CURRO VARGAS
Drama
lírico en tres actos y en verso, inspirado en una celebre novela española del
mismo título.
Letra
de Joaquín Dicenta y Manuel Paso.
Música
de Ruperto Chapí.
Estrenado
en el Teatro de Parish la noche del 10 de Diciembre de 1898.
REPARTO (Estreno)
Soledad
- Sra. Carmen Calabuig Ortega.
Doña
Angustias, madre de Soledad – Pilar Barcenas.
Rosina,
señorita elegante de la ciudad – Sra. Navarro.
Tía
Emplastos, vieja chismosa y enredadora – Sra. Galán.
Damisela
l ª – Sra. Reparaz.
Damisela
2ª – Sra. Pérez.
Una
Moza – Sra. Lacostena.
Otra
– Sra. Rocamora.
Otra
– Sra. Sola.
Curro
Vargas, antiguo novio de Soledad -
Lorenzo Simonetti.
Don
Mariano Romero, esposo de Soledad – Sr. Bueso.
El
Padre Antonio, protector de Curro – Miguel Soler.
Timoteo,
petimetre del pueblo – José Gomero.
El
Capitán Velasco – Sr. García Soler.
El
Señor Pedro, alcalde – Sr. Rubio.
Arriero
1 º - Sr. N. España.
Arriero
2 º - Sr. Lacostena.
Arriero
3 º - Sr. Lara.
Andrés,
criado de Curro – Sr. Villalba.
Petimetre
1 º - Sr. Vera.
Petimetre
2 º - Sr. M. Asensio.
Mozo
1 º - Sr. Villalba.
Mozo
2 º - Sr. Oña.
Mozo
3 º - Sr. A. Asensio.
Trabajadores,
trabajadoras, soldados, damiselas, petimetres, monaguillos, majos, majas, banda
de cornetas, banda de tambores, banda militar, coro de niñas y de niños, cuerpo
de baile, gran comparsería, etc., etc.
La
escena en un pueblo de la Alpujarra granadina a principios del siglo
Nota.-
Para mayor facilidad en la posición y movimiento escénico, al pie de cada
página van las acotaciones necesarias, debiendo tomarse las colocaciones, de
izquierda a derecha del espectador.
ACTO PRIMERO
El
teatro representa un olivar, propiedad de don Mariano Romero. En el fondo, a la
izquierda, un molino rodeado de olivos. De este molino parte un camino que
avanza por el segundo término izquierda del escenario y llega hasta el segundo
término derecha, figurando dirigirse al pueblo. En el centro del escenario una
cruz grande de bulto imitando piedra. Dos rompientes a la derecha y dos a la
izquierda, formadas por hileras de olivos. Repartidos por el escenario varios
olivos. En primer término, y a la izquierda, tres ó cuatro peñascos donde
pueden tomar asiento los actores. Al levantarse el telón aparecen en escena los
trabajadores y trabajadoras vareando las aceitunas y recogiéndolas en capazos
de esparto.
El
Padre Antonio, Alcalde, don Mariano, Soledad y la seña Angustias, en la puerta
del molino. Soledad se sentará al pie de la cruz cuando lo indique la
acotación.
ESCENA PRIMERA
Soledad,
Doña Angustias, Don Mariano, Trabajadores, Trabajadoras, el Padre Antonio y el
Alcalde.
(Música)
MUJERES
Los
ojos negros, madre,
no
me cautivan,
ni
los ojos azules
cuando
me miran.
Tiene
el que adoro,
como
las aceitunas,
Verdes
los ojos. (Vareando los olivos)
HOMBRES
Vuelve
pa acá la cara,
varilarguera,
y
enséñame esos ojos
que
me apalean.
Cariño
mío,
aunque
sé que me matas,
mira
un poquito.
MUJERES
Si
como los olivos
fuera
mi amante,
con
qué gusto estaría
dale
que dale.
Que
le doliese,
que
el mejor de los hombres
más
se merece.
HOMBRES
La
mujer es lo mismo
que
la aceituna.
¡Dale
bien con la vara,
verás
si es tuya!
¡Dale
que dale,
que
las más agarradas
más
pronto caen!
(Dejan
de varear un momento. Los mozos hacen ademán de tirar aceitunas a las mozas:
éstas se cubren el rostro con las manos y ríen a carcajadas, mientras van huyendo
de un lado para otro)
MUJERES
¡No
seas tonto, que miran los amos!
HOMBRES
¡No
seas tonta, no miran pa acá!
(Tiran
aceitunas a las mujeres)
MUJERES
¡Animal,
si me saltas un ojo!
HOMBRES
¡Pues
me caso contigo y en paz!
(Los
trabajadores y trabajadoras cogen aceitunas de los cestos y empiezan a
tirártelas unos a otros)
UNAS
¡Que
no juegues!
OTRAS
¡Que
no tires!
HOMBRES
¡Ahí
va una! (Tirando)
MUJERES
¡Bruto!
¡Ah! (Tirando)
¡No
me has dado! (Tapándose la cara)
HOMBRES
¡Qué
embustera!
MUJERES
¡Toma,
torpe! (Tirando a los hombres)
HOMBRES
¡Ja,
ja, ja!
(Don
Mariano, Padre Antonio y doña Angustias, bajan el proscenio. Soledad se sienta
al pie de la cruz)
MARIANO
Vamos,
seguid de prisa,
seguid
por la derecha.
PADRE
ANTONIO
A
ver si en el trabajo
tenéis
formalidad.
ANGUSTIAS
Chicas,
tirad de firme
y
no tengáis mal tino.
ALCALDE
Las
bromas para el baile.
CORO
Chitón
y a trabajar.
(Los
trabajadores y trabajadoras comienzan de nuevo la faena. Doña Angustias, don
Mariano y el Padre Antonio vuelven a la puerta del molino)
HOMBRES
Cuando
caiga la noche,
con
la fresquita,
a
los olivaritos
ven,
alma mía.
Ven,
que te espero,
para
decirte a solas
lo
que te quiero
MUJERES
Me
dan miedo de noche
los
olivares,
desde
la noche aquella
que
tú ya sabes.
HOMBRES
Calla,
criatura,
que
estamos a la vera
del
señor cura.
MUJERES
Padre
Antonio, mi novio está malo.
¡Pobrecito!
¡Jesús! ¿Qué tendrá?
¿Qué
será lo que tiene mi novio,
que
a la iglesia me quiere llevar?
(Los
hombres hacen ademán de tirar aceitunas a las mujeres. Las mujeres huyen. El
mismo juego anterior)
UNAS
¡Que
no juegues!
OTRAS
¡Que
no tires!
HOMBRES
¡Ahí
va una!
MUJERES
¡Bruto!
¡Ah!
¡No
me has dado!
HOMBRES
¡Qué
embustera!
MUJERES
¡Toma,
torpe!
HOMBRES
¡Ja,
ja, ja!
MARIANO
(Viniendo
al proscenio)
Seguid
hacia adelante,
seguid
por la ladera,
que
ya tras de los cerros
se
está ocultando el sol.
Yo
bajo con vosotros,
seguid
por la ladera,
seguid
y daos prisa,
que
tras vosotros voy.
(Vuelven
a la puerta, del molino. Los hombres y las mujeres cogen los capazos, varas,
cántaros, alforjas etcétera, y se dirigen hacia la derecha lentamente)
HOMBRES
Voy
a cruzarlos mares,
cariño
mío;
vendré
a buscarte pronto
feliz
y rico.
Que
Dios no quiera
que
te encuentre con otro
pa
cuando vuelva.
(Soledad,
al oír las primeras frases de la canción, levanta la cabeza y la escucha con
angustia)
MUJERES
Pobre
de la que tiene
su
amante fuera
y
vive confiada
con
que no vuelva.
Que
un día vuelve,
y
es menester pagarle
lo
que le deben.
(Hombres
y mujeres se alejan cantando)
HOMBRES
Voy
a cruzar los mares,
cariño
mío, etc.
MUJERES
Pobre de la que tiene
su
amante fuera, etc.
(Los
trabajadores se alejan cantando. Soledad baja la cabeza y permanece en actitud
meditabunda)
ESCENA II
Doña
Angustias, Don Mariano, el Padre Antonio y el Alcalde viniendo al proscenio. Soledad
sigue al pie de al cruz
(Hablado)
PADRE
ANTONIO
Vaya,
que lo que es hogaño,
don
Mariano, no habrá queja.
MARIANO
No
me quejo, Padre Antonio.
ANGUSTIAS
Dios
bendiga la cosecha.
ALCALDE
En
tocante a la de ahora,
desde
hace lo menos treinta
años,
no se ha presentao
una
aceituna más buena.
PADRE
ANTONIO
Bien
ganado lo tenéis.
Si
ni vive ni sosiega.
Del
molino al olivar,
del
olivar a la aldea...
¡Qué
vida, Jesús, qué vida!
MARIANO
Hay
que cuidar de la hacienda
como
de una chica moza,
y
estar celoso con ella;
porque
moza que se tuerce
tarde
o nunca se endereza,
y
amo que no ve lo suyo
tarde
o nunca cobra renta.
PADRE
ANTONIO
Cuidar
las cosas es todo.
MARIANO
No
es mucho que cuide de ellas;
que
el trabajo no es trabajo
cuando
alcanza recompensa,
y
el amor de mi mujer
todos
mis afanes premia.
(Dirigiéndose
a Soledad)
¿Verdad,
Soledad, que es cierto
lo
que hablo?
(Reparando
en la actitud de Soledad)
¿Pero
en qué piensas?
SOLEDAD
(Como
disculpándose)
¿En
qué he de pensar? En nada.
(Pasa
el Alcalde a la derecha)
MARIANO
¡Como
bajas la cabeza
y
no respondes!
SOLEDAD
¿Qué
quieres
que
diga? Como no sea
que
te quiero; y eso ya
lo
sabes tú.
MARIANO
¿Pues
qué pena
te
entristece de improviso?
SOLEDAD
¿Que
me entristezco? ¡Tú sueñas!
ANGUSTIAS
¡No
sueña, no! (Bajo al Padre Antonio)
PADRE
ANTONIO
(Bajo
a doña Angustias)
No,
señora.
Usted
lo comprende.
ANGUSTIAS
Aquellas
ilusiones
se acabaron
pa
siempre jamás in sécula.
MARIANO
Vamos,
levanta esos ojos.
(Bajando
con ella al proscenio)
SOLEDAD
¡Mariano!
(Con cariño)
MARIANO
(Con
pasión) ¿Estás ya contenta?
SOLEDAD
Siempre
lo estoy a tu lado.
ANGUSTIAS
¡Quiera
Dios que ese no vuelva!
(Bajo
al Padre Antonio')
PADRE
ANTONIO
¡Quiera
Dios que vuelva pronto!
ANGUSTIAS
¡Dios
lo impida!
PADRE
ANTONIO
¡Dios
lo quiera!
MARIANO
Marchaos
hacia el molino,
y
para cuando yo venga
que
esté preparado todo, (A Soledad)
¿Vienen
hasta la ladera? (Al Padre Antonio)
PADRE
ANTONIO
Sí.
ALCALDE
Queden
con Dios, señores.
SOLEDAD
Hasta
luego.
MARIANO
Hasta
la vuelta;
(Salen
por la derecha don Mariano, el Padre Antonio y Alcalde. Soledad les sigue con
la vista y luego vuelve a; su actitud anterior. Doña Angustias se acerca a ella)
ESCENA III
Soledad
y Doña Angustias.
ANGUSTIAS
¡Soledad!
(Apoyando
la mano en el hombro de su hija)
SOLEDAD
(Como
sorprendida) ¡Madre!
ANGUSTIAS
¿Por
qué
me
miras como asustada?
¿Qué
tienes?
SOLEDAD
(Con
despego) No tengo nada.
ANGUSTIAS
¿En
qué piensas?
SOLEDAD
No
lo sé.
ANGUSTIAS
¿Conque
no?
SOLEDAD
(Con
desabrimiento) ¡No!
ANGUSTIAS
(Con
firmeza) Pues yo sí.
Piensas
en Curro.
SOLEDAD
(Como
asustada) |Qué idea!
¡Pensar
yo en él! No lo crea.
¿Qué
puede importarme a mí
de
Curro? Lo que a él quizás
le
importe al presente yo.
Aquello,
madre, acabó.
No
he vuelto a acordarme más
de
él, se lo juro...
ANGUSTIAS
(Interrumpiéndola)
Detente.
No
hables a tu madre así.
¿Quieres
engañarme a mí
como
engañas a la gente?
SOLEDAD
¡Madre!
(Con angustia)
ANGUSTIAS
¡Di
que no has mentido!
Dilo,
anda.
SOLEDAD
¡Basta,
por Dios!
ANGUSTIAS
Estamos
solas las dos;
nadie
nos oye... ¿Al olvido
diste
a Curro? Habla.
SOLEDAD
(Con
pasión y angustia) ¡Negar
no
es posible! Ni un momento,
ni
uno, de mi pensamiento
puedo
su imagen borrar.
Y
siempre suenan aquí, (El corazón)
y
a solas repito yo,
las
frases que pronunció
al
separarse de mí.
ANGUSTIAS
¿Recuerdas
bien lo que dijo?
SOLEDAD
Dijo:
«Tu padre desea
un
novio que rico sea,
yo
lo seré; pero exijo
que
a nadie otorgues tu amor,
que
nadie lograrlo intente.»
Y
contemplando a la gente
que
había a su alrededor,
añadió
con voz sombría
Y
con ruda majestad:
«Nadie
aspire a Soledad,
porque
Soledad es mía.
De
igual modo que en su altar
a
la Virgen han de hablarla
v
quererla y respetarla
los
mozos de este lugar.
Y
si, por desdicha, hay quien
logre
tu amoroso trato,
cuenta
conque a ese lo mato,
y
a ti te mato también.»
Miró
a todos; me miró
con
infinita tristeza,
y
sin volver la cabeza
de
mi lado se alejó.
ANGUSTIAS
Y
nadie amantes alardes
vino
a hacer desde aquel día
á
tu puerta. Les tenía
el
miedo a raya.
SOLEDAD
(Con
desprecio) (Cobardes!
Ni
uno entre todos llegó
de
mis rejas al cancel.
ANGUSTIAS
Es
que vale mucho aquel.
SOLEDAD
(Con
orgullo)
¿Y
no valgo nada yo?
ANGUSTIAS
¡Siempre
tu orgullo! El ha sido
la
causa de que olvidaras
tus
promesas, y aceptaras
a
Mariano por marido.
Lo
que el miedo no alcanzó
lo
alcanzó tu vanidad.
SOLEDAD
Sí,
madre mía, es verdad;
esa
fue la causa. Yo,
que
provoqué cara a cara
de
mi padre los rigores;
yo,
que arrostré sus furores
porque
Curro me encontrara
siempre
a su cariño fiel,
yo,
madre, no resistí
que
no me amasen a mí
como
le temían a él.
No
podía ver en calma
que
nadie hasta mí llegase,
que
nadie de amor me hablase:
y
poco a poco, en mi alma
se
fue contra Curro alzando
algo
que odio parecía
que
dentro de mí vivía
con
su recuerdo luchando.
Ese
algo necesitaba
que
el triunfo para mí fuera,
que
mi seducción venciera
del
temor que él inspiraba;
que
tuviese más valer,
más
prestigio, más renombre
que
su valentía de hombre
mi
hermosura de mujer.
Y
por eso cuando vi
llegar
hasta mí a Mariano
y
ofrecerme con su mano
su
corazón, dije: «Sí».
Era
la lucha acabada;
era
el triunfo conseguido,
tira
su valor rendido
y
mi belleza acatada.
¿Que
eso era mentir mi fe?
¿Que
era engañarle? ¿Venderle?...
Cierto.
Pero era vencerle.
Y
por eso me casé.
ANGUSTIAS
Te
casaste, y con !a boda
tu
orgullo se satisfizo.
SOLEDAD
Y
con ella se deshizo
toda
mi ventura. (Con desesperación)
ANGUSTIAS
Y
toda
la
mía; que toda entera
se
cifraba en que él volviese
y Curro
de mi hija fuese
y
mi hija de Curro fuera.
No
fue así. ¿Tú lo has querido?
Pues
ten valor y adelante,
y
sé firme y sé constante
y
da el pasado al olvido.
Cumple
con tu obligación,
con
tu deber; quiere al hombre
que
te dio su honra y su nombre
con
todo su corazón,
y
procura de tu pecho
arrojar
esa quimera
imposible.
SOLEDAD
(Con
desesperación)
Si
pudiera
hacerlo,
ya lo hubiera hecho.
ANGUSTIAS
(Con
angustia)
¡Hija!
SOLEDAD
Vas
a contestarme (Con energía)
que
mía la culpa fue,
que
por nadie me obligué,
que
ahora debo consagrarme
a
dar en mi alma acomodo
a
lo que mi alma encogió...
Todo
eso me digo yo.
Y
con decírmelo todo
siempre
de Curro en mi oído
escucho
la voz sonar,
siempre
le oigo murmurar:
«Recuerda
lo prometido.
»Mi
amor en tu amor confía.
»
Nunca de ese amor reniegues:
»jamás
a otro hombre lo entregues,
«Soledad,
porque eres mía.
»Y
si por desdicha, hay quien
»
logre tu amoroso trato,
«cuenta
con que a ese lo mato
»y
a ti te mato también »
Presa
en su recuerdo estoy
librarme
de él no consigo,
que
Curro viene conmigo
por
donde quiera que voy.
¿Es
miedo ó amor? Lo ignoro.
Inútilmente
traté
de
averiguarlo... No sé
si
le temo ó si le adoro;
pero
es lo cierto que así
vivo
desde que está ausente
y
que siempre está presente
Curro
delante de mí.
(Al
pronunciar Soledad las últimas palabras se oye el CORO a lo lejos)
(A dúo)
HOMBRES
Voy
a cruzar los mares,
cariño
mío.
Vendré
a buscarte pronto
feliz
y rico.
Que
Dios no quiera
que
con otro te encuentre y
pa
cuando vuelva.
MUJERES
Pobre
de la que tiene
su
amante fuera,
y
vive confiada
con
que no vuelva.
Que
un día vuelve,
es
menester pagarle
lo
que le deben.
(Al
oír este canto, Soledad mira a su madre como espantada, y escucha con terror,
dirigiéndose a la derecha)
SOLEDAD
¡Olvidarle!...
Hasta ese canto
que
trae el viento a mi oído
recuerda
su amor vendido;
y
es tal, tan grande mi espanto,
que
ahora mismo, junto a ti,
cuando
me oprimen los lazos
de
tus amorosos brazos,
creo
que se acerca a mí,
que
brota su imagen fiera
por
mi traición evocada,
del
pie de esta cruz sagrada,
donde
por la vez primera
le
vi; que vengarse ansia,
que
me habla... que viene ya...
(Con
desesperación y creciente espanto, y agarrándose a su madre)
|No!...
¿Verdad que no vendrá?...
¡Que
no venga madre mía!
(Soledad
oculta la cabeza en el hombro de su madre y rompe en sollozos. Doña Angustias,
tratando de vencer el espanto de su hija y consolarla)
ANGUSTIAS
¡Vamos,
hija! ¿A qué sufrir?
Serénate...
no delires...
Es
necesario que mires
con
más calma e! porvenir.
Curro
no vendrá, y si viene…
SOLEDAD
¡El!
(Con angustia)
ANGUSTIAS
¿Qué
va a hacer? Resignarse
con
su dolor, y alejarse
de
tu presencia. No tiene
mal
alma,., no es rencoroso.
Tú,
dedícate a labrar
la
ventura de tu hogar
y
la dicha de tu esposo
y
de tu hijo. En ellos des
piensa
y fía. ¡La mujer
que
cumple con su deber
solamente
teme a Dios!
SOLEDAD
¡Madre!
ANGUSTIAS
Fue
un delirio vano.
SOLEDAD
Tienes
razón.
(Pasando
la mano por la frente, como si quisiera desechar una idea terrible. Después de
una pausa, que la actriz interpretará como juzgue más adecuado al momento)
¡Ya
pasó! (Pausa)
ANGUSTIAS
¿Vienes
al molino?
SOLEDAD
No.
Aquí
esperaré a Mariano.
Ve
tú: al pie de esta bendita
cruz,
me parece que mi alma
halla
el consuelo y la calma
y
la paz que necesita. .
ANGUSTIAS
Adiós
entonces. (Medio mutis)
SOLEDAD
Adiós.
(Soledad
lanza un suspiro y al ver que su madre quiere acercarse a ella otra vez, exclama
rápidamente:)
¡No
temas, no tengo nada!
(Queda
apoyada en la cruz, y así empieza a cantar el «Lamento»)
ANGUSTIAS
(Aparte)
Qué
vida tan desdichada
la
vida para los dos.
(Vase
por el molino)
ESCENA IV
Soledad.
(Música)
SOLEDAD
Esperanza,
que finges, traidora,
dulcísimos
sueños de un bien que pasó;
al
llegar a mi puerta, detente
y
déjame a solas llorar mi dolor.
Yo
pensé que la muerte y la ausencia
serían
lo mismo. Mas, ¡ay, madre!, no.
Que
es la ausencia peor que la muerte,,
si
et larga la vida y es firme el amor.
¡Ay,
madre mía!
¡Ay,
madre mía!
Tarde
supe lo mucho
que
le quería.
Con
el brazo en la cruz apoyado,
altiva
la frente y triste el mirar,
me
dijo, con voz que besaba y gemía:
«Adiós,
hasta pronto. Adiós, Soledad.»
Yo
no pude decirle siquiera
¡adiós,
alma mía! Que no pude hablar.
Subió
el alma llorando a mis ojos
y
por ellos se quiere escapar.
¡Ay,
Curro, Curro!
¡Ay,
Curro, Curro!
Mi
corazón que sufre
tan
sólo es tuyo.
Vieja
encina que das sombra al huerto,
y
niños nos viste jugar y correr,
si
a tu sombra descansa algún día
no
cuentes lo ingrata que he sido con él.
¡Reina
y Madre del cielo y la tierra!
¡Virgen
santa si llega a volver,
sé
su norte, su guía, su amparo!
Que
viva dichoso, que olvide mi fe.
¡Ay,
madre mía!
¡Ay,
madre mía!
Tarde
supe lo mucho
que
le quería.
(Después
del último acorde va a sentarse en el peñasco de la izquierda. Aparecen por el
fondo derecha Rosina, Timoteo y el Capitán Velasco)
ESCENA V
Soledad,
Rosina, Timoteo, el Capitán Velasco.
(Música)
TIMOTEO
Cerca
estamos del molino.
ROSINA
(Bajando
la cuesta)
Que
llegaba no creí.
TIMOTEO
Con
cuidado.
ROSINA
Muchas
gracias.
CAPITAN
Despacito,
por aquí.
(Bajan
a la escena, y de pronto Rosina grita muy ajustada)
ROSINA
¡Ay!
CAPITAN
¿Qué
es ello?
ROSINA
(Asustada)
¡Timoteo!
¡Ay,
qué bicho, mátelo!
¡Que
me pica, que me pica!
(Timoteo
figura que corre detrás de un insecto con el sombrero en la mano)
TIMOTEO
¡Asesina!
Ya cayó,
(Dando
con el sombrero en el suelo. Soledad, que se ha levantado, se dirige a donde
está Rosina)
SOLEDAD
Vos,
Rosina, ¿qué os sucede?
ROSINA
¡Ay,
qué miedo! Por favor.
TIMOTEO
Culpa
de este insecto aleve.
CAPITAN
(Por
Soledad)
¡Qué
divina aparición!
TIMOTEO
Por
querer ofenderos
perdió
la vida.
SOLEDAD
(Aparte)
De
qué poco se asusta
la
señorita.
CAPITAN
(Por
Soledad)
Es
hechicera.
SOLEDAD
Vamos,
calma, sentaos...
CAPITAN
¿Quién
será ella?
(Rosina
se dirige hacia los peñascos donde está Soledad. De pronto da un respingo como
asustada)
ROSINA
¡Ay,
ay, ay, ay, ay! no sé que me pasa
pensando
que un bicho me puede picar,
y
al sentirlo subir por la media
¡ay,
ay, ay, ay, ay! no sé qué me da.
TIMOTEO
De
su pecho, palacio de nieve,
quisiera
ser dueño, rendido galán,
y
al saber la fortuna del bicho
¡ay,
ay, ay, ay, ay! no sé qué me da.
ROSINA
Al
quedarme en mi cuarto sólita
me
ocurre lo mismo. Jesús, ¿qué será?
Me
despierto de pronto soñando
y,
!ay, ay, ay! no sé qué me da.
TIMOTEO
¡Quién
pudiera llegar a su lado
cuando
el miedo la obliga a soñar
y
coger esa mano de rosa!...
CAPITAN
¡Ay,
ay, ay, ay, ay! ¡Qué animal!
ROSINA
¡Ay,
ay, ay, ay, ay!
TIMOTEO
¡Ay,
ay, ay, ay, ay!
CAPITAN
¡Ay,
qué animal!
ROSINA
¡Ay,
ay, ay, ay, ay! No sé que me pasa,
pensando
que un bicho me puede picar,
y
al sentirlo subir por la media
¡ay,
ay, ay, ay, ay! no sé qué me da.
TIMOTEO
¡Ay,
ay, ay, ay, ay! no sé qué me pasa
pensando
en que puedo su mano alcanzar,.
y
al soñar con las dichas del tálamo
¡ay,
ay, ay, ay, ay! no sé qué me da.
SOLEDAD
No
es poco sensible esta petrimetra;
nerviosa
me pone con tanto ¡ay, ay, ay, ay!
CAPITAN
¡Qué
tonto y qué tonta, como se casasen,
¡ay,
ay, ay, Dios mío, lo que iba a pasar!
TODOS
¡Ay,
ay, ay, ay, ay!
¡Ay,
ay, ay, ay, ay!
(Soledad
coge por el brazo a Rosina, que continúa haciendo aspavientos y la conduce
hasta uno de los peñascos; donde toman asiento las dos)
(Hablado)
SOLEDAD
Descansad
aquí un momento
que
pase el susto.
ROSINA
¡Ay,
de mí!
¡Tengo
una opresión aquí! (El pecho)
(Se
sientan las dos en el peñasco)
TIMOTEO
¿A
quién miráis tan atento?
CAPITAN
A
esa hechicera, mujer.
TIMOTEO
(Entre
celoso y asustado)
¿A
Rosina?
CAPITANA
A la
otra.
TIMOTEO
(Con
alegría) ¿Sí?
Me
alegro.
CAPITAN
¿Porqué?
TIMOTEO
Creí
que
ibais rival mío a ser;
y
no por mí, que me veo
entre
todas preferido,
por
vos lo hubiera sentido.
CAPITAN
Muchas
gracias, Timoteo, (Con sorna)
ROSINA
¡Ay!
(Llevándose las manos al cuello)
SOLEDAD
Respiráis
mejor
abriendo
el cuello.
(Desabrochando
el cuello del vestido de Rosina)
ROSINA
(Como
avergonzada) ¿Qué hacéis?
(Mirando
donde están los otros, que en aquel momento no se fijan en ella)
Caballeros,
no miréis.
(Se
tapa la cara con el abanico y deja la garganta descubierta)
CAPITAN
¡Qué
necia! (Aparte)
TIMOTEO
¡Cuánto
pudor!
CAPITAN
Declaro
que nunca vi (Por Soledad)
tan
peregrina beldad (A Timoteo)
TIMOTEO
¿Sabéis
quién es?... Soledad.
CAPITAN
¿La
de Curro Vargas?
TIMOTEO
Sí.
Ella
es la que os he contado;
la
que adoró a ese perdido.
CAPITAN
Pues
CURRO Vargas ha sido
un
galán afortunado.
TIMOTEO
Eso...
CAPITAN
Lograr
tal mujer
ya
es fortuna.
TIMOTEO
(Con
desdén fingido) ¡Ptchs!
CAPITAN
¿Que
no?
TIMOTEO
¡Si
hubiese querido yo!...
CAPITAN
¡Vos!
(Con asombro cómico)
TIMOTEO
(Con
vanidad) Yo mismo pude ser.
CAPITAN
¿Vos?
TIMOTEO
Ya
me iba a declarar,
pero
Vargas se interpuso
y
ella...
CAPITAN
¿Al
Vargas os propuso?
TIMOTEO
¡Ya
veis quién iba a pensar
que
a mí!... Pero esas mujeres
son..
En cuanto un valentón
llega
al pie de su balcón
y
las habla de quereres,
sin
ver si lo pretendido
es
su amor ó su dinero,
se
las vuelve el seso huero,
dan
su crédito al olvido,
maltratan
su dignidad,
llevan
el luto a su casa
y
al fin pasa... lo que pasa.
Esto
ocurrió a Soledad.
SOLEDAD
Es
muy bonita la fiesta, (A Rosina)
Ya
veréis cuánta alegría.
ROSINA
¡Pasaremos
un gran día!
TIMOTEO
(Al
Capitán)
Y
luego la trapatiesta
que
Curro al partir movió;
sus
iras, el juramento
de
que haría un escarmiento
con
quien la rondara... Yo
no
me hallaba en el lugar.
¡Si
llego a encontrarme aquí!
¡Si
Curro me dice a mí
lo
que a todos! ¡Ni pensar
quiero
en ello! No señor.
Si
estoy aquí, le atropello,
le
echo las manos al cuello,
le
ahogo! ¡Palabra de honor!
¡Si
ahora le pudiese hallar,
si
Curro estuviese aquí! (Con furor cómico)
CAPITAN
¡Calmaos!
(Con temor burlesco)
Timoteo
Yo
soy así. (Con énfasis)
No
lo puedo remediar.
(Rosina,
que durante este diálogo ha estado apoyada en el hombro de Soledad, levanta la
cabeza, mira al Capitán y a Timoteo y se abrocha el cuello del vestido)
ROSINA
Ya
respiro... Timoteo,
Capitán,
venid.
CAPITAN
Señora...
ROSINA
Podéis
acercaros ahora;
ni
el recato, ni el deseo
en
peligro alguno están.
TIMOTEO
(Al
Capitán)
Solo
de escucharla gozo. (Pasa a la izquierda)
ROSINA
¿Verdad
que es un real mozo? (A soledad)
SOLEDAD
¿Timoteo?
(En tono de burla)
ROSINA
El
Capitán. (En el mismo tono)
(Timoteo
y el Capitán se acercan a Rosina y a Soledad: mientras aparecen por la derecha
Romero y el padre Antonio que se acercan al grupo)
ROSINA
Os
presento a don Rodrigo (A Soledad)
de
Velasco.
SOLEDAD
Caballero...
ROSINA
(Al
Capitán)
La
señora de Romero,
CAPITAN
A
él le cuento por amigo.
MARIANO
Y
él se da por muy honrado
en
tener tal amistad.
PADRE
ANTONIO
Señora,
(A Rosina)
|Hola,
Soledad!
Capitán,
muy bien hallado.
(Todos
se saludan)
SOLEDAD
Y
muy poco entretenido
que
se hallará en nuestra aldea.
CAPITAN
¡Por
Dios!
MARIANO
Preciso
es que sea;
que
el pueblo no es divertido
y
en él cosa alguna ocurre
no
siendo en festividad.
PADRE
ANTONIO
Un
militar, y a su edad,
en
ningún sitio se aburre.
TIMOTEO
(A
Rosina)
En
el baile, ya veréis
cómo
acude el pueblo entero.
SOLEDAD
(Al
Capitán)
Preparad
vuestro dinero,
Capitán,
si pretendéis
a
las mozas festejar,
porque
aquí es costumbre añeja
que
el que a una mujer corteja,
dé
comienzo por pagar
su
escote.
CAPITAN
Lo
pagaré.
PADRE
ANTONIO
¡Y
váyase lo pagado,
Capitán,
por lo bailado!
CAPITAN
Pues
pagaré y bailaré.
MARIANO
Y
ahora al molino, señores,
que
el refresco nos espera.
Venid.
(Al Capitán)
CAPITAN
¡Ojalá
pudiera!
(Soledad
y Rosina suben hacia el fondo)
PADRE
ANTONIO
Yo
iría con mil amores,
pero
sabe don Mariano
que
tengo que preparar
la
fiesta, y es cosa urgente.
CAPITAN
Y
a mí me espera mi gente:
tampoco
puedo aceptar.
TIMOTEO
Pues
a mí no hay quién me impida
nada:
no tengo destino...
PADRE
ANTONIO
Ni
vergüenza, (Al Capitán)
MARIANO
(A
Timoteo) Hay miel y vino.
TIMOTEO
Hay
miel, pues voy en seguida,
CAPITAN
Que
vaya con precaución.
SOLEDAD
Pues...
(Bajando al lado del Padre Antonio)
Si
no tiene cuidado
se
queda a la miel pegado.
ROSINA
¿Por
qué?
PADRE
ANTONIO
Porque
es un moscón.
MARIANO
¿Conque
no?
CAPITAN
De
buena gana.
MARIANO
En
otra ocasión será.
(Dando
la mano al Capitán)
Nosotros
vamos allá.
Padre
Antonio, hasta mañana.
(Le
besa la mano. Soledad, Rosina, Timoteo y don Mariano entran en el molino)
ESCENA VI
El
Padre Antonio y El Capitán.
CAPITAN
(Por
don Mariano)
¡Qué
francote y qué leal!
Parece
un hombre cabal.
PADRE
ANTONIO
Es
un noble corazón.
De
Dios no tiene perdón
quien
pretenda hacerle mal.
CAPITAN
Alguno
hay que se lo haría
si
con él topase.
PADRE
ANTONIO
¿Quién?
CAPITAN
Cierto
mozo, que si un día
viniese
aquí, no vendría
de
Romero para bien.
Curro
Vargas.
PADRE
ANTONIO
Ya
os han ido
con
el cuento...
CAPITAN
Algo
he sabido.
PADRE
ANTONIO
¿Y
quién os hizo el relato?
CAPITAN
Timoteo.
PADRE
ANTONIO
Habrá
tenido
que
oír ese mentecato.
CAPITAN
Dijo
algo, que si es verdad,
inspira,
a quien cual yo, aprecio
hace
de la dignidad,
por
Curro Vargas desprecio
y
desdén por Soledad.
PADRE
ANTONIO
¡Velasco!
(ton tono de reproche)
CAPITAN
¿Qué
otra opinión
puede
ofrecer un matón
que
ama a una mujer por su oro.
y
una mujer que el decoro
supedita
a la pasión?
PADRE
ANTONIO
Decís...
CAPITAN
Que
no su hermosura,
su
hacienda, quiso él buscar,
que
ella fue torpe e impura,
lo
que repite y murmura
todo
el mundo en el lugar.
PADRE
ANTONIO
¿Eso
os contaron a vos?
(Ademán
afirmativo en el Capitán)
Pues
quien lo contó, delira.
Tan
cierto como nos mira
desde
lo infinito Dios,
Capitán,
que eso es mentira.
Soledad
habrá podido
con
Curro inconstante ser;
podrá
no haberle querido,
pero
Soledad ha sido
siempre
una honrada mujer;
y Curro...
Curro, en hombría
d«
bien no cede al primero
ni
en valor ni en hidalguía,
ni
la gana a caballero
el
mejor de Andalucía.
CAPITAN
Padre...
(Como excusándose)
PADRE
ANTONIO
Por
la santa gloria
de
Dios, repito que os han
mentido.
Mis labios van
a
contaros esa historia.
Escuchadla,
Capitán.
(Breve
pausa)
Aun
por todos bendecida
es
la memoria querida
y
es reverenciado el nombre
de
Juan de Vargas, del hombre
que
dio a Curro Vargas vida.
Noble
y rico por su cuna,
hecho
a no sufrir ninguna
privación
desde nacido,
respetaba
su apellido
y
tiraba su fortuna.
¿Tirarla
he dicho? No. Hacía
peor,
porque la tenía
fiada
a la probidad
de
Severiano García,
del
padre de Soledad.
Ruin
el administrador,
dadivoso
el caballero,
iba
pasando el dinero
del
bolsillo del señor
al
arcón del usurero,
hasta
que Vargas un día
vio
que caudal no tenía.
CAPITAN
¿Tal
prisa puso en gastárselo?
PADRE
ANTONIO
Puede
también que García
pusiera
más en robárselo.
Lo
seguro es que al morir
su
padre, vino a quedar
Curro
Vargas, sin hallar
un
lecho donde dormir
y
un rincón donde llorar.
Sin
hacienda, sin dinero,
sin
cariño, sin apoyo;
todo
era del usurero.
CAPITAN
¿Y
éste que hizo?
PADRE
ANTONIO
Lo
primero
echar
al niño al arroyo.
CAPITAN
¿Echarle?
(Con asombro)
PADRE
ANTONIO
La
noche aquella...
CAPITAN
¡Qué
infamia!
PADRE
ANTONIO
Por
no manchar
su
santa mirada en ella,
Dios
no permitió brillar
aquella
noche una estrella.
CAPITAN
¿Y
nadie en su desventura
amparó
a esa criatura?
PADRE
ANTONIO
Sí.
CAPITAN
¿Quién?
PADRE
ANTONIO
¡Yo!
CAPITAN
¿Vos
fuisteis quien?
PADRE
ANTONIO
¿Pues
para qué me hice cuca
más
que para hacer el bien?
Yo
en mis brazos le cogí,
yo
a mi casa le llevé,
yo
a mi lado le eduqué
y
al muerto sustituí
y
como a un hijo le amé.
Que
si los votos sagrados
de
tener hijos nos vedan,
de
ellos no estancos privados:
los
niños abandonados
son
los hijos que nos quedan.
CAPITAN
¿A
la hija de ese traidor
pudo
adorar Curro?
PADRE
ANTONIO
¡Sí!
CAPITAN
¡Pero
es posible, señor!
PADRE
ANTONIO
¿Y
vos que entendéis de amor
me
lo preguntáis a mí?
La
amó cuando aun no sabia
quién
era, ni a quién debía
vida
y nombre.
CAPITAN
Pero
cuando
lo
supo...
PADRE
ANTONIO
La
siguió amando
con
igual idolatría.
CAPITAN
¿Y
ella le correspondió?
PADRE
ANTONIO
En
cuanto de amor la habló.
¿Qué
iba a hacer? Pues bueno futra
que
le dijese que no
siendo
mi Curro quien era.
Aun
veinte años no tenía
y
era Curro, Capitán,
por
su gracia y valentía
el
mancebo más galán
de
toda la serranía.
Su
brazo era el más fornido,
su
plata la más gastada,
su
pecho el más atrevido,
su
valor el más temido
y
su alma la más honrada.
(Enjugándose
los ojos con el pañuelo)
Perdonad
el lloro; es que,
siempre
que su nombre evoco,
me
pasa igual. Ya se ve;
¡qué
padre no llora un poco
por
el hijo que se fue!
Sí,
Soledad le quería;
pero
el odio ó el temor
que
el viejo a Curro tenía,
en
combate convertía
la
existencia de este amor.
Y
un día que celebraba
el
pueblo la alegre fiesta
de
que antes aquí se hablaba,
llegó
la escena funesta
que
todo el mundo esperaba. (Pausa)
La
plaza, limpia y colgada;
la
juventud, adornada
con
sus vestidos mejores,
y
la Virgen reclinada
sobre
sus andas de flores.
Las
muchachas más bonitas
disponiéndose
a bailar
con
el mozo del lugar
que
a las animas benditas
quiera
más dinero dar.
El
Alcalde en su sillón;
Soledad,
en su balcón;
junto
a Soledad, García,
y
el sol de mi Andalucía
presidiendo
la función.
—«Tanto
por bailar con esta»
—dice
uno.—«Tanto doy yo
porque
se quede compuesta»
—dice
otro.—¡Que si! ¡Que no!
Y
cuando la alegre fiesta
su
mayor brillo alcanzaba,
se
oyó una voz que gritaba:
«Doy
cuanto pueda tener
por
bailar a esa mujer.»
Era
Curro, que llegaba,
«Soledad—siguió,—no
ignoro
que,
valiendo tú un tesoro,
esto
es comprarte de balde.»
Y
echó cuarenta onzas de oro
en
la mesa del Alcalde.
Suya
es, que baje, clamó
la
gente.
CAPITAN
¿Y
ella bajó?
PADRE
ANTONIO
No,
porque el viejo cruel
repuso:—«El
doble doy yo
porque
no baile con él.»
Y
añadió con voz sombría:
—«Mozuelo,
más te valdría
que
venir con tantos fueros,
abonarme
los dineros
que
tu padre me debía.»
—«¡Mi
padre! ¡Qué es lo que oí!:
—«Tres
mil onzas se quedaron
enterradas
para mí
cuando
a tu padre enterraron.
¿Vas
a pagarlas tú?»—«¡Si!
Yo
las pagaré, García,
—dijo
CURRO;—lo aseguro
ante
la Virgen María;
y por
la Virgen os juro
que
Soledad será mía.
Mía.
ante el mundo, ante Dios;
mía,
aunque no queráis vos.
Mía
sólo, sólo, sí.
Adiós,
Soledad, adiós;
hasta
que vuelva por ti.»
Clavó
en aquella mujer
sus
ojos, llenos de afán;
partió;
no le pude ver...
y
ya no he vuelto a saber
de
mi Curro, Capitán.
CAPITAN
Vuestro
Curro me parece
todo
un hombre, señor cura.
Dios
le dé tanta ventura
como
su honradez merece
y
merece su bravura.
PADRE
ANTONIO
Yo
os prometo algo mejor,
si
la historia os interesa.
Pero,
favor por favor.
CAPITAN
¿Cuál
será el mío?
PADRE
ANTONIO
El
honor
de
favorecer mi mesa.
Mis
cuidados suplirán
al
regalo y a la holgura
que
en mi casa faltarán.
CAPITAN
Pues
acepto, señor cura.
PADRE
ANTONIO
Pues
andando, Capitán.
(Mutis
por la derecha)
ESCENA VII
La
Tía Emplastos y Arrieros 1°, 2 ° y 3° Entran por la izquierda los Arrieros 1° y
2 ° con sus burras. La seña Emplastos y Arriero 3 ° dentro.
(Música)
EMPLASTOS
¡Ay!
ARRIERO
l º y 2 º
¡Jesús!
¡Ja, ja, ja, ja!
(Mirando
hacia el lugar donde se supone que ha caído la señá Emplastos)
ARRIERO
2 º
Por
poquito no se estrella.
ARRIERO
l º
No
se hubiera perdió na.
ARRIERO
2 º
Güen
porrazo habrá llevao.
ARRIERO
l º
Güeno
ha sido, cámara.
(Entrando
la tía Emplastos y Arriero 3°)
EMPLASTOS
¡Ay,
ay, ay!
ARRIERO
3 º
¡Animo,
agüela!
EMPLASTOS
¡Me
ha matao ese animal!
(Señalando
a la burra. La lía Emplastos se sienta impaciente, y los Arrieros forman corro
a otro lado de la escena)
ARRIERO
1 º
Bien
mirabais a aquel mozo.
ARRIERO
2 º
Ya
sabrá quién era el tal.
EMPLASTOS
¿A
qué mozo?
ARRIERO
3 º
Al
de la Venta.
Los
tres Pues bien majo era el galán.
(La
tía Emplastos avanza al proscenio)
EMPLASTOS
Si
les digo a estos brutos
que
Curro era
el
que nos encontramos
junto
a la Venta,
se
me adelantan,
lo
cuentan y me quedo
yo
con las ganas...
y...
¡oh, qué emoción,
cuando
por mí se enteren
del
notición!
(Va
a sentarse al pie de la cruz)
ARRIERO
2 º y 3 º
¿Llevas
tú la lista completa
de
todo?
ARRIERO
1 º
Completa
va aquí.
¿Sus
habéis orvidao de argo?
ARRIERO
2 º y 3°
Nos
paece que no.
ARRIERO
1 º
Me
paece que sí.
(Arriero
1 º saca del bolsillo un lista y lee)
«Pa
Florencia Plachetines
cuatro
pares de chapines.»
ARRIERO
2°
Ahí
los traigo en el serón.
ARRIERO
1 º
«Pa
Escolástica Cerdete
un
barril de colorete
y
una libra de almidón.»
ARRIERO
3 º
Ahí
lo llevo en el serón.
ARRIERO
1 º
«Pa
don Rufo Paracuellos...»
ARRIERO
2 º
Media
libra de cabellos
de
las monjas de Alcalá.
ARRIERO
1 º
¿Está?
ARRIERO
2 º
¡Está!
(Mirando)
ARRIERO
1 º
Pues,
entonces, bueno va.
(La
tía Emplastos, impaciente, cruza de un lado para otro de la escena, y vuelve a
sentarse en el peñasco)
EMPLASTOS
Si
se entera esta gente
que
Curro era
quien
se ocultó en la sombra
junto
a la Venta,
¡Virgen
María,
no
sé lo que a estas horas
sucedería!
Y,
¡oh, qué emoción!
yo
sólita he de darles
el
notición.
ARRIERO
1 º
«Una
caja, que es mu maja,
(Leyendo)
y
esta caja no es pa mí.»
ARRIERO
3 º
(Examinándola)
Pa
el alcalde va la caja.
ARRIERO
1 º y 2 º
¿Y
qué tiene dentro?
LOS
TRES
¡Achist!
(Estornudando)
ARRIERO
1 º
Aquí
viene el encargo;
de
Timoteo.
(Sacando
una lavativa envuelta en un papel, en cuya forma se la mostrará al público)
ARRIERO
l º y 2 º
Virgen
de las Angustias,
¿qué
será esto?
ARRIERO
3 º
¡Uy!
¿qué será?
ARRIERO
l º
Pues
con mucho cudiao
ponía
pa atrás.
ARRIERO
2 º
Aquí
llevóla una casa este encarguillo.
(Saca
unas ligas negras)
ARRIERO
2 º y 3 º
Güeña
pierna, Sinforoso, no seas pillo.
Tú
requiebras a Salud, se me figura.
ARRIERO
1 º
¡Qué
animales, si estas ligas son pa el cura!
ARRIERO
2 º y 3 º
Yo
pensé…
ARRIERO
1 º
Se
ha olvidado la pamela.
pa
Rosina.
ARRIERO
2 º
¿La
pa... qué?
ARRIERO
2 º
El
encargo que te dieron.
ARRIERO
1 º
Aquí
viene, mírale. (Sacando un sombrero)
No
estaré ye mal con esto,
(Se
pone la pamela)
ARRIERO
1 º y 2 º
¡No
está mal, je, je, je, je!
(Los
Arrieros 1 ° y 2 ° cogen de la mano a! 3 º y simulan bailar el minué)
TODOS
¡Plácida!
¡Mística!
Florimpompónica
nube de amor.
¡Plácida!
¡Mística!
Ya
está cilíndrico mi corazón.
ARRIERO
3 º
No
hago mal de damisela.
ARRIERO
2 º
Como
danto, no estás mal.
ARRIERO
1 º
¡Ea!
vamos para el pueblo
los
encargos a entregar.
ARRIERO
2 º
¿De
modo que no falta
ningún
encargo?
¿Pa
quién es este bulto
que
va tan majo?
ARRIERO
3 º
Bruto,
no aprietes,
que
son mu delicados
los
merengues.
ARRIERO
1 º
Saca
uno y lo catamos.
ARRIERO
3 º
Me
lo van a conocer.
ARRIERO
1 º y 2 º
No
seas tonto, arreglaremos
entre
todos el papel.
(Los
tres Arrieros sacan los merengues y cantan fingiendo atragantarse)
TODOS
¡Uy,
qué cosa tan finítica y tan güeña!
¡Uy,
qué ri-qui, riquiri quico está!
Esto
es mela, mela, mela, esto es melaza.
Agua-gua-gua-gua-gua-gua-gua.
agua-gua-gua.
ARRIERO
1 º
Ha
pasao.
ARRIERO
2 º
Mucho
susto
el
que acabo de pasar.
TODOS
Seña
Emplastos, ¿vais pa el pueblo?
EMPLASTOS
Id
vosotros para allá.
TODOS
Mus
llevamos a la burra.
EMPLASTOS
Si
queréis.
TODOS
Pus
descansad,
ARRIERO
1 º
¡Arre,
Flora!
ARRIERO
2 º
¡Arre,
borrico!
ARRIERO
3 º
¡De
aquí a luego! ¡Arre, Galán!
TODOS
(Salen
cantando y bailando con los burros por la derecha. El Arriero 3 °, que saldrá
el último, habrá colocado la «pamela» sobre la cabeza de su borrica)
¡Plácida!
:
¡Mística!.
¡Florimpompónica
nube de amor!
¡Plácida!
¡Mística!
¡Ya
está cilíndrico mi corazón! (Vanse)
ESCENA VIII
La
Tía Emplastos.
(Hablado)
EMPLASTOS
¡Jesús,
María y José!
Dios
nos coja confesaos.
Cuando
Soledad se entere
y
se entere don Mariano
de
que Curro viene al pueblo,
¡yo
no quiero ni pensarlo!
¡Por
supuesto! yo he tenido
la
precaución de a esos bárbaros
no
decirles lo que ocurre,
porque
si me aturdo y hablo
y
digo; Ese es Curro Vargas...
Pues
menúo es el fandango
que
hay en el pueblo a estas horas.
(Se
levanta y se va hacia, la derecha)
¡Ay!
(Quejándose) ¡Debo tener el brazo
y
este pie y esta muñeca!
¡Ay!
Aquí sucede algo,
algo
que no va a ser bueno,
y
es necesario evitarlo.
Me
voy al pueblo en seguida.
¡Ay,
ay! maldito porrazo;
Jesús,
no puedo moverme.
Pero
aunque sea arrastrando
tengo
que ser la primera
que
en el pueblo ha de contarlo.
(Hace
ademán de dirigirse al pueblo, pero se detiene al sentir que se acerca gente)
ESCENA IX
Soledad,
Doña Angustias, Rosina, Timoteo, Don Mariano, la Tía Emplastos. Comienza a
anochecer. Soledad, doña Angustias, Timoteo, Rosina y don Mariano bajan del Molino.
EMPLASTOS
¡Gente!
(Volviéndose
hacia el sitio por donde vienen los otros)
¡Ellos!
Ahora, ¿cómo
les
digo lo que sucede?
¡Pobre
familia! Tan buena,
tan
dichosa, tan alegre,
y
el otro... ¿a quién se lo cuento?
(Mira
a todos y hace ademanes de acercarse; mientras los otros avanzan. Don Mariano y
Timoteo con Rosina delante. Soledad y doña Angustias algo retirados. La tía
Emplastos, al pasar Soledad por delante de ellos, la tira del vestido)
¡Soledad!
(Bajo, con misterio)
SOLEDAD
(Alto)
¡Qué!
EMPLASTOS
¡Escucha!
¡Tente
un
instante! ¡Si supieras!
SOLEDAD
¿El
qué? (Con indiferencia)
EMPLASTOS
¡Chist!
¡Más bajo! Puede
enterarse
tu marido
y
haber dimes y diretes.
SOLEDAD
Pero,
¿qué es? (Con impaciencia)
EMPLASTOS
(Deteniendo
a doña Angustias, que se ha acercado)
¡Ay,
doña Angustias!
¡Qué
horror!
ANGUSTIAS
¿Qué
es lo que sucede?
EMPLASTOS
¡Que
está aquí! (Con terror cómico)
SOLEDAD
(Con
impaciencia) ¿Quién?
EMPLASTOS
El
demonio,
en
figura humana. Acérquense
más.
ANGUSTIAS
¿Pero
quién?
EMPLASTOS
(Bajo
y con solemnidad) ¡Curro Vargas!
SOLEDAD
(¡Jesús!)
(Con espanto)
ANGUSTIAS
(Con
terror) ¡Dios mío! ¡Valedme!
(Durante
el dialogo, Rosina, don Mariano y Timoteo hacen como que hablan al otro lado
del escenario)
ROSINA
(A
don Mariano)
¡Qué
miel tan dulce y tan rica!
TIMOTEO
Aún
más dulce que las mieles
labradas
en las colmenas
por
los insectos aleves,
será
el amor de ese pecho,
palacio
de blanca nieve,
en
donde colocaría
mi
mano, si vos quisieseis,
el
ramo de azahar simbólico.
ROSINA
Soy
viuda.
TIMOTEO
Quien
cual yo siente,
siempre
habla el alma, y el alma
es
una virgen perenne,
un
cristal puro, una linfa,
una
nebulosa, un éter,
y
yo soy...
MARIANO
Un
majadero
que
hablas de lo que no entiendes.
TIMOTEO
¡Majadero!
¡Yo! (Dando un respingo)
ROSINA
(Riendo)
Son bromas.
TIMOTEO
Pero
bromas muy agrestes.
(Con
muy mal humor. Siguen hablando)
SOLEDAD
(Bajo
a la tía Emplastos)
¿Era
él?
.
EMPLASTOS
Si,
no tengas duda.
¿Iba
yo a desconocerle?
Por
ese camino avanza,
no
tardará mucho en vérsele.
ANGUSTIAS
¡Virgen
santa!
EMPLASTOS
¡Y
poco guapo
y
poco rumbón que vuelve!
Trae
un caballo manífico...
Vamos,
que da gozo verle.
Es
decir... gozo... no, miedo.
SOLEDAD
¡CURRO
volver! ¿Qué pretende?
ANGUSTIAS
Mariano
se acerca,
cállate,
que no se entere.
(Don
Mariano se aproxima al grupo que forman Soledad, Angustias y la tía Emplastos)
SOLEDAD
(Aparte)
¡Curro!
(Con pasión y angustia)
MARIANO
¿Qué
habláis tan bajito?
SOLEDAD
¡Yo!
ANGUSTIAS
Nada.
EMPLASTOS
Lo
más prudente
es
que usté también lo sepa
por
lo que pueda valerle.
Curro.
Vargas ha llegao.
MARIANO
¡El!
(Sorprendido)
SOLEDAD
Sí,
Mariano.
MARIANO
(Con
calma y energía) ¿Y qué temes
de
su llegada? ¿Por eso
te
turbas y palideces?
¿Qué
te importa? Bien venido
sea,
ti en son de paz viene;
y
si viene en son de guerra
que
mire a lo que se atreve,
que
en mí hallará Curro Vargas
lo
que en mí encontrar desee.
Y
ahora al pueblo. No ocuparse
más
del asunto. ¡El que llegue
un
hombre al lugar, no es cosa
que
nuestra atención merece!
(A
la tía Emplastos)
Tú,
guarda chismes y cuentos,
para
quien te los tolere.
Tú,
con aquella señora (A Soledad)
y
Dios con quien bien procede.
EMPLASTOS
Todo
el pueblo ha de saberlo (Bajo)
antes
que al pueblo te acerques.
(Sale
por el fondo. Don Mariano se dirige a donde está Rosina y Timoteo. Soledad y la
madre cruzan al otro lado, pero muy despacio)
TIMOTEO
¿Curro
aquí? (Asustado)
ROSINA
¿Qué
tenéis?
TIMOTEO
Nada.
(Aparte)
¿Conque
está aquí? ¿Conque vuelve?
Pues
si el Capitán le dice
que
yo con él a atreverme
llegué...
¡Dios mío de mi alma!
MARIANO
(Llegando)
¿Sigue
el galán en sus trece?
SOLEDAD
(A
su madre)
Madre
mía, es necesario
impedir
que Curro atente
a
la dicha de Mariano.
¿Cómo
impedirlo?
ANGUSTIAS
(Aparte
a Soledad) Tú, vete
con
ellos. Yo aquí le espero
y
Dios querrá protegerme.
(Soledad
se incorpora al grupo que forman Rosina, Timoteo y don Mariano)
ROSINA
¿Con
que mañana es el día, (A don Mariano)
el
gran día?
MARIANO
(Con
frialdad) Así parece.
(Salen
por el fondo derecha, camino del pueblo, Soledad, Rosina, don Mariano y Timoteo)
ESCENA X
Doña
Angustias.
DOÑA
ANGUSTIAS
No
es posible que la vea;
que
Curro entre en el lugar:
es
necesario evitar
que
esto ocurra, que esto sea.
En
ello está mi esperanza;
me
asusta más todavía
el
amor de la hija mía,
que
de Curro la venganza.
ESCENA XI
Curro,
dentro: el Mozo y Doña Angustias.
CURRO
(Dentro)
Súbete
hacia la posada
con
los caballos, Andrés,
que
yo subiré después.
Ni
preguntes, ni hables nada
con
nadie, mientras yo voy.
ANGUSTIAS
¡Es
él! (Se oculta detrás de los olivos)
MOZO
(Saliendo)
Alivia, Cubeto.
(La
luz de la luna, que habrá aparecido momentos antes, iluminará la escena. e1
Mozo llevará dos caballos de la brida. Uno ricamente enjaezado, y el otro cargado
con fardos, maletas, etc., etc.)
Nunca
vi amo tan secreto
como
el que sirviendo estoy.
¡Arre!
¿A la derecha?
(Como
preguntando a Curro)
CURRO
Sí.
MOZO
(Dando
palmadas en el lomo del caballo cargado)
Buena
carga te han echado.
Lo
que es hoy bien has ganado
la
comida.
(Sale
el Mozo por la rompiente de la derecha del fondo)
ANGUSTIAS
Ya
está aquí.
(Aparece
Curro por la izquierda. Vestirá traje de terciopelo oscuro. Chaqueta con
botones de plata; el calzón abierto sobre la rodilla; botas vaqueras con
correas remontadas por bellotitas de plata y sombrero ancho de campo. Curro se
detiene un momento y luego se dirige hacia la cruz. Doña Angustias sigue oculta
detrás de los olivos)
ESCENA XII
Curro
y Doña Angustias.
(Música)
CURRO
¡Cruz
santa, cruz bendita
donde
al partir le vi,
con
qué placer se acerca
mi
corazón a ti!
¡Por
fin vuelvo a mirarte!
¡Por
fin a verla voy!
¡Qué
importa lo pasado,
si
cerca de ella estoy!
¡Cruz
santa, cruz bendita,
al
fin te vuelvo a ver!
Gracias
le doy al cielo
de
hinojos a tus pies.
(Curro
se arrodilla al pie de la cruz y oculta el rostro entre las manos. Doña
Angustias sale de detrás de los olivos)
ANGUSTIAS
¡Dios
mío, tú que le oyes,
infúndele
piedad!
(Se
acerca lentamente donde está Curro. Este, al ruido de los pasos, levanta la
cabeza)
CURRO
¿Quién?
ANGUSTIAS
(Con
temor) ¡Curro!
CURRO
(Reconociéndola)
¡Madre mía!
¡Por
fin! (Abrazándola) ¿Y Soledad?
Habladme
de ella,
que
es mi ventura.
¿Verdad
que siempre
pensó
ella en mí?
¿Que
estuvo siempre
de
mí segura;
que
yo su solo
cariño
fui?
¿Verdad
que me ama,
que
en mí confía?...
Necias
preguntas
os
vengo a hacer.
Me
ama, me espera,
me
adora, es mía.
¡Pues
si no es mía,
de
quién va a ser!
ANGUSTIAS
¡Curro!
(Con temor)
CURRO
(Con
alegría,) A su encuentro
venid.
ANGUSTIAS
Detente.
¡Escucha,
espera,
por
compasión!
CURRO
Quien
de su dicha
se
encuentra ausente,
¡madre
de mi alma,
no
espera, no!
Porque
ella fuese mía
crucé
el revuelto mar,
desafié
el destino,
burlé
la adversidad,
y
hoy que triunfante vuelvo,
hoy
que la puedo hablar,
queréis
que espere. ¡Nunca!
Llevadme
donde está.
Que
es la vida de mi vida
el
amor de Soledad.
ANGUSTIAS
Oye.
(Suplicando)
CURRO
¡Que
no! Seguidme.
ANGUSTIAS
Oye,
por caridad.
Mientras
que tú cruzabas
el
agitado mar,
traía
aquí la suerte,
cruel
adversidad.
Y
hoy que triunfante vuelves,
no
la podrás hablar;
tu
anhelo es imposible;
inútil
es tu afán.
No
dará vida a tu vida
el
amor de Soledad.
CURRO
¡Que
no! (Con asombro)
ANGUSTIAS
(Suplicando)
|Curro!
CURRO
(Con
decisión) ¡Seguidme!
ANGUSTIAS
¡Oye,
por caridad! (Suplicante)
(A dúo)
CURRO
Porque
ella fuese mía
crucé
el revuelto mar, etc., etc.
ANGUSTIAS
Mientras
que tú cruzaban
el
agitado mar,
etc.,
etc.
CURRO
¡He
de verla!
ANGUSTIAS
¡No
has de verla!
CURRO
¿Quién
me puede detener?
ANGUSTIAS
Quien
está sobre nosotros,
quien
desprecia tu poder.
CURRO
¿Quién?
¿Será su padre acaso?
No
temáis, no se opondrá.
Vengo
rico, y mi riqueza
a
ceder le obligará.
ANGUSTIAS
Mi
esposo ha muerto.
CURRO
¿Que
ha muerto?
Pues
entonces, ¿quién podrá
contra
mí?...
(Con
angustia y como respondiendo a un pensamiento horrible)
¡Cielos!
Sería...
(Acercándose
a doña Angustias y como espantado de lo que dice)
¡Madre!
¿Ha muerto Soledad?
¡Respondedme!
(Con angustia creciente)
ANGUSTIAS
La
hija mía...
CURRO
¡Pronto!
¿Vive?
ANGUSTIAS
¡Vive!
CURRO
(Con
alegría inmensa) ¡Ah!
Gracias,
gracias, madre mía;
que
había muerto creí,
y
creí que el mundo entero
se
aplastaba sobre mí.
Pues
si vive y yo la adoro,
sólo
hace falta que Dios
al
pie del altar bendiga
la
ventura de los dos.
ANGUSTIAS
Esa
dicha ambicionada
no
la puedes obtener.
¡Soledad
está casada!
CURRO
¡Oh!
(Con espanto, asombro y terror creciente)
¿Qué
dice esta mujer?
Sin
duda que delira.
¡Ser
de otro Soledad!...
¡Mi
Soledad! ¡Mentira!
¡No
es cierto! ¡No es verdad!
(Doña
Angustias se dirige en ademán suplicante)
ANGUSTIAS
¡Perdón
para ella, Curro!
CURRO
¿Es
cierto lo que oí?
¿Su
labio no ha mentido?
¿Está
casada? (Con furor)
ANGUSTIAS
(Bajo
y con espanto) ¡Sí!
CURRO
(Con
ira)
¿Conque
la infame,
dando
al olvido
lo
prometido
mi
fe burló?
¿Conque
a otro ha dado
su
amor, su nombre,
conque
es de otro hombre
que
no soy yo?
Y,
¿quién es ese?
¿Dónde
se esconde?
Decidme
dónde
le
puedo ver.
¡Quiero
su sangre,
quiero
su vida,
quiero
la vida
de
esa mujer.
ANGUSTIAS
¡Perdón!
CURRO
No
ruegue. (Pasando a la izquierda)
Todo
es en vano.
ANGUSTIAS
¡Piedad
por ella,
por
mí, por ti!
CURRO
¡Piedad
me pide!...
¡Piedad
para ella!
¿Tuvo
ella acaso
piedad
de mí?
ANGUSTIAS
Por
el recuerdo de mi cariño,
por
las memorias de tu niñez,
por
esta pobre mujer que sufre
y
sollozando cae a tus pies.
Depón
tus odios, perdona a mi hija,
olvida
el nombre de Soledad,
huye
del pueblo, sé generoso,
ten
de mi, de ella, de ti piedad.
CURRO
Por
el recuerdo de su cariño,
por
las memorias de mi niñez,
por
aquel padre que me dio vida,
por
todo cuanto pude querer,
ante
esta santa cruz de mi aldea
juro
vengarme de Soledad,
matar
al hombre que la posee,
no
tener de ella ni de él piedad.
ANGUSTIAS
¡Perdón
imploro!
CURRO
¡Venganza
pido!
ANGUSTIAS
¡Perdón
para ella!
CURRO
¡Jurado
está!
ANGUSTIAS
Por
el recuerdo de mi cariño,
etc.,
etc.
CURRO
Por
el recuerdo de su cariño,
etc.,
etc.
(Curro
se aparta de doña Angustias. Esta se deja caer con desesperación sobre uno de
los peñascos. Aparecen el fondo por el camino del pueblo los trabajadores y
trabajadoras. Luego Rosina, la tía Emplastos, el Padre Antonio, Timoteo, el
Capitán)
ESCENA XIII
Doña
Angustias, Rosina, la Tía Emplastos, Curro, el Padre Antonio. Timoteo, el Capitán
y CORO General.
(Música)
CORO
(Desde
el fondo, con misterio)
¡Es
él! ¡Qué majo viene!
Miradle
bien.
MUJERES
(Con
asombro)
¡Ah!
HOMBRES
(Idem)
¡Oh!
TODOS
Está
hecho un ascua de oro.
Parece
un gran señor.
(Se
vuelven hacia el fondo como dirigiéndose a lo que llegan)
Deprisa,
señor Cura,
corred,
señor, corred.
Aquí
está Curro Vargas,
venid
y le veréis.
(Todo
este diálogo con música será desde el fondo y a media voz. Curro estará vuelto
de espaldas con la cabeza entre las manos. La señora Angustias medio desplomada
sobre uno de los peñascos. Sale por el fondo ,el Padre Antonio seguido del
Capitán, de Rosina, de la tía Emplastos y de Timoteo)
PADRE
ANTONIO
¿En
dónde esta? (Con ansiedad)
CORO
(Señalando
a Curro) ¡Miradle!
PADRE
ANTONIO
Dejádmele
abrazar.
ROSINA
¡Qué
imagen tan gallarda!
EMPLASTOS
Menúa
se va a armar.
(El
Padre Antonio se dirige apresuradamente donde está Curro)
PADRE
ANTONIO
¡Hijo!
CURRO
(Como
sorprendido)
¿Quién?
PADRE
ANTONIO
Soy
yo, ¿qué esperas?
A
mis brazos pronto ven.
EMPLASTOS
Cuando
sepa lo que pasa
buen
jollín se va a mover.
CORO
¡Pobre
Curro, cuando sepa
la
traición de Soledad!
¡Pobre
de ella cuando Curro
su
traición llegue a mirar!
TIMOTEO
(Por
el Capitán)
Le
contará este otro
lo
que a éste le conté.
ANGUSTIAS
¡Ay,
de mí!
ROSINA,
CAPITAN y EMPLASTOS
Es
doña Angustias.
¿Qué
habrá habido entre ella y él?
(Todos
se acercan a Curro y al Padre Antonio, que permanecen abrazados)
CORO.
¡Jesús,
qué majo viene!
Mirad,
mirad.
HOMBRES
¡Ah!
MUJERES
¡Oh!
TODOS
Está
hecho un ascua de oro;
parece
un gran señor.
MUJERES
Hola,
Curro, Dios te guarde;
(Bajando
y dirigiéndose a Curro)
con
bien vengas al lugar.
TODOS
¡Pobre
Curro, cuando sepa
la
traición de Soledad!...
PADRE
ANTONIO
(A
Curro)
Por
fin has vuelto.
CURRO
Nunca,
volviera
aquí, señor,
para
mirar unidos
su
engaño y mi dolor.
PADRE
ANTONIO
¿Tú
sabes?
CURRO
¡Todo,
todo!
(Por
doña Angustias)
Que
diga esta mujer
si
sabe más infamias
de
la que tanto amé.
Se
que es de otro
que
me ha burlado,
sé
que ha mentido
su
amor, su fe;
sé
sus traiciones,
sé
su falsía,
sé
que es mentira
cuanto
soñé.
CURRO,
TIMOTEO, EMPLASTOS, ROSINA y CAPITAN
Todo
lo sabe,
ya
nada ignora;
¿Quién
sus furores
podrá
vencer?
Que
Dios le inspire,
que
Dios le ampare.
¿Qué
va a ser de ella?
¿qué
va a ser de él?
TIMOTEO
Todo
lo sabe;
pero
aun ignora
lo
que antes a éste
dije
yo de él.
Si
éste le cuenta
lo
que a éste dije,
lo
que es a éste
le
mata aquél.
PADRE
ANTONIO
Escúchame,
hijo mío.
CURRO
Dejadme,
por favor.
ANGUSTIAS
No
cede en su locura.
No
aplaca su furor.
CURRO
Sabéis
que me ha vendido,
que
a otro hombre se entregó;
que
es de otro, de otro, ¡infame!
No
la perdono, no.
Yo
juro y prometo,
al
pie de esta cruz,
vengarme
del hombre
que
amó a Soledad;
vengarme
de él y de ella,
matar
su alegría,
dar
odio por odio,
volver
mal por mal.
PADRE
ANTONIO
Al
pie de esta santa
enseña
de Cristo,
frases
de venganza
no
pueden sonar,
el
que las pronuncie,
maldito
es del cielo;
del
cielo no espere
perdón
ni piedad.
TODOS
Al
pie de esta santa,
etc.,
etc.
ANGUSTIAS
Escúchame.
CURRO
¡Dejadme!
¡Dejadme
solo! ¡Atrás!
¡Maldito
amor, maldita
la
causa de mi mal!
Yo
juro y prometo,
por
Dios, que me escucha,
vengarme
del hombre
que
amó a Soledad.
Vengarme
de él, de ella;
dar
odio por odio.
¡Que
Dios me condene
si
no hable verdad!
TODOS
Al
pie de esta santa
enseña
de Cristo...
etc.,
etc.
CURRO
¡No
os acerquéis! ¡Dejadme!
¡Dejadme
solo! ¡Atrás!
¡Maldito
amor! ¡Maldita
la
causa de mi mal!
PADRE
ANTONIO
¡No
os acerquéis! ¡Dejadle!
¡Dejadle
solo! ¡Atrás!
¡Que
el cielo le ilumine,
que
tenga de él piedad!
Todos
No os acerquéis! ¡Dejadle!
etc.,
etc.
(Cuadro,
y baja el telón lentamente)
FIN DEL ACTO PRIMERO
ACTO SEGUNDO
La
escena representa la calle principal del pueblo. A derecha e izquierda casas
con balcones practicables, colgados de colchas, de colores y cubiertos de
flores y juncias. A la derecha, en primer término, la casa de Soledad, con
portalón practicable y balcón grande practicable también, con colgaduras
vistosas. Junto a la puerta de entrada, en primer término; ventana baja con
reja, en la que habrá tiestos con flores y enredaderas. A la izquierda otra casa
semejante a la de la derecha, con balcones practicables también.
El
del primer término sin adornos ni colgaduras. En los inmediatos a la una y otra
casa, serán los balcones practicables. Dos boca-calles a la derecha y dos a la
izquierda. La calle hará hacia el fondo un recodo, que se perderá hacia la
izquierda; al foro panorama de la Alpujarra. Apoyada en uno de los lienzos de
pared habrá una escalera de mano. Al levantarse el telón aparecen en escena
varias muchachas asomadas a los balcones arreglando las colgaduras y aguardando
las juncias, guirnaldas y ramos, que a su tiempo irán arrojándoles las otras
mozas, que estarán en la calle preparadas.
ESCENA PRIMERA
(Música)
CORO
Trae
la juncia hacia adelante;
tira
fuerte hacia el balcón,
anda
a escape que ya pronto
va
a venir la procesión.
(Las
de la calle hacen ademán de dar las juncias a las que están en los balcones, y
estas se inclinan a cogerlas)
LAS
DE LA CALLE
¡Ahí
va, niña!
(Haciendo
ademán de arrojar a los balcones las juncias que tienen en la mano)
LAS
DE LOS BALCONES
¡Trae
pa acá!
(Queriendo
coger las juncias)
UNAS
¡Que
se escapa! (Desde la calle)
OTRAS
¡Que
se va! (Dejando las juncias)
UNAS
¡Si
no las coges bien!
OTRAS
¡Si
tú las tiras mal!
UNAS
¡Cuidado
que eres torpe!
OTRAS
¡Cuidado,
que allá va!
UNAS
No
la coges.
OTRAS
¡Que
se escapa!
UNAS
¡Que
se escurre! ¿No lo ves?
OTRAS
Porque
no estiráis la mano.
UNAS
Porque
no empináis los pies.
TODAS
Un
jardín en primavera
de
la calle hemos de hacer,
para
que venga la Virgen
a
pajearse por él.
¡Viva
la patrona
de
nuestro lugar!
¡Bendita
la Virgen
de
la Soledad!
Trae
la juncia hacia adelante,
tira
fuerte hacia el balcón,
Date
prisa, que ya pronto
va
a salir la procesión.
UNAS
¡Ahí
va, niña!
OTRAS
¡Trae
pa acá!
UNAS
¡Que
se escapa!
OTRAS
¡Que
se va!
UNAS
¡Tira
fuerte!
OTRAS
¡Que
se escapa!
UNAS
Que
se escurre, ¿no lo ves?
OTRAS
Porque
no estiráis los brazos.
UNAS
Porque
no empináis los pies.
OTRAS
Si
no la coges bien.
UNAS
Si
tú las tiras mal.
Venga.
OTRAS
¡Toma!
TODAS
¡No
te pares!
Que
no vamos a acabar.
Tened
tino y no ser torpes.
Tened
tino, que allá va.
¡A
una, a dos, a tres!
Ya
está.
(Las
Mozas que están en los balcones se retiran al poner las juncias, y bajan a la calle
a reunirse con sus compañeras)
LAS
DE LA CALLE
¡Qué
hermosa está la calle!
¡Cómo
cimbrean
las
juncias que en el aire
se
balancean,
acariciadas
por
los besos del cielo
de
la Alpujarra!
LAS
QUE BAJAN
¡Qué
hermosa está la calle!
¡Cómo
cimbrean!
etc.,
etc.
TODAS
Un
jardín de primavera
nuestra
calle hecha se ve.
Ya
puede venir la Virgen
a
pasearse por él.
Que
venga la patrona
que
aquí la esperan
las
juncias que en el aire
se
balancean,
acariciadas
por
los besos del cielo
de
la Alpujarra.
¡Viva
la patrona
de
nuestro lugar!
Bendita
la Virgen
de
la Soledad!
LAS
DE LA CALLE
Ya
está todo arreglado.
Gracias
a Dios.
(Tres
Mozas en el balcón sin adornar)
Os
habéis olvidado
de
este balcón.
CORO
¿Pa
cuando esperas?
LAS
DEL BALCON
Que
suba una a ayudarnos
por
la escalera.
(Una
de las Mozas coloca la escalera junto al balcón; las Mozas quo hay en él
desaparecen y vuelven a los pocos momentos con colgaduras y flores y comienzan
a engalanar el balcón. Las Mozas de la calle, al ver la escalera, cantan con
sorna)
Por
la escalera, yo no me atrevo,
que
si algún mozo llega a pasar
y
alza la vista, ¡Virgen del Carmen
lo
que en la plaza luego dirán!
¡Qué
atrocidad!
¡Qué
atrocidad!
De
vergüenza que me ha dado
no
lo quiero ni pensar. !
(Tapándose
la, cara y riendo)
OTRAS
Nada
te importe, sube sin miedo;
si
alguno mira, peor para él;
que
ha de ocurrirle lo que al que mira
fruta
que nunca se ha de comer.
TODAS
(Empujándose
las unas a las otras)
Sube
tú, Margarita.
Anda,
Teresa.
Sube
tú, Rosarito.
Sube
tú, Amelia.
¡Yo,
no! ¡Yo, no!
(Todas
aparentan vergüenza y cortedad. Una de las Mozas sube con decisión, y al verla
subir gritan:)
Bien
por la buena moza
que
se atrevió.
Anda,
tonta, no tengas
ningún
cuidado.
(Las
Mozas rodean la escalera. Las del balcón ayudan á la que sube a colocar los
adornos)
No
tengas miedo, sube;
sube
despacio.
No
te caerás.
Tenemos
la escalera
nosotras.
¡Ah!
(Gritando
sorprendidas al ver llegar los Mozos y agrupándose todas al pie de la escalera)
ESCENA II
Cuando
las Mozas rodean la escalera, los Mozos aparecen por las bocacalles de la
derecha, segundo y tercer término. La moza que está subida en la escalera queda
sorprendida y sin saber qué hacer, y cubre el arranque de la pierna con la
falda. Los Mozos quieren acercarse a la escalera, pero las Mozas los rechazan
MOZOS
¡Ja,
ja, ja, ja!
Sube,
sube, no te asustes;
súbete
un poquito más;
no
nos dejes con las ganas.
¡Ja,
ja, ja,- ja!
(Los
Mozos pretenden acercarse y las Mozas los rechazan á empujones. Con sorna)
¡Uy,
quién viera más arriba del tobillo!
MOZAS
No
me gustan esas chanzas, no seas pillo.
MOZOS
¡Uy,
qué media tan calada se le ve!
MOZAS
El
volante nada más del guardapié.
MOZOS
Déjame
un poco.
Voy
a mirar
a
la moza más linda
de
este lugar.
MOZAS
Ya
te puedes ir.
MOZOS
Déjame
llegar.
Yo
te ayudaré
mejor
a bajar.
MOZAS
Ya
te puedes ir.
MOZOS
Déjame
llegar.
MOZAS
Conmigo
esta noche
ya
no bailarás.
(Durante
cantan esto, la moza se baja precipitadamente de la escalera. Los Mozos y Mozas
han ido aproximándose unos a otras, y vienen a colocarse por parejas en dos ó
tres filas al proscenio para cantal lo que sigue:)
MOZOS
Deja
que
mire los bordados
que
hay en tu media.
MOZAS
¡Quieto!
Que
los maridos golosos
yo
no los quiero.
MOZOS
¡Tonta!
Mírame,
que me gustas
cuando
te enojas.
Mírame.
MOZAS
¡No!
Que
entre nosotros todo
ya
terminó.
MOZOS
(Con
dulzura)
Dende
el punto que mis ojos te miraron,
de
los tuyos no los pueo desapartar;
y
tú sabes que los ojos de mi cara
ya
no tienen otra cosa que mirar.
MOZAS
(Con
zalamería)
No
seas tonto ni te pongas zalamero.
Te
conozco y sé tu modo de mentir.
Ni
requiebros ni piropos me hacen falta.
Ya
lo sabes, conque ya te puedes ir.
MOZOS
Escucha.
MOZAS
No
quiero.
MOZOS
Escúchame.
MOZAS
No
Entre
nosotros todo
ya
terminó.
(Suenan
a lo lejos las cornetas de las tropas que se dirigen a la iglesia. Las Mozas
dan muestra de gran alegría. La banda preludia una marcha que se oirá a la lejos.
El CORO canta con dulzura al compás de la marcha)
MOZAS
Yo
no sé qué tienen, madre, (Con alegría)
los
soldados al marchar,
que
tras ellos se va el alma,
sin
poderlo remediar.
Siento
así como tristeza
cuando
pasa un batallón,
y
al mirar cómo se alejan
se
me ensancha el corazón.
Anda,
(Unas a otras)
que
vienen los soldados.
Alza
la cara.
MOZOS
(A1
oído de las Mozas, con tristeza)
No
pongas tus amores
en
los soldados
que
son como las nubes
que
van de paso.
Van
tan ligeros,
que
dicen si te he visto
ya
no me acuerdo.
¡Anda,
que
vienen los soldados,
baja
la cara!
MOZAS
¡Tonto!
sabes
que en mi persona
mandas
tú solo (Riéndose)
Yo
no sé qué tienen, madre,
los
soldados al marchar,
que
tras ellos se va el alma
sin
poderlo remediar.
Siento
así como tristeza,
etc.,
etc.
¡Anda,
que
vienen los soldados
alza
la cara!
MOZOS
¡Si
un soldado te mira,
baja
la cara,
que
suelen ser los ojos
puertas
del alma!
No
los entornes,
que
por ojos dormidos
pasan
los hombres.
¡Anda,
que
vienen los soldados,
baja
la cara!
MOZAS
¡Tonto!
sabes
que en mi persona
mandas
tú solo.
ESCENA III
Las
tropas salen por la primera bocacalle de la izquierda y desfilan por el último
término de la izquierda. Las Mozas, al verlos que se acercan, saludan con los
pañuelos, y los Mozos con los sombreros, dando gritos de alegría
MOZAS
Yo
no sé qué tienen, madre,
los
soldados al marchar,
que
tras ellos se va el alma
sin
poderlo remediar.
Siento
así como tristeza
cuando
pasa un batallón,
pues
al verlo que se' aleja
se
me ensancha el corazón.
MOZOS
¡Qué
gallardos son los mozos,
qué
garridos al marchar,
yo
quisiera ser soldado
de
la envidia que me dan!
Si
no fuera porque tengo
aquí
preso el corazón,
con
qué gusto marcharía
donde
fuera el batallón.
(Los
Mozos y las Mozas dan vivas a los soldados y se alejan tras ellos)
ESCENA IV
Doña
Angustias y luego el Padre Antonio. Doña Angustias sale de casa con el manto
puesto y se dirige hacia la izquierda. Antes de llegar al centro de la escena
se detiene
(Hablado)
ANGUSTIAS
¡Qué
triste noche! ¡Qué día
tan
horrible el día de hoy!
¡Sin
vida y sin alma estoy
desde
ayer! ¡Pobre hija mía!
Y Curro
Vargas, ¿lograr
podrá
su intento? ¡Lograrlo!...
Es
necesario evitarlo
y
yo lo sabré evitar.
Segura
de hacerlo estoy:
aun
hay alguien cuyo nombre
tiene
influjo sobre ese hombre;
alguien...
y a su encuentro voy,
para
que venga a ampararme
en
mi horrible desventura,
¡El!
(Dirigiéndose al Padre Antonio)
PADRE
ANTONIO
¿Dónde
vais?
ANGUSTIAS
Señor
cura...
a
buscaros.
PADRE
ANTONIO
(Sorprendido)
¿A buscarme?
ESCENA V
Doña
Angustias y el Padre Antonio por la derecha segundo término.
ANGUSTIAS
Sólo
para ello salí.
¡Salvadla,
por caridad!
(En
ademán de súplica y juntando las manos)
PADRE
ANTONIO
¿A.
quién? (Con amargura)
ANGUSTIAS
¡A
mi soledad! (Con ansiedad)
PADRE
ANTONIO
¿Que
yo la Salve? (Con tristeza)
ANGUSTIAS
(Con
angustia) ¡Vos, sí!
PADRE
ANTONIO
¿De
quien?
ANGUSTIAS
De
ese hombre cruel.
PADRE
ANTONIO
¿De
Curro? Tiempo perdido.
ANGUSTIAS
¿Como?
PADRE
ANTONIO
(Con
enojo) ¡Curro es un bandido!
yo
no soy nada para él.
ANGUSTIAS
¿Nada?
PADRE
ANTONIO
(Con
enojo) ¿Pues qué se creía,
que
aquel a quien yo traté
como
hijo hasta que se fue
como
hijo me trataría?
¿Que
tomara mi mandato
por
ley? Sí, lo natural
es
creerlo. Pues no hay tal,
no,
señora; ese insensato
de
mi cariño reniega,
mis
esperanzas destruye,
su
fe olvida, mi afecto huye,
los
brazos de hijo me niega,
y
lleva su perversión,
su
infamia, hasta despreciarme,
hasta
herirme, hasta privarme
la
entrada en su habitación.
ANGUSTIAS
¿Pero
eso es posible? (Con duda)
PADRE
ANTONIO
(Con
amargura) Sí.
ANGUSTIAS
¿Que
su amor os ha negado?
¿Que
os arroja de su lado?
(Ademán
afirmativo del Padre Antonio)
¿A
vos, señor Cura?
PADRE
ANTONIO
(Con
desesperación) ¡ A mí!
¡A
mí, que por él lloré
cuando
nadie le lloraba!
¡A
mí que no le olvidaba,
a
mí que no le engañé!
¡A
mí, que cuando razón
me
dieron de que venía,
creí
que se me metía
el
cielo en el corazón;
a
mí insultarme procura;
a
mí me aparta de sí,
y
no tiene para mí
una
frase de ternura,
la
que debió pronunciar:
un
¡Padre del alma mía!
dicho,
mientras yo le habría
los
brazos de par en par.
¿Qué?
¿No era este mi derecho?
¿No
era aquella la ocasión?
¿No
tenía obligación
de
hacerlo?
ANGUSTIAS
Sí.
PADRE
ANTONIO
(Con
enojo) Pues no lo ha hecho.
ANGUSTIAS
¡Dios
mío!
PADRE
ANTONIO
(Con
cruento enojo)
¿Y
vos pretendéis
que
yo vaya a suplicarle,
y
a exigirle y a obligarle?
ANGUSTIAS
¡Por
mi hija! (Suplicante)
PADRE
ANTONIO
No
lo esperéis.
No
puedo.
ANGUSTIAS
¡Padre,
por Dios!
PADRE
ANTONIO
¡No
lo haría aunque pudiera!
Como
si yo no existiera.
Todo
acabó entre los dos.
Todo.
Ni verme ni hablarme.
Igual
que si hubiera muerto,
igual,
tenedlo por cierto...
(Con
emoción creciente)
¡Ay,
si viene a suplicarme,
seré
inflexible, cruel!
¿Que
le enloquece la pena?
Enloquezca
enhorabuena...
¿Qué
se me importa a mí de él,
y
de su odio y de su ultraje?...
(Casi
llorando. Repara que doña Angustias le mira atentamente)
¿Por
qué me miráis así?
(Llorando
y llevándose las manos a los ojos)
¿Porque
lloro?
(Tratando
aparentar furor y sin poder dominarse)
¡Lloro,
sí;
pero
lloro de coraje!
¿Pues
qué os habíais creído?
¿Que
era por él? Por él, no;
¡en
seguida lloro yo
por
semejante perdido!
(Rompe
en sollozos)
ANGUSTIAS
¿Pero
es cierto? (Con enojo)
PADRE
ANTONIO
(Secándose
los ojos) Despreciado
me
vi por él, sí señora.
ANGUSTIAS
¡Despreciar
a quien le adora!
PADRE
ANTONIO
Sí,
señora.
ANGUSTIAS
¡Qué
malvado!
PADRE
ANTONIO
¡Eh!
(Con sorpresa y disgusto)
ANGUSTIAS
Y
yo rogarle quería,
y
convencerle pensaba,
y
en su bondad confiaba
y
en su nobleza creía.
¿Cómo
antes el dolor ajeno
cederá
quien no hace cuenta
del
vuestro, quien os afrenta,
quien
con los suyos no es bueno?
PADRE
ANTONIO
¡Eh!
(Con el mismo tono de antes)
ANGUSTIAS
Quien
al que le ofreció
casa,
pan, sostén y abrigo
trata
como a un enemigo,
no
es bueno.
PADRE
ANTONIO
(Impaciente)
¡Señora!
ANGUSTIAS
(Con
firmeza) [No!
Ni
ha merecido tampoco
que
un hombre honrado le llame
hijo.
¡Curro es un infame!
PADRE
ANTONIO
(Con
enfado)
Doña
Angustias, poco a poco.
No
es infame. (Con energía)
ANGUSTIAS
(Con
tono de sorpresa)
¿Que
no?
PADRE
ANTONIO
No.
ANGUSTIAS
De
vos lo acabo de oír.
PADRE
ANTONIO
Yo
se lo puedo decir,
pero
nadie más que yo.
ANGUSTIAS
¿Yo
tampoco?
PADRE
ANTONIO
Vos
tampoco.
ANGUSTIAS
¡Curro
es un hombre malvado!
PADRE
ANTONIO
¡Curro
es un ser desgraciado!
ANGUSTIAS
¡Es
infame!
PADRE
ANTONIO
¡No,
que es loco!
ANGUSTIAS
¿Loco?
(Con enojo)
PADRE
ANTONIO
¡Lo
repito, sí!
ANGUSTIAS
¿No
sabéis que vuelve ajeno
al
perdón?
PADRE
ANTONIO
Sé
que era bueno
cuando
se marchó de aquí.
ANGUSTIAS
¿Quiere
herir a la hija mía,
afrentar
su vida entera?
PADRE
ANTONIO
Y
si tal su idea fuera,
¿de
quién la culpa seria?
ANGUSTIAS
De
él, que se halla a la traición
y
al ultraje prevenido.
PADRE
ANTONIO
De
ella, que le ha ennegrecido
el
alma y el corazón.
ANGUSTIAS
De
él, que iracundo y cruel
vuelve
de sangre sediento.
PADRE
ANTONIO
De
ella, que a su juramento
y
a su amor ha sido infiel.
Gloria,
ventura, bondad,
cuanto
hace dichoso al hombre,
no
tenía más que un nombre
para
Curro: ¡Soledad!
Ella
su encanto mayor,
ella
su ilusión querida,
ella
su sueño, su vida.
todo,
porque era su amor.
Cuando
a buscar ha venido
promesa
y amor, ¿qué ha hallado?
El
juramento violado
y
el amor escarnecido.
¿Que
es malo? ¿Pues qué va a ser?
ANGUSTIAS
¡Oh,
callad, por compasión!
PADRE
ANTONIO
Curro
tiene el corazón
que
le han dejado tener.
Los
que en su pecho arrojaron
el
mal, no extrañen que el mal
les
hiera: es lo natural:
recogen
lo que sembraron.
ANGUSTIAS
¿Tiene
disculpa la acción
inicua
que a cumplir viene?
Decid.
(Con firmeza)
PADRE
ANTONIO
Disculpa
no tiene;
pero
tiene explicación.
ANGUSTIAS
¿Quién
se la puede ofrecer?
PADRE
ANTONIO
¿Que
quién? La mujer perjura
que
ha deshecho la más pura
aspiración
de su ser;
ella
es quien le hace infringir
razón,
justicia, .deberes,
piedad...
¡Pícoras mujeres,
que
todas han de servir
del
hombre para castigo!
Las
mujeres todas son...
ANGUSTIAS
¿Eh?
PADRE
ANTONIO
Doña
Angustias, perdón,
que
no sé lo que me digo.
ANGUSTIAS
(Con
amargura)
¿De
modo que vos también
creéis
que debe cobrarse
Curro
el daño? ¿que al vengarse
de
Soledad hace bien?
PADRE
ANTONIO
¡Quién!
¿Yo? (Sorprendido)
ANGUSTIAS
(Con
ironía dolorosa)
Pues
no se detenga
en
el camino empezado.
PADRE
ANTONIO
¿Qué?
(Asombrado)
ANGUSTIAS
¡Volved
de Curro al lado,
decidle:
tu afrenta venga;
no
tengas de ella piedad,
no
te duela su amargura,
ve
a destruir la ventura
y
la paz de Soledad!
Mata
su fama, su honor,
y
no temas por tu suerte,
que
está aquí para absolverte
un
ministro del Señor.
PADRE
ANTONIO
¡Doña
Angustias! (Conmovido)
ANGUSTIAS
¿No
lo ansia
él?
Pues que cumpla su anhelo.
¿Qué
importa mi desconsuelo
y
qué importa la hija mía?
PADRE
ANTONIO
¿Que
no me importa ella a mí?
¿Que
no la quiero a ella yo?
¡Vamos!
No digáis que no:
de
sobra sabéis que sí;
que
por lograr su ventura,
su
dicha, daría yo esta
poca
vida que me resta
Sin
vacilar. (Muy conmovido)
ANGUSTIAS
(Con
gratitud) Señor Cura...
PADRE
ANTONIO
¡Pero
al ver con qué pasión
le
insultáis, me desespero!
ANGUSTIAS
¿Quién?
¡Yo! ¡Pues si yo le quiere
con
todo mi corazón!
Si
en cimentar su cariño
por
mi Soledad, tenía
puesta
la esperanza mía.
¿No
sabéis que desde niño
le
quise, que rogué a Dios
por
él, una hora y otra hora?
PADRE
ANTONIO
¡Ay,
sí que somos, señora,
muy
desgraciados los dos!
Que
ya no hay para ellos calma,
ni
ventura, ni alegría.
ANGUSTIAS
¡Desventurada
hija mía!
PADRE
ANTONIO
¡Pobre
Curro de mi alma!
(Quedan
los dos cogidos de las manos en actitud desesperada. Al cabo de breves
instantes de pausa, el Padre Antonio levanta la cabeza y dice aparentando
serenidad)
Ea,
basta de llorar
y
busquemos un remedio
al
daño.
ANGUSTIAS
¿Pero
qué medio
o
qué recurso buscar?
PADRE
ANTONIO
Calma,
yo lo encontraré.
ANGUSTIAS
¿Y
cómo?
PADRE
ANTONIO
Volviendo
al lado
de
Curro. Es digno, es honrado,
noble.
Al alma le hablaré,
y
con lo que yo le diga
sus
odios se aplacarán.
Pues
si es más bueno que el pan
mi
Curro.
ANGUSTIAS
¡Dios
os bendiga!
(Angustias
y el Padre Antonio se despiden. Cuando lo están haciendo, aparece por el fondo
derecha Timoteo, y al llegar cerca del Padre Antonio trata de detenerlo
ESCENA VI
Doña
Angustias, Padre Antonio y Timoteo.
TIMOTEO
¡Pues
señor, estoy lucido
con
el Capitán! No puedo
sacarle
en limpio si ha hablado
con
el otro de mi cuento,
y
ha dicho a Curro que he dicho
yo
que iba a romperle un hueso.
Sonrisas...
medias palabras...
¡Ay,
Jesús de Nazareno!
¿Lo
sabrá? ¿No lo sabrá?
¿Quién
me saca de este aprieto?
¿Quién
me dice…?
(Viendo
al Padre Antonio que se dirige a él)
Padre
Antonio.
¡Escuchad!
¡Oíd!
PADRE
ANTONIO
(Apartándole)
No tengo
lugar.
TIMOTEO
Por
todos los clavos
de
Cristo, oídme.
(Subiendo
hacia el fondo izquierda)
PADRE
ANTONIO
No
puedo.
Me
espera la procesión:
lo
primero es lo primero.
(Se
va por el fondo izquierda)
TIMOTEO
Pues
por eso habéis de oírme,
Padre,
si se trata de eso.
|Pues
es chica procesión
la
que me anda por el cuerpo!
(El
Padre Antonio se aleja por el fondo sin oírle)
¡Nada,
no me oye, se larga!
(Se
dirige a doña Angustias que en este momento se dirige hacia su casa)
Doña
Angustias, un momento.
¡Son
cuatro palabras!
ANGUSTIAS
¡Déjame!
(Entra
en su casa)
TIMOTEO
Tampoco
me oye. Estoy fresco:
ni
nadie me dice nada,
ni
yo de nada me entero,
y
si han enterado al otro
be
van a enterar mis huesos.
(Con
terror cómico. Entra por la primera rompiente el Alcalde con vara y capa)
ESCENA VII
Timoteo
y el Alcalde por el fondo izquierda.
ALCALDE
¡Hombre!
¡No tienes vergüenza!
TIMOTEO
¡Señor
Alcalde!
ALCALDE
¡Ni
pizca!
¿Te
paece a ti que en la iglesia
que
está toa la cofradía
aguardándote
te esperen,
mientras
tú por las esquinas
te
pasas la tarde haciendo
señajos
y tonterías
a
esa seña forastera
que
paece una estauta viva?
TIMOTEO
Poco
a poco. Esa señora
es
dama distinguidísima.
ALCALDE
Sí,
que se pone la cara
lo
mesmo que una sandía,
¡verbo
en gracia!
TIMOTEO
¡Poco
a poco!
¡Yo
puedo probarle!...
ALCALDE
Mira,
lo
que tú tiés que probarme
es
el marcharte en seguida
donde
estás hasiendo tarta.
TIMOTEO
¡Señor
Alcalde, mi vida
necesita
de su auxilio!
(Con
misterio y haciendo ademán de herirse en el cuello)
¡Ras!
ALCALDE
(Con
asombro)
¿Eh?
TIMOTEO
(Lloroso)
¡Ras! que me hace trizas.
Es
un bestia, lo conozco.
ALCALDE
¿Pero
quién?
TIMOTEO
¡Santa
María!
ALCALDE
(A
voces)
¿Pero
quién?
TIMOTEO
(Hablando
consigo mismo)
¡Matarme
ahora
que
voy a ser de Rosina!
ALCALDE
¿Pero
quién?
TIMOTEO
¡Santo
borrego,
pide
al Señor por mi vida!
ALCALDE
(Enarbolando
la vara y dirigiéndose a Timoteo)
¡Ras...
y Ras!...
TIMOTEO
(Huyendo
a la izquierda) ¡Señor Alcalde!
ALCALDE
¡Ras!
que te rompo la crisma
si
sigues gastando chanzas.
TIMOTEO
No
es chanza, señor Alcalde,
que
es verdad. ¡Verdad tristísima!
ALCALDE
Habla.
(Este
parlamento ha de decirse atropelladamente)
TIMOTEO
Veréis.
No sabiendo
que
Curro Vargas venía,
dije,
y no sé si lo dije,
que
si lo encontraba, iba
a
hacer no sé qué cosa.
¡Mentira,
todo mentira!
Se
lo conté al Capitán
para
halagar a Rosina,
y
el Capitán ignorante,
sin
pensarlo, me asesina.
Es
seguro que la Emplastos
se
lo ha contado en seguida.
Doña
Angustias ya lo sabe,
se
lo ha contado a su hija.
Se
también que don Mariano
ha
tomado el caso a risa,
y Curro
lo ignora todo,
o
desde ayer lo sabia.
Tiemblo,
dudo, salgo, entro,
todo
mi cuerpo tirita,
indago,
corro, pregunto,
voy
despacio, voy deprisa,
vuelvo,
no vuelvo, me lanzo
cuesta
abajo y cuesta arriba,
y
aun no sé, señor Alcalde,
lo
que será de mi vida.
ALCALDE
(Que
ha estado escachando a Timoteo con asombro)
En
mi vida he oído icir
junta
tanta tontería.
Pero
tú, ¿qué es lo que has dicho?
TIMOTEO
¡Yo,
nada, nada, mentira!
Es
decir... sí.
ALCALDE
¿En
qué quedamos?
TIMOTEO
Quedamos
en que me arrima
Curro
una tanda de palos
por
culpa de esta maldita. (La lengua)
¡Señor
Alcalde, salvadme!
¡Prended
a Curro!
ALCALDE
En
seguida
prendo
a Curro. ¿Y qué te ha hecho?
TIMOTEO
Nada,
pero el mal se evita.
¿Y
si muero?
ALCALDE
Si
te mata,
¡ya
la cosa es muy distinta!
hay
causa con fundamento...
hay...
TIMOTEO
¡Ay,
María Santísima!
ALCALDE
Cálmate,
que si te estronza
de
un garrotazo, en seguía
va
a la cárcel derechito.
TIMOTEO
¡Santo
fuerte! ¿Y no podía
ser
eso un poquito antes?
ALCALDE
No
pué ser pa la justicia.
Anda,
vete pa la iglesia.
¿Qué
esperas?
TIMOTEO
¡Una
paliza!
Ya
vuestra merced lo ha dicho.
ALCALDE
Timoteo,
tú emprincipias,
los
muchachos están prontos;
de
modo que si te escindas
y
no estás como pendón
al
frente é la cofradía,
si
no vas pronto te hago
justicia
y más que justicia.
(Vase,
fondo izquierda)
TIMOTEO
(Viendo
alejarse al Alcalde)
Que
te consuele un Alcalde
si
consuelo necesitas.
ESCENA VIII
Timoteo
lloroso y pensativo y aparentando un gran temor.
(Música)
TIMOTEO
Ahora
que mi ventura
colmada
veo,
y
ahora que su hermosura
rendida
creo,
¡terrible
suerte!
ahora
que soy dichoso
viene
la muerte,
Yo
no pensaba
que
volvería.
¡Cómo
lo había
yo
de pensar!
Si
cuando vino
se
lo han contado:
me
la he ganado
por
animal.
(Dominado
por el terror y yéndose de un lado para otro)
Ya
lo miro que se acerca con los ojos encendidos
y
a mí llega como un loco con los puños contraídos,
ya
lo miro que me agarra de un puñado del faldón
y
me quita la nariz de un bofetón.
Kirieleisón.
Cristeleisón.
Yo
le grito llorando,
¡perdón,
perdón!
No
me escucha y se me acerca con los pelos erizados,
y
los labios, temblorosos por la rabia, amoratados.
Ya
lo miro que se mofa de mi horrible estupidez,
y
me da cuatro patadas en la nuez.
Santa
Isabel,
Santa
Isabel,
líbrame
de las iras
de
ese soez.
Yo
no soñaba
con
su venida,
si
no en seguida
me
escurro yo.
Y
ahora ha venido
con
mas coraje
y
aun más salvaje
que
se marchó.
Ya
lo miro como fiera del desierto disparada,
y
él me mira con espanto, la pupila ensangrentada.
Ya
lo veo que se acerca con la furia del chacal
y
me quiebra la columna vertebral.
¡Qué
atrocidad!
¡Qué
atrocidad!
Esta
tarde no me salva
ni
la paz ni caridad.
Y
ahora, señor,
ahora,
¡qué horror!
Ahora
que mi ventura
colmada
veo,
y
ahora que su hermosura
rendido
creo,
¡terrible
suerte!
Ahora
que soy dichoso
viene
la muerte.
¡Ahora,
señor,
ahora,
qué horror! (Con decisión)
Pues
no, que me escapo,
me
oculto, me tapo
después
de que venga
de
la procesión.
Si
Curro se atreve,
si
Curro se mueve,
yo
pido socorro
y
tiro el pendón.
(Vase
corriendo con dirección a la iglesia)
ESCENA IX
La
Tía Emplastos, por el fondo derecha. Al final Soledad, que se asoma a la reja.
(Hablado)
EMPLASTOS
(Entra
precipitadamente por la derecha)
Preciso
es que yo la vea
a
escape pa percatarla
de
lo que hay. ¡Virgen María,
qué
cosas, qué cosas pasan!
Y
a la otra, ¿cómo advertirla?
Si
está don Mariano en casa
no
es prudente entrar.
(Aparece
Soledad detrás de la reja de su casa)
SOLEDAD
(Con
impaciencia) No viene
esa,
mujer. ¡Cuánto tarda!
EMPLASTOS
Veré
si con tiento...
(Acercándose
a la reja) ¡Es ella!
¡Chist!
¡Soledad! (Llamándola con sigilo)
SOLEDAD
(Reparando
en la Emplastos)
¿Tú?
EMPLASTOS
(Con
misterio) ¡Chist! ¡Calla!
¿Estás
sola? (Acercándose a la reja)
SOLEDAD
No.
¿Y tú sabes? (Con misterio)
EMPLASTOS
¿Que
si sé me dices? ¡Anda!
Pero
salte pa la puerta,
que
la cosa es reserváa...
SOLEDAD
Allá
voy. (Se quita de la reja)
EMPLASTOS
Me
da fatiga
la
probé...
(Aparece
Soledad en la puerta y se dirige donde está la tía Emplastos)
SOLEDAD
(A
Emplastos, con impaciencia)
¿Qué
sabe.-? ¡ Habla !
(Soledad
y tía Emplastos se dirigen al primer termina derecha)
ESCENA X
Soledad,
Tía Emplastos, Al final Don Mariano.
EMPLASTOS
¿Qué
sé? Todo cuanto puede
saberse
de quien atranca
su
puerta y a nadie la abre.
SOLEDAD
¿Pudiste
hablarle?
EMPLASTOS
Muchacha,
¿cómo
iba a hablarle? ¿Querías
que
entrase por la ventana?
SOLEDAD
¿Entonces
nada pudiste
averiguar?...
EMPLASTOS
Niña,
aguarda.
Ya
sabes que no soy torpe,
y
en el mesón soy el ama.
Así
es que miré primero
si
el criao me espiaba,
y
aprovechando un instante
en
que se metió en la cuadra,
cerré
con tiento el postigo
que
da a la escalera entras;
miré
por la cerradura
del
cuarto de Curro Vargas,
y
vi, ¡Jesús Nazareno! ..
SOLEDAD
(Con
angustia) ¿Qué viste?
EMPLASTOS
Le
ví a él. (Con tono misterioso)
Su
cara
no
de carne, parecía
ser
de cera por lo pálida.
Sus
labios brotaban sangre
y
su cuerpo retemblaba
como
el cuerpo del jabalo
cuando
rompe por las jaras.
Se
paró en firme, y un nombre,
el
tuyo, de su garganta
se
escapó, y de sus ojazos
negros
un montón de lágrimas.
SOLEDAD
Sigue...
EMPLASTOS
Luego,
hablando solo,
igual
que los locos hablan,
«¡Soledad!
¡Soledad!—dijo
¡Infame!
¡Traidora! ¡Ingrata!
¡Tú
de otro... de otro!... Te juro
que
no lo has de ser mañana...
¡Ay
de tí!»—Y dando un gemío
que
hizo retemblar la casa,
cayó
como descordado
en
las losas de la estansia.
SOLEDAD
¿Que
más? (Con angustia)
EMPLASTOS
Al
cabo de un rato
de
estarse como una estauta
en
tal postura, se alzó,
volvió
a la puerta las guardas,
y
llamando a su criado
le
gritó: «Pronto, prepara
mi
traje, el más adornao,
mis
más valiosas alhajas,
que
hoy es la fiesta del pueblo
y
yo quiero celebrarla,
y
que me recuerden todos
los
que a ver la fiesta vayan.»
Dijo,
y metiendo la mano
en
los pliegues de la faja,
cerró
la puerta de golpe,
dio
al aire una carcajada,
y
eso es todo lo que sé,
y
eso es todo lo que pasa.
SOLEDAD
¿Y
qué más saber pretendes?
(Con
desesperación)
¡Cuánto
me odia!
EMPLASTOS
(Con
tono mimante) ¡Cuánto te ama!
SOLEDAD
¿Qué?
(Sorprendida)
EMPLASTOS
Quien
con delirio no quiere,
ni
gime, ni llanto errama,
ni
al mentar a una mujer
se
hace pedazos el alma.
SOLEDAD
¡Me
ama! ¡Sí, me ama! (Con alegría dolorosa)
(Desesperada)
Y yo, infame,
mientras
él me consagraba
la
existencia, le vendía.
No,
si es justa su venganza;
si
yo la tomase de él,
si
él por otra me dejara.
.
(Con
espanto)
¿Qué
digo? ¡Jesús! ¿Qué digo?
EMPLASTOS
Lo
que yo me maliciaba.
Que
también quieres a Curro.
Que
no le olvidaste.
SOLEDAD
(Con
espanto) ¡Calla!
No
es amor lo que yo siento;
miedo
es de que su venganza,
no
sobre mí, sobre mi hijo
y
sobre mi esposo caiga.
Por
ellos son mis temores,
por
ellos hay que evitarla.
Pero,
¿cómo?
EMPLASTOS
Yo
sé un medio.
SOLEDAD
¿Un
medio?
EMPLASTOS
Sí.
SOLEDAD
¿A
qué te paras?
Dilo.
EMPLASTOS
Si
tú le escribieses
diciendo
que deseabas
hablar
con él...
SOLEDAD
(Con
temor y enojo)
¡Yo!
¿Tú dices?...
EMPLASTOS
Pero,
niña, ¿a. qué te enfáas?
SOLEDAD
Eso
nunca! ¡Nunca! ¿Lo oyes?
EMPLASTOS
¿Lloras?
SOLEDAD
(Aparte)
¡Ay, madre de mi alma!
(Se
apoya sollozando en el dintel de la puerta de su casa)
EMPLASTOS
La
que llorando prencipia
pronto
por seder acaba.
Tiempo
al tiempo. Don Mariano,
poco
pueo ó me las paga.
(Yendo
hacia la izquierda. Entra don Mariano por la segunda rompiente derecha. Al ver
a Soledad llorando, se dirige a ella)
ESCENA XI
Soledad.
Tía Emplastos y Don Mariano.
MARIANO
¿Lloras?
(Acercándose a ella)
SOLEDAD
(Levanta
la cabeza)
¡Tú,
Mariano!
MARIANO
Sí.
Yo
que tus lágrimas veo,
y
que averiguar deseo
el
por qué lloráis así.
(Con
dulzura)
¿Soy
yo quien tu mal provoca?
SOLEDAD
¡Tú,
Mariano! (Con tono negativo)
EMPLASTOS
No,
señor...
es
el temor...
MARIANO
(Interrumpiendo)
¿El
temor? (Sorprendido)
¿Temer
tú? Pero, ¿estás loca?
SOLEDAD
Oye.
MARIANO
¿Quién
puede ofenderte,
ni
quién puede amenazarte
si
estoy yo para ampararte
y
yo para protegerte?
SOLEDAD
¡Mariano!
MARIANO
(Con
firmeza)
Enjuga
tu llanto.
¿Quién
hasta ti se atrevió?
(Con
energía)
Nadie.
Que viviendo yo
nadie
hay que se atreva a tanto.
EMPLASTOS
Vos
no sabéis una cosa...
SOLEDAD
Escúchame.
MARIANO
¿Para
qué
he
de escucharte, si sé
que
te amo y que eres mi esposa?
La
mujer que nace honrada
sólo
teme a su marido:
si
a mí no me has ofendido,
no
debes temer a nada.
Y
como eso no ocurrió,
ni
ocurrirá, alma de mi alma,
vive
tranquila y en calma,
lo
mismo que vivo yo.
¿Hoy
hay fiesta en el lugar?
pues
la fiesta celebremos
juntos,
y sólo pensemos
en
reír y disfrutar
como
el que más se divierta;
que
espera la procesión,
y
la Virgen tu canción
vendrá
a oír frente a mi puerta,
y
no es bien que tan sagrado
oyente
venga a escuchar
tu
cantar, y tu cantar
salga
con llanto mezclado.
A
gozar tranquilamente
nuestra
ventura, a gozarla...
y
si alguien quiere turbarla
peor
para el que lo intente.
Tú,
marcha. (A la tía Emplastos)
EMPLASTOS
Yo...
MARIANO
Lo
que digo.
A
otro sitio a murmurar,
vieja
maldita.
(La
tía Emplastos se va por la izquierda, haciendo gestos de amenaza)
(A
Soledad) Y tú, a estar
tranquila,
que estás conmigo.
(Soledad
permanece muda en el poyo con la cara oculta entre sus manos. Don Mariano a
alguna distancia)
ESCENA XII
Soledad
y Don Mariano. Don Mariano contempla a Soledad con amor y recelo.
(Música)
MARIANO
Su
llanto no se seca,
no
cede en su pesar.
¿Por
qué su rostro esconde,
por
qué temblando está?
¿Por
qué de ese hombre teme?
¿no
fía en mi valor?
¿Acaso
por él llora? (Con recelo)
¿será
su llanto amor?
¡Amor!
¡Amar a ese hombre! (Con espanto))
¡Sospecha
criminal! (Con enojo)
¡Por
qué! ¿No le ha amado antes (Con celos,
de
amarme?
(Se
dirige donde está Soledad y le aparta las manos de la cara)
¡Soledad!
SOLEDAD
¡Señor!
(Levantando la cabeza)
MARIANO
¡Señor,
me llamas! (Con enojo)
¿No
tienes para mí
un
nombre más amante
que
el que me diste? Di.
SOLEDAD
¡Mariano!
MARIANO
Tu
Mariano (Con dureza)
me
debes de llamar.
SOLEDAD
¿Por
qué razón me tratas
con
tal severidad?
MARIANO
¿Y
por qué viertes amargo llanto,
desde
que Vargas aquí llegó?
¿Por
qué tu pena, por qué tu espanto,
son
por otro hombre que no soy yo?
SOLEDAD
¿Qué
es lo que dices? ¿qué es lo que piensas?
¡Con
tus sospechas me haces temblar!
MARIANO
Que
ese hombre llena dentro de tu alma,
sitio
que nunca, pude llenar,
Escúchame:
yo te amo
con
vida y alma entera;
tú
fuiste mi primera
y
mi única ilusión.
Tan
sólo en el instante
de
haberte conocido,
dio
su primer latido
de
amor mi corazón.
Tras
mi corteza ruda;
ocúltase
un venero
de
amor, que todo entero,
entero
es para ti.
Dime
si tal tesoro
por
mí tu pecho esconde;
di,
Soledad, responde;
si
tú me amas así.
SOLEDAD
Mariano,
tú preguntas...
MARIANO
Y
la respuesta exijo.
SOLEDAD
El
padre eres de mi hijo
y
mi único señor.
Respeto
tengo a mi honra;
tu
lealtad venero.
MARIANO
¡Respeto!
¡No lo quiero!
Yo
necesito amor.
SOLEDAD
Pues
bien: amor, Mariano.
MARIANO
Pero
que sea tal
como
el amor que siento
en
mi alma palpitar.
Llevar
dentro del pecho,
la
esencia de otro ser;
vivir
con su existencia,
querer
con su querer;
estar
donde él se encuentre,
como
él viva, vivir;
gozar
cuando él disfrute,
cuando
él sufra, sufrir;
ser
uno en la ventura,
ser
uno en el dolor.
Así
el amor se expresa;
así
lo siento yo.
¿Lo
sientes de ese modo?
¿Te
inspira así el amor?
SOLEDAD
Así
es como lo siento,
así
lo siento yo.
Los
dos Llevar dentro del alma
la
imagen de otro ser, etc.
MARIANO
¿Así
es como siente tu alma,
Soledad?
Responde, (Con recelo)
SOLEDAD
(Con
pasión) Sí.
MARIANO
¿Y
el amor que tu alma siente
es
por Curro o es por mi?
SOLEDAD
¿Qué
dices?
MARIANO
Que
tu pecho
por
ese hombre latió
antes
que al pie del ara
tu
dueño fuera yo.
Que
el hombre a quien amaste
ha
vuelto, que está aquí,
y
que desde ese instante
no
hay dicha para mí.
SOLEDAD
Que
yo a Curro...
MARIANO
Eso
te digo.
SOLEDAD
¡Oh,
calla, calla por Dios!
¿Me
supones tan infame
que
pueda afrentarte?...
MARIANO
No.
Pero
si un día de lo pasado
viene
el recuerdo tu mente a herir...
si
tu decoro dando al olvido
la
fe violaras que puse en ti,
si
por cariño que a otro tuviste
a
mi cariño fueras infiel,
por
Dios te juro que no tendría
piedad
alguna de ti ni de él.
Dudar
no quiero de tu firmeza,
en
ti mi vida cifrada está;
pero
lo mismo que sé adorarte
si
tú me engañas sabré matar.
¡No
esperes ese día
de
mí piedad!
Tu
nombre y fama guardar sin mancha
en
la presencia de Dios juré,
y
en Dios confío y en Dios espero
que
para hacerlo fuerzas me dé.
Pero
si un día de lo pasado
viene
el recuerdo mi mente a herir,
si
por cariño que a otro jurara
a
tu cariño fuese yo infiel,
por
Dios reclamo que tú no tengas
piedad
alguna de mí ni de él.
Violar
no quiero tu confianza,
en
ti mi vida cifrada está;
pero
si vieses que vacilaba,
dame
la muerte sin vacilar.
|No
tengas ese día
de
mí piedad!
LOS
DOS
Si
por cariño que a otro tuviste, etc.
Si
por cariño que a otro jurara, etc.
MARIANO
No
esperes ese día
de
mí piedad.
SOLEDAD
No
tengas ese día
de
mí piedad
MARIANO
Pues
no dudes ni receles,
lo
que exiges cumpliré:
si
me aman, daré mi vida;
si
me engañan mataré.
(Soledad
queda en un extremo de la escena con la cabeza inclinada Mariano mirándola con
energía y decisión. Entran por el foro derecha Rosina, dos Petimetres y dos
Damiselas)
ESCENA XIII
Soledad,
Rosina, Damiselas 1 ª y 2 ª. Don Mariano y Petimetres 1 ° y 2 °.
(Hablado)
ROSINA
¡Qué
espectáculo!
PETIMETRE
1 º
(A
Rosina) ¡Precioso!
SOLEDAD
Está
el pueblo hecho un encanto.
¡Qué
animación! ¡Qué bullicio!
¡cuánta
gente! ¡cuánto ramo!
¡Qué
diluvio de festejos!
PETIMETRE
l º
Ya
veréis.
PETIMETRE
2 º
Y
eso que este año
creo
que se agua la fiesta.
ROSINA
Pues…
PETIMETRE
2 º
Curro...
ROSINA
¡Infeliz!
PETIMETRE
l º
¡Callaos,
que
están ahí los infiasquitos,
como
dice el escribano!
(Por
Soledad y don Mariano)
ROSINA
(A
don Mariano)
Buenas
tardes,
MARIANO
Buenas
tardes
nos
dé el cielo.
ROSINA
Don
Mariano,
su
gracioso ofrecimiento
no
descuidé, y aquí estamos.
MARIANO
Pues
sean muy bien venidos
que
mi casa está aguardando.
¿Verdad?
(A soledad)
SOLEDAD
Con
gran placer. Entren.
PETIMETRE
l º
¡Está
llorosa! (Entrando)
PETIMETRE
2 º
¡Está
pálido!
(Entran
todos en la casa de don Mariano)
ESCENA XIV
Mozos.
Aparecen los Mozos en el fondo izquierda, y al llegar a la, casa de Soledad se
dividen en dos grupos.
(Música)
UNOS
(Dirigiéndose
a un Mozo)
Anda
tú, Telesforo,
ponte
en la esquina
y
avisa cuando venga.
MOZO
Voy
en seguida. (Vase fondo derecha)
UNOS
Estáte
ocurto
y
nos das un silbío
si
viene Curro, (Vase Mozo 1 º)
OTROS
(A
otro más)
Anda,
tu, Pajalarga,
ponte
en la acera
y
te vienes a escape
cuando
le veas.
Cuidado,
¿eh?
MOZO
En
cuanto le divise
sus
silbaré.
(Vase
por el otro lado, opuesto al que se fue el primero. Los dos grupos cantan en
voz baja y con misterio)
UNOS
Mos
ha dicho Frasquito que lo ha visto
anoche
cuando estuvo en la posa,
que
talmente es un diablo del infierno
y
no quiere comer ni quié na.
|Ya!
Desde
anoche yo sabía
que
algo gordo pasaría
esta
tarde en el lugar.
OTROS
Mos
ha dicho la tía Emplastos que lo ha visto
que
está muy afligió el infeliz,
y
talmente lo mismo que los locos
no
para de llorar y de reír.
¡Ya!
Desde
anoche yo sabía
que
algo gordo pasaría
esta
tarde en el lugar.
Todos
¡Qué perdición,
qué
perdición!
¡Esta
mujer no tiene
de
Dios perdón!
(Los
grupos se separan y miran con recelo los Mozos hacia los lugares por donde se
supone que puede venir Curro. Después vuelven a formar los mismos dos grupos)
(Recitado)
(Suena
un silbido, y salen precipitadamente, aparentando miedo, Mozo 1 ° por la
derecha, y Mozo 2 ° por la izquierda)
MOZO
Ahora
es cuando he silbao.
Yo
he sido, sí.
Ahora
mesmo lo he visto
venir
pa aquí.
(Cantado)
UNOS
Veremos
cómo explica
su
situación.
OTROS
No
icirle una palabra.
UNOS
¡Chitón!
OTROS
¡Chitón!
(Los
dos grupos se replegan hacia el fondo)
ESCENA XV
Curro
y CORO de Mozos. Curro sale por el fondo derecha pensativo y con la cabeza baja
sin reparar en los Mozos. Al llegar al centro de la calle se detiene y mira con
angustia la casa de Soledad.
CURRO
Tras
de esos viejos muros
por
la primera vez
sentí
llena mi alma
de
amor, piedad y fe.
Y
esto que yo creía
nido
de nuestro amor,
es
una madriguera
de
infamia y de traición.
Tras
de esos viejos muros
la
luz primera vi.
¡Maldita
de Dios sea
la
casa en que nací!
CORO
(Bajo
en el fondo agrupado)
Cuántos
visajes hace
y
qué amarillo está.
Lo
que es el pobre Curro
está
loco de atar.
CURRO
Una
noche a la luz de la luna,
en
su alma un sueño de amor desperté,
y
en la mía nació la mañana,
la
noche primera que amores soñé.
Vi
nacer en sus ojos de niña
los
primeros fulgores de amor de mujer.
Vi
su alma hecha sangre, subiendo a su cara
decirme:
mi amor tuyo es.
¡Maldita
noche aquella
la
noche en que la vi!
¡Maldita
de Dios sea
la
casa en que nací!
CORO
¡Mirar, ahora paece
que
ha comenzao a llorar!
¡Ay,
probesillo Curro,
qué
lástima me da!
¡Callar!
¡Callar!
CURRO
¡Ay,
vida de mi vida!
¿Por
qué, por qué te vas
si
cuanto más te alejas
más
cerca de mí estás?
Yo
pensé que al volver la hallaría,
y
al verme, llorando, llegar hasta mí,
y
decirme: «Cumplí mi promesa,
mi
alma y mi cuerpo guardé para ti.»
Ha
de ver su traición esa infame
al
certero lucir de un puñal:
para
lenguas que mienten amores,
hay
lenguas que saben matar.
En
este mismo sitio,
nido
de nuestro amor,
en
esa madriguera
de
infamias y traición.
(A dúo)
CURRO
Maldita
noche aquella
la
noche en que la vi.
Maldita
de Dios sea
la
casa en que nací.
CORO
Cuántos
visajes hace
y
qué amarillo está.
Lo
que es el pobre Curro
está
loco de atar.
(Curro,
después de una pausa, se fija en los mozos que se han replegado en el fondo y
se dirige a ellos en tono alegre, disimulando su dolor)
CURRO
Acercaos,
muchachos.
¿Qué
hacéis ahí?
CORO
Veníamos
a verte.
CURRO
Ya
me tenéis aquí.
(Los
mozos rodean a Curro, y todos tratan de abrazarle y darle la mano)
UNOS
Que
sea mu bien venío.
Venga
esa mano.
OTROS
Que
Dios te guarde, Curro.
Venga
un abrazo
TODOS
¡Qué
bien vestío,
qué
majo estás!
Esta
tarde te requiebran
toas
las mozas del lugar.
CURRO
Estáis
sin duda alguna
de
buen humor;
muchas
gracias
por
el favor.
Esta
tarde es la tarde
de
la alegría.
Justo
es que celebremos
mi
bienvenida.
Id
a la plaza,
que
quiero convidaros
a
cuanto os plazca.
Bebed
cuanto queráis
a
mi salud.
CORO
Pues
vente con nosotros
y
bebe también tú.
CURRO
Ya
está dicho, señores,
¿quién
dijo miedo?
CORO
Tú
siempre el mismo. ¡Vivan
los
mozos buenos!
(Curro
se dirige a la plaza rodeado de los mozos)
Que
seas mu bien venío.
venga
esa mano.
Que
Dios te guarde, Curro.
Venga
un abrazo,
etc.,
etc.
(Se
alejan todos. Véase la indicación de la parte de cante y piano)
ESCENA XVI
Al
retirarse los mozos y Curro por el fondo, empiezan a sonar las campanas, y
luego, de dentro, se oye el disparo de algunos cohetes. Al ruido de las
campanas y de los cohetes salen de la casa Don Mariano, Rosina y los Petimetres
y Petimetras. En los balcones,
practicables,
aparecen varias Damiselas y Petimetres. En las puertas, Mujeres del pueblo.
(Hablado)
ROSINA
Mil
veces lo juráis y no lo creo;
no
me llena del todo Timoteo.
UNA
(Desde
el balcón de la derecha)
¡Jesús,
otro cohete!
OTRA
(Desde
abajo) ¡Qué majencia!
Con
este ya van siete.
ESCENA XVII
Dichos,
Soledad, Don Mariano y Doña Angustias.
SOLEDAD
(A
doña Angustias)
|Ay,
madre! ¡No puedo!
(Apoyándose
en su madre)
ANGUSTIAS
Tente.
¡No
tiembles!
SOLEDAD
¡Dios
soberano!
ANGUSTIAS
Piensa
en que te ve Mariano.
y
en que te mira la gente.
(Mariano,
que durante este diálogo ha estado hablando con Rosina y los Petimetres, se
dirige a la casa)
MARIANO
¡A
ver! Sillas al instante. (Dentro)
(Salen
de dentro de la casa cuatro criados con ocho sillas, que colocan a lo largo de
la fachada en dos filas)
(A
Rosina)
Vos
aquí, yo a vuestro lado
si
soy con tal gracia honrado.
(Ofreciendo
una silla a Rosina. Luego pene otra silla delante de la suya)
Soledad,
tú aquí, delante,
donde
todos puedan verte
protegida
por tu esposo
y
le miren a él dichoso
y
feliz con poseerte.
(Los
Petimetres y Petimetras toman asiento. Doña Angustias al lado de su hija)
SOLEDAD
¡Ay
de mí! (Dejándose caer en la silla)
MARIANO
Así:
y al llegar
la
Virgen a nuestro lado,
con
esa voz que te ha dado
el
cielo para cantar,
tu
mejor saeta entona,
y
que pague tu canción
con
su santa bendición
nuestra
bendita Patrona.
Costumbre
que a ella y a mí (A Rosina)
nos
proporciona un placer.
¿Verdad?
(A soledad)
SOLEDAS
¿Cómo
no ha de ser
verdad,
si te place a ti?
¡Madre!
(Aparte y con angustia a su madre)
ANGUSTIAS
¡Ten
resignación, (Enérgica)
firmeza!
ROSINA
(Aparte
a Petimetres)
¡Qué
caras tienen!
PETIMETRE
1 °
¡De
muertos! (A Rosina)
(Suenan
dentro cornetas, cohetes, gritos y campanas)
PETIMETRE
2 °
(A
Rosina) Mirad, ya vienen.
MARIANO
Ya
sale la procesión.
(Todos
se ponen en pie para mirar al fondo. Aparecen por las rompientes de la derecha e
izquierda hombres y mujeres del pueblo)
ESCENA XVIII
Dichos,
Coro y Mujeres, que salen por las rompientes de la calle.
(Música)
CORO
Ya
están en la plaza,
ya
viene hacia acá
la
Virgen bendita
de
la Soledad.
MUJERES
Estáte
quieto, no pellizques.
HOMBRES
Ten
tu cuidado de arrempujar.
MUJERES
Vamos,
aparta, que pase alante.
HOMBRES
Déjame
sitio para mirar.
LOS
DE LOS BALCONES
Ya
se distingue por las entradas
de
la plazuela la procesión.
Rompiendo
marcha va Timoteo;
qué
guapo viene con el pendón.
TODOS
Ya
por la plaza viene la gente,
ya
se aproxima la procesión.
Virgen
bendita de mis amores,
dale
a tu. pueblo la bendición.
Virgen
bendita,
madre
de amor,
danos
a todos
tu
bendición.
(Por
el fondo izquierda aparecen, batiendo marcha, cinco batidores con las armas
terciadas Detrás la banda de cornetas batiendo marcha; delante un grupo de chiquillos
saltando y gritando. Después cuatro majos con faroles de lanza encendidos.
Luego hileras de hombres y mujeres con velas en las manos. La procesión avanzará
lentamente por todo lo largo de la escena, saliendo por la primera rompiente
del lateral izquierdo. En la parte de canto y piano impresa está perfectamente
indicada la salida de cada grupo)
ESCENA XIX
Dichos,
Batidores, Cornetas, Chiquillos y acompañamiento.
CORO
Virgen
bendita,
madre
de amor,
danos
a todos
tu
bendición.
Tus
santos labios
rueguen
a Dios,
por
este pueblo,
madre
de amor.
MUJERES
Ya
está ahí la cofradía
de
Timoteo.
Anda,
qué majo que viene
con
el borrego.
HOMBRES
Y
Timoteo el pelo
rizado
lleva
y
guantes en las manos.
¡Cuánta
majencia!
(Salen;
Timoteo llevando un estandarte, en el que se ve bordado un cordero; a su lado
dos niños vestidos de San Juan con un borreguito al lado, rodeando el estandarte
un grupo de niños. Timoteo pasa en silencio mirando a un lado y otro como
asustado. Al pasar delante de Rosina saluda con el estandarte)
ESCENA XX
Dichos,
Timoteo, Niños. Después otra hilera de hombres y mujeres, en medio de los
cuales, y convenientemente distribuidos, irán dos estandartes más
HOMBRES
Qué
guapos van los niños,
qué
monos están,
da
gozo en el alma
mirarlos
pasar.
(Sale
Timoteo por la derecha y continúa el desfile mientras el Coro canta)
CORO
Virgen
bendita,
madre
de amor,
dales
a todos
tu
bendición.
(En
este momento aparece por el foro la manga parroquial llevada por un monaguillo,
y un sacristán con cruz alzada. Curro sale por la segunda rompiente izquierda)
ESCENA XXI
Dichos,
Curro por la izquierda. Al salir Curro dejará de oírse el toque de cornetas y
campanas
CURRO
Dejadme
libre el paso.
(Apartando
al grupo que obstruye la bocacalle)
Un
grupo ¡Tú!
CORO
(Viéndole)
¡Curro
Vargas!
CURRO
(Adelantándose
hasta ponerse frente a Soledad)
¡Yo!
que
llego donde siempre
a
ver la procesión.
Mirarla
pasar quiero
donde
siempre la vi,
donde
siempre me vieron
mirarla
a mí.
(Se
detiene en el primer término izquierda, y contempla, en ademán de desafío, al
grupo que forman Soledad y don Mariano)
SOLEDAD
¡El!
Dios mío, me falta el aliento
al
ver sus miradas clavadas en mí.
¿Qué
desea? ¿Qué intenta? ¿Qué quiere?
¿Por
qué no se aleja? ¿Por qué viene aquí?
¡Dios
mío de mi alma,
qué
va a ser de mí!
ANGUSTIAS
¡El!
Dios mío, me falta el aliento,
afán
de venganza le trae hacia aquí.
¡Señor,
no permitas que afrente a los míos,
piedad
para ella, piedad para mí!
MARIANO
¡Pobre
hija de mi alma
qué
va a ser de ti!
¡El!
Quien busca la muerte de mi honra
es
el hombre que veo yo allí;
y
me reta con ojos audaces
y
la mira delante de mí.
¡Pobre
de ese infame
si
se acerca aquí!
Ella,
es ella, el amor de mi vida,
el
alma de mi alma, quien miro yo allí,,
la
que a vista de todos ofrece
a
otro hombre el cariño ganado por mí.
¡Soledad,
Dios tenga
compasión
de ti!
CORO,
ROSARIO y MARIANO
Es
Curro, sus ojos se fijan en ella,
ni
un punto su vista se aparta de allí,
la
promesa que hizo al partir del pueblo
decidido
viene sin duda a cumplir.
¡Dios
mío de mi alma
qué
ocurrirá aquí!
TODOS
El,
Dios mío, etc.
CURRO
Ella,
es ella, etc.
(En
este momento aparece por el foro la imagen de la Virgen, llevada a hombros,
precedida de los monaguillos con incensarios y rodeada de niñas vestidas de blanco,
como de primera comunión)
NIÑAS
Paz
del mundo, consuelo del alma,
a
la luz de tus ojos nació la piedad.
Reina
y madre del cielo y la tierra,
de
todo el que sufre tened caridad.
Echa
sobre los hombros
tu
bendición de paz.
(Al
ver la imagen de la Virgen y escuchar el canto de las niñas, todos caen de rodillas,
excepción hecha de Curro y don Mariano, que se contemplan como desafiándose)
NIÑAS
y CORO GENERAL
Paz
del mundo, consuelo del alma,
a
la luz de tus ojos nació la piedad.
Reina
y madre del cielo y la tierra,
de
todo el que sufre tened caridad.
Echa
sobre los hombros
tu
bendición de paz.
(Mientras
el Coro canta esto sigue avanzando la Virgen. Detrás de ella irá el palio,
custodiado por cuatro soldados; debajo el Padre Antonio. A su derecha el Capitán
Velasco. Detrás el Alcalde y concejales. Luego una banda de tambores, y
cerrando la procesión los soldados con las armas terciadas y la banda)
ESCENA XXII
Dichos,
el Padre Antonio, el Capitán Velasco y acompañamiento. Al llegar frente a casa
de Soledad, los que acompañan a la Virgen se detienen y descansan.
MARIANO
(Adelantándose
hacia Soledad, que permanece de rodillas con la cabeza baja)
Canta,
que espera la Virgen.
SOLEDAD
¡Mariano!
(Suplicante)
ANGUSTIAS
|Por
caridad!
MARIANO
¿No
es la costumbre? Pues sigue
la
costumbre, Soledad.
(Soledad
se alza con trabajo y .=e adelanta hacia la Virgen)
SOLEDAD
De
cielos y tierra encanto,
reina
y señora del día,
madre
de Dios, ve mi llanto;
y
al hijo del alma mía
ampárale
con tu manto.
CORO
Ampáralo,
madre
de
la Soledad,
y
ten de nosotros,
señora,
piedad.
CURRO
Voz
que en otro tiempo oí
para
mí solo cantar,
voz
de un amor que perdí,
no
sonando para mí
para
nadie has de sonar.
(A dúo)
SOLEDAD
Unica
ventura cierta,
dulce
amor de los amores
mi
alma al verte se despierta,
tengo
lágrimas y flores,
llega,
madre, hasta mi puerta.
CURRO
Voz
que en otro tiempo
para
mí solo, etc., etc.
CURRO
¡No
reces a la Virgen (Adelantándose)
por
cuya fe juraste
fidelidad
un día,
con
la traición pagaste!
No
reces. Voz alguna
aquí
se ha de escuchar.
La
voz de mi venganza
tan
sólo ha de sonar.
Vengarme
de tu engaño
por
la Virgen juré;
delante
de la Virgen
mi
oferta cumpliré,
(Curro
desnuda el puñal y se dirige hacia Soledad. Esta retrocede espantada. El Padre
Antonio se dirige a Curro y lo detiene por el brazo. El Capitán Velasco sujeta
a don Mariano, que trata de avanzar hacia Curro)
SOLEDAD
¡Madre!
ANGUSTIAS
¡Hija!
(Interponiéndose
entre su hija y Curro)
MARIANO
¡Miserable!
(Avanzando,)
PADRE
ANTONIO
¡Atrás,
detente, atrás!
(Sujeta
a Curro por la muñeca)
CORO
¡Dios
santo, Dios clemente,
qué
es lo que va a pasar!
PADRE
ANTONIO
Delante
de esa Virgen
emblema
de la Paz,
¡te
atreves, miserable,
su
culto a profanar!
Arroja
tu arma al suelo,
a
Dios pide perdón,
o
caiga sobre tu alma
de
Dios la maldición.
CAPITAN
(A
don Mariano)
Templad
vuestros enojos,
domad
vuestro furor.
No
es digna de un cristiano
tan
ruin profanación.
MARIANO
Dejadle
que se acerque,
dejad
que llegue hasta él,
dejad,
que yo me basto
su
furia a contener.
CURRO
Dejadme,
Padre mío,
dejadme
hasta él llegar,
que
en él y en ella quiero
su
desamor vengar.
SOLEDAD
Es
justa su venganza,
con
él traidora fui.
Mi
vida ya no es vida
sin
Curro para mí.
ANGUSTIAS
¡Oh,
Virgen soberana,
madre
santa de Dios,
detén
con tu mandato
su
brazo vengador!
PADRE
ANTONIO
Arroja
tu arma al suelo
y
pide a Dios perdón,
o
caiga sobre tu alma
la
maldición de Dios.
Detente,
etc., etc.
Por
la santa memoria de tu padre,
por
esa Virgen que tu infamia ve,
suelta
el arma, lo mando, de rodillas.
CURRO
¡Oh,
Padre!
PADRE
ANTONIO
¡De
rodillas, a sus pies!
(Coge
a Curro, y tirándole con fuerza de la muñeca le hace caer de rodillas. Soledad
cae desmayada en brazos de su madre. Don Mariano en pie)
CORO
DE NIÑAS
Paz
del mundo, consuelo del alma,
á
la luz de tus ojos nació la piedad.
Reina
y Madre del cielo y la tierra,
de
todo el que sufre tened caridad.
Echa
sobre los hombres
tu
bendición de paz.
(El
Padre Antonio hace proseguir la procesión. Oyense tambores, y después, a lo
lejos, cornetas y cae el telón)
FIN DEL ACTO SEGUNDO
ACTO TERCERO
CUADRO PRIMERO
El
teatro representa la antesacristía de la iglesia del pueblo. A la derecha una
puerta que supone comunicar con la calle; otra figurada en el fondo y otra a la
izquierda, que supone comunicar con las habitaciones del párroco.—A la derecha,
en primer término, la imagen de la Virgen de la Soledad, que figuraba en la procesión,
descansando sobre sus andas.—A la izquierda, en primer término también, una
mesa y un sillón de cuero.—Telón corto: la mesa, el sillón, las andas, Virgen,
etc., van pintados en el mismo.
ESCENA PRIMERA
Timoteo,
Alcalde y Capitán.
ALCALDE
Si
no es por el pae cura
se
mueve el gran estrupicio.
CAPITAN
Curro...
ALCALDE
Conozca
su aquel
dende
que era chequetiyo,
y
cuando ese arranca, arranca
pa
no dirse de vacío.
TIMOTEO
¡Es
muy bestia!
ALCALDE
No,
muy bravo.
TIMOTEO
Es
igual.
ALCALDE
Es
muy distinto,
que
yo tampoco soy flojo
y
no soy degún pollino.
De
todas maneras, Curro,
en
poco hace un desavío.
CAPITAN
Si
el padre Antonio no le echa
con
tiempo mano al cuchillo,
y
no le trae a su lado
aquí,
como le ha traído,
nos
da un susto.
ALCALDE
Prosupuesto
que
yo no se lo acremino.
TIMOTEO
¿No?
(Con asombro)
CAPITAN
Ni
yo.
TIMOTEO
¿No?
(En el mismo tono)
ALCALDE
Cualsiquiera
hombre
que tié los motivos
que
Curro, hace mismamente
lo
que Curro. Le han vendió...
le
han faltao. Y ar que le faltan,
pus
sobra.
TIMOTEO
¡Hubieran
debido
prenderle!
CAPITAN
¡Prender
a Curro!
TIMOTEO
Claro.
CAPITAN
¿Por
qué?
TIMOTEO
¡Por
sacrílego!
Por
turbar la ceremonia
religiosa
con su indigno,
con
su homicida atropello.
(Al
Alcalde)
No
debisteis consentirlo.
La
religión ultrajada
reclamaba
su castigo.
ALCALDE
¡Te
has güerto mu religioso!
TIMOTEO
Es
que tengo mis principios.
ALCALDE
Lo
que tú tiés es mieo.
CAPITAN
¿Miedo?
TIMOTEO
¿De
qué?
ALCALDE
Muy
sencillo.
De
que Curro te eche mano
y
te rompa los josicos
por
bocón.
CAPITAN
¿Miedo
él a Curro?
No
hay tal.
TIMOTEO
Yo...
CAPITAN
¿No
me habéis dicho
que
es Curro el que os tiene a vos
miedo
desde que erais chicos?
ALCALDE
¡Miá
que mientes!
TIMOTEO
Señor
Pedro...
ALCALDE
Conque
tú, ¿tú?
TIMOTEO
Yo...
CAPITAN
Vos
mismo.
ALCALDE
Pero
tú... ¡habrá sinvergüenza!
Estoy
por dir a icírselo.
(Haciendo
ademán de dirigirse a la izquierda)
TIMOTEO
¡No,
por Dios, señor Alcalde! (Aterrado)
ALCALDE
Da
gracias que el probetiyo
no
está pa gromas.
TIMOTEO
Yo...
ALCALDE
Calla.
¡Mieo
él a ti! ¡Habrase visto
mamarracho!
TIMOTEOS
eñor
Pedro...
yo...
yo...
ALCALDE
Que
cierres el pico.
En
fin, señor Capitán,
ya
que traerle conseguimos
diquiá
aquí, y por este lao
se
ha sofocao el confuto,
voy
en cá de don Mariano,
porque
a ese no le dan hipo
los
hombres, y pué que trate
de
tirar por mal camino,
y
hay que quitarle la mecha
antes
que dé el estallío.
Diquiá
luego.
CAPITAN
Dios
le guíe
y
le ayude.
ALCALDE
Eso
es preciso.
A
ver si entre Dios y yo
y
el cura con bien salimos.
(Medio
mutis hacia la derecha)
TIMOTEO
¿Vos
os quedáis?
CAPITAN
Un
momento.
Tan
sólo el tiempo preciso
para
ver al padre Antonio.
ALCALDE
(A
Timoteo)
Tira
alante, pollo tísico. (Vanse derecha)
ESCENA II
Capitán,
sólo.
CAPITAN
El
dolor del pobre viejo
tengo
en el alma metido.
Cuanto
soy y cuanto valgo
diera
yo por impedirlo.
ESCENA III
Capitán
y Padre Antonio, por la izquierda.
PADRE
ANTONIO
Capitán,
venga esa mano.
Si
para un hombre de honor
tener
puede algún valor
la
gratitud de un anciano,
mi
gratitud os ofrezco
por
la ayuda generosa
que
en aquella hora angustiosa
me
disteis.
CAPITAN
Nada
merezco.
Cumplí
con mi obligación,
y
aunque obligación no fuera,
por
el impulso lo hiciera
de
mi propio corazón.
PADRE
ANTONIO
No
obstante...
CAPITAN
(Interrumpiéndole)
¿Queréis aquel
servicio
pagarme?
PADRE
ANTONIO
Sí.
CAPITAN
Pues
no hablemos más de mí
y
hablemos un poco de él.
¿Cómo
está?
PADRE
ANTONIO
Desesperado.
CAPITAN
¿Qué
dice?
PADRE
ANTONIO
¡Nada
me habló!
CAPITAN
¿Qué
vais a hacer?
PADRE
ANTONIO
¡Qué
sé yo!
Nada
sé, nada he pensado;
y,
sin embargo, es forzosa
urgencia
la de buscar
un
medio para acabar
situación
tan angustiosa.
Todo
antes que demorarla,
un
instante, uno siquiera.
No
necio, criminal fuera
sin
resolución dejarla.
Esto
se ha de procurar,
y
pronto y a todo extremo.
CAPITAN
Yo,
señor cura, me temo
que
no lo podáis lograr.
PADRE
ANTONIO
(Con
energía)
¿Que
no?
CAPITAN
No.
¿Cómo vencer
de
Curro la pasión loca?
Y
ella... por lo que a ella toca...
o
en achaques de mujer
soy
yo lego, o Soledad
le
ama con esa pasión
que
esclaviza el corazón
y
mata la voluntad.
PADRE
ANTONIO
¿Qué
pensáis? (Aterrado)
CAPITAN
Lo
que será,
Lo
que debemos temer.
PADRE
ANTONIO
Lo
que no debe de ser,
lo
que no sucederá.
Yo
lo impediré.
CAPITAN
¿Vos?
PADRE
ANTONIO
Sí.
CAPITAN
¿Por
qué medio?
(Al
ver que el Padre Antonio se detiene como meditando)
No
hay ninguno.
PADRE
ANTONIO
Señor
Capitán, hay une:
que
Curro parta de aquí
mañana
al romper el día.
Aun
cuando preciso fuera
que
por la fuerza partiera
por
la fuerza partiría.
CAPITAN
¡Partir
él!
PADRE
ANTONIO
¡A
no dudar!
CAPITAN
Ya
sabéis que me interesa
igual
que a vos vuestra empresa.
Si
a ella no puedo ayudar
tampoco
estorbarla quiero.
Padre
Antonio, adiós.
(Estrechándole
la mano con efusión)
PADRE
ANTONIO
(Lo
mismo) Adiós,
señor
Capitán.
CAPITAN
Que
Dios
os
ayude.
PADRE
ANTONIO
En
El espero.
(Sale
el Capitán por la derecha)
ESCENA IV
El
Padre Antonio, al final, Curro.
PADRE
ANTONIO
¡Oh,
sí, ampárame, Dios mío!
¡Protege
mi noble intento!
¡Sólo
con tu poder cuento!
¡Sólo
en tu auxilio confío!
¡Que
parta! ¡Que huya de aquí!
¡Aunque
yo no vuelva a verle,
aunque
se pierda al perderle
la
ventura para mil
(Después
de una ligera pausa)
¡No
verle, no verle más! (Con angustia)
(Con
energía)
¡Qué
importa, si de ese modo
consigo
salvarlo todo!
(Aparece
Curro por la Izquierda. El Padre Antonio, al ruido de sus pasos, vuelve la
cabeza)
PADRE
ANTONIO
¿Quién?
¡Tú!
CURRO
(Contrariado)
¡Señor!
PADRE
ANTONIO
(Cerrándole
el paso) ¿Dónde vas?
ESCENA V
El
Padre Antonio y Curro.
CURRO
Voy...
(Contrariado y confuso)
PADRE
ANTONIO
(Con
enojo)
No
trates' de mentir.
Fuera
inútil.
CURRO
(Con
dureza) Como fuera
inútil
que alguien quisiera
mi
voluntad impedir.
Voy
donde voy, donde tengo
que
ir, donde place al destino
enderezar
mi camino.
PADRE
ANTONIO
Pues
anda. No te detengo.
(Se
aparta de la puerta y queda contemplando a Curro un instante, luego le vuelve
la espalda. Curro se dirige a él conmovido)
CURRO
¡Padre!
PADRE
ANTONIO
Nunca
así me nombres.
Sal
y sacia tu coraje
y
venga un mentido ultraje
con
un crimen, eso es de nombres.
CURRO
¡Oh!
(Con desesperación)
PADRE
ANTONIO
Franco
el paso te dejo.
¿Quién
pudiera detenerte?
¿Mis
brazos? Eres muy fuerte
y
yo soy un pobre viejo.
Solamente
por amor
un
viejo obedecido
y
tú el amor me has perdido.
CURRO
¡Yo!
(Con angustia)
PADRE
ANTONIO
¡Tú,
sí! (Con dureza)
CURRO
(Con
desesperación) ¡Cómo, Señor,
seréis
capaz de creerme
ingrato!
¡Que no os venero
como
a un santo! ¡Que no os quiero!
Pero,
¿lo dudáis?
PADRE
ANTONIO
(Con
amargura) ¡Quererme!
¡Tú
quererme!
CURRO
Al
par de aquel
que
murió.
PADRE
ANTONIO
¿Tu
padre?
CURRO
Sí.
PADRE
ANTONIO
Pues
mira, también creí
que
no te acordabas de él.
CURRO
¿Y
por qué?
PADRE
ANTONIO
(Con
desdén) Porque sospecho
que
al pensar lo que has pensado
hacer,
habrás arrojado
esa
imagen de tu pecho
y
tomaste buen camino,
que
es habitación menguada
para
una memoria honrada
el
pecho de un asesino.
CURRO
Yo...
(Con entereza) ¿Pero a qué sincerarme
con
vos? ¿A qué replicar?
Lo
que se pueda pensar
de
mí, ¿qué puede importarme?
Antes
fuera una expresión
vuestra,
como esa, mi muerte;
pero
hoy apenas si advierte
el
golpe mi corazón.
¿Pensáis
que soy un ingrato,
un
miserable, un mal hijo?
Bueno:
ni respuesta exijo,
ni
de defenderme trato.
Todo
Cuanto os plazca a vos
podéis
creer y decir...
Y
ahora dejadme salir.
¡Adiós,
Padre Antonio, adiós!
PADRE
ANTONIO
(Deteniéndole)
¿Vas a saciar tus rencores?
CURRO
Esa
es mi única esperanza.
PADRE
ANTONIO
Dios
maldice la venganza.
CURRO
¿Y
bendice a los traidores?
PADRE
ANTONIO
No
blasfemes.
CURRO
No
soy yo
quien
blasfema, es la mujer
que
se ha atrevido a romper
juramento
que prestó.
PADRE
ANTONIO
¿Quieres
su vida?
CURRO
Y
también
la
del que ha osado afrentarme,
y
resistirme y robarme
con
su amor todo mi bien.
Vengarme
ofrecí al partir
si
ella con otro se unía;
fuera
indigna cobardía
lo
ofrecido no cumplir.
PADRE
ANTONIO
¿Conque
él y ella? (Con amarga emoción)
CURRO
(Con
fiereza) A no dudar.
PADRE
ANTONIO
(En
el tono de antes)
Haces
bien. ¿Qué se dijera
de
ti, cuando se supiera
que
sabías perdonar?
¡Perdonarles,
ser clemente,
vivir
al rencor ajeno!
Eso
sería ser bueno,
y
tú quieres ser valiente.
¿Ser
bueno? ¡Bah! Al fin y al cabo
ser
bueno no da renombre;
lo
que le hace falta a un hombre
es
ganar fama de bravo.
La
bravura, esa es tu ley.
Todo
antes de que te llame
cobarde
cualquier infame
de
los presidios del rey.
CURRO
¿Qué
más? Termine su saña
de
saciarse. ¿Qué más? ¡Qué!
PADRE
ANTONIO
Nada
que te importa, ve
a
realizar tu hazaña;
prosigue
de tu odio en pos
y
llega a un hogar honrado
sostenido
y consagrado
por
la bendición de Dios;
rinde
de un golpe a tus pies
a
la esposa que te implora;
mata
a Ja anciana que llora
por
sus hijos, y después
con
esas manos certeras
y
duras, acostumbradas
tras
de luchas empeñadas
a
ahogar gargantas de fieras,
ciñe
la débil garganta
de
una infeliz criatura
y
da fin a tu aventura
criminal.
CURRO
(Con
horror)
¡Oh!
PADRE
ANTONIO
¿Que
te espanta?
¿Qué
es lo que te causa horror?
¿La
sangre que has de verter?
¿Qué
importa, si ella ha de ser
la
prueba de tu valor?
¿Qué
importa que esa inocente
sangre
contra ti reclame?
¿Que
la justicia te infame?
¿Que
te desprecie la gente?
¿Que
Dios reniegue de ti,
que
su cólera te siga,
que
tu padre te maldiga
en
su sepulcro, y yo aquí?
¡Qué
importa! Con la traición
y
el crimen, te habrás manchado,
pero
al fin te habrás portado
como
hombre de corazón.
CURRO
¡Oh,
basta! ¡Queréis callar! (Aterrado)
PADRE
ANTONIO
¿No
es eso lo que hacer queda
para
que nadie te pueda
de
cobardía tachar?.
¿No
será prueba grandiosa
de
tu valor?
CURRO
(Con
espanto) ]Oh, señor!
PADRE
ANTONIO
(Con
dulzura)
No.
Curro, eso no es valor;
el
valor es otra cosa.
Es
domar de los rencores
la
tenacidad sombría;
es
vencer con energía
desengaños
y dolores;
es
poner al crimen freno
cuando
en el alma batalla;
es
gritar al odio «Calla»,
es
ser honrado, es ser bueno;
es
torturar la existencia
por
el bien de los demás;
es
no desoír jamás
las
voces de la conciencia;
es
el combatir sin calma
con
nuestras propias pasiones;
es
arrancarse a girones
las
ilusiones del alma;
es
hacer que el deber sea
el
premio de la victoria;
es
triunfar sin fe y sin gloria
y
salir de la pelea
limpia
de infamia la frente,
limpio
el pecho de traición.
Eso
es tener corazón.
Eso
sí que es su valiente.
(Curro,
que ha seguido profundamente emocionado las palabras del Padre Antonio, se
dirige a éste conmovido)
CURRO
¡Padre!
PADRE
ANTONIO
¿Acaso
desvarío?
¿No
es esto lo que creíste
siempre?
¿No es lo que aprendiste
de
mis labios, hijo mío?
¿No
era ese el constante anhelo
de
aquél que no vive ya
y
que contemplando está
tus
acciones desde el cielo?
Curro,
quien se amamantó
como
tú en un pecho honrado
no
puede ser un malvado.
CURRO
Escuchadme.
PADRE
ANTONIO
No
lo es, no.
CURRO
Es...
PADRE
ANTONIO
Perdona
a Soledad;
huye,
aléjate de aquí.
¡Por
tu padre! (Suplicando)
CURRO
(Como
resistiendo) |Qué!
PADRE
ANTONIO
¡Por
mí!
¡Ten
de mi angustia piedad!
CURRO
¿Queréis?...
PADRE
ANTONIO
(Con
severidad) Es tu obligación.
(Con
cariño)
Mírame
a tus pies rendido.
(Se
arrodilla delante de Curro)
De
rodillas te lo pido.
Ten
de todos compasión.
CURRO
¿Queréis?...
PADRE
ANTONIO
Que
partas de aquí.
CURRO
No
podría.
PADRE
ANTONIO
¿Por
qué no
podrías?
¿No puedo yo,
yo,
separarme de ti?
CURRO
No
sigáis, que de encontrar
ella
quien así la abone,
va
a lograr que la perdone
sin
quererla perdonar, (Conmovido)
PADRE
ANTONIO
¿Y
voy por eso a dejarte?
¡Pues
si eso es lo que yo quiero,
lo
que pido, lo que espero,
lo
que me impulsa a rogarte!
¡Hazlo
por mí! por mí no.
Por
el celestial cariño
de
esa imagen que de niño
tus
palabras escuchó.
¿Lo
harás?
CURRO
(Conmovido)
¡Padre!
PADRE
ANTONIO
Vamos,
¿qué?
Habla.
CURRO
¡Padre!
PADRE
ANTONIO
¡Hijo
adorado!
¡Oh,
Dios mío! (Como luchando antes de decidirse)
(Luego
de una pausa) Habéis triunfado.
La
perdono...! Partiré.
(Con
angustia)
Pero
hoy mismo. Yo no puedo
seguir
aquí ni un instante.
Como
la encuentre delante
de
mí, no me voy, me quedo.
Viéndola
más, no podrían
mis
ojos dejar de verla.
De
perderla he de perderla,
sin
verla.
PADRE
ANTONIO
(Conmovido)
¡Y aun me decían
que
eras un malvado, aquellos
que
no te conocen bien;
yo
te conozco, sé quién
eres,
y cuando uno de ellos
«Curro
es malo», me decía,
yo,
al punto que le escuchaba,
«Curro
es bueno», replicaba,
y
me salgo con la mía.
Vamos,
ven, ¿quieres dejarte
de
llorar? Ven a mi lado.
(Abriendo
los brazos, donde Curro se precipita)
¡Gracias
a Dios que ha llegado
el
momento de abrazarte!
(Después
de una buena pausa el Padre Antonio separa, de sus brazos a Curro)
Y
ahora, mientras yo dispongo
el
Viaje, aquí quedarás. (Señalando a la Virgen)
A
solas con ella estás;
bajo
su amparo te pongo.
(Sale
el Padre Antonio por la derecha)
ESCENA V
Curro.
(Música)
CURRO
¡Oh,
Virgen, que fuiste amparo
y
guía de mi niñez!
a
mis rencores renuncio
de
tu imagen a los pies.
Amor,
ventura, venganza,
todo
cuanto apetecí,
cuanto
formaba mi vida
lo
sacrifico por ti.
De
este sacrificio en pago
ten
de mi dolor piedad,
y
arroja del alma mía
el
amor de Soledad.
¡Adiós,
adiós por siempre,
encantos
de mi vida!
¡Adiós,
sombra querida
de
la que tanto amé!
¡Adiós,
y el cielo te haga
dichosa
con mi ausencia,
mientras
que goza otro hombre
lo
que gozar soñé!
Y
vos, Virgen bendita,
por
cuyo noble influjo
renuncio
a la venganza
que
de ella iba a tomar,
recibid
de mis manos
la
prenda miserable
que
mi pasión quería
al
odio consagrar.
(Sacando
el puñal que lleva en la faja)
Este
acero que en sangre
teñir
mi diestra quiso,
inofensiva
prenda
de
redención va a ser.
¡Tomadlo,
Madre mía!
Tomadlo,
yo os lo entrego
postrado
de rodillas
a
vuestros santos pies.
Guardadlo
vos, Señora.
Que
vuestro santo amparo
consiga
tener siempre
a
Soledad feliz,
mientras
que lejos de ella
mi
vida se consume
ahogando
entre sollozos
la
dicha que perdí.
(Carro
deposita el puñal a los pies de la imagen. Cuando acaba de hacerlo aparece por
la puerta de la derecha la Tía Emplastos)
ESCENA VI
Curro
y Tía Emplastos.
(Hablado)
EMPLASTOS
¡Eh!
¡Curro! (Desde la puerta)
CURRO
(Sorprendido)
¿Quién?
.
EMPLASTOS
¡Está
bueno!
¿No
me conoces, muchacho?
CURRO
No,
señora.
EMPLASTOS
¿Que
no, dices?
Pero
hombre, si soy la Emplastos.
Aquella...
CURRO
(Impaciente)
¿Qué me queréis?
EMPLASTOS
¿Qué
quiero? Pues es el caso
menúo.
En cuanto lo diga
me
vas a dar un abrazo:
y
eso que soy vieja y fea,
como
dice don Mariano.
CURRO
¡Acabad!
EMPLASTOS
No
te aceleres.
Vas
a saber lo que traigo.
CURRO
¿Qué
traéis? Decidlo pronto.
EMPLASTOS
Mira
pa aquí; pa esta mano...
¡Un
escrito suyo!
CURRO
(Como
si no entendiese) ¿Suyo?
¿De
quién?
EMPLASTOS
¿De
quién va a ser, zángano?
De
Soledad.
CURRO
(Sorprendido)
¡Qué!
EMPLASTOS
Ahí
le tienes.
Me
dijo...
CURRO
(Con
impaciencia)
¡Tráelo,
tráelo
al instante!
EMPLASTOS
(Dándole
la carta) ¡Qué súpito
tiés
el genio! Pero claro,
como
es suya...
CURRO
Toma
y vete.
(Dándole
una moneda)
Ahí
va de tu viaje en pago.
EMPLASTOS
¿Tendrá
respuesta? (Guardando la moneda)
CURRO
Si
alguna
tiene,
corre de mi cargo
el
buscarte para dársela.
EMPLASTOS
Corriente
y mandar, serrano.
¡Una
onza! ¡Yo bien decía
que
era de oro este muchacho!
(Sale
la Emplastos por la derecha)
ESCENA VII
Curro.
(Música)
CURRO
(Recitado)
¡Suya!
(Volviendo la carta entre sus manos)
¿Pero
esto es verdad?
Dios
mío, tiemblo al abrir
el
sello! ¿Qué va a decir
en
su carta Soledad?
(Rompe
el sobre de la carta con mano temblorosa y lee)
(Hablado)
«Curro:
Si acaso pensaste
que
por amor de otro fue
por
lo que te abandoné
y
me casé, te engañaste.
Causas
que, a poderte hablar,
te
dieran satisfacción
cumplida,
el motivo son
de
todo. Pero jurar
te
puedo que sólo en ti
pensé,
y ni llegué a olvidarte,
ni
dejé nunca de amarte
desde
que te conocí.
Esta
es, Curro, la verdad.
Sábela
para juzgarme;
y
si quieres perdonarme
perdóname.
Soledad.»
(Curro
permanece un instante mirando la carta)
(Música)
¡Que
siempre me ha querido!
¡Que
nunca me olvidó!
Entonces,
¿por qué a otro hombre
su
voluntad rindió?
¿Por
qué, si me ama, es suya?
¿Por
qué mía no fue?
Por
nadie yo rompiera
la
prometida fe.
Y,
sin embargo, de estos renglones
todas
las frases claras están.
¡Me
ama! Y si me ama, ¿qué importa todo
cuanto
en mi ausencia pueda pasar?
Si
lo exigieron, si la obligaron,
si
por la fuerza su fe mintió,
no
consiguieron que me olvidara,
y
entero es mío su corazón.
Mío,
lo. dice, lo estoy leyendo.
Su
alma, su vida, son para mí.
¡Y
de su lado yo iba a alejarme,
y
de este sitio yo iba a, partir!
¿Partir?
¡No, nunca! Si lo he jurado
de
aquella imagen santa a los pies,
es
que ignoraba que me quería,
es
que no supe lo que juré.
¡Nunca!
Que piensen que yo me alejo
los
que mi dicha pueden turbar,
y
cuando todos mi ausencia crean,
mi
dicha en ella yo iré a buscar.
Soledad
mía, prenda adorada,
de
ti yo nunca me apartaré;
me
perteneces, iré a buscarte
y
mía sólo, mía has de ser
Amor,
ventura, dicha, esperanza
que
para siempre perdida vi,
con
la promesa de sus amores
juntos
y alegres volvéis a mí.
Soledad
mía, prenda adorada,
para
mí sólo te quiero yo,
viva
en mis brazos para adorarte
0
entre mis brazos muerta de horror.
(Coge
el puñal que hay a los pies de la imagen y sale por la derecha)
MUTACIÓN
CUADRO SEGUNDO
La
escena representa una plazoleta de la campiña en las afueras del pueblo. En la
derecha, y en primer término, habrá un tenderete sobre una tarima, adornado con
cintas y flores, en donde estarán expuestos los objetos que han de ser rifados.
En el que figurará ser el mostrador, una imagen de talla de la Virgen de la
Soledad y al pie de la imagen una gran bandeja, donde los personajes
depositarán el dinero de las apuestas y de la rifa de los objetos. Dentro del tenderete,
que será practicable por ambos lados, habrá tres sillones destinados al Padre
Antonio, al Alcalde y al mozo encargado de la rifa. En la izquierda habrá una
tribuna adornada con tapices y arcos de verdura, donde pueden colocarse don
Mariano, Soledad, doña Angustias, Rosina, Timoteo, el Capitán, las Damiselas y
los Petimetres. Esta tribuna estará dividida por una escalera practicable. A
los dos lados de la escalera y debajo de la tribuna habrá dos filas de sillas
para los mozos y mozas. El fondo de la plaza será a todo foro, y sobre un
pintoresco paisaje de la Alpujarra se destacará el pueblo. Al levantarse el
telón, el encargado ocupará su puesto en el tenderete. Algunos mozos y mozas
aparecen bailando, y los Arrieros 1 ° y 2 º tocando una guitarra y una bandurria
respectivamente, el 3.° con una bota de vino muy grande)
ESCENA PRIMERA
Arrieros
1°, 2 ° y 3 ° y Coro de Mozos; dos parejas de estos bailando.
(Música)
ARRIERO
l º
Son
la mujer y el diablo
la
mesma cosa,
que
jasen perrerías
con
las personas.
Anda,
chiquilla,
y
jasme cuanto antes
la
perrería.
(Gritos
de ¡olé! en los mozos y mozas que no bailan)
MOZOS
Son
la mujer y el diablo
la
mesma cosa,
quejasen
perrerías
con
las personas.
Anda,
chiquilla,
etc.,
etc.
Pulidito
bailaor
báilala
bien, que es serrana,
que
si no la bailas bien
saldré
ahora mismo a bailarla.
Báilala
con garbo
y
jazle primores,
hasta
que a la cara
le
salgan colores.
¡Va
bien!
Vaya
un cuerpo hermoso.
¡Olé!
MOZAS
Cuando
bailes con tu amante
no
le mires a la cara,
que
pierde el compás y aluego
se
equivoca en las mudanzas.
Báilalo
con garbo
y
jazle primores,
que
le den mareos,
que
le den sudores.
¡Bah!
Bien
te mueves.
Bueno
va.
(Palmas,
risas, gritos de alegría: mucha animación en el cuadro)
(Hablado)
ARRIERO
1 º
Con
esta se arremató
hasta
emprencipiar la rifa.
ARRIERO
2 º
Ahí
viene el señor Alcalde
con
el pete Antonio.
TODOS
¡Vivan!
¡Viva
el señor Capitán!
ESCENA II
Dichos,
el Padre Antonio, el Alcalde y el Capitán. Por el fondo derecha.
ALCALDE
(Malhumorado)
A
ver si hay una mijito,
de
circuncisión, ¿estamos?
LOS
TRES ARRIEROS
(Cantando)
¡Caracoles!
vende Mariquilla,
Mariquilla,
la caracolera,
y
a maravedí.
Al
cabo le dice que bueno
y
al soltero le dice que sí. (Ríe el coro)
ALCALDE
¿Sus
chufláis de la justicia?
Pues
a ver si me incomodo
y
hago alguna de las mías.
ARRIERO
2 °
(Dirigiéndose
al grupo de Mozos)
¿Habéis
visto al pae Antonio?
ARRIERO
l º
¡Pobretico
viejo! Mira,
talmente
es un santo vivo.
ARRIERO
2 º
No
ha pasao muchas fatigas
desde
ayer.
ARRIERO
l º
¡Mardita
sea
mi
suerte! Si jasiendo asina
(Haciendo
ademán de sacar un cuchillo)
se
hubiera arreglao el negosio,
lo
juro por estas mismas,
(Haciendo
cruces con las manos)
que
Curro está aquí en el pueblo.
(Después
de una pausa, cambiando de tono)
Vamos,
¿qué jasemos, niñas?
A
esperar a la majensia.
Señores,
vamos pa arriba.
(Los
Arrieros y el Coro se dirigen hacia el foro. Algunas Mozas y Mozos cogen las
sillas que habrá colocadas debajo de la tribuna, y se sentarán formando distintos
grupos. Otros pasearán por el foro. El Capitán, el Alcalde y el Padre Antonio
se colocarán en primer término, cerca del tenderete)
PADRE
ANTONIO
¿Está
todo preparado
para
la rifa?
ALCALDE
No
sé.
Ahora
mismo lo sabré.
Veremos
al encargado.
(Alcalde,
el Padre Antonio y Capitán se dirigen al tenderete y hablan con el encargado)
MOZA
(De
las que forman el grupo en el centro)
¿Viste
qué majo iba Curro
cuando
se marchó?
OTRA
¡Hija
mía!
¡Qué
suerte tienen algunas!
MOZO
(De
los del grupo colocado bajo la tribuna)
Yo...
qué queréis que sus diga:
si
soy Curro no me voy
de
aquí del lugar, asina
se
jundiera er firmamento.
ARRIEO
1 º
(Con
grandes muestras de alegría)
Ya
vienen las señoricas.
ESCENA III
Dichos,
Rosina y Timoteo seguidas de las Damiselas y los Petimetres. Fondo derecha.
ROSINA
¡Una
fiesta deliciosa!
¡Uy!
¡Vengo sofocadísima!
Señor
cura... Capitán...
señor
Alcalde...
ALCALDE
Manífica;
venís
jecha una princesa.
TIMOTEO
(Con
énfasis)
Pensad
bien las frases.
ALCALDE
Mira,
saltamontes,
te prevengo
que
tengas mú quietecita
la
lengua, ¿estás?
TIMOTEO
No
he intentado
faltar
a su jerarquía.
DAMISELA
1 ª
¡No
finjas! La forastera
te
subyuga y te fascina.
PETIMETRE
1 º
Mi
corazón, Salomé,
es
fortaleza firmísima,
cuyas
puertas no se abren
más
que a tu amor, vida mía.
ARRIERO
1 º, 2 º y 3 º
¡¡Guau!!
(Al
Petimetre 1 º, que da un brinco asustado y pasa al otro lado de la Damisela 1 ª)
DAMISELA
1 ª
No
mires. ¡Qué gentuza!
ROSINA
Vamos,
que estoy contentísima.
Siento
así... como un mareo,
del
licor...
TIMOTEO
Cuatro
copitas
bebió
del licor de rosa,
y
yo me harté de natillas.
¡Pero
qué buenas estaban!
ALCALDE
Mejón.
¡Viva la alegría!
TIMOTEO
(Aparte)
¡Ahí
¡Qué supremo momento
si
ahora logro por mi dicha,
arrancarle
el sí anhelado!
(Dirigiéndose
a Rosina)
¡Quién
pudiera ser, Rosina,
ese
licor transparente
que
os enciende las mejillas,
que
abrillanta vuestros ojos
y
en vuestro seno palpita!
¡Quién
fuera el licor rosado,
y
quién fuera!...
(Timoteo
se lleva las manos al vientre y hace muestras de gran desconsuelo)
¡Las
natillas!
Me
pongo siempre a la muerte
cuando
las pruebo. ¡Santísima
Virgen
de la Soledad!
ROSINA
¿Por
qué se detiene? Siga.
TIMOTEO
(Con
tristeza)
Y
ahora es cuando me comprende,
me
busca y me solicita.
¡Ahora
que no puedo hablar
tan
bien como yo quería!
¡Si
yo no debí probarlas!
¡Pero
se empeñó Rosina!
Yo
en cuanto pruebo la cierna
¡catapún!
patas arriba.
ALCALDE
(Dirigiéndose
al Coro en alta voz)
Se
ruega a la forastera
que
baile arguna cosita,
a
estilo de los Madriles.
CORO
¡Eso!
¡Sí! ¡Que bailen! ¡Viva!
ALCALDE
Vamos,
por favor, señora.
CAPITAN
Si
en algo mi ruego estima...
ROSINA
Pero...
si no sé, señores.
¡Qué
apuro, Virgen María!
(Después
de una pausa)
Tengo
seca la garganta...
ARRIERO
1 º
(Saliendo
del Coro y ofreciendo a Rosina una gran bota de vino)
¡Ahí
va horchata de la fina! (Todos ríen)
ALCALDE
¿Quién
ha sido ese cernícalo?
(Yendo
hacia los arrieros)
Tener
síquiá una mijita
de
educación, caballeros.
ARRIERO
l º
(Se
retira a su sitio y da de beber a sus compañeros)
Mos
ha desprecíelo. ¡Arriba!
ROSINA
Bailaré.
TODOS
¡Bien!
ROSINA
¿Timoteo?
(Indicando
el baile)
TIMOTEO
¡Ave
María Purísima!
Es...
lo... las... (Atragantándose)
ROSINA
¡Jesús!
¡Dios mío!
TIMOTEO
¡Malditas
sean las natillas!
ROSINA
(A
las Damiselas)
Un
minué. ¿Vamos?
DAMISELA
Vamos.
ALCALDE
Silencio,
que ya emprincipian.
(Música)
(Los
Mozos y Mozas se aproximan y forman corro para ver mejor a Rosina y a las
Damiselas y Petimetres. El Padre Antonio, Capitán y Alcalde se retiran hacia el
tenderete. Las Damiselas y Petimetres cantan)
ROSINA,
TIMOTEO, DAMISELA y PETIMETRE
¡Qué
figura! ¡Qué elegánticos modales!
Su
jerárquica belleza, bien se ve.
¡Qué
manera de coger el abanico!
Y
qué modo de llevar el guardapiés.
¡Oh,
qué elegancia!
¡Que
distinción!
Quien
no vive en la corte no tiene
de
Dios perdón.
MOZAS
¡Ay,
cuántas monerías
hace
antes de bailar,
y
cómo está la tonta
haciéndose
rogar!
TIMOTEO,
DAMISELA y PETIMETRE
¡Oh,
qué fuego el de sus ojos, cómo mira,
qué
pequeño y que monísimo el chapín,
qué
bien lleva las pestañas rasgueadas
y
¡oh! qué olor tan distinguido a pacholí!
Para
elegancia
solo
Madrid.
¡Ay,
qué envidia me dan los que pueden
vivir
allí!
ROSINA
¿Estamos
ya dispuestos?
¿Podencos
empezar?
La
mano, Timoteo,
y
vamos a bailar.
(Rosina,
Timoteo, Damiselas y Petimetres comienzan a bailar un minué. Durante el baile
se supone que las parejas hablan bajo y dicen alto solamente los dos últimos
versos de la estrofa)
DAMISELA
(Con
dulzura)
No
seas tonto ni me digas esas cosas,
pues
mi amor tan solamente es para ti.
(Continúan
bailando)
ROSINA
(Por
Timoteo y aparte)
Este
chico no es del todo despreciable,
y
al mirarme, ¡cómo sufre el infeliz!
(Los
Petimetres besan la mano a las Damiselas, y éstas suspiran con dulzura)
DAMISELA
¡Ay!
¡Ay! (Estos dos suspiros se oirán al mismo tiempo que los besos)
MOZAS
(Bajo
las unas y las otras)
¡Ay,
Jesús, qué dengosas, qué embusteras!
ya
se ve que no lo pueden remediar.
Santurronas
que no salen de la iglesia
y
en bailando ya se dejan de besar.
MOZOS
Ahora
mesmo, yo quisiera ser, serrana,
señorico
pa bailar talmente así,
pa
comerme con los labios tus dos manos,
cacho
e gloria, y pa decirte...
(Queriendo
cogerles las manos)
MOZAS
¡Ta
day!
(Comienzan
la segunda parte del minué)
DAMISELA
Ya
lo sabes, mi cariño es todo tuyo.
¿Cuántas
veces te lo tengo que decir?
ROSINA
(A
Timoteo)
Ya
sabéis que he sido siempre compasiva.
TIMOTEO
¿Permitís
un solo beso?
ROSINA
(Riendo)
Bueno, sí.
DAMISELA
¡Ay,
ay!
(Los
Mozos y las Mozas aplauden y dan gritos de alegría)
(Hablado)
ARRIERO
1 º
¡Bien
por la gente finoli!
ALCALDE
Agradecías,
seña Rosina.
ESCENA IV
Don
Mariano, Soledad y Angustias por el fondo izquierda.
SOLEDAD
¿Di
me, llevaste mi ofrenda
á
la Virgen?
ANGUSTIAS
Al
momento.
Voy
a llevarla ahora mismo.
(Se
dirige al tenderete)
MARIANO
¿Qué
tienes?
SOLEDAD
Yo
nada tengo.
MARIANO
Mientes.
SOLEDAD
¡Mariano!
MARIANO
Que
mientes
te
digo. ¿Pues no estoy viendo
desde
que se fue ese hombre
tu
pena y tu desconsuelo?
SOLEDAD
No
es verdad.
MARIANO
¿Que
no es verdad?
(Va
hacia el tenderete)
SOLEDAD
¡Qué
he hecho! ¡Dios mío, qué he hecho!
ARRIERO
1 º
(Que
estará sentado bebiendo bajo la tribuna)
Ahí
viene ese bicharraco. (por la Emplastos)
ARRIERO
2 º
Pues
no vendrá pa ná bueno.
ESCENA V
Dichos
y la Tía Emplastos, por el fondo derecha, que se hace la distraída al ver a
Soledad con don Mariano.
EMPLASTOS
Ahí
está el lobo marinó,
PADRE
ANTONIO
¿Vos
ya sabéis lo que pasa?
MARIANO
Ya
me lo ha dicho el Alcalde.
PADRE
ANTONIO
Me
ayudó la Virgen santa.
SOLEDAD
¿Eres
tú?
EMPLASTOS
Sí,
soy yo mesma.
SOLEDAD
(Con
angustia)
¿Y
qué?
EMPLASTOS
Que
le dí tu carta.
¡Si
vieras cómo se ha puesto!
Cambié
de pronto de cara;
no
me conoció al principio,
pero
al decir que llevaba
un
recao tuyo, se puso
más
contento que unas pascuas.
Se
vino a mí como un loco.
Yo
creí que me estrozaba,
¡y
me arrebató el papel
de
las manos con un ansia!
SOLEDAD
¿Pero
cómo? ¿No se ha ido?
EMPLASTOS
¿Dirse?
¡Como no se vaya!
ARRIERO
1 º
O
se principia la fiesta
o
arguno mete la pata.
(Viniendo
a] centro de la escena en completo estado de embriaguez)
ESCENA VI
Soledad,
Doña Angustias, Don Mariano, Rosina, Timoteo; las Damiselas 1 ª y 2 ª y los Petimetres
1 º y 2 º suben a la tribuna de la izquierda y se colocarán en dos filas. En la
de delante, y sentados, a contar desde el proscenio, estarán don Mariano,
Soledad, doña Angustias y Rosina, y en la de atrás se colocan todos los demás,
quedando en pie, y procurando estar el Capitán detrás de don Mariano y Timoteo
detrás de Rosina. Las Damiselas y Petimetres agrupados a la derecha de la
tribuna. La Tía Emplastos, los Arrieros y algunos Mozos a la izquierda. Padre
Antonio, Alcalde y Encargado en el tenderete. Las Mozas se dirigen precipitadamente
a coger las sillas y luchan unas con otras. Algunas logran sentarse y otras
quieren quitarles el sitio por fuerza
(Música)
UNAS
Quítate
de ahí,
déjame
sentar.
No
empujes tan fuerte,
no
seas animal.
No
seas así.
OTRAS
Pues
quiero tirar,
porque
en esta silla
no
te has de sentar.
UNAS
Ya
veremos.
Otras
Ya veremos.
UNAS
Ahora
sí que lo verás.
(Rosina,
Timoteo, Damiselas y Petimetres levantándose de sus asientos)
Qué
animada está la fiesta.
¡Ja,
ja, ja!
ALCALDE
Haiga
orden, o ahora mesmo
comenzáis
a despejar.
CORO
Conocemos
al Alcalde,
y
es de hacerlo muy capaz.
UNAS
¡Callar!
OTRAS
¡Callar!
(Se
sientan y algunas permanecen de pie)
ALCALDE
Se
emprincipia rifando el orjeto
que
nos ha regalao Soledad.
Una
cinta de seda mu maja.
por
sus manos borda.
CORO
(Con
asombro) ¡Ah! (El Alcalde la enseña)
Sí
que es maja.
MOZO
1 º
Sí
que es maja de verdá.
Un
ducado doy por ella.
MOZO
2 º
Tres
ducados.
ALCALDE
¿Quién
da más?
¿Quién
da más para la Virgen?
PETIMETRE
l º
(Desde
la tribuna, levantándose)
Yo
doy tres y medio.
ARRIERO
¡Gua!
CORO
¡Ja,
ja, ja!
¡Ja,
ja, ja!
MOZO
1 º
Seis
ducados.
MOZO
2 º
Siete.
MOZO
1 º
Ocho.
ALCALDE
¡Yan
dan ocho! ¿Quién da más?
CAPITAN
Yo
doy veinte, (Otra pausa)
ALCALDE
Ya
dan veinte.
Pues
ya es vuestra, Capitán.
(El
Encargado sube a la tribuna y entrega la cinta)
CORO
Ha
estao muy oportuno
y
está mu bien paga.
¡Que
vivan los rumbosos
y
viva el Capitán!
ARRIEROS
(Avanzando
al centro del escenario)
Nosotros
ofrecemos
to
este dinero
porque
baile la Emplastos
con
Timoteo.
CORO
Sí,
si, que baile.
Y
si no que la prendan,
señor
Alcalde.
ARRIEROS
Que
salga ese esperpento,
que
salga muy ufana,
y
jaga en un momento
el
salto de la rana.
CORO
Que
sarga ese esperpento,
etc.,
etc.. etc.
ALCALDE
(A
los arrieros)
Callarsus,
ú sus echo
a
patos de la plaza;
siempre
que abrís la boca
siempre
metéis la pata.
Callarsus,
ó sus mondo
de
una paliza.
¡Silencio
en too el mundo!
Siga
la rifa.
(Después
de una pausa)
MOZO
1 º
Dos
ducados por bailar con esa moza.
MOZO
2 º
Tres
ducados, señor cura, porque no.
MOZO
1 º
Diez.
MOZO
2 º
Catorce.
MOZO
1 º
Veinticinco.
MOZO
2 º
(Con
rabia) Me han venció.
MOZAS
¡Ay,
qué suerte, la primera que salió!
Que
afortunada
que
fue Filar,
es
la primera moza
que
va a bailar.
MOZOS
No
será ella sola,
porque
yo también
por
bailar contigo (Por otras)
mi
hacienda daré.
(Salen
cinco ó seis Mozas con otros tantos Mozos)
CORO
Pues
andando y adelante,
que
se formen las parejas
y
que toquen las guitarras
y
que emprincipie la ruea.
ESCENA VII
Dichos,
Curro y dos Mozos con talegos, por el primer término derecha. Los Mozos quedan
delante del mostrador del tenderete.
CURRO
Un
momento, bailaores.
(Avanzando
al centro de la escena;)
Aguardarse,
no empezar;
que
también en vuestra fiesta
parte
quiero yo tomar.
(Movimiento
en todos y asombro general)
MARIANO
¡Ese
hombre! (Con enojo)
SOLEDAD
(Con
espanto. Aparte)
¡Curro!
PADRE
ANTONIO
(Con
asombro)
¡Mi
Curro!
ALCALDE
¿A
qué vendrá?
SOLEDAD
¡Oh,
qué hice! (Hace ademán de levantarse)
MARIANO
(Obligándola
a sentarse)
¡Qué
te importa
ese
hombre, Soledad!
CORO
Es
él que vuelve
con
mala idea.
Hacia
este sitio
debe
venir.
¿A
que por Curro
se
agua la fiesta?
¿Qué
es lo que quiere?
¿Qué
va a ocurrir?
Esperemos,
aguardemos
para
ver
lo
que ocurre,
lo
que pasa,
lo
que puede suceder.
De
pensarlo
me
estremezco.
No
me atrevo
a
respirar.
Ya
se acerca;
ya
la mira.
¡Silencio!
¡Callad!
(El
Alcalde, levantándose del sillón y encarándose con Curro)
ALCALDE
¿A
qué vienes?
CURRO
¿A qué vengo?
A
lo que todos aquí.
A
tomar parte en la rila.
¿Pues
a qué voy a venir?
¿No
es un derecho de todos
el
comprar hoy los favores
del
baile con su dinero?
Pues
a eso vengo, señores.
A
bailar con quien me plazca.
A
comprarme ese placer.
(Dirigiéndose
a donde están don Mariano y Soledad, y señalando a esta; en ademán de desafío al
otro)
Tres
mil onzas mejicanas
por
bailar a esa mujer.
MARIANO
¿Bailar
tú con ella? Nunca,
CURRO
¿Por
qué causa?
MARIANO
Porque
no.
CURRO
¿Vais
a ofrecer más dinero
que
el que he prometido yo?
Tan
sólo de esa manera
lo
podríais evitar.
Aquí,
el que da más dinero
es
el que manda.
(Dirigiéndose
al Coro, que le escucha en silencio)
¿Verdad?
CORO
Es
cierto lo que dice;
en
su derecho está.
Si
nadie más ofrece
con
ella ha de bailar.
Vamos,
señor Alcalde,
la
rifa continuad.
A
ver si hay quien la puje.
A
ver si hay quien dé más.
Vamos,
de prisa
que
aguardan ya
los
otros mozos
para
empezar.
PADRE
ANTONIO
¡No,
por Dios! ¡Es imposible!
Señor
Alcalde, ¿qué hacemos?
ALCALDE
¡Ahora
cumplir la costumbre!
Después...
después ya veremos.
(Levantándose)
Curro
Vargas, tres mil onzas
por
bailar a Soledad.
(Pausa)
Tres
mil onzas...
(Pausa)
¡A la una! (Pausa)
¡A
las dos! ¿Hay quién dé más?
MARIANO
Yo
ofrezco mi hacienda entera
porque
no baje de aquí.
CURRO
¿Vale
vuestra hacienda tanto
como
lo que yo ofrecí?
MARIANO
Mi
hacienda, no vale tanto,
pero
vale mi derecho,
y
para bailar contigo
permiso
no la concedo.
(Abalanzándose
hacia Curro)
CORO
(Deteniéndole)
Aquí
no hay derecho
que
pueda valer.
En
días de fiesta
el
oro hace ley.
O
don Mariano
puja
el precio más,
o
baila con Curro Vargas
esta
tarde Soledad.
ALCALDE
(A
Mariano)
Cumplid
de nuestra rifa
la
santa obligación.
Ninguna
ofensa en ello
existe
para vos.
CORO
Cumplid...
etc., etc.
MARIANO
¡He
de dejarla! (Con ira)
CORO
y ALCALDE
¡Qué
vais a hacer,
si
es la costumbre!
(El
Padre Antonio va al lado de don Mariano)
MARIANO
Soledad,
vé. (Con firmeza)
(Soledad
baja la escalera de la tribuna pálida y temblorosa)
CORO
Así.
Igual para todos
las
leyes han de ser,
¡Quien
más paga en la rifa
se
lleva a la mujer!
SOLEDAD
(Aparte)
¡Oh,
Curro de mi alma,
por
fin voy a tí!
Si
tú me perdonas,
¿qué
importa morir?
CURRO
(Aparte)
¡Al
fin en mis brazos
tenerla
podré!
¡Qué
importa que venga
la
muerte después!
PADRE
ANTONIO y ANGUSTIAS
Dios
mío, perdona
su
ciega pasión.
Concede
a su culpa
excusa
y perdón.
MARIANO
Que
goce en la afrenta
que
me hace pasar,
que
yo sabré luego
mi
afrenta vengar.
CORO
Así
igual para todos, etc.
SOLEDAD
Oh,
Curro, etc.
CURRO
Al
fin, etc.
PADRE
ANTONIO y ANGUSTIAS
Dios
mío, etc.
MARIANO
Que
goce, etc.
(Soledad
queda al pie de la tribuna. Los bailaores siguen en su sitio. Don Mariano cerca
de Soledad. El Padre Antonio junto a Angustias)
CURRO
Mi
oferta está cumplida,
allí
el dinero está.
CORO
Pues
que toque la música
y
empiecen a bailar.
(Las
parejas se forman. Carro se dirige donde está Soledad. La coge por la mano y la
conduce a primer término de la derecha)
CURRO
Tu
mano entre las mías.
¿Pero
es cierto, ¡ay de mil
que
yo pueda mirarte,
que
te hallas junto a mí?
¿Por
qué, bien mío,
por
qué manchó
otro
hombre con sus besos
la
imagen de mi amor?
SOLEDAD
¡Oh,
Curro! Al cabo puedo
mirarme
junto a tí,
y
siento junto al mío
tu
corazón latir.
Si
el labio mío
tu
fe vendió,
fue
siempre tuyo
mi
corazón.
(Durante
este diálogo las parejas se han puesto en orden y empieza la «primera rueda)
PRELUDIO - BAILE
CURRO
Ya
comienzan el baile
los
dos primeros.
¡Ole
por las mozas
y
los mozos güenos!
CORO
Pulidito
bailaor,
báilala
bien, que es serrana,
y
si no la bailas tú
saldré
yo mismo a bailarla.
(Mientras
sigue el baile, Curro habla aparte con Soledad en el extremo de la derecha del
proscenio)
CURRO
Soledad
del alma mía,
mi
bien, mi sueño adorado,
¿por
qué me diste al olvido,
por
qué mi amor has burlado?
¿No
comprendes que ya siempre
ha
de alzarse entre los dos
la
odiosa imagen del hombre
que
tu amor me arrebató?
SOLEDAD
Del
modo que tú lo exijas
la
afrenta pagaré.
CURRO
¿De
veras?
SOLEDAD
Curro
de mi alma,
manda
y obedeceré.
CORO
Se
la come con los ojos.
y
ella le habla por lo bajo.
¿Quién
detiene, cuando acaben,
el
furor con don Mariano?
(Las
parejas que han estado bailando se detienen en el medio del escenario)
UNO
Ya
se ha acabao
la
primer ruea.
OTROS
El
abrazo ahora.
(Se
abrazan cuando la música lo indica)
OTROS
¡Qué
firme aprietan!
TODOS
(A
Curro)
A
tí te toca.
Vamos
allá.
UNOS
¡Ole
por Curro!
OTROS
¡Bien,
Soledad!
(Sale
la 'segunda rueda» bailando. Baile. Soledad y Curro en el primer término)
CURRO
¿Por
qué no alzas esos ojos?
Dime,
Soledad, ¿qué tienes?
SOLEDAD
Creo
que estamos bailando
a
las puertas de la muerte.
CORO
Pulidito
bailaor,
etc.,
etc.
Qué
despacio bailan,
qué
tristes, qué serios,
da
miedo mirarles,
parecen
dos muertos,
(En
una de las paradas, Curro dice a Soledad)
CURRO
¿Tu
amor se atreve a todo?
SOLEDAD
A
todo, Curro, sí.
MARIANO
Que
el cielo tener quiera
piedad
de ella y de mi.
(Terminan
el baile y quedan las parejas como antes, frente a frente)
CORO
Ya
se acabó. El abrazo
la
tiene ahora que dar.
¡Miradle;
ya se acerca!
¿Qué
es lo que va a pasar?
CURRO
Soledad,
alma mía,
encanto
de mi ser,
imagen
de mis sueños,
hacia
mis brazos ven.
(Se
acerca con los brazos abiertos a Soledad, que cae ellos, al mismo tiempo que
las otras parejas se abrazan también)
SOLEDAD
¡Curro!
CURRO
Ya
estás en ellos;
nadie
podrá impedir
que
en ellos te sujete.
¿Verdad
que me amas?
SOLEDAD
¡Si!
CURRO
Pues
nadie de mis brazos
vendrá
a arrancarte ya,
Antes
que ser de otro hombre
en
ellos morirás. (Estrechándola mas)
SOLEDAD
¡Oh,
Curro de mi vida,
mi
fe, mi solo amor!
(Con
voz ahogada)
CURRO
¡Oh,
Soledad de mi alma!
¡Adiós,
por siempre, adiós!
(Suelta
a Soledad, que cae en el suelo. Den Mariano, que ha vuelto la cabeza para no
ver abrazarse a Curro y Soledad, mira entonces)
CORO
¡Socorro!
¡Socorro!
MARIANO
¡Muerta!
(A Curro)
¡Tu
vida! (Saca un puñal del bolsillo)
CURRO
¡Tenla,
sí!
Sin
Soledad, la vida
¿qué
vale para mi?
¡Ven
por ella al instante!
¡No
temas, pronto, ven!
¡Es
tuya; ni siquiera
la
pienso defender!
(Saca
el cuchillo que lleva en la faja y lo arroja a tierra. El Padre Antonio, el
Alcalde y todos, que han permanecido apartados y como sujetos por el terror, avanzan)
CURRO
¡Adiós,
bien mío!
¡Soledad,
adiós!
MARIANO
¡Muere,
cobarde!
(Avanzando
hacia Curro. El grupo avanza también en forma que oculta a Curro y a don
Mariano de la vista del público)
PADRE
ANTONIO
Detenedlo.
(Con angustia)
TODOS
(Con espanto) ¡Oh!
TELON
Información obtenida en:
http://archive.org/stream/currovargasdrama1447chap#page/n3/mode/2up
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