¡Tribulaciones!
¡Tribulaciones!, Zarzuela en dos actos se estrenó en el Teatro del Circo de
Madrid, el día 14 de Septiembre de 1851. Su libretista, Tomás Rodríguez Rubí. Música de Joaquín Gaztambide.
La acción tiene lugar en la buhardilla del memorialista Ambrosio, en la que hay una puerta secreta.
Acto I
Ambrosio despertado por una serenata en honor de una vecina, arroja un ladrillo a los que cantan. Ha recibido el encargo de su amigo Don Pantaleón de custodiar por unos días a Carlota, bella joven de noble familia, que se ha trasladado a su casa y que canta y toca el piano. El memorialista va a copiar un escrito que le ha entregado su vecino el teniente retirado Don Rufo, en el que se llama a las armas y a la revolución a los españoles; al darse cuenta del contenido del escrito, se dispone a quemar los papeles para no comprometerse. Pero oye un tiro, y entra por la ventana el joven Leoncio, que amenaza a Ambrosio para que guarde silencio, preguntándole por la muchacha que vive en la casa. Leoncio estaba en el cuarto de una señora que le había invitado a acompañarla, cuando se ve obligado a salir por la ventana al llegar el marido de la señora, y a través del tejado entra en la habitación de Doña Angustias, la esposa del militar; éste, al oír el ruido, suelta un tiro creyendo que han seducido a su esposa. Leoncio pide a Ambrosio que salga a la calle y compruebe si está por allí el militar. Al quedarse solo y a oscuras, aparece Carlota, haciéndose pasar por una hechicera, y Leoncio ve a la joven, que se esconde. Aparece Ginés, a quien su amo Don Pantaleón ha pedido que vaya a recoger a la joven y se encuentra con Leoncio, a quien llama "mi señorito"; Leoncio sale para buscar a la joven, y mientras tanto, Carlota acompaña a Ginés a la calle. Leoncio no comprende que hacía allí su criado Ginés. Entonces llega Doña Angustias, escapando de su marido. Se presenta Don Pantaleón, que lleva consigo a Doña Angustias creyendo que es Carlota. Aparece Don Rufo, dispuesto a disparar al primero que encuentre, y después Ambrosio, que se asusta al haber perdido a Carlota. Amanece, y Don Pantaleón vuelve a buscar a su protegida, pues la mujer que se había ido con él no era Carlota, sino Doña Angustias; Don Rufo al oírlo, se dispone a matarlo, pero éste se esconde, cogiendo los papeles que estaban sobre la mesa; Ambrosio nota que no están los papeles de Don Rufo, y éste decide "suicidar" a Ambrosio. Aparecen los vecinos a comprobar que pasa.
Acto II
Mientras Ambrosio duerme, Carlota cruza por su cuarto. Aparece un grupo de hombres embozados, con algunos instrumentos musicales, que son los que rondaban la noche anterior, y rodean a Ambrosio, asustándole por haberles tirado el ladrillo la noche anterior. Llega Leoncio y hace huir a los embozados. Ambrosio agradecido, se pone a su disposición, pero cuando Leoncio le pregunta por la chica, le dice que no puede revelarle nada, pues es un favor que le ha pedido Don Pantaleón; Leoncio le dice que Don Pantaleón es su padre, y Ambrosio confiesa que la joven desapareció la noche anterior. Carlota canta dentro, ofreciendo su amistad al joven si sabe llevar una vida formal, y permanece escondida. Aparece Doña Angustias, preocupada por su situación, con Don Pantaleón, que le ofrece los papeles de Don Rufo que se llevó por la noche y que pueden ayudarla; pero al habérselos olvidado va a buscarlos. Leoncio, al ver a una mujer, cree que es Carlota y la abraza, entonces se presenta Don Rufo, que al ver a su mujer abrazada con otro se va a buscar la escopeta. Leoncio salta por la ventana, y Doña Angustias se esconde en otra habitación; Don Pantaleón trae los papeles de Don Rufo, y revela a Ambrosio que Carlota es la hija de un Marqués, ministro del gobierno, el cual ha pedido a Don Pantaleón que atienda a Carlota unos días por razones de familia que ya han desaparecido, y Don Pantaleón, para ponerla a salvo de las acechanzas de su hijo, la confió a Ambrosio. Aparece Leoncio, a quien su padre pregunta que hace en Madrid, y él contesta que está enamorado de Carlota. Don Rufo, provisto de una escopeta de doble cañón, es desarmado por Leoncio que, desesperado al haber perdido a su amada, amenaza con pegarse un tiro. Una canción de Carlota, oculta, detiene la acción. Llega Ginés y advierte que la policía va a detenerlos, por tener proclamas ilegales, que el comisario encuentra en manos de Ambrosio. Entonces aparece Carlota, que responde por ellos y aclara a Leoncio que ya habían coincidido en los baños de Biarritz, después la había oído en Madrid, por estar las ventanas de su cuarto de estudio enfrente de las de la joven, y de nuevo en la casa, aceptando ahora su amor.
La acción tiene lugar en la buhardilla del memorialista Ambrosio, en la que hay una puerta secreta.
Acto I
Ambrosio despertado por una serenata en honor de una vecina, arroja un ladrillo a los que cantan. Ha recibido el encargo de su amigo Don Pantaleón de custodiar por unos días a Carlota, bella joven de noble familia, que se ha trasladado a su casa y que canta y toca el piano. El memorialista va a copiar un escrito que le ha entregado su vecino el teniente retirado Don Rufo, en el que se llama a las armas y a la revolución a los españoles; al darse cuenta del contenido del escrito, se dispone a quemar los papeles para no comprometerse. Pero oye un tiro, y entra por la ventana el joven Leoncio, que amenaza a Ambrosio para que guarde silencio, preguntándole por la muchacha que vive en la casa. Leoncio estaba en el cuarto de una señora que le había invitado a acompañarla, cuando se ve obligado a salir por la ventana al llegar el marido de la señora, y a través del tejado entra en la habitación de Doña Angustias, la esposa del militar; éste, al oír el ruido, suelta un tiro creyendo que han seducido a su esposa. Leoncio pide a Ambrosio que salga a la calle y compruebe si está por allí el militar. Al quedarse solo y a oscuras, aparece Carlota, haciéndose pasar por una hechicera, y Leoncio ve a la joven, que se esconde. Aparece Ginés, a quien su amo Don Pantaleón ha pedido que vaya a recoger a la joven y se encuentra con Leoncio, a quien llama "mi señorito"; Leoncio sale para buscar a la joven, y mientras tanto, Carlota acompaña a Ginés a la calle. Leoncio no comprende que hacía allí su criado Ginés. Entonces llega Doña Angustias, escapando de su marido. Se presenta Don Pantaleón, que lleva consigo a Doña Angustias creyendo que es Carlota. Aparece Don Rufo, dispuesto a disparar al primero que encuentre, y después Ambrosio, que se asusta al haber perdido a Carlota. Amanece, y Don Pantaleón vuelve a buscar a su protegida, pues la mujer que se había ido con él no era Carlota, sino Doña Angustias; Don Rufo al oírlo, se dispone a matarlo, pero éste se esconde, cogiendo los papeles que estaban sobre la mesa; Ambrosio nota que no están los papeles de Don Rufo, y éste decide "suicidar" a Ambrosio. Aparecen los vecinos a comprobar que pasa.
Acto II
Mientras Ambrosio duerme, Carlota cruza por su cuarto. Aparece un grupo de hombres embozados, con algunos instrumentos musicales, que son los que rondaban la noche anterior, y rodean a Ambrosio, asustándole por haberles tirado el ladrillo la noche anterior. Llega Leoncio y hace huir a los embozados. Ambrosio agradecido, se pone a su disposición, pero cuando Leoncio le pregunta por la chica, le dice que no puede revelarle nada, pues es un favor que le ha pedido Don Pantaleón; Leoncio le dice que Don Pantaleón es su padre, y Ambrosio confiesa que la joven desapareció la noche anterior. Carlota canta dentro, ofreciendo su amistad al joven si sabe llevar una vida formal, y permanece escondida. Aparece Doña Angustias, preocupada por su situación, con Don Pantaleón, que le ofrece los papeles de Don Rufo que se llevó por la noche y que pueden ayudarla; pero al habérselos olvidado va a buscarlos. Leoncio, al ver a una mujer, cree que es Carlota y la abraza, entonces se presenta Don Rufo, que al ver a su mujer abrazada con otro se va a buscar la escopeta. Leoncio salta por la ventana, y Doña Angustias se esconde en otra habitación; Don Pantaleón trae los papeles de Don Rufo, y revela a Ambrosio que Carlota es la hija de un Marqués, ministro del gobierno, el cual ha pedido a Don Pantaleón que atienda a Carlota unos días por razones de familia que ya han desaparecido, y Don Pantaleón, para ponerla a salvo de las acechanzas de su hijo, la confió a Ambrosio. Aparece Leoncio, a quien su padre pregunta que hace en Madrid, y él contesta que está enamorado de Carlota. Don Rufo, provisto de una escopeta de doble cañón, es desarmado por Leoncio que, desesperado al haber perdido a su amada, amenaza con pegarse un tiro. Una canción de Carlota, oculta, detiene la acción. Llega Ginés y advierte que la policía va a detenerlos, por tener proclamas ilegales, que el comisario encuentra en manos de Ambrosio. Entonces aparece Carlota, que responde por ellos y aclara a Leoncio que ya habían coincidido en los baños de Biarritz, después la había oído en Madrid, por estar las ventanas de su cuarto de estudio enfrente de las de la joven, y de nuevo en la casa, aceptando ahora su amor.
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