La verbena de la Paloma
La verbena de la Paloma o El boticario y las chulapas o Las chulapas y Celos mal reprimidos, Sainete en un acto se estrenó en el Teatro Apolo de Madrid, el día 7 de Febrero de 1894. Su libretista, Ricardo de la Vega. Música de Tomás Bretón.
Acto I
Cuadro primero. En una calle de Madrid durante la fiesta de la Virgen de la Paloma, el 14 de Agosto, los vecinos salen a tomar el fresco. El boticario Don Hilarión y su amigo Don Sebastián, sentados en la puerta de la botica, comentan el insoportable calor que hace esa noche. En el otro lado de la calle, unos mozos juegan a las cartas ante una taberna. Julián, joven cajista de una imprenta, se remuerde por los celos que le da su novia la chulapa Susana, mientras su madrina la Señora Rita -mujer del tabernero- le convence para que se tranquilice y se porte como un hombre digno. De una buñolería contigua sale coqueteando un grupo mientras cantan a la Virgen de la Paloma, dirigiéndose hacia la verbena. Julián le cuenta a Rita que esa mañana sorprendió a Susana en un coche acompañada de un hombre y que piensa ir a la verbena a montar un escándalo. Todos se retiran, excepto Don Hilarión que dice que tiene que quedarse para atender a un enfermo. A solas el viejo comenta que está cortejando a dos jóvenes chulapas, las hermanas Casta y Susana, a quienes llevará esa noche a la verbena en compañía de Doña Antonia, la tía de las muchachas.
Cuadro segundo. En una calle próxima del barrio de La Latina, Casta, Susana y su tía sentada a la puerta de su casa escuchan el alboroto que sale del Café de Melilla, de donde se escucha una soleá de una cantaora flamenca. También participan de la escena una pareja de guardias, que pasean por la calle haciendo la ronda nocturna. Un par de vecinas comentan los devaneos del viejo boticario con Casta y Susana, fomentados por las muchachas y bien vistos por la tía. Susana expresa su molestia por los celos de su novio Julián, de quien piensa vengarse esa noche. Todos entran en el interior de la casa, y en la calle quedan solos los dos guardias y un sereno que comentan la mala situación política mientras lee el periódico, no haciendo caso a las llamadas de un vecino. Llega Don Hilarión y convida a las tres -las dos hermanas y la tía- a unos licores y helados del Café de Melilla, de donde sale el sonido de una mazurka que bailan alegremente las dos muchachas. Todos entran en el interior de la casa, donde se escuchan risas y bromas. Julián pasa acompañado de la Señora Rita y no puede reprimir su enfado, aunque su madrina consigue calmarle. Según salen para ir a la verbena las dos muchachas del brazo de Don Hilarión luciendo hermosos mantones de Manila, Julián se encara con Susana terminando con una pelea a la que se une la gente que sale del café, hasta que los guardias restablecen la calma con una llamada a la autoridad.
Cuadro tercero. En la calle se celebra una de las múltiples verbenas, bailando al compás de un piano de manubrio (organillo). Don Sebastián observa el baile junto a su mujer, Severina, y una vecina, Doña Mariquita, uniéndose al grupo Don Hilarión que llega sofocado. Julián viene buscando al viejo boticario y a Susana entre los bailarines. Al final hay bronca entre Julián y la tía Antonia, obligando a intervenir a un inspector que manda a la tía a la prevención por sus insolentes contestaciones. Julián pide también ser apresado, ofreciéndose Susana a acompañarle. La pareja se reconcilia finalmente y el baile continúa alegremente.
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