAMÓN
Lo quemé. Aquella figura es
la mejor
que me ha salido.
No podía hacer otra cosa,
que resultase a tu lado.
No tenía tiempo, ni
tranquilidad, ni dinero.
Me quisieron comprar el
cuadro
sin concluir y lo quemé.
Romperlo me hubiera hecho
daño.
Ya no pienso coger los
pinceles.
__________
(Hablado)
TRINI.- Oye, di, ¿por qué
eres tan desaborío?
RAMÓN.- ¿Yo? Pues ¿qué he
hecho?
TRINI.- No tienes ni una mota
de tabaco y te crees rebajado por pedirme a mí un real para una cajetilla.
RAMÓN.- No, si tengo.
TRINI.- ¡Mentira!
RAMÓN.- Era para aprovechar.
TRINI.- ¡Qué gilí! Si tú
nunca aprovecharás nada.
RAMÓN.- No tengo tabaco, pero
tengo dinero.
TRINI.- ¡Qué vas a tener! (Al
mozo.) ¡Eh, Antonio! Traiga usted cigarros, pero buenos.
(Echando un duro sobre la
mesa.)
RAMÓN.- No seas bestia,
Trini; guarda esos cuartos. Déjame convidarte por última vez.
Aunque sea un miserable, que
me haga la ilusión de que no lo soy por un momento.
TRINI.- Bueno, bueno, como
quieras.
__________
Esta música, como me recuerda (Trini y Ramón)
RAMÓN
¡Esta música,
cómo me recuerda aquellos
tiempos!
¿Recuerdas de nuestro
estudio?
TRINI
Sí; ¡Qué frío era!
RAMÓN
Pero, frío y todo,
lo pasábamos muy bien.
¿Verdad?
TRINI
¡Ya lo creo!
RAMÓN
¿Recuerdas la apuesta que
hicimos?
Yo a que te subiría en brazos
hasta arriba,
y tu a que no.
TRINI
Si.
RAMÓN
¿Y cómo la gané?.
Luego aquel periodista decía
que aquello lo habíamos
copiado
de no se donde.
¡copiar nosotros, que éramos
de
una originalidad salvaje!
TRINI
Tú, sí; siempre has sido un
poco chiflado....
vamos... artista.
RAMÓN
Y tú también.
¿Te acuerdas de aquella
primera noche,
que pasaste tu allá, cuando
me decías
que me brillaban los ojos
como a un aguilucho?
TRINI
Y era verdad.
RAMÓN
¡Es que te quería!
TRINI
¡Bah!
RAMÓN
Me parece que tú,
no lo has creído nunca.
TRINI
Y aquella tarde que fuimos a
la Moncloa.
¿Recuerdas aquella tarde
que me juraste amor?
El cielo sin una nube
y se ocultaba el sol.
La lluvia de primavera
por la mañana mojó
las calles de mis Madriles
y en el jardín la flor.
Al llegar a la Moncloa
nos encontramos los dos
en medio de un charco grande,
que tanto miedo a mí me dio.
Tú me cogiste entre tus
brazos
con mucha fuerza y con
decisión,
y yo en tus brazos temblaba
de miedo de un chapuzón.
Y, entre algazara de golfos
y risas de algún chulón,
tú conseguiste que no mojara
mis zapatitos de charol.
Y al pasar entre tus brazos
yo te miraba con amor.
RAMÓN
¡Yo también, pues te quería!
TRINI
Quizá, pero menos que yo.
¿Recuerdas aquella tarde
que me juraste amor?
El cielo sin una nube
y se ocultaba el sol.
La lluvia de primavera
por la mañana mojó
las calles de mis Madriles
y en el jardín la flor.
RAMÓN
¿Y cuando vino aquel poeta
enfermo a casa, no recuerdas?
TRINI
Si; lo estoy viendo entrar.
Nevaba fuera y nosotros
hablábamos alrededor
de la estufa.
¡Cómo temblaba el pobrecillo!
__________
El poeta pobre
(Ramón)
RAMÓN
El poeta pobre, bohemio y
truhán,
no tenía casa, no tenía
hogar.
El poeta pobre solía alternar
una vez la calle, otra el
Hospital.
El día y la noche dejaban en
él
desamparo triste, amargor de
hiel.
La luz y la sombra, la luna y
el sol,
herían su alma de un nuevo
dolor.
El poeta pobre, bohemio y
truhán,
no tenía casa, no tenía
hogar.
Tú le recogiste en nuestro
taller;
tú le diste asilo y algo de
comer.
Y al verte tendida en nuestro
diván;
sin dormir la noche y sin
descansar,
decía yo sólo con gran
convicción, decía yo sólo:
“Es una mujer de buen
corazón, de buen corazón”.
__________
(Hablado)
TRINI.- (Avanzando la mano.)
Tú también has sido bueno para mí.
RAMÓN.- (Tomando la mano
entre las suyas.) No, yo no.
TRINI.- ¿Y qué se hizo de
aquel pobre hombre, del poeta?¿hacía versos bonitos de verdad?
RAMÓN.- No sé...Yo no leí
nunca nada suyo; Casi todos los que nos reuníamos, desaparecieron. Las cosas
están igual; nosotros únicamente hemos variado.
TRINI.- No, chico, no todo
está igual. Se conoce que no has pasado por nuestra antigua casa.
RAMÓN.- ¡No he de pasar! La
han tirado, ya lo sé. El otro día me asomé al solar, no hay allá más que un
agujero grande, muy grande, como el que hay en mi corazón. No sé, no me hagas
caso, pero creo que lloré.
TRINI.- Yo también he llorado
algunas veces al pasar por allá.
RAMÓN.- Uno quisiera que las
cosas unidas a sus recuerdos fueran eternas, pero nuestras vidas no tienen
importancia para eso.
__________
¡Noche!. Noche, triste y enlutada (Coro)
CORO DE MUJERES.
¡Noche! Noche triste y
enlutada
como mi negro destino.
¡Noche! con el alma
destrozada,
entre tus sombras camino.
¡Luna! Que mis pasos
iluminas,
mi siempre fiel compañera.
¡Luna! Ven y alumbra las
esquinas,
que voy a hacer la carrera.
¡Luna! Tú que ves el
sacrificio
de mi cruel profesión.
¡Luna! Que perdones nuestro
vicio
te pido con devoción.
__________
(Hablado)
(Dan en la parte de fuera y
asoma una cara a través del cristal.)
TRINI.- Es la Milagros con ése, que vienen a buscarme.
TRINI.- Es la Milagros con ése, que vienen a buscarme.
RAMÓN. - ¿Te vas?
TRINI. - Sí, chico.
RAMÓN. - Parece mentira que
nosotros podamos despedimos así. Me olvidarás pronto.
TRINI. - Más pronto me
olvidarás tú a mí. Tú tienes vida por delante. En tu pueblo te casarás...
puedes tener mujer... hijos... yo en cambio... ¿Qué le queda a una como yo? El
hospital... el viaducto... (Se levanta.)
__________
¡No! Trini, no. Yo no te puedo dejar así (Trini y Ramón)
RAMÓN (Sujetándola de la
mano.)
¡No! Trini, no.
Yo no te puedo dejar así.
A mí no me importa que nos
desprecien;
yo soy un humilde como tú.
A mí no me importa
que los poderosos digan de
nosotros
que hemos vivido amancebados.
Para mí, tú has sido mi
mujer.
Yo no te puedo dejar así.
TRINI
¡Qué puedes tú hacer, tú,
pobrecillo!
Dinero no tienes para comer.
¿Casarte conmigo?
Pero, es que yo no lo
querría, ¿sabes?
Porque, aunque no soy una
mujer
como debía ser, tengo corazón
y vergüenza más que otras,
y tú ni nadie, nadie me puede
dar
lo que he perdido.
RAMÓN
¡Trini! ...
TRINI
Conque, chico ...
RAMÓN
¿Y ya no volveré más a saber
de ti?
TRINI
¡Para qué!... Ni tú ni yo
podemos ser amantes.
Ni tú ni yo podemos ser
constantes.
Olvidar para siempre es mejor
la alegría del pasado y el
dolor.
RAMÓN
¡No, Trini, no! No dudes que
te quiero
y yo, por ti, daría el mundo
entero;
nuestro amor no podré yo
olvidar..
TRINI
No quiero que me engañen ni
engañar.
RAMÓN
¡Trini! Eres muy cruel
conmigo.
TRINI
Más cruel yo soy conmigo
misma, ¡Adiós!
(Está sin hablar, mirando el
suelo. Entra un chulito, de capa y sombrero ancho, y se acerca a la mesa.)
(Hablado)
EL CHULO.- (Tocándose el ala
del sombrero.) ¡Buenas noches! (A la Trini.)
¿Vienes o no? Ésos nos están
esperando
TRINI.- Ya voy. ¡Adiós,
Ramón! (Alarga la mano a Ramón.) (Trini ha salido del café con el chulo. Ramón
se levanta decidido a ir tras de ella.
El señor que lee “El
Heraldo”, le coge de un brazo) MOZO DEL CAFÉ.- No se apure, don Ramón. Cuando
una mujer se va, otra viene.
RAMÓN.- (Se sienta) Es que no
es una mujer la que se va, ¡Es la juventud, la juventud!....
Y esa no vuelve.
EL MOZO.- ¿Qué se le va a
hacer? Así es la vida, y hay que tener paciencia.
(A Ramón que se ha
levantado.) Qué, ¿se va usted, don Ramón?
RAMÓN.- Sí, me voy a dar un
paseo largo... muy largo.
(Levantándose y saludando con
el sombrero al señor del “Heraldo”.)
(Cantado)
VAGABUNDO
(Recogiendo la colilla del
puro de Ramón)
¡Realismo! ¡Realismo!. Cosa
amarga, triste.
¡Vale más vivir en el sueño,
en el sueño!
(Cae el telón lentamente)
FIN
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