Viaje de Instrucción (Libreto)



VIAJE DE INSTRUCCION



Zarzuela en un acto y cuatro cuadros, original y en prosa.

Libreto de Jacinto Benavente.

Música de Amadeo Vives.

Estrenada en el Teatro Eslava la noche del 6 de Abril de 1900.



REPARTO (Estreno)

El Príncipe Fred - Srta. C. Segura.

Pepita - Sra. Salvador.

Ofelia - Srta. F. Segura.

Doña Paca - Srta. Alba.

La Duquesa del Volga - Sra. Banovio.

El Duque Usbaldo - Sr. García Valero.

El Barón Esteban - Sr. Gil.

Pérez- Sr. González.

Samuel Tarvey - Sr. Ripoll.

El Duque del Volga - Sr. Mariner.

Mr. Adolfo - Sr. Riquelme.

Un Criado - Sr. Angulo.

Floristas, cocoltes, camareras, camareros, baile, tziganes, marineros, etc..

La acción en un pueblo de la costa azul de Francia.


ACTO UNICO

Sala de conversación en un hotel lujoso. Al foro puerta y ventanas, que dan a un jardín. Puertas a derecha ó izquierda.


ESCENA PRIMERA

Al levantarse el telón se oye una banda de música quo toca el himno de Alfania. Mr.  Adolfo, después Pérez.

ADOLDO
(Saliendo precipitadamente y asomándose a la puerta del foro) ¡Oh, imprudentes! (Llamando) ¡Pérez! ¡Pérez!

PEREZ
(Saliendo) ¡Señor!

ADOLFO
Decid a esos condenados músicos que callen. ¡Si oye tocar el himno de su país delante del hotel!... Acabarán por incomodar al Príncipe. Apenas ha llegado, ha caído sobre el hotel una plaga de pedigüeños, de curiosos...

PEREZ
Y de curiosas. Quinientos francos diarios me ofrecían por una habitación.

ADOLFO
¡Quinientos francos! Pero no, mientras permanezca Su Alteza en el hotel no podemos admitir más que a personas conocidas y distinguidísimas.

PEREZ
La persona en cuestión es tan conocida como Su Alteza, y en cuanto a distinguida, yo creo que el mismo Príncipe la distinguiría en cuanto la viera.

ADOLFO
¡Ahí! Es la Pepita, la hermosa Pepita. Esa bailarina española que ha revolucionado París.

PEREZ
Paisana mía.

ADOLFO
Es verdad.

PEREZ
¡Si usted la hubiera conocido como yo!

ADOLFO
La historia de todas. Usted la conocería niña, inocente y pobre.

PEREZ
Pobre sobre todo. Bailaba en un café con las castañuelas prestadas... Ella ni se acordará de mí, y entonces anduvimos en amores. Vea usted, si me hubiera casado con ella, cómo estaría yo ahora. No sabe uno donde está su suerte.

ADOLFO
Es que si se hubiera casado con usted, quizás no tendría ahora tantos brillantes.

PEREZ
Es verdad. Tendría yo algunos.

ADOLFO
Sois muy despreocupado, señor Pérez. ¿Pero qué es esto? ¿Por qué están cerradas esas ventanas?

PEREZ
Es que hace un frío...

ADOLFO
Si desacreditamos el clima...

PEREZ
De ningún modo. Esta mañana he colgado cincuenta docenas de naranjas de todos los  árboles del jardín. El Príncipe se quedó asombrado. En su vida las ha visto más gordas.


ESCENA II

Adolfo y el Duque Usbaldo.

DUQUE
Monsieur Adolfo.

ADOLFO
Señor Duque.

DUQUE
¿No ha regresado todavía Su Alteza?

ADOLFO
No, señor Duque. Salió en. automóvil, sin más acompañamiento que su excelencia el Barón Esteban.

DUQUE
Necesito hablaros con franqueza militar. En Alfania somos soldados ante todo. El caso es que nuestra reina es tan exagerada en sus principios morales, y ha impuesto en la corte de Alfania tal austeridad, que el Príncipe Fred, único varón de la dinastía, ha llegado a los dieciocho años en una inocencia lamentable. Su Majestad el rey comprendió que el Príncipe necesitaba viajar, adquirir experiencia del mundo...

ADOLFO
Pero es posible que Su Alteza...

DUQUE
¡Le han educado de un modo! En fin, un día dejé como por distracción en el cuarto de estudio de Su Alteza un libro de grabados. ¡Oh! un libro que había recogido la policía.

ADOLFO
Y...

DUQUE
Creyó que eran estampas de la Historia universal.

ADOLFO
Sí, no fijándose...

DUQUE
¿Qué clase de gente hay en el hotel?

ADOLFO
La distinción con que me ha honrado Su Alteza me obliga a no admitirá cualquiera que se presente. Me perjudico en mis intereses, porque podéis creer que otros años en esta estación dormía la gente en los pasillos, materialmente unos encima de otros.

DUQUE
Bueno, bueno. Su Alteza no quiere que os perjudiquéis. Yo sé que no habéis admitido a una joven acompañada de su madre.

ADOLFO
¡Ah, sí! Una artista española. La Pepita, La estrella de Folies Bergeres y de Olimpia.

DUQUE
Podéis admitirla. Me la recomienda nuestro embajador en Paris.

ADOLFO
¡Ah!

DUQUE
Una artista puede alternar con las personas más distinguidas.

ADOLFO
Es una majestad a su modo. En París se anunciaba con letras muy grandes: «La hermosa Pepita, la reina del fandango» y aunque el fandango no es un territorio...

DUQUE
Es un título, ¿Y no podríais prepararnos para esta noche alguna fiesta, ¡como diría yo! una fiesta original, alegre?

ADOLFO
El señor Duque no tiene más que indicarme...

DUQUE
El caso es encontrar un pretexto para quitar a la fiesta toda apariencia de...

ADOLFO
Nada más fácil. Ya veréis, en el invernadero del hotel, una maravilla, iluminado fantásticamente, música de Tziganes, un concierto y el baile regional.

DUQUE
¿Lo baila la gente del pueblo?

ADOLFO
Lo bailan, pero sin estilo. Para los extranjeros se avisa siempre el cuerpo de baile del Casino. Cuando lo bailan en sociedad suprimen las mallas. Voy a dar órdenes.

DUQUE
Sois un hombre admirable. No me habían engañado en la embajada.

ADOLFO
¡Ah, señor Duque! ¿También soy conocido en la embajada? ¡Tanto honor! De modo
que en este momento estamos trabajando por la diplomacia.

DUQUE
(Asomándose por la puerta del foro) ¡Chist! !Su Alteza llega.

ADOLFO
Perseguido por un batallón de muchachas.

DUQUE
¿Sí?

ADOLFO
Floristas que le ofrecen rosas y violetas. Las hay muy lindas. Todos los años se renueva el personal. Hay gran exportación a Inglaterra.

DUQUE
¿Qué es eso? No las permiten la entrada. Dad ordenes de que las dejen ofrecer flores al Príncipe.

ADOLFO
Al instante, señor Duque; trabajemos por la diplomacia, (Vase)


ESCENA IV

El Duque Usbaldo, El Príncipe Fred y Coro de Floristas.

(Música)

FLORISTAS
Son nuestras flores humilde ofrenda
de bienvenida,
sea de flores vuestro camino
en nuestra tierra siempre florida.
Rosas, azahares y violetas
con profusión,
brotan al aire libre en pleno invierno
a las caricias de nuestro sol.

PRINCIPE
Son vuestras flores gentil ofrenda
de bienvenida,
de vuestros campos siempre floridos
dulce caricia.
Yo vengo de regiones
sin luz, ni sol,
donde sin flores y sin sonrisas,
siempre está triste mi corazón
En sus jardines
siempre ateridos
pálidas flores de invernadero
mueren de frío
Hermosas tierras
del Mediodía
donde el alma no siente
melancolía.
Mares que mecen, aires que arrullan,
sano contento del vivir
hasta los pobres cantan sus penas
en esta hermosa tierra feliz.

DUQUE
Dejad señor a un lado
filosofías,
que me habéis puesto tristes
a estas chiquillas.

PRINCIPE
¡Mirad qué rosas!

DUQUE
¡Mirad qué caras!

PRINCIPE
¡Hermosas flores!

DUQUE
¡Lindas muchachas!

FLORISTAS
Rosas, azahares y violetas,
tomad, señor.

DUQUE
Esos azahares tienen
mucha intención.

FLORISTAS
(Acercándose mucho al Príncipe)
Decid, cuál es de todas
la preferida.

DUQUE
(Aparte al Príncipe)
Ved, que es intencionada
la preguntita.

PRINCIPE
¿Intencionada?
No sé por qué,
yo entre todas prefiero
la rosa té.

DUQUE
No preguntaban eso
¿Verdad, mocitas?
(Aparte)
Este niño me saca
de mis casillas.

PRINCIPE
(Tirando unas rosas )
¡Ay! Me he pinchado.

DUQUE
(Aparte)
Cuánto me alegro.
Ya está en carácter,
se chupa el dedo.

FLORISTAS
¿Os duele mucho?

PRINCIPE
¡Bien me pinchó!

FLORISTAS
Como las rosas
es el amor.
De rosas y de amores
tengo experiencia,
no hay rosas sin espinas
ni amor sin penas,
unas punzan los dedos,
otros el corazón,
¿y quién no coge rosad,
y quién no siente amor?
¿Os duele mucho?

PRINCIPE
Ya se pasó.

FLORISTAS
Hay que coger las rosas
con precaución.

TODOS
Como las rosas
es el amor.

(Hablado)

PRINCIPE
Retiraos; ya daré orden de que os gratifiquen,
(Salen las floristas)


ESCENA V

El Duque y El Príncipe.

DUQUE
¡Pobrecillas! Van tristes. Habéis estado muy poco expresivo.

PRINCIPE
¿Queríais que las abrazara? Pagadlas bien sus flores y quedarán satisfechas.

DUQUE
¡Ah, señor! No solo de pan vive el hombre. En estos tiempos en que las clases populares...

PRINCIPE
Ya sabéis que me preocupa mucho la cuestión social. He estudiado a fondo las diferentes soluciones...

DUQUE
Pues creed que el abrazar es una de las más prácticas.

PRINCIPE
¡Ah! ¡El Barón Esteban!


ESCENA VI

Dichos y El Barón Esteban.

DUQUE
¿Habéis corrido mucho?

BARON
Un paseo delicioso. ¡Qué país tan encantador!

PRINCIPE
¡Qué calles tan alegres!

BARON
Hemos visto muchos automóviles.

PRINCIPE
Mejores que el nuestro.

BARON
Y en el puerto media docena de yates magníficos.

PRINCIPE
Mejores que el nuestro.

DUQUE
El nuestro, aunque se fuera a pique, no se perdía mucho.

BARON
Cuando no viajemos nosotros, querréis decir.

PRINCIPE
El Consejo de ministros acordó que no embarcáramos en un barco de guerra.

DUQUE
Nos perdonaron la vida. No podéis quejaros.

PRINCIPE
Estoy contentísimo.

DUQUE
¿Qué os parecen las mujeres de esta tierra, señor?

PRINCIPE
Muy bien vestidas.

DUQUE
¿Y a vos, Barón?

BARON
¡Oh! Para mí no existe más que una.

PRINCIPE
No estés triste. La reina, que se interesa mucho por tus amores, quedó en convencer a tu padre. Te casarás el mismo día que yo, a nuestra vuelta. ¡Solo que yo no sé todavía con quién me casarán. No se encuentra...

DUQUE
Hay dos problemas muy difíciles en la vida de los príncipes. La elección de esposa y la elección de nodriza, y otro todavía más difícil.

PRINCIPE
¿Cuál?

DUQUE
El intermedio.


ESCENA VII

Dichos y Pérez.

PEREZ
Con permiso de Su Alteza.

DUQUE
Adelante.

PEREZ
Monsieur Adolfo me encarga de comunicar al señor Duque que todo está dispuesto para la juerga. Perdonad, así dicen en España; para la fiesta de esta noche.

PRINCIPE
¿Qué fiesta es esa? Informaos bien no vayamos a cometer una imprudencia. Ya sabéis que los franceses se complacen en desacreditar a los Soberanos. Serían capaces de ponerme en caricatura.

DUQUE
(Incomodado) Está bien: no asistiremos a la fiesta.

PRINCIPE
¡Duque!

DUQUE
Escribiré a Su Majestad. Presento la dimisión de mi cargo.

BARON
¡Pero, Duque! (Entra un criado y entrega unas cartas a Pérez)

PEREZ
(Al Duque) ¡Señor! El correo.

PRINCIPE
(Cogiendo las cartas) Correo de Alfania. (Al Barón) Esta es para ti. (Dándole una carta )

BARON
De la Reina.

PRINCIPE
(Al Duque) Esta para vos.

DUQUE
Del Rey. Me alegro.

PRINCIPE
(Al Barón) Esta también para ti.

BARON
(Con admiración) ¡De ella!

PRINCIPE
Y las restantes para mí. Del Rey, de la Reina...

PEREZ
(Bajo al Duque) Señor, ¿y qué digo a monsieur Adolfo?

DUQUE
Recibid órdenes de Su Alteza.

PEREZ
(Al Príncipe) Su Alteza asistirá por fin a la juerga... al concierto...

PRINCIPE
Asistiré. Pero si presenta cierto carácter al momento me retiro con toda mi comitiva. Advertirlo así.

PEREZ
(Al Duque) ¿Qué hacemos, señor Duque?

DUQUE
Una que sea sonada. Mucho champagne frappé, música alegre, muchachas alegres y... ¡qué cosas hace uno por servir al Estado!

PEREZ
(Al salir, aparte) Este gran señor sirve al Estado de lo mismo que yo sirvo a los viajeros muchas veces... y uno no es nadie. (Vase)


ESCENA VIII

El Príncipe, El Duque y El Barón.

(Música)

PRINCIPE
Siempre lo mismo,
papá y mamá
ponen a prueba
mi amor filial.
Distintos consejos
cada uno me da,
no sé qué hacer
ni qué pensar.

DUQUE
El rey, vuestro padre,
os quiere aguerrido,
ya sois todo un hombre,
no sois un chiquillo.
La patria en mí confía,
preciso es que al volver
pueda decir a la patria orgulloso:
aquí traigo un rey.

BARON
La reina, vuestra madre,
sólo pretende,
que no olvidéis un punto
vuestros deberes.
La patria en vos espera,
preciso es que al volver,
pueda decir vuestra madre orgullosa:
este es un rey.

PRINCIPE
Siempre lo mismo,
papá y mamá
ponen a prueba
mi amor filial.
Dice mamá en su carta:
«Mira quién eres;
los reyes antes que hombres
han de ser reyes.
No se pervierta
tu corazón,
sea el estudio
tu ocupación.
Visita los museos,
las bibliotecas;
trata con gente docta
y hombres de ciencia.
Cuando vayas a París
no te entregues al placer,
ve al Louvre Y a la Sorbonne
y sube a la torre Eiffel.
Puedes ir a l'Operá
y a la Comedie française.
Pero que no sepa yo
que vas a Folíes-Bergere.»

BARON
No debéis ir,
dice muy bien.

PRINCIPE
Nunca de acuerdo
papá y mamá
ponen a prueba
mi amor filial.

BARON y DUQUE
Siempre lo mismo
Su Majestad,
a prueba pone
mi lealtad.

PRINCIPE
Dice papá en su carta:
«No me incomodes,
los reyes más que reyes
han de ser hombres.
Nada en los libios
has de aprender,
estudia al hombre
y a la mujer.
Déjate de museos,
de bibliotecas,
ya sabrán tus ministros
cuanto se ofrezca.
Irás a Folíes-Bergere
cuando llegues a París,
a la Otero allí verás,
y a la Diana de Pougy.
Ve a Montmartre, al Moulin-Rouge,
al Olimpia, al Gran Guignol
y no dejes de admirar
a la Cleo de Merode.»

DUQUE
Dice muy bien,
tiene razón.

PRINCIPE
Nunca de acuerdo
papá y mamá
ponen a prueba
mi amor filial.

DUQUE y BARON
Siempre lo mismo
Su Majestad,
a prueba pone
mi lealtad.

(Hablado)

DUQUE
Sin la carta de Su Majestad hoy mismo hubiera regresado a Alfania. Pero ahora es cuando debo permanecer a vuestro lado. Los Duques del Volga deben llegar de un día a otro.

PRINCIPE
¿Sí? ¡Cuánto me alegro, me quieren tanto!

DUQUE
La Duquesa sobre todo.

PRINCIPE
Ya lo creo, casi me ha visto nacer. No debéis haceros eco de murmuraciones de cuerpo
de guardia.

DUQUE
Justamente: la Duquesa, solo del regimiento que yo mando, ha tenido relaciones con dos capitanes, tres tenientes, un coronel... Sin duda pretendía añadir un cuartel a su escudo.

PRINCIPE
Hay que dejaros, (Al Barón) Voy a despachar el correo. ¡Vamos! (Vanse el Príncipe y el Barón)


ESCENA IX

El Duque y después Samuel y Ofelia.

DUQUE
¿Qué le contesto yo a Su Majestad? ¿Y qué le diré cuando volvamos a- la corte? Tendré que buscar alguna frase célebre. Las frases son un recurso para los generales fracasados. Señor... todo se ha perdido... no, en este caso no se ha perdido nada. Y pensar que si en lugar de un príncipe me hubieran confiado una princesa acaso no podría decir lo mismo... ¡Oh! Y en cuanto llegue la Duquesa del Volga perderé la peca influencia que tengo con Su Alteza. Si a Su Majestad le fuera lo mismo... pero con la Duquesa no transige, no quiere que el príncipe sea en todo su sucesor, (Samuel y Ofelia han salido un momento antes)

SAMUEL
Con permiso... ¿estáis al servicio del príncipe heredero de Alfania?

DUQUE
Le acompaño en su viaje. Tengo ese honor.

SAMUEL
Bien: estáis a su servicio. Ya sé que en Europa los reyes, dan títulos y distinciones a sus criados.

DUQUE
(Aparte) Sus criados (Alto) Perdonad, pero lio sé con quién tengo el gusto de hablar...

SAMUEL
Mi tarjeta.

OFELIA
La mía.

DUQUE
(Lee) «Samuel Tarvey, expresidente de la república central de Guayabacoba, presidente del Sindicato petrolero de la misma, y fundador de la gran explotación de pastos internacional. Cuenta corriente en todos los Bancos.» (Apene) Vaya un tipo. (Alto) Celebro...

SAMUEL
(Presentando a su hija) MÍ hija Ofelia.

DUQUE
Bonito nombre. (Lee la tarjeta) «Ofelia Tarvey, ingeniero electricista y agente universal para la adquisición de toda clase de maquinaria.»

SAMUEL
Diez millones de pesos de dote.

OFELIA
Y tres seguros de vida al fallecimiento de papá.

DUQUE
(Aparte) Y lo dice tan fresca, (Alto) Es un partido.

SAMUEL
Para el príncipe.

DUQUE
¿Eh?

SAMUEL
Dos millones de pesos si arreglamos el negocio.

DUQUE
Señor mío, ¿con quién habéis creído que estáis tratando?

SAMUEL
¡Ah, ah! los europeos se asustan de todo.

DUQUE
Naturalmente, de todas las atrocidades.

SAMUEL
De todo lo que tiene sentido común.

DUQUE
Y creéis que un príncipe heredero de Alfania...

SAMUEL
Oh, yo puedo pagar todas las deudas del Estado de Alfania.

DUQUE
Entonces si despreciáis de ese modo a nuestra pobre Alfania, ¿qué interés tenéis en ser suegro del Príncipe?

SAMUEL
Primero, es una fantasía de mi hija y como puede permitírsela no me parece tan disparatada. Segundo, el amor al progreso. El resultado de estos enlaces es maravilloso. Las razas se vigorizan y se afinan, lo he estudiado muy bien en mis ganaderías.

OFELIA
Exacto.

SAMUEL
Estoy seguro de que el Príncipe me comprenderá mejor. Le he visto en automóvil.

OFELIA
De un sistema imperfecto y ridículo. Yo le enseñaré el último modelo.

DUQUE
(Aparte) Este padre y esta hija valen el viaje.

SAMUEL
Por ahora renuncio a hablar una palabra más con usted. Esta noche asistiré con mi hija a la fiesta preparada en el hotel y hablaré con el Príncipe.

DUQUE
Me agrada vuestro carácter; podéis asistir a la fiesta y saludareis al Príncipe, pero os advierto que esta señorita acaso... la fiesta tendrá cierto aspecto, asistirán artistas de cierto género...

SAMUEL
Mi hija ha viajado por todo el mundo y no se asusta de nada.

OFELIA
De nada. De nada, no hay nada extraordinario. Siempre es más lo que una se figura.

DUQUE
Bueno, bueno, al fin sois su padre...

SAMUEL
Oh, no, ya es mayor de edad.

OFELIA
Mi padre es mi socio nada más.

DUQUE
Buen socio. En fin, no perdamos el tiempo como decís. Hasta la vista.

SAMUEL
Serás reina.

OFELIA
Ya lo sé. Es una cosa de tan poca importancia... (Vanse)


ESCENA X

El Duque. Después Pérez y Mr. Adolfo.

DUQUE
Con la desenvoltura que le sobra a esta joven tendría bastante nuestro Príncipe.

PEREZ
(Entrando) Señor Duque, ya la tenemos.

DUQUE
¿A quién?

PEREZA
A Pepita. En este momento se apea del coche. ¡Qué guapa está!

ADOLFO
Señor Duque, un telegrama urgente para su excelencia.

DUQUE
(Después de leer el telegrama) ¡Esto nos faltaba! Los Duques del Volga que han llegado de incógnito. Me lo avisa nuestro embajador. Es preciso suspender el concierto por esta noche.

ADOLFO
¿Suspender el concierto? Todo está preparado. He telegrafiado a Niza y a Montecarlo y llegarán esta noche los artistas del Casino y lo más distinguido de la colonia femenina. Figuraos el trastorno.

DUQUE
Pero los duques se enterarán, el Príncipe no puede asistir.

ADOLFO
¡Ah! sería un desaire en un país democrático.

DUQUE
No conocéis a nuestra reina. Tan pronto como la Duquesa la escribiera creería que yo desmoralizaba al Príncipe.

ADOLFO
¿Pero qué tiene de particular?... Advirtiendo a esas señoritas a tiempo, os aseguro que la fiesta tendrá todo el buen tono preciso.

DUQUE
Pero tantas mujeres solas, sin caballeros que las acompañen.

ADOLFO
Improvisaremos esposos, padres, todo In que haga falta.

PEREZ
Con artistas del Casino y los camareros de mejor tipo, haremos creer a esos señores que asiste lo más distinguido de la colonia. No es la primera vez.

DUQUE
Sí, ellos han visto muy poco mundo.

ADOLFO
¿De modo que estáis conforme? ¡Ah! señor Duque, ya estoy en mi elemento con estas complicaciones. Ya veréis, ya veréis; como esas señoritas no vendrán prevenidas, hay que estar en todo. Voy a comprar veinte metros de gasa para dulcificar los escotes. (Vase)

DUQUE
Sois extraordinario. (Mutis)


ESCENA XI

Pepita y Doña Paca.

PACA
Que nos sirvan aquí el café. Da gusto sentarse al sol. En aquel París de mis pecados, siempre lloviendo y nevando. ¡Madrid de mi vida!

PEPITA
¡Vaya una vida!

PACA
Sin dinero en todas partes es mala. Pero con la mitad del dineral que gasta una en este extranjero, vamos, que no viviría una en Madrid ricamente, y sobre todo, luciría una con los amigos y daría una dentera a más de cuatro, (Al mozo que le su ve el calé) Un poco de café en esta copa. Y aquí un poca de leche. ¡Si esto no son tazas! ¡Comparación con aquel café de San Millán!

PEPITA
¡Ay, mamá, cuándo se afinará usted! ¿No ve usted cómo se ríe el mozo?

PACA
Pues que no le vea yo por si es caso; no vaya a olvidarme de que estoy haciendo de madama. Oye, ¿y cuánto tiempo estaremos aquí?

PEPITA
¿No lo sabe usted? ¿Cuántos vestidos traiga en el equipaje?

PACA
Veintidós, sin contar los matinés.

PEPITA
A dos diarios cuente usted, doce días lo más, si las circunstancias no disponen otra cosa.

PACA
¿Y qué circunstancias son esas?

PEPITA
La fiesta de esta noche en honor del Príncipe de Alfania.

PACA
¿Pero ese Príncipe es un príncipe de verdad? Porque ha visto una tantos príncipes. Como aquel que iba todas las noches por el teatro, y todo el mundo alteza por aquí, alteza por allá, y acabó por llevarse mi antuca con puño de plata.

PEPITA
Este es un príncipe de buena familia.

PACA
¿Cómo hay que vestir para esa fiesta?

PEPITA
Usted lo más serio que pueda.

PACA
Por tu gusto siempre iría de negro.

PEPITA
Lo negro recoge mucho.

PACA
Pues ahora no dirás que estoy gruesa. Me he quedado en la mitad. Hace dos meses, cuando me pesaba en la báscula, no corría el minutero, y ayer, cuando me pesé en la estación, dio dos vueltas. Di que estas modas de ahora no favorecen nada, y luego en París hacen unos corsés que parecen un vasar, aparenta una el doble.


ESCENA XII

Dichos y Pérez.

PEREZ
¡Olé las mujeres de mi tierra! Salud a mis paisanas. ¿A que no se acuerdan ustedes de mí?

PEPITA
¿Quién?

PACA
Pepita, si es Julito, Julito Pérez. El chico de la Casiana la cambianta. ¡Jesús qué  sorpresa! ¿Y quién iba a pensar encontrarle aquí?

PEREZ
¡Ya, ya! Lo que es el mundo.

PACA
¡Lo que hemos rodado!

PEREZ
Sí, pero ustedes han rodado para arriba y yo...

PACA
¿Qué ha sido de ti? ¿Cómo has venido a parar tan lejos?

PEREZ
Pues hace dos años que salí de Madrid con una estudiantina: la verdadera tuna... Eramos veinte, nos vinimos a Niza a pasar el Carnaval creyendo hacer dinero, pero lo de siempre, cuando llegamos nosotros, estabais allí hartos de ver tunas. Nos corrimos a París y nos fue peor. Después cada uno tiró por su lado. Ahora estoy aquí de camarero y no me va mal; pero con las primeras fatigas por volverme a España y no parar hasta Madrid.

PACA
¡Ay! no me digas. Nosotras no podemos quejarnos porque, en buena hora lo diga, hemos caído de pie en todas partes.

PEREZ
¡Ay, seña Paca! usted perdone, doña Paca...

PACA
Señá Paca, seña Paca. Apea el tratamiento.

PEREZ
¿Quién iba a decirnos que teníamos que encontrarnos al cabo de los años y de esta manera?

PACA
¡Qué remedio! Nadie es profeta en su patria.

PEREZ
Profeta no, pero profetisa... ¿No necesitan ustedes un secretario ó representante? Eso da mucho tono.

PEPITA
Yo no tengo secretos, y para entenderme con los empresarios me basta con mamá.

PACA
Y para entenderte con todo el mundo.

PEREZ
Pues oiga usted, doña Paca. Esta noche voy a ser más que secretario. Voy a ser esposa interino de usted.

PACA
¿Qué dices?

PEREZ
Se trata de hacer creer a los Duques del Volga, que a la fiesta asiste la mejor sociedad y usted debe pasar por una gran señora, con su esposo y nuestra niña. ¿Cuándo se ha visto usted en otra? Mejor dicho, en otro, porque una niña se encuentra más fácilmente que un marido.

PACA
¿Y vamos a pasar por matrimonio? Mira, no es mala idea.

PEREZ
¿Cuál?

PACA
La de nuestro matrimonio. Parecerá que estamos en la luna de miel.

PEREZ
Eclipse usted un poco.

PEPITA
¿Pero hemos venido para esa broma? Mira que estoy muy harta de enredes.

PEREZ
Lo creo que estarás... Yo te enteraré, (Sigue hablando)


ESCENA XIII

Pepita, Doña Paca y Mr. Adolfo.

ADOLFO
Señorita.... señora... ¿Cómo se encuentran ustedes en n:i hotel? ¿Las habitaciones son de su agrado?

PACA
Os sobra para nosotras. Esta con un tocador y una alcoba tiene bastante.

ADOLFO
¡Oh! Una artista necesita sus habitaciones de trabajo, además del tocador y la alcoba. En el tocador he mandado colocar ocho espejos, de modo que puede usted verse por todos lados Tiene dos comunicaciones y un armario grande con puerta secreta en el fondo. Es invención mía. Ha tenido un éxito extraordinario. ¿Desea usted algo más? Mi hotel está a su disposición. Por término medio tenemos dos altezas reales, tres grandes duques, lores, artistas de fama universal. El hotel facilita representaciones y soirées para la presentación de los artistas. ¡Oh! de aquí han salido hasta matrimonios... Y la casa no cebra nada por la comisión.

PACA
(Aparte a Pepita) Pero como entienden el negocio estos franceses.

ADOLFO
Con la mayor reserva me han entregada esta carta para usted. Espera respuesta. Si es usted tan amable...

PEPITA
Espere usted. (Abriendo la carta) No firma.

ADOLFO
Naturalmente.

PEPITA
Bonita letra. ¿Es del Príncipe? ¿Usted la conoce?

ADOLFO
No es de Su Alteza. La de Su Alteza es mucho más bonita.

PEPITA
¿Pero qué dice? Lea usted, mamá.

PACA
Déjame de lecturas. Ya sabes que yo esas cartas con mucha ortografía no las entiendo. Dime la sustancia.

PEPITA
Dice que me vaya, que no vea al Príncipe. Me ofrecen una indemnización... que se trata de un asunto de Estado.

PACA
¿De Estado?

PEPITA
Sí, un asunto de Estado muy interesante. Es la primera vez que me ofrecen premios a la virtud.

ADOLFO
¿Contesta usted por escrito? Puedo traer a usted papeles con preciosos lemas.

PEPITA
¿Contestar? Que sí.

ADOLFO
Lo suponía, sin embargo, me permitiré aconsejar a usted... Me interesa tanto. Convendría cierta vaguedad en la respuesta. La coquetería aconseja...

PEPITA
¿Quiere usted quitarse ya de en medio?

PACA
El demonio del entra y sal. Cuando la niña ha dicho que sí, ella sabrá lo que dice. Sobre todo aquí estoy yo para aconsejarla.

ADOLFO
¡Oh, señora!... (Aparte) Si no fuera por el Príncipe. (Alto) De modo...

PEPITA
Que sí. Que está bien, (Vase Adolfo) Ya lo creo que me marcharé. A todo esto ese Príncipe no parece.


ESCENA XIV

Dichas, El Príncipe y El Duque Usbaldo. El Duque trae un ramo de flores.

(Música)

DUQUE
Allí está con su mamá.
Acerquémonos, señor.
Allí está... ¡Qué guapa es!
Su fama no mintió.
Ofreced la el ramo.

PRINCIPE
Ya dije que no.
Eso me parece
una incorrección.

DUQUE
No seáis tan... correcto.

PRINCIPE
¡Duque!

DUQUE
Allá voy yo.
Veréis que pronto hago
la presentación.

(El Duque se acerca a Pepita, la saluda, la ofrece el lamo y habla con ella)

PRINCIPE
(Aparte)
El Duque compromete
mi seriedad.
Si nos viera algún repórter...
si me viera mi mamá...

PEPITA
(Al Duque)
¿El Príncipe de Alfania
decís que es aquél?

PACA
(Aparte a Pepita)
Ya pareció el peine.

PEPITA
(Idem a doña Paca)
No meta usté el pie.

PACA
Hija de mi alma,
si eso es un bebé.
¿Cuándo nos salude,
qué tengo que hacer?
¿Se le da la mano,
se le besa, ó qué?

PEPITA
No diga usted nada,
será lo mejor.

PACA
Si te oyesen pensarían
que no tengo educación.

(E1 Duque se acerca con el Príncipe y le presenta. Sigue la música)

(Recitado)

DUQUE
Su Alteza, admirador del arte en todas sus manifestaciones y protector del mismo en todas sus formas, tiene un verdadero placer en saludaros y en ofreceros el testimonio de su admiración.

PEPITA
Me considero muy honrada.

PACA
Muchísimo.

PRINCIPE
(Saludando) Señorita...

PACA
Siéntense ustedes. ¿Quieren ustedes tomar algo?

PRINCIPE
¿Eh? (Bajo al Duque) ¿Lo veis, Duque?

PEPITA
(Bajo a doña Paca) ¡Mamá!

DUQUE
Nos sentaremos.

PRINCIPE
(Bajo al Duque) ¡Duque!

PEPITA
(Idem a doña Paca) ¡Mamá! (Pausa)

(Cantado)

DUQUE
(Bajo al Príncipe)
Decid algo.

PRINCIPE
¿Yo?

DUQUE
Qué buen día hace.

PEPITA
Es un día de calor.

DUQUE
Este clima es delicioso.

PEPITA
Muy buena temperatura.

DUQUE
¿Ha visto usted cuántas flores?

PACA
¿Y ha visto usted cuánta fruta?

DUQUE
(Bajo al Príncipe)
Decid algo.

PRINCIPE
¿Yo?
Que ni siento frío
ni siento calor, (Pausa)

DUQUE
(A Pepita)
¿Y en España, qué?

PEPITA
Como siempre, mal.

PACA
Pero hay buen humor,
que es lo principal, (Pausa)

PEPITA
¿Dice algo Su Alteza?

PRINCIPE
¿Yo? Nada.

PEPITA
Creí...

DUQUE
(Bajo al Príncipe)
Decid algo.

PRINCIPE
¿Yo?
Nada tengo que decir.

PACA
¡Ay! (Aparte) ¡Vaya un paso!

DUQUE
Ahora corre vientecillo.

PEPITA
Yo no siento... ¿Y vos. Alteza?

PRINCIPE
No siento calor ni frío, (sigue la música)

(Recitado)

DUQUE
¿Quieren ustedes tomar algo? Un refresco... se seca la garganta... de tanto hablar.

PACA
(Aparte) Este tío es un guasón, (Alto) No queremos nada. Tantas gracias. (Pausa)

(Cantado)

DUQUE
(Levantándose y aparte)
Hay que dejarlo por imposible.

PEPITA
(Aparte)
Me ha molestado su frialdad.

PACA
(Aparte)
¡Ay, que asaura de extranjeros!

PRINCIPE
(Al Duque)
Ya nos podemos retirar.

DUQUE
Decid algo antes.

PRINCIPE
¿Qué voy a decir?

(Despidiéndose de Pepita)

He tenido tanto gusto.

PACA
(Aparte)
Ya se ve que sí.

PRINCIPE
(Al Duque)
Nos vamos ya.

DUQUE
(Aparte) Guapa mujer.

Paca
(Aparte) Qué sofocón.

PEPITA
(Aparte) Qué soso es.

(Vanse el Príncipe y el Duque)

PACA
¿Has visto, Pepita?

PEPITA
Calle usted, mamá.
Nunca me ha pasado
una cosa igual.
Esta noche en la fiesta
cantaré y bailaré.
y se enamorará de mí
ó muy poco he de poder.

PACA
Si eres mujer de carácter
y tienes sangre en las venas,
vámonos de aquí en seguida
aunque paguemos la cuenta.

PEPITA
Yo tengo sangre española
y soy mujer ofendida,
a ese hombre le vuelvo loco
ó me ha de costar la vida.

(Los dos a un tiempo repiten la anterior estrofa Final del cuadro)


CUADRO SEGUNDO

La serre iluminada. Las mujeres con trajes caprichosos circulan por la escena.


ESCENA PRIMERA

Invitados, camareros, Mr. Adolfo y Ninón. Después los Duques del Volga y el Barón Esteban.

ADOLFO
¡Admirable! He aquí mi obra. Todo presenta un aspecto de buen tono. Excesivo buen tono. Hay matrimonios demasiado bien avenidos. (Dirigiéndose a una pareja) ¡Eh, tú, suelta del brazo a esta señorita! Más soltura. Y delante de los duques y de Su Alteza mucho cuidado con lo que se habla.

NINON
Yo no tengo cuerda más que para dos horas de formalidad.

ADOLFO
Te haremos pasar por una princesa rusa... Las princesas rusas son muy extravagantes. Los duques llegan: orden, por favor. Mucho orden, mucha compostura.

DUQUESA
(Al Barón Esteban) ¿Creéis que ha sido el embajador quien ha dado aviso al Duque de nuestra llegada?

BARON
Seguramente, Duquesa. Todos los recursos políticos están contra nosotros.

DUQUE
¡Pobre Alfania!

DUQUESA
Y Su Alteza, ¿qué dijo al saber que estábamos aquí?

BARON
No pudo ocultar su alegría.

DUQUESA
¿Y podéis decirme qué clase de fiesta es esta? La sociedad reunida me parece algo extraña. Adivino la mano del Duque en todo esto.

ADOLFO
(Saludando a los duques) Excelencias. Su Alteza no tardará en honrarnos. ¿Qué les parece mi fiesta a los señores duques?

DUQUESA
Muy original.

ADOLFO
Las señoras acordaron presentarse con disfraces caprichosos, para darle más animación. Aquí estamos en Carnaval perpetuo.

DUQUESA
He notado que hay disfraces algo atrevido?..

ADOLFO
(Aparte) Si conocerá... (Alto) Lo dice su excelencia por...

DUQUESA
Trajes algo escasos.

ADOLFO
¡Ah, vamos, escotes algo... sí; lo exige el clima, este clima incomparable. Por lo demás, la sociedad reunida es lo más escogido de la población y de la colonia extranjera. La princesa Osturusca, rusa.

DUQUESA
(Al Duque) ¿Princesa Osturusca? No recuerdo. ¿Es de la rama imperial?

DUQUE
No. ¡Será tal vez...

ADOLFO
Sí, es de otra rama; pero del mismo tronco. La condesa Rinaldi, una belleza célebre, primer premio en varias Exposiciones.

DUQUESA
Una condesa premiada en exposiciones de belleza.

ADOLFO
No, señora Duquesa, de arte. Pinta en sus ratos perdidos, que son muchos. ¡Ahí Su Alteza llega.

BARON
(A la Duquesa) Le advertiré de vuestra presencia (Vase)

ADOLFO
Con permiso de los señores duques, voy a dar órdenes para que empiece el baile; nuestro baile, una preciosa nota de color local. Excelencias... (Saluda y vase)

DUQUESA
No paso a creer que esta gente sea distinguida.

DUQUE
¡Ah! En estos países republicanos se han perdido las tradiciones. (Risas en un grupo)

DUQUESA
¡Qué risas tan vulgares! (Se acerca al grupo y retrocede asustada) ¡Oh!

DUQUE
¿Qué te sucede?

DUQUESA
Me parece haber oído una frase inconveniente.

DUQUE
 ¿Verdaderamente inconveniente?

DUQUESA
Figuraos, aquella señorita le decía al caballero que está a su lado: Podía usted pellizcarme en otro sitio.

DUQUE
Querría decir fuera de aquí.

DUQUESA
¡Oh! Lo inconveniente era el pellizcar y no el sitio.

(Música)

DUQUE
Empieza el baile. Vamos a saludar a Su Alteza.

DUQUESA
¡Pobre Príncipe! ¡Pobre Alfania! (Vanse)

(Baile)


ESCENA II

Pepita, Doña Paca y Pérez. Después el Duque Usbaldo y el Príncipe.

PEREZ
Me parece que nuestra presentación hace efecto. Hay que ver a Pepita, y a nosotros también hay que vernos.

PACA
Y que todo lo que lleva encima mi hija es de lo mejor.

PEPITA
¿Y el Príncipe?

PEREZ
En cuanto te vea pierde la cabeza con corona y todo.

PEPITA
(Viendo llegar al Príncipe) Aquí viene. No mire usted, mamá, nos haremos las desentendidas.

PEREZ
Cambio en la cabeza. Vaya un trasteo.

PACA
Cállate. Sí este no se arranca... (Entran el Duque y el Príncipe)

PRINCIPE
Nos retiraremos en seguida, estoy mareado.

DUQUE
Bebed otra copita de Champagne y os animaréis. (Avisando a un mozo) Chist...

PRINCIPE
No, no. Estoy mareado. La gente, las luces...

DUQUE
(Viendo a Pepita) ¡Oh, la hermosa española! (Ofreciéndola una copa) Brindemos por España y por sus hermosas mujeres.

PEPITA
Gracias, señor Duque. Por vuestra tierra también. ¿Y el Príncipe, no brinda?

DUQUE
(Ofreciéndole una copa) Señor...

PRINCIPE
Venga una copa.

PEPITA
(Al Duque) ¿Qué le sucede? ¿Está siempre así?

PACA
(Al Príncipe) ¿Qué le ha parecido a Su Alteza el baile?

PRINCIPE
Curioso.

PACA
Calle usted, Alteza. Donde están los tangos y los zapateados de mi Pepita, aquello es alegría...

DUQUE
(A Pepita) En la intimidad es otra cosa.

PEPITA
Pero ved, el Príncipe ni siquiera mira.

DUQUE
Habla con mamá; ¡tenéis una mamá tan encantadora! Alteza, un nuevo brindis, (A Pepita) Ofrecedle otra copa, (Pepita ofrece una copa al Príncipe)

PRINCIPE
¿Está helado?

PEPITA
¿Tenéis miedo a un enfriamiento?

PEREZ(A Doña Paca) ¿Qué le ha dicho a usted el Príncipe?

PACA
Calla, hijo. Si parecía que estábamos jugando a las prendas. Tres veces sí, y tres veces no.


ESCENA III

Dichos. Los Duques del Volga y el Barón.

PRINCIPE
(Dirigiéndose a saludar a los duques) ¡Duquesa, Duque! ¡Cuánto me alegro de vuestra llegada! ¿Y sus majestades? ¿Y todos los que allí me quieren?

DUQUESA
Oh, Alteza. No sabéis cuánto sufre su majestad la reina con vuestra separación. Os encuentro muy desmejorado (Al Duque Usbaldo) Duque, ¿por qué está el Príncipe desmejorado?

DUQUE
Aprensiones de vuestro cariño. No se ha desmejorado nada.

DUQUESA
(Observando a Pepita y a doña Paca) ¿Quién os acompañaba? ¿Qué señoras son estas?

PRINCIPE
Apenas conozco... El Duque es quien...

DUQUE
Voy a presentaros. (Llamando a Pepita y a doña Paca) ¡Señoras, señoras!

PACA
(A Pepita) Que es a nosotras.

DUQUE
(Presentando) La condesa Antolini, de la más alta nobleza italiana. Su hija Giussepina y... ¿vuestro esposo, condesa?

PACA
(Llamando a Pérez) ¿Dónde se ha metido? ¡Julito, Julito, Pérez!

PEREZ
(Acercándose) ¿Quién? ¡Ah!

DUQUE
(Presentando) El conde Antolini. Los duques del Volga.

PRINCIPE
(Bajo al Duque) Es una burla indigna.

VOLGA
(Al Duque) ¿Conde Antolini? Debe ser título reciente.

DUQUE
Recientísimo.

VOLGA
(Observando a Pérez) Yo conozco esta cara.

DUQUE
Demos una vuelta por la serré... (Al Duque del Volga) Dad el brazo a la condesa. (El Duque del Volga da el brazo a doña Paca) Alteza, el brazo a la signorina.

PRINCIPE
(Bajo) Duque...

DUQUE
(A Pérez que está distraído) Vos a la Duquesa... Conde, conde.

PEREZ
Va.

DUQUESA
(Cogiéndose del brazo del barón Esteban) Tengo que hablar con el Barón. (A Pérez) Perdonad.

PEREZ
(Al Duque) Me ha conocido. Claro, como que esta mañana le serví el desayuno.

DUQUE
¿Y por qué no lo dijisteis antes?

DUQUESA
¿Cuándo podré hablar a solas con el Príncipe?

BARON
Esta noche tan pronto cerno termine el baile.

PACA
Le daré a usted mucho calor, ¿verdad, señor Duque? ¿Qué daría yo por perder unas pocas de carnes? Pues no crea usted que soy de mucho comer. Pero me luce.

VOLGA
(Aparte) [Qué gente esta! ¡Oh! ¡Estos países republicanos! (Vanse todos menos el duque Usbaldo)


ESCENA IV

Samuel, Ofelia, El Duque Usbaldo y después el Príncipe.

DUQUE
Pero mi querido Tarvey...

SAMUEL
Nada, nada. Me disteis palabra de presentarme al Príncipe. ¿Tendré que presentarme yo
solo?

DUQUE
No. Yo os presentaré en cuanto haya ocasión.

SAMUEL
¿Qué os parecen las joyas de mi hija? ¿No son verdaderamente regias?

DUQUE
No valen tanto como vuestra hija, sin embargo.

SAMUEL
Oh, eso no. Mi hija está asegurada en dos millones de pesos, las joyas en cuatro.

PRINCIPE
¡Duque! ¡Duque!

SAMUEL
He aquí la ocasión.

DUQUE
Tened paciencia.

PRINCIPE
No puedo más. He conseguido escaparme. Me retiro a mis habitaciones. ¿Sabéis cuántas copas de champagne he bebido?

DUQUE
Eso es bueno.

PRINCIPE
Esa española me ha mareado.

DUQUE
Eso es mejor.

PRINCIPE
Estoy cansado, aburrido. Quiero volver a Alfania ¿lo veis? Quiero volver mañana mismo.

DUQUE
¡Imposible! El rey...

PRINCIPE
Me tenéis secuestrado. Soy vuestro juguete, me ponéis en ridículo. Soy el Príncipe. ¿Creéis que he emprendido el viaje para esto? ¡Quiero volver a Alfania mañana mismo! ¡Quiero volver! (Se echa a llorar)

DUQUE
(Aparte) ¡Ay! El champagne. La tomó llorona. (Alto) ¡Príncipe, Alteza!

SAMUEL
(A Ofelia) Nos presentaremos nosotros.

OFELIA
Es lo mejor.

SAMUEL
Alteza

DUQUE
(Aparte) No hay remedio. (Alto) Alteza os presento...

PRINCIPE
No quiero ver a nadie. Dejadme en paz con vuestras presentaciones Vuestro papel es indigno. Estáis haciendo de...

DUQUE
No me lo digáis, Alteza. Demasiado lo sé.

SAMUEL
¿Qué le pasa al Príncipe?

OFELIA
Alteza calmaos. Tomad mi frasco de sales. Son las mejores que se fabrican en el mundo. El perfume es exquisito.

DUQUE
(Aparte) Esta señorita es una anunciadora.

PRINCIPE
Gracias.

OFELIA
Descansad un momento. ¿Queréis que os dé aire? (Abanicándolo)

PRINCIPE
Gracias. (Levantándose bruscamente) ¡Ay!

DUQUE
¿Qué sucede?

PRINCIPE
¡Cosa más rara! ¡He sentido una sacudida!

DUQUE
¿Sí? ¿Es posible? (A Ofelia) Señorita, ¿qué poder misterioso hay en vuestro abanico?

OFELIA
¡Oh! Una pila eléctrica. Es el último modelo para flirtear.

DUQUE
¡Caramba! Permitid... pues es verdad. (Aparte) Esto es cazar a los hombres con torpedo.


ESCENA V

Dichos y Monsieur Adolfo. Después Pepita, Doña Paca, Pérez, Coro General.

ADOLFO
Señores una grata noticia. Los Duques del Volga se han retirado a sus habitaciones. (Murmullos de satisfacción)

DUQUE
Ya era hora.

ADOLFO
Reinen la alegría y la franqueza. A bailar, señores.

PRINCIPE
Yo me retiro. Duque, vámonos.

DUQUE
Esperad todavía.

PEPITA
(Entrando seguida de doña Paca y de Pérez) Allí están, (Al Duque) Ya habéis visto que el Príncipe me ha dejado plantada. No esperéis que baile ni cante. Ahora mismo me retiro.

DUQUE
Pero...

PEPITA
(A Ofelia) La dejo a usted su Príncipe incólume... Buen provecho.

OFELIA
¡Oh, impertinente! Dejarme a mí nada una bailarina.

PEPITA
¿Qué dice esa cursi eléctrica? Ea, se acabó. Ya tengo ganas de peinar a una.

PACA
¡Pepita! ¡Pepita!

PRINCIPE
¡Vamos, Duque, vámonos! (Pepita y Ofelia le pegan Todos gritan y tratan de separarlas. Gran confusión. —Final del cuadro)


CUADRO TERCERO

Sala de paso en el hotel. Puerta al foro que conduce al exterior, y derecha é izquierda,  foro y laterales.


ESCENA PRIMERA

Duque y Pepita. El Duque trae del brazo a Pepita.

DUQUE
Pero qué geniecito tenéis.

PEPITA
Y agradezca que me acordé a última hora de donde estábamos.

DUQUE
Y tan a última. La verdad, la he tomado a usted miedo.

PEPITA
No es para tanto. Ya ve usted, después de lo ocurrido se empeña usted en que he de cantar y bailar en las habitaciones del Príncipe, y aquí estoy. En cuanto suba Pérez con la guitarra y mamá con el mantón de Manila...

DUQUE
Su Alteza debe haber subido antes que nosotros. Le perdí de vista en la confusión. (Llamando.) ¡Alex, Alex! (Aparece un Criado en la habitación del Príncipe.)

CRIADO
Excelencia.

DUQUE
¿Esta Su Alteza en sus habitaciones?

CRIADO
No, excelencia.

DUQUE
Preguntad a la servidumbre si han visto a su alteza. (Vase el Criado)

PEPITA
Bueno, ¿y qué? ¿Es ese todo el afán que tenía el Príncipe por oírme.

DUQUE
Calma, hermosa Pepita. Pasad a mi habitación, yo mismo iré a buscarle. Y, en último caso suponed que nos dejan solitos.

PEPITA
Valiente broma. ¿Sabe usted lo que pienso? Que el Príncipe no viene, y que a estas horas estaríamos mejor acostados.

DUQUE
¡Ay, quién lo duda!

PEPITA
No lo dije por tanto.

DUQUE
Hermosa Pepita, esperad un instante. Os lo ruego.

PEPITA
Bueno. (Entran en la habitación del Duque)

DUQUE
Yo la encierro, si no se me escapa, dónde andará Su Alteza? (Al salir ve llegar a Ofelia por la puerta del foro) Una mujer. ¿Qué buscará ésta loca?


ESCENA II

El Duque y Ofelia.

OFELIA
Cómo me fastidia encontraros.

DUQUE
Con franqueza.

OOFELIA
Pero es lo mismo.

DUQUE
Sí, qué importe.

OFELIA
Vengo en busca del Príncipe. Necesito hablarle.

DUQUE
La hora no es muy a propósito.

OFELIA
Para mí sí.

DUQUE
Lo creo.

OFELIA
¿Dónde está el Príncipe? Tengo que hablar con él seriamente esta misma noche, cueste lo que cueste.

DUQUE
Esperadle. No tardará en venir.

OFELIA
¿Dónde le espero?

DUQUE
Donde queráis. (Aparte) Se la endosaremos al Baroncito. (Alto) En esta habitación.

OFELIA
¿Hay periódicos? ¿Libros? ¿Fonógrafos? ¿En qué me entretengo mientras llega?

DUQUE
Sí, hay un fonógrafo

OFELIA
¿Con muchos cilindros?

DUQUE
Ya, ya encontraréis algún entretenimiento. (Entra Ofelia en la habitación del Barón) No, a ésta no la encierro. Esta no se escapa. Está escapada hace mucho tiempo. (Entra un Criado)

CRIADO
Su Alteza no parece por ninguna parte. Nadie sabe dónde se halla.

DUQUE
¿Es posible? ¿Se tratará de alguna conspiración? ¡Oh, los Duques del Volga son capaces de todo! Decid al Barón Esteban que suba al momento. Y a los Duques y al dueño del hotel. ¡El Príncipe perdido a estas horas! No me proponía yo tanto.

CRIADO
Su excelencia la Duquesa del Volga, llega en este momento.

DUQUE
Tanto mejor.

ESCENA III

Duque y la Duquesa del Volga.

DUQUESA
No es posible dar un paso sin tropezar con vos. ¿Dónde está Su Alteza?

DUQUE
Su Alteza no parece por ninguna parte. (Pepita dentro canta una canción española)

DUQUESA
¡Una mujer que canta!

DUQUE
(Aparte) ¿Qué hace esa otra loca?

DUQUESA
¡Oh! Allí está el Príncipe. No lo neguéis. Abrid esa puerta. ¡Pobre Príncipe! Encerrado con una mujer. ¡Esto es indigno, indigno!


ESCENA VI

Dichos y Pérez con una guitarra y Doña Paca con un mantón de Manila al brazo.

PEREZ
¿Llegamos a tiempo?

DUQUE
A lo mejor.

DUQUESA
Nuestros condes. Un conde con guitarra.

PEPITA
(Dentro) ¡Mamá, mamá!

PACA
¿Qué es eso? ¿Dónde está mi hija?

PEPITA
¡Abra usted! ¡Abran ustedes!

PACA
¿Encerrada? ¿Qué atropello es este?

DUQUE
Ninguno, señora; salga usted. (Abre la puerta de su habitación y sale Pepito)

PEPITA
¿Pero es que iba yo a pasarme ahí sola toda la vida?

PACA
¿Sola?

DUQUESA
¿No está el Príncipe?

DUQUE
No está.

PEPITA
Claro que no. Entonces no hubiera yo gritado.


ESCENA V

Dichos, Mr. Adolfo, el Barón Esteban y Samuel Tarvey.

DUQUE
¿Ha parecido?

ADOLFO
No.

BARON
Por ninguna parte.

ADOLFO
¡Oh! El crédito de mi hotel. ¡Tal vez un atentado!

DUQUESA
¡Un atentado!

PACA
¿Pero no parece el Príncipe?

PEPITA
No parece.

SAMUEL
¡Ah! ¡El Príncipe! ¡Mi hija Tal vez un importa más también anda perdida y no me asusto.

DUQUE
Qué ha de perderse. Ahí la tiene usted. ¡Señorito, señorita! Esta no tiene prisa por salir.

OFELIA
(Saliendo) ¿Qué ocurre?

BARON
¡En mi habitación!

SAMUEL
¡Ah, en su habitación de usted! Mi hija en su habitación. Usted la ha comprometido horriblemente.

BARON
Yo...

OFELIA
Estoy horriblemente comprometida.

SAMUEL
(Al Barón) Tiene usted que casarse con mi hija.

BARON
¡Imposible!

SAMUEL
No hay nada imposible. ¡Le mataré a usted!

OFELIA
Estoy horriblemente comprometida.

PEPITA
¿Pero no estaba sola? ¿Por qué chilla?

PEREZ
Por eso.

DUQUE
(Al Barón) Evitad un escándalo. Decid que sí.

BARON
¡Imposible! ¡Mi Beatriz!

OFELIA
¿Es casado?

DUQUE
No, no. Se casará con usted. (Bajo al Barón) ¡No seáis majadero! Es riquísima. ¡Está asegurada qué sé yo cuantas veces! Ya veis si son ventajas para un marido.

SAMUEL
¡Oh! ¿Queréis a otra? Dentro de dos meses podéis divorciaros. Mi hija tiene bastante para reparar su reputación.

DUQUE
Ya veis, un matrimonio eléctrico.

OFELIA       
A los dos meses libres. Seré divorciada. ¡Oh, es mejor que ser reina!

PEPITA
¿Pero se casan?

PACA
Si yo hubiera sido tan exigente con más de cuatro...

SAMUEL
Ahora, arreglados mis asuntos, no se asusten por el Príncipe. Yo sé dónde está.

TODOS
¡Sí! ¿Dónde? ¡Decid!

DUQUE
Me gusta la calma.

SAMUEL
El Príncipe se ha embarcado en un yatte y se dispone a regresar a Alfania.

DUQUE
¿Es posible?

DUQUESA
¿Lo veis? ¡Huye de vuestra opresión! ¡Viejo libertino!

DUQUE
¡Duquesa!

DUQUESA
Cono a comunicárselo a mi esposo. A telegrafiar a nuestra reina.

ADOLFO
Yo corro a hacer la nota, (Vanse)

BARON
¡Corro también a embarcarme con él si aún es tiempo!

SAMUEL
Eh, olvidáis un pequeño detalle. Vuestra mujer. Podéis llevárosla ahora mismo. En el primer puerto os casareis. Ofelia, para mayor seguridad, toma. (La da un revólver)

DUQUE
Consejos paternales.

OFELIA
Sí, iremos a Alfania. Me presentarás en la corte y allí nos divorciamos.

PEPITA y PACA
¡Buen viaje!

OFELIA
¡Adiós, papá! No descuides el asunto de los motores. (Vanse Ofelia y el Barón)

DUQUE
¿Y qué hago yo ahora? Mi- carrera política, mi prestigio. ¿Cómo vuelvo yo a Alfania? ¿Cómo me presento ante el rey?

SAMUEL
Dejad vuestras lamentaciones. El Príncipe no se ha embarcado en su yatte. Yo sé donde está y os lo entrego.

DUQUE
¿Cómo?

SAMUEL
Ya visteis que Su Alteza estaba algo... diremos mareado, durante la fiesta. La falla de costumbre Le cogí de un brazo, le saqué al jardín, le metí en un coche. Llegamos al muelle y le embarqué en mi yatte, donde le dejé dormido como un tronco. ¿Queréis proseguir vuestro viaje libremente? Mi yatte está a vuestra disposición. ¡Oh! para mí es un gran reclamo.

DUQUE
Acepto. ¡Qué demonio! Telegrafiaré a Su Majestad. Después de todo cumplo sus órdenes.

SAMUEL
Pueden acompañarnos todos los que quieran. Todo corre de mi cuenta.

DUQUE
Hermosa Pepita, ¿no se embarcará, usted conmigo?

PEPITA
Quién dijo miedo. ¿Qué te parece, mamá?

PACA
Hija, ya puesta a correr el mundo, que no nos quede nada por ver.

SAMUEL
¡Oh! son las dos mujeres más inteligentes de Europa. En marcha.

DUQUE
En marcha.

PEREZ
(A doña Paca) Seña Paca, yo no me separo de usted. ¡Qué bien hizo usted en no dejarme casar con Pepita! Ha sido la suerte de todos.

PACA
Es que ya me lo daba el corazón.

PEREZ
Pues mire usted. A mí también n:e lo daba. (Vanse todos. — Final del cuadro)


CUADRO CUARTO

La cubierta del yatte de Samuel Sansón.


ESCENA FINAL

El Duque, Pepita, Doña Paca, Samuel, Pérez, Coro de Mujeres, y después el Príncipe.

(Música)

CORO
Barco más lindo
ni más lúcida tripulación
por esos mares
nunca se vio.
No es barco de guerra,
a la vista está.
Nuestros cañonazos son los taponazos
de alegre Champagne.
Marineritas, marineritas,
naveguemos sin temor
por los mares del placer
hacia las playas del amor.

(Recitado)

PRINCIPE
¿Qué es esto? ¿Cómo me han traído aquí?

DUQUE
Un poquito mareado.

PRINCIPE
¿Volvemos a Alfania? Pero este no es nuestro barco ¡Duque!

DUQUE
Alteza, nuestro barco, viejo, inservible, se ha hundido en el mar esta noche. Navegáis en un barco a la moderna, alegre, ligero, como conviene a un príncipe de estos tiempos, (A Samuel) ¿Qué os parece el simbolito? En mi país tengo fama de gran orador,

SAMUEL
En un país civilizado seríais un gran anunciante.

PRINCIPE
¿Y volvemos a Alfania?

DUQUE
No. Cumplimos las órdenes de vuestro padre. Proseguimos vuestro viaje de instrucción.

PRINCIPE
¿Y éstas señoritas?

SAMUEL
Son la tripulación.

DUQUE
Y las provisiones.

(Música)

CORO
Marineritas, marineritas,
naveguemos sin temor
si merece nuestro aplauso
este viaje de instrucción.



FIN


Información obtenida en:
https://archive.org/details/viajedeinstrucci00vive

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