La parranda
La parranda, Zarzuela en tres actos se estrenó en el Teatro Calderón de Madrid, el día 26 de Abril de 1928. Su libretista, Luis Fernández Ardavín. Música de Francisco Alonso.
Acto I
Aurora es una hermosa obrera de una alfarería murciana propiedad del Señor Manuel, un cacique otoñal que pretende hacerla su amante ofreciéndole ser ama de llaves de su casa. Miguel, joven formal y trabajador encargado de la alfarería, lleva tiempo enamorado de Aurora pero no se atreve a declararse. Aurora, vive sola, no tiene familia y, en el pueblo, nadie conoce su pasado que, se supone, tiene algo que ver con su alejamiento de cualquier pretendiente. Nadie salvo Don Cuco, un viejo usurero a quien Manuel quiere comprar sin éxito el secreto de Aurora.
Con la llegada de la primavera, se celebra una fiesta popular en la que los mozos rondan y adornan con ramos las ventanas de las mozas. Miguel anticipa el pago del jornal a las obreras dando lugar a una alegre algarabía en el alfar, pero él se dispone a quedarse cuidando el fuego del horno. Unos botijeros aparecen para llevarse a las alfareras y el Retrasao pretende cómicamente a la graciosa Carmela. Aprovechando un momento a solas, Miguel confiesa se amor a Aurora, pero ella, emocionada, le dice que no puede quererle. Entonces, el padre Vicente, un cura párroco cariñoso y honesto, entretiene a Miguel con un asunto banal, lo que Don Cuco aprovecha para hablar a solas con Aurora y ofrecerle sus servicios en el caso de que algún hombre la pretenda. Manuel, al que ya había despachado poco antes, regresa para importunar a Aurora y Miguel sale en ayuda de la moza por lo que Manuel les despide a los dos de su fábrica.
Un tanto arrepentido por haber echado de la alfarería a Aurora y Miguel, Manuel contrata los servicios de Don Cuco para evitar que ambos abandonen el pueblo. En realidad, es Aurora quién tenía pensado escapar del pueblo para dejar atrás la hostilidad de Manuel y los amores, que ella piensa imposibles, con Miguel. Don Cuco vuelve ahora a entrevistarse con Aurora y la disuade de su idea de escapar, dejando entrever algo del problema que tiene ella y ofreciéndole la búsqueda de una solución. Ilusionada entonces se deja rondar por Miguel y el acto concluye con el apoteósico canto a Murcia.
Acto II
Miguel ha tenido suerte y poco a poco ha ido comprando una finca que, con su trabajo constante y la administración de Aurora, ha sido muy productiva. El vive todavía en el pueblo para evitar habladurías, mientras Aurora vive en la finca con Carmela y el Retrasao, que se han casado y ahora trabajan con ellos. Se están realizando los preparativos de la boda de Aurora y Miguel y las comadres todavía se muestran intrigadas por el tiempo que ha tardado en organizarse esta boda. Al parecer, Don Cuco que se presenta acompañando a un opulento padrino, ha solucionado los problemas que Aurora pudiera tener para casarse. Aparece entonces Manuel que, por negocios de su fábrica, había estado cerca de un mes en Cartagena y no estaba al tanto de la boda entre Aurora y Miguel. En su viaje, Manuel se había enterado del secreto de Aurora y se dispone a impedir su boda. Descubre también que Don Cuco está totalmente de parte de los novios y se revela entonces que la razón del apoyo del viejo usurero a favor de los novios y en contra del cacique responde a una vieja deuda que tenían pendiente.
A pesar de que el padre Vicente y Don Cuco parecía que tenían todos los cabos arados, Manuel se presenta con la autoridad competente que, nada más concluir la boda, detiene a Aurora que, sólo entonces revela por completo su historia: la casaron de niña en una boda de conveniencia y sin su consentimiento, y el mismo día de la boda, durante el banquete y sin haber consumado el matrimonio, el marido asesino de una puñalada a un mozo que sólo la había mirado. Por ello, le condenaron a cadena perpetua y ella se quedó ni soltera, ni viuda, ni efectivamente casada. En cura y Don Cuco saben de buena fe que el matrimonio inicial era nulo de pleno derecho, pero las justicias municipales, sobornadas por Manuel, prenden y procesan a Aurora. El acto segundo concluye con la detención de Aurora.
Acto III
Al inicio del acto cantan los típicos auroros murcianos y se resuelve la historia con la reaparición de la protagonista que ha resultado absuelta, no sólo porque su primer matrimonio fuera nulo, sino porque su primer marido había fallecido en la cárcel.
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