LOS AMORES DE LA INES
Sainete
lírico en un acto dividido en dos cuadros.
Libreto:
Emilio Duggi.
Música:
Manuel de Falla.
Estrenada
en el Teatro Cómico la noche del 12 de Abril de 1902.
REPARTO (Estreno)
Inés
- Srta. Loreto Prado.
Felipa
- Srta. Castellanos.
La
Blasa – Srta. Fuentes.
Juan
- Sr. Redondo.
Señor
Lucas – Sr. Chicote.
Fatigas
– Sr. Nart.
Moreno
– Sr. León.
Rata
Sabia – Sr. Ponzano.
Araña
– Sr. Delgado.
Pesqui
– Sr. Borda.
Mozo
1º - N. N.
Mozo
2º. - N. N.
Chulos,
chulas y coro general
ACTO UNICO
Interior
de la taberna del señor Lucas. Mostrador a la derecha; jarros, copas, etc… Por
el centro mesas de pino y taburetes. En las paredes carteles de toros.
ESCENA I
El
Señor Lucas, Felipa entrando, Blasa
FELIPA.-
Buenas noches, señor Lucas.
LUCAS.-
Calle, ¿tú por aquí, Felipa?
FELIPA.-
Ahí verá usted. He estado en los toros, y como por mor de la corrida, ni
siquiera he encendido lumbre en casa, le dije a ésta: Anda y comeremos
cualquier cosa en ca del señor Lucas.
LUCAS.-
¿Y cómo ha estado la de Beneficencia?
FELIPA.-
En lo que menos he reparado yo ha sido en la, corrida. Le digo a usted que si
esta tarde me arriman un mixto, ardo como la propia pólvora.
LUCAS.-
¿Pues qué te ha pasado, mujer?
FELIPA.-
Casi nada... Que desde mucho antes que empezara la fiesta hasta que arrastraron
el último toro, he estado viendo al sinvergüenza de Fatigas con la Inés. Detrás
de mi estaban, ellos en la grada y yo en el tendido; pero como si me hubieran
estado metiendo una paja por la oreja, toda la tarde he tenido el pescuezo
torcido sin quitarles ojo... El con mucha cadena y muchos diamantes y ella con
mantón de Manila y flores en el pelo... Vamos, que si no hay tanta gente por
medio, subo a la grada y allí mismo le arranco el moño.
LUCAS.-
Tú eres algo nerviosa o si se quiere precipitada. Hay que tener calma.
FELIPA.-
¡Calma!... Usted sabe que Fatigas, ha hablado conmigo más de dos años; sabe
usted también que cuando ese boceras no tenía sobre qué caerse muerto, le he
dado todo lo que yo tenía, y ahora que ha cogido la herencia de su tía Nicolasa,
si te he visto no me acuerdo... y todo por una golfa desagradecida.
LUCAS.-
¡Qué quieres! Esas son cosas que pasan en la vida.
BLASA.-
Eso le he dicho yo.
FELIPA.-
Pues no las paso, y donde los encuentre... a él le armo el gran escándalo, y a
ella, lo que es a ella...
LUCAS.-
Para un poco los pies, que tú te disparas lo mismo que un remington o digamos
un máuser. El sexo débil, o si se quiere, femenino, tiene que aguantarse por la
buena y estar siempre debajo del varón. Además, aquí, mucha prudencia. Yo te
aprecio, pero ellos son también mis parroquianos y no quiero que en el
establecimiento haya disgustos ni conflictos.
FELIPA.-
No tenga usted cuidado. Aquí me callaré porque
no me gusta faltar; pero lo que es en la calle, si me tropiezo con ellos en la calle...
(siguen hablando. Felipa y la Blasa se sientan cerca del mostrador; el mozo las
sirve. Lucas entra y sale)
ESCENA II
Dichos,
el Araña, el Rata Sabia y el Pesqui.
ARAÑA.-
Esta noche os convida mangue.
PESQUI.-
En poniéndose éste
RATA.-
¡Digo!
ARAÑA.-
¡Muchacho!
MOZO.- ¿Qué se ofrece?
ARAÑA.- (¿Qué hay de comer?
MOZO.- Pues hay besugo,
ríñones, lengua, chuleta, merluza...
ARAÑA.- ¿Tenéis truchas?
MOZO.- También las hay.
ARAÑA.- ¿Y perdices?
MOZO.- Acabaditas de guisar.
ARAÑA.- ¿Y jamón?
MOZO.- Del propio Trévelez.
ARANA.- Bueno, pues tráete
unas judías.
MOZO.- ¿Solas?
ARAÑA.- No, con bacalao.
MOZO.- (Aparte) Viva el
rumbo.
ARAÑA.- ¿Qué decías?
MOZO.- ¿Que si quiere usted
pan y vino?
ARAÑA.- Pues claro,
hombre... y oye, yo lo pago todo.
PESQUI.- Ya lo sabes...
Este lo paga todo.
ESCENA III
Dichos,
Chulos y Chulas a la puerta. Después Fatigas y la Inés. Coro.
CHULO
1º.- (Como hablando con alguien que está fuera) ¡Olé! los cuerpos bonitos
CHULO
2º.- Arza ya, por lo flamenco.
CHULO
1º.- ¿Dónde va la sal del mundo?
FATIGAS.-
Adelante, caballeros. (Entran todos)
FELIPA.-
¡Ellos!
BLASA.-
¿Qué te pasa?
FELIPA.-
Nada que cada vez que los veo se me revuelven las tripas y me dan ganas...
BLASA.- ¡Silencio!
(Música)
HOMBRES
Pasen las buenas mozas
de rompe y rasga,
pasen los que a puñados
la sal derraman
INES
Salud amigos míos,
salú y pesetas,
y con esas dos cosas
que vengan penas;
buena, buena corrida
la de esta tarde.
¡Vaya unos toros bravos,
vaya unos pases!
Y superiores,
pero que mayormente,
los matadores.
Y superiores,
pero que mayormente,
los matadores.
CORO
El que más y el que menos
ha recibido,
que han sido de primera
los de Saltillo;
y ha habido revolcones
de esos tremendos,
achuchones, coladas
y otros excesos;
fiesta de buten,
porque no falte nada
tuvimos hule;
fiesta de buten,
porque no falte nada
tuvimos hule.
Viva mi tierra,
que son la flor de España
las madrileñas.
Viva mi tierra,
que son la flor de España
las
madrileñas.
(Hablado)
LUCAS.- ¿Conque tan buena
corrida?
FATIGAS.- Eso dicen, yo no
entiendo.
Además, a mí los toros
me hacen sufrir, lo
confieso.
La suerte de varas, ¡ui!...
¡qué repugnancia!
ARAÑA.- (Aparte, a sus
amigos) Es un memo…
LUCAS.- Pues entonces, ¿por
qué vas?
FATIGAS.- Como a ésta le
gustan...
INES.- Bueno,
ya te irás acostumbrando.
LUCAS.- Eso pasa con los
cuernos,
quiero decir con los toros,
al principio nos dan miedo
o nos asustan o espantan...
después nos vamos haciendo.
Tú también te harás al
cabo.
INES.- Ya me encargaré yo
de eso.
LUCAS.- Ahora dinos cómo ha
estado
la corrida...
INES.- Estuvo al pelo.
La tarde no ha podido ser
más buena:
de bote en bote la mezquita
llena.
La extensa gradería,
un campo en primavera
parecía,
con tan vivos colores
como si hubiera allí la mar
de flores.
De las hembras realzaban la
belleza
las rosas que adornaban su
cabeza,
y las blondas, encajes y
caireles
de mantillas prendidas con
claveles.
¡Qué de gritos, qué ruido,
qué alboroto. ..
si aquello parecía un
terremoto!
Al ocupar su palco una
barbiana
no es menuda ovación la que
se gana,
y un momento después
vaya una bronca que se armó
en el tres.
Luego una señorita
que lleva en el sombrero
más plumas que contiene un
gallinero,
se
carga la gran grita
porque al saltar, la pobre,
por la grada
se cae y enseña...
LUCAS.- ¿Qué?
INES.- Pues... casi nada.
Suena el clarín, la música
resuena,
y en la regada arena,
con ricos trajes en que el
oro brilla,
deslumbrante aparece la
cuadrilla,
y con gentil andar airoso y
quedo,
cegándonos los ojos, cruza
el ruedo.
Ya cada cual espera
la salida, en su puesto, de
la fiera.
Se abre la puerta del
toril, ligero
un toro sale codicioso y
fiero;
dando horror a los ojos
pronto la arena cubre de
despojos.
La multitud, a quien la
lucha excita,
ebria de gozo enronquecida
grita.
Al fin, con el morrillo
ensangrentado,
de cintas de colores
adornado,
la res, con el castigo más
bravía,
al espada furiosa desafía
Con sereno semblante,
el paso firme, bravo y
arrogante,
el matador hacia la fiera
avanza,
que cual fiera se lanza
sobre el diestro valiente,
mas é; la esquiva, y
siempre sonriente,
la cansa, la fatiga, la
sujeta
con unos cuantos pases de
muleta,
y al cabo en la cerviz deja
clavada
hasta la misma cruz toda la
espada.
Más ¡ay! que entre las
ansias de la muerte
el toro alcanza al diestro
inadvertido,
con tan aciaga suerte,
que ensangrentado el pecho
y mal herido
quedó en la arena el
matador tendido.
Según dijeron, es mortal la
herida...
¡Ya ve usted si fue buena
la corrida!...
PESQUI.- Así dan gusto los
toros.
FATIGAS.- (Aparte)
¡Habrase visto mostrenco!
LUCAS.- Yo, la verdad, del
espada
me
da lástima... lo siento;
pero quisiera haber
visto...
En fin, no tiene remedio.
Ea, ¿qué queréis tomar,
chinchón, monóvar del
viejo,
coñac, ron, anís del mono,
o cualquier otro refresco?
FATIGAS.- Muchas gracias,
no lo gasto.
LUCAS.- ¿Y unas limpias?
FATIGAS.- No las bebo.
LUCAS.- Pero lo que es un
habano
del estanco, de a diez
céntimos,
lo tomarás.
FATIGAS.- Si no fumo.
LUCAS.- Pues di que eres un
modelo
de virtud y de...
ARAÑA.- No bebe.
PESQUI.- Ni chupa.
FELIPA.- Ni besa.
FATIGAS.- Eso… (Reparando
en la Felipa)
¡Por vida de... la Felipa!
CHULOS y CHULAS.- |Já, já, já!...
INES.- Cállate.
FATIGAS.- Bueno.
INES.- Señor Lucas, el
Fatigas
ni bebe, ni fuma, es
cierto,
ni se pasa en las tabernas
los días, ni tose recio
como muchos que son hombres
cuando están a medios pelos.
Pero hace lo que otros
hagan,
¿está usted? y con talento,
y habilidad, ¿sabe usted?
y a alguien le consta que
es cierto
lo que digo.
FATIGAS.- ¡Cállate!
LUCAS.- Pues no tienes tú
mal genio.
INES.- No es mal genio,
señor Lucas,
sino que hay mucho veneno
en el mundo y mucha
envidia...
FELIPA.- Puede.
INES.- Y alguien me esta
oyendo
quién debieran cortarle
la
lengua.
FELIPA.- ¿Va por mí eso?...
INES.- Por tí, si...
FELIPA.- ¡Pues ahí la
tienes!... (Saca la lengua)
Vamos, anda.
INES.- Aquí no quiero,
que tengo las manos limpias
y se me ensucian los dedos.
FELIPA.- Pues yo te daré un
jabón...
INES.- ¿A mí tú? Vamos a
verlo.
(Van a agarrarse y todos
.se interponen)
LUCAS.- ¡Basta ya!... Sus tengo
dicho
que en este establecimiento
no se falta a nadie; tú (A
Inés)
te callas, y tú (A Felipa)
silencio.
Cuando tienen dos señoras
que repelarse el cabello,
se van a un paraje sólido
y se sacuden el cuerpo
sin dar que decir, ni escándalo.
PESQUI.- Verdad. Eso es lo
correzto.
FATIGAS.- (Aparte)
Y todo por este cura...
¡No se puede tener mérito!
LUCAS.- Aquí no ha pasado
nada.
Ya sabes que yo te aprecio
y si habéis necesitado,
pongo por caso, uno o
medio,
por un seis por ciento al
mee,
que es lo mismo que sin
rédito.
lo habéis llevado, y si
acaso
os he negado el dinero,
decidme si habéis salido
de aquí, sin un buen
consejo.
INES.- Eso es verdad, pero
yo...
FELIPA.- Lo que dice usted
es cierto,
pero...
LUCAS.- No hay pero que
valga...
Ea, no se hable más de
esto.
Me pesa de que Fatigas
no ha va aceptado mi
obsequio.
INES.- Eche usted, beberé
yo
por no hacer a usted
desprecio.
(El señor Lucas echa licor
en una copa y la ofrece a la Inés. La Felipa se vuelve a su asiento)
FELIPA.- (A la Blasa)
Ahora sí, cierro la boca,
pero, por estas, que
luego...
LUCAS.- No lo hay mejor en
la casa.
INES.- ¡A su salud!
LUCAS.- Lo agradezco.
Y ahora sus convido a todos;
que esta noche en los
Viveros
se inaugura el restaurant
que me ha traspasao El
tuerto.
Supongo que iréis...
PESQUI.- Pues claro.
FATIGAS.- (A Inés)
¿Tú, qué dices?
INES.- Pues que iremos
ARAÑA.- Allá nos veremos
todos.
INES.- Vamos, Fatigas.
LUCAS.- ¿Tan presto?
INES.- Es ya tarde.
FTIGAS.- Pues andando.
LUCAS.- Conque lo dicho.
Hasta luego.
(Vanse Inés y Fatigas)
ESCENA III
Dichos menos Inés y Fatigas.
FELIPA.- (A Blasa)
¡Permita Dios que se case
y le dé esa moza el
quiebro,
y le piquen, y le adornen
con banderillas de fuego,
y que le maten a estoque,
y hasta que le arrastren
luego!
BLASA.- Cállate, si estás
chalada;
si le quieres.
FELIPA.- ¡Que le quiero!...
BLASA.- Como él vuelva...
FELIPA.- Yo... ¡Maldito!
BLASA.- Ya lo veremos
luego.
(Siguen hablando con mucha
animación; en otra mesa charla el Araña, el Rata sabia y el Pesqui. Grupos de chulos
y chulas en otras mesas. El señor Lucas arregla, botellas en el mostrador. El
Mozo friega copas o sirve a los parroquianos)
ESCENA IV
Dichos, el Moreno.
MORENO.- Dios le guarde,
señor Lucas.
LUCAS.- ¿Qué se ofrece?
MORENO.- Lo primero
una copa de aguardiente,
y después, vaya usté
viendo,
si por estas
circunstancias,
por este lunar con pelo,
por esta caída de ojos
y esta señal que aquí
tengo,
va usté a teniendo el honor
de conocerme.
LUCAS.- ¡El Moreno!
MORENO.- El mismo que viste
y calza.
LUCAS.- ¡Qué sorpresa!
MORENO.- Lo comprendo.
LUCAS.- ¿Y qué ha sido de
tu vida?
MORENO.- Ganándome bueno
pesos
con la guitarra He tocado
en Sevilla, en el Burrero,
y en Cádiz, y en San
Fernando…
LUCAS.- Siempre fuiste tú
un maestro.
MORENO.- Maestro, no; pero
en fin,
ya sabe usted que aquí hay
dedos.
(Siguen hablando)
ARAÑA.- Te digo que son maletas.
¡Miá tú que el Fuentes
maestro,
y el Reverte y Mazzantini!...
Vamos, que ya no hay
toreros;
digo, los hay... Si no
fuera
la inmodestia... Por
ejemplo:
¿Me has visto tú matar
toros?
RATA.- ¿Has matado?
PESQUI.- Ya lo creo.
ARAÑA.-
En Carabanchel de Abajo
y en Jetafe y en Pozuelo:
pues digo... y en Leganés.
(Al Pesqui)
Dile tú lo que fue aquello.
PESQUI.- Allí dio golpe.
ARAÑA.- Salió
un elefante con cuernos;
¡y que no tenía velas!
(Al Pesqui)
Na, díselo tú.
PESQUI.- De a metro.
ARAÑA.- Cogí los trastos
así
(Levantándose y accionando
al mismo tiempo que habla)
y me fui a la res derecho.
¡Vaya un trajecito, Pesqui,
parece que lo estoy viendo;
por diez reales lo alquilé
en la calle de Toledo!
No tenia ni una falta,
digo, tenía un remiendo
por atrás, y unos
cuchillos,
y que no estaba muy nuevo,
y la chaqueta algo corta,
y el calzón un poco
estrecho,
y la montera algo grande,
y los zapatos pequeños;
pero ni Alejandro el Magno
que me igualase...
RATA.- Lo creo.
ARAÑA.- Pues andando, así
con gracia
me fui a la fiera muy
recto,
le di dos pases de frente,
dos cambiados, dos...
(Al accionar derriba la
mesa y los vasos)
LUCAS.- ¿Qué es eso?
RATA.- Ná, que está matando
un toro.
LUCAS.- Pues idos al
matadero.
FELIPA.- ¡El demonio del
maleta!
(A Blasa)
Mira, tú, cómo me ha
puesto.
ARAÑA.- Disimule usted,
señora…
FELIPA.- Vaya usted a tomar
viento...
LUCAS.-
Siempre has de meter la pata.
ARAÑA.- Se paga...
LUCAS.- No lo harás bueno.
ARAÑA.- (Al Mozo)
Trae más vino. ¿Dónde
estaba
Pesqui?
PESQUI.- En el último
tercio.
AARAÑA.- ¡Ah. sí..: Cité a
recibir...
RATA.- ¿Recibiste?
ARAÑA.- En el remiendo
un puntazo que me entró...
PESQUI.- Un kilómetro lo
menos.
RATA.- ¡Vaya una herida,
compadre!
ARAÑA.- Pues no me hizo ni
esto.
RATA.- Hombre, el cuerno no
entraría...
ARAÑA.- ¿Dice que no entró?
PESQUI.- Hasta drento.
ARAÑA.- ¡Qué casualidad,
amigo!
PESQUI.- Era el toro muy
certero.
RATA.- Pues ya puedes tener
ojo
para otra vez.
ARAÑA.- ¡Ya lo tengo!
(Siguen hablando y
accionando mucho)
MORENO.- (A Lucas)
¿Y qué hay de mujeres?
LUCAS.- ¡Vaya,
no suelen faltar enredos!
MORENO.- ¿Y la Chata?
LUCAS.- En Alcalá.
MORENO.- ¿Y la Juana?
LUCAS.- En el Modelo.
MORENO.- ¿Y la Jesusa?
LUCAS.- Jesusa
en un establecimiento
que hay más allá de las
Ventas,
está delicada...
MORENO.- Veo
que toda la aristocracia;
lo mejor y más selecto
falta del barrio. ¿Y la
Inés?
LUCAS.- Esa salió hace un
momento
de aquí. Dicen que se casa
con Fatigas.
MORENO.- ¡Aquel memo!
Me
ha dejado usted atónito.
LUCAS.- Pues aseguran que
es cierto.
El ha heredado unos
cuartos.
MORENO.- ¿Sabe usted lo que
sospecho?
Que va a pasar algo gordo.
LUCAS.- ¿Por qué?
MORENO.- Pero que muy
serio.
Porque Juan está en Madrid.
LUCAS.- ¡En Madrid! ¿Cómo?
MORENO.- Viniendo
conmigo desde Algeciras.
Por aquí vendrá; le espero.
LUCAS.- Si yo le hacía en
presidio
por diez años cuando menos.
MORENO.- Lo han indultado.
FELIPA.- (Que ha oído parte
del diálogo, se levanta, y dirigiéndose al Moreno:)
Oiga usted,
y usted disimule. ¿Es
cierto
que ha venido Juan?
MORENO.- Conmigo,
FELIPA.- ¿El que riñó con
Pizpierno
por mor de la Inés?
MORENO.- El mismo.
FELIPA.- ¿Y no sabe que muy
presto
se va a casar con Fatigas
la Inés?
MORENO.- No lo sabe.
FELIPA.- Bueno.
Pues si le ve antes que yo
dígale usted que un secreto
le va a contar esta moza.
¿Va a venir aquí?
MORENO.- Al momento.
FELIPA.- (Aparte)
Lo que es hoy... por mi
salud
que he de vengarme.
(Alto)
Ahora vuelvo,
y gracias por la noticia.
Vámonos, Blasa... Hasta
luego.
MORENO.- ¿Quién es ésta?
LUCAS.- La Felipa.
Una hembra de mucho genio
a quien ha dejao Fatigas
compuesta
y sin novio... Pero,
se hace tarde y he de estar
a las nueve en los Vivero?.
Aguárdame; iremos juntos.
MORENO.- Ande usted.
LUCAS.- Vengo al momento.
(Vase Lucas)
ESCENA VI
Dichos y Juan con un grupo
de amigos.
JUAN.- Señores, buenas
noches.
(E1 Moreno se le acerca y
le saluda)
CHULO 1º.- ¿Quién es?
CHULO 2º.- ¡Calla!
Juanillo.
(Chulos, Rata Sabia, Araña
y Pesqui se levantan y rodean a Juan)
ARAÑA.- ¡Qué sorpresa!
PESQUI.- ¡Qué alegría!
JUAN.- Gracias, amigos
míos, muchas gracias.
Me parece imposible; ¡qué
de penas
y cuántas desazones,
enmaradas,
he pasado, pensando en
tanta juerga
como aquí hemos corrido.
CHULO 1º.- Tiene fama
la taberna de Lucas donde
quiera.
MORENO.- Es la verdad.
PESQUI.- ¿Y cómo te fue en Africa?
RATA.- ¿Qué tal clima es
aquel?
JUAN.- Muy saludable.
ARAÑA.- ¿Y la manutención?
JUAN.- Bastante escasa.
RATA.- ¿Y vino?
JUAN.- Ni probarlo.
ARAÑA.- ¡Qué tormento!
JUAN.- En cambio, lo que
sobra allí es el agua.
Pero ya se acabaron mis
fatigas,
el pan de munición, la dura
vara;
ya todo terminó, por ahora
al menos.
RATA.- Que dure es
menester, y que no haiga
ningún boceras como fue el
Pizpierno.
PESQUI.- Era un soplón.
ARAÑA.- Un sinvergüenza.
RATA.-
Un mandria.
JUAN.- No hay que ofender a
los difuntos; era
un hombre de valor, y cara
a cara,
de navaja a navaja y puño a
puño,
cayó valiente sin volver la
espalda.
MORENO.- Y te echaron diez
años de presidio.
Si no es por el indulto...
PESQUI.- Y to por nada.
JUAN.- Eso pensaba yo; dos
señoritos
por si vino o si fue, cogen
sus armas,
y de un tajo, de un tiro o
de un pinchazo,
ge hieren, se destripan o
se rajan.
Al muerto, si es que hay
muerto, se le entierra,
y al vivo para huir, puente
de plata.
En cambio, si cualquiera de
nosotros
con alguno se enreda de
palabras,
y a navajazos ambos cual
valientes
ventilan su cuestión... La
cosa es llana,
al muerto, se le en tierra
como al otro,
y el vivo va a presidio.
ARAÑA.- Siempre pasa
que es el último mono el
que se ahoga.
JUA.- No estoy arrepentido.
Aunque me echaran
cien veces a presidio... si
algún hombre
como el Pizpierno a la
Inesilla falta...
(¿Sabéis que la llamó?...)
MORENO.- No lo pronuncies.
PESQUI.- Se supone, aunque
calles la palabra.
ARAÑA.- Pues si alguno a la
Inés ese vocablo
le dijera, cien veces le
matara.
Mi amigo era el Pizpierno,
y sin embargo...
MORENO.- No se hable más
del caso, que te exaltas...
Aquí está el señor Lucas.
ESCENA VII
Dichos y el Señor Lucas.
LUCAS.- (Con sombrero y
bastón, al Moreno) Cuando quieras.
¡Juanillo!
JUAN.- ¡Señor Lucas!
LUCAS.- Tu llegada
me
dijo ya el Moreno; enhorabuena.
JUAN.- Venga vino, que Juan
es el que paga.
ARAÑA.- Cuéntanos tus
penillas.
JUAN.- Mis fatigas
fueron más que los granos
de la playa...
y no por el trabajo ni los
golpes,
que siempre tuve yo buenas
espaldas,
sino porque el recuerdo de
Inesilla
clavado lo tenia en las
entrañas.
¡Cuántas veces al ver las
golondrinas
que mar adentro venían para
España,
decía yo: ¡quién fuera como
ellas
para cruzar también la mar
salada!
MORENO.- (Aparte a Lucas)
Pobre, le compadezgo.
LUCAS.- (Aparte al Moreno,)
Nada sabe.
JUAN.- Cantando allí mis
penas consolaba.
MORENO.- No hay en Madrid
quien cante como éste.
JUAN.- No hay quien haga llorar a la guitarra
como éste. (Por el Moreno)
CHULOS.- Que cante Juan.
OTROS.- Que cante.
LUCAS.- (Al muchacho)
Acerca ese instrumento.
MORENO.- Venga.
PESQUI.- Arza.
(Música)
JUAN
Cuando yo estaba en la
cárcel,
lo que yo me divertía
contando los eslabones
que mi cadena tenía.
¡Ay, anillitos de acero,
de acero de mi cadena,
a pesar de ser tan duros
se ablandaban con mi penal
CORO
¡A pesar de ser tan duros
se ablandaban con su penal
JUAN
Más suspiros han salido
de la cárcel de mi pecho
que arenitas tiene el mar
y estrellitas tiene el
cielo.
¡Ay, anillitos de acero,
de
acero de mi cadena,
a pesar de ser tan duros
se ablandaban con mi pena!
CORO
¡A pesar de ser tan duros
se ablandaban con mi pena!
(Hablado)
MORENO.- Lo veis, lo que yo
decía,
cuando éste sale cantando,
parece que tiene dentro
de la garganta un piano.
LUCAS.- Vaya otra ronda,
señores.
JUAN.- Señor Lucas,
estimando.
Tengo que ver a la Inés.
Salud.
LUCAS.- Espera.
MORENO.- Es el caso...
(Aparte)
Si no sé cómo decirle...
(Alto)
Puede ser que si ahora
vamos
estorbemos.
JUAN.- ¡Estorbar!
LUCAS.- Mejor sería un
recado...
Si la coges de sorpresa...
JUAN.- Pues si lo estoy
deseando.
ESCENA VIII
Dichos y la Felipa.
FELIPA.- Tengo que hablar
con usted.
JUAN.- ¿Conmigo?
FLIPA.- En seguida acabo.
JUAN.- ¿Qué quiere usted?
FELIPA.- Que es usted
muy inocente y muy candido,
y que no distingue usted
un elefante a tres pasos.
JUAN.- Es usted una señora,
y yo a señoras no falto,
si no le diría a usted
que
es mentira lo que ha hablado
FELIPA.- Oiga usted.
JUAN.- Estoy deprisa.
MORENO.- Vamos, y no le
hagas caso.
ARAÑA.- Por vida de...
(Poniéndose delante de Juan)
Si ha de oírme.
Que la Inés y ese sujeto
se casan.
LUCAS.- ¡Ya ha reventado!
JUAN.- ¿Que se casan?
¡Miente usted!
¡Miente! Decídselo, vamos.
Decidle que la calumnia,
que no merecen sus labios
ponerse donde ella pisa...
decidle... ¿Qué? ¿Estáis
callados?
¿No veis que en el corazón
un puñal me ha atravesado?
¡Casarse Inés!
LUCAS.- Mira, Juan,
el hombre es un ser sensato
que debe tener cabeza
y criterio y mucho animo.
JUAN.- ¿Pero es cierto,
pero Inés...?
Si no es posible, si...
ARAÑA.- En cuanto
que un hombre se va a una
hembra
y la empapa con el trapo
del matrimonio... en
seguida
acude ciega al engaño...
JUAN.- ¡Maldito sea el
momento
que mis ojos la miraron!
LUCAS.- ¿Quién se fía de
las hembras?
ARAÑA.- ¡Las mujeres, mal
ganado!
FELIPA.- (Aparte) De seguro
que Inés viene
si Blasa hizo bien mi
encargo.
ESCENA VIII
Dichos: Inés.
INES.- ¿Está la seña
Milagros?
JUAN.- ¡Ella!
INES.- ¡Juan!
LUCAS.-
¡Se armó la bronca!
INES.- ¿Para esto me ha
llamado
usted?
LUCAS.- ¡Yo!
FELIPA.- (Aparte) Tragó el
anzuelo.
INES.- Entonces, hasta otro
rato. (Hace que se va)
JUAN.- (Interponiéndose)
Tenemos que hablar.
INES.- ¿Nosotros?
Lo tenemos todo hablado.
JUAN.- Es que he de
contarte un cuento.
INES.- No estoy yo para
relatos.
JUAN.- Claro, te dará vergüenza.
INES.- ¿Vergüenza a mí? Ves
echando
por esa boca...
¡vergüenza!...
ARAÑA.- (Aparte) De eso no
tiene ni rayo.
INES.- ¿Va a ser esto un
juicio oral?
LUCAS.- Tiene razón,
estorbamos.
FELIPA.- (Aparte) No me
apartaré yo mucho.
LUCAS.- Caballeros, de
verano, (Vanse todos)
ESCENA IX
Juan, Inés.
(Música)
JUAN
Mira tú si será grande
el cariño que te tengo,
que con todas tus
traiciones
no lo arrancas de mi pecho.
INES
Yo te quise, más la ausencia,
Como el cantar dice, es
viento,
que se lleva las palabras
y cambia los pensamientos.
JUAN
¿Y eres tú la que decías
que era yo de tu alma
dueño?
INES
El tiempo todo lo muda
y ha pasado mucho tiempo.
JUAN
Tus palabras son puñales,
tan agudos y tan fieros,
que si el corazón me vieras
lloraras de pena al verlo.
INES
Pena
me dan sus fatigas,
que aun en la ceniza hay
fuego,
y es fácil que arda la
llama
con el soplo de su aliento.
JUAN
No me mires rencorosa
ni me trates con despego,
si me quieres me das vida,
sí no me quieres me muero.
INES
No te miro rencorosa
ni te trato con despego,
y aunque no te quiero vivo,
tampoco te quiero muerto.
(Hablado)
INES.- Habla, ¿qué quieres
de mí?
JUAN.- Por lo visto, no
creías
volverme a ver por aquí...
Más pudo la ausencia en tí
que el amor que me tenías.
INES.- Ya, para qué
recordar...
JUAN.- Flaca la memoria
tienes...
INES.- Si vienes tarde, ¿A
qué vienes?
JUAN.- Ya lo estás viendo,
a apurar
el rigor de tus desdenes,
á padecer tu desvío,
y a decirte que el querer
que nació en el pecho mío,
es como el agua del río,
que atrás no puede volver.
INES.- Agua que pasó, no es cosa
que vuelve a su nacimiento.
JUAN.- Es verdad, tu amor
es viento;
el mío es como una losa
que no tiene movimiento...
INES.- Nos quisimos, bueno,
¿y qué?
¿Nunca riñen los amantes?
Nuestro cariño se fue.
Me olvidaste o te olvidé.
Tan amigos como antes.
JUAN.- ¿Y crees que yo he
de sufrir
sin darte quejas tu olvido?
Aun de gusanos comido
mis huesos te han de decir
lo
mucho que te he querido
INES.- (Aparte)
¡Pena me da su dolor!
JUAN.- ¿Es posible,
ingrata, di
que trates con tal rigor
al que esclavo de tu amor
tan sólo ha pensado en tí?
Las noches que yo pasé
hasta el romper la mañana,
de tus ventanas al pie...
¡Cuantas veces me alejé
sin ver abrir tu ventana!
Mas me alejaba contento,
porque aunque no te veía,
pensaba que en tu aposento,
haciéndote compañía,
estaba mi pensamiento.
Algunas veces soñé
que dos negros me robaban
¿y sabes tú lo que fue?
tus ojos rasgados que
enojados me miraban.
A un hombre maté por tí
y le volviera a matar,
que harto pagado me vi,
cuando supe que por mi
te oyó la gente llorar.
Mira ahora la pena mía,
mis fatigas y mis celos
al contemplar tu falsía...
Al barrio de mi alegría
se le han corrido los
velos.
INES.- Como buena voluntad,
si te tuve; más ya ves,
cuando una es pobre... y
después
tu ausencia, mi soledad...
JUAN.- ¡Sobre todo el
interés!
INES.- ¡Otra habrá que te
convenga
y quien tú caigas en
gracia!
JUAN.- Dios de su mano me
tenga...
¡No hay en el mundo
desgracia
que por mujeres no venga!
En el alma me has herido...
Si has de ser mi
perdición...
Mas,
te juro, y lo ofrecido
sé cumplir; que a tu
querido
lo mato sin compasión.
INES.- Oye, si humilde te
oí,
¿piensas que fue por temor?
¡Mira, que asustarme a
mí!...
No me espanta tu furor,
que hay mucho valor aquí…
Te he dicho que terminó
mi querer; si eso te
altera,
te aguantas... y se acabó.
JUAN.- ¡Qué tengo de
aguantar yo!
INES.- O ponlo de otra
manera.
Y ahora, déjame pasar,
que bastante hemos hablado
y me tengo que arreglar.
JUAN.- Ve, pero me has de
pagar
la herida que me has
causado.
INES.- ¿Pagar? Nada te he
debido.
JUAN.- Ya te lo habrán de
decir,
pues lo has echado en
olvido.
INES.- No me haga usté de
reír
que tengo el labio partido.
(Vase)
ESCENA X
Juan; Felipa luego.
JUAN.- ¡Maldita sea mi
suerte
y hasta la hora desastrada
en que me echaron al mundo!
FELIPA.- Déjela usted que
se vaya.
JUAN.- ¡Dejarla! Si me ha
matado...
Si tengo partida el alma.
FELIPA.- Usté quiere a
Inés, ¿no es cierto?
JUAN.- Como un loco, como
un...
FELIPA.- ¡Basta!
Pues yo a Fatigas le
quiero,
y como él me aseguraba
que me quería, y la estopa
junto a la lumbre se
abrasa…
JUAN.- Claro, soplaría el
diablo.
FELIPA.- Ya lo creo que
soplaba...
En
fin, que aunque estoy soltera
si con la Inés él se
casa...
hago cuenta que me quedo
viuda y además... burlada;
porque es el caso... ¿Está
usted?
JUAN.- ¡Yo... no!...
FELIPA.- Pues si usted
repara...
verá usted que he de
impedir
esa boda.
JUAN.- ¿Y con qué traza?
FELIPA.- Finjamos que nos
queremos,
que usted me adora y que el
alma
se me está a mi derritiendo
por sus pedazos. La farsa
quizás haga que la Inés,
que tiene mucha fanfarria,
por despecho y por postín
vuelva hacia usted sus
miradas;
y el Fatigas, que ha creído
que a mí no ha de hacerme
cara
nadie, se pique también
y se vuelva a las andadas.
JUAN.- Y si ellos no
hiciesen caso...
FELIPA.- Pues entonces nos
la pagan,
porque hemos de hacer
entonces
una que sea sonada...
JUAN.- Pues acepto.
FELIPA.- Choque usted.
JUAN.- Cuélguese de esta
alcayata.
FELIPA.- Hablémonos tú por
tú.
JUAN.- Bueno .. O desquite
o venganza.
MUTACION
CUADRO SEGUNDO
Un vivero; mesas con
manteles y copas; un cenador en medio; a un lado un salón o cobertizo, también
con mesas. Un organillo de manubrio.
ESCENA XII
Lucas; Mozos 1º y 2º.
(Hablado)
LUCAS.- Ya os tengo dicho
que esta noche hay que tratar a todos los que vengan, sean señoritos o perdis, o
por ejemplo golfos, con mucho respeto. Que a tí, pongo por caso, te llaman sin
vergüenza, pues te lo tragas; que a tí, verbo en gracia, te dan una torta o si
se quiere dos patas... pues te las tragas. Las cosas quieren principio, y el
principio de un establecimiento de comidas y bebidas es
tragárselo todo.
MOZO 1º.- Por tragar lo que
se tercie no ha de quedar.
LUCAS.- A todos los
convidados lo que quieran beber... por supuesto del vino que embotellamos
ayer... Ese no se sube a la
cabeza.
MOZO 1º.- Bueno.
LUCAS.- Con que lo dicho.
Cuidado con faltar a nadie: un día es un día. Ea, a prepararlo todo.
ESCENA XIII
Lucas, el Araña, el Pesqui,
el Rata Sabia y el Moreno.
ARAÑA.- Salud y pesetas,
señor Lucas.
RATA.- Aquí estamos todos.
PESQUI.- Coste que somos
los primeros en acudir a la cita.
LUCAS.- Muchas gracias.
Vamos, tomad algo. Oye, tú, (a un Mozo) a estos caballeros lo que
pidan.
ARAÑA.-
Lo primero tráete una chica.
PESQUI.- Hombre, varias
chicas...
ARAÑA.- Y bien frescas,
porque traemos la santa sede.
MOZO 1º.- Volando (Vase)
ARAÑA.- (Al Moreno) ¿Y
Juan, dónde lo has dejado?
MORENO.- No he vuelto a
verle desde que salí con éstos de la taberna.
LUCAS.- Puede que no venga,
y, aunque le estimo, me alegraría de que no pareciese por aquí
este noche... ¡Si acaso se
tropieza con el Fatigas!...
ARAÑA.- Ese es una res de
poco cuidao.
LUCAS.- Pero en cambio la
Inés tiene mala sangre.
ARAÑA.- Esa es de las que
rematan en las tablas.
PESQUI.- Para mí que Juan,
después de lo que ha visto, la desprecia.
MORENO.- Y haría muy bien.
RATA.- Con las mujeres no
hay mejor cosa que desprecios y más desprecios.
ARAÑA.- Y de cuando en
cuando dos guantas.
PESQUI.- Esazto.
ARAÑA.- Tuve yo
temporalmente una señora que era una sin vergüenza... Este puede decirlo.
PESQUI.- Pero que no tenía
ni rayo.
ARAÑA.- Yo la trataba en
regla, y cuando era menester le daba unos pases.
PESQUI.- Pero que de mucho
castigo...
ARAÑA.- Mas de una vez
estuvo éste al quite... Pues cuanto más la sacudía el polvo, más amartelada.
LUCAS.- Así son todas las
señoras que he conocido, cuantas más bofetadas más querer...
ESCENA XIV
Dichos. Coro General.
(Música)
CORO
Guarde Dios al señor Lucas
y que sea enhorabuena.
OTROS
Y que viva muchos años
con
salud y con pesetas.
LUCAS
Muchas gracias, muchas
gracias,
y esos ojos que lo vean.
CORO
Que nos cuente el señor Lucas
cómo tanto prosperó.
HOMBRES
Que lo cuente.
ELLAS
Que lo cuente.
LUCAS
Pues entonces atención.
De aguador vine a la corte,
tabernero fui después,
y hay quien dice muy formal
que igual todo viene a ser.
Malas lenguas aseguran
que el matute me ayudó,
y que debo a la fuchina
ser hoy día lo que soy.
Todo ganas de morder,
todo envidia nada más,
pero habiendo guita aquí
igual todo se me da.
SEÑORAS
Todo ganas de morder
(Repite)
CORO
Eso es talento, eso es
quinqué,
señor Lucas, señor Lucas,
qué talento tiene usted.
(Repite)
(Hablado)
Ea, a divertirse y que haya
prudencia y fraternidad,
y mucha circunspección,
y buenos modos, y tal.
Tú al organillo, muchacho,
y que el baile empiece ya.
(Se van todos al salón)
ESCENA XV
Inés y Fatigas.
INES.-Sabes que estás muy
cansado
con tanto desconfiar;
sabes que no es la prudencia
mi
mérito principal;
sabes que me das la lata;
sabes...
FATIGAS.- Todo lo sé ya;
pero considera, Inés,
que aquél que se va a
casar,
es como reo en capilla
que está esperando el
dogal.
INES.- Pues si tanto miedo
tienes,
de verano, a tiempo estás.
FATIGAS.- No te enfades y óyeme,
INES.- Mira, déjate de
hablar,
y vamos, que están
bailando.
FATIGAS.- Hay tiempo.
INES.- Si acabarás.
FATIGAS.- Pues has de saber
que tengo
una espina...
INES.- Sácala
no sea que se te encone.
FATIGAS.- Es que he sabido
que Juan
está en Madrid.
INES.- Bueno, ¿y qué?
¿Piensas que te va a
tragar?
FATIGAS.- ¡Como tragar!...
Pero, en fin...
bien estaba por allá...
Luego, como tú con él
relaciones o amistad,
o lo que fuera, tuviste...
INES.- ¿Y eso a tí que se
te da...?
Para mirarme, lo entiendes,
te tienes que colocar
un lente de esos que gastan
los señoritos de frac...
Me ha hecho gracia, si no
fuese.
FATIGAS.- ¿Qué?
INES.- Que con tanto cansar
me tienes pero muy harta,
que casi me pesa ya
haberte hecho caso, y que
me dan ganas de cortar
por lo sano, y de...
FATIGAS.- Sosiégate
y de eso no se hable más.
Ya sabes que yo te quiero.
INES.-
Como si no, me es igual.
FATIGAS.- Eres lo mismo que
un cardo.
INES.- Pues así me has de
tomar.
¿Qué pensabas, que era yo
como esas espiritá
más melosas que un
merengue?
FATIGAS.- Bueno, mujer,
haya paz
y vamos al baile.
INES.- Andando...
(Van a salir y ven a Felipa
y Juan)
FATIGAS.- ¡Calle, la
Felipa!
INES.- ¡Y Juan!
FATIGAS.- (Asustado)
¿Juan has dicho? Ven
aquí...
(Yendo apresuradamente al
cenador)
IINES.- ¿No le quieres
encontrar?
FATIGAS.- La prudencia...
INES.- Lo comprendo...
FATIGAS.- Entra que están
aquí ya...
(Se ocultan en el cenador)
ESCENA XVI
Inés y Fatigas en el
cenador. Felipa y Juan fuera.
JUAN.- Pasa tú, cacho de
gloria,
de las hembras flor y nata,
y pide por esa boca
lo que te diere la gana.
(Bajo a Felipa, señalando
al velador,)
¿Los has visto? Nos escuchan.
FELIPA.- (Bajo a Juan)
Pues lo que es hoy nos la
pagan.
(Alto)
En estando yo a tu lado
¿qué otra cosa me hace
falta?
JUAN.- ¡Ole, las buenas
mujeres!
FELIPA.- ¡Ole, los hombres
de gracia!
INES.- (A Fatigas)
Nos están tomando el pelo.
FATIGAS.- (A Inés)
Nos están dando la lata.
¡Paciencia
y tragar saliva!
INES.- Si no fuera...
FATIGAS.- Escucha y calla.
JUAN.- Te quise siempre y
te quiero,
y quien te falte me falta,
y para tí las estrellas
alcanzo, si tú lo mandas.
INES.- (Aparte)
¡Y decía, el sin vergüenza,
que a mí sola me adoraba!
FELIPA.- También te he
querido yo
y me has costado más
lágrimas
que el río, cuando hay
crecida,
lleva de gotas de agua.
FATIGAS.- ¡Habrase visto la
indina,
y decía que me amaba!...
JUAN.- Bendita sea esa boca
y la miel de tus palabras,
y esos ojos que parecen
que cuando miran abrasan.
FELIPA.- No me engañes...
JUAN.- ¡Yo! primero...
FELIPA.- ¿Quisiste a la
Inés?
JUAN.- Fue guasa.
JUAN.- En cambio, tú y el
Fatigas...
FELIPA.- ¡El Fatigas!...
Ese mandria...
FATIGAS.- (Aparte)
Eso lo dice por mí.
INES.- (Aparte)
Quizá no esté equivocada.
FELIPA.- Si eso no vale
tres pitos,
si no sirve para nada.
Ese para mí es muy poco.
FATIGAS.- ¿Que no sirvo?
INES.- Escucha y calla.
FELIPA.- Porque tiene
cuatro cuartos,
y pasea y no trabaja...
pues con todo su dinero
no tendrá lo que le falta.
JUAN.- ¿De modo, que tú y
Fatigas?
FELIPA.- Vamos, hombre, que
ni agua...
FATIGAS.- ¿Qué ni agua?
Mentirosa,
embustera.
INES.- Escucha y calla.
JUAN.-
Pues mira, el que te ha contado
que quiero a la Inés, te
engaña.
Puede que ella lo creyera,
que a tonta nadie la gana;
¡pero lo que es yo
quererla!...
Si no vale una patata...
INES.- (Aparte) ¿Que no
valgo?
FATIGAS.- Fíjate:
si cojea cuando anda,
si es bizca del ojo
izquierdo,
y toda aquella fachada,
no creas que es robustez,
son almohadillas de lana...
INES.- ¡Salgo y le saco los
ojos!
¡Indecente!
FATIGAS.- Escucha y calla.
JUAN.- El pelo, todo es
postizo,
y los pies de a media vara
..
Compuesta, parece algo,
mas si la vieras en casa,
vamos, como yo la he visto,
es una escoba con faldas...
Un pingajo...
INES.- Déjame.
FATIGAS.- Ten prudencia,
Inés.
INES.- Aparta.
Oiga usted, so
sinvergüenza.
JUAN.- (Fingiendo sorpresa)
¿Nos oías?
FELIPA.- (Viendo a Fatigas
en el cenador)
¿Me escuchabas?
Sal hombre, no tengas
miedo,
que no te van a hacer nada.
Inés Yo vengo a decirte
ahora
que tienes muy poca lacha,
y que el hombre que calumia
a una mujer y la saca
a relucir sus defectos,
es... lo que eres tú...
JUAN.- Mil gracias.
(Siguen hablando)
FATIGAS.- (A Felipa) Antes
la tenía a usted
por una señora o dama,
pero veo que es usted,
pero
que muy desahogada...
¿No ha tenido usted conmigo
todo cuánto le ha hecho
falta?
¿No tengo capacidad,
ó talento o circunstancias?
No tengo yo mucho tacto...
FELIPA.- Ponte moños, hijo,
anda.
INES.- (A Juan) Decir que
es grande mi pie,
vamos, echa una mirada.
JUAN.- Haga usté el favor,
señora,
de no levantar la falda-
No se me importan sus
pieses.
INES.- Pues antes bien te
importaban.
JUAN.- No me acuerdo.
INES.- Y este pelo.
Mira a ver si tiene trampa.
Tócalo.
JUAN.- (Va a extender la
mano pero se contiene)
(Aparte) ¡Cuidado, Juan!
INES.- Como decir que es de
lana
mi talle, repara, hombre.
JUAN.- (Aparte) ¡Ojalá no
reparara!
INES.- Mírame, bizcan mis
ojos.
Míralos. (Mirándole muy
cerca) ¿bizcan?
JUAN.- (Aparte) Me abrasan.
(Alto)
A mí, que bizquen o no,
¿qué se me da?
INES.- Pues te daba.
JUAN.- Eso era antes...
Ahora no.
INES.- ¿De modo, que tus
palabras?...
JUAN.- Como las tuyas,
infundios.
¿Y tus quejas?
FELIPA.- Todas falsas.
INES.- ¿Y tus suspiros?
JUAN.- Bostezos.
INES.- ¿Y tu cariño?
JUAN.- Camama.
¿Qué te habías figurado?
Que iba a enfermar... Me
hace gracia...
INES.- La culpa la tiene
una
que fía de quien la
engaña.,.
Si los que me aconsejaron
que le olvidase, acertaban.
Claro... yo... por
compromiso,
aunque
tenía en el alma
clavados tantos recuerdos,
¡qué iba a hacer!
(Aparte)
Y no se ablanda...
Y el infame no se acerca,
ni me mira,
JUAN.- ¿A que se acaba
mi tesón, a que la digo?...
. -
INES.- Si soy lo más
desgraciada...
(Juan la mira, hace ademán
de acercarse cariñoso a ella. Después, se contiene y se retira)
JUAN.- Que pague lo que he
sufrido,
¡que a hierro muere quien
mata!
FELIPA.- (A Fatigas) Ea,
basta de parola,
se acabó; con esa, anda . -
y que te aproveche.
FATIGAS.- Escucha.
FELIPA.- No tengo que
escuchar nada.
FATIGAS.- Ya sabes que te
he querido,
y te quiero...
FELIPA.- Pues te aguantas,
porque la miel no se hizo
para la boca...
FATIGAS.- Me faltas.
FELIPA.- Tú, en cambio, me
estás sobrando...
FATIGAS.- Oye.
FELIPA.- No quiero. Juan,
arza.
JUAN.- Olé, por las buenas
mozas.
FELIPA.- Olé, los hombres
de gracia.
JUAN.- ¡Ay, Felipa, de mi
vida!
FELIPA.- ¡Ay, Juanillo, de
mi alma!
JUAN.- Ven, y que traguen
saliva.
FELIPA.- Ven, y que mueran
de rabia.
(Vanse cogidos del brazo)
ESCENA XVII
Inés, Fatigas.
FATIGAS.- ¡Por vida de...
me desprecia!...
INES.- ¡Y se fue!...
FATIGAS.- ¡Con él se
marcha!,
¡Si yo tuviera valor!
INES.-
¿Y así ese pillo me trata?...
FATIGAS.- ¡Permita Dios!...
INES.- ¡Dios permita!...
FATIGAS.- Que se le
convierta en agua
el vino, cuando lo beba...
INES.- ¡Que le engañe si se
casa!
FATIGAS.- ¡Y que la zumben
el cuerpo!
INES.- ¡Y que mal rayo los
parta!...
Déjame pasar, que voy
en busca de ese canalla.
FATIGAS.- Deja, que voy a
decirle
cuatro verdades al alma.
INES.- ¿De modo, que tú la
quieres?
FATIGAS.- ¿De modo, que tú
le amas?
INES.- Yo quiero a quien se
me antoja.
FATIGAS.- Y yo a quien me
da la gana.
INES.- Tan sinvergüenza
eres tú
como el otro...
FATIGAS.- ¡Deslenguada!
INES.- ¡Y se creía este
tipo,
lo menos, que le adoraba!
FATIGAS.- ¡Y se creía, la
tonta,
que eran verdad mis
palabras!
INES.- Anda, y gástate los
cuartos
en botica y cataplasmas,
que eres para mí muy poco.
FATIGAS.- Pues a. mí no me
haces falta.
INES.- ¡Ay, Juan, de mis
entretelas!
FATIGAS.- ¡Ay, Felipa, de
mi alma!
ESCENA XVIII
Dichos, Lucas.
INES.- Señor Lucas, oiga
usted;
usted, que ha arreglado
tantas
cosas, que antes en el
mundo
andaban desarregladas;
usted, que en punto a
milagros
ninguno le echa la pata;
puesto que conviene en
"vino,
lo mismo que Cristo, el
agua,
haga
usted que Juan me quiera;
dígale que fueron guasa
mis amores con Fatigas...
Usted, que tiene esa labia,
le convencerá, ¿no es
cierto?
LUCAS.- No es noche de
templar gaitas...
INES.- Ande usted, que se
lo pido
llenos los ojos de
lágrimas...
LUCAS.- Pero, dime, esos
repentes,
¿a qué vienen?
INES.- Que con ansia
le quiero, y si usted no
arregla
este negocio... me mata.
LUCAS.- Siempre fuiste tú
nerviosa,
ú histérica, ú alocada...
INES.- Yo seré lo que usted
dice;
pero, ¡por la Virgen santa!,
haga usted que Juan me
quiera...
Usté es mi padre.
LUCAS.- ¡Caramba!
INES.- Quiero decir que es
usted
quien me vuelve el cuerpo
al alma, (Vase)
FATIGAS.- Señor Lucas...
LUCAS.- ¿Qué se ofrece?
FATIGAS.- Usted es mi
padre.
LUCAS.- ¡Cáscaras!
Voy a ser el Padre Eterno,
o, si se quiere.
FATIGAS.- Me aplasta
usted si no me protege.
En usted confío.
LUCAS.- Habla.
FATIGAS.- Pues quiero que
usté a Felipa,
que está conmigo muy brava,
la convenza del querer
que mi corazón le guarda;
que si ella quiere, me
caso,
a ser posible mañana;
y que ya sabe que tengo
alguna cosa...
LUCAS.- Pues, basta.
Hablándole de casorio
ya verás cómo se amansa,
y lo mismo que una oveja
o
cordera descarriada
al redil del matrimonio
acudirá si la llamas.
FATIGAS.- Pues aquí será la
boda,
y verá cómo se gasta
el Fatigas su dinero.
LUCAS.- Voy a comenzar la
plática,
y tú, en tanto, discreción,
mucho silencio y cachaza.
No te marches Oye tú. (A un
Mozo)
MOZO 1º.- Que me manda
usted.
LUCAS.- Que vayas
al salón, y a la Felipa,
á la Inés y Juan los
llamas,
y diles que vengan todos,
que estoy esperando. Anda.
Abre el oído y escucha, (A
Fatigas)
Ahora verás lo que alcanza
mi oratoria o mi
elocuencia...
Vamos, que tengo palabra.
FATIGAS.- Ya sé que usted
en poniéndose
ni el Moret le echa la
pata.
LUCAS.- Cuando me arranco
en los meetings
hay allí la mar de palmas.
ESCENA XIX
Lucas, El Fatigas, Juan
José y Felipa.
INES.- ¿Qué quería usted,
señor Lucas?
JUAN.- ¿Me llamaba usted?...
FELIPA.- ¿Qué manda usted?
LUCAS.- Pues os he hecho
venir porque tengo que
hablaros con mucha
solemnidad.
JUAN.- Diga usted.
LUCAS.- Pues lo primero o
principal que quiero deciros
es que las cosas que pasan
en el mundo
no pasan en ninguna parte
del globo terrestre,
o digamos terráqueo. Y todo
por
mor de los hombres y de las
mujeres, porque
si no hubiera hombres y
mujeres en el
mundo, la sociedaz sería
como una balsa de
actite. Para que haiga paz
es menester que
sus
perdonéis los unos a los otros: que tú
Juan, perdones a la Inés}y
tú, Felipa, perdones
a Fatigas. Tú, (A la
Felipa) ¿le quieres?
FELIPA.- ¡Yo!...
LUCAS.- Te advierto que él
(Por El Fatigas) desea casarse
contigo.
FELIPA.- (Con viveza) ¿Cuándo?
LUCAS.- Ya sabía yo que
eras mujer de buena conformidad.
(Fatigas pasa al lado de la
Inés y hablan)
Tú, Inés, siempre has
tenido ley a Juan...
INES.- Buena cosa adelanta
una con tener ley...
JUAN.- Cuando a uno le
faltan...
LUCAS.- No hay más que
hablar. Vosotros os casáis.
Tú, desde mañana, te
encargas de mi taberna
de los barrios bajos Allí
me hace falta
un hombre de verdad. Yo te
daré algunos
consejos, y no te faltará
nunca un duro en
el bolsillo. .
JUAN.- Señor Lucas, mándeme
usted rodar y
ruedo... Oye, Inés,
¿quieres ser tabernera?
INES.- Yo, por no hacer
desprecio al señor Lucas...
LUCAS.- ¡Dios sus haga bien
casados!
ESCENA ULTIMA
Dichos, el Araña, el Moreno,
el Rara Sabia, el Pesqui y Coro general.
RATA.- ¡La Felipa con
Fatigas!
MORENO.- ¡Y con .Juan está
la Inés!
ARAÑA.- ¡Le dio el quiebro
en la cabeza!
PESQUI.- ¡Pues que sea para
bien!
(A Inés)
JUAN.- Siempre te he
querido yo.
(A Felipa)
FATIGAS.- Siempre, siempre
te querré.
FELIPA.- Las fatigas que he
pasado
por Fatigas yo me sé.
LUCAS.- Quien desprecia
comprar quiere,
y por eso la mujer
cuantos más desprecios hace
más cerca está del querer.
FIN
Información obtenida en:
https://archive.org/details/losamoresdelains00fall
https://archive.org/details/losamoresdelains00fall
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