Los gavilanes
Los gavilanes, Zarzuela en tres actos y cinco cuadros se estrenó en el Teatro de la Zarzuela de Madrid, el día 7 de Julio de 1923. Su libretista, José Ramos Martín. Música de Jacinto Guerrero.
La acción se sitúa en una aldea de la costa de Provenza en 1845.
Acto I
Al amanecer, Juan un indiano maduro que ha hecho fortuna en Perú, llega a su pueblo natal para quedarse para siempre. Dos pescadores que acuden a su tarea, son reconocidos por el indiano, quien se identifica, abrazándose los tres efusivamente. Pronto van llegando nuevos pescadores y en el pueblo estalla la alegría ya que habían dado a Juan por muerto. Este trae dinero y riquezas, agasajando a sus sobrinas Enma y Nita con hermosas joyas con las que presumen ante sus amigas. El alcalde Clariván - hombre maduro, de la misma edad que el indiano-, enterado de la noticia, llega también a celebrar el regreso de Juan, alardeando de la amistad que les unía en la infancia, cuando éste le había dejado cojo de una pedrada a lo que él había respondido abriéndole la cabeza. Aunque Clariván insiste en verle, sus sobrinas se lo impiden al encontrarse su tío descansando de tan largo viaje. Llegan también en ese momento Camilo, hermano de Juan, y su esposa Renata, que luce con ostentación inmensas joyas regaladas también por su cuñado; la nueva situación económica de la familia les lleva a reprender a sus hijas Enma y Nica, instándoles a abandonar a sus antiguos novios pescadores ya que ahora son ricas. También ha querido venir a saludar al indiano, Triquet, el sargento de gendarmes -personaje algo más joven que Juan y Clariván-, que discute con el alcalde cuál de los dos goza de mayor amistad con el recién llegado. Camilo anuncia a ambos que su hermano desea invertir parte de su fortuna en el pueblo, convirtiéndose en su benefactor, apresurándose Clariván, en calidad de alcalde, a administrar la fortuna de su antiguo amigo. Llega Rosaura, joven amiga de Nita y Enma que anima a éstas a no abandonar a sus antiguos novios. Hablan también las muchachas de Gustavo, joven a quien Rosaura ama aunque niegue que haya algo entre ellos.
La llegada de un grupo de lugareños que quieren saludar a Juan le obliga a abandonar su reposo para recibir su rústico homenaje. El indiano desea corresponder a la bienvenida invitando a todos a beber en la posada. Cuando sólo unos amigos le acompañan, les revela que, en realidad, su marcha del pueblo fue motivada por el amor fustrado a una aldeana, Adriana, con la que prometió casarse cuando fuera rico. Lamentablemente, durante su ausencia Leontina, la madre de Adriana, impulsada por la codicia, la obligó a casarse con un hombre muy rico; Juan, al saber la noticia, perdió interés por regresar. Ahora Adriana es viuda y pobre. Al concluir el relato, es la misma Adriana quien llega a saludar a Juan, fundiéndose los antiguos amantes en un cariñoso abrazo; ésta le presenta al indiano a la bella Rosaura, su hija, y Juan promete acudir a visitarlas esa misma tarde.
Acto II
Triquet con sus gendarmes y Clariván con sus tamborileros rivalizan en estruendo para saludar a Juan, la pugna concluye con la intervención de Adriana, que se entera por ellos de que el indiano tardó años en regresar a la aldea por ella. Doña Leontina insinúa a Adriana que Juan puede sacarlas de la pobreza en la que viven; por ello la abuela no desea que Rosaura continúe su cortejo con Gustavo. Adriana, en cambio, anima a su hija a continuar la relación con el joven. Gustavo regala una rosa a su amada, sellándose así entre ambos un compromiso de amor. Por su parte, Juan acude a hablar con Dola Leontina y le confiesa que, tras tantos años de soltería, desea casarse. Lo mismo revela a su hermano, afirmando que ha elegido como esposa a Rosaura. El amor del galán maduro hacia la joven provoca un fuerte escándalo en la aldea, y tanto Triquet como Clariván le consideran ahora un sinvergüenza que abusa de su dinero, acusándose uno a otro de ser el mejor amigo de Juan.
Acto III
Juan ha pagado todas las deudas de la familia de Adriana, para evitar la ruina total y obligar a Rosaura a casarse con él. De noche, en una sala de la casa de Adriana, se está celebrando el compromiso con la familia y a dicha reunión acuden Clariván y Triquet, informando a Juan de que ahora en la aldea se le conoce como Juan "el gavilán", porque se ha dado buena maña para cazar a la paloma. Ya en soledad, Adriana confiesa a su hija que nunca ha dejado de amar a Juan.
En el segundo cuadro, Gustavo le propone a Rosaura la huida como única solución a su amor, pero Adriana les sorprende antes de que puedan escapar. Gustavo implora comprensión a la madre de su amada y ésta acaba aceptando su decisión. Cuando los jóvenes se disponen a partir, llega Juan, que confiesa que ha comprendido que Rosaura debe casarse con quien ama y no con él, haciéndose, gracias a este acto, merecedor de la amistad y el respeto de toda la aldea.
Me gusta mucho
ResponderEliminarUna de las mejores, su música es excelente y su argumento es serio y creíble.
ResponderEliminarQue hermosa es la ZARZUELA en general, por favor no la mancillen con malos inventos.
Completamente de acuerdo, si está escrita de una manera porque cambiarla.
EliminarSaludos y gracias por el comentario.
La canción de Gavilán vete a volar por otro cielo
ResponderEliminarA que te refieres. No entiendo tú comentario.
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