El estreno de un artista
El estreno de un artista, Zarzuela en un acto se estrenó en el Teatro del Circo de
Madrid, el día 5 de Junio de 1852. Su libretista, Ventura de la Vega. Música de Joaquín Gaztambide.
La acción se sitúa en Florencia, en un salón del Palacio Ducal.
Acto I
La obra relata la presentación en la corte del Gran Duque de Florencia, protector y mecenas del arte, de la joven soprano española Sofía, que desea ser contratada en el teatro florentino. Esta cuenta con la enemistad de Astuccio, maestro director del coliseo, que es marido de la prima donna, y que también dirige la capilla del Gran Duque. Astuccio ejerce de celoso marido, desconociendo que su esposa Marietta, antes de ser su esposa, ha tenido amores con el tenor español Enrique, que llega a Florencia para conseguir ser escriturado por Astuccio. Sofía se presenta ante el improvisado comité artístico, integrado por Marietta y Astuccio, y a pesar de los ruegos de su esposa que considera injusto se niegue el debut a Sofía, el maestro la despide con indiferencia. Una casualidad hace que el Gran Duque Leopoldo vea a la artista, inspirándole particular simpatía, ordenando que debute en el Gran Teatro bajo la dirección de Astuccio. Este organiza una turba de reventadores para que silben la actuación de Sofía, pero enterada ésta por Enrique, avisa al Gran Duque, que ordena a Astuccio organizar una velada musical palaciega en la que se presentarán los dos cantantes españoles, Sofía y Enrique. Astuccio dirige la orquesta para confundir a la cantante que exhausta, acaba cesando en el canto ante el horror de toda la corte. Enrique, presenciando la causa de tal desatino, pide justicia para Sofía, que vuelve a cantar mientras el mismo Enrique es quien dirige la orquesta, obteniendo gran éxito. De repente llega al gran salón Marietta, con el traje de Julieta y cubierta de cáscaras de naranjas y otros objetos que le han tirado a escena, ya que Astuccio no dio la contraorden a los reventadores y éstos han cumplido bien la misión de hundir a la prima donna. El Gran Duque ofrece un contrato para Sofía y Enrique, y advierte a Astuccio que no se repita la intriga. La obra concluye con la petición de aplauso por parte de Astuccio, costumbre frecuente en el teatro lírico desde siglos anteriores.
La acción se sitúa en Florencia, en un salón del Palacio Ducal.
Acto I
La obra relata la presentación en la corte del Gran Duque de Florencia, protector y mecenas del arte, de la joven soprano española Sofía, que desea ser contratada en el teatro florentino. Esta cuenta con la enemistad de Astuccio, maestro director del coliseo, que es marido de la prima donna, y que también dirige la capilla del Gran Duque. Astuccio ejerce de celoso marido, desconociendo que su esposa Marietta, antes de ser su esposa, ha tenido amores con el tenor español Enrique, que llega a Florencia para conseguir ser escriturado por Astuccio. Sofía se presenta ante el improvisado comité artístico, integrado por Marietta y Astuccio, y a pesar de los ruegos de su esposa que considera injusto se niegue el debut a Sofía, el maestro la despide con indiferencia. Una casualidad hace que el Gran Duque Leopoldo vea a la artista, inspirándole particular simpatía, ordenando que debute en el Gran Teatro bajo la dirección de Astuccio. Este organiza una turba de reventadores para que silben la actuación de Sofía, pero enterada ésta por Enrique, avisa al Gran Duque, que ordena a Astuccio organizar una velada musical palaciega en la que se presentarán los dos cantantes españoles, Sofía y Enrique. Astuccio dirige la orquesta para confundir a la cantante que exhausta, acaba cesando en el canto ante el horror de toda la corte. Enrique, presenciando la causa de tal desatino, pide justicia para Sofía, que vuelve a cantar mientras el mismo Enrique es quien dirige la orquesta, obteniendo gran éxito. De repente llega al gran salón Marietta, con el traje de Julieta y cubierta de cáscaras de naranjas y otros objetos que le han tirado a escena, ya que Astuccio no dio la contraorden a los reventadores y éstos han cumplido bien la misión de hundir a la prima donna. El Gran Duque ofrece un contrato para Sofía y Enrique, y advierte a Astuccio que no se repita la intriga. La obra concluye con la petición de aplauso por parte de Astuccio, costumbre frecuente en el teatro lírico desde siglos anteriores.
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