EL
MAESTRO CAMPANONE
Zarzuela
en tres actos, arreglo libre de la Opera italiana La Prova d’un Opera Seria.
Texto
original de Frontaura, Rivera y Di-Franco.
Música de Giuseppe Mazza. Adaptación Vicente Lleó.
Estrenada
el 13 de Octubre de 1905 en el Teatro Cómico de Madrid.
REPARTO (Estreno)
Corila
Tortolini – Luisa Santamaría.
Violante
Pescarelli – Concepción Gutiérrez.
Alberto
Mordente – Carlos M. Marrón
Campanone
– Aquiles Di-Franco.
Don
Fastidio – Eugenio Fernández.
Don
Pánfilo – Santiago Santa Coloma.
Don
Sandalio – Manuel Júdez.
Paquita
–
Paquito
–
Coristas,
aldeanos, bailarines, etc.
La
acción se supone en Lisboa, a fines del siglo XIX.
REPARTO (Zarzuela versión Vicente Lleó)
Corila Tortolini – Srta. Arrieta.
Violante Pescarelli – Sr. Jiménez.
Alberto Mordente – Sr. Manso.
Campanone – Sr. Robles.
Don Fastidio – Sr. Rodríguez.
Don Pánfilo – Sr. Agulló.
Don Sandalio – Sr. Mariner.
ACTO PRIMERO
Salón
de ensayos. Puerta al fondo. A la derecha otra puerta, que conduce a los cuartos
superiores, por la cual se verá el fin de una escalera. Ventana a la izquierda.
Piano, sillas, papeles de música, etc., etc.
ESCENA PRIMERA
D.
Sandalio, Coristas y después D. Pánfilo. D. Sandalio sentado al piano y los
coristas alrededor, con papeles de música en la mano.
(Música)
SANDALIO
Ensayemos
este coro
con
muchísimo cuidado,
que
si no sale afinado,
no
se puede soportar...
CORO
«Victor
al gran guerrero,
sin
par en el asalto,
que
del contrario...»
SANDALIO
(Levantándose
impaciente)
¡Alto!
¡No
hay que desafinar,
señores,
por piedad!...
El
tiempo va incompleto,
volvamos
a empezar.
PANFILO
¡Amigo,
qué ocupado! (Saludando)
SANDALIO
A
tiempo habéis llegado.
PANFILO
¿Qué
hacéis?
SANDALIO
(Disponiéndose
a continuar)
Ensayo
un coro.
PANFILO
Señores,
¡ah, perdónenme!
concédanme
un momento,
y
escuchen los esdrújulos
compuestos
a una niña
que
va a matrimoniar.
(Todos
se levantan y hacen corro. D. Pánfilo saca un cuaderno y se prepara a leer con
aire trágico)
¡Oh
tú, simpática
belleza
fúlgida,
que
llegas tímida
hoy
al altar!
¡Dichoso
el cónyuge
que
en hado próspero
te
da por árbitro
de
tu beldad!
(Viendo
que los coristas vuelven a sentarse)
Oigan
el resto.
SANDALIO
No
me es posible.
PANFILO
Despacho
presto.
(Indicando
que faltan muchas hojas)
SANDALIO
¡No,
no! (¡Mal rayo!) (Impaciente)
PANFILO
Siga
el ensayo,
que
por mi parte
no
insisto más.
(Se
sienta al lado de D. Sandalio)
CORO
«Víctor
al gran guerrero,
sin
par en el asalto,
que
del contrario intrépido
nos
hizo al fin triunfar.»
PANFILO
¡Bravo!
¡bravísimo!
¡Va
a alborotar!
(Hablado)
SANDALIO
(Al
coro)
Podéis
retiraros hasta dentro de una hora, que empezará el ensayo de partes. (Sale el
coro)
ESCENA II
D.
Sandalio, D. Pánfilo.
SANDALIO
¿Qué
os parece este coro, ilustre vate?
PANFILO
Yo
os diré: de la letra, que es obra mía, nada hay que decir; la música... no es
mala; pero podría ser mejor.
SANDALIO
¿Sois
inteligente en música?
PANFILO
Un
portugués es inteligente en todo, amigo mió... y yo soy la prueba de esta
verdad... Yo he sido, aquí donde me veis, músico, sastre, y después pintor, y
luego peluquero, y ahora soy poeta.
SANDALIO
¡Y
qué poeta!
PANFILO
Yo
había nacido para poeta... Durante el tiempo que pasé dedicado a esos oficios
mecánicos, compuse algunas obras, que en su día serán asombro de los nacidos; ¡sí,
señor!...
SANDALIO
¿De
los recién nacidos?
PANFILO
De
todo el mundo... Pero me faltaba protección, y la necesidad me hacía descender
de la grandeza de mi inspiración á la miseria de mi oficio... En la patria de Camoens
todos son ingratos con el genio. Felizmente un día encontré en la hostería la
Providencia, disfrazada de empresario de ópera... y desde aquel día cambió mi estado,
se despejó mi horizonte... y comenzó a alumbrar el sol de mi gloria... por más
que su luz todavía no ha llegado a mi estómago.
SANDALIO
¿Cómo?
PANFILO
Por
encargo suyo escribí la ópera con que debe inaugurar sus trabajos la
compañía... y nunca llega el día de la inauguración... y como que hasta que se
inaugure yo no cobro, y como he ahorcado todos mis oficios... y como tengo
mujer, una mujer que me ha dado ya siete ediciones de mi estampa... ya podéis
imaginaros qué trabajos pasaré...
SANDALIO
Pronto
tendrán término vuestros trabajos, ilustre vate... La ópera se estrenará antes
de ocho días...
PANFILO
Imposible...
Por de pronto, no tenemos director de orquesta.
SANDALIO
¿Pues
y el que nos enviaba recomendado el bey de Túnez?
PANFILO
Ahora
sale con que no puede venir, porque se ha muerto de sobreparto...
SANDALIO
¿El?
PANFILO
Su
mujer. La prima donna lo hace todo, menos estudiar; el tenor se ocupa más de la
prima donna que de la ópera: el bajo está con tercianas; el maestro Campanote no
hace más que corregir su música, y el empresario tiene muchas ilusiones, pero
poco dinero.
SANDALIO
Si
fuera como lo pintáis...
PANFILO
Así
es, amigo mió. Y en tanto paso yo la pena negra, y el mundo ignora todavía que
bajo esta chupada chupa, y esta casaca raída y roída, y este sombrero de media carácter
se oculta un poeta, astro luciente que ha de alumbrar... Voy a almorzar, amigo
mió, con la esperanza de que mi ópera se represente me fía el hostelero; pero
no hay mucho que fiar en que el hostelero me fíe, si se retrasa el estreno...
SANDALIO
Ya
sabéis que a las doce ensayan las partes.
PANFILO
Volveré
a la una, y estoy seguro de que las partes estarán en cualquier parte menos
aquí, (Vase)
ESCENA III.
D.
Sandalio.
DON
SANDALIO
Pues
señor, ese gran poeta, dicho sea con perdón, no deja de tener sus razones. La
ópera, Dios sabe cómo y cuándo se cantará... ¿Y quién ha metido a don Pánfilo a
escribir óperas?... Si fuera yo... yo, que tengo escrito una ópera
tragi-filosófico-burlesca... Esa sí que ha de gustar... ¡Qué golpes tiene!...
Guando arrastran a la primera donna, y el tenor se tira al pozo cantando: No me
persigas,
(Cantando
y accionando ridículamente)
monstruo
infernal...
ESCENA IV
D.
Sandalio, Corila, que se verá bajar la escalera.
CORILA
¡Já!
já! já! ¿Estáis ensayando, maestro? (Riéndose al ver la ridícula actitud de D.
Sandalio)
SANDALIO
No,
señora... Recordaba una escena de mi ópera... La más esforzada doncella ó las
quiebras del amor.
.
CORILA
Tendrá
que ver.
SANDALIO
¡Qué
bien estaríais vos haciendo la doncella!...
CORILA
Lo
dudo... ¿No ha venido el tenor?
SANDALIO
No,
señera. (Con malicia) (Ahí le duele)
CORILA
(¡Ah!
la otra le detiene, de fijo…) ¿Sabéis si tiene otra?
SANDALIO
¿Otra
qué?
CORILA
¡Nada!
¡Nada! Dejadme... Os advierto que no espero más que un cuarto de hora.
SANDALIO
Como
gustéis, señora... (Ya esperarás al tenor) (D. Sandalio va al piano, arregla
los papeles y sale al entrar Alberto)
(Música)
CORILA
¡Ya
me inquieta su tardanza!
¡Así
aprecia mi ternura!
Ilusión
es la ventura
que
esperaba de su amor.
Mas
no temo a mis rivales;
que
si aguzo mi talento,
del
ingrato, en un momento,
me
sabré muy bien vengar.
Soy
astuta y caprichosa,
soy
coqueta, soy hermosa,
y
locura es que yo tema
que
me venza una rival.
Una
mirada
y
una sonrisa
con
un desaire
le
vencerán.
Cuando
conviene
sóbrame
arte,
y
hago a la postre
mi
voluntad.
Si
pudo ciego
serme
perjuro,
de
mí, lo juro,
se
acordará.
(Hablado)
¡Nada!
(Acercándose a la ventana) ¡No Viene!—Estará con esa condesa, a quien conoció
en Coimbra. ¡Oh! si yo supiera dónde están!... Esto es para desesperarme... (Asomándose
otra vez) ¡Ah! ya está aquí... Mi desden le hará confesar todo!... (Se sienta)
ESCENA V
Corila,
Alberto
DUO
ALBERTO
¡Vida
mía!
CORILA
Dejadme
luego.
ALBERTO
¿Por
qué, si te adoro ciego,
me
recibes tú tan mal?
CORILA
Porque
sois muy inconstante.
ALBERTO
Soy
tu más rendido amante…
CORILA
No
te creo.
ALBERTO
Te
lo juro.
CORILA
Sois
un pérfido, perjuro.
Ya
no os quiero escuchar más.
A DUO
ALBERTO
y CORILA
¿Es
posible que el ingrato/la ingrata
me
atormenta sin piedad?
ALBERTO
Esa
duda, hermosa mía,
ya
me ofende en demasía.
CORILA
¿Me
amas, di?
ALBERTO
Siempre
constante
en
tí sola pienso ya.
CORILA
Yo
te juro en adelante
no
volver a sospechar.
A DUO
ALBERTO
y CORILA
De
gozo y de contento
henchida
el alma mía,
la
dicha que yo siento
es
dicha sin igual.
(Hablado)
CORILA
¿Es
verdad, Alberto? ... ¿Me amas?
ALBERTO
Sí;
te amo como Medoro a Angélica, como Romeo a Julieta, como Polion a Adalgisa...
pero quiero que nuestro amor sea paz y no guerra; y mientras tú no te cures de
tus infundados celos, nuestro mutuo amor será nuestro martirio. Yo necesito
frecuentar la sociedad; tengo que estar bien con los caballeros y damas de la corte.
CORILA
Pero
yo no quiero que estés bien con ninguna clama mas que conmigo.
ALBERTO
Pues
hija, ello es preciso... Antes de debutar en el teatro, debo debutar en la
sociedad.—Un artista necesita congratularse con el público.
CORILA
Entonces
yo también me congratularé con el público... frecuentaré la sociedad, los
bailes, los salones; aprenderé el portugués...
ALBERTO
No,
hija, no; el portugués no. Mira que vas a perder la voz.
CORILA
¡Que
la pierda! ¿Qué me importa?
ALBERTO
Pues...
¿y los triunfos que nos esperan? ¿Quieres poner prematuro término a tu gloriosa
carrera? Vamos, ven acá, y hagamos las paces.
CORILA
¿Para
qué?—Nuestro amor ha terminado.—Te desprecio.
ALBERTO
¿Sí?
Tanto mejor, (Indignado)
CORILA
¡Ingrato! ¡Ay! ¡yo me muero! (Al ver que Alberto no la mira, cae en un sillón)
ALBERTO
¡Corila!
(Corriendo para socorrerla)
CORILA
Déjame
en paz. (Levantándose bruscamente)
ALBERTO
¡Qué carácter!...
PANFILO
¡Salve,
hijos de la armonía! (Que los observa)
ALBERTO
(¡No
está mala la armonía!)
ESCENA VI
Dichos,
D. Pánfilo.
PANFILO
Dios
guarde y conserve para bien, prosperidad y fomento del arte... ¿Qué es esto?
(Después de unos instantes durante los que mira alternativamente a Corila y
Alberto) ¡No me contestan!... (Nube tenemos) «De esta manera un día
(A
Corila con impaciencia y ademanes de improvisador)
»se
hallaba Citerea,
»ora
en coraje ardía
»y
con la faz febea
»que
en sus ojos lucía,
»decía
que aquel día
«¡fatalidad
impía!
»lo
mismo la ponía
»que
si fuera una arpía...
»y
hermosa, aunque bravía...»
CORILA
¡Estúpido!
(Dándole un bofetón)
PANFILO
«Con
la mano sacudía» (Llevando la suya al carrillo) Estos versos son de un poema
que escribo sobre la fragilidad de las cosas humanas.
ALBERTO
¡Será
obra grande!
PANFILO
Sí
señor; catorce cantos llevo escritos.
ALBERTO
¿Catorce
cantos? (¡Quién te diera con uno en la cabeza!)
PANFILO
Y
aún no ha salido más personaje que Adán.
CORILA
(¿Qué
más Adán que el autor?)
PANFILO
Sí
señora, se dará el retrato del autor y el de todos sus parientes.
.
ALBERTO
Pero
¿sabéis cuándo empieza el ensayo?
CORILA
Sí,
el tenor tiene mucha prisa. (Con intención)
ALBERTO
¿Otra
vez?
PANFILO
Aquí
está el empresario que nos lo podrá decir.
ESCENA VII
Los
mismos, Violante, D. Sandalio, D. Fastidio.
FASTIDIO
Mil
perdones, prima donna absolutísima, por mi tardanza.
CORILA
No
hay de qué. (Con despego)
VIOLANTE
(Con
intención) Dios guarde a la prima donna absolutísima.
CORILA
¡Amiga
mía! (Con zalamería)
VIOLANTE
Salud,
tenor.
ALBERTO
Señora...
CORILA
(No la hables) (A Alberto)
FASTIDIO
Un
empresario tiene tanto que hacer... Son tantos los obstáculos con que tropiezo
antes de poder dar cima a mi empresa... Figuraos, señores, que hace diez días que
estoy buscando un violón... y ya veis si en. Portugal se toca el violón... Pues
yo no encuentro un violón para mi teatro... El uno porque es violón del rey, el
otro lo es de la catedral, el otro porque lo toca en las Larangeiras. Pero, en
fin, esto no me apura mucho, porque en último caso, señores, el empresario
mismo tocará el violón... ó mi amigo don Pánfilo, que tiene más práctica.
PANFILO
Distingo:
más práctica no, más disposición sí.
ALBERTO
Pero,
señores, ¿se ensaya ó no?
PANFILO
Sí,
señor. ¡No se ha de ensayar!
CORILA
Si
no ha venido el maestro.
FASTIDIO
¿No
ha venido? Es extraño, porque nunca viene a tiempo.
VIOLANTE
Esto
parece cosa de juego.
ALBERTO
Tenéis
razón, señorita.
CORILA
(No
la mires) (A Alberto)
ALBERTO
(¡Qué
mujer! Acabará con mi paciencia)
FASTIDIO
Ya
está aquí el maestro.
TODOS
Gracias
a Dios.
ESCENA VIII
Dichos
y el Maestro Campanone. Van entrando los corista.
(Música)
|
CAMPANONE
¡Señorita!
¡Amigos míos!
Campanone
os felicita.
Esa
mano tan bonita (Besando la mano a Corila)
permitídmela
besar.
Vuestra
escena está acabada. (A Alberto)
Tengo
el aria ya trazada, (A Corila)
y
le he puesto un ritornello
tutto
nuovo, tutto bello.
¡Oídlo!
la, la, la, la, la,
ta,
ta, ta, ta, ta, ta,
la,
la, la, la, la, la,
pa,
pe, pí, po, pu, pa, pa.
Cuando
juega el clarinete
un
trombón se le entromete,
las
dos flautas y el fagot
se
detienen sobre el sol.
Yo
os ofrezco una armonía
de
grandiosa melodía;
y
estoy cierto que mi música
grande
efecto causará,
y
aturdido el mundo entero
al
oiría quedará.
(Hablado)
PANFILO
¿Pero
se empieza el ensayo?
CAMPANONE
Sí,
señor. ¿Estamos todos?
ALBERTO
Todos.
VIOLANTE
¿Y
cuándo es el estreno?
FASTIDIO
Dentro
de ocho días; y será, aunque se junte el cielo con el firmamento: el teatro
está ya terminado, y sólo falta decorarle...
CORILA
Pues
yo digo que es imposible,
VIOLANTE
Por
mi parte hoy se podía cantar la ópera.
CORILA
Todas
no somos maestras. (Con ironía)
CAMPANONE
Quiere
decir que si no se estrena dentro de ocho días se estrenará dentro de veinte:
lo que importa es que salga bien.
FASTIDIO
Eso
es, y la tardanza arruinará al empresario.
PANFILO
Y
al poeta, que está arruinado ya.
CORILA
¿Pero
se empieza el ensayo?
CAMPANONE
Sí,
señora, al momento.
ALBERTO
¿Por
dónde?
CAMPANONE
Por
la escena que precede al quinteto.
CORILA
¿Cuál
es?
ALBERTO
La
escena sexta.
PANFILO
Exactamente.
¡Ya veréis qué versos!
VIOLANTE
¿Y
se pasará el quinteto?
CAMPANONE
Sí,
señora; digo, no, señora, porque faltan el bajo, y el soprano, que aún no ha
llegado a esta ciudad.
FASTIDIO
¿Y
el violón?
CORILA
¿Pero
dónde está el bajo?
CAMPANONE
No
sé si está arriba.
ALBERTO
Pues
que digan al bajo que baje.
PANFILO
¿El
bajo?... ¿Preguntan por el bajo? Está con la terciana. Cuando yo venía, le vi
que subía a su casa.
FASTIDIO
¿Con
que él subía? ¡Yo sí que voy a dar un bajón!...
CAMPANONE
No
nos hace falta... Don Sandalio, al piano... Yo cantaré la parte de soprano, don
Pánfilo hará la figura de bajo, y cantará su parte.
PANFILO
Buena
figura estoy yo ahora para hacer figuras.
.
CORILA
¡Vaya
un ensayo formal!
CAMPANONE
Ea,
¿estamos? (Reparte los papeles)
PANFILO
¡Cuidado!.,
que se oigan mis versos.
CORILA
(¡Como
son tan buenos!)
(Música)
CORILA
Extinguir
queréis en vano
de
mi pecho la llama.
¿Fácil
crees, ¡oh, insecto!
que
calle la impresión de un puro efecto?
PANFILO
Señora,
poco apoco, (Interrumpiéndola) Permitidme...
Aquí
dice que acalle la impresión de un puro afecto.
CORILA
Diga
aquí calle o acalle, y diga efecto o afecto, es
igual...
en mi concepto.
CAMPANONE
(¡Qué
talento! ¡Qué talento!) Prosigamos.
ALBERTO
¡Oh,
mujer ingrata,
así
despreciar puedes
del
vencedor la mano!
Piensa
que puedo...
CORILA
Amante
no te temo;
te
desprecio irritado.
ALBERTO
¡Muere
pues, oh cruel!
PANFILO
¡Ten,
despiadado!
CORO
¡Tente!
¡oye!
¡Detén
el golpe!
CORILA
¡Cruel
momento!
ALBERTO
¡Fiero
instante!
ALBERTO
y CORO
El
herir su pecho amante
es
sobrada crueldad.
VIOLANTE
y PANFILO
¡Qué
feroz es su semblante!
Yo
me voy a desmayar.
CAMPANONE
¡Bravo!
¡Bravo! ¡Estoy contento
No
se puede pedir más.
Adelante:
fuerte el bajo,
y
muy bajo lo demás.
PANFILO
¡Ah,
por qué!... (Cantando desafinado)
CAMPANONE
¡Chito!
(Corrigiendo)
PANFILO
Por
qué... (Continuando)
CAMPANONE
¡¡Chito!!
¿Qué
diablo estáis haciendo?
¿A
qué ese re bemol?
PANFILO
Miradlo;
escrito está.
CAMPANONE
Poned
un re mayor.
Volvamos
a empezar.
A CUATRO
¡Ah!
¿Por qué, por qué rebaja
su
valor y su piedad?
CAMPANONE
Ahora
sale aquí el soprano
con
la bella cavatina.
CORILA
Poco
a poco; permitidme:
esto
así no ha de quedar. (Todos se levantan)
Decid
pronto, señor mió, (A Campanone)
¿a
qué tantas distinciones?
CAMPANONE
Al
poeta preguntadlo.
PANFILO
Preguntadlo
al empresario...
FASTIDIO
Yo
no entiendo...
CORILA
Pues
oídme.
Quiero
yo la cavatina.
ALBERTO
(¡Cuál
la tiple desatina!)
CAMPANONE
Yo
no cedo.
CORILA
Cederéis.
CAMPANONE
¡No,
señora!
CORILA
Cederéis.
De
otro modo escuchareis
vuestra
ópera silbar.
CORO
Esto
¿en qué vendrá a parar?
FASTIDIO
Proseguid.
CORILA
¡No
fastidiéis!
ALBERTO
Yo
rescindo la escritura.
VIOLANTE
Yo
no asisto a más ensayos.
CORILA
Mi
paciencia ya se apura,
y
me niego a cantar más.
(Tirando
los papeles a Campanone)
CAMPANONE
¡Campanone
desairado!
Este
insulto tan marcado
no
lo debo tolerar.
ALBERTO
Yo
me marcho.
VIOLANTE
Yo
me marcho.
FASTIDIO
¿Cómo
es esto? ¡No, por Dios! (Deteniéndolos)
PANFULO
Cambiaremos.
CAMPANONE
¡No,
señor!
Si
esto empieza de este modo,
¿cómo
¡ay Dios! acabará?
CORO
Si
se sigue de este modo,
esta
empresa tronará.
TODOS
Es
un bombo mi cabeza;
yo
estoy tocio y aturdido.
Si
aquí sigo, de seguro
a
perder voy el o ido.
Si
esto empieza de este modo,
¿cómo
¡ay Dios! acabará?...
CORO
Si
se sigue de este modo,
esta
empresa tronará.
(Se
van todos, sin querer oír a D. Fastidio. Cae el telón)
FIN DEL ACTO PRJMERO
ACTO SEGUNDO
Campiña.—Una
casa con cobertizo a la izquierda.
ESCENA PRIMERA
Paquita,
Paco, Aldeanos y Bailarines.
(Música)
CORO
Cantemos,
amigos,
bebamos,
bailemos;
que
todos debemos
al
novio obsequiar.
¡Que
viva Paquito!
¡Que
viva Paquita!
No
la hay más bonita
en
todo el lugar.
PAQUITA
El
cielo se oscurece.
PACO
Muy
pronto lloverá. (Relámpagos)
TODOS
¡Relámpagos!
¡Huyamos!
Lloviendo
está, ¡corramos!
Estamos
aquí mal.
(Entranse
todos en la casa. Tempestad)
ESCENA II
Campanone,
Alberto, D. Pánfilo, D. Fastidio, Corila, salen todos con pañuelos en la
cabeza. Alberto sostiene por la cintura a Corila. y con la otra mano lleva
abierto un gran paraguas que entregará a D. Pánfilo.
PANFILO
Doncella
tímida...
ALBERTO
Cobrad
el ánimo.
CORILA
No
tengo fuerzas.
(Apoyándose
en Alberto)
ALBERTO
Mi
bien, calmaos.
Pasó
la nube.
FASTIDIO
Bien
me ha pesado.
CAMPANONE
Hasta
los huesos
estoy
mojado.
CORILA
Yo
desfallezco.
FASTIDIO
Yo
me parezco
al
padre Adán.
TODOS
Lejos
la nube
su
furia agita;
Dios
no permita
que
vuelvas más.
CORILA
¡Ay!
¡yo no puedo más!
(Hablado)
CAMPANONE
¡Cuánto
he gozado durante la tempestad! ¡Qué de ideas bullían en mi cerebro en medio de
la armonía estrepitosa!... ¡Cien óperas tengo aquí, señores!... (Dándose un a palmada
en la frente)
FASTIDIO
A
propósito de óperas... quiero deciros por qué os he reunido aquí.
CORILA
Sepamos...
ALBERTO
Si,
sepamos.
PANFILO
Palabra
primero, y no me interrumpáis. (Se coloca en medio de todos, que le prestan la
mayor atención) Señores, sirte Cerere et Bacus; friget, no sólo Venus, como
dice el vulgo, sino hasta el mismo Vulcano: dicho esto, prosigo y digo: don
Fastidio, empresario flamante, permítaseme esta metáfora, visto el desorden,
con conato de anarquía, que reina entre los artistas escriturados por el mismo
con tres objetos a cual más laudables, a saber: dar una prueba de su amor a las
artes y a las letras, dignamente representadas por todos nosotros... (Todos bostezan)
Pero no prosigo, ese bostezo espontáneo me indica que todos los aquí presentes
piensan lo mismo que yo; que es en comer. De donde deduzco que lo que don
Fastidio tenga que decirnos, lo podemos oír comiendo; de lo que resultará, que
si él habla mientras nosotros comemos, indudablemente tocaremos a más, por lo
que él comerá de menos.
CAMPANONE
(No
me parece mal la aritmética de este hombre)
ALBERTO
Don
Pánfilo, contra su costumbre, tiene razón.
FASTIDIO
Pero,
y ¿dónde?
PANFILO
¿Dónde
comeremos? Por comer, comería yo sentado en la punta de una lanza. Pero
precisamente nos hallamos en el lugar apetecido, donde nuestro apetito podrá
saciarse cuanto apetezca con los manjares más apetecibles... Esta hostería es,
insigne protector de Euterpe y Thalia...
FASTIDIO
Siempre
andáis a vuelta con esas señoras.
PANFILO
Porque
vos las protegéis.
CAMPANONE
¡Hola!
¿Con qué esas tenemos? (Que había prestado poca atención al diálogo anterior)
FASTIDIO
¿Eh?
No lo creáis... ¿A mi edad había yo de pensar en mujeres?...
CAMPANONE
¡Oh!
las mujeres a nuestra edad son una necesidad... (Con amorosa intención)
PANFILO
La
necesidad es la que yo tengo; y me parece que todo lo que estáis hablando es
evidentemente superabundante... cuando una merienda abundante nos espera en esa
hostería, en la cual se celebran hoy las famosas bodas de la hija del hostelero
con el hijo de un soldado inválido portugués... Y por cierto que es curiosa la
historia de ese soldado portugués... Figuraos, señores, que un día dimos una
batalla a los españoles... Yo no estaba allí, pero es igual. — Los españoles
eran unos cuatrocientos rail, sin contar otros tantos generales, y nosotros éramos
dos rail pies de caballo... La batalla, que duró tres días, fue sangrienta;
bien llegarían los muertos a... no se puede calcular... hubo más muertos que combatientes.
—Pues ese soldado, pasando a galope por, entre los enemigos , se vio de repente
sujeto por el brazo... y él ¿qué hace?... con mucha calma se encomienda a Dios,
desenvaina su espada, y de un golpe se corta el brazo por esta parte,
(Señalando el codo) y sigue su camino, dejando al enemigo con la otra mitad y con
un palmo de narices...
CORILA
Si
hemos venido aquí para oír disparates...
PANFILO
Deteneos.
ALBERTO
Yo
me marcho.
CAMPANONE
Pero...
(Deteniéndole)
PANFILO
Decía
que en esta hostería hallaremos lo que buscamos, porque yo estoy convidado a la
boda. —Por eso indique este lugar a don Fastidio, cuando él me dijo que deseaba
disponer un día de campo... para reunirnos y poneros de acuerdo... y lograr por
este medio que la magnífica ópera qué yo he escrito, pueda cantarse.
CAMPANONE
Es
decir, que he escrito yo.
FASTIDIO
¿Volvemos
a empezar? Así no la cantaremos nunca.
CAMPANONE
¿Cantaremos?
¿Qué es eso de cantaremos?
FASTIDIO
Sí;
porque yo, que soy el empresario, el pagano...
PANFILO
(Vulgo,
judío)
FASTIDIO
Si
continuamos así, tendré que cantar la palinodia.
ALBERTO
Todo
es cantar.
PANFILO
Basta
de charla... Sois lo más habladores... Entremos.
PANFILO
y FASTIDIO
Entremos.
(Van entrando en la hostería: al entrar Alberto, Corila le detiene)
ESCENA III.
Corila
y Alberto.
(Música)
ALBERTO
¿Dime,
qué es lo que quieres,
Corila
mía?
CORILA
¿Habrá
muchas mujeres
en
la hostería?
ALBERTO
¿Y
qué te importa?
CORILA
Es
que yo tengo celos,
celos
de todas.
ALBERTO
¿Cuántas
veces, Corila,
te
tengo dicho
que
tú sola eres reina
de
mi albedrío?
Quiero
que creas,
que,
menos a tí, a todas
las
hallo feas.
CORILA
Mira,
Alberto, que tengo
yo
ciertas dudas;
mira
que quiero en todo
ser
absoluta.
¡Ay!
Dios te ampare,
si
averiguo algún día
que
me burlaste.
Por
amarte a tí solo,
querido
Alberto,
perdí
mil ocasiones,
de
casamiento.
Desprecié
un bajo,
un
tenor, un barítono
y
hasta un soprano.
Un
príncipe marrueco,
que
me hizo el oso,
y
compartir quería
conmigo
el trono,
(¡y
era muy guapo!)
Estaba
por mis gracias
tan
fascinado,
que,
viendo que desdenes
me
merecía,
aunque
el oro y el moro
me
prometía,
¡mira
qué bruto!
¡dejó
el trono vacante,
y
se hizo eunuco!
ALBERTO
Yo
también he tenida
mil
proporciones,
y me
he sacrificado
por
tus amores.
CORILA
¿Y
es sacrificio?
¡Ser
el único dueño
de
mi albedrío!
ALBERTO
No
digo tal, Corila;
lo
que te digo
es
que en paz no se puede
vivir
contigo.
¡Siempre
celosa!
¡Siempre
viendo visiones!
CORILA
¡Ya
te incomodas!
Eso
es signo evidente
de
que me engañas,
y
de que no es mi queja
tan
infundada.
Sí;
al fin y al cabo
tú
serás como todos...
Aparta,
ingrato.
Eres
libre; ya puedes
ser
lo que quieras.
ALBERTO
Corriente.
CORILA
Como
es eso
lo
que deseas...
¿Piensas
que ignoro
que
es la segunda tiple
la
que tú...
ALBERTO
¿Cómo?
ESCENA IV
Los
mismo, Campanone.
(Hablado)
CAMPANONE
¿Qué
hemos do comer... si no hay un mal guisote en la hostería?
CORILA
¿Y
a mí qué?
CAMPANONE
¡A
mí mucho!... ¿Os parece bien que hayamos venido hasta aquí con la esperanza de
comer bien, y nos hallamos que no podemos ni comer mal?
ALBERTO
¡Pues
estamos lucidos!
CORILA
Para
comer estoy yo.
CAMPANONE
Para
comer estábamos todos... pero ya... ¡ya!... (¡Ah, qué idea!) Si hubiera quien
fuese a la ciudad, nos podrían traer de otra hostería lo que no hay aquí.
ALBERTO
Yo
iré.
CAMPANONE
¿De
veras? (¡Te clavaste!)
ALBERTO
(Que
sufra)
CORILA
¿Tú?
ALBERTO
Yo,
sí.
CAMPANONE
Vos
sois nuestro salvador.
CORILA
No
irá.
ALBERTO
Sí
iré.
CAMPANONE
(¡Bravo!
Lo que es esta ocasión he de aprovecharla)
ALBERTO
Haré
traer una comida de rey.
CAMPANONE
Sí,
que el empresario paga.
ESCENA V
Campanone,
Corila.
CORILA
Maestro,
si la ópera se ha de cantar, necesito que se varíe toda mi parte y la de tenor
también.
AMPANONE
¡Eh!
¿Cómo es eso?
CORILA
Sí,
señor; no quiero estar en escena cuando esté él… no quiero cantar aquel dúo en
que él me dice: «Yo te adoro; » y yo contesto: «Yo también.» Ni aquella romanza
que empieza: «¡Rabiando estoy! ¡Oh dioses inmortales! casadme luego si queréis
curarme.»
CAMPANONE
¿Pero
¿qué motivo?...
CORILA
El
motivo es que aborrezco al tenor, y no quiero verle ni en escena... Si le veo
me irritaré y soltaré un gallo.
CAMPANONE
(Con
arroz nos vendría ahora de perillas) ¿Le aborrecéis?... ¡Oh dicha!
CORILA
¿Qué
habéis dicho?
CAMPANONE
¡Oh
dicha! Sí señora, ¡oh dicha! he dicho, y palabra dicha no tiene vuelta... Digo
¡oh dicha! porque ese aborrecimiento, que os inspira el tenor, es una esperanza
para mí, en cuya realidad estriba mi felicidad presente y futura.
CORILA
No
os entiendo.
CAMPANONE
Pues
entendedlo de una vez, Gorila. Yo os amo.
CORILA
¡Já!
¡já! ¡já! ¿De veras?
CAMPANONE
Os
amo con un amor sostenido en mí poruña fuerza superior a mí mismo, y un si de
vuestra boca me hará tan feliz como...
CORILA
¿Sí?
CAMPANONE
¡Ah!
¡gracias! ¡gracias! Ese si es el sol de mi felicidad. ¿Dó habrá un hombre que
pueda igualarse a mi? Yo quisiera deciros... pero el re... la... mi...
CORILA
¿Me
amáis en solfa?
CAMPANONE
Os
amo en todos los tonos conocidos... Quiero ser vuestro esposo... Seremos los
más dignos representantes del amor y del arte. (Ella canta bien, y con su
sueldo…) Haré en la ópera cuantas variaciones queráis. Quitaré toda la parte de
tenor... ¡Ah! permitidme que imprima en esa mano el ósculo...
CORILA
¡Por
Supuesto! (Retirándola)
CAMPANONE
Vedme
de hinojos... (Se arrodilla)
CORILA
¿Pidiendo
perdón?
CAMPANONE
¡Pidiéndole
amor!
CORILA
Perdone,
hermano.
CAMPANONE
¿Cómo?
CORILA
No
hay de qué... ¡Já! ¡já! já! ¡Qué gracioso!
CAMPANONE
¿Os
burláis de mí!
CORILA
¡Já!
¡já! ¡já!
DUO
CORILA
¡Contempladle!
¡qué figura
me
pretende para esposa!
¡Es
un dije! ¡Pues no es cosa!
¡Vaya
al diablo a enamorar!
¡Ved
qué piernas, santo cielo!
¡Ved
qué ojos de mochuelo!
No
hay un hombre de tal facha
¡Qué
nariz de remolacha!
¡Qué
ridículo y preciado!
¡Qué
señor tan corcovado!
A
mi más fiera enemiga
se
lo quiero regalar.
CAMPANONE
¡Contempladla!
¡Qué figura,
no
me quiere por marido!
(Del
insulto recibido
yo
me debo, sí, vengar)
Esa
boca a lo que veo,
fue
buzón de algún correo;
y
ese talle delicado...
es
un talle algodonado.
Sin
el unto, esas mejillas
deben
ser muy amarillas.
A
mi mas fiero enemigo
se
la quiero regalar.
CORILA
Estaréis
ya satisfecho...
CAMPANONE
A sus
pies, señora hermosa,
y
en extremo agradecido. ..
CORILA
¡Qué
figura tan donosa!
¡Oh,
qué gracia!
CAMPANONE
¡Mucha
gracia!
LOS
DOS
Nunca
he visto tal audacia:
no
me queda que ver más.
CORILA
La
burla muy poco
me
debe importar;
y
para probarlo
me
pongo a bailar. (Da algunos pasos)
CAMPANONE
¡Qué
gracia que tiene!
No
sabe bailar.
¡Si
al menos supiera,
supiera
cantar!
LOS
DOS
De
rabia yo tiemblo, yo sudo, yo bramo
y
estallo, de fijo, si estoy aquí más.
(Corila
entra en la casa)
ESCENA VI
Campanone
(Hablado)
CAMPANONE
¡Yo!...
¡despreciado por ella!
Pues
me parece que soy,
no
agraviando lo presente,
y
lo presente soy yo,
un
hombre que puede ¡vaya!
ponerse
junto al mejor.
Yo
me vengaré. Yo juro
por
la solfa y por el sol...
En
poniéndose en escena
una
obra de otro autor,
hago
que a la prima donna
le
den una grita atroz.
Lo
que es conmigo no juega
como
con ese tenor,
que
por tener escritura,
sin
tener arte ni voz,
tiene
que sufrir la carga
de
un amor...
ESCENA VII
El
mismo y D. Fastidio, saliendo de la hostería.
FASTIDIO
Pero,
señor
maestro
de los infiernos,
¿queréis
que sin remisión
truene
el teatro y la ópera
y
la empresa que soy yo?
¿Qué
habéis hecho a nuestra tiple
que
ha entrado como un león,
diciendo
que ya no canta,
aunque
se empeñase Job,
y
que yo soy un perdido,
(y
bien que perdido estoy)
y
que el tenor es un trasto,
y
que más trasto sois vos,
y
que se marcha esta noche?...
Y
no es eso lo peor,
sino
que de mí reclama...
CAMPANONE
¿Qué?
FASTIDIO
¡Una
indemnización!
CAMPANONE
Que
se vaya cuando quiera.
Así,
como así, su voz...
No
da el si.
FASTIDIO
Porque
os ha dado
en
lugar de si algún no.
Parece
imposible que un
maestro
compositor
descomponga
así un negocio
de
tanta monta... ¡Por Dios,
que
ayer estábamos mal,
pero
hoy estamos peor!
Por
ser el más oportuno
medio
de conciliación,
quise
obsequiar a mi gente;
y
lo que me sucedió
es
que cada vez se enreda
más
y más la situación.
CAMPANONE
¡Tened
paciencia!
FASTIDIO
Es
dinero
lo
que necesito yo.
Y
si la tiple se marcha,
tronaré.
Si fuerais vos
en
apoyo de don Pánfilo,
que
procurando quedó
convencerla…
CAMPANONE
¿Yo
bajarme?
FASTIDIO
No
os neguéis a tal favor.
CAMPANONE
Por
serviros...
FASTIDIO
Sí,
maestro.
Pedid,
siquiera, perdón
de
vuestra locura . . ¡Haced
que
no trinemos... y adiós!
CAMPANONE
(Lo
haré, porque si la empresa
truena,
también trueno yo)
(Entra
en la hostería)
ESCENA VIII
D.
Fastidio.
(Música)
FASTIDIO
¡Oh!
¡Mal haya la locura
de
meterme yo a empresario!
Labrará
mi desventura
el
capricho temerario
que
en mal hora concebí.
Ni
la honra ni el dinero
salvaré
por más que grite.
¡Oh
destino atroz y fiero!
Mi
desgracia lo permite,
y
hasta burla harán de mí.
Si
yo pregunto: — «Doña Gorila,
¿estáis
dispuesta —para ensayar?»
Contesta
al punto: —«¡Muy constipada!
¡Sigo
indispuesta, —no puedo hablar!»
Con
mucha labia, —con desparpajo
la
comprimaria —saca su fruto;
el
tenor rabia, —patea el bajo.
¡Es
mala el aria! —¡Maestro bruto!
¡Todos
pretenden, —todos se cuadran!
Cantantes,
coros, —músicos, sastres,
todos
me exigen, —todos me ladran! |
Sois
un... (¡Farsantes!) —sois un pillastre!
Yo
os prometo, ¡y lo veréis!
raza
astuta y desalmada,
que
de mí no os burlareis!
Cuando
cumpla la mesada
el
dinero pediréis,
y
ni un cuarto sacaré;
que
el castigo de una empresa
es
dejaros sin comer.
ESCENA IX
D.
Fastidio, Alberto, poco después D. Pánfilo.
(Hablado)
ALBERTO
Me
alegro de hallaros.
FASTIDIO
Y
yo... ¿Traen la comida?
ALBERTO
No
se trata de eso…
PANFILO
¿Traéis
las provisiones?
ALBERTO
No
he tenido tiempo.
PANFILO
Decid
que no habéis tenido hambre.
ALBERTO
Traigo
una noticia.
PANFILO
y FASTIDIO
¿Cuál?
ALBERTO
Que
acaba de llegar a Lisboa...
FASTIDIO
¿Algún
violón? Que se me presente.
ALBERTO
No
señor. Un portugués que ha estado viajando por España, y trae la idea de
establecer la ópera portuguesa.
FASTIDIO
¡Qué
barbaridad!
ALBERTO
Y
no es eso lo peor, sino que el gobierno quiere protegerle, y ha dispuesto que
en Portugal no se pueda cantar más que en portugués.
PANFILO
¡Perdidos
somos!
FASTIDIO
Don
Pánfilo, dispensadme el obsequio de darme tres bofetadas en castigo de haber
tenido la debilidad de hacerme empresario.
ALBERTO
Así,
pues, me parece que nosotros estamos ya de más.
FASTIDIO
De
menos si que estoy yo.., ¿Y qué haremos?
ESCENA X
Los
mismos, Violante, D. Sandalio.
VIOLANTE
Aquí
es... ¡Estoy rendida!
SANDALIO
Y
yo... (Si tardamos más en llegar, a pesar de mis cincuenta años, la enamoro)
FASTIDIO
¡Violante!
VIOLANTE
La
misma, sí señor... Cuando recibí vuestra invitación para esta fiesta, estaba
muy ocupada... y no podía hallarme, a la hora de partir la caravana, en el
sitio que me indicabais.
FASTIDIO
(¿Ocupada...
eh?)
VIOLANTE
Pero,
aunque tarde, he querido venir a comer en compañía vuestra.
PANFILO
¿A
comer?... Ya estáis fresca.
VIOLANTE
Y
don Sandalio me ha dispensado el honor de acompañarme.
SANDALIO
(Hasta
el Misisipi te acompañaría yo)
FASTIDIO
Celebro...
que hayáis querido comer... (Para galanterías estoy yo)
PANFILO
De
querer comer a comer va mucha diferencia. Si sólo habéis venido a. comer, ya
podéis empezar a hacer la digestión.
VIOLANTE
¿Cómo?
PANFILO
No,
hija mía, no.
ESCENA XI
Dichos,
Campanone y Corila.
CAMPANONE
Todo
está arreglado... Gorila canta su parte, suprimiendo el dúo con el tenor.
CORILA
Sí;
no quiero tener nada con el tenor. (Viendo a Alberto)
CAMPANONE
¿Ni
conmigo, ingrata?
ALBERTO
(¡En!
¿Qué es esto?)
PANFILO
Es
inútil esa supresión, porque se suprime toda la ópera.
VIOLANTE
¿Cómo?
FASTIDIO
Tentado
estoy de suprimirme yo.
CORILA
Pues
¿qué sucede ahora?
FASTIDIO
Sucede
que el gobierno portugués se- ha vuelto loco. No se podrá cantar en todo el
reino de Portugal en otro idioma más que en el del país.
ALBERTO
Yo,
si he de decir verdad, no lo siento. Tengo escritura para Coimbra.
FASTIDIO
¡Oh,
egoísmo!
ALBERTO
Y
en cobrando aquí la indemnización correspondiente...
FASTIDIO
Y
a mí ¿quién me indemniza?
CAMPANONE
Por
poco os amilanáis, señores. Nuestra ópera es italiana... pues hagámosla
portuguesa y cantémosla.
CORILA
¿Yo
tío canto en gallega.
ALBERTO
Ni
yo.
PANFILO
Excelente
idea la de mi amigo... Yo, que he escrito perfectamente una ópera italiana,
mejor la escribiré portuguesa.
FASTIDIO
Pero
¿quién la cantará?
PANFILO
¡Quién
la ha de cantar? La compañía. Así podrán todos los artistas recomendarse a la
indulgencia del público, que bastante lo necesitan, dicho sea sin intención.
CORILA
Yo,
si se aumenta mi sueldo...
ALBERTO
Repito.
VIOLANTE
Yo,
en habiendo dinero...
FASTIDIO
(Y
yo por ver si logro que os den una silba…)
CAMPANONE
Nada
hay imposible en este mundo...
PANFILO
¿Cómo
que no? Imposible es que comamos hoy.
FASTIDIO
¿Y
quién tiene la culpa? Vos, que os empeñasteis en venir a esta maldita hostería.
CORILA
Maestro,
¿queréis acompañarme hasta mi casa?
CAMPANONE
(¡Hola!)
Con mil amores.
ALBERTO
Permitid.
—Yo no lo consentiré.
CAMPANONE
¿Y
cuándo se podrá ensayar la ópera?
PANFILO
Por
mi parle dentro de tres días: mañana la habré puesto ya en puro, castizo,
correcto y armonioso portugués... es decir, si como hoy.
FASTIDIO
Comeremos
en la ciudad. Yo pago.
PANFILO,
CAMPANONE y SANDALIO
Admitido.
ALBERTO
Yo
no. (Que sufra)
FASTIDIO
Vamos.
CAMPANONE
Pero
antes despidámonos del feliz matrimonio... Ya que me han convidado a la boda...
CORILA
¡Vaya!
les estaremos muy agradecidos por lo bien que nos han dado de comer...
ESCENA XII
Dichos,
Paquita, Aldeanos y Bailarines.
(Música)
CORO
Ya
que el nublado
pasó
ligero,
suene
el pandero,
¡bailemos
ya!
A
estos señores
convidaremos.
Nobles
señores,
a
bailar vamos
y
os convidamos.
¿Queréis
bailar?
PAQUITA
Bella
señora...
CORO
¡Qué
seductora!
CAMPANONE
De
esta muchacha
tal
vez un facha
portuguesiño
dueño
será.
FASTIDIO
¡Es
muy bonita!
ALBERTO
¡Es
muy gentil! (Acercándose a Paca)
CORILA
¡Basta,
no tanto! (Pellizcándole)
Mírame
a mí.
ALBERTO
(De
la inhumana
vengarme
quiero)
CORILA
(El
fementido
me
matará)
FASTIDIO
y PANFILO
(El
trueno gordo
va
aquí a estallar)
(Alberto
besa la mano a Paquita)
CORILA
¡Descaradísimo!
En
mi presencia
habéis
osado...
FASTIDIO
(¡Otra
pendencia!)
CORILA
Del
inhumano
pronto
mi mano
me
vengará. (Le da un bofetón)
TODOS
¡Le
ha pegado! ¡Casi tiemblo!
Sin
aliento le ha dejado.
CORILA
Me
he vengado.
El
castigo que le he dado
de
lección le servirá.
ALBERTO
Se
ha vengado.
El
castigo que me ha dado
de
lección me servirá.
CAMPANONE,
PANFILO y CORO
Tras
el trueno ya pasado
otro
trueno sonará.
CORILA
y ALBERTO
Humillarme
ha pretendido:
maltratando
así mi amor.
¡Oh!
yo juro que el ingrato/la ingrata
pedirá
luego perdón.
FASTIDIO
y VIOLANTE
Humillarle
ha pretendido
maltratando
así su amor.
Dios
me libre para siempre
de
sentir igual pasión.
PANFILO,
CAMPANONE, SANDALIO y CORO
Tras
el trueno ya pasado
otro
trueno sonará.
Si
no como, poco a poco
yo
me voy a desmayar.
ALBERTO
Yo
libre quedo, (A Corila)
te
dejo libre. (Quiere marcharse)
TODOS
No,
no, quedaos.
¡Por
Dios quedad!
CORILA
¡Me
deja, ingrato!
¡Con
él mi alma
se
va... se va! (Desmayándose)
CAMPANONE
y PANFILO
¿Cuándo
comemos? (Sosteniéndola)
CORILA
¡Indigno!
¡Infame!
(Desasiéndose
de ellos y dirigiéndose a Alberto)
ALBERTO
y CORILA
¿Cuándo
mis penas
se
acabarán?
VIOLANTE,
FASTIDIO y CORO
¿Cuándo
este embrollo
terminará?
CAMPANONE
y PANFILO
¿Cuándo,
Dios mió,
se
comerá?
TODOS
¡Oh
qué día fatal y funesto!
Explicarme
no puedo qué es esto.
Del
coraje que tengo, la llama
siento
ya que en mi pecho se inflama,
y
de mí si el valor no me ayuda,
yo
no sé, yo no sé qué será.
CORO
¡Han
venido a estorbar nuestro baile!
Ya
podían dejarnos en paz.
{Cae
el telón)
FIN DEL ACTO SEGUNDO
ACTO TERCERO
El
escenario en desorden. —En el fondo los maquinistas, arreglando varias piezas
de tripería. A la derecha una mesa con tapete, dos candeleros encendidos,
recado de escribir y libros de partitura. —Bancos y sillas esparcidos por la
escena.
ESCENA PRIMERA
D.
Fastidio, luego Violante.
FASTIDIO
Las
doce acaban de dar, y aún no parece ninguno de mis artistas... ¡Qué puntualidad
tan disimulada! ¡Cuando digo que ser empresario es la gran prueba que hay que
hacer para ganar el cielo!
VIOLANTE
Creí
que llegaba tarde; (Entrando) pero por lo visto, llego temprano.
FASTIDIO
No,
no señora, no venís temprano, venís menos tarde que los demás. No es esto una
reconvención, señorita.
VIOLANTE
¡Ah!
creí...
FASTIDIO
Mal
creído. La empresa está muy satisfecha de vos...
VIOLANTE
No
lo estoy yo tanto de la empresa.
FASTIDIO
Pues
¿qué os falta? Si os falta algo, pedid. Todo lo que la empresa tiene, todo lo
que yo tengo es vuestro.
VIOLANTE
Muchas
gracias.
FASTIDIO
(¡Ay,
que mona!)
VIOLANTE
Me
disgusta la informalidad que hay en los ensayos, el desacuerdo en que todos
estamos. Hace tres días se nos anunció que teníamos que cantar en portugués, y
ayer se nos dijo lo contrario... Antes, yo no cantaba nada con el tenor, y
ahora resulta que todo lo canta el tenor conmigo. El aria de la tiple tan
pronto está en el acto primero como en el segundo; y además otras muchas variaciones...
¡Esto es insufrible!
FASTIDIO
¿Qué
queréis, Violante de mi alma? mas pasó Jesucristo por nosotros. Todo lo sufro
con tal de que la ópera se cante, y yo reciba la subvención que el gobierno ha
de concederme.
VIOLANTE
¡Pero!
¿por qué os ocurrió que cantásemos en portugués?
FASTIDIO
Porque
creí amenazado el reino de Portugal de la mayor desgracia que podía sucederle.
Figuraos que se pretendía establecer la ópera portuguesa. El gobierno quería
proteger ese espectáculo, y había ofrecido un privilegio a su fundador. Por
eso, traduciendo esta ópera italiana al portugués, quería yo adelantarme, y obtener
el privilegio.
VIOLANTE
¿De
veras?
FASTIDIO
Pero
ya no hay caso. El gobierno se ha .llamado andana... ¿y sabéis por qué! Porque
la ópera portuguesa presentada por el pretendido fundador, se titula: El valor
de un español. El gobierno portugués cree muy prudentemente que en Portugal no
se debe hablar del valor de nadie.
VIOLANTE
Pero
¿a qué hora ensayamos?
FASTIDIO
A
cualquiera, con tal de que no sea la señalada.
ESCENA II
Dichos
y D. Pánfilo.
PANFILO
Señora.
(Saludando a Violante)
FASTIDIO
Yo
sin novedad.
PANFILO
Lo
mismo digo. Y por eso vengo a buscaros. —El hostelero no me quiere fiar, sin
duda porque no tiene confianza en mí; y esta desconfianza que yo le inspiro, no
se la inspiro yo, sino vos, que sois de quien yo fío mis esperanzas. Hasta el
hostelero dice, como se dice en toda la corte, que la empresa va a tronar; y
esto me llega a! alma, señor mío, porque si mi ópera no se representa, si la
empresa truena, como temo...
FASTIDIO
Ya
os he dicho que todo eso es envidia, intriga...
VIOLANTE
La
verdad es que empezáis a gozar de una fama… Si no me hubierais adelantado una
parte de mi sueldo, ya no estaría yo en Lisboa.
FASTIDIO
¡Oh!
Si yo hubiera sabido lo que tenía que sucederme... Nadie ha tenido nada que
decir de mí, todos me han creído un infeliz, un hombre de bien, hasta que he
sido empresario, que todo el mundo se cree con derecho a dudar de mi honradez.
PANFILO
Yo
no dudo de vuestra honradez, sino de vuestro bolsillo.
FASTIDIO
Esperad
el resultado de vuestra ópera.
PANFILO
Y
si antes me muero de hambre, aplaudiré mi obra desde el otro mundo.
FASTIDIO
Bien,
luego hablaremos de eso.
ESCENA III
Dichos,
Corila y Alberto.
CORILA
Ya
os he dicho que no quiero nada con vos.
ALBERTO
Pero,
Gorila...
FASTIDIO
Ya
tenemos aquí a la reina del teatro.
CORILA
Gracias...
PANFILO
Y
al rey de la reina. (Saludando a Alberto)
VIOLANTE
Dios
guarde a vuestra majestad.
CORILA
Querida
mía...
FASTIDIO
¿Os
sentís ya mejor?
CORILA
Todavía
estoy algo constipada.
PANFILO
(La
canción de todas las tiples)
ESCENA IV
Dichos,
Campanone y los Coristas, que van entrado, D. Sandalio.
CAMPANONE
¡Salud,
gloria del arte!
ALBERTO
(¡Qué
facha de mímico!)
CORILA
¡Salud,
querido maestro!
ALBERTO
Querido,
¿eh?
CORILA
Sí.
ALBERTO
Muy
amable estáis con el maestro.
CORILA
Es
que el maestro está muy amable conmigo.
ALBERTO
Aquella
frase «Yo te adoro...»
VIOLANTE
Es
deliciosa. Yo no sé por qué no le gustaba esa pieza a Corila.
CORILA
¡Qué
amable estás con Violante! (A Alberto)
ALBERTO
Es
que Violante está muy amable conmigo. (Ruido de los tramoyistas)
CAMPANONE
A
ver, que callen los trabajadores.
FASTIDIO
Son
los tramoyistas, que estén arreglando una decoración.
CAMPANONE
Pues
que la vayan a arreglar a otra parte, (D. Fastidio manda callar a los
tramoyistas)
PANFILO
¿Por
dónde se empieza?
CAMPANONE
Por
la sinfonía...
SANDALIO
No,
no puede empezarse por el principio, porque aún no ha traído los papeles de la
sinfonía el copista.
PANFILO
Estará
en la hostería. Ese copista es un andaluz, que no hace más que beber copas.
CAMPANONE
¡Por
vida del demonio!... En fin, empezaremos por la gran marcha triunfal.
PANFILO
El
tenor y el coro.
SANDALIO
¡Coro!
(Llamándole)
PANFILO
Os
voy a explicar la situación. Vos y vos (A Corila y Violante) estáis aquí,
arrodilladas, una a la derecha y otra a la izquierda, mirando al cielo y de
reojo al tenor. (Se arrodillan) Debéis expresar un temor, vulgo miedo, muy
natural... porque como él entra vencedor y ambas pertenecéis al vencido,
tembláis que os suceda cualquier avería…,
porque cono no sabéis si el vencedor es un hombre de corazón blando, ó
un monstruo salvaje de feroz instinto...
CORILA
¡Bien,
bien! Ya nos hacemos cargo...
PANFILO
(A
Alberto) Vos os entráis por aquí (Señalando el fondo) como Pedro por su casa,
precedido del coro, y al llegar aquí (Al centro) os limpiáis el sudor con las
plumas de vuestro casco, porque en tiempo de los griegos no me parece que se
usaban pañuelos. Cuando veis a las dos mujeres os sorprendéis naturalmente, y
después de mirarlas con gran atención, hacéis un gesto... así! (Lo hace) Que es
como si dijerais: ¡Me convienen!... ¿Está entendida la situación?
ALBERTO
Perfectamente.
CAMPANONE
Pues
¡a una! Orquesta, ojo a esos bemoles.
(Música)
ALBERTO
Vencimos.
¡Oh gozo! De Trebisonda
triste,
sucumbió la esperanza...
Y
tú, mujer altiva,
mira
a tus defensores confundidos.
Cumplida
está tu suerte:
ó
has de ser mía, ó te daré la muerte.
CORILA
y VIOLANTE
De
nuestras lágrimas
ved
el raudal;
si
os causan lástima
tened
piedad.
ALBERTO
No:
nunca un bárbaro
tendrá
piedad,
cuando
a los pérfidos
logró
domar.
CORO
De
aquestos míseros
tened
piedad.
(Hablado)
PANFILO
¡Bravísimo!
ALBERTO
Yo
no quisiera llamarme bárbaro.
PANFILO
¿Preferís
que otro os lo llame?
CAMPANONE
No
hace falta: el público creerá que es mentira.
CORILA
Y
yo creo que es verdad. (A Alberto)
PANFILO
Sigue
el aria de tiple, en que se lamenta de que Trebisonda haya caído en poder del
griego, y que un hombre así, de tan buen ver, sea su enemigo...
CORILA
Pero
eso es matarme... ¿Conque acabo de cantar en la introducción, y en seguida he
de cantar el aria?
CAMPANONE
Pero
si hay un recitado...
PANFILO
Eso
si; antes del aria se saludan, y acto continuo se preguntan por la salud y por
la familia, el griego y la reina.
CORILA
Colocad
antes la romanza de Violante.
PANFILO
Pero
eso es violentar la acción.
CORILA
Pues
yo no cedo.
VIOLAQNTE
Yo
no soy de peor condición que vos.
CAMPANONE
Así
no cantaremos nunca la ópera.
PANFILO
(¡Y
el hostelero que no me fía ya!)
FASTIDIO
Pero
señores...
CORILA
¡Nada,
nada! yo no paso por eso.
FASTIDIO
¿Y
yo he de pasar por todo?
ALBERTO
Pasemos
adelante.
PANFILO
No
se pasa sin decir lo que se ha de hacer.
CAMPANONE
Se
variará la situación del aria.
CORILA
Vencí.
VIOLANTE
(Al
fin se sale con la suya. Aborrezco a esta mujer)
CAMPANONE
Vamos
a la segunda salida del tenor.
PANFILO
(A
Alberto.,) Ya sabéis cuál es la situación. Estáis perplejo al decidir de la
suerte del marido de la reina. Queréis matarle, eso sí; pero deseáis hacerlo de
manera que él no sufra, porque el carácter que en mi ópera representáis es el
de un hombre atroz, pero al mismo tiempo compasivo y temeroso a Dios.
CAMPANONE
¡A
una!
(Música)
ALBERTO
¡Basta!
las pruebas son ya tantas, que mi pecho
abriga
un odio, un fuego...
que
me induce a verter su sangre impía,
¡La
verteré! ¿Qué digo? ¡Ah! ¡no! el ingrato
viva
siempre infeliz. Do quier arrastre
en
la impotencia su furor... de todos
menospreciado
sea;
castigo
justo a su conducta fea.
¡Viva!
y la vida al bárbaro
(Dirigiéndose
a Campanone al decir bárbaro)
le
sirva de tormento.
Su
lumbre el sol le niegue,
la
tierra su sustento,
que
ni un amigo tenga,
que
llore su dolor;
que
triste y solitario
a
todos cause horror.
Caerá
el infame al punto
al
filo de mi espada;
que
el alma está indignada
de
su bajeza vil.
La
ofensa ha sido horrible,
y
debe el vil morir.
¡Caerá
el impío!... ¡Muera
quien
causa tu furor!
(Hablado)
PANFILO
¡Bravo!
Esta escena alborotará.
CORILA
Lo
mismo Creo. (Con intención)
CAMPANONE
La
música, por fuerza, tiene que hacer efecto. (Un criado da un recado a D. Sandalio,
y se va. Ha salido un poco antes el criado)
SANDALIO
Señores,
el sastre acaba de traer los trajes.
CORILA
Vamos
a verlos.
TODOS
Sí,
sí.
PANFILO
Pero,
¿y el ensayo, señores?
CORILA
Tiempo
hay de ensayar.
PANFILO
Volved
presto... ¡Qué gente, Dios mió, qué gente!
ESCENA V
Campanone,
D. Pánfilo.
CAMPANONE
(Después
de haber arreglado los papeles, y creyendo que están todos) Prosigamos,
señores. ¡Calle!... pues no hay nadie.
PANFILO
Si
yo no pertenezco a este mundo, tenéis razón, no hay nadie.
CAMPANONE
(A
la orquesta) Pues señor, podéis fumar un cigarro mientras vuelven. ¿Y dónde se
han ido?
PANFILO
¿Dónde?
A ver los trajes, ¡asombraos, amigo mió! Ese es su amor al arte.
CAMPANONE
¡El
arte! ¡Ay, amigo! El amor al arte es en estos tiempos la enfermedad peor que
podemos tener los hombres de talento.
PANFILO
No
os falta razón; lo que no deja de extrañarme.
CAMPANONE
Sí,
poeta inédito. El amor al arte es para nosotros la muerte de... (Señalando al
estómago)
PANFILO
¡Y
tanto!
CAMPANONE
¡Decídmelo
a mí!
PANFILO
No
estaréis en tan grave estado corno yo.
CAMPANONE
¿Quien
sabe?
PANFILO
¡Imposible!
CAMPANONE
Yo
espero que si trabajamos siempre unidos, yo con la música y vos con la
poesía...
PANFILO
¡Oh!
¡sí! Somos tal para cual. Precisamente lo mismo sé yo de poesía que vos de
música. Pero entre tanto ¿cómo vivimos?
CAMPANONE
Es
verdad... ¿Cómo vivimos?
DUO
PANFILO
Mientras
he compuesto el drama
cuatro
meses han pasado,
¡y
dinero aún no me han dado!
Decid
pues: ¿qué comeré?
¡Ah!
si Apolo no me inspira,
yo
mi lira romperé.
CAMPANONE
Por
la música tan solo
cien
ducados he ganado,
pero
al sastre le he pagado
(Señalando
al traje)
y
sin blanca me quedé.
Si
no logro un beneficio,
hasta
el juicio perderé.
PANFILO
¡Oh
Thalía! ¡eres cruel!
CAMPANONE
¡Oh
Minerva! ¡eres infiel!
LOS
DOS
Por
consuelo a nuestras penas
dadnos
oro a manos llenas.
Dioses
justos, enviadnos
una
lluvia de moneda,
para
que consuelo pueda
este
mísero encontrar!...
PANFILO
¡Vengan
onzas!
CAMPANONE
¡Vengan
francos!
PANFILO
¡Vengan
reales!
CAMPANONE
¡Vengan
cuartos!
LOS
DOS
¡Já,
já, já! ¡Ay qué locos!
¡Oh,
qué candidos que somos!
Mas
bien piedras lloverán.
Caro
amigo, convengamos
en
que es sorda la fortuna.
¡Mas
cachaza! Si esperamos
otro
día cambiará.
Lá
, lará, lará, lará,
lará,
lará.
¡Minerva!
Lará,
lará.
¡Apolo!
Lará,
lará.
¡Orfeo!
LOS
DOS
Si
aplauden la obra
¡oh
qué felicidad!
(Campanone
baila alrededor de D. Pánfilo, que arrodillado sigue el compás con las palmas;
luego se repite, cambiando las figuras, hasta que a la conclusión quedan
enlazados, y se retiran bailando y dando gracias al público)
ESCENA VI
Corila,
Violante, Alberto; luego D. Pánfilo y Campanote.
(Hablado)
CORILA
¡Qué
trajes, válgame Dios!
ALBERTO
Pues
señor, me han hecho un traje.
VlOLANTE
¡Oh,
mi traje es un ultraje.
CORILA
No
podéis quejaros vos...
El
vuestro, al menos, reluce,
es
un traje de brocado;
pero
¡el mío!... desairado...
sin
vuelo... ¡El sastre se luce!
PANFILO
¿Qué
es esto? Vamos a ver. (Saliendo)
CORILA
Que
yo no me visto así.
VIOLANTE
Ni
yo.
ALBERTO
Ni
yo.
CORILA
Nunca
vi
tales
trajes...
VIOLANTE
Fuera
hacer
el
oso.
CORILA
Yo
quiero blondas
y
un guarda-infante llevar.
PANFILO
¿Qué
blondas habían de usar
en
tiempo de Epaminondas?
CORILA
Yo
en aquel tiempo no estoy.
PANFILO
Pero
si la escena es
en
aquellos tiempos.
CORILA
Pues
haced
que sea en los de hoy.
ALBERTO
Me
van a dar un solfeo
si
salgo con cimitarra.
PANFILO
Pues
sacad una guitarra
y
un bastón y un solideo.
VIOLANTE
Yo
no salgo despeinada.
CORILA
Yo
no salgo sin peinar (Sale Campanone)
cuando
me llevan a ahorcar...
en
el acto cuarto.
ALBERTO
¡Nada,
nada!
O somos...
CORILA
¡Justamente!
¡Pues
no faltaba otra cosa!
Quieren
que salga horrorosa
para
asustar a la gente.
PANFILO
¿Qué
decís vos?
(A
Campanone, que está sentado desde que salió)
CAMPANONE
¿Yo?
Callar.
CORILA
Yo
quería un traje azul
con
guarniciones de tul.
VIOLANTE
Y
yo quería estrenar
un
abanico muy cuco
que
un conde me regaló
en
Florencia...
ALBERTO
También
yo...
PANFILO
¿Estrenar
algún trabuco?
ALBERTO
No,
un mandoble.
PANFILO
No
me hagáis
disparatar.
¡Por mi honor,
yo,
en mi derecho de autor,
dispongo
que así vistáis
Y
si alguno se desmanda
y
se subleva...
CORILA
Pues
sí,
yo
me sublevo, y a mí
ningún
complero me manda.
PANFILO
Y
a mí ninguna...
ALBERTO
¡Por
Dios,
que
si la insultáis!...
CORILA
¡Alberto!
VIOLANTE
(¡Yo
tiemblo!)
CAMPANONE
Pues
yo os advierto...
CORILA
Aquí
no os llaman a vos.
ESCENA VII
Los
mismos, D. Fastidio.
FASTIDIO
¿Qué
voces son estas?
CORILA
¡Eh!
PANFILO
Que
vuestros artistas son
artistas
de los de pega,
indignos
de tal honor.
Figuraos
que la tiple
viene
con la pretensión
de
vestirse como ahora
el
día de la función.
Quiere
que una triste niña
de
cuando el rey que rabió,
que
está rabiando de celos,
de
hambre y desesperación,
y
que rabiando, se entiende,
la
ahorcan a lo mejor,
saque
un vestido muy hueco
y
con mucho relumbrón,
y
se abanique, y se ponga
guantes
y hasta... ¿qué sé yo?
FASTIDIO
Pues
perdonad, pero creo
que
tiene mucha razón.
Así
estará más bonita,
y
eso es lo que quiero yo,
para
que le guste al público
y
la aplauda con furor.
CAMPANONE
(¡Qué
bruto es el empresario!)
PANFILO
¿Conque
opináis también vos?...
FASTIDIO
Claro:
lo primero siempre
es
parecer lo mejor
que
se pueda.
CORILA
Yo
parezco
siempre
bien...
FASTIDIO
En
eso estoy.
PANFILO
Pues
yo, don Fastidio amigo,
opino
porque me voy,
ya
que en tan poco se tiene
mi
autorizada opinión.
CORILA
No
hacéis falta.
PANFILO
Lo
conozco.
CAMPANONE
¿Y
quién dirigirá?
PANFILO
Vos,
ó
si no, el mismo empresario,
que
es hombre de erudición.
Porque
soy pobre, y no tengo
otro
recurso por hoy,
os
permito hacer mi ópera,
pero
yo...
FASTIDIO
¡Válgame
Dios!
todos
son tropiezos.
PANFILO
Juro,
y
que me silben si no
lo
hago, que publicaré
lo
que estos artistas son,
en
donde quiera que encuentre
quien
oiga mi relación!
¡Ay,
ópera de mi alma!
Yo
se la encomiendo a Dios. (Vase)
ESCENA VIII
Dichos
menos D. Pánfilo.
CORILA
¡Habráse
visto audacia como la suya!
VIOLANTE
¡Qué
insolencia!
ALBERTO
Como
si nosotros no supiéramos vestirnos.
CORILA
¿Qué
importará que los griegos vistiesen de otro modo?
Ninguno
de los que han de venir a ver la ópera ha visto
griegos
en ninguna parte.
ESCENA IX
Dichos
y D. Pánfilo, siguiendo a D. Sandalio, que trae unas cartas.
PANFILO
¿Hay
para mí?
CORILA
Ya
está aquí otra vez.
CAMPANONE
Don
Pánfilo.
PANFILO
Vengo
a lo que vengo.
SANDALIO
Hay
canas para todos.
FASTIDIO
Luego
se leerán. Ahora prosiga el ensayo.
CORILA
¡Esperad!
Yo aguardo carta importante.
ALBERTO
Y
yo.
VIOLANTE
Y
yo.
CAMPANONE
Y
yo.
PANFILO
Si
me envían dinero, retiro la ópera, (D. Sandalio reparte las cartas, y se
reserva una. Todos las abren, se tientan)
(Música)
La
posición de los actores es la siguiente, empezando por la derecha: Sandalio,
Alberto, Corila, Violante, Fastidio, Campanone y Pánfilo.
CORILA
(Leyendo
la carta)
Corila
preciosísima.
VIOLANTE
(Id)
Violante amabilísima.
CAMPANONE
(Id)
Maestro ilustradísimo.
ALBERTO
(Id)
Amigo estimadísimo.
FASTIDIO
(Id)
Fastidio queridísimo.
PANFILO
(Id)
Poeta eminentísimo.
SANDALIO
(Id)
Marido graciosísimo.
CORILA
(Id)
Os remito en un paquete
la
pomada y el colorete,
que
mandéis, hermosa mía,
quiere
sólo el que os lo envía.
VIOLANTE
(Id)
Este traje que os envío,
aceptadlo,
dueño mío.
Aunque
estáis ausente, trato
de
pintar vuestro retrato.
CAMPANONE
(Id)
El tenor recién venido
sigue
siendo el preferido,
mas
la ópera estrenada
casi
toda fue silbada.
ALBERTO
(Id)
Sé que estás enamorado,
y
me alegro, por mi vide
porque
estoy comprometida,
y
me casaré en Milán.
PANFILO
(Id)
Si a la vuelta de correo
no
enviáis aquel piquillo,
os
diré que sois un pillo,
y
lo pasareis muy mal.
FASTIDIO
(Id)
A empresario te has metido;
te
verás pronto perdido.
SANDALIO
(Id)
Há tres días que he parido
un
muchacho muy lucido.
¡Hace
un año no te veo!
¡Cuánto,
esposo, te deseo!
(Se
van levantando, y se comunican las noticias)
CAMPANONE
Grandes
gritas en Florencia.
ALBERTO
Gusta
la ópera en Venecia.
CORILA
Gusta
el bajo de Verona.
VIOLANTE
Alborota
el de Cremona.
TODOS
Norabuena
al empresario,
alegría
y regocijo,
que
nosotros hoy, de fijo,
causaremos
gran furor.
PANFILO
(Si
no pago ese piquillo
me
dirán que soy un pillo.
¡Oh
qué afrenta, santo Dios!)
CORILA
(El
barón de las Batuecas
siempre
haciéndome el amor)
ALBERTO
Nos
envían la escritura (A Corila)
que
pedí para los dos.
CAMPANONE
De
Milán me piden óperas.
ALBERTO
En
Turín no hay caricato.
PANFILO
En
España está el pan caro.
TODOS
Proseguir
puede el ensayo.
Ensayemos,
ensayemos;
que
si nos entretenemos
no
se acabará jamás.
Norabuena
al empresario, etc.
(Hablado)
CAMPANONE
(A
Corila) Si os parece pasaremos vuestro rondó.
CORILA
Si
lo sé.
CAMPANONE
Pues
por lo mismo... Amigo don Pánfilo, tened la bondad de explicar la situación.
PANFILO
¡En
buena situación estoy yo ahora para explicar situaciones!
FASTIDIO
Pues
si no dirigís...
PANFILO
No,
señor, yo no dirijo a gente que no se deja dirigir.
CAMPANONE
Pues
dirigiré yo. (Toma el libreto y después de repasarlo, dice a Corila) Antes hay
Un recitado, en el que vos decís a un esclavo, que el día está muy bueno, y que
queréis bajar al jardín a tomar el fresco; y así, con cierto disimulo le
preguntáis cómo está el preso, que es el tenor, y por quien os interesáis más
de lo que vos misma queréis. El os dice que no tiene novedad, que está tan guapo
y tan gordo, y se va.
CORILA
¡Cómo!
¿El tenor no está en escena?
FASTIDIO
Si
está preso é incomunicado.
CORILA
Y
eso ¿qué?
PANFILO
Es
verdad; los presos se pueden pasear por donde quieren. (Con esta mujer no hay
teatro posible)
CAMPANONE
¿Pues
no me obligasteis a hacer mil variaciones, porque no queríais tener nada con el
tenor?
CORILA
Ahora
quiero tener.
ALBERTO
¿De
veras? ¿Otra vez me amas?
CORILA
¿Cuándo
he dejado de amarte?
VIOLANTE
Eso
me parece que no es de la ópera.
FASTIDIO
¿Se
ensaya ó no?... Se variará otra vez.
PANFILO
No
señor.
FASTIDIO
Sí
señor... El preso estará a este lado, atado con una cadena al balcón.
ALBERTO
Como
un mico... Yo no estoy así.
PANFILO
Pues
estad como queráis, de pie, ó tendido, ó a caballo, como mejor os parezca.
CAMPANONE
Orquesta,
¡a una, a dos, a tres!
(Música)
CORILA
Yo
por tí desprecio riesgos,
y
evitar quiero tu muerte:
a
mi lado anhelo verte
y
a salvarte va mi amor.
Al
fin soy tuyo.
¡Feliz
instante,
su
dicha halló!
¡Ah,
ven! De júbilo
mi
pecho henchido,
por
tí ha sentido
profundo
amor.
¿Ves
cómo late
mi
corazón?
Late
el cuitado
de
puro amor.
(Hablado)
Todos
¡Bravo!
¡bravísimo!
PANFILO
¡Sublime
música! (A Campanone) Os doy la enhorabuena, maestro, y os pido mil perdones
por la anterior querella.
CAMPANONE
Démoslo
todo al olvido, y seamos buenos amigos.
SANDALIO
Ya
ha traído el copista la sinfonía.
TODOS
¡Que
la oigamos!
VIOLANTE
Si
es como el aria, gustará mucho.
CAMPANONE
Señora,
tantas gracias.
FASTIDIO
Señores,
pido la palabra para una interpelación. (Se sube en una silla)
TODOS
¡Que
hable el empresario!
FASTIDIO
Opino
porque nos traigan un ponche... ¿Qué os parece?
TODOS
Aprobado.
CORILA
Y
venga la sinfonía.
CAMPANONE
¡Orquesta,
atención! (Después de repartir los papeles a la orquesta) ¡Fuerte... muy fuerte
la primera! ¿Estamos todos?... ¡A la una, a las dos, a las tres! ¡Brun!...
(Música) ¡Bron! (La orquesta da un acorde desafinado) ¡Ay, ay! ¡Misericordia!
¿Qué es esto? ¡Esto es una especie de cencerrada! Debe ser un acorde en sí
bemol, fuerte, seco, pero afinado. Volvamos a hacerlo... (La orquesta da otro
acorde muy seco) ¿Eh? ¡Esto es demasiado seco! ¡No tanto! Parece el ruido de un
carbón encendido al caer en el agua, ¡chf! —Debe ser más largo, más sensible! Otra
vez. (La orquesta da un acorde larguísimo, sin hacer caso de Campanone, que muy
sofocado grita:) ¡Basta, basta! ¡No tan largo! (A la orquesta) ¡Señores!
hablemos claros: ¿es esto cosa de juego? Unas veces por corto, otras por largo.
A ver: ¿no tenéis ahí un acorde del valor de un compás? ¿Sí? ¿Pues por qué no
lo hacéis? Se debe hacer así: Larán... (Cantando) Ni más ni menos: ¿estamos?
¡Bueno! Pues todos conmigo. ¡A la una! L... ¿Eh? (Se vuelve de repente,
quedando con los brazos y la pierna levantados, mirando a los coristas, que arman
una disputa, jugando a las cartas) ¿Qué es esto, señores? ¿Se ha vuelto esto
una taberna?
FASTIDIO
Señores,
¿qué escándalo es este? ¿No veis que está ensayando el maestro? Proseguid.
CAMPANONE
¡A
la una! ¡Larán! —¡Aja! ¡muy bien! Piano; que arrastren los violines. ¡Lará,
lará, lará, lá, lará! (Canta imitando los violines) ¡Clarinetes! Pianísimo!
(Desafinan) ¡Ay, ay, ay! Alto, no es eso! ¿A ver? venga el papel.
(Al
ir a tomar el papel de los clarinetes suena un golpe fuerte de bombo, que
asusta a Campanone, haciéndole dar un respingo. D. Pánfilo y D. Fastidio, que
estarán sentados a la izquierda del actor, se asustan también, huyendo despavoridos
al otro extremo del teatro)
CAMPANONE
¿Qué
hacéis! (Muy enfadado al bombo) Venga el papel. Aquí está bien: contad cuatro
compases. Y vosotros tocáis también en tono de la? ¡Mal hecho! en si bemol. ¡en
be fa! Vamos: ¡un poco de cuidado! volvamos a tomar desde la entrada de los
violines arrastrados. Venga! (1).
(Música)
¡Lará!
¡Piano, pianísimo!
¡Muy
bien! ¡ Esforfadísimo!
Las
violas bien ligadas,
las
notas bien marcadas.
Lará,
lará, lará.
Los
violines con dulzura;
con
más fuerza el contrabajo.
Unidos...
¿Eh? ¿Mi trabajo
qué
os parece?
TODOS
¡Bravo,
maestro!
CAMPANONE
Esto
alborotará.
Crescendo...
Notan lento.
¡Qué
orquesta!... ¡Estoy contento!
Mejor
no se hallará.
¡Qué
buena es esta música!
Mejor
no se hallará.
(Hablado)
CAMPANONE
¡Gran
director de orquesta!... ¡Sois ¡excelentes profesores! (Sale un criado y da dos
cartas a D. Fastidio)
FASTIDIO
Albricias,
señores: todo está corriente. (Después de leer una de las cartas)
TODOS
¡Cómo!
FASTIDIO
Acaba
de llegar el soprano, y ya no falta nadie, puesto que podrá cantar mañana el
bajo: ya se le han quitado las tercianas.
CAMPANONE
¿Y
ese otro pliego?
FASTIDIO
¡Cáspita!
(Leyendo la otra) ¡Trae el timbre del gobierno!
TODOS
¿Del
gobierno? Oigamos.
FASTIDIO
Huuuum...
(Haciendo gestos de sorpresa)
TODOS
¿Qué?
FASTIDIO
Huuuum...
(Id)
TODOS
¿Qué
dice ese papel?
FASTIDIO
Huuuum...
TODOS
¡Acabad!
FASTIDIO
¡Una
friolera! Una orden del gobierno para que mañana, sin excusa alguna, se cante
la ópera anunciada... ó de lo contrario, manda cerrar el teatro.
SANDALIO
Si
aún no se ha abierto.
FASTIDIO
¿Y
qué? Así está escrito.
CAMPANONE
Lo
creo muy fácil, con el ensayo de esta noche y el de mañana.
PANFILO
¡Oh
gobierno previsor y magnánimo!
FASTIDIO
El
rey quiere asistir a la primera representación.
CORILA
¡El
rey! ¡Qué gusto!
VlOLANTE
(Le
compadezco)
ALBERTO
Si
el rey lo manda...
CORILA
Nunca
he estado mejor de voz.
VIOLANTE
¿Pues
no decíais?...
CAMPANONE
(Estando
el rey no podrá silbar el público... Me conviene)
FASTIDIO
(A
la orquesta) Señores, a las ocho ensayo general.
PANFILO
Voy
a dar la noticia al hostelero.
ALBERTO
Señores,
dentro de cuatro días os convido a mi boda con Corila.
CAMPANONE
¡Quiá!
(Burlándose)
TODOS
¿Eh?
(Prestando mucha atención)
CAMPANONE
Tarde
piache, amiguito. Corila ha aceptado mis tiernos
galanteos.
CORILA
Sí;
pero me caso con Alberto. Lo he pensado mejor.
CAMPANONE
¿Mejor?
¡Yo digo que lo ha pensado peor!
ALBERTO
¡Corila
mía!
FASTIDIO
¡Señores,
el Cartel! (Tomándolo de manos de un comparsa que lo trae)
CAMPANONE
¡El
cartel! ¡El anuncio de mi ópera! ¡Oh, gloria artística, tú me haces olvidarlo
todo!
TODOS
¡Que
lo lea el maestro, que lo lea!
.
CAMPANONE
¡Silencio
y atención! Dice así:
(Música)
En
la ocasión, etcétera,
de
la apertura, etcétera,
se
pone hoy en escena
una
ópera muy buena,
que
tiene aqueste título:
«El
griego en Trebisonda.»
con
música novísima
del
maestro Campanone.
¡Está
bien!... Nadie se opone.
Mas
no me interrumpáis.
TODOS
Os
ruego que sigáis,
que
nadie chistará.
CAMPANONE
Prima
donna absolutísima
Corila
Tortolini.
Primer
soprano, etcétera,
Victorio
Paronini.
Primer
tenor Alberto.
ALBERTO
Veamos...
¡Contentísimo!
CAMPANONE
Los
otros Tan siguiendo
por
orden de costumbre,
según
veréis aquí.
TODOS
¡Corriente!
¡Está corriente!
Perfectamente
está.
CANTO FINAL
TODOS
Ya
están hechos los carteles,
y
sabidos los papeles;
y
mañana sin remedio
El
maestro y los cantantes
en
vos fijan sus miradas;
si
les dais cuatro palmadas,
muchas
gracias os darán.
FIN
DE LA ZARZUELA.
NOTA.-
El actor encargado del papel de Campanone, podrá añadir y quitar, según su buen
juicio le dicte, en la escena novena del último acto; pues sería prolijo
enumerar todos los juegos cómicos a que pueda dar lugar la situación.
Información obtenida en:
https://archive.org/details/campanonezarzuel1978mazz
https://archive.org/details/campanonezarzuel1978mazz
Buenas tardes, con esta obra la verdad es que uno se hace un lío. Está la versión como zarzuela en tres actos realizada por Frontaura, Rivera y Di Franco en los años setenta del siglo XIX (con el reparto que se recoge en esta web). Después está la reducción a zarzuela en un acto, siguiendo la adaptación previa española citada y supongo que es aquí donde entra Lleó al ser la estrenada en 1905, si bien , curiosamente no lo cita el libro que ofrece el libreto de esta última versión (la referencia parece provenir de otras fuentes): https://archive.org/details/elmaestrocampano00fran/page/28/mode/2up
ResponderEliminarEn efecto la versión que aparece aquí es la de la zarzuela cuya música compuso Vicente Lleó y estrenada en 1905.
EliminarSaludos
Fernando
Sí, pero el reparto es el del estreno en la versión en tres actos del siglo XIX. Saludos
ResponderEliminarHe incluido el reparto del estreno de la Zarzuela en 1905.
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