La Caza del Oso (Libreto)



LA CAZA DEL OSO

ó

EL TENDERO DE COMESTIBLES



Viaje Cómico-Lírico en un acto y tres cuadros, en verso.

Libreto de José Jackson Veyán y Eusebio Sierra.

Música de Federico Chueca.

Estrenado en el Teatro de Apolo el 6 de Marzo de 1891.



REPARTO (Estreno)

Luisa - Srta. Campos.

Cocinera francesa / Carola - L. Alba

Chula 1ª - Srta. Salvador.

Chula 2ª - A. Campos.

Don José - José Mesejo.

El Señor Rodríguez - Sr. Rodríguez.

Emilio - Emilio Mesejo.

Secretario - Sr. Ruesga.

Pascual - Sr. Alba.

Tolín - Sr. Soler.

Paco- Sr. Alba.

El más grande de los tres - Sr. Jerez.

Domingo - Sr. Rosell.

Un Guardia Civil - Sr. Díaz.

Coro de cazadoras, criadas, asturianas, cazadores, guardias de Orden Público, barrenderos, horteras, asturianos, etc.

La acción del 1° y 2° cuadro en Madrid, y la del 3º en las montañas de Asturias.

(1) Luisa y el coro de cazadoras vestirán de amazonas con la cola recogida por un paje, viéndose la media bota de charol, llevarán sombrero hongo de los llamados calabreses y sacan latiguillos en la mano.
Los cazadores sacarán trajea de pana de color castaña y grises, polainas de cuero, sombrero de fieltro de ala ancha, cananas a la cintura y escopetas.


ACTO UNICO


CUADRO PRIMERO

Salón de un Círculo cinegético. —Algunos atributos de caza colocados convenientemente. —Veladores, sillas, etc. —Cabezas de ciervo sobre las puertas.


ESCENA PRIMERA

Domingo y Paco, los dos de uniforme.

DOMINGO
Oye, Paco...

PACO
Habla, gracioso...

DOMINGO
Pues, yo creo, francamente...

PACO
¿Qué?

DOMINGO
Que el Círculo presente
es un círculo vicioso.

PACO
(Dándole un golpecito en la cara)
¡Toma! ¿Pues, qué duda cabe?

DOMINGO
¿Sabes tú por qué se llama
Venatorio?... Eso me escama.

PACO
(Dándole otro golpecito)
¡No lo sabe! ¡No lo sabe!
Pues oye y vuérvete loco.
Tiene otro nombre más raro.

DOMINGO
¿Cuál?

PACO
Sinegético... ¡claro!
Que no lo sabes tampoco.


ESCENA II

Dichos, El Señor Rodríguez.

PACO
A ver, Domingo, al instante
el abrigo.

RODRIGUEZ
Nada de eso.
Toma el bastón, que es de peso
y me abriga lo bastante, (Vase Domingo)


ESCENA III

El Señor Rodríguez y Paco.

RODRIGUEZ
¿Temer yo al frío? ¡Bobada!

PACO
¿Y qué va a tomar usté?

RODRIGUEZ
¿Ha venido don José?

PACO
No.

RODRIGUEZ
Sin él no tomo nada.
¡Ay! (Poniéndose la mano en el estómago)

PACO
¿Qué es eso?

RODRIGUEZ
Que maldigo
estos dolores violentos...
Antiguos resentimientos
del estómago conmigo.

PACO
¿Sufre?

RODRIGUEZ
De un modo terrible.
Dice que lo trato mal
y de tiempo inmemorial
me hace una guerra insufrible.

PACO
Tengo un remedio supino
para el estómago.

RODRIGUEZ
¿Sí?

PACO
Aguárdeme usted aquí.

(Vase corriendo por el foro)

RODRIGUEZ
Cúmmell ó Benedictino.


ESCENA IV

El Señor Rodríguez.

RODRIGUEZ
Me trae de fijo una copa.
¡Uf, y qué tarde tan fría!
Lo que más me convenía
era un platito de sopa.
¡Ay, Rodríguez! ¡Cómo estás!
Y que tu suerte no muda.
Toda mi afección aguda
es el hambre nada más.
Mal de fortuna me veo
y desde mis mocedades
exploto las sociedades
y círculos de recreo.
Esclavo del egoísmo,
de comer busco la traza,
ya de pesca ó ya de caza,
que eso a mí me da lo mismo.
He pasado el purgatorio;
y hoy, más práctico y sintético,
soy sablista cinegético
ó vividor venatorio.
El cargo pude atrapar
de tesorero. ¡Qué apuros!
¿Cuándo veré yo cien duros
para poderme escapar?
Huir a Méjico a través
de azules ondas suaves,
y al llegar, quemar mis naves
lo mismo que Hernán Cortés.


ESCENA V

Dicho y Paco con un vaso de agua y un paquetito de bicarbonato. Después Emilio.

PACO
¿Y el dolor?

RODRIGUEZ
Me da mal rato.

PACO
Pues ya está usted bueno.

RODRIGUEZ
¿Sí?
(No veo la copa)

PACO
Aquí.
tiene usté; bicarbonato.
Con esto el dolor se acaba.

RODRIGUEZ
Bien; lo tomaré después.
(¡Bicarbonato! ¡Pues es
lo único que me faltaba!) (Sale Emilio)

EMILIO
¡Hola, señor tesorero!

RODRIGUEZ
¡Adiós, querido vocal!

EMILIO
(Este no debe estar mal)

RODRIGUEZ
(Este anda bien de dinero)

EMILIO
Está la tarde endiablada. (Frotándose las manos)

RODRIGUEZ
Pues para el frío, café.

EMILIO
¿Ha venido don José?

RODRIGUEZ
No.

EMILIO
Sin él no tomo nada.
¡Es tan bueno!...

RODRIGUEZ
Un caballero.
Paga siempre.

EMILIO
No se fija...
Yo soy novio de su hija.

PACO
¡Olé! Aspirante a tendero.

RODRIGUEZ
Yo, Emilio, me alegraría
de que usted me acompañara...
(Señalando el vaso de agua)

EMILIO
Pues... un vaso de agua clara.
Estoy por la hidropatía, (Vase Paco)


ESCENA VI

El Señor Rodríguez y Emilio.

EMILIO
(Por las cabezas de ciervo)
Vamos; ya hay algún trofeo.
Tiene carácter marcado.

RODRIGUEZ
Varios socios han mandado
las cabezas.

EMILIO
Ya lo veo.
¿De usté alguna?

RODRIGUEZ
No, señor.
Las tengo de algunas fieras.
De leones, de panteras,
de tigres... caza mayor.

EMILIO
Soy cazador más sencillo,
y de instintos más suaves.
Yo me dedico a las aves:
al jilguero y al pardillo, (Se sienta)

RODRIGUEZ
¿Y la política?

EMILIO
Mal,
no quiero en ella meterme.

RODRIGUEZ
A mí querían hacerme
diputado provincial.

EMILIO
Hice a Sagasta un servicio
muy grande, y el buen señor
quiso hacerme senador...

RODRIGUEZ
¿Senador?

EMILIO
Sí; vitalicio, (Con desprecio)
Pero eso a mí no me agrada.

RODRIGUEZ
¿No?

EMILIO
Porque yo, francamente,
llevo otra cosa en la frente.

RODRIGUEZ
Pues no he reparado nada.

EMILIO
El arte. Su voz escucho,
y, con temblorosa mano,
la traduzco en el piano.

RODRIGUEZ
¿Músico? Me alegro mucho.
Se le conoce a usted ya
en la vista penetrante.
¿Conque toca usted?

EMILIO
Bastante.

RODRIGUEZ
(¿En qué murga tocará?)

EMILIO
Para la ocasión primera
tengo un motivo pensado.

RODRIGUEZ
¡Bravo!

EMILIO
«El macho enamorado
ó la perdiz traicionera.»

RODRIGUEZ
¿Música ligera?

EMILIO
Mucho,
Es una pieza expresiva,
natural é imitativa.
Dúo volátil.

RODRIGUEZ
Ya escucho.

(Música)

EMILIO
Sale uno de su casa,
toma el ferrocarril,
y al otro día pasa
lo que va usté a oír.
Al salir el sol
canta la perdiz,
y al oiría el macho
le contesta así:
cuchi chichi.

RODRIGUEZ
Una cosa igual
me sucede a mí
con la sobrinita
del patrón que tengo yo aquí.

EMILIO
Corre que corre, que corre, que corre,
vuela que vuela, que vuela, que vuela,
y orgulloso al ver su amada
por delante se pasea.

RODRIGUEZ
Ella me mira, me mira, me mira,
y yo me río, me río, me río,
pero no la digo nada
cuando está delante el tío.

EMILIO
¡Pun! pica aquí, ¡pun! pica allá,
¡pun! corre aquí, ¡pun! corre acá.

RODRIGUEZ
¡Pun! yo también, ¡pun! lo hago así,
si el tío no está allí.

EMILIO
La hembra entonces deja de cantar

RODRIGUEZ
Y a la otra hembra le sucede igual.

EMILIO
Se hacen dos mimitos,
juntan los piquitos.

RODRIGUEZ
Qué pareciditos
yo y el animal.

EMILIO
Ay, qué diversión,
ver que la perdiz,
engañando al macho
canta siempre así:
Cuchí chichi.

RODRIGUEZ
Aunque es Juana igual,
no me engaña a mí,
porque soy un macho
harto de volar por Madrid.

EMILIO
Sin miedo extraño
al tollo el macho llega,
y cerca del engaño
alegre canta y juega.

RODRIGUEZ
Yo también canto
y soy muy juguetón,
mas siempre escurro el bulto
con gran precaución.

LOS DOS
Ay, qué placer tan grande
es para el cazador,
el macho ver a tiro
y herirle a traición.
¡Pon!

(Al terminar el número sale Paco con bandeja, botella y copa de agua, que deja caer al ruido final)


ESCENA VII

Dichos, Paco.

(Hablado)

PACO
¡Demonio! (Recogiendo la bandeja)
¡Estoy admirado!
¡Qué inspiración tan feliz!
¿Ha visto usted la perdiz?
Sí; y al macho. (En estofado)


ESCENA VIII

Dichos, Don José.

JOSE
Señores...

RODRIGUEZ
Ya está aquí el hombre.
¡Don José!...

EMILIO
¡Don José!...

JOSE
¡Amigos!
Ya va estando esto en carácter;
ya hay aquí ciervos y chivos...
Ya estoy en mi centro.

RODRIGUEZ
Claro.

JOSE
Yo sólo disfruto y vivo
entre animales, de modo
que ahora estoy contentísimo.
Pero, ¿no tomamos algo?

RODRIGUEZ
Usted dirá.

JOSE
A ver, Emilio,
a sentarse; y usted, Paco...

PACO
¿Qué. me manda el señorito?

JOSE
¡Sírvenos café.

PACO
¿Con gotas?

RODRIGUEZ
A mí, no; con panecillo,
con media tostada. Tengo
el estómago perdido
y sin pan, nada; no me entra
el café.

JOSE
Pues es rarísimo;
también tengo yo el estómago
malo, y jamás he podido
tomar manteca.

RODRIGUEZ
¡Ay! Entonces
tengo un remedio magnífico
para usted: bicarbonato.

(Sacando el paquetito que le dio Paco)

JOSE
¡Quiá! ¡Si he tomado muchísimo!
Me cuesta tantas fatigas
digerir...

RODRIGUEZ
Pues es distinto
nuestro mal. A mí me cuesta
comer.

EMILIO
¿Sí?

PACO
Ya están servidos
los señores.

JOSE
¿Cuánto es eso?

RODRIGUEZ
¡Don José!

JOSE
¿Qué pasa?

RODRIGUEZ
Digo
que fuera abusar dejarle
pagar siempre.

EMILIO
Sí; abusivo
sería; y usté... y nosotros...

(Echando mano al bolsillo)

RODRIGUEZ
Justo; no lo consentimos.
Hoy no paga usted.

JOSE
Bueno, hombre.

RODRIGUEZ
No señor; hoy paga Emilio.

EMILIO
(¡Caracoles!) ¿Yo?

RODRIGUEZ
Sí.

EMILIO
Bueno;
pero yo... ¡¡Qué compromiso!)
Lo tomará usté a desaire.

RODRIGUEZ
Yo, no soy hombre que admito
un obsequio de cualquiera...
campechano y expansivo.

EMILIO
Yo también soy eso... y más...
pero un desprecio a un amigo
no se lo doy... y a usted toca...

JOSE
¿Cuánto es esto, Paco?
(Viendo que no paga nadie)

PACO
Cinco
reales.

RODRIGUEZ
¿Lo ve usted? Ya iba
a darse por ofendido.
Pues que no haya cuestión. Pague
usted.

EMILIO
(¡En buena me he visto!
Rodríguez no tiene un cuarto)

RODRIGUEZ
(No tiene un cuarto este chico)


ESCENA IX

Dichos y Secretario.

SECRETARIO
¡Hurra por los cazadores!
Bien hallados.

JOSE
Bien venido.
Pues ya está aquí reunida
toda la Junta del Círculo,
presidente, secretario,
vocal...

EMILIO
Vocal... aunque indigno. (Bosteza)

JOSE
No; pues por falta de boca
no será.

RODRIGUEZ
Creo lo mismo.

JOSE
Tesorero...

RODRIGUEZ
Sin tesoro.

SECRETARIO
Ya le habrá.

RODRIGUEZ
(¿Cuándo, Dios mío?)

SECRETARIO
¿Con que hoy se inaugura esto?

JOSE
Sí, señor.

SECRETARIO
Va a estar magnífico.
Y que en las invitaciones
llevadas a domicilio
la junta ruega a los socios
y socias, que en traje digno
se presenten. Es decir,
con el traje del oficio.

RODRIGUEZ
¿De cazadores?

SECRETARIO
Eso es.

EMILIO
Pues la junta, según miro,
no viste el traje.

RODRIGUEZ
Para eso
somos la junta.

JOSE
Es sabido.

EMILIO
¿Y hay muchas socias?

SECRETARIO
Bastantes.

EMILIO
¿Y vendrán?

SECRETARIO
Así lo han dicho.

JOSE
Lo que es mi hija y sus amigas,
vienen.

EMILIO
¿De fijo?

JOSE
De fijo.

EMILIO
(Para mí basta) Y, ¿qué haremos
aquí?

SECRETARIO
Pues vernos y unirnos;
despertar las aficiones
del público al ejercicio
de la caza, el más honroso,
el más noble y el más digno.

EMILIO
Pues no veo la tostada.

RODRIGUEZ
Es que ya me la he comido;
pero pueden traer otra.

SECRETARIO
¿No es cazador usté, Emilio?

JOSE
Es principiante.

SECRETARIO
Por eso.

JOSE
Pero es también mi discípulo,
y si ha hecho muy poca cosa,
ha visto algo, pues me ha visto
cazar a mí.

RODRIGUEZ
¡Qué fortuna!

JOSE
Y, aunque me esté mal decirlo,
yo, allí donde pongo el ojo,
ya se sabe, pongo el tiro.

RODRIGUEZ
Pues va usté a quedarse tuerto.

JOSE
Nada; que refiera Emilio
lo que me vio hacer a mí
en Las Rozas, el domingo.

EMILIO
¿Yo?

SECRETARIO
A ver...

EMILIO
Pues le vi comerse
dos tortillas con chorizos.

RODRIGUEZ
¡Bravo!

JOSE
Antes, antes.

RODRIGUEZ
¿Qué antes?
Don José... si eso es magnífico.

EMILIO
¿Antes? ¡Ah! Sí. Pues fue horrible.
Nos salió un toro al camino,
que luego resultó que era
vaca.

RODRIGUEZ
Bueno; da lo mismo.

EMILIO
Y don José, conteniendo
a duras penas sus ímpetus,
echó a correr.

SECRETARIO
Pues no veo...

EMILIO
Pudo disparar; no lo hizo
porque a un toro se le mata
con estoque, no de un tiro,
pues eso sería, para
un cazador, depresivo.

RODRIGUEZ
¡Bravo, bravo!

JOSE
¡Eh! Poca cosa;
pero yo, como no grito,
no soy conocido.

RODRIGUEZ
¡Cómo!
Aquí le hemos conocido.

JOSE
¡Lo que yo he matado!...

RODRIGUEZ
(El hambre
y gracias)

JOSE
Paco: un saquito
que dejé en el guardarropa.

PACO
En seguidita.

JOSE
He traído
también dos ó tres cajones
de alimañas y de bichos.
Luego los verán ustedes.
Todos míos, todos míos.

RODRIGUEZ
(Le habrán costado el dinero)

PACO
Aquí está.

JOSE
Saque usté, Emilio.

EMILIO
Pero, ¿hay animales? (Con miedo)

JOSE
Muertos.

EMILIO
¡Ah! Y aunque estuvieran vivos.
¡Un loro! (Sacándolo del saco de mano)

JOSE
Lo maté en Móstoles
el año setenta y cinco.

RODRIGUEZ
Estaría en una jaula.

JOSE
¡Quiá! En el campo; y el inclino
me vio apuntarle y decía:
«no me mates.»

RODRIGUEZ
¡Pobrecito!
No me mates, no me mates...

SECRETARIO
Pues es un caso rarísimo,
porque en estas latitudes
donde hay inviernos tan fríos,
no se dan loros.

JOSE
Es que este
lo maté yo en el estío,
con mucho calor.

SECRETARIO
No obstante...

EMILIO
¡Otro pájaro! (Sacando un perico)

SECRETARIO
¡Un perico!

JOSE
Ese le maté en Pozuelo.

SECRETARIO
¡En Pozuelo!

RODRIGUEZ
(¡Jesucristo!)

SECRETARIO
Si no los hay en España.

JOSE
No diga usted desatinos.
¿No ha de haber Pericos, hombre?

RODRIGUEZ
¡Vaya! Conozco muchísimos.

SECRETARIO
De ese nombre.

RODRIGUEZ
Pues es claro.

SECRETARIO
Distingamos. Lo que digo
yo...

RODRIGUEZ
(Don José... ¡qué envidioso!)

JOSE
(Sí; ya se lo he conocido)

SECRETARIO
Me explicaré.

JOSE
No hace falta.
Ya que anda usted con distingos
para todo, vamos fuera;
no fuera, a ese saloncito;
verá usted el cajón grande
y se quedará usted bizco.

SECRETARIO
Vamos allá.

EMILIO
Vamos todos.

RODRIGUEZ
(¡Quid! Yo no suelto a este tío)

(Vanse por la izquierda)


ESCENA X

Luisa y Cazadoras.

TODAS
¡Viva! (Dentro)

LUISA
No hay que alborotar.
Compañeras, adelante. (Entran)

UNA
¡Que hable!

LUISA
Creo que este instante
no es el instante de hablar.
Las hembras hemos nacido
para este ejercicio diestras.
Como que somos maestras
en la caza del marido.
Contra el bando que se acampa
cae nuestra fuerza enemiga,
ya con red, ó ya con liga,
ya con lazo, ó ya con trampa;
y si se escapa un traidor,
burlando nuestro deseo,
se le caza a volateo,
a plomo, que es lo mejor.
De municiones acopio
desde este momento hagamos,
y sepan todos que entramos
aquí por derecho propio.
¡Hurra! ¡Que viva la caza!
Conmigo mis compañeras.
Hombre: quieras ó no quieras,
¡plaza a las mujeres, plaza!

(Gran algazara entre todas. Unos versos antes habrá salido el coro de Cazadores, don José, Rodríguez, Emilio y el Secretario)


ESCENA XI

Dichas, Don José, Emilio, Rodríguez, Secretario, y Coro de Cazadores.

JOSE
¡Bravo!

EMILIO
¡Bien!

SECRETARIO
Muy bien, señora.

JOSE
¡Qué pico tiene! ¡Un primor!

RODRIGUEZ
¡Vaya! Es tocio un orador;
digo, toda una oradora.

EMILIO
Reunidos ellos y ellas...
aquí de mi himno coral.

SECRETARIO
El brindis inaugural.

JOSE
Paco, saca unas botellas.

EMILIO
A este lado los tenores,
y las tiples a este lado.
Mucha letra y muy marcado.
¿Estamos? A una, señores.

(Música)

LUISA
Venid, venid, llegad,
cazadores, que ya es hora,
venid a inaugurar
la campaña venatoria.

CORO
Venid, venid, llegad
que la veda concluyó
y apenas la aurora
los campos colora,
llegada es la hora
que el placer soñó.

TODOS
Corran los caballos
a todo correr
a cubrir los puestos
al amanecer,
y nadie deje luego
la ocasión perder.
Cuando el alba asome por Oriente
, y su luz anuncie la del sol,
ya no habrá del monte ni una mata
que detrás no oculte a un cazador,
Tralará, lará, lará.
Esa es la vida
y eso es gozar
sin la molicie
de la ciudad.
No hay otra dicha
ni otra ilusión.
Esa es la gloria
del cazador.

LUISA
Bebed, bebed,
brindad, brindad
por el placer
que da el cazar.
La lucha en el campo
constante y tenaz,
da al cuerpo salud
y al ánimo paz.

CORO
Bebed, bebed,
brindad, brindad
por el placer
que da el cazar.
La lucha en el campo
constante y tenaz,
da al cuerpo salud
y paz.
Tralará, lará, lará.
Venid, volemos a la par
a respirar el aire
que en el monte corre
con más libertad.

LUISA
No hay un placer
en la vida mayor
que es el del campo
para el cazador.

TODOS
Venid, volemos a la par, etc.
No hay un placer mayor,
sin titubear,
para el cazador
como el de cazar.

(Hablado)

SECRETARIO
Señores... ¡qué dulce instante!
Me enorgullezco y me engrío
al mirar en torno mío
tanta faz, tanto semblante
en donde está bien pintado
el júbilo más ardiente,
por ver aquí tanta gente
y este Círculo creado.
Pero a tal satisfacción
falta algo, a la vista salta;
algo falta aquí... ¿qué falta?

RODRIGUEZ
El lunch de inauguración.

SECRETARIO
Tenemos local hermoso
y hasta emblemas tentadores.
Pues ¿qué nos falta, señores?
Tener a la puerta un oso.

RODRIGUEZ
Emilio...

SECRETARIO
O dos osos, muertos
por uno de los presentes,
que reciban a las gentes
con ambos brazos abiertos.

EMILIO
(¡Uf!)

SECRETARIO
Y expuesto el punto ya,
¿no ha de haber uno, señores,
entre tantos cazadores
que mate un oso?

RODRIGUEZ
Le habrá.

JOSE
¡Olé!

SECRETARIO
¿No habrá quien dé honor
a todos?

RODRIGUEZ
Sí, señor, sí.

SECRETARIO
¿Y nos traerá un oso aquí
muerto por él?

RODRIGUEZ
Sí, señor.

TODOS
¡Bravo, bravo!

RODRIGUEZ
Le traeré.

SECRETARIO
Pues mejor hoy que mañana.

(Don José aplaude a Rodríguez)

RODRIGUEZ
En esta misma semana
le va a matar don José.

JOSE
¡Cómo! ¿Yo? ¿Qué dice este hombre?
Yo, no.

RODRIGUEZ
Una actitud modesta...
(¿Qué mejor ocasión que esta
para dar lustre a su nombre?)

JOSE
(Pero)

RODRIGUEZ
(Iré yo con usté)

JOSE
(¿Y qué?)

RODRIGUEZ
(Y le mataré yo)

LUISA
Yo también voy.

EMILIO
Pues yo no.

SECRETARIO
Un hurra por don José.

TODOS
¡Hurra!

EMILIO
Mira; yo, por mí,
no te sigo.

LUISA
¡Qué miedoso!

EMILIO
En vez de matar al oso
me puede matar a mí.

LUISA
Pues no hay paga, y se acabó
todo.

EMILIO
(¡Dios omnipotente!)

JOSE
A Asturias. (Fingiendo valor)

SECRETARIO
Es un valiente.

LUISA
Y yo con usted.

EMILIO
Y yo.

RODRIGUEZ
(Otro gorrón)

JOSE
Pero....

RODRIGUEZ
Nada;
aquí de las valentías.
(Ya tengo por ocho días
la comida asegurada)

JOSE
(Conste que lo mata usté)

RODRIGUEZ
(Hombre... me sobra coraje)

JOSE
¡Hurra! A Asturias de viaje.

SECRETARIO
Viva, viva don José.

(Todos le vitorean y hacen mutis)


MUTACION


CUADRO SEGUNDO

Calle corta. —A la derecha tienda de ultramarinos de D. José y ventana baja practicable. —A la izquierda la nueva tienda de aves titulada «Au Cordón bleu»


ESCENA PRIMERA

Aparecen la Chula 1ª y la Chula 2ª y algunas Criadas delante del «Cordón bleu» A poco la Cocinera Francesa.

CHULA 1ª
¡Qué tienda!

CHULA 2ª
¡No han sío mezquinos!

CHULA 1ª
¡Mía tú que poner espejos
pa vender pavos, conejos,
perdices y palominos!
Y la llaman «Au cordón
bleu»

CHULA 2ª
Que cualquiera lo entiende.

CHULA 1ª
Aquí tó lo que se vende
es de París y Londón.

CHULA 2ª
Creerán que tienen más gracia
los pájaros extranjeros.

CHULA 1ª
¡Viva el lujo, caballeros!

CHULA 2ª
Tiendas pa la aristocracia.

CHULA 1ª
Esto no es pa pobres.

CHULA 2ª
No.

CHULA 1ª
Pa cocineras como esta,
que salen con cofia y cesta.
Francesas y se acabó.

CHULA 2ª
Mía qué paso tan bonito.

CHULA 1ª
Paece que cuerda les dan.
Vendrá a comprar un faisán
pa que cene el señorito.

(Sale la cocinera francesa con traje negro y delantal y cofia blancos)

(Música)

COCINERA
Yo voy al Cordón bleu,
la casa de más chic,
por ser la pollería
mejor que hay en Madrí...
Yo guiso el fricando,
el pavo le foi gras
y a pollos tiernecitos
doy una sabrosa variedad.

CRIADA
Se viene al Cordón bleu
con una cofia así,
por ser una madasma...
que sabe distinguir...
No sé qué es foicandó
ni sé lo que es foi gras,
llamar así a las cosas
nos parece una barbaridad.
Já, já, já, já.

COCINERA
Tres bien voila
hago yo la crema al franchipan.

CRIADA
Olé ya.

COCINERA
Espárragos al Rhin.


CRIADA
¿Qué pájaros serán?

COCINERA
Al gratten pongo el lenguado
y trufa al Champagne.

CRIADA
Más que cocinera
paece esta señora
la pisonadora
de la capital.
Con esas hechuras
y esas andaduras,
de un carro é mudanzas
puede ir enganchá.

COCINERA
Y aunque guiso con tal sic
s'est tres granel mi educación
y he bailado allí en Mabille
le quadrill y el cotillón.
Que sí. (Bailando)

CRIADA
Que no.

COCINERA
Que sí.

CRIADA
Que no.

COCINERA
Ye sui madam Mimi.

CRIADA
Jesús y su mamá.

COCINERA
Yo soy de las cocineras
la más principal.

CRIADA
Olé ya.

(Vase la Cocinera)


ESCENA II

Dichos y Rodríguez, que sale con gorra de pelo y carabina.

TODOS
¡Já, já!

CHULA 1ª
La mujer va que arde.

CHULA 2ª
No pierda usted el equipo.

(Sale Rodríguez)

CHULA 1ª
¡Olé! Pues mira qué tipo
viene por parte de tarde, (Se ríen)

RODRIGUEZ
¿Se burlan? ¡Habrá cinismo!

CHULA 1ª
Caza gorriones al vuelo, (Vanse riendo todas)

RODRIGUEZ
Me ven con gorra de pelo,
y quieren tomarme el mismo.
Se va ese hombre, y yo con él.
Ya estoy listo para el viaje.
Fui a casa, y me puse el traje
de invierno. Gorra de piel,
que abriga bien, como hay Dios,
un plastrón que encontré a mano,
y el fusil de miliciano
del año setenta y dos.
Esto es lujo, aunque sencillo; (La corbata)
y este es un fusil perfecto;
no tiene más que un defecto:
que se le ha roto el gatillo.
Pero con la gorra estoy
que un milord me envidiaría,
y yo a este viaje tenía
que ir de gorra, como voy.


ESCENA III

Rodríguez y El Dependiente más grande de los tres que sale de la tienda de ultramarinos.

DEPENDIENTE
¡Ah! Rodríguez... Un instante.

RODRIGUEZ
¿Qué hay?

DEPENDIENTE
Se marcha don José
esta tarde.

RODRIGUEZ
Ya lo sé.
Si yo soy su acompañante.

DEPENDIENTE
¿También usted va a cazar?

RODRIGUEZ
Mira, (El fusil)

DEPENDIENTE
¡Ah! Sí.

RODRIGUEZ
(Apuntándole) Vamos los dos.

DEPENDIENTE
¡Baje usté ese arma, por Dios,
que se puede disparar!

RODRIGUEZ
¡Quiá! No puede.

DEPENDIENTE
Hasta en seguida,

RODRIGUEZ
¿A dónde vas tan ligero?

DEPENDIENTE
Voy a ver si el barrio entero
viene a dar la despedida
a don José.

RODRIGUEZ
Bien pensado.

DEPENDIENTE
Quiero que haya murga y todo.

RODRIGUEZ
¡Pero, chico!...

DEPENDIENTE
De algún modo
se ha de honrar al que ha creado
esta casa, y hoy va a ir
a ponerse frente a un oso...

RODRIGUEZ
Sí.

DEPENDIENTE
Bizarro y animoso,
pronto a vencer ó a morir.

RODRIGUEZ
¡Bravo, chico! (También tonto,
como el amo)

DEPENDIENTE
Don José
está arriba.

RODRIGUEZ
Sí; ya sé...

DEPENDIENTE
Pero bajará muy pronto.
Ahí tiene usted una silla;
tome usté asiento un momento.
(Señalando la tienda)

RODRIGUEZ
Bueno, sí; tomaré asiento
y cualquier otra cosilla.


ESCENA IV

Sale Emilio con escopeten viejo y con una manta gris de cama, metida la cabeza por un agujero del centro, a modo de capote de monte. Lleva sombrero de ala ancha. A poco, Luisa a la ventana, sin asomar más que la cabeza.

EMILIO
¿Dónde va Emilio? Donde va la gente;
a donde el oso mi valor reclama.
Amplio el sombrero, y sin doblar la frente;
el capote es la manta de mi cama:
el arma es de pistón, del año veinte.
Allí mora la causa de mis males,
(Señalando la tienda)
la que me tiene a su pasión uncido.
¿Y cómo no mostrar cuidados tales,
si me da veinte duros mensuales,
y resuelvo el problema del cocido
La conocí, en Correos empleado,
cuando ilusión y dicha eran completas;
quedé cesante; comprendió mi estado,
y en premio de mi amor me ha jubilado
con un poquito más de tres pesetas.
¿Podré, tranquilo, entrar en su morada?
Doy la señal. En seco una palmada.

(Da una palmada, y Luisa asoma la cabeza por la ventana baja, que estará al lado de la puerta)

¿Por qué no asoma el cuerpo tu belleza?

LUISA
Porque me estoy vistiendo apresurada.

EMILIO
No digas más. Me basta la cabeza.
¿Y tu padre?

LUISA
Forrándose de pieles
que le den contra el frío fuerte escudo.

EMILIO
Hace bien, que los osos son crueles,
y el quitarles la piel es peliagudo.
¿Y tú, mi dulce Luisa encantadora,
de qué te vistes tú?

LUISA
De sexo feo.

EMILIO
¡Ponerte los calzones desde ahora!
Pues, ¿qué harás de casada?

LUISA
Es que yo creo,
querido Emilio, impropio del ojeo
el que visite a un oso una señora.

EMILIO
¿Presentar de mujer tu rostro hermoso?
Tienes razón. ¿Qué más quisiera el oso?

(Oyense algunos acordes dentro)

Una murga se acerca.

LUISA
Está avisada
por mi padre.

EMILIO
¡Valiente cencerrada!

LUISA
Como papá es tendero
y a los vecinos comestibles fía,
a despedirnos baja el barrio entero.

EMILIO
Una ovación política del día.

LUISA
Rodríguez vino ya.

EMILIO
(¡Valiente pillo!)

LUISA
Puedes entrar.

EMILIO
Jamás temí la entrada.
Los cerrojos descorre; echa el rastrillo
y que el clarín pregone mi llegada,
que ya el conde penetra en su castillo.

(Entra en la tienda con aire de triunfo)


ESCENA ULTIMA

Luisa (l), Don José, Emilio, Rodríguez, Dependientes de ultramarinos, Guardias, Criadas y Barrenderos.

(l) Luisa en esta salida viste traje de cazador, con guerrera larga, calzón de pana y polaina de cuero, sombrero de fieltro y una manta cruzada sobre el pecho. Llevará canana y escopeta de dos cañones.

(Música)

JOSE
¡Felices, caballeros! (A la ventana)

CORO
¡Felices, don José!

JOSE
¿Por qué esta serenata?

CORO
Porque la paga usté.
Uno ele sus dependientes,
el más grande de los tres,
nos ha dicho esta mañana
que esta noche se iba usté;
y nos ha chocado mucho
que se marche usted así,
sin decirnos por qué causa
se las guilla de Madrid.

RODRIGUEZ
Y que tienen mil razones
las criadas de servir.

GUARDIA
Si se marcha de la villa,
¿quién nos da al amanecer
esas copas de anisado
y esos bollos de chipén?

BARRENDEROS
Si se marcha de la tienda
y no hay vino que beber,
ni el arroyo, ni la acera,
le volvemos a barrer.

JOSE
Pues esperen un momento
que ahora mismo saliré,
y en amor y compañía
todo lo refiriré.

TODOS
Refiriré. (Burlándose)
¡Uy! Refiriré.

JOSE
Me marcho, señores, (saliendo)
me voy de Madrid,
y juro en mi empresa
vencer ó morir.

CORO
Se marcha, señores, etc.

JOSE
Yo me marcho, yo me marcho para Asturias,
y en seguida y en seguida tomo el tren,
porque tengo que matar un oso grande,
de seis metros de estatura puesto en pie.

CORO
Se las guilla, se las guilla para Asturias, etc.
pobrecito don José,
quién había de pensarlo,
quién había de creer
el que fuese tan valiente,
tan valiente don José.

JOSE
¡Ay, qué miedo, Virgen Santa,
Virgen Santa de la O,
si me atrapa un oso pardo
y me pega un revolcón!

EMILIO
En seguida que yo vea
que la cosa va muy mal,
con un palmo de narices
mi suegro se quedará.

LUISA
¡Qué alegría que yo tengo
solamente de pensar
que debemos en Asturias
con el oso pelear!

(Los distintos grupos se van presentando delante de don José cuando cantan)

CRIADA
¡Ay, señor José,
no se marche usté,
porque el oso
se le puede a usté comer,
y si usté se va,
qué va a ser de mí
si se llega usté a morir!

GUARDIA
¡Ay, señor José,
si se marcha usté
lus del orden
nus quedamos sin beber,
y si llega usté a espichar
nus quedamos sin beber en Navidad.

LUISA
Ya verás, Emilio, qué placer
cuando el puñal
lo clave en él.

EMILIO
Ya verás, Luisita celestial,
si pasa lo contrario,
qué felicidad,

BARRENDERO
Ay, señor José,
no se marche usté,
porque entonces a quién vamos a barrer.
Deje usté encargao
al señor don Juan
que nos siga dando
lo que usté nos da,

DEPENDIENTE
Ay, señor José,
mírenos usté
cuántos sabañones,
a pesar de los mitones.
Si esto sigue así
vamos a merar
antes que se llegue usté a marchar.

RODRIGUEZ
Me parece estar viendo ya al oso,
con aquel pecho ancho y hermoso,
me parece estar viéndole a usted apuntar.

JOSE
Me parece que te vas a equivocar.

TODOS
Ay, señor José,
lo más acertao
es que compre un
oso grande disecao.
Y que diga usté en Madrid
que ese oso le ha cazado usted allí.
Si se muere en Asturitas
pónganos cuatro letritas
refiriendo lo que allí pasó,
y sus últimas palabras
cuando el oso le mató.
Tralarán, larán, larán, etc.

(Aire marcial, y vánse todos llevando en triunfo a don José)


MUTACION


CUADRO TERCERO


TRAJES

Los personajes del cuadro anterior visten el mismo traje.

Carola viste de aldeana de Asturias. Saya de estameña color de café; mandil negro con franja de otro color; corpiño ó justillo, también negro, cerrado con cordones por delante; jubón blanco, y al cuello dengue de merino negro con adornos de pana; a la cabeza pañuelo de color atado arriba. Media azul basta y, encima de unas zapatillas de orillo, madreñas. Pendientes grandes de plata y collar, de dos ó tres vueltas, de coral.

Pascual sacará barba cerrada hasta los ojos. Calzado de frente y cejijunto para que resulte un oso. Montera de piel oscura, calada basta las orejas; calzón corto y sobre este unos peales también oscuros, y zamarreta de piel del mismo color. La camisa despechugada y viéndosele el vello.

Los aldeanos vestirán el traje del país.


DECORACION

Montañas del puerto de Pajares en Asturias. Algunos caseríos y pequeña iglesia de una aldea. Muy al foro, y a la mayor altura posible, desembocadura de un túnel practicable al paso de un tren de viajeros. Caseta de guardabarrera que debe verse a su tiempo con la banderola para dar paso al tren. Este guardabarrera es un muñeco pintado. La vía debe cruzar al foro y venir hasta donde se supone la estación ó apeadero. A la derecha, y
en sitio practicable, una fuentecilla rústica que nace del monte y en la que se llena una herrada.

Tenga presente el pintor que esta decoración cambia de aspecto al final del cuadro. Al sol debe suceder una cerrazón completa; ha de verse nevar copiosamente.


ESCENA PRIMERA

Cruza la escena y sube por el monte una pareja de la guardia civil. Nieva ligeramente y se ve salir del túnel un tren pequeño, que desaparece por la izquierda, y al salir por otro término más bajo y cruzar un viaducto, será de mayor tamaño. Oyese la bocina de entrada en agujas. El guardabarrera da paso al tren, etc.; etc. Toda la propiedad posible, sale por la derecha Carola con una herrada a la cabeza, que es una especie de cuba de madera, con aros de hierro, estrecha de boca y ancha de base. Debe sacarla sujeta de cierto modo para que lleve las manos sueltas. La herrada será de cartón pintado para que resulte muy ligera. Por la derecha sale Tolín por otra vereda más alta.

TOLIN
Carolaaa... (Llamándola)

CAROLA
Tolín...

TOLIN
¿Ti pesa?

CAROLA
Está vacía, mi alma;
mas, llena y todo, te llevo
adrento de la ferrada.

(Coloca la herrada en la fuente)

TOLIN
¡Quiá! Yo sí que te levanto
con una mano, rapaza.

CAROLA
¿Qué buscas tan altu?

TOLIN
Nidus.
¿A qué subes?

CAROLA
¿A que baxas?
¿A que no me encuentras?

TOLIN
Claro;
si non te busco.

CAROLA
Ni falta.

TOLIN
Carolaaa... (Más cariñoso y bajando)

CAROLA
Tolín... (Id. y subiendo)

TOLIN
Neñina...
(Saltando un poco más abajo)

CAROLA
Probín... a ver si te mancas.

TOLIN
Tonta... (Acercándose)

CAROLA
Borrico...

TOLIN
Simplona...

(Empujándose con el hombro)

Yo non sé lu que me pasa,
que tire pur donde tire
y salga pur donde salga,
atopu cuntigo.

CAROLA
Claro;
son las veredas cuntadas,
y habiendu pocus caminos
se encuentran lus que viajan.

TOLIN
Tontín... (Empujándole)

TOLIN
Sé pur dónde vienes...
bobina...

CAROLA
Sé a lu que andas.

TOLIN
Deja el mandil, que de urgarle
toda la trencilla arrancas.

(Carola juega con la punta del mandil y con la espalda tropieza a Tolín)

CAROLA
Es porque me da vergüenza.

TOLIN
Miren la muy remelgada.

CAROLA
Si tú te explicases claro...

TOLIN
Es que me sube a la cara
toda la sangre en queriendu
decirte media palabra.

CAROLA
En este negocio, el hombre
prupone...

TOLIN
Y la muller manda.
Si me hubiese ido a Madriz...

CAROLA
No estarías en tu casa.

TOLIN
Tendría carrera.

CAROLA
¡Digu!

TOLIN
La carrera de las armas.
¡Quién fuese guardia civil
para ser plaza muntada!

CAROLA
¡Y andar pur la carretera,
que es tan estrecha y tan larga!
¡Separarte ele tu madre!...
¿Dejar la nieve tan blanca,
los maizales tan verdes,
la borona tan durada,
y el gochu tan de buen año
y tan rolliza la vaca?
No, mi Tolín. En Castilla
prestu la vida se acaba.
Son tantos a respirar
que allí hasta el aire les falta.
Non baxes a la llanura
y quédate en la muntaña,
donde cuando ruxe el trueno
parece que Dios nus habla.


ESCENA II

Los mismos y Pascual por la derecha con escopeta y cuchillo a la cintura

PASCUAL
Mientras retozáis, está
vertiéndose la ferrada.

CAROLA
Por mucha que se derrame
no habrá de acabarse el agua.
Padre: usté también de mozo
habrá pelado la pava.

PASCUAL
Pero nu era tan cobarde
como éste, que de las faldas
se asusta. (Pienso, Carola,
que Tolín no cae en la trampa)

CAROLA
(¿Que no?)

TOLIN
(¿Lu ves? Ya ñus riñen)

CAROLA
Tolín, tengo mala gana...
el hombre es más fuerte...

TOLIN
Bueno.
¿Qué es lo que quieres? Despacha.

CAROLA
Si pretendes de marido,
empieza a llevar la carga.
Cuando está tan llena, pesa...
monín... coge la ferrada. (Con mucha zalamería)

TOLIN
Y la fuente, si lo quieres;
y la roca, si lo mandas.

PASCUAL
(¡Qué simplón ye!)

(Tolín coge la ferrada)

CAROLA
(Le cunozco)
Sube al caserío el agua
y vuelve al baile en seguida,
que hoy hay tamboril y gaita.

TOLIN
Carolaaa... (Desde el monte)

CAROLA
Tolín...

TOLIN
Monina...

PASCUAL
(Es muy bruto. Este se casa)
(Riéndose de Tolín, el cual desaparece por la derecha)


ESCENA III

Carola y Pascual.

CAROLA
¿A dónde va de escopeta,
habiendo aquí fiesta larga?

PASCUAL
El uficio es lo primero
y soy cazador de raza.
Hay gran pieza.

CAROLA
¿Un oso?

PASCUAL
Y grande.
Siguiéndole las pisadas
llevo dos días, y está
en la cueva de la Charca.

CAROLA
¿Tan cerca del caserío?

TOLIN
Tiene hambre y cun la nevada,
comu de pastu carece,
a los castaños se agarra.

CAROLA
En bailando cun Tolín
soy de usted en cuerpo y alma.

PASCUAL
Y que me falta valor,
Carola, si tú me faltas.
Al verte en peligro...

CAROLA
Claru;
pur defenderme, le mata.

PASCUAL
¿Llegan viajeros? (Mirando a la izquierda)

CAROLA
Verdad.
Cazadores, pur las trazas. (Se retiran al foro)


ESCENA IV

Carola y Pascual se esconden por el foro, y salen Luisa, Don José, Rodríguez y Emilio por la izquierda.

JOSE
¿No hay nadie por estos barrios?

EMILIO
¡Qué frío! Me voy a helar.

RODRIGUEZ
¡Ah, de Asturias!

LUISA¡Ah, del monte!

CAROLA
(Aparte a Pascual)
(Es que nus llaman)

PASCUAL
(Verdad)
(Sin bajar del foro)

JOSE
¿No hay ser viviente en la aldea?
¿No hay un vecino?

(Pascual, que habrá bajado, le toca en la espalda. Susto general)

PASCUAL
Aquí está.

JOSE
¡El oso! ¿Quién nos ampara?

RODRIGUEZ y EMILIO
¡Socorro!

PASCUAL
Si soy Pascual. (Riéndose)

JOSE
¡Y habla!

RODRIGUEZ
Si es Pascual, cobarde.

EMILIO
¡Si es Pascual!

JOSE
(¡Qué atrocidad!
No será el oso más feo)

LUISA
¿Te has asustado?

EMILIO
¿Yo? ¡Quiá!

CAROLA
Es mi padre; y comu tiene
cun los osos amistad,
y comu de piel se viste...

JOSE
Sí... (Parece un animal)

RODRIGUEZ
Vamos a ver; ¿y usted sabe
dónde podremos cazar
un oso?

PASCUAL
Aquí; y ahora mismo.

JOSE
(¡Santísima Trinidad!) (Temblando)

RODRIGUEZ
¿Aquí? (Idem)

PASCUAL
Sí, señor.

RODRIGUEZ
¡Canastos! (Idem)

EMILIO
(¡Cielos! ¿En dónde estará?)

PASCUAL
Está allá arriba, y es grande.

JOSE
Yo me voy a desmayar.

LUISA
Ya tengo ganas de verle.
Conque, hala, vamos allá
a buscarle.

JOSE
Espera un poco.

RODRIGUEZ
(¡Esta chica es un Roldan!)

EMILIO
Estoy temblando.

LUISA
¡Qué tiemblas!

EMILIO
No... digo... sí...

LUISA
¿No te dá
vergüenza?

EMILIO
Sí, sí, bastante;
pero, mira, tengo más
miedo que vergüenza.

JOSE
Somos
primerizos en cazar
osos, y antes que empecemos
la batida general,
me parece conveniente...

RODRIGUEZ
¿Tomar algo?

JOSE
Sí; tomar
una lección.

CAROLA
No hay escuela
aquí.

JOSE
Sí; nos la dará
éste. A ver; ¿cómo se mata
el oso?

PASCUAL
Se apunta, y ¡zas!

JOSE
No es eso.

PASCUAL
¿No? Pues entonces
mi hija se lo explicará.

CAROLA
Es la cosa más corriente
matar un oso, señor.
Se le busca sin temor
y se lucha frente a frente.
Del oscuro robledal
busca el pobrete el abrigo.
Si le acometen, amigo,
la defensa es natural.
En dos pies siempre lu hace;
mas si, mostrando valor,
le espera el buen cazador,
y se deja que lu abrace,
rajando con el cuchillo
desde el vientre a la cabeza,
a pesar de su fiereza,
ya, está muerto el pobrecillo.
A veces, cun el dolor
de la herida, también muerde;
pero ¿qué importa? Más pierde
el oso que el cazador.
¡Nada ese placer remeda!
¡Verle la tierra morder,
y monte abajo caer,
como un demonio que rueda!
Se piensan allá en Castilla
que el caso es maravilloso...
¡Mentira! El matar un oso
es la cosa más sencilla.
Nada; apretar el gatillo,
y herirle con precisión;
dándole en el corazón
ni aun hace falta cuchillo.

RODRIGUEZ
Tan sencillo... ¿lo ve usté?

JOSE
¡Pues no dice que es sencillo!

RODRIGUEZ
Nada; al seguro el gatillo
y hala, al monte, don José.

LUISA
Yo me muero de impaciencia
por ver al oso delante.

EMILIO
¿Pero no tienes bastante
conmigo?

PASCUAL
Y si la esperencia
no me engañara, diría
que va a volver a nevar.

JOSE
Pues tendremos que dejar
la caza para otro día.

PASCUAL
¡Quiá! No, señor.

JOSE
Sí, se aplaza.

PASCUAL
¡Quiá!

EMILIO
Hombre, sí. (¡No se conmueve!)

CAROLA
Pero si cuanta más nieve
es mejor para la caza.

EMILIO
¡Ah!

CAROLA
Mi padre le ha seguido,
y sabe está el oso junto
a la Charca.

PASCUAL
En ese punto.

CAROLA
Acaso estará dormido.

EMILIO
¿Y le va usté a despertar?
Hombre... ¡qué mala intención!

PASCUAL
Tomamos la pusición
por donde haiga de pasar
y el primero que le vea,
¡pum!

EMILIO
Se muere de repente.

RODRIGUEZ
Nada; estamos al corriente.
A los puestos.

JOSE
Sí. (¡Ah! ¡Qué idea!)
¿Usted tiene averiguado (Aparte a Pascual)
por qué sitios va a pasar?

PASCUAL
Sí; y le pondré en buen lugar.

JOSE
¿A mí?

PASCUAL
Pierda usted cuidado.

JOSE
Yo ya conozco esta clase
de caza. Soy muy modesto
y preferiría un puesto
por donde el oso no pase.

PASCUAL
¡Ah! Bueno.

LUISA
Andando en seguida.
Tú, conmigo. (A Emilio)

RODRIGUEZ
Yo me quedo.

JOSE
¡Cómo! ¡Usté! ¿Tiene usted miedo?

RODRIGUEZ
¿Yo? Yo voy a la guarida
del oso y le arrojo fuera.

PASCUAL
¡Ah! ¿Be viene usted conmigo?

RODRIGUEZ
No; yo quiero, buen amigo,
verme a solas con la fiera.
Si he matado más de cien.

JOSE
Pero, oiga; para la caza
este abrigo me embaraza
y este maletín también.

RODRIGUEZ
Es verdad. Yo llevaré
uno y otro.

(Poniéndose el gabán de don José y cogiendo el maletín)

JOSE
Gracias; pero
cuidado, que ahí va dinero;
seis mil reales.

RODRIGUEZ
¡Don José!

LUISA
Vaya; ¿qué hacemos aquí?
A los puestos.

RODRIGUEZ
Buena suerte.

CAROLA
(Esto a mí non me divierte.
Vulveréme al baile aquí.

(Vase por la izquierda)

JOSE
Yo, ya sabe usté, un lugar
por donde no pase el oso. (Vanse)


ESCENA VI

Rodríguez

RODRIGUEZ
Rodríguez: eres dichoso.
Cuanto pudiste soñar
has logrado al fin tener.
Un abrigo... y de valor.
¡Qué suave y dulce calor .
va extendiendo por mi ser!

(Se pone el gabán del revés con la piel hacia fuera)

Dinero y, es claro, ropa,
porque esto pesa bastante.
Nada; adelante, adelante.
Largo de España y de Europa.
Mas ¿por dónde? ¡Ah! Va a salir

(Oyese campana lejana)

un tren, por lo que se ve.
Adiós, adiós, don José.
¡Qué risueño porvenir!

(Al dirigirse a la izquierda debe tropezar con Tolín que sale por la derecha y figura mirar hacia donde se fue Carola)


ESCENA VII

Rodríguez y Tolín.

TOLIN
¿Lleva prisa?

RODRIGUEZ
Sí, señor.

TOLIN
¿Dónde va?

RODRIGUEZ
Donde el tren vaya.

TOLIN
Pues va a Gijón.

RODRIGUEZ
¡A una playa!
¡Al mar! Mejor que mejor.
Llego, me embarco, y después
de cruzar las ondas suaves,
quemo en Méjico las naves
lo mismo que Hernán-Cortés..

(Vase por el monte de la izquierda. Oyese la gaita lejos)

TOLIN
¡La gaita! ¡Qué dulce son!
(Entra por la izquierda)


ESCENA VIII

Don José por la derecha con mucho miedo.

DON JOSE
Los dejo y aquí me vengo.

(Viendo a Rodríguez que ha resbalado y se encuentra a gatas monte arriba)

¡El oso! ¡Qué ocasión tengo
de asesinarle a traición!

(Se agacha y desaparece muy despacito, con la escopeta preparada, detrás de Rodríguez)


ESCENA IX

Tolín, Carola y Coro general con gaita y tamboril.

TOLIN
¡Eh!... Ya está la danza armada...
y Carola la primera.

(Salen todos y Carola delante)

CAROLA
¡Tolín!...

TOLIN
¡Neñina hechicera!
Rompe el baile, resalada.

(Música)

CAROLA
Cuando dos que se quieren
se miran así
el corazón les hace
tipiti tipitín.

TOLIN
Si estuvieras metida
dentro de mi alma,
verías, Carola,
Carola enamorada,
Carola hermosa...

CAROLA
Rico Tolín.

TOLIN
Cuántu te quiera.

CAROLA
También yo a ti.

TOLIN
Y si tu padre consiente,
te cojo y me caso por la Navidad
y ya verás qué cariños tan dulces
te digo, después de cenar.
¡Ay, mi Carola!
¡Qué cara pusiste
cuando el domingo
en la plaza me viste!
Con tus ojillos me hiciste al pasar
¡brrer!... una cosa que non sé explicar.

CORO
¡Ay!, mi Pachina, qué cara pusiste,
qué cara pusiste, etc. (Bailan)

CAROLA
Si mi marido
llegas a ser,
lo que te quiero
tú lo has de ver;
y ya verás qué contenta te espero
que tornes del campo de arar,
para escucharte esas cosas tan dulces
que dices, después de cenar.
Anda curriendo,
Tolín de mi vida,
pide a mi padre
mi mano en seguida,
pues de pensarlo
tan sólo no más,
;ay! lu que siento
nun sélo explicar.

CORO
¡Ay, mi Pachina, etc.!
¡Y ju-jú!

(Al final del número, después de una pansa, se oyen dos tiros dentro. Los aldeanos se asoman al barranco. Empieza a nevar poco a poco)


ESCENA X

Dichos, Don José, Luisa, Emilio y Pascual.

TOLIN
Le mató, le mató.

(Bajando al barranco con otros aldeanos)

CAROLA
(Asustada) ¿A quién?

PASCUAL
Al oso. Hacia allí cayó.

JOSE¿
Y quién le ha matado?

LUISA
(Saliendo) Yo.

PASCUAL
Ella. Y que tira muy bien.

JOSE
Por esa senda escarpada
subió otro oso; le seguí
y al ir a tirarle, vi...

PASCUAL
¿Qué?

JOSE
Que estaba descargada, (por la escopeta)

TOLIN
Aquí está el oso. Murió
allí. ¡Ah! Son dos , pues tenía
una cría.

EMILIO
No hay tal cría,

(Saliendo de entre las patas del oso que sacan)

porque la cría soy yo.

JOSE
¡Emilio!...

EMILIO
Ha muerto en mis brazos.
Y en las ansias de la muerte
me iba apretando tan fuerte,
y me echaba unos ojazos...

JOSE
Pero ¿cómo estaba usté
con el oso?

EMILIO
¡Qué sé yo!

JOSE
¿Que no lo sabe usted?

EMILIO
No.

LUISA
Yo lo he visto, y lo diré.
Emilio estaba conmigo;
viene el oso, le hago fuego,
y, aunque herido, sigue ciego
a buscar a su enemigo.
Otro tiro al corazón;
pero antes, éste, animoso,
se bajó a buscar al oso.

EMILIO
(Porque pegué un resbalón)

JOSE
¡Rodríguez!... ¿Dónde estará?
¡Rodríguez!... No se le ve.
¡Rodríguez!...

TOLIN
Si ese se fue
hace media hora ya.

JOSE
¿Que se fue? ¿Dónde?

TOLIN
A Gijón.

JOSE
¡El gabán se me ha llevado!...
¡Y el maletín! ¡Me ha dejado
sin un céntimo el bribón!

LUISA
¡Dios eterno!

JOSE
Hay que avisar
a Madrid.

EMILIO
¡Habrá tunante!

JOSE
Un telegrama al instante.
Pues nos vamos a quedar
aquí ; andando, a la estación,

(Sale la pareja, y al pasar por delante de don oye uno de los guardias sus últimas palabras)

y que nos manden dinero.

GUARDA
Es inútil, caballero;
ya no hay comunicación.

JOSE
¿Qué no? Hay una.

LUISA
¿Hay una?

EMILIO
¿Cuál?

JOSE
Hay una, y de las mejores.

(Adelantándose al público)

Alguno de estos señores
pasará por la Central,
y me otorgará el favor
de enviar a mi dependiente
el telegrama siguiente,
que le doy en borrador:
«Barquillo, cuatro, primero.
»Rodríguez jugó tostada.
»Línea, nieve interceptada.
»Manden abrigos, dinero.»

CAROLA
Falta algo más, caballero.

JOSE
¿Sí? ¿Qué más?

CAROLA
Una palmada.



FIN DEL VIAJE


Información obtenida en:
https://archive.org/details/lacazadelosooelt27211chue

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