La leyenda del monje
La leyenda del monje, Zarzuela cómica en un acto se estrenó en el Teatro Apolo de
Madrid, el día 6 de Diciembre de 1890. Sus libretistas, Carlos Arniches y Gonzalo Cantó. Música de Ruperto Chapí.
La acción tiene lugar en un pueblecito de la costa cantábrica.
Acto I
Aparece un grupo de pescadoras y pescadores, junto a Martina, el Tío Mezquino y Melecio. Cantan mientras sacan del mar el copo, celebrando la excelente pesca del día. Mezquino y Martina alaban la calidad de ésta. Melecio, celoso, le echa en cara a Martina que ésta hable a menudo con un forastero, Valentín, que baja del monte y viene todas las tardes a la playa a bañarse.. Martina le asegura que es el novio de la forastera que vive alojada en su casa junto a Doña Sofía y Don Simón. Cuando se va Melecio, Martina le cuenta al Tío Mezquino, sólo preocupado por el dineral que va a recoger, los celos de aquel. Le enoja especialmente la falta de confianza de Melecio en ella. En ese momento llega Valentín, que se siente realmente muy atraído por Martina. Aprovechando que no hay nadie, le espeta cuanto le gusta. Los sorprende Melecio que se esconde detrás de una barca y aprovecha para escuchar la conversación. Cuando Valentín intenta propasarse, Martina le da una bofetada, con la consiguiente alegría de Melecio que, en ese momento, promete vengarse de Valentín. Aparecen Doña Sofía, Olvido y Don Simón. Este, a instancias de Doña Sofía, decide ir a pescar esa noche, para lo que el Tío Mezquino le prepara la barca y los aparejos. Mientras están de conversación, Martina les comenta que no se les ocurra visitar las ruinas de un monaterio porque, a veces, se oye el fantasma de un monje, asesinado en su día por un pescador. A instancias de los presentes, Martina canta la historia de un monje, que había seducido a una joven y que fue ajusticiado por el novio de ella. Por su parte, Melecio, con lío de ropa, baja por las rocas con sigilo cuando empieza a oscurecer. Un grupo de pescadores canta y habla del fantasma. Aparece Don Simón, muerto de miedo, que va a pescar y reconoce el aspecto pavoroso de la zona. Se encuentra con Valentín que iba a nadar como acostumbra y ve que le han robado la ropa. Asustado por el joven, sale despavorido. Don Simón avisa a los pescadores que llegan armados de arpones y palos. Valentín se asusta porque se da cuenta de que le han tomado por un fantasma. Aparece Cangrejo con la ropa de Valentín, generando el consiguiente revuelo porque la gente piensa que el fantasma se ha ahogado. Cuando aparece Valentín, entre las sombras de la noche, asusta a Simón, Sofía, Martina y Mezquino, que lo toman por un espectro. Para darse a conocer, Valentín canta una tonada que Olvido conoce. Le cuenta a ésta sus aventuras y, cuando ella le devuelve sus ropas, se viste. Melecio, que ha visto a Valentín, echa a la gente encima porque le confunden con un fantasma. En el momento en que se descubre el pastel, éste confiesa su amor por Olvido y asegura que cuenta con una importante renta. Eso hace que Don Simón, padre de Olvido, baje la guardia y elimine sus reticencias a la boda de Olvido y Valentín. Termina la obra con felicidad general.
La acción tiene lugar en un pueblecito de la costa cantábrica.
Acto I
Aparece un grupo de pescadoras y pescadores, junto a Martina, el Tío Mezquino y Melecio. Cantan mientras sacan del mar el copo, celebrando la excelente pesca del día. Mezquino y Martina alaban la calidad de ésta. Melecio, celoso, le echa en cara a Martina que ésta hable a menudo con un forastero, Valentín, que baja del monte y viene todas las tardes a la playa a bañarse.. Martina le asegura que es el novio de la forastera que vive alojada en su casa junto a Doña Sofía y Don Simón. Cuando se va Melecio, Martina le cuenta al Tío Mezquino, sólo preocupado por el dineral que va a recoger, los celos de aquel. Le enoja especialmente la falta de confianza de Melecio en ella. En ese momento llega Valentín, que se siente realmente muy atraído por Martina. Aprovechando que no hay nadie, le espeta cuanto le gusta. Los sorprende Melecio que se esconde detrás de una barca y aprovecha para escuchar la conversación. Cuando Valentín intenta propasarse, Martina le da una bofetada, con la consiguiente alegría de Melecio que, en ese momento, promete vengarse de Valentín. Aparecen Doña Sofía, Olvido y Don Simón. Este, a instancias de Doña Sofía, decide ir a pescar esa noche, para lo que el Tío Mezquino le prepara la barca y los aparejos. Mientras están de conversación, Martina les comenta que no se les ocurra visitar las ruinas de un monaterio porque, a veces, se oye el fantasma de un monje, asesinado en su día por un pescador. A instancias de los presentes, Martina canta la historia de un monje, que había seducido a una joven y que fue ajusticiado por el novio de ella. Por su parte, Melecio, con lío de ropa, baja por las rocas con sigilo cuando empieza a oscurecer. Un grupo de pescadores canta y habla del fantasma. Aparece Don Simón, muerto de miedo, que va a pescar y reconoce el aspecto pavoroso de la zona. Se encuentra con Valentín que iba a nadar como acostumbra y ve que le han robado la ropa. Asustado por el joven, sale despavorido. Don Simón avisa a los pescadores que llegan armados de arpones y palos. Valentín se asusta porque se da cuenta de que le han tomado por un fantasma. Aparece Cangrejo con la ropa de Valentín, generando el consiguiente revuelo porque la gente piensa que el fantasma se ha ahogado. Cuando aparece Valentín, entre las sombras de la noche, asusta a Simón, Sofía, Martina y Mezquino, que lo toman por un espectro. Para darse a conocer, Valentín canta una tonada que Olvido conoce. Le cuenta a ésta sus aventuras y, cuando ella le devuelve sus ropas, se viste. Melecio, que ha visto a Valentín, echa a la gente encima porque le confunden con un fantasma. En el momento en que se descubre el pastel, éste confiesa su amor por Olvido y asegura que cuenta con una importante renta. Eso hace que Don Simón, padre de Olvido, baje la guardia y elimine sus reticencias a la boda de Olvido y Valentín. Termina la obra con felicidad general.
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