LA MARCHENERA
Zarzuela
en tres actos en prosa.
Texto
original de Ricardo González del Toro y Fernando Luque.
Música
de Federico Moreno Torroba.
Estrenada
en el Teatro de la Zarzuela, de Madrid, el día 7 de abril de 1928.
REPARTO (Estreno)
Paloma
– María Badía.
Valentina
– Felisa Herrero.
Taravilla
– Flora Pereiro.
Jeroma
– Sra. Blasco.
Chacha Pepa – Srta. Suárez.
Amparo
– Srta. Gijón.
Socorrito
– Srta. P. Herrero.
Una
Gitana – Srta. Muñoz.
Una
Mocita – Srta. Suárez.
El
Conde de Hinojares – Ramón Estarelles
Don
Félix Samaniego – Delfín Pulido.
Orentino
– Manuel Hernández.
Don
Miguelito – M. Baena.
Cárdenas
– Sr. Guillot.
El
Niño de Algeciras – Sr. Gandía.
Sentimientos
– Sr. Rodríguez.
Mezquita
– Sr. Ramírez.
Pituti
– Sr. Bayón.
Un
Embozado – Sr. Rodríguez.
Coro
General.
ACTO PRIMERO
Patio
de un ventorrillo, en Marchena. Gran portalada en el foro izquierda del
espectador, y por cuyo hueco se ve la calle. Foro derecha. Galería practicable
con dos puertas al fondo. Escalera que arranca desde el tercer término derecha,
con rellano o descansillo para pasar a la galena. En la lateral derecha,
segundo y primer términos, puertas practicables. Entre las dos puertas, un banco
entrelargo de pino. En primer término izquierda, puerta practicable. Debajo de
la galería, entre las columnas que sostienen el piso, un mostradorcillo con
lebrillos, llenos de pestiños y tortas, bandejas con alfajores y almendradlos,
jarras y vasos para vino. Mesas bastas; taburetes y bancos alrededor de las mesas.
La acción da principio en una tarde de abril del año 1842.
Al
levantarse el telón, aparecen en escena Cárdenas y El Niño de Algeciras
sentados a la izquierda (del espectador), junto a una mesa. Muchachas y
muchachos ayudan a Taravilla a colocar los farolillos de aceite, cadenetas y
ramas con flores en las columnas
y
paredes del patio.
(Música)
MUCHACHAS
¡Ya
está el patio adornao!
MUCHACHOS
¡Ya
acaba la faena!
¡Josú,
cómo ha quedao! .
¡Esto
parece un jardín!
Del
baile de esta tarde
se
va a hablar en Marchena,
pues
vienen tocaores
y
bailaoras de lo más cañí.
MOCITA
¡Esto
es un primor!
MOCITO
¡Se
ha jechao el resto!
CARDENAS
¡Y
habéis cumplido!
TARAVILLA
¡Yo
en el adorno he puesto
mis
sinco sentíos!
EL
NIÑO
Así
estáis ustedes
con
esa color.
TARAVILLA
Pos
vegasté aluego,
verá
lo mejor.
Porque
hay alfajores,
y
tortas d'asúcar,
y
vino del Puerto,
Jerez
y Sanlúcar.
EL
NIÑO
¿Y
no habrá quien baile?
TARAVILLA
Dos
jembras de acá.
CARDENAS
¿Y
habrá tocaores?
TARAVILLA
¡Pos
claro que habrá!
Habiendo
muchachas
no
pueden faltar.
EL
NIÑO
¿Y
quién va a cantarnos?
TARAVILLA
Pues...
¿quién va a cantar?
Paloma,
la marchenera
más
guapa y más repulía
que
pisa el suelo bravío
de
toa la Andalucía.
Paloma,
que, por ser blanca,
de
hielo y mármol parece;
y
como vuela tan alto
no
hay gavilán que la aprese.
TODOS
Eso
dice la canción
que
la cantan por aquí.
TARAVILLA
¡Toas
las marcheneras son así!
(En
la puerta grande del foro izquierda aparecen Sentimientos, Mezquita y Pituti,
que van avanzando y presentándose cuando dicen su frase. Los que están en
escena se vuelven hacia ellos al aparecer. Los tres traen colgadas al brazo
sendas guitarras)
SENTIMIENTOSS
(Presentándose)
¡Salú!
TODOS
(Volviéndose)
¿Eh?
¿Quién es?
TARAVILLA
(Idem)
¿Quién
va allá?
PITUTI
(Presentándose)
¡Salú!
CARDENAS
¿Otra
ves?
EL
NIÑO
¿Otro
más?
MEZQUITA
(Presentándose)
¡Salú!
TODOS
¡Pues
ya son tres!
Melchor,
Gaspar y Baltasar.
LOS
TRES
(Desde
la puerta)
Somos
los tres tocaores
que
han llamao pa el festín.
TARAVILLA
¿De
verdá?
¿Son
ostés?
LOS
TRES
(Señalando
las guitarras)
¡Fíjese
usté aquí!
TODOS
¡Vaya
tipos! ¡Si parecen
tres
chicharras jorobas!
TARAVILLA
Pues
podéis pasar.
(Los
tres avanzan)
MUCHACHAS
(Unas
a otras)
¡Fíjate!
¡Qué
perfil!
¡Vaya
un pie!
¡Qué
nariz!
SENTIMIENTOSS
(Sentándose
en un taburete y colocándose en posición para tocar la guitarra. Mira a los
otros, como invitándoles a demostrar sus habilidades)
¿Vamos
allá?
MEZQUITA
(Haciendo
lo mismo)
¿Vamos
allá?
PITUTI
(Idem)
¡Vamos
allá!
SENTIMIENTOSS
Soy
el amo punteando
en
el bordón.
MEZQUITA
Yo,
trinando con la prima,
estoy
de non.
PITUTI
Y
yo tengo pa el rasgueo
perfección.
SENTIMIENTOSS
Es
la flor de la canela
nuestro
toque pa cantar.
MEZQUITA
¡Y
pa bailar!
PITUTI
¡Y
jalear!
TODOS
¡No
hay más que hablar!
TARAVILLA
Y
pa darle un suato al miedo
la
carita de los tres.
LOS
TRES.
¿De
chipé?
TARAVILLA
De
chipé.
TODOS
No
lo dude usté.
(Hablado sobre la música)
JEROMA
(Saliendo
por la lateral primera de la derecha del espectador y dirigiéndose a las
mocitas, que están a la izquierda con Taravilla) Bueno, ¿qué ¿Ya está arreglao
to?
TARAVILLA
Der
to. No faltaban más que lo tocaores, misté que tres camafeos.
JEROMA
Pues
c'abeja a su cormena, y a la caía de la tarde tos aquí, que hoy es el
cumpleaños de mi sobrina y quiero festejarle hasta la madrugá.
MOCITA
Pos
hasta luego, seña JEROMA
(Van
saliendo todos por el foro, menos Cárdenas, Niño de Algeciras, Sentimientos, Mezquita
y Pituti, que quedan a la izquierda con tres o cuatro mozos más. Taravilla,
trajinando por la escena)
JEROMA
(A
los que quedan) ¿Y ustedes?
CARDENAS
Nosotros
tenemos que hablar.
JEROMA
Pues
ojito con lo que se habla y de quién se habla. (A Taravilla) Tú, a la cocina,
que es tas haciendo falta.
TARAVILLA
¡A
la cocina! ¡Qué ganas tengo de perder de vista la cocina!
JEROMA
Pos
como no te sarga un marqués...
TARAVILLA
(Cómicamente
emocionada) ¡Ay, un marqués. Ha puesto usté er deo en el desollón. (Se marcha por
la puerta primera derecha)
CARDENAS
Esta
Taravilla está más loca que er canjilón de una noria.
JEROMA
Pues
a ti bien que te gusta...
CARDENAS
Mucho...
Y si ella quisiera...
SENTIMIENTOS
(A
Jeroma, que se dirige a la primera derecha) Un momento. (Jeroma se detiene)
¿Quién es ese hombre? (Por Cárdenas)
JEROMA
El
mayoral del señor Conde de Hinojares. (Se marcha por la primera derecha)
MEZQUITA
(Descubriéndose
con respeto) ¡El señó Cárdenas!
CARDENAS
Eso
es. Y estos buenos mosos (Indicando a los cuatro o cinco que le rodean) ,
aperaores de los cortijos del señor Conde gente brava, que tienen detrás de
ellos una partía de garrochistas y vaqueros que son una maná de lobos rabiosos.
PITUTl
(Por
el Niño de Algeciras, que no se ha movido de junto a la mesa) Y aquer, ¿quién
es?
CARDENAS
Casi
nadie : El Niño de Algeciras. El contrabandista más templao del campo de
Gibraltar. No hay un parmo de su cuerpo que no tenga una cicatriz.
PITUTI
¿Y
tiene partía?
CARDENAS
Tiene
partía... la nariz, ¿no lo ve?
PITUTI
Digo
si tiene gente a sus órdenes.
EL
NIÑO
(Levantándose,
pero sin avanzar) ¡Toa la que jaga farta! Pero de los escarmentaos nasen los
avisaos. Que si con Torrijos perdí la nariz, el olfato, no. Seis veces he dejao
la pa de mi casa pa defendé la patria, y aluego lo que he defendió es la vanidá
de algún señó, que ni siquiera se ha molestao en darme las gracias.
MEZQUITA
¡Como
nosotros!
SENTIMIENTOS
¡Y
que no escarmentamos! En Lebrija nos dijeron que aquí estaba el señor Conde de
Hinojares formando una partía y aquí estamos.
EL
NIÑO
Veréis
como el único que falta a la sita es el que más le interesa. (Aparece en la
primera derecha el Conde de Hinojares, envuelto en su capa y cubierto por un
ancho sombrero)
CARDENAS
El
señor Conde no es de ésos...
EL
NIÑO
¡A
ver si cree usté que yo no sé quién es el señor Conde de Hinojares!
CARDENAS
Un
valiente.
EL
NIÑO
No
lo niego; pero tampoco me negará usté que al señor Conde no le han sacao de sus
palacios más que dos cosas : las mujeres y la ambición. Por lograr a una mujer
ha dao un cortijo; por brillar en la corte se ha humillao. ¡Pero nunca ha dao
una gota e sangre por su patria!
CONDE
(Desembozándose
y adelantando. Con altivez) ¡Mientes!
CARDENAS
(Descubriéndose)
¡El señor Conde!
TODOS
(Idem)
¡El!
(Música)
CONDE
Caballero
veinticuatro
de
Jerez de la Frontera,
la
lealtad mi emblema ha sido,
la
altivez es mi bandera.
Ni
he burlado a las mujeres
ni
es bastarda mi ambición,
que
en amores y en la guerra
me
he jugado el corazón.
¡Amores!
.Son
mis amores
mi
patria y mi dama.
¡Honores!
Son
mis honores
el
nombre y la fama.
Por
los dos peleaba
y
mi sangre vertí denodado,
que
mi herida más tarde curaba
el
beso sagrado
de
alguna mujer.
¡Mujer!
¡Patria
mía querida!
No
mi vida
os
consagré,
pues
mi lema ha sido
mi
amor y mi fe.
¡Ah!
¡Por
ellas,
¡Sólo
por ellas
es
grato ser fuerte!
Por
ellas,
sólo
por ellas,
concibo
la muerte.
Y
para ellas
elevo
en mi pecho
un
altar, donde llevo,
de
mi patria los santos deberes,
y
de las mujeres
la
loca pasión.
TODOS
Que
ellas son
su
ilusión.
(Hablado)
EL
NIÑO
¡Perdón,
señor Conde!
SENTIMIENTOS
Señor
Conde, pégueme usía una gofetá por mal pensao.
CONDE
Esa
mano... y hasta la noche, en la cueva de este ventorrillo.
EL
NIÑO
Pos
a la cueva. . . Y que el Señor nos acompañe.
SENTIMIENTOS
El
señor (Por el Conde) no puede acompañamos ahora. Ya ha dicho que vendrá a la noche.
MEZQUITA
No
seas bruto, Sentimientos. El señor se refería al Señor que está en los cielos.
CONDE
(A
Cárdenas, en voz baja) ¿Averiguaste algo?
CARDENAS
Nada.
CONDE
¿Quién
sería el que estaba durmiendo junto a esa puerta? (Señalando a la del foro)
CARDENAS
Jóbalo,
el poenco, va siguiendo su pista, y en cuanto lo encuentre le dará el bolsillo
con el dinero y el papel.
CONDE
Sin
hablarle una palabra.
CARDENAS
Descuide
usía.
CONDE
(Se
emboza y sale, diciendo antes desde la puerta del foro) ¡Adiós, amigos!
LOS
OTROS
¡Hasta
después!
CARDENAS
(A
los que quedan) Y ahora a lo nuestro. A estas horas deben saber ya toa los
jefes y oficiales del destacamento que han venío tres tocaores de fuera pa la
juerga de esta tarde. Y si andan rondando el ventorrillo...
SENTIMIENTOS
¿No
hablará la ventera?
CARDENAS
La
seña Jeroma es tan patriota como nosotros. Hermana es de la Guapa de Vélez,
aquella cantaora que metió tanto ruío por su cara y por su voz. ¡Lástima que
muriera tan joven! Jeroma abrió este ventorrillo con el dinero que dejó su
hermana.
PITUTI
¡Miá
que dejar dinero una flamenca!
CARDENAS
Pues
dejó dinero... y una hija, que vive aquí con Jeroma, y es el clavel más bonito
de toa Marchena. Paloma se llama, y arisca es como una palomita marchenera. Ni
hay mosito que le ablande el corazón ni caballero que logre conquistarla.
¿Palique? Ni escucharlo. ¿Regalos? Ni flores armite. ¿Cantares en su reja? Canta
ella mejó que cantó su madre. Seria, esquiva y más respeta que una reliquia.
¡Esa es la Paloma! ¡Ahí la tenéis! (En este momento sale Taravilla por la
primera derecha y se dirige al portalón del foro)
MEZQUITA
(A
Sentimientos) ¿Esa es?
CARDENAS
(Riendo)
No, hombre, no; ésa es... Taravilla, la cría del ventorrillo. Y ésta sí que me
trae a mí a mal traer.
MEZQUITA
Como
dijo usté: « ¡Ahí la tenéis!... »
CARDENAS
Me
refería al retrato que les estaba haciendo de la PALOMA
SENTIMIENTOS
Ya
decía yo que si era ésta, se le había asté dio la mano en la pintura.
TARAVILLA
(Al
llegar a la puerta del foro mira hacia la calle y da un suspiro graciosamente
cómico) ¡Ay!
CARDENAS
No
suspires tan fuerte, Taravilla, que vas a desencaja la puerta.
TARAVILLA
¿Qué
me quiés desí con eso?
CARDENAS
Que
te has empeñao en se mi ruina y lo vas a conseguí.
TARAVILLA
¡Uy,
qué fuerte te ha entrao er queré!
CARDENAS
Mu
fuerte. Tan fuerte como a ti er capricho por el caballero más perdió de toa
Andalucía...
TARAVILLA
No
sé de quién me hablas.
CARDENAS
¿De
quién va a se? Der que trae pirraitas a toas las mujeres de Marchena. De don
Félix Samaniego, ese señor que desde que llegó de Madrid no hace más que bebé,
triunfar y pasear el garbo a caballo por to el contorno.
TARAVILLA
Y
que está poco bonito a caballo. A derriba unos toros se ha dio esta mañana a
los Mimbrales y te juro que iba pa comérselo.
CARDENAS
¡Taravilla!
TARAVILLA
¿Qué?
CARDENAS
(Conteniéndose)
¿Y no viste que iban con él Amparito la loca y Socorro la guillá?
TARAVILLA
¿Y
qué? Esas dos muchachas son de mi iguá... Y, ¡ay!, a don Félix no le enamora
ninguna flamenca. ¡Claro! Como él vive en los Madriles y anda entre damiselas
de palacio, le deben gusta las damiselas. ¡Ay! ¡Si me viera a mí vestida de
damisela!
SENTIMIENTOS
¡Se
caía de esparda!
TARAVILLA
O
de rodillas.
CARDENAS
¡De
rodillas y en cruz ponía yo ar señorito ese y le pegaba cuatro tiros!
TARAVILLA
¡Criminal!
(En este momento suenan lejanos, en la calle, varios disparos. Taravilla da un
grito agudísimo) ¡Ay!
PIRULI,
MEZQUITA y SENTIMIENTOS
¡Carma!
(Se levantan y quedan de pie junto a la mesa en actitud expectante)
CARDENAS
(Sube
corriendo al foro) ¡Voy a ve! (Al llegar al portalón, entran precipitadamente,
atropellándose casi, Amparo, Socorrito y Don Miguelito, muy asustados.
(Música)
AMPARO,
SOCORRITO y D. MIGUEL
¡Cerrad!
CARDENAS
(Cierra
el portón)
JEROMA
(Sale
de la primera derecha)
¿Qué
ha sido?
AMPARO,
SOCORRITO y D. MIGUEL
(Llevándose
un dedo a los labios y en voz baja)
¡Callad!
AMPARO
y SOCORRITO
¿Nos
habrán visto?
D.
MIGUEL
¿Se
habrán marchado?
JEROMA
¿Han
sido tiros
los
que han sonado?
LOS
DEMAS
¿Queréis
decirnos
lo
que ha pasao?
AMPARO,
SOCORRITO y D. MIGUEL
Que
nos han tiro...
tiroteado.
TODOS
¿Quién?
D.
MIGUEL
¡Los
soldados!
UNOS
¡Cobardes!
OTROS
¡Marvaos!
AMPARO
y SOCORRITO
¿No
habrán visto?
D.
MIGUEL
¿Se
habrán marchado?
TODOS
¿Queréis
decirnos
lo
que ha pasao?
D.
MIGUEL
Escuchadme...
Ya parece
que
estoy algo más calmao.
Veníamos
de vuelta
de
los Mimbrales,
don
Félix, estas niñas
y
un servidor;
cuando,
al cruzarla plaza,
tres
oficiales
salieron,
algo alegres,
del
Parador.
Y
al ver el zarandeo
de
estas chiquillas
se
llegaron a ellas
sin
más ni más.
AMPARO
Y
nos dieron dos besos
en
las mejillas.
SOCORRITO
Y
les dimos nosotras
dos
bofetás.
D.
MIGUEL
Pero
Félix que venia en el caballo
la
garrocha descansando en el arzón,
al
galope se echó encima como un rayo
y
se puso la garrocha en posición.
Y
a los tres oficialitos pintureros,
con
la gracia que el Señor le concedió,
lo
mismito que si fuesen tres utreros
a
puyazos en la plaza derribó.
AMPARO
¡Se
armó la tremolina!
D.
MIGUEL.
¡Echamos
a correr!
SOCORRITO
Sonaron
luego tiros...
LOS
DEMAS
¿Y
luego?
LOS
TRES.
No
lo sé.
TARAVILLA
¿Y
qué fue de don Félix?
D.
MIGUEL
No
lo he podido ver.
SOCORRITO
Quizá
que esté jerío.
AMPARO
¡O
pué que muerto esté!
TODOS
(Santiguándose)
¡Josú!
(Pausa.
De pronto se oyen tres aldabonazos muy fuertes en el portalón del foro)
¡Ah!
¡Los soldados!
Aquí
están ya.
JEROMA
¡Calma,
señores!
(Animosamente,
se acerca a la puerta del foro y, sin abrir, pregunta:)
¿Quién
va?
(Se
oye, detrás de la puerta, una alegre carcajada)
TODOS
(Mirándose
unos a oíros, sorprendidos)
¿Eh?
D.
MIGUEL
(Gritando
alegremente)
¡Si
es don Félix!
D.
FELIX
(Desde
dentro)
¡El
mismo! Abrid!
TARAVILLA
¡Virgen
de los Reyes!
Por
este milagro
yo
te ofrezco un cirio
¡así!
(Jeroma
abre la puerta y entra alegremente. Don Félix en traje de Campo y con su
garrocha)
D.
FELIX
(Desde
la puerta)
Lo
mismito que tres liebres
corriendo
van.
Ni
al galope de mi jaca
los
logré alcanzar.
De
don Félix Samaniego
no
discutirán
la
pujanza de su brazo
para
derribar.
(Avanza)
TODOS
¡Bien
por usía
TARAVILLA
¡Es
un valiente!
D.
FELIX
Yo
soy un hombre,
sencillamente,
que
de la vida
quiero
gozar
sin
que me vengan
a
molestar.
Es
para mí, la vida,
jardín
de ensueño,
lleno
de luz radiante
y
de armonía;
donde
son mis caprichos
único
dueño,
pues
todo tiene el ritmo
de
mi alegría.
Flor
que da su perfume
debe
ser mía.
Si
un pajarillo canta,
canta
por mí.
Odio
el amor romántico
que
adormece con su cántico.
Quiero
amores
agradables,
sin
agravios
y
mudables.
Quiero
querer,
sin
celos y sin padecer.
TODOS
En
la alegría de su juventud
vendiendo
va
fuerza
y salud.
Porque
el impulso de su voluntad
es
su mayor
temeridad.
D.
FELIX
Yo
adoro de los campos
la
amplia llanura.
Gozo
al ver de los mares
la
furia brava.
Gusto
de los amores
que
son locura,
y
amo de las mujeres
la
que es mi esclava.
Del
indomable potro
vencer
la ardura.
Odio
el amor romántico
que
adormece, etc., etc.
(Hablado)
D.
MIGUEL
Tienes
razón, muchacho. Mientras haya juventud, venga alegría.
JEROMA
Pues,
por su edad, ya debía usté ser más serio que un ajo, don Miguelito.
D.
FELIX
¡Bien
dicho! Y danos vino para que se me pase el disgusto. (A Mezquita, Sentimientos y
Pituti) ¿Vosotros, quiénes sois?
CARDENAS
Tres
tocaores que han venío para la juerga de esta tarde.
D.
FELIX
Pues
¡a tocar! Vosotras, niñas, (A Amparo y Socorrito) a bailar, que es vuestro
oficio... (A Taravilla) Y tú ¿qué sabes hacer?
TARAVILLA
(Hecha
jalea) ¡Ay! ¿Yo? ¡To lo que usía me mande!
D.
FELIX
Así
me gustan a mí las muchachas; ¡complacientes! (En este momento aparece en la
puerta lateral, segunda derecha, Paloma)
AMPARO
¡Y
ole!
SOCORRITO
¡Venga
alegría!
JACOBA
(A
Taravilla) Tú, adentro.
TARAVILLA
¿Y
quién va a servirle el vino?
JACOBA
Yo.
D.
FELIX
(Que
ha subido al foro, para coger un vaso de vino, del mostrador, adelanta con él
en la mano hacia Taravilla) Llena ese vaso; que voy a obsequiar a la muchacha
más... (Al volverse, coincide con Paloma, que pasa por delante de él, sin
mirarle. Félix deja caer el vaso y queda extático)
JEROMA
(A
Paloma, que sigue su camino en dirección a la puerta del foro) ¿Adonde vas,
Paloma?
PALOMA
(Secamente)
A la calle voy.
CARDENAS
No
salga usté ahora. Unos sordaos borrachos se han metió con éstas, y...
PALOMA
(Sonriendo
desdeñosa) Conmigo no hay cuidao.
D.
MIGUEL
Si
quieres que te acompañe un adalid para defender tu recato...
PALOMA
(Lo
mismo que antes) Usted me acompañará, ¿verdad?
D.
MIGUEL
No,
yo no. Aquí, mi amigo don Félix.
PALOMA
(Secamente
y sin sonreír) Gracias. Sé defenderme yo sólita... (Se marcha por el foro)
SENTIMIENTOS
¡Vaya
una jembra!
MEZQUITA
¡Hay
arma!
CARDENAS
Y
corazón.
D.
MIGUEL
Bueno.
Venga juerga. ¡A beber!
AMPARO
¡Eso!
¡A bebé! ¡Y a canta!
SOCORRITOS
¡Y
a baila!
TARAVILLA
A
mí me retiembla el cuerpo de alegría.
(Mucha
algazara)
D.
FELIX
(Que
ha estado como ensimismado, al oír las voces, se rehace y grita
imperiosamente:) ¡Basta de risas!
D.
MIGUEL
¡Eso!
¡A bebé!... ¡A bailá!
D.
FELIX
(Lo
mismo que antes) ¡Y de baile! ¡Y de vino!
JEROMA
Pero...
Don Felisito...
D.
FELIX
¡Dejadme!
¡Quiero estar solo! (Pasa por delante de todos y se sienta en un taburete,
junto a la mesa de la izquierda, y apoya la cabeza en su mano)
SOCORRITO
(Con
resignación) ¡Vaya por Dió!
AMPARO
Pues,
mira; yo me alegro, porque a mí ya me estaba pidiendo el cuerpo descanso.
D.
MIGUEL
Pues
alza pa arriba... y a descansar. (Las empuja hacia la escalera, por donde ellas
suben un poco amoscadas)
AMPARO
Pero...
D.
MIGUEL
No
te pide descanso el cuerpo. Pues en ese descansillo está tu cuarto. (Amparo y
Socorrito entran en el cuarto que hay en el descansillo de la escalera)
CARDENAS
Venir
conmigo, que abajo nos esperan.
EL
NIÑO
Me
gusta a mí el carácter de ese mozo.
SENTIMIENTOS
¡Er
mío, cuando yo tenía su edad. (Se marchan todos por la primera izquierda)
JEROMA
(A
Taravilla, que, como siempre, está embobada mirando a don Félix) Tú, adentro.
TARAVILLA
(Suspirando)
¡Ni me mira!... ¡Ay, si me viera de damisela! (Se marcha con Jeroma por la
primera derecha)
(Pausa,
don Miguelito, que se ve a solas con don Félix, sonríe y se acerca a él)
D:
MIGUEL
¿Qué?
¿Se te va pasando la calentura?
D.
FELIX
(Con
mal modo) ¿No has oído que quiere estar solo?
D.
MIGUEL
¿Pero...
es posible que esa mujer?...
D.
FELIX
¡La
quiero, Miguelito, la quiero con toda mi alma!
D.
MIGUEL
¿Y
por qué no se lo dices?
D.
FELIX
No
me atrevo... no quiero hablarla... temo ofenderla...
D.
MIGUEL
Romanticismo...
Todo eso es romanticismo Tú, que no haces más que abrir la boca y no
hay
mujer que se te niegue... Tú, a quien no he visto retroceder ante ningún
peligro... que has hecho cara a todos... ¡y a todas! ¿Achicarte ahora? ¡Ca! Tu
amigo soy de corazón, y come atañe al corazón tu caso, voy a ayudarte.
D.
FELIX
¡Es
que ésta no es como las otras, Miguel!
D.
MIGUEL
Pues
por eso. Porque ésta es más difícil; por que ésta es altiva, arisca y brava,
has de
vencer
y vencerás. ¡Ah! Ahí viene.
D.
FELIX
¡Ella!
D.
MIGUEL
¡Calla!
(Música)
PALOMA
(Aparece
en la puerta del foro)
Aún
está aquí.
D.
FELIX
Ahí
llega ya.
D.
MIGUEL
No
sé por dónde
voy
a empezar.
D.
FELIX
Calla,
Miguel.
D.
MIGUEL
Déjame
hablar,
que
otra ocasión
mejor
no habrá.
(Dirigiéndose
resueltamente a Paloma, que se ha quedado indecisa un momento en la puerta del
foro)
Adelante,
Paloma,
de
este palomar,
y
no tengas tú miedo
que
si hay un galán
que
al acecho está...
¡no
es un gavilán!
PALOMA
(Avanzando
resueltamente)
A
mí los gavilanes,
en
mi palomar,
jamás
me dieron miedo;
aunque
ese galán
que
al acecho está...
sea
un gavilán...
LOS
TRES
Gavilanes
y palomas
juntos
en un palomar,
ya
sé quién saldrá perdiendo
si
se llegan a enzarzar.
PALOMA
(Con
mucha arrogancia)
Yo
soy Paloma
marchenera
bravía
que
ha aprendido a volar
y
hasta el cielo llegar
con
audaz valentía.
Ni
el sol lograría
que
mi frente humillara,
porque
pueden mis ojos hoy día
mirar
cara a cara
la
luz más brillante
que
mire mujer.
D.
FELIX
(Impetuoso)
Tu
altivez
me
enamora mías
que
la gracia que hay en ti.
Tú,
la bravía,
que
desafía,
sumisa,
un día
vendrás
a mí.
PALOMA
Ya
veremos quien puede más.
D.
FELIX
Jamás
lances de amor perdí.
Pongo
en el juego
mi
corazón,
loco,
ciego,
por
esta ilusión.
Quiero
humillar
esa
altivez.
Quiero
gozar
de
la embriaguez
de
tu mirar,
¡de
tu querer!
LOS
DOS
Veremos
quien ha de vencer.
D.
MIGUEL
(A
la vez)
Ya
se enzarzaron;
esto
buscaba.
¡Ahora
veremos,
Paloma
brava!
PALOMA
Ya
sé que usía
cuando
vino a Marchena
por
su rumbo encontró
o
que quiso y pidió;
¡hasta
amores de un día!
Pues
siga su rumbo,
déjeme
ya tranquila;
vuelva
usía con esos quereres,
que
no me encandila
el
brillo que a muchas mujeres
cegó.
D.
FELIX
Pues
basta ya.
PALOMA
Se
terminó.
Y,
además,
no
olvidéis
el
cantar
que
sabéis.
D.
FELIX
Ese
cantar
que
al pueblo oí
yo
lo quiero entonar
cerca
de ti
como
dulce arrullar...
(A
media vos y dulcemente)
Paloma
la Marchenera
más
brava y más repulía
que
pisa el suelo bravío
de
toda la Andalucía.
Paloma,
que por ser blanca,
de
hielo y mármol parece...
PALOMA
(Irguiéndose
desafiadora)
¡Y
como vuela tan alto
no
hay gavilán que la aprese!
(Desaparece
por la lateral segunda derecha)
(Hablado)
D.
MIGUEL
¡Tuya!...
¡Es tuya!... Me juego las narices contra un maravedí a que antes de dos días la
estás arrullando junto a su reja.
D.
FELIX
¡No
te burles!
D.
MIGUEL
Félix,
que yo conozco a las mujeres. Félix, que mujer que huye, es que quiere que la
persigan.
D.
FELIX
Esta
no.
D.
MIGUEL
Esta
es como todas.
D.
FELIX
Como
todas, no. A ésta no la ha conocido nadie ningún devaneo.
D.
MIGUEL
Eso
dicen, pero... ¡Vaya usté a saber!
D.
FELIX
(Rojo
de ira. ¡No la ofendas!
D.
MIGUEL
(Retrocede
amedrentado y fingiendo echarlo a broma,) Oye, Filisito, ¿sabes que estás más enamorado
de lo que yo creía?
D.
FELIX
(Sombrío
y con firmeza) No la ofendas.
D.
MIGUEL
(Remedándole)
No la ofendo. Pero, anda, vámonos a la calle, a ver si con el aire libre se te
aplacan los nervios.
D.
FELIX
(Echando
a andar hacia el foro) Vamos...
(Deteniéndose)
Oye, tú crees...
D.
MIGUEL
¿Qué?...
D.
FELIX
(Conteniéndose
y volviendo a dirigirse otra vez hacia el foro) No... nada; vamos.
JEROMA
(Saliendo
con Taravilla por la primera derecha)
¡Don
Félix!
TARAVILLA
(Precipitadamente)
¡Señor don Félix!
D.
FELIX
(Deteniéndose)
¿Qué queréis?
JEROMA
No
salga usía.
TARAVILLA
¡No!
¡No salga usía a la calle!
D.
MIGUEL
¿Ocurre
algo? (Paloma aparece en la segunda derecha)
JEROMA
Por
la reja que da a la callejuela, hemos visto pasar a un pelotón de sordaos que
deben ir buscando a usía.
TARAVILLA
¡Ay,
no sarga usía, por lo que más quiera!
D.
MIGUEL
(Asustado)
¡Escóndete, Felisito, que nos perdemos todos!
TARAVILLA
¡Por
su mare se lo pío, no sarga!
PALOMA
(Sin
súplica, como si fuese un mandato) No debe salir.
D.
MIGUEL
¡No
salgas!
D.
FELIX
(A
Paloma) ¿También tú me lo pides?
PALOMA
(Con
sequedad) ¿Yo?... Le aviso el peligro. Ahora, usía, puede hacer, como siempre,
su capricho. (Vuelve a entrar por la segunda derecha)
TARAVILLA
¡Es
una ortiga!
JEROMA
¡Ocúltese...
pronto!
D.
FELIX
Yo
no me escondo de nadie.
D.
MIGUEL
Por
nosotros, Felisito, por nosotros!
TARAVILLA
¡Venga
conmigo!...
D.
FELIX
(Mirando
al sitio por donde se fue Paloma) ¿Por... vosotros?... ¡Sea!
D.
MIGUEL
¡Vamos
a la cueva!
TARAVILLA
A
la cueva se va su mercé... A don Felisito lo encierro yo en mi cuarto.
D.
FELIX
(A
Miguelito) Ven. (A Taravilla) Guíanos.
TARAVILLA
(Tomándole
del brazo y dirigiéndose a la primera derecha, seguidos de don Miguelito) Por aquí. (Aparte, con mucha alegría) ¡Ay!... Ya
le he tocao el brazo... Algo es algo... (Desaparecen los tres)
JEROMA
Yo
me quedo, por si vienen... (Arregla las mesas. Coloca las sillas, etc., etc.
Pausa. Por la portalada del foro, asoma cautamente. Chacha Pepa; vieja
sirviente, que viene envuelta en un pañolón grande y negro)
CHACHA
PEPA
(Desde
la puerta, a Jeroma) ¿Estasté sola?
JEROMA
Ya
lo ve usté.
CHACHA
PEPA
(Se
vuelve hacia la calle y hace señas con la mano, como llamando a alguien)
¡Sí!... se pué entrar.
VALENTINA
(Arrebujada
en un manto negro que le cubre la cabeza y el cuerpo) ¡Ay!
JEROMA
(Sorprendida
al ver otra encubierta) ¿Eh? ¿Pero hoy es sábado?
CHACHA
PEPA
(Incomodada)
Oigasté. ¡Que acá no semos brujas!
VALENTINA
(Descubriéndose)
Soy yo.
JEROMA
(Estupefacta)
¡La condesita!
CHACHA
PEPA
(Asustada,
mira a todas partes y se lleva un dedo a la boca como suplicando a Jeroma, que se
calle) ¡Por los clavos del Cachorro!
VALENTINA
(Alegre,
decidora, ingenua) Justamente. Valentina Jiménez de Sandoval y Ponce de León, hija
única del señor Conde de Hinojares. Heredera de su fortuna, heredera de sus
títulos y hasta hay quien dice, que bonita; pero ¡ay! ¡La mujer más desgraciada
del mundo!
JEROMA
(A
Chacha Pepa) Pero ¿esto qué es?
CHACHA
PEPA
Una
guillaura.
VALENTINA
Tú,
Chacha Pepa; calla, vete y déjame; que aquí estoy segura.
JEROMA
Como
en un templo.
CHACHA
PEPA
Deseandito
estaba yo de largarme, que no me gusta verme en estos berenjenales.
VALENTINA
Si
te preguntan en casa, ya sabes...
CHACHA
PEPA
Sí.
Que está usía con las hermanitas Descalzas. Ya sabe su papá que usía es devota.
¡Con Dio! (Se va por el foro)
JEROMA
Bueno;
pero yo no me explico...
VALENTINA
¿A
qué vengo? Voy a decírselo... Oiga, Jeroma; usted también habrá tenido quince
años, ¿no?
JEROMA
¡Ay,
hase mucho tiempo!
VALENTINA
¿Y
habrá estado enferma de amor?
JEROMA
Y
en peligro de muerte. Pero me curé, señorita condesa, me curé yo misma.
VALENTINA
¿Cómo?
JEROMA
Dándole
a mi enfermedad too lo que me pedía.
VALENTINA
(Decidida)
Pues así voy a curarme yo.
JEROMA
(Asustada)
¿Qué dice usía?
VALENTINA
¡Lo
que oye!
JEROMA
¡Ay!
Esta excelentísima damisela está medio majareta.
VALENTINA
Júreme
usted que va a ayudarme, sin traicionar mi secreto.
JEROMA
¡Jurao!
VALENTINA
Pues
bien... (Bajando la voz y mirando a todas partes) Yo estoy enamorada...
JEROMA
(Concluyendo
la frase) De don Félix Samaniego.
VALENTINA
(Sorprendidísima)
¿Cómo lo sabe usted?
JEROMA
Porque
esa enfermedad la padecen ahora toas las mujeres de Marchena, desde los quince
a los cincuenta.
VALENTINA
(Exaltándose
y con terquedad de niña mimada) ¡Pero es que yo necesito que él me quiera a mí,
nada más! ¡Eso es! ¡A mí sólita!
JEROMA
Muy
bien pensao.
VALENTINA
(Elevando
la voz cada vez más, sin darse cuenta) ¡Tiene que ser mío! ¡Mío! ¡Mío!
JEROMA
No
maulle usía tan alto que pueden oírla.
VALENTINA
Y
a eso vengo... se que esta tarde hay fiesta en el ventorrillo; se que él no
faltará, y como he decidido que se fije en mí... como quiero enamorarle, sea
como sea, he pensado una cosa, que...
ORENTINIO
(Aparece
en el portalón del foro. Viene mal trajeado, lleno de polvo y con cara de
hambre y cansancio) ¡Ave María!
JEROMA
(A
Valentina) Silencio...
ORENTINO
(Más
alto) ¡Ave María!
VALENTINA
¿Quién
será este pájaro?
ORENTINO
Ave...
JEROMA
(Con
mal modo) Ya hemos oído... el aleteo.
¿Quién
es usted?
ORENTINO
Un
mísero de mi; un ¡ay, infelice, que a estas horas, no ha probado aún el salero
del Altísimo!
JEROMA
¿Y
qué desea?
ORENTINO
Vivir.
VALENTINA
¿Y
de dónde viene?
ORENTINO
De
Madrid. El siete de octubre hubo una lucha espantosa entre los ayacuchos y la
guardia de palacio... Querían llevarse a las niñas. Hubo tiros, prisiones...
Yo, al segundo tiro, salí corriendo... porque un servidor...
VALENTINA
Quiere
vivir.
ORENTINO
Usted
lo ha repetido. Llevo una infinidad de meses corriendo y dos días sin comer. La
noche de ayer, la pasé durmiendo en el quicio de esa puerta... (Señalando la
del foro) He
averiguado
que usted (Por Jeroma) tiene un corazón de oro y además tiene servidores en
el
ventorrillo. ¿No podría ser un servidor, otro servidor?
JEROMA
(Incomodada)
Usted no puede servir aquí más que de estorbo. ¡Conque huyendo de Madrid! ¡Cobarde!...
¿Y no le da vergüenza presentarse así?
ORENTINO
Si
me deja un cepillo, yo le juro que...
JEROMA
¿Un
cepillo? ¡Un trabuco es lo que debe usted pedir! ¡Y si quiere comer, cómase a
sí mismo! ¡So gallina! ¡Vamos, señorita! (Se dirige a la segunda derecha
seguida de Valentina y desaparecen las dos)
VALENTINA
(Al
marcharse) ¡Pobre muchacho! (Mutis)
ORENTINO
(Solo)
¿Y ésta es la mujer que tiene buen corazón y buenas entrañas? Como no sea que tenga
casquería y le alaben el género, no me lo explico.
D.
FELIX
(Saliendo
por la primera derecha con Don Miguel) Bueno está ya. A la bendita calle me voy,
que aquí me ahogo.
D.
MIGUEL
Felisito
no hagas locuras.
ORENTINO
(Fijándose
en ellos) A. ver si de estos saco algo. (Alzando los brazos y como si no los
hubiese visto) ¡Señor!
D.
FELIX y D. MIGUEL
(Deteniéndose)
¿Eh?
ORENTINO
(Sin
mirarles) ¡Señor! ¿Para qué me has traído a este mundo? ¿A qué vine?... ¿Qué hago
yo aquí?
D.
MIGUEL
¿Qué
hace usted aquí?
ORENTINO
Eso
me estaba preguntando, caballero.
D.
FELIX
¿Quién
es usted?
ORENTINO
Un
mísero de mí... un ¡ay! infelice. Anoche llegué a esta ciudad y, cansado por mi
larga caminata, me recosté en el quicio de esta puerta...
D.
MIGUEL
¿Ha
pasado usted ahí toda la noche?
ORENTINO
Hasta
que lució el aurora.
D.
FELIX
¿Durmiendo?
ORENTINO
A
ratos, sí; a ratos, no. Porque de madrugada me despertó un pisotón que, al
abrir ese portal, me dio un caballero que salía, y... (En este momento aparece
Un Embozado, con un sombrero muy ancho, que le cubre la parte de cara que no
tapa el embozo y chista fuerte desde la puerta del foro)
EMBOZADO
(Interrumpiendo
a Orentino) ¡Chiss!
LOS
TRES
(Vuelven
la cara) ¿Eh?
D.
FELIX
¿A
quién llama?
EMBOZADO
(Señala
a Orentino)
ORENTINO
¿A
mí?
EMBOZADO
(Afirma,
moviendo la cabeza)
ORENTINO
¡Oh,
dioses implacables! ¿Qué nueva calamidad me sobreviene?
EMBOZADO
(Le
hace señas con la mano para que se acerque)
ORENTINO
(Acercándose,
temeroso) ¿Si traerá bajo la capa un trabuco naranjero?
EMBOZADO
(Repite
la llamada)
ORENTINO
¿Qué
deseáis de mí?
EMBOZADO
(Saca
por debajo de la capa una mano, en la que lleva un bolso con dinero, que
entrega a Orentino)
ORENTINO
(Tomando
el bolso) ¿Esto qué es?
EMBOZADO
(Poniéndose
un dedo sobre la boca, sin dejar el embozo, indicando silencio) ¡¡Chiss!!
ORENTINO
Pero
es que... la… lo...
EMBOZADO
¡Chiss!
(Desaparece)
D.
FELIX
¿Qué
misterio es éste?
D.
MIGUEL
Ahora
veremos.
ORENTINO
(Que
ha abierto el bolso; estupefacto) ¡Por Júpiter, convertido en lluvia de oro!..
(Metiendo la mano y sacando varias monedas de oro) ¡Sí! ¡Es dinero! ¡Onzas!
¡Medias onzas! ¡Ochentines! ¡Y un papel! (Lo saca también del bolso)
D.
MIGUEL
¿Qué
dice?
ORENTINO
(Leyendo)
«El silencio es oro.» ¡Dios mío!... Sueño?... ¿Desvaría mi mente o es esto un fenómeno
del hambre?
D.
FELIX
(Sonriendo
amargamente) ¡No! Esto... ya me supongo lo que es. Siga usted, buen hombre; decía
usted que, de madrugada, se abrió ese portal, salió un embozado y...
EMBOZADO
(Apareciendo
otra vez por el foro) ¡Chiss! (Desaparece)
D.
FELIX
(Sale
corriendo tras él) ¡Ah! ¡Yo te alcanzaré!
(Desaparece
por el foro)
ORENTINO
(Sorprendido)
¿Qué pasa?
D.
MIGUEL
Pasa
que usted, sin querer, ha descubierto que nadie podría sospechar.
ORENTINO
¿Yo?
D.
MIGUEL
Usted.
Dígame... Cuando salió ese embozado...
ORENTINO
(Que
lee otra vez el papel) ¡Ah! Ya comprendo...
D.
MIGUEL
¿No
le despidió una mujer?...
ORENTINO
(Sonando
el bolso) El silencio es oro.
D.
MIGUEL
¡Ah!
¿No quiere usted decir?...
D.
FELIX
(Volviendo
a salir por donde se marchó) Nada. No he podido alcanzarle.
D.
MIGUEL
Pues
a éste no le sacamos ni una palabra.
D.
FELIX
¡Ahora
lo veremos! (Dando voces) ¡A ver!... ¡¡Todos aquí!! ¡Amparo!... ¡Socorro!...
ORENTINO
¿Es
que pide auxilio?
D.
FELIX
Es
que... voy a obsequiarte con una juerga.
D.
MIGUEL
(Bajo,
a Don Félix) ¿Qué vas a hacer?
D.
FELIX
Emborracharle.
¡Así verás como habla!
AMPARO
(Saliendo
al rellano) ¿Nos has llamao?
SOCORRITO
(Idem)
¿Pasó ya la mala hora?
D.
FELIX
A
ver. ¡Jeroma! ¡Esos tocaores!... ¡Esas cantaoras!...
JEROMA
(Por
la segunda derecha) ¿Quién da esas voces?
UNA
MOZA.
(Entrando
con el Coro General) Aquí está ya la güeña gente.
OTRO
MOZO
¡Venga
jaleo!
OTRO
¡Eso,
a divertirse! (Van acomodándose todos en sillas y bancos; otros, preparan las
bandejas de dulces, los lebrillos de pestiños, etc., etc. Amparo y Socorrito después
de hablar con don Félix, se sientan al lado de Orentino, y don Miguel con ellos,
a la izquierda. Por la primera izquierda salen Sentimientos, Pituti y Mezquita)
SENTIMIENTOS
¿Ha
llegao nuestra hora?
D.
FELIX
Quien
ha llegado es un amigo mío y quiero obsequiarle con lo mejor de la casa. ¡Que
salga la Paloma!
JEROMA
La
Paloma no quiere salir.
D.
FELIX
¿Y
quién va a cantarnos?
VALENTINA
(Vestida
de flamenca, por la segunda derecha) ¿Sirvo yo?
ORENTINO
¡Mi
santo progenitor! ¡Qué flamenca!
D.
MIGUEL
(Asombrado,
se levanta) ¡La Condesita!
VALENTINA
(Acercándose
a él y mirándole fijamente y con mucho desparpajo) ¿Cómo ha dicho su mercé?
D.
MIGUEL
(Turbadísimo,
inclina la cabeza) Yo...
VALENTINA
(Con
más descaro aún) ¿Estasté loco o borracho?
D.
FELIX
(Que
ha estado hablando con Amparo y Socorrito se acerca a ellos) ¿Qué pasa?
D.
MIGUEL
(Seco)
Nada.
D.
FELIX
Pero,
habla... ¿Qué te ocurre?
VALENTINA
(Desafiando
a don Miguel) Habla, hombre; habla.
D.
MIGUEL
No
tengo nada que hablar.
ORENTINO
(Aparte)
¿Le habrán dado otro bolso como el mío?
JEROMA
(Acercándose
con dos cañeros llenos de vasos de vino) ¡Aquí está la bebía!
VALENTINA
Y
la alegría, aquí. (A Sentimientos, Mezquita y Pituti, que se han sentado y
preparan las guitarras) ¡Maestros!... A ver cómo me acompañan esas sonantas.
LOS
TRES
(Rasgueando)
¡Amos a ver!
(Música)
TODOS
Bailaores,
tocaores
y
la bebía,
Son
las tres cosas güeñas
de
Andalucía,
y
la alegría
una
jembra cantando
coplas
sentías.
Venga,
arma mía,
que
va a durar la juerga
cuarenta
días.
ORENTINO,
AMPARO y SOCORRITO
Con
este mujerío
y
esta bebía,
no
hay en el mundo ya
dolor,
ni padecer,
y
arrímate pa acá
verás
lo que es querer.
(Beben
los tres)
VALENTINA.
Tres
horas antes del día
la
lunita buscaba al sol,
va
de lucero en lucero,
¡ay!,
buscando su resplandor.
Tengo
un querer forastero
que
por los ojos entró;
voy
de suspiro en suspiro,
¡ay!,
buscando su corazón.
La
primera rosa,
la
más primorosa,
que
den mis rosales,
al
entregársela, diré...
Tómala.
Tómala,
que es tempranera,
y
tu corazón y el mío
dentro
van uníos
en
un solo ser.
Tómala;
tenia
dentro de tu pecho
debajo
e siete llaves,
pa
que ya en la vía
se
salga de él...
Tómala,
mi
querer
te
la da.
Pregonero,
pregonero,
ve
y publícame este pregón:
¿De
quién es este cariño
que
he encontrao en mi corazón?
Toíta
la gente lo sabe
y
el bien de mi vida, no.
Pregonero,
pregonero,
ve
y publícame este pregón.
TODOS
(Mientras
bailan dos muchachas)
La
gracia de Dios,
la
flor de la sal
la
tiene tu boca
de
miel y coral.
Olé
la gachí
graciosa
y juncal
que
luce ese cuerpo
de
palama real.
Si
cantas pa mí,
pues
no hablemos más,
me
doy con mi sombra
diez
mil púnalas.
D.
FELIX y VALENTINA
¡Así
hace quien sabe
querer
de verdad!
(Hablado)
UNOS
¡Ole!
OTROS
¡Bueno
va!
SENTIMIENTOS
¡Bordao!
VALENTINA
(Sentándose
frente a don Félix; Junto a la mesa que quedará entre los dos) ¿Le ha gustao a
usía mi cante?
D.
FELIX
(Tomándole
una mano) Tanto como tu cara.
ORENTINO
(Que
no ha cesado de beber, incitado por Amparo y Socorro. Casi borracho) Venga más bebía.
D.
FELIX
(Tomando
un vaso y ofreciéndoselo a Valentina) ¿Quieres beber en mi vaso?
VALENTINA
¿Por
qué no? Así sabrá usía mi secreto. (Levanta el vaso)
CONDE
(Apareciendo
en el foro. Viene sin capa) ¡Salud a los que se divierten!
JEROMA
(Que
anda sirviendo vino, se queda extática al verle) ¡El señor Conde de Hinojares!
VALENTINA
¡Mi
padre! (Cae de bruces sobre la mesa, ocultando la cara entre los brazos)
D.
MIGUEL
¡La
catástrofe!
CONDE
(Avanzando)
Siga... siga la fiesta.
D.
FELIX
(Pretendiendo
levantar a Valentina) Tú, flamenquilla; baila.
CONDE
(Deteniéndose
junto a Valentina) ¿Eh? ¿Qué le pasa a esta chiquiya?
JEROMA
(Acudiendo
solícita) Na... debe ser un mareíyo... Como no está acostumbrá a la bebía...
D.
FELIX
Pero
si no ha hecho más que probarlo...
CONDE
Cosas
de la gente nueva. En nuestros tiempos, las flamencas no perdían la cabeza tan
pronto. ¿Verdad, Jeroma?
JEROMA
(Sentenciosa)
Verdad, señor Conde.
D.
FELIX
(A
Orentino, que está a su lado bebiendo, indicándole al Conde) Mira a ese
caballero.
ORENTINO
¿A
cuál?
D.
FELIX
Aquél.
ORENTINO
(Le
mira, se restrega los ojos y dice aterrado) ¡Requicio!
D.
FELIX
(Con
ansiedad) ¿Le conoces?
ORENTINO
(Duda,
le mira y, de repente, agarra el vaso del vino, diciendo:) El silencio, es oro.
D.
FELIX
(Con
rabia) ¡Era él! (Se levanta)
D.
MIGUEL
(Deteniéndole)
¿Dónde vas?
D.
FELIX
(Zafándose
violentamente) Déjame. (Acercándose al Conde) ¿Y ahora no hay ninguna flamenca
que pierda la cabeza por el señor Conde?
CONDE
(Amable)
Yo, señor don Félix, no tengo hoy más que dos amores. Uno, es mi hija...
D.
FELIX
(Rabioso)
Y el otro...
CONDE
(Atajándole)
Mi patria. (Volviéndose a Jeroma) Pero ¿y Paloma? ¿Dónde está Paloma, para que
nos cante algo?
JEROMA
Paloma,
no quiere salir.
CONDE
(Muy
alegre) ¿Cómo que no?... Ahora lo veremos. (Entra por la segunda derecha.
Apenas ha desaparecido, se levanta Valentina y, escurriéndose entre los que
beben y comen, sale huyendo por el foro)
JEROMA
(Al
ver salir a Valentina) ¡Gracias a Dios!
D.
FELIX
(Viéndola
huir) ¿Eh? ¿Adonde va esa?
D.
MIGUEL
¡Quieto!
No la sigas...
D.
FELIX
Pero...
esa mujer...
D.
MIGUEL
Es...
Valentina; la hija del señor Conde de Hinojares.
D.
FELIX
¡Estás
borracho!
D.
MIGUEL
¡Ojalá!
D.
FELIX
¿Y
a qué ha venido aquí?
JEROMA
A
ver a usía.
D.
FELIX
¿A
mí?
D.
MIGUEL
Pero
¿qué las das, hijo mío, para que hagan tantas locuras?
CONDE
(Sacando
a Paloma por la segunda derecha) ¿Ven ustedes cómo lo he conseguido? Paloma va
a cantar.
TODOS
¡Y
ole!
CONDE
(En
voz baja, a Jeroma) ¿Y Cárdenas?
JEROMA
(Idem)
En la cueva, con los otros.
CONDE
(En
voz alta) ¡Señores! Voy yo mismo a escoger vino a mi gusto. (Entra por la
primera izquierda)
D.
FELIX
Escucha,
PALOMA
PALOMA
Usía
a lo suyo... Yo, a lo que he venío. Vengan parmas, señores.
ORENTINO
(Al
verla) ¡La otra!
D.
FELIX
¿Qué
dices?
ORENTINO
(Borracho
ya) Que sí... que ésta es la de anoche... La que acompañaba al caballero...
la... (Se le cae el bolso del dinero y, al recogerlo del suelo, dice:) ¡El
silencio es oro!
D.
FELIX
(Con
ira y amargura) ¡Era ella!
PALOMA
¡Ahí
va mi copla!
D.
FELIX
Antes
la mía. Paloma, cantar yo también voy a cantar.
(Música)
D.
FELIX
¿A
qué presumes de brava,
palomita
marchenera,
si
cuando llega la noche
yo
sé que eres volandera?
PALOMA
(Nerviosa)
¿Va
esa copla con segunda?
D.
FELIX
(Burlón)
Si
la copla te picó
es
señal que de la avispa
has
sentido el aguijón.
PALOMA
(Avanzando,
retadora)
¿Qué
quiere decir usía?
D.
FELIX
Lo
que has entendido tú.
JEROMA
(Interviniendo)
¡Don
Félix! Pero ¿qué es esto?
D.
MIGUEL
¡Perdió
el sentido común!
PALOMA
¡La
copla me suena a ofensa!
D.
FELIX
¿Ofende
lo que es verdad?
PALOMA
(Agresiva)
¡Don
Félix!
TODOS
(Avanzando
como para interponerse)
¡Paloma!
PALOMA
(Revolviéndose
e imponiéndose con un ademán)
¡Quietos!
Que
le voy a contestar.
(Con
mucha entereza)
¡Si
algún mal nació
habló
tanto así!
Si,
para ufanarse,
motivos
le di,
¡que
no sea cobarde!
Que
diga ahora aquí,
delante
de todos,
¡qué
sabe de mí!
TODOS.
(Tranquilizándola)
¡Paloma,
ten calma!
¿Quién
duda de ti?
PALOMA
(Señalando
a don Félix)
¡Ese
hombre!
TODOS
¡Don
Félix!
PALOMA
¡Don
Félix!
D.
FELIX
(Con
arrogancia)
¡Yo,
sí!
Y
tengo motivos,
que
voy a decir.
PALOMA
¿Y
pruebas?
D.
FELIX
(Con
firmeza)
¡Y
pruebas!
¡Yo
no sé mentir!
Cuando
en la noche callada
duerme
Marchena tranquila,
tras
esa puerta cerrada
(Señala
la del foro)
una
flamenca vigila.
Se
oye llamar a la puerta
con
cuidado.
y
una vez esa puerta entreabierta,
pasa
un galán embozado...
y...
como fin el lance da
la
Paloma lo dirá.
TODOS
Cuando
en la noche callada,
etc.,
etc.
PALOMA
(A
la vez: aterrada y en voz baja)
¡Mare
de mi arma!
MUJERES
¡Qué
pálida está!
HOMBRES
Cuando
ella se calla
debe
ser verdad.
D.
FELIX
¿Queréis
ahora pruebas?
JEROMA
Bueno;
basta ya.
PALOMA
(Casi
desvanecida)
¡Virgen
de los Reyes!
¡Ya
no puedo más!
(Se
apoya en el respaldo de una silla para no caer sin sentido)
CONDE
(Entrando,
muy alegre, por la primera izquierda)
Pero
¿qué hacéis tan parados?
¡Vaya
una fiesta sombría!
D.
FELIX
¡El!
PALOMA
(Al
oír la voz del Conde se rehace y adelanta fingiendo mucha alegría)
¡Dice
bien el señor Conde!
¡Señores,
venga alegría!
¡Esas
guitarras! ¡Que suenen!
¡Y
ahí va una copla sentía!
(La
empieza con mucha valentía y, poco a poco va cediendo, venada por la emoción,
hasta que termina llorando)
Si
por una mala lengua
con
mi pena te diviertes...
¡¡Mardita
sea... la hora...
que...
yo... he... pen... sao en quererte!!
CUADRO Y TELON
FIN DEL ACTO PRIMERO
ACTO SEGUNDO
La
feria de Mairena. Ancho campo, lleno de sol y con. escasa arboleda. En la
lejanía, montecillos y las primeras estribaciones de la sierra. Una ermita,
lejana, y a su lado un arroyuelo que cruza la campiña. En escena: lateral
primera derecha, fachada de un ventorrillo, sobre cuya puerta de entrada hay un
recio emparrado, sostenido sobre pilarotes de piedra. Bajo el emparrado, y de
frente al público, un columpio, Poyo de piedra junto a la pared de la fachada,
y a altura conveniente un tablero lleno de alcarrazas con agua. Al otro lado de
la puerta, una tinaja grande. En la lateral segundo término derecha, un tenderete
o sombrajo, donde ha instalado su freiduría de buñuelos una gitana. Se ve el
anafe de yeso, la caldera para freír, una zafra de aceite, un lebrillo con masa
y una mesilla con otro ladrillo lleno de buñuelos. Un banco de madera, largo y
estrecho, al fondo, frente al tenderete. Dos o tres árboles frondosos en la
escena.
Al
levantarse el telón, el coro general, formando pintorescos grupos, beben y
comen avellanas, almendrados, buñuelos, alajú, etc., etc., que les venden: un
judío moro, con chechia, balandrán y faja; lleva en un brazo una ristra de
babuchas de tafilete, encajadas unas en otras, y en la mano, una cesta, larga y
estrecha, llena de dátiles. Un aguador, con traje de gallego (montera, calzón
corto y faja), apoyada sobre el hombro izquierdo una cántara de agua, que
sujeta por el asa, con la mano derecha pasada por encima de su cabeza; en la
cintura, y sujeta por una correa, lleva una hortera con el dinero; dos vasos
para agua y uno para panales. Un majo, en mangas de camisa y don dos espuertas,
colgando cada una de un hombro, cuyas espuertas van llenas de naranjas. Otro
muy viejecito, con una cesta de junco semejante a la de los dátiles que lleva
el moro, y que va también repleta de almendrados, alfajores envueltos en
papeles de color, barras de turrón en pedazos, etc., etc. En el centro de la
escena varias muchachas, sentadas en di suelo, y varios mozos, en pie, detrás
de ellas, palmotean al compás del zapateadlo que baila otra Mujer en el centro
del corro. Varias gitanas, jóvenes y viejas, van de grupo en grupo ofreciendo sartas
de buñuelos, que fríe en su tenderete un gitano en mangas de camisa. En el
columpio de la izquierda, y de cara al público, está columpiándose Paloma al impulso
que dan al columpio dos mozos ¡sentadas en el poyo, varias muchachas beben vino
y comen chucherías que les ofrecen otros majos. La Señá Jeroma, sentada en un escaño
con asiento de, junco, se abanica.
Los
trajes de las muchachas son de andaluzas, no gitanas. Algunas llevan mantilla;
otras, rebozo. Todas, media blanca y zapato descotado. Los mozos de catite y
calzón corto con botón jerezano; otros, de calañés y pantalón largo, muy
estrecho, y algunos (pocos), de lechuguimba. Mucha animación, palmas, etc.,
etc.
Son
las tres de la tarde del 15 de abrid del año de gracia 1842.
(Música)
TODOS
¡Viva
abril, que es alegría
y
trae dos cosas güeñas:
la
primavera floría
y
la feria de Mairena!
UNA
VENDEDORA
¡Naranjas
como la grana!
UN
AGUADOR
¡Agua
de la fuente, fría!
UN
MOZO
(Tenor)
¡Armendraos
y arvellanas!
UN
MORO
¡Dátiles
de Berbería!
LOS
QUE RODEAN A LA QUE BAILA
(A
compás de las palmas)
Zapatéate,
serrana,
jaste
ese cuerpo peaso,
que
si no tienes dinero
yo
te mercaré zapatos.
PALOMA
(En
el columpio)
Ar
compás del columpio,
mis
pensamientos,
poco
a poco va echando
penas
al viento.
Mese
que mese,
que
ningún hombre vale
lo
que párese.
LOS
QUE ESTAN CON ELLA
(Animando
a los que la mecen)
Anda,
dale fuerte;
anda,
dale más;
pá
que la Paloma
cante
otro canta.
PALOMA
Si
me dais tocino
me
vi a marear,
y
si me mareo
no
podré cantar.
LOS
HOMBRES
(Acercando
un vaso lleno de manzanilla)
Pues
ahí va esta caña,
tómatela
ya,
que
la manzanilla
te
refrescará.
LAS
MUJERES
(Acercando
platillos con aceitunas)
Y
ahí van asitunas
de
las aliñas,
que
a la manzanilla
más
sabor le da.
(Todos
beben, comen y ríen)
LOS
DEL BAILE
¡Zapatéate,
serrana!
¡Uy
qué cuerpo má juncá!
GITANA
(Acercándose
a los del columpio)
¡Quién
me compra estos buñuelos,
que
son como bolas de oro
y
crujen entre los dientes
de
tiernos y de sabrosos!
Cómprelos
usté, mairina,
que
se los da la gitana,
y
usté los paga si quiere,
y
si no, güerva mañana.
JEROMA
(A
la Gitana)
¡Dame
dos docenas,
que
estén bien doraos,
y
no pongas mucha asúca,
porque
tengo este cormiyo
picao!
(La
Gitana le da dos sartas de buñuelos, que Jeroma paga y reparte entre todos)
PALOMA
(Desde
el columpio)
Mocito
que estás mirando
ven
y me columpiarás,
que
los que me están mesiendo
no
tienen fuerzas pa na.
TODOS
¡Alegría!
¡Viva
abril, que es alegría,
etc.,
etc.
PALOMA
(Que
ha descendido del columpio, jaleando y cantando a las que bailan)
Cuando
te veo mové
a
compás esos pies
pa
baila,
me
entran cosquillas
y
jormiguillas...
Muévete
más,
que
de Cádiz hasta Sevilla
no
hay pantorriya mejor forma.
Es
la flor de la maravilla
esta
chiquilla tan resala.
TODOS
Tu
cuerpo juncal,
moviéndose
así,
no
hay na más gracioso,
marchoso
y cañí.
¡Pa
mí!
(Hablado)
JEROMA
¡Así
me gusta verte! ¡Alegre, satisfecha, cantando como un pajarillo en la rama!
PALOMA
A
lo mejor, en vez de cantar estoy trinando.
JEROMA
Pues
trina y alborota. To menos seguir con esa cara de grifo que has tenido estos
días.
PALOMA
Acérqueme
usté esa alcarraza, que tengo la garganta como un esparto.
JEROMA
(Alcanzando
una del tablero) ¿La quieres con un poquito de anís? ¿O te sentaría mejor con un
panal?
PALOMA
Como
sea. ¿Qué hora es?
JEROMA
Las
cuatro y pico.
PALOMA
(Bajando
del columpio) ¿Ya?
JEROMA
¿Pero
no has notao que nos vamos quedando solas? ¡Toa la gente se ha dio al rodeo pa
ver llegar a los caballistas! ¡Y que no viene casi nadie! ¡Usías de Sevilla,
caballeros de Jerez, señoritos de Cádiz y hasta gente de Algeciras! ¡El Conde
de los Hinojares, según me ha dicho su hija, se ha gastao más de cien onzas en
los nuevos arreos del caballo! ¿Pos y don Félix?... Anoche me dijeron que don
Félix...
PALOMA
(Que
había acercado la alcarraza a sus labios, al oír nombrar a don Félix la deja
sobre un banquillo con gesto de rabia) ¿Quié usté dejarme en pa?
JEROMA
(Desconcertada)
¡Josú, niña! ¿Qué genio es ese?
PALOMA
(Levantándose
y pasando al otro lado) ¡Que ya estoy harta de tanto don Félix! Que desde la otra
noche, que delante de to el mundo me afrentó, estoy deseando echármelo a la
cara pa decirle que no, que de mí no hay quien pueda habla, que no hay quien
conmigo pueda ufanarse... Y por eso canto. Y por eso ríe. Pa disimular esta
rabia que me ahoga y esta pena que me consume. ¡Rabia por lo que me dijo, pena
porque él lo haya creído!...
JEROMA
¿Y
a ti qué te importa lo que piense de ti ese señor?
PALOMA
(Dándose
cuenta de su actitud y reprimiéndose) ¡Es verdad!... ¡A mí qué me importa!... (Cae
sentada en un banco y oculta la cabeza entre las manos)
JEROMA
(Mirándola
y con acento sentencioso) ¡Ay, Paloma, que me parece que...
PALOMA
(Bravía,
alzando la cabeza) ¿Qué?
JEROMA
(Disimulando
y alargándole la jarra) Na... Toma... Bebe... (Paloma la mira, y, ocultando su
turbación, toma la alcarraza, disponiéndose a beber)
D.
MIGUEL
(Por
la segunda izquierda. Al ver A cuadro, se para en el centro de la escena, y,
adoptando una postura flamenca, dice, dirigiéndose a Paloma)
Bebiendo
está la Paloma
por
su boquita e sortija;
bebiendo
está por corales
quien
por jazmines respira.
JEROMA
¡Josú,
qué copla!
PALOMA
(Dejando
de beber y levantándose) ¡Don Miguelito!
D.
MIGUEL
(Saludando
con exagerada cortesía) ¡Un admirador!
JEROMA
(Recogiendo
la alcarraza que le entrega la Paloma y dejándola en la tallera) ¡Romantiquillo
está el tiempo!
D.
MIGUEL
¡Qué
le vamos a hacer! Desde hace dos días, todos estamos cambiados. Yo, haciendo
coplas; Orentino, ese desarrapado, que se me presentó hace tres noches en la
venta vistiendo como un marqués y gastando como un rey moro.
JEROMA
¿Y
de dónde lo saca?
D.
MIGUEL
¡Qué
sé yo!... ¡Aquí todo el mundo vive en grande desde el jueves pasado! ¡Hasta
Taravilla!
JEROMA
¿Taravilla?
¿La moza e la venta?
D.
MIGUEL
Acabo
de encontrármela en el Rodeo con una porción de mocitas, vestía y adorna como para
poner la moda este año en la feria.
JEROMA
Así
está Cárdenas de celoso, que corta un pelo en el aire.
PALOMA
(Rencorosa)
¡Castigue Dios al que tenga la culpa!
D.
MIGUEL
Para
la guitarra, que ese ya es otro baile.
PALOMA
(Revolviéndose
altiva y con desprecio) ¿Qué quié usté decir?
D.
MIGUEL
(Hipócritamente)
Que el pobrecito don Félix está más cambiado que todos nosotros.
JEROMA
Pues
él no deja de divertirse...
PALOMA
Y
de rondar la reja de la señorita Valentina, la hija del señor Conde de los
Hinojares.
D.
MIGUEL
(Fingiendo
candidez) ¡No es posible!
PALOMA
Lo
he visto yo, en dos noches, lo menos diez veces.
JEROMA
(Tratando
de disculparla) Como su ventana cae frente a la reja...
D.
MIGUEL
¿Y
lo has visto tú?
PALOMA
¡Yo
misma!
D.
MIGUEL
Señal
que tú también estás al acecho.
PALOMA
(Dándose
cuenta de su torpeza) ¿Eh? ¿Qué quiere usté decir?
D.
MIGUEL
Nada,
mujer; no te sulfures. Pero si don Félix te ve en la reja puede pensar que le
estás acechando...
PALOMA
(Casi
llorando de despecho) ¿Oye usté, tita? ¿Oye usté? Yo tengo que hablar hoy mismo
con ese hombre... (Medio mutis)
JEROMA
Pero
¿adonde vas?
PALOMA
¡A
buscarlo por toa la ferial! ¿No dice usté que ha venío a Mairena?
D.
MIGUEL
Si
no ha venío está al llegar. Así se lo ha prometido a la señorita Valentina en
carta que yo mismo la entregué esta mañana de parte de don Félix.
JEROMA
¡Ah!
¿Usté le ha llevao...?
PALOMA
(Estallando)
Bueno, ¿y a mí pa qué me cuenta usté eso? ¿Se le pregunta a usté argo? ¿Me
interesa a mí argo? Pos cállese la boca y que no se entere nadie del papelito
que hace usté a su edad, porque le van a decir una palabra que no está bien que
se le llame a los viejos. ¡Vamos, madrina! (Se va como un cohete por el foro
derecha)
JEROMA
(Mirando
con lástima a don Miguelito) ¡Pa lo que ha quedao usté, don Miguelito! (Se va detrás
de Paloma)
D.
MIGUEL
¡Me
han dejado de piedra!... Y menos mal que no me han dicho esa palabrita tan fea que
no caigo cuál puede ser.
GITANA
(Acercándose
a don Miguelito) ¿Te la digo, flamenquillo?...
D.
MIGUEL
(Rápidamente)
No, no me la digas, que ya he caído.
GITANA
Pos
vente a mi puesto. Tengo irnos buñuelos que son puro almíbar.
D.
MIGUEL
(Furioso)
¿Quieres hacer el favor de irte al infierno?
GITANA
(Separándose)
¡Josú! Solo vayas, verdugo...
D.
MIGUEL
¡Este
don Felisito me obliga a haser unas cosas!...
D.
FELIX
(Por
la segunda izquierda, riendo escandalosamente) ¡Ja, ja, ja!...
D.
MIGUEL
Sí,
ríete, ríete, que has hecho una gracia.
D.
FELIX
¿Le
dijiste todo?
D.
MIGUEL
Y
en tu busca va como una flecha...
D.
FELIX
Pues
me encontrará; me encontrará dentro de poco, llevando en la grupa de mi potro a
Valentina, la hija del señor Conde de Hinojares.
D.
MIGUEL
(Asombrado)
¡Félix!
D.
FELIX
¡Lo
que oyes! He de vengarme de los dos. De esa mujer, porque me engañó con su
altivez...; de ese hombre..., porque... no sé..., porque él es el preferido...,
porque sin duda los dos se reían de mí, cuando yo la enamoraba con el más puro
de mis sentimientos...
D.
MIGUEL
Ten
cuidado, que el Conde de Hinojares...
D.
FELIX
(Con
orgullo) No te pido consejo. Citada tengo aquí a Valentina, y en la grupa de mi
potro ha de verla en la feria todo el mundo. Vete. Déjame solo, que es la hora
de la cita.
D.
MIGUEL
¿Pero
acudirá Valentina?
D.
FELIX
(Señalando
a la casita del emparrado que hay en la lateral primera izquierda) Ahí está.
Place una hora llegó en una calesa con Cárdenas y una vieja que la acompaña...
Conque largo, que me estorbas. (Se sienta en un banco que hay junto a la
buñolería)
D.
MIGUEL
¡No!
¡Esto no lo consiento! Yo agarro a Paloma y me la llevo de Mairena, o la hago
entrar en cualquier sitio, porque si los ve... ¡es capaz de hacer alguna
locura! ¡La conozco! ¡Esa es de las que tiran con bala! (Se marcha por el foro derecha)
(Valentina sale por la puertecilla lateral primera izquierda. Viene lujosamente
vestida de maja andaluza, con peina, mantilla de encaje y flores en el pelo.
(Música)
VALENTINA
(En
el mismo hueco de la puerta)
Frente
al tenderete
de
la buñolera,
Félix,
en su carta,
dice
que me espera.
Es
una locura
la
que voy a hacer;
pero
aquí, en la feria,
¿qué
puedo temer?
(Sube
al columpio y se mece)
Del
columpio el vaivén
semeja
el dudar
de
mi alma también.
Va
del miedo al placer
con
loca ansiedad
y
no sé qué hacer...
Ya
mi anhelo conseguí
de
realizar aquel
capricho
que sentí,
y
por mí
muy
pronto llegará
según
me dice aquí.
(Saca,
la carta)
¡Ay,
cuánto tarda ya!
(Lee)
«
Sobre mi alazán,
fino
y corredor,
esta
tarde quiero
lucir
una flor,
y
esa flor será
la
gentil mujer
por
la que yo muero
con
tierno querer.»
D.
FELIX
(Que
ha ido acercándose cautelosamente la dice al oído con mucha dulzura)
Ya
me tiene aquí,
perfume
de flor
en
carne de hurí.
Nunca
dudes de mí,
Que
el goce mayor
es
vernos así.
Ven,
que quiero
nuestro
amor,
gozoso,
publicar
del
mundo en derredor.
Ven
a mí,
que
aguarda mi alazán
y
un trono para ti
te
ofrece tu galán...
Sobre
mi alazán...,
etc.,
etc.
(Se
alejan amorosamente enlazados por la segunda izquierda)
(Hablado)
CARDENAS
(Por
la segunda derecha, sujeto por Mezquita y Sentimientos, que tratan de
apaciguarle) ¡Soltadme! ¡Soltadme! ¡Que yo le doy un disgusto a ese lechuguino
antes de irme de Mairena!
MEZQUITA
Cármese
usté, señor Cárdenas; las mujeres son de ese modo.
SENTIMIENTOS
A
ver si va usté a hacer lo que su amo, dejarnos plantaos por las mujeres.
CARDENAS
Del
señor Conde no hay que habla. Su palabra ha dao y vendrá con el Niño de
Algeciras y con el Pituti, y esta misma noche saldremos pa Sevilla.
MEZQUITA
¡Y
que la revolución está en su punto!
CARDENAS
¡Repito
que saldremos esta noche! Pero antes voy a liquidar yo mis asuntos con
Taravilla y el Orentino ese.
MEZQUITA
¿Va
usté a matarlo?
SENTIMIENTOS
No
olvide usté que ese chaval está protegió por el señor Conde.
CARDENAS
¡Si
no fuera por eso!... Pero le voy a dar un susto como pa que salga huyendo y no
pare hasta el moro.
MEZQUITA
(Mirando
hacia la segunda derecha) ¡Pos más a punto! Aquí vienen.
CARDENAS
Venir
pa acá y escucharme. (Se sientan los tres al fondo, en el mismo banco donde
estuvo don Félix. Por la primera derecha salen Orentino y Taravilla, con varias
parejas de mozos y Mozas, vestidos con lujosos trajes andaluces)
(Música)
TARAVILLA
Con
mi falda escarolada,
mi
pañolón y mi chapín,
al
mirarme ha dicho un majo:
«
¡Vaya mujer! ¡Eso es postín! »
ORENTINO
A
mí, en cambio, me dijo
con
recia voz:
«¡A
ese pollo le falta el arroz!»
TARAVILLA
La
mujer, con su media naranja,
tropieza
en seguida
si
tiene tesón.
ORENTINO
O
da el resbalón
con
medio limón.
TARAVILLA
y ORENTINO
Mírame
que voy' de moda
vestida,
como para una boda.
Mira,
que sólo me falta
el
novio y el cura para ir al altar.
TODOS
Mírame,
que voy de moda,
etc.,
etc.
TARAVILLA
En
la feria de Mairena
voy
a llamar la atención,
porque
me gasté ayer tarde
medio
real en un jabón.
ORENTINO
Y
dirán los que noten
tan
buen olor;
«¡Se
arruina con el tocador!»
TARAVILLA
y CHICAS
La
mujer, con su media naranja,
tropieza
en seguida
si
tiene tesón.
ORENTINO
y MOZO
O
da el resbalón
con
medio limón.
TODOS
Mírame,
que voy de moda
vestida,
como para una boda.
Mira,
que sólo me falta
el
novio y el cura para ir al altar.
(Hablado)
ORENTINO
(Amorosamente
a Taravilla) ¿Qué, estás satisfecha?
TARAVILLA
Mucho...
Pero dígame la verdad. ¿A que es en este sitio donde me espera don Félix?
ORENTINO
¡Y
dale con don Félix! Ya te he dicho que don Félix no tiene nada que ver en este
asunto.
TARAVILLA
¡Ca!...
¡A mí no me engaña usté'... Don Félix es quien me ha regalao este traje. Don Félix,
quien lo ha mandao a usté pa que me acompañe; y don Félix, quien le ha dao to ese
dinero que se está usté gastando conmigo.
ORENTINO
¡Qué
no!
TARAVILLA
Pero
si hace tres días era usté un perdió, que tenía que dormir contra el quicio de
las puertas.
ORENTINO
Pues
de ahí ha salido mi fortuna: de un quicio. Y no me saques de quicio, porque no
te digo ni una palabra más.
TARAVILLA
¿De
manera que este traje...?
ORENTINO
Cosa
mía.
TARAVILLA
¿Y
las serenatas por la noche junto a mi ventana?
ORENTINO
Cosa
mía también. Porque estoy loco por ti... y si me pides la Luna, subo al cielo y
la descuelgo...; y si quieres que te dé el Sol, vente al campo, porque aquí ya
va oscureciendo.
CARDENAS
(Adelantándose
un poco antes, seguido de Mezquita y Sentimientos, e interponiéndose entre Taravilla
y Orentino) Y a mí, ¿no me daría su mercé una docenita de buñuelos si se la
pido?
ORENTINO
(Retrocediendo
asustado) ¿Eh?
TARAVILLA
(Azorada)
¡Dios mío! ¡Cárdenas!
MEZQUITA
¡Una
docena es poco!
SENTIMIENTOS
Nosotros
pediríamos más.
ORENTINO
(A
Taravilla) ¿Quiénes son éstos?
TARAVILLA
Los
tocaores de guitarra.
ORENTINO
¿Los
tocaores? Pues ya sé lo que van a pedir. ¡Un zapateado!
TARAVILLA
¡Cárdenas,
por Dios! Tranquilízate. Yo te juro que...
CARDENAS
Tú,
a calla... (A Orentino) ¡Y usté, prepárese a subir al cielo o a mandarme a mí,
por que uno de los dos deja el mundo esta tarde!
ORENTINO
¿Va
usted a asesinarme?
CARDENAS
¡Vamos
a matarnos!
TARAVILLA
(Alegre)
¡Ay, que van a matarse por mí!
ORENTINO
Yo
no he traído armas.
MEZQUITA
No
importa. (Sacando un cuchillo enorme) Yo le empresto a usía mi churí.
ORENTINO
(Espantado)
¡Remango! ¡Qué guadaña!
SENTIMIENTOS
(Sacando
una navaja grandísima) Si prefiere mi lengua de vaca...
ORENTINO
Guárdese
la lengua en el bolsillo, que nadie le ha pedido a usted su parecer...
CARDENAS
¡Eche
ya palante, so gallina; que los hombres no se calan delante de mujeres, sino en
mita e la sierra!
ORENTINO
Yo,
de aquí no me muevo ni arrastrado.
CARDENAS
(Amenazador)
¿Que no?
TARAVILLA
(Chillando)
¡Socorro! ¡Que se matan! (Al oír esto, el Gitano, que fríe los buñuelos, echa a
correr)
CARDENAS
¡Calla
tú, mala mujer! Y, vosotros, llevarse a ese cobarde a la caña del Chivo y
esperarme allí... ¡para matarnos!
ORENTINO
¡Pero
si no tengo armas!
CARDENAS
Yo
se la llevaré.
SENTIMIENTOS
¡Que
no tardes!
MEZQUITA
(Tomando
de un brazo a Orentino y Sentimientos del otro) Tiés que matarlo en seguía.
CARDENAS
Pa
ahorra tiempo, voy por la sierra.
ORENTINO
(Dando
voces mientras se lo llevan) ¡No! ¡Matarme con una sierra, no! ¡Prefiero la
lengua de vaca! (Desaparecen los tres por el foro izquierda)
TARAVILLA
(A
Cárdenas) ¡Canalla! ¡Mal hombre! ¡Criminal!
CARDENAS
¡A
ver si te callas!
TARAVILLA
¡Qué
voy a callar! ¡Adonde voy ahora mismo es a decírselo to a tu señorita, pa que
te dé el castigo que mereces! (Se marcha por la segunda izquierda)
CARDENAS
Pero,
oye, tú... (Por la primera derecha El Niño y Pituti)
EL
NIÑO
¡Cárdenas!
PITUTI
¡Señor
Cárdenas!
CARDENAS
¿Ustedes
aquí? ¿Qué pasa?
El
NIÑO
Que
ahí está el señor Conde.
PITUTI
Viene
a caballo con la mar de señores.
EL
NIÑO
¡Y
con un lujo que ha llamao la atención!
PITUTI
¡Y
con una alegría que va armando un escándalo por donde pasan!
EL
NIÑO
¡Aquí
los tienes! (Salen por todas partes Hombres y Mujeres, que se reúnen en escena,
aguardando la salida del Conde, que aparece por la primera derecha, seguido de
varios Caballeros, que, como él visten el típico traje de los caballistas
andaluces)
(Música)
TODOS
La
flor de la nobleza
de
Andalucía,
en
lujo compitiendo
y
en gallardía.
Ya
llegan al galope
de
sus corceles,
de
borlas adornados
y
de caireles.
¡Cuánta
plata en las hebillas,
los
estribos y los frenos!
¡Qué
albardones agarenos,
cuánta
seda de color!
¡Y
qué garbo en los jinetes!
¡Que
braceo en los caballos!
¡Cuánta
fuerza en los jarretes
y
en los cascos; qué primor!
¡Vedlos!;Ya
vienen todos acá!
¡Ya
desmontaron. ¡Aquí están ya!
CONDE
(Con
varios amigos, lujosamente ataviados)
En
mi potro cordobés
¡qué
placer galopar
a
rienda suelta
de
la campiña a través;
sintiendo
que
el viento besa al pasar
mi
cara
en
mi potro cordobés!
En
Mairena del Alcor
no
hay mejor ejemplar.
Por
su viveza
y
su arrogante vigor,
al
verle,
con
su braceo llenar
la
feria
de
Mairena del Alcor.
Mi
potro tiene albardones
bordados
al uso moro,
de
seda son los borlones,
con
los estribos y hebillas de oro.
CORO
Al
verse tan deslumbrante
bracea
con tanto brío
y
marcha tan arrogante,
que
el ancho mundo es estrecho para él.
A
beber va Mairena del Alcor
en
honor de mi potro cordobés.
Venga
del mejor
vino
de Jerez
para
el triunfador.
CORO
(A
la vez)
Venga
vino,
que
traerá alegría.
Beban
todos
por
su bizarría, ¡Ahí
Mi
potro tiene albardones,
etc.,
etc.
(Hablado)
CONDE
¡Cárdenas!
CARDENAS
¡Mi
amo!
CONDE
Traemos
sed y apetito.
CARDENAS
Entendío,
señor Conde. Dentro de quince minutos tendrán en este mismo sitio las aceitunas
más sabrosas; los pestiños y almendraos más gustosos, y la manzanilla más suave
que haya en la feria.
CONDE
Pues
ya lo oís, señores. Dentro de quince minutos todos aquí. (Se marchan los que
llegaron con él. Quedan en escena el Conde, Cárdenas, Niño de Algeciras y Pituti.
A Pituti) ¿Y mi hija? ¿Cómo no ha salido a recibirme?
CARDENAS
Ahí
dentro (Señalando a la puerta primera izquierda) la dejé con Chacha Pepa. ¿La llamo?
CONDE
No.
Ahora entraré yo. Tú, a lo tuyo.
CARDENAS
Sí,
señor Conde. Yo, a lo mío... (Aparte, al marcharse) Y lo mío es que, ahora
mismo monto a caballo, voy en busca del Orentino ese y le vi a da una paliza
como pa dejarlo dormío quince días. (Se va segunda derecha)
CONDE
(A
Niño y Pituti) ¿Veis como todo llega? Ya estamos todos reunidos en Mairena. En cuanto
tomemos una caña y unas aceitunas, ¡a caballo!... ¡Y a Sevilla!, que Altamira
nos
está
esperando.
EL
NIÑO
Eso.
Esta noche a Sevilla... y mañana...
CONDE
¡Silencio!
De esas cosas no se debe hablar al aire libre.
JEROMA
(Saliendo
desalentada por la segunda izquierda) ¡Ah! ¡El señor Conde! ¡Gracias a Dios!
CONDE
(Efusivo)
¡Jeroma!
JEROMA
Buscando
vengo a usía como una desespera.
CONDE
¿Ocurre
algo?
JEROMA
Y
mu serio.
CONDE
Espera.
(A Niño y Pituti) ¿Por qué no es vais a ayudar a Cárdenas en eso de la
merienda? Así nos marcharemos antes.
PITUTI
Como
usía disponga.
EL
NIÑO
(De
mala gana) Vamos allá.
PITUTI
(A
Niño, en voz taja, al marcharse) ¿Qué le paece a usté? ¡Asunto de mujeres!
EL
NIÑO
Milagro
sea que no nos deje plantao.
PITUTI
Yo,
hasta que no le vea a caballo, no me fío. (Se marchan por la segunda derecha)
CONDE
(Al
quedarse solo con Jeroma) Habla. ¿Qué sucede? ¿Y Paloma?
JEROMA
Buscándola
estoy desde hace media hora, sin dar con ella. Se la llevó don Míguelito, y
temo...
CONDE
De
don Miguelito, no temas nada. Es moro de paz.
JEROMA
Será
to lo de paz que usté quiera. Pero si la Paloma se ha tropezao con el sultán...
CONDE
¿Quieres
hacer el favor de hablar claro?
JEROMA
(Decidiéndose)
Pos... ¡sí, señor, ea! ¡Voy a hablar claro! ¡Usía es el padrino de Paloma!... Más
que padrino, su padre... ¡su Dios! ¡To en er mundo! ¡Er que la ha cuidao!...
¡Er que la ha dao comodidades! ¡Er que la tiene en más estimación que su
verdadero padre, que tan alto estaba y tan malísima intención ha tenío pa
nosotras.
CONDE
(Con
disgusto y seriamente) ¡Paz a los muertos! No hables de ese hombre. Respétalo,
que es sagrado para todos.
JEROMA
Será
to lo sagrao que quiera usía. Pero yo, mardigo la hora que se le ocurrió armar
una juerga flamenca; y er momento en que conoció en ella a mi pobrecita hermana,
la madre
de
Paloma.
CONDE
(Con
sentimiento y dulzura) ¡Pobre guapa de Vélez!
JEROMA
¡Usía
sí que la quiso!... Pero se interpuso ese…
CONDE
No.
Mi mala estrella...
JEROMA
Y
ya que usía no pudo hacer na por la madre, lo ha hecho to por la hija... y por
mí.
CONDE
¡Qué
había de hacer yo al quedar ella huérfana y las dos sin amparo!
JEROMA
¡Es
que usía tiene el corazón muy hermoso!.. ¡Y todavía habrá quien lo critique!
¿Que si le han gustao las mujeres? ¡Verdad! Pero más verdá es que ninguna ha
padeció por culpa de usía.
CONDE
Bueno...
Dejemos eso. ¿Qué le pasa a Paloma?
JEROMA
¡Qué
le va a pasá, señó!... ¡Que se ha enamorao como una tórtola!
CONDE
Y
el novio no la quiere.
JEROMA
Pos
ese es el caso. Que él la quiere tanto… o más que ella... Porque la creyó
volandera y se encontró conque era brava... Porque la creyó.... una más... y
vio que era ¡una na más! ¡La única! Pero una malita lengua... le ha dio con el
cuento de si usía entra o no entra por las noches en la venta...
CONDE
(Sonriendo)
¡Ah! Y el mozo ha sentido celos...
JEROMA
¡Qué
sé yo!... Celos... o despecho... o rabia... porque está haciendo cada cosa...
CONDE
Pues
eso lo arreglo yo en seguida.
JEROMA
¿Usía?
CONDE
Yo.
Llamo al galán... le digo que soy el padrino de Paloma; que la quiero como a mi
a hija...
JEROMA
(Dudosa)
¿Y lo creerá?
CONDE
(Altivo)
¿Hay en Marchena quien dude de la palabra del Conde de Hinojares?
JEROMA
Ese
hombre.
CONDE
¿Quién
es él?
JEROMA
Don
Félix de Samaniego.
CONDE
(Perplejo)
¡Don Félix!... (Pausa) Tienes razón... A ese hombre hay que decirle toda la verdad.
PALOMA
(Sale
por la segunda izquierda., seguida de Don Miguel) ¿Pero es que le han encargao
a usté que me tenga encerrá toa la tarde?
D.
MIGUEL
No
es eso, Paloma; es que...
CONDE
(Avanzando,
alegre, hacia ella) ¡Paloma!
PALOMA
(Emocionada,
acercándose a él) ¡Señor Conde!
D.
MIGUEL
¡El
Conde! (Aparte) Ahora sí que nos hemos contusionado.
CONDE
(A
Jeroma) ¿Tú sabes si Orentino está en la feria?
JEROMA
De
seguro. Estando Taravilla no anclará mu lejos.
CONDE
Pues
tráele aquí en seguida.
JEROMA
¿Qué
va a hacer usía?
CONDE
¡Ya
lo verás! ¡Corre!
JEROMA
(Al
marcharse) No sé lo que se le habrá ocurrió, pero seguramente lo arregla to.
(Se va por el foro izquierda)
D.
MIGUEL
(Rehuyendo
una explicación) Yo... con vuestro permiso...
CONDE
(A
don Miguelito) No... no te marches... Oyeme...
D.
MIGUEL
(Acercándose,
temeroso) Yo... te juro, Hinojares, que yo... yo no sé nada..., que soy un amigo
tuyo... un amigo "\dejo... quiero decir... un amigo...
CONDE
Pues
por eso. Porque eres amigo mío y de don Félix, vas a suplicarle a ese señor que
tenga la bondad de venir a hablar conmigo ahora mismo.
PALOMA
¡Usía!
¡Hablar con don Félix!
CONDE
Calma...
Paloma brava... (A don Miguelito) Tú, a lo que te he dicho.
D.
MIGUEL
Voy...
voy... (Aparte, al marcharse) Voy a coger la carretera y no parezco por
Marchena hasta el día del juicio... por la noche. (Se marcha por la primera
derecha)
PALOMA
Pero
¿para qué manda usía a llamar a don Félix?
CONDE
(Sonriendo
y en tono de, graciosa reprimenda) ¿Y a usía qué le importa?
PALOMA
(Sorprendida)
¡Padrino!
CONDE
(Cariñosamente)
Conque enamorada ¿eh?
PALOMA
(Bajando
la vista avergonzada,) ¡Padrino!
(Música)
CONDE
(Con
dulzura)
Alza
esa frente, Paloma,
que
el estar enamorada
cuando
el cariño es sincero
no
se avergüenza de nada.,
Dime
cuáles son tus penas.
Dime
cuál es tu martirio,
que
el que publica sus males
hablando
encuentra el alivio.
PALOMA
Yo
no tengo males,
yo
no tengo pena,
sólo
tengo ira
porque
me desprecia.
CONDE
¿Te
desprecian todos?
PALOMA
Todo
el mundo, no;
es
na más ese hombre el que duda,
no
sé si por celos, despecho o rencor.
CONDE
Mírame
a los ojos;
dime
con franqueza:
¿Tú
le quieres tanto
que
así te interesa?
PALOMA
Yo
no sé, padrino,
si
le quiero o no;
sólo
sé que un desprecio, si es suyo,
me
da sentimientos, vergüenza y dolor.
Si
sus ojos me miran
acariciantes,
de
alegría, los míos,
brillan
radiantes.
Pero
ese hombre es tan falso,
tan
engañoso,
que
jamás le escuchaba
si
cariñoso
me
cortejaba,
porque
siempre creía
que
me engañaba.
Y,
cuando no le veía,
ansias
tenía de verle;
y,
cuando estaba a mi vera,
rabia
me daba quererle.
CONDE
El
pueblo tiene un cantar
de
celos y de tristeza,
diciendo
que cuando empieza
el
querer viene el llorar.
Y
dice bien la canción,
pues
cuando el cariño es fuerte
el
tránsito de la muerte
no
tiene comparación.
PALOMA
Dice
esa copla verdad,
aunque
siempre me guié
de
otra copla más cañí
que
a una gitana escuché.
Considera,
considera,
y
siempre considerando
que
hasta el mayor imposible
se
llega a vencer callando.
CONDE
Te
engañó la gitana,
que
en asuntos de amores
cuanto
más expansivos
menos
son sus dolores.
Y,
ya que hablas de coplas,
di
conmigo un cantar,
que
sabrás de seguro,
y
es la pura verdad.
LOS
DOS
El
pueblo tiene un cantar
etc.,
etc.
PALOMA
Es
decir cariño
penas,
celos.
CONDE
El
amor es niño.
LOS
DOS
El
amor es niño.
y
lo pintan ciego.
CONDE
Y
por eso a ciegas camina.
LOS
DOS
Quien
tiene penas de amor.
¡Amor!
(Hablado)
CONDE
Conque,
quítate esa venda de los ojos, y si es verdad que te quieren, déjate querer,
que yo me encargo de quitarle la venda a tu don Félix.
PALOMA
Padrino;
no sé qué tienen pa mi sus consejos, que siempre me tranquilizan. Pero, eso de hablar
con él, delante mía...
CONDE
Es
necesario. Así verá la verdad en tus ojos y la lealtad en mis palabras. ¿Has
visto a mi hija?
PALOMA
(Indicando
la casucha lateral primera izquierda) Ahí, en el patio del ventorrillo, estaba hace
poco con Chacha Pepa.
CONDE
Pues,
mientras llega tu galán, voy a decirla que vuelva a Marchena con Cárdenas y
vosotras, que yo tengo que salir esta misma tarde para Sevilla.
PALOMA
¿Esta
misma tarde?
CONDE
Sí;
pero antes hablaremos con don Félix... y poco he de poder o dejo resuelto tu
conflicto.
PALOMA
(Abrazándote)
¡Gracias, padrino!
CONDE
(Idem.
Conmovido) ¡Chiquilla!... ¡Qué no haría yo por ti!
EL
NIÑO
(Por
el foro derecha, seguido de Pituti, al ver al Conde abrazado a Paloma, tuerce
el gesto y le dice a Pituti, en voz baja:) En bonita ocasión hemos llegao.
PITUTI
Pues
cuando sepa lo que hay...
EL
NIÑO
Lo
mejor es llevárselo antes de que se entere... (Adelantándose)
CONDE
(A
Paloma) No tardo nada. Espera. (Se dirige a la puerta primera izquierda)
EL
NIÑO
¡Señor
Conde!
CONDE
(Deteniéndose
y volviendo la cara) ; Quién?
PITUTI
Semos
nosotros.
CONDE
¿Qué
queréis?
EL
NIÑO
Na.
Los caballos están descansaos? y si a usía le parece...
CONDE
¿Qué?
PITUTI
Que
podíamos ganar tiempo.
EL
NIÑO
Aprovechar
la tarde y salir pitando ahora mismo.
CONDE
(Sonriendo)
No seáis impacientes. Ya os he dicho que esta noche dormimos en Sevilla.
EL
NIÑO
(Entre
dientes) ¡Me parece que no!
CONDE
(Altivo)
¿Eh? ¿Qué dices? .
EL
NIÑO
Na.
Señor Conde.
CONDE
En
seguida salgo... (Desaparece)
EL
NIÑO
(Desesperado) ¡Malhaya sea el seso femenino!
PALOMA
Pero
¿qué les pasa asté?
PITUTI
Una
esaborisión, Paloma.
EL
NIÑO
¡Que
la hija del señor Conde!...
PITUTI
Callusté!
EL
NIÑO
No
me da la gana, ¡ea!...
PALOMA
¿Qué?
(Sinceramente alarmada) ¿Le ha ocurrió argo a la señorita Valentina?
EL
NIÑO
Ocurrile...
no sé... pero el escándalo ha sío tremendo.
PALOMA
¿Escándalo?
EL
NIÑO
Y
éste no quiere que sa le diga na al señor Conde... ¡pero desgraciadamente no
tardará en saberlo to!
PALOMA
Pero
¿quieren ustés decir de una vez lo que sea?
PITUTI
Ahora
no... Viene gente...
PALOMA
Pero,
señó, ¿qué es?
(Música)
(Salen
todos, Hombre y Mujeres del pueblo, los Caballeros que vinieron con el Conde,
los de la moda, vendedores con sus mercancías, y otros con botellas de vino, etc.)
TODOS
Mi
potro tiene albardones
bordaos
al uso moro;
de
seda son los borlones,
con
los estribos y hebillas de oro.
Y
al verse tan deslumbrante
su
orgullo supera al mío,
y
marcha tan arrogante
que
el ancho mundo
es
estrecho para él. (Van colocando las botellas y los canastos de dulces y frutas
en el centro de la escena, mientras, continúan hablando sobre la orquesta)
CHACHA
PEPA
(Con
el Conde, por la primera izquierda) Le juro a usía que la señorita Valentina
estaba a mi lao hace cinco minutos.
CONDE
Bueno;
ve en seguida por ella y dila que la estoy esperando.
CHACHA
PEPA
Allá
voy corriendo, como si yo tuviera quince años. (Se dirige al foro derecha)
JEROMA
(Con
Taravilla, por el foro derecha. A Chacha-Pepa) ¿Dónde va usté Chacha Pepa?
CHACHA
PEPA
Por
la señorita Valentina.
JEROMA
¡No
vaya usté!
CONDE
(Adelantando)
¿Por qué?
JEROMA
¡Ah!
Perdónela, usía, señor Conde.
TARAVILLA
¡Es
una desgracia! ¡Una desgracia!
PALOMA
¿Una
desgracia?
CONDE
(Alarmado)
¿Mi hija?...
JEROMA
No...
ella no tiene la culpa.
TARAVILLA
¡Ha
sío ese hombre! ¡Ese libertino!. ¡Ese farso!...
PALOMA
(Comprendiendo)
¡Ay, maresita de mi arma!
CONDE
(A
Taravilla) ¿Qué hombre dices?
TARAVILLA
¡Quién
ha de ser! ¡Don Félix!
JEROMA
Que
la ha paseao por toa la feria en la grupa de su potro.
CONDE
(Sin
poderse contener) ¡Ah! ¡Miserable! (Pausa. Todos le miran. El mira a todos y,
comprendiendo la situación, hace un supremo esfuerzo sobre si mismo, y dice
sonriendo y aparentando tranquilidad:)
(Cantado)
¿Y
qué?... ¿Por qué extrañais esa fineza
a
mi hija, de un mancebo tan cortés?
Yo
debo agradecer su. gentileza
porque
él, sabe quien soy, y ella, quien es.
Costumbre
es en la feria de Mairena
lucir
en su caballo a una beldad.
¿Fue
mi hija la elegida? Norabuena.
Pero
¡ay! del que sospeche una ruindad.
PALOMA
En
su gesto conozco
que
la ira en el pecho
ruge
igual que un torrente
en
espumas deshecho.
TODOS
(Al
ver que el Conde se dirige hacia el foro, aparentando tranquilidad, pero con
gesto adusto)
¿Dónde
vais, señor Conde?
CONDE
No
ocupaos de mí.
Y
que siga la fiesta.
Yo
estaré pronto aquí.
(Hablado)
JEROMA
¡No
vaya usía!
CONDE
Dejadme,
digo...
TARAVILLA
No
los encontrará usía en la feria.
CONDE
(En
el colmo del asombro) ¿Qué?
TARAVILLA
Porque,
al salir del rodeo, don Félix picó espuelas y desapareció con la señorita
camino de la sierra.
CONDE
¡Maldición!
(Cantado)
¡Maldito
mi nombre sea
si
con su vida no hago pagar
la
infamia de ese villano
que
así mi estirpe quiere ultrajar'
Malditos
los celos sean
que
le llevaron al frenesí.
Malditos
sean mis ojos
que
no cegaron cuando le vi.
Maldito
el villano sea
que
hace del mundo burla cruel.
¡Maldito
sea hasta el nombre
de
los que ofenden a una mujer!
(Hablado)
CONDE
¡Mi
caballo!
ORENTINO
(Precipitadamente,
por la primera derecha, seguido de Mezquita y Sentimientos. Dirigiéndose al
Conde) ¡Ah! ¡Usía! ¡Señor Conde!
TARAVILLA
¡Orentino!...
MEZQUITA
Tranquilícese
usía. Cárdenas va con ellos.
CONDE
¿Qué
dices?
ORENTINO
Que
iban a darme una paliza...
SENTIMIENTOS
Que,
en esto, vimos pasar a den Félix con el jaco a galope tendió y la señorita a la
grupa...
MEZQUITA
Que
la señorita llamó a Cárdenas...
ORENTINO
Y
que Cárdenas picó espuelas, y antes de llegar don Félix a la Sierra, ya lo
había alcanzado.
CONDE
¿Y
hacia dónde fueron?
ORENTINO
Por
el camino de Marchena.
CONDE
¡Mi
caballo!... ¡Pronto! ¡Donde le encuentre!... ¡¡Lo mato!! (Se marcha corriendo,
seguido del Niño y Mezquita)
PALOMA
(Llorando
desesperada)
¡¡Mare
mía!!
TODOS
¡Maldito
el villano sea!
que
hace del mundo burla cruel!
¡Maldito
sea hasta el nombre
de
los que ofenden a una mujer!
CUADRO Y TELON
FIN DKL ACTO SEGUNDO
ACTO TERCERO
Una
plazoleta, en la ciudad de Marchena, dispuesta tal como se detalla en el plano.
Casas bajas y muy blanca.;. Las rejas,
soledizas y con artísticos hierros. Tras las rejas, macetas floridas. La
fachada de la casa señorial que hay en la lateral izquierda, detona con el
oscuro color de su piedra entre la blancura del resto de las casas. Esta casa señorial
tiene un pórtico, sostenido por dos columnas, sobre cuyo pórtico cae un amplio
balcón con barandal de hierro. En la clave del arco de este pórtico, un escudo
señorial, tallado en la piedra. Las rejas que hay a los dos lados (también
salientes) son de labradlos hierros y con cornisas de arabescos. Ambas rejas llegan
hasta el zócalo del edificio. La ventana de] ventorrillo que hay enfrente al
palacio sólo tiene unos hierros cruzados y empotrados en las jambas. En la pared
que da frente al público, y al lado del portón, un azulejo que representa una
virgen de la Soledad, y ante ella un farolillo encendido.
Luna
clarísima.
AI
levantarse el telón, aparece Paloma en el poyo que hay junto a la puerta de la
venta, pensativa, inquieta... Al lado de la reja que hay en el primer término
izquierda, cerca del pórtico, está Cárdenas, embozado en su manta jerezana.
Sale Valentina del palacio y se dirige hacia donde está Paloma.
(Hablado sobre la orquesta)
VALENTINA
¡Paloma!
CARDENAS
(Sin
moverse de donde está) Buenas noches, señorita Condesa.
VALENTINA
(Deteniéndose
en el centro de la escena y volviendo la cara hacia él) ¡Ah, Cárdenas!... ¿Pero
no te cansas de estar ahí?
CARDENAS
(Respetuosamente)
No, señorita.
VALENTINA
¿Por
qué no te vas a dar una vueltecita por el pueblo?
CARDENAS
(Siempre
respetuoso) Ya sabe usía que al marcharse el señor Conde a Sevilla me
encargó...
VALENTINA
Sí,
que no te separases de esa puerta... Pero yo... me ahogo ahí dentro y salgo a
respirar un rato... ¿Te parece mal?
CARDENAS
La
señorita es el ama... y ella manda...
VALENTINA
(Acercándose
a Paloma y cariñosamente) ¿Qué tienes?
PALOMA
Dudas...,
inquietud... ¿No se ha sabido nada de don Félix?
VALENTINA
Esperando
estoy carta suya...
PALOMA
Si
pudiéramos ir a verle...
VALENTINA
¿Y
cómo vamos? Con ese espantapájaros (Por Cárdenas) que nos vigila...
PALOMA
¡Y
que no se va ni a tiros! Hace poco ha visto salir a Taravilla con mi tía Jeroma
y ni siquiera ha dado un paso para seguirlas...
VALENTINA
(Mirando,
hacia la lateral primera derecha) ¡Ah! Ya está aquí el correo...
PALOMA
¿Quién?
VALENTINA
Don
Miguelito...
PALOMA
¡Gracias
a Dios!
D.
MIGUEL
(Primera
derecha, por delante de la venta, con una carta en la mano) ¡Felices!
VALENTINA
¿Traes
carta?
D.
MIGUEL
¡Hela
aquí!... Pero vosotras en la calle... solas... libres de... (Fijándose en
Cárdenas), ¡Atiza! El convidado de
piedra.
CARDENAS
(Agresivo)
¿Se le ofrece asté argo?
D.
MIGUEL
(Retrocediendo)
Nada. Por mí puede usted seguir en su hornacina.
PALOMA
(Ansiosamente
a Valentina, que lee la carta) ¿Qué dice?
VALENTINA
Poco,
pero interesante. Toma. (Le da la carta, que lee Paloma mientras Valentina dice
a don Miguelito) Hay que hacer que se marcha ese hombre. (Por Cárdenas)
D.
MIGUEL
¿Cómo?
VALENTINA
No
sé... Inventa algo. Paloma debe ir ahora mismo a hablar con Félix, y yo
necesito acompañarla sin que ése (Por Cárdenas) se entere.
D.
MIGUEL
Pues
llamad a Taravilla y que lo entretenga.
VALENTINA
Taravilla
no está en casa. Salió hace un momento con la seña Jeroma.
D.
MIGUEL
¡Ah!,
¿no está en casa? Pues ya está.
VALENTINA
Cómo
que está...
D.
MIGUEL
El
recurso para alejar a Cárdenas. Ahora verás... (Paloma, que ha leído la carta,
vuelve a sentarse en el poyo 'meditabunda) ¡Un escáldalo, querida Valentina, un
verdadero escándalo! (Bajo a Valentina) ¡Finge asombro!
VALENTINA
¡Ah!
(Cómicamente)
D.
MIGUEL
¡Figúrate!
En un rincón de la plaza., junto al castillo..., Orentino y esa loca de Taravilla…
VALENTINA
(Sonriendo,
como comprendiendo la estratagema de don Miguelito para alejar a Cárdenas) ¡Ah!
D.
MIGUEL
(Bajo
a Valentina) ¡Asómbrate, muchacha!
VALENTINA
(Como
antes) ¡Ah!
CARDENAS
(Prestando
oído a lo que hablan) ¿Qué dice ese mochuelo?
D.
MIGUEL
Cogiditos
de las manos…, diciéndose ternezas…, y no sé,.., no sé..., pero creo...
CARDENAS
(Amenazador,
a don Miguelito) ¿Qué cree su mercé?
D.
MIGUEL
Lo
que he visto...
CARDENAS
(Tembloroso
de rabia) ¿Y qué es lo que ha visto?
D.
MIGUEL
(Con
mucha gravedad) Repare que hay dos señoritas delante... El que quiera ver lo
que yo vi... no tiene más que llegarse a la plaza del Castillo y...
CARDENAS
(Rabioso)
¡Basta! No necesito saber más... (Se dirige hacia el foro derecha)
VALENTINA
(A Cárdenas) ¿Te marchas?
CARDENAS
(Sin
saber qué decir) A..., a estirar las piernas... hasta esa esquina... Cuestión
de un minuto... En seguida güervo... (Al marcharse) Les vi a da una gofetá, que
se van a queda encopaos... (Se marcha por el foro derecha)
VALENTINA
¡Ya
estamos libres!
D.
MIGUEL
Prontitud
y aseo. Ese no vuelve hasta que dé con ellos.
VALENTINA
¡Hasta
que los encuentre!
D.
MIGUEL
Hasta
que los encuentre y dé con ellos un espectáculo.
VALENTINA
(A
Paloma) Y tú ¿qué? ¿Has leído esa carta?
PALOMA
(Pensativa)
¡Sí!
VALENTINA
Pues
vamos…
PALOMA
(Levantándose
y vacilante) ¿Adonde?
VALENTINA
¿Dónde
ha de ser? A casa de don Félix. A decirle que estás decidida..., que esta misma
noche te marchas con él...
PALOMA
Yo...
(Temerosa)
D.
MIGUEL
Nada
de vacilaciones... El Conde puede llegar de un momento a otro...
VALENTINA
Y
ya conoces a mi padre... En asuntos de honor no transige... Cuando vuelva
exigirá mía reparación... Le obligará a casarse conmigo... (Transición cómica)
Y eso, no... Yo también tengo derecho a ser feliz...
PALOMA
¿Y
no lo sería usía con don Félix?
VALENTINA
(Con
mucho gracejo) ¡Ni mucho menos!... Tu don Félix es muy guapo, muy arrogante...,
no lo niego...; pero... es ¡romántico! ¡Romántico, no te sonrías! Un romántico
que se emboza en una capa de frivolidad...; pero si le quitas la capa..., jun
sauce llorón!... Y figúrate tú: yo, que soy la alegría y la inconstancia hecha
carne, unirme a un hombre que me hablase por soleares y le saliese yo por
peteneras...
D.
MIGUEL
Además
ya ves lo que dice en esa carta..., ¡qué serás su esposa! Y es deber de tu cariño
seguirle, opóngase quien se oponga...
PALOMA
(A
Valentina) Pero... usía...
VALENTINA
Yo...
¿qué? ¿Aun no estás convencida de que lo único que yo he sentido por ese mozo
es curiosidad, capricho de hablar con un hombre a quien tanto solicitaban las
muchachas? Yo, por mi alcurnia, estaba aislada de todos; no podía insinuarme
con él, atraerle hasta mi reja para oírle, y se me ocurrió la locura de enamorarle
en la venta y pasear con él a caballo por la feria de Mairena... Pero por
ufanía..., por jactancia..., por deciros a todas: «¡Yo soy más que vosotras
hasta en esto!» Pero cuando picó espuelas, llevándome como una flecha hacia la
sierra, conocí mi locura... y temblé..., temblé..., hasta que llegó Cárdenas...
y se interpuso en nuestro camino... (Pequeña pausa) Y luego... ¡qué terror el
mío al llegar mi padre, y con dos espadas, que salieron... no sé de dónde, y
empezaron a reñir!... ¡Y qué espanto cuando vi caer herido a don Félix en mitad
del camino!...
PALOMA
¡Qué
Dios me perdone la mirada de odio que clavé en el señor Conde cuando llegamos
nosotros y vi a don Félix ensangrentado!
VALENTINA
¡Benditos
labios de aquella herida, que obligaron a los de tu boca a decir lo que
sentías!
D.
MIGUEL
Y
luego la alegría de don Félix al saber toda la verdad por ti misma... Que el
Conde era para ti más que un padre..., que sus visitas a la venta eran para
conspirar. Yo creo que ha
sanado
tan pronto porque le curabas tú con tus palabras...
VALENTINA
Créeme...,
márchate con él... y seremos todos más dichosos.
PALOMA
Pero...
y el señor Conde...
VALENTINA
¡Yo
le convenceré!... Pero para eso es preciso que ya no estéis en Marchena...
Conque anda, entra en tu casa, ponte un pañolón y vamos en busca de tu amado.
PALOMA
¿Usía
va a venir conmigo?
VALENTINA
¡Y
con don Miguelito! El me dejará luego aquí… Vamos..., apresúrate.
PALOMA
¡Qué
la Virgen nos ampare!
D.
MIGUEL
¡Claro»que
os amparará!... ¡Si no está deseando otra cosa!...
PALOMA
Llamadme
por la ventana... (Entra en la casa)
D.
MIGUEL
Descuida.
VALENTINA
¿Has
visto, Miguelito? ¡Qué trabajo cuesta hacer felices a estos románticos!
D.
MIGUEL
Como
que las muchachas debían parecerse todas a ti, que miras a la Luna y te crees
que es una pandereta.
D.
FELIX
(Por
la tercera izquierda, detrás del palacio. Viene con capa) ¡Miguelito!
D.
MIGUEL
¡Ah!
¡Félix!
VALENTINA
¡El
enamorado!
D.
FELIX
¿Y
Paloma?
VALENTINA
Decidida...
.
D.
FELIX
¡Ah!
Pero... ¿cuándo?...
D.
MIGUEL
¡Esta
misma noche! Voy ahora mismo a casa del Mellado para que prepare el coche.
D.
FELIX
(A
Valentina) ¡Grasias! ¡Grasias!...
VALENTINA
¡Hágala
feliz!... ¡Se lo merece!... (Entra en su palacio lateral izquierda)
D.
MIGUEL
Tú
espérame aquí... (Se marcha por la lateral tercera izquierda)
D.
FELIX
(Radiante
de alegría) ¡Bendita sea esta noche que me la ha traído!
(Música)
Callada
noche andaluza,
¿qué
encanto tiene tu ambiente
que
el alma enamorada
misteriosamente
se
siente
inundada
de.
luz?
Tus
horas fueron
por
mí vividas
junto
a esas rejas
enflorecidas,
que
son altares
con
relicarios
de
la ilusión.
Ilusión,
que, al nacer,
en
alas de un suspiro de amor
subió
hasta las estrellas
y
desde ellas
volvió
a la tierra hecho flor.
Bella
flor de pasión,
tu
encantador perfume sentí
al
recoger un beso
de
aquellos labios color de rubí.
Noche
azul,
donde
oí suspirar
de
amor su labios rojos
y
vi en sus ojos
tanta
ilusión;
no
podrá el corazón
olvidar
jamás.
(Por
el foro derecha, detrás de la venta, salen apresuradamente Orentino y Taravilla)
ORENTINO
(Trae
agarrada del talle a Taravilla) Aligera Taravilla, que llegamos tarde...
TARAVILLA
Orentino,
no me sueltes, que puedo caerme.
ORENTINO
Hay
que avisar a Paloma...
TARAVILLA
¡Y
a la condesita!
ORENTINO
¡Y
a don Félix!
D.
FELIX
¿Eh?
¿Quién va?
TARAVILLA
¡El!
(Rápida toda la escena)
ORENTINO
¿Le
habían avisado?
TARAVILLA
¿Lo
sabía ya?
ORENTINO
¿Quién
se lo ha dicho?
D.
FELIX
¿Qué?
TARAVILLA
Lo
de la seña Jeroma.
ORENTINO
Lo
del señor cura.
D.
FELIX
¿Queréis
explicaros?
ORENTINO
¿Pero
no sabéis nada?
TARAVILLA
¡Josú!
ORENTINO
¡Dios
mío!
D.
FELIX
¡Hablad
de una vez!
ORENTINO
Pues
verá…
TARAVILLA
Yo
lo diré. Que la seña Jeroma se ha olido algo de lo de la escapatoria...
D.
FELIX
¿Qué
dices?
ORENTINO
Y
como conoce a Paloma y sabe que si ella se decide no hay quién la detenga...
TARAVILLA
Ha
ido a casa del señor cura de Santa María de la Mota y le ha contao sus
recelos...
D.
FELIX
¿Y
qué?
TARAVILLA
Que
va a venir con él para convencer a Paloma de que no debe marcharse.
D.
FELIX
Eso
no puede ser.
ORENTINO
Lo
hemos oído desde la ventana que da a la calle.
TARAVILLA
Si
su mercé quiere cerciorarse, vaya en seguida y los oirá..., porque la
conversación era pa rato.
D.
FELIX
Sí...,
sí..., ahora mismo... Yo hablaré con Jeroma delante de ese sacerdote, ¡delante
del altar si es preciso!, y la convenceré de la lealtad de mi cariño..., ¡de la
pureza de mis intenciones, de mi adoración por Paloma!
ORENTINO
Eso,
a ella, a ella. Nosotros ya estamos convencidos.
D.
FELIX
Preparadlo
todo, que esta misma noche saldréis con nosotros. (Se va foro derecha. Pequeña pausa)
TARAVILLA
(Mirando
asombrada a Orentino) ¿Qué saldremos con ellos?
ORENTINO
(Pavoneándose)
Ya lo has oído.
TARAVILLA
¿Pero...
tú... y yo?
ORENTINO
Ayer
me lo prometió don Félix... Yo seré su amanuense...; tú, la doncella de su
mujer.
TARAVILLA
(Loca
de alegría) ¿Y nos llevan a los Madriles?
ORENTINO
En
Córdoba tomaremos la diligencia.
TARAVILLA
¡Ay! ¡Si me parece un sueño! ¡Yo en los Madriles!
ORENTINO
¡Y
casada conmigo!
TARAVILLA
¡Con
un manuense! Oye, ¿y me podré vestir de damisela?
ORENTINO
Por
lo menos cuenta con un miriñaque... ¡Te lo regalo!
(Música)
TARAVILLA
¡Yo
en Madrid, de damisela!
ORENTINO
Tú
en Madrid, de miriñaque.
TARAVILLA
Con
mitones y pamela...
ORENTINO
Yo
con bimba y con futraque.
TARAVILLA
Yo
luciendo en el paseo
mis
andares y mi aquél.
ORENTINO
Vas
a hacer con tu himeneo
en
la corte gran papel.
TARAVILLA
De
mi brazo siempre irás.
ORENTINO
Y
un lacayo irá detrás.
TARAVILLA
Verás,
verás, verás,
cuando
baile en un sarao
cómo
corto el bacalao.
LOS
DOS
Verás,
verás, verás, con qué garbo llevaré el compás.
TARAVILLA
Iré
como una princesa.
ORENTINO
Como
a ti te dé la gana.
TARAVILLA
A
los toros en calesa.
ORENTINO
Y
a la fuente Castellana.
TARAVILLA
Rabiarán
los pisaverdes
cuando
yo los mire así.
ORENTINO
No
los mires, que me pierdes.
¡Ten
más lástima de mí!
LOS
DOS
Verás,
verás, verás,
etc.
etc.
¡En
Madrid se van a dislocar!
(Hablado)
CARDENAS
(Apareciendo
por la lateral primera derecha) ¡Cómo que no iba yo a dar con ellos!
TARAVILLA
¡Cárdenas!
ORENTINO
¡Se
aguó el viaje!
TARAVILLA
(Resuelta
a Orentino) ¡Ca! ¡Ahora verás! (Encarándose con Cárdenas) ¿Qué hay?
CARDENAS
Se
pué saber...
TARAVILLA
Ni
una palabra. Ni mi futuro esposo, que es manuense, ni yo, que soy doncella,
podemos alternar con gente de calañés... Guás noches. Anda, Orentino (Desde la puerta
de la venta a Cárdenas) ¡Cóndio! (Se dirige a la venta)
ORENTINO
(A
Cárdenas) Ya oye usté a mi prometida... No podemos... Lo siento mucho... Otro
día será... (Desde la puerta, al entrar con Taravilla) Vuelva el sábado, que
habrá pan duro. (Entran y cierran)
CARDENAS
(Perplejo)
¡Me han ganao la arción!... (Se dirige hacia el palacio, en el mismo momento que
aparece el Conde por la izquierda tercer término, envuelto en su capa y con un
sombrero ancho que le cubre la cara. La misma figura del embozado que salió en
el acto primero)
CONDE
(En
voz baja, pero fuerte) ¡Cárdenas!
CARDENAS
(Deteniéndose)
¡Eh!... (El Conde se desemboza) ¡El señor Conde!
CONDE
¡Silencio!
CARDENAS
¡Usía
en Marchena!
CONDE
Acabo
de llegar huyendo.
CARDENAS
¿Cómo?
¡Acaso la sublevación!...
CONDE
Nos
han vencido.
CARDENAS
¿Y
los nuestros?
CONDE
Presos
los unos..., muertos los más...
CARDENAS
Usía
pudo salvarse…
CONDE
De
momento... pero me persiguen... Tengo que huir a Gibraltar...
CARDENAS
Y
yo con usía...
CONDE
Prepara
los caballos. Hay que salir antes que despunte el alba.
CARDENAS
¡Mardesía
política!
CONDE
¡Corre!
CARDENAS
Como
un gamo. (Se marcha por el foro derecha)
CONDE
(Acercándose
a la ventana de la venta que está en la pared lateral derecha) Si pudiera
hablar con Jeroma antes de partir. (Se inclina para mirar por las rendijas)
Sí... Hay luz... todavía debe estar levantada.
D.
MIGUEL
(Por
el foro izquierda, dirigiéndose resueltamente al Conde, al que no reconoce
porque está de espaldas a él y embozado) Dice el Mellao que el coche estará
listo dentro de diez minutos.
CONDE
(Sin
desembozarse ni volver la cabeza) ¿Eh?
D.
MIGUEL
Llama
a Paloma y marchaos ahora mismo.
CONDE
(En
voz baja) ¡Es don Miguelito!
D.
MIGUEL
Aprovechad
la ocasión... Ahora no hay nadie en la calle...
CONDE
(Haciendo
un movimiento como para volverse) ¿Cómo?
D.
MIGUEL
(Conteniéndole)
¡Quieto! Que viene gente.
(Sube
al foro)
CONDE
¿Qué
significa esto? (El Conde atraviesa la escena y sube los escalones del palacio
de la lateral izquierda. Don Miguelito mira hacia la derecha del foro y dice,
alarmado)
D.
MIGUEL
¡Atiza!
¡Es la seña Jeroma! Hay que jugárselo todo. (Al Conde) Déjame con ella. (Al ver
que el Conde abre la puerta del palacio y desaparece) Pero ¿qué haces? ¿Estás
loco?
¡Nada!
¡Se coló!
JEROMA
(Avanzando
por el foro derecha) ¿Quién anda ahí?
D.
MIGUEL
Yo...
Jeroma... pero.., tranquilízate... escúchame.
JEROMA
¿Yo
escucharle?
D.
MIGUEL
¿Por
qué no?
JEROMA
Porque,
aunque es de noche, me da vergüenza hablar con usté en mita e la calle.
D.
MIGUEL
Jeroma...
esa ofensa... Yo, hago lo que hago... por don Félix, que es un amigo, que está
enamorao honestamente de Paloma, que...
JEROMA
Que
es un caballero, no lo niego. Pero yo, soy agradecía y no se hacer malas
arsiones. Y si mi sobrina lo ha olvidao, yo no. Y como en este asunto juega el
honor del Conde, puesto en lenguas por una locura, y mi deber es convencer a
Paloma que lo único que hay para nosotras en el mundo es, el nombre de quien ha
sío un padre para ella y un Dios para su madre y para mí... Y si para
corresponder a estos favores hay que estrujarse el corazón entre las manos, se
aprieta hasta que salga por la boca antes que nos llamen mal nacíos. Conque
hágame usté el favor de llamar a Paloma, que quiero convencerme, si sale, de que
es capaz de hacerle tan mala acción a su padrino.
D.
MIGUEL
¡Jeroma!
Que el escándalo va a ser mayor si llamo y sale...
JEROMA
No
importa...
D.
MIGUEL
¡Que
va a haber una catástrofe!
JEROMA
¡Mejor!
D.
MIGUEL
¿Tú
lo quieres? ¡Sea!
JEROMA
¡Vamos,
vivo!
D.
MIGUEL
Voy...
medio muerto... (Se acerca a la ventana del ventorrillo, golpeando en la
madera, y dice en voz baja:) Paloma... Paloma...
JEROMA
Así.
D.
MIGUEL
Y,
ahora, yo me largo...
JEROMA
¡Ca!
Usté se espera aquí...
D.
MIGUEL
Me
parece que no llego a Gibraltar.
PALOMA
(Envuelta
en un mantoncillo de crespón, sale por la puerta de la ventana y avanza hasta
la esquina de la casa) ¡Félix!
JEROMA
(Avanzando)
¡No es don Félix!
PALOMA
(Contrariada)
¡Madrina!
JEROMA
¿Te
marchas con ese hombre?
PALOMA
(Con
firmeza, pero sin que suene a desafío) Sí.
JEROMA
Está
bien... Pero piensa...
PALOMA
¿Que
es una locura lo que hago?
JEROMA
No.
Por cariño, se pueden hacer todas las locuras. Pero tú tienes otro deber más
sagrao. No ofender al señor Conde de Hinojares.
PALOMA
¿Le
ofendo yo?
JEROMA
Huyendo
con don Félix, que tuvo con él una deuda de honor.
PALOMA
(Altiva)
¿Acaso no la ha pagao ya con su sangre?
JEROMA
No
debe ser así, cuando el mismo don Félix acaba de decirme...
PALOMA
¿Que
has visto a don Félix?
JEROMA
El
ha ido a verme.
PALOMA
Y
le has dicho...
JEROMA
Lo
que es el Conde para nosotras...
PALOMA
(Con
tristeza) Y me abandona...
JEROMA
No.
PALOMA
(Resuelta)
¡Entonces qué me importa lo que piensen los demás! ¡Que me desprecien! ¡Que me
maldigan! Si su cariño es firme como el mío y como el mío, todo lo avasalla...
¡a pesar de usté! ¡a pesar del mundo entero, esta misma noche huyo con él!
CONDE
(Que
ha aparecido un poco antes en lo alto de la escalera del palacio, seguido de Valentina.
Tranquilamente) Y si yo te digo que eso... es una villanía.
JEROMA
¡Señor!
VALENTINA
¡Padre!
(Música)
PALOMA
(Duda
un momento, pero se rehace y dice arrogante:)
Aun
siendo una villanía
y
siendo usía quien es
como
una leona en celo
defenderé
mi querer.
CONDE
(Avanzando)
Paloma,
¿tú contra mí?
PALOMA
¡Y
en contra del mundo entero
si
me quitan lo que quiero!
Yo
soy Paloma
marchenera
bravía
que
ahora tengo un querer
y
lo sé defender
pues
sin él, moriría...
Y
bien sabe usía
que
si usía pidiera
toa
mi sangre, mi sangre daría,
pero
este cariño
(Casi
llorando)
que
es sol de mi vía
no
vivo sin él...
VALENTINA
(Acercándose
cariñosa al Conde y con mucha dulzura)
Tú
que nunca diste
pesares
a una mujer,
Tú
que comprendiste
lo
grande que es un querer.
¿Por
qué consuelo negar
a
la palomita
mejor
de tu palomar?
Fuera
una locura
querer
en ella vengar
de
mi travesura
la
torpe temeridad.
Vas
en perdonar
más
placer a encontrar.
CONDE
(Conmovido
y conteniendo su emoción)
¿Por
qué huye ese hombre
arteramente
y
no viene a buscarme
frente
a frente
y
con valentía
mi
justa cólera no desafía
con
esa fuerza y ese alentar
que
sólo tiene quien sabe amar?
¿Por
qué mi corazón es tan cobarde
que
en vez de hacer aquí
de
honor alarde,
está
sufriendo
por
esas lágrimas que van cayendo
como
rocío de amanecer
en
las mejillas de una mujer?
Mejor
desearía
retar
otra vez
a
aquel que ha logrado
que
lloren por él.
JEROMA
¡Señor!
VALENTINA
¿Frente
a frente
los
dos otra vez?
PALOMA
¡Jamás!
No sabría
a
quién defender.
D.
FELIX
(Avanzando
por el foro derecha y quedando en el centro de la escena)
Aquí,
señor Conde,
aquí
me tenéis;
falté
a mi palabra
vengaos
si queréis.
Sabed
que ella es mía
y
suyo soy yo;
sabéis
que mi cuerpo
ni
herido tembló.
Más
nunca mi espada
volveré
a cruzar
con
el que ofendí
con
ciega crueldad.
VALENTINA
¡Don
Félix!
D.
FELIX
Y
vengo
mi
deuda a saldar.
PALOMA
Mirad
que es mi vida
la
suya, señor.
VALENTINA
(Al
Conde)
Ceded
por favor.
PALOMA
Que
a vos os respeto
y
él es mi ilusión.
No
me hagáis padecer
¡compasión
pide
una mujer!
D.
FELIX
(A
la vez al Conde).
Sin
vacilar, pues,
debéis
de resolver,
PALOMA
y D. FELIX
Lo
que su corazón
sepa
conceder.
VALENTINA
(A
la vez)
Su
acción
es
noble expresión
de
que querer.
D.
FELIX
A
vuestro orgullo, señor Conde
humillo
toda mi altivez.
CONDE
(A
la vez)
De
igual dolor
fui
víctima también.
D.
FELIX y PALOMA
Firme
el cariño debe ser,
como
la roca junto al mar
ni
el huracán la ha de mover
ni
el agua la ha de socavar.
VALENTINA
(A
la vez)
Firme
el querer para triunfar
ni
el huracán lo ha de mover
ni
el agua lo ha de socavar.
CONDE
Firme
el querer
ni
el huracán lo ha de mover
ni
el agua lo ha de socavar.
LOS
CUATRO
Que
de las luchas el fragor
son
el contraste del amor.
PALOMA,
VALENTINA y D. FELIX
Aquí,
señor Conde
aquí
me le tenéis;
faltó
a su / falté a mí palabra
vengaos
si queréis;
más
no olvidéis nunca
que
en esta ocasión
ceder
es más noble,
más
grande el perdón.
CONDE
(A
la vez)
Si
mi emblema el amor siempre rué
y
al amor un altar levanté,
ante
ese altar aquí
rendí
mi bravura, mi orgullo rendí.
LOS
CUATRO
Ya
en mi corazón
siento
el arrullar
de
palomas amantes, sonar.
Y
es que mi ilusión
pregonando
está
felicidad
por donde va…
Aquí
muy bajito...
aquí
las oiréis...
cantar...
(Cesa
la música)
(Hablado sobre la música)
ORENTINO
(Saliendo
a la puerta con dos líos de ropa y una cesta grande que parece llena de
comestibles. Le sigue Taravilla con otro lío) Ayúdame, Taravilla, que no puedo
con tanto lío.
TARAVILLA
Ya
sabes que el matrimonio es una carga. (Viendo a los personajes que hay en
escena) ¡Ah! Mira.
ORENTINO
(Deteniéndose)
¡El señor Conde! ¿A que ya no nos marchamos?
CARDENAS
(Sale
por la izquierda) Cuando el amo disponga.
CONDE
Vamos.
VALENTINA
(Abrazándole)
¿Te marchas?
CONDE
Sí...
¡Jeroma... cuida de ella! (Besa a, Valentina) ¡Adiós!
VALENTINA
(Besándole,
también) ¡Padre!
CONDE
Y
a vos, señor don Félix, os dejo a la que siempre estuvo bajo mi amparo.
PALOMA
(Abrazándole)
¡Padrino!
CONDE
Vamos,
Cárdenas (Cárdenas se dirige al foro derecha)
TARAVILLA
¡Ah!
¿Pero también Cárdenas?
D.
MIGUEL
Ya
lo ves.
ORENTINO
(Dejando
caer los líos) ¡Menudo peso me he quitado de encima.
CONDE
(Desprendiéndose
de los brazos de Valentina y Paloma, extiende la mano hacia don Félix, que la
oprime, emocionado) ¡Recordad que yo lo he olvidado todo, por no ver llorar a una
mujer!
CUADRO y TELON
FIN DE LA ZARZUELA
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