Aquella canción antigua
<Aquella canción antigua, Comedia lírica en tres actos se estrenó en el Teatro Principal de San Sebastián, el día 12 de Abril de 1952. Su libretista, Federico Romero. Música de Joan Dotras Vila.
Acto I
Sor Angelines es una monja que tiene a su cuidado una residencia de ancianos en Madrid. Entre ellos se encuentran algunos cantantes retirados, como Andrés, o Purita -cantante folclórica-, u Hortensia que empieza cantando el aria del brindis de La Traviata. Antes de ingresar como monja, Angelines se llamaba Catalina y llevaba una vida desdichada. Andrés había conocido a una soprano a la cual él había enseñado a cantar, y de la que se enamoró. Al referir la historia de la pérdida de Rosalía por parte de Andrés, Angelines recuerda su vida pasada, su antiguo amor, y esos recuerdos empiezan a turbar su vocación de monja. Aparece Eduardo, el antiguo primer amor de Angelines, que turbado quiere olvidar ese primer amor. A Angelines se le hace difícil poder olvidar aquel antiguo amor. Sus dificultades se acrecientan ante la desesperación de Andrés, quién después de volver a recordar una canción de amor antigua deja profundamente desasosegada a Angelines. Ella quiere dejarle solo, pero Andrés le suplica que le ayude. Angelines le sugiere que sepa ver en el solitario jardín del asilo la luz del amor divino que no conoce la traición.
Acto II
Se prepara el recibimiento a la fundadora del asilo. Mientras, Perecito tontea con Purita. Al aparecer la fundadora, Rosalía, resulta que es la antigua soprano de la que se enamoró Andrés. Este, que había compuesto un madrigal para cantárselo, al verla y reconocerla queda desencajado y se esconde, y acaba por escaparse a la calle.
Acto III
Después de una intervención tipista de Rosalía, Eduardo y Angelines quedan solos. El se dirige a ella con su nombre laico, Catalina. Ella solo quiere olvidar su antiguo amor, y perdona el hecho que él la abandonara, ya que así pudo descubrir el amor divino. Aunque Eduardo albergaba esperanzas de recobrarla, al ver lo firme de sus convicciones se conforma justificando su fidelidad y recibiendo el perdón. Luego en un cambio de escena, Rosalía que pasea por las calles nevadas se encuentra con Andrés, que está pidiendo limosna como un pordiosero. Entona una romanza que había compuesto para ella, y le pide besar la mano. Ella, que lo ha reconocido, se lanza a sus brazos. Después, Andrés regresa al asilo, y se reúne con Sor Angelines; ambos cantan satisfechos por haber solucionado los problemas de su pasado, él por recobrar el aprecio de Rosalía, y ella al haber perdonado a Eduardo y mantener firme su vocación. La obra concluye con un final almibarado, la hermana Rosalía sirve gentilmente un café a Andrés, mientras se canta el tema principal de la zarzuela.
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