LA GENERALA
Opereta cómica en dos, actos y en prosa.
Libreto de Guillermo Perrín y Miguel de Palacios.
Música de Amadeo Vives.
Estrenada 14 de Junio de 1912 en el Gran Teatro de
Madrid.
REPARTO (Estreno)
Berta – Luisa Rodríguez.
Olga – Asunción Aguilar.
Eva – Sofía Romero.
Ana – Srta. Suárez.
Isabel – Srta. Vela.
Natalia – Srta. Perales.
Laura – Srta. Stela.
Aldeana 1ª – Srta.
Torrefrosa.
Príncipe Pío – José García
Romero.
Cirilo II – Emilio
Carreras.
Tocateca – Hilario Vera.
Clodomiro V – Rodolfo
Recober.
Duque de Sisa - Sr. Asensio.
Un
Coronel – Sr. Pitrch.
Un
Capitán – José Galerón.
Guanajato
– Sr. Izquierdo.
Dagoberto
– Sr. Ibáñez.
Jorge
– Sr. Morilla.
Carlos
– Sr. Norzagaray.
Oficiales,
Damas, Mayordomos, Palafreneros, Camareros, Cocheros, Lacayos, Ayudantes,
Aldeanos y Coro.
PRIMER ACTO
Gran
terraza en los jardines de un palacio castillo en Oxford, Inglaterra. Esta
terraza estará a nivel del suelo del jardín y ocupará todo el ancho del
escenario y hacia el fondo ocupará las dos primeras cajas. Al fondo balaustrada
de mármol blanco, con salida ancha central al parque, estilo inglés. En los dos
lados de la terraza, derecha e izquierda, dos alas completamente iguales del
edificio palacio castillo con ventanas y balcones figurados. Portalones
centrales practicables que dan acceso a la terraza uno en cada ala del edificio
y que les sirve de entrada al interior. Las dos alas del edificio encuadran con
la balaustrada de mármol. La terraza tendrá un toldo de lona de rayas anchas
azules y blancas y arrancará desde el bambilón de ropa, inclinada hacia el
fondo y por encima de la balaustrada. Detrás de la balaustrada jardín a la
inglesa y en el telón de fondo paisaje pintoresco a orillas del río Isis.
Perspectiva a gusto del pintor. En la terraza grandes macetones de madera con
agarradores dorados y con plantas tropicales de anchas hojas verdes y colocados
en los ángulos de la terraza y en las entradas de los dos portalones y en la
salida central al parque. Total ocho macetones. Sillas y sillones de mimbre
elegantes. Seis u ocho mesitas de mimbre para servicio de té. Algunos
pedestales con bustos artísticos y estatuas. A la entrada de los dos portalones
que dan acceso a las dos alas del edificio, dos grandes candelabros de bronce en
cada uno de los globos de luz eléctrica que se iluminarán a su tiempo. Cada
candelabro de cinco globos; total entre los cuatro candelabros veinte luces,
que lucirán a su tiempo y cuando se indique. Detalles a juicio del pintor
escenógrafo, luz de la tarde.
Al
levantarse el telón aparecen un Coronel y un Capitán y oficiales, coro de
señoras, con trajes del cuarenta y dos regimiento de Highlanders, ingleses.
Figurín y el Duque de Sisa, de calzón corto negro, media negra, zapato de
charol con hebilla de plata. Frac negro, chaleco blanco y banda por debajo del
frac de cinta ancha azul y blanca. Guante blanco. Una placa en el frac que
figura un sol con sus rayos, tipo de cortesano viejo.
(Música)
CORONEL, CAPITAN y
OFICIALES
(Al
Duque)
Para presentarse a su majestad
pide vuestra venia la
oficialidad…
del regimiento cuarenta y
dos
que desde el año noventa y
tres
con una inmensa
satisfacción
se honra llamándole
Coronel.
DUQUE
Haré presente al soberano
vuestra rendida petición,
mas como vive en el
destierro
no sé si aceptará la
recepción
(Mirando
hacia el ala del edificio de la izquierda, entiéndase actor)
Pero el Monarca
viene hacia acá.
CORONEL, CAPITAN y
OFICIALES
(Levantando
la mano derecha)
¡Hurra! ¡Hurra! ¡Hurra!
¡Por su majestad!
ESCENA II
Dichos
y Cirilo II, por el portalón del ala izquierda, entiéndase actor. Este
personaje viste del día. Traje correcto de americana. Es un anciano majestuoso
pero alegre en su fisonomía.
CIRILO
(Viendo
a los oficiales)
¡Salud, amigos míos!
(Abrazando
al Coronel)
¡Mi bravo Coronel!
Perdida mi corona,
perdí también…
el alto honor de ser jefe
honorario
del bravo regimiento
y mi sentimiento
es
extraordinario.
en el corazón
y vuestra visita
me llena de emoción.
CORONEL
Nunca ha de olvidaros
la oficialidad.
CAPITAN
De Cirilo de Molavia
el recuerdo quedará.
CIRILO
¡Quién de un Rey cesante,
quién se acordará!
OFICIALES
¡De Cirilo Segundo el
recuerdo
no se borrará!
(Avanzan
Coronel, Capitán y oficiales)
TODOS
En la explanada del cuartel
el regimiento en formación
firme aguardaba al Coronel
que iba a tomar la
posesión.
Brillan al sol nuestros
colores,
brillan también las
bayonetas
suenan redobles de
tambores,
vibran al aire las
cornetas,
suenan los toques de
atención,
el Coronel se acerca ya,
los oficiales dan la voz
firmes, presentes,
armas…¡arm!…
(Sacando
los sables)
CIRILO
(Como
revisando el batallón)
Y yo me presenté
y el cuerpo revisé…
y saludando a la bandera
(lo
hace)
marcial y apuesto me
cuadré.
¡Oh, qué momento
emocionante!
De un regimiento tan
brillante
la jefatura es un honor.
¡El mayor! ¡El mejor! ¡Sí
señor!
TODOS
¡Oh, qué magnífico momento!
Entusiasmado el regimiento
al recibir tan grande honor
sintió un placer
conmovedor.
CIRILO, DUQUE y TODOS
¡El mayor! ¡El mejor! ¡Sí
señor!
Y resonaron de la banda
notas alegres militares
y al saludar al nuevo jefe
el claro sol brilló en los
sables.
Y el regimiento desfiló
por la explanada del
cuartel
y entusiasmado repitió
a su consigna siempre fiel.
(Levantando
los sables)
¡Hurra! ¡Hurra! ¡Hurra
por su Coronel!
(Hablado)
CORONEL
Señor: Interpretando los
sentimientos de toda la oficialidad del cuarenta y dos regimiento de Highlanders,
de guarnición en Oxford; tengo el honor de manifestaros el profundo disgusto
que nos ha ocasionado vuestro destronamiento y al par la inmensa satisfacción
que nos produce el que hayáis escogido como lugar para vuestro destierro este condado
de la Gran Bretaña.
CIRILO
Señores oficiales: Acepto
conmovido la expresión de vuestro pesar y al mismo tiempo me felicito y me congratulo
de verme entre vosotros en este bello condado de Inglaterra, que acoge en su
seno los restos oficiales de Cirilo II, ex-Rey de la Molavia. Y doy por
terminado, con estas palabras, el acto oficial. Amigos míos: Aquí ya no hay ni
Rey ni nada… Todos somos unos.
CAPITAN
Señor: Quisiéramos ofrecer
nuestros respetos a vuestra egregia esposa la Reina Eva y a vuestro amado hijo
el Príncipe Pío.
CIRILO
Mi
Pío, no está. Ha ido a jugar una partida de tenis. La Reina está en sus
habitaciones. Pasad, amigos míos, pasad.
CAPITAN
Con vuestra licencia.
CIRILO
Duque de Sisa… Introduce a
estos señores
(Al
Coronel)
Quedaos, Coronel.
CORONEL
A vuestras órdenes.
(El
Capitán y los oficiales saludan militarmente y salen por la izquierda,
dejándolos pasar el Duque que se va tras ellos)
ESCENA III
Cirilo
II y El Coronel.
CIRILO
(Al
Coronel)
Sentaos.
(Pausa.
El Coronel se sienta después de Cirilo II)
“¡Vanitas vanitatum et
omnia vanitas!” mi querido Coronel.
CORONEL
¿Cómo, señor?
CIRILO
(Aparte)
No sabe latín. Quiero
decir… que vanidad de vanidades y todo vanidad. Ayer, como quien dice, es decir,
hace tres meses, ocupaba yo el trono de mis mayores. Habitaba mi palacio de
Molavia. Tenía la consideración de todos mis súbditos.
CORONEL
¿De todos?
CIRILO
De todos, precisamente, no,
porque sino, no me hubieran destronado. Tenía la consideración de las clases
conservadoras y sobretodo de la nobleza que se agrupaba en torno mío para
defenderme, pero las llamadas ideas progresivas, minaron los cerebros del pueblo,
y para qué voy a contaros el proceso de la revolución. Os diré que estalló
cuando menos lo pensaba, y, en una palabra, me echaron.
CORONEL
Pero ¿y la nobleza?
CIRILO
Al sonar los primeros
cañonazos, no se portaron tan noblemente como era de esperar.
CORONEL
Siempre pasa lo mismo.
CIRILO
Me dejaron solo con Eva y
con Pío y tuvimos que salir disfrazados de mi corte, y yo Cirilo II tuve que salir
en segunda y en un tren mixto que nos condujo a Inglaterra.
CORONEL
¡Qué dolor!
CIRILO
Es verdad. Los asientos no
eran muy blandos
(Pausa)
A mi llegada mi primo
Eduardo me cedió este castillo, me entregó liberal un puñado de libras, porque yo
no traía ni un cuarterón siquiera, y aquí me tenéis en el destierro devorando
el pan de la emigración.
CORONEL
¡Qué pena!
CIRILO
Aquí me tenéis pensando en
el porvenir de ese joven Príncipe… ¡Qué va a ser de mi pobre Pío! El que estaba
llamado a regir los destinos de Molavia, quién sabe si algún día cuando yo baje
a la tumba tendrá que agarrarse a lo que le salga.
CORONEL
Señor: no veáis el porvenir
tan negro. Permitidme que os diga…que alguna alianza… algún matrimonio con una
Princesa de la sangre… podría asegurar el porvenir.
CIRILO
Si,
ya he pensado en ello.
CORONEL
Príncipe consorte no es tan
mala posición.
CIRILO
Coronel…cuando no hay otra
cosa…
CORONEL
¿Pero no se agita en
vuestro pueblo la idea, el deseo, de vuestra restauración?
CIRILO
No me hago ilusiones.
Cuando a uno lo echan de la manera que a mi me echaron, la cosa no tiene vuelta
de… hoja.
(Se
levanta y el Coronel hace lo mismo)
CORONEL
Señor: si me lo permitís,
pasaré a saludar a su majestad la Reina.
CIRILO
Os lo permito, Coronel.
Pero aguardad, iré con vos. Saludaréis a esa mártir.
(Vanse
por la izquierda)
ESCENA IV
Aparecen
por el fondo del jardín Ana, Isabel, María, Natalia y Laura. Inglesas con
trajes del juego del tenis. Vienen con sus raquetas. El Príncipe Pío, Jorge y Carlos
los tres con trajes igualmente del citado juego. Al oír la voz del Príncipe
aparece por el pabellón derecha Dagoberto. Casacón verde galoneado de plata.
Chaleco amarillo. Calzón corto verde. Zapato con hebilla. Pelo empolvado.
(Música)
PIO
Os invito, amigos míos,
a una copa de champagne
que después del Tennis
nos entonará.
Pasad a la terraza
que aquí nos servirán (Entran)
TODOS
Muchas gracias, Príncipe,
no nos vendrá mal
(Unos
se sientan, otros permanecen de pie)
PIO
(Dirigiéndose
al pabellón de la derecha)
Dagoberto, pronto
sirve aquí champagne
que venimos fatigados
y cansados de jugar
(Dagoberto
se inclina y se va)
TODOS
Buena partida.
PIO
Preciosa fue.
ELLAS
Carlos y Jorge
juegan muy bien.
PIO
¿A que no sabéis, amigos,
en qué pienso en este
instante?
Pues estoy pensando en que
el destierro es agradable.
Era yo en mi corte
no más que un esclavo,
por los palaciegos
siempre rodeado.
No me permitían
salir nunca solo,
se me criticaba
si jugaba al polo.
Si remaba, si pescaba,
y hasta si era cazador…
y mi vida no era vida
y ahora estoy mucho mejor.
Tengo libertad
de entrar y salir
y ahora siento la alegría
la alegría del vivir.
TODOS
Tiene libertad
de entrar y salir
y ahora siente la alegría
la alegría del vivir.
PIO
Siempre allí tenía
que
estar grave y serio
y muy estirado
y rígido y tieso.
No me permitían
mirar a las bellas
y eso que mis ojos
se iban tras de ellas.
Y yo estaba que rabiaba
abrasándome de amor…
y mi vida no era vida
y ahora estoy mucho mejor.
Libertad yo tengo
de salir y entrar
y ahora siento la alegría
de vivir y enamorar.
TODOS
Libertad él tiene
de salir y de entrar
y ahora siente la alegría
de vivir y enamorar.
Los cetros, los tronos,
las regias coronas
no dan la ventura
ni tienen valor.
Las dichas más ciertas
que tiene la vida
las dan en el mundo
libertad y amor.
(Hablado)
Sale Dagoberto con los
camareros.
DAGOBERTO
¡Alteza, el champagne!
PIO
(Bebiendo
una copa)
Hagámosle el honor.
CARLOS
Pero nada de brindis.
JORGE
De ninguna manera.
PIO
(Ofreciendo
dos copas a Natalia y a Laura)
Bebed… Los franceses
(Carlos
y Jorge obsequian a las otras tres)
en este vino tienen el
secreto de la vida.
NATALIA
¿Es verdad Príncipe?
CARLOS
Es el vino que vuelve locas
a las mujeres.
ISABEL
¿De veras?
PIO
Sí, encantadora Isabel; una
copa de este vino, ofrecida a tiempo, convence a la más desdeñosa.
JORGE
Y la enciende en amores.
ANA
Cuidado, Jorge, que no
estáis solo.
MARIA
¿Tanta fuerza tiene ese
vino?
LAURA
Eso dicen.
PIO
Y tienen razón; porque el
champagne, amigas mías, es el vino del diablo. En sus espumas arde la tentación
(Todas
ríen)
ESCENA V
Dichos
y El Duque, Coronel, Capitán y Oficiales, por la izquierda.
DUQUE
¡Oh, el Príncipe (A los oficiales), señores, aquí está
su alteza.
CORONEL
Señor, después de haber
saludado a vuestros augustos padres, tenemos el honor de ofreceros nuestros respetos.
PIO
(Dándoles la mano)
Gracias Coronel… Capitán,
mucho gusto… señores (A los oficiales)
ANA
Príncipe, con vuestra venia
nos retiramos.
PIO
Sí, pero hasta pronto.
NATALIA
Hasta la hora del té.
CARLOS
Como todas las tardes.
LAURA
Hasta luego…
(Hacen
una ceremonia y vanse por el jardín ellas y ellos)
PIO
(A
los oficiales)
Señores, tengo mucho gusto
en invitaros también.
DUQUE
Ya vuestro padre lo hizo.
PIO
Hasta después. Voy a
descansar, hemos estado jugando al tenis y…
CAPITAN
Higiénico deporte.
CORONEL
Con permiso de vuestra
alteza, nos retiramos.
(Vanse
después de saludar)
PIO
Adiós señores. (Al Duque) ¿Estos son los oficiales
del regimiento de Highlanders, del que era Coronel honorario mi padre?
DUQUE
Ciertamente.
ESCENA VI
Príncipe
Pío, Duque y Eva, Cirilo II por la izquierda.
CIRILO
¿Ya de vuelta querido Pío?
PIO
Hola, papá.
EVA
¿Te has divertido hijo mío?
PIO
Sí, mamá, y con vuestro
permiso, voy a cambiar de traje y a descansar.
EVA
No, aguarda
(Se
sienta)
CIRILO
Tenemos que hablar.
DUQUE
Señor, si no me mandáis
nada.
CIRILO
No, Sisa, quédate.
EVA
Tú eres de confianza.
CIRILO
Como de la familia
(Se
sienta)
PIO
Vosotros diréis de qué se
trata.
CIRILO
Siéntate.
(Se sienta el Príncipe y el
Duque permanece de pie)
PIO
Vamos a ver.
EVA
Amado hijo, no se te
ocultará que la situación que atravesamos es difícil. Y que el camino de la
vida que aún tenemos por recorrer está erizado de espinas.
EVA
Estamos destronados.
CIRILO
Estamos arruinados. ¿No es
eso Duque?
DUQUE
Eso es señor.
EVA
Volver a nuestra patria es
imposible.
CIRILO
No quieren ni vernos. Ya me
han borrado hasta de los sellos.
DUQUE
Y ya se ha dado orden de
recoger la moneda con vuestro busto.
PIO
¿Y por qué no nos la mandan
a nosotros que nos hace mucha falta?
EVA
Calla y escucha, no podemos
seguir así. Tu padre, el Rey, ha tenido que rebajarse, hasta el extremo de pedir
dinero prestado a varios primos nuestros, testas coronadas.
CIRILO
Sí, hijo mío; Cirilo II ha
dado sablazos, como dicen en España.
EVA
Tú, Pío, no piensas más que
en divertirte.
CIRILO
Es tu único pío.
EVA
Y nosotros, tus augustos
padres, debemos aconsejarte que pienses en algo serio.
PIO
¿Pero qué queréis que haga?
CIRILO
Que dejes lo hípico, lo
cinegético y sobre todo las pelotitas.
PIO
Bueno, pues ya está dejado
todo, ¿qué hago? ¿A qué me dedico si no me han enseñado otra cosa?
EVA
Hijo mío, ¿tú no has
pensado nunca en casarte?
CIRILO
Porque puedes dedicarte a
marido.
PIO
Pues no había pensado en
eso.
EVA
Pero nosotros lo hemos
pensado por ti.
PIO
Pero para casarse lo
primero que se necesita es tener novia, y yo no la tengo, y según decís, yo no
puedo casarme con una cualquiera.
EVA
Naturalmente, pero todo
está previsto.
CIRILO
Eso es, todo. Duque, tráele
el álbum de postales de Princesas reales disponibles.
DUQUE
Al momento, señor.
(Saluda
y vase por la izquierda y vuelve a salir cuando se indique con un lujoso álbum)
PIO
Bueno… ¿y si no me gusta
ninguna?
CIRILO
Los príncipes se casan,
aunque no les guste la señora. A mí tampoco me gustaba tu madre y…
EVA
¡Cirilo!
CIRILO
Mujer, he dicho eso como
ejemplo, para convencerle de que la razón de estado… pero la prueba de que me
gustaste es que estamos hablando con él.
DUQUE
(Saliendo)
Señor, el álbum.
EVA
Venga, aquí puedes escoger,
hijo mío.
PIO
Bueno.
EVA
(Pasando
una hoja)
La Princesa Chin-Chun
Changa.
CIRILO
China.
PIO
¿Pero me vais a casar con
una china?
CIRILO
Pasa, pero menos da una
piedra.
EVA
Aquí tienes a la Princesa
Clotilde de Cranovia, ni mal parecida, modelo de virtudes.
CIRILO
Eva, no continúes ¿No te
acuerdas que se escapó con un pianista ruso?
DUQUE
(Muy
serio)
Buena jugada la del
pianista.
EVA
Esta… ésta.
PIO
¿A ver?
CIRILO
¿Quién es?
EVA
Catalina de Bulamber,
sobrina del Rey de Botavia.
CIRILO
Sí, pero no nos conviene.
PIO
Pues no es fea.
CIRILO
Pasa, pasa, que este
retrato es de hace treinta y dos años.
EVA
Mira, mira, María Enriqueta
de Singalia. La heredera del reino fronterizo al nuestro. Es una paloma sin hiel.
CIRILO
Sí, sí, pero me parece que
va a salir volando pronto con toda su familia, porque los van a echar como a nosotros.
Esto viene por rachas, dudosa, no conviene.
PIO
¿Y ésta quién es mamá?
EVA
Ah, es la Princesa Olga,
hija única de Clodomiro V, Rey de de Espartanopia y de María Josefina, ya difunta.
CIRILO
¿Pero no la recuerdas?
DUQUE
¿No recuerda vuestra alteza
cuando estuvieron en nuestro reino?
PIO
Ah, era yo un muchacho.
CIRILO
Y ella casi una niña.
PIO
Sí, la recuerdo, y era
encantadora.
EVA
Y aseguran que Clodomiro
tiene una gran fortuna.
CIRILO
Una barbaridad de millones
en el banco de Londres.
DUQUE
Rey
previsor.
CIRILO
Claro, por si acaso. ¿Y
aunque le destronaran, Pío, a ti qué?
EVA
Este es un buen partido.
CIRILO
Ya lo creo.
DUQUE
Magnífico.
EVA
Es buena, hermosa.
CIRILO
¡Qué rica!
EVA
Con esta unión
realizaríamos nuestra felicidad.
CIRILO
Aseguraríamos tu porvenir.
PIO
Bueno, ¿hay que casarse?
Pues vosotros veréis, ¿os gusta ésta?, pues ésta.
EVA
(Dejando
el álbum y levantándose)
¡Ah, hijo mío! (Abrazándole)
Tú eres nuestra única
esperanza.
CIRILO
Nuestra salvación.
DUQUE
¡La de vuestra ilustre
casa!
(Música)
CIRILO
Un miembro de los Reyes de
Molavia
penetrando en la vieja
dinastía
de la casa real de
Espartanopia,
¡qué hermoso sería!
EVA
¡Cómo cambiaría
nuestra situación!
DUQUE
Se aseguraría
nuestra posición.
PIO
Darla por seguro,
pues me casaré.
Príncipe consorte
con gusto seré.
CIRILO
Si fallece Clodomiro,
como es cosa natural,
tu señora sube al trono
y tú subes algo más.
EVA
A ser pasas Rey consorte
sin responsabilidad.
CIRILO
Y tu oficio se reduce
a saber multiplicar.
No te importe que en dos
años
pequeñuelos tengáis tres,
no te importe, no te
importe,
no los vas a mantener.
TODOS
(Repiten)
No te importe que en dos
años…
PIO
No me importa que en dos
años
pequeñuelos tenga tres,
no me importa, no me importa,
no los voy a mantener.
DUQUE
No os importe que en dos
años…
TODOS
¡Qué placer tan grande
volver a brillar!
ver de los caballos
el cabecear.
Ir
entre dos filas
de la guarnición,
ver de la nobleza
la genuflexión.
¡Cómo cambiaría
nuestra posición!
EVA y CIRILO
Como suegros y abuelitos
en tu corte nos harán
los honores de ordenanza
y también nos tocarán…
(Simulando
una marcha regia y contoneándose)
¡Chin, chin, chin!
¡Patachán, patachón,
patachín!
TODOS
En la gran Espartanopia
los honores nos harán,
nos daremos importancia
y también nos tocarán.
(Simulando
otra vez la marcha regia y contoneándose todos)
¡Chin, chin, chin!
¡Patachán, patachón,
patachín!
(Hablado)
EVA
¡Hijo de mi vida! ¡Qué
alegría para tu madre verte sentado en un trono!
CIRILO
Aunque sea sentado a la
izquierda, Pío, la cuestión es sentarse.
DUQUE
¡Señor! Os ofrezco mis
respetos como futuro Rey de Espartanopia.
PIO
Levanta Duque; no te
precipites y no dobles tan pronto el espinazo.
CIRILO
Pío, no te tomes a chacota
tu porvenir.
PIO
Lo tomo en serio, papá. Me
entrego en vuestros brazos. Preparadme la entrevista con mi novia. Lo que
queráis, mi mano está libre. Y ahora, con vuestro permiso, ¿me puedo retirar?
EVA
Anda, hijo mío, anda.
CIRILO
Anda, y desnúdate.
PIO
Hasta luego.
(Vase
por el portalón derecha)
ESCENA VII
Dichos,
menos el Príncipe.
CIRILO
Y ahora, que nos hemos
quedado solos. Se nos presenta la cuestión más grave, más difícil.
EVA
No me asustes, Cirilo, ¿qué
cuestión es esa?
CIRILO
La cuestión económica.
DUQUE
Juzgo necesario, señor,
hacer un empréstito.
CIRILO
Pero con quién y con qué
garantía.
DUQUE
Con la garantía del
proyectado matrimonio.
EVA
El banquero Nathan de Alemania
podría…
DUQUE
Se le debe, gran señora.
CIRILO
Y no se le ha pagado ni los
intereses.
EVA
¿Y
la casa Durand de París?
DUQUE
Sólo negocia con monarcas
reinantes.
CIRILO
Con los cesantes no opera.
DUQUE
Si vuestras majestades me
lo permitieran… yo…
EVA
Habla.
CIRILO
¿Por qué no has hablado ya
si tienes la solución?
DUQUE
¿Recuerdan vuestras
majestades a aquel famoso embajador americano, cerca de vuestra corte?
CIRILO
¿El General Tocateca?
DUQUE
El mismo.
EVA
Sí, era un hombre
multimillonario.
CIRILO
Muy buena persona,
multimillonario. Sí, señor.
DUQUE
Pues yo me había permitido
pensar en él, en esta ocasión.
CIRILO
Y muy bien pensado, querido
Duque. ¿Has visto Eva, qué buenos golpes tiene este Sisa?
DUQUE
A mí me parece que si se le
hablase y se le sondease…
CIRILO
Estás autorizado para
sondearle inmediatamente.
EVA
¿Y dónde está ese hombre?
DUQUE
Según me han asegurado hace
días estaba por llegar de un momento a otro a Cambridge de vuelta de su viaje
de boda.
CIRILO
¿A Cambridge? Como quien
dice aquí al lado, le separa de Oxford unas cuantas millas.
EVA
¡Qué suerte!
CIRILO
¿Pero se ha casado? A su
edad y tan feo.
DUQUE
Se ha casado con una mujer
joven y bella. Una parisiense encantadora, según dicen.
CIRILO
¿Pero el General tiene
posesiones en Cambridge?
DUQUE
Un castillo soberbio que
data del tiempo de los Stuardos.
CIRILO
Es un dato. Dispón que me
preparen el automóvil, voy a ver a los Stuardos, digo al General.
EVA
(Deteniéndole)
¿Dónde vas Cirilo II?
CIRILO
Es verdad no me acordaba de
que era Rey, sino de que estaba necesitado. Duque, manda un emisario, y si ha
llegado el General a su castillo que se presente aquí inmediatamente. Le
aguardo.
DUQUE
¡Señor! El que pide, el que
necesita…
CIRILO
Tienes razón
(A
Eva)
¿lo
ves? Por eso quería ir yo.
DUQUE
Yo me encargo de esa alta
misión y confío…
EVA
Sí, Duque, ve tú.
ESCENA VIII
Dichos,
y por el jardín Dagoberto.
DAGOBERTO
Señor Duque.
DUQUE
¿Qué hay? Con licencia de
vuestras majestades.
(Va
hacia la entrada de la terraza y habla bajo con Dagoberto)
CIRILO
(A
Eva)
Sisa es un gran
diplomático.
EVA
Ya lo sé, y oye, Cirilo,
¿Qué cantidad te parece que debemos tomar?
CIRILO
A mí me parece que si la
dan…
(Hablan
bajo)
DUQUE
Que pase, que pase
inmediatamente ese oficial.
(Dagoberto
saluda y vase al fondo. A los Reyes)
¡Señor, el Capitán
Guanajato!
CIRILO
¿Guanajato?
DUQUE
Eso es, ayudante del
General Tocateca.
CIRILO
Que pase Guanajato
inmediatamente.
DUQUE
Aquí llega, pasad señor
Capitán.
ESCENA IX
Dichos
y el Capitán Guanajato, tipo joven americano.
–
Traje de uniforme del ejército venezolano –, los Reyes se sientan.
DUQUE
¡El Rey, la Reina!
GUANAJATO
(Saludando
ceremoniosamente. Con acento americano)
¡Señor, señora! El General
Tocateca, de quien tengo el alto honor de ser ayudante, me envía a pedir a vuestras
majestades día y hora para poder saludarles y ofrecerles sus más rendidos
respetos en unión de su esposa.
CIRILO
¿Pero están en Oxford el
General y la Generala?
GUANAJATO
Sí majestad, en este
momento están acabando de almorzar en el hotel.
CIRILO
Pues en cuanto acaben que
vengan. Para qué vamos a perder el tiempo.
EVA
¿Con que usted es el
Capitán del ejército venezolano? Es usted muy joven.
GUANAJATO
¡Señora! He conseguido
todos mis grados en el campo de batalla.
CIRILO
¡Hola, hola!
GUANAJATO
Sí, gran señor. Estuve en
las acciones de Matalaqueca, Chuquisaca, Junicoco y Cacarajácara. Y en el sitio de Zarramalaquica por poco me
quedo en el sitio, y allí ascendí a Capitán.
CIRILO
¡Caracas! Con Guanajato.
Ande mi amigo y dígale al General que aquí le esperamos con los brazos
abiertos.
GUANAJATO
Haré presente vuestros
reales deseos.
(Saluda
y vase por el jardín. El Duque le acompaña hasta el pie de la terraza)
ESCENA X
Dichos,
menos Guanajato.
EVA
¡Que venga pronto!
CIRILO
Pues si viene, hay que
recibirle con todos los honores, con los que nos quedan. Duque, llamad a la servidumbre,
voy a pasarles revista a ver cómo están de ropa.
(El
Duque sale por la derecha para trasmitir las órdenes y sale cuando se indique
seguido de la servidumbre)
EVA
Oye, Cirilo, ¿no te parece
excesiva la cantidad de diez millones de francos?
CIRILO
Eso es una pequeñez, si
casamos a Pío con Olga.
EVA
Bueno, lo que tú quieras.
ESCENA XI
Dichos
y el Duque de Sisa, por la derecha, acompañado de Dagoberto y cuatro mayordomos
– Coro de hombres –. Casaca verde galoneada con plata. Media blanca, chaleco
amarillo, botones de plata, calzón corto de terciopelo encarnado; zapato de
charol con hebilla de plata. Cuatro palafreneros – Coro de hombres –. Traje de
palafreneros predominando los colores verde y rojo con plata. Pelo empolvado. Cuatro
mozos de comedor – Coro de hombres –. Frac negro, chaleco blanco. Cuatro
cocheros –Coro de hombres-. Levitones verdes con plata, etc. Pelo empolvado.
Dos lacayos, idem. Salida con música sola.
(Música)
CORO
(Ya
en escena)
Estamos a las órdenes
de vuestra majestad.
(Haciendo
un profundo saludo)
CIRILO
Que formen dos filas,
los voy a revisar.
(Música
sola para que se formen en dos filas, una a la derecha, y otra a la izquierda
del escenario)
CIRILO
(Contándolos)
Cuatro cocheros
y mayordomos
y cuatro mozos
de comedor.
Palafreneros
no más de cuatro,
y dos lacayos
no más que dos.
CIRILO, EVA y DUQUE
¡Qué poca servidumbre
qué poca me/nos quedó!
¡Ay de mí!
Ya vendrá tiempo mejor.
CORO
Pero servidores
y siempre leales,
y unos perros fieles
de sus majestades.
Mandadnos señor,
mandadnos rodar,
y todos rodaremos
sin chistar.
LOS TRES
Esto es adhesión
y portarse bien
y eso que hace ya tres
meses
que el salario no ven.
CIRILO
(Revisando
a todos y parándose delante del grupo cuando lo indique el cantable)
Muy bien, muy bien.
Pero Ramón,
aquí te falta
ya
un botón.
A ver, a ver,
¿qué has hecho, Juan
que tienes aquí un siete
en el colán,
y tú, Manuel,
y tú Colás,
por qué lleváis los
cuchillos
por detrás?
DAGOBERTO
Como van montados
a la gran Dumont,
es difícil se les vea,
pues, la cara posterior.
CIRILO
Muy bien observado,
no lo negaré,
que no monten a la inglesa,
porque entonces se les ve.
(Suena
dentro y cerca una bocina de automóvil)
DUQUE
(Yendo
al fondo)
¡Señor, señora,
el general!
CIRILO
(Cogiendo
de la mano a Eva y pasando por entre la fila de servidores)
Salgamos al momento a
recibirlo con gran ceremonial.
(Salen
de la terraza y esperan la llegada)
ESCENA XII
Dichos,
El General, La Generala y Guanajato. La Generala, traje elegantísimo de visita,
gran sombrero. El General viste de levita negra con una condecoración. Tipo feo,
pelo rufo. Tipo venezolano, etc. Música sola en la orquesta para entrada de
todos los personajes por entre las filas de servidores.
CIRILO
Ilustre General.
GENERAL
(A
Cirilo, con acento americano)
¡Señor!
(A
Eva)
¡Señora!
(A
su esposa)
Ven.
Os presento aquí a mi
esposa.
CIRILO
Yo me pongo a vuestros
pies.
EVA
(A
la Generala)
¡Amiga mía!
BERTA
¡Señora mía!
CIRILO
¡Pasad, pasad, señores.
Haced salir de aquí, Duque
de Sisa,
a mis bravos y fieles
servidores.
(Saludan
los servidores, y con música sola, salen por un lado y por otro de la terraza)
ESCENA XIII
Dichos,
menos el Coro de hombres y Dagoberto. Sigue la música.
EVA
Les recibimos sin etiqueta,
sin ceremonias, ni
ostentación.
CIRILO
Yo soy Cirilo, sin el
segundo,
con los amigos del corazón.
TODOS
El es Cirilo, sin el
segundo,
con los amigos del corazón.
BERTA
Vuestras majestades
la vida me dan,
porque a mí me gusta
la franca amistad.
Me fastidia la etiqueta
y su tonta seriedad,
y me agrada lo sencillo,
porque
soy muy natural.
Yo soy de París,
soy del boulevard,
mi nombre de artista,
fue mancelle Canard.
Y aunque hoy a Generala yo
ascendí
por ser mi amado esposo
general,
jamás por un momento me
olvidé
de mi origen de artista
popular.
TODOS
Jamás por un momento se
olvidó
de su origen de artista
popular.
BERTA
La canción que yo cantaba
y en París arrebataba
ésta fue:
La canción del Arlequín
con su alegre retintín.
Cantaré.
(Rintornello
de la canción)
Es un muñeco el Arlequín,
un muñequito de cartón,
que para hacerle bailar
(Imitando)
hay que tirarle de un
cordón.
Tira que tira y al tirón
el muñequito baila así,
tira que tira sin cesar,
para que baile el Arlequín.
Es un Arlequín
el hombre también,
cuando las mujeres
lo manejan bien.
Es un Arlequín
lleno de serrín
y con cascabeles
que hacen retintín.
Siempre al son queremos que
baile,
las mujeres les hacemos
bailar
y consiste en el tira y
afloja,
el que nada nos puedan
negar.
Hay momentos en que el
muñequito
está el pobre de muy mal
humor,
y hay que darle al muñeco
un besito,
para hacerle que baile
mejor.
Está en los tirones
de la cuerdecita
saber engañarlos,
saber conseguir.
Y al tira que tira,
se mueve el muñeco,
y ya todo, todo
se puede pedir.
TODOS
(Imitando)
Es un muñeco el Arlequín,
un muñequito de cartón,
que para hacerle bailar
(Imitando)
hay que tirarle de un
cordón.
Tira que tira y al tirón
el muñequito baila así,
tira que tira sin cesar,
para que baile el Arlequín.
(Hablado)
CIRILO
Un Arlequín lleno de serrín
¡Admirable! ¿Qué te parece Eva. el tira que tira?
EVA
Muy bonito.
DUQUE
¡Brava, brava!
GENERAL
(Acento
marcadísimo americano)
Con esa canción me echó el
lazo como a los potros en la Pampa.
BERTA
Lo cacé. Ocho días de preliminares:
miradas, flores, cartitas con Guanajato, el ayudante.
GUANAJATO
(Con
acento americano)
Y alguno que otro estuche.
BERTA
Eso entra siempre en los
preliminares. Y por fin, un amigo cariñoso que me presentó al General en mi camerino
de Olimpia.
GENERAL
¡Y qué canción! Aseguro a
vuestras majestades, que yo temblaba como tiemblan las hojas del cocotero con
el vientecillo de la mañana.
BERTA
Claro, como que no tenía
costumbre de ver a una artista tan de cerca y en traje ligero…
GENERAL
Eso es.
CIRILO
¿Y por fin se arregló todo?
GENERAL
Eso quería yo: un arreglo.
BERTA
Y se arregló, nos casamos.
CIRILO
(Dándole
palmaditas)
Vaya, vaya con Tocateca.
EVA
(A
la Generala)
¿Y ahora vuelven del viaje
de boda?
BERTA
Justamente. Éste se empeñó
en llevarme a varias potencias extranjeras, para presentarme y nos han recibido
admirablemente. Sobre todo en Espartanopia. Como yo tengo este carácter tan
alegre.
GENERAL
Tan jocoso.
BERTA
Clodomiro V se ha vuelto
loco conmigo.
GENERAL
Hasta el punto de que vamos
a tener el alto honor de que nos visite en nuestro castillo de Cambridge.
CIRILO
¿Pero Clodomiro V viene a
Inglaterra? ¿Oyes Eva?
EVA
¡Y traerá sin duda a su
hija Olga!
GENERAL
Indudablemente.
DUQUE
¡Vienen! ¡Magnífico!
CIRILO
¿Y cómo está Olga? ¿Cómo
está Olguita?
BERTA
Está preciosa, es un
encanto.
GENERAL
Está fresca y lozana como
la chirimoya que pican los pájaros en nuestras selvas americanas.
CIRILO
(Aparte)
Esa chirimoya la pica Pío.
BERTA
Nosotros veríamos también
con mucho gusto y con ello recibiríamos un alto honor si vuestras majestades se
dignaran honrarnos con su visita.
CIRILO
Ya lo creo, iremos, pero en
seguida, ¿verdad Eva?, no faltaba más.
EVA
Coincidiremos con Clodomiro
y su augusta hija.
CIRILO
Eso es, coincidiremos y llevaremos
a Pío.
GENERAL
¡Ah, perdón! Me había
olvidado de preguntaros por el Príncipe.
BERTA
Es verdad, se nos había
olvidado.
CIRILO
Está guapísimo, hecho un
hombre.
EVA
El
día menos pensado se nos casa.
BERTA
(Con
intención)
¡Ya!
CIRILO
A eso se tira.
GENERAL
Celebro mucho…
CIRILO
Ya hablaremos General.
DUQUE
¡Su alteza el Príncipe!
ESCENA XIV
Dichos,
y por la izquierda el Príncipe Pío, traje de día de americana, pero
elegantemente vestido.
CIRILO
Ven acá, ven acá, Pío.
Mira, mira quién tenemos aquí.
PIO
Mi querido General.
(Saludándole
efusivamente)
EVA
La Generala
(Presentándola)
GENERAL
Mi señora.
BERTA
(Haciendo
una profunda reverencia)
¡Príncipe!
PIO
A vuestros pies.
(Mirándola
fijamente aparte)
¿Dónde he visto yo a esta
mujer?
(Le
besa la mano. Hablan bajo)
DUQUE
(Aparte
a Cirilo)
Señor, el momento parece
oportuno para lo del empréstito.
CIRILO
Sí… Tocateca.
GENERAL
¿Qué manda vuestra
majestad?
CIRILO
Necesitamos hablar de algo
importante.
EVA
Sí, General, necesitamos
hablar.
GENERAL
A vuestras órdenes.
CIRILO
Generala, nos llevamos a
vuestro esposo.
EVA
Necesitamos de él.
BERTA
Gustosísima.
EVA
Pío, acompaña aquí a la
Generala.
CIRILO
Vamos, mi querido Tocateca.
EVA
Vamos, mi querido General.
CIRILO
Duque, ven con nosotros.
GENERAL
(Aparte)
Los tres… Soy todo vuestro. (Aparte), vaya, me parece que éstos
me van a pedir grandes cantidades.
(Vanse
por la derecha)
ESCENA XV
Berta,
El Príncipe Pío y Guanajato. –Pausa.
BERTA
Querido
Príncipe, lamento la obligación que os ha impuesto vuestra augusta madre, que
permanezcáis a mi lado.
PIO
Señora, para mí es un honor
y un deber.
BERTA
Vuestra alteza es muy
amable.
PIO
Yo soy esclavo siempre de
las mujeres y de la hermosura.
BERTA
Muchas gracias Príncipe, la
galantería en los hombres, es una cualidad que apreciamos las mujeres.
PIO
Pues me precio de galante y
me considero feliz por agradaros.
BERTA
¿Feliz nada menos? Eso ya
es una lisonja.
PIO
Pero por Dios, Generala,
sentaos.
BERTA
¡Delante de vuestra alteza!
PIO
No estamos en visita de
corte.
BERTA
Con vuestra venia
(Se
sienta)
PIO
(Aparte)
¿Pero en dónde he visto yo
a esta mujer?
(Reparando
en Guanajato que está firme en la terraza)
¿Este oficial es de vuestro
séquito?
BERTA
Sí, es un ayudante de mi
marido.
GUANAJATO
(Saluda
militarmente)
¡Señor!
PIO
(Cogiendo
una silla volante y sentándose al lado de la Generala)
¿Y cuánto tiempo hace que
os casásteis con el General?
BERTA
Hace tres meses. Hemos
vuelto hace unos días del viaje de boda.
PIO
Vamos, en plena luna de
miel.
BERTA
(Con
tristeza)
Así parece…
PIO
¿Cómo?
BERTA
(Variando
de conversación)
Y a propósito, Príncipe,
¿cuándo se casa vuestra alteza? Todo se sabe.
PIO
¿Yo? Os aseguro que no he
pensado…
BERTA
Pues vuestra augusta madre…
PIO
Sí, sí, mis padres tienen
proyectos, pero puedo aseguraros que yo, a ninguna mujer le he entregado todavía
mi corazón.
BERTA
¿De veras? No lo creo, a
vuestra edad.
PIO
Precisamente, a mi edad se
desean todas las mujeres, sin poner el amor en una sola.
BERTA
Eso es que no habéis
encontrado todavía en vuestro camino a una de esas mujeres, ya rubia de ojos azules,
ya morena, de ojos de fuego, que al verla, os haya dado un vuelco el corazón.
PIO
Puede ser.
BERTA
Indudablemente, pero el día
en que la encontréis…
PIO
El vuelco será terrible,
¿verdad Generala?
(Guanajato
da muestras de impaciencia pero sigue en su puesto cuadrado)
BERTA
Terrible.
PIO
(Aparte)
Pues señor, yo la conozco y
no sé de qué.
BERTA
(Como
obedeciendo a que un pendiente se le ha enganchado en el pelo)
¡Ay, ay!
PIO
(Acercándose)
¿Qué es eso, Generala?
BERTA
Nada, este pendiente que se
me ha enganchado en el pelo y me ha dado un tirón.
PIO
Y lo vais a perder, porque
está abierto el ganchillo, si me permitís…
BERTA
Por Dios, Príncipe.
PIO
(Se
acerca para cerrar el pendiente. Aparte)
¡Qué mujer!
BERTA
¿Está ya?
PIO
Sí, ya está…
(En
voz muy baja)
Tenéis el cutis de seda.
BERTA
¿De seda?
(Pausa.
Volviéndose rápido al ayudante)
Guanajato…
GUANAJATO
(Adelantándose)
¿Mi Generala?
BERTA
¿Pero, por qué no os vais a
dar una vuelta por los jardines?…
GUANAJATO
Hace un ratito que estaba
pensando en pediros licencia para…
BERTA
Concedida, concedida.
GUANAJATO
Agradecidísimo.
(Vase
por el jardín)
ESCENA XVI
Berta
y El Príncipe Pío.
PIO
Perdonadme si me atreví, no
creo haberos ofendido.
BERTA
¿Ofensa? Ninguna, ¿por qué?
Pero decidme, ¿qué estáis mirando de ese modo?
PIO
Porque estoy loco desde que
os vi, queriendo recordar dónde os he visto antes de ahora, porque yo os conozco,
y no sé.
BERTA
¿Qué me conocéis? No me
parece extraño, ¿habéis estado en París?
PIO
Hace tres años. Era yo un
muchacho.
BERTA
Pues
justamente, os llevaron una noche al Olimpia, y allí cantaba yo.
PIO
¡Ah, sí, ya sé… mancelle
Canard!
(Levantándose)
BERTA
La misma.
(Música)
Empieza a anochecer
lentamente.
PIO
Mi dulce sueño de
adolescente,
mis ilusiones de colegial,
mis esperanzas de amor
ardiente,
algo ideal…
fuisteis para mí,
desde aquel instante
en que deslumbrante
de hermosura os vi.
BERTA
(Levantándose)
No sabía yo,
ni jamás pensé,
que en un corazón
tal daño causé.
Mas si conseguí
la llama encender
de su primer amor…
¡Qué le voy a hacer!
PIO
(Amoroso)
Quien produce un daño
remediarlo debe,
y daños de amores
su remedio tienen.
BERTA
Es verdad…
bien lo sé.
Pero referidme.
(Transición)
Cómo os cautivé.
PIO
¡Oh, qué loca y ardiente
emoción!
Una cosa que nunca sentí
me produjo la alegre
canción
que en Olimpia cantábais
así…
(Refrán
de una canción popular)
Para el buen cazador
la escopeta.
BERTA
Para el cojo de un pie
la muleta.
PIO
Para el tonto que pesca
la caña.
BERTA
Para el buen segador
la guadaña.
LOS DOS
Para el buen jugador la
ruleta,
para niñas de quince el
amor,
para vieja senil
la calceta
y la pipa para el fumador.
BERTA
¡Oh, qué dulces recuerdos
en mí
se despiertan con esa
canción!
Dulces horas que alegre
sentí
del aplauso la loca
emoción.
(Tiempo
de vals)
PIO
(En
voz baja)
Allí entre gasas de vuestro
traje
tesoros bellos adiviné,
y en mi memoria vuestra
hermosura
recuerdo ardiente, constante
fue.
Yo soñé
verme en vuestros brazos
acariciadores.
Yo pensé
veros en los míos, muriendo
de amores,
pero no…
todo con un sueño se
desvaneció.
BERTA
El dulce sueño de
adolescente,
las
ilusiones de colegial,
las esperanzas de amor
ardiente
¿por qué tan pronto muertas
están?
Quién dirá
muero sediento, cerca de
una fuente,
quien no da
cerca de una boca, dulce
beso ardiente,
porque no
debe ser cobarde el que
tanto amó.
(Se
hace noche completa)
PIO
Os adoro con locura.
BERTA
Vuestra alteza, loco está.
PIO
Me enloquece tu hermosura.
BERTA
Por Dios, Príncipe, callad.
PIO
Dadme el brazo y
silenciosos
cruzaremos el jardín.
BERTA
Muy gustosa y paseando
recordemos lo que fui.
(Apoyándose
en el brazo del Príncipe)
Una artista popular.
PIO
Una diosa para mí.
BERTA
Una artista nada más.
Que cantaba alegre así…
(Yéndose
despacio por el jardín)
Para el buen cazador
la escopeta.
PIO
Para el cojo de un pie
la muleta
LOS DOS
(Perdiéndose
a lo lejos)
Para el buen jugador la
ruleta,
para niñas de quince el
amor,
para vieja senil
la calceta
y la pipa para el fumador.
ESCENA XVII
Dagoberto
por el pabellón izquierda.
(Hablado)
DAGOBERTO
Las cinco. La hora del té. Vamos,
muchachos, pronto. Luz.
(Salen
cuatro mayordomos y dan luz a los candelabros de los portalones. Se ilumina la
escena)
Los servicios, los
invitados estarán al llegar. (Los
mayordomos distribuyen las mesitas)
ESCENA XVIII
Dagoberto
y ocho camareros de frac y corbata blanca, pantalón corto, media negra, zapato
con hebilla, etc. Todos con servicio de té.
(Música)
CAMARERO
(A
Dagoberto)
Cumpliendo vuestras órdenes
con suma rapidez,
aquí están los servicios
dispuestos para el té.
Una taza de té de la china
de Changhai, de Cantón o
Pekín
es bebida sabrosa y divina
y que cura al inglés el
esplín.
DAGOBERTO
Es una bebida
la más elegante,
digestiva siempre
y tonificante.
TODOS
Es el té la delicia mayor
de la lady, el milord o la
miss,
si lo toman ante un velador
bis a bis, bis a bis, bis a
bis.
DAGOBERTO
La fina galleta
de lengua de gato
es cosa muy rica
mojada en el té.
TODOS
Y en todas las casas
que tienen buen trato
el té de las cinco
lo sic siempre fue.
Es el té la delicia mayor
de la lady, el milord o la
miss,
si lo toman ante un velador
bis a bis, bis a bis, bis a bis.
ESCENA XIX
Dichos, oficiales, Coronel
y Capitán, por el jardín.
TODOS
El té de las cinco,
la costumbre es
que no lo perdona
nunca el buen inglés.
ESCENA XX
Dichos,
Ana, Isabel, María, Natalia y Laura. Trajes elegantes de visita, con sombreros,
etc. Jorge y Carlos idem, jardín.
ELLOS
Vamos con los Reyes
a tomar el té,
momento agradable
para el buen inglés.
ESCENA XXI
Dichos,
el General Tocateca, dando el brazo a la Reina Eva, Cirilo y Duque, por la
derecha.
(Recitado, siguiendo la
orquesta)
DUQUE
(Desde
la puerta derecha)
¡Sus majestades!
EVA
(Saliendo
y desprendiéndose del brazo del General)
Muchas gracias, General.
(Yendo
a saludar a todos)
¡Oh, señores, bienvenidos.
(Se
sientan)
CIRILO
(A
Tocateca)
Convenidos.
BERTA
Complacidos.
CIRILO
(Al
Duque)
Tocateca dé el metal.
BERTA
(A
Cirilo y al Duque)
Y respecto de la boda
todo el plan lo tengo aquí…
(Señalando
la cabeza)
Mi señora, lo estoy viendo,
hace al Príncipe feliz.
TODOS
(De
pie saludando. A la Reina)
Muy agradecidos,
a vuestra bondad.
¡Hurra, hurra, hurra!
Por su majestad.
(Vuelven
a sentarse. Movimiento general. En la orquesta se repite el motivo del dúo Para
el buen cazador, la escopeta…)
FIN DEL PRIMER ACTO
SEGUNDO ACTO
Jardín
frondoso de árboles corpulentos y añosos de un castillo en Cambridge, de tiempo
de los Stuardos. En primer término izquierda del actor, ala del castillo, que
se extiende hasta la tercera caja del mismo lado, y algo escorzada hacia el público,
con dos portalones practicables: uno en primer término y otro en segundo. El aspecto
de la fachada de esta ala del castillo ha de ser característica de la
arquitectura de la época, ventanales, y la hiedra sube por los muros recortada.
A
su tiempo se ha de ver el reflejo sobre la escena de dos luces rojas que
partirán de cada portalón, que se suponen de dos faroles que hay en los
vestíbulos, así también como se ha de reflejar la reja en los ventanales con
vidrios de colores.
En
el segundo término izquierda, entre portalón y portalón, y avanzando hacia la
escena, gran árbol corpulento, que se pierde su copa en las bambalinas. Este
árbol estará en el centro de un gran macizo redondo, elevado del suelo con
gasas y flores. Gran banco de piedra delante de este macizo, frente al público.
Al fondo, centro más a la derecha, “El petit Trianon”, copia en pequeño del de
Versalles, entre la arboleda frondosa. En toda la parte derecha del telón de
fondo lago cristalino, a gusto del pintor escenógrafo. Toda la parte derecha
del actor árboles corpulentos en fila, dejando libres todas las cajas. En esta
parte derecha, sobre alfombra de gasas, mesa rústica y sillas rústicas en este
“coin” o rincón del jardín.
Hacia
el fondo macizos a la izquierda con flores. Algunas estatuas entre el bosque,
calles laterales de arena revestidas entre el verde. Es de día. Luego cuando se
indique, cambian los tonos de la decoración en noche y con luz de luna, que riela
sobre el lago e ilumina el Trinon y va corriendo la escena según se indique.
Contraste con la luz roja de los portalones y de los ventanales. Detalles a
juicio del pintor.
ESCENA I
Al
levantarse el telón aparecen formados, desde la salida del portalón, primera
izquierda, y en ala que llena la escena, dieciséis o dieciocho servidores de la
casa del general Tocateca. Casacones de paño amarillo con plata, botonadura
plata, chupas blancas, calzón corto amarillo, media blanca, zapatos de charol
con hebilla, peluquines blancos y guante blanco. Salen por la primera izquierda
Berta, traje elegantísimo de recepción; Tocateca, de uniforme de general
venezolano, y Guajanato, uniforme de gala de ayudante.
(Música)
BERTA
(Al
General)
Llegó el momento deseado,
mi caro esposo, para ti,
de recibir a otro monarca
teniendo, como tienes otro
aquí.
GENERAL
Es una alta honra,
No lo negarás.
BERTA
No lo niego, pero a mí
Me es completamente igual.
Son los Reyes, según la
manera
Que yo tengo de ver y de
pensar, unos hombres
iguales a todos si les
quitas la marcha real.
(Habla
bajo)
ESCENA II
Dichos
y Cirilo II, de gran uniforme, como Rey de Molavia , figurín; Reina Eva, traje
de corte; Príncipe Pío, uniforme, figurín, por el segundo portalón.
CIRILO
Me devora la impaciencia de
abrazar a Clodomiro, ya me veo en su presencia y en sus brazos ya me miro.
EVA
(A
Pío)
Vas a ver en la Princesa un
modelo de candor.
PIO
No lo dudo. (Aparte) Qué me importa, si para ella
no es mi amor.
(Suenan dentro varias bocinas de automóviles con diferentes sonidos y
entremezclados con la orquesta)
BERTA
(Al
General)
Ya llegan, salgamos.
GENERAL
Pues vamos allá, y a la
puerta del parque recibamos a su Majestad.
(Salen
hacia el fondo y se pierden por la derecha del actor,
Tocateca,
Berta y Guanajato. La servidumbre forma en dos alas detrás de ellos y hacia el
fondo por las calles del jardín. Música sola para esta evolución. Queda en
primer término escena de Eva, Cirilo y Pío. En voz baja)
CIRILO
(A
Pío)
Anímate mi Pío.
EVA
Anímate, hijo mío.
CIRILO
Preséntate ante Olga
galante y decidor.
EVA
El verte así me extraña.
CIRILO
Prepara bien la caña
Y pon en el anzuelo
el cebo del amor.
CIRILO y EVA
Si pescas a su alteza
aquí de nuevo empieza
de nuestra ilustre casa
el brillo y esplendor.
Con esta regia boda
por fin se arregla toda
la estirpe de Molavia,
que está que es un dolor.
ESCENA III
(Música sola)
Salen
Clodomiro y del brazo Berta. Tocateca dando el brazo a la Princesa Olga. Cuatro
damas de la Princesa. Cuatro ayudantes del Rey. Guanajato y Dichos. Aldeana 1ª
y Aldeanas Inglesas. La Aldeana 1ª lleva un precioso ramo de rosas blancas con cintas
azules y blancas. Aldeanos ingleses, mujeres, trajes figurín, como los de las
aldeanas. El Rey Clodomiro V viste traje de Espartanopia, figurín, traje de
herzegovino, y los ayudantes también. La Princesa Olga y las damas traje típico,
figurín de herzegovinas fantaseado.
CORO
(Dentro)
¡Salud, salud! Y sean
bienvenidos
los huéspedes ilustres al
condado.
(Van
saliendo)
¡Salud, salud al Rey y a la
Princesa
a quien todos rendidos
saludamos!
CIRILO
Gran Clodomiro,
Yo te saludo (Se abrazan)
CLODOMIRO
Cirilo ilustre,
mis brazos ten.
EVA
Bella Princesa.
OLGA
Noble señora (Se besan)
PIO
(A
Olga)
Princesa augusta (Se saludan ceremoniosamente)
(A
Clodomiro)
Salud al Rey.
BERTA
A la Princesa nuestros
colonos
quieren ofrecer
Un bello ramo de rosas
blancas,
frescas y puras como ella
es.
OLGA
Que lleguen… y gustosa
el ramo aceptaré.
BERTA
(A
las Aldeanas)
Venid…
su alteza os llama.
(Llegan las Aldeanas)
CIRILO
(Aparte
a Pío)
Ya ves qué guapa es.
ALDEANA 1ª
(Ofreciendo
el ramo)
De los verdes rosales
de nuestros huertos,
que parecen de nieve
cubiertos
cuando están en flor,
cortamos estas rosas
que da el estío,
que aún conservan del
fresco rocío
los besos de amor.
Tomadlas, y en vuestras
manos
que de rosa también son,
tendrán la eterna frescura
del huerto que las crió.
CORO
Tomadlas, y en vuestras
manos… etc.
OLGA
De los verdes rosales
de vuestros huertos,
que parecen de nieve
cubiertos
cuando están en flor,
acepto yo las rosas
que da el estío,
y al besarlas… a todas
envío
mi beso de amor (Lo besa)
TODOS
El beso de amor
que a las flores dio
les da la eterna frescura
del huerto que las crió.
BERTA
(Al
Rey)
¡Señor, con vuestra venia!
(A
todos)
Amigos… despejad.
Las gracias a todos
da su Majestad.
TODOS
(Al
hacer mutis)
¡Salud, salud! Y sean
bienvenidos
los huéspedes ilustres del
condado.
¡Salud, salud al Rey y a la
Princesa!
A quien todos rendidos
saludamos.
(Han
salido los Aldeanos y Aldeanas por el fondo. Las cuatro damas y los cuatro
ayudantes, con la servidumbre, por el portalón segundo izquierda)
ESCENA IV
Eva, Berta, Olga, Cirilo, Clodomiro,
Tocateca y Guanajato.
(Hablado)
CLODOMIRO
Generala… tenéis un parque
encantador. Se goza aquí de un ambiente delicioso.
GENERAL
¿Os agrada señor?
CLODOMIRO
Mucho.
CIRILO
Es una delicia, mi querido
primo. Llevamos nosotros aquí tres días y no nos hemos movido de estos lugares.
EVA
Recuerda a Versalles.
OLGA
Aquí viviría yo siempre.
PIO
Todos estos encantos se
deben a la Generala.
GENERAL
Eso es. Mi señora es muy
artista. Miren vuestras Majestades. Aquí, por orden suya, se ha reproducido el
Petit Trianon. Esto no existía en este castillo de los Estuardos. Luego
estatuas, fuentes, flores por todas partes.
BERTA
Sí, señores… alegría… mucha
alegría, porque yo me muero sin ella. Y ahora libertad para todo. Aquí no
estamos en un palacio. Nada de etiquetas.
CIRILO
Eso es… nada de ceremonias.
BERTA
(A
Olga)
Si vuestra Alteza quiere
pasar a sus habitaciones, yo misma la conduciré.
OLGA
Como gustéis.
BERTA
Pues vamos, ¡Señores!…
(Sale
con la Princesa por el portalón primera izquierda)
PIO
(Al
Rey)
¡Descansad, señor!
CLODOMIRO
Gracias Príncipe.
(Sale
el Príncipe por el fondo)
GENERAL
(Aparte)
Me parece que debo dejarles
solos.
(A
Clodomiro)
¡Señor! Estáis en vuestra
casa.
CLODOMIRO
Gracias Tocateca.
GENERAL
(A
Cirilo)
Os facilito la ocasión
Guanajato.
GUANAJATO
¡Mi General!
GENERAL
¡Vamos!
GUANAJATO
A la orden de vuestras
majestades.
(Vanse
por el portalón izquierda)
ESCENA V
Eva,
Clodomiro y Cirilo.
CLODOMIRO
¡Nos quedamos aquí!
(Sentándose)
EVA
Esto está hermoso
(Se
sienta)
CIRILO
¡Delicioso!
CLODOMIRO
He tenido una agradable
sorpresa al encontraros aquí. No quiero recordaros vuestros infortunios, pero
los lamento de todo corazón. Ya lo sabéis.
EVA
Lo agradecemos mucho
Clodomiro.
CIRILO
Los pueblos son ingratos. Yo
creí que hacía feliz al mío, pero él creyó otra cosa. ¡Qué le vamos a hacer, pobre
Molavia!
CLODOMIRO
Y ahora, amigo Cirilo, en
el destierro os aburriréis mucho sin tener nada que hacer.
CIRILO
Antes hacía mucho menos.
EVA
Claro… los ministros lo
hacían todo.
CIRILO
Todo no… yo firmaba y
siempre era una ocupación.
EVA
¿Y este viaje que realizáis
con la Princesa tiene algún fin político? … si puede saberse, primo.
CLODOMIRO
Político, no. Es un viaje
más de padre que de Rey.
CIRILO
Eso
es… nada de ceremonias.
CIRILO
¡Ah, los que somos padres!
CLODOMIRO
Olga está delicada.
EVA
¿Cómo?
CIRILO
¿Qué tiene?
CLODOMIRO
No… nada. No se trata de
enfermedad, pero lo cierto es que está triste, que está pensativa, y aquí entre
nosotros, me parece que está enamorada.
EVA
(Con
extrañeza)
¿Enamorada?
CIRILO
¿Con que la niña…?
(Aparte)
¡caramba, caramba!
CLODOMIRO
Sí… está enamorada. Las
niñas cuando se enamoran presentan todas, aunque sean Princesas, los siguientes
síntomas: palidez, ojeras, falta de apetito y miradas lánguidas y extraviadas
como buscando por lo infinito algo que se imaginan… y mi pobrecita Olga…
CIRILO
Sí… os parece que busca
algo.
EVA
Y no habéis podido averiguar
cómo y de quién…?
CIRILO
Eso es… ¿de quién?
(Aparte)
¿De quién será?
CLODOMIRO
Sí, nada se puede ocultar
al ojo de un padre.
CIRILO
Claro.
CLODOMIRO
Pero es muy difícil mi
situación. Como Rey no puedo descender a …
EVA
¿Pero es que la Princesa ha
cometido la locura de enamorarse de una persona que no es de su estirpe?
CIRILO
Se habrá enamorado, como si
lo viera, de algún violinista, de algún oficialillo, de un artista de circo… de
un cualquiera… ¡Oh!… las Princesas del día… ¡Ah! Pero no consentiréis de
ninguna manera que…
CLODOMIRO
No es eso, no es eso, mi
querido Cirilo.
CIRILO
¿Pues entonces?
CLODOMIRO
Es muy duro para un padre
el decir…
CIRILO
(Aparte)
Nada… se ha enamorado de un
cochero. Todo por el suelo… ¡Adiós mi dinero! ¡Pobre Pío!
EVA (Aparte)
¡Pobre hijo mío!
CLODOMIRO
Pero en fin, habla el
padre. Soy este paso por ella… Olga está enamorada de un Príncipe.
EVA
¿Eh?
CIRILO
(Aparte)
¡Qué le vamos a hacer!
CLODOMIRO
Del Príncipe… Pío.
EVA
¡Ah!
CIRILO
¿De Pío? ¿Has oído Eva?
Nuestro hijo… en fin, veremos… no tenemos más que ese… (A Eva) Tú dirás (En
voz baja) No digas nada.
EVA
Nuestro hijo…
CIRILO
El Príncipe… no sabemos ha
viajado por el extranjero… ha visto Princesas… quizá su corazón esté comprometido
con Ana de Liguria, o con Lina de Liponia, o con Draga de Liburnia, vaya usted
a saber.
CLODOMIRO
Basta, basta. Vosotros
guardáis algún secreto. Algún plan de matrimonio para vuestro hijo. Es muy
natural. Ha sido inútil mi sacrificio. El Rey dominará al padre. Ya está
decidido (Levantándose) a Olga
la casaré aun contra su voluntad con el heredero de la corona de Eslavonia.
CIRILO
¡Hombre!
EVA
¡Clodomiro!
CIRILO
¡Por dios, no se trata de
eso. Eso no es… ¿violentar a la niña? No faltaba más… eso nunca.
EVA
Pobrecita Olga.
CIRILO
¡Aún vive Cirilo! Clodomiro
no os pongáis así. Olga se casará con Pío, sí, señor, con el Príncipe Pío. Yo
lo mando, yo lo quiero.
CLODOMIRO
¡Gracias, gracias!
CIRILO
Lo dicho, bueno, de la dote
no tenemos que hablar nada. Entre nosotros… además que ya lo sabemos.
CLODOMIRO
Sí, sí… mi fortuna es
inmensa. De esto no hay nada que hablar... pero vamos a ver el chico, Pío ¿qué lleva?
CIRILO
Vamos Clodomiro, que no
hablemos de intereses. No hablemos de dinero.
EVA
No hablemos.
CIRILO
Que no quiero, vamos, que a
mí no me gusta hablar de eso.
ESCENA VI
Dichos
y Olga, por la primera izquierda y luego por el fondo el Príncipe Pío.
OLGA
¡Ah, perdón! Vengo a
interrumpir.
CLODOMIRO
¡No, ven hija mía!
PIO
Perdonad, me retiro.
CIRILO
No, ven acá hombre.
EVA
No, ven aquí.
CLODOMIRO
(A
Cirilo)
Me parece que debemos…
CIRILO
Sí… creo que debemos…
CLODOMIRO
Conviene
que se vean, que hablen…
CIRILO
Sí, que haya contacto para…
el amor es como la electricidad, si no se unen los polos, no hay chispa.
EVA
(Al
Príncipe, que habrá estado hablándole en voz baja)
De ti depende solamente,
hijo mío, nuestra felicidad.
CIRILO
Eva, vamos a acompañar a
Clodomiro.
EVA
Con mucho gusto.
CLODOMIRO
Olga… adiós.
CIRILO
Pío… hasta luego.
(Por
el portalón primera izquierda)
ESCENA VII
Olga
y El Príncipe Pío.
(Música)
Pausa, se miran, se hablan,
etc.
OLGA
(De
pronto)
¿Te agradan las flores?
PIO
Me agradan.
OLGA
Pues ven
y de este macizo
una cortaré.
(Dirigiéndose
al primero de la izquierda)
PIO
(Secamente)
¿Para qué?
OLGA
(Parándose
sin cortar la flor, con tristeza)
Es verdad
dices bien;
¿para qué la voy a
arrancar?
Está tan lozana,
tan fresca en su tallo,
cortada se seca,
dejarla es mejor.
(Aparte)
Está indiferente
y apenas me mira;
en él habré puesto
en vano mi amor.
PIO
Te has enojado
porque no quise
una flor bella
tomar de ti.
Pues de mis manos
toma esta otra,
(Cortando
una flor y dándosela)
y mi torpeza
la enmiendo así.
OLGA
(Con
la flor)
¡Ah, no sabes lo que has
hecho
al ofrecerme aquí esta
flor…
sobre la ofrenda de las
flores
hay en mi patria una
canción:
Como palomas en bandada
van en mi patria las doncellas,
van a los huertos con ellas
mozos galanes también van.
Forman la rueda y un galán
queda en la rueda
prisionero,
y si romper la rueda quiere
tiene que dar el caballero…
a una niña una flor
en promesa de amor,
y girando las niñas en
corro
así cantan a su alrededor…
galán, doncel
que diste la azucena,
la rosa o el clavel.
Te tienes que casar
y ser marido fiel;
al cura ve a buscar,
galán,
galán, doncel.
LOS DOS
Galán, doncel
que diste la azucena,
la rosa o el clavel.
Te tienes que casar, etc.
(Hablado)
OLGA
(Aparte)
Yo no puedo decírselo de
una manera más popular.
PIO
La canción es preciosa,
prima mía, y la costumbre muy original. Pero aquí, el dar una flor, no es más que
una prueba de galantería.
OLGA
¿Nada más? Pues allí, ya te
digo, es cosa corriente…
(Aparte),
No me quiere, no me quiere.
ESCENA VIII
Dichos
y La Generala, primera izquierda.
BERTA
Así me gusta. Ver a
nuestras altezas en animada conversación.
PIO
¡Berta! Hablábamos de cosas
indiferentes.
OLGA
Indiferentes…
BERTA
Pues yo creí que había
interrumpido la primera entrevista de dos enamorados.
PIO
¿Enamorados?… No.
OLGA
No, ¿quién os ha dicho?…
PIO
(En
voz baja a la Generala)
No juguéis conmigo Berta…
mi solo amor.
BERTA
Silencio, Príncipe.
OLGA
¿Qué? Hablan en secreto.
BERTA
Pues repito, que a mi
llegada creí romper un idilio, pero si no es así…
OLGA
No, querida Generala, no.
BERTA
Perdonad.
OLGA
(Aparte)
¿Será esta mujer la que…?
(Medio
mutis)
PIO
(En
voz baja)
Pero Berta….
BERTA
(Idem)
Callad por Dios.
OLGA
(Desde
la puerta, primera izquierda, vuelve la cabeza y los ve juntos)
¡Sí, es ella!
(Vase)
ESCENA IX
Berta
y Príncipe Pío.
BERTA
Príncipe, habéis estado
inconveniente… muy inconveniente.
PIO
El amor en nada repara, y
yo te amo Berta.
BERTA
(Riéndose)
¡Estáis loco! Sois un niño.
Un pobre colegial soñador, que sus ensueños amorosos vio realizados en un
momento de locura, de abandono, lo que queráis, pero al fin ensueños, ensueños
que pasaron, querido Príncipe.
PIO
¿Cómo, qué decís… que
pasaron?
BERTA
Sí, para no volver, ¿pero
vos qué pensásteis?
(Riéndose)
PIO
¡Berta!
BERTA
¡Ay, me dais miedo! No os
pongáis en drama. Yo soy así. No me gusta ejercer la tiranía con los hombres. Me
gusta verlos rendidos a mis pies y esclavos, un minuto y después rompo sus
cadenas y los liberto. ¡Qué esclavo se queja porque le devuelvan la libertad! No
os quejéis Príncipe porque yo os la devuelva. Vos habéis venido a casaros con
la Princesa, y con ella os casaréis.
PIO
Yo, nunca.¿De modo que me
habéis tomado por un juguete? ¡Ah, no! Esa libertad que me otorgáis no la quiero.
Yo quiero amaros siempre… ser vuestro esclavo siempre.
(Le
coge una mano y se la besa)
ESCENA X
Dichos
y Cirilo por la primera izquierda.
CIRILO
¡Caramba!
BERTA
Cuando digo que sois un
loco, que sois un niño.
(Le
retira la mano y sale por el fondo izquierda)
PIO
Se burla de mí, sí… se
burla.
(Sale
por la lateral derecha)
ESCENA XI
CIRILO
(Saliendo)
¡Demonio con mi Pío!… Vaya
con la Generala, pobrecito Tocateca, bonita manera tiene mi niño de pagar la
hospitalidad… Ya me escamé yo en Oxford aquella tarde del te, en que no
aparecían. Y yo que salía a ver si el Príncipe y la Princesa… ¡Caramba! ¡Caramba!
ESCENA XII
Dichos,
Tocateca y Clodomiro, por el segundo portalón izquierda.
GENERAL
Allí está Cirilo II.
CLODOMIRO
Querido Cirilo, ¿dónde os
metéis? Os hemos buscado en vuestras habitaciones y …
CIRILO
He salido a tomar el aire.
CLODOMIRO
¿No sabéis lo que pasa?
GENERAL
¿Lo que ocurre?
CIRILO
No sé nada, casi nada.
CLODOMIRO
Vuestro hijo el Príncipe no
quiere a la Princesa.
GENERAL
No la quiere.
CIRILO
¿Cómo que no?
(Aparte)
¿Y qué digo yo? Pío me
reventó. Pero calma, mucha calma, amigos míos.
CLODOMIRO
De estos amores depende
quizá la preciosa existencia de Olga.
CIRILO
Sí, ya lo sé… de estos
amores yo me encargo…
GENERAL
Y quién va a averiguar
quién es la prójima que entretiene al Príncipe Pío… voy a ser yo.
CIRILO
No, mi General. Vos tenéis
muchas cosas en la cabeza para ocuparos de eso…
(Aparte)
¡Pobrecito! Yo… soy el
padre y soy el llamado.
CLODOMIRO
Tiene razón Cirilo… él es
el padre y…
CIRILO
Yo llamaré al Príncipe como
Rey y como padre y le diré ¿pero qué es esto? ¿Hemos venido a esto? ¿Te parece
bien esto? ¿En dónde te has metido?
GENERAL
Muy bien.
CLODOMIRO
Muy bien.
GENERAL
Energía, mucha energía.
CIRILO
Y a ella, en cuanto
tropiece con ella, con todo respeto le diré: señora…
GENERAL
No señor, no le llaméis
señora, llámela vuestra majestad todo lo contrario, estáis en vuestra casa.
CLODOMIRO
Y si es como suponemos una doncella…
CIRILO
No es doncella.
CLODOMIRO
O una dama, que recibís en
esta casa, a la calle inmediatamente, a la calle.
GENERAL
Eso, por supuesto (Sube hacia el fondo)
CIRILO
(Aparte
a Clodomiro)
Eso no puede ser.
CLODOMIRO
¿Por qué?
CIRILO
Porque es la Generala.
CLODOMIRO
¿La Ge…?
CIRILO
¡Silencio!
GENERAL
Pero por allí viene mi
señora del brazo de un oficial.
CIRILO
¡La Generala!
CLODOMIRO
¡La Generala!
ESCENA XIII
Dichos,
La Generala, por el fondo izquierda del brazo del Coronel de Highlanders, a
quienes sigue el Capitán y oficiales del primer acto.
BERTA
(A
Clodomiro)
¡Señor! Voy a tener el
honor de presentar a vuestra majestad al Coronel al Capitán y a los oficiales
del 42 regimiento de Highlanders.
CLODOMIRO
¡Coronel, señores!
CIRILO
¡Mi querido Coronel, ¿Cómo
por aquí?
CORONEL
Hemos
llegado de Oxford esta madrugada al campamento de Cambridge, para tomar parte
en las maniobras que empezarán mañana.
GENERAL
Mi amigo. Lo celebramos
mucho y asistiremos a ellas.
CLODOMIRO
Será un honor para mí
admirar una vez más al bravo ejército inglés.
BERTA
(A Tocateca)
Paseaba por el parque y ví
por la verja pasar a estos señores. Me saludaron y les invité a entrar…
(Forman grupos)
ESCENA XIV
Dichos,
Eva y Olga, por primera izquierda.
EVA
No tengas cuidado, hija
mía, todo se arreglará. ¡Ah!…
CLODOMIRO
Olga, ven acá…
(La
presenta en voz baja al Coronel y oficialidad)
CIRILO
(A
Eva)
Eva, ocurren cosas
gravísimas.
EVA
¿Qué?
CIRILO
Calla.
(Habla bajo. Luego se dirige al grupo de oficiales)
GENERAL
(A
la Generala)
Oye Berta… ¿no sabes? El
Príncipe está enamorado de otra.
BERTA
¿Qué me dices?
GENERAL
Y
no quiere a la Princesa.
BERTA
Tiene gracia.
GENERAL
¿Tú sabes algo?
BERTA
¿Yo? Absolutamente nada.
GENERAL
¡Qué complicación!
CORONEL
Capitán…
(Hablan
en voz baja)
CAPITAN
A la orden mi Coronel.
(Sale
por el fondo)
CIRILO
Admirable, me parece muy
bien. Tocateca, el Coronel quiere que improvisemos una pequeña fiesta en honor
de la bellísima Princesa.
GENERAL
¡Bravo, bravísimo! ¿y en qué
consiste?
CORONEL
En cantos y bailes de las
cantineras de nuestros regimientos.
CIRILO
El Capitán salió a
buscarlas.
CORONEL
La fiesta de los
campamentos también se celebra esta noche y los soldados se pasarán por aquí
para saludar a vuestra majestad.
CIRILO
¡Bravísimo!
ESCENA XV
Dichos,
Capitán y ocho Cantineras – bailarinas – de los regimientos de Highlanders, – trajes
escoceses de cantineras –.
(Música)
Coro de señoras.
OFICIALES
(Coro
de señoras)
La alegre canción
del buen escocés,
la alegre canción
esta es.
BERTA
La alegre canción
del buen escocés,
la alegre canción
también yo la sé.
En las montañas de Escocia
para su amor conseguir
al son de la cornamusa
cantan las niñas así.
(Mientras
la Generala canta y oficiales, marcan las Cantineras un buen movimiento
rítmico, hasta que se indique el baile)
Escocesa de trenzas de oro
que de amor abrasada te ves
cuando tengas el alma
rendida
por un escocés…
(Coro
de Señora, baile)
BERTA y OFICIALES
No le mires con ojos de
fuego,
no le digas palabras de
amor,
no suspires para que te
entienda
que hay algo mejor.
BERTA
Niña de mi vida
que el amor buscando vas,
busca tu cariño
que por fin lo encontrarás.
Porque siendo gentil y
graciosa
y teniendo mejillas de rosa
lograrás dulces besos de
amor.
Verás… verás…
no hay dicha mayor.
TODOS
Galán escocés,
gentil militar,
tu
amor dulce es,
¡Ay! No dejes de amar.
BERTA
Niña de mi vida
sé a tu amante siempre
fiel,
dale tu cariño
que su amor te dará él.
Porque siendo con él
cariñosa
y tratándole siempre
amorosa
lograrás verle loco de
amor.
Verás… verás… no hay
dicha mayor.
TODOS
Tralará, tralará, Galán
escocés,
gentil militar,
tu amor dulce es,
¡Ay! No dejes de amar.
Galán escocés,
tus besos de amor
por siempre me dan
la dicha mejor. Tralará,
tralará.
(Hablado)
CLODOMIRO
Muy bien, muy bien.
CIRILO
¡Bravo, bravo!
GENERAL
Invito a todos a una copa
de champagne.
CLODOMIRO
Vamos.
(Música
piano y van desfilando fondo izquierda. Sigue el diálogo)
Olga…
OLGA
No papá, me quedo aquí.
CLODOMIRO
(Ofreciéndole
el brazo)
Lo que quieras Olga.
Eva…
(Ofreciéndole
el brazo)
OLGA
(A
la Generala, rápido)
Necesito hablaros.
BERTA
¿A mí?
CIRILO
Generala, os ofrezco mi
brazo.
BERTA
Yo lo acepto…
(Aparte)
Hablaré con ella.
(Vanse)
ESCENA XVI
OLGA
Sí… estoy decidida, sé que
me rebajo hablando con esa mujer, pero antes que Princesa soy una mujer enamorada.
Si no accediera a mi ruego, si se negara… ¡Ah! Entonces soy capaz hasta de
llegar al escándalo, acusándole delante de todos. Sí…
(Pausa,
transición)
Pero qué locura, no sé ni
lo que digo… ¡Eso es imposible! Yo no tengo valor para hacer eso… ¡Ah, ella!
(Aparece
la Generala por el fondo)
ESCENA XVII
Berta
y Olga.
BERTA
Aquí me tenéis. No dirá la
Princesa Olga que no acudo presurosa a su cita… por vuestra alteza he dejado a
todos… ¿qué me queréis?
OLGA
Necesito hablaros, abriros
mi corazón.
BERTA
¿Qué decis?
OLGA
Digo, que yo he venido aquí
llena de alegría y en busca de felicidad.
BERTA
A casaros con el Príncipe,
sí… a eso habéis venido.
OLGA
A eso, porque yo le amo. Le
amo desde que siendo niños nos conocimos en la corte de mi padre. Pero el
Príncipe no me ama. Le soy indiferente. Y yo, sin embargo, a pesar de su
indiferencia, le encuentro cada vez más digno de mi cariño. He buscado en mi imaginación
el motivo de de esta indiferencia que me hiere y no la encuentro, y quiero
preguntaros a vos.
BERTA
¿A mí, por qué?
OLGA
Sí, Generala.
BERTA
No os comprendo.
OLGA
Sí me comprendéis. Sed
franca conmigo. Aquí no hay más que dos mujeres. El Príncipe no me quiere porque
os ama.
BERTA
¿Qué me ama? No lo creáis.
El Príncipe es un niño, una alocada mariposa, que en su revoloteo, no ha encontrado
todavía la flor en que posarse.
(Empieza
lentamente a anochecer)
OLGA
Perdonad. Yo no entiendo
vuestro lenguaje pero adivino lo que me queréis decir. Al Príncipe le ha seducido
vuestra elegancia, vuestra hermosura, porque hermosa lo sois, y os ama ciego
con ese amor de los hombres, que no es amor del alma… pero lo que yo quiero
saber pronto, ahora mismo, es si vos le amáis.
BERTA
¿Yo? Princesa Olga… yo no
amo al Príncipe, os lo juro,
(Aparte)
¡pobre Princesa!
OLGA
¿No sois mi rival?
BERTA
No, al contrario, soy
vuestra amiga.
OLGA
¡Oh, qué alegría! Pero no
me engañéis, porque si me engañáis… morirán mis ilusiones.
BERTA
No os engaño. Yo no he
podido impedir al Príncipe, los hombres son así… pero ya veréis, en cuanto se fije
en vos comprenderá la pureza de vuestro amor, la inocencia de vuestro corazón,
caerá a vuestros pies rendido y olvidará las ilusiones que quizás se ha forjado,
de un amor imposible.
OLGA
¡Qué buena sois! Aunque a
decir verdad, me habíais parecido todo lo contrario.
BERTA
Por si alguna duda os
queda, yo misma me propongo daros la felicidad, pero me habéis de obedecer en todo.
OLGA
En todo, porque de amor,
sabéis más que yo.
BERTA
Pues dejadme. Confiad en mí
y esperad tranquila la hora de vuestra dicha.
OLGA
La espero
(Medio
mutis, vuelve), permitidme, ¿me queréis
dar un beso, Berta?
BERTA
A cambio de otro.
(Se
besan)
OLGA
Aún puedo ser feliz.
(Vase
primera)
BERTA
(Viéndola marchar)
Así era yo también.
(Pausa.
Anochece más)
ESCENA XVIII
Berta
y El Príncipe Pío, por el fondo derecha.
PIO
Berta.
BERTA
¡Ah, Príncipe!
PIO
¿En qué pensábais?
BERTA
(Con
coquetería)
Pensaba en vos.
PIO
(Con
alegría)
¿En mí?
BERTA
Pensaba en lo mal que os
traté antes. En lo triste que os vi marchar, y ¿por qué no decirlo? Deseaba
volver a veros para pediros perdón.
PIO
¿Perdón a mí… Berta? ¡A mí que os amo con locura, que me siento
capaz por vos hasta de lo imposible!
BERTA
Silencio, pueden oírnos.
PIO
¿Qué me importa?
BERTA
Por Dios, Príncipe, callad.
(Le
pone una mano en la boca, que el Príncipe besa repetidas veces. Se hace de
noche completa)
ESCENA XIX
Dichos
y Guanajato por la segunda izquierda y atraviesa la escena.
GUANAJATO
¡Qué calor! Está la noche
como de Pampero.
PIO
¡Berta mía!
GUANAJATO
¡Rejinojo… ¡Otra vez! No sé
cómo me las compongo, pero siempre estoy a toque de Generala.
(Vase
rápido)
BERTA
Vamos Príncipe, tened
juicio.
PIO
Lo pierdo a vuestro lado.
BERTA
Pues es preciso tenerlo
para…
PIO
¿Para qué?… habla.
BERTA
No me atrevo.
PIO
Habla.
BERTA
Pues luchar contra todos
los que pretenden casarte con Olga, robándome tu cariño.
PIO
No lo conseguirán. Yo soy
tuyo y tú eres mía. ¿No es cierto? ¿Para qué quiero trono, ni fortuna, si tú lo
eres todo para mí?
ESCENA XX
Dichos,
Clodomiro V y Cirilo II por el fondo izquierda y se ocultan después detrás del
árbol primero izquierda.
CIRILO
(A
Clodomiro)
¡Ellos!… no hay duda.
CLODOMIRO
¿Sí?
¿Juntos?
BERTA
Te atreverás a probar lo
que acabas de decirme?
PIO
¿Y los dudas Berta?
BERTA
Pues oye, aquí la vida,
nuestra felicidad, son imposibles.
PIO
Es verdad.
BERTA
¡Qué dichosa sería lejos de
todo el mundo, viviendo a tu lado!
PIO
Pues huyamos juntos. A todo
estoy dispuesto si tú lo estás.
CIRILO
(Aparte)
¡Tocateca, digo zapateta!
BERTA
Sí.
PIO
Pues esta noche.
BERTA
Esta noche, a las nueve,
allí en el Petit Trianon.
PIO
Allí estaré, qué inmensa es
mi ventura, Berta!
BERTA
Silencio. Ahora
separémonos.
PIO
Sí… hasta pronto.
BERTA
Hasta pronto.
(El
Príncipe por detrás del árbol y vase por la segunda izquierda. Aparte)
Cayó en la red como un
pajarillo.
ESCENA XXI
Dichos,
Clodomiro y Cirilo, dando la vuelta al árbol por la derecha.– Todo el número
con sordina en la orquesta –.
(Música)
CIRILO
(En
voz baja)
¡Señora!
CLODOMIRO
¡Señora!
LOS DOS
Parece mentira
que tenga una dama
tan poca aprensión.
CIRILO
(En
voz baja)
¡Señora!
CLODOMIRO
¡Señora!
LOS DOS
El ver lo que vimos
nos llena, señora,
de estupefacción.
BERTA
¡Señores, señores!
Parece mentira
que puedan dos Reyes
buscar la ocasión,
de estar ocultos
celando a una dama
oyendo indiscretos
su conversación.
CIRILO
De manera que a mi Pío
que es un joven infeliz,
vuestro amor le ha
trastornado…
BERTA
Puede
ser que sí.
CLODOMIRO
De manera que a mi Olga
que a casarse vino aquí,
le queréis quitar el novio.
BERTA
Puede ser que sí.
LOS DOS
Tal desfachatez
yo jamás la vi.
BERTA
Yo soy como soy,
yo soy así.
CIRILO
De manera que esta noche
escapar queréis con él,
dando aquí esa campanada.
BERTA
Bien puede ser.
CLODOMIRO
Y al marido confiado
¿qué le va a decir la
infiel,
que se marcha así con otro?
BERTA
Ya lo pensaré.
Yo nací así,
yo así seré…
no sé por qué,
yo soy así.
LOS DOS
Dice que es así,
sin saber por qué,
ella no lo sabe… Yo sí que
lo sé.
(Terceto)
ELLOS
¡Señora, señora!
Parece mentira
que tenga una dama
tan poca aprensión.
El ver lo que vimos
nos llena, señora,
de estupefacción.
ELLA
¡Señores, señores!
Parece mentira
que puedan dos Reyes
buscar la ocasión,
de estar ocultos
celando a una dama
oyendo indiscretos
su conversación.
(Hablado)
BERTA
Lo repito, señores, yo soy
así… pero convengamos en que vuestras majestades han estado bastante indiscretos,
sorprendiendo una conversación particular, puramente particular. Pero en fin,
¡qué se le va a hacer! Han sorprendido mi secreto. ¡qué horror!
Pero no importa… me
escaparé que se olvide eh? A las nueve en el Petit Trianon. ¡Qué lástima, yo
que quería dar una sorpresa, paciencia! Otra vez será…
Saludo a Cirilo II, beso la
mano a Clodomiro V, y lo repito señores, yo soy así, (Riéndose) ¡ja, ja! Yo soy así.
(Mutis
por la primera izquierda)
ESCENA XXII
Cirilo
y Clodomiro. Se miran estupefactos, –pausa.
CLODOMIRO
¡Cirilo!
CIRILO
¡Clodomiro!
CLODOMIRO
Esta señora…
CIRILO
(Dándose
un apretón de manos)
Conformes… no hay
discusión.
CLODOMIRO
Pero
¿qué vamos a hacer?
CIRILO
Eso digo yo.
CLODOMIRO
Yo creo que hay que
decírselo al marido.
CIRILO
Y ¿quién se lo dice? Y
¿cómo se lo dice?
CLODOMIRO
Es verdad.
CIRILO
Y hay que tomar una
resolución pronta, porque deben ser ya las ocho y media.
CLODOMIRO
Bueno, sí, pero vos podéis
coger… a vuestro hijo.
CIRILO
Sí, yo sí lo puedo coger,
pero él se me puede escapar.
CLODOMIRO
Basta, mi dignidad de Rey
no me permite, que yo me mezcle en estos asuntos. Ahora mismo pido el automóvil
y salgo para Londres con la Princesa.
CIRILO
¡Carambita! Eso no,
pensadlo bien, eso no, la felicidad de vuestra hija.
CLODOMIRO
Pero si vuestro hijo no la
quiere.
CIRILO
¿Cómo que no la quiere?
Digo, no sé lo que me digo, adiós trono, adiós empréstito, adiós mi dinero.
ESCENA XXIII
Dichos,
Tocateca, por el fondo izquierda.
GENERAL
¡Pero señores!
CIRILO
¡Tocateca!
CLODOMIRO
El General.
GENERAL
Pero, ¿cómo aquí, tan
retirados y a oscuras?
CLODOMIRO
Ahí veréis…
CIRILO
¡Ah, pero estamos a
oscuras! ¡qué hemos de estar a oscuras!
GENERAL
He salido a despedir a la
oficialidad y todos querían que fuésemos al campamento. Si vuestras majestades quieren
que vayamos para regresar con ellos a la retreta.
CLODOMIRO
No.
(Se
pasea agitado)
CIRILO
¿Para qué?
(El
mismo juego)
GENERAL
Lo que gusten, pero les
noto mucha agitación. Pero ¿qué ocurre? ¡ah, ya no me acordaba! ¿Han averiguado
algo?… ¿Se sabe algo?
CIRILO
Sí, señor, se sabe, se sabe
todo. Absolutamente todo.
CLODOMIRO
(Llamando
la atención a Cirilo)
Cirilo.
CIRILO
(Aparte
a Clodomiro)
Aquí hay que jugarse la
cabeza.
CLODOMIRO
La nuestra, bien, pero la
de éste…
CIRILO
Todas.
(La luna empieza a iluminar el fondo de la
decoración y riela en el lago)
GENERAL
Pero ¿qué les pasa?
CIRILO
Mi General, ¿qué hora es?
GENERAL
(Sacando
el reloj y yendo hacia el fondo para mirarlo a la luz de la luna)
Las nueve menos cinco.
CLODOMIRO
Las nueve.
CIRILO
Menos cinco, Tocateca…
GENERAL
¿Qué?
CIRILO
Vais a prestar esta noche
un servicio señaladísimo a la corte de Espartanopia y al Rey cesante de Molavia.
GENERAL
¿Qué hay que hacer? Yo soy
esclavo de vuestras majestades, como General y como particular.
CIRILO
Es como hombre.
GENERAL
Mande vuestra majestad.
CIRILO
Bueno, pues mando.
CLODOMIRO
Pero Cirilo…
CIRILO
Cállate primo. Venid acá,
mi querido General. Vais a colocaros allí, en el Petit Trianon y vais a
esperar.
GENERAL
¿A quién?
CIRILO
Vais a esperar, venid
(Va
hacia el Trianon), vais a esperar aquí, y
en cuanto den las nueve, minuto más, minuto menos, recibiréis una gran
sorpresa. Vamos, Clodomiro.
CLODOMIRO
Sois el diablo.
CIRILO
Es la única manera de
decírselo, que lo vea.
CLODOMIRO
Vamos en busca de la Reina.
(Vanse
por el fondo izquierda)
GENERAL
Eso debe ser una bromita de
los Reyes, como si lo viera.
ESCENA XXIV
Tocateca
en el “Petit Trianon”. La luna ilumina ya el “Petit Trianon” y la figura de
Tocateca.
(Música)
(El
Príncipe sale por la segunda izquierda, da la vuelta al árbol, viene al primer
término y va a dirigirse al “Petit Trianon”)
PIO
Llegó la hora
de mi ventura.
¿pero qué es esto?
¡El General!
(Viéndole
en el “Trianón”. Como toda la primera parte, el escenario debe estar a oscuras,
atraviesa la escena hacia la derecha y se esconde entre los árboles de la
primera
derecha)
ESCENA XXV
Dichos
y por la primera izquierda, Berta, cubierta con un largo abrigo de pieles
nutria.
BERTA
(Con burla)
Sin
duda el Príncipe
para robarme,
donde le dije
me espera ya.
¿A ver?
¿Qué miro?
Mi esposo allí.
(Deteniéndose.
Riéndose en voz baja)
De Cirilo y Clodomiro,
de los dos,
es este ardid.
PIO
(Por
la derecha, haciendo señas)
¡Berta, tu esposo!
BERTA
Vete… después.
En mí confía.
PIO
Sí, volveré.
(Vase
por la derecha primer término. Preludia la orquesta sola, el motivo de Es un
muñeco de Arlequín del acto primero, Mientras la Generala se dirige al Trianon)
BERTA
Querido esposo,
Tú en el Trianon.
GENERAL
Estoy cumpliendo
Mi obligación.
Una broma de los reyes,
se conoce que es,
me dijeron que esperase,
que esperara a no sé quién.
BERTA
Pues es a mí
Y aquí estoy ya;
Dame tu brazo,
(Dándoselo)
mi General.
Con tantos reyes
Y tanto honor,
nos olvidamos
de nuestro amor.
(Vanse
por el fondo. Sigue la música)
ESCENA XXVI
Olga, primera izquierda, envuelta en el largo abrigo, con
pieles, a poco, el Príncipe por
el fondo derecha.
OLGA
¡Tiemblo, y dudo! Me da
miedo,
pero amor me hace valiente.
Berta dijo… “nada temas”.
¿Por qué dudo?…
voy a verle.
(Motivo
del dúo del primer acto, mientras va hacia el “Trianon”. Ilumina su figura la
luna)
PIO
(Viendo
la figura de Olga, vuelta de espaldas)
¡Por fin llegó a esperarme!
(Acercándose)
¡Mi bien!
OLGA
¡Príncipe!
PIO
¿Qué? ¡No es ella!
Es la Princesa.
¿por qué aquí estáis? ¿Por
qué?
OLGA
Una noche tranquila de
luna,
anhelaba mi pecho gozar
y buscando salí del
castillo,
de la noche callada la paz.
PIO
(Aparte)
Me engaña, o es Berta
la que me engañó…
de acuerdo con ella
su puesto ocupó.
(La
luna va avanzando y desapareciendo del “Petit Trianon”, iluminará el banco
donde después se sentará la Princesa cuando se indique)
OLGA
No
hay duda, sospecha.
PIO
Me han hecho traición.
OLGA
Venir fue locura.
PIO
Fue falso su amor.
OLGA
(Viniendo
hacia el proscenio y sentándose en el banco de piedra, que todavía no ilumina
la luna)
Qué bella noche,
todo silencio,
duermen las aves,
duerme la flor.
Para las almas enamoradas,
qué bella noche
para el amor.
PIO
Noche tranquila
para un amante,
callada noche,
decís verdad.
La blanca luna,
su dulce ambiente,
todo de amores
hablando está.
OLGA
Yo hablo de amor
sin saber por qué.
Yo no sé,
si es dicha o dolor.
PIO
Es pesar, es sufrir,
engañar, mentir,
padecer y llorar,
y de rabia morir.
OLGA
(Inocentemente)
Yo me figuraba
que amor sólo era
un sueño inocente
soñado por dos.
(El
Príncipe va acercándose hacia el banco)
Dos enamorados
con un pensamiento,
así mi alma pura
soñaba el amor.
PIO
(Sentándose
al lado de Olga)
Es verdad,
dices bien,
el amor,
ese es.
(La
luna ilumina a las dos figuras desde el banco)
Y es verdad, ese es
el amor casto y puro;
es verdad, ese es
el amor más seguro.
No es pesar, ni sufrir,
ni engañar, ni mentir,
es reír, es gozar,
es placer, es vivir,
este es el amor…
¿lloras, y por qué?
OLGA
Yo no sé,
si es dicha o dolor.
(Dúo)
LOS DOS
Qué bella noche,
todo silencio,
(Van
saliendo la Generala y Tocateca por el fondo derecha, Clodomiro, Cirilo y Eva,
segunda izquierda, avanzando lentamente)
duermen las aves,
duerme la flor.
Para las almas enamoradas,
qué bella noche
para el amor.
(Se
abrazan)
ESCENA XVII
Dichos.
(Hablado)
CLODOMIRO
¡Juntos!
EVA
¡Enamorados!
BERTA
Sí, señores.
TODOS
¡la Generala!
BERTA
Sí, señores. El Príncipe y
la Princesa se aman. Y esta era la sorpresa que guardaba a vuestras majestades.
GENERAL
¿Era esta?
CIRILO
Sí, General, esta era la
sorpresa.
(A
la Generala)
Pero ¿me queréis explicar?
(Música)
Motivo de Arlequín y
siguen.
BERTA
Es un muñeco Arlequín,
un muñequito de cartón…
GUANAJATO
(Saliendo hablado)
Mi General, la retreta.
ESCENA FINAL
Aparecen por el fondo
oficiales, Coronel, Capitán y soldados de los regimientos con picas y faroles encendidos.
Cantineras, etc., servidumbre que sale por los laterales. –Cuadro de vistosidad
final.
CORO
Toquen retreta los
clarines,
toquen retreta las
cornetas,
y entre las sombras de la
noche
luzca brillante la retreta.
Suene el clarín,
suene el tambor,
y a los acordes de la
retreta,
marcial, desfile el
batallón.
¡Hurra, hurra, hurra!
(Música
fuerte en la orquesta)
FIN DE LA ZARZUELA
Información obtenida en:
http://www.zarzuelaoviedo.es/programas/libreto-lagenerala.pdf
http://www.zarzuelaoviedo.es/programas/libreto-lagenerala.pdf
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