La república griega
La república griega, Comedia en un acto se estrenó en el Teatro Alhambra de
La Habana, en 1947. Su libretista, Federico Villoch. Música de Jorge Anckermann.
Acto I
Cuadro primero. En una casa estilo griego viven Agatón y Paxágoras, junto a su hijo Camilo. La madre siempre se ha mostrado severa y honesta, mientras el padre desea para su país todo el bien. Su hijo marcha para Atenas a hacerse un hombre de provecho. Agatón se siente satisfecho de que sea así, pues el joven debe ser como los dioses: sabio, precavido y valiente. Sin embargo, Praxágoras se encuentra muy preocupado por los comentarios que ha escuchado en los cuales se especula sobre la veracidad de que Atenas sea una ciudad modelo, brilla la justicia y se veneran a sus glorias. Camilo va acompañado de Negrón, su esclavo personal, quien sabe que los dioses ya no existen, y que la ciudad no es ya lo que imagina Agatón.
Cuadro segundo. Afrodita es la dueña de una casa dedicada al amor, y con ella siempre están sus criadas, especialmente Clinareta y Teoris. En el recinto también vive Priapo, su sirviente. Todos están muy aburridos y desconsolados porque no hay clientes, y sobre todo Priapo, pues como es el único hombre se siente en la obligación de suplir todas las necesidades de las muchachas. Afrodita espera ansiosa a Adonis, quien la visita con frecuencia, pero antes de su llegada aparece Safo, una amiga que viene a contarle sus disgustos con Faón, quien aún no se decide por ella. Safo ha decidido olvidarse de los hombres, los cuales dice sólo sirven para deformar a las mujeres y ha decidido tener relaciones con una de sus amigas: Afrodita, la cual acepta la idea. Teoris y Clinareta, que han divisado tras la cortina, también deciden probar. De igual modo llega el tan esperado Adonis y su amigo Narciso, quienes a pesar de las justificaciones que le ha dado Priapo para no ver a Afrodita, logra divisar lo ocurrido. Camilo y Negrón, también han arrobado a aquella vivienda y Adonis y Narciso se quieren aprovechar de ellos, fin que no logran gracias a la aparición a tiempo de Agatón y Praxágoras, quienes resuelven la desagradable situación. Finalmente, todos echan de la casa a Safo, y terminan al llegar la noche, Camilo con Afrodita, Negrón con Leocutea, y todos los hombres con mujeres, con excepción de Priapo que se queda solo.
Cuadro tercero. Al salir Camilo y Negrón muy satisfechos de las muchachas, se encuentran con Aristófanes, compositor de comedias, que les comenta que para instruirse en Atenas lo primero que deben hacer es ver una representación teatral, invitación que aceptan. En la conversación con Aristófanes se han enterado de que los personajes recurrentes en las obras que ellos acostumbran a ver como el negrito, el bobo, el chulo y otros, también están presentes en el teatro griego con otros nombres.
Cuadro cuarto. Camilo, Negrón y Aristófanes disfrutan la representación de las siete musas. Dos empresarios de Atenas acompañados de Cirene y Lais han llegado al teatro para conversar con el padre de la comedia sobre una denuncia que les hicieron y las desiguales condenas que les impusieron a pesar de poseer semejantes negocios. Tras escuchar estas afirmaciones a Aristófanes se le ocurre realizar una obra sublime que alcanzará gloria eterna: Las avispas, donde reflejará públicamente la vergüenza de los jueces que se burlan de la justicia de Atenas. Cirene y Lais han aceptado quedarse para ser reinas de la fiesta que se efectuará al culminar la representación de una escena de Los caballeros. Cuando todos están borrachos, llegan Agatón y Praxágoras que logran terminar con ese otro vicio.
Cuadro quinto. Aparece el cínico Diógenes proclamando sus ideas. Llega Trasíbulo, joven simpático que explica que es la hora de liberar a Grecia de los treinta tiranos que hacen de la República su feudo y de todos sus esclavos, a lo que le responden con aplausos y vitoreos. Agatón está contento porque ha mandado a Camilo a la lucha, pero Praxágoras llora. Se han quedado Diógenes y Agatón discutiendo los sentimientos patrióticos de cada uno. Camilo y Negrón terminan la lucha llenos de heridas y adoloridos, pero todavía se han quedado los militares y los jurídicos disputándose la victoria. Agatón decide no darles ningún puesto a Camilo y Negrón porque de tanto que han aprendido van a ser unos sinvergüenzas. Arriban al lugar los jueces y los militares discutiendo todavía pero todo se logra entender cuando la esfinge les habla de que no consentirá en sus islas gobiernos violentos, no tolerará gritos, ni revueltas, y apoyará a los que trabajan con toda su fuerza. Con posterioridad Agatón también comenta la importancia que tienen tanto los militares como los jueces, pero manda sólo el que puede y sabe y el que va al poder sin ambiciones. Todo culmina con música y baile.
Acto I
Cuadro primero. En una casa estilo griego viven Agatón y Paxágoras, junto a su hijo Camilo. La madre siempre se ha mostrado severa y honesta, mientras el padre desea para su país todo el bien. Su hijo marcha para Atenas a hacerse un hombre de provecho. Agatón se siente satisfecho de que sea así, pues el joven debe ser como los dioses: sabio, precavido y valiente. Sin embargo, Praxágoras se encuentra muy preocupado por los comentarios que ha escuchado en los cuales se especula sobre la veracidad de que Atenas sea una ciudad modelo, brilla la justicia y se veneran a sus glorias. Camilo va acompañado de Negrón, su esclavo personal, quien sabe que los dioses ya no existen, y que la ciudad no es ya lo que imagina Agatón.
Cuadro segundo. Afrodita es la dueña de una casa dedicada al amor, y con ella siempre están sus criadas, especialmente Clinareta y Teoris. En el recinto también vive Priapo, su sirviente. Todos están muy aburridos y desconsolados porque no hay clientes, y sobre todo Priapo, pues como es el único hombre se siente en la obligación de suplir todas las necesidades de las muchachas. Afrodita espera ansiosa a Adonis, quien la visita con frecuencia, pero antes de su llegada aparece Safo, una amiga que viene a contarle sus disgustos con Faón, quien aún no se decide por ella. Safo ha decidido olvidarse de los hombres, los cuales dice sólo sirven para deformar a las mujeres y ha decidido tener relaciones con una de sus amigas: Afrodita, la cual acepta la idea. Teoris y Clinareta, que han divisado tras la cortina, también deciden probar. De igual modo llega el tan esperado Adonis y su amigo Narciso, quienes a pesar de las justificaciones que le ha dado Priapo para no ver a Afrodita, logra divisar lo ocurrido. Camilo y Negrón, también han arrobado a aquella vivienda y Adonis y Narciso se quieren aprovechar de ellos, fin que no logran gracias a la aparición a tiempo de Agatón y Praxágoras, quienes resuelven la desagradable situación. Finalmente, todos echan de la casa a Safo, y terminan al llegar la noche, Camilo con Afrodita, Negrón con Leocutea, y todos los hombres con mujeres, con excepción de Priapo que se queda solo.
Cuadro tercero. Al salir Camilo y Negrón muy satisfechos de las muchachas, se encuentran con Aristófanes, compositor de comedias, que les comenta que para instruirse en Atenas lo primero que deben hacer es ver una representación teatral, invitación que aceptan. En la conversación con Aristófanes se han enterado de que los personajes recurrentes en las obras que ellos acostumbran a ver como el negrito, el bobo, el chulo y otros, también están presentes en el teatro griego con otros nombres.
Cuadro cuarto. Camilo, Negrón y Aristófanes disfrutan la representación de las siete musas. Dos empresarios de Atenas acompañados de Cirene y Lais han llegado al teatro para conversar con el padre de la comedia sobre una denuncia que les hicieron y las desiguales condenas que les impusieron a pesar de poseer semejantes negocios. Tras escuchar estas afirmaciones a Aristófanes se le ocurre realizar una obra sublime que alcanzará gloria eterna: Las avispas, donde reflejará públicamente la vergüenza de los jueces que se burlan de la justicia de Atenas. Cirene y Lais han aceptado quedarse para ser reinas de la fiesta que se efectuará al culminar la representación de una escena de Los caballeros. Cuando todos están borrachos, llegan Agatón y Praxágoras que logran terminar con ese otro vicio.
Cuadro quinto. Aparece el cínico Diógenes proclamando sus ideas. Llega Trasíbulo, joven simpático que explica que es la hora de liberar a Grecia de los treinta tiranos que hacen de la República su feudo y de todos sus esclavos, a lo que le responden con aplausos y vitoreos. Agatón está contento porque ha mandado a Camilo a la lucha, pero Praxágoras llora. Se han quedado Diógenes y Agatón discutiendo los sentimientos patrióticos de cada uno. Camilo y Negrón terminan la lucha llenos de heridas y adoloridos, pero todavía se han quedado los militares y los jurídicos disputándose la victoria. Agatón decide no darles ningún puesto a Camilo y Negrón porque de tanto que han aprendido van a ser unos sinvergüenzas. Arriban al lugar los jueces y los militares discutiendo todavía pero todo se logra entender cuando la esfinge les habla de que no consentirá en sus islas gobiernos violentos, no tolerará gritos, ni revueltas, y apoyará a los que trabajan con toda su fuerza. Con posterioridad Agatón también comenta la importancia que tienen tanto los militares como los jueces, pero manda sólo el que puede y sabe y el que va al poder sin ambiciones. Todo culmina con música y baile.
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