La revoltosa
La revoltosa, Sainete lírico en un acto se estrenó en el Teatro Apolo de Madrid, el día 25 de Noviembre de 1897. Sus libretistas, José López Silva y Carlos Fernández Shaw. Música de Ruperto Chapí.
Acto I
Patio de una casa de vecinos típica de Madrid. Diversos personajes se hallan en el patio, el sastre, señor Cándido; su mujer, Gorgonia, de gran carácter; Soledad, novia de Atenedoro; Encarna, joven esposa de Tiberio. Los hombres están hechizados por la protagonista, la joven Mari Pepa. También lo está Felipe, joven y atractivo mozo. En una mesa juegan al tute, Cándido, Felipe y Tiberio. Atenodoro, en mangas de camisa, afina las cuerdas de una guitarra. Encarna y Soledad, cuelgan unos faroles para engalanar la casa por la verbena. Gorgonia, por su parte, peina a su hijo. Aparece el señor Candelas reclamando un poco de tranquilidad ante el bullicio y lanza una serie de indirectas sobre el juego y las miradas que le lanzan a Mari Pepa, con la consiguiente reacción de Tiberio que es parada por el resto de los concurrentes. Cuando se va, los jugadores reanudan la partida que se verá interrumpida con la aparición de Mari Pepa. Cuando les saluda, los asistentes le contestan con una sucesión de piropos, que provoca los celos de Felipe. En realidad, Mari Pepa juega con todos aunque por quien realmente se siente atraída es por Felipe. El escándalo que se suscita hace que baje el encargado, el señor Candelas, a quien las mujeres le reclaman que ponga orden. Una vez que se han ido todos, Mari Pepa vuelve y se da de bruces con Candelas. Aunque el encargado empieza exhibiendo toda su autoridad, acaba bajando sus arrestos ante el atractivo de la joven. Gorgonia se lo echa en cara y está a punto de llegar a mayores cuando aparece Felipe que demuestra una indiferencia hacia Mari Pepa que no es real. Cuando ambos jóvenes se van, Gorgonia pone en marcha un plan con el que espera dar una lección a sus cónyuges a los que considera unos sinvergüenzas.
Llega la noche, con los faroles luciendo en el patio. Aparecen Soledad, como cantaora, Gorgonia, Encarna, Chupitos, el señor Candelas, Cándido, Tiberio y Atenedoro, junto a otros vecinos. Con ayuda del travieso Chupitos, Gorgonia pone en marcha su plan, A cada uno de los galanes, es decir sus respectivos cónyuges, el niño les comunica un pretendido mensaje de Mari Pepa, donde indica que esperará en su cuarto a cada uno de ellos, lo que ignoran los restantes,, a las diez en punto de la noche. Todos marchan a la verbena, salvo los cuatro donjuanes, incluyendo al señor Candelas. Ante la indignación de las conspiradoras, todos encuentran pretextos para no ir a la fiesta, a la espera de que llegue la cita. El patio permanece tranquilo, cuando aparece Felipe, dando una vuelta. En su monólogo revelará que el recuerdo y la presencia de Mari Pepa le preocupa demasiado para que pueda en verdad disfrutar un solo instante de la verdadera paz. Providencialmente se produce el encuentro con ella. Aunque ambos concluyen enfadados, sus sentimientos aparecen claros. Cuando suenan las diez, las mujeres retornan sigilosas de la verbena para ocupar las posiciones estratégicas en la oscuridad del patio, dispuestas como están a no perder detalle. Poco a poco, asoman los galanes ansiosos de encontrar a la mujer de sus sueños. La indignación de Felipe, enterado de los que está pasando, es enorme, aunque Gorgonia le aclara que la joven no tiene nada que ver con todo, ya que fue sólo una trampa para escarmentar a sus maridos. Cuando se descubre la trama, Candelas intenta erigirse en referente moral, sin embargo Gorgonia pone orden y los pretendientes se sienten avergonzados. Por su parte, los enamorados caen en brazos uno del otro. Felipe promete que cambiará mañana de casa y Mari Pepa le tranquiliza, felices de haberse encontrado.
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