GIGANTES Y CABEZUDOS
Zarzuela
cómica original y en verso, en un acto y tres cuadros.
Libreto
de Miguel Echegaray.
Música
de Manuel Fernández Caballero.
Estrenada
en el Teatro de la Zarzuela en la noche del miércoles 29 de Noviembre de 1898.
REPARTO (Estreno)
Pilar
– Lucrecia Arana.
Antonia
– Nieves González.
Pepa
– Sra. Blázquez.
Juana
- Srta. Espinosa.
Compradora
– Srta. Arizmendi.
El
Sargento – Julián Romea.
Timoteo
– Juan Orejón.
Pascual
– Sr. González
Jesús
- Sr. Guerra.
El
Tío Isidro: Pablo Arana.
Vicente
– L. Romea.
Municipal
1 º - Sr. Toha.
Municipal
2 º - Sr. Galerón.
Los
de Calatorao – Srta. Jarque, Sr. Balsalobre, Srta. Espinosa, Sr. Estrella,
Srta. Llanos, Alabez (Niño).
Cabezudos,
gigantones, coro general y de niños; banda de guitarras y bandurrias, tamboril
y gaita.
CUADRO PRIMERO
La
plaza del mercado en Zaragoza. A la izquierda, una carnicería, de la cual sólo
se ve la puerta; puestos por todas partes; algunos carritos de mano, donde se
venden frutas, etc. En primer término a la izquierda, un puesto de verdura y a
la derecha uno de telas.
Antonia,
Pepa, Juana, Coro de Mujeres, después, Timoteo.
(Música)
(Al
levantarse el telón aparecen agarradas y pegándose Antonia y Juana. Las demás
procuran separarlas)
VENDEDORA
Hay
que separarlas.
Van
a hacerse mal.
OTRAS
Isidro,
tío Isidro,
venga
usted acá.
(El
tío Isidro sale de su carnicería y separa a las que se pegan)
ISIDRO
¡Alto!
¡Qué mujeres!
Estas
son demonios.
ANTONIA
¡Me
arañó la cara!
JUANA
¡Me
ha arrancado el moño!
ISIDRO
¿Por
qué habéis armado
esta
trapatiesta?
JUANA
El
genio de Antonia.
ANTONIA
El
carácter de esa.
JUANA
Me
ha pedido mucho.
ANTONIA
La
he dicho que ofrezca.
JUANA
No
me da la gana.
ANTONIA
¿No
ve usté qué lengua?
PEPA
y VENDEDORAS
¡Calma
y no pegarse
por
unas cuadernas!
JUANA
Eso
no es vender.
ANTONIA
¿Eso
qué es?
JUANA
¡Robar!
ANTONIA
¡Ladrona!
¡La mato!
JUANA
¡Qué
me has de matar!
(Vuelven
a agarrarse. Vuelve a separarlas el tío Isidro)
ISIDRO
¡Antonia,
que te estés quieta,
y
tú, Juana, vete ya!
A
que llamo al alguacil.
JUANA
El
alguacil no vendrá.
Ya
sabemos por qué es tan valiente,
ya
sabemos por qué es tan cerril,
ya
sabemos que insulta a la gente
porque
tiene el marido alguacil.
Pero
a mí no me importa ni el juez.
Que
viniese ahora mismo quisiera.
ANTONIA
¡Tío
Isidro, tío Isidro, me insulta otra vez!
VENDEDORAS
¡Fuera!
¡Fuera 1 ¡Te digo que fuera!
(Empujan
todas a Juana que se marcha)
ISIDRO
Pero,
por Dios, Antonia,
nos
comprometes.
Jamás
oyes razones
ni
te contienes.
A
las seis has venido,
no
son las siete,
y
ya has andado a golpes
dos
ó tres veces.
Pronto
a tu puesto.
ponte
a vender.
PEPA
y VENDEDORAS
Y
cállate, si puedes,
alguna
vez.
(Antonia
se sienta en su puesto de verduras, izquierda, primer término)
ANTONIA
¡Pimientos
y tomates!
¿No
hay quien los quiera?
Y
rábanos, ¿quién compra?
¡La
rabanera!
PEPA
y VENDEDORAS
Tiene
un carácter
como
una fiera;
pero
ella es la alegría
de
la plazuela.
(Vuelven
todas a sus puestos. Pepa en el de telas)
UNA
Una
¡Vaya una merluza rica!
OTRA
¡Melocotones,
manzanas!
UNA
¡Venga
usté, parroquianica!
OTRA
¿Dónde
están mis parroquianas?
COMPRADORA
¡Qué
caro está todo!
¡Qué
barbaridad!
Los
precios se suben
cada
día más.
UNAS
Ya
Timoteo
viene
hacia acá.
(Timoteo
vestido de Guardia Municipal. Entra por la izquierda)
TODAS
A
buena hora llega
hoy
la autoridad.
TIMOTEO
Soy
yo, muchachas.
Venid
a mí.
Algo
muy grave.
voy
a decir.
VENDEDORAS
Algo
muy grave.
¿Qué
pasará?
(Todas
se levantan, vienen y le rodean)
TIMOTEO
Silencio,
calma
y
oídme ya.
El
Ayuntamiento
hoy
está reunido.
Por
el nuevo arbitrio
ya
se ha decidido.
No
ha quedado corto
el
Ayuntamiento,
que
a todas aumenta
un
ciento por ciento.
VENDEDORAS
Un
ciento por ciento.
¡Qué
barbaridad!
TIMOTEO
Cosas,
hijas, de la
superioridad.
El
Alcalde, que os tiene un canguelo
muy
justificado,
al
Gobierno civil, de mañana,
llegó
demudado.
Y
allí expuso sus dudas
respecto
a vosotras;
pues
como él decía,
al
fin, sois mujeres,
y
de Zaragoza.
Y
entonces, al pobre Alcalde,
le
dijo el Gobernador:
«Usted
cumpla lo acordado,
del
orden respondo yo.»
Ya
lo sabéis,
vais
a pagar.
VENDEDORAS
¿Pagar
nosotras?
¡Nunca
jamás!
Anda,
ve y dile al Alcalde
que
diga al Gobernador
que
no responda del orden,
que
el orden lo turbo yo.
Con
tanto impuesto
ahogada
estoy.
Mi
sangre quieren,
yo
no la doy.
TIMOTEO
Cristo
de la Seo,
virgen
del Pilar,
haz
que se sosieguen
y
no griten más.
Si
en aumento sigue
esta
rebelión,
de
una gran paliza
no
me libro yo.
VENDEDORAS
Si
esos señores
juntos
allí,
contra
nosotras
votan
que sí,
anda,
ve y dile al Alcalde
que
diga al Gobernador,
que
la plazuela ha votado,
y
que ha votado que no.
(Hablado)
TIMOTEO
¡Señoras,
por Dios, señoras!
¡Mujer,
calla!
ANTONIA
¡No
callamos!
Tenemos
poco dinero.
Están
los tiempos muy malos.
Para
pagar ese arbitrio,
¿vamos
a vender los trastos?
Al
primer municipal
que
venga, aunque sea el zángano
de
mi marido...
TIMOTEO
¡Presente!
ANTONIA
Y
traiga un cañón rayado,
en
presentando el recibo
juro
que lo manteamos.
TODAS
¡Sí,
sí!
TIMOTEO
¡Qué
barbaridad!
TODAS
Lo
hacemos.
ANTONIA
He
dicho.
(Volviendo
a su puesto) ¡Y rábanos!
(Todas
ocupan sus asientos)
PEPA
¡A
real la vara! ¡Surás!
TIMOTEO
No
seré yo, por si acaso,
el
que las traiga el papel,
porque
estos son marimachos,
no
mujeres, y mi Antonia,
mi
costilla, tiene un brazo
que
ni el Badila; y si vengo
con
el recibo, no escapo
de
la somanta: marido
y
todo, me alza la mano.
Pero
si el conflicto estalla,
vamos
a ver, ¿yo qué hago?
Soy
municipal: ¡que paguen!
Gritaré:
«¡Que está mandado!»
Mas
como soy vendedor,
yo
contestaré: «¡No pago!»
El
uniforme me obliga,
el
Municipio es mi amo.
Mas
el corazón, mi Antonia,
me
llama por otro lado.
¿Soy
alguacil? ¿Soy marido?
¿Pido
ó niego? ¿Cobro ó pago?
«Conflicto
entre dos deberes»,
que
dijo un autor dramático.
Gracias
a mi inteligencia,
mi
mujer y yo reinamos
unidos
al carnicero
en
la plaza y el mercado.
Mi
Antonia es la soberana;
vamos,
la czarina; vamos,
la
que pega; yo el ministro
de
la Guerra, y aquel bárbaro
de
carnicero, el de Hacienda;
porque
es él el encargado
aquí
de sacar los hígados.
Daré
una vuelta despacio
por
mi reino. Yo domino
aquí.
Ya impongo un multazo,
ya
le perdono; concedo
mi
protección, y reparto
sonrisas:
ó me incomodo
y
remito un ciudadano
á
la cárcel, según el
humor
con que me levanto.
Cuando
por aquí paseo,
llevando
la espada al lado,
no
envidio a Napoleón,
con
ser él otro tirano;
porque
él no llegó a mandar
un
Zaragoza, y yo mando.
(Se
va paseando por la plaza y sale por la derecha)
ESCENA II
Pilar,
Antonia, el Tío Isidro después. En sus puestos las Vendedoras, y en la plaza la
animación propia del mercado.
PILAR
¡Antonia!
(Sale de la carnicería)
ANTONIA
¿Ya
estás tú aquí,
en
vez de estar despachando?
Si
se enfada el tío Isidro...
PILAR
No
se enfada: es muy buenazo
Ya
he trabajado bastante.
Pues
ahora a charlar un rato.
ANTONIA
Tendremos
tiempo de sobra.
Estoy
mano sobre mano.
No
veo una parroquiana.
Yo
no sé lo que las hago,
pero
me huyen. ¿Hay noticias?
PILAR
¡Ninguna!
Hace medio año.
Como
está en operaciones...
ANTONIA
Los
correos andan malos.
¿Pero
tú le quieres siempre
y
te quiere siempre el maño?
PILAR
Como
que somos de Ricla.
Juntos
nos hemos criado.
Y
yo la querencia a él.
Pus
él sin hacerme caso.
Y
los mozos me decían:
«Esta
chiquilla es de mármol;
no
quiere a ninguno.» Un día,
verás:
Jesús y el murciano
se
encontraron en la plaza
y
bebieron, y apostaron
a
levantar una piedra
que
pesaba más que un carro.
Conque
va el murciano y coge
la
piedra y la pone en alto,
y
va Jesús y no puede
con
ella. Se me saltaron
las
lágrimas, y le dije:
«¡Tú
no tienes fuerza, maño!
Y
él se dolió. Pus un día
pasó
que se vino abajo
una
casa. Allí un chiquillo
se
quedó medio aplastado.
Corren
todos, y no pueden
sacarle.
Llega el murciano,
y
no puede. Va Jesús,
y
levantando un peñasco
saca
al chico. Y yo le dije:
«¿Pus
cómo ahora tienes brazo
y
antes no?» Y él me contesta:
«¡Otra!
Porque ahora he tirado
con
el cuerpo y con el alma.
Y
yo en el alma, ¡canastos!
tengo
muchísima fuerza.»
Y
yo contesté llorando:
«Pues
es verdad, tanta fuerza
tienes
en el alma, maño,
que
me has arrancao la mía
ahora,
¡pero ¿qué'? de cuajo!»
¡Y
así fue!
ANTONIA
Dios
te lo guarde
ya
que tú le quieres tanto.
PILAR
¡Yo
rezo a la Pilarica!
Ella
me lo traerá salvo
ANTONIA
Mira
tú que si no vuelve...
PILAR
Volverá;
me lo ha jurado;
y
volverá pa casarse
con
Pilar, y yo le aguardo
cuarenta
años.
ANTONIA
¿Y
si al pobre
te
lo matan de un balazo?
PILAR
Pus
vendrá. Es aragonés
y
volverá, porque ha dado
su
palabra.
ANTONIA
¿Y
si le lisian?
PILAR
Pus
mira, Si viene manco,
por
el brazo que le falte
aquí
tiene mis dos brazos.
Si
cojo, aquí sus muletas,
y
si el pobre desgraciado
sin
vista, aquí el lazarillo
el
perro para guiarlo.
Pus
yo soy así: de Ricla;
pus
tan buenos como francos.
COMPRADORA
Pronto,
despácheme usté.
ANTONIA
Voy.
COMPRADORA
¡Pronto!
ANTONIA
Pronto
ó despacio.
ESCENA III
Dichas
el Tío Isidro, después el Sargento y Timoteo.
ISIDRO
¡Pero,
Pilar! (Saliendo de la carnicería)
PILAR
¡Tío
Isidro!
ISIDRO
¡Yo
solo no doy abasto
para
despachar! ¿Qué haces?
Siempre
te estás escapando
a
la calle.
PILAR
Tío
Isidro,
no
se enfade usté.
ISIDRO
¡Me
enfado
con
razón!
PILAR
¡Usté
es mi padre!
ISIDRO
¿Quién,
yo?
PILAR
Y
yo debo adorarlo.
Me
recogió del arroyo
una
noche hace ya años.
ISIDRO
Y
te sigo recogiendo
todos
los días. Me canso
ya.
PILAR
Pus
no lo vuelvo hacer.
Ahora
verá si despacho
mejor
que usted. ¡El cartero!
ISIDRO
¡Esta
chiquilla es un diablo!
(Pilar
entra corriendo en la carnicería y detrás el tío Isidro)
ANTONIA
Pero
ofrezca usté.
COMPRADORA
¡Ofrecer!
Eso
es caro, caro y malo.
ANTONIA
¡Malo!
(Antonia
y la compradora se agarran y se pegan)
UNAS
¡Antonia!
OTRA
¡Timoteo!
PEPA
Hoy
estás endemoniada.
TIMOTEO
(Entra
corriendo por la derecha,)
¡Presas!
No. ¡Qué es mi mujer!
(Se
va al fondo del mercado. El sargento entra por la izquierda y las separa)
SARGENTO
Arto,
no pegarse y carma. (Acento andaluz)
A
su puesto todo el mundo,
si
no me las llevo atadas.
¡Jesús!
¡Qué rivolusión!
Ha
habido que echar en masa
la
guarnición a la calle
para
poder dominarla,
¿Pero
ustedes seis señoras
ú
qué?
ANTONIA
¿Quién,
yo?
SARGENTO
¡Usté
se calla!
(Todos
se van a sus puestos, la compradora se marcha)
¡Allí
está, allí! ¡Con un cuerpo
(Mirando
a la carnicería)
más
chiquito, y con un alma
más
grande!,.. No la hay más buena,
ni
tampoco más simpática.
¡Dios
mío! ¡Que un veterano
de
dos ó tres mil campañas
esté
aquí como un cadete
por
esa chiquilicuatra!...
TIMOTEO
¡Sargento!
SARGENTO
¡Don
Timoteo!
TIMOTEO
¿Qué
hace usted aquí? ¿Mirarlas?
SARGENTO
¿Yo?
No por cierto. ¡Dejar
que
me miren!
TIMOTEO
Las
encanta
el
uniforme, ¿verdad?
SARGENTO
El
uniforme y la espada.
TIMOTEO
Yo
en mí lo he experimentado.
En
poniéndome de gala,
¡loquitas!
SARGENTO
Vamos
a dar
una
vuelta por la plaza.
TIMOTEO
Robaremos
corazones.
(Se
cogen del brazo y pasean)
Una
¡Melones y calabazas!
SARGENTO
¿Será
alusión?
TIMOTEO
¡Qué
ha de ser!
(Las
vendedoras tosen)
SARGENTO
¡Jesús,
y qué constipadas
están
todas!
TIMOTEO
Por
llamar
la
atención.
SARGENTO
¡Pobres
muchachas!
(Se
van del brazo por la derecha)
ESCENA IV
Pilar.
(Música)
PILAR
(Sale
corriendo de la carnicería con una carta en la mano)
Esta
es su carta.
Es
el cartero,
después
del otro,
lo
que más quiero.
Tardó
la carta
cerca
de un año.
Vive
y me quiere
mi
pobre maño.
¿Qué
me dirá?
Vamos
a ver.
¿Por
qué, Dios mío,
no
sé leer?
Si
no doy esta carta a leer,
lo
que escribe yo voy a ignorar;
mas
no debe ninguno saber
lo
que el chico le cuenta a Pilar.
Me
leen sus cartas
mal
y de prisa,
y
acaban siempre
muertas
de risa.
Que
esas se rían
no
puede ser.
¿Por
qué, Dios mío,
no
sé leer?
las
cuatro caras
llenas
están.
Esta
es su firma.
¿Qué
me dirá?
Me
dirá que me quiere de veras,
que
soy mona y rica.
Me
dirá que, al rezar no se olvida
de
la Pilarica.
Me
dirá que está hambriento y sediento,
y
enfermo y cansado,
y
que va por jarales y charcas
sin
pan ni calzado.
Me
dirá que ni el mar es hermoso,
ni
es dulce la caña,
y
que piensa en su pobre baturra,
que
llora en España.
¿Dirá
otra cosa?
Bien
puede ser.
¿Por
qué, Dios mío?
no
sé leer?
Tal
vez su vuelta
me
anunciará.
Tal
vez enfermo
se
encontrará.
Quizás
a verle
no
vuelva ya.
Duda
cruel
ya
me asaltó,
y
hacer latir
mi
corazón.
¿Qué
me dirá?
Yo
no lo sé.
¿Por
qué, Dios mío,
no
sé leer?
ESCENA V
Pilar,
Pascual.
(Hablado)
PILAR
¡Otra!
No saber leer
y
no poder entenderla...
Esto
parece mentira.
¡Que
digan cosas tan buenas
estos
puntos y estos ganchos
y
estas patitas que cuelgan!...
(Pascual
por la derecha)
PASCUAL
Adiós,
Pilar.
PILAR
Pascualico.
PASCUAL
¿Estás
triste?
PILAR
Tengo
penas.
PASCUAL
¿Por
aquél?
PILAR
Naturalmente.
¿Por
quién quieres tú que sea?
PASCUAL
Si
pudiera ser por mí...
PILAR
No
puede ser.
PASCUAL
Pus
paciencia.
PILAR
¿Me
quieres mucho?
PASCUAL
Más
que él.
PILAR
¿Tú
más que él? No te lo creas.
PASCUAL
Pues
vamos, tanto. ¿Verdad?
PILAR
Me
parece que no llegas.
PASCUAL
Si
yo tuviese millones,
una
carretela nueva
y
dos jacas andaluzas,
todo
a tus pies lo pusiera
para
que tú por Torreros
pasearas
como una reina.
¿Qué
dices?
PILAR
Que
te paseabas
tú
solo en la carretela.
Tú
sabes leer, Pascual?
PASCUAL
Fui
el primero en las letras,
y
de nada me ha servido,
que
me come la pobreza.
¿Ha
venido carta?
PILAR
Sí.
PASCUAL
¿Quieres
que yo te la lea?
PILAR
Quiero
y no quiero. Ahí verás.
Cuando
me las leen esas
se
ríen de lo que dice,
y
me da rabia y vergüenza.
Si
tú la lees, tú sufres,
y
no quiero que padezcas,
y
si nadie me la lee
yo
me muero de impaciencia.
PASCUAL
Pues
más vale que yo sufra
que
no tú; conque así venga.
PILAR
Está
negra y arrugada,
ya
debe de tener fecha.
PASCUAL
No
la pone.
PILAR
Vamos,
lee.
PASCUAL
Pues
dice... ¡Que tú le quieras
y
a mí no!
PILAR
Vamos,
Pascual.
PASCUAL
Pues
dice... ¡Que yo te lea
sus
cartas!...
PILAR
Tú
lo has querido.
No
seas pesado, y empieza.
PASCUAL
(Lee)
«De un monte a la falda,
y
a orillas de un río,
te
escribo en la espalda
de
,un amigo mío.
Te
escribo depriesa,
que
estoy de rodillas,
y
dice la mesa
que
le hago cosquillas.
Esto
sigue malo,
Pilar
de mi vida.
Le
pegan un palo
al
que se descuida.
De
dinero ando
mal,
y de alegría;
de
salud, tirando
con
la que traía.
No
gasto en jarabes,
voy
firme en mis remos.
En
Ricla ya sabes
lo
recio que sernos.
Estoy
destrozado,
parezco
un salvaje.
Toda
se ha pasado
la
ropa que traje.
De
toda di fin,
y
voy casi en cueros,
con
un calcetín
con
tres agujeros.
Jesús
no te olvida,
te
lleva en su pecho,
y
en él escondida
la
campaña has hecho.
Tu
imagen se halla
dentro
dulce y rica,
fuera
la medalla
de
la Pilarica.
Ni
un tiro siquiera
dará
aquí en el centro.
La
Pilar de fuera
guarda
a la de dentro.
No
temo a la muerte,
luchar
bien me sabe
y
pego muy fuerte
pa
que esto se acabe..
Tu
Jesús. No sigo,
no
por mí. Posdatas.
Se
cansa el amigo
que
está en cuatro patas.»
Ya
no hay más. Toma tu carta.
PILAR
¡Ay,
qué alegría!
PASCUAL
¡Y
la besa!
¡Vamos,
que siento un coraje
y
una rabia y una pena!
PILAR
Chíquio,
¡lloras! ¡Que no llores!
PASCUAL
¡Que
yo esas cosas te lea!
PILAR
En
Belchite nadie llora.
Si
de allá te ven reniegan
de
tí.
PASCUAL
Ya
sabes que siempre
concluyo
de esta manera
si
hablo contigo. El llorón
me
llamaban en la escuela,
y
al pensar que yo te quiero
y
que quiero que me quieras
y
tú le quieres a él
y
él te quiere... se me llenan
los
ojos, y suspirando
me
voy muerto de vergüenza.
(Sale
izquierda)
ESCENA VI
Pilar
y Vendedoras.
PILAR
¡Ay,
qué alegría! ¡Está bueno!
Y
me quiere muy de veras.
Aquí
lo dice bien claro.
¿Dónde
lo dirá? ¿En qué letras?
Antonia.
ANTONIA
¿Qué
se te ofrece?
PILAR
Un
favor/
ANTONIA
Di
lo que sea,
PILAR
Léeme
un poco.
ANTONIA
¡Hola,
cartita!
PILAR
Carta
de mi maño.
ANTONIA
Venga.
(Lee)
«Te
escribo en la espalda.»
PILAR
No.
ANTONIA
¿Pus
dónde quieres que lea?
PILAR
Más
abajo, haz el favor.
ANTONIA
«Sólo
un calcetín me queda.»
PILAR
Más
arriba.
ANTONIA
¿Más
arriba?
PILAR
¡Vaya,
y qué poca paciencia!
ANTONIA
(Lee)
«No
gasto en jarabes.
Voy
firme en mis remos.
En
Ricla, ya sabes
lo
recio que sernos.»
PILAR
Sigue,
un poco más abajo.
ANTONIA
Déjame
tú de simplezas
de
novios!
PILAR
¡Será
animal!
ANTONIA
¡Que
me duele la cabeza!
PILAR
Dice
que nunca me olvida,
dice
que con el me lleva
en
el pecho. Eso está aquí,
en
esta cara, a la vuelta.
Pepa...
PEPA
¿Qué
hay?
PILAR
¿Quieres
leerme?
PEPA
Sí,
Pilar.
PILAR
Pues
gracias, Pepa.
PEPA
(Lee)
«Tu
imagen se halla
dentro
dulce y rica;
fuera,
la medalla
de
la Pilarica.»
(Se
acerca una mujer a Pepa)
Toma,
voy a despachar.
PILAR
¡Jesús!
¡Qué gente! ¡Me quema
la
sangre!
ESCENA VII
Pilar,
el Tío Isidro, Vendedoras.
ISIDRO
(Saliendo
de la carnicería)
¡Pero,
muchacha!
¡Otra
vez! ¿Quién te sujeta?
PILAR
No
se enfade usté, tío Isidro.
Esta
es la última, esta,
porque
usté es mi padre, ¡otra!
ISIDRO
Otro,
mujer.
PILAR
Como
sea.
Y
también mi madre, ¡otra!
ISIDRO
Otra
madre! Ahora sí pega.
PILAR
Me
cogió usted del arroyo.
ISIDRO
Y
sigo. Tienes querencia
a
la calle.
PILAR
¡Esta
es la última!
Voy
a encerrarme en la tienda,.
y
usted va a hacerme un favor,
¿verdad?
ISIDRO
Todo
lo que quieras.
PILAR
Usted
va a leerme esta carta.
ISIDRO
Bueno.
PILAR
Pero
toda.
ISIDRO
Entera.
PILAR
Va
a leerla dos veces.
ISIDRO
Tres.
Pero
después.
PILAR
Cuando
pueda.
Aquí
lo dice, tío Isidro.
Hay
que ponerlo de imprentan
Pilar
y la Pilarica,
Una
dentro y otra fuera.
(Entran
en la carnicería)
ESCENA VIII
El
Sargento, Pilar y Vendedoras.
ANTONIA
¡No
viene nadie a mi puesto!
¿Qué
habré hecho yo? ¡Son más perras!"..,
SARGENTO
¡Aquí
otra vez! Por mirarla (Por la derecha,)
de
lejos! ¡Si me marea!
¡Esa
mujer para mí,
porque
Dios quiere! Por ella
por
ella haré traición a un amigo,
al
que más quise en la tierra;
mentiré,
calumniaré.
me
matare con cualquiera.
Haré
cualquier cosa grande,
o
haré cualquier cosa fea.
¡Pilar!...
¡Pilar!... (Llamando)
¡Tío
Isidro!
¡Por
mi... déla usté licencia!
ESCENA IX
El
Sargento, Pilar, Vendedoras.
PILAR
¿Me
llamas? ¿Tienes noticias?
SARGENTO
¿Y
tú?
PILAR
Yo
estoy muy contenta.
Me
ha escrito una carta... y larga.
SARGENTO
¿Qué
fecha?
PILAR
No
tiene fecha;
de
hace no sé cuántos meses.
SARGENTO
Pues
yo las tengo más frescas.
Ya
sabes que convinimos,
para
que no se perdieran,
que
en adelante las tuyas
me
las mandase directas.
PILAR
¿Te
ha escrito?
SARGENTO
Sí
que me ha escrito
PILAR
Tienes
la cara muy seria.
SARGENTO
Bien
puede sé.
PILAR
Las
noticias
son
malas, ¿di?
SARGENTO
No
son buenas.
PILAR
¿Está
herido?
SARGENTO
No,
peor.
PILAR
¿Muerto?
SARGENTO
No,
más le valiera.
Peor.
PILAR
¿Peor?
SARGENTO
¡Se
ha casado!
PILAR
¿El!
¡Jesús! Pa el que lo crea.
Si
aquí me dice ahora mismo
que
me quiere y que me lleva
en
el pecho.
SARGENTO
Hace
ocho meses,
ahora
no. Saca la cuenta
En
ocho meses, Pilar,
el
mundo da muchas vueltas.
Aquel
sol y aquel calor
hacen
perder la cabeza.
Allí
se varía mucho
con
los equinocios. Llegas
y
te pasmas ó te chiflas.
PILAR
¡Casado!
SARGENTO
¡Quién
lo creyera!
¡Pero
si aquellas mujeres
son
diablos! Unas morenas
hermosas,
con un caer
de
ojos y una manera
de
dejarse caer, que vamos,
no
hay más medio que cogerlas.
PILAR
¡Casado!
SARGENTO
¡Dejar
por otra
a
una mujer de tus prendas,
la
que vale más en toda
la
redondez de la tierra
terráquea
del hemisferio
terrestre
y de sus afueras!
Ya
esto remedio no tiene.
Ahora,
Pilar, ¿tú qué piensas
hacer?
PILAR
¿Qué
pienso hacer yo?
¡Vaya
una pregunta necia!
¡Casarmi
con él!
SARGENTO
¿Casarte?
¡Si
se casó por la Iglesia!
¡No
es posible!
PILAR
Pa
otra no.
Lo
es para una aragonesa...
Nadie
nos gana a constantes,
ni
a cabezudas, ni a tercas.
Se
casó... ya enviudará.
Aunque
me caiga de vieja
media
hora antes de morirme,
como
yo le pille cerca
se
casa conmigo el maño.
SARGENTO
(Eso
dice, ¡otra le queda!
He
sembrado la semilla,
ya
vendremos a cogerla)
Adiós,
Pilar, siento mucho...
(Sale
por la derecha)
PILAR
Gracias,
hombre, y no lo sientas.
ESCENA X
Polar,
Vendedoras, Municipales; después Timoteo.
PILAR
¡Casado!
¡Qué rabia tengo!
¡Ya
no soy mujer, soy fiera!
ANTONIA
¡No
vendo nada! ¡Qué rabia
tengo!
¡Qué suerte más negra!
MUNICIPAL
1 º
¡Antonia!
ANTONIA
¿Qué
traes tú?
MUNICIPAL
1 º
¡Yo!
Mira la papeleta.
La
nueva contribución.
ANTONIA
Hombre,
en buen momento llegas.
Chicas,
vienen a cobrar (Gritando)
la
contribución.
TODAS
(Levantándose)
¡La nueva!
ANTONIA
¿Qué
hago? ¿Le pago ó le pego?
PILAR
Tú
pegas siempre. ¡Pues pega!
ANTONIA
¡Le
mato!
(Antonia
se agarra al Municipal y le pega)
MUNICIPAL
1 º
¡Socorro!
¡A mí!
(Acuden
otros y la sujetan)
ANTONIA
¡Bribones!
PILAR
¡Que
se la llevan!
(Entre
los Municipales se llevan a la Antonia, que lucha con ellos desesperadamente.
Salen izquierda)
VENDEDORAS
¡Antonia!
(Timoteo
entra por la derecha)
TIMOTEO
¿Qué
ha sucedido?
PILAR
¡Tu
mujer presa!
TIMOTEO
¡Ella
presa!
PILAR
Sí.
TIMOTEO
Mi
mujer es sagrada
e
inviolable, que es la reina
del
mercado ¡Ya no soy
alguacil,
soy una fiera!
¡La
espada que el Municipio
me
dio para su defensa,
yo
la rompo y la devuelvo!
(Se
quita la espada y la rompe)
VENDEDORAS
¡Que
vuelven!
PILAR
¡Aquí
no entran!
¡A.
ellos, muchachas, a ellos!
(Cogen
todos los carritos y las tablas y las cestas de los puestos, y las colocan como
barricada en la segunda bocacalle de la derecha, disponiéndose a la defensa)
TIMOTEO
¡Abajo
el Alcalde!
PILAR
¡Muera!
(Música)
PILAR
No
nos asusta
nada
en la tierra.
Guerra
les gusta,
pues
haya guerra.
Los
hombres todos
son
muy bribones.
¡Ea!
a ponerse
los
pantalones.
Dinero
quieren;
pues
ni una perra.
Guerra
les gusta;
pues
guerra.
TODAS
¡Guerra!
PILAR
Si
las mujeres mandaran
en
vez de mandar los hombres,
serían
balsas de aceite
los
pueblos y las naciones.
No
habría nunca
guerras
odiosas,
que
a concluir esas guerras irían
madres
y esposas.
Y
aun siendo muchos
y
muy valientes,
en
un día acababan con ellos
con
uñas y dientes.
CORO
Si
las mujeres mandaran, etc.
TIMOTEO
Valiente
lío
si
ellas mandaran.
¡Vaya
un congreso
de
diputadas!
(Por
la bocacalle de la izquierda aparece un municipal)
MUNICIPAL
1 º
De
orden del señor alcalde...
TODAS
¡Fuera!
¡Tuno! ¡Vete! ¡Atrás!
(Lluvia
de patatas y pimientos, que hacen huir al municipal)
TIMOTEO
¡Dios
mío, qué patatazo
le
han dado a la autoridad!
(Un
alguacil salta la barricada y entra)
ALGUACIL
1 º
¡Ríndanse
todas!
TODAS
¡Fuera
ese pillo!
(Al
ver que se dirigen, furiosas a él, echa a correr y se salva por pies)
TIMOTEO
A
ese dejadle,
que
ese es amigo,
que
es compañero
y
es un buen chico,
y
un padre honrado ;
con
siete hijos.
PILAR
y TODAS
(Viniendo
al proscenio)
Con
nosotras que débiles somos
los
hombres no pueden,
y
al mirarnos furiosas se asustan
y
el campo nos ceden.
Para
amar somos dulces y humanas
con
esos bribones,
mas
si quieren pisarnos, injustos,
ya
somos leones.
Aunque
traiga el alcalde un cañón,
no
nos echa de aquí si hay unión.
ESCENA XI
Dichos
y Antonia.
(Hablado)
ANTONIA
(Desde
dentro)
¡Pilar!
PILAR
¡Es
Antonia!
PEPA
Pasa.
ANTONIA
(Izquierda)
Aquí
estoy.
TIMOTEO
¿Qué
ocurre?
PILAR
Cuenta.
ANTONIA
Ha
dicho el gobernador
que
expongamos nuestras quejas,
Que
vaya una comisión
y
nos oirá.
TIMOTEO
Buena
idea.
Se
nombra una comisión
de
nuestro seno. La Pepa,
la
Restituta...
PILAR
Y
la Antonia.
TIMOTEO
La
Antonia no, que le arrea
al
gobernador... Pilar.
TODAS
¡Sí,
Pilar!
PILAR
¿Yo?
¡Como quieran!
¡Chíquias!
Traidme el fagín,
pa
que vaya vuestra jefa
a
ver al gobernador.
PEPA
¿El
fagín? Está en mi tienda.
(Pepa
coge dos tiras de tela de su puesto, una encarnada y otra amarilla)
Aquí
le tienes.
PILAR
¡Y
majo!
(Pilar
se rodea las tiras a la cintura, haciéndose un lazo)
¡Adelante,
compañeras!
(Música)
PILAR
y TODAS
A
decir voy al Alcalde
y
al señor Gobernador
que
la plazuela ha votado,
y
que ha votado que no.
(Salen
formadas y marchando detrás Timoteo)
MUTACION
CUADRO SEGUNDO
Telón
corto. El río Ebro. Al otro lado se ve Zaragoza, las torres de la Seo y las
cúpulas del Pilar.
ESCENA PRIMERA
Jesús,
Vicente y Coro de Hombres, todos con el traje aragonés y algún distintivo de
haber sido soldados, que puede ser la gorrilla.
(Música)
JESUS,
VICENTE y CORO
Por
fin te miro, (Por la izquierda)
Ebro
famoso,
hoy
es más ancho
y
es más hermoso.
¡Cuánta
belleza,
cuánta
alegría,
cuánto
he pensado
si
te vería!
Tras
larga ausencia
con
qué placer te miro,
en
tus orillas
tan
sólo yo respiro.
Estás
más lleno,
aun
más que te he dejado.
¡Ay,
pobres madres,
cuánto
han llorado!
Ya
Zaragoza
vuelvo
a pisar.
Allí
la Seo,
y
allí el Pilar. (Se descubren todos)
JESUS
¡Por
la patria te dejé,
ay
de mí!
y
con ansia allí pensé
siempre
en ti.
Y
hoy ya loco de alegría,
¡ay,
madre mía!
me
veo aquí.
Todos
Aguas muy amargas son
las
del mar,
yo
he sabido la razón
al
marchar.
Tantas
penas van por él,
que
le amargan
con
tanto llorar,
con
tanto llorar.
Ay,
baturrica,
no
te he olvidado;
vuelvo
a tu lado
lleno
de fe,
y
ya nunca partiré.
(Hablado)
UNO
Nos
han vestido de nuevo.
VICENTE
A
mí me enviaron mi traje.
JESUS
¡Miala,
miala, Zaragoza!
VICENTE
¿Y
el río? ¿Verdad que es grande?
JESUS
¿Que
si es grande? Si no hay otro.
Como
empieces a estirarle,
llegas
con él a la China
si
pones la punta en Cádiz.
VICENTE
¡Miala,
la Seo, miala!
JESUS
Y
el Pilar allí, mírale.
Esa
es mi primer visita,
que
lo prometí al marcharme.
De
aquí al Pilar; allí a dar,
llorando
y arrodillándome,
gracias
porque he vuelto... y vivo,
que
pude volver cadáver.
Del
Pilar, a la Pilar.
La
pobre de mí no sabe.
La
he de dar gracias también
por
quererme y esperarme.
De
la Pilar a la tía
Pilar;
pues otra, a mi madre.
A
darle gracias también
de
rodillas, por echarme
al
mundo, que estoy contento,
que
escapé de aquellos cafres;
y
queriéndome las dos
es
la vida muy amable.
VICENTE
Y
luego con las guitarras,
por
las plazas y las calles,
a
dar serenata a Pepa,
a
Basilisa y a Carmen;
a
Antonia, a Juana, a la Justa,
a
Rita, a las Soledades,
y
a Rosa y a Inés.
TODOS
¡A
todas!
VICENTE
No
habrá una que se me escape.
JESUS
¡Chíquios,
templad las guitarras,
y
por el puente adelante!
¡Ay,
qué beso en el Pilar,
y
qué abrazo a las Palares!
(Salen
por la derecha)
ESCENA II
Timoteo
por la izquierda, de paisano, mal trajeado, con una cesta y una caña de pescar.
TIMOTEO
Voy
a pescar. A llevar
de
comer. Estoy cesante.
me
pasé a las insurrectas...
me
plantaron en la calle.
Si
no llevo a mi mujer
esta
tarde, y no muy tarde,
cuatro
ó cinco ó seis cuadernas,
jura
desencuadernarme.
¡Qué
triste estoy! Ya no mando.
¡Mandar
... ¡Qué placer tan grande!
ser
autoridad es ser,
aquí
como en todas partes,
lo
que hay que ser, lo mejor;
porque
una autoridad hace,
sin
intención, por supuesto,
una
ó dos atrocidades..,
¿Y
qué?... Se queda tan fresca.
Se
la ríen los compadres.
¿Que
chillan los enemigos?...
¿Y
qué?... Todos a la cárcel.
Tercera
barbaridad.
¿Y
qué? También se la aplauden
los
amigos. Y así, claro,
de
uno en otro disparate,
una
autoridad engorda
y
vive alegre y flamante.
¡Ah,
yo tengo la nostalgia
del
poder! ¡Ya no soy nadie!
Mi
mujer está furiosa,
pues
no puede desahogarse,
y
si antes fue toda hiel
es
ahora hiel y vinagre.
Vaya,
vamos a pescar.
¡Dios
mío si yo pescase
mi
destino!. . ¡Ser repuesto!..
Sí,
ya puede sublevarse
mi
esposa: ya no la sigo.
Juro
ser en adelante
Guzmán
el Bueno. Le pido
la
cuchilla, la más grande,
al
carnicero, al tío Isidro,
y
la arrojo, ¡y que la maten!
(Sale
por la derecha)
MUTACION
CUADRO TERCERO
La
Plaza del Pilar. Telón a todo foro; en el último término la Iglesia.
Practicables
todas las puertas
ESCENA PRIMERA
El
Sargento.
SARGENTO
Hoy,
la fiesta del Pilar,
aquí
vendrá la muchacha,
como
todo Zaragoza.
Aquí
podremos hablarla
y
darla unos capotazos,
que
la indina no se ablanda,
y
aun habla de su Jesús,
y
aun llora... ¡Tengo una escama!
Ya
debe estar al caer
su
licencia, y si le largan
para
acá, y el mejor día
en
Zaragoza se planta...
ESCENA II
El
Sargento, Jesús, Vicente, izquierda.
JESUS
¡Sargento!
SARGENTO
(¡Jesús!
¡Pues
ya
se ha plantado!)
JESUS
¿No
me abrazas?
SARGENTO
¡Jesús!
JESUS
¡Mi
mejor amigo!
SARGENTO
Y
dilo, que no te engañas.
¿Has
venido...?
JESUS
Sí,
a casarme
con
Pilar.
SARGENTO
¿Con
Pilar?
JESUS
¡Vaya!
VICENTE
Llegamos
para las fiestas.
JESUS
Pues
yo no pienso ver nada,
voy
a estar aquí media hora.
Ver
la Virgen y rezarla,
y
luego ver a Pilar,
y
al tren, y al pueblo mañana
con
madre; no dir allí
lo
primero, es una infamia.
SARGENTO
¿Conque
media hora?
JESUS
Y
cortica.
SARGENTO
(Pues
vamos a aprovecharla)
JESUS
¿Y
Pilar?
SARGENTO
Pilar...
JESUS
Pues
claro.
¿Qué
ha pasado? ¿Por qué callas?
Hace
ya cerca de un año
que
no he recibido carta.
Tú
quedaste en escribírselas
y
prometiste mandármelas.
¿Cómo
es que no las recibo?
SARGENTO
Hombre,
habrá habido su causa.
JESUS
Ella
me lo va a decir
ahora
mismo.
SARGENTO
Espera,
aguarda.
¿Dónde
vas? Ya no está aquí.
JESUS
¿Se
ha marchado?
VICENTE
¿Dónde
anda?
SARGENTO
Se
ha casado.
JESUS
¿Mi
Pilar?
VICENTE
¿Está
casada?
SARGENTO
¡Casada!
Ven.
Te contaré despacio.
JESUS
¡Ahora!
¡Aquí mismo!
SARGENTO
(No
haga
el
demonio que aquí venga)
Verás:
No es la historia larga,
Pues
llegó aquí un mejicano,
un
ricacho de las Pampas.
El
hombre había oído hablar,
que
hasta allí llega la fama
del
melocotón. ¿Qué hace
en
cuanto llega? A la plaza
para
verlos, y el maldito
diqueló
allí a la muchacha.
Y
la ve y se encalabrina.
¡Como
iba lleno de alhajas
y
los dedos con sortijas
de
rubises y esmeraldas,
y
por cadena una soga
y
un brillante que brillaba
como
el sol en la camisa,
y
comenzó a camelarla,
y
vaya un collar de perlas,
y
luego unas arracadas
de
brillantes... la chiquilla
se
vuelve loca, se casa
y
se marcha, y allí está
en
un sitio que le llaman
Catilipunam,
cabeza
del
valle de Tamagualpa,
donde
corre el Amazonas,
un
río con mucha agua,
un
Ebro.
VICENTE
Ya
será menos.
SARGENTO
Algo
menos, unas miajas.
JESUS
¡Me
ha olvidado!
SARGENTO
Vive
hecha
una
reina mejicana
allí,
con trescientos negros
de
a caballo que la guardan
y
otros trescientos de a pie,
y
otros trescientos en lanchas
pa
pasearla, sin duda,
por
el Rhin ó por el Niágara.
VICENTE
Olvídala,
no estés triste.
Agarremos
las guitarras
y
a cantar toda la noche.
.No
te vas hasta mañana.
SARGENTO
¡Son
las cosas de la vida!
¿Qué
dices? ¿Por qué no hablas?
JESUS
¿Qué
digo? Que yo me caso
con
la Pilar.
SARGENTO
(¡La
cantata
de
la otra!)
JESUS
Lo
ha prometido,
pues
a cumplir su palabra.
SARGENTO
¡Si
ya está casada, hombre!
JESUS
¡Y
a mí qué, si está casada!
Hoy,
lunes, en Zaragoza;
mañana,
martes, en casa;
miércoles,
me embarco en Cádiz;
el
jueves, cruzo la charca;
el
viernes, llego y le mato;
a
otro, sábado, se casa
con
Jesús la Pilarica,
y
el domingo se descansa.
VICENTE
¡Chíquio,
no te desesperes!
JESUS
Por
tóo lo que has hecho, gracias.
SARGENTO
Yo
te acompaño a la iglesia
y
al tren.
JESUS
Pues
andando.
SARGENTO
¡Arza!
(Salen
por la segunda izquierda)
ESCENA III
Pilar,
Antonia, Coro de Señoras, Baturros, Chicos, Gigantes, Cabezudos y Pueblo.
(Música)
SEÑORAS
Y MUJERES DEL PUEBLO
Zaragoza
de gala
vestida
está,
y
devota y creyente
viene
al Pilar.
Vamos
ya, que la Virgen
espera
allí,
hecho
un ascua de oro,
su
camarín.
(Siete
baturros cogidos de la mano. El primero es un anciano muy alto, el último un
niño muy chiquito, todos colocados por estatura, formando como una escalera)
BATURROS
Por
ver a la Pilarica (por derecha)
vengo
de Calatorao.
Vinimos
en la perrera,
¡Jesús,
lo que hemos gastao!
Por
ver a la Pilanca
está
muy bien empleao.
VIEJO
Chíquio,
no te pierdas.
¿Vas
bien agarrao?
NIÑO
Voy
agarradico.
No
tengas cuidiao.
TODOS
Por
ver a la Pilarica,
¡Jesús
lo que hemos gastao!
Por
ver a la Pilarica
está
muy bien empleao.
(Antonia
y Pilar por la derecha)
PILAR
Aunque
oigo que en la iglesia
tocan
a gloria,
estoy
triste, muy triste
yo
seña, Antonia.
ANTONIA
Echa
ya los pesares
del
corazón.
Por
lo seria, me paices
un
gigantón.
(Entran
los cabezudos persiguiendo a los chicos por la derecha)
CHICOS
Aquí,
aquí, morico el Pilar.
Se
come las sopas
y
se echa a bailar.
Al
berrugón
le
picaban los mosquitos,
y
se compró
un
sombrero de tres picos.
Garras
de alambre,
vas
muerto de hambre.
El
Chino por melón,
se
llevó un tozolón.
(Entran
los gigantones con el tamboril y la gaita por la derecha)
PILAR
Cuando
era niña y jugaba,
al
verlos venir, corría;
y
ya moza, los buscaba;
y
mujer ya, los seguía.
Hoy,
aunque triste, al mirarlos
se
me alegra el corazón,
porque
ellos me representan
a
los hijos de Aragón.
(Preludio
de la jota; durante él baila una pareja, que debe hacerlo primorosamente)
Grandes
para los reveses,
luchando
tercos y rudos,
somos
los aragoneses
gigantes
y cabezudos.
Ante
la alegría
que
tiene la jota,
el
alma aquí dentro
se
nos alborota.
Si
el preludio suena
del
canto famoso,
caras
muy bonitas
se
asoman al Coso.
Corren
los chiquillos,
cantan
las mozuelas,
ríen
los ancianos,
lloran
las abuelas.
(Al
llegar aquí empiezan a bailar ocho parejas)
Saltan
los gigantes
y
los cabezudos,
y
ya, vuelto loco,
baila
todo el mundo.
CORO
Saltan
los gigantes
y
los cabezudos,
y
ya medio loco,
baila
todo el mundo.
(Cantan,
bailan y saltan hombres, mujeres y niños, gigantones y cabezudos. Concluida la
pieza musical salen todos en distintas direcciones. Se quedan en la plaza los
dos gigantones, que deben ser el Duque y la Reina mora)
(Hablado)
ANTONIA
Así,
cantar y bailar.
No
te pongas triste, chica.
PILAR
Vamos
a la Pilarica.
Ella
me va a consolar.
(Salen
por la segunda izquierda)
ESCENA IV
Los
dos Gigantones. Se quedan inmóviles en el proscenio.
PASCUAL
(Asomando
la cabeza por entre las ropas del Gigantón)
Chíquio,
¿sabes tú que pesa?
TIMOTEO
(Asomando
la cabeza)
Yo
no puedo con la carga.
PASCUAL
¡Timoteo!
¿Eres tú?
TIMOTEO
Yo.
PASCUAL
¿Cómo
estas ahí?
TIMOTEO
Pues
yo estaba
pescando.
Llegó un amigo
y
me dijo: «Ahí no haces nada.
¿Quieres
ganarte unos reales?
Sigúeme.»
Tiré la caña,
le
seguí, cogí este trasto,
y
aquí voy baila que baila.
PASCUAL
¡Qué
cosas hacemos por
los
viles garbanzos!
TIMOTEO
¡Calla!
No
se sabe dónde llega
un
cesante cuando rabia
de
hambre.
PASCUAL
¡Ay!
Yo voy sudando.
Metido
entre las enaguas
de
esta señora, me asfixio,
y
me están dando unas bascas...
TIMOTEO
Yo
voy, que no puedo más,
porque
este tío me aplasta.
PASCUAL
Encerrado
en esta cárcel,
con
esta triste ventana,
siento
una pena que, vamos,
me
acometen unas ganas
de
llorar...
TIMOTEO
Y
a mí también.
No
lloro porque fui guardia.
Si
el gobernador me viera
con
este tío a la espalda,
como
he sido de la clase
le
haría muy poca gracia.
ESCENA V
Dichos,
el Sargento, Jesús y Vicente. Salen segundo término izquierda.
SARGENTO
Al
tren. A no perder tiempo,
que
ya es tarde.
VICENTE
No
te vayas.
Con
las guitarras rondemos.
JESUS
Déjame
ya de guitarras,,
que
estoy mal templa o.
SARGENTO
Ven.
JESUS
No
dar ni una sirinata.
(Se
van por la izquierda, primer término)
TIMOTEO
Yo
tiro este mamotreto.
PASCUAL
Yo
me escapo de esta jaula
y
me voy de Zaragoza,
porque
aquí el hambre me mata.
TIMOTEO
Pues
echa el último baile
para
quedar bien, y a casa.
PASCUAL
Saltan
los gigantes
y
los cabezudos.
TIMOTEO
Y ya,
vuelto loco,
baila
todo el mundo.
(Se
van bailando y cantando por la derecha.)
ESCENA VI
Pilar,
Antonia. Después el Sargento. Salen segunda izquierda.
ANTONIA
¿Dónde
vas?
PILAR
Pues
a buscarle.
ANTONIA
Pero,
¿a quién?
PILAR
No
está en la plaza.
ANTONIA
¿A
quién?
PILAR
Pues,
otra, a Jesús.
Le
he oído toser.
ANTONIA
¡Muchacha!
¿Le
has oído por el cable?
PILAR
En
Ricla, cuando pasaba,
tosía.
¡Ejem! La señal.
Yo
corría a la ventana.
Pues
la tos de hace tres años
en
el Pilar resonaba.
ANTONIA
¡Qué
catarro!
PILAR
¡Está!
¡Ha venido!
ANTONIA
De
paso.
PILAR
¿De
paso?
ANTONIA
Vaya.
Camino
de Panticosa.
PILAR
Ese
sargento me engaña.
ANTONIA
¿Te
lo han dicho?
PILAR
En
el Pilar
también.
ANTONIA
No
llegó a mí nada.
¡Qué
oído más fino has echado!
PILAR
¡La
virgen! No con palabras,
con
los ojos. La recé
y
me ha dado una esperanza.
SARGENTO
¡Ya
le tengo encarrilado! (Por la izquierda)
Va
a la estación. Ya se larga.
ANTONIA
Ahí
está.
PILAR
Ese
hombre miente. (Bajo)
ANTONIA
Hay
que saberlo. Tú trama
alguna;
piensa; malicia
en
Aragón no nos falta.
PILAR
Ya
tengo una idea aquí. (Idem)
SARGENTO
¡Pilarica!
ANTONIA
¡Viene!
(Idem)
PILAR
¡Calla!
(Idem)
SARGENTO
¡Oh!
Tanto bueno.
PILAR
A
buscarte
he
venido.
SARGENTO
¿Me
buscabas?
Pues
di en qué puedo servirte.
PILAR
He
recibido una carta
ahora
mismo de Jesús.
SARGENTO
¿Sí?
Será muy atrasada.
PILAR
Sabes
que no sé leer,
y
Antonia en imprenta, y gracias;
si
tú me haces el favor...
SARGENTO
Venga.
Está muy arrugada (Coge la carta)
PILAR
Del
bolsillo.
ANTONIA
¿Esta
es aquélla? (Bajo)
PILAR
La
misma. (Idem)
SARGENTO
¡Tinta
más clara!
(No
me ha servido casarle.
Esta
chica no se ablanda.
Voy
a tener que matarlo)
PILAR
¿Qué
haces? Lee.
SARGENTO
Me
da muy mala
espina
esta carta.
ANTONIA
¿Sí?
SARGENTO
No
es su letra. Está firmada
por
otro.
PILAR
¿Qué
será ello?
Lee.
SARGENTO
(Lee
para sí)
¡Dios
mío de mi alma!
ANTONIA
¿Qué
pasa?
SARGENTO
¡Válgame
Dios!
¡Pobre
amigo mío!
PILAR
¡Habla!
SARGENTO
No
puedo.
ANTONIA
¿Se
ha muerto?
SARGENTO
Sí.
PILAR
¿Muerto?
SARGENTO
¡Maldita
campaña!
ANTONIA
¡Pero
qué pillo, Dios mío!
SARGENTO
Señora...
¡A un hombre que acaba
de
morir, llamarle pillo!
Sea
usté un poco más cristiana.
PILAR
¿Y
dónde lo dice y cómo?
SARGENTO
Pues
en estas cuatro páginas.
PILAR
Lee.
SARGENTO
¡Ejem!
¡Ejem!
ANTONIA
También
(Bajo)
éste
tose.
PILAR
Así
se ahogara. (Idem)
SARGENTO
«De
un monte a la falda (Lee)
y
a orillas de un río,
iba
en su caballo,
¡pobre
amigo mío!
Cruzó
por un vado
con
mucha fatiga
Le
hizo una descarga
la
gente enemiga.
Cayó
del caballo,
sufrió
en el encuentro
una
herida fuera
y
otra herida dentro.
Huyeron
contentos,
que
era gente ruin.
Sólo
le dejaron
con
un calcetín.
Y
aunque en Ricla sabes
lo
recio que semos,
no
sirvieron drogas
y
estiró los remos.»
Válgame
Dios, y qué sino.
¡Jesús!
¡Qué muerte tan trágica!
ANTONIA
(¡Válgame
Dios! ¡Qué embustero!)
PILAR
(¡Válgame
Dios! ¡Qué canalla!)
SARGENTO
¡Muerto!
¿Qué dices ahora,
Pilar?
PILAR
Que
Pilar se casa
con
el maño.
SARGENTO
¿Con
el muerto?...
(A
ésta va a ver que encerrarla,)
¡Pilar!
¡No te acerques tanto!
(Pilar
se aceren mucho al Sargento, y mientras éste lee entusiasmado, ella va sacando
con mucho tiento el sable)
PILAR
Dispensa.
El deseo, el ansia
de
saber. Sigue leyendo.
SARGENTO
¡Qué
desgracia!
ANTONIA
Vamos,
anda.
SARGENTO
(¡Qué
cerca está! ¡Qué calor!
¡Echa
por los ojos llamas!
Ahora
lo entierro con mucha
tierra
pa que no se salga)
(Lee)
«Con
algunas ramas
y
flores y hojuelas,
le
hicimos al pobre
unas
parihuelas.
Entre
cuatro amigos
fue
en hombros llevada.
Le
depositamos
en
tierra sagrada,
y
duerme por siempre
el
amigo mío
de
un monte a la falda
y
a orillas de un río.»
«Posdata.
No es cierto
que
se haya casado,
en
su Pilarica
él
siempre ha pensado.
Y
al morir nos dijo
con
voz lastimera:
escuchad
mi triste
voluntad
postrera.
Que
Pilar se case,
ya
que no conmigo
con
el buen sargento,
mi
mejor amigo.»
¡Pobrecito!
Hay que cumplir
su
voluntad. El lo manda.
¡En
un momento, Dios mío,
qué
cosas, qué cosas pasan!
(Enciende
un fósforo, y como lleva en la mano izquierda el cigarro y la carta, al
encender el pitillo pega fuego a la carta de propósito)
¡Ay,
se me quemó el papel!
PILAR
¡No
importa! ¡Bribón, canalla,
traidor,
mal amigo, falso,
mal
hombre!
SARGENTO
¡Qué
rociada!
ANTONIA
Ya
la habíamos leído.
SARGENTO
(Pues
me han cogido)
ANTONIA
¿Qué
aguardas?
¡Carnicera,
corta!
(Pilar
levanta el sable y se va al Sargento. Este presenta el pecho)
SARGENTO
Corta,
carnicera,
hiere, raja
y
pincha. No me defiendo.
Si
es que quieres matar, mata.
¿No
fui bueno? Mas... ¿por quién?
Por
Pilar. Tú eres gitana,
no
aragonesa. Por celos
y
por amor y por rabia.
Mátame,
si yo no quiere
vivir.
¡La vida no es nada
sin
la Pilar! ¡Ni alegrías,
ni
placeres, ni esperanzas,
ni
matices en las flores,
ni
murmullos en el agua,
ni
cielo en mi Andalucía,
ni
luz dentro de mi alma!
PILAR
Toma.
(Le devuelve el sable)
ANTONIA
¿Le
perdonas?
PILAR
Sí.
ANTONIA
¡Qué
alma fan grande, de santa!
SARGENTO
(Me
perdona. Me ha humillado.
¡No
sé qué siento: unas ansias
y
unos corajes, y una
revolución
desatada
en
toó el interior! ¡Me ahogo!)
Pues
tiemblen si se dispara
un
andaluz. ¿Me disparo?
¡Pum,
paso! ¡Allá va una bala
de
Cañón! (Sale izquierda)
ANTONIA
Se
va corriendo,
sin
un arañazo. ¡Aguarda!
(Sale
corriendo detrás)
PILAR
Se
marchó, no volverá.
¡Ay,
mañico de mi alma!
ESCENA VII
Pilar,
Coro. Después Jesús, Vicente y Sargento. Luego Timoteo.
(Música)
PILAR
Se
marchó, de seguro,
desesperado.
Como
a mí le habrá dicho
que
le he olvidado.
Quizás
no vuelva.
¿Dónde
estará? (Anochece)
¡Qué
triste llega
la
noche ya!
Todo
lo veo negro
sin
mi Jesús.
Pero
allí brota un rayo
de
hermosa luz.
(El
templo del Pilar se ilumina, ábrense las puertas y empieza a cruzar la plaza la
procesión del Rosario)
MUJERES
Dios
te salve, María, etc. (Rezando)
HOMBRES
Tu
voz es el arrullo
(Entonando
un himno a la Virgen)
de
pájaros cantores.
El
iris y las flores
te
prestan su arrebol.
Tu
manto azul y plata,
el
cielo transparente,
diadema
de tu frente
la
hermosa luz del sol.
PILAR
Dios
te salve, madre;
Dios
te salve, reina.
Tú,
vida y dulzura
y
esperanza nuestra.
Madre
de los amores,
yo
en tí creí.
Y
hoy vengo en mis dolores
llorando
a tí.
A
tí todo se alcanza,
ven
y óyeme.
Si
tú eres la esperanza
yo
soy la fe.
Oye
a quien te suplica
desde
el Pilar.
Tráemele,
Pilarica,
tráemele
ya.
(A
lo lejos se oye el canto de los licenciados)
LICENCIADOS
Por
la patria te dejé,
¡ay
de mí!
y
con ansia allí pensé
siempre
en tí.
Y
hoy ya loco de alegría,
¡ay,
madre mía!
me
veo aquí.
PILAR
Ese
canto
de
alegría
del
que vuelve
y
es feliz,
¿por
qué suena
tan
adentro,
si
tan lejos
se
oye ahí?
LICENCIADOS
(Las
voces mucho más cerca)
Por
la patria te dejé, etc.
(Entran
en la plaza cantando, con gran brío. Al ver la procesión suspenden el canto. Al
mismo tiempo aparecen los grandes faroles de la procesión)
MUJERES,
NIÑOS y HOMBRES
Dios
te salve, María, etc.
(Hablado)
(Por
la izquierda Jesús, el Sargento y Vicente.
JESUS
¡Pilar!
PILAR
¡Maño!
SARGENTO
Yo
le traje.
Corrí
por él. Se marchaba.
Le
detuve y aquí está.
¡Ganarle
a grandeza de alma
tú
ni nadie a un andaluz!...
Si
lo más grande de España
está
en Sevilla, en mi tierra.
Las
mentiras, la Giralda,
la
hermosura de las hembras,
¡hasta
el sol tiene tres varas
más
que éste! ¡Ganarme a mí!
¡Nequáquam
y renequaquam!
TIMOTEO
¡Repuesto!
¡Por fin repuesto!
(Entrando
de uniforme por la derecha)
Corro
a decir a la plaza:
«¡Si
hay motín, no te subleves,
mas
pega si tienes gana!»
JESUS
Me
empeñé que pa mí fueses.
Sernos
tercos, sernos rudos.
PILAR
Todos
los aragoneses
Gigantes
y cabezudos.
FIN DE LA ZARZUELA
Información obtenida en:
http://archive.org/stream/gigantesycabezud15414caba#page/n3/mode/2up
http://archive.org/stream/gigantesycabezud15414caba#page/n3/mode/2up
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