La púrpura de la rosa
La púrpura de la rosa, Opera se estrenó el 19 de Diciembre de 1701 en el El Palacio del Virrey de Lima (Perú). Su libretista, Pedro Calderón de la Barca. Música de Tomás de Torrejón y Velasco.
Durante la época de Torrejón y Velasco, las óperas comenzaban con una pieza tipo prólogo, llamada "loa", que servía para reconocer a la persona real honrada por la obra. El "loa" se remonta a la antigua tradición griega, donde los dramas comenzaron con una apelación a Apolo, el dios de la música. En “La purpura de la rosa”, las musas del mito griego cantan alabanzas a España y su rey. La ópera comienza con un guiño a Felipe V, mientras los versos iniciales pregonan: "¡Viva Filipo, viva!"
El drama comienza en un bosque donde Venus ha estado cazando. Sus ninfas suben al escenario, llorando porque por un jabalí las persigue. Adonis se apresura a ayudarlas. Venus se desmaya en sus brazos. Cuando se recupera, Adonis descubre su verdadera identidad. Explica que las incestuosas circunstancias de su nacimiento le han hecho renunciar para siempre al amor y que debe huir de ella. Cuando Venus comienza a perseguir a Adonis, su amante, Marte, aparece y la interroga. Insatisfecho con sus respuestas, interroga a las ninfas, y finalmente asusta a una de ellas para que describa el rescate de Venus por Adonis. Belona, la hermana de Marte, llega en el arco iris de y lo convoca al combate para distraerlo de sus celos.
Los rústicos, Chato y Celfa, bromean sobre el matrimonio, pero son un coro de campesinos que exclama que el jabalí anda suelto. Adonis persigue al jabalí, y luego de buscarlo en vano, se acuesta a descansar. Venus se encuentra con Adonis dormido y desgarrada por la humillación de haberse desmayado en sus brazos y su creciente deseo por él, despide a las ninfas. Entonces llama a Amor para que la ayude y le cuenta sobre la renuncia al amor de Adonis. Amor dispara al dormido Adonis en el corazón con una de sus flechas doradas, infundiéndole deseo. Cuando Adonis despierta, se sorprende al encontrar a Venus mirándolo y canta su terrible sueño sobre un jabalí, un sueño que presagia su muerte. Adonis elogia la belleza de Venus y confiesa su atracción por ella. Venus es incapaz de separarse de Adonis y se revelan su mutuo deseo. Venus entra en su jardín de las delicias y Adonis la sigue, acogida por Celfa, Chato y las ninfas.
La siguiente escena encuentra a los soldados de Marte, Belona y Dragón al pie de una montaña. Marte sigue celoso y distraído. Belona y Dragón intentan complacerlo. Mientras tanto, Amor se esconde disfrazado, espiando a Marte. Finalmente lo descubren escondido en los arbustos e interrogado por Marte, quien no lo reconoce, pero sospecha de sus acertijos sobre el amor. Cuando Marte ordena a los soldados que lo capturen, Amor se escapa a una grieta en la montaña. La hendidura se abre revelando la Prisión de los Celos. En el interior, encadenado, está el Desengaño, un anciano vestido con pieles de animales. Marte y Dragón entran temerosos en la gruta y encuentran las personificaciones enmascaradas del Miedo, la Sospecha, la Envidia, la Ira y la Amargura. El Desengaño y las figuras enmascaradas advierten a Marte que cuando se persigue el amor se convierte en desilusión. El Desengaño sostiene un espejo mágico en el que Marte ve a Venus y Adonis abrazados. Incapaz de afrontar la verdad, Marte huye. En medio de un terremoto, las figuras alegóricas, la visión en el espejo y la gruta desaparecen.
En el jardín de las la diosa, Venus y Adonis se deleitan con su amor ilícito. Adonis se reclina en el regazo de Venus, mientras Chato, Celfa y las ninfas cantan a la pareja. Amor llega y les advierte del enfado de Marte. Venus le dice a Adonis que regrese al bosque y planea someter a Marte. Cuando este llega, los cantos de las ninfas y los vapores de las fuentes del jardín lo inducen a la languidez. Belona entra con los soldados para contrarrestar el hechizo del canto de las ninfas. Revivido por los cantos de los soldados, Marte se dirige al bosque en busca de Adonis, que nuevamente persigue al jabalí que había alarmado a los campesinos. Arrastrando a Chato y Celfa con él, Marte manda a Dragón que los ate a un árbol y luego le ordena a Megera, una de las Furias, que haga que el jabalí se enfurezca para que Adonis muera. Chato, Celfa y Dragón tienen una discusión cómica sobre matones y maridos negligentes, que culmina con Dragón golpeando a Celfa mientras Chato lo anima.
En el bosque, Adonis ha sido herido de muerte por el jabalí. Venus escucha sus gritos y se apresura a ir a la escena. Al ver a la diosa angustiada con el cabello suelto, medio desnuda y las manos manchadas de sangre, Belona se conmueve y canta un lamento. Ella y la ninfa, Libia, intentan convencer a Venus de que no mire el cuerpo de Adonis. El coro describe cómo la sangre de Adonis está volviendo rojas las rosas blancas que lo rodean. Venus invoca a los dioses con un lamento. Marte describe cruelmente la muerte de Adonis a Venus y revela su cuerpo ensangrentado tendido entre las rosas. Venus se lamenta y se desmaya. Amor entonces aparece del cielo para anunciar que Júpiter se ha conmovido por el destino trágico de los amantes y los elevará juntos al Monte Olimpo: Adonis en forma de flor y Venus como la estrella vespertina. Marte, Venus, Adonis y Belona comentan el triunfo del Amor, y cuando el sol se pone, Venus y Adonis ascienden a los cielos.
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