La generala
La generala, Opereta en dos actos se estrenó en el Gran Teatro de Madrid, el día 14 de Junio de 1912. Sus libretistas, Guillermo Perrín y Miguel Palacios. Música de Amadeo Vives.
La acción transcurre en Inglaterra, Oxford durante el primer acto y en Cambridge en el segundo en la época contemporánea de su estreno.
Acto I
Cirilo II, monarca destronado de Moldavia, vive su destierro en una estancia de un castillo de Inglaterra, acompañado de Eva, la Reina Eva, el Príncipe Pío, su hijo y el Duque de Sisa, su fiel consejero. La familia real está arruinada debido a que el Príncipe ha derrochado sus recursos y créditos obtenidos por Cirilo. Este y el Duque sólo piensan cómo sacra dinero a alguien. La mejor manera de lograrlo, piensa Sisa, es casando al Príncipe Pío con alguna Princesa de una dinastía reinante que disponga de fortuna. Al repasar la lista los Reyes y su consejero deciden escoger a Olga, hija de Clodomiro V, soberano de Espartanopla y pariente de Cirilo II. La Princesa Olga es rica, joven y guapa, y por lo tanto parece el mejor partido para el alocado Príncipe Pío. El Duque de Sisa, con su habilidad habitual, se debe encargar del arreglo de la boda, pero la operación requiere dinero y hay que conseguirlo. Por ello el consejero propone al Rey que solicite un préstamo al general Tocateca, un venezolano riquísimo y antiguo embajador de su país en el reino de Cirilo. Afortunadamente, la casualidad quiere que en aquellos momentos llegue una petición de Tocateca para que el monarca le reciba en visita de cortesía. Con enorme placer, los Reyes acceden a recibir al militar multimillonario. Tocateca y su joven y bella esposa Berta, antigua canzonetista francesa, son recibidos con muchos halagos. El militar venezolano accede gustoso al préstamo que le solicita el arruinado soberano y además le gratifica con la noticia de que Clodomiro V y su hija Olga están en camino para visitarle. Pero el frívolo Príncipe Pío desde que vió cantar en París a Berta (La generala), la persigue con deseo.
Acto II
Clodomiro V y su hija Olga llegan castillo y son acogidos con verdadero regocijo. La Princesa, enamorada de Pío, sufre al comprobar la indiferencia con que éste la trata y la atracción que el Príncipe siente por Berta. Cuando Cirilo, Eva y el Duque se dan cuenta del lío amoroso se aterrorizan por la ruptura de la boda entre Pío y Olga, con el escándalo consiguiente y la probable pérdida del préstamo de Tocateca, lo que supondría la ruina definitiva de la exiliada familia real. Pero Berta, que es una mujer sensata y fiel a su marido, hace ver al Príncipe Pío que sus relaciones son imposibles y promete a Olga que se casará con el hijo de Cirilo. La esposa del general concierta una cita entre Pío y Olga haciendo creer al Príncipe que será ella, Berta, quien acudirá. El amor de la Princesa acaba triunfando en el alocado joven y con ello evita a su real familia de un definitivo naufragio económico.
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