LA FIESTA DE SAN ANTON
Sainete
lírico de costumbres madrileñas en un acto dividido en tres cuadros.
Libreto
de Carlos Arniches.
Música
de Tomás López Torregrosa.
Estrenado
en el Teatro Apolo de Madrid la noche del 25 de Noviembre de 1898.
REPARTO (Estreno)
Regina
– Isabel Brú.
Felipa
– Clotilde Perales.
La
Señá Genara – Pilar Vidal.
La
Seña Leoncia - Sra. Rodríguez.
La
Señá Pepa / Vecina – Sra. Palmer.
Baltasara
/ Amiga 1 ª – Sra. Torres
Amiga
2 ª – Sra. Zavala.
Nicasia
– L. Perales.
Vecina
1 ª – Sra. Pascual.
Una
Rabanera – Srta. Carceller.
Rosario
– Gonzálvez (Niña)
Antonio
– Emilio Mesero.
El
Señor Eusebio – Emilio Carreras.
El
Señor Ramón, el Posturas – José Mesero.
El
Tulipa – Sr. Sanjuán.
El
Mangas / Un Pajarero – Sr. Ontiveros.
Cosme
– Sr. Ramiro.
El
Pintao – Sr. Stern.
Paco
– Sr. Sánchez.
Frutos
– Sr. Delgado.
Un
Guardia Municipal – Sr. Ramos.
Un
Boticario – Sr. Ruesga.
Un
Cantaor – Sr. Máiquez.
Un
Pellejero – Sr. Sr. González.
Un
Cafetero – Sr. Pulpeiro.
Un
Afilador – Sr. Pico.
Un
Chico de la Taberna – N. N.
Un
farolero, Guardias de O. P., Transeúntes, Invitados, Vecinos, Vendedores, Jinetes,
Golfos, etc., etc. —Coro general
La
acción en Madrid.—Epoca actual
Derecha
e izquierda; las del actor
ACTO UNICO
Calle
que desemboca en una plazuela; al frente, a la izquierda, y formando ángulo con
las casas laterales del mismo lado, una casa en cuya planta baja hay una
taberna con puerta practicable, a cuyos lados habrá unos banquillos. En el
primer término izquierda,
casa
con puerta practicable, y al lado una frutería, en la que se verán cestos y
cajones de fruta y verduras. A la derecha, en primer término, casa cuya planta
baja figura una tienda de guarnicionería; dicha puerta tendrá en el centro una
puerta vidriera de dos hojas practicable; a los lados escaparates con arreos,
arneses, etc., etc. Sobre la puerta un rótulo que dice: «Antonio Olmedo,
guarnicionero Uno de los balcones de esta casa, el último de la fachada, que da
a la calle, practicable. Al foro, ángulo de una plaza con árboles y jardín,
rodeada por una verja de hierro. Calle al foro. En la parte de la verja que da
frente al público figurará estar situado un punto de coches, de les cuales la
parte trasera del último simón debe ser vista del público.
ESCENA PRIMERA
Al
levantarse el telón aparece Antonio a caballo a la puerta de la taberna. le
rodean el Señor Ramón, Paco el tabernero, el Pintao, Cosme, Frutos y un Guardia
municipal. El Chico de la taberna está en el grupo con una bandeja en la mano,
en la que todos van dejando los vasos después de beber. El Señor Eusebio lee un
periódico sentado en uno de los banquillos de la puerta de la taberna. Se hallará
colocado algo distante del grupo. Nicasia la frutera, con un soplillo, aventa
un brasero a la puerta de la frutería. Baltasara sale a su debido tiempo y
habla con la frutera. Tres ó cuatro Golfos juegan a las chapas en el foro, al
lado del jardín, y al otro lado, junto al punto de coches, un Grupo de gente
rodea al Hombre de los Pájaros Sabios. Varios transeúntes atraviesan en
distintas direcciones la plazuela
(Música)
RAMON
Paco,
dile al chico
que
saque otra media.
ANTONIO
Media
no es bastante;
tráete
otra docena.
(Se
va el chico a la taberna)
Miserias
no quiero
en
donde yo esté:
beban
a su gusto,
que
yo pagaré.
PAJARERO
(A
los curiosos)
Animo,
señores,
que
estos pajaritos
sacan
papelitos
pa
pronosticar
el
día y la hora
en
que cá señora
se
tié que casar...
bien
con un rubio,
bien
con un moreno,
ú
con un castaño,
ú
con un trigueño,
ú
con un canoso,
ú
con un albino,
y
si ha de ser limpio
ú
ha de ser... ¡Perico! (Al pájaro)
Sácate
un papel,
¡a
ver a esta rubia
quién
la va a querer!
NICASIA
¿Pero
usté no sabe,
seña
Baltasara,
que
toda la fruta
se
ha puesto muy cara?...
BALTASARA
Pues,
hija, si sigue
esta
proporción,
va
a costar un coche
menos
que un melón.
(El
Chico de la taberna ha salido un poco antes con una bandeja con copas y ha
repartido entre los del grupo)
ANTONIO
¿Qué
tal es el vino?
GRUPO
¡Vaya
un Valdepeñas!
ANTONIO
Pues
anda, muchacho,
tráete
otra docena.
BALTASARA
El
chico es rumboso,
por
lo que se ve.
NICASIA
Siempre
fue lo mismo,
ya
lo sabe usté.
PELLEJERO
¡La
pelleja para la cama,
para
la cuna!
RAMON
Señora
Nicasia,
¿la
compro a usted una,
bien
para la cama,
bien
para la cuna?...
NICASIA
¡Jesús,
hijo mío,
qué
barbaridad ¡
¿Me
está usté tomando
por
menor de edad?
(Sale
un afilador y atraviesa la escena tocando la flauta)
¿Quiere
ustez que llame
al
afilador
y
que le convide?
RAMON
Gracias
po el favor.
ANTONIO
Llámelo
usté pronto,
porque
ya se va.
PACO
(Al
señor Ramón)
Vuelva
ustez por otra.
TODOS
¡Já,
já, já, já!...
(Siguen
riéndose)
ESCENA II
Eusebio,
Pintao, Antonio, Paco, el Señor Ramón, Cosme, Frutos, un Guardia municipal, una
Rabanera, Vecina 1 ª y Vecina 2 ª. Después de la música, pausa larga. Los del
grupo de la puerta de la taberna siguen hablando en voz baja.
(Hablado)
EUSEBIO
(Saca
la cabeza por encima del periódico que lee, riendo exageradamente) ¡Ja, ja! Pero
cuidao que este Silvela es embustero... ¡Pus no ofrece náa! Mejorar amenistración
y presupuesto y hacienda y tesoro...
RABANERA
(Sale
con una cesta al brazo y con un manojo de rábanos en la mano y atraviesa por el
foro de derecha a izquierda) ¡Y... rábanos!... (Vase)
EUSEBIO
(Mirando
sonriente a la rabanera) ¡Y... rábanos!... ¡Eso digo yo! (Sigue leyendo)
ANTONIO
Vaya,
vamos con otra, señor Cosme.
COSME
¡Gracias,
Antonio! (Se bebe la copa)
ANTONIO
Y
usté, señó Usebio, ¿no quié un chupito, u qué va a ser esto?
EUSEBIO
(Levántase
y deja de leer, aproximándose al grupo, sin doblar en toda la escena el
periódico, que conserva en la mano) ¡Hombre, por no despreciarte!... (Coge la
copa)
RAMON
Tié
miedo, no sea que su mujer le zumbe si le huele la bebida.
EUSEBIO
Es
inodora. (Bebe. Se ríen todos. Eusebio deja la copa y se limpia los labios con
el dorso de la mano)
ANTONIO
Conque,
vamos, Pintao, la verdad: ¿qué te paece la jaca?...
PINTAO
(Mirándola
en atención) Pus, chico, mu recortá y mu guapa, y poniéndola en respeto es un
bicho que no desmerece.
GUARDIA
Es
un animalito.
RAMON
Y
baratísma…
ANTONIO
Seis
mil reales... (Eusebio la examina con atención)
COSME
Regalá.
PINTAO
¿Se
la ha comprao usté?
RAMON
Yo.
Y caballo que compre el señor Ramón el Posturas, es decir, menda, di tú ¡canela
fina!
PINTAO
¡No
es cara!
EUSEBIO
¡Vamos,
hombre, no digáis que no es cara! ¡Ese animal no vale más arriba de dos mil quinientos
reales! ¡Eso es una cabra loca, y el día que te descuides te pone las narices a
la altura del barro... ¡Conozco esa jaca!
RAMON
¿Sí?...
(Con guasa)
EUSEBIO
Sí,
señor.
RAMON
Pus...
¿quié usté una perra y se va usté a rodar a los barquillos?
EUSEBIO
¡Me
hacen lombrices!
RAMON
Entonces,
¿pa qué se mete usté en los charcos, señor? Con ser cochero no sabe usté de caballos
de silla ni tanto así. (Señala la punta del dedo)
EUSEBIO
¿Que
no? Puede que haiga yo estao montao más veces que usté.
RAMON
¡Al
aire!
EUSEBIO
Y
engarzao, miá tú este ahora.
ANTONIO
Vaya,
¿quién ustés callar ya?... Señor cá uno tié su criterio y se ha acabao.
(Aprobación de todos)
EUSEBIO
(Aparte)
¡Aduladores! (Se sienta y sigue leyendo)
ANTONIO
¿Y
qué, hoy es el primer día que la montas?
ANTONIO
¡Hoy!
Como mañana es mi santo, es un regalo que me ha hecho,
FRUTOS
Pus
esto hay que seguirlo remojando.
ANTONIO
¿Y
quién ha dicho que no?... Paco, que beban lo que gusten.
RAMON
¿Que,
te aguardo aquí en tu casa?...
ANTONIO
U
venga usté pa allá... ¡Ah!... Limpiarse los morros y fumarse eso. (Les da un
cigarro a cada uno. Todos le dan las gracias) ¡Ahí va un cigarro, señó Eusebio.
EUSEBIO
Estimado.
(Se lo guarda y sigue leyendo)
ANTONIO
Hasta
ahora, señores.
TODOS
Adiós,
(Al dar Antonio la vuelta para irse por el foro, atraviesa la escena la Vecina
primera)
ANTONIO
(A
la Vecina) ¡Ole por las personas de movimiento!
VECINA
1 ª
¡Miá
si me atropellas!
ANTONIO
¿Y
dónde va ese cuerpo serrano?
VECINA
1 ª
Donde
lo quieran.
VECINA
2 ª
(Que
ha salido al balcón de la casa de la derecha a sacudir un vestido) No se meta
usté con ella, Antonio, que está vegilá.
VECINA
1 ª
¿Pus
y tú, guasona? (Vase primera izquierda)
ANTONIO
(A
la vecina segunda) Oye, gitana, ¿Me tiras un clavel?
VECINA
2 ª
(Arrancándolo)
Y el tiesto (Tira el clavel)
RAMON
Vamos,
hombre, que no vas a llegar.
ANTONIO
(Mirando
a la Vecina) ¡Maldita sean los ojos negros! (Vase foro derecha)
VECINA
2 ª
¡Zaragata!
GRUPO
¡Olé!
PACO
¡Este
Antonio tié pa todas!...
RAMON
Es
la primera persona. (Vase en la misma dirección que Antonio. Los demás, menos
el Guardia, que 66 va por el foro izquierda, entran en !a taberna)
ESCENA III
El
Señor Eusebio y El Pintao.
PlNTAO
(Encendiendo
el puro que le dio Antonio y dirigiéndose al señor Eusebio) ¿Pero ha visto usté
qué Antonio? Eso es un gachó de guita y de rumbo y de corazón.
EUSEBIO
(Levantándose
y yendo hacía él furioso con el periódico en la mano) ¿De qué has dicho?
PINTAO
¡De
corazón!
EUSEBIO
¡Mentira!
Y si no me valiera te daba en meta é las narices con la sección de cultos. (Amenazándole)
PINTAO
Pero,
señor, usté la ha tomao con él, y se pone usté que...
EUSEBIO
Me
pongo porque veo que sois una recua de lamedores indecentes, que por una copa é
vino...
PINTEO
¿Pero
me va usté a negar que Antonio es un tío que?...
EUSEBIO
¡Vaya!
¿Tú quiés saber lo que es ese guapo?
(Doblando
el periódico con rubia y guardándoselo)
¡Pus
ese... es menos que una telaraña! Y sabe de mundología lo que yo de hacer
encaje de bolillos.
PINTAO
Y
en lo que toca que se lleva de calle a las mujeres, ¿me lo va usté a negar?...
EUSEBIO
No
te lo niego, pero se las lleva como me las llevaría yo.
PlNTAO
¿Usté'?
EUSEBIO
¡Servidor!
¿Tú ves que friso en los cincuenta y ocho?... Pus si me das las alhajas que él lleva, y me compras un terno y me sacas la raya
al lao que quieras y me coges y me colocas debajo de la farola de la Puerta del
Sol, don Juan Tenorio comparao conmigo es una cafetera rusa, créemelo.
PINTAO
¿No
pué ser menos?
EUSEBIO
¡No
te rebajo ni tanto así! (Señala la punta del dedo) Y respetive a corazón, a que
Antonio tié corazón, eso, eso, Pintao, no me lo digas a mí, (Exultado y cogiéndole
la mano) porque un hombre que hace lo que ha hecho él con la pobre Regina,
¿sabes tú lo que tié aquí drento (Golpeando el pecho) en lugar de corazón?...
¡Un sacacorchos!
PINTAO
Pero,
total, ¿qué ha hecho él con la Regina?... ¡Lo natural!
EUSEBIO
¿Lo
natural, so lechón?... ¿De modo que a ti te parece natural encontrarse a una
mujer honrá, huérfana en el mundo de la señá Concha la Churrera, única tía que
la quedaba, ver a esa pobre chica trabajando día y noche pa atender a su
susistencia y a la de un hermano pequeño, empezar a llenarla los sesos de humo,
hacerla creer que te vas a poner hábito si no te da el sí, y el día que te lo
otorga y que te la ves delante mirándote, anhelando, talmente con el pico
abierto con o pájaro sin agua, ansiosa de tu cariño, cogerla entonces y tirarla
en meta el arroyo, como el que se come una chuleta y tira la piltrafa... eso,
Pintao, no creo yo que sea tener corazón, como no bajen los ángeles del cielo y
me lo digan... ¡Y si me lo dicen, me hago moro, vaya! (Se emboza en la bufanda y
se mete las manes en los bolsillos con rabia)
PINTAO
(Con
calma y conmovido) Señó Eusebio, en los arranques se ve que es usté de Brunete...
Pero no creo yo que Antonio la haiga dejao tan desampara como tóo eso.
EUSEBIO
Y
más que eso. La Regina vive en mi casa, paré de por medio, y si no fuá por mi
señora, que aunque bestia, y esto está feo que yo lo diga, tié mejor fondo que
una paloma mensajera, la Regina y su hermanito la meta los días pondrían el
puchero... boca abajo.
PINTAO
¿Ve
usté?... Eso sí es verdad, ya es una acción bastante fea.
EUSEBIO
¡Feisma!
¿Y porqué ha dejao a esa pobre chica?... Pus porque entre el tío maula ese que
se ha ido con él y la seña Leoncia, que es su sufragania, han cogido a la
Felipa, que es una tarambana, y se la han refregao a Antonio por las narices, y
él, que es un fresco, se ha encalabrinao y ha dejao a la otra por puertas.
PINTAO
Y
me han dicho que hasta les ha abierto una taerna en la cae Hortaleza.
EUSEBIO
¡Toma,
y de primera! Ahora que te voy a decir una cosa.
PINTAO
¿Cuála?
EUSEBIO
A
la Regina la conozco dende así. (Señalando a poca altura del suelo) Buena, es un
ángel, pero es de esas que se paecen al pan duro, que lo mismo te sirve pa
sopas que pa escalabrarte... Y miá el día que te lo digo. ¡Eso de Antonio y la
Regina acaba en trigedia!
PINTAO
¡Puede!
EUSEBIO
¡Chist!...
¡Calla que vienen!...
ESCENA IV
Antonio
y el Señor Ramón por el foro derecha; salen hablando El señor Eusebio y el
Pintao se retiran junto a loa coches
RAMON
¡Pero,
oye; oye tú, so alicáncano! ¿Es que la vas a tener miedo a esa golfa indecente,
ú qué?...
ANTONIO
Señó
Ramón, no diga usté tonterías.
RAMON
Hombre,
como te repuchas de que llevemos a en cá Botín a la Felipa y a la Leoncia,
después que habíamos quedao en ello con ojepto de solenizar la víspera de tu
santo, me choca que ahora...
ANTONIO
Pues
sí, señor; quiero que la juerga sea en mi casa porque en cá Botín es un
establecimiento público, y no me da la gana de que me se introduzca allí la
Regina y me dé una murga.
RAMON
Pero,
señor, ¿por qué? ¿Tié algún derecho sobre tí?
ANTONIO
Si
no es eso. ¡Vaya, sépalo usté de una vez, señó Ramón! Es que le he tomao miedo
a esa mujer porque no me la puedo quitar de encima.
RAMON
¿Tú
quiés que te deje? Pus llámala y dala una cantidad, señor.
ANTONIO
No
la toma. Ayer me la encontré y empezó con súplicas y lagrimas como siempre, y
la di cinco duros pa que pagase la casa, que sé que no la ha pagao, y miste
(Enseñándole la
frente)
aquí me dio con un duro.
RAMON
¿Te
los tiró a la cara?
ANTONIO
¡Los
cinco!
RAMON
¿Pa
qué se los distes en plata, so primo?... Pa genios así es pa lo que se ha hecho
el papel moneda. Y ¡vaya! de esa pelma te libro yo, porque en cuanto la vea por
aquí la agarro de un brazo y la doy así... (Amenazando)
ANTONIO
(Con
viveza) ¡No, chist... quieto!... En cuanto usté la vea la deja. El cariño que
ella me tiene se lo he dao yo con miraos y con halagos, y no se lo voy a quitar
a patadas. No la quiero y la dejo... y basta. ¡Ya veré yo la manera de
deshacerme de ella!
RAMON
Chico,
yo por servirte, porque...
ANTONIO
¡Gracias!
Conque dejemos esto, y arrée usté a traer a la Felipa y a la seña Leoncia, que voy
a invitar a Paco y a algunos amigos.
RAMON
¡Pus
voy allá!
ANTONIO
Arrée
usté que se hace tarde.
RAMON
Soy
un volátil. (Vase foro izquierda)
ESCENA V
Antonio.
ANTONIO
(Pensativo.
Pausa) ¡Vaya, que no, que no se me va a mí la Regina de la imaginación por más
que peleo!... ¡Que la dejé, encaprichao con la Felipa, y quió olvidarla y no puedo,
y ya no sé si lo que la tengo es rabia ú cariño!... ¡Lo que sé es que ojala no
la hubiera conocido!... ¡Maldita siá! (Vase a la taberna)
ESCENA VI
El
Señor Eusebio y el Pintao, que salen hablando de donde están los coches. Luego
la Señá Genara.
EUSEBIO
Por
eso te digo que el mundo es pa los que llevan la caeza a la altura del rabo.
PINTAO
Es
la verdá; pero diga usté que hubiese...
EUSEBIO
Chits...
Múdate de conversación que viene mi señora con la comida.
PINTAO
Déme
usté un papel de fumar.
EUSEBIO
(Dándoselo)
Toma. (El Pintao lo moja con saliva y lo envuelve al puro que está fumando)
GENARA
(Sale
por el foro izquierda con una cesta al brazo)
¡Buenas
tarden! (Muy secamente)
PINTAO
¡Hola,
seña Genara!
EUSEBIO
¡Adiós,
restaurante! ¿Qué traes de güeno?...
GENARA
¡Qué
voy a traer si ya no sabe una lo que hacerte?... ¿Comes aquí ú junto al
coche?...
EUSEBIO
Aquí
mismo. (Esta viene de mal arate hoy)
(Se
monta a caballo sobre el banquillo sobre que está sentado, que es el que habrá
a la puerta de la taberna. Genara va sacando la comida de la cesta después de
haber extendido sobre el banco una servilleta)
¿Gustas,
tú?... (Al Pintao)
PINTAO
¡Buen
provechito!
EUSEBIO
(A
la Genara) Oye, tú, ¿qué es esto?... (Mirando el contenido de una cazuela)
GENARA
(Secamente)
Patatas guisas.
EUSEBIO
¿Solas?
GENARA
Acompañas
unas de otras, ¡mía tú el potentao este! (saca otra cazuela. Eusebio empieza a comer)
EUSEBIO
¿Y
eso tan negro que da miedo?
GENARA
Calamares
en tinta.
EUSEBIO
(Dando
con el panecillo sobre el banco y levantándose) ¡Rediez! ¿Pero no te he dicho
cincuenta mil veces que no me dala gana de comer cosas de luto?
GENARA
Pero,
¿qué estás ladrando ahí? Si hace lo menos un mes que no te los he hecho...
EUSEBIO
Aunque
haga dos. Te he dicho que no quió tinta; y si es que te has propuesto
emborronarme las digestiones, lo dices claramente.
GENARA
Come,
come y calla, ¡so condenao!... (Al pintao) Te advierto que tenías que ver cómo
yo los guiso...
EUSEBIO
¡Mu
bien!... No es porque esté ella delante, ¿sabes?... En fin, el día que me hace
ésta calamares en tinta, tengo que comer de postre papel secante, no te digo
más.
PINTAO
No,
pus sí que tién buenas trazas, sí... ¡Calle!... paece que se arrima al punto un
señorito. (Vase)
EUSEBIO
¿Quiés
una tajaíta?... ¡Junco de mi alma!...
GENARA
¡Come,
come y calla, so burro!
EUSEBIO
¿Burro?
¿Pero qué mosca te ha picao?
GENARA
¿Qué
mosca quiés que me pique? Que hemos tenío un disgusto mortal, Usebio... Que ya
se ha arma o la gresca, ¡vaya!
EUSEBIO
¿Cómo
la gresca?... Pero ¿qué dices?
GENARA
La
Regina y la Felipa que se han encontrao esta mañana y se han agarrao.
EUSEBIO
¡Rediez!
GENARA
¡Lo
que te cuento!
EUSEBIO
Pus
una noticia así es lo único que me faltaba pa encima é los calamares. ¿Y cómo ha
sido? (Se levanta y empieza a guardar en la cesta todo lo que habían puesto sobre el banco,
bajando al lado de Genara con un pedazo de pan, que signe comiéndolo, en una
mano, y una botella de vino en la otra)
GENARA
Pus
ha sido que íbamos la Regina y yo, y al doblar por la calle de la Farmacia,
¡tras! la Felipa y su madre... Excuso decirte que no han hecho más que verse y
empezar conque si tú eres más... y yo soy menos... que si tú le buscas... que
si yo le encuentro... total, que la Felipa ha acabao por decir con . un
retintín que me estaba a mí dando hipo: -Desengáñate, Regina, ese hombre es pa mí;
y como sé que has dicho que no va a mi casa porque te tié miedo, mañana, que es
día é San Antón, y que estará la calle así... (Juntando los dedos) lo voy a convidar
a unas copas y lo voy a tener hora y media a la puerta é mi taberna, pa que se
entere y lo vea tóo el mundo...-¡No irá!- gritaba la Regina saltándosele las
lágrimas de rabia. -¿Quién se lo va, a impedir? -decía la otra riéndose –Yo -contestó
la Regina. -Pus a ello, a ver si tiés poderío pa eso -dijo la muy arrastrá.
EUSEBIO
¿Y
tú no mediabas?...
GENARA
Yo
estaba aguanta tragando bilis; pero, chico, no he tenío más remedio que saltar,
porque en esta va la seña Leoncia y dice: -Sí, señora; y mañana sabréis pa
quién es ese Antonio, tú y toas las zaparrastrosas que te defienden.—Mira, oír
yo lo de zaparrastrosas y tirarme a ella como una fiera, tóo ha sido uno. Nos
agarramos, se arremolinan los que pasaban, se llenan de gente los balcones, se
paran los tranvías, empiezan a gritar tóos, vienen" los guardias, me sujetan,
yo muerdo a un conductor, tiro a un melitar, y cuando ya, hecha una fiera, la tenía
debajo, n}e agarra la pareja, y la muy
cochina,
así de que me ve sujeta, mete la mano por entre los guindillas, se aferra de aquí
y me da un tirón de los agüelos que me ha hecho ver las estrellas .. Ahora, figúrate
tú el día que yo coja del moño a ese vejestorio dónde le va a parar el añadido.
EUSEBIO
Pus
di que ha sío una hecalatombe.
GENARA
Peor.
EUSEBIO
Güeno;
pero tú luego, al refrescarte, le habrás quitao a la Regina de la caeza que
parezca
mañana
por allí.
GENARA
¿Yo?...
¡Quiá! Yo le he dicho que vaya, y si los ve juntos que le saque los ojos a él y
a ella, que yo la ayudaré.
EUSEBIO
Pero,
¿eres tú su madre?
GENARA
(Muy
exaltada) ¡Rediez! Pus si yo fuá su madre ya me había comido el mundo.
EUSEBIO
Lo
que eres tú es que eres una persona más buena que el ángel caído, sí, señera,
vaya. Y aquí lo que hay que hacer para evitar mañana que vaya Antonio a la
calle de Hortaleza y lo vea la Regina y haiga una desgracia, es...
GENARA
Lo
que hay que hacer lo tengo yo pensao.
EUSEBIO
¿Y
qué es?
GENARA
Pus
que cojas tú ahora mismo a Antonio y le hagas los cargos y le prohibas el que vaya...
EUSEBIO
(En
el colmo del asombro) ¿Yo?... ¡Tú estás loca! Pus bonito genio tié el nene pa
que se meta naidie en sus asuntos.
GENARA
¡Ah!
¿Conque no te atreves?... ¡Gallina, cobarde, boceras, inútil!
EUSEBIO
Pero
considera.
GENARA
No
me hace falta. Yo se lo diré.
EUSEBIO
Pero
mira que...
GENARA
Como
de la mano. Ahí viene. Verás cómo yo se lo digo.
EUSEBIO
Genara,
miá que...
ESCENA VII
Dichos.
Antonio, de la taberna.
GENARA
¡Antonio!
ANTONIO
Hola,
señá Genara, ¿qué quié usté?
GENARA
¿Quiés
oírme cuatro palabras?
ANTONIO
¡Y
cuarenta mil! Usté dirá.
GENARA
Pus...
(Coge a Eusebio y lo pone violentamente en medio) Anda, ahí lo tienes, ya se lo
pues decir.
EUSEBIO
(Asombrado)
Ah, ¿sí?... ¡Bueno! Te advierto que era ella que...
ANTONIO
Pero,
señor, ¿de qué se trata que andan ustés con tantos arrodeos?
GENARA
Anda,
hombre.
EUSEBIO
Güeno,
pus allá va. (¿Y cómo se lo digo yo á éste?) Antonio... (Se rasca) Yo soy un
hombre... (A Genara) ¿Voy bien?
GENARA
(Sí)
(Con indiferencia)
EUSEBIO
Yo
soy un hombre que lleva cuarenta años de pescante, y que, por lo tanto, tomo
chocolate y no mojo con el dedo.
ANTONIO
¡Natural!
EUSEBIO
Porque
con cuarenta años de pescante, sabes más que si supiás jografía, jometría y Juanito.
(A Genara) (¿Te gusta?)
GENARA
(Sigue)
EUSEBIO
Yo
he sido joven y, respeto al físico, no es porque este yo delante, pero ha
habido día de fiesta que salía yo de mi casa que parecía talmente un ojeto de
arte.
GENARA
Es
verdá.
EUSEBIO
¡Gracias,
chacha! Mujeres las he tenío así. (Juntando los dedos) Como tú las tienes.
Entre tantas, una, una sola ma querío na más, la señora, que me filó una tarde
que iba yo en mi coche llevando el alquila levanta; me tomó por horas y aun
está corriendo el contador.
GENARA
¡Y
lo que correrá!
EUSEBIO
¿Por
qué no te miras tú en este espejo?
ANTONIO
¿En
cualo?
EUSEBIO
¿Por
qué teniendo, como ties un corazón más grande que un repollo, y habiendo
encontrao una mujer más bonita que el sol, que se muere por tus pedazos, la
dejas abandona y perdía? (pausa) Es que, dime, ¿pues tu consentir, por hacer
caso a una golfa, que de seguro no se deja someter el pasao a los rayos equis,
que se fallezga de pena en un rincón una mujer honra?... ¿Podrás consentirlo? (Callan.
Se miran) ¿Podrás? ¡Contestar!
GENARA
(Anda,
que es tuyo)
EUSEBIO
(Lo
he petrificao) Callas, ¿eh? ¿Y por que callas? . Pus porque sientes una voz
ulterior de drento que está diciendo: «Antonio, no seas burro, y dispensa la
expresión, que el señó Usebio te está diciendo el Evangelio de la misa, y coge
a esa mujer y hazla tu esposa ó poco menos, como hacen los hombres honraos, pa
que nunca tengas aquí dentro un mal pingajo que te esté haciendo sombra en tus
alegrías. (Pausa) ¿No es eso? Contesta.
ANTONIO
(Pausa)
Señó Usebio, ¿á usté le han cortao el pelo con máquina alguna vez? (Eusebio y Genara
se miran con asombro)
EUSEBIO
(Con
asombro creciente) ¿A un servidor?
ANTONIO
¡Sí,
señor!
EUSEBIO
Antonio,
francamente, no comprendo esa alusión así... peluquera.
ANTONIO
Pues
no se o han cortao a usté nunca que se lo corten, y cuando tenga usté la cabeza
algo descarga...
GENARA
Oye,
tú.
ANTONIO
Silencio.
Se compra usté un genio más vivo, que en el Rastro los tié usté tiraos, y se
está usté tres días reflesionando, y comprenderá usté que darme consejos a mí
es como ir a coger grillos con acordeón. (Eusebio y Genara se miran con espanto)
Es todo lo que tengo el gusto de manifestarle a usté. (Da medía vuelta y muy
despacio se mete en su casa)
EUSEBIO
(Pausa
larga; durante la cual se han mirado estupefactos) ¿Ha dicho grillos?
GENARA
(Sale
de su asombro golpeando furiosamente a Eusebio) ¡Tú! Tú tienes la culpa,
bragazas.
EUSEBIO
Rediez,
está esto bueno. ¿Conque yo?...
GENARA
¡Tú!
¡Si me hubieras dejao hablar a mí!
EUSEBIO
¿A
ti? (Asombrado) ¡Recontra!... Pero si has sío tú la que... ¡Ahora, que yo te
juro que esta guarrá me la paga!
GENARA
¡Y
a mí! (Jurando) ¡Mialas, si no!... (Fijándose en la calle que representa el
segundo término.)¡Calla! Por allí vienen con el señor Ramón la Leoncia y la
Felipa. Verás el añadido. (El señor Eusebio la sujeta con un brazo, pues el
otro lo lleva ocupado con la cesta de la comida)
EUSEBIO
¡Por
Dios, Genara! ¡No! ¡Ahora no! ¡Ten reflesión! ¡Vámonos!
GENARA
¡Quita!
¡La hago cisco!... ¡El añadido! ¡Deja!
(Forcejean)
EUSEBIO
¡No!
¡Luego; ¡Calma! ¡Arrea! (Se la lleva a empujones último término derecha)
ESCENA VIII
Felipa,
la Señá Leoncia y el Señor Ramón, por el segundo término izquierda.
LEONCIA
Pus,
na, que lo que es la seña Genera no se riza los agüelos en tóo el resto de su
vida.
RAMON
¡Anda,
Dios! (A Felipa) Y a tóo esto, ¿tú qué hacías?
FELIPA
Pus
decirle cuatro verdades a la Regina y quedarme como en la gloria. Y les voy a ustés
a ser franca. Antonio es un hombre que no me da frío ni calor; pero esto ya es cuestión
de puntillo, y ó va mañana de caeza a la puerta é casa a beberse les copas a
que le he convidao ó dejaría yo de ser quien soy.
LEONCIA
Así.
Eres hija de madre.
RAMON
Oye:
¿pero dices que no te da frío ni calor? ¿Es decir, que no le quieres?
FELIPA
Hombre,
quererle... ¡pchs! algo le quiero... lo que ha}^ es que yo no me quió colar.
RAMON
¿Y
quién te dice que te coles? Aquí lo que te aconseja es que no vuelvas a
acordarte más del golfo aquél del Tulipa, que no tenía más que hambre, y que no
desperdicies ahora la proporción de un tío con guita como Antonio; porque si tú
quieres él ocica y se casa, y si se casara contigo créeme que eso sería nuestra
redención a metálico.
LEONCIA
¡Eso
sí!
RAMON
Natural.
FELIPA
Bueno;
aquí lo de ahora es llevarlo mañana a casa pa darle a ese pingo en la cabeza. Después
ya veremos.
LEONCIA
¡Eso,
eso!
RAMON
¿Y
como lo vas a convencer?
FELIPA
¡Lo
tengo estudiao!
RAMON
Pero,
¿cómo?
LEONCIA
¡Callarse,
que sale!
FELIPA
¿Sale?
¡Pues ahora verán ustés!
ESCENA IX
Dichos
y Antonio, que sale de su casa.
ANTONIO
¡Hola!
¿Ustés aquí ya? Pero ¿qué hacen ustés que no entran?... (Al salir Antonio
quedan los personajes colocados de la manera siguiente: Antonio, Ramón, Leoncia
y Felipa)
RAMON
¡Anda,
vamos! (A Felipa)
FELIPA
Entren
ustés si quieren; yo ya he dicho que no pongo los pies en esa casa. (Fingiendo
despecho)
ANTONIO
Oye,
oye tú, ¿pero qué te sucede pa no querer entraren mi casa?... ¿Te he dao yo
algún motivo?
FELIPA
Varios.
ANTONIO
¡Pues
pa luego es tarde! ¡Dilos ya!
FELIPA
Es
cosa de los dos.
ANTONIO
Pues
tengan ustés la bondad de aliviar... (Aparte) A ver si la convenzo.
LEONCIA
(A
Felipa) No sé como tiés quien te mire a la cara.
RAMON
¡Leoncia,
ahueca! (Entran Leoncia y Ramón en la guarnicionería)
ESCENA X
Antonio
y Felipa. Luego el Seños Ramón.
ANTONIO
(Aparte)
¡Vamos a ver qué tie la niña! (Acercándose a élla y con mimo. ¡Felipa! (Le toca
en el hombro)
FELIPA
(Apartándose)
¡Aaa!... (Con soberano desprecio)
(Música)
ANTONIO
¿Qué
es lo que te pasa
que
ya no me miras
lo
mismo que ayer?
FELIPA
Que
no está el asunto
pa
bromas ahora,
¿qué
le hemos de hacer?
ANTONIO
¿Por
qué dices eso?
¿Qué
causa te di?
FELIPA
Que
ya no me quieres
tampoco
tú a mí.
ANTONIO
¿Que
no te quiero?... ¡Vamos, chiquilla,
tú
tienes ganas de bromear!
Te
quiero tanto, que de rodillas,
si
me lo mandas, te he de adorar.
Cuando
te alegras se me remozan
todas
las ansias de la pasión.
Cuando
te enfadas se me destrozan
las
entretelas del corazón.
FELIPA
Pues
si me quieres de esa manera,
pues
si me pones en un altar,
pruébalo
haciendo lo que yo quiera,
que
nada malo te he de mandar.
Si
tus fatigas no se conocen,
si
no aprovechas una ocasión,
tú
mismo quieres que se destrocen
las
entretelas del corazón.
ANTONIO
¡Pide
por esa boca,
di
lo que quieres,
que
estoy dispuesto a todo,
pa
que te enteres!
¡Porque
me siento ahora,
viéndote
así,
capaz
de hacer milagros
sólo
por ti!
FELIPA
No
pido tanto,
¡qué
atrocidá!
ANTONIO
¿Qué
pruebas quieres?
¡Dímelo
ya!
FELIPA
Que
mañana por la tarde,
cuando
esté la tienda abierta
me
visites a caballo
pa
que vean que me ves
y
pa ver yo como pasas
por
delante de la puerta
con
la manta jerezana
y
el sombrero cordobés.
Y
entre el barullo
de
los que corren
por
la cebada
de
San Antón,
se
enteren todos
de
que yo sola
soy
la que tiene
tu
corazón.
ANTONIO
Pero,
chiquilla,
si
no es preciso.
¿Pa
qué me buscas
un
compromiso?
Si
es por dar celos
a
otra mujer,
de
sobra sabes
que
no pué ser.
FELIPA
¡Qué
me se importan
otras
mujeres!
Eso
es disculpa,
ya
no me quieres.
ANTONIO
¿Que
no te quiero? Vamos, chiquilla. etc.. etc.
FELIPA
Pues
si me quieres de esa manera, etc… etc.
ANTONIO
y FELIPA
Cuando
te alegras se me remozan, etc.
Si
tus fatigas no se conocen, etc. .
(Hablado)
ANTONIO
(Queriendo
cogerla una mano) ¡Pero, ven acá mala sangre!
FELIPA
(Rechazándole)
¡No quiero! ¡Déjame!
ANTONIO
¡Vamos,
mujer, no te pongas pelma! ¡Pídeme que vaya al infierno, y voy; pero no me pidas
que vaya mañana en la tarde a la calle Hortaleza, porque eso no lo hago.
FELIPA
¿Que
no? Pus hemos acabao.
ANTONIO
¡Pero,
ven a razones, so tarambana! Mira, por éstas (Cruzando las manos) que la Regina
no me importa na, pero na. Ya lo sabes tú. Y si lo piensas, no es posible que
quieras que yo vaya mañana, sólo pa darte el gustazo, de martirizar a una mujer...
porque tiés buen corazón.
FELIPA
¡No,
pa eso ni lo tengo bueno yo ni lo tié denguna.(Apasionada y cogiéndole la mano)
Cuando se quiere como yo te quería... (Más acentuado) como yo te quiero a tí...
ANTONIO
(Con
vehemencia) ¿Mucho?
FELIPA
¡Con
toa el alma! ¡Cuando se quiere así, no se piensa en bondades ni en pamplinas!
Na
más
pensaría si no fueses...
ANTONIO
¿Qué?
FELIPA
Que
es otra mujer la que me quita la alegría de verte, el orgullo de que sepa tóo
el mundo que me quieres a mí, a mí sola...
ANTONIO
(Apasionado)
¡Felipa!
FELIPA
¿Que
ella sufre si te ve? Más sufriré yo si no te veo; conque, pena por pena, escoge
entre la suya ó la mía... ¡eso es!
ANTONIO
¡Calla,
mujer! ¡Maldita siá!... Calla, que me vas a hacer que consienta y...
FELIPA
¿Irías?
(con alegría) ¿Irás. Antonio? Mira, si vas... (con entusiasmo) Si fueses, te...
(Se da un manotazo en la boca y se vuelve ruborizada)
ANTONIO
(Con
pasión) ¿Qué? ¿Si fuese, qué?
FELIPA
¡Uy,
qué burrá iba a decir!...
ANTONIO
Dila.
¿Qué... qué?... (Con ansia)
RAMON
(Saliendo)
¡Felip... agua! (Con guasa, al verlos cogidos de la mano)
FELIPA
(A
Ramón) Ya vamos, (A Antonio, muy bajito) ¿Irás?
ANTONIO
(Con
decisión) Iré. (Se separan)
FELIPA
(Yéndose
a la casa, radiante de satisfacción) (Ya lo sabía yo) (Al señor Ramón, al pasar
por delante de él) (¡Va!) (Entra, y Antonio tras ella)
RAMON
¡Es
nuestro! Lo ha convencío. Esta chica es un tesoro escondío. Pa mí que es que
usa un parpagueo que atortola. (Vase a la guarnicionería)
ESCENA XI
Invitados
que pasan. El Cafetero, el Señor Eusebio. Luego Regina. Va obscureciendo. Un
farolero enciende el farol de la esquina. Se iluminan los escaparates de las
tiendas que se ven a lo lejos. Pasan invitados en grupos y entran en casa de
Antonio. Cruza el foro un Cafetero. En la orquesta unos compases.
CAFETERO
(Pasando)
¡Café caliente!... ¡Café! (Vase)
EUSEBIO
(Sale
segunda derecha) ¡Anda, (Viendo entrar el último grupo en casa de Antonio) ahí
Se conoce que van a tener la primera cuchipanda esta noche! ¡Pícaro mundo! En
fin, encenderé los faroles del coche... ¡Si hubiá justicia! (Viendo venir a
Regina) ¿Quién viene?... ¡Contra, la Regina! (Regina sale, va hasta la puerta
de la taberna y mira dentro) Ella aquí, y los otros ahí dentro... ¡Se arma el
primer cisco! ¡Quiá! Yo meto a ésta en el coche y me la llevo aunque sea a la
rastra.
REGINA
¡No
está aquí! (Deja de mirar en la taberna y se dirige a la guarnicionería, y al
ir a llegar a la puerta la. ataja el señor Eusebio y la coge de un brazo)
EUSEBIO
¡Eh,
tú, jovencita!
REGINA
(Sorprendida)
¡Señó Eusebio!
EUSEBIO
Ven
acá. ¿Qué vienes tú a hacer aquí, si se pué saber?
REGINA
¿Yo?...
¡Na! Vengo a buscar a Antonio, porque tengo que hablar con él. Na más.
EUSEBIO
¿Hablar
con él?. . Pus saca una tarjeta, dóblasela por el pico que más te guste, se la dejas
en la taberna y arrea pa casa, que haces falta allí, anda.
REGINA
Señó
Eusebio, no se moleste usté, porque esto no tié remedio; yo, hasta que hable
con Antonio, no me meneo de aquí ni arrastra.
EUSEBIO
¡Ah!¿Sí?...
REGINA
Sí,
señor. Estoy decidida.
EUSEBIO
De
manera qué el juicio, el razocinio, el sentido común, y dispensa la expresión,
porque le hacéis a uno decir disparates, y el aplomo que te distinguían, pa el
trapero...
REGINA
No.
Si vengo tranquila; pero mu tranquila...
EUSEBIO
¡Mentira!
Tú viés aquí a dar un escándalo y á que pasen cosas que yo no quió que pasen, porque
te quiero... ¡como una hija... so descasta!... ¿Lo oyes?... ¡Como una hija!... Conque
vámonos.
REGINA
¡Que
no!
EUSEBIO
Miá
que te lo dice un agüelo que también ha tenío sus penas.
REGINA
¡Que
no!
EUSEBIO
Miá
que tengo sesenta años y sé muchas cosas. (Con gran exaltación)
REGINA
Y
yo tengo dieciocho y no sé más que una, que lo pueo vivir sin él .. y me
quedo... No batalle usté más.
EUSEBIO
Regina,
que estoy viendo que se te ha desalquilao la buhardilla. ¿No reflexionas que de
ese arrastra o no vas a sacar ná?
REGINA
Lo
he reflexionao tóo. Tóo, señó Eusebio. Sé que no me quiere, que me abandona,
que me maltrata, pero así le quiero, y si fuese peor lo mismo le querría,
porque le quiero de un modo que no me se importa que sea malo ó bueno si es pa
mí sola.
EUSEBIO
¡El
parosismo, vaya!
REGINA
No
sé.
EUSEBIO
Pero
así y tóo, ven acá, dímelo a mí, ¿pa qué quiés quedarte?...
REGINA
¿Que
pa qué? (Exaltada) Pus quió quedarme porque sé que le va a dar a otra mujer un cariño
que es mió, que me ha costao lágrimas de sangre y que me va a costar la vida. Quió
quedarme, porque sé que pa contentar á otra mujer irá mañana a San Antón a afrentarme
allí, delante de mi misma casa, pa que tóo el mundo se ría de la pena que me
mata; quió quedarme, porque yo, señó Eusebio, no quió verlo, no quió ver a
Antonio que va mañana por otra como iba por mí, a caballo, ufano y satisfecho,
pasando apresurao entre las filas apretás de gente, pa llegar pronto cerca de
mis balcones y mirarme orgulloso, con un cariño que me daban ganas de gritarle
a tóo el mundo con el alma reventando de alegría:— «¡Ese, ese hombre es mío!»—Y
eso, señó Eusebio, y eso, esas palabras que eran mi orgullo y mi gloria y mi
vida, esas, esas no se las dice otra mujer mientras viva yo en el mundo. Por
eso he venío, por eso me quedo, (Pausa) Pa irme tengo que llevarme el alma en
dos pedazos y dejarme la honra aquí tira en meta la calle... ¡Ahora, si tié
usté valor, dígame usté que me vaya!
EUSEBIO
¡Regina!...
¡¡¡Quédate!!! (Con extraordinaria energía. Vase segunda derecha, limpiándose
los ojos con el dorso de la mano)
ESCENA XII
Regina.
Luego una Niña. Después Felipa. Por último, Antonio, Ramón, Leoncia y Convidados.
Al final, el Señor Eusebio.
(Música)
REGINA
¡Ay,
que me encuentro más triste
y
estoy más sola que el día
en
que me quedé sin madre,
y
ella sí que me quería!
¡Ay,
qué triste y qué sola que estoy,
madre
mía!
ANTONIO
(Dentro,
Se oye también puntear una guitarra y voces de jaleo)
¡Ay,
ay, ay!
REGINA
¡Esa
es su voz!
¡Va
a cantar!
ANTONIO
¡Ay,
ay, ay!
Voces
(Dentro) ¡Ole ya!
ANTONIO
Sombra
le pedí a una fuente
y
agua le pedí a un olivo,
que
me ha puesto tu querer
que
no sé lo que me digo.
(Bullicio
y palmas dentro)
EUGENIO
Es
un puñal
esa
canción;
rasgando
está
mi
corazón.
(Se
repiten dentro las palmas y el jaleo. De pronto, con decisión, dice Regina:)
Basta
de dudas y de tormentos.
Ya
estoy resuelta, resuelta a tóo,
si
no son míos sus pensamientos
y
si no es mío su corazón.
Si
es que ya me olvida
por
otra mujer,
que
me lo diga en mi cara
y
que me hiera su mano,
ya
que me muero por él.
(Sale
una Niña con una botella en ¡a mano de la casa primera derecha y so dirige a la
taberna. Regina la ataja el paso después de hacer una pausa de reflexión al
verla)
Oye,
Rosario.
NIÑA
¿Qué
quiés, Regina?
REGINA
Que
entres ahí dentro, hazme el favor,
y
dile a Antonio que salga pronto,
que
yo aquí fuera le espero.
NIÑA
Voy.
(Se
dirige ¡a Niña a la casa, cuando dentro, entre bullicio y palma?, se dispone
uno a cantar)
CANTANTE
Si
en la vida no... (Entra la niña)
ANTONIO
(Al
que canta) ¡Calla!
(Se
hace silencio dentro)
REGINA
¡Ya
se lo está diciendo!
Se
callan. ¡Virgen mía!
Oigo
pasos, se acerca...
(Regina
está colocada oyendo junto al quicio de la puerta)
¡El
es, por fin! ¡Felipa!
(Asombrada
viendo salir a Felipa. La Niña sale detrás y se va a la taberna)
FELIPA
Buenas
noches (Con sorna)
REGINA
(Con
serenidad) ¿Estabas ahí?
FELIPA
Vengo
a ver que quieres.
REGINA
No
te busco a ti.
FELIPA
(Riendo)
¿No
esperabas tú
que
saliera yo?
REGINA
Si
le espero a él,
claro
está que no.
FELIPA
Pues
ahora está ocupao
Y
sin ganas de salir,
y
me encarga que me digas
lo
que tengas que decir.
REGINA
¿A
ti?
FELIPA
A
mí.
REGINA
Pue
que sea
mejor
así.
Oye,
Felipa, tu no le quieres.
Ese
o el otro, ¿qué más te dá?
Si
él te se marcha
tú
no te mueres.
Yo
sí me muero
si
él se me va.
FELIPA
Oye,
Regina,
si
tú le quieres
cambia
de ideas,
vuélvete
atrás;
que
estos asuntos
entre
mujeres
no
tién arreglo
nunca
jamás,
REGINA
No
seas la causa
de
mi perdición.
FELIPA
Nada
ganarías
con
mi compasión.
(Con
decisión)
REGINA
Pues
basta ya.
FELIPA
¿Qué
vas a hacer?
REGINA
A
verlo vas.
Todo
por el.
(Se
acerca a la casa)
Antonio,
sal.
(Le
llama después de abrir estrepitosamente la puerta con gran energía)
FELIPA
(Con
decisión)
¡No
sale!
REGINA
¡Sí!
(Con
mayor energía desde la puerta)
¡Antonio,
sal
ó
entro por tí!
(Antonio
sale empujándola. Lleva la guitarra en la mano, llena de cintas de colores.
Sale colérico y nervioso. Le siguen en tropel todos los convidados)
ANTONIO
Vaya,
¿qué quieres?
¡ya
estoy aquí!
MUJERES
Ya
están las dos frente a frente,
A
ver lo que va a pasar.
HOMBRES
Me
parece que habrá bronca,
y
va a ser de las sonás.
REGINA
(A
Antonio)
Dicen
que ya no me quieres
a
mí; que tanto te quiero,
y
dicen que me abandonas,
y
digo que no lo creo.
Y
como que yo
no
puedo vivir
sin
que vivas tú
sólo
para mi
vengo
a que todos se desengañen,
aunque
me cueste luego morir;
vengo
a arrancarte de entre sus manos.
¡Quiero
lo mío! | Vengo por tí!
ELISA
¿Y
por qué es tuyo,
vamos
a ver?
RAMON
¡Miá
tú que tiene
desfachatez!
REGINA
Antonio,
por el querer
que
nos tenemos los dos,
diles
que eres mío,
dilo
ya por Dios!
FELIPA
¡Dilo
si te atreves
estando
aquí yo!
ANTONIO
Digo...
LAS
DOS
¿Qué?
ANTONIO
Digo
que me dejes,
que
vayas con Dio?,
porque
ya no hay nada,
entre
los dos.
REGINA
(Con
desesperación)
¡Dios
mío!
ELISA
¡Gracias,
Antonio!
ANTONIO
¡Ese
soy yo!
RAMON
Ea,
señores,
basta
de gresca.
Vamos
adentro,
siga
la fiesta.
CORO
¡Cómo
se marcha!
¡Cómo
la deja!
¡Miá
tú que tiene
poca
vergüenza!
(Entran
todos. Regina queda en la calle sollozando. Antonio es el último que entra)
REGINA
¡Antonio
de mi alma!
(Va
hacia él. Antonio entra y cierra)
¡No
me dejes así!
¡Antonio
de mi vida,
qué
va a ser ya de mí!
¡Antonio,
Antonio mío,
ven,
que quiero morir
ahogada
entre tus brazos
y
moriré feliz!
¡Ay
que me encuentro más triste
y
estoy más sola que el día
en
que me quedé sin madre,
y
ella sí que me quería!
¡Ay,
qué sola, qué sola que estoy,
madre
mía!
(Dice
estas últimas palabras con un desfallecimiento mortal, y al ir a desplomarse,
el señor Eusebio, que ha salido, se acerca a ella y la recoge en sus brazos)
EUSEBIO
¡Regina!
REGINA
¡Me
muero!
EUSEBIO
¡Recontra!
¿Lo ves?
(Mirando
a la casa con indignación)
Mal
rayo a los hombres que matan
a
una pobre mujer.
(Se
la lleva. apoyada en su hombro)
ANTONIO
(Dentro
de la casa)
El
tiempo con el querer
hicieron
una contrata,
y
lo que el querer compone
el
tiempo lo desbarata, (Jaleo dentro)
MUTACION
CUADRO SEGUNDO
Una
calle de los barrios bajos de Madrid. Es de día.
ESCENA PRIMERA
El
Tulipa y el Mangas por la izquierda.
(Hablado)
TULIPA
(Con
desesperación) ¿Pero es posible? Mangas, ¿qué dices? Cuenta, cuéntamelo tóo, quió
saberlo tóo.
MANGAS
¡Por
Dios, Tulipa, reflexiona, ten cachaza!
TULIPA
Habla,
relata lo que sea sin emitir ni una frase... ¡lo quió saber tóo! ¡tóo!
MANGAS
Pus,
chico, la verdad: te fuistes a torear con el Pipitaña ayer hizo tres meses...
pues güeno; al día siguiente de tu partida la Felipa ya tenía relaciones, vulgo
amores, con Antonio el guarnicionero.
TULIPA
¡Con
otro! ¡Ella con otro hombre! Mangas, esa mujer me ha matao... y yo no la
aguanto, vaya. Yo me suicidio, que me suicidio.
MANGAS
Quita,
primo. No seas pipi y hazme caso a mí, que soy un ser reflexivo con párpado y algo
de silabeo. Yo, Tulipa, como sabes, he tenido seis meses puesto de libros
orilla la taberna del Bocas, y me he bebido los libres de tanto leer; pus
güeno; yo, que he leído desde libros de texto como Siete semanas en burro,
hasta la novela de costumbres recreativas como María, ú la hija de un
jornalero, te digo que tú no debes matarte, renunciando a un porvenir tan halagüeño
como el que te espera, puesto que a tu edad has toreado dos veces en Madrid,
siendo en ambas sacado en hombros y acompañado por el público hasta tu casa...
de socorro.
TULIPA
Si
tóo eso es verdá; pero ¿qué quiés que haga?
MANGAS
Tulipa,
la juventuz es nefasta. María, ú la hija de dicho jornalero, página catorce, y,
por lo tanto, creo que debes hablar con la Felipa momentos antes de hacerte la
pupa...
TULIPA
¿Pa
qué? »
MANGAS
Pa
que no te pase lo que a Rigoberto, el potragonista del segundo tomo de La
Esposa Mártir, que se subió a una peña
desesperao por el abandono en que le tenía su novia, y cuando ya se había amarrao a los pieses un saco lleno de
piedras y se iba a arrojar a un precipicio, va y viene Amanda, la novia, con el
pelo suelto y le grita: «No te arrojes, Rigoberto. que tóo ha sío por una una voluntaz
de mi tutor.». . Rigoberto grita: «Ya es tarde!...» ¡Considera la angustia de Amanda
viendo que el saco iba a arrastrar a su novio!...
TULIPA
¿Y
no le arrastró?
MANGAS
No
le arrastró, porque a Rigoberto se le había olvidado meter las piedras en el
saco, que si no, carcúlate tú dónde está a estas horas.
TULIPA
Oye
tú, si no me suicidio me tiés que dejar ese libro, que me gusta...
MANGAS
Si
no me lo vendes, güeno; porque tú eres un fresco pa las novelas de costumbres… por
eso te digo que no te ofusques.
TULIPA
¡Si
es que yo no pueo vivir sin ella... que me suicidio... que yo no lo aguanto!...
MANGAS
Tulipa,
no hagas burrás.
TULIPA
¡Que
si! Tú no me conoces; yo me compro catorce cajas de cerillas ahora mismo, me las
deshago en un vaso de aguardiente, voy, la mato, y luego me bebo el contenido.
MANGAS
Tulipa...
¡por Dios!
TULIPA
¡Que
lo hago!
MANGAS
Pues
si lo has de hacer, no te pido más que una cosa; que cuando te compres les
catorce cajas me guardes las estampas, que hago colección.
TULIPA
No
te pitorrees, Mangas, que el caso no es pa ello.
MANGAS
Que
no me pitorree... ¡Estoy por decirte más!... Si quieres, nos suicidamos a
medias; tú te tomas las cerillas y yo el aguardiente; así como así la vida es
un sendero...
TULIPA
U
si no... ¡calla!
MANGAS
¿Qué?
TULIPA
Una
cosa mejor que se me ha ocurrido. Yo tenga seis reales...
MANGAS
¿Seis
reales, y te lo callabas?
TULIPA
Tenemos
pa dos rabiones de judías y una botella de vino.
MANGAS
No
vas mal.
TULIPA
Sobran
cuarenta céntimos; pues bien, los cogemos...
MANGAS
¿Y
pa cerillas?
TULIPA
¡Quiá,
hombre, pa tabaco!
MANGAS
¿Y
las cerillas?
TULIPA
¡Pedimos
lumbre!
MANGAS
¿Pero
ya no te matas?
TULIPA
Sí,
pero verás; nos vamos en seguida a la calle de Hortaleza, y después de hablar
con la Felipa, cojo al señor Ramón y le digo: «U me fía usté pa tóo el resto de
lo que me quea de vida, ú le cuento a Antonio la historia de la Felipa con
grabados en el texto»
MANGAS
¡Superior!...
¿Pero y si no te fía y encima te esloma?
TULIPA
Entonces
me hago un saco como el de Rigolerto, me lo lleno de piedra?...
MANGAS
¿Y
te arrojas al estanque?
TULIPA
No
faltarán sitios... ¡Ahora... a la calle de Hortaleza!
MANGAS
¡Andando!
¡Eres .. que ni el vengador de sí mismo! (Vanse izquierda)
MIUTACION
CUADRO TERCERO
Final
de una calle que va a desembocar en la de Hortaleza, que atraviesa el fondo en línea
diagonal, con el fin de que ofrezca alguna perspectiva. Es la larde en que se
celebra en dicha calle la fiesta de San Anión, cuja iglesia se ve próxima en el
telón de foro, escuchándose cercano el sonido alegre de las campanas. Los balcones
de todas las casas están engalanados con colgaduras de diversos colores. En la
calle gran concurrencia, que la transita con animación extraordinaria. Una
multitud apiñada, de espaldas al público, obstruye la entrada de la calle.
Puestos de juguetes, dulces, frutas y panecillos del Santo por las aceras. A la
izquierda de la calle, que representa la escena, la puerta de una taberna practicable,
y sobre la puerta dos balcones de un mismo cuarta entresuelo, practicables también.
A la derecha una farmacia con puerta practicable. A la puerta de la taberna taburetes
en los que se verán subidas algunas personas. En el resto de los comercios que
se vean sillas para el mismo oficio. De vez en cuando, sobre las cabezas de la
multitud bulliciosa que vocea, se ven pasar animados grupos de jinetes jaleando
a los curiosos. Escúchase entre el vocerío el tintinar de los cascabeles y cencerrillos
de los collares. Vida, luz y alegría extraordinaria en el cuadro.
ESCENA PRIMERA
(Música)
Al
levantarse el telón, la multitud, en la disposición indicada, bulle y se agita.
Suenan próximas las campanas de la iglesia. Los Vendedores vocean las mercancías
siguientes: «¡Torraos y avellanas, torraos! Otro: ¡Tiernos de canela, tiernos!
Otro: ¡Cocos de América, cocos! Otro: ¡Panecillos del Santo! Otro: ¡El bonito
juguete para un niño!» La música acentuará las notas salientes del cuadro.
Siguen las voces. Cesa la música.
ESCENA II
Felipa,
Leoncia, Amigas 1 ª y 2 ª La Señá Pepa, Cosme. Luego el Señor Ramón; la Felipa
y las Amigas 1 ª y 2 ª están en la calle, entre la gente, viendo pasar los
jinetes. La seña Leoncia, la señá Pepa y Cosme en otro grupo más atrás. Al
acabarse la música, la Felipa y las Amigas vienen hacia la batería
(Hablado)
PEPA
(A
la seña Leoncia) ¡Miste que el disgusto que nos dio anoche esa golfa!
LEONCIA
¡Si
le digo a usté, seña Pepa, que hay ca pingo!...
PEPA
A
mi me hizo daño el cabrito.
COSME
Toma,
y a mí, porque a uno le dan lacha ciertas cosas...
LEONCIA
Y
además estada ahumao.
COSME
Eso
también pué que fuese.
AMIGA
1 ª
¿Y
tú crees que Antonio vendrá?
AMIGA
2 ª
¿No
te hará birria?
FELIPA
Primero
que él faltarla el sol, y ya ves qué tarde tan despeja. La que no va a venir va
a ser la... fulana esa... ¡ya lo veréis y lo sentiré... (Sale el señor Ramón
despavorido corriendo)
RAMON
¡Rediez!
¡Venir! ¡María Santísima!
LEONCIA
¿Pero
qué te pasa?
FELIPA
¿Qué
tié usté?
RAMON
¡Lo
que me he encontrao! ¿Quién diréis que viene pa acá?
LEONCIA
¿Quién?
RAMON
El
Tulipa con el Mangas.
LEONCIA
¿Ese
golfo?
FELIPA
¡Maldita
siá! (Muy contrariada)
LEONCIA
¿Pero
no estaba fuera?
RAMON
Se
conoce que ha regresao. Y sus advierto que viene a armarla.
LEONCIA
Ese
nos da la tarde.
RAMON
De
seguro; porque así de que me ha visto, me ha dicho: «¡Adiós, pollito, ahora
vamos!»
COSME
¡Míalos
ahí!
LEONCIA
Pues
vamos a ver cómo los echas.
FELIPA
A
palos aunque sea.
RAMON
Vosotras
subir a casa, que yo aquí me quedo pa echarlos.
AMIGA
1 ª
Mejor
será.
AMIGA
2 ª
¡Miá
que si viene Antonio!...
FELIPA
¡Mala
peste!... (Entran en la taberna todos)
ESCENA III
El
Tulipa y el Mangas. Luego Felipa, Amigas 1 ª y 2 ª en el primer balcón. Leoncia,
Pepa y Cosme en el segundo. Ramón en la puerta do la taberna.
TULIPA
Yo
molesto a estos señores.
MANGAS
Güeno;
pero con finura, ¿eh?
TULIPA
Verás.
Ni un pollo del Veloz Clus.
MANGAS
¡Uy,
miá qué hallazgo! (Señalando al señor Ramón)
TULIPA
¡El
señor Ramón!... ¡Adiós, pollito!
RAMON
(Furioso)
¿A qué venís vosotros aquí?
TULIPA
¿Nosotros?...
A traerle a usté la ceba.
RAMON
¿A
mí?... Vaya, ahora mismo ahuecáis, ú...
(Les
amenaza)
LOS
DOS
¡Uy
qué miedo!
RAMON
(Cogiendo
al Tulipa por un brazo y zarandeándole)
¿Qué
te has propuesto tú, dilo?...
TULIPA
Si
me pega usté, lloro.
RAMON
¿Quiés
ver cómo te parto la cabeza de un palo, so granuja?
TULIPA
¿A
mí?
RAMON
Sí,
señor, a tí. (Más furioso cada vez. Tulipa, de repente, se echa a llorar como
los niños pequeños) ¡Rediez! ¿Es que te pitorreas?
MANGAS
Cómprele
usté una pelota si no se calla.
RAMON
(Se
dirige amenazador al Mangas) Y a tí te saco las muelas, boceras.
MANGAS
¿A
mí? (Rompe a llorar como el Tulipa)
RAMON
¡Pero,
recontra, sus burláis! ¿Que creéis que soy yo, so golfos?
TULIPA
(En
serio al Mangas) ¿Se lo decimos?
MANGAS
Díselo
en secreto.
TULIPA
(Arrimándose
al oído del señor Ramón y chillando)
Pus
usté es un granuja, y un indecente y un sucio.
RAMON
¿Hablas
en serio?
TULIPA
Y
me juego des perras gordas a que no viene usté por su pie a darse dos púnalas
conmigo al aire libre.
RAMON
¿Que
no? (Mete mano el bolsillo)
TULIPA
Miste
que traigo la de diario... (Saca una navaja y la abre recatadamente, para que
la vea solo el señor Ramón)
MANGAS
Y
yo la de los domingos, (saca una navaja grandísima y la abre lo mismo que el
Tulipa, guardándosela en seguida)
RAMON
¡Ahí
¿Es esta manera de portarse con un amigo?... ¡Míalas! Si sus vuelvo a fiar una copa
en mi esistencia...
MANGAS
Y
a la Felipa la dice usté que cuente con el ajetivo más feo que se conoce.
TULIPA
Y
nos vamos, porque al lao de usté no se pué estar más que un rato; pero
volveremos. (Dándole un golpecito en el hombro, y diciéndole al oído muy bajito)
¡So nítido!
MANGAS
(Hace
lo mismo) ¡Morral!
RAMON
¿Y
luego quedréis que os salude? (Se dirige hacia su casa)
MANGAS
¡Chist!
Recójase usté la falda, que hay barro. (Vanse riendo)
RAMON
¡Indecentes!
(Entra en la taberna, vuelve a salir, mira a lodos lados, y dice, dirigiéndose
al balcón) ¡Chist! Asomarse, que ya los he echao. (Se asoman)
LEONCIA
(Desde
el balcón) ¿Has lisiao a alguno?
RAMON
Déjalos
que van buenos. (Entra en la taberna)
ESCENA IV
Dichos.
Luego Antonio, a caballo sale en una jaca lujosamente enjaezada. Después Regina,
Eusebio y Genara.
FELIPA
¡Gracias
a Dios que se han ido!... ¡Pues si Antonio los encuentra aquí!...
AMIGO
1 º
¡Y
miá qué a punto!... Por allí viene Antonio... Digo, yo creo que es él.
FELIPA
¡Ay,
a verlo! (Se inclina violentamente en el balcón)
AMIGO
2 º
Si,
mialo.
FELIPA
Sí,
él es. Tié palabra.
AMIGO
1 º
Te
has salió con la tuya.
FELIPA
Lo
que siento es que la Regina no este ahí pa que lo vea.
LEONCIA
(A
Felipa) Ahí lo tienes, (sonriente)
FELIPA
Ya
lo hemos visto.
ANTONIO
(Viene
por la derecha: la gente se sopara para dejarle paso, con un murmullo de admiración.
Antonio adelanta, quedando frente al balcón en mitad de la escena) ¡Buenas
tardes!
TODAS
¡Muy
buenas!
COSME
¡Olé
los mocitos de palabra!
GRUPO
(De
hombres que hay en la puerta de la taberna)
¡Muy
bien, muy bien!
ANTONIO
(Sonriendo)
.Gracias, señores! (A Felipa) ¡Aquí me tienes!
FELIPA
¡Gracias
a Dios!... Estaba apurá creyendo que no te dejarían llegar.
LEONCIA
¿No
te han matao en el camino?
ANTONIO
No
hay quien pueda conmigo.
LEONCIA
Ya
nos lo figurábamos.
ANTONIO
¡Conque
aquí me tiés, Felipa! Yo he cumplido lo mío... A ver lo tuyo. Necesito esas copas,
que por ellas vengo.
FELIPA
Ahora
bajo; y que voy a dártelas con el alma y la vida. (Se entra del balcón)
LEONCIA
Oye,
Antonio, y que te las mereces de Cariñena.
ANTONIO
Gracias,
seña Leoncia, pero no es pa tanto.
RAMON
(Sale
descorchando una botella) ¡Olé los buenos mozos! ¡Así se cumple!
ANTONIO
¡Adiós,
señó Ramón!
FELIPA
(Que
ha salido llevando en una bandejita un vaso) Eche usté, que quió yo servir a un
hombre.
UNO
¡Olé!
RAMON
(Llenando
el vaso) ¡Ahí va la flor de la canela! ¡Canela fina! (Pausa)
FELIPA
(Da
un paso hacia Antonio y se detiene, diciendo en tono burlón y de fingido miedo)
Oye, pero tengo miedo de llevarte la copa... ¿Te la dejarán beber? (Todos se
ríen)
LEONCIA
(Desde
el balcón riéndose) ¡Qué chica esta!
ANTONIO
Vamos,
guasona... Si tú me la das, ¿quién va a impedir que me la beba? (con la rapidez
del rayo, atropellando a la gente y separándola a empujones, aparece Regina en
actitud descompuesta)
REGINA
(Con
fiereza y bravura) Yo.
TODOS
¡Ah!
(Asombro y estupefacción)
ANTONIO
¡Regina!
FELIPA
¡Ella!
REGINA
¡Sí,
yo! ¡Yo lo impido! (Se interpone entre Felipa, que retrocede, y Antonio, que
queda asombrado, y sujeta del diestro la jaca de Antonio. Regina sale seguida de
Eusebio y la señá Genara. La gente la sigue y la rodea. La atención de cuantos
están en escena queda circunscrita ya a los acontecimientos que se desarrollan en
la misma)
EUSEBIO
Rarezas
que la dan.
ANTONIO
Y
tú, ¿por qué vienes aquí?...
REGINA
(Fingiendo
serenidad) Porque no quió que bebas ese vino; ¡podía hacerte daño!
EUSEBIO
¡Tié
fuchina!
ANTONIO
Regina,
aparta, (con energía)
REGINA
(Sin
soltar el caballo) ¡Ni muerta!
ANTONIO
(A
Felipa con furia) ¡Trae esa copa!
FELIPA
(A
Regina, queriendo llegar a Antonio) ¡Quita de alante!
REGINA
He
dicho que no. No se la bebe. (Enfurecida da un puñetazo a la bandeja y tira la
copa. Felipa retrocede asustada)
TODOS
(Contra Regina) ¡Fuera! ¡Fuera esa! ¡Guardias, que se la lleven! (Al hacer
todos un movimiento de avance contra Regina, Eusebio adelanta blandiendo una
estaca exageradamente gruesa y les detiene
EUSEBIO
Al
primero que se menee le doy un recao. (Amenazándoles) ¡Tú! (A Regina) Prosigue,
(Mirando el vino caldo) ¡Lástima é vino!
REGINA
(A
Antonio) Y tú... (Con imperio, cogida de una mano la rienda del caballo y
señalándole con la otra el camino) ¡Fuera, largo... vete de aquí... pa siempre!
.. ¡Y, óyelo bien: pa mí, no; pero pa esa, nunca!
FELIPA
¿Quién
lo ha dicho?
REGINA
Yo.
ANTONIO
Vaya,
se acabó. Tú, Regina, aparta de ahí
REGINA
¡Vete!...
ANTONIO
Suelta
el caballo.
REGINA
No
quiero.
ANTONIO
Suelta,
suelta, ó... (Enfurecido levanta el látigo para descargarlo sobre Regina, que
retrocede asustada)
REGINA
¡Ay!
TODOS
¡Ah!
(Gritos, veces, alboroto)
EUSEBIO
¡Cobarde!
(Silencio general) ¡Gallina! (Abalanzándose indignado a Antonio) ¡Eso harás tú!
¡Pegarle a una mujer!
ANTONIO
¡Y
a usté, so morral!
EUSEBIO
¿A
mí? (Furioso)
ANTONIO
Sí,
señor. (Le da un latigazo)
TODOS
¡Ay!
(Gritos, voces, confusión)
EUSEBIO
(Al
sentirse herido) ¡Rediez, le mato!
GENARA
¡Charrán,
ladrón, infame! (En el colmo de la indignación, Eusebio echa mane al bolsillo y
saca una navaja. Antonio vuelve el caballo rápidamente y desaparece por la
derecha. Alguna gente le sigue, increpándole)
REGINA
(Loca
de furor, luchando con el señor Eusebio, hasta que lo quita la navaja) ¡No,
démela usté, que quió ser yo... yo… la que lo mate! (Al quitarle la navaja ó ir
por el sitio por donde Antonio ha desaparecido, se oye dentro un «¡ay!» de
espanto y un griterío infernal. Regina se detiene aterrada. La gente corre por
la calle. Otros grupos miran hacia el sitio por donde se fue Antonio, hablando
con agitación)
RAMON
¿Qué
es? ¿Qué pasa?
LEONCIA
(Desde
el balcón) ¡El, él herido!
FELIPA
(Con
angustia, mirando al balcón) Pero, ¿quién?
COSME
Antonio,
que se ha resbalao el caballo y se ha caído.
AMIGA
1 ª
Aquí
lo traen.
AMIGA
2 ª
Se
ha matao. (Bajan a la calle los del balcón. Sacan a Antonio descompuesto, sucio
de tierra y pálido; en la frente se le ven unas gotas de sangre)
REGINA
(Con
angustia) ¡Antonio! (Tira la navaja, corriendo hacia Antonio como loca) ¡Ay! Santo
Dios! ¡Antonio de mi alma! ¿Qué es? ¿Qué tienes? ¡Habla, Antonio! (EI Guardia y
un hombre que traen a Antonio apoyado en ellos', lo sientan en una silla a la puerta
de la farmacia. Regina le abraza)
BOTICARIO
(Reconociendo
a Antonio) ¡Apártese usté, Señora!
FELIPA
¡Ay!
Pero ¿qué es?
LEONCIA,
Amiga 1 ª y AMIGA 2 ª
¡A
ver, a ver! (Queriendo acercarse a Antonio)
REGINA
(Airada,
dirigiéndose a ellas) ¡Fuera!
LEONCIA
¡Echar
a esa!
FELIPA
¡Quita!
(A Regina, queriendo apartarla)
REGINA
(Loca
de furor) ¡Fuera he dicho! ¡La que se arrime la deshago! (En tono amargo y
valiente) ¡Sus fíestas, su lujo, su dinero eran pa ustés, su sangre es para mí
sola! (El Boticario, el Guardia y Eusebio y varios hombres rodean a Antonio,
curándole, mientras las anteriores
palabras. Cuando Antonio se las oye pronunciar a Regina, se levanta trabajosamente)
ANTONIO
¡Regina!
REGINA
(Abrazándole
y llorando) ¡Sí, pa mí! ¡Ven a quitármelo si tiés corazón! (A Felipa.
Exaltadísima)
ANTONIO
¡Regina,
por Dios!
REGINA
¡Sí,
Antonio, por Dios! Eso digo yo. ¡Pa mí sola!
EUSEBIO
Pero,
¿no te se parte el alma?
ANTONIO
¡Sí,
señor! ¡Pa tí, Regina, pa ti solo! (Abrazándola) ¡Estaba de Dios! (Esto último a
Felipa)
EUSEBIO
(En
el colmo del entusiasmo) ¡Ole, con ole y con ole y con ole! (Da saltes de alegría)
GENARA
Pero,
cállate, hombre. (Tajándole la boca. Eusebio sigue diciendo «ole!» con la boca tapada)
EUSEBIO
Te
perdono lo de los grillos (A Antonio)
RAMON
(A
Felipa) ¡Ay, su madre! Pero, ¿estás viendo?
FELIPA
¡Charrán!
Buen provecho. (Hace un signo despreciativo y se va)
EUSEBIO
(Con
sorna) ¿Usté gusta? (Señalando al grupo de Antonio y Regina)
LEONCIA
(A
Ramón, indignada) ¡Mátalo! (Vase a la taberna. Cenara entra detrás)
RAMON
(Con
decisión) ¡Voy! (Dirigiéndose a Antonio)
EUSEBIO
(Cortándole
el paso) ¡Que doy el recao! (Enarbola el palo)
RAMON
(Deteniéndose)
Voy a decirle una cosa ná más. (A Antonio, con solemnidad) No cuentes con mi saludo.
EUSEBIO
¡Adiós,
Vega Armijo!
RAMON
Ni
usté tampoco.
EUSEBIO
(Al
Boticario) Y, total, ¿qué tié éste?
BOTICARIO
Nada.
Una ligera contusión. Un poco de arnica, y basta.
REGINA
¡Yo
le curaré!
EUSEBIO
Le
pones una venda.
ANTONIO
(Con
viveza) ¡No! Me se ha caído la que tenía delante de los ojos, y no quió más vendas. ¡Regina, estaba loco; no sabía cómo me
querías! .. Olvídalo tóo... Ahora ya a tu lao.
REGINA
¿Pa
siempre?
ANTONIO
¡Pa
toa mi vida!
EUSEBIO
¡Pa
Seculorum! (Bendiciéndoles. Se oye un griterío infernal en la taberna)
TODOS
¿Qué
es?
EUSEBIO
(Adelantándose)
¿Qué pasa?
GENARA
(Sale
triunfante con una trenza de pelo en la mano)
¡Ná,
no es ná! ¡El añadido! ¡Aquí lo tienes! ¡Si no se lo arranco, reviento! (se
ríen todos)
EUSEBIO
(Cogiendo
la trenza)
¡Ya
están vengaos tus agüelos!
(Levanta
la trenza con solemnidad)
¡No
hay dos como tú, Genara!
(Al
público)
Y
aquí termina el sainete,
perdonad
sus muchas faltas. (Música)
TELON
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