El Ultimo Romántico (Libreto)



EL ULTIMO ROMANTICO



Zarzuela de costumbres, en dos actos, divididos en cuatro cuadro.

Texto de José Tellaeche.

Música de Reveriano Soutullo y Juan Vert.

Estrenada en el Teatro de Apolo, de Madrid, el día 9 de marzo de 1928.


REPARTO (Estreno)

Aurora - Selica Pérez Carpio.

Encarnación - Srta. Suárez.

Doña Pepita - Srta. Andrés.

Baronesa - Srta. López.

Pepa - Srta. M. Paso.

Rosita - Srta. O. Rodríguez.

Dama 1ª - Sra. Ruiz.

Dama 2ª - Sr. Ramos.

Disfrazada 1ª - Srta. M. Paso.

Disfrazada 2ª - Srta. O. Rodríguez.

Mujer 1ª - .

Mujer 2ª - .

Enrique - Pepe Romeu.

Tomás - Sr. F. Gallego.

Ceferino - Sr. L. Rodríguez.

Gonzalo - Sr. Frontera.

Pepe - Sr. Ibarra.

Alegrías - Sr. Ibarra.

Menéndez - Sr. Cumbreras.

Marqués - Sr. Cumbreras.

Caballero 1º - Sr. Monteagudo.

Caballero 2º - Sr. Moriña.

Un sereno - Sr. Barta.

Un camarero - Sr. Martínez.

Otro camarero - Sr. Gallegos.

Agente 1º - Sr. Gallegos.

Agente 2º - N. N.

Golfo 1º - Sr. E. Paso.

Don Ramón - Sr. Jesús Navarro.

Un joven - N. N.

Bastonero - N. N.

Aguador 1º - N. N.

Murguista 1º - Sr. Montagudo.

Murguista 2º - Sr. Moriña.

Hombre 1º - N. N.

Hombre 2º - N. N.

Las señoritas Durán y O. Rodríguez y los señores Jesús Navarro y Barta estrenaron el número de Chulas y Chulos del segundo acto.

Damitas, Viejas, Pollos, Máscaras, Figuras de cotillón. Gente del pueblo y Coro general.

La acción en Madrid. —El primer acto, durante el año 1872. El segundo, en 1887.

Derecha e izquierda, las del actor.


TITULOS DE LOS CUADROS

1º — El Madrid de Don Amadeo.
2º — En la Fuente Castellana.
3º — Las Aguadoras del Prado.
4º — Un baile en El Real.


ACTO PRIMERO


PRIMER TELON ALEGORICO

Durante el preludio subirá el telón de boca, quedando a la vista del público otro, en el que el escenógrafo dará forma a la idea que pretende el autor. Es ésta, que el público, con sólo mirar a dicho telón, se dé cuenta de que el acto que va a presenciar se desarrolla en Madrid el año 1872.

Aunque, como decimos, el autor deja en libertad al escenógrafo para dar forma a dicha idea, creemos oportuno indicar que debe figurar la fecha de 1872 en sitio muy visible. Quizás unas alegorías, que pueden ser, por ejemplo, un episodio de la guerra carlista, la entrada de Don Amadeo en Madrid, a su piaste por la hoy plaza de la Cibeles; un edificio, una plaza o una fuente de entonces. Y tal vez, en la parte baja del telón, y como friso del mismo, los retratos de cinco figuras de la época, que pudieran ser Don Amadeo don Manuel Ruiz Zorrilla, el Marqués de Salamanca, Gaztambide y "Lagartijo". También puede verse el escudo de Madrid.


CUADRO PRIMERO


EL MADRID DE DON AMADEO

Plazuela o glorieta, a la que afluyen diversas calles, en Madrid de año 1872. En el telón de foro, edificaciones de la época y la silueta de alguna calleja que se pierde en una encrucijada. Primer término derecha, trasto de casa de un solo piso, con una pequeña tienda en la planta baja. Sobre la puerta, que es practicable, se lee un letrero que dice: "Memorialista Menéndez". Segundo y tercer términos, libres. En el primero de la izquierda, otro trasto, también de casa, que se supone tiene otra fachada a la calle contigua. En la planta baja de esta casa hay un café, sobre cuya puerta practicable se lee la palabra "Café". Dos veladores, ocupados, aparecen delante de la referida puerta. Algunos faroles encendidos, pues son las primeras horas de la noche, y convenientemente diseminados; luz en el interior del café. Otros detalles que den al cuadro todo el carácter y sabor de la época.
Al levantarse el telón alegórico del año I872, aparecen las figuras en escena colocadas en la siguiente forma: Menéndez y doña Pepita en la puerta de la oficina de aquél, rodeados de algunos hombres y mujeres del Coro. Visten: unos, trajes del pueblo, y otros, de la clase media. Sentados a la puerta del café, Rosita, don Ramón y un Joven; los dos primeros en un velador y el joven en otro. Un Camarero entra y sale en el establecimiento. Por la escena deambulan los restantes coristas de ambos sexos. Durante, el primer número, y según se indica en el cantable, van saliendo otros personajes.

(Música)

CORO
(Dirigiéndose a Menéndez, que tiene un periódico en la mano)
¿Qué dicen los periódicos,
amigo don Abilio?
¿Qué dicen de la guerra,
qué dicen del carlismo?
¿Se sabe si Don Carlos
volvió desde Oroquieta?

MENENDEZ
¡Volvió sin hacer caso
de lo de Amorebieta!

CORO
¡Jesús, Jesús nos valga!
¿Aquí qué va a pasar?

MENENDEZ
¡Paciencia, que Amadeo
todo lo arreglará!

DOÑA PEPITA
¿Sí, eh?

CORO
¡Ya, ya!

MENENDEZ
¡Todo lo ha de arreglar!

AGUADOR 1º
(Saliendo por la derecha)
¡El aguador! ¡E1 aguador!

CEFERINO
(Saliendo por la izquierda. Trae una cafetera humeante en tina mano y en la otra una batea)
¡Al café caliente!...
¡Al café caliente!...

(Por la derecha sale un Sereno)

VENDEDOR
(Pregón lejano)
¡De la Casa de Campo
yo vendo lilas!...
¡De la casa de Campo
violetas finas!...
¡Yo vendo lilas!...

JOVEN
(A Rosita, sin ser visto por Don Ramón, que lee un periódico)
Rosita,
yo quiero darte una carta.

ROSITA
(Idem)
Vidita,
ten un poquito de calma.

JOVEN
(Entregándola una carta con gran cautela)
Lucero.
Di si irás hoy al café.

ROSITA
¡Sé bueno!
¡Y en Pombo te esperaré!

CAMARERO
(Que ha advertido la entrega de la carta)
Luego dicen que las cartas
llegan tarde y llegan mal!
¡Pa estos la correspondencia
siempre llega puntual!

(Don Ramón da unas palmadas)

CEFERINO
(A los que le rodean. Recitado sobre la orquesta)
¡Si hay crisis o no hay crisis
muy pronto se sabrá!
|Si al fin el rey se marcha,
también nos lo dirán!

AGUADOR 1º
Yo tengo aquí La Iberia.

AGUADOR 2º
Yo tengo El Imparcial.

SERENO
Yo La Correspondencia,

CEFERINO
(Sacando otro periódico)
¡Y yo tengo el Gil Blas!

LOS CUATRO
(Con misterio)
¡Ninguno dice nada!
¡Ninguno puede hablar!

CEFERINO
Yo os puedo contar algo.
¡Silencio, y escuchad!

(Recitado)

AFILADOR
¡Sí, sí, que lo cuente!

UNO
¡Que lo diga!

OTRO
¡Que hable!

CEFERINO
¡Psch! (Con gran misterio) ¡Que mañana irá el Presidente a Palacio y presentará la dimisión del Gabinete!

TODOS
¡Psch!

CEFERINO
¡Qué Castelar, Figueras y otros federales se preparan a la lucha!...

TODOS
 ¡Psch!

CEFERINO
¡Que... (Más bajo) ¡Viva Alfonso XII!

TODOS
¡¡Viva!!

SERENO
¡Ea! ¡Basta ya! Que nun debu autorizar con mi presencia tanta murmuración. Conque buenas nuches y cada muchuelo a su olivu.

AGUADOR 1º
¡Es que!...

SERENO
¡Nun repliquen, que nu está el horno para bollos!

(Hacen mutis. Hacen mutis también el Afilador los Aguadores y el propio Sereno)

(Hablado)

(Durante el transcurso de esta escena, Don Ramón, Rosita y el Joven se levantan de sus respectivos veladores y hacen mutis, con algunos detalles)

MENENDEZ
(A Doña Pepita) Dígame, doña Pepita, ¿usted qué es lo que desea?...

DOÑA PEPITA
Ya se lo he dicho. Echar un memorial a la Reina Doña María Victoria pa que la admitan a mi prima, la Engracia, en ese asilo nuevo que ha hecho la esposa de Don Amadeo, cree que por cerca de la Virgen del Puerto.

MENENDEZ
Sí. El Asilo de las Lavanderas.

DOÑA PEPITA
¡Eso! La pobrecita Engracia está que no levanta cabeza desde que a su hijo, que era voluntario en el ejército liberal, lo cogieron los carlistas prisionero y lo fusilaron en Estella.

MENENDEZ
¡Esos carcundas! ¡Cuántas lágrimas van a costar!

DOÑA PEPITA
Y, entre tanto, aquí regañando los unos con los otros, por si deben gobernar los progresistas o los moderaos.

MENENDEZ
¡Vivimos sobre un volcán, doña Pepita! (Transición) Pero, bueno, volviendo a lo de antes. ¿Cómo siendo usted el ama de llaves y la persona de confianza en la casa del señor Conde de Téllez-Girón, no hace usted que pida eso su amo en Palacio?

DOÑA PEPITA
¡No me hable, don Abilio! ¡El señor Conde es alfonsino!

MENENDEZ
¿Y la Condesa?

DOÑA PEPITA
¡Pobrecilla!

MENENDEZ
Dicen que no se lleva bien el matrimonio, ¿es verdad?

DOÑA PEPITA
¡Eso no es cierto! ¡Mi señora es una buena esposa y una buena madre de su hijita! (Pausa) ¿Que no está enamorada del señor Conde? ¡Puede! Pero, vamos, hay que perdonarla. ¡Que la casó su padre con el señor pa redondear un negocio de los muchos que hacía aquel demonio de usurero!

MENENDEZ
¡Lo de siempre!

DOÑA PEPITA
¿Usted cree que puede querer a un hombre que estará rondando los sesenta, cuando ella aún no ha cumplido los veinticinco?

MENENDEZ
¡Claro! ¡Claro! (Pausa) Yo se lo he preguntado a usted, porque se dijo en el barrio..., ¡se dicen tantas cosas!, que amella, de soltera, le gustaba un mozo a quien nadie conocía entonces, pero que hoy se ha hecho mucho nombre, Enrique de Gorbea. Un amigo de Castelar y Maisonave, que viene mucho por este café...

DOÑA PEPITA
(Disimulando) ¡No sé!... ¡No sé!... Pero... (Transición) ¡Bueno, señor Menéndez, yo tengo mucha prisa y...

MENENDEZ
Ahora mismo, (Llamando al interior de la covachuela) ¡Tomás! ¡Tomasillo! (Aparte, refiriéndose a Doña Pepita) (¡Esta tiene el colmillo retorcido!)

DOÑA PEPITA
(¡Este se quiere enterar de lo que no le importa!)

(En la puerta de la tienda aparece Tomás, tipo de menestral, de unos veintitrés años, y cuya fealdad ha de ser grande)

TOMAS
¿Llamaba usted, tío?

MENENDEZ
¡Sí! Doña Pepita te dará unos datos pa un memorial. Hazlo con letra redondilla, que es buena clienta.

(Tomás anota los datos que figura dictarle Doña Pepita)

CAMARERO
(A Ceferino, con quien habrá estado hablando) Me voy pa dentro, Ceferino, que ya estará llegando la parroquia.

CEFERINO
Oye, ¿sigue viniendo al café ese pollo que le llaman don Enrique?

CAMARERO
¿El que habló en la reunión del Circo Ribas?

CEFERINO
¡El mismo!

CAMARERO
Sí.

CEFERINO
¡Pos dile al amo que tenga cuidao!

CAMARERO
¿Por qué?

CEFERINO
Porque me han dicho que le andan buscando las vueltas pa llevarle al Saladero. A lo mejor lo pillan ahí conspirando y...

CAMARERO
¡Aquí no! En esa tertulia hablan solo de sus diversiones y de sus novias.

CEFERINO
¡Ah, entonces!...

CAMARERO
Hasta luego, Ceferino. (Entra en el café)

CEFERINO
Adiós, hombre.

DOÑA PEPITA
(Pagándole a Menéndez) Bueno, señor Menéndez. Allí van los siete reales y mañana volveré a firmar.

MENENDEZ
Cuando usted guste, doña Pepita.

DOÑA PEPITA
Buenas noches. (Se dirige hacia el foro izquierda, por donde hace mutis)

MENENDEZ
¡Usted lo pase bien! (Volviendo a saludarla) ¡Buenas noticias! ¡Vaya! ¡Le daremos hoy punto a la tarea! (A Tomás) Tomasillo. Yo voy a descansar. (Hace mutis. Pausa)

TOMAS
¡Gracias a Dios! Creí que no me dejaban. (A Ceferino, con cierto temor) ¡Señor... Ceferino! ¡Señor Ceferino!

CEFERINO
¿Qué te ocurre, muchacho?

TOMAS
¡Pues!... ¡Verá usted!... ¡Verá usted!... (Con cierto rubor) ¡Yo deseaba pedirle un favor!

CEFERINO
¡Tú dirás!

TOMAS
¡Pues!... ¡Pues!... (Decidido) Pues deseaba que usted me dijera qué se necesita pa que me quiera una mujer.

CEFERINO
¿Que qué se necesita pa que te quiera una mujer? (Pausa) Oye, ¿tiés dinero?

TOMAS
¡Si tuviá dinero me querría más de una!

CEFERINO
¡No! Si digo que, si tiés dinero, te tomes una tacita de moka, y de ese modo mientras charlamos, pues no está parao el negocio.

TOMAS
¡Ah, bueno! ¡Venga!

CEFERINO
(Sirviéndole una taza) ¡Esencia de café! ¡En el de las Columnas no te lo sirven mejor!

TOMAS
¡Habrá usted cambiao el cocinero, porque ayer era rejalgar!

CEFERINO
¿Qué, quiés más azúcar?

TOMAS
¡No! ¡Con azúcar está peor!

CEFERINO
Bueno, dime. ¿Quién es esa mujer?

TOMAS
¿Quién va a ser? La Encarnación. La modista el veintiuno. (Mientras habla bebe el café) ¡Pero no me quiere!... ¡Se ríe de mí!... ¡Soy!... (Llorando) ¡Soy mu desgraciao!

CEFERINO
¡Chico! ¡No llores! Que se te caen las lágrimas a la taza y luego dirás que está amargo el líquido.

TOMAS
¡Es que!...

CEFERINO
Pero, ven aquí. ¿No me aseguraste este Carnaval pasao que estabais en relaciones?

TOMAS
¡Sí, Señor! ¡Como que fuimos por la tarde disfrazaos al Prao y a Recoletos, y pa ir luego al baile de La Lira, nos desnudamos juntos! Pero... ¿qué ha podido ver la Encarnación en don Enrique que no vea en mí?

CEFERINO
¡Ah!; ¿pero ahora es don Enrique?

TOMAS
¡Sí!

CEFERINO
(Fijándose en la fealdad de Tomás) ¿Y dices que qué ha podido ver?... ¿Tú. tienes espejo?

TOMAS
¡Un cacho pequeño!

CEFERINO
Pues... ¡procura comprarte uno que te pille toa la cara, pa que te hagas cargo!

TOMAS
¿Entonces?...

CEFERINO
Entonces, lo que tú necesitas es espabilarte.

TOMAS
¿Y qué hay que hacer?

CEFERINO
Cambiar de modales; vestirte como los pollos; darte una vueltecita por las tardes, en velocípedo, por la Fuente Castellana, y hacerle creer a la gente que tiés algo que ver con ese que le llaman don José, el del nuevo Barrio Salamanca.

TOMAS
Bueno, ¿y con todo eso?...

CEFERINO
(Mirando al café) ¡Calla!

TOMAS
¿Qué?

CEFERINO
Que me parece que ahí sale don Enrique sus amigos.

TOMAS
Pos ahora verá usted...

CEFERINO
¡No te he dicho que hay que cambiar de modales!

TOMAS
Pero será desde mañana. Hoy aún le puo dar una bofetá...

CEFERINO
Tú lo que vas a hacer es venirte conmigo la plazuela de Oriente, que estarán en el Real
esperándome el lacayo de la Buchental y otros parroquianos.

TOMAS
¿Pero...?

CEFERINO
Anda, y hazme caso. (Tomás inicia el mutis por la derecha. Ceferino, le sigue, refiriéndose a Tomás) ¡Lo de toos en cuanto hay una mujer por medio!... (Voceando) ¡Al café caliente!... ¡Caliente! ¡Que está humeando! (Mutis los dos)

(Salen del café Enrique, Pepe y Caballeros 1° y 2°)

VARIOS
(Riéndose) ¡Ja, ja, ja!

PEPE
¡Es gracioso!

CABALLERO 1º
Cuenta, cuenta, Enrique.

CABALLERO 2º
Dinos cómo la conociste.

ENRIQUE
¡Ya os lo he dicho! Iba yo en la imperial de tranvía de esos nuevos que han inauguran cuando al pasar por Alcalá, frente casi al palacio de Alcañices, veo subir al interior coche a una mujer, casi una niña. Bella, arrogante... ¡Con unos ojos que más parecían de hurí que de cristiana! |Y unos labios rojos que eran como la flor codiciada en el cercado ajeno!

PEPE
¡Déjate de poetizar y abrevia!

ENRIQUE
¡Nada! Que me acerqué. La hablé. Me contestó dándome mi nombre, y añadió que me conocía desde que había leído unos versos míos en La Ilustración.

PEPE
Bueno, ¿pero la has citado aquí para esta noche?

ENRIQUE
¡Sí! Vendrá acompañada de unas amigas, ofrecí llevarlas a todas a Pol o a Capellanes.

PEPE
¡Magnífico!

CABALLERO 1º
¿Y dices que es modista?

ENRIQUE
Eso parece.

CABALLERO 1º
¡Eres el hombre de la suerte!

ENRIQUE
¡No lo creáis!

PEPE
¿Te parece poco? No hace aún quince días que has dejado de ir por el escenario de los Campos Elíseos, donde llora tu ausencia Rosalía, y ya has hecho otra conquista.

ENRIQUE
¡Esto no es una conquista!...

CABALLERO 1º
(Que está mirando hacia la segunda izquierda) ¡Señores! ¡Aquí se acerca la que esperábamos!

CABALLERO 2º
¿Eh?

CABALLERO 1º
¡Pero viene sola!...

ENRIQUE
¿Cómo? (Todos se dirigen hacia dicho término) ¡En efecto! Ella es.

PEPE
¡Encantadora chiquilla!

CABALLERO 1º
¡Madrileña y modista! (A Enrique) ¿Si quieres más?

(Encarnación aparece por dicho término. Es la modista típica del año 1872)

CABALLERO 2º
¡Olé!

CABALLERO 1º
¡Benditas sean las mujeres!

CABALLERO 2º
¡Viva la Virgen de la Paloma!

PEPE
¡Descubrirse que va a pasar la procesión del Corpus!

(Música)

ENCARNACION
La Encama soy yo y me llamo
y en San Cayetano
se me bautizó.
Madrileña soy de Madrid,
pues en los madriles nací;
tengo la majeza
de los chisperos
de rompe y rasga.
Me gusta
que un hombre me diga
con mucho cariño
palabras de amor,
que esas palabritas ¡mi bien!
pruebas son quizás de un querer;
palabritas que hacen pensar
a la mujer, al recordarlas luego.
Yo soy la modista
que en calles y plazas
con su taconeo
murmullos levanta;
voy a Capellanes a bailar,
luego voy a Pombo a merendar,
y cuando hay pesares
yo soy la primerita en consolar;
por las noches voy a la Infantil,
ceno luego en casa de Botín,
que yo soy chulapa
y no Madam de Capuchín.
¡Ah!
En fiestas yo soy la primera,
en las formaciones y en la procesión,
y me dicen todos a mí,
yo me moriría por ti,
y orgullosa miro yo así,
por no decir: eso ya lo sabía.
La madrileña de pies chiquititos,
ojos de Sultana, dientes de marfil,
que siempre fue alegre y desenvuelta
sin saber de penas., su vida es reír.
La madrileña quereres no olvida,
pues cuando ella quiere, quiere con pasión
y los recuerdos de amores de un día
¡ay!
ella guarda siempre en un rinconcito
de su corazón.
¡Ay! bendita tierra
donde parecen
toas las mujeres
grano de sal.
Esta tierra mía,
tierra de alegría,
por el mismo cielo
yo no he de cambiar.

TODOS
¡Ay! bendita tierra
donde parecen
toas las mujeres
grano de sal.
Esta tierra mía,
tierra de alegría,
por el mismo cielo
no se ha de cambiar.

ENCARNACION y TODOS
La más alegre
de España
es mi tierra;
lo más alegre
fue siempre
Madrid.

(Hablado)

ENCARNACION
¿Habrá usted visto que he cumplido mi palabra?

ENRIQUE
¡Sí! Pero me aseguró usted que vendría con unas amigas, y estos compañeros las esperaban.

ENCARNACION
¡Es que iba ahora a buscarlas! Viven ahí junto.

CABALLERO 1º
Pues propongo que la acompañemos.

CABALLERO 2º
¡Muy bien!

PEPE
Enrique y yo os esperaremos aquí.

ENRIQUE
¿Que yo?...

PEPE
Sí.

CABALLERO 1º
¿Ocurre algo? (Con misterio)

PEPE
Debemos hablar del reparto de proclamas en los cuarteles de San Gil y del Conde Duque...

CABALLERO 1º
¡Ah, bien! (A Encarnación) Señorita...

ENCARNACION
Cuando ustedes quieran.

CABALLERO 1º
(Llevándose a Encarnación del brazo, en compañía del Caballero 2°) ¡Vivan las mujeres bonitas!

TODOS
¡Vivan!

CABALLERO 1º
¡Vivan las modistas madrileñas!

TODOS
¡Vivan!

ENCARNACION
¡Señores! ¡Que con tanto viva van a sacarme los colores!

(Todos ríen. Encarnación y los Caballeros 1º y 2º hacen mutis por la derecha)

PEPE
Es simpática la muchacha.

ENRIQUE
Ya os lo dije.

PEPE
Ahora que... A mí me da cierta pena que hayas abandonado a Rosalía.

ENRIQUE
¡No la quería!

PEPE
Ya, ya. Tú no has querido ni a aquélla, ni a ésta, ni a ninguna! ¡Tú no has querido nunca!

ENRIQUE
(Con cierta amargura) ¡Te equivocas! ¡Yo he querido mucho una vez!

PEPE
Pero aquello pasó. Aurora se ha casado hace cuatro años con el conde de Téllez-Girón, y no has vuelto a verla.

ENRIQUE
Te equivocas. La veo.

PEPE
¿Dónde?

ENRIQUE
En paseos. En teatros...

PEPE
¿Y ella te recuerda?

ENRIQUE
¡No sé!; pero...

PEPE
¿Entonces?...

ENRIQUE
¡Tienes razón! (Pausa) Mira, Pepe, voy a confiarte un secreto, fiado en tu caballerosidad.

PEPE
Habla.

ENRIQUE
Desde hace tiempo, recibo aquí, en el Café, y en el Casino del Príncipe... unas cartas apasionadas y efusivas. ¡Me hablan de un amor imposible! ¡De un amor que murió al nacer!

PEPE
¿Y quién firma esas cartas?

ENRIQUE
¡La de los tristes amores!

PEPE
¿Eh?

ENRIQUE
¡Así titulé aquellos versos en los que evocaba el recuerdo de Aurora! (Pausa) ¡Aurora! ¡Mi aurora! (Papisa)

En el camino de mi errante vida
y en la triste orfandad de mi existencia,
vi en tus ojos fulgores de una estrella,
cual navegante el faro, que es su guía.
Fuiste, Aurora, la luz del nuevo día
que aleja pesadillas y tristezas.
¡Luz de un amanecer que el pecho alienta
y un nuevo albor, promesa de alegría!
¡Tristes amores que al pasar tuvieron
la fragancia sutil de su recuerdo!
Quiero que sepas hoy al evocarlos
¡que en el mundo hay un alma que está sola!
¡Una vida que entonces quedó rota!
¡Y unos ojos, mujer, que están llorando!

PEPE
Olvida esa pesadilla. Hablemos de otra cosa. De nuestros asuntos.

ENRIQUE
Del triunfo próximo de nuestra causa...

PEPE
¡Como gustes!

ENRIQUE
Sería conveniente que entrásemos en el café. ¡Pueden oírnos!...

PEPE
Vamos donde quieras (Al hacer mutis:)
¡Que en el mundo hay un alma que está sola!
¡Una vida que entonces quedó rota!
¡Y unos ojos, mujer, que están llorado!

(Mutis)

(Música)

(Salen tres Damitas, tres Viejas y seis Pollos)

POLLOS
Señorita, señorita,
perdóneme si, indiscreto,
me interpongo a vuestro paso
y saber quiero el secreto,
el secreto que guardáis
de decirme vuestro nombre
y decirme a dónde vais.

DAMITAS
Caballero, caballero,
si es que caballero sois,
le suplico que se aparte,
se lo pido por favor.
Por favor, dejadme ya,
que mamá se ha dado cuenta
y me puede regañar.

POLLOS
Es muy linda la muchacha.
La muchacha no está mal.
Mientras hablo con la niña,
habla tú con la mamá.

POLLOS
Chico, chico, que es muy vieja.

POLLOS
Es igual, qué más te da.

DAMITAS
Es preciso que finjamos.

VIEJAS
Por fingir no ha de quedar.

DAMITAS
Pues prepárate a ser viuda
de un bizarro general.

POLLOS
Damita linda y recatada,
dime dónde vives,
dime dónde vas.

DAMITAS
Dejadme, que en la noche obscura,
si nos ven hablando,
pueden pensar mal.

POLLOS
Yo quiero, niña encantadora,
encontrar palabras
que hablen de mi amor.

DAMITAS
Hable muy bajito,
que mamá se acerca.
Silencio. No seguid, por Dios.

VIEJAS
Qué barbaridad.
Tarde debe ser.

POLLOS
No, señora, no;
No lo crea usted.

VIEJAS
Niña, vámonos.

POLLOS
Entretenía más.

POLLOS
Chico, yo no sé
qué decirla ya.

POLLOS
No se apure, señora,
porque mi amigo
es muy formal.

VIEJAS
Sí, pero ya es de noche,
y aquí la gente
piensa muy mal.

POLLOS
¿Me quieres, niña, di?

DAMITAS
Al fin dirá que sí.

POLLOS
Si no me engañas
serás mi mujer.

(Se repite el motivo y hacen mutis)

(Hablado)

(Doña Pepita y Aurora salen con cierto sigilo por la segunda izquierda)

DOÑA PEPITA
¡Señora! Me parece que os comprometéis demasiado viniendo hasta aquí...

AURORA
¡No importa!

DOÑA PEPITA
Tened en cuenta que alguien puede venir y si llegase a oídos: del señor conde...

AURORA
¡Calla! (Pausa) Quizá tengas razón de que es una temeridad que yo te acompañe; y esta vez necesito convencerme de que carta llega a su poder. (Pausa) Como te he dicho Enrique corre un grave peligro. Esas luchas políticas en las que se ve complicado, pueden costarle una perturbación más grave de lo que él supone, y... pero no, ¡eso, no! He de salvarlo a todo trance.

DOÑA PEPITA
¿Tanto le queréis?

AURORA
¡Tú, mejor, que nadie, lo sabes! ¡Enrique mi primer amor!; Quise olvidarle cuando mi padre me obligó a casarme con otro hombre pero: aquella ilusión, primera pudo más que mi propia voluntad. ¡Le quiero, sí, le quiero! respeto a mí misma, guardo en silencio su cariño; pero sólo ante la idea de que pueda ocurrirle una desgracia, estoy dispuesta a todo.

DOÑA PEPITA
¿Y pensáis verle?

AURORA
Sí.

DOÑA PEPITA
¿Ahora?

AURORA
No. En esa carta le doy una. cita para mañana, a la que sin duda acudirá.

DOÑA PEPITA
¿Y firmáis con vuestro nombre?

AURORA
No hace falta. De fijo que desde que recibió la primera supone de quién son esas carta?

DOÑA PEPITA
Pero ¿creéis que e1 seguirá recordando aquel amor?

AURORA
¡Quiero creerlo! ¡Y si no lo recuerda!...

DOÑA PEPITS
No... Yo lo digo, porque...

AURORA
¿Qué?

DOÑA PEPITA
Como dicen que el señor de Gorbea es tan mujeriego.

AURORA
¡Quién hace caso!

DOÑA PEPITA
No, yo... no es por nada, pero os advierto que a mí misma me dijo el otro día unos chicoleos...

AURORA
¡Doña Pepita!

DOÑA PEPITA
Claro que nada tiene de particular, porque... vamos..., una... vamos, aún está de buen ver; pero... ese demonio de hombre tiene un aquel para decir las cosas...

AURORA
Basta. Entrega la carta, que yo aquí espero,

(Doña Pepita se dirige a la puerta del café, llama al camarero y, le entrega la carta. Entre tanto sale Tomás por la/izquierda)

TOMAS
Le he, dao esquinazo al señor Ceferino pa ver si consigo sorprender a la Encarnación hablando con don Enrique. (Pausa) Pero güeno, ¿será verdad que yo soy tan feo? (Saca un pedazo de espejo roto del bolsillo) Claro que con este cacho de espejo no me veo más que la mitá de la cara (Mirándose) La verdad esta mitá no es pa llevarse un primer premio. (Mirándose) Ahora, que mirándola separada de la otra mitá, pué pasar. Lo malo es que cuando me mire una mujer y me lo vea too junto... (Reparando en Aurora) ¡Eh! voy a probar a pasar de perfil, a ver que efecto la hago a ésta. (Pasa varias veces por delante de la Aurora, y ésta trata de ocultarse) ¿Cómo? ¿Se tapa la cara? (Vuelve a pasar) ¡Mi agüela, esto es que se ha asustao al verme!

DOÑA PEPITA
(Llegando hasta Aurora) ¡Ya está señora!

AURORA
Pues vamos.

TOMAS
(Al reconocer a Doña Pepita) ¡Doña Pepita!

DOÑA PEPITA
Caramba, Tomasillo. (A Aurora) Es sobrino del memorialista de ahí junto.

AURORA
Pues disimulemos.

DOÑA PEPITA
Ibamos camino, de la Plaza del Celenque y nos hemos perdido.

AURORA Si... Eso...

TOMAS
Pos si ustés quien que las acompañe, yo voy a la calle el Arenal...

DOÑA PEPITA
Bueno, ¿verdad, señora?

AURORA
Bien.

TOMAS
(Mi madre, esto es que la he gustao) (Iniciando el mutis con ellas y mirándose al espejo de reojo) (Güeno, y es que no viéndome  más que de medio lao no soy tan feo como dice el señor Ceferino) (Mutis de los tres por la derecha)

(Música)

SERENO
(Dentro)
¡Las doce y media y sereno!

(Se oye el rasguear de unas guitarras. El sereno sale pausadamente)

¡Por lo vistu están de broma en la taberna de Jerónimu! ¡Alegre! ¡Alegre es la gente del barrio!

VOZ
(Cantando una copla popular, en tiempo de jota o lo que crea el maestro)
Anda ve y dile a tu madre
si me desprecia por pobre,
que el mundo da muchas vueltas
¡y ayer se cayó una torre!

SERENO
¡Buen vinu! ¡Buen vinu es el que estarán bebiendo! ¡De fiju que es del de Arganda!

VOZ
(Otra copla popular)
Dicen que ha entrado don Carlos
por la frontera de Francia,
a caballo y de uniforme.
Anda y di que me lo traigan.

SERENO
¡Pues a mí pa que no me lo traigan, vuy a ver si lu tienen allí, en la taberna! (El rasguear de las guitarras se va apagando, hasta que deja de oírse, o puede enlazarse, si lo estima el maestro, con la orquesta, cuando ataque la romanza)

ENRIQUE
(Sale del café. Trae una carta en la mano)
¿Estoy soñando o me engañan mis ojos al leer? (Leyendo) «Una mujer que le quiso siempre, le advierte de que corre un grave peligro. No deje de estar mañana por la tarde frente a la Vaquería de la Fuente Castellana. La de los tristes amores.» (Queda pensativo)

(Música)

Bella enamorada,
con tu imagen sueño
y un amor dichoso
busco para mí.
Bella enamorada,
que eres mi consuelo,
ya sin tu cariño,
ya sin tu cariño
no podré vivir.
Noche de amor,
noche misteriosa.
Ven hacia mí,
sombra de mujer.
Suave placer
ver lo que soñamos

Quiero vivir
por volverla a ver;
ilusión perdida,
quiero recordar,
de un amor lejano
que no volverá.

Dama misteriosa,
que en la sombra vives,
dime ya quién eres
y sabrás mi amor.
Bella entre las bellas,
linda enamorada,
tú eres mi tormento,
tú eres mi tormento,
yo tu esclavo soy.

Noche de amor,
noche misteriosa.
Ven hacia mí,
sombra de mujer.
Suave placer
ver lo que soñamos.
Quiero vivir
por volverla a ver.
Noche de amor,
noche misteriosa.
Ven hacia mí,
sombra de mujer.
Ilusión perdida,
quiero recordar,
de un amor lejano
que ya no volverá.

(Final del número)

(Hablado)

ENRIQUE
¡Es ella;! ¡Sí! ¡Autora! ¡Mi Aurora! (En este momento se oyen unos disparos lejanos) ¿Eh? ¿Qué ha sido eso?' ¡Me parecieron disparos!... (Por distintos términos vienen corriendo hombres y mujeres. Llegan, igualmente, Encarnación, Caballeros 1º y 2°, Ceferino, Pepe y el Camarero salen del café. Menéndez aparece en el balcón de su casa, luciendo un camisón hasta los pies y un gorro de dormir. Tiene en la mano una vela encendida)

UNOS
¡Socorro!

OTROS
¡Auxilio!

ENRIQUE
¿Pero qué sucede?

CABALLERO 1º
¿Qué pasa?

UNO
¡Ha sío en la esquina de la Costanilla de los Angeles!

MENENDEZ
(Desde el balcón) ¿Hay fuego? ¿Hay fuego?

UNO
¡Deben estar heridos!

MUJER
¡Criminales!

OTRA
¡Canallas!

MENENDEZ
¿Pero hay fuego?

CEFERINO
Aquí viene Tomás. El lo vio más cerca y sabrá... (Tomás sale corriendo por la derecha. Tiene una cara de espanto verdaderamente horrible. Le sigue de cerca el Sereno)

SERENO
¡Altu! ¡Altu! ¡Altu! (Al fin sujeta a Tomás) ¿Nu me has oidu que te he dichu altu?

TOMAS
(Temblando) ¡Sí! ¡Sí! Pero, creí que no era a mí.

SERENO
¿Y esu?

TOMAS
(Temblando) ¡Hombre, como decía usted alto y yo soy más bien bajito, pues!...

CEFERINO
Cuenta lo que sepas.

TOMAS
¡Pues!... ¡Pues!... ¡Pues!... ¿Hay agua por ahí?

MENENDEZ
¿Pero es fuego?

TOMAS
¡No señor! ¡Es que tengo la boca seca!

ENCARNACION
Habla de una vez, hombre.

TOMAS
¡Pues verán! Estábamos unos cuantos charlando con el de la hojalatería de la calle el Arenal, cuando de pronto vemos que viene el coche de los reyes, que volvían del teatro. No habían hecho más que pasar por la esquina de 1a Costanilla de los Angeles y en esto que, sin saber de dónde se oyen unos tiros. ¡Pun! ¡Purupún! ¡Pun! ¡Pun! La gente que echa a correr, otros que empiezan a pedir socorro y yo... que pierdo el conocimiento del susto que me había llevao.

CEFERINO
¿Pero tú has visto si los reyes estaban heridos?

TOMAS
¡No lo sé! ¡No he dicho que perdí el conocimiento! Yo no conocía ' ya ni a los reyes, ni a mi padre que se me hubiá puesto por delante.

SERENO
¡Don Amadeu y Duna María Victoria han salidu ilesus! Sólo un caballu iba mal heridu. De fiju que nu habrá pudido llegar a palacio.

CEFERINO
Pues yo protesto del atentado como madrileño.

TOMAS
¡Y yo protesto del susto como maragato!

AGENTE 1º
(Que aparece seguido de otros dos) ¡Paso! ¡Paso! Un momento. (Dirigiéndose a Enrique) ¿Don Enrique Gorbea?

ENRIQUE
¡Servidor!

AGENTE 1º
Entréguese a los agentes de la autoridad.

ENRIQUE
¿Eh? (Hay un rumor en la gente) ¡Esto es un atropello!

PEPE
¡Protestaremos ante el Gobierno!

AGENTE 1º
(A Enrique) ¿Vamos?

ENRIQUE
¡Cuando gusten! (Aurora, que cubierta con una mantilla casi tapa su rostro ha aparecido momentos antes por la izquierda seguida de Doña Pepita, avanza hacia el centro de la escena)

AURORA
Señor Agente.

AGENTE 1º
¿Eh?

ENRIQUE
(¡Aurora!)

AURORA
Este hombre es víctima de una denuncia calumniosa, que yo podré probar.

AGENTE 1º
Sí pero...

AURORA
Decirle al señor gobernador que respondo de su inocencia.

AGENTE 1º
¿Y yo qué sé quién es usted para dejarle en libertad?

AURORA
(Altivamente) ¡Soy... la condesa de Téllez-Girón!

AGENTE 1º
¡Señora!

PEPE
(¡Es ella!)

DOÑA PEPITA
(¡Se ha perdido!)

AGENTE 1º
(Que ha hablado en voz baja con la condesa, a Enrique) Queda usted en libertad de momento. Pero, sin embargo, preséntese mañana en el Gobierno Civil. ¡Despejen! ¡Despejen! (El Agente y sus compañeros hacen mutis)

ENRIQUE
(Apasionado) ¡Aurora!


AURORA
¡Silencio! ¡No dejéis de acudir a la cita! ¡Y lo sabéis! Os espero en la Fuente Castellana.

(Sale seguida de doña Pepita)

ENCARNACION
(¿Quién será esta mujer que me lo quita?)

TOMAS
(¿Quién será esta mujer que me va a dar esta otra?)


TELON


CUADRO SEGUNDO


EN LA FUENTE CASTELLANA

Se desarrolla la acción de este segundo cuadro en el paseo de la Fuente Castellana, tal como se encontraba la hoy espléndida avenida allá por los años del 70 al 75. En el telón de foro, procurará dar el pintor una perspectiva del referido paseo, según los grabados que existen, y que se diferencian muy mucho de la cosmopolita vía urbana que conocemos actualmente. Los tres términos de la izquierda, libres: en el segundo de la derecha dejando también libre el primero. Edificación de una sola planta, destinada a vaquería. Los detalles de esta edificación, los deja el autor al gusto del escenógrafo. Donde menos estorben, aparecerán colocados uno o dos bancos rústicos. Luz espléndida, de tarde madrileña. Una vez terminado el intermedio, se alza el telón, y aparecen Enrique, Pepe y el Caballero primero.

CABALLERO 1º
(A Enrique) ¡Enrique, no seas loco! ¡Fíjate que lo que estás haciendo es una temeridad!

PEPE
¡Las autoridades tienen pruebas de que tú fuiste quien repartió las proclamas en los cuarteles y...

ENRIQUE
¿Que tienen pruebas?

PEPE
¡Sí! Se las ha facilitado Rosalía, despechada sin duda por tu abandono.

ENRIQUE
¡Bien! No me importa. He dicho que hoy no me muevo de Madrid y nada ni nadie me hará variar de opinión. (Pausa) Yo os agradecería que me dejaseis solo. Espero a una persona y... ¡Perdonad!

PEPE
¡Pero Enrique! (Enrique hace un gesto de desagrado) ¡No insisto!

CABALLERO 1º
¡Ni yo!

ENRIQUE
(Dándole la mano) ¡Gracias!

PEPE
(Al Caballero 1º) ¿Vamos?

CABALLERO 1º
Vamos.

PEPE
(Al hacer mutis por la primera derecha) ¡Lástima de hombre! (Los dos hacen mutis)

ENRIQUE
¿Qué me marche? ¿Qué huya? (Pausa) ¿Qué saben ellos? ¡No! ¡No! He de esperarla aquí, suceda lo que suceda. (Saca del bolsillo una carta. Se sienta en uno de los bancos. Leyendo) «No deje de estar mañana por la tarde frente a la Vaquería de la Fuente Castellana. —La de los tristes amores.»

(Aurora, que viste un traje de amazona de la época, y que cubre su cabeza con un elegante sombrero de copa, aparece por el último término derecha)

AURORA
(Al advertir la presencia de Enrique) ¡El!

ENRIQUE
(Levantándose del banco y sorprendido al ver a Aurora) ¡Aurora!

AURORA
¡Enrique!

(Enrique se dirige apasionado hacia ella)

(Música)

ENRIQUE
Ya dudaba, Aurora mía.
Ya dudaba veros aquí.

AURORA
Sed prudente. Yo os suplico.
Me esperabais.

ENRIQUE
Vuestra carta recibí.

AURORA
Hoy salvaros he querido.
Porque recuerdo aquel pasado.

ENRIQUE
Del pasado tu recuerdo,
nunca, nunca yo olvidé

AURORA
¡Amores que fueron!
¡Cómo flor murieron!

ENRIQUE
¡Pues yo he de lograr
que vuelva a nacer!
¡Ven, Amor perdido.
Amor que fue la vida!
Ven, mi Aurora, ven
qué mí ilusión fue tu cariño,
y moriré soñando un día
ser tu amor.
¡Tú vida es mi bien!

AURORA
Un amor lejano
vivirá en mi pecho.
¡Pero lograré en mi corazón
hacer morir!
Y el amor que muere
es la flor marchita
que ya no podemos revivir.
¡Muere en mi!

ENRIQUE
¡El amor perdido!
¡Amor que fue pasión!
¡Locura de mi vida!
¡Bendita ilusión!

AURORA
Tu cariño fue en mí cual la llama,
que en mi pecho una hoguera encendió;
fue la llama de un fuego sagrado
que alentaba mi loca pasión.

ENRIQUE
Es un fuego también, que me abrasa,
La pasión que yo siento por ti;
Si tu amor lo perdí para siempre,
del recuerdo yo quiero vivir.

(Final)

(Hablado)

ENRIQUE
¡Aurora! ¡Aurora! ¡Perdonadme! Es decir, así no. ¡Perdóname, Aurora! ¡Perdóname!

AURORA
¡Hace tiempo que supe perdonarte!

ENRIQUE
¿Luego mi amor?

AURORA
¡Ya te lo he dicho! ¡Fue la ilusión que murió! ¡El pasado! ¡Lo qué no vuelve!

ENRIQUE
¿Entonces hoy?...

AURORA
¡Sólo tengo un amor! ¡El de mi hija!

ENRIQUE
¿Por qué te casaste?...

AURORA
¡Era yo tan niña! (Pausa) ¡La de los tristes amores!...

ENRIQUE
¿Adivinaste en mi soneto?

AURORA
¡Sí!

ENRIQUE
¡Aurora!...

AURORA
¡Calla! ¡Lo sé todo! ¡Isabel, Adriana, Rosalía!...

ENRIQUE
¡Te juro!...

AURORA
¡Qué más da! ¡Eras libre, Enrique! ¡Aún sigues siendo!

ENRIQUE
¡No! ¡Ahora ya no!

AURORA
¡Sí! Ahora más que nunca. Es preciso que te vayas. Que desaparezcas. Te persiguen. Te acechan...

ENRIQUE
Pero ¿cómo sabes?

AURORA
El Gobernador es gran amigo de casa. Me visita con frecuencia y le he oído decir. ¡Huye! ¡Sálvate, Enrique! ¡Yo te ayudaré es preciso!

ENRIQUE
No me iré.

AURORA
¿Por qué?

ENRIQUE
¡Porque tú no quieres que me vaya!

AURORA
¿Eh?

ENRIQUE
¡Me lo dicen tus ojos!

AURORA
¡Enrique!... ¡No perdamos tiempo! Yo he ir ahora a mi casa a cambiarme este traje. Uno de mis lacayos te entregará una carta dándote instrucciones. ¡Obedéceme! ¡Te pido! ¡Te lo mando!

ENRIQUE
¡Sea! ¡Te obedeceré en todo!

AURORA
¡Adiós, Enrique!

ENRIQUE
¡Adiós, Aurora! ¡Serás siempre el amor de vida!

AURORA
Seré siempre «La de los tristes amores». (Dirigiéndose hacia la tercera derecha, por donde hace mutis)

ENRIQUE
(Viéndola alejarse) ¡Pudo ser mía y la perdí para siempre!

(Se oyen por la izquierda murmullos de gentes que se acercan, palmadas y una gran algarabía)

¿Eh? ¡Qué es eso? ¡Ah! Son gentes del pueblo que vienen a presenciar el desfile de los aristócratas. Me esconderé. (Mutis por la vaquería)

(Por la izquierda sale el coro de hombres y mujeres que visten como en el cuadro anterior trajes del pueblo. En medio del grupo, aparecen Tomás y Ceferino. Su indumentaria es muy distinta, pues pretenden lucir ropas semejantes a las de los caballeros y pollos de la época, y no decimos iguales, porque a gritos declaran que pertenecieron a muy anteriores generaciones. Llevan sobre su cabeza sombreros de copa, quizá de la época de Fernando VII. Tomás y Ceferino empujan dos velocípedos de los primitivos. Es decir, de una rueda delantera de cerca de un metro de radio, o sea de dos de circunferencia, y otra posterior de medio metro escaso. Dichos velocípedos, tienen unos soportes de hierro, merced a los cuales pueden quedar fijos. Todos aplauden a Tomás y Ceferino, y éstos saludan, descubriéndose)

VARIOS
(Aplaudiendo) ¡Bravo! ¡Bravo!

LOS DOS
¡Gracias! ¡Gracias!

HOMBRE 1º
¡Viva el campeón!

CEFERINO
¡Gracias!

HOMBRE 2º
¡Viva Tomasillo!

TOMAS
¡Muchas gracias!

MUJER 1ª
¡Que se amonten otra vez pa que los veamos!

VARIOS
¡Sí! ¡Sí! Que se amonten.

CEFERINO
Tendréis que ayudarnos.

VARIOS
Ahora mismo.

(Entre varios ayudan a subir al sillón a Tomás y Ceferino. Los velocípedos han quedado fijos, de frente al público)

(Música)

TOMAS
Hoy vuelvo yo a nacer,
si se me enreda algún pedal;
si vuelvo yo a caer,
agoto el tafetán.

CEFERINO
Yo se dé un buen señor,
que ayer se quiso suicidar,
y se tiró de aquí
y no de un principal.

LOS DOS
Tomás vuelve a nacer,
si se le enreda algún pedal;
si vuelve hoy a caer,
agota el tafetán.
Yo se dé un buen señor,
que ayer se quiso suicidar,
y se tiró de ahí
y no de un principal.

TOMAS
Que voy a caerme.
Pierdo el equilibrio.
¡Huy que borrachera
tiene Ceferino!

LOS DOS
Darle al pedal
tiene que ser
un gran placer.
Porque gusta correr
con emoción,
con ilusión.
Aunque esta moda
que vino de Inglaterra,
a mí me cuesta
un coscorrón.

TODOS
Darle al pedal, etc.

(Hablado)

TOMAS
A ver. ¿Quién me pué echar una mano, pa bajarme de esta torre?

CEFERINO
¡Y a mí! (Ayudados por unos y otros, Tomás y Ceferino se apean de los velocípedos)

HOMBRE 1º
Señor Ceferino. Déjeme usted dar una vuelta, que quió ver si sé montar.

CEFERINO
Miá que os podéis romper algo.

HOMBRE 1º
Lo que se rompe se paga.

CEFERINO
¿Y si son las narices?

TOMAS
¡Si son las narices... no se pagan, pero se pegan.

HOMBRE 1º
(Cogiendo, uno de los velocípedos mientras Hombre 2° coge el otro)
¡Vamos! ¡Vamos!

(Gran algarabía. El Coro sale detrás del Hombre 1º y 2º, que llevan los referidos aparatos.

TOMAS
¿Habrá usté visto que hemos dao el golpe?

CEFERINO
¿Que hemos dao el golpe? ¿A cuál te refieres.

TOMAS
A la expectación que ha producido el vehículo.

CEFERINO
¡Ah, ya! Creí, que me hablabas del golpe que nos dimos a la entrá de la calle el Barquillo.

TOMAS
¡Calle usted, que entonces me enteré de lo altas que eran esas máquinas!

CEFERINO
¿Por qué ?

TOMAS
Porque desde que salí despedío del sillín, hasta que di con los morros en el suelo, tuve tiempo de rezar tres credos. (Pausa) Menos mal que lo pudimos contar!

CEFERINO
¡Sí! ¡Que lo pudimos contar al mancebo la botica donde entramos: porque tú llevabas las naricea que parecías el surtidor de la Fuente la Mari-Blanca.

TOMAS
¡Y tó por una mujer!

CEFERINO
El que algo quiere...

TOMAS
Tiene usted razón. El que algo quiere.., ¡sangre le cuesta!

(Durante toda esta escena, y con intervalos prudenciales, pasarán, atravesando el foro, parejas de hombres y mujeres, y alguna vez, hombres solos o alguna mujer sola)

(Después de una pausa) ¡Y a tó esto!... ¡No sé si habrá venío!

CEFERINO
Esa no falta.

TOMAS
¿Usted cree?

CEFERINO
Seguro. Pues menudo espectáculo tenemos hoy, pa que deje de asistir la Encarna, que como buena madrileña, no se pierde una fiesta gratuita.

TOMAS
Y hoy ¿qué pasa?

CEFERINO
Pues que según dicen, van a venir a la Fuente Castellana, luciendo la clásica mantilla española, algunas damas encopetadas.

TOMAS
¿Y eso, pa qué?

CEFERINO
Pa hacer un acto político

TOMAS
¿Y quién las manda a las mujeres meterse en esas cosas?

CEFERINO
Tiés razón. (Pausa) Además, que don Amadeo, y doña María Victoria, son muy simpáticos.

TOMAS
El, es todo un hombre.

CEFERINO
Y ella, una señora. ¡Toda una señora! (Pausa) Bien está el ser alfonsino, que en eso a mí no me gana nadie; pero no conviene olvidar las buenas formas. (Pausa) ¡A mí, ante todo, dame buenas formas!

TOMAS
(Fijándose en una mujer que pasa por el foro)... ¡Y a mí! ¡A mí, deme usted también buenas formas!

CEFERINO
(Fijándose en la segunda derecha) ¡Tomás!

TOMAS
¿Qué pasa?

CEFERINO
¡Que ahí tienes a la Encarna! (Señalando dicho término)

TOMAS
¡Ay! ¡Ay! señor Ceferino!

CEFERINO
¿Qué te ocurre?

TOMAS
Que me entra un hormiguillo en las piernas...

CEFERINO
Serán varices de darle al pedal del velocípedo.

(Ambos se ocultan detrás de la vaquería o sea en el primer término derecha. Encarnación aparece por la tercera derecha)

ENCARNACION
(Figurando hablar con sus amigas) ¡Chicas! Que no os entretengáis mucho; que luego se hace de noche y por aquí andan los sacamantecas. (Pausa) Bueno. Aquí espero. (Deshojando una ramita) ¡Sí! ¡No! ¡Sí! ¡No! ¡Pues señor, siempre me sale que no! ¡Peor pa él!

(Se sienta en un banco)

TOMAS
Conque... ¡Sí! ¡No! ¡Sí!... ¿Romanticismo? Pues ahora vas a saber lo que es poesía...

(Se dirige hacia el banco donde está sentada Encarnación, sin ser advertido por ella. Apoya una mano en el respaldo, tose ligeramente, y en una actitud sumamente ridícula, dice)

«Encantadora sirena,
ángel bajado del cielo,
bálsamo de mi consuelo,
mitigador de mi pena;
blanca y Cándida azucena
que brilla en la inmensidad,
permite cara beldad

(Se arrodilla)

que llegue a tus pies amante
un trovador trashumante.»

ENCARNACION
¡Jesús qué barbaridad! (Pausa) ¿Pero quién te ha engañao?

TOMAS
¡Pos no la he asustao!

ENCARNACION
¿Pa qué te has vestido así?

TOMAS
¡Pa enamorarte!

ENCARNACION
¿Cómo?

TOMAS
¡Pa ver si así me quieres! ¡Pa que olvides a esos pollos a quienes haces cara y sepas que hay aquí un hijo del pueblo que se muere por tus pedazos!

CEFERINO
¡Olé! Este chico habla mejor que ese que le llaman «el pollo de Antequera».

TOMAS
Mira, Encarna. Yo te quiero a ti como quién los hombres. Con el corazón. Y no te he dicho nunca tó lo que pensaba porque se me hacía un núo en la garganta y me faltaban las palabras y hasta parecía que me ahogaba. (Transición) Pero ahora se ha acabao tó. ¡Fuera la chistera! ¡Fuera este traje!...

CEFERINO
(Deteniéndole) Oye, tú. Que te vas a quedar con un traje pasao de moda!

TOMAS
Conque, ya lo has oído, Encarna. O despéname de una vez y que me canten el gori gori, o dime si podrás quererme algún día.

ENCARNACION
(¡Más vale pájaro en mano!...)

TOMAS
¿Qué contestas?

ENCARNACION
¡Que lo pensaré!

TOMAS
¡Ay, señor Ceferino! ¡Que ya es mía! ¡Que me la he ganao!

CEFERINO
Claro, hombre. Si esto es como el mús, ¡En cuanto envidas a tó, pos pa ti la chica!

TOMAS
Ahora mismo nos vamos a tomar ahí lo que ustedes gusten. (A Encarnación) ¿Tú qué
prefieres?

ENCARNACION
¡Cualquier cosa!

TOMAS
(A Ceferino) ¿Y usted?

CEFERINO
¡Yo, un vermoú!

TOMAS
¿Y eso qué es?

CEFERINO
Una bebida que ha puesto en moda don Amadeo.

TOMAS
¿Cómo dice usted que se llama?

CEFERINO
¡Vermoú! ¡Lo traen de Italia!

TOMAS
¿Y con qué se come eso?

CEFERINO
¡Con aceitunas, mía éste! ¡Vamos pa dentro (Los tres hacen mutis por la vaquería)

(La escena queda un momento sola. En la tercera derecha, aparece un Lacayo, retira a todos lados y al fin entra en la vaquería. A poco sale por la izquierda el Agente 1º acompañado de otros dos)

AGENTE 1º
Ya sabéis las órdenes. Tú, te sitúas en la puerta de atrás; y tú, en esta puerta. En el momento oportuno, debéis registrar toda la casa. Mucho cuidado de que no se escape nadie. (El Agente 2º queda en la puerta de la vaquería, su compañero hace mutis por la primera derecha y el Agente 1º por la tercera del mismo lado)

(Grupos de hombres y mujeres aparecen por derecha e izquierda)

MUJER 1ª
Ya vienen.

MUJER 2ª
¡Sí! ¡Sí! ¡Ya se acercan!

HOMBRE 1º
¡Vivan las mujeres españolas!

TODAS
¡Vivan!

HOMBRE 2º
¡Vivan las madrileñas castizas!

TODOS
¡Vivan!

AGENTE 1º
(Saliendo) ¡Paso! ¡Paso! Dejen circular libremente.

MUJER
¡Viva España!

TODOS
¡Viva!

(Música)

(En el momento que indique el maestro, sale por la tercera derecha un grupo lo más numeroso posible de damas y damitas; todas ellas deben ser segundas tiples, que ataviadas con señorial traje de la época, lucen la clásica mantilla de blonda, unas blancas y otras negras, sujeta al pecho con un broche que representa una «Flor de Lis», emblema característico que empicaron en aquel entonces las damas alfonsinas. Al frente de ellas aparece Aurora, que viene en traje de calle, como las demás, y luce también la airosa mantilla; como ellas, lleva en la mano un abanico de los llamados «Pericones»)

AURORA
Lucimos hoy todas las mujeres
la clásica mantilla
de encajes y de blonda,
que es la prenda que más quiero,
la prenda más preciada,
lo mismo que el emblema
glorioso de mi España.
Lucirla quiero,
pues ésta es la ocasión
que sepa el mundo entero
que yo española soy.

TODAS
Mujeres, mujeres españolas,
mujeres madrileñas
debemos ser patriotas.
Y por eso con mantilla
y abanico pericón
a lucir mi garbo vengo
y a decirle a todo el mundo:
¡De España soy!
Soy española,
y yo he nacido en Madrid.
Quien no lo sea
debe estar lejos de mí.

AURORA
Voy con mi mantilla a los toros,
voy con mi mantilla al sermón,
y en sus ondas queda a veces,
como entre las zarzas, prendido un corazón.
Ella sabe de mis tristezas,
ella sabe de mi pasión;
pues la malla de fino encaje
guarda como nadie las penas de amor.

TODAS
Todos me siguen,
todos me miran,
todos me dicen:
Ahí va la gracia e Dios.
Y yo sonrío,
y en mi sonrisa
dicen que pongo
Promesas de un amor.
Tendrán razón,
será eso amor.

AURORA
Española quiso hacerme Dios,
y de serlo yo orgullosa estoy;
si otra vez volviera yo a nacer,
de esta tierra yo quisiera ser.
Es el cielo más azul aquí,
y hasta el sol parece que es mayor;
las mujeres son flor de jardín,
y las flores tienen más olor.

TODAS
Aquí otra vez
quiero nacer,
y aquí también
vivir.
¡Viva Madrid!
Madrid.

(Terminación del número a gusto del maestro)

(Hablado)

DAMA 2ª
La fiesta ha resultado espléndida.

DAMA 1ª
Por cierto. Condesa. (A Aurora) ¿No os habéis fijado? Hace ya rato que aparecieron, en carretela descubierta, por el centro del paseo y ataviadas también con mantilla como nosotras, dos mujeres demasiado conocidas.

DAMA 2ª
¿Quiénes?

DAMA 1ª
¡No sé sus nombres! Son,.. ¡Dos mujeres de dudosa clase!

AURORA
No os preocupéis. Se trata de una travesura ideada por un gran amigo del Rey.

DAMA 1ª
¿Quién?

AURORA
¡Felipe Ducazcal! Pero, en fin, puede perdonársele la broma, en gracia a su ingenio de siempre.

(Se oyen voces en el interior de la vaquería)

AGENTE 1º
¿Eh? ¿Qué pasa? ¡Por lo visto le han detenido ya!

AURORA
(¡Dios mío! ¿Me habrá hecho caso?)

(En la puerta de la vaquería aparece el Agente 2°)

AGENTE 2º
¡La orden está cumplida!

AGENTE 1º
¿Se resistió?

AGENTE 2º
¡Sí! Pero es un valiente. Al apresarle, ha dado un viva...

AGENTE 1º
Pues que venga a mi presencia.

(A poco, aparece en la puerta el Agente 2º con Tomás, que da muestras de estar borracho. Siguen detrás Encarnación y Ceferino)

TOMAS
¡Vi... Viva la Pepe!

AGENTE 1º
¿Cómo? ¿Pero, a quién has detenido?

TOMAS
¡Vi... Viva la Pepa!

CEFERINO
¡Ya sabía yo que le iba a hacer daño el vermoú!

(Por la misma puerta sale Enrique vestido de lacayo)

ENRIQUE
¿Manda algo la señora Condesa?

ENCARNACION
(¡Enrique!)

AURORA
(¡El!) No, nada. Puedes retirarte... ¡Vete!...

ENRIQUE
¿Pero he de volver?

AURORA
¡Sí!... ¡Vuelve!... ¡Vuelve!...

(Enrique se dirige hacia el foro)

ENCARNACION
(¿Lo ha salvado ella? ¡Le quiere! ¡Ha hecho bien!)

AURORA
(¡Se va...! ¡Se va...! ¡Otra vez le he perdido para siempre!)

TOMAS
¡Viva la República! ¡Viva la República!

DAMA 1ª
¿Qué os pasa?

DAMA 2ª
¿Qué os sucede?

AURORA
¡No, nada! Que siga la fiesta.

(Música)

TODOS
¡Voy con mi mantilla a los toros¡
¡Voy con mi mantilla al sermón!
Etc., etc.


TELON


ACTO SEGUNDO


SEGUNDO TELON ALEGORICO

En la misma forma que el telón alegórico del primer acto, o sea, al iniciarse los primeros compases de la orquesta, ce mostrará ahora a la vista del público otro telón con la fecha del año 1886 y las alegorías y retratos del referido año, que como es natural son muy distintos de los del acto anterior.


CUADRO PRIMERO


LAS AGUADORAS DEL PRADO

El paseo del Prado, tal como se encontraba en el año 1886. En el telón de foro la fachada del "Teatro Felipe", que existía a la entrada del referido paseo. En los carteles de la puerta, y aunque algo deteriorados, iniciarse los primeros compases en la orquesta, se mostrará ahora a la derecha, trasto de aguaducho; un velador y varias sillas. Si fuese preciso, debe haber al pie del aguaducho, v.na cuna de mimbre de las llamadas "Moisés". Es la caída de la tarde de un día de febrero.

(En escena Encarnación, Tomás, Ceferino. Varios murguistas y coro general. Ella viste de polisón, pero más achulada que en el acto anterior. Tomás y Ceferino lucen uniformes de guardias de Orden público. En la caracterización de los tres se ha de notar la acción del tiempo transcurrido desde el primer acto. En un velador estarán sentados Gonzalo y Alegrías)

(Música)

(Los murguistas dejan oír, con sus instrumentos, los compases de cualquier música popular de entonces)

ENCARNACION
(Interrumpiendo a los Murguistas)
¡Basta ya de murga!
¡Ya es mucho tocar!
¡Soplen más bajo!
¡O no soplen más!

MURGISTA 1º
¡Es que yo quería!...

ENCARNACION
¡Que he dicho que no!
¡Ya esto es mucha murga
y es mucho trombón!

(Al Coro)

¿No es verdad, señores?

CORO
Tiene usted razón,
que esto es mucha murga
y es mucho trombón.

ENCARNACION
(Hablado)
¿Pero tú qué haces?

TOMAS
¿Yo?

ENCARNACION
¿Es que no me vas a servir ni como marido ni corno nada?

TOMAS
Háganme el favor,
señores murguistas,
háganme el favor,
que no hay quien resista.
Y el que no obedezca
a la Encarnación,
como es mi costilla,
va a la prevención.

CORO
Eso es muy sensato,
tiene usté razón,
como es su costilla,
va a la prevención.

ENCARNACION
Van por calles y por plazas
los murguistas que aquí veis,
y estoy harta ya de Chueca,
de Bretón y de Marqués.

TOMAS
Tocan sólo la mazurca,
la habanera o el schotís.

CEFERINO
Unas veces de Valverde
v otras veces de Chapí.

LOS TRES
Pero es mucha broma
que todos los días
se oiga solamente
tocar la Gran Vía,
o la Niña Pancha,
o Cható Margot,
Cádiz u otras cosas
que se estilan hoy.

ENCARNACION
Viendo ayer en Variedades
Cómo está la Sociedad,
vi a don Lucas y a su esposa,
vi a Maruja y vi a Tomás.

TOMAS
A Maruja con don Lucas
y a su esposa con Tomás.

CEFERINO
La vergüenza se ha perdido,
cómo está la sociedad.

LOS TRES
Pero es mucha broma,
etc., etc.

(Recitado)

ENCARNACION
Conque ya lo han oído... ¡A soplar a la puerta del Circo Hipódromo!

MURGUISTA 2º
Ya te dije yo que debíamos haber ido a Recoletos.

MURGUISTA 1º
¡Quita, hombre1 En Recoletos te piden La Africana o Los Pescadores de Perlas, y vamos... ¡Eso que se lo pidan a Gayarre o a Mancinelli! (Simulan tocar sus instrumentos y hacen mutis por la izquierda, seguidos del coro)

(Hablado)

ENCARNACION
¡Sinvergüenza!

TOMAS
¿Eh?

ENCARNACION
¡Mal hombre! ¡Mal marido!

TOMAS
¿Usted la oye, señor Ceferino?

CEFERINO
Yo sí. El que no la debe de oír eres tú. ¡Porque, vamos!... Si a mí me dice la mitá de lo que te ha dicho tu mujer, la mía, que en paz descanso...

TOMAS
¿Será que en paz descanse?

ENCARNACION
¡Y pensar que hace once años me decías que me tendrías como a una reina!

TOMAS
Y como a una reina te tengo. ¿Qué te falta? ¡Tiés una posición! ¡Tiés un puesto! ¡Tiés guardia permanente! Como una reina, Encarnación, como una reina.

GONZALO
Mira cómo estoy de nervioso, Alegrías, mío.

ALEGRIAS
Le preocupa a usted demasiado la Condesa señorito Gonzalo.

GONZALO
Si no fuá por su dinero, a cualquier hora iba yo a estar haciendo el «gomoso».

ALEGRIAS
¿Pero tié tanto dinero corno dicen?

GONZALO
Tú verás; mi tío, su marido, que en gloria esté era millonario, y no nos ha dejado a los parientes ni un chavo.

ALEGRIAS
Oiga usté. ¿Y a ella no dicen que le gusta otro hombre?

GONZALO
Sí; Enrique Gorbea.

ALEGRIAS
¿Usté le conoce?

GONZALO
No. He oído hablar mucho de él. Es un republicano que emigró a París cuando la proclamación de Don Alfonso XII.

ALEGRIAS
¿Y no ha vuelto?

GONZALO
¡Quién sabe! Pero, en fin, él no me preocupa. Ella, ella es la que me tié loco.

ALEGRIAS
Lo que te tié loco a ti es su dinero.

CEFERINO
(A Encarnación) Lo que quié decir Tomás es que hay pocos hombres como él.

TOMAS
¡Eso! (Pausa) ¡Yo no me he separao de su lao nunca!

ENCARNACION
Menos cuando te fuiste a los toros de Toledo con ese sinvergüenza y no volvisteis en mes y medio.

CEFERINO
¡Aquello fue un accidente!

TOMAS
¡Claro! Que estábamos merendando a la orilla del Tajo, zozobramos, y a poco si pierdo la cabeza.

ENCARNACION
Te mareaste como en la Montaña rusa.

TOMAS
¡No! ¡Pero me vi con el cuello en el Tajo! me dirás si no es pa perder la cabeza!

GONZALO
(A Alegrías) ¿Quieres otra copa?

ALEGRIAS
¡Bueno!

(Da unas palmadas y Encarnación se acerca)

ENCARNACION
¿Qué desean?

GONZALO
A mí, una de anís del mono.

ENCARNACION
¿Y usted?

ALEGRIAS
Yo, ron de la Negrita.

GONZALO
Dicen que ese Gorbea está otra vez en Madrid pero no lo creo.

ALEGRIAS
¿Y por qué no?

GONZALO
Porque él sabe que en cuanto entre en España hay orden de detenerlo.

ALEGRIAS
¡Jesús, y qué mujer! ¡Olé las aguadoras simpáticas! Oiga, princesa. Si usted quiere, nos vamos juntos este verano a tomar las aguas de Santa Agueda.

TOMAS
(Dándole en el hombro) Le advierto a usted que, a ésta, no le gusta más agua que la de la gorda.

ALEGRIAS
¡Es que!...

TOMAS
Siga usted con la Negrita... y deje usted quieta a la castaña.

GONZALO
(Que ya ha pagado) ¡Vamos, tú!

ALEGRIAS
¡Vaya un socio! ¡Pica más que los Calderones!

CEFERINO
¿Quiénes son ésos?

ENCARNACION
(Con cierto misterio) El señorito Gonzalo y un amigo suyo, que es banderillero.

CEFERINO
¿Ese es el señorito Gonzalo?

ENCARNACION
Sí.

CEFERINO
Pos le hubiá tomao por el Duque de Fernán Núñez. (Gonzalo y Alegrías se levantan y hacen mutis. A Tomás) Bueno, tú, vamos al relevo.

ENCARNACION
¿Quiés que te mande el capote?

TOMAS
No. Volvemos en seguida.

(Se dirigen a la primera izquierda)

CEFERINO
(Iniciando el mutis) ¿Oye, sabes que, en medio de to, te tié cariño la Encarna?

TOMAS
¡Toma, que si me tiene!... Y, sin embargo, ya ve usted lo que es la gente, aún me gastan bromas pesas los compañeros.

CEFERINO
¿Ah. sí?

TOMAS
¡Digo! (Pausa) ¡Me tiran cá puyita!

CEFERINO
¡No te preocupes! Las puyas, mientras que no hagan más que tirártelas... (Mutis por la
primera izquierda)

(Entre tanto, un caballero que peina patillas a lo Alfonso XII y viste capa y sombrero hongo, habrá salido por la segunda izquierda, sentándose ante el velador. Es Enrique de Gorbea. Da unas palmadas)

ENCARNACION
¡Ya voy! (Se acerca al velador) ¿Qué deseaba? ¡Eh! (¿De qué conozco yo a este hombre?)

ENRIQUE
(¿Dónde he visto yo a esta mujer?) Deme usted un refresco.

ENCARNACION
¿Agraz? ¿Limón? ¿Zarza? ¿Grosella?

ENRIQUE
Grosella. (Encarnación se retira)

ENCARNACION
(Mirándole) ¡Pero si este hombre parece...! ¡No! ¡No pué ser! ¡Aquél estaba en París! (Pausa) ¡Me lo hubiá dicho la señorita Aurora!

ENRIQUE
(¡Juraría que esta mujer es aquella modista que...!)

ENCARNACION
(Pero si no es él, ¿quién pué ser?¿ Quién pué ser este hombre?)

(Por la izquierda sale un Ciego, tocando un violín, y un Niño, cantando, que atraviesan la escena y hacen mutis por el otro término)

NIÑO
Caballero de Gracia me llaman,
y efectivamente, soy así;
pues sabido es que a mí me conoce,
por mis amoríos, todo Madrid.
Es verdad que estoy un poco antiguo,
pero yo, en poniéndome mi frac,
soy un tipo gentil,
de carácter jovial,
a quien mima la sociedad.

(Hacen mutis)

ENCARNACION
(¡Sí, es él! ¡Es él! ¡No me cabe duda!) (Vuelve al velador con el servicio) ¿Qué hermoso tiempo, verdad?

ENRIQUE
¡Sí!

ENCARNACION
Estamos en Carnaval, como quien dice, y paece agosto. (Pausa) Madrid tiene eso. (Pausa) ¿Qué me mira usted?

ENRIQUE
Que me recuerda usted una muchacha modista a quien conocí hace años.

ENCARNACION
¡Ah! ¿Sí?

ENRIQUE
¡Se llamaba Encamación! ¿Conoce usted alguna de ese nombre?

ENCARNACION
¡Hay tantas!...

ENRIQUE
¡Cómo aquélla no hay ninguna!
(Pausa)

ENCARNACION
¿La quería usted?

ENRIQUE
¡La hubiera querido!

ENCARNACION
¿Pero la olvidó?

ENRIQUE
¡No! Se interpuso entre los dos otro amor más fuerte. El amor de toda mi vida, y...

ENCARNACION
¡Pues... hizo usted bien en abandonarla!

ENRIQUE
¿Usted cree?

ENCARNACION
¡Ella le habrá perdonado!

ENRIQUE
¡De fijo que sí! ¡Era muy buena!

ENCARNACION
¡No! ¡Sería como todas! Que yo también quise a un hombre. ¡Me halagaban sus palabritas dulces! Me gustaba. Me era muy simpático. Fue mi tipo. Pero supe que otra mujer penaba por él. Me di cuenta de lo que sufría y... ¡Me juré olvidarlo pa siempre!

ENRIQUE
¡Es que usted y aquella modista,, eran iguales!

ENCARNACION
¡Puede!

ENRIQUE
(Levantándose) ¡Iguales! ¡Sí! ¡La veo a usted y la estoy mirando a ella!

ENCARNACION
¡Ja, ja, ja, ja!

ENRIQUE
¡La estoy mirando. Encarnación! ¡La estoy mirando!

(Música)

Era la Encarnación una morena
graciosa, muy bonita y retrechera.
Tenía, como usted, los ojo^ bellos,
e igual que a usted mirarlos daba miedo.

ENCARNACION
De aquella Encarna
no queda ni el recuerdo.

ENRIQUE
Es un recuerdo de amor.
Sus labios eran rojos cual corales,
sus dientes cual si fueran de marfil,
e igual que usted era aquélla que le digo
la más juncal y alegre de Madrid.

ENCARNACION
Yo también recuerdo al ver a usté
que fue, un mozo trapalón,
al que yo di mi querer.
Yo no sé qué tenga yo que ver.
¿Por qué? Pues a esa Encarnación
que llama la atención
tío la conozco yo.
Si a la tal modista
usted la quería.
¿Por qué la engañaba?
¿Por qué la mentía?
No fue usted con ella
sincero y cabal.
Y eso, señor mío,
está siempre mal.

ENRIQUE
¡Tal vez que no mintiese!

ENCARNACION
Tal vez tengáis razón.

ENRIQUE
Querer, quería a una.

ENCARNACION
Querer no pudo a dos.
Por eso la modista
al mozo perdonó.

ENRIQUE
Por eso el mozo quiso
también a Encarnación.
La madrileña
de pie chiquitito,
ojos de sultana,
dientes de marfil.
Que siempre fue
alegre y desenvuelta,
sin saber de penas,
su vida es reír.

ENCARNACION
La madrileña
quereres no olvida;
pues cuando ella quiere,
quiere con pasión.
Y los recuerdos
de amores de un día,
¡ay!,
ella guarda siempre
en un rinconcito de su corazón.

ENRIQUE
Feliz aquel pasado.

ENCARNACION
Qué lejos está ya.

ENRIQUE
Aquellos años mozos
que ya no volverán.

ENCARNACION
Feliz aquel pasado;
qué lejos está ya.

ENRIQUE
Era la Encarnación...
etc., etc.

(Hablado)

ENRIQUE
¡Encarnación!

ENCARNACION
¡Señorito Enrique!

ENRIQUE
¿Me has conocido?

ENCARNACION
¡En cuanto que le vi! ¿Pero qué hace usted en España? ¿No sabe usted que le persiguen?

ENRIQUE
¡Sí!

ENCARNACION
Entonces...

ENRIQUE
¡Tenía que venir y he venido!

ENCARNACION
¿Y le podrán detener?

ENRIQUE
¡Si me reconocen!...

ENCARNACION
¡Ay, don Enrique! ¡Que siempre ha de estado usted metido en esas cosas de la política!

ENRIQUE
Ahora no es la política quien me trae. Ahora ¡es ella!

ENCARNACION
¿La señorita Aurora? (Enrique afirma con un movimiento de cabeza) ¿Pero ella sabe?...

ENRIQUE
Se lo figura. ¿No te ha dicho nada? Sé que sois muy amigas.

ENCARNACION
¿Y qué pretende usted?

ENRIQUE
Evitar que sea por más tiempo desgraciada. Acabar para siempre con esta situación en que vivimos. ¡Librarla de ese mal sujeto!

ENCARNACION
¿Pero usted se ha enterao?

ENRIQUE
¡De todo! Por eso necesito verla. Necesito hablarla. ¿Tú sabes dónde va?

ENCARNACION
No. (Pausa) Es decir. Esta noche sé que irá al baile del Real.

ENRIQUE
¿Cómo?

ENCARNACION
¡No se alarme! Se trata de una fiesta que ha organizao la Baronesa La Granja, con objeto de recaudar fondos pa eso de la Tienda-Asilo de Moret. Allí puede usted encontrarla.

ENRIQUE
¡Sí! ¡Pero allí!... ¡Yo ya no conozco a nadie!...

ENCARNACION
Si es público...

ENRIQUE
¡De todos modos!... ¡Ya no tengo amigos! 1Transición) ¡Encarna!... ¿por qué no me acompañas?

ENCARNACION
¿Yo? ¿Y si se entera mi marido?

ENRIQUE
Qué importa. Se lo decimos.

ENCARNACION
¡No! ¡Eso no! ¡Sería peor!

ENRIQUE
¿Es celoso?

ENCARNACION
¡Don Otelo vestido de guardia!

ENRIQUE
(Suplicante) ¡Encarnación! (Transición) ¡Digo! ¡Allí viene Tomás!

ENCARNACION
(Mirando a la primera izquierda) ¡Váyase usted, señorito Enrique! ¡Váyase usted! Espéreme allá abajo. En aquel puesto.

ENRIQUE
¿No faltarás?

ENCARNACION
¡Descuide!

ENRIQUE
¡Encarnación! ¿Quién iba a pensar?...

ENCARNACION
¡Es verdad! ¿Quién iba a decimos?... (Enrique hace mutis por la derecha) ¡Las vueltas que da el mundo!

(Tomás y Ceferino salen por la primera izquierda. Ceferino viene leyendo un periódico)

TOMAS
Siga. Siga leyendo.

CEFERINO
(Leyendo) «El señor Sagasta, sin hacer caso de las interrupciones del jefe de los húsares, señor Romero Robledo, dijo...

ENCARNACION
(Llamando, por la derecha) ¡Pepa! ¡Pepa!

TOMAS
No interrumpas, tú. ¿A quién llamas?

ENCARNACION
A la muchacha que está ahí con la niña.

TOMAS
¿Y pa qué?

ENCARNACION
Pa que tenga cuidao de esto mientras me llego al puesto de la Filo a por unos azucarillos.

TOMAS
¡Ah, bueno! (A Ceferino) Siga.

(Mientras sigue leyendo Ceferino aparece une Muchacha con una niña en brazos. Encarnación da un beso a la niña y habla un momento con, la muchacha, que se sienta ante el puesto. Encarnación hace mutis por la derecha. Se oyen unas palmadas hacia la derecha)

VOZ
¡Aguadora!

PEPA
Voy. (Entregando la criatura a Tomás) Tenga usted a la chica, señor Tomás, que llaman en aquel velador.

TOMAS
¡Vamos, anda! ¿Pero cómo voy a tener yo a la chica estando de uniforme? ¡Y si se...!

PEPA
Pa eso es usted su padre.

CEFERINO
Tié razón. Ya sabes el proverbio: ¡No la hagas y no la temas!

VOZ
(Por el otro lado) ¡Aguadora!

TOMAS
¿Y ahora que llaman en ese otro lao? Tenga usted, señor Ceferino, que voy a ver que quieren.

CEFERINO
¡Pero!... (Le dejan la chica. Pepa hace mutis por la derecha y Ceferino por la izquierda) Si pasa alguien y me ve de esta forma me denuncian y... me trasladan a la Inclusa.

GOLFO 1º
(Que sale voceando) El Globo, El Resumen, La Correspondencia, con la cuestión de ley consumos. El Enano, El Tío Jindama y La Lidia, con el desafío de Mazzantini y Peña y Goñi. (Mutis)

TOMAS
(Volviendo) Era un guasón. ¿Ha pasao algo.

CEFERINO
¡No! ¡Na! (Mostrando el uniforme mojado) ¡Que se ha metido la tarde en agua!

PEPA
(Precipitadamente) ¡Señor Tomás! ¡Señor Tomás!

TOMAS
¿Qué sucede, chica?

PEPA
Que ahí vienen los ratas de toas las noches.

(La luz ha ido ya bajando)

TOMAS
¿Dónde?

PEPA
Por allí. (Coge a la pequeña)

TOMAS
¡Pos hala! Vamos a prepararles el cepo.

CEFERINO
¿Pa qué?

TOMAS
¡Pa cazarlos! Que ya es mucha broma eso que se rían de nosotros hasta en el teatro.

CEFERINO
¿Pa cazarlos has dicho? ¡Yo lo que voy a cazar es un reuma! ¡Gachó con la niña! ¡Es la Cibeles echando agua!

(Hacen mutis por la izquierda, y Pepa por la derecha)

(Música)

(Comienzan las notas de un nocturno, que derivan luego en un número popular: mazurka, habanera, chotis, polka, o lo que juzgue oportuno el maestro. Con los primeros compases salen por la primera derecha, cuatro Chulas de la época, seguidas de cuatro Chulos, de chaquetilla corta y gorra de visera. Al llegar al centro de la escena, y cuando lo indique el motivo, cantan lo siguiente:)

CHULOS
Hoy no te he visto
en el Habanero.
Ni tampoco has ido
hoy a San Millán.

CHULAS
Es que a la Celes
la han cogido presa
y he ido a acompañarla
¡y nada más!

CHULOS
Pues no es decente
que yo esté dos días
sin tener tabaco,
sin tener un real.

CHULAS
Pues yo no sigo
manteniendo vicios;
prueba a ver si puedes...
ya trabajar.

CHULOS
Yo quió decirte
mu callandito
lo que te quiero,
y si te empeñas
pa el mes que viene
trabajaré.

CHULAS
Me vuelve loca,
pues es un chulo
muy zalamero.
¡Si me sigue hablando!
¡Saca pa café!

CHULOS
A Capellanes
voy a llevarte
de mi bracero,
y una mazurka
yo allí contigo
voy a bailar.

CHULAS
Con las mazurkas
me dan temblores,
me dan mareos,
y en Capellanes
no se trabaja
con libertad.

(Acción de robar)

CHULOS
¡Olé las chulas!
¡Cuerpo juncal!

CHULAS
¡Esto es un hombre!
¡Lo más cabal!

(Tomás y Ceferino aparecen)

TOMAS
Esta vez los ratas
no se nos escapan.

CEFERINO
En la ratonera
todos dormirán.

TOMAS
Pa cazar ratones
hace falta maña.

CEFERINO
Con darles el queso
no hace falta más.

TOMAS
Mucha precaución.

CEFERINO
Mucha discreción.

TOMAS
Quedan detenidos.

LOS DOS
¡A la Prevención!

CHULOS
Yo no me explico
por qué a la Preven
quieren llevarme.

CHULAS
Yo no me explico
por qué esa cara
me pone usted.

TOMAS y CEFERINO
Estate quieta,
porque si sigues
voy a enfadarme.

CHULAS y CHULOS
¡Si yo le engatuso
echaré a correr!

CHULAS
Si usted se empeña
yo a media noche
podré esperarle.

TOMAS y CEFERINO
A media noche
no hay quien me saque
ya del retén.

CHULOS
¿Dónde le aguardo
pa que tomemos
alguna cosa?

TOMAS y CEFERINO
Yo no acostumbro
si no lo pago,
tomar café.

CHULAS
¡Vamos, hombre!
¡Sea usted bondadoso!
¡Vamos! ¡Guardia!
¡Tenga usted corazón!

CHULOS
¡Miren que yo
no he hecho nada!

LOS CUATRO.
¡No nos detengan!
¡Haga el favor!

TOMAS
¿Tú di, qué hacemos?

CEFERINO
¡Lo que tú digas!

TOMAS
¡Los veo libres!

CEFERINO
¡Tienes razón!

LOS CUATRO
Vamos, hombre,
sea usted bondadoso.
¡Vamos! ¡Guardia!
¡Tenga usted corazón!

TOMAS y CEFERINO
¡Habiendo en medio faldas
pierdo la razón!

(Evolución y mutis)

(Hablado)

(Enrique sale con Encarnación por la primera derecha)

ENRIQUE
Vamos, Encarnación. Piénsalo bien. A nada te comprometes.

ENCARNACION
Sí. Pero...

ENRIQUE
¡Es entrar y salir! ¡Un momento! Lo que yo tarde en encontrarla.

ENCARNACION
Mire usted que puedo tener un disgusto muy serio.

ENRIQUE
Encarna... ¡Ya que no fuimos a Capellanes aquella noche!...

ENCARNACION
¡Qué cosas tié usté!

ENRIQUE
¿Qué? ¿Me acompañarás?

ENCARNACION
(Decidiéndose) ¡Ea! ¡Todo por la señorita Aurora!

ENRIQUE
¡Gracias, Encarnación! ¡Muchas gracias! (La abraza cariñosamente)

ENCARNACION
¡Por Dios!

CEFERINO
(Saliendo por la izquierda) ¡Ya están en la ratonera! ¡Esta vez no se escapan! (Asombrado al ver a Encarnación y a Enrique) ¡Eh! ¿La Encamación y im...? ¡Y yo que venía de parte de Tomás a recoger el capote! ¡Voy a prevenirle!... ¡Qué mujeres! (Hace mutis por la primera izquierda)

ENCARNACION
¡Ya está el puesto cerrao! Ahora, a casa de la señorita Aurora, pa prevenirla, y luego...

ENRIQUE
(Ofreciéndola el brazo) ¡Vamos! ¡No olvidaré nunca este favor, Encama!

(Salen por la derecha. Por la izquierda aparecen Tomás y Ceferino, discutiendo)

TOMAS
¡Que no, señor Ceferino! ¡Que no le creo a usted! ¡Que ha visto usted visiones! (Mirando al puesto) ¡Vamos! ¿Se ha convencido? ¡Cerrao! ¡Y ella que se ha ido a casa!

CEFERINO
Pero sí...

(Mirando a la derecha, por donde se supone distingue aún a Encamación y a Enrique)

TOMAS
¿Usted también, señor Ceferino? ¿Usted también como los compañeros? (Pausa) ¡Puyitas! ¡Y na más que puyitas!

CEFERINO
¿Conque puyitas, eh? (Este no tiene remedio. Este es que además está reparao de la vista)

(Siguen discutiendo. Entretanto, salen por el último término derecha, los Chulos y Chulcas, que les hacen por la espalda burlas y muecas)

(Música)

(El motivo de la mazurka)


TELON


CUADRO SEGUNDO


UNA NOCHE EN EL REAL

Foyer del teatro Real en una noche de baile, tal como se encontraba en la época a que venimos refiriéndonos en este segundo acto. La disposición del foyer a gusto del pintor, dejando libre segundos y terceros términos de izquierda y derecha. En el fondo dos o tres mesas con manteles y servicio. Una mesa en primer término derecha y otra en primer término izquierda. En la mesa de la derecha están sentadas Aurora, que luce un disfraz de maja, y que en los momentos que se dedique cubre su cara con un antifaz negro; la Baronesa, que viste capuchón negro; el Marqués y algún otro caballero de edad. En una de las mesas del fondo estarán sentados: Gonzalo, de frac; Alegrías, en traje corto y Disfrazadas primera y segunda. Al levantarse el telón se oyen los últimos compases de un vals. Gran algarabía y bullicio. Tres o cuatro parejas aparecen finalizando el baile. Por la izquierda sale un Bastonero, de galoneada casaca, calzón corto y media roja.

Todos le rodean formando círculo.

MARQUES
Baronesa, puede usted estar satisfecha.

BARONESA
¡Sí, estoy contenta, Marqués! Ahora, que otras damas no hacen menos que yo. La Duquesa de la Torre piensa cobrar la entrada al Teatro Ventura y destinar, también, su importe a la Tienda Asilo.

MARQUES
Y a propósito, ¿asistieron ustedes a la última función?

BARONESA
Sí.

MARQUES
¿Quiénes trabajaron?

BARONESA
¡Los de siempre! ¡Venturita Serrano; el Conde de Ronré; Rodrigo Figueroa; Clarita Lengo, y Fernando Díaz de Mendoza!

MARQUES
Pues esta noche se ve aquí lo mejor de Madrid, como dirán en sus crónicas Kasabal o Fernán-Flor. (Pausa) Ahora creo que se presentarán las parejas de Cotillón. Las figuras de Sevres se llevarán de fijo el primer premio.

MARQUES
No. El primer premio, el de los socios del Veloz, no habrá quien se lo dispute al grupo de majas, capitaneadas por la Condesa, por Aurora. (Señalando a ésta)

AURORA
¡Por Dios!... Yo he pretendido tan sólo contribuir a la mayor brillantez de la fiesta. De no tener ésta un fin benéfico, no hubiera venido.

BARONESA
¿Ya habría usted perdido la costumbre de asistir a estas reuniones?

AURORA
¡Desde luego!

BASTONERO
(Apareciendo) Primera figura de Cotillón Porcelanas de Sevres.

(Música)

(Pavana)

(Hablado)

GONZALO
¡Camarero! ¡Champagne! ¡Más champagne!

CAMARERO
(Que ha llegado a la mesa de Gonzalo) ¿Había usted pedido?...

DISFRAZADA 1ª
(A Gonzalo) ¡No bebas más, hombre!

GONZALO
¡Yo hago lo que quiero!

ALEGRIAS
Ha bebido usted demasiado.

GONZALO
¡Tú, te callas! (Al Camarero) ¡Otra botella!

CAMARERO
¿De la viuda?

GONZALO
¿Has oído. Alegrías? ¿Dice que si de la viuda? ¡Claro, hombre! ¡A mí, de la viuda! ¡Siempre de la viuda!

BARONESA
(¡Pobre Aurora!)

(Enrique y Encarna hacen a poco mutis por la izquierda)

BARONESA
¿Vamos hacia la sala, Marqués?

MARQUES
(A Aurora) ¡Vamos! ¿Usted viene?

AURORA
Sí.

(Todos se dirigen hacia la izquierda. Gonzalo, que se habrá quedado sólo en su mesa, se levanta y va hacia el grupo)

GONZALO
(Acercándose a Aurora) Aurora.

AURORA
(Al volverse) ¡Eh!

GONZALO
Quiero hablar contigo un momento.

AURORA
(Disculpándose ante la Baronesa, que con las demás hace mutis por la izquierda) ¡Con permiso!

GONZALO
¡Aurora! No creí que vinieras esta noche al Real. Pero ya que te he encontrado, quiero que estemos juntos.

AURORA
¡Mira, Gonzalo! ¡Yo te suplico que me dejes tranquila!... ¡Que...!

GONZALO
¿Pero no ves que estoy loco?

AURORA
(Sonriente) ¡Gonzalo!

GONZALO
¿No me crees?

AURORA
¡Déjame! ¡Soy una mujer que se ve sola! ¡Quieres aprovecharte de que nadie puede ampararme! Pero estás equivocado. ¡Me defiendo yo! ¡Me defiende... mi hija!

GONZALO
¿Entonces?...

AURORA
¡No hablemos más! ¡De mí, oirás siempre lo mismo!

GONZALO
¡Bien! Pero escucha. Esta noche, por lo menos, aceptarás bailar un baile conmigo y beber una copa de champagne.

AURORA
¡Ya sabes que no bailo ni bebo! (Inicia el mutis)

GONZALO
(Autoritario) ¡Aurora!

AURORA
(Altiva) ¿Qué?

GONZALO
(Sonriente) ¡Nada, mujer! ¡Nada!

AURORA
¡Entonces!... ¡Buenas noches, Gonzalo! (Hace mutis por la izquierda)

GONZALO
¡Buenas noches, Aurora! ¡Durilla está, pero torres más altas han caído! (Hace mutis)

(Aparecen por la derecha Enrique y Encarnación. Ambos visten de máscara, con antifaz. Ella un capuchón que cubre el traje de bailarina, y él un capuchón. Siguen las parejas)

ENRIQUE
No puedo más, Encarnación! Llevamos media hora en el baile y aún no he visto a Aurora.

ENCARNACION
Hace un momento, estaba aquí en el foyer.

ENRIQUE
¡Pues como ves!... (Se sienta) ¡Ya no sigo! Me fatiga. Me abruma esta noche de Carnaval. (Melancólicamente) ¡Foyer del Real!... ¡Noches de baile!...

ENCARNACION
¡Vamos, Enrique!...

ENRIQUE
Déjame descansar un momento.

ENCARNACION
¿Quiere usted que yo busque a la señorita Aurora por el salón?

ENRIQUE
¡Haz lo que quieras!

ENCARNACION
Voy un momento. Pero no se marche.

ENRIQUE
Descuida. Aquí te aguardo. (Encarnación se dirige hacia la sala. Grupos de máscaras la rodean y acompañan, dando gritos) ¡Felices ellos! ¡Yo también lo fui en otros tiempos! (Da unas palmadas. A un camarero) ¡Una botella de champagne! (Gran algarabía)

GONZALO
(Borracho y sujeto por las Disfrazadas 1ª y 2ª. A bailar. A bailar.

DISFRAZADA 1ª
¡Pero si no puedes!...

DISFRAZADA 2ª
Si estás borracho...

GONZALO
Yo no estoy borracho. A bailar. A bailar (Entra en la sala. Grupos de máscaras atraviesan el foyer) «Viva el Carnaval». «Viva».

ENRIQUE
(Melancólicamente) ¡Viva! ¡Viva el Carnaval! ¡Dichosos ellos!

(Música)

ENRIQUE
¡Sueño de amor,
que eres mi tormento!
Triste y solo viví
cuando te perdí.
Con el champagne
olvidar hoy quiero
el feliz recuerdo
de juventud, lejana ya.
De Carnaval
locas alegrías
huyen de mí
para no volver.
Sueños que pasaron
viven en mi pecho.
Todo por su amor
yo diera.
¡La ilusión perdida
quiere renacer!
Tristes amores perdidos.
Vidas que nunca se encuentran,
como las flores marchitas
que no vieron nacer nuevo día.
Vida mía, yo te quiero.
Vida mía, yo te adoro.
Y ya no vivo sin tus amores
Aurora mía.
Sin ti, ya no quiero la vida.
Sueño de amor.

(Cogidos los tres, bailando el Can-can, hacen mutis por la izquierda, seguidos de las segundas tiples)

(Hablado)

(Aurora sale por el foro. Viene desasosegada, inquieta)

AURORA
Dice Encarnación que aquí me esperaba... ¡Qué temeridad! ¡Qué locura! (Al reconocerle) ¡Enrique!

ENRIQUE
¡Aurora! ¡Mi Aurora!

AURORA
¡Calla!

ENRIQUE
¡Vengo a salvarte, Aurora!

AURORA
Pero...

ENRIQUE
¡Sí! ¡Estoy decidido! ¡Justo es que llegue tu felicidad y la mía!

AURORA
¿Y qué intentas?

ENRIQUE
¡Que seas mía! ¡Qué vengas conmigo a París, ya que yo no puedo estar en España!

AURORA
¡Enrique! ¡Esperemos! ¡Quien ha esperado tanto!...

ENRIQUE
No. Otro hombre te persigue ahora. ¡Te acecha!

AURORA
¿Tienes celos?

ENRIQUE
¡Nunca!

AURORA
(Mirando a todos lados) ¡Calla!

ENRIQUE
¡Aurora!

AURORA
¡Aquí pueden vemos! ¡Pueden sospechar!

ENRIQUE
¿Entonces?...

AURORA
Mañana por la tarde.

ENRIQUE
¿Dónde?

AURORA
En el Retiro.

ENRIQUE
¿En qué sitio?

AURORA
En la Chocolatería.

ENRIQUE
Sin embargo esta noche estaré cerca de ti, ¡Muy cerca! (Dándose las manos) ¡Adiós. Aurora!

AURORA
¡Adiós, Enrique!

(Enrique hace mutis por la izquierda, y Aurora por la derecha)

(Por la primera derecha aparecen Tomás y Ceferino vestidos de uniforme)

TOMAS
¡Güeno! ¡Nos han hecho un favor variándonos el servicio!

CEFERINO
¡Tú verás! Al lao de Netuno nos hubiamos helao de frío toa la noche. En cambio aquí...

TOMAS
(Distraído, viendo pasar dos máscaras) ¡Claro! ¡Aquí! ¡Pos...! ¡Tan calentitos!

CEFERINO
(Mirando a todos lados) ¡La verdá es que hay aristocracia!

TOMAS
Cuidao no se vaya a enamorar de nosotros alguna marquesa de esas que tién coche a la gran Doumonte pa ir a las Carreras.

CEFERINO
¡De menos nos hizo Dios! (Pausa) ¿Tipo? ¡Hay tipo!

TOMAS
Eso sí. ¿Y cara? Amos, ¿creo yo que esto es una cara?

CEFERINO
Te advierto que como estamos en Carnaval, a lo mejor se piensan que es una careta.

CAMARERO
(Saliendo por la derecha) Guardias. Guardias.

CEFERINO
¡Ya ha caído qué hacer!

CAMARERO
Dice la Comisión organizadora que está muy satisfecha de sus servicios y que tomen lo que gusten.

CEFERINO
(Mirando a Tomás) ¿Cómo?

CAMARERO
Por de pronto estas botellas. (Les entrega dos botellas de champagne, destapadas ya)

CEFERINO
(A Tomás) ¡Tú! ¡Ten cuidao que es champagne!

TOMAS
(Después de beber) ¡Uy! ¡Qué cosquillas que hace en las narices!

CAMARERO
¿Y de comer? ¿Qué desean?

TOMAS
¿De comer, también? ¡Pos yo, no siendo cocido lo que haiga!

CAMARERO
¿El plato del día? ¿Un plato flojo? ¿Un plato fuerte?...

TOMAS
(En voz baja a Ceferino) A mí, la verdá, en casa, la Encarnación, me hace daño en la cabeza con los platos fuertes, pero aquí...

CAMARERO
Escojan: ¿Entre un solomillo con patatas y unos langostinos, qué prefieren?

CEFERINO
¡Pos entre un solomillo con patatas y unos langostinos, lo mejor es vino de Burdeos!

TOMAS
¡Está bien!

(El Camarero se retira)

CEFERINO
¡Chico! Nos vamos a poner como el perro Paco, que saca tajá de toas partes.

TOMAS
¡Como que no hay como rozarse con la aristocracia!

CEFERINO
Mira, mira lo que viene por allí. (Señalando a la izquierda)

TOMAS
¡Ah, sí! Una de esas que bailan el Can-can en el Café el Brillante.

ENCARNACION
(Sale por la tercera izquierda, Al ver a Tomás se lleva las manos a la cara, aunque la lleva tapada) ¡Jesús! ¡Tomás y el señor Ceferino! ¿Pero qué harán estos en el baile?

TOMAS
¡Paece que se ha asustao!

CEFERINO
¡Será francesa y nos habrá tomao por Daoiz y Valverde!

TOMAS
Dígala usted cualquier cosa...

CEFERINO
¡Hombre! ¡Qué vamos de uniforme!

TOMAS
;Y qué más tiene? Pué habérsela perdido algo...

CEFERINO
¡También es verdad! (Acercándose) Joven... ¿Necesita usted de nuestros servicios? (Encarnación dice que no con la cabeza) Es que si la hacemos falta... ¡Somos dos del Orden, que estamos a sus ídenes!

TOMAS
(Poniéndose muy pinturero al lado de Encarnación) ¡Ele!

CEFERINO
¡Me paece que no me entiende! Oye, Tomás, ¿tú no sabías algo de francés?

TOMAS
¡Yo le hablo de corrido!

CEFERINO
¿Ah, sí?

TOMAS
¡Sí! ¡Pero por señas!

CEFERINO
¡Pues prueba a ver!

(Tomás la. dice por señas a Encarnación que si está dispuesta a. bailar con él. Encarnación le contesta por señas que cuando vayan a casa le arreglará las cuenta)

CEFERINO
¿Qué dice?

TOMAS
Pos mire usté, señor Ceferino. O a mí se me ha olvidao el francés, o me paece que me ha dicho que me va a dar una de cuello vuelto.

ENCARNACION
(¡Qué compromiso! Estos aquí y Don Enrique que me está esperando... ¡Voy a buscarle!)

(Ella intenta hacer mutis)

CEFERINO
¡Un momento! Aquí mi compañero, ¡que va toas las noches al Café el Brillante, dice, que usted baila allí el Can-can, y...

ENCARNACION
(¡Ay mi agüela! ¿Con que se va toas las noches al Café el Brillante? ¡Ya te lo diré yo en casa, ladrón!)

CEFERINO
Y claro, como ahora van a tocar esa pieza en el salón, pues... (Mirando a Tomás) ¿Eh?

TOMAS
¡No! ¡Yo no digo ná! ¡Pa mí no lo pué bailar nadie como aquella rubia del Brillante!

ENCARNACION
(¡Pa brillantes como se te van a quedar a ti las narices cuando te coja a solas!)

CEFERINO
Vamos. ¡Que no se diga!

ENCARNACION
(¡Y que no voy a tener más remedio, porque si no, estos no me sueltan!)

CEFERINO
¿Que sí, verdad? (Volviéndose a Tomás) ¡¡Que sí!!

TOMAS
¡Se dice que oui, señor Ceferino! ¡On parle francaise!

ENCARNACION
¡El Can-can! ¡El último grito de la moda!

(Música)

(Van saliendo parejas, y se sientan de nuevo el Marqués, Baronesa y Aurora en un velador. En otro, Gonzalo, Disfrazadas y Alegrías)

ENCARNACION
Moda es hoy bailar
pasos de Can-can,
pero creo yo
que esto acabará.
Pues a no dudar
en algún salón
al pasar los años
como cosa rara
a esto llamaremos
juny o charlestón.

TOMAS y CEFERINO
El Can-can aquí
dicen que llegó,
unos de París
y otros de Londón.
El placer mayor
es mover los pies,
pero yo prefiero
vérselos mover.

LOS TRES
El Can-can aquí.
etc., etc.

TODOS
Baile es el Can-can
que todo el cuerpo se ha de mover,
baile de fru-fru
que a los vejetes les gusta ver.
¡Yo sé por qué!
Yo les aseguro
no hay placer mayor
que bailar el baile
que es la moda de hoy.
Baile es el Can-can,
etc., etc.

(Hablado)

ALEGRIAS
(A Gonzalo) No beba usted más.

GONZALO
¿A ti qué te importa lo que yo beba, Alegrías?

ALEGRIAS
¡Es que lleva usted ya mucho!

GONZALO
¿Y qué? ¡Yo soy un valiente!

ALEGRIAS
¡Ya!

GONZALO
¡Más valiente que el Espartero!

ALEGRIAS
Bueno, pero...

GONZALO
Y ahora mismo voy a ofrecerla a esa, una copa de champagne.

ALEGRIAS
¡Señorito Gonzalo!

GONZALO
Tú, callao. ¿Me has oído? ¡Tú, callao!

ALEGRIAS
¡Este va a meter la pata!

(Gonzalo se dirige a la mesa donde está Aurora)

GONZALO
¡Buenas noches! ¡Aurora! ¡Vas a permitir que te ofrezca esta copa de champagne!

AURORA
¡No! ¡Gracias!

GONZALO
¿Cómo?

AURORA
Me haría daño. No tengo costumbre, y...

GONZALO
¡Bebe!

AURORA
¡Gonzalo!

GONZALO
¡He dicho que bebas!

(Enrique, que ha aparecido en la primera izquierda, se dirige hasta él)

ENRIQUE
¿Y si no quiere?

TODOS
¿Eh?

AURORA
(¡Enrique!)

GONZALO
¿Quién es este hombre?

ENRIQUE
Quien no ha de tolerar que siga molestando por más tiempo a esta mujer.

GONZALO
¿;Y con qué derecho?

ENRIQUE
¿Eso? ¡No es cuenta suya!

MARQUES
(Interviniendo) ¡Caballeros!...

GONZALO
¡Deje! ¡Deje, Marqués!... (Volviéndose a Aurora) ¡Bebe, Aurora!

ENRIQUE
(Arrebatándole la copa y tirándola al suelo) ¡He dicho que no bebe!

TODOS
¡Eh!...

GONZALO
¿A mí eso?... (Varios le sujetan)

ENRIQUE
¡A usted! ¡Sí!

GONZALO
¿Pero quién es usted? ¿Quién es? ¡Que yo lo sepa!

ENRIQUE
¿Que quién soy?... ¡Pues ea! Sépalo de una vez. Soy... ¡Enrique de Gorbea!

AURORA
(¡Enrique!)

TODOS
¡Enrique de Gorbea!

ENRIQUE
¡Estoy a sus órdenes!

GONZALO
(Mira a Aurora y luego a Enrique. Con gran seriedad) ¡Nos veremos!

ENRIQUE
¡Le repito que estoy a sus órdenes!
(Mutis de Gonzalo)

AURORA
¡Enrique!

MARQUES
¡Gorbea! ¿Pero qué ha hecho usted? Es preciso ocultarle.

AURORA
¡Marqués, sálvele!

BARONESA
¡Huya!

ENRIQUE
¡Gracias! ¡Gracias a todos, pero es inútil! Tengo que satisfacer una deuda de honor y... ¡Ya no me oculto! ¡Soy Enrique de Gorbea!

MARQUES
¡El último idealista!

ENRIQUE
¡El último romántico!

MARQUES
De todos modos. Debe usted ponerse a salvo La policía le persigue. Hay órdenes terminantes para detenerle.

BARONESA
Huya. Escóndase.

AURORA
(Suplicante) ¡Por mí! ¡Por mí!

ENRIQUE
¿Eh?

AURORA
¡Por lo que te quise! ¡Por lo que te quiero! ¡Por lo que te querré siempre!

ENRIQUE
Pero ¿y tú?...

AURORA
¿Yo?... ¡Sí! ¡Yo también huiré! ¡Nos reuniremos en la frontera!

(Se dan las manos con gran emoción. La gente les rodea con un murmullo de satisfacción. Entre todos ocultan a Enrique y se lo van llevando)

ENCARNACION
(Saliendo precipitadamente por la derecha) Enrique, Enrique. Corra, escape... Ese mal hombre le ha denunciado a usted y vienen a detenerle. (En medio del grupo se llevan a Enrique. A Aurora) ¡La otra vez le salvó usted, ahora le he salvado yo!

AURORA
La otra vez y ésta, le salvó el amor.

(Tomás y Ceferino salen precipitadamente por la derecha. Encarnación y Aurora se han puesto los antifaces)

TOMAS
¡Quietos! ¡Que no se marche nadie!

CEFERINO
¡Que no se mueva nadie!

TOMAS
¡Que no respire nadie! A ver... ¡Mírenme todos! ¡Que yo sé quién es! ¡Yo le conozco!

ENCARNACION
No me conoces. No me conoces. No me conoces.

TOMAS
Chacha, cállate ahora que estoy en actos de servicio.

ENCARNACION
No me conoces. No me conoces.

TOMAS
Cállate, etoile, que luego cenaremos en el Brillante.

ENCARNACION
¿Con que en el Brillante, eh? ¡Amos, rico! ¡Tú a mí no me conoces!

TOMAS
¡Y dale!

ENCARNACION
¡Pero que no me conoces!

CEFERINO
Señora, ¿quié usté callarse?

ENCARNACION
¡No me da la gana! ¡Ea! (Se quita el antifaz) ¡El Can-can! ¡El último grito de la moda!

TOMAS
(Cae desvanecido en brazos de Ceferino) ¡Mi agüela!

TODOS
¿Eh?

CEFERINO
¡Su madre!

TODOS
¡Eh!

ENCARNACION
¡Su cónyuge! ¿Qué pasa?

(Gran algarabía, gritos, risas, animación en todas las figuras. Mientras, forman cuadro. Tomás, en brazos de Ceferino, y Encarnación en jarras y retadora ante ellos)

(Música)

TODOS
El Can-can, el Can-can... etc., etc.

(Grupos de hombres y mujeres bailan el Can-can rodeando a las tres figuras, mientras que ríen y cantan)



TELON


Información obtenida en:
https://archive.org/details/elultimoromantic539sout

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