CADIZ
Episodio Nacional
cómico-lírico-dramático en dos actos, dividido en nueve cuadros, en verso.
Libreto de Javier de
Burgos.
Música de Federico Chueca y
Joaquín Valverde.
Estrenado en el Teatro de
Apolo el 20 de Noviembre de 1886.
Al Excelentísimo Señor
Don José López Domínguez
Teniente General de los Ejércitos Nacionales
Entre las brillantes
páginas de nuestra guerra de la Independencia, galanamente trazadas por
eminentes escritores, y de las cuales han adquirido justa celebridad las
bellísimas narraciones del ilustre Alcalá Galiano, merecen especial mención las
que forman el precioso Cuadro histórico, que, con el título de Cádiz en la
guerra de la Independencia, publicó en aquella ciudad el distinguido y erudito
escritor gaditano don Adolfo de Castro en 1862, libro escrito e impreso con
motivo de la visita de la Reina Isabel II a las provincias andaluzas, y
presentado a dicha señora al pisar las playas gaditanas.
Otro notable escritor, hijo
de Cádiz también, y cuyo recuerdo no se borra de la memoria de los que tuvimos
la dicha de tenerle por maestro, el señor don Francisco Flores Arenas,
ocupándose de la obra del Sr. de Castro, compendia en estas palabras la
descripción de aquellos sucesos:
«Sitiada la isla gaditana
en el año ya dicho (1810), convirtiese ésta en asiento del gobierno, en cabeza
del país, en centro de la defensa nacional. Desde las torres de nuestras casas
veíase, según la aguda expresión de los caleseros, la frontera de Francia. El
estampido del cañón, el estrépito de las bombas que derrumbaban nuestros
edificios, daban claro testimonio del peligro inminente que corría, no ya tan
solo Cádiz, sino la patria entera; y, sin embargo, jamás penetró el desaliento
en los corazones; la alegría andaluza se mostraba siempre festiva é ingeniosa,
y el caer de cada nuevo proyectil era la señal de algún dicho agudo por lo
despreciativo, de alguna copla burlona lanzada por el vulgo contra los que tenía
por esfuerzos impotentes del poder colosal que oprimía con su mano de hierro la
Europa entera, desde Moscow hasta el Puerto de Santa María.
Leyendo las pintorescas
descripciones de aquella época, en la cual, al defenderse la España antigua se echaban
los cimientos para la fundación de una España nueva, tuve el atrevimiento de
pensar en una obra para el teatro. Circunstancias ajenas a mi voluntad, me han
obligado a encerrar dicha obra dentro de estrechos límites, resultando un
boceto al que han dado vida y realce con su inspirada música mis queridos amigos
Chueca y Valverde.
Permítame V., mi querido general,
que al frente de estas hojas mal emborronadas, pero que recuerdan hechos
gloriosos, se atreva a poner el nombre ilustre de V. para ampararlas, y como
testimonio de respeto, de consideración y de cariño, su leal y apasionado amigo
Q. B. S. M.,
Javier de Burgos y
Larragoiti
REPARTO (Estreno)
Curra, maja - Sra. Latorre.
Una Mulata – Sra. Delgado.
Una Mamá – Sra. Guerra.
Carmen - Srta. Pino.
Doña Angustias - Sra.
Borja.
Etelvina - Srta. Prado.
Encarnación – Srta. Franco.
Doña Esperanza – N. N.
Señorita 1ª – Srta. N. N.
Señorita 2ª – Srta. N. N.
Maja 1ª – Sra. Bermejo.
Maja 2ª – Sra. Salvador.
Maja 3ª – Sra. Aruej.
El Marqués - Sr. Morales.
Don Cleto – Sr. Castilla.
Fray Castro / Un Negrito /
Un Ciego – Sr. Ruiz.
El Rubio, calesero – Sr.
Cruz.
Lorenzo – Sr. Pablo Díaz.
Fernando – Sr. Campos.
Fray Cirilo / Don Cosme -
Sr. Castro.
Un Viejo Currutaco /
Voluntario 2º - Sr. Herrero.
Un Soldado / Oficial Ingles
1º / El Gobernador – Sr. Alentorn.
Tóbalo, contrabandista /
Oficial Ingles 2º / Don Basilio – Sr. Barreal.
Petimetre 1º / Voluntario
1º - Sr. Caba.
Fraile 1º / Un Sargento –
Sr. Barrera.
Un Centinela / Un Marino –
Sr. López.
Petimetre 2º - Sr. Pedro Díaz.
Fraile 2º - Sr. Rodríguez.
Un Majo – Sr. Pérez
El General (no habla) – Sr.
Alentorn.
Voluntarios distinguidos,
frailes, señoras, caballeros, majos, soldados, diputados del año doce, reyes de
armas, maceros, un secretario, chicos, gente del pueblo, marineros, ronda,
tropas y acompañamiento.
La acción pasa en Cádiz y
sus cercanías. Epoca 1810-1812.
Derecha e izquierda las del
actor.
Los personajes, escenas y
versos que van señalados con asteriscos, pueden suprimirse si así lo estima
conveniente la persona encargada de dirigir esta obra.
ACTO PRIMERO
CUADRO PRIMERO
¡A LAS ARMAS!
Plaza de San Juan de Dios,
de Cádiz, en 1810, vista desde las puertas del mar. Al frente, la fachada
principal del Ayuntamiento y el convento de San Juan de Dios.
ESCENA PRIMERA
Al levantarse el telón
aparecen en la plaza varios grupos de personas pertenecientes a distintas
clases de la sociedad, y van acudiendo otras, hasta llenarse la escena. Majas y
Majos, Señores, Marineros, Gitanos y Chicos. Un Currutaco, El Rubio. Después Lorenzo,
por el fondo, con uniforme de capitán de voluntarios distinguidos, y los Frailes
1° y 2° con hábitos de
Carmelitas.
(Música)
CORO y RUBIO
¡Vaya una jarana
que hay por la ciudad!
Si entran los franceses,
¿qué nos pasará?
NIÑOS
¡Ay, ay, ay, ay, ay, ay!
CORO
Dicen que hace días
dijo Napoleón
que iba a ser el amo
de la población.
FRAILES 1° y 2º
Libéranos, Dominé.
Kirie eleison.
CORO y RUBIO
Límpiate, que estás de
huevo,
porque no lo has de lograr.
Eso lo habrá discurrido
estando chispo su majestad.
FRAILES 1° y 2º
Veritas est; qué en
castellano
es la verdad.
LORENZO
Y si lo lograse...
FRAILES 1° y 2º
No lo quiera Dios.
LORENZO
Vosotros, ¿qué harías
en esta ocasión?
Pronto, pronto; presto,
presto,
contestadme sin tardar,
si hay valientes todavía
que defiendan la ciudad
CORO
¡Sí que los hay, sí que los
hay!
LORENZO
Pues bien, gaditanos,
si es cierto que es así,
guardad en la memoria
Lo que ahora vais a oír.
¡Si la Francia ha soñado
algún día
pasar vencedora por esta
ciudad,
necesita enviar más
franceses
que granos de arena
arrastra la mar;
porque ancianos, mujeres,
chiquillos
y todas las clases de la
sociedad,
a pedradas, a palos, a
tiros,
con uñas, con dientes,
sabrán pelear.
CORO
No hay que temer; vengan
acá,
que de los muros no han de
pasar.
Si la Francia ha soñado,
etc.
(Toque de clarines dentro)
LORENZO
Esos clarines quieren decir
que peleemos hasta morir.
TODOS
No lo repitas eso otra vez,
que cumpliremos nuestro
deber.
Si la Francia ha soñado,
etc.
(Avanzando todos al
proscenio en voz baja y c»si declamado)
En las alles, en las
plazas,
en tabernas y en cafés,
publiquemos con desprecio
el orgullo del francés.
Lá, lá, lá, lá, lá, lá, lá,
lá.
(Imitando el toque de
cornetas)
No hay que temer,
No hay que temblar,
y defendamos
nuestra ciudad.
(Hablado)
LORENZO
Paisanos, no alimentemos
halagüeñas esperanzas,
y procuremos, unidos
ante la común desgracia,
defender con nuestras vidas
la integridad de la patria.
RUBIO
Pero, ¿es cierto lo que
dicen?
LORENZO
En este momento acaba
de hacer público la Junta
el parte que lo declara.
Al mando del mariscal
Víctor, lleno de
arrogancia,
hacia Sevilla y los puertos
hoy un ejército avanza
de cuarenta mil franceses.
FRAILE 1°
(Con naturalidad)
Pues son muy pocos, si
tratan
de entrar a la fuerza.
CURRUTACO
(Al Fraile 1°) Padre,
la situación es precaria:
no hay soldados, no hay
defensas
suficientes en la plaza
para esa invasión...
LORENZO
(Volviéndose al Currutaco)
En Cádiz,
para su defensa bastan
nuestros pechos, que han de
ser
más fuertes que sus
murallas.
TODOS
¡Sí!
LORENZO
¿No fue en esa bahía
donde se rindió su escuadra
á discreción, al esfuerzo
del Almirante Apodaca (1),
y por lograrlo pedimos
hasta pólvora prestada
para luchar? Pues por
tierra
morderán polvo las águilas
imperiales, si aun confían
en su aliento y en sus
alas.
FRAILE 1º
De Bailen y Talavera,
¿no han salido desplumadas?
LORENZO
¡Nuestro pueblo es el
baluarte
último que resta a España,
y hay que defenderlo!
TODOS
(Con entusiasmo) ¡Sí!
LORENZO
Vengan en son de amenaza
las tropas de Bonaparte.
RUBIO
¿Bonaparte?... (Volviéndose
a los demás)
Camaradas,
pues, ¡a buena parte viene!
CURRUTACO
Mucha es la fuerza que
manda.
RUBIO
(A Lorenzo)
Mi oficial: yo, con diez
hombres
del barrio, que tengan
alma,
me pongo en el puente
Zuazo,
y por la imagen sagrada
de nuestra madre del
Carmen,
por allí desde mañana,
de esos... cuarenta
millones
de franceses, ni uno pasa.
LORENZO
(Cogiendo la mano al Rubio)
Bien, Rubio.
FRAILE 1º
Tiene razón;
antes que ponga la planta
aquí un francés, que no
quede
resolución intentada.
Las puertas de la ciudad,
bajo nuestra vigilancia,
no dejan hoy paso a nadie
sospechoso a nuestra causa;
el parque está bien
provisto;
la pólvora no nos falta;
tenernos confianza en
Dios...
¿Cuál es nuestra
desventaja?
CURRUTACO
Padre, para un sitio en
regla
como el francés nos prepara,
nuestra corta guarnición
no puede cubrir la plaza.
No tenemos artilleros.
RUBIO
Habiendo cañones... basta.
LORENZO
Donde hay valor y
entusiasmo
sobran dudas y palabras.
CURRUTACO
Sepamos antes que todo
lo que se acuerda en la
Aduana.
LORENZO
¿Vamos allá?
UNOS
Vamos.
OTROS
Vamos.
RUBIO
Gaditanos, ¡viva España!
TODOS
¡Viva¡
(Música en la orquesta.
Vanse atropelladamente todos por la izquierda, menos los Frailes primero y
segundo)
FRAILE 1°
(Al segundo con mucha calma
y después de quedar solos)
Hermano Pedro, nosotros
a nuestro puesto de
guardia,
y a tomar la filiación
de cuantos entren y salgan.
Las puertas del mar exigen
muchísima perspicacia...
no sea que se cuele un pez
y luego resulte rana.
¿Vamos?
FRAILE 2º
Vamos. (Vanse por la
derecha)
(1)
El ilustre
gaditano D. Juan Ruiz de Apodaca y Eliza, conde del Venadito, Capitán general
que fue de la Real Armada, Embajador de Inglaterra. Virrey de Méjico y de
Navarra, y prócer del Reino, mandaba en Junio de 1S08 la escuadra española del
Océano, y en unión de los fuegos del Arsenal de la Carraca, que dirigía el general
Moreno, y de los de la plaza de Cádiz, que gobernaba el general Moría, batió y
rindió el 14 de dicho mes en aquella bahía a la escuadra francesa del almirante
Rosilly, de cuya persona se hizo cargo en la cubierta del navío Le Heros, de la
insignia de éste, siendo trofeos de la victoria cinco navíos y una fragata con
442 cañones, cerca de 400 tripulantes y multitud de pertrechos y municiones, de
que también se hizo cargo Apodaca.
ESCENA II
Salen por el fondo
izquierda Carmen, que baja al proscenio muy pensativa, y detrás Don Cleto y Doña
Angustias.
CLETO
(A doña Angustias) Mejor
fuera
no haber salido de casa
hoy.
ANGUSTIAS
¿Por qué?
CLETO
Porque me temo
que tengamos asonada;
doña Angustias...
(Mirando con temor hacia la
izquierda)
He oído voces
y mueras...
ANGUSTIAS
Su merced vaya,
vaya tranquilo: yendo
conmigo
la niña, va bien guardada
y bien segura.
CLETO
Lo sé;
pero cuando la canalla
se alborota, en estos
tiempos
que no se respeta nada...
ANGUSTIAS
Nosotras volvemos pronto.
CLETO
¿Dónde vais?
ANGUSTIAS
A las Descalzas,
a rezar el jubileo.
(Volviéndose a Carmen)
¿Eh, Carmen?
CARMEN
(Secamente y sin mirar)
Si.
CLETO
(Aparte a doña Angustias,
por Carmen)
(Está enfadada
todavía)
ANGUSTIAS
(Aparte a don Cleto)
(¡Tiene un genio
la niña!)
(Reprendiendo con mal modo
a Carmen)
Pero, ¿qué cara
es esa?
CLETO
Es que se propone
desesperarnos...
CARMEN
(Con entereza) Si tratan
de darme un nuevo disgusto
me vuelvo otra vez a casa.
CLETO
Muy bien.
ANGUSTIAS
Bonita manera
de contestar. ¿Se le habla
así a su tutor?...
CARMEN
(Aparte) (¡No sé
cómo no pierdo la calma!...)
CLETO
Déjela usted, doña
Angustias.
ANGUSTIAS
¡Miren la desvergonzada!
...
CLETO
Cállese usted,
Carmencita...
(Aparte, acercándose a
Carmen)
(Cada día está más guapa
y más graciosa) ¿Es
posible,
Carmen, que así te
complazcas
en procurarme disgustos
siete veces por semana?
¿Qué más le puedes pedir
á quien cuidó de tu
infancia
y te ha educado con mimo,
y atiende con vivas ansias
la hacienda que te legaron
tus padres? (Atestiguando
con doña Angustias)
Bien entrampada
por cierto...
ANGUSTIAS
Mucha verdad.
CARMEN
(Aparte y muy contrariada)
(Vuelta a la enojosa
plática
de siempre)
CLETO
Si he de cumplir
con la voluntad sagrada
de tus padres, mi deber
me impone...
CARMEN
(Con viveza) Sí, la
tiránica
obligación de oponerse
a la de su hija.
CLETO
¡Ingrata!...
Impedir que un barbilindo
que solamente buscaba
tus talegas, te engañase
haciéndote desgraciada.
Por fortuna ha muerto, y...
CARMEN
(Interrumpiéndole
rápidamente)
No.
Por fortuna vive y me ama.
CLETO
¿Quién lo dice? (Incomodado)
CARMEN
¿Quién?... Mi leal
corazón, que no me engaña.
CLETO
¡Tú, tú, tú! ¡Pues mira el
caso
que te hace!
CARMEN
Se le llamaba
como buen hijo del pueblo
del Dos de Mayo, y la
patria
es antes que todo.
CLETO
(Furioso) ¡Carmen!
ANGUSTIAS
Señor, tenga usted
cachaza...
¡Pero niña!...
(Reprendiendo a Carmen)
CARMEN
(A doña Angustias con
altivez)
No se meta
usted donde no le llaman.
CLETO
No escandalices.
CARMEN
No vuelvan
ustedes a las andadas.
CLETO
(Reprimiéndose)
Bien, a rezar, y que Dios
te ilumine.
CARMEN
Muchas gracias.
CLETO
(Aparte a doña Angustias
con rapidez.'
(Ya ha oído usted)
ANGUSTIAS
(Aparte a don Cleto) (Nada,
el convento
es lo que a ésta le hace
falta)
CARMEN
(Y yo sin ver a Rosario,
sin tener noticias)
ANGUSTIAS
¡Anda,
desgraciada!
CARMEN
(Después de dirigir una
mirada de indignación a doña
Angustias, y yéndose)
(Es fuerza
poner mi proyecto en
práctica)
(Vanse por el fondo Carmen
y doña Angustias)
CLETO
(Viéndolas marchar)
¡Maldita la hora en que
vino
el tal madrileño a casa!
ESCENA III
DON CLETO
Pues señor, hay que tomar
medidas extraordinarias
ó se lleva Lucifer
mis planes. Yo que pensaba
ir ganando su cariño
poco a poco, y declararla
mi atrevido pensamiento ..
He sido un gran papanatas
dándole una educación
tan libre; mi tolerancia
en consentirle amiguitas
y esa tertulia endiablada
del Marqués, han
trastornado
el seso de la muchacha.
(Con ira y mirando a su alrededor)
Sólo de pensar que alguno
me puede robar alhaja
de tanto valor, la sangre
me llena de telarañas
los ojos... Perder de un
golpe
ese dechado de gracias
y encantos, y las talegas
que le pertenecen... ¡cáscaras!
No lo consiento; primero
me tiro por la muralla,
(variando de tono)
¿Y dónde encuentra ella
esposo
que reúna mis
circunstancias?
No seré un Adonis; pero,
¿es ridícula mi facha?
(contoneándose)
¿A pesar de mis sesenta,
no soy un hombre sin
lacras,
lleno de vigor y brío?
Petimetres que se jactan
de atrevidos, ¿no quisieran
tener las afortunadas
conquistas que yo, que soy
un diablillo donde hay
faldas?...
¡Estas muchachas del día
son tontas,
estrafalarias!...
No ven lo que les conviene
ni lo que les hace falta.
ESCENA IV
Don Cleto y El Marqués.
MARQUES
(Que sale muy deprisa por
la izquierda, y al atravesar
la escena ve a don Cleto)
¡Don CLETO!
CLETO
¡Señor Marqués!
¿Qué es esto? ¿Tan de
mañana
por la calle?
MARQUES
Más me admira
ver a usted con tal cachaza
por aquí
CLETO
¿Pues qué sucede?
MARQUES
¿Ignora usted las infaustas
nuevas que corren?
CLETO
Si salgo
ahora mismo de mi casa.
¿Qué hay?
MARQUES
¡Friolera! Que un ejército
francés a marchas forzadas
viene sobre Cádiz...
CLETO
(Muy asustado) ¡Cómo!
MARQUES
Y nos coge, por desgracia,
sin defensa; no tenemos
soldados.
CLETO
¡Jesús nos valga!
Y habrá que abrirles las
puertas.
MARQUES
¿Abrirlas? ¡Cuando en la
plaza
no quede en pie un gaditano
vivo que pueda guardarlas!
CLETO
(¡San Cayetano bendito!)
MARQUES
(Ya está asustado ese mandria
pensando en sus pesos duros)
CLETO
Conque nuestras esperanzas
de librarnos de esos
picaros...
MARQUES
Por completo defraudadas.
CLETO
Diga usted, ¿y cómo vamos
a defendernos?
MARQUES
Me extraña
esa pregunta, don Cleto;
con fe ciega y arrogancia.
Siguiendo el ejemplo
heroico
de la capital de España,
y pereciendo con honra
como ahora de hacerlo
acaban
Aragón y Cataluña
conquistando eterna fama.
CLETO
Sí, señor, sí. (Vamos, esto
se lo va a llevar la
trampa.
Ya estoy oyendo tocar
a degüello)
MARQUES
En la Aduana
está el general Castaños,
y allí el entusiasmo raya
en delirio.
CLETO
Sí. (El delirio
de los que no tienen nada
que perder)
MARQUES
Inmenso júbilo
han causado las palabras
del general.
CLETO
¿Y qué ha dicho'?
MARQUES
Que es forzoso sin tardanza
terminar los nuevos muros
de la Cortadura...
CLETO
(¡Cáspita!)
MARQUES
Que espera que el pueblo
entero
le ayude en esta jornada
y que cuenta con los brazos
de todos. ¡Desde mañana
vamos a ser albañiles,
don Cleto!
CLETO
¿Pero esto es chanza,
señor marqués?
MARQUES
La ocasión
no es propia para
gastarlas.
Corra allá abajo (Señalando
a la derecha)
y verá
si la noticia es exacta.
Desde el noble duque de
Hijar,
que entusiasmado demanda
un puesto entre los obreros
que sin jornal piden plaza,
al guardián de Capuchinos
que ofrece llevar en masa
toda la comunidad
para echar mano a la azada,
la nobleza, el clero, el
pueblo,
todas las clases mezcladas
de la sociedad, una orden
es tan sólo lo que aguardan.
(Con intención)
¡Pobre del mal español
que sepa el pueblo que tarda
en acudir al trabajo!
CLETO
¿Sí? ¿Por qué?
MARQUES
Porque lo arrastra.
CLETO
(¡Zapateta ¡)
MARQUES
Y, a propósito,
digo, ya se me olvidaba
lo mejor: ¿Y su bellísima
pupila? No va por casa
hace tiempo.
CLETO
No anda bien.
MARQUES
(Sonriendo maliciosamente)
Está muy enamorada...
(¡Chúpate esa!)
CLETO
(Disgustado) ¿Quién la
niña?
MARQUES
La niña; y de una gallarda
persona. (Sin dejar hablar
a don Cleto)
De aquél valiente
oficial, que desde Ocaña
vino herido... ¡Bravo mozo!
Un héroe fue en la jornada
del Dos de Mayo en Madrid.
CLETO
Pero, ¿quién ha dicho?...
MARQUES
(Interrumpiéndole) Y faltan
noticias suyas.
CLETO
¡Por vida!
MARQUES
¡Quiera Dios!...
CLETO
(Estallando) Pero, caramba,
señor Marqués, ¿me permite
usted que yo meta baza?
Todo eso que... se supone
es una solemne farsa.
Mi Carmen no quiere a
nadie:
es honesta, recatada,
y sin mi consentimiento
no hubiera dado esperanzas
a ningún hombre.
MARQUES
(Con fingida sorpresa) ¿Qué
escucho?
Digo, y hasta aseguraban
que el tutor era el...
CLETO
(Con mucha ira) ¡Maldita
sea tanta lengua bellaca!
MARQUES
(Mirando el reloj)
Bien, no hay que
alterarse... ¡Diablo!
Me voy, que el tiempo se
pasa
y tengo en Puerta de Tierra
que dejar desalojada
mi casita de recreo
que vendrá a tierra a
mañana.
CLETO
¿A. tierra?
MARQUES
Sí .Y ahora caigo...
Usted también tiene casa
en Puerta de Tierra.
CLETO
Dos,
con dos jardines que
encantan.
MARQUES
(Hoy lo imito a pesadumbres)
¡Ay, don Cleto!
CLETO
¿Qué?
MARQUES
Otra mala
noticia; pierda el cariño
a esas preciosas moradas.
CLETO
(Muy alarmado)
¿Yo? ¿Por qué?
MARQUES
Porque ese fuerte
que de terminar se trata,
exige que toda Puerta
de Tierra quede arrasada.
CLETO
¿Cómo?.. ¿Derribar mis
fincas?
MARQUES
Ya están las órdenes dadas.
CLETO
¡Pero, marqués!...
MARQUES
Sacrificios
que ordena la madre patria.
CLETO
¿Sacrificios?
MARQUES
Los haremos
hasta quedarnos sin blanca.
CLETO
Yo voy a gritar.
MARQUES
(Atajándole) Conozco
el grito: «guerra y
venganza.
Y si hay uno que proteste
se le ahorca y santas
pascuas.
CLETO
(¡Caracoles!)
MARQUES
(Despidiéndose) Vaya, abur,
señor don Cleto; confianza
en Dios... nos
defenderemos.
(Vase por el fondo derecha)
CLETO
(Siguiéndole) Sí...
(Viéndole marchar)
¡Maldita sea tu estampa!
ESCENA V
DON CLETO.
CLETO
(Bajando al proscenio muy
asustado)
¡Ay, santo Dios, santo
Fuerte,
santo Inmortal!... ¡Qué
desgracia
tan tremenda!... ¡Infausto
día!
(Pasea aguadamente de un
lado a otro de la escena)
¡Pero cómo me lo daba
el corazón!. . ¿Y qué
hacer?...
(Deteniéndose de pronto y
reflexionando)
Ante todo, juicio y calma,
Cleto, si entran los
Dragonea,
¿quién se libra de sus
garras?
Y si no entran, y la plebe
a su gusto se despacha
aquí dentro. . A ver...
Formemos
un plan. (Reflexionando)
Justo... y luego... basta.
(Bajando la voz)
Me voy esta tarde a la
Isla,
mando un aviso a Chiclana
para que allí se nos tenga
habitación preparada.
Vuelvo mañana por Carmen
y con muchísima gracia
me escurro, y... fuera de
Cádiz.
(Encogiéndose de hombros)
Quien la hizo, que la deshaga.
ESCENA VI
Don Cleto, El Rubio, que
entra muy alegre por la izquierda, primer término.
RUBIO
¡Viva la gente e mi tierra!
CLETO
(Viendo al Rubio)
(¡Mí Calesero!) (Llamándole)
¡Tunarra!
RUBIO
(¡El viejo!)
CLETO
(Dios me lo envía)
Ven; escucha dos palabras.
RUBIO
¡La que se va a arma! ¡Qué
gusto!
¿Qué quiere usted?
CLETO
¡Buena maula!...
(Este es listo, reservado,
y aumentándole la paga)
Vamos a ver, Rubio.
RUBIO
¿Qué?
CLETO
(Llamándole aparte y con
mucha reserva)
Yo necesito sin falta
estar esta noche en la
Isla.
RUBIO
(Después de pensarlo un
momento)
¿Pa volvé cuando?
CLETO
Mañana
por la mañana...
RUBIO
Corriente:
me voy a enganchar la jaca.
CLETO
No, hombre, espera hasta
las cinco;
tengo en Cádiz que hacer.
RUBIO
Vaya,
pues a las cinco estará
la calesa preparada
allí enfrente. (Señalando a
la derecha)
CLETO
Te prevengo
que hago a la chita
callanda
este viaje.
RUBIO
(¡Hola!)
CLETO
Tendrás
dos pesetas columnarias
sobre lo corriente...
RUBIO
(Muy admirado) Hombre,
¿quién se quiere morir?
CLETO
Calla,
ya hablaremos. Hasta luego.
RUBIO
Vaya usté con Dios, y
gracias.
CLETO
(Yéndose)
(Lo que es esta ratonera
no se ha hecho para esta
rata)
ESCENA VII
El Rubio, después CURRA y Muchachas
del pueblo.
RUBIO
(Viendo marchar a don Cleto)
¿Qué viajito será este?...
Vejete con más
camándulas... (cambio de tono)
¡Pobre señorita Carmen!...
¡Si su padre levantara
la cabeza!... ¡Aquel señor
tan bueno!... Dios le dé
tanta
gloria como beneficios
le hizo a mi madre de mi
alma.
Y que esté su hija en poder
de un tutor de esa calaña,
tan ruin, tan esaborío
y tan...; le tengo unas
ganas...
(Mirando hacia el sitio por
donde se fue don Cleto)
que si no fuera... ¿Qué
veo?
(Volviendo la cara hacia la
izquierda)
¡Mi Curra con las muchachas
del barrio!... (Corriendo a
recibirlas)
CURRA
(Saliendo) ¡Gracias a Dios
que te encuentro!
RUBIO
(Tirando al suelo la capa,
para que Curra pase por encima de ella)
¡Olé, mi maja!
(Música)
RUBIO
¡Ven para aquí, retésala,
que no hay quien tenga tu
oportuniá!
Vale más ese cuerpo y eso?
andares
que tóos los volapieses de
Costillares.
Cuando miro de cerca tu
zarandeo,
tu sinturiya,
por todito mi cuerpo,
cachito é sielo,
me dan cosquillas.
CURRA
Lo que es verdá
que no hay gaché
que se me traiga
tanto charipé.
Detrás de tu persona
salgo de casa,
pa que me digas, Rubio,
qué es lo que pasa,
y si es cierto que vienen
¡malditos sean!
esos gabachos,
con el rey de boquilla que
a toitas hora»
anda borracho.
RUBIO
Eso despacio
lo contaré.
CURRA
Habla que toas
lo quién sabe.
RUBIO
Eso despacio
lo contaré;
pero antes yo
te quieo decir,
cuatro cositas
que sá menesté.
CORO
¡Ole, chipén!
RUBIO
Pues de mi cariño
y precociá,
morenilla mía, .
oye la verdá.
CORO
La, la, la, la, la, la, la,
la.
RUBIO
Pa saber llevar con gracia
por la calle una calesa,
con salero y calía, ole y
ola,
¡se necesita ser de acá!
CORO
La, la, la, la, la, la.
RUBIO
Mi papá nació en Chiclana
y en el Puerto mi mamá,
y yo frente é la Caleta ..
¡Eso es carne bien guisa!
CORO
La, la, la, la.
RUBIO
Conque dime tú, Curriya,
si me quieres con buen fin,
pa yevarte a la pirroquia
y casarnos en latín.
¡Ole por mi gaditana!
Vaya un cuerpo, vaya un
tipo de mujer.
Ole, ola, que si te casas
tú conmigo
te voy a dar la catedral.
CORO
La, la, la, la.
CURRA
Pa saber llevar con gracia
una rosa en la cabeza
de las de pitiminí, ¡ole
que si!,
se necesita ser de aquí.
CORO
La, la, la, la, la, la.
CURRA
En el barrio de la Viña
yo nací, a la par que el
sol,
y era día é San Lorenzo,
¡mira si tendré caló!
CORO
La, la, la, la, la, la.
CURRA
Toa la flor de la majeza
y señores con parné,
tiran capas y sombreros
pa que yo ponga los pies,
y al salir por esas calles
y subirme las enaguas
un poquito nada más,
para apartar la gente,
tiene
que intervenir la autoridá.
CORO
Toa la flor de la majeza,
etc.
La, la, la, la, la.
¡Ole, y ole ola!
¡Ole, y ole ola!
¡Sá, sá, sá, sá!
RUBIO
En cuanto que el Vicario,
sin detención,
nos eche en la pirroquia la
bendición...
CURRA
Verás a tu Curriya, ¡ole
Churrú!,
que arrea las mulillas mejor
que tú.
CORO
¡Ay, qué parejita se nos va
a juntar!
¡Olé, saleroso; ole, resalá!
CURRA
Cuando suba en el pescante
y las mulas me oigan
hablar,
veréis las bestias correr,
veréis el coche volar.
CORO
¡Huy qué gracia tienes y
que caliá!
¡Huy qué mayorala te vas a
llevar!
CURRA
Y en cuantito que las
nombre
y un puntazo é tralla les
dé,
ya no hay quién pueda mirar
dónde ellas ponen los pies.
RUBIO
No hay en todo Cádiz
quien se iguale a mí,
sólo por ser dueño
de ese garlochí.
CORO
No hay en todo Cádiz
quien se iguale a él,
sólo por ser dueño
de ese mirabel.
CURRA
Vaya un calesero
más resalao
(Látigo y campanillas en la
orquesta)
que la calesera
llevará a su lao.
RUBIO
Maresita mía, qué
revolución
armará la Curra por la
población.
CURRA
Arsa, Generala; arsa, Coronela,
miá la Peregrina cómo se
menea.
Ahora en esa cuesta vamos a
proba
si hay poer o no para
retranca.
CORO
Arsa, Generala, etc. .
¡Huy qué polvarea, que
barbariá!
No hay quién nos ampare,
vamos a volcá.
CURRA
(Declamando)
Quietos, caballeros,
no asustarse así.
¿Pa qué son las manos
y este garlochí?
(Cantando)
Echa el torno a escape,
guita a la Pelá,
dale cuatro palos
a la Remilga.
Arsa, dale, toma,
toma, dale, sá.
¡Huy, qué mayorala
te vas a llevar!
¡Chas, chas, chas, chas!
¡Zis, zas!
RUBIO y CORO
¡Huy, qué gracia tiene,
qué retésala!
No hay en todo Cádiz
más habiliá.
Arsa, dale, toma,
toma, dale, sá.
¡Huy, qué gracia tiene,
qué retésala!
Arsa, dale, toma,
toma, dale, sá.
¡Huy, qué mayorala
te vas / me voy a llevar!
¡Chas, chas, chas, chas,
chas! ¡Zis, zas!
(Hablado)
CURRA
¡El demonio los confunda!
(Al Rubio)
¿Conque vienen hacia Cái
los franceses?...
(Volviéndose a las muchachas)
Vamos, hay
que arrimarles una tunda.
MUCHACHAS
¡Eso, eso!
RUBIO
Vivan las niña
de rumbo y de caliá.
Esto no se encuentra má
que en er barrio de la
Viña.
CURRA
Hijo, tóo se ha arborotao:
no hay nadie que esté en su
casa.
MUCHACHA 1ª
Rubio, cuenta lo que pasa;
digo, si estos enterao.
RUBIO
De toito estoy al
corriente.
CURRA
¿Y es verdad que esos judío
vienen?
RUBIO
Sí.
CURRA
¡Se han atrevió!...
RUBIO
La cuestión es la
siguiente.
(Todas rodean al Rubio)
Paese que Napoleón
al pasá Despeñaperro,
se encaramó sobre un cerro
pa vé bien toa la nación;
echó el anteojo hacia acá,
y como no vio siquiera
ni un cachito de bandera
francesa en esta ciudá,
con la cara muy fruncía
fue y le preguntó a un...
trompeta:
«¿Por qué ha dicho la
Gaceta
que toa esta tierra era
mía?
A vé: tropas y cañones;
tóo er mundo a Cádi,
ligero.
Vamos pa allá, compañero,
que allí hacen farta
pendones.»
CURRA
¿Y así lo dijo el chavó?
Tiene gracia.
RUBIO
No, mujé...
Tóo eso lo dijo en
fransé...
(Despectivamente)
¡El que ha de sabe españó!
CURRA
¿No habrá un rayo pa ese
vil,
que tanto da no ha causao?
MUCHACHA 1ª
¿Di, Rubio, y cuánto soldao
se ha traído?
RUBIO
¡Milenta mil!
MUCHACHAS
¡Ay, Jesús!
RUBIO
Valiente cosa;
si no vienen la mitá.
CURRA
¿Aonde han quedao los demá?
RUBIO
Bajo é tierra en Saragosa.
CURRA ¡Ole! (Con alegría)
RUBIO
Les han dado un tute
cáa vez que se han acercao,
que Aragón es un sembrao
de cabezas é franchute.
CURRA
¿Conque allí han ido?...
RUBIO
Dos veses;
pero si otra guerra hubiera
no hay Francia pa la
tercera,
CURRA
(Entusiasmada)
¡Vivan los aragoneses!
MUCHACHAS
¡Vivan!
CURRA
Que po estas muraya
no pase ningún trancé.
RUBIO
¡Pues no tendrá que come
pa entra aquí mucha metralla!
Falta tropa pa el avío,
pero nos defenderemos;
desde mañana, tóos sernos
voluntarios distinguió,
y que vengan.
CURRA
Es verdá.
¿Pero será fanfarrón
el señó Napoleón
que en toas partes quié
manda?
¿Porque va pidiendo guerra
y tiene gente y dinero,
se ha creído ese caballero
que es el amo de la tierra?
¿Porque tiene por ahí
a los pueblos asustao,
se habrá el hombre figurao
que España es lo mismo?
Aquí
se va a queda hecho un Juan
Lana
con una palabra sola,
en cuanto oiga a una
española
decí: «No me da la gana.»
RUBIO
¡Viva mi Curra!... ¡Bendito
sea tu pico resalao!
ESCENA VIII
Curra, el Rubio y las Muchachas,
a la izquierda. Aparecen por la derecha, primer término, los Frailes 1° y 2º y
un Soldado, pálido, lleno de polvo y con el uniforme en mal estado, apoyándose en
el brazo del Fraile 2°. Trae el fusil a la espalda y un parte entre el cañón y
la baqueta.
FRAILE 1º
Ven, hijo, ven por aquí.
FRAILE 2°
¡Eternamente alabado
sea el Todopoderoso!
SOLDADO
Padre, un poco más despacio
que ya no puedo con mi
alma.
RUBIO
(Viendo a los Frailes y al
Soldado)
¿A vé, qué es eso?
MUCHACHA 1ª
¡Un soldado!
CURRA
¡Cómo viene el infelí!
FRAILE 1°
(Dirigiéndose a Curra y al
Rubio con grandes muestras de alegría)
¡Qué grandes nuevas,
hermanos.
SOLDADO
(Con acento desfallecido)
¡Un poco de agua!
CURRA
Agua, Rubio.
(Vase Rubio por la derecha.
Vendo al soldado próximo a caer de fatiga)
Este hombre se pone malo.
(Los Frailes acuden a
sostener al Soldado. Curra y las Muchachas le rodean con solicitud)
FRAILE 1º
¡Hijo, animo!
SOLDADO
(Serenándose) Ya pasó.
El mareo... y el
cansancio...
¡Setenta leguas a pie!...
CURRA
¡Jesús!
RUBIO
(Con un vaso de vino)
Militar, un trago.
Verasté que agua hay en
Cádi
SOLDADO
(Oliendo el vino)
Manzanilla.
RUBIO
(A los Frailes) Buen
olfato.
(Viendo beber al Soldado)
¡Hasta verte, Jesús mío!
SOLDADO
Gracias. (Devolviéndole el
vaso)
RUBIO
Ya está bueno y sano.
SOLDADO
(Al Fraile 1°)
Padre, a la Junta en
seguida,
que urge la misión que
traigo.
FRAILE 1º
Es verdad.
FRAILE 2º
¡Pronto!
RUBIO y MUCHACHAS
Con gran curiosidad) ¿Qué
hay?
FRAILE 1º
(Sin poderse contener)
Hijos, no puedo ocultaros
lo que pasa; este valiente
militar viene a anunciarnos
que el ejército del duque
de Alburquerque le ha
cortado
el terreno a los franceses,
que a costa de mil trabajos
hoy mismo llegará al
Puerto,
y que mañana temprano
para defender a Cádiz
habrá aquí diez mil
soldados.
CURRA, RUBIO y MUCHACHAS
¡Diez mil!
SOLDADO
Esa grata nueva
traigo al pueblo gaditano.
(Grandes muestras de
alegría en todos)
CURRA
Dios lo haga a usted
capitán...
general.
RUBIO
(Entusiasmado y abrazando
al Soldado)
¡Venga un abrazo!
¡Josú, cuando esto se sepa!
Muchachas, vamos gritando:
¡Viva el duque de
Alburquerque!
CURRA y MUCHACHAS
(Siguiéndole)
¡Viva!
FRAILE 1º
¡Nos hemos salvado!
(Música en la orquesta. Curra,
el Rubio y Muchachas, entran vitoreando al Soldado, que va entre los dos Frailes.
Vanse por la izquierda)
MUTACION
CUADRO SEGUNDO
VOLAVERUNT
Calle. A la derecha una
taberna. Es de noche.
ESCENA IX
Aparecen por la izquierda Majos
y Majas, cantando muy alegres. Algunos de ellos con guitarras. Otros con palos,
con los que darán golpes en el suelo, a su tiempo. A sus voces salen a oírlos
de la taberna Tobalo, el contrabandista, y varios hombres del pueblo, que hacen
gestos de aprobación, tomando parte en el coro. Después el Marqués y Lorenzo
por la izquierda.
(Música)
CORO
El barrio de la Viña
y el matadero,
van a ser el asombro
del mundo entero.
¡Ay, qué fatigas tengo
de que entren pronto
los francesitos,
pa que los desengañen
los gitanitos!
¡Ay, qué fatigas tengo
de que entre pronto
don Napoleón,
pa que reciba en Cádiz
la Extremaunción.
MAJAS
Cuando vea el extranjis los
clisos que tienen
las gaditanas.
MAJOS
No se acuerdan que llevan
encima los sables
y las cananas.
MAJAS
Y si luego se fijan en
nuestros pinreles
y en el andar.
MAJOS
De seguro no saben los
pobres gabachos
ni disparar.
TODOS
¡Arsa y olé, ay qué pronto
ramos a hablar francés;
chipén!
¡Olé y ola, si es que lo
permite
su majestad!
MAJAS
Con el chariparé, con el
pampirulí,
con el pampirulero.
MAJOS
¡Ay, qué chasco tan grande
se van a llevar
esos extranjeros!..
MAJAS
(Con el chariparé, con el
pampirulero
y el pampirulín...
TODOS
Si lo piensan un poco
ellos ¡qué han de venir!
Ta, ta, ta, ta, ta, ta.
(Acompañando con golpes en
el suelo)
El barrio de la Viña, etc.
Con el chariperi
con el charipón,
¿qué hace que no viene
ese fanfarrón?
(Hablado)
TOBALO
(Dirigiéndose a los majos)
¡Ole! ¡Bien por las manitas
de plata y lo bien cantao!
Señores, con volunta;
¿quién ustés acompañarnos
y tomar dos cañas?
MAJO
Gracias.
TOBALO
¿Van a desaira a Tóbalo,
el contrabandista?
MAJO
(Consultando con las majas)
Niñas,
ustés dirán.
MAJA
(Muy resuelta)
Sin reparo.
Vamos adentro.
TOBALO
(Al muchacho que los sirve)
¡Chiquillo,
mucho vino!
(Se disponen a entrar en la
taberna)
(Salen el Marqués y Lorenzo)
MARQUES
¡Qué entusiasmo
por todas partes, Lorenzo!
TOBALO
(Viendo al Marqués y a
Lorenzo y deteniendo a los demás)
¡Ah, señores! que también
entre el señó voluntario
distinguió y la compaña.
MARQUES y LORENZO
(Excusándose)
Gracias.
TOBALO
Mi oficial, un vaso
siquiera, por la alegría
que nos está rebosando
a todos.
LORENZO
Voy de servicio
y…
TOBALO
(Insistiendo)
Si no es más que probarlo.
MARQUES
Se acepta. (Adelantándose)
LORENZO
(Aparte al Marqués)
(|Tío!)
MARQUES
Esta nocbe
todos somos ciudadanos
españoles, y hay motivo
para que juntos bebamos.
Entra.
LORENZO
(Al contrabandista, al
entrar)
Un momento.
TOBALO
No quiero
más que brinda por los
bravos
señoritos é mi tierra...
(Por el Marqués que pasa)
y por la gente de rango,
castiza como sus padres.
MARQUES
Gracias. (Entrando en la
taberna.)
TOBALO
(Siguiéndole) Yo soy el
honrao.
(Entran todos en la taberna)
ESCENA X
Carmen, por la izquierda
muy de prisa y perseguida por el Petimetre 1°, de quien queda separada,
ocultando el rostro
CARMEN
Suplico a usted que se
aleje.
PETIMETRE 1º
Pues suplica usted en vano.
CARMEN
Es que...
PETIMETRE 1º
Hasta ver ese rostro
hechicero no me marcho.
CARMEN
Pediré socorro.
PETIMETRE 1º
Bueno;
y habrá en la calle un
escándalo.
CARMEN
(Aparte muy contrariada)
(¡Qué contratiempo, Dios
mío!)
PETIMETRE 1º
(No me equivoco; aquí hay
algo
misterioso: la manera
de escurrirse, recatando
la faz... ¡Oh, sí; es
distinguida
damisela! No me engaño)
CARMEN
(¿Qué haré?)
PETIMETRE 1º
(Seamos atrevidos)
Linda niña, ¿terminamos
(Acercándose)
de una vez este sainete?
CARMEN
No dé usted un solo paso
porque le puede pesar.
PETIMETRE 1º
(Con ironía)
¿Sí?... (Acercándose más a
Carmen)
¡Bonito es el muchacho
para temer.
ESCENA XI
Los mismo, el Marqués y Lorenzo,
saliendo de la taberna.
LORENZO
Vamos, tío,
que es tarde.
CARMEN
(Reconociéndoles y corriendo
hacia ellos)
¡Dios soberano!
¡Señor Marqués!
(El Petimetre pasa a la
izquierda con temor)
MARQUES
(Sin conocer a Carmen)
¿Quién?
CARMEN
¡Lorenzo!
LORENZO
¡Carmen!
PETIMETRE 1º
(Echando a correr por la
izquierda muy asustado.
¡Uy! ¡Qué par de zánganos!
MARQUES
(A Carmen con sorpresa y
cariñosa solicitud)
Carmencita, ¿usté en la
calle
sola?
CARMEN
¡Sola y sin amparo!
MARQUES
¿Y su tutor?
CARMEN
No está en Cádiz.
MARQUES
¡Cómo!
CARMEN
Esta tarde ha marchado
no sé a donde; yo salí
con doña Angustias, y acabo
de dejarla entre el
bullicio...
MARQUES
¿De dejarla?...
CARMEN
Sí, buscando
refugio...
MARQUES
¿Dónde?
CARMEN
En su casa
de usted.
MARQUES
Pero, ¿qué ha pasado?
CARMEN
(Bajando la cabeza muy
afligida)
Soy muy desgraciada.
MARQUES
¡Carmen!
CARMEN
¡Tengo que contarle tanto!
MARQUES
Pues a casa; allí le
aguardan
los brazos de mi Rosario
y mis consejos.
CARMEN
¡Marqués!
LORENZO
Sí, Carmen, cobre usted ánimo.
(¡Pícaro tutor!)
CARMEN
Lorenzo, (Con ansiedad)
¿hay noticias de Fernando?
LORENZO
No, por desgracia.
CARMEN
¿Habrá muerto?
MARQUES
(Con prontitud y
ofreciéndole el brazo)
¡Cá!... ¿Quién piensa en
eso? Vamos.
Tú a tu puesto.
CARMEN
(A Lorenzo) Adiós.
LORENZO
Adiós.
(Vanse Carmen y el Marqués
por la izquierda)
¡Cuánto le ama!... ¡Cielos
santos,
que una traicionera bala
no quite la vida a
entrambos!
(Se dirige a la derecha a
tiempo que sale doña Angustias muy deprisa y desesperada)
ESCENA XII
Lorenzo y Doña Angustias.
Rapidez en todo el diálogo de esta escena.
ANGUSTIAS
¡Infierno; condenación!
LORENZO
(Conociéndola y cerrándola
el peso.
(|La vieja!) ¿Qué estoy
mirando?
¡Doña Angustias!
ANGUSTIAS
(Con sorpresa y alegría)
¡Señorito
Lorenzo!... ¡Feliz
hallazgo!
LORENZO
¿Qué le pasa?
ANGUSTIAS
¡Ay, don Lorenzo,
no puede usted figurárselo!
¡Esto me cuesta la vida!
LORENZO
¿Se ha puesto don Cleto
malo?
ANGUSTIAS
¡Ojalá! (De pronto y sin
darse cuenta de lo que dice)
LORENZO
¡Cómo!
ANGUSTIAS
Es decir...
Si no sé lo que me hablo.
LORENZO
Pero, explíquese...
ANGUSTIAS
Es verdad.
Verá usted... Pues es el
caso
que faltando a mis deberes
esta noche, y al mandato
expreso de mi señor,
he cedido a los halagos
de Carmencita, he salido
con ella y al poco rato
se me ha perdido de vista
sin saber cómo ni cuándo.
¡Por ser buena, don
Lorenzo!
LORENZO
(¡Que no te llevara el
diablo!)
Vamos a buscarla.
ANGUSTIAS
¡Si,
Sí por Dios! (Se dirige a
la izquierda)
LORENZO
Por ese lado
es inútil, de andar vengo
toda esa calle a lo largo
y no he visto a nadie,
ANGUSTIAS
Bien.
Pues yo de usted no me
aparto
hasta dar con ella.
LORENZO
Vaya,
pues apretemos el paso.
(Deteniéndose un momento)
Antes de cinco minutos...
ANGUSTIAS
(Con ansiedad)
Sí, sí.
LORENZO
(Aparte y echando a andar
deprisa)
(Te doy esquinazo)
(Entra Lorenzo por la
derecha, doña Angustias le sigue)
MUTACION
CUADRO TERCERO
LA CORTADURA
Arrecife de Cádiz a la isla
de León, boy San Fernando. A la izquierda, desde segundo término y avanzando al
fondo, el fuerte de «La Cortadura», en construcción. La entrada con rampa en
últimos términos y lienzo de muralla ya terminado que avanza al mar, con garita
de piedra. Terraplén bajo al frente con cañones y mar al fondo. Buques
anclados, y por encima de la muralla se ven los mástiles de otros. A la derecha
un taller de trabajo y grandes piedras, maderos, yunques y cureñas esparcidos
por la escena. Al levantarse el telón corto de calle, luz espléndida de la
mañana.
ESCENA XIII
Aparece el escenario lleno
de gente. Señorones, Petimetres, Voluntarios, Frailes, Majos y Marineros. Todos
trabajan con gran ardor: unos en lo alto de la fortaleza: otros con carrillos de
mano, cruzando en distintas direcciones, y muchos manejando el pico, la azada ó
el pisón. Un Voluntario en lo alto de la muralla, de centinela junto a la
garita de piedra. A la izquierda, en primer término, al pie de los muros y bajo
un sombrajo de lona, varias mujeres del pueblo cosen sacos y banderas. Coro
General pues, Petimetre 1º
y Petimetre 2º, y después Fray
Cirilo, y Fray Casto, frailes capuchinos exageradamente obesos.
(Música)
CORO GENERAL
La, la, la, la, la, la.
El que sea patriota,
y a los extranjeros
no quiera servir,
antes que una derrota
entregar la vida
debe preferir.
Sí, señor; entregar la vida
con valor, debe preferir.
La, la, la, la, la, la.
(Hablado)
(Sale el Petimetre segundo
con un pico al hombro y una espuerta pequeña en la mano, y detrás el Petimetre primero
cargado con sacos de cal, espuertas con ladrillos y muchos utensilios del
trabajo)
PETRIMETRE 1°
Por los clavos del Señor,
espera un momento, Pepe.
PETRIMETRE 2º
Anda, hombre.
PETRIMETRE 1º
(Dejándose caer en medio de
la escena, donde queda sentado)
¡No puedo mas!
PETRIMETRE 2º
¡Por vida!...
MUCHACHA 1ª
(De las que cosen a la
izquierda)
Seor petimetre,
no se vaya usté a cae.
PETRIMETRE 2º
(Al primero)
¡Lo estás viendo!...
MUCHACHA 2ª
Estará débil.
MUCHACHA 3ª
¿Tanto pesan las espuertas?
MUCHACHA 1ª
¿Quiere usted que se las
lleve?
PETRIMETRE 1º
(¡Qué gentuza!)
(Levantándose)
PETRIMETRE 2º
(Calla y coge)
PETRIMETRE 1º
(Empezando a coger los
bártulos)
¡Por vida de los franceses!
(Salen pausadamente por la
derecha Fray Cirilo y Fray Casto y bajan al proscenio)
CIRILO
Pero, ¿á qué hora es la
señal
para el almuerzo?
CASTO
A las nueve;
hermano Cirilo, pronto.
CIRILO
Hace un rato que mi vientre
pide auxilio.
CASTO
Es natural.
¿Qué persona se sostiene
una hora con chocolate
y doce bollos de aceite?
PETRIMETRE 2º
(Yéndose muy incomodado al
ver la dificultad con que su compañero recoge los objetos que tiró)
Me voy; eres un ridículo. (Vase
por el fondo)
PETRIMETRE 1º
(Con ira, viendo que cuando
coge una cosa se le cae otra)
¡Por vida de los franceses!
Hombre, ayúdame siquiera
a... (Dirigiéndose a los
dos frailes que pasan cerca da él, en dirección a la izquierda)
¡Padre!
CASTO
¿Eh? ¿Qué se te ofrece?
PETRIMETRE 1º
Padre mío, haga la obra
de caridad de ponerme
esos dos sacos encima.
CASTO
Sí, hijo mío; y más si
quieres. (Ayudándole)
PETRIMETRE 1º
Gracias, padre; ya con esto
llevo carga suficiente.
CASTO
(Dejándole caer con fuerza
el último saco encima)
Me parece que sí.
PETRIMETRE 1º
(Al sentir el peso) ¡Ay!
CASTO
Hijo, me da pena verte.
PETRIMETRE 1º
Pues ayúdeme usted, padre.
CASTO
El guardián no lo
consiente.
CIRILO
Nuestro cargo nos lo veda.
PETRIMETRE 1º
¿Sí? Pero, ¿qué son
ustedes?
CIRILO
Celadores distinguidos
patrióticos (1).
PETRIMETRE 1º
¡Qué gran suerte!
Y yo soy bestia de carga...
¡Por vida de los franceses!
(Vase)
MUCHACHA 1ª
(AI pasar los frailes)
Hija, cómo hace engordar
el trabajo.
CASTO
(A fray Cirilo)
Me parece
que eso es con nosotros.
CIRILO
(Contestando maquinalmente)
MUCHACHA 2ª
Dios los guarde.
MUCHACHA 3ª
Y los conserve.
CASTO
¡El diablo son las
muchachas! (Sonriendo)
Mire usted, qué ojillos
tiene
esa rubia.
CIRILO
Hermano Casto.
CASTO
¿Qué? (Creyendo que le
reprende)
CIRILO
¿Cuándo darán las nueve?
(Suena dentro una campana)
MAJO
Alto el trabajo. ¡A
almorzar!
CIRILO
¡Loado sea el Omnipotente!
(Los dos frailes y todos
los personajes que hay en escena, abandonan el trabajo, yéndose por la
izquierda)
(1) Este fue el nombre que
se le dio a los religiosos encargados de vigilar y acelerar aquellos trabajos.
El ilustre y notabilísimo
escritor, hijo de Cádiz, D. Antonio Alcalá Galiano, que tomó parte en ellos,
dice, ocupándose de aquellos hechos, fine, frailes robustos, dé esos de que
tacan copias los enemigos de nuestras órdenes monásticas, discurrían por
aquellos sitios entre las risas y pullas de las gentes del pueblo, a las que
solían ellos contestar con dichetes parecidos a los de que eran objeto. Copio
estas palabras del célebre narrador, porque criando se estrenó esta obra,
sublevada la conciencia del periódico republicano El Globo, que se publica en
esta corte, dijo que la presentación de los dos frailes robustos daba lugar a
una escena bufa y grotesca, burlándose el autor de cosas dignas de respeto.
ESCENA XIV
Lorenzo, El Marqués por la
izquierda, primer término. El Voluntario de centinela cerca de la garita.
LORENZO
Vamos, cuénteme usted, tío.
¿Qué es lo que en Cádiz sucede?
MARQUES
Hijo, que se le prepara
al general Alburquerque
hoy allí un recibimiento
conmovedor, imponente.
Todo el vecindario sabe
cómo el ejército viene
de destrozado y hambriento
y los donativos llueven.
Esperando a los soldados
en las calles, todos
quieren
ser los primeros en darles
dinero, ropas y albergue.
LORENZO
¡Bien por Cádiz!
MARQUES
Esos bravos,
Lorenzo, a salvarnos
vienen.
¿Pasarán por aquí pronto?
LORENZO
No tardaremos en verles
y abrazarles.
MARQUES
¡Qué alegría!
LORENZO
Nuestros centinelas tienen
orden de avisar, apenas
a Torregorda se acerquen.
En cuanto hagan la señal
nos subiremos al fuerte.
Ah, dígame, ¿y la pupila
de don Cleto?
MARQUES
Tan alegre,
con tu prima, y tan
contenta,
diciéndonos que no vuelve
al lado de su tutor.
LORENZO
Pero qué bonitamente
supe extraviar a la bruja.
MARQUES
Quizás la vida le cueste
lo ocurrido... ¡Y si
supieras
lo bribón que es el vejete!
LORENZO
Tío, libre usted a Carmen
del tutor; ¿usted no puede
lograr del gobernador...?
MARQUES
Nada, hombre, don Cleto
tiene
derechos...
LORENZO
Sí, para hacer
infeliz a esa inocente.
¡Ah, si mi amigo Fernando
supiera lo que sucede!
¡Qué será de el!
MARQUES
¡Pobre mozo!
LORENZO
Y ella pensando en él
siempre.
CENTINELA
(Desde lo alto del fuerte,
dirigiéndose a Lorenzo)
Mi capitán.
MARQUES
(Al Centinela con ansiedad)
¿Vienen ya
las tropas?
CENTINELA
No, señor; es que
ha volcado una calesa
en la playa.
LORENZO
¿Traía gente?
CENTINELA
Un viajero.
LORENZO
¿Y qué ha pasado?
CENTINELA
Mirando hacia adentro)
Se acercan a socorrerle...
Aquí viene el calesero.
ESCENA XV
Los mismos, el Rubio, por
el fondo derecha: finge venir muy apurado.
RUBIO
¡Agua, vinagre,
aguardiente!
LORENZO
¡El Rubio!
RUBIO
(Reconociendo a Lorenzo y
echándole los gran alegría)
¡Mi capitán
de mi alma!
LORENZO
¿Qué te sucede?
MARQUES
¡Muchacho!
RUBIO
(Saludándole) Señor
Marqués...
No había conocido a
ustedes.
MARQUES
Pero, ¿qué te ha sucedido?
RUBIO
¿A mí?... náa.
(Poniéndose entre los dos y
en voz baja)
Reserváamente;
que he volcao la calesa
pa darle un porrazo fuerte
a don Cleto.
MARQUES
¿Qué? Es don Cleto...
RUBIO
Sí, señó; y se lo merece.
Ese es un mal español;
se quiere escapar el
viernes
de Cádiz con la pupila,
huyendo de los franceses.
LORENZO
¿Qué dices?
RUBIO
Y me ha venío
jonjabando, porque quiere
que yo le ayude a escaparse
sin que nadie lo chanele.
LORENZO
¡Ah, tunante!
RUBIO
(Con creciente alborozo)
Y a tóo esto
no cuento lo más urgente.
MARQUES
¿Qué?
RUBIO
Que están cerca de aquí
los soldados de Alburquerque.
MARQES
(Con gran alegría)
¿De veras?
RUBIO
Yo he venío a escape
pa está en Cádi cuando
lleguen.
Salí con ellos de la
Isla...
¡Pobrecitos cómo vienen!
(Dando un fuerte grito de
pronto)
¡Ah!... ¡y otra noticia
gorda!
MARQUES
¿Cuál, hombre?
RUBIO
Que entre ellos viene
el novio de la pupila
de don Cleto.
LORENZO
(Explosión) ¡Dios clemente!
¿Mi amigo Fernando?
MARQUES
¡Cielos!
¿Tú le has visto?
RUBIO
(Corno marcando las señas
de Fernando)
Un mozo terne;
capitán de artillería;
madrileño...
LORENZO
(Muy alegre) ¡El es!
MARQUES
Serénate.
RUBIO
Lo guipó en seguida er
viejo
y no pudo contenerse.
¡Josú!... ¡Po si trae un
berrinche!
MARQUES
¡Cuánto feliz incidente!
LORENZO
Sí, tío.
RUBIO
Yo voy por agua
porque he dejado al vejete
sudando a mares del susto
y si llego de repente
se la echo por la cabeza...
¡Vamos a ver si se muere!
(Vase corriendo por la
izquierda)
LORENZO
(De repente y en tono
resuelto al Marqués)
Venga usted.
MARQUES
Pero, ¿y don Cleto?
LORENZO
Ese, cayó en nuestras
redes.
MARQES
¿Cómo? (Vanse por la
izquierda)
LORENZO
Nos vamos a reír
a su costa grandemente.
ESCENA XVI
Aparecen por la derecha Don
Cleto, lleno di polvo y cojeando y Fray Cirilo y Fray Casto uno a cada lado
sosteniéndole.
CIRILO
Pues no ha sido más que el
susto.
CLETO
Padre, pero si me duele
todo el cuerpo.
CIRILO
Es natural.
Ande, porque le conviene.
CLETO
Lo que yo quiero es llegar
a Cádiz sin detenerme
un momento. ¿Y ese pillo
calesero?
CASTO
El pobre debe
haber ido a buscar algo...
CLETO
¿Cómo pobre? Pues si él
tiene
la culpa; si se metió
por un sitio inconveniente
cuando iba el caballo loco,
y él, en vez de contenerle,
le daba de palos ...
(Quejándose) ¡Ay!
Padres, positivamente
yo me he roto alguna cosa
importante.
CIRILO
No exagere,
hermano, son contusiones.
CLETO
Pues yo no puedo moverme.
Y me quise sentar antes...
CIRILO
¿Y qué?
CLETO
Que sentí muy fuerte'
un dolor... particular...
CASTO
¿Partí... cular?... Eso es
leve.
ESCENA XVII
Los mismos, Un Sargento y
dos Voluntarios, con fusiles. El Sargento con grandes bigotes y mal encarado.
Después El Rubio.
SARGENTO
¿Don Cleto de
Iturrigorrigaray?...
CLETO
Servidor de ustedes.
SARGENTO
(Con mal modo)
Véngase usted con nosotros.
CIRILO
¿Dónde?
SARGENTO
Donde se le lleve.
CLETO
(Muy asustado)
¿Cómo?
CIRILO
¿Qué es esto, sargento?
SARGENTO
Tenemos orden del jefe
de conducir al señor,
vivo ó muerto, prontamente
al castillo del Puntal.
CLETO
¿A mí?
SARGENTO
(Amenazándole)
¡Que no me conteste!
CLETO
Señor sargento...
SARGENTO
Silencio,
o le damos un julepe.
CLETO
(Acercándose en tono de
súplica al Sargento)
¡Pero, hombre!...
SARGENTO
(Dándole un fuerte empellón
de pronto)
Vamos pa alante.
CLETO
(¡Ay, Virgen de las
Mercedes!)
(Entra don Cleto por la
izquierda, seguido por el Sargento y los voluntarios)
CIRILO
Hermano, ¿qué será esto?
(Con reposo y después de
una pausa)
CASTO
Cosa grave me parece,
hermano.
CIRILO
¿Será un espía?
CASTO
Entonces que lo desuellen.
RUBIO
(Con una alcarraza con agua)
Aquí está el agua... (.Mirando
a todos lados
¿Y don Cleto?
CIRILO
Muchacho, no te molestes
en buscar a ese señor,
porque acaban de prenderle
los voluntarios.
(Con mucha alegría y
tirando por alto la alcarraza)
¿De veras?
|Ay, qué gorpe con más
pesqui!
¿Qué dices? (.Sorprendido)
¡Viva el salero
y la gracia de mi gente!
(Oyese un toque de corneta
lejano en señal de aviso, y otro en seguida más cerca)
CASTO y CIRILO
¡La señal!... ¡Llegan las
tropas!
DENTRO
¡Viva el duque de
Alburquerque!
(Los dos frailes se
remangan los hábitos y vanse corriendo por el fondo derecha)
(Grito entusiasta de muchas
voces)
¡Viva!
ESCENA XVIII
Llénase la escena de gente,
que acude desordenadamente, mirando hacia la derecha. Después Lorenzo y El
Marqués.
(Música)
CORO
Las cornetas nos anuncian
que los bravos llegan ya,
vamos pronto, que nos vean
de alegría rebosar.
(Aparecen por la entrada de
la fortaleza Lorenzo y el Marqués. Todos les abren paso. El Marqués se
adelanta, y acompañado por la orquesta, dice los siguientes versos con gran
entonación)
MARQUES
(Recitado) Gaditanos,
saludemos
con entusiasmo a esos
héroes,
que van a hacer invencibles
los muros que nos
defienden.
¡Gloria a su ilustre
caudillo,
nuestro salvador dos veces!
¡Viva nuestra
independencia!
TODOS
¡Viva!
MARQUES
¡Guerra a los franceses!
TODOS
¡Guerra!
(Oyese a lo lejos el
redoble de tambores de las tropas que se acercan. Todos los personajes se
inclinan hacia la derecha, escuchando con ansiedad. Marcha guerrera por la
banda militar dentro)
CORO
Rataplán.
Los soldados vienen ya.
Larará, lararán.
¡Ya no hay miedo, no hay
temor
lucharemos con valor!
¡Viva España!
(Marcha por la banda,
dentro, que se aproxima por momentos)
¡Arza y ole!
Pobrecitos militares,
cuántas fatigas y pesares
pasa el ejército español.
(Aparecen por la derecha,
primer término, una multitud de chicos muy contentos, que vienen delante de las
tropas, y en seguida las primeras fuerzas del ejército libertador que, serán
voluntarios aragoneses. Después los tambores del ejército uniformado, los gastadores
y tropas que marchan hacia el fondo izquierda, entrando en la fortaleza. Banda
militar, que se sitúa á la entrada de aquélla, acompañando al desfile. Todos los
personajes al fondo y a la izquierda, saludan con entusiasmo a los soldados)
Que vivan los valientes
que vienen a ayudar
al pueblo gaditano
que quiere pelear.
Y todos con bravura
esclavos del honor,
juremos no rendirnos
jamás al invasor.
(Continúa el desfile de
tropas. Aparece Fernando con uniforme de capitán de artillería y capote; se
separa de las tilas al ver a su amigo Lorenzo, que se dirige a él, quedando
confundidos en un estrecho abrazo, y cerca del Marqués, formando grupo a la
izquierda en primer término. Aparecen voluntarios catalanes y de otras
provincias, y entre ellos Fray Casto y Fray Cirilo, que marchan marcialmente.
El Rubio en lo alto de la fortaleza hace ondear una bandera española, y al
grito de «Viva el duque de Alburquerque», al que todos contestan con
entusiasmo, se ve aparecer al general a caballo; seguido de su estado mayor, y
señalando con la espada hacia el fondo izquierda, donde se supone a Cádiz.
Saluda al pueblo, que lo victorea. Cuadro)
TELÓN RÁPIDO
ACTO SEGUNDO
CUADRO CUARTO
¡VENGAN BOMBAS!
Barrio extramuros en Cádiz,
conocido por Puerta de Tierra. Al fondo el mar, donde se ven anclados buques de
distintas clases y aparejos, y en lontananza la costa de la bahía, viéndose enfrente
la parte que corresponde al Trocadero. A la derecha del escenario, en segundo
término, interior del cuarto de un ventorrillo con mesa y bancos y una ventana.
El tabique del fondo del ventorrillo, que no llega al techo, figura ser el
divisorio de otro compartimiento. La puerta de dicho cuarto a la derecha. La
puerta de entrada en la fachada que da a escena, más abajo de la ventana del
cuarto. A la izquierda, en tercer término, la fachada de otro ventorrillo.
ESCENA PRIMERA
Aparecen en el cuarto de la
derecha, sentados a la mesa, comiendo y bebiendo, una Mamá; y a su derecha, Etelvina
y Oficial 1° (inglés); a su izquierda Encarnación y Oficial 2º. A la izquierda,
delante de la fachada del otro ventorrillo, un corro compuesto de Majas, Majos
y Soldados, unos sentados y otros en pie. Curra y el Rubio: éste tocando una
guitarra. En medio del corro baila una Maja. Un Mozo del ventorrillo sirve
cañas de Manzanilla de cuando en cuando. Al levantarse el telón todos acompañan
tocando las palmas. Mucha alegría y animación
(Música)
CORO
Enfrente é la Cortaúra (1)
dicen que está Napoleón,
contándose los botones
que tiene en el levitón.
¡Ay! Jesús, déme usté un ochavito
pa vestir a mi churunbelito.
¡Ay! Jesús y qué risa me da
ver las bombas que nunca
hacen na.
|Já, já, já, já, já, já!
Murieron tres mil franceses
en la batalla del Cerro,
pero han logrado en
desquite
que una bomba mate un perro.
¡Ay! Jesús déme, etc.
¡Ay! Jesús, Jesús, qué risa
da, ¡ay, Jesús!
RUBIO
¡Otra bomba!
(Estampido de una bomba por
la orquesta)
CORO
¡Ah!...
(Mirando hacia la derecha y
en tono de mofa)
Váyanse los franceses (1)
en hora mala,
que Cádiz no se rinde
ni sus murallas;
con las bombas que tiran
los fanfarrones
se hacen las gaditanas
tirabuzones;
tirabuzones encañonaos
que llevan todas en el
peinao.
Cuando en Cádiz sale el sol
y a una jembra se la ve,
no hay quien mire sin decir
vaya un talle y vaya un
pie.
Y en su cuerpo hay un garbo
tan reparticular,
¡ay, zorongo, zorongo!
que no se pué explicar.
(1) Canciones populares de
la época.
RUBIO
Que nos cante la Curra
con toito su aquel
la canción que le han hecho
a Curro Guillen.
CORO
Que la cante y nos baile
un zapateao
con el pesqui y salero
que Cristo le ha dao.
CURRA
Pues vaya, señores,
pa finalizar,
la copla del Curro
que os ha de gustar.
Siempre que un toro le toca
al señor Curro matar
hay que ponerse los lentes
pa ver del maestro la
sereniá.
Porque después de cuadrarse
y de citar a la res,
ni dos minutos se pasan
sin ver a la fiera rodando
a sus pies.
Caballeros y madamas,
no hay un mozo más barbián.
No hay coraje como el suyo
en cuestión de estoquear.
CORO
Que viva su gracia,
que viva su aquél,
que Dios le conserve
la mano y los pies.
TODOS
Siempre que un toro, etc.
CURRA
Caballeros y madamas, etc.
(Hablado)
RUBIO
(Brindando)
Señores, vaya po el rey
y po la Constitución. (Todos
beben)
SOLDADO 1º
(Aragonés dirigiéndose a
otro grupo)
Tú chiquio, por Zaragoza.
SOLDADO 2º
(Catalán levantando el vaso)
¡Por Gerona!
SOLDADO 3º
¡Por las dos
Castillas!
CURRA
(Levantándose) ¡Por toita
España,
si toa está en este rincón!
¡Viva España!
TODOS
¡Viva!
RUBIO
El bronquis
que tendrá el emperaor
viendo las dificultades
de echar mano a este montón
de conchas, donde su gracia
puso la Madre de Dios!
MAJA 1ª
¡Cuidao que debe ser
testarudo ese señó!
RUBIO
¡Digo, pa tené ahí enfrente
tomando relente y sol
y muñéndose de envidia
tóo el ejército invasor
hace más de treinta meses…
CURRA
Y sin comprendé el chavó
que las bombas que nos tira
nos sirven de diversión.
(Estampido lejano de un cañonazo
dentro)
TODOS
(Levantándose y mirando
hacia el foro derecha. La Mamá y las niñas del ventorrillo dan un salto
exagerado de miedo)
¡Otra!
(Mirando hacia arriba y
señalando la dirección de la bomba)
Esa no llega a Cádiz.
¡Si cáa vez lo hacen peor!
CURRA
(Con desprecio)
¿Y eran esos los soldados
que se entraban de rondón
en toas partes? (Siguen
hablando)
MAMA
(En el cuarto de la derecha
y dirigiéndose a Etelvina. que va a beber una copa que le habrá dado el Oficial
Inglés 1º)
Etelvina
por la Virgen de la O,
no bebas más.
OFICIAL 1º
¡Oh, señorra,
osté dejar...!
MAMA
No, señor,
no dejo, que eso le puede
causar una irritación,
y luego es eya.
ETELVINA
Mamá,
cállese usted, por favor,
que yo sé lo que me hago.
(Bebe)
RUBIO
(A los de la izquierda, que
le escuchan atentos)
Es un golpe superió
de la Regencia, el mandar
que nuestra Constitución
se publique hoy mismo en
Cádiz.
TODOS
¿Por qué?
RUBIO
Qué torpe que sois.
¿No es hoy día de San José?
(Todos afirman)
Pues pa celebra mejor
el santo del rey de copas
don José Napoleón.
CURRA
No, hombre, de Pepe
Botellas,
que quié que le llamen tóos
(Con gravedad cómica)
Rey de España y de sus Indias.
TODOS
¡Já, já!... (Riendo)
CURRA
¿Será lililó?
(Siguen hablando en voz
baja,)
OFICIAL 2º
(En voz baja y acercándose
a Encarnación)
Yo estar apasionamiento..
(Acercándose más)
¡Bonita!
ENCARNACION
(Muy marcado)
Sircupesión
mister Uvite.
OFICIAL 2º
(Corrigiéndola)
Non, White (1).
(1) Procúrese que éstas y
las demás palabras inglesas sean pronunciadas con propiedad.
ENCARNACION
La carta que usted me envió
firma Uvite.
OFICIAL 2º
(Asintiendo) White.
ENCARNACION
Uvite.
¡Si sabré yo el español!
ETELVINA
(A la mamá, ofreciéndola)
Mamá, tome usté una pata
de cangrejo.
MAMA
(Rechazando el obsequio)
Trae jamón.
RUBIO
(A la izquierda)
Señores, pa sé político
haber ido, como yo,
a las Cortes tóos los días.
MAJO
Pero explica eso mejor.
El Congreso, ¿pa qué sirve?
RUBIO
Pa goberná la nación,
pa darnos más libertad.
Ya en España se acabó
lo de yo soy más que tú.
MAJA
¡Hombre!
RUBIO
No habrá Inquisición,
ni privilegios, ni náa.
CURRA
Y eso, ¿cómo se arreglo?
RUBIO
Pues con la demonocrasia.
MAJO
¿Y qué es eso?
RUBIO
La custión
de los derechos del pueblo.
MAJO
¿Sí?
RUBIO
Se arborotaban tóos
los matacandelas; pero
cuando llegaba el sermón
de don Agustín Arguelles,
que habla como un ruiseñor,
en la iglesia no había
naide
que levantara la voz.
CURRA
Rubio, ¿pero a qué hora
vamos
a almorzar?
RUBIO
Tienes razón.
(Volviéndose hacia el
ventorrillo, y tocando las palmas)
Cachirulo, esas almejas,
¿están ya guisas, o no?
MOZO
(Desde la puerta del
ventorrillo)
Ya está el almuerzo en la
mesa.
RUBIO
Vaya, hombre, gracias a
Dios.
(Entran en el ventorrillo
de la izquierda Curra, el Rubio y los demás)
ESCENA II
Etelvina, Encarnación, la Mamá
y los Oficiales Ingleses 1° y 2° en el cuarto de la derecha. Después Don Cleto
OFICIAL 1º
(Ofreciendo un vaso de vino
a 1a Mamá)
¿Osté non beber?
MAMA
(Aparte) (¡Y dale
con la bebida!) Mislor,
¿usted quiere que nosotras
nos apipemos?
OFICIAL 1º
Oh, non.
MAMA
(Tomando el vaso)
Vaya, la úrtima y nos vamo.
(Bebe)
OFICIAL 2º
(Alargando la mano para
coger una flor que lleva al pecho Encarnación)
Osté darme a mí esta flor.
ENCARNACION
Es usted mi caprichoso
y mi tuno.
(Dándole en la mano con la
suya, de modo que suene)
MAMA
(Volviendo la cara de
pronto)
Encamación,
¿qué es eso?
ENCARNACION
(Disimulando) Que me ha ofrecido
otra copa...
MAMA
Ay, no, señor;
basta de líquidos ya.
OFICIAL 2º
(Ofreciéndosela a la Mamá)
Osté bebería.
MAMA
(¡Ay, qué dos!)
(Tomándola y bebiéndosela)
Vaya, la úrtima y nos vamo.
OFICIAL 1º
(Presentando otra copa a la
Mamá)
Faltar, para conclusión,
brindis.
MAMA
¿Otra?
OFICIAL 1º
(Insistente) ¡Very wel!
ENCARNACION y ETELVINA
(Suplicantes)
Sí, mamá; brinde usted.
MAMA
(Tomando la copa) Voy.
Pues, señores, por España
y por el Sí Campeador
de Inglaterra, nuestro
aliado
el general Velitón.
OFICIALES
(Levantando las copas)
¡Hurra!
¿Cómo burra?
(Aparte a la Mamá, con
rapidez)
(¡Madre,
si hurra en inglés es misto!)
(Aparece don Cleto por la
izquierda, mirando recelo a su alrededor)
CLETO
Nadie. Por suerte he
llegado
sin que ningún moscardón
me haya visto salir fuera
de puertas, y al fin estoy
en el sitio de la cita.
La hora dichosa llegó
de realizar mi proyecto
después del suplicio atroz
de estar viviendo entre
espías,
como si fuera un traidor
afrancesado... (Con risa
forzada)
¡Já, já!
¡Qué dulce satisfacción!...
(Etelvina, Encarnación, la
Mamá y los Oficiales 1" y 2° abandonan el cuarto del ventorrillo. Un mozo quita
los platos y rasos y limpia la mesa, retirándose luego)
¡Burlarme de todos ellos!
Y lo que es esta vez... ¡oh!
Lo que es esta vez que
intenten
seguir la persecución.
¿Estará en el ventorrillo
mi hombre?... (Se dirige a
la derecha)
(Mirando con recelo a su
alrededor, y después de cerciorarse que está solo)
Cleto, ojo avizor.
Entremos. ¡Uy, sale gente!
(Corre a ocultarse por la
izquierda, primer término. Salen del ventorrillo Etelvina, Encarnación, la MAMA
y los oficiales ingleses)
MAMA
(Que figura salir muy
mareada)
¡Cómo me lo temía yo!
¡Ay, Jesús, todo se me
anda!..,
(Apoyándose en Etelvina)
¡Me caigo!
OFICIAL 1º
Ser el calor.
MAMA
¡Qué calor ni qué demonios!
OFICIAL 1º
Osté tener aprensión.
ETELVINA
Si es que ella en su sana
paz
bebe muy poco, milor,
cuanti má con tanta copa.
ENCARNACION
(Al Oficial 2°)
(Le daré contestación
esta tarde)
ETELVINA
(Al Oficial 1º, alargando
disimuladamente la mano para que se la bese)
(Uno ná más)
OFICIAL 1º
(Besando la mano)
Thank you.
ETELVINA
(Ya este inglés cayó)
(Música)
MAMA
Mis lord, mis lord,
me paece a mí que he bebido
mucho arcol.
SEÑORITAS
Mamá, ¡qué palabrotas!
¿Qué dirán los lores luego
de nosotras?
MAMA
Tened cuidao
Me paece a mí que el Jerez
me ha mareao.
SEÑORITAS
Que no te lo conozcan.
No muevas los pies.
OFICIALES
Thes borachas: yés.
SEÑORITAS
¿Lo ves?
MAMA
Mis lord, mis lord,
no puedo ya resistir tanto calor.
OFICIAL 1º
¿Querer una sombrilla?
OFICIAL 2º
Micor es un frasco de la
mansanillo.
SEÑORITAS
Por Dios, mamá, medita
bien,
¿qué diría mi papá?
MAMA
Diría, y con razón, que él
no vos a dao
esta educación.
OFICIAL 1º
Ser usté una Venus.
OFICIAL 2º
Ser una escultura.
MAMA
Es que son muy listas
para la pintura.
ETELVINA
Yo estoy sofocada.
Yo estoy colora.
ENCARNACION
(Asomando la cabeza)
(¡Qué poca vergüenza
tiene la mamá!)
MAMA
¿Quieren ustés darse
cuatro pataitas?
CLETO
(Asomándose)
(Yo les daba treinta
a las señoritas)
SEÑORITAS
¡Qué dirán los lores
de nosotras tres!
CLETO
(Asomándose)
(Que debíais todas
ir en cuatro pies)
OFICIALES
Cádiz ser
el territorio del placer,
mi pensar
en casamiento, sin tardar.
ETELVINA
No te muevas.
ENCARNACION
No hables nada.
MAMA
No me tires del vestido,
mira que las falda?
se me están cayendo ya.
ETELVINA
¡Qué vergüensa!
ENCARNACION
¡Qué ignominia!
MAMA
¡Qué mareo! [Ye me caigo!
ETELVINA
Ponte aquí delante
que yo estoy aquí detrás.
OFICIALES
Darme un pistoletazo
si con mí no casar.
CLETO (Asomándose)
(¡Ay, qué melones tan
hermosos
nacen en Gibraltar!)
OFICIALES
¡Yes!
SEÑORITAS
¡Mis!
MAMA
¡Miau!
ETELVINA
No te muevas.
ENCARNACION
No hables nada.
MAMA
No me tires, etc.
SEÑORITAS
Alons, alons.
MAMA
¡Que ganas tengo de echarme
en un colchón!
OFICIAL 1º
Si se viene al cuartel,
le daré café y sal.
MAMA y SEÑORITAS
¡Ay! Corre, corre que esto
va a acabar muy mal.
(Vanse apresuradamente por
la izquierda, primer término, seguidas de los Oficiales 1º y 2º, que lo
verifican despacio y dando traspiés)
ESCENA III
Don Cleto, viendo marchar a
los anteriores personajes.
(Hablado)
CLETO
¿Qué tal las niñas del día?
¡Las del siglo diez y
nueve!...
Siglo que así empieza, debe
ser el de la hipocresía,
A1 fin la moderna ciencia
trajo el desorden completo;
ya no hay temor ni respeto
ni religión, ni inocencia.
Aun recordar me horripila
la infame trama que
urdieron
cuando arrancarme quisieron
a mi candida pupila.
¡Ah! pero a tiempo llegué,
ella al capitán no vio,
la autoridad me ayudó
y a todos los engañé.
¡Tonto!... Y aun detrás de
mí,
dándole crédito al cuento
de que se halla en un
convento
a muchas leguas de aquí,
esperan con ansiedad
que muy pronto la justicia
me reclame la novicia
por ser ya mayor de edad.
Vais a pasar buenos ratos
mientras yo de aquí me
alejo.
¡Más sabe el diablo por
viejo,
que por diablo...
mentecatos!
ESCENA IV
Don Cleto. Un Marino inglés,
con traje de capitán mercante por el fondo izquierda.
MARINERO
(Bajando al proscenio y
saludando a don Cielo)
Good morning, sir.
CLETO
(Con mucha alegría)
¡Capitán!
(Apretándole la mano, y
aparte)
(¡Este inglés vale un
millón!)
MARINERO
¿Llegar yo buena ocasión?
CLETO
Sí. (Se realizó mi plan)
(Acercándose al marino, y
con misterio)
¿Sale usté esta noche?
MARINERO
Yes.
CLETO
¿Hacia Gibraltar derecho?
MARINERO
Yes.
CLETO
(Lleno de júbilo y aparte)
(Ya estoy en el estrecho)
Y usted como buen inglés...
digo, como comerciante,
se habrá decidido al fin
a que yo en su bergantín
lleve...
MARINO
¿Haber the money ante?
CLETO
¿Los monís?... En el
bolsillo,
sí, señor; pero hay que
hablar
mucho... y...
(Después de mirar con
recelo a su alrededor)
Vamos a arreglar
todo en este ventorrillo.
(Entran en el ventorrillo
de la derecha)
ESCENA V
Curra y El Rubio, que salen
del ventorrillo de la izquierda, regañando. Después Don Cleto, El Marino y Un
Mozo en el cuarte de la derecha.
CURRA
(Saliendo detrás del Rubio)
Pero, hombre, ¿qué te ha
pasao?
RUBIO
Curra, que yo estoy en tóo;
que soy más claro que el só
divino cuando me enfao,
y que he visto a ese gaché
que cuando te dio la copa
se acercó mucho a... tu
ropa.
CURRA
¿A mí, Rubio?
RUBIO
Lo guipé.
Y soy prudente... ¿estás
tú?
Y he visto y no he dicho
ná,
ma si por casualiá
esta tarde estoy barlú,
tiro por alto la mesa,
y dentro de esa guaría
no dejo un hombre con vía
ni títere con cabesa.
CURRA
Qué cosas tienes,
chiquillo...
paeses con tu relación
«El soldado fanfarrón»
que ha escrito el señó
Castillo. (1)
(1) Don Juan Ignacio
González del Castillo, hijo de Cádiz, ilustrado escritor, notable latinista y autor
de la célebre colección de sainetes que lleva su nombre.
RUBIO
¡Curra!
CURRA
(Acercándose con mimo) Si
estás dislocao.
Si ese majo es el cortejo
de la Pepilla Conejo,
mi prima.
RUBIO
¿E veras?
CURRA
Sagrao.
(Entran en el cuarto de la
derecha don Cleto, el Marinero y un Mozo, con una botella y dos vasos)
CLETO
Pon esa botella ahí, (Al
mozo)
vete y cierra. (Vase el
Mozo)
RUBIO
(Con cariño) Es que te
quiero
mucho, Curra.
CURRA ¡Ay, qué salero!
como yo te quiero a tí.
(Señalándole el ventorrillo
de la izquierda)
Conque, a acabá la jarana.
Adentro.
(Da media vuelta a la
derecha, pasando cerca de la ventana)
RUBIO
(Mirándola y siguiéndola)
¡Qué salaísima
la ha hecho Dios!
(Al pasar por la ventana, y
viendo a los que están dentro del cuarto)
¡María Santísima!
CURRA
(Volviéndose al Rubio, pie
ha retrocedido al fondo)
¿Qué?
CLETO Cerraré la ventana. (La
cierra)
RUBIO
(Con misterio a Curra,
cogiéndola por una mano)
¡Ahí está don Cleto!
CURRA
(Con sorpresa) ¿Dónde?
RUBIO
Ahí dentro con gran
misterio;
Curriya aquí hay gatuperio.
Cuando el vejete se esconde
Y a Puerta é Tierra ha
venío...
CURRA
Argo malo trama, sí,
RUBIO
Lárgate y déjame a mi.
(Empujando a Curra hacia el
ventorrillo de la izquierda. Curra le pide explicación desde la puerta)
Como si me hubiea morío.
Si don Lorenzo supiera...
Colémonos en la casa.
Hay que sabe lo que pasa
hoy en esta ratonera.
(Se dirige de puntillas al
ventorrillo de la derecha, y entra)
CLETO
(Dirigiéndose al Marino.
Ambos sentados)
Ea, ya estamos seguros;
ahora oiga usted mi
secreto,
ayúdeme y le prometo
los consabidos mil duros.
(Llenando las copas)
Una copita de ron
y a escuchar.
(Asoma la cabeza el Rubio
por el tabique del cuarto)
ESCENA VI
Los mismos, Curra, Majas, Majos,
Soldados, saliendo del ventorrillo de la izquierda.
CURRA
(Saliendo la primera)
Conque, salí
y vamos pa Cádiz.
TODOS
(Saliendo muy alegres) Sí.
MARINERO
(En el cuarto de la derecha
con impaciencia a don Cleto)
Time ist money.
CLETO
Atención.
Todo en el misterio
estriba;
porque lo que aquí
arreglemos
solamente lo sabremos
usted, yo y el que está
arriba.
(El Rubio hace un
movimiento afirmativo. Rompe la orquesta, y Curra y los demás entrón por la
izquierda tocando las palmas)
MUTACIÓN
CUADRO QUINTO
LA CAPITAL DE LA PATRIA
Telón corto. Galería de
paso o antesala en casa del Marqués. Al fondo izquierda, en el mismo telón, una
ventana practicable.
ESCENA VII
Terminada la música que
acompaña a la mutación, óyese dentro, hacia el fondo, el vocerío de mucha gente
alegre en la calle, y la siguiente copla a voces solas. Después Lorenzo y Fernando.
Este con una cicatriz en la frente e insignias de Teniente coronel)
CORO
(Dentro)
Murieron tres mil franceses
en la batalla del Cerro,
pero han logrado, en
desquite,
que una lomba mate a un perro.
(Salen Lorenzo y Fernando)
LORENZO
Entra, Fernando.
FERNANDO
Pero, hombre,
me obligas a presentarme
tan de mañana ..
LORENZO
No quiero
que mi tío me regañe
si le falto a la palabra
de traerte en cuanto
llegases,
Fernando.
FERNANDO
(Apretándole la mano con
efusión)
¡Mi buen Lorenzo!
LORENZO
(En tono de cariñosa
reconvención)
Cuatro meses sin dignarte
venir a vernos, estando
en la Isla...
FERNANDO
No ha sido fácil.
Tú más bien...
LORENZO
¿Yo? ¿Pero ignoras
que desde que te marchaste
basta anoche no he salido
del castillo de Puntales?
FERNANDO
(Con alegría)
¡Ah, con que tú has sido el
bravo
defensor...
LORENZO
Yo, no; mis leales
voluntarios...
FERNANDO
¡Bien, Lorenzo!
Habéis hecho fuego en
grande
.
LORENZO
Eso sí; nuestros cañones
no han descansado un
instante,
y ocho ó diez mil
proyectiles
que hemos logrado mandarles
al Trocadero, han debido
dejar entre los secuaces
del mariscal Sault, algunos
recuerdos desagradables.
Pero, hablemos de otra
cosa.
FERNANDO
(Con ansiedad)
¿Tienes algo que contarme?
¿Qué hay?
LORENZO
Nada. Desde que el viejo
se presentó, como sabes,
a nuestro gobernador,
dando cuenta, inconsolable,
de la extraña y misteriosa
desaparición de Carmen,
no nos ha sido posible
saber más.
FERNANDO
¡Tutor infame!
Con cuánta astucia y
perfidia
la supo sacar de Cádiz.
¡Si estuviera en Portugal.
como él dice!...
LORENZO
Desengáñate,
Carmencita está en España.
FERNANDO
¿Aún crees eso?
LORENZO
Es lo probable.
FERNANDO
Pero, ¿dónde?
LORENZO
Lo sabremos.
FERNANDO
¿Y si se nos escapase
el tutor?
LORENZO
Pierde cuidado.
Se le sigue a todas partes
la pista; y como una sola
palabra le baga culpable,
por detención arbitraria
de la pupila, a quien hace
libre la ley, te aseguro
que cuando menos lo aguarde
le prendemos por sospechas,
le metemos en la cárcel,
canta, parece la niña
y él se muere de coraje.
ESCENA VIII
Los mismos. El Marqués, en traje
de gala, por la izquierda.
MARQUES
(Dirigiéndose a Fernando, a
quien abraza cariñosamente)
¡Fernando!
FERNANDO
¡Señor Marqués!
MARQUES
¡Qué satisfacción tan
grande
verle por aquí!
FERNANDO
De la Isla
he llegado hace un
instante,
y éste ni me ha permitido
quitarme el polvo del
viaje.
MARQUES
Sabía mi gran deseo
de verle a usted y
abrazarle.
(Le vuelve n abrazar)
Bien; Fernando, ya he
sabido
Todas sus heroicidades
en la batalla del Cerro.
FERNANDO
¿Quién ha dicho?...
MARQUES
El ayudante
del general Peña.
FERNANDO
¡Ah!
Mi querido amigo Angel
de Saavedra (1).
(1) El ilustre autor de Don
Alvaro, o la fuerza del sino, herido de un bayonetazo en la frente en la
célebre acción del Cerro de Chiclana.
MARQUES
El mismo; viene
con frecuencia a visitarme.
( n bravo mozo; soldado
y poeta, como Cervantes.
FERNANDO
Sí, señor; y bravo y noble,
para que nada le falto.
Por la misma acción
llevamos
ambos insignias iguales.
Una de gloria en la frente
y otra de honor en el
traje.
LORENZO
(Al Marqués, por Ferrando)
¡Ya es teniente coronel!
MARQUES
Y no tardará en ganarse
la faja de general.
FERNANDO
¡Marqués!...
MARQUES
Sé lo que usted vale.
FERNANDO
¿Yo?...
(Con explosión de cariño,
señalando a Lorenzo)
¿Y el voluntario, entonces,
que por la patria combate
desde Bailen, soportando
todas las penalidades
de la guerra?
MARQUES
¿Es español?...
FERNANDO
Es un bravo hijo de Cádiz,
que honra al pueblo en que
ha nacido
en tan supremos instantes.
(Gritos y voces de alegría
dentro)
MARQES
(Señalando a la ventana)
¡Oh, qué júbilo respiran
esos ecos populares!
Para esta invicta ciudad
es hoy día memorable,
Fernando.
FERNANDO
Señor Marqués,
para que más gloria
alcance,
lo es para toda la patria
que altiva en su seno late.
LORENZO
Tienes razón.
FERNANDO
(Con creciente entusiasmo)
Este asilo
de los dispersos y errantes
restos de una poderosa
nacionalidad, en balde
quebrantada y vulnerada
por una invasión infame;
esta nueva Covadonga,
independiente baluarte,
barrera donde el coloso
ciego al fin viene a
estrellarse,
es para los españoles
noble y cariñosa madre,
que prodiga entre sus hijos
consuelos y armas reparte.
Es más: aquí la Regencia,
las Cortes, los Tribunales,
los embajadores, todas
las personas más notables
de la nación... con orgullo
podéis proclamar que Cádiz
es hoy la corte del reino
sobre estos revueltos
mares,
la capital de la patria
con muros inexpugnables,
más aún; es la España
entera
riéndose de Bonaparte.
LORENZO
Es verdad.
MARQUES
Y qué espectáculo
damos al mundo tan grande
publicando hoy ese Código,
que, después de tantos
malee
dura a España nueva vida
de grandeza y Libertades.
(Abrazándoles con cariño)
Hijos, que la libertad
nos regenere y nos salve.
(Transición)
Fernando, antes que la hora
de esa gran tiesta nos
llame,
quiero que a mi hija
salude.
FERNANDO
Me colma usted de bondades
y anhelo ver a la amiga
cariñosa de mi Carmen.
MARQUES
Ya le habrá dicho
Lorenzo...
FERNANDO
Sí, que es fuerza
resignarse.
MARQUES
Pero, será usted su esposo,
mal que pese a ese bergante
de tutor.
LORENZO
Pues ya lo creo.
MARQUES
Ya río de figurarme
la cara que va a tener
el día de vuestro enlace.
(Vanse por la izquierda.
Música en la orquesta)
MUTACIÓN
CUADRO SEXTO
¡VIVA LA CONSTITUCIÓN!
Plaza de San Antonio en
Cádiz, a todo foro. A la derecha, en segundo término, la fachada principal de
la Iglesia de aquel nombre. Al fondo, en medio de la escena, el tablado desde
donde ha de publicarse la Constitución, con ancha escalinata delante para subir
a él. Sobre el tablado, dosel regio y mesa con tapete y sillón. Todos los
balcones y miradores de la plaza llenos de gente y adornados con lujosas
colgaduras.
ESCENA IX
Al aparecer el cuadro mucha
alegría y animación en la plaza, donde pasea, llenándola, una gran multitud de
personas pertenecientes a todas las clases de la sociedad. Señoras, caballeros,
voluntarios, majos, etc., etc., chicos, Tendedores de periódicos. Después Don Cosme
y Don Basilio, viejos. Después los Voluntarios 1° y 2°; el primero con uniforme
de cazadores cananeos, llamados así por usar canana, y en el segundo con el de
guacamayo por ser rojo el uniforme, con vueltas de terciopelo verde. Un Negro y
Una Mulata que salen por la izquierda, dirigiéndose a los que pasean. Durante todo
el cuadro, la plaza estará muy concurrida por la gente que pasea, sin
interrumpir el diálogo y tomando parte en él cuando se marque.
(Música)
CORO
A reír y a cantar,
gaditanos,
hoy es día de grata
emoción,
hoy en Cádiz, con gran
entusiasmo,
se proclama la
Constitución.
Hoy se va a proclamar
nuestra Constitución.
TODOS
(Viendo aparecer a la
mulata y el negrito)
¡Los negritos!... ¡Los negritos!...
Tango
MULATA y NEGRITO
¿Quieren escucharnos un
tanguito muy salao
que hace muy poquito se ha
inventaó?
Era una pobe nega
que de un banquito
se enamoró.
Siempre que le arrullaba
le acariciaba
con mucho amor.
CORO
¡Ay! qué banquito más
bonito,
¡ay! quién fuera ese
banquito
pa que la neguita Chichi
le miniase así.
MULATA y NEGRITO
¡Ay! Ya verán los señoritos
cómo el pícaro banquito
a la pobe nega su amó
La correspondió
El banquito a la nega
le decía con pasión:
Tú serás el consuelito,
vida mía.
de mi afligió corazón.
Y la pobe neguita
con ardiente freí
le decía: chacho mío,
toda, toda, es para tí! ¡Ay!
CORO
¡Ay! El banquito, etc.
MULATA y NEGRITO
El tiempo pasaba,
la nega lloraba,
¿cuál era la causa
de tanta afición?
Que el banco a la nega
la riñe y la pega
y dice el tunante
que tiene otro amó.
CORO
El tiempo pasaba.
MULATA
Pues ojo, mocitas,
y nunca olvida
el sabio consejo
que Pancho os va da.
NEGRITO
(Declamando)
Jamela, mojina
jia jámele, júpele
jimili, jípili
jámala, já.
NEGRITOS
Jú,jú,já,já...
CORO
Quedamos enterados,
no se olvidará.
TODOS
¡Quiá!
(Vanse por la izquierda la
Mulata y el Negrito)
(Hablado)
(Pasan los chicos en distintas
direcciones voceando los periódicos, que serán de poco tamaño)
CHICO 1º
El Amigo de las Leyes.
CHICO 2°
El Robespierre Español.
CHICO 3°
El Conciso.
CHICO 4°
(Más pequeño que los otros)
El Goncisín.
(Salen por la derecha don
Cosme y don Basilio)
COSME
¡Ay, amigo don Basilio!
¿en qué vendrá a parar
esto?
BASILIO
En que se lleva la trampa
a nuestra nación. Al
tiempo.
Pensar en filosofías,
en leyes y en embelecos,
y halagar al pueblo bajo
con doctrinas y consejos
peligrosos, es seguir,
don Cosme, el rumbo funesto
de Francia. Ya usted verá
cómo aquí también tenemos
guillotina.
COSME
Calle usted,
que se me eriza el cabello.
BASILIO
¡Maldita Constitución!...
Confunda Dios a esos perros
liberales..
COSME
(Temeroso de que le oigan)
Don Basilio,
por Cristo, hable usted más
quedo.
(Siguen hablando a la
derecha)
VOLUNTARIO 1º
(Que sale por el fondo y se
dirige al Voluntario 2º,
que aparece por la
izquierda)
¡Ya era tiempo, guacamayo!
VOLUNTARIO 2º
¿He tardado, Cananeo?
VOLUNTARIO 1º
¿Has visto a las niñas?
VOLUNTARIO 2º
No.
VOLUNTARIO 1º
Yo tampoco las encuentro.
VOLUNTARIO 2º
¿Sabes que estoy escamado
con aquellos caballeros
ingleses de la otra noche?
VOLUNTARIO 1º
¡Cá!... Si son dos
adefesios.
(Siguen hablando a la
izquierda)
COSME
(A don Basilio con
vehemencia)
Sí, don Basilio... Qué
falta
nos han hecho en el
Congreso
ocho o diez hombrea de
temple,
de elocuencia y de talento.
como el obispo de Orense
y Ostolaza.
BASILIO
¡Ya lo creo!
No se hubieran aplaudido
entonces los sacrilegios
del señor Queipo de Llano,
(1)
Arguelles, Muñoz Torrero
y otros revolucionarios,
propagandistas y ateos,
discípulos de Voltaire (2)
y de Danton.
(1)
Vizconde de
Matarrosa en aquella época, y después conde de Tormo, eminente escritor y
hombre de Estado.
(2) Pronunciándolo como está escrito.
COSME
¡Están ciegos!
(Escandalizado)
¡Discutir la religión!
BASILIO
(Más indignado)
¡Coartar del rey los
derechos!
COSME
¡Consentir la libertad
de imprenta!
BASILIO
¡Qué fariseos!
VOLUNTARIO 1º
(Al segundo)
Vamos a dar una vuelta
por ahí a ver si las vemos.
(Se dirigen al fondo, donde
pasan entre la concurrencia, entrando y saliendo de escena)
BASILIO
(A don Cosme, señalando
hacia la izquierda)
Aquí viene la señora
doña Esperanza Valero
de Algarbe y Montemayor.
ESCENA X
Los mismos. Aparecen por la
izquierda las Señoritas 1ª y 2ª, jóvenes de distinguido porte, muy serias y
pulcras, y Doña Esperanza, señora aristocrática, grave y ceremoniosa. Don Cosme
y don Basilio se adelantan a saludarlas. las Señoritas 1ª y 2ª quedan a la
derecha de doña Esperanza, manteniendo su exagerada timidez.
BASILIO
Señora, cuánto celebro
esta ocasión...
(Saludando a las niñas que
no le hacen caso)
Señoritas...
ESPERANZA
Séñor don Basilio...
COSME
(A doña Esperanza)
Beso
los pies.
ESPERANZA
Mi señor don Cosme.
COSME
(Saludando a las niñas, que
no se mueven)
Señoritas...
ESPERANZA
(Volviéndose a sus hijas)
Luz, Loreto.
SEÑORITAS
(Humildemente)
Mamá.
ESPERANZA
Que os han saludado.
(Las dos Señoritas se
vuelven a la vez saludando con el mismo movimiento a don Cosme y don Basilio, y
volviendo a su gravedad)
Han salido del convento
tan candorosas, tan
simples.
COSME
Señora, ¿y qué mayor mérito
que ese candido idiotismo
a su edad?
ESPERANZA
(En tono solemne y reposado)
En estos tiempos
la educación de una párvula
exige el mayor esmero.
Ya ven ustedes la marcha
de los acontecimientos;
¡ah!... la sociedad va a
ser
un... Pan de demonios.
COSME
Cierto.
De eso estábamos hablando
por el infausto suceso
de hoy.
ESPERANZA
Señores, desde ayer
tengo tirantez de nervios
al saber que se publica
la Constitución.
COSME
Lo creo.
ESPERANZA
Para no ver este insólito
acto, he pensado y resuelto
pasar tarde y noche en casa
de mi confesor.
BASILIO
Bien hecho.
Vea usted la clase de gente
que hay en la calle.
ESPERANZA
Hasta el cielo
se ha indignado; mire usted
qué nubarrones tan negros.
(Los Voluntarios 1º y 2º bajan
al proscenio izquierda)
VOLUNTARIO 1º
Chico, qué dos petimetras
tán lindas.
VOLUNTARIO 2º
Son dos luceros.
(Las requiebran por señas.
Las dos señoritas se miran, se sonríen, tocándose los codos, y siguen
coqueteando hipócritamente)
VOLUNTARIO 1º
Y nos miran.
VOLUNTARIO 2º
Y se ríen.
ESPERANZA
(Hablando con don Cosme y
don Basilio)
¿Y es verdad que el
reverendo
señor obispo de Orense
no ha prestado juramento
a ese sacrílego Código?
COSME
Si, señora.
ESPERANZA
Lo comprendo.
BASILIO
Tiene conciencia.
COSME
Y tesón.
ESPERANZA
Es un hombre muy entero,
muy... ortodoxo.
VOLUNTARIO 1º
(Al 2º por las Señoritas)
O son tontas
o se burlan.
VOLUNTARIO 2°
Eso pienso.
ESPERANZA
Hijas mías.
SEÑORITAS
(Volviéndose prontamente y
con fingida humildad)
Mamá.
ESPERANZA
Vamos.
(Se dirigen a la derecha)
COSME
(Saludándolas al pasar)
Señoras...
BASILIO
A los pies vuestros.
ESPERANZA
Que no olviden mi modesta
tertulia.
COSME y BASILIO
(Inclinándose)
Nos honraremos.
(Vanse por la derecha las
dos señoritas y doña Esperanza)
VOLUNTARIO 1º
(Al segundo, viéndolas irse)
La Magdalena las guíe.
Esas niñas no dan juego.
COSME
¡Qué señora tan sensata!
BASILIO
Tiene mucho entendimiento!
(Oyese una campanada, que
se supone dada en una iglesia próxima, anunciando el disparo de una bomba
contra la ciudad. Todos les que están en escena miran hacia la izquierda a lo
alto)
COSME
(A don Basilio con espanto)
¡Señal de bomba!
VOLUNTARIO 1º
(Al segundo, señalando como
en dirección a la torre de una iglesia)
¡Qué vista
tiene ese intrépido lego,
de San Francisco!
(Después de breves momentos
de silencio y ansiedad, se oye el estampido sordo y lejano de un cañonazo. Don
Cosme y don Basilio se santiguan)
COSME
¡Jesús!
BASILIO
¡Dominus nostrum!
COSME
¡Laus Deo!
TODOS
(Menos don Cosme y don Basilio,
como viendo que la bomba no cae y en tono de chacota hacia los sitiadores)
¡Aaaaah!...
VOLUNTARIO 1º
¡Pero, señor, qué ganas
de perder pólvora y tiempo!
ESCENA XI
Los mismos, Lorenzo por la
derecha muy alborozado. Después El Ciego con una guitarra y guiado por un
lazarillo.
LORENZO
¡Grandes noticias, señores!
UNOS
¿Qué ha pasado?
(Todos se acercan a
Lorenzo, rodeándole con ansiedad)
OTROS
¿Qué hay?
OTROS
¿Qué es ello?
(Aparte a don Basilio,
acercándose también a Lorenzo)
(En voz alta, dirigiéndose
a todos)
(¿Qué será?)
BASILIO
(¡Alguna mentira!)
LORENZO
(En voz alta, dirigiéndose
a todos)
¡Gran victoria del ejército
aliado de Extremadura!
TODOS
(Con grandes muestras de
alegría y entusiasmo)
¡Bien!
LORENZO
En poder de lord Wellington
Badajoz, y los franceses
derrotados por completo.
VOLUNTARIO 2º
|Viva el ejército!
TODOS
¡Viva!
VOLUNTARIO 1º
(A Lorenzo)
¿Pero se sabe de cierto,
capitán?
LORENZO
Oficialmente.
Por las calles corre impreso
el parte ya, y en la
Aduana,
donde el concurso es
inmenso,
con patriótico entusiasmo,
don Juan Nicasio Gallego
y Quintana, el triunfo
ensalzan
en inspirados conceptos.
COSME
(Aparte a don Basilio)
(Ya verá usted la victoria
ésta en lo que queda luego)
LORENZO
Arriaza ha escrito una
sátira
rebosando sal e ingenio
contra el intruso.
BASILIO
(Aparte a don Cosme) (No
hay Cosa
que aquí no se tome a juego)
LORENZO
La estrella imperial se
eclipsa.
VOLUNTARIO 1º
Con un par de tutes buenos
así, no queda en España
un francés para un remedio.
„
(Salen el Ciego y el Lazarillo.
Aquél con capa y guitarra, y éste con varios romances)
CIEGO
¿Quién compra otro papelito
con todo el romance nuevo
de los dos pobres
pastores?...
UN MAJO
Señó Bataná, queremos
una copla.
TODOS
¡Que la cante!
CIEGO
Pues, atención, caballeros.
(Música)
CIEGO
Tin, tipi tipi tipití.
Este es un romancito
que oírlo asusta.
CORO
Tin, tipi tipi tipití,
si es que nos gusta.
CIEGO
Pues escuchad con atención
lo que anteayer acaeció:
lo que yo vi, lo que éste
vio,
lo que ocurrió, lo que
pasó.
TODOS
¡Oooooh!
CIEGO
Dos pastores se acercan a
un árbol
por miedo a un gran trueno
que los sorprendió,
(El Coro imita el ruido del
trueno y la caída del rayo)
y allí cayó un rayo,
y a uno de ellos le volvió
carbón,
y al uno sí y al otro no,
y al otro sí y al uno no.
Y al que llevaba la estampa
y reliquia
de San Crispinito...
CORO
¿El qué?
CIEGO
Aquél lo mató.
Tin, tipi tipi tin, etc.
Desde entonces el otro
mancebo
compraba estampitas de San Rafael,
y así que notaba
que el sol empezaba a
obscurecer,
todo era orar, sacar, meter
la estampa de San Rafael,
y en cuantito que oía algún
trueno...
¿sabéis lo que hacía?
CORO
¿El qué?
CIEGO
Tiraba él papel
TODOS
Tin, tipi tipi tin. etc.
(Vanse el Ciego y el
Lazarillo. Este reparte algunos romances, que !e pagan)
ESCENA XII
Los mismos, menos el Ciego
y el Lazarillo. El Rubio por el fondo. Después Etelvina, Encarnación y la Mamá.
Después los Voluntarios 1° y 2°
RUBIO
(Viendo a Lorenzo)
Allí está.
(Baja rápidamente al
proscenio, mirando con recelo a todos lados, y se acerca a Lorenzo. Diálogo
vivo y animado)
¡Gracias a Dios
que encuentro a usted, don
Lorenzo!
LORENZO
(Con sorpresa)
¡Rubio!
RUBIO
¡Chito!
LORENZO
¿Me buscabas?
RUBIO
¡Con fatigas!
LORENZO
¿Qué hay de nuevo?
RUBIO
¿Y el Marqués y don
Fernando?
LORENZO
No tardaremos en verlos.
Vienen con la comitiva
de las Cortes.
RUBIO
Pues corriendo
vamos a buscarlos.
LORENZO
(Sorprendido) ¿Ahora?
RUBIO
Tengo yo que hablar con
ellos.
LORENZO
¿Con ellos?
RUBIO
Y con usté.
LORENZO
Habla.
RUBIO
¿Aquí en la calle? Ni esto.
LORENZO
Pero, hombre...
RUBIO
Aguante usté el mirlo.
LORENZO
Pero, ¿qué pasa?
RUBIO
Silencio.
LORENZO
(Siguiéndole, impaciente)
¡Rubio!...
RUBIO
(Yéndose por la izquierda,
seguido de Lorenzo)
En cuanto usté se entere
se va usté a quear
patitieso. (Vanse)
(Aparecen por la derecha
Etelvina, Encarnación y la Mamá. Esta muy sofocada y descompuesto el traje y el
peinado)
ETIELVINA
(Mirando a los que pasean)
¿Por dónde andan los do
inglese?
ENCARNACION
¡Yo no los veo!
MAMA
(Quejándose)
¡Qué diita!
ETELVINA
Hay mucha buya
y hay que coger sitio
güeno.
ENCARNACION
Y que no debe tardar
la prosesión.
ETELVINA
Prosupuesto:
ya son las tré.
ENCARNACION
(Señalando hacia la izquierda,
y escuchando)
Me parece,
mamá, que ya oigo a lo lejo
el catachúm de la música.
MAMA
Pues yo tengo unos mareos
que no sé por dónde voy.
TODOS
(Los que están en escena,
señalando hacia la izquierda)
¡Ahí viene! ¡Ahí viene!
ETELVINA
(Dirigiéndose con
Encarnación y la Mamá a la izquierda)
¡A qué tiempo!
ENCARNACION
(Deteniéndose de pronto y
muy asustada)
¡Ay, hermana, er guacamayo
y su amigo!
ETELVINA
(Huyendo hacia el fondo)
¡Dispersémono!
MAMA
(Echando a correr detrás de
ellas y llamándolas con gritos agudos y exagerados)
¡Niñas!. ¡Niñas!...
(Ruido de tambores dentro.
Los Voluntarios 1° y 2º salen por la derecha muy contentos. Don Cosme y don Basilio,
que habrán pasado al fondo, vuelven a su puesto de la derecha)
VOLUNTARIO 1°
(Al pasar cerca de don
Cosme y don Basilio)
¡Mueran los serviles!
COSME
(Sin poderse contener)
¡Pillo!...
BASILIO
(Tirando del brazo de don
Cosme, y llevándosele, por la derecha)
(¡Es imposible ver esto!)
(Vanse indignados,
tropezando con la gente, que los rechaza)
ESCENA XIII
Llenase la plaza de gente
que mira con gran avidez y curiosidad a la izquierda. Música. Aparecen primero
varios soldados, que separan la multitud, formando calle en medio de la escena,
hasta el tablado, al pie de cuya escalinata se colocan dos, uno enfrente del
otro. Los demás forman cuadro, para que quede aislado el tablado en medio del escenario.
Empieza a salir la comitiva de las Cortes por la izquierda, colocándose
convenientemente en los primeros términos y cerca del tablado. Diputados del
año 12, entre ellos algunos clérigos, y otros con uniformes militares. Cuatro
reyes de armas, un paje llevando sobre un cojín el libro de la Constitución con
forro de tafilete encarnado. El Gobernador, el secretarlo y acompañamiento. Una
banda de música precede a estos últimos. El personaje Gobernador, que
representa a uno muy ilustre del hecho histórico que se celebra (1), debe estar
encomendado a un actor vestido y caracterizado con la mayor propiedad posible.
Suben al tablado los reyes de armas, el Gobernador, el paje y el secretario.
Redoble de tambor. Cesa la música.
(1) D. Cayetano Valdés,
Capitán general de la Armada y Gobernador de Cádiz.
GOBERNADOR
(Desde el tablado,
dirigiéndose a todos)
Españoles, ¡viva la
libertad!
TODOS
¡Viva!
GOBERNADOR
¡Viva la Constitución
española!
TODOS
¡Viva!
(Vivas, gritos y grandes
muestras de entusiasmo. Rompe la música de nuevo. Oyense los estampidos lejanos
del bombardeo, que arrecia. Toda la gente que está en la plaza y las figuras
que llenan los balcones y miradores, agitan sus sombreros, pañuelos y abanicos.
El paje hinca una rodilla en tierra ante el Gobernador, el cual toma el libro
de la Constitución, que pasa al secretario. Este lo abre como disponiéndose a
leerlo al pueblo. Cuadro. Procúrese por el director de escena que la colocación
de todas las figuras ofrezca el más agradable y artístico conjunto. Cae
lentamente el telón corto del cuadro siguiente)
MUTACIÓN
CUADRO SÉPTIMO
EN EL GARLITO
Telón corto que representa
la vivienda subterránea de una casa. Oscuridad. Al verificarse la mutación
estalla una tempestad, cuyos efectos expresa la orquesta en una breve pieza
musical que sirve de introducción a este cuadro. Vese el resplandor de les
relámpagos por una ventana tragaluz que habrá en el telón junto al techo.
ESCENA XIV
Doña Angustias, después Don
Cleto. Cesa la música. Oyense dentro, a la derecha tres golpes de aldabón,
lentos y acompasados.
ANGUSTIAS
(Por la izquierda, muy
deprisa, con una luz en la mano, que dejará dentro cuando vuelve a salir)
Gracias a todos los santos
de la corte celestial
que llega.
(Atraviesa la escena y
entra por la derecha, donde figura que abre una puerta. Después se le oye
exclamar dentro muy asustada)
¡Jesús mil veces!
CLETO
(Por la derecha, disfrázalo
ridículamente de marinero con grandes burlas y sombrero exagerado)
¿Quiere usted no alborotar,
doña Angustias?
ANGUSTIAS
(Saliendo detrás de él muy
temblorosa y sorprendida)
¡Ay, señor!...
Pero con ese disfraz,
¿quién le hubiera conocido?
CLETO
(Contoneándose satisfecho)
¿Estoy bien?
ANGUSTIAS
No cabe más.
Es usted un marinero
completo; un lobo de mar.
CLETO
(De pronto y dando una
patada con ira)
¡Y que esta ocasión se
pierda!
ANGUSTIAS
¿Por qué?
CLETO
Por el temporal.
ANGUSTIAS
(Con gran disgusto)
¿Qué ya no nos embarcarnos?
CLETO
¡Qué nos hemos de embarcar
con este tiempo, señora!
ANGUSTIAS
¡Maldita contrariedad! (con
rabia)e.
CLETO
El capitán se ha ido a
bordo
temiendo que el huracán
se lleve el barco!...
Parece
castigo providencial
del cielo!
ANGUSTIAS
Se publicó
la Constitución... ¿verdad?
CLETO
Sí, señora, y como triste
augurio por el fatal
suceso, los elementos
todos protestando están
del maldecido alborozo
que reina por la ciudad.
Diga usted, ¿y Carmencito?
ANGUSTIAS
Lista, deseando escapar
y afligida la infeliz
de tanta calamidad
como le cuento.
CLETO
En buena hora
se nos ocurrió inventar
la entrada de los franceses
en Cádiz.
ANGUSTIAS
¡Vaya!... y que está
muy creída en que han
degollado
media población o más.
CLETO
(Muy contrariado)
Ocurrir este percance
cuando todo estaba ya
dispuesto.
ANGUSTIAS
Y que la demora
nos puede perjudicar.
CLETO
Ya lo creo; usted no sabe
la persecución tenaz
que sufro.
ANGUSTIAS
Si por desgracia
no damos con un local
como éste, después de un
año
de convento...
CLETO
Ya saldrá
todo bien; bendita sea
mi casa de vecindad
y la hora en que la compré.
ANGUSTIAS
Señor, pero esta, infernal
cueva, ahoga.
CLETO
Doña Angustias,
a usted no le pesará. (Con
intención)
Avise usted a la niña.
ANGUSTIAS
(Yéndose por la izquierda)
Voy. Se va a desesperar
cuando sepa lo que ocurre.
(Vase)
ESCENA XV
Don Cleto, después Carmen.
Doña Angustias.
CLETO
(Pensativo)
En qué situación fatal
las picaras circunstancias
me han venido a colocar.
(Breve pausa)
Cleto, es preciso que
tengas
decisión hasta el final...
o tuya... o... de nadie.
(Mirando a la izquierda)
Allí viene.
CARMEN
(Sorprendida al ver a don Cleto)
¡Ah, qué visión!
CLETO
Ven acá.
Soy yo.
CARMEN
(¡Qué facha!) Ante todo,
dígame usted, ¿es verdad
lo que dice doña Angustias?
CLETO
Si, hija mía, hay que
esperar
a que amaine el tiempo.
CARMEN
Pero,
¿tan fuerte es el temporal?
CLETO
¡Horrible!
CARMEN
¿Estaré de Dios
que yo no salga jamás
de esta cárcel?
CLETO
(Acercándose mucho a Carmen
con mimo)
Hija mía...
(Aparte con rapidez)
(¡Qué retepreciosa está!)
Esta cárcel te ha salvado
la honra y la vida quizás.
CARMEN
Sí, señor; ¡pero vivir
sin luz y sin libertad
tanto tiempo, día tras
días!...
CLETO
Ya eso poco durará.
CARMEN
(Con ansiedad)
Diga usted, ¿y nos iremos
lejos de España?
CLETO
Mi plan
es ese.
CARMEN
¡Sí, sí, por Dios!
A América.... mas allá.
A un paraje donde nada
pueda hacernos recordar
los horrores y desastres
de esta guerra criminal,
la ruina de nuestro pueblo
..
(Con mucha pena)
¡Ay. quién pudiera borrar
otros recuerdos!
CLETO
(Interrumpiéndola con ira)
No empieces
con la sensibilidad,
porque me incomodo.
ANGUSTIAS
(Con falsa alegría) Hijita,
ahora sólo hay que pensar
en huir y en que Dios nos
dé
a todos tranquilidad.
CARMEN
(Insistente)
¡Imposible!
CLETO
(Acercándose a Carmen y con
acento meloso)
Yo te juro,
Carmen, que conseguirás
ser feliz pronto...
(Acercándose a ella
lentamente y acentuando estas frases)
Muy pronto;
pero muy pronto. (Fuerte aldabonazo
dentro)
(Muy asustado) ¡San Blas!
(Volviéndose a doña
Angustias)
¿Quién llama?
ANGUSTIAS
(Temblando de miedo)
No sé.
CARMEN
(Alarmada por el susto de
ambos)
¡Dios mío!
CLETO
(Aparte a doña Angustias en
voz baja y con rapidez)
(Si yo he cerrado al bajar
la trampa)
(Aldabonazo dentro y más
fuerte. Don Cleto y doña Angustias hacen un nuevo y exagerado movimiento de tenor)
ANGUSTIAS
¡Jesús!
CLETO
(A doña Angustias)
¡Silencio!
Acérquese usted con gran
sigilo a la puerta.
ANGUSTIAS
Voy.
(Vase por la derecha.
Pausa. Don Cleto queda escuchando con tenor y Carmen a la izquierda, con
ansiedad)
VOZ
(Dentro)
¡Abran a la autoridad!
ANGUSTIAS
(Idem)
¡Oh!
CLETO
¡Maldición!
CARMEN
(Corriendo hacia la
izquierda y faltándole fuerzas para huir)
¡Los franceses!
ESCENA XVI
Los mismos, El Marqués, Fernando.
Después Lorenzo, La Ronda. Luego El Rubio y Doña Angustias.
MARQUES
¡Por aquí, señores!
CARMEN
(Reconociéndole) ¡Ah!
FERNANDO
¡Carmen!
(Corren el Marques y
Fernando hacia Carmen, que cae desmayada en brazos del primero)
CARMEN
¡Fernando!... ¡Marqués!
CLETO
(Que aprovechando la
ocasión va a escapar por la derecha)
¡Oh, rabia!... ¡Huyamos!...
LORENZO
(Que aparece con la Ronda,
y al ver a don Cleto saca la espada y lo detiene)
¡Atrás,
o le clavo a usted lo mismo
que a un murciélago!
(Don Cleto retrocede,
quedando en medio de la escena. Aparece el Rubio por la derecha, trayendo en brazos
a doña Angustias, que manotea ridículamente por desasirse)
ANGUSTIAS
¡Animal!
RUBIO
(Dejando a doña Angustias)
¡El demonio de la bruja,
pues no se quería escapá!
FERNANDO
(Dirigiéndose amenazador a
don Cielo,)
¡Oh, miserable!
LORENZO
(Interponiéndose)
Fernando;
mejor es que un tribunal
le sentencie y le castigue
como merece.
FERNANDO
(Volviendo
despreciativamente la espalda a don Cleto)
Es verdad.
(A los de la Ronda)
Señores, cumplid las
órdenes
del Capitán general.
(A una señal del jefe de la
Ronda se acercan dos Alguaciles a don Cleto, y otros dos a doña Angustias)
(Chillando)
¡Yo soy inocente!
LORENZO
Bueno;
eso luego se verá.
RUBIO
(A don Cielo, aludiendo a
las barbas postizas que lleva)
No, don Cleto, me parece
que lo van a usté a
afeitar.
CLETO
(¡Oh, rabia!)
RUBIO
¡Qué mundo este:
las vueltecitas que da!
(Llévanse a don Cleto y a
doña Angustias)
ANGUSTIAS
(Al entrar)
¿Yo presa? Yo que soy otra
víctima de la maldad
de ese infame! (por don Cleto)
RUBIO
Doña Angustias,
viva la fideliá.
ESCENA XVII
Los mismos, menos don Cleto,
doña Angustias y la Ronda.
MARQUES
(Por Carmen)
Ya vuelve en sí.
FERNANDO
(Con ansiedad y cariño)
¡Carmen, Carmen!
CARMEN
(Incorporándose)'
¿Pero, es sueño o realidad?
(Fijándose con mucha
alegría, primero en Fernando y después en el Marqués, en Lorenzo y el Rubio)
¡Fernando!... ¡Usted!... ¡Todos
vivos!...
RUBIO
Digo, y con salud cabal.
CARMEN
¡Me engañaban!
FERNANDO
Miserablemente.
CARMEN
¡Qué perversidad!
Pero, ¿no son los franceses
dueños de la capital?
LORENZO
(Con sorpresa)
¿De Cádiz?
MARQUES
No, Carmen, no.
FERNANDO
No han entrado ni entraran.
España tras estos muros
al grito de libertad,
ha hecho que sus hijos
lleven
el pabellón nacional
triunfante, y sobre Madrid
pronto otra vez ondeará.
LORENZO
¡Y no quedará un francés
en frente de esta ciudad!
RUBIO
Y en seguida iremos tóos
al Trocadero a bailar
encima é sus baterías,
que no han servío pa náa!
MARQUES
(Ofreciendo el brazo a
Carmen)
¡Salgamos pronto de aquí,
Carmen!
CARMEN
(Llena de júbilo y tomando
el brazo al Marqués)
¡Qué felicidad!
(El Marqués y Carmen se
dirigen a la derecha, por donde desaparecen, mientras Lorenzo y Femando entablan
el siguiente diálogo con el Rubio)
LORENZO
(Volviéndose al Rubio, a
quien abraza)
¡Bien, Rubio!
FERNANDO
(Apretando la mano al Rubio)
¡Cómo pagarte!
RUBIO
Señores, yo no quieo más
que casarme con mi Curra.
FERNANDO
Cuenta con padrino ya.
LORENZO
Y con veinte peluconas
mías y otras que caerán.
RUBIO
(Saltando de alegría)
¡Ay, qué boda!... (De
pronto y variando de tono)
Lo que siento,
es no poder convidar...
LORENZO y FERNANDO
¿A quién?
RUBIO
(Con gravedad cómica) ¿A
quién ha de ser?...
A Pepe Botellas.
LORENZO y FERNANDO
(Riendo) ¡Ah!
(Vanse muy alegres y riendo
por la derecha. El Rubio, entre Fernando y Lorenzo)
MUTACIÓN
CUADRO OCTAVO
EL TROCADERO
En segundo y tercer
términos V3nse las baterías y posiciones que han ocupado los franceses para el
bombardeo de Cádiz, figurando que acaban de ser abandonadas por ellos al
levantar el sitio. Vense los cañones clavados, y destruidas las obras de
defensa cerca de la playa al fondo, y a medio arder ó humeando algunas que han
sido incendiadas Diferentes objetos de guerra, rotos y esparcidos por la
escena. Luz crepuscular de la mañana. Al fondo, detrás de la playa, densa
niebla oculta el mar de la bahía de Cádiz y el horizonte.
ESCENA XVIII
Música en la orquesta
Al verificarse la mutación,
preludio por la orquesta para la presentación del cuadro. Aparecen después por
la derecha varios Salineros con escopetas cruzando sigilosamente la escena, y
señalando a la izquierda, por donde se supone van de retirada los franceses. Todos
demuestran por sus gestos mucho júbilo y entusiasmo. Termina la pieza musical
con el aire de las caleseras del primer acto, apareciendo por el fondo derecha
El Rubio con una bandera española, y Curra. Todos se acercan a saludarlos.
(Hablado)
RUBIO
(Clavando la bandera entre
las piedras de la playa)
Pisa esta tierra, salero,
que quieo que seas la
primera
que vea puesta la bandera
de España en el Trocadero.
CURRA
¡Josús, y qué torbellino!
(Volviéndose A los
Salineros, que le rodean)
Señores, liemos volao;
ar viento lo hemos dejao
a la mita der camino.
RUBIO
¿Conque los franceses?...
SALINEROS
(Haciendo señas de huir) Tóos
van de naja a tóo corre
RUBIO
Pues han hecho buen papé...
¡Viva la madre de Dios!
SALINEROS
¿Y en Cádiz hay alegría?
CURRA
¿Alegría? Un frenesí
Media España va a está aquí
antes que amanezca er día.
RUBIO
Chipé. (Afirmando)
CURRA
(Señalando a la derecha y
al fondo)
Por tierra, por má,
en coche, en carros,
andando,
corriendo, embarcáa...,
naando
viene la gente pa acá.
Hasta el viento, hasta las
ola
del mar, que han estado en
guerra,
vienen a besar la tierra
que vuelve a ser española.
Renazca la patria ufana
sobre esa invicta ciudad,
cuna de la libertad.
¡Viva la isla gaditana!
ESCENA XIX
Empieza a iluminarse
gradualmente la escena. Ocúpase ésta por los personajes de la obra que van
acudiendo por la deseche, demostrando grande alborozo. Aparece por el fondo
izquierda una lancha, donde vienen El Marqués, Lorenzo y Fernando. Saltan a
tierra los tres, formando un grupo sobre las piedras de la playa, junto a la bandera
que clavó el Rubio. Empieza a disiparse la niebla del fondo.
La orquesta acompaña muy
piano hasta el final.
(Música)
FERNANDO
(En voz alta y con
entonación dramática.)
Patria, cesen tus zozobras
hoy, que, al fin, la Providencia
premia tus heroicas obra?;
ya eres libre, ya recobras
tu anhelada independencia.
Ya ese mágico arrebol
deshace la niebla extraña,
luto del sol e-pañol;
alumbre orgulloso el sol
nuestro triunfo, y ¡viva
España!
TODOS
¡Viva!
MUTACIÓN
CUADRO NOVENO
¡VIVA ESPAÑA!
Desaparece la niebla por
completo, y vese el mar de la bahía de Cádiz y multitud de embarcaciones llenas
de gente en dirección al Trocadero. En lontananza la vista panorámica de la
ciudad de Cádiz alumbrada por el sol naciente.
ESCENA ULTIMA
Todos los personajes de la
obra.
RUBIO
A reír y a bailar, (A Curra)
Echa aquí una aragonesa,
tú, que la sabes cantar.
CURRA
¡Por la Virgen del Pilar,
que nunca será francesa!
(Jota aragonesa que
cantaran Curra o el Rubio, o ambos a dúo, según convenga o indique el director
de escena. Parejas de muchachas bailan a derecha e izquierda)
Ya habrán visto los
franceses
cómo lucha el español;
a traición podrán
vencernos,
pero cara a cara, no.
Ea, muchachas, reíd,
y en Cádiz reine el placer,
pues los soldados de Soult
no pararán de correr.
Y cuando cuenten allá
cómo luchó este país,
ni un extranjero va a haber
que quiea volver por aquí.
CORO
¡Viva la alegría,
viva el buen humor,
viva el heroísmo
del pueblo español!
(Copla segunda, que puede
sustituir a la primera)
CURRA
(Señalando a Cádiz)
Al pie de aquellas murallas
se ha quedao Napoleón
sin pluma y cacareando,
como el gallo de Morón.
Ea, muchachas, reíd,
y en Cádiz reine el placer,
etc., etc.
CAE EL TELON
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