El niño judío
Acto I
Cuadro primero. En un pequeño puesto de libros viejos, situado en el paseo del Prado, trabaja Samuel, un pobre muchacho bajo las órdenes de Jenaro, el dueño de dicho puesto. Mientras atiende al cliente Severo recibe la visita de Concha, la hija del dueño, de la cual está Samuel perdidamente enamorado. La muchacha recuerda la dificultas de su relación ya que Samuel es de ascendencia desconocida pero judío, una cualidad que para el padre de ella, Jenaro, es un impedimento para consentir el matrimonio. Samuel confía en que pronto será rico, lo que arreglará la situación. Llega Jenaro y envía a Samuel al lecho de muerte de su padre adoptivo, David Benchimol, repentinamente agravada su enfermedad. Seguidamente confía a Concha el secreto que ha descubierto, Samuel es en realidad el hijo de un judío riquísimo llamado Samuel Barchilón, que vive en Alepo. David Benchimol había raptado al niño recién nacido para vengarse de su madre, Esther, que había preferido casarse con el rico Barchilón en lugar de con él. En su lecho de muerte, quiere que Samuel vuelva con sus verdaderos padres. Olvidando sus anteriores prejuicios, Jenaro anima a Concha para que se case inmediatamente con Samuel y decide traspasar la tienda de libros a su hermano Jeremías, consiguiendo así el dinero para realizar los tres el viaje hasta Alepo. Y como mejor regalo para su consuegro le llevará una guitarra.
Cuadro segundo. En la plaza de Alepo se celebra el día de mercado, donde confluyen todos los habitantes. Samuel Bachilón se lamenta con el viejo pordiosero Manacor de la escasa suerte que ha tenido con las mujeres, pues su esposa Esther se ha fugado con un Rajá indio. Por ello ha maldecido a todas las mujeres y renegado del hijo que ha tenido con Esther. Entra Jenaro con un criado, Ataliar, y como respuesta a la información solicitada, Manacor le habla de la avaricia de Barchilón, que supera a sus fabulosas riquezas, Jenaro, en compañía de Concha y Samuel que han estado fumando un extraño tabaco que les ha mareado, se sitúan ante la casa de Barchilón, Jenaro le presenta ostentosamente a su hijo perdido, pero el anciano judío tiene una reacción agresiva: se echa al cuello de Samuel e intenta estrangularle. Se lo impiden los presentes y una vez que el agresor se marcha, maldiciendo a todo el mundo, los tres viajeros españoles se enteran por la boca de Manacor que Samuel no es hijo de Barchilón sino del Rajá indio que huyó con su madre Esther. Jenaro, Concha y Samuel han de poner rumbo a la India en busca del auténtico padre del muchacho, el Rajá Jamar-Jalea.
Acto II
Cuadro primero. Tras un complicado viaje, Jenaro, Concha y Samuel llegan al palacio de Jamar-Jalea en donde se está celebrando el duodécimo aniversario de su llegada al trono, oportunidad que aprovecha Kazil, un viejo dignatario, para solicitarle una amnistía general. Samid, el ayudante de cámara, hace pasar a Samuel con sus acompañantes. Jenaro entrega a Jamar-Jalea una carta donde se certifica que es su hijo, pero el Rajá le trata de falsario y ordena su detención y la de sus dos acompañantes, debido al miedo que siente hacia su esposa Jubea, mujer sanguinaria y cruel, pero cuando ésta se marcha, abraza cariñosamente al hijo recuperado. Para celebrar el reencuentro, Concha canta una canción, acompañada por su padre a la guitarra. Cuando Jubea se entera de la situación, enfadada por la infidelidad del Rajá, decide vengarse, ordenando que los visitantes llegados de España sean ejecutados.
Cuadro segundo. Cuando Mirsa y las sacerdotisas del culto de Bowanhia realizan los rituales de la ejecución, se hace evidente otra realidad. Samuel tampoco es el hijo del Rajá, pues cuando Esther dio a luz cambió a su hijo por el de una esclava, temerosa de que Barchilón lo matase al tratarse de un nacimiento ilegítimo. Jamar-Jalea entra en el templo, detiene la ejecución y llena de regalos a los ahora invitados oficiales, ofreciéndoles también los medios necesarios para el regreso a España, Samuel, Concha y Jenaro vuelven pobres a Madrid, pero los enamorados han obtenido por fin lo que tanto deseaban, casarse.
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