Lo cant de la Marsellesa
La cant de la Marsellesa, Zarzuela en tres actos se estrenó en el Teatro Tívoli de Barcelona, el día 6 de Junio de 1877. Sus libretistas, Narcís Campmany y Joan Molas. Música de Nicolau Manent.
La acción se desarrolla en París, el primer acto en 1792 y los dos siguientes en 1793.
Acto I
Cuadro primero. Un coro de camareras y el criado Felip muestran su preocupación por las guerras y la Revolución; las chicas temen que se quedarán sin hombres para poderse casar. Entra el Barón y Elena. El Barón le recuerda a Elena que se debe casar con el Marqués, un joven aristócrata rico y contrario a los ideales de la Revolución. Elena le detesta, y su padre le recuerda que él mismo se casó por intereses económicos. Pero Elena ama a Rafael, un voluntario de la Revolución y por eso rechaza la visita del pretendiente impuesta por el Barón. Felip queda solo en la escena, representa el personaje cómico, y decide que no quiere ser un mandado, sino que su futuro será "mandar", espera convertirse en marqués. Felip avisa a Elena de la llegada de Rafael, que refiere la guerra contra Prusia y Austria. Mientras ambos amantes se abrazan llega el Marqués y se produce una disputa entre ambos; Rafael se muestra defensor de la nobleza de sentimientos, y no de la nobleza que otorga el dinero. El Marqués amenaza a Rafael, no le mata porque su condición social no le permite ensuciarse con sangre plebeya. Rafael se va, y quedan solos Elena y el Marqués. El la intimida, y ante el rechazo abierto de Elena el Marqués promete que se vengará.
Cuadro segundo. Un coro de armeros y herreros están fabricando armas para vencer "a los tiranos de Europa". Entra Aurora, la hija del dueño de la armería, una mujer valiente e idealista, convencida de la Revolución y que despierta gran simpatía entre el pueblo. Su padre, en cambio, es un individuo pragmático: a él sólo le importa tener trabajo y poder cobrar. Entra Rafael, y el pueblo entona enardecido un pasaje coral. Rafael les refiere la dureza y las adversidades de la guerra de Convención, al tiempo que cuenta la génesis de la canción La Marsellesa, creada por Rouget de l'Isle, y desconocida aún en París. Todos le piden que la entone, pero él prefiere reservarla para cuando sus amigos, que empuñan las armas por la patria estén en peligro. Llega Felip atemorizado por la bullanga de la calle. Todos salen a ver que acontece, y el dueño cierra la forja encargando a su hija y a Felip que no dejen entrar a nadie, los mil fusiles ya están terminados y él debe entregarlos al gobierno de la ciudad.
Felip y Aurora discuten. El la ama, pero es un pusilánime y un cobarde, una actitud que Aurora no le puede perdonar. De golpe alguien llama a la puerta. Es Juan acompañado por gente del pueblo. Los enemigos de la patria están a las puertas de París, el pueblo no tiene armas para defenderse. Aurora acaba por abrir. Llega Rafael cantando, mientras de fondo se oye La marsellesa, y un coro enardecido se lanza a la defensa de París, bajo repiques de somatén y cañonazos de fondo. El acto se cierra con un gran número de conjunto y exaltación patriótica
Acto II
Cuadro tercero. Un coro entona canciones de júbilo: la situación política ha dado un cambio importante, la Revolución parece haber triunfado, y Marat controla el gobierno. Elena y Rafael se van a casar aprovechando la celebración del día de la Naturaleza en París. El Barón finge haber cambiado: se viste como la gente del pueblo y se hace tutear; sin embargo, guarda su dinero en el banco de Inglaterra y está harto de tener que codearse con el vulgo. Llega Aurora, feliz por los nuevos tiempos; ella encarnará la diosa Ceres en las fiestas de la Naturaleza. El Barón, sin embargo, aún continúa refiriendo su "pasado reciente", su linaje nobiliario. Aurora no le hace caso y se va. Entra el Marqués, que también finge su conversión, sin embargo hablando con el Barón le sugiere que habrá cambios con Vaudeans. Aparece Felip, que ahora se disfraza cómicamente de marqués. Felip y los sirvientes interpretan unas coplas cómicas. Quedan solos el Marqués y Felip: aquel intenta seducirle y le toma por demasiado simple; le propone llevar en secreto un plan de invasión de París a las fuerzas reaccionarias que están en la Vendée. A cambio, una vez restaurada la monarquía le otorgarán el título de marqués. Felip, que se cree en un principio la encerrona, sale. Entra Aurora y tiene una escena irónica con el Marqués; ella desconfía de él, y le parece que sabe que él está urdiendo alguna conspiración contra Rafael y Elena. Aurora echa al Marqués, justo cuando entra Elena, ambas cantan la alegría de la próxima boda, y Aurora le sugiere que sea coqueta y provocativa con Rafael. Entra Felip. Aurora está disgustada con él, y sale con despecho. Felip se queda aturdido y también se va. Luego de entrar Elena se queda sola con el Marqués que ha regresado. Después que ella le rechace de nuevo, el Marqués le asegura que no se casará jamás con Rafael. El Marqués se va. Con la llegada del Barón, ataviado de forma ridícula, y de Rafael se dirigen todos hacia la boda.
Cuadro cuarto. Una mutación a la vista del público representa una gran plaza de París donde se va a celebrar la fiesta de la Naturaleza. Entre cánticos del festejo aparecen el comisario y los gendarmes para prender a Rafael, ante la mirada vengativa del Marqués. Se le acusa de traición a la Patria. Mientras se lo llevan, el Marqués se acerca a Elena y le sugiere que se case con él si quiere que Rafael salve su vida. Ante la imagen de desesperación de Elena se inicia la fiesta de la Naturaleza con la entrada de Aurora vestida de Ceres.
Acto III
Cuadro quinto. "Lo petit Marat". Felip está lanzando una arenga a un grupo de jacobinos; él se viste ahora como un revolucionario. Todos le aplauden. Llega Aurora y Felip la quiere convencer de su cambio radical, sin embargo ella le exige pruebas más evidentes, casi le pide que derrame su sangre por la nación.
Cuadro sexto. "La Profanació", Elena sola y desconsolada canta una romanza, de sabor americana. Llega Aurora que refiere el juicio sumarísimo contra Rafael; él consiguió que el tribunal no se pronunciara después de entonar enardecidamente La Marsellesa. Sin embargo, Elena lo cree todo perdido: ha recibido una nota sin firmar en la que se le sugiere que se case con el Marqués si no quiere que Rafael sea ajusticiado por sedición. Ambas salen desconsoladas, al no haber firma no pueden denunciar al rufián del marqués. A este momento dramático sigue un momento de hilaridad desatada: el Barón que no puede aguantar más la Convención y su actitud fingida tiene que dar clase de música a un coro de seis cornetas y tambores, mujeres ataviadas con gorro frigio que convierten el momento en una escena de genuino vodevil, con el Barón rodeado de mujeres "zalameras". Salen de escena, y entran Elena y el Marqués. Entonan un dúo muy dramático: está a punto de publicarse el veredicto del juicio. El Marqués presiona a Elena con toda crueldad: si no accede a casarse con él hará servir sus influencias para hacer guillotinar a Rafael, Ella se derrumba psicológicamente. Entonces se oye a lo lejos la voz de Rafael entonando La Marsellesa. Es el momento más dramático: Elena cree que le ha perdido y que Rafael canta mientras le conducen al patíbulo, el Marqués continúa con su crueldad. Sin embargo, la voz de Rafael se aproxima, y con gran sorpresa irrumpe en el jardín: ha sido liberado ante la explosión de júbilo de Elena. Detrás de él entra el comisario para detener al Marqués, acompañado de la muchedumbre enfurecida contra el Marqués. Este alega ser inocente. Aquí llega el momento de la otra gran Conversión: Felip comprendió finalmente su papel, y ha delatado al Marqués fingiendo ser un reaccionario. Este acto de valentía sorprende a Aurora. El Marqués es conducido directamente a la guillotina. Al final, Rafael se dirige al público refiriendo la grandeza de la lealtad y la revolución, sobre una Melopea apoteósica. Una mutación debe concluir con una escena de exaltación de la Revolución, con gran iluminación y efectos luminosos, mientras la orquesta toca La Marsellesa y cae el telón.
La acción se desarrolla en París, el primer acto en 1792 y los dos siguientes en 1793.
Acto I
Cuadro primero. Un coro de camareras y el criado Felip muestran su preocupación por las guerras y la Revolución; las chicas temen que se quedarán sin hombres para poderse casar. Entra el Barón y Elena. El Barón le recuerda a Elena que se debe casar con el Marqués, un joven aristócrata rico y contrario a los ideales de la Revolución. Elena le detesta, y su padre le recuerda que él mismo se casó por intereses económicos. Pero Elena ama a Rafael, un voluntario de la Revolución y por eso rechaza la visita del pretendiente impuesta por el Barón. Felip queda solo en la escena, representa el personaje cómico, y decide que no quiere ser un mandado, sino que su futuro será "mandar", espera convertirse en marqués. Felip avisa a Elena de la llegada de Rafael, que refiere la guerra contra Prusia y Austria. Mientras ambos amantes se abrazan llega el Marqués y se produce una disputa entre ambos; Rafael se muestra defensor de la nobleza de sentimientos, y no de la nobleza que otorga el dinero. El Marqués amenaza a Rafael, no le mata porque su condición social no le permite ensuciarse con sangre plebeya. Rafael se va, y quedan solos Elena y el Marqués. El la intimida, y ante el rechazo abierto de Elena el Marqués promete que se vengará.
Cuadro segundo. Un coro de armeros y herreros están fabricando armas para vencer "a los tiranos de Europa". Entra Aurora, la hija del dueño de la armería, una mujer valiente e idealista, convencida de la Revolución y que despierta gran simpatía entre el pueblo. Su padre, en cambio, es un individuo pragmático: a él sólo le importa tener trabajo y poder cobrar. Entra Rafael, y el pueblo entona enardecido un pasaje coral. Rafael les refiere la dureza y las adversidades de la guerra de Convención, al tiempo que cuenta la génesis de la canción La Marsellesa, creada por Rouget de l'Isle, y desconocida aún en París. Todos le piden que la entone, pero él prefiere reservarla para cuando sus amigos, que empuñan las armas por la patria estén en peligro. Llega Felip atemorizado por la bullanga de la calle. Todos salen a ver que acontece, y el dueño cierra la forja encargando a su hija y a Felip que no dejen entrar a nadie, los mil fusiles ya están terminados y él debe entregarlos al gobierno de la ciudad.
Felip y Aurora discuten. El la ama, pero es un pusilánime y un cobarde, una actitud que Aurora no le puede perdonar. De golpe alguien llama a la puerta. Es Juan acompañado por gente del pueblo. Los enemigos de la patria están a las puertas de París, el pueblo no tiene armas para defenderse. Aurora acaba por abrir. Llega Rafael cantando, mientras de fondo se oye La marsellesa, y un coro enardecido se lanza a la defensa de París, bajo repiques de somatén y cañonazos de fondo. El acto se cierra con un gran número de conjunto y exaltación patriótica
Acto II
Cuadro tercero. Un coro entona canciones de júbilo: la situación política ha dado un cambio importante, la Revolución parece haber triunfado, y Marat controla el gobierno. Elena y Rafael se van a casar aprovechando la celebración del día de la Naturaleza en París. El Barón finge haber cambiado: se viste como la gente del pueblo y se hace tutear; sin embargo, guarda su dinero en el banco de Inglaterra y está harto de tener que codearse con el vulgo. Llega Aurora, feliz por los nuevos tiempos; ella encarnará la diosa Ceres en las fiestas de la Naturaleza. El Barón, sin embargo, aún continúa refiriendo su "pasado reciente", su linaje nobiliario. Aurora no le hace caso y se va. Entra el Marqués, que también finge su conversión, sin embargo hablando con el Barón le sugiere que habrá cambios con Vaudeans. Aparece Felip, que ahora se disfraza cómicamente de marqués. Felip y los sirvientes interpretan unas coplas cómicas. Quedan solos el Marqués y Felip: aquel intenta seducirle y le toma por demasiado simple; le propone llevar en secreto un plan de invasión de París a las fuerzas reaccionarias que están en la Vendée. A cambio, una vez restaurada la monarquía le otorgarán el título de marqués. Felip, que se cree en un principio la encerrona, sale. Entra Aurora y tiene una escena irónica con el Marqués; ella desconfía de él, y le parece que sabe que él está urdiendo alguna conspiración contra Rafael y Elena. Aurora echa al Marqués, justo cuando entra Elena, ambas cantan la alegría de la próxima boda, y Aurora le sugiere que sea coqueta y provocativa con Rafael. Entra Felip. Aurora está disgustada con él, y sale con despecho. Felip se queda aturdido y también se va. Luego de entrar Elena se queda sola con el Marqués que ha regresado. Después que ella le rechace de nuevo, el Marqués le asegura que no se casará jamás con Rafael. El Marqués se va. Con la llegada del Barón, ataviado de forma ridícula, y de Rafael se dirigen todos hacia la boda.
Cuadro cuarto. Una mutación a la vista del público representa una gran plaza de París donde se va a celebrar la fiesta de la Naturaleza. Entre cánticos del festejo aparecen el comisario y los gendarmes para prender a Rafael, ante la mirada vengativa del Marqués. Se le acusa de traición a la Patria. Mientras se lo llevan, el Marqués se acerca a Elena y le sugiere que se case con él si quiere que Rafael salve su vida. Ante la imagen de desesperación de Elena se inicia la fiesta de la Naturaleza con la entrada de Aurora vestida de Ceres.
Acto III
Cuadro quinto. "Lo petit Marat". Felip está lanzando una arenga a un grupo de jacobinos; él se viste ahora como un revolucionario. Todos le aplauden. Llega Aurora y Felip la quiere convencer de su cambio radical, sin embargo ella le exige pruebas más evidentes, casi le pide que derrame su sangre por la nación.
Cuadro sexto. "La Profanació", Elena sola y desconsolada canta una romanza, de sabor americana. Llega Aurora que refiere el juicio sumarísimo contra Rafael; él consiguió que el tribunal no se pronunciara después de entonar enardecidamente La Marsellesa. Sin embargo, Elena lo cree todo perdido: ha recibido una nota sin firmar en la que se le sugiere que se case con el Marqués si no quiere que Rafael sea ajusticiado por sedición. Ambas salen desconsoladas, al no haber firma no pueden denunciar al rufián del marqués. A este momento dramático sigue un momento de hilaridad desatada: el Barón que no puede aguantar más la Convención y su actitud fingida tiene que dar clase de música a un coro de seis cornetas y tambores, mujeres ataviadas con gorro frigio que convierten el momento en una escena de genuino vodevil, con el Barón rodeado de mujeres "zalameras". Salen de escena, y entran Elena y el Marqués. Entonan un dúo muy dramático: está a punto de publicarse el veredicto del juicio. El Marqués presiona a Elena con toda crueldad: si no accede a casarse con él hará servir sus influencias para hacer guillotinar a Rafael, Ella se derrumba psicológicamente. Entonces se oye a lo lejos la voz de Rafael entonando La Marsellesa. Es el momento más dramático: Elena cree que le ha perdido y que Rafael canta mientras le conducen al patíbulo, el Marqués continúa con su crueldad. Sin embargo, la voz de Rafael se aproxima, y con gran sorpresa irrumpe en el jardín: ha sido liberado ante la explosión de júbilo de Elena. Detrás de él entra el comisario para detener al Marqués, acompañado de la muchedumbre enfurecida contra el Marqués. Este alega ser inocente. Aquí llega el momento de la otra gran Conversión: Felip comprendió finalmente su papel, y ha delatado al Marqués fingiendo ser un reaccionario. Este acto de valentía sorprende a Aurora. El Marqués es conducido directamente a la guillotina. Al final, Rafael se dirige al público refiriendo la grandeza de la lealtad y la revolución, sobre una Melopea apoteósica. Una mutación debe concluir con una escena de exaltación de la Revolución, con gran iluminación y efectos luminosos, mientras la orquesta toca La Marsellesa y cae el telón.
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