MOLINOS DE VIENTO
Opereta
en un acto, dividido en tres cuadro», en prosa y verso.
Libreto
de Luis Pascual Frutos.
Música
de Pablo Luna.
Estrenada
en el Teatro Cervantes de Sevilla, el 2 de Diciembre de 1910.
REPARTO (Estreno)
Margarita
- Teresa Lacarra.
Sabina
- Consuelo Mesejo.
Rosa
– Srta. H, Egea.
Kety
– Srta. D. Contreras.
Lola
– Srta. J. Roldan.
Mari
– Srta. M. Ruiz.
Alberto
– Manuel Villa.
Cabo
Stock – Valentí González.
Romo
– Pedro García.
Teniente
1º de la Marina inglesa - Concha París.
Teniente
2º de la Marina inglesa - Blanca Pozas.
Teniente
3º de la Marina inglesa - Amalia Pueyo.
Teniente
4º de la Marina inglesa - María Martínez.
Martín
- Arturo Suárez.
Roque
- J. Estavarena.
Pedro
- Leandro Martín.
Rufo
- Juan Manuel Soriano.
Aldeanas
y aldeanos
La
acción en Volendam, aldea de Holanda.
OBSERVACIONES
Suplicamos
a los directores, que cuiden de la mayor exactitud en los trajes de aldeanas y
aldeanos holandeses, pues así lo reclama el ambiente de la obra.
En
cuanto a los uniformes de los tenientes de la marina inglesa, como lo han de
vestir señoritas, debe buscarse el efecto teatral aunque se falsee la
autenticidad de aquellos. Igual observación hacemos del uniforme del capitán Alberto.
Las
aldeanas, como igualmente Margot y Sabina, vestirán falda corta a rayas,
delantal de percal, cuadrado, corpiño negro, pechero blanco, mangas al
antebrazo, cofia adosada a la frente y cara, con un pico a cada lado, media
azul y zapato de cuero.
Los
aldeanos, pantalón anchísimo y recto, colores claros; guerrera hasta la cintura
abrochada a la izquierda, colores vivos; gorra de visera ó gorra alta de pelo, pañuelo
de hierbas al cuello, media negra y zapato de cuero.
Romo,
Martín, Roque, Pedro y Rufo, vestirán lo mismo, pero de igual color todos;
pantalón claro, guerrera encarnada, gorra alta de pelo, en forma de casquete y
zuecos para el número del baile.
Para
más detalles, véanse fotografías que publican Blanco y Negro, Nuevo Mundo y
Comedias y Comediantes del mes de Diciembre de 1910.
ACTO UNICO
CUADRO PRIMERO
Aldea
marítima de Volendam (Holanda).
Primer
término derecha é izquierda libres.
En
costado de segundo término derecha, fachada de casa rústica con puerta y
ventana practicables.
A
la izquierda frente al público, casa rústica con puerta practicable, y sobre
ésta un letrero que dice Brassesie.
En
tercer término derecha é izquierda, rompimiento de casas y rallados de
corraladas.
Al
fondo la bahía con sus pequeñas embarcaciones y pintoresco caserío.
Todos
los términos son practicables. Luz de día espléndido.
Colores
vivos propios del país y detalles a gusto del pintor. Delante de la cervecería
una mesa y bancos de madera.
ESCENA PRIMERA
Al
levantarse el telón, aparecen en escena en pequeños grupos al lado de la casa
de la derecha, Martín, Roque, Pedro, Rufo y Aldeanos.
Estos
al ver a las Aldeanas, que aparecen por primer término izquierda, se disponen a
cerrarlas el paso.
Rosa,
Kety, Lola y Mari toman parte en la lucha y pretenden atravesar la barrera que
hacen los hombres.
(Música)
ALDEANAS
Dejadnos
paso franco
que
vamos a pasar.
ALDEANOS
Inútil
tal empeño
pues
nadie pasará.
ALDEANAS
Debemos
homenaje
al
bravo capitán.
ALDEANOS
Está
muy ocupado
con
la oficialidad.
ALDEANAS
No
tal.
ALDEANOS
Sí
tal.
ALDEANAS
Dejadnos
ya pasar.
ALDEANOS
Ninguna
pasará.
(Ellos
las rechazan nuevamente sosteniendo una lucha heroica hasta la salida del cabo Stock,
que aparece por la casa de la derecha)
ESCENA II
Dichos
y Cabo Stock.
STOCK
(Desde
la puerta)
¡Muchachas!
¡Muchachos!
¿Qué
ocurre? ¿Qué hacéis?
ELLOS
¡Son
ellas!
ELLAS
¡Son
ellos!
STOCK
Callad,
de una vez
sepamos
la causa.
TODOS
Escúchela
usté.
(Todos
se dirigen al Cabo, queriendo ser los primeros en hablarle)
STOCK
Primero
las chicas,
los
hombres después.
ELLAS
(Rodeando
a Stock)
Desde
que en mal hora
encalló
en la playa
el
yot de recreo
que
el Príncipe manda,
todas
las mujeres,
con
nuestros cuidados,
a
los marineros
pusimos
en salvo.
Y
hoy agradecidas
a
las atenciones,
ellos
nos regalan,
nos
cubren de dones
y
reina el contento
por
primera vez
y
en cambio los mozos
no
nos pueden ver.
(Se
separan a la izquierda)
ELLOS
(Llevando
a Stock a la derecha y rodeándole)
Desde
que en mal hora
encalló
en la playa
el
yot de recreo
que
el Príncipe manda,
todas
las mujeres
nos
abandonaron
y
a los marineros
dieron
su cuidado.
Y
hoy está la aldea
toda
desquiciada
porque
las mujeres
están
por la armada
sirviendo
sus juegos
con
mucho interés
y
en cambio a los mozos
no
nos quieren ver.
ELLAS
Diga
usté que no.
ELLOS
Diga
usté que sí.
ELLAS
Los
marinos atentos y finos
son
mejores que los que hay aquí.
ELLOS
Diga
usté que no.
ELLAS
Diga
usté que sí.
ELLOS
Los
marinos atentos y finos
son
iguales que los que hay aquí.
ELLAS
Por
eso queremos al Príncipe ver
y
darle las gracias por su protección.
ELLOS
Por
ver a los otros querían entrar
a
darles un rato de conversación.
ELLAS
Diga
usté que no.
ELLOS
Diga
usté que sí.
TODOS
Los
marinos atentos y finos
son
mejores / son iguales
que
los que hay aquí
STOCK
En
nombre de mi jefe
os
debo yo decir,
que
estando ya curados
y
a punto de partir,
en
pago a los afanes
y
a la hospitalidad,
con
dádivas y fiestas
os
piensa regalar.
ELLAS
Díganos,
señor Cabo,
si
el Príncipe real
es
un hombre lo mismo
que
son los demás.
STOCK
Al
punto esas dudas
las
aclararé
y
quién es el Príncipe
lo
vais a saber.
(Las
aldeanas le rodean quedando los aldeanos en segundo término)
El
Príncipe heredero
de
una corona real,
es
de la armada inglesa
un
bravo capitán.
Corriendo
por los mares
en
viaje de instrucción,
llevamos
cuatro años
metidos
en el yot.
En
todo ese tiempo
yo
os puedo decir
que
no he visto un hombre
tan
bueno y gentil.
Con
grandes y chicos
está
tan jovial,
que
más que una alteza
resulta
un igual.
En
cuanto a otras cosas
de
mi capitán,
es
un hombre en todo
como
los demás.
CORO
En
cuanto a otras cosas
de
su capitán,
es
un hombre en todo
como
los demás.
STOCK
Su
apuesto continente
de
bella excelsitud,
su
gracia en los modales,
su
tierna juventud,
dejaron
en su corte
vestigios
de su amor,
y
dicen que por eso
viajando
está en su yot.
Jamás
nadie ha osado
las
causas saber,
se
dice que viaja
buscando
placer.
Mas
yo, perro viejo,
llegué
a averiguar,
que
el viaje del Príncipe
es
para olvidar.
En
cuanto a otras cosas
de
mi capitán,
es
un hombre en todo
como
los demás.
CORO
En
cuanto a otras cosas
de
su capitán,
es
un hombre en todo
como
los demás.
(Marcando
un paso militar y haciendo evoluciones)
Tranlaranlarara,
tranlararará,
tranlaranlarara,
tranlararará.
¡Hurra
por nuestro bravo capitán!
STOCK
¡Que
viva el capitán!
¡Hurra
por nuestro bravo capitán!
(Hablado)
STOCK
Y
ya que sabéis la vida y milagros del Príncipe, sabed la última disposición que
acaba de dar.
ROSA
¡Cuente!
¡Cuente!
STOCK
Que
dispuesto a hacerse el yot a la mar quiere obsequiaros con una fiesta antes de partir.
ROSA
¡Viva
el Príncipe!
ELLAS
¡Viva!
(Los
Aldeanos se retiran al foro sin hacer caso de lo que ofrece el Cabo)
STOCK
Gracias,
muchachas, en su nombre, y así que regrese de disponerlo todo le diré vuestro entusiasmo.
ROSA
¡Viva
también el cabo Stock!
STOCK
¡Viva!
... digo gracias, gracias.
ELLAS
¡Viva!
(Acompañándole hasta loro izquierda por donde desaparece Stock. Los Aldeanos en
tanto, han bajado a1 primer término izquierda frente a la cervecería y hacen
grupo. Bis en la. orquesta)
ESCENA III
Rosa,
Kety, Lola, Mari, Martín, Roque, Pedro, Rufo, Aldeanas y Aldeanos.
MARTIN
¿Lo
veis? es inaguantable
y
es preciso un escarmiento.
Se
han creído que las mozas
se
compran con el dinero.
ROQUE
No
será teniendo estacas
nosotros.
RUFO
Bastan
los remos.
MARTIN
Romo,
que es más entendido,
que
nos diga lo que hacemos.
ROQUE
(Se
aproxima a la cervecería y llama)
¡Romo!
TODOS
¡Romo!
(Todos van a la puerta)
ROSA
(Bajando
al primer término derecha con las mozas)
Y
Margarita,
que
tiene mucho talento,
que
nos diga la manera
de
convencer a estos memos.
TODAS
Sí,
sí.
(Se
dirigen a la casa de la derecha)
ESCENA IV
Dichos,
Romo y a poco Margarita.
ROMO
(Apareciendo
por la cervecería Los aldeanos le rodean)
Se
han dado a partido
las
mozas.
MARTIN
Aun
más revuelto
que
ayer, ayer nos miraban
y
hoy en cambio...
ROMO
¿Lo
estáis viendo
como
están por la marina?
MARTIN
Pues
hay que impedirlo.
ROMO
Bueno,
pero,
¿cómo se consigue?
ROQUE
Pues,
rompiéndoles un hueso.
ROMO
¿Y
ellos no nos dirán nada?
MARTIN
Se
quejarán por lo menos.
ROMO
Y si hablamos a las mozas
antes
de todo al jaleo...
MARTIN
Habla
tú a la Margarita.
ROMO
De
mirarla me avergüenzo...
MARTIN
Ahí
la tienes.
(Margarita
aparece por la casa de la derecha)
ROSA
Margot,
cuenta,
¿y
el capitán?
(Todas
la rodean)
MARGARITA
Ya
está bueno
y
espetando a los tenientes
para
salir a paseo.
¿Siguen
los mozos lo mismo?
ROSA
¡Lo
mismo!
MARGARITA
¿Los
venceremos?
ROMO
Ya
lo veis: ni una mirada
para
mí, ni un solo gesto.
MARTIN
La
culpa es de quien la engríe.
ROMO
Si
yo la engriese, bueno.
Está
por la vez primera
que
le haya dicho: «te quiero».
MARTIN
Entonces,
¿de qué te quejas?
ROMO
Que
no entienda, mis deseos.
MARTIN
Pero
¿te has insinuado?
ROMO
Vaya,
cuidando al enfermo.
Ya
sabéis que ella y yo fuimos
del
capitán enfermeros,
y
en los ratos que estuvimos
juntos,
al lado del lecho,
yo
no daba pie con bola
por
seguir sus movimientos.
¿Que
pedía un vaso de agua?
Pues
yo subía un barreño.
¿Que
los vendajes? tenía
preparado
quince metros.
¿Que
el algodón? ocho mantas
la
entregaba por lo menos,
y,
en fin, que cuanto pedía
estaba
todo dispuesto.
Una
vez, por un descuido
de
ella, dejó al descubierto
su
pechera y yo, azorado,
(Murmullos
de contento en ellos)
en
vez de dar al enfermo
la
medicina, le daba
una
botella de añejo.
Mas
advertido por ella
me
dijo: «¿Qué estas haciendo?
¿En
qué piensas?» yo me puse
más
colorao que un pimiento,
y
bajando la cabeza
y
con' los ojos al suelo,
la
dije: «En una muchacha».
Callóse
y marchóse luego
y
si esto no es insinuarse
decirme
entonces lo que he hecho.
(Todos
ríen)
MARTIN
El
ridículo más grande
y
espantoso.
(Vuelven
a reír)
ROMO
Pues
yo creo
que
comprendió la indirecta,
pues
desde entonces no ha vuelto
ni
a mirarme ni a pedirme
nada
de medicamentos.
MARTIN
Y
eso, tú, ¿a qué lo atribuyes?
ROMO
A
los marinos y pienso,
que
desde que aquí han llegado
todas
han perdido el seso.
MARTIN
¿Y
no hay medio de impedirlo?
ROMO
Tengo
un plan.
MARTIN
Cuéntalo.
ROQUE
Cuéntalo.
(Vuelven
a la puerta de la cervecería donde hacen grupo)
MARGARITA
De
su vida no he podido
saber
nada, es un misterio.
Sé
lo que sabemos todas:
que
es un príncipe heredero
y
en el mar pasa los años
con
sus viajes de recreo.
En
cambio, sé de sus prendas
personales,
que es muy bueno,
cariñoso,
compasivo,
amable,
leal y espléndido.
ROSA
¿Y
guapo?
MARTIN
Se
me olvidaba.
¡Muy
guapo!
LOLA
¿Rubio
ó moreno?
KETY
¿Viejo
ó joven?
MARI
¿Gordo
ó flaco?
MARGARITA
¡Preguntáis
más que un maestro!
LOLA
¡Si
es lo más interesante!
MARGARITA
Lo
de interés de momento
es
que, además de lo? muchos
regalos
que lleva hechos,
piensa
dotar a las cinco
mozas
que casen primero.
ROSA
¡Qué
alegría! (Todas palmotean)
LOLA
Pero,
¿él sabe
que
los mozos de este pueblo
no
se ocupan de esas cosas?
MARGARITA
Sabe
que son unos memos
y
dice que el donativo
despertará
a todos ellos.
ROSA
¿Y
qué hacer hasta que vengan?
MARGARITA
Pues
si seguís mis consejos
os
caso a todas volando.
LOLA
Pero,
¿y tú?
MARGARITA
También
me cuento,
que
para vestir imágenes
no
tendría estos desvelos.
ROSA
¿Y
cuál es el plan?
MARGARITA
Sencillo.
A
los de aquí darles celos
con
los marinos y entonces
nos
buscarán sin remedio.
ROSA
Oye,
¿dónde has aprendido
tantas
cosas?
MARGARITA
No
es secreto.
El
capitán me ha iniciado
en
lances de amor y enredo
y
sólo me falta el novio
para
el estudio completo.
(Ellas
ríen)
MARTIN
De
manera que tú quieres
que
hagan ellas y esperemos.
ROMO
Y
tengo varias razones
y
muchas lo son de peso.
¿Que
a los marinos pegamos?
Ellos
pueden ser más diestros
y
atizarnos a nosotros.
¿Que
a las chicas pretendemos?
Nos
pueden dar calabazas
y,
entonces, ¿con qué derecho
nos
querellamos? Creedme:
lo
mejor es el desprecio
y
la indiferencia y nada
de
miradas ni lamentos
y
ya veréis como vienen
a
buscarnos sin remedio.
MARTIN
¿Y
si en tanto se desgracian?
ROMO
A
la que no ande derecho
se
le administra el garrote,
garrotazo
y tente tieso.
(Muestras
de aprobación en todos ellos)
MARGARITA
Id
a contar a las mozas
el
plan, que yo voy corriendo,
y
si en el camino quiere
hablaros
un majadero,
ya
sabéis, no hacerle caso.
ROSA
Seguiremos
tus consejos.
¡Viva
Margarita!
(Al
dar este grito mirará a los Aldeanos como si les lanzase un reto)
ELLAS
(Mirando
igualmente a los Aldeanos que permanecerán en su grupo sin hacer caso)
¡Viva!
MARGARITA
(Desde
la puerta de su casa)
Gracias.
El triunfo ya es nuestro.
(Mutis
a su casa y las demás por el foro derecha dando vivas)
MARTIN
Nos
desafían.
(Volviéndose
a las que se van)
ROMO
No
importa.
A
la lucha, compañeros.
MARTIN
(Atravesando
la escena y gritando en la puerta de Margarita)
¡Viva
Romo!
ELLOS
(En
la puerta también)
¡Viva!
ROMO
¡Gracias!
Yo
por mi parte os prometo
que
no hablaré a Margarita
aunque
me pudra por dentro.
(Se
dan apretones de manos y hacen mutis con gran entusiasmo por el foro izquierda.
Romo les acompaña)
ESCENA V
Romo
y Margarita.
ROMO
(Bajando
al proscenio)
Sí,
señor, aunque me pudra
no
la miro.
(En
este momento aparece Margarita en la puerta y queda parada observando a Romo y
saboreando el triunfo. Romo, al verla, queda azorado y sin saber que hacer)
¡No!
¡No puedo
ni
gesticular!... ¡Dios mío!
¡Sólo
de mirarla pierdo
el
habla!...
MARTIN
¿Y
éste es el jefe?
(Después
de mirarle con indiferencia rompe en una carcajada)
ROMO
Me
mira y ríe... ¿Qué es esto?...
(Margarita
pasa por el lado de Romo riendo y hace mutis foro derecha. Romo ha quedado como
petrificado, anonadado, pero reponiéndose al desaparecer Margarita, corre a
detenerla)
ROMO
(Llamándola
desde el foro)
¡Margarita!...
¡Margarita!...
¡No
hace caso!... ¡Pues prometo!...
¡Qué
has de prometer, bobaina,
si
por ella estás muriendo!...
(Mutis
cómico por la cervecería, diciendo frases entre, cortadas por la emoción)
ESCENA VI
Cabo
Stock y Tenientes 1°, 2°, 3° y 4° que aparecen por el loro izquierda con una
carta en la mano cada uno
(Música)
TENIENTES
(Avanzando
y colocándose en primer término, frente al público)
Las
misivas de diario
no
se cansan de escribir,
si
ellas no recogen velas
no
sé lo que va a ocurrir.
STOCK
(Que
ha quedado en segundo término)
Una
carta de mi fiera,
¿qué
demonios me dirá?
Como
insista en su manía
yo
hago una barbaridad.
(Siguiendo
el ritmo musical, los Tenientes, uno por uno, olerán la carta respectiva
expresando con el gesto la exquisitez del perfume. El cabo Stock, al oler
también, su gesto será de disgusto. Después rompen el sobre, sacan la carta y
leen, produciendo un murmullo con la boca cerrada)
TENIENTES
(Leyendo)
«Dueño
mío, te quisiera ver.»
¡Ja,
ja, ja!
STOCK
(Idem)
«Me
has dejado en un sopor de languidez.»
¡Ja,
ja, ja!
TODOS
«Yo
te ruego
vengas
luego
para
verte yo otra vez.»
TENIENTES
«En
mi pecho has encendido una pasión.»
¡Ja,
ja, ja!
STOCK
«Si
no vienes voy a dar un reventón.»
¡Ja,
ja, ja!
TODOS
«Mi
tesoro
yo
te adoro,
tuya
siempre.
TENIENTE
lº
Rosa,
TENIENTE
2º
Kety.
TENIENTE
3º
Lola.
TENIENTE
4º
Mari.
STOCK
Sabi,
TODOS
De
mi corazón.»
La
mujer es peligrosa para amar,
cuando
siente la volcánica pasión
su
deseo es agradar,
y
después matrimoniar;
y
nosotros no caeremos en la tentación.
Falta
el final, que siempre es fatal,
volveremos
a leer.
(Leyendo)
«No
faltes a las diez.»
(Uno
a uno van besando su carta menos Stock que la muerde y se queda con un trozo de
papel en la boca)
STOCK
Es
ya pesadez.
TENIENTES
Te
juro que iré.
(Estos
doblan la carta y la guardan en la guerrera, Stock la rompe en tres pedazos y
la tira al suelo)
(Hablado)
TENIENTE
1º
¿Sabéis
la consecuencia que saco? Que las mujeres son más atrevidas que los hombres.
TENIENTE
2º
Esta
me propone un rapto.
TENIENTE
3º
Y
a mí.
TENIENTE
4º
Y
a mí.
TENIENTE
1º
¿Y
a tí, cabo Stock?
STOCK
No
lo sé.
TODOS
¿Cómo?
STOCK
Como
escribe con tantas faltas de ortografía, no sé si me propone un rapto ó un rato
TENIENTE 1º
Tiene
gracia.
STOCK
¿Que
si la tiene?... Como que me ha tocado en suerte lo mejor de la aldea.
TENIENTE 2º
|Ah,
tunante!
TENIENTE
3º
Tú
siempre el mismo.
STOCK
La
gratitud, mis tenientes.
TENIENTE
1º
¿La
gratitud?... Cuenta, que ahora no somos jefes, sino compañeros en estas lides
amorosas. (1)
(l)
Tenientes 1º y 2°, Stock, Tenientes 3° y 4°
STOCK
Pues
que me destinaron con la marinería a una posada que hay a la entrada de la
aldea. La dueña y tres robustas moza?, curtidas en el trasiego de huéspedes,
nos recibieron con miramiento, con frialdad, pero como el Capitán paga bien,
pusieron tanto empeño en hacernos agradable la estancia, que hasta adivinaban
nuestros deseos... ¿Cómo corresponder a tanta amabilidad?
TENIENTE
1º
Comprendido.
Te declaraste a una moza.
STOCK
A
la dueña.
TODOS
¡Ja,
ja, ja!
STOCK
Había
que adorar al santo por la peana; y si vieran ustedes qué perniles estamos
comiendo, comprenderían mi gratitud.
TENIENTE
1º
¿Y
ella te correspondió?...
STOCK
Si
lo estaba deseando.
TENIENTE
3º
Te
lo agradecerán los marineros.
STOCK
Y
las mozas, porque están solicitadas por todos.
TENIENTE
1º
Pero
de pura broma.
STOCK
Lo
de la dueña conmigo, de pura broma, que a tomarlo en serio, antes me colgaba del
palo mayor.
TENIENTE
1º
¿Pero
es tan vieja?
STOCK
Nos
ponemos los cinco a contar los años y nos perdemos.
TODOS
¡Ja,
ja, ja!
TENIENTE
1º
¿Y
qué vas a hacer?
STOCK
Aguantar
el temporal, que ya quedan pocos días, y ponerme malo como todas las noches para
evitar que me hable.
TENIENTE
1º
¿Pero
es tan fenómeno?
STOCK
Son
dos.
TENIENTE
2º
¿Cómo
es eso?
STOCK
Uno,
el fenómeno natural, que es ella, y el otro fenómeno, la pasión a sus años.
TODOS
¡Ja,
ja, ja!
TENIENTE
3º
Seguramente,
Stock exagera, una mujer siempre es bonita.
TENIENTE
4º
Y
la mujer siempre es mujer.
STOCK
Esta
no lo parece.
TENIENTE
1°
Que
no se diga que el cabo Stock ha retrocedido nunca ante el enemigo.
STOCK
Mis
Tenientes, que este es el cólera.
TODOS
¡Ja,
ja, ja!... A morirse, señor Cabo, a morirse.
ESCENA VII
Dichos
y Sabina, ridícula y fea, por la izquierda
SABINA
¿El
Cabo?... No, que no se muera.
STOCK
¡Sabina!..
(¡Me morí!) (1)
(l)
Tenientes, Sabina, Stock.
TODOS
¡Señora!
SABINA
¡Señorita!
(Saluda ceremoniosamente)
TENIENTE
1º
(Es
un cazatorpederos)
STOCK
(¡Mi
destructor!) Calla, que estás delante de la oficialidad.
SABINA
(¡Qué
oficialidad más simpática!) Señores oficiales, (cuadrándose) si me dan la venia
he de comunicarles noticias importantísimas que...
TENIENTE
1º
Cuando
usted guste.
SABINA
¡Ay,
señores oficiales, el amor no puede estar oculto!
STOCK
(¿Pero
es eso lo que les vas a contar?) (A Sabina)
TENIENTE
4º
Continúe
usted, señorita.
SABINA
Gracias,
amable oficial. ¡Ay, si ustedes hubieran naufragado diez años antes!
TODOS
¡Eh!
SABINA
Otra
cosa sería de esta aldea, y otra cosa de las muchachas de esta aldea. Porque
desde que han llegado ustedes, están las mozas revueltas, y los mozos se han
confabulado para oponerse esa noche, por grado ó por fuerza, a que continúen
los coloquios amorosos, y como eso es atentatorio a la libertad del amor, y
como estas cosas no se presentan todos los días, vengo: primero, a protestar; segundo,
a suplicar que no nos abandonen ustedes, y tercero, a que no se separe de mí el
cabo Stock.
TENIENTE
1º
Concedido.
STOCK
¡Mi
teniente!
SABINA
¡Oh,
mil gracias, mi teniente, con el cabo ya estoy segura.
STOCK
(¡Y
sin mí también!)
TENIENTE
1º
Cabo
Stock, póngase a la disposición de la señorita.
SABINA
¡Ay,
sí!...
STOCK
Mi
teniente, es que esta noche me ha ordenado el capitán servicio de vigilancia.
SABINA
No
importa, hablaré si es preciso al capitán.
ESCENA VIII
Dichos
y el Capitán Alberto por la casa de la derecha.
ALBERTO
¿Quién
llama al capitán?...
TODOS
(Cuadrándose)
¡A la Orden! (1)
(l)
Alberto, Tenientes, Sabina, Stock.
SABINA
¿Sois
vos el capitán?
ALBERTO
¿Qué
deseáis de mi?
SABINA
Una
noticia que comunicaros, gravísima para los marinos, para las muchachas y para los
hombres de la aldea.
ALBERTO
Sé
algo y me disgusta la falta de respeto que han cometido mis subordinados con
los que tan generosa hospitalidad les han dado.
STOCK
(¡Pues
esto es peor!)
TENIENTE
1º
¡Capitán!...
SABINA
¡Todo
lo contrario, mi capitán, si lo que han hecho sus subordinados es una obra
meritoria, si nadie se acercaba a nosotras y ahora nos rifan!... Por eso venía
a pediros protección, porque como esta noche me veré asediada...
ALBERTO
¿Pero
entráis en ese sorteo?
SABINA
Ya
he caído...
STOCK
(¡El
que se ha caído soy yo!..)
ALBERTO
Entonces,
¿qué pretendéis?
SABINA
Que
el cabo Estoque…
ALBERTO
¿Cómo,
el cabo Stock le ha dado palabra alguna...?
SABINA
Sí,
señor capitán.
STOCK
Mi
capitán, yo...
ALBERTO
Basta.
Cabo Stock, un marino cuando da una palabra la tiene que cumplir. Si habéis dado
palabra a esta mujer, os casaréis con ella.
SABINA
Gracias,
capitán, me hacéis feliz.
ALBERTO
El
que os tiene que hacer feliz es el cabo.
STOCK
¡Capitán...
yo!
ALBERTO
Acompañad
a vuestra prometida, y volved a recibir órdenes.
SABINA
Cuando
se enteren las muchachas de vuestra generosa acción, vendrán a bendeciros.
STOCK
(¡Decididamente
la dejo en su casa y me tiro a la mar!)
SABINA
¿En
qué piensas?
STOCK
¡En
la mar!... ¡En la mar de cosas, boya flotante!...
SABINA
¡Tiburón!
(Con zalamería)
ALBERTO
¡Cabo
Stock!
STOCK
A
la orden, mi capitán, (saluda militarmente, como Sabina, y hacen mutis foro)
ESCENA IX
Dichos
menos el Cabo Stock y Sabina.
ALBERTO
Vuestra
conducta, señores oficiales, no dice nada a favor del honroso uniforme que
lleváis... (1)
(l)
Tenientes, Alberto.
TENIENTE
1º
¡Capitán!...
Los marinos ingleses, mi capitán, además de los lemas de las armas llevan el de
la galantería y corrección, y si esto ha producido disgusto entre los hombres y
agrado entre las mujeres, formemos consejo sumarísimo, que esperamos el fallo.
ALBERTO
A
mis brazos, leales compañeros, esperaba eso de vosotros, y aun espero más. (1)
(l)
Tenientes 1° y 2°, Alberto, Tenientes 3° y 4º.
TODOS
A
la orden, mi capitán.
ALBERTO
Ahora
soy vuestro amigo. Escuchad: El buque está listo, todos los heridos estamos
repuestos y esperando la hora de la marcha; pero antes de partir, siquiera por
gratitud, quiero dejar buena memoria de nuestro paso.
TENIENTE
1º
Los
hombres no aceptarán ya nada de nosotros, porque suponen que les robamos el cariño
de sus muchachas.
ALBERTO
Mejor,
así les haremos ver el tesoro que no han sabido apreciar; continuad vuestros
coloquios mientras hablo con Romo el cervecero, que capitanea a los hombres, y
ya veremos si se dan a partido.
TENIENTE
1º
¿Y
si no?
ALBERTO
Cumplimos
nuestro deber. Involuntariamente promovimos la guerra, les damos la paz con
indemnización, ¿qué más nos pueden exigir?
TENIENTE
1º
Qué
bueno sois, mi capitán.
ALBERTO
Lo
soy para vosotros, estoy satisfecho. Preparad el ojeo.
TODOS
A
la orden, mi capitán. (Mutis foro)
ESCENA X
Capitán
Alberto; a poco Romo.
ALBERTO
¿Que
si soy bueno? ¡Vosotros nada más lo sabéis, y no lo sabéis todo!... (Mira a
todos lados, se dirige a la puerta de la derecha y con voz tenue llama)
¡Margarita!... ¡Margarita!... ¡No! (Separándose bruscamente) ¡Ella tiene mucho
interés en que se reconcilien los mozos! ¡Capitán Alberto, tu amor está en el
mar!... ¡Tú que sabes de dichas terrenas!... (Llamando y sentándose a la mesa)
¡Muchacho! ¡Muchacho!...
¡Una
jarra de cerveza!...
ROMO
(Saliendo)
¡Mi capitán! (Haciendo el saludo militar)
ALBERTO
¿Pero
eres tú, Romo, mi enfermero? (1)
(1)
Romo, Alberto.
ROMO
Aunque
no lo parezco.
ALBERTO
¿Por
qué?
ROMO
Porque
vuestro enfermero, ahora es el enfermo y...
ALBERTO
¿Qué
estás enfermo? ¿Y qué mal te aqueja?
(Levantándose)
ROMO
¡Señor!...
ALBERTO
¿No
lo puedo yo saber? ¿No lo puedo remediar?
ROMO
Mi
mal es incurable, señor, y vos no lo podéis remediar.
ALBERTO
Pero
puedo consolarte, que a ello estoy obligado y pronto. ¿No lo hiciste tú
conmigo?
ROMO
Y
de corazón, y mil veces si fuera preciso, que no lo deseo, pero ahora...
señor... (¡Cómo le digo que ellos…)
ALBERTO
¿Y
tú crees que ahora no puedo ser tu amigo?
ROMO
Yo
no he dicho que seáis mi enemigo.
ALBERTO
Pero
lo has dado a entender.
ROMO
¡Si
yo no debía hablar!
ALBERTO
¡Ah!...
ya me has dicho todo.
ROMO
Señor,
yo no he dicho nada, porque me lo prohíben mis amigos.
ALBERTO
Tus
amigos te prohíben que hables conmigo; luego tú y tus amigos habéis supuesto que
yo...
ROMO
Eso
sí que no, mi capitán. Todos sabemos que es usted el más bueno de la tierra, el
más generoso; pero su oficialidad y todos sus subordinados han revuelto alas
muchachas de tal manera...
ALBERTO
¡Ja,
ja, ja! (2)
(2)
Alberto, Romo.
ROMO
Mi
capitán, que no es cosa de risa.
.
ALBERTO
¡Ja,
ja!... Pero ven acá, mi buen Romo, tú has creído que mis subordinados han sido.
ROMO
Yo
creo que sí.
ALBERTO
¿Y
no han podido ser ellas las que han revuelto a mi oficialidad?
ROMO
(Dudando)
¿Será posible?. . Pero no, no. Aquí las muchachas no saben de esas cosas. Este es
un pueblo feliz que vive de su trabajo y sin ambiciones. Cuando el mozo gánalo
suficiente para crear una familia, busca novia, la pide y se casan
inmediatamente.
ALBERTO
¿Y
si os engañáis?
ROMO
Aquí
nos conocemos todos, no es como en las grandes capitales, que no se sabe ni el vivir
ni la intención.
ALBERTO
¿Pero
no puede darse el caso de que os engañéis alguna vez?
ROMO
Es
posible, pero si nos engañamos los unos a los otros, como todos somos de aquí,
se queda en casa.
ALBERTO
Graciosa
teoría.
ROMO
La
preferimos a que sean los extraños quienes nos engañen.
ALBERTO
Comprendo
vuestro sobresalto y he de hacer porque desaparezca.
ROMO
¿Os
vais ya?
ALBERTO
No
tardaremos mucho, pero no será sin devolveros la tranquilidad y sin darte la
recompensa que mereces por los cuidados que me has prestado. Pide, ¿qué
necesitas, qué quieres que haga por ti?
ROMO
¡Mi
capitán, qué bueno sois!
ALBERTO
Déjate
de cumplimientos y pide.
ROMO
¡Es
tanto lo que yo deseo!
ALBERTO
¿Es
un imposible?
ROMO
Eso
sí que no, pero lo que yo deseo no lo podréis hacer.
ALBERTO
Si
no es un imposible, repito, pide.
ROMO
¿No
os ofenderéis conmigo?
ALBERTO
No.
ROMO
¿Y
prometéis ayudarme?
ALBERTO
Sí
ROMO
¿Sea
lo que sea?
ALBERTO
Sí,
hombre, acaba.
ROMO
Pues
quiero casarme.
ALBERTO
Te casarás.
ROMO
Con...
con Margarita...
ALBERTO
¡Con
Margarita!
ROMO
¿Veis,
mi capitán, cómo os ha disgustado?... ¿Veis cómo no puede ser?
ALBERTO
(Reponiéndose)
Pero, ¿qué dices, muchacho?
ROMO
¡Cómo
os habéis quedado sorprendido!...
ALBERTO
Claro
que me ha sorprendido la noticia, como no me ha dicho ella nada...
ROMO
Si
ella no lo sabe.
ALBERTO
¿Qué
ella no lo sabe? ¿Pues entonces de qué te quejas?
ROMO
Si
no me he declarado ya ha sido por no saber empezar.
ALBERTO
¿No
se te ha ocurrido alguna vez cantarla una copla con doble intención?
ROMO
No
señor, porque como yo no llevo más que una intención, y es la de casarme, no he
pensado decírselo cantando.
ALBERTO
Y
por lo visto de ninguna manera, y continuando así no pensarás que ella se te
declare.
ROMO
Haré
lo que me ordenéis.
ALBERTO
En
las coplas del pueblo hay amores que hablan y sienten como uno propio. Cántala una
de esas coplas.
ROMO
Es
que las de aquí no sienten ni padecen.
ALBERTO
Prueba.
ROMO
Sí
lo sabré yo.
ALBERTO
Cántala
una canción al pie de la ventana y verás cómo se asoma.
ROMO
¡Que
no se asoma!
ALBERTO
Empieza.
ROMO
Lo
ha de ver.
(Música)
ROMO
¿Y
qué canto?
ALBERTO
Buena
es esa;
lo
que diga
tu
ilusión,
tus
quereres,
tu
agonía,
tus
amores,
tu
pasión.
ROMO
Dice
tanto, pero ahora
no
me deja la emoción,
y
además me late mucho,
mucho,
mucho el corazón.
Como
nunca tuve novia
la
costumbre no la sé,
y
el temor me sobrecoge.
coge,
coge hasta la nuez.
Si
es lo mismo lo dejamos
para
mejor ocasión,
porque
siento tal angustia
que
domina mi pasión,
y
además me late mucho,
mucho,
mucho el corazón.
ALBERTO
Ha
de ser ahora
sin
más dilación.
ROMO
Déjeme
que piense
la
improvisación.
(Se
dirige a la ventana y queda pensativo hasta que da con la idea)
Siento
en mí, no sé qué cosa,
siento
lo que tú no sientes,
siento
que no salgas pronto,
y
siento que te molestes.
(Queda
mirando por la ventana. El Capitán da muestras de disgusto)
Yo
ya he terminado
y
ella no salió.
ALBERTO
Verás
tú la copla
que
diría yo.
(Romo
observa por todos lados, y convencido de que no llega nadie, se aproxima, al
Capitán y queda embobado oyéndole) (1)
(l)
Romo, Alberto.
Mis
ojos al ver los tuyos
cegaron
con sus reflejos,
no
veo, más si te miro
á
los ojos, veo el cielo.
¡Qué
tienes en la mirada,
niña
de los ojos bellos,
que
sus rayos iluminan
amorosos
pensamientos!...
Tu
mirada dice amores,
caricias,
chocar de besos,
esperanzas
y alegrías
ternura,
dichas y ensueños.
|Qué
tienes en la mirada
niña
de los ojos bellos!...
¡Qué
tienes en la mirada
que
levantas ese fuego
de
amor!
(Hablado)
ROMO
(Palmoteando
de alegría) ¡Eso es... sí! Como que habéis interpretado mi sentir.
ALBERTO
Es
que yo también he sido enamorado.
ROMO
Y
la novia le diría que sí, después de oírle eso.
ALBERTO
Como
a tí, en cuanto se asome Margarita.
ROMO
Pero
si no se ha de asomar.
ALBERTO
¿Por
qué?
ROMO
¡Por
que se fue antes con las chicas y no ha vuelto!
ALBERTO
¡Cernícalo!
¿Y me haces cantar la serenata?
ROMO
Si
fuisteis vos quien se empeñó; pero no se ha perdido el tiempo, porque se me ha
ocurrido decirla todo eso que habéis dicho, por carta.
ALBERTO
¡Por
carta!
ROMO
Nos
hemos prohibido les mozos hablar con las muchachas mientras duren estas cosas, pero
nada se ha dicho de escribirlas.
ALBERTO
No
eres tan tonto como presumía.
ROMO
No
señor, y por eso quiero que me ayudéis hasta el final.
ALBERTO
¿Pero
qué te propones?
ROMO
Que
me escribáis todo eso y alguna cosilla más que exprese lo grande de mi cariño porque
ya cabéis que es muy grande.
ALBERTO
Voy
a complacerte.
ROMO
¿Me
permitís que os abrace?
ALBERTO
¡Aprieta!
ROMO
Gracias,
mi capitán. ¡Ahora, si Margarita no se traga la píldora no sé a qué aguarda!
ALBERTO
Vamos
dentro y escribiré. (Mutis por la cervecería)
ROMO
¡Y
dicen que es malo el capitán! Vaya un papelito que está haciendo por mí, y tan tranquilo!...
(Mutis)
ESCENA XI
Rosa,
Kety, Lola, Mari, Martín, Roque, Pedro y Rufo.
(Música)
Aparecen
por el foro izquierda, Rosi y Martín, Kety y Roque, Lola y Pedro y Mari y Rufo,
llevando cada pareja una tina de lavar ropa. Dentro de la tina, tabla, paleta,
jabón y ropa blanca.
Los
hombres llevarán a la mano también, una banqueta.
Salen
por parejas, una detrás de otra, basta dar frente al público. Bajan en ala al
centro de la escena, dejan las banquetas y sobre éstas las tinas.
Las
aldeanas se disponen a lavar la ropa en tanto que los aldeanos, avanzando por
delante de ellas, sacan las pipas, las encienden y mirando despectivamente a
las señoras y con las manos en los bolsillos del pantalón y lanzando grandes
bocanadas de humo, hacen mutis por la cervecería.
Las
aldeanas dan muestra de su disgusto golpeando fuertemente la ropa con las paletas.
ESCENA XII
Dichas
y los Tenientes 1°, 2º, 3° y 4°.
Los
Tenientes aparecen por el foro con una flor, que ofrecen a cada una de las
aldeanas Ellas se secan las manos con los delantales y después se lanzan a
coger la flor que retiran los Tenientes.
Hacen
juego escénico bailable hasta que ellas terminan arrebatándoles la flor que
besan y colocan en el pecho.
Los
Tenientes intentan rescatar la flor y en la lucha que entablan, ellas caen en
los brazos de ellos.
ESCENA XIII
Dichos,
Martín, Roque, Pedro y Rufo.
Estos
van asomando la cabeza, uno por uno y de abajo a arriba expresando su estupor
al ver a los Tenientes con las Aldeanas.
Estas
al ver a los Aldeanos vuelven a besar la flor y se la ofrecen a los Tenientes,
que aceptan.
Después
cogidas del brazo de los Tenientes, hacen mutis por el foro, burlándose de los Aldeanos.
ESCENA XIV
Martín,
Roque, Pedro y Rufo.
Estos
salen de la cervecería, se dirigen al foro desde donde amenazan a los
Tenientes, bajan al proscenio, dando muestras de marcado disgusto, pero
recapacitan brevemente y optan por coger las tinas, colocando dentro las
banquetas y hacen mutis por el foro.
Estas
escenas se han de hacer a rigor de música, para su mejor resultado. Los
aldeanos llevarán zuecos.
ESCENA XV
Margarita,
por el foro. Al salir ha visto la escena anterior y ríe viendo el resultado.
(Hablado)
MARGARITA
¡Ja,
ja!. . Corred, corred, que os quedareis sin novia! ¿No os parecíamos
indiferentes? Pues ya todas tienen novio, ya hay alegría en la aldea, ya somos
dichosas; ya... ¡Menos yo!... ¡qué por buscar novios para todas me he quedado
sin ninguno!... Sin ninguno, porque el único marido libre es el Príncipe. ¡El
Príncipe!... ¡Dios me perdone lo que se me había ocurrido! ¡Me contentaré con
darle cuenta de la diablura que he hecho y rabiaré de celos... hasta que venga
un novio!... ¡Ay! ¡Qué bonita es la palabra! ¡Novio! ¡Aun hay otra más bonita!
¡Marido!... ¡Pero yo que sé de estas cosas! Voy a decirle al Príncipe que me
ponga al corriente. (Al hacer mutis mira a la cervecería y queda sorprendida)
¡El!... ¡El Príncipe con Romo!... ¿Y le entrega una carta?... ¡Será para los
mozos diciéndoles el premio que va a conceder a los que se casan!... ¡Si yo
pudiera enterarme!... ¡Salen!... ¡Desde la ventana observaré! (Mutis a su casa)
ESCENA XVI
Alberto
y Romo.
ALBERTO
Así
que vuelva Margarita la entregas la carta y lo demás corre de tu cuenta. Hasta
luego, muchacho, que volveré a felicitarte.
(Mutis)
ROMO
¡Qué
bueno sois! (Acompañándole hasta el foro)
ESCENA XVII
Margarita
y Romo.
MARGARITA
(Desde
la ventana) La carta es para mí. ¡Voy! ¡Qué rabia!... No me acordaba que me he prohibido
hablarle... ni mirarle siquiera!...
ROMO
(Bajando
contento, pero al ver a Margarita queda anonadado y temblón) Cuando lea la
carta, me dice que sí, a la fuerza. (Al ver a Margarita en la puerta) ¡Ella
aquí!... ¡Dios mío! ¡Pues no empiezo a temblar!...
MARGARITA
¡Ya
me ha visto, y en vez de venir se para. ¡Habrá imbécil! (Se dirige al foro)
ROMO
¡Ahora
que estaba decidido y que me sé de memoria tres ó cuatro frases!... ¡Pero y si
me Ven los Otros! (Mira por el foro) (1)
(1)
Margarita, Romo.
MARGARITA
¡Si
no me viese nadie!... (Mirando)
ROMO
Justo,
nadie.
(Música)
MARGARITA
(Viendo
la indecisión de Romo, pretende apoderarse de la carta y para conseguirlo,
recurre a la coquetería. Al efecto, busca una figura picaresca de baile y
girando por delante de Romo tararea a la vez)
Tralaralaran
laran laran
tralara
lara laran laran.
ROMO
(Con
mareada intención y poniendo la carta en alto haciendo también una figura de
baile, mientras tararea)
Tralaralaran
laran laran
tralara
lai an laran. (1)
(1)
Romo, Margarita.
(Margarita,
insiste en sus giros y cauto y creyendo vencer hace intención de coger la carta
que retira bruscamente Romo. Ella suplica, pero él, asegurado su triunfo, danza
y canta indicando con el dedo que no se la ha de dar. A nueva súplica de
Margarita, Romo oculta la carta, poniendo las manos en la espalda y lleno de
rubor y emoción, se deja arrebatar la carta por Margarita)
LOS
DOS
Por
fin vencí.
Tal
emoción nunca sentí
mi
suerte está cifrada aquí,
con
la ansiedad de la ilusión
late
aún más fuerte mi corazón.
MARGARITA
¡Qué
me dirá! ,Pobre de mí!...
Mi
suerte está cifrada aquí.
ROMO
¡Qué
pensará!... ¡Pobre de mí!...
Mi
suerte está cifrada aquí.
MARGARITA
(Leyendo
la carta)
«Yo
he pasado la vida en un sueño
y
mi sueño me hablaba de amor,
y
mi amor fue una imagen divina
y
la imagen tu forma tomó.
Todo
el culto que mi alma sentía
como
ofrenda le puse en tu altar
y
mis preces de amor se elevaron
hasta
tí, criatura sin par.
Aquello
fue
lo
que soñé,
toda
una vida
de
ansiedad.
Me
desperté,
te
vi y no sé
si
aún eres sueño
ó
realidad »
MARGARITA
¡Dios
mío!... ¿Qué quiere
decir
esta carta?
ROMO
Margot,
eso dice...
(¡Las
fuerzas me faltan!)
Que
un hombre
te
pide su amor.
MARGARITA
¿Me
quiere?
ROMO
Con
ansias.
¿Y
tú?...
MARGARITA
También
yo.
¡Oh!
qué extraño sentimiento
de
esperanza y alegría
se
desborda en mis sentidos
y
recorre el alma mía.
Esta
carta me descubre
los
secretos del amor,
late
vivo muy deprisa
late,
late, corazón.
ROMO
Yo
no sé lo que me pasa
que
me muero de contento
y
al mirarla un hormiguillo
me
recorre todo el cuerpo.
Yo
no sé si es la alegría,
yo
no sé si es el amor,
late,
vivo, muy deprisa,
late,
late corazón.
(Continúa
la orquesta)
(Hablado)
MARGARITA
(Leyendo)
«¡Yo
he pasado la vida en un sueño!...
¡Una
declaración de amor!...
ROMO
Sí,
de amor.
MARGARITA
¡Qué
bella!
ROMO
(Mirando
a todos lados) Como tú.
MARGARITA
¡Eh!
ROMO
Sí,
como tú. Bella, porque va en esa carta el sentir de un hombre, mucho más, el
amor, el amor de toda una vida.
MARGARITA
¿Pero
cómo sabes tu eso?
ROMO
(Sorprendido)
Oye, ¿pues quién lo va a saber entonces?
MARGARITA
¡Pero
él te ha dicho!...
ROMO
¿Margarita,
qué dices?
MARGARITA
¿Conoces
tú la carta?
ROMO
¿Pues
quién la ha escrito?
MARGARITA
Entonces
esta carta es...
ROMO
(Decisión,
Romo. Ahora ó nunca) ¡No te lo dice el corazón!... Esta carta es... (En este
momento aparecen los Aldeanos)
ESCENA XVIII
Dichos,
Martín, Roque, Pedro, Rufo y Aldeanos.
MARTIN
¡Romo!
ROMO
(Viendo
a los mozos y reponiéndose después) (¡Estoy perdido!..) Esta caita es... del
capitán Alberto, (A Margarita)
MARGARITA
(Palmoteando)
¡Del Príncipe! ¡Al fin se declaró! Gracias, Romo, por tus buenos servicios.
TODOS
Eh!
MARTIN
¿Qué
es eso?
MARGARITA
La
alegría más grande que he podido soñar. Que el Capitán, el Príncipe me escribe
sus amores, que yo acepto y que agradezco a Romo que sea el portador de tan
buena nueva...
ROMO
¡Entonces
el que ha hecho mal papel he sido yo!
MARTIN
¿Y
tú has sido el portador?...
ROMO
(Desesperado)
Yo... sí. Yo he sido el portador. Yo... yo... (Yo no sé qué decir) Y quise ser el
portador, para cerciorarme de que mis sospechas, digo, nuestras sospechas,
tenían fundamento.
MARGARITA
¿Y
qué sospechas son esas?
ROMO
De
que querías al Capitán.
MARGARITA
¿Y
quién me pide cuentas? ¡A nadie qué le importa!
ROMO
Me
interesa a mí.
MARTIN
Nos
interesa a todos los mozos del pueblo que no venga gente extraña a robarnos lo que
es nuestro.
MARGARITA
¿Y
con qué razón es vuestro lo que no habéis sabido conquistar? Decid más bien que
vuestro amor propio está ofendido porque no habéis sabido apreciar lo que
tenéis en casa.
MARTIN
Es
la vergüenza que nos causa ver la facilidad que tenéis las mozas de aquí para
querer al primer hombre que se presente.
MARGARITA
Tú
lo has dicho, al primer hombre, y aquí por lo visto no hubo hombres hasta que
vinieron los marinos.
TODOS
¿Eh?
ROMO
¡Margarita,
yo!...
MARTIN
Yo
te juro que muy pronto los marinos sabrán que aquí hay hombres.
MARGARITA
Les
basta saber que hay mujeres. ¡Ja, ja, ja!
MARTIN
¿Te
burlas? ¡Si no mirara que eres una chica!...
(La
amenaza)
MARGARITA
¡Ay!
TODOS
(Deteniéndole)
¿Qué vas a hacer?
ROMO
¡Eso
no!
ESCENA XIX
Dicho
y Capitán Alberto.
ALBERTO
(Saliendo
por el foro) ¡Miserable!
MARGARITA
(Corre
a su encuentro) ¡E1 Príncipe!
TODOS
¡El
capitán!
ROMO
¡El
último día de mi vida!
(Ocultándose
detrás de los aldeanos)
(Música)
ALBERTO
Atrás,
miserable;
quien
ose avanzar,
mi
empuje y mis puños
sabrán
rechazar.
Y
tú, bella niña,
no
temas por ti,
que
ya no estás gola
teniéndome
aquí.
MARGARITA
¡Señor!
(Va a sus brazos)
ALBERTO
¡Margarita!
TODOS
¡La
abraza!
ROMO
¡Traición!
¡Los
dos me engañaban!
¡Amigos,
valor!
Andad
contra ellos
que
yo estoy aquí.
¡Venganza!
(Ocultándose
detrás de ellos)
TODOS
¡Venganza!
MARGARITA
Marchemos
de aquí.
ALBERTO
No
temas por ti.
Por
mi fe de caballero
de
mi estirpe y blasón,
yo
te juro, bella niña,
que
seré tu protector
Los
agravios que te han hecho'
yo
no puedo consentir,
y
en ausencia de tu novio
yo
seré tu paladín.
MARGARITA
Yo
agradezco con el alma
vuestra
noble protección,
mas
no quiero que los hombres
les
prestéis conversación.
Los
agravios que me han hecho
no
me pueden nunca herir,
y
el desprecio únicamente
llevarán
siempre de mi.
CORO
Por
su fe de caballero,
de
su estirpe y su blasón,
ha
jurado a Margarita
que
será su protector.
Tan
estúpida arrogancia
no
debemos consentir,
y
sin dar explicaciones
no
podrá salir de aquí.
ALBERTO
Yo
en nombre del novio
que
tiene Margot
exijo
aquí cuentas...
ROMO
(¡Pues
esto es peor!)
MARGARITA
¡Mi
novio!...
ALBERTO
Tu
novio.
CORO
Su
novio, ¿quién es?
ROMO
(¡En
este momento
descubre
el pastel!)
CORO
Margot
nos decía
que
vos la escribisteis.
ALBERTO
La
carta es de Romo
pidiéndola
amor.
Si
Romo la quiere
yo
a Romo protejo.
CORO
(A
Romo)
¿Pero
es eso cierto?
ROMO
Muy cierto.
CORO
¡Ah,
traidor!...
¡Luego
tú nos engañaste!
ALBERTO
¿Pero
estaba Romo aquí?
ROMO
Poco
a poco, compañeros,
lo
acordado lo cumplí.
CORO
¿Y
la carta que escribiste
rebajándote
a Margot?
A
pesar de lo acordado
no
revela tu traición.
MARGARITA
¿No
era vuestra? (Al capitán)
ALBERTO
¡Era
de Romo!
MARGARITA
¡Oh!
¡Cruel desilusión!
CORO
(Golpeando
a Romo)
¡Infame,
traidor!
Pagarás
tu merecido
por
traidor y desleal.
ROMO
Compañeros,
no amargarme
mi
mayor felicidad.
CORO
Pagarás
tu merecido
por
infiel y por traidor.
ROMO
Que
me hacéis bastante daño,.
no
dar fuerte, por favor.
CORO
¡Infame,
canalla.
infame,
traidor!
ROMO
Dejad
que me explique,
hacedme
el favor.
(Todos
prestan atención, y aprovechando un descuido sale huyendo por primera
izquierda. Los aldeanos corren detrás de él)
ESCENA XX
Margarita
y Capitán Alberto.
ALBERT
(Viendo
la huida de Romo)
¡Cobarde!
MARGARITA
No
ha sido él quien me escribió.
¡Oh,
qué cruel desilusión!
¡Yo
muero! ¡Yo muero!
¡No
puedo más! ¡No puedo más!
(Se
desmaya en brazos del Capitán)
ALBERTO
(Sosteniéndola
y contemplándola con amor)
¡Margot!...
¡Qué
bella está!...
¡La
imagen fue
de
aquel ensueño
que
forjé!...
¡Porqué
te vi
si
al despertar
aquel
sueño de amor
no
he de lograr!...
(La
besa en la frente, mientras cae lentamente el telón)
(Mutación)
CUADRO SEGUNDO
Telón
corto a un término. Pintoresco panorama del país con varios característicos
molinos de viento. A la izquierda un banco figurando un tronco de árbol.
ESCENA PRIMERA
Sabina
y Stock. Aparecen sentados en el banco, dando la espalda al público. A poco se
levanta Stock y hace medio mutis.
SABINA
(Levantándose
y llamándole)
¿Ya
te alejas, infiel, de mi lado?
¿Ya
no quieres venir a la fiesta?
STOCK
Ya
tú sabes, mi bien, que no es eso,
sino
lo contrario.
SABINA
¿Por
qué tu impaciencia?
STOCK
El
deber militar me reclama.
SABINA
El
deber militar tiene espera
cuando
hay otros deberes más hondos.
¡El
deber del amor!
STOCK
Pero
reina...
¿No
te he dicho mil veces lo menos
que
te quiero por dentro... y por fuera
y
que voy a tener un disgusto,
y
que voy a morirme de pena
como
no venga pronto ese día
tan
feliz de coger la licencia
y
llevarte al altar y a mi casa
para
que hagas allí lo que quieras?
SABINA
¡Qué
contento me dan tus palabras!
¡Qué
esperanzas me dan tus promesas!
STOCK
(¡Qué
ilusiones más tontas, Dios mío!
¡Se
está haciendo a sus años la vieja!)
SABINA
Ahora
espero un capricho inocente,
que
me lleves contigo a la fiesta
de
la Paz de las mozas y mozos
que
a dos pasos de aquí se celebra.
STOCK
¿Que
te lleve a la fiesta conmigo?
¡Ay!
¡Sabina, no estoy para fiestas!
¡El
pensar que me voy y te dejo!...
SABINA
Ya
lo sé que te vas y me dejas,
pero
tú has prometido que vuelves.
STOCK
¡Eso
sí, volveré!... (¡La cabeza!)
SABINA
¡Cabo
Stoque!
STOCK
¡Sabina!
SABINA
(Abandonándose)
¿Me quieres?
STOCK
¿No
lo ves que mis piernas flaquean
cada
vez que te miro?... (¡de miedo!)
SABINA
No
me mires así, que mareas.
Dame
el brazo que estoy conmovida.
STOCK
(En
mi vida la he visto más fea)
(La
coge de la cintura y mutis cómico)
ESCENA II
Romo
y poco después Sabina y Stock.
ROMO
(Saliendo
y llamando) Chis, chis; Cabo Stock, seña Sabina. Nada, tan caramelados como si
fuesen de mi edad. Cabo Stock, cabo Stock... Sí, aquí...
STOCK
¿Qué
pasa? (Saliendo)
ROMO
¡Ay!
¡Señor cabo, qué desgraciado soy!
SABINA
(Saliendo)
¿Qué ocurre?
ROMO
¡Ay!
¡Seña Sabina, qué desgraciado soy!
SABINA
¿Pero
qué dices?
ROMO
Que
soy...
STOCK
Muy
desgraciado, ya lo hemos oído. Pero, ¿por qué?
ROMO
Porque
después de lo que pasó ayer entre los mozos y el capitán Alberto, éste nos ha dado
palabra de que no consentirá que ningún marino se case.
SABINA
¿Luego
tú me engañas?
STOCK
¿Pero
tú haces caso a este alcornoque?
SABINA
El
capitán no puede haber dicho que el cabo no se casará conmigo.
STOCK
¡Claro!
ROMO
El
capitán se refería a las chicas jóvenes.
STOCK
(¡Claro!)
SABINA
¿Y
yo que soy, mal educado?
ROMO
¡Usted
vive en las afueras del pueblo!
STOCK
Tú
vives ya aquí muy dentro de mí y ríete de habladurías.
SABINA
¿Lo
ves? Me quiere. Rabia un poco.
ROMO
Y
acabaré mordiendo, porque lo que se ha hecho conmigo no se hace con nadie.
STOCK
Acaba
de una vez.
ROMO
Pues
convencidos los mozos de que el capitán dota a los primeros cinco matrimonios que
se celebren, todos los mozos han elegido novia y todos quieren casarse los
primeros. (Llora)
STOCK
Y
a ti por lo visto te lo impide alguien.
ROMO
Sí
señor, me lo impide mi novia.
SABINA
¿Y
por qué?
ROMO
¡Porque
no me quiere y yo por más que hago y la digo frases amorosas que he aprendido del
capitán, no consigo más que verla hacer pucheros y entonces me entran unas ganas
de llorar! (Llora)
STOCK
¿Y
qué quieres de nosotros, que te demos pañuelos?
ROMO
Yo
lo que quiero es que me den estricnina para reventar de una vez.
SABINA
¡Pobrecillo!
¡Ese llanto de amor me emociona!
ROMO
¡Ay!
Seña Sabina. Usted al fin ha encontrado un cabo donde agarrarse, (cayendo en
sus brazos)
STOCK
Y
tú te agarras donde puedes. (¡Qué ocasión para soltársela a este!)
ROMO
Ahora
mismo, en la fiesta de la Paz de las mozas y mozos que se está celebrando,
todos bailan menos ella y yo... que no encuentro pareja.
STOCK
¿Y
por eso lloras, porque no encuentras pareja?...
ROMO
No,
porque no puedo convencerla. El único que lo consigue es el capitán Alberto.
STOCK
¿Y
por qué no se lo dices a él?
ROMO
A
él venía buscando. Ella no está contenta más que cuando habla con él.
STOCK
Pues
mira, allí tienes al capitán.
ROMO
Voy
a contárselo para que me ayude a convencerla. (Mutis izquierda)
SABINA
Ahora
comprenderás lo que te quiero.
STOCK
Ahora
lo comprendo todo. (Tú lo sabrás mañana) (Mutis izquierda)
ESCENA III
Margarita
y Coro interno. Margarita aparece triste, pensativa, con la carta en la mano.
(Música)
CORO
(Dentro)
En
la fuente del cariño
nos
pusimos a beber,
hoy
la fuente ya no corre,
la
dejamos seca ayer.
UNO
Niña,
nunca bebas
agua
del amor,
cuanto
más trasiegues,
mucho
más ardor.
Y
la sed de amores
no
es al empezar,
es
cuando no tienes
agua
que tomar.
MARGARITA
¡Amor!...
qué cosa es amor
que
aun no he podido saber;
si
el amor es no vivir,
amor
debo yo tener.
(Se
sienta en el banco y maquinalmente lee la carta)
«He
pasado la vida en un sueño
y
mi sueño me hablaba de amor
y
mi amor fue una imagen divina
y
la imagen tu forma tomó.»
(Continúa
leyendo)
ESCENA IV
Dicha;
Capitán y Romo.
ROMO
(Saliendo
por la derecha)
Llorando,
miradla.
ALBERTO
Silencio,
por Dios.
Ocúltate
en tanto
que
hablarla ahora voy.
ROMO
Decidla
lo grande
que
siento el amor
y
los berrinchines
que
pasando estoy.
(Si
ahora no se ablanda
con
mi protector,
la
cosa se pone
de
mal en peor)
(Mutis
derecha)
ESCENA V
Margarita
y Capitán. Este llega por detrás de Margarita sin ser visto y queda
contemplándola con indecible cariño.
ALBERTO
¡Mi
Margot! (1)
(1)
Alberto, Margarita.
MARGARITA
(Levantándose
y ocultando la carta)
¡Capitán!
ALBERTO
No
te alejes
ni
me culpes de nada, Margot,
si
tú sufres y penas y lloras,
sufro
y lloro tu mismo dolor.
MARGARITA
¡Oh,
callad! ¡por favor, no os comprendo,
ni
adivino a qué tanta maldad,
ya
que sufra, que pene y que llore,
respetad
mi dolor, capitán! (2)
(2)
Margarita, Alberto.
ALBERTO
¿Qué
ocultabas?
MARGARITA
Una
prueba
de
su burla y mi dolor.
ALBERTO
Esa
carta es testimonio
de
un ardiente y puro amor.
MARGARITA
¡El
de Romo!
ALBERTO
No,
el de un hombre
que
teniendo corazón,
cumplir
tuvo antes con otro
la
palabra que le dio.
MARGARITA
Hablad
claro y terminad.
ALBERTO
Si
no puedo más, Margot.
MARGARITA
Ya
comprendo, Romo fue
a
pediros protección.
ALBERTO
Y
por gratitud la di,
y
por gratitud te amé,
y
hoy te quiero mucho más,
hoy
que ya no puede ser.
MARGARITA
¡Alberto!
ALBERTO
¡Pronuncia
mi
nombre otra vez!...
MARGARITA
¡Mi
Alberto!
ALBERTO
¡Tu
Alberto!
MARGARITA
¡Sí,
mío has de ser!
(Se
abrazan)
ESCENA VI
Dichos
y Romo; Coro dentro.
ROMO
(Saliendo
y quedando sorprendido) (1)
¡Demonio,
qué a tiempo,
ya
la convenció!
¡Mas
de esa manera
no
quería yo!
Yo
debo advertirles
que
ya estoy aquí
y
que esos abrazos
eran
para mí.
(1)
Romo, Margarita, Alberto.
(Hace
señas tan imperceptibles que no debe verlas Alberto, ni puede, porque
entusiasmado con Margarita la coge por la cintura y la conduce dulcemente
cantando a dúo la carta)
MARGARITA
y ALBERTO
Ven,
Margot, ven amor de mi sueño;
yo
he pasado la vida en un sueño
y
mi sueño me hablaba de amor,
y
mi amor fue una imagen divina
y
la imagen tu forma tomó. (Mutis izquierda)
ROMO
(Que
ha seguido con ansia lo que dicen Margarita y Alberto, convencido de que su mal
no tiene remedio rompe a llorar y cae sobre el banco)
CORO
(Dentro)
En
la fuente del cariño
nos
pusimos a beber,
hoy
la fuente ya no corre,
la
dejamos seca ayer.
Niña,
nunca bebas
agua
del amor,
cuanto
más trasiegues
mucho
más ardor.
(Telón
lento)
(Mutación)
CUADRO TERCERO
La
misma decoración del cuadro primero. Es de noche. La luna ilumina la ventana de
la casa de Margarita.
Muy
lentamente se va ocultando la luna y se inicia el amanecer por transparencia en
el telón de foro.
Melopea
en la orquesta.
ESCENA PRIMERA
Romo.
Al
levantarse el telón aparece Romo contemplando la casa de Margarita, pero al
sentir ruido hace mutis primer término derecha.
ESCENA II
Stock
y a poco el Capitán.
STOCK
(Aparece
sigilosamente por el foro, mirando a todos lados, y convencido de que nadie
puede observarle, se dirige a la ventana y llama suavemente)
¡Capitán!...
¡Capitán!... ¡Todo duerme!
El
momento llegó, capitán.
ALBERTO
(Saltando
por la ventana y mirando con ansiedad)
¿No
te ha visto ninguno?
STOCK
Ninguno.
ALBERTO
¿Y
los nuestros?
STOCK
A
bordo ya están.
Las
calderas están encendidas
y
la gente dispuesta a partir.
ALBERTO
Y
yo falto, ¿verdad?
STOCK
Y
le esperan.
ALBERTO
Y
con ellos debemos salir.
STOCK
Perdonad,
capitán, pero vamos
que
Margot se podría enterar.
ALBERTO
Eso
no, cuando sepa mi huida
que
se encuentre mi yot en la mar.
¡Ay!
Stock, tú no sabes qué lucha
de
pasiones se agitan en mí.
STOCK
Capitán,
por no ver a Sabina
yo
deseo estar lejos de aquí.
ALBERTO
¡Luego
ignora...
STOCK
No
tal, si fue a bordo
a
llevarme un presente de amor,
y
por más que la he dicho, no quiere
separarse
del palo mayor.
ALBERTO
¡Qué
dirá Margarita mañana
de
mi extraño y falaz proceder!
STOCK
¿Porque
os vais sin decirla ni pío?
¿Porque
os vais y la hicisteis creer...?
ALBERTO
Porque
soy un cobarde que huye.
STOCK
Eso
nunca, perdón, capitán;
es
cobarde quien mancha y ultraja
y
huye luego logrado su afán.
Es
cobarde quien da una promesa
y
después no la quiere cumplir;
vos
a Romo le disteis palabra
de
no ver a Margot y salir.
ALBERTO
Dices
bien, cabo Stock, yo te juro,
por
mi amor, que fue sueño de amor
respetar
lo pactado con Romo,
aunque
muera después de dolor.
Vamos,
pues.
(Hace
medio mutis y al llegar al foro, indica a Stock que se aleje. Ya solo, se
dirige nuevamente a casa de Margarita, pero queda ante la ventana)
Mi
Margot sacrifico,
el
amor que soñó mi ideal.
Has
podido ser mía y no quise
corromper
tu candor virginal.
Si
las gentes y Romo y tú misma
juzgáis
mal lo que solo es amor,
perdonadme,
que marcho vencido;
respetadme,
que soy soñador.
(Medio
mutis,)
(Cantado)
Mis
ojos al ver los tuyos
cegaron
con sus reflejos,
no
veo, más si te miro
á
los ojos, veo el cielo.
¿Qué
tienes en la mirada,
niña
de los ojos bellos,
qué
tienes en la mirada
que
levantas ese fuego
de
amor?
(Mutis
foro izquierda)
ESCENA III
Romo
y Margarita.
Romo
aparece por foro derecha y atraviesa la escena siguiendo al Capitán.
(Hablado)
MARGARITA
(Desde
la puerta) ¡Alberto! ¡Alberto! (Viendo la ventana abierta) Saltó por la
ventana. (Corriendo hacia el foro) ¡Alberto!...
ROMO
(Saliendo
por el foro y deteniéndola con el ademán)
¿Dónde
vas?
MARGARITA
¡Romo!...
Déjame.
ROMO
¡Detente!
¿Tan ciega vas que no ves que huye como un ladrón?
MARGARITA
¡Qué
dices!
ROMO
Como
un ladrón, que me robó tu cariño y a ti el sosiego.
MARGARITA
Eso
no puede ser.
ROMO
¡Y
huye!
MARGARITA
He
de buscarle.
ROMO
Eso
no, Margarita.
MARGARITA
¿Quién
me lo impedirá?
ROMO
(Con
energía) Si no fuese yo bastante, la razón. Yo también tuve un sueño como ese Príncipe
y como tú y al despertar conocí la amargura del desengaño. No me querías y tuve
que resignarme por la fuerza de la razón. Despierta tú también y resígnate, ¡el
Príncipe no te quiere!
MARGARITA
¡Romo!
ROMO
No
te quiere porque su sueño le lleva lejos, muy lejos de nosotros, a palacios
encantados... ¡Quién sabe si su despertar será tan amargo como el nuestro!
MARGARITA
¿Pero
eso puede ser?
ROMO
¡Pobre
Margarita! ¿No ves los molinos de viento? Pues así somos nosotros. Las aspas giran
del lado que las impulsa el aire. Lo mismo hace el amor. El mío fue a ti, el tuyo
al Príncipe y el del Príncipe, ¡quién sabe! Un viento lo trajo y otro se lo
lleva.
MARGARITA
¡Calla!
ROMO
¡Y
los tres desgraciados!
MARGARITA
¡Por
qué soñé con el amor!
ROMO
¡Por
qué habré despertado!
ESCENA ULTIMA
Dichos,
Sabina y Príncipe dentro.
(Cantado)
PRINCIPE
(Dentro)
Yo
he pasado la vida en un sueño
y
mi sueño me hablaba de amor.
MARGARITA
(Al
oír al Príncipe quiere ir hacia el foro, pero con un gesto de Romo, queda
parada, pensativa y triste, recitando la carta, hasta que rompe a llorar y se
dirige a su casa)
ROMO
(Que
observa a Margot comprende que aquel amor no es por él, también hace mutis a su
cervecería llorando)
SABINA
(Atraviesa
la escena pausadamente, enjugándose las lágrimas con un pañuelo de hierbas
grandísimo)
TELON LENTO
Información
obtenida en:
http://archive.org/details/molinosdevientoo19817luna
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