Isaac Albéniz


Isaac Manuel Francisco Albéniz y Pascual nació en Camprodón (Girona) el 29 de Mayo de 1860 y falleció en Cambo-les-Bains (Francia) el 18 de Mayo de 1909 (48 años). Fue un célebre compositor y pianista español, discípulo de Felipe Pedrell. 

BIOGRAFIA. Empezó su vida como un prodigio —debutó como concertista de piano, con gran éxito, a los cuatro años— y tras muchas giras arriesgadas que le llevaron tan lejos de casa como están las Américas (viajes que constantemente interrumpían sus clases en el Conservatorio de Madrid), se concentró en una seria carrera de estudios en Bélgica. Con una beca que recibió del rey Alfonso XII de España, entró en el Conservatorio de Bruselas en 1876, graduándose en 1879 con un primer premio en piano, que le fue otorgado de forma unánime. Albéniz regresó a España para establecerse como un experto virtuoso; además, empezó a componer y a dirigir. Enseguida empezó como director de una compañía ambulante de zarzuelas y escribió tres zarzuelas —que no se conservan actualmente—. En 1883 se estableció en Barcelona, donde se casó el 23 de junio en la iglesia de la Virgen de la Merced con Rosa Jordana y Lagarriga, de quién tuvo un hijo y dos hijas, y donde estudió composición con Felipe Pedrell. Cada vez más, Albéniz incorporaba sus propias composiciones en sus recitales. En 1885 se trasladó a Madrid donde recibió de nuevo la ayuda de su protector el Conde de Morphy, asistiendo frecuentemente a las veladas musicales organizadas en su domicilio privado. También formó parte del claustro del Instituto Filarmónico, un centro de libre enseñanza presidido por el Conde de Morphy.​ Sus trabajos fueron publicados por los principales editores musicales de aquella época: Benito Zozaya y Antonio Romero. Albéniz compuso varias canciones: cuatro romanzas para mezzosoprano en francés, tres romanzas en catalán y un Album Bécquer. No existen rastros de las Romanzas, pero el Album Bécquer lo más probable se refiriera a las Rimas de Bécquer, posteriormente publicadas por Zozaya en 1888 (esta biografía de Albéniz ha resultado ser la fuente de graves errores y equivocaciones en la vida del compositor ya que él mismo se encargó de "decorar" su vida lo suficiente como para ser admirada por otros). De estos errores cabe destacar que Albéniz nunca conoció (y mucho menos estudió) con Franz Liszt, que nunca fue polizón en barcos que zarpaban a América y que nunca recorrió Europa viajando como un bohemio errante: sendos viajes fueron cuidadosamente planeados por su padre, Angel Albéniz.) 
La reputación de Albéniz como pianista y compositor siguió creciendo. En la primavera de 1889 viajó a París, donde apareció en los Conciertos Colonne en una sesión que incluía su Concierto para piano, op. 78. Desde París siguió hasta Inglaterra, donde sus interpretaciones le aportaron un éxito al instante. En 1890 se puso en contacto con el empresario Henry Lowenfeld que contrató los servicios de Albéniz como intérprete y compositor. Como resultado, Albéniz se trasladó junto a su familia (su esposa Rosina y sus tres hijos) a Londres y a través de Lowenfeld finalmente se introdujo en el mundo del teatro musical. Trabajando en el Teatro Lírico y más tarde en el Teatro Príncipe de Gales, proporcionó números extras así como era necesario por sus adaptaciones de comedias musicales. Por petición de Lowenfeld, Albéniz compuso El ópalo mágico. Esta comedia lírica en el estilo de Gilbert y Sullivan fue estrenada en el Lírico el 19 de enero de 1893 (fue traducida posteriormente al castellano por Eusebio Sierra y presentada en Madrid en 1895 como La sortija; este mismo año, su zarzuela San Antonio de la Florida con libreto de Sierra fue también interpretada en Madrid). Sus contactos teatrales en Londres llamaron la atención del poeta y dramaturgo aficionado Francis Burdett Money-Coutts, quien había comprado acciones y en julio de 1894 adquirió el contrato que Albéniz tenía con Lowenfeld. Coutts, cuyo soporte financiero permitía a Albéniz vivir confortablemente el resto de su vida, estaba interesado en escribir libretos. Su colaboración con el compositor produjo Henry Clifford (estrenada en el teatro del Liceo de Barcelona en 1895), Pepita Jiménez (Teatro Liceo, 1896; Neues Deutsches Theater de Praga, 1897; Monnaie de Bruselas, 1905), y Merlín (compuesta entre 1898 y 1902 pero no producida en vida de Albéniz), la primera ópera de una propuesta trilogía titulada King Arthur (Lancelot quedó incompleta en 1903, y en cuanto a Genevre, no se llegó a intentar). Por consiguiente, durante aproximadamente una década, Albéniz dedicó todo su talento y energía a la creación y producción de música para el escenario. Durante este tiempo estuvo trasladándose desde Londres a París. En la capital francesa se puso en contacto con Vincent d'Indy, Ernest Chausson, Charles Bordes, y más tarde con Paul Dukas y Gabriel Fauré, formando estrechos lazos con la comunidad musical francesa. Desde 1898 hasta 1900 enseñó piano avanzado en la Schola Cantorum, pero a causa de su pobre salud, en 1900 regresó al cálido clima español. Empezó un arduo trabajo junto a Enrique Morera con la promoción de trabajos líricos catalanes. Cuando, sin embargo, sus esfuerzos no lograron que se produjeran sus propios trabajos teatrales, regresó a París, donde su música era aceptada, elogiada e interpretada. La residencia de Albéniz en París empezó a ser un refugio para artistas españoles (entre los que están Joaquín Turina y Manuel de Falla); aquí encontraron apoyo y ánimo por su propio esfuerzo. La preocupación de Albéniz con las formas musicales más largas produjo un cambio en su estilo composicional desde lo básicamente ligero, piezas atractivas de su temprana carrera, hacia un arte más complejo. Y aunque no dejó de interpretar, sus apariciones disminuyeron cuando empezó a dejarse absorber por la composición y producción de sus trabajos operísticos. Albéniz poco a poco volvió al piano y a su nativo paisaje de inspiración, La Vega (1896-98) presagiando su posterior estilo, que floreció con su obra maestra Iberia (1905-1908). La textura composicional y el lenguaje que define Iberia son característicos de Quatre mélodies (de los poemas de Coutts), el último trabajo vocal y las últimas piezas completas de Albéniz. A causa de una nefritis, Albéniz murió en Cambo-les-Bains, en los Pirineos franceses, el 18 de mayo de 1909. Moriría días después, antes de que el gobierno francés le entregara la Gran Cruz de la Legión de Honor a petición de otros destacados pianistas como Fauré, Debussy y el mismo Granados. A la muerte de Albéniz, Rosina le pidió a su gran amigo Granados que terminase la última obra de su difunto esposo Azulejos. Granados la terminó de forma impecable de tal manera que resulta muy difícil distinguir donde acaba Albéniz y donde empieza Granados. También hay que destacar dos obras para piano compuestas previamente a la Suite Iberia, que son la Suite española I y la Suite española II. Ambas obras, dada su importancia, merecen mención.

Obras: 




Información obtenida en Wikipedia

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