LA DEL SOTO DEL PARRAL
Zarzuela en dos actos, y tres
cuadros, en prosa.
Texto original de Luis
Fernández de Sevilla y Anselmo C. Carreño.
Música de Reveriano Soutullo y Juan Vert.
Estrenada el 26 de octubre de 1927 en el teatro de La Latina de Madrid.
REPARTO (Estreno)
Aurora
– Paquita Morante.
Catalina
– Jacinta La Vega.
Germán
– Emilio Sagi-Barba.
Miguel
– Constantino J. Pardo.
Damián
– Vicente Gómez Bur.
Tío
Prudencio – Carlos Oller.
Tío
Sabino – Eugenio Casals.
ARGUMENTO
PRIMER CUADRO
CUADRO UNICO
El
Soto, una casa de labranza, situada en un pueblo altozano, frente al cual la
gente del pueblo pasa cantando, camino de la vecina ermita. Damián, un empleado
del Soto, convencido de que nadie le observa se sienta a descansar; el Tío Sabino,
al llegar, le reprocha su pereza. Catalina, otra empleada de la hacienda y
novia de Damián, llega a la vez que el Tío Prudencio, un aldeano con
pretensiones de poeta, que quiere leer a los presentes un romance que está
componiendo. La aparición de Aurora, el ama de la casa, disuelve la reunión.
Aurora está casada con Germán, cuyo aspecto compungido la preocupa, algo que éste
niega para después entonar una melancólica canción sentimental. Miguel, el
dueño de la hacienda que Germán, cuyo aspecto compungido la preocupa, algo que
éste niega para después entonar una melancólica canción sentimental. Miguel, el
dueño de la hacienda que Germán y Aurora le están comprando con su trabajo,
viene a pasar una temporada al pueblo, ya que en él vive la mujer de la que está
enamorado, Angelita, Damián y Catalina se entregan a un juego verbal amoroso
con motivo de su próxima boda. Seguidamente Germán, en un tenso encuentro con
Miguel, le dice que Angelita no le conviene. Los mozos y mozas del Soto se
encuentran al final de sus tareas para entonar su ronda de enamorados. Poco
después el lenguaraz Tío Prudencio le cuenta al Tío Sabino que Germán se ha
casado con Aurora para conveniencia y que mantiene relaciones con Angelita.
Aurora escucha la conversación, entendiendo que esta relación puede ser la
causa de la extraña conducta de su marido. Llega Miguel excitadísimo y quiere matar
a germán. Aurora le detiene y se enfrenta luego duramente con su esposo, el
cual abandona el Soto.
SEGUNDO ACTO
CUADRO PRIMERO
El
Tío Sabino entra en la casa, interrumpiendo los preparativos de boda de
Catalina y Damián. Un grupo de mozas acude a la consulta del Tío Sabino,
curandero de métodos bastante originales. Cuando llega Aurora, el Tío Sabino le
dice que Germán, que se ha marchado de la casa, no es culpable de infidelidad. Miguel
intenta sonsacar información al Tío Sabino, que elude responderle. Damián interrumpe
sus reflexiones e intenta conseguir un regalo de boda. Vuelve a rondar el Soto
el Tío Prudencio, pero Damián y Catalina le echan con cajas destempladas.
Seguidamente aparece Germán y cuenta al Tío Sabino que ha jurado no decir nunca
la verdad de los hechos, que Angelita, en realidad, con quien había tenido relaciones
fue con el padre de Miguel. Germán y Aurora se encuentran y se reconcilian,
pero vuelve a aparecer el Tío Prudencio con un recado de Angelita dando cita a
Germán. Miguel regresa furioso e intenta matar a Germán, pero aparecen el Tío
Sabino y los criados, separándolos. Llegan los aldeanos a ofrecer los presentes
de boda a Catalina y Damián, lamentando el enfrentamiento de los protagonistas.
CUADRO SEGUNDO
Por
la mañana en el valle se celebra la boda de los criados. Tío Sabino recelando
del Tío Prudencio comenta el drama, que el romancero pretende plasmar en
coplas, sonsacándole el lugar de la cita entre Germán y Angelita y dirigiéndose
hacia allí. Vuelven los de la boda y el Tío Prudencio, con su acostumbrada insensatez,
hace saber a Aurora la cita de Germán con Angelita y dónde les sorprenderá
Miguel. Aurora corre hacia el lugar, pero aparecen los dos hombres que vuelven del
encuentro, donde Miguel ha sabido de la traición de Angelita y la lealtad de Germán.
La felicidad vuelve al Soto, festejándose por fin la boda de Catalina y Damián,
con baile y algazara general.
ACTO PRIMERO
CUADRO PRIMERO
Altozano
en el que se levanta una hermosa casa de labor que ocupa dos terceras partes
del fondo, dando frente al público su fachada principal. En el centro de ésta,
ancho portón con puertas claveteadas, una ventana a cada lado de aquél y un balcón
corrido con baranda de madera en el piso superior. Balcón y ventanas pintadas
de azul añil. Al lado derecho de la puerta, pequeño porche de madera con
tejadillo, que guarda de la intemperie arreos y aperos de labranza. La fachada
lateral tiene una puertecilla de escape y dos ventanas en la parte superior.
Ante el por che, un álamo negro y a su pie, un poyo de piedra. El fondo, que
puede verse a la izquierda de la casa, muestra el verdor de las copas de los
árboles, que se elevan desde un plano inferior al de la escena. En la lejanía,
abrupta sierra.
Es
la mañana de un domingo de septiembre.
ESCENA I
Mujeres
y Hombres del pueblo; a poco el Tonto y Zagales.
(Música)
MUJERES
Y HOMBRES DEL PUEBLO
Alcanza
el favor
(Cruzando
la escena lentamente)
Voz
de la campana,
voz
dulce y bendita del lugar,
a
misa temprana
nos
llama la ermita
para
orar.
Porque
del santo, el devoto
que
acude a rogar,
poniendo
en su rezo fervor,
los
campos florecen
al
gozar al fin
las
caricias del sol
del
mes de abril.
GERMAN
(Dentro)
No
hay tierras en Segovia
lugar
como mi lugar
mujer
como mi mujer,
cantar
como mi cantar.
(Algunos
pueblerinos se detienen mirando a la casa, escuchan un momento, comentan en voz
baja y siguen su camino)
(Hablado sobre la música)
VOZ
TONTO
(Dentro
a la derecha)
¡Arrastraos!
¡Maldecíos!
VOCES
DE ZAGALES
(En
la misma dirección)
¡Que
baile Bruno! ¡Que baile el tonto!
(Entra
en escena El Tonto corriendo desalentado y seguido de los Zagales. Lleva una
gruesa cayada. Los personajes que cruzan la escena comentan)
TONTO
(Encarándose
con los Zagales)
Reírse,
reírse de mí, que ya llegaréis a tonto como yo.
(Cantado)
ZAGALES
(Rodeándole
y saltando en torno suyo)
No
hay un tonto como el tonto
de
mi lugar,
que
se acuesta toas las noches
sin
trabajar.
El
zampa y se divierte
y
todo se lo dan.
(Hablado
sobre música)
TONTO
(Amenazándoles
con el palo)
¡Maldecíos!
Si cojo a uno le eslomo pa toa la vida.
ZAGAL
1º
¡Qué
va!
ZAGAL
2º
(A
otro)
Corre
pa cá, que no es tonto pa dar leña.
(Todos
gritan. Bruno hace mutis corriendo tras los Zagales, con el palo levantado)
(Cantado)
GERMAN
(Dentro)
Mujer,
que alientas mi corazón,
Por
ti contento trabajaré.
¡Ay,
vida mía,
amor
sin igual!
Por
ti mis penas ocultaré
Y
pondré mis afanes en el Parral.
ESCENA II
Damián,
Tío Sabino; luego Catalina y Tío Prudencio; al final, Aurora.
(Sale
Damián por la derecha, cargado con un costal de paja; lo suelta al pie del
árbol; mira a uno y otro lado con recelo, y convencido de que no le ve nadie,
lanza un suspiro de satisfacción y va a sentarse en el poyo)
TIO
SABINO
(Por
la casa, dando una voz estentórea)
¡Damián!
¿Qué haces, esgraciao?
DAMIAN
(Contrariado)
¡Se
tumbó el burro!
TIO
SABINO
¿Pero
no has quedao en hacerme caso en mi plan pa curarte la soñera?
DAMIAN
Sí,
señor.
TIO
SABINO
¿Pues
cómo vas a acabar con ella si te sigues sentando?
DAMIAN
¿Y
cómo voy a descansar si no me siento?
TIO
SABINO
Descansa
de pie.
DAMIAN
No
m ́hace avío. De tal moo m ́ha agarrao esta endina enfermedá, que tengo que
comer andando pa no dormirme.
TIO
SABINO
Güeno.
Coge el costal y no olvides lo que te tengo dicho: no hay má melecina que el
trajín. En cuanti lleves seis meses sin descansar pa na, eres hombre curao.
DAMIAN
Soy
hombre estrozao.
(Se
carga el costal)
¡En
fin, qué hacerle!
TIO
SABINO
Y
cuanti más ligero andes, más presto te curas.
DAMIAN
Pues
por mí...
(Hace
mutis corriendo para la casa. Al entrar tropieza con Catalina, que sale)
CATALINA
¡Animal!
¡Vaya un moo de entrar en casa!
TIO
SABINO
Ejalo,
mujer, que va tomando la melecina.
CATALINA
Es
que ca día está más áspero conmigo. Y esto dimpués de la segunda molestación:
¡excuso icirle cuando nos casemos!
TIO
SABINO
No
es él; es la enfermedá. Si hubiás creío en mi cencia, ya hace tiempo que
estaría curao.
CATALINA
O
enterrao. Que a mi me dan mucho miedo los bebedizos de usté, tío Sabino.
TIO
SABINO
Porque
eres analfabética. Demás sabes tú que no hay en tierras de Segovia quien tenga
mi cencia de curandero.
CATALINA
¿Y
qué le daría usté a Damián pa que fuera cariñoso conmigo?
TIO
SABINO
¡Anda!
Muchas cosas. Mi botica es too el campo.
CATALINA
¡Pues
menúa contribución pagará usted!
TIO
PRUDENCIO
(Por
la izquierda, con aspecto preocupado)
¡Mu
güenas!
CATALINA
Güenas
las tenga, tío Romancero.
TIO
PRUDENCIO
(Hablando
para sí)
Y
en esto llega a la casa...
(Sacando
de la faja un mugriento cuaderno y un grueso lápiz, y escribiendo)
Y
en esto llega a la casa.
TIO
SABINO
Pues
bien venío hombre.
TIO
PRUDENCIO
No;
es un renglón del romance que me s ́ha atravesao.
CATALINA
¿El
romance pa la fiesta?
TIO
PRUDENCIO
¡Ca!
Este es cosa mucho güena. Si Dios me da vida, se cantará por los pueblos y
aldeas, y será más sonao que el de Gerineldo.
CATALINA
¿Es
de amores?
TIO
PRUDENCIO
De
amores y de celos.
CATALINA
¿Y
será muy largo?
TIO
PRUDENCIO
Según:
ya sabéis que yo copio de la vida de la gente y la gente de este romance me da
ahora poco que copiar.
TIO
SABINO
Pues
no te escurras, que esa cencia de las coplas t ́ha dao más de una desazón.
TIO
PRUDENCIO
Too
tie sus quiebras.
(En
voz baja y con entusiasmo)
¡Si
supieras el ruido que va a armar éste!
CATALINA
¡A
ver!
(Tío
Sabino y Catalina se aproximan a él con curiosidad)
TIO
PRUDENCIO.
(Haciendo
ademán de abrir el cuaderno)
Pues
dice...
DAMIAN
(Por
la puerta principal de la casa, cargando con un cesto de ropa)
¿Qué
dice?
¿Qué
dice?
TIO
SABINO
Prencipia,
hombre.
TIO
PRUDENCIO
Pues
dice..
AURORA
(Por
la primera derecha, con mantequilla y libro de misa. Se detiene mirando al grupo
con enojo)
¡Buen
modo de atender a la faena!
DAMIAN
¡Carta!
(Hace
mutis corriendo por el foro izquierda)
CATALINA
¡El
ama!
AURORA
Sí,
el ama; que no pué estar en su devoción sin perjuicio de su hacienda.
TIO
SABINO
No
te amohines, que no es el aquel pa tanto.
TIO
PRUDENCIO.
La
verdá es que de algún tiempo a esta parte, no eres la mesma; has perdío el
humor.
AURORA.
En
cambio usté no ha perdío la costumbre de venir a entretenerme a la gente, con
sus romances.
(A
tío Sabino)
¿Y
el amo?
TIO
SABINO.
Ahí
dentro está.
AURORA.
¡También
el amo!...
(Se
dirige a la casa, y darse cuenta de que no la siguen Tío Sabino y Catalina,
vuelve el rostro hacia ellos con enojo)
¿Qué
esperáis?
(Mutis)
CATALINA
Ya,
ya voy.
(Mutis
por la casa)
TIO
SABINO
(A
Tío Prudencio, a tiempo que hace mutis tras Catalina)
No
me parece la misma. ¡Con lo güena que es!
(Tío
Prudencio se sienta al pie del árbol y escribe muy deprisa en el cuaderno)
ESCENA III
Tío
Prudencio y Germán.
GERMAN
(Cantando
dentro)
Es
mi tierra seca y dura,
Pero
la vence el arado.
TIO
PRUDENCIO
Canta,
canta, que ya sabemos a cuenta de qué lo haces.
GERMAN
(Saliendo
por la derecha)
Que
por ser recia mi tierra,
Son
recios los segovianos.
TIO
PRUDENCIO
(Cerrando
el cuaderno)
Vaya,
lo dejaremos pa dimpués.
GERMAN
Escriba,
que tan y mientras me callo. Y si quiere que le ayude... yo también entiendo de
coplas.
(Ríe)
TIO
PRUDENCIO
Ta
d ́ahí. ¿Qué has de saber tú?
GERMAN
Mucho.
TIO
PRUDENCIO
Siempre
tan chancero. Dimpués de too, más vale que tomes la vida, de ese modo.
GERMAN
¿Qué
tengo d ́hacer?
TIO
PRUDENCIO
(Haciendo
mutis izquierda)
Naa.
Que te halles siempre con la mesma alegría.
GERMAN
(Pasando
rápidamente de la animación a la tristeza)
¡Mi
alegría! Del tal moo se va apartando de mí, que ya casi no me acuerdo de ella.
(Se
sienta bajo el árbol en actitud meditabunda)
ESCENA IV
Germán
y Aurora.
AURORA
(Apareciendo
en la puerta del frente y contemplando a Germán con pesadumbre. Aparte)
(¡Siempre lo mesmo!) (Acercándose a él y soltando sobre el poyo una escudilla
que trae con comida para gallinas)
¡Germán!
GERMAN
¡Eh!
AURORA
¿Qué
haces?
GERMAN
Recordaba
con alegría...
AURORA
Calla.
No mientas. No quieras hacerme creer que te queda de tu alegría ni el recuerdo.
GERMAN
¿Por
qué había de mentir?
AURORA
Sólo
tú lo sabes y... ese es mi ahogo, que yo debiera saberlo tamién. Cuando no
éramos más que dos criados del Soto, de esta hacienda que ya va siendo nuestra,
¡fíjate, Germán: nuestra por tu trabajo y por mi desvelo!; cuando no teníamos
más bienes que la
ilusión
de nuestro cariño, entonces tú reías de verdá.
GERMAN
¿Es
que no soy el mesmo de antes?
AURORA
No;
desde hace unos meses, no.
GERMAN
Figuraciones
tuyas.
AURORA
¡Qué
mal sabes disculparte! Hogaño pasó la romería y no fuiste a ella; llegó la
función y huiste de la fiesta, como si el tañer de la dulzaina te diera
pesadumbre.
GERMAN
Ya
no soy mozo.
AURORA
Lo
somos; que las mocedades se ayuntan con el casamiento, pero no mueren.¡Has
cambeao mucho, Germán!
GERMAN
¿Acaso
me faltó carió pa ti? ¿Tengo menos pego a mi casa, menos afán por mi hacienda?
AURORA
No;
eso, no.
GERMAN
Por
ti y por ellas me desvelo, bien lo sabes. Hoy como entonces mis manos saben
empuñar la esteva, y el surco que en la tierra abre el arado es tan derecho y
tan hondo como antes.
AURORA
Pero
es más hondo el pesar que disimulas, el que te hace bajar la cabeza sobre el
pecho, cuando crees que nadie te ve, el que quies ocultar con risas y donaires.
GERMAN
¡Aurora!...
AURORA
(Suplicante)
¿Por
qué no eres franco conmigo? Yo tengo derecho a saber lo que te pasa. ¿Qué
tienes, Germán? ¿Qué tienes?
GERMAN
(Riendo
forzadamente)
De
tal moo pensáis las mujeres que, a fuerza de querer adivinar, buscáis misterio
donde too es más llano que tierra de regadío.
(Trayéndola
a sí)
Ven
acá, recelosa
AURORA
(Apartándole)
¡Quita!
GERMAN
¡Aurora!
AURORA
(Con
enfado)
¡Que
quites, digo!
(Recoge
la escudilla y entra en casa)
ESCENA V
Germán;
luego, Miguel; después, Aurora; al final, Tío Prudencio.
GERMAN
¡Y
tié razón! ¿Podré resisitir mucho tiempo este suplicio?
(Música)
MOZOS
(Dentro)
Contentos
de la cosecha
cantamos
al caminar
tonadas
para las mozas
más
guapas de mi lugar.
¡Ay,
mocita segoviana!
Cuando
seas mi mujer,
verás
qué envidia nos tienen,
morena
de mi querer.
GERMAN
Los
cantos alegres de los zagales
aumentan
siempre la pena mía,
y
mi amargura vivo llorando
con
la ilusión perdida.
¡Ay,
mis horas felices!
¡Mi
grato vivir!
Todo
luz, risas y esperanzas,
no
volveréis a mí.
Hoy
con fuerza en mi pecho
prendió
la llama del pesar,
y
dolor, llanto y amargura
sólo
podré alcanzar.
Eres
mi mujer
la
que yo quiero,
y a
ti sola di mi corazón;
yo
no sé fingir,
ni
pensé en la traición,
ni
sabré mentirte
nunca
con mi pasión.
Si
sufro callando
respeta
el silencio;
hablar
no es posible,
pues
debo callar;
ya
ves si es tormento
sufrir
sin hablar.
Por
ti mi pena
sabré
vencer.
Porque
tú nunca sufras,
Mi
pesar guardaré.
Quiero
desterrar
de tu pecho el te quiero mor;
que
tu fe vuelva a mí;
quiero
que
me miren tus ojos;
quiero
con
tu amor ser feliz.
Dame
como
el sol a la mies, tu calor.
Dame
tus
caricias, mi bien.
Besos
calmarán
mi amargura.
Besos
de
tus labios, mujer.
Mi
alegre vivir
no
puedo olvidar;
ni
aquella paz que gocé.
Mi
tiempo feliz...
ya
no ha de volver
ni
el bienestar que perdí.
Por
siempre se fue la luz de
la
vida toda mi ilusión,
que
alienta mi pasión.
Vivo
dominando
mi pena;
siento
la
esperanza perder.
lloraré
mi amargura
en
tus brazos, mujer.
(Hablado sobre la música)
MIGUEL
(Por
la izquierda, deteniéndose al entrar)
¿Hay
en el Soto una buena voluntad para este amigo?
GERMAN
(Con
alegría)
¡Miguel!
¡Ven a mis brazos!
(Se
abrazan)
MIGUEL
¿Y
Aurora ?
GERMAN
¿Aurora?
Pues...
(Viéndola
llegar por la derecha)
Ahí
la tienes.
AURORA
¡Miguel!
¡Qué alegría! ¿Vienes al Soto?
¿Quieres
ver tu casa?
MIGUEL
No
es mi casa, sino la vuestra.
AURORA
Quieres
decir que lo será con el tiempo.
GERMAN
Si
nuestro trabajo responde y la tierra ayuda.
MIGUEL
Y
si no lo mismo, Germán. Con vosotros no rezan los años malos, ni cabe en mí la
intransigencia.
GERMAN
¿Cómo
te pagaríamos lo que haces por nosotros?
MIGUEL
Fue
la voluntad de mi padre y yo no hago más que respetarla.
AURORA
¡El
señor era un santo!
GERMAN
¡Lo
era!
MIGUEL
Era
un hombre de corazón y supo agradecer vuestro cariño.
AURORA
(Tras
breve pausa)
Qué,
¿Has venido has venido al pueblo por muchos días?
MIGUEL
Sí,
estaré más tiempo que otras veces. Comienza a gustame esto más que la Ciudad.
AURORA
(Con
humorismo)
No
es de extrañar. Si la Angelita s ́ha decidido a vivir aquí como en otros
tiempos...
TIO
PRUDENCIO
(Que
ha salido por la segunda izquierda y ha escuchado las últimas palabras)
Que
si se ha decidío...
MIGUEL
¿Qué
sabes tú, romancero?
TIO
PRUDENCIO
De
vidas ajenas más que tú, que ese es mi oficio.
AURORA
Un
oficio mu majo.
TIO
PRUDENCIO
(A
Miguel)
¡Güena
mujer te llevas! Yo no la había güelto a ver ende que hace tres años marchó pa
la ciudad, y la he encontrao más guapetona que nunca.
MIGUEL
¿Verdad
que sí?
TIO
PRUDENCIO.
(Con
entusiasmo poético)
Es
un <<desechado>> de hermosura.
Son
sus ojos... dos ciruelas claudias;
sus
labios... com piétalos de rosa; sus manos como...
azucenas,
y sus pies... como peras de donguindo.
(Ríen
todos)
MIGUEL
Muy
bien, romancero; pero las has sacado en el retrato con los pies hinchados.
(Vuelven
a reír)
TIO
PRUDENCIO
En
esta cuestión soy el primero. Si a mí me hubiean dao estudios, ¡qué hombre más
poeta hubiá tenío España!
(Tendiendo
la mano a Miguel)
Güeno,
mi noragüena y que emparejes presto.
MIGUEL
Gracias,
hombre.
TIO
PRUDENCIO.
(Haciendo
mutis primera izquierda)
¡Qué
<<saludación>> te voy a hacer
el
día de la boda!
GERMAN
Vaya.
Vamos a echar un trago del de Ribera.
MIGUEL
Vamos.
AURORA.
Y
yo os daré unos florones pa que hagáis
honor
al vino.
(Se
dirigen con animación a la casa)
MIGUEL
(Cogiendo
del brazo a Germán, a tiempo que sigue tras Aurora)
Mírala:
va teniendo aire de gran señora la del Soto.
(Ríen
y hacen mutis)
ESCENA VI
Damián;
a poco, Catalina.
DAMIAN
(Por
el fondo izquierda, corriendo y llevando sobre el hombro el collerón de una
caballería. Se dirige al cobertizo; cuelga el collerón de un clavo y dando un suspiro
de satisfacción, se sienta bajo el árbol)
Güeno;
esta melicina será mucho güena pa curar liebres, ero a mí me está ejando sin
alpargatas. Ice el tío Sabino que me conforme, que más que yo <<andó>>
el judío errante; pero yo cabilo que le estoy ganando al judío errante y al
Diego Corriente.
¡Malhaya
siá, qué rendío estoy! Pero no; conmigo no pué la enfermeá.
(Comenzando
a quedarse dormido)
Que
no, vamos que no pué...
CATALINA
(Asomando
a la puerta lateral de la casa y dando un grito)
¡Damián!
(Damián
se levanta asustado y comienza a correr dando vueltas en torno del árbol)
¡Para
hombre, para!
(Deteniéndole
por un brazo)
¿Quieres
parar no ser burro?
DAMIAN
¿Burro
yo? Soy el único hombre de <<carrera>> que hay en el Soto. ¿Qué
ties que icirme?
CATALINA
¿Yo?
Naa. Es por si tú ties que icirme algo a mí.
(Coquetea)
DAMIAN
Ya
t ́he dao esta mañana los güenos días.
CATALINA
¿Y
qué me ices de esta saya que estreno hoy?
DAMIAN
Que
andes con ojo no te se manche.
CATALINA
(Coqueteando)
¿Naa
más que eso, Damián?
DAMIAN
(Mirando
para el cielo)
Y
que está un día, que como no se ponga nublo...
CATALINA
(Desesperada)
¡Qué
arrastrao de hombre! ¡Si me ices requiebros pa animarme pa la boda!
DAMIAN
El
que tié que animarse soy yo.
CATALINA
¡Bruto!
DAMIAN
¿Y
qué quiés que te iga?
CATALINA
Cosas
majas como estas:
(Música)
CATALINA
Que
soy la más linda
de
todas las mozas,
que
por mi cariño
te
vas a morir,
que
cuando te miro
todo
te alborozas,
dime
esas finuras...
DAMIAN
Es
que yo no sé mentir.
CATALINA.
Jamás
tan grande borrico me topé
no
sabes a tu novia requebrar.
DAMIAN
A
las mujeres sí que sé.
CATALINA
¡Borrico!
DAMIAN
¡Indina!
CATALINA
¿Por
qué me he enamorado por mi mal?
¿Por
qué me enamorá de este animal
LOS
DOS
Me
estás poniendo
fuera
de mí,
y
voy a darte
que
sentir.
CATALINA
Me
marcharé.
DAMIAN
Me
tumbaré.
LOS
DOS
(Este)
(Esta)
Se
ha creío
que
pué manejarme,
piensa
que he nacío
pa
llorar por su querer.
¡Ay!,
que yo me equivoqué;
pobre
de mí que desazón;
¡Que
(bruta) (bruto) es!
DAMIAN
Tú
eres la que debes,
viéndome
tan guapo,
requebrame
siempre
que
me logres ver,
y
no te amohines
si
te suelto un lapo
porque
soy tu novio...
CATALINA
No
nos vamos a entender.
DAMIAN
El
hombre debe darse a respetar
que
Dios nos das las manos pa zurrar.
CATALINA
Aplícale
a tu burra ese cantar.
DAMIAN
¡Indina!
CATALINA
¡Borrico!
DAMIAN
En
to lo que yo quiera has de ceder
o
tú no me convienes pa mujer.
LOS
DOS
Me
estoy poniendo fuera de mi
y
voy a darte que sentir.
CATALINA
Me
marcharé.
DAMIAN
Me
tumbaré
LOS
DOS
(Esta)
(Este)
se
ha creío
Que
pué manejarme, etc.
(Hablado sobre la música)
CATALINA
¡Uy,
qué indino! Tú tan destacao,
y
yo siempre alcordándome de ti.
(Mostrándole
un envoltorio que saca de la faltriquera)
Mía
lo que te tengo.
DAMIAN
¿Qué
me vas a dar?
CATALINA
Una
torta.
DAMIAN
No
gastes chanzas.
CATALINA
De
verdá. Anoche, cuando amasé pa los bodigos de la misa, preparé esta torta para
ti.
(Aparte)
(¡Dios
mío, que no se envenene!)
DAMIAN
(Tomando
la torta con recelo)
Oye.
¿No t ́habrá ayudao a hacer la torta el tío Sabino?
CATALINA
No;
es que me alcuerdo de cuando le pediste aquel jarabe pa curarme el resfriao, y
no hice más que tomarlo y me dio una pulmonía.
CATALINA
¡Qué
receloso eres Damián!
DAMIAN
De
todas maneras, agradecío.
(Se
guarda la torta e inicia mutis por la casa)
CATALINA
¿Pero
no te la comes?
DAMIAN
Dimpués.
CATALINA
(Cogiéndole
de un brazo)
¡Huy,
so mostrenco!
(Transición)
Ven
acá, oye:
¿bajarás
al baile de la plaza?
DAMIAN
Bajaré,
que quieo lucir lo que le he comprao
al
aceitero.
CATALINA
¿Qué
ha sío?
DAMIAN
Unos
calcetines de lo mejor. Como son los primeros que me voy a poner, he querío
tirar de largo. ¡Cinco riales m’́ha costao el par y no me han entrao más que dos
calcetines!
CATALINA
Pues
luego: un par siempre han sío dos.
DAMIAN
Menos
en la ropa; que en un par de calzoncillos te
entran
cuatro perniles y no hay más diferencia sino
que
van apegaos.
CATALINA
Pero...
DAMIAN
No
me contradigas, que me desazono.
CATALINA
Güeno,
pues tiés razón. Si nosotros nos vamos a llevar muy bien. ¿Verdá tú?
Como
los dos pensamos lo mesmo...
DAMIAN
Eso
es lo malo. Tu padre y tu madre pensaban lo mesmo y ya ves los platos que
ejaron. Cuando no quería el uno trabajar , el otro tampoco, por que pensaban lo
mesmo; cuando él tenía ganas de riña, ella también, por la mesma razón, y se arreaban
ca golpe con el mesmo pensamiento, que si no enviudaron dambos en un mesmo día,
no fue porque no lo pensaban los dos lo mesmo.
CATALINA
Pues
también tiés razón; ya veremos cómo pensamos ca uno.
(Disponiéndose
a marchar)
Ponte
majo pa bajar a la plaza y vete comiendo eso que te he dao.
(Hace
mutis por el fondo izquierda)
DAMIAN
(Aparte,
mirando la torta)
Cuando
la cate el perro.
(Se
va por la puerta lateral)
ESCENA VII
Germán
y Miguel.
GERMAN
(Con
Miguel, por la puerta principal de la casa, como si hablara con Aurora que está
dentro)
Eso
es: pa despedirle con too el aquel que se merece.
MIGUEL
(Bromista
y como si se dirigiera también Aurora)
No
es pa menos, mujer.
No;
tú no salgas. ¡Adiós!
(Hay
una pausa, durante la cual Miguel mira a Germán con un gesto interrogativo)
Bueno;
habla.
GERMAN.
¿Sabes?...
MIGUEL
Sé
que quieres decirme algo; algo que no puedes hablar delante de Aurora. ¿Me he
equivocado?
GERMAN
No.
Pero...
MIGUEL
¿Qué?
GERMAN
¡Es
tan difícil de icir!...
MIGUEL
(Sonriendo
y echándole un brazo por encima del hombro)
¿Conmigo
esos reparos, Germán?
¿Olvidas
lo que soy para ti?
GERMAN
Pues
por eso; porque pa mí eres... lo que eres; porque a ti te lo debo too; porque
sé que me quiés como a un hermano, y porque quise a tu padre como quise al mío...por
eso dudo de icirte... lo que de algún tiempo a esta parte vié siendo mi
ahogo...
MIGUEL
Déjate
de rodeos.
GERMAN
Pues
dejao. Miguel: tú no debes casar te con la Angelita.
MIGUEL
¡Ah!
¿Es eso?
(Sonriendo
con tristeza)
La
de todos: <<Tú no debes casarte con Angelita: tu padre te dejó un capital
y la Angelita apenas si llevará al casamiento un cacho de tierra de labrantío y
un mala casucha en las afueras>>. ¿También tú, Germán, también tú?
GERMAN
No
es ese mi sentir. Donde hay una honradez y un cariño... ¡Qué importa la
hacienda!
MIGUEL
¿Entonces?...
(Herido por una sospecha) Habla, ¿qué es entonces? ¡Habla, Germán!
GERMAN
La
Angelita no debe ser tu mujer; no te merece.
MIGUEL
¿Qué
no?
(Imponiéndose
calma con un gran esfuerzo de voluntad)
Bien,
pero...cuando tú dices eso es porque sabes... porque puedes... Estas cosas no
basta decirlas, hay que probarlas. ¿Entiendes?
GERMAN
Oyeme
con calma.
MIGUEL
Ya
lo estoy haciendo.
GERMAN
Te
lo pío por lo que más quieras.
MIGUEL
Lo
que más quiero en el mundo es ella y por ella te escucho. ¿Por qué no merece
que yo la haga mi mujer?
GERMAN
Porque...
no te quiere.
MIGUEL
(Perdiendo
la calma)
¡Mientes!
Yo soy su primer cariño.
GERMAN
Fue
otro.
MIGUEL
¿Quién?
GERMAN
Otro
que consiguió de ella...
MIGUEL
No,
no. ¡Calla! Eso no; eso no lo digas, porque...
(Avanza
hacia él amenazador)
GERMAN
¿Me
crees capaz de mentir? ¿Es que ya no soy el mesmo de siempre?
MIGUEL
(Dominándose
nuevamente)
¿Cómo
he de creer yo eso?
GERMAN
Entonces...
MIGUEL
Entonces,
y a pesar de eso, dame un prueba.
GERMAN.
No.
MIGUEL
Para
arrancar la venda de un cariño, Germán, no baste decir:
<<¡Quítatela!>> hay que arrancarla así
(Hace
el ademán enérgico que indica) aunque detrás de la venda se vaya el alma. ¿No
quieres decir más?
GERMAN
No
debo; no puedo dar te más pruebas que mi palabra.
MIGUEL
(Después
de un momento de vacilación)
Está
bien. Gracias, si tus palabras son... como han sido siempre, pero si no...
GERMAN
¡Miguel!
MIGUEL
Voy
a verla, ¿entiendes? Sus ojos son para mí como el agua clara del arroyo.
GERMAN
Te
engañarán.
MIGUEL
No
estoy tan ciego. En ellos he de ver más que lo que tú me has dicho.
GERMAN
No
es agua clara, Miguel, no es agua clara.
MIGUEL
¡Calla!
Si no puedes probar, no acuses.
(Se
dirige despacio hacia la izquierda)
GERMAN
(Preguntándose)
¿He
debido callar?
MIGUEL
(Deteniéndose)
¿Qué?
GERMAN
(Tristemente)
Naa...
¡Pobre pleito el que tié por jueces los ojos de una mujer!
MIGUEL
(Haciendo
mutis)
Te
juro que sabré la verdad.
GERMAN
Sabrás...
lo que ella quiera
(Entra
en su casa)
ESCENA VIII
Catalina,
Damián , luego Mozas y Mozos.
CATALINA
(Por
la puerta lateral de la casa, engalanada para el baile, y empujando a Damián
que, con el calzado nuevo que lleva, no puede dar un paso. Anda, hombre; anda
presto, que quiero que echemos el primer baile antes que lleguen los mozos del
Soto)
DAMIAN
¿El
primer baile? El primer baile ya
lo
voy yo echando.
CATALINA
¿Tanto
te aprietan los borceguíes?
DAMIAN
Los
borceguíes me están bien; los que me aprietan son los calcetines.
CATALINA
(Tirando
de él hacia la izquierda)
Pues
aguanta y arrea.
DAMIAN
(Haciendo
mutis con Catalina)
¿Qué
arree? ¿Cómo me apures mucho, sí que te arreo?
(Música)
MOZAS
(Dentro)
Al
fin de la faena
busco
a mi mozo
que
quiero la alegría
más
que el reposo;
porque
en amores, madre,
piensan
las mozas,
que
en horas de descanso
no
se reposa
(Saliendo)
¿Dónde
estarán nuestros mozos?
Que
a la cita no quieren venir,
cuando
nunca a este sitio faltaron
y
se desvelaron
por
estar aquí?
Si
es que me engaña el ingrato
y
celosa que quiere poner,
no
me llevo por él un mal rato
ni
le lloro,
ni
le imploro,
ni
me importa perder su querer
disfrutemos
la vida de mozo,
que
para amarrarnos
siempre
habrá lugar
.
MOZAS
Siempre
me dices los mesmo:
tus
consejos no quiero escuchar
porque
sabes decir muchas cosas
cariñosas,
engañosas,
pero
nunca te quieres casar.
MOZOS
Dudas
de mí
y
no debieras dudar
que
yo por ti
sabré
luchar
MOZAS
No
mientas
mi
mozo garrido.
MOZOS
(Saliendo
por la puerta de escape, aproximándose a ellas sin ser visto y enlazándolas por
el taller)
Ya
estoy aquí,
no
te amohines, mujer;
has
de tener
fe
ciega en mí.
Te
quiero,
mi
moza garrida,
segoviana
de mi vida,
Sin
ti no sé vivir.
MOZAS
No
he de dudar
cuando
te cases, mi amor;
Me
ha de curar
la
bendición.
¡Ay
mozo!
soltera
no hay reposo;
el
día que nos casemos
se
acaba mi desazón.
MOZOS
Tiempo
nos queda zagala.
de
poder en la boda pensar;
segoviano
presumido,
que
no me has de engañar.
MOZOS
Me
casaré
cuando
tú quieras, mujer;
tuyo
será todo mi amor
.
TODOS
Bien
mío,
en
tu querer confío;
muy
pronto será mi casa
un
nido para los dos.
MOZAS
No
me engañes, embustero,
porque
es desamor engañar,
MOZOS
No
te engaño, recelosa,
que
te sé querer de verdad.
(Hacen
mutis por parejas)
ESCENA IX
Tío
Prudencio y Tío Sabino; al final, Aurora.
(Hablado)
TIO
PRUDENCIO
(Por
la izquierda, hablando consigo)
¡Malhaya
sea! ¡Por moor del diablo!
TIO
SABINO
(Por
la derecha)
¿Qué
te pasa? ¿Por qué te esazonas?
TIO
PRUDENCIO
¡El
Miguel, hombre! Que me he acercao a darle un consejo y me ha echao aun lao,
como si fuera un pedigüeño. ¡Inorante! ¡Que ha querío aprender tres carreras y
no sabe ni montar en burro! Si él es el capital, yo soy la
<<escultura>> y el talento. ¡Inorante!
TIO
SABINO
Iría
malhumorao.
TIO
PRUDENCIO
Iba
a darle un consejo. El se lo pierde. Desde que murió su padre, no hace una a
derechas.
TIO
SABINO
¡Has
mentao a un hombre!
TIO
PRUDENCIO
Y
lo más torcío de too, es lo que ha hecho contigo.
(A
un gesto de Tío Sabino)
Sí,
contigo; sin paladeos ni visajes. ¡Traspasar el Soto en tan güenas condiciones
a Germán, y a ti, que llevas más de treinta años dándole el suor, no dejarte la
hacienda!...
TIO
SABINO
Comenencia
suya habrá sío, y cuando él lo ha hecho, bien hecho está.
TIO
PRUDENCIO
Lo
digo... Güeno, a ti pueo hablar te de esta manera porque eres un hombre de
cencia y me entiendes.
TIO
SABINO
Eso
sí. Nosotros semos lo más lucío del pueblo. La Cencia y la Poesía.
TIO
PRUDENCIO
No
hay justicia. Sabino, no la hay . ¿Crees que si la hubiea ganaría el meico más
que tú?
TIO
SABINO
Hombre...
TIO
PRUDENCIO
Por
caa persona que él mata. Salvas tú dos animales.
TIO
SABINO
Es
verdá. Y si no que hagan un censo, a ver si no hay en el pueblo más animales
que personas. Ahora que lo mío es gracia de nacencia. Pero, dime: ¿a cuento de
qué me tenías que hablar de Miguel?
TIO
PRUDENCIO
De
algo mu importante, sobre la Angelita
TIO
SABINO
¡Eh!
TIO
PRUDENCIO
Y
sobre Germán.
TIO
SABINO
¡Prudencio!
TIO
PRUDENCIO
No
t ́asustes. Ya sabes que tengo política. Le iba a leer el romance que traigo
entre manos.
TIO
SABINO
¿El
romance?
TIO
PRUDENCIO
Yo
no he perdío de vista a estos dos galanes. ¡Sabino, yo sé más que tú!
Te
digo que mi romance será famoso.
TIO
SABINO
(Aparte)
(¡Este maldecío!) (Alto,) ¡Si vieas las ganas que tengo de que me leas eso!
TIO
PRUDENCIO
Como
t ́he dicho, no está rematao; pero prencipiaré por la parte segunda; la primera
son los <<premilinares>> sin sustancia.
(Sacando
de entre la faja el manuscrito)
Los
nombre de las personas y los lugares los he cambeao per o tú que eres hombre de
cencia.
TIO
SABINO
Adelante.
TIO
PRUDENCIO
(Leyendo)
Segunda
parte, en la que continúa la primera.
Y
sigue el tiempo pasando pasan minutos enteros pasan años, pasan días...
TIO
SABINO
Y pa
melones mi güerto.
TIO
PRUDENCIO
(Dejando
de leer)
Que
esto es cosa serie, ¿eh?
TIO
SABINO
Sigue,
ha sío un desahogo.
TIO
PRUDENCIO
(Volviendo
a leer)
En
esto que llega al pueblo
la
Consuelo, la que tuvo
amores
con el Meterio
el
que se casó con Juana.
(Dejando
de leer)
Más
alante he dicho que, a este Meterio, lo casó el amo de la hacienda donde él era
agostero, con una moza criada de la casa, y que la tal hacienda se la dejó el
hijo del amo al matrimonio, pa que se la pagara tarde, mal y nunca. ¿Entiendes?
TIO
SABINO
¿Qué
tengo d ́hacer?
TIO
PRUDENCIO
(Volviendo
a leer)
Y
por donde la Consuelo en la ciudá se ha hecho novia del que fraguó e casamiento
del Meterio con la Juana; y ahora viene lo tremendo dame, Virgen soberana valor
pa seguir el verso, porque me tiemblala mano y se me trasuda el cuerpo. Dame tu
pluma, San Roque; dame papel, San Aurelio.
TIO
SABINO
Güeno;
no pías más, y sigue.
TIO
PRUDENCIO
Una
noche el miserable
el
miserable Meterio,
sale
de su casa andando,
cruza
la plaza del pueblo,
salta
una tapia y se mete
en
casa de la Consuelo.
Mientras
que Juana en el limbo
dormitaba
entregada al sueño,
y
en la hacienda nadie sabe
la
traición que está ocuriendo.
TIO
SABINO
(Con
indignación, tirándole el cuaderno al suelo de un manotazo)
¡Mentira!
Eso
es mentira.
(Aparece
por la puerta principal de la casa, Aurora y se detiene escuchando)
TIO
PRUDENCIO
Es
verdá, y tú lo sabes.
TIO
SABINO
¡Prudencio!...
TIO
PRUDENCIO
Verdá
que entre Angelita y Germán ha debío haber algo. Verdá que él casó con la
Aurora por comenencia.
TIO
SABINO
¡Mentira
también!
TIO
PRUDENCIO
Verdá
que Germán desimula y verdá que l ́he visto salir esta noche de casa de esa
mujer.
(Recoge
el cuaderno y se lo guarda)
AURORA
(Aparte)
¡Dios
mío!
TIO
SABINO
(Avanzando
hacia él furioso)
Si
no callas te arranco la lengua.
TIO
PRUDENCIO.
No
seas bruto. La Cencia y la Poesía no puén reñir.
TIO
SABINO
Pues,
o borras ahora mesmo too eso, o la Cencia le parte la cabeza a la Poesía.
(Hace
ademán de coger un astil de los que hay en el porche)
AURORA
(Que
ha estado conteniendo su emoción a duras penas, adelantándose y procurando
disimular)
¿Qué
pasa? ¿Por qué riñen ustedes?
TIO
SABINO
Naa,
no pasa naa.
TIO
PRUDENCIO
Una
chanza.
TIO
SABINO
Sí,
una chanza a estacazos.
AURORA
¿Y
por qué fue ello? ¡Con lo amigos que son ustedes!
(Al
Tío Prudencio)
¡Con
lo que usté quiere a esta casa... y a toos los de esta casa!
TIO
SABINO
Sí,
mucho.
TIO
PRUDENCIO
Es
que no le ha gustao la segunda parte de mi romance y se ha encalabrinao.
AURORA
¡Qué
tontuna!
TIO
SABINO
¡Es
que está hecho con una letra!...
TIO
PRUDENCIO
En
cuanti haga el final ya será otra cosa.
AURORA
¿Y
le falta mucho?
TIO
PRUDENCIO
Por
ahora no se me ocurre naa.
AURORA
(Con
ironía)
Pues
no se aparte de estos lugares, que quién sabe si yo le podré dar pie pa que lo
termine.
TIO
PRUDENCIO
¿Eh?
TIO
SABINO
(Mirando
con coraje a Tío Prudencio)
¡Milagro
será!
TIO
PRUDENCIO
Vaya.
Veo que no corre güen humor por el Soto.
D
́aquí a luego.
(Escribiendo
al tiempo que hace mutis por la primera izquierda)
Y
cuando supo la Juana
la
mala acción de Meterio...
AURORA
(Muy
excitada)
¡Es
verdá! Sí, no me diga que son cosas del romancero. Lo que dice que pasó anoche,
pasó. ¿No es verdá que pasó, tío Sabino?
TIO
SABINO
No
lo pueo creer.
AURORA
Es
por ella si tristeza; es por ella su ahogo.
¡Se
casó conmigo sin quererme!
TIO
SABINO
No
hay que pensar tan de ligero. ¡Calma!
AURORA
(Venciendo
su enternecimiento)
La
tendré. ¿Quién lo duda? Calma y valor no le faltan a mi temple. Ya le probaré a
Germán y a too el mundo, que no nació pa ser burlada la del Soto del Parral.
TIO
SABINO
(Aparte.
Haciendo mutis por la casa, con aspecto apesadumbrado)
Como
ese maldecío traiga un disgusto, se quea el pueblo sin coplero. ¡Lo juro!
ESCENA X
Aurora;
a poco, Miguel; luego, Tío Sabino; después, Germán, y al final, Tío Prudencio.
(Música)
(Cantado)
(Aurora
se sienta en el poyo en actitud meditabunda)
AURORA
Mintió
su cariño;
burla
fue su querer.
¿Por
qué, Dios mío,
tanto
le quise?
En
él creía,
en
él confiaba;
hoy
mi vida destrozada
sólo
puede dudar y temer.
¡Ay,
madre, escúcheme!
Oye,
ven y calma mi pesar;
mis
pobres lágrimas mira,
ten
de mi dolor piedad.
MIGUEL
(Por
la izquierda, con precipitación y acaloramiento, dirigiéndose a la puerta
principal de la casa)
¡Germán!
AURORA
(Levantándose)
¡Dios
mío! ¡A dónde vas?
MIGUEL
Quita
AURORA
¿Qué
intentas? No has de pasar.
(Se
coloca delante de la puerta)
MIGUEL
Aurora,
déjame, porque nada en el mundo, calmará mi furor. ¡Aparta!
AURORA
Cálmate;
compadece mi dolor.
MIGUEL
Quiero
la infamia poder vengar, quiero arrancarle su corazón; él se fingió generoso y
luego envidioso, la paz me robó.
AURORA
Vete.
MIGUEL
He
de buscarle.
AURORA
Por
Dios, olvida.
MIGUEL
Oyeme.
MIGUEL
Tú
no debes sufrir por él.
AURORA
¿Qué
he de hacer, si el que ofendió
es
mi marido y sé mi deber?
MIGUEL
Como
a mí te ha ultrajado; igual
te
ha engañado su falso querer.
LOS
DOS
No
merece perdón quien sin duelo,
mi
vida destrozó.
MIGUEL
Aquel
amigo que tanto quise,
de
mi nobleza, cobarde se burló.
Honda
me abrió la herida la traición inesperada,
la
amistad de hermano fingida,
por
mi venerada con todo el corazón.
AURORA
¡Calla!
No me atormentes, ten piedad de mi
quebranto,
yo te ruego compasión.
(Hablado sobre la música)
MIGUEL
No
lo olvides, no lo dudes, tu marido....te engañó y un amor te ha mentido, su
querer sólo ha sido fingido. Ese hombre...no lo dudes, mujer, te ha engañado.
Por lograr su interés se ha casado; pues yo te aseguro que ha sido perjuro
Germán para ti.
AURORA
(Aparte)
Basta
de dudas,
(Miguel,
dirigiéndose precipitadamente hacia la casa luchando con Aurora, que le sale al
encuentro). ¡Paso Aurora!
AURORA
¡Nunca!
(Cantado)
MIGUEL
Y AURORA
Su
traición me cobraré.
El
dolor no he de vencer.
HABLADO
SOBRE LA MÚSICA
MIGUEL
(Exasperado)
¡Paso,
Aurora,, déjame entrar en mi casa!
AURORA
Es
la mía, mientras viva en ella.
MIGUEL
¡Quita!
AURORA
¡No!
(Forcejean)
MIGUEL
No
hagas la locura de oponerte, soy un hombre y entraré a pesar tuyo.
AURORA
Es
que si pases así, no serás un hombre.
TIO
SABINO
(Apareciendo
en la puerta principal)
¿Qué
es eso? ¿Por qué gritáis?
AURORA
¡Tío
Sabino!
MIGUEL
Nada,
no es nada; lo de todos los días: un amigo que te vende. ¡Y yo he llamado
hermano a Germán!
TIO
SABINO
¿A
Germán? ¡Y pués llamárselo siempre!
MIGUEL
¡Nunca!
Ha calumniado a una mujer; he mentido mi amistad
(A
Aurora)
y
ha engañado tu cariño.
AURORA
(Aparte)
¡Era
esa su pesadumbre!
MIGUEL
(Con
rabia, tratando de avanzar hacia la casa)
He
de encontrarle y me he de cobrar con su vida.
AURORA
(Con
fiereza)
¡Guárdale
de intentarlo!
MIGUEL
¿Aún
le defiendes?
AURORA
Es
mi marido.
TIO
SABINO
(Echando
a Miguel un brazo por el hombro y encaminándose hacia la izquierda)
Calma,
Miguel; ten calma. No se pué tirar por alto una amistá de tantos años.
MIGUEL
¡Déjame!
(Volviéndose
hacia Aurora)
Dile
a tu marido que nos veremos, si no se esconde.
(Hace
mutis con Tío Sabino)
AURORA
Jamás
se escondió de nadie.
(Aparte.
Con pena).
Solamente
lo hizo pa engañarme a mí. ¿Merecía este pago mi cariño?
(Llora)
¡Era
por ella! ¡Era por ella! ¡Germán, juro que tu burla ha de acabar aquí.
(Se
dirige a la casa, pero ve salir de ella a Germán, y se detiene aguardándole
rápidamente el pañuelo con que se enjuga los ojos).
GERMAN
¿Qué
es eso? ¿Llorabas?
AURORA
¡Germán,
eres un mal hombre! Sé lo de la Angelita.
Basta
ya de disimulo.
GERMAN
¿Qué
sabes? ....Estás engañada, Aurora.
AURORA
Lo
estaba.
GERMAN
Escucha.
(Por
el fondo izquierdo y procurando nos ser visto, aparecer Tío Prudencio)
AURORA
Bastante
escuché. óyeme tú ahora. Para uno de los dos, está cerrada esta casa.
¿Entiendes? Si tú entras en ella, yo marcharé de aquí; si yo entro... ¿Qué dices?
GERMAN
(Qué
ha dejado caer sobre el pecho la cabeza con amargura)
Entre
en tu casa, Aurora.
AURORA
¡Ah!
(Se
encamina hacia la casa; a mitad de camino se detiene y vuelve la cara hacia Germán,
que se ha dejado caer abatido sobre el poyo)
¡Para
siempre!
(Reparando
en el romancero, que trata de no ser visto por ella)
Y
ahora, Tío Prudencio, ya pué seguir su romance, ya pué usté seguirlo.
(Aparece
por la izquierda Tío Sabino y se detiene contemplando el cuadro. Telón lento)
FIN DEL ACTO PRIMERO
ACTO II
CUADRO PRIMERO
Zaguán
de la vivienda del Soto. Al fondo, ancho portón con una ventana a cada lado que
dejan cerca de una corraliza, y , en último término, campos de barbecho. Una
puerta a la derecha segundo término y otra en primer término de la izquierda.
Una mesa, sillas de pino. En el ángulo izquierda, apero de la labranza y una
escopeta. Es por la tarde.
ESCENA I
Catalina
y Damián.
(Catalina,
próximo al foro, trabaja en su ajuar de boda. Damián apoyado en una mesa,
observa la labor)
DAMIAN
¿Pero
también gastáis calzoncillos las mujeres?
CATALINA
¿Ahora
te enteras?
DAMIAN
¡Como
no m ́he caso nunca!... ¡Qué guapos son!
CATALINA
Güeno;
no los mires tanto que me pongo encarnada.
DAMIAN
¡Huy!.
¡Qué mujer más maja voy a tener!
CATALINA
¡Damián!
DAMIAN
Si
me paece mentira: hoy la tercer molestación y pasao mañana la boda.
CATALINA
Y
esta tarde la fiesta, que vendrán a pedirnos el honor del pan y el vino.
DAMIAN
Ya
pues estar contenta, que te llevas un marido que vale un imperio.
CATALINA
Pues
anda que tú, vas despachao. Porque yo no será bonita, un muy hacendosa, ni
tendré dinero, pero en los demás...
DAMIAN
En
lo demás no quién te iguale
(Aparte)
(¿Qué
será lo demás?)
CATALINA
Te
participo que si no te curas de los del sueño, lo que es ésta no empareja
contigo. Como no te dormías a náa, estabas muy poco cariñoso. Y ahora que me alcuerdo:
¿te comiste la torta?.
DAMIAN
Entadía
no la he catao. La ejé enciam del jergón, cuando me la diste y luego cuando fui
a acostarme....
CATALINA
¿Qué?
DAMIAN
No
había quedado una mosca en la casa; toas estaban patas arriba junto a la torta.
CATALINA
¿De
verdá? Pues no te la comas, Damianito.
DAMIAN
Ya,
ya lo había cavilao. La he escondío pa dársela al de la contrebución.
CATALINA
Me
paece mentira que ya no te duermas.
DAMIAN
Aquello
se acabó pa siempre.
CATALINA
Gracias
al tío Sabino.
DAMIAN
Ese
hombre es un sabio. ¡Quién había de icir que un susto era la melicina pa
curarme!
CATALINA
¡Qué
majín tié! ¡Mía que sacarte dormío de la cama y tirarte en metá la alberca!
DAMIAN
¡Anda,
y los dos tiros que me atizó cuando me quise salir!
CATALINA
Con
pólvora naa más.
DAMIAN
¿Qué
querías, que juera con balas?
CATALINA
¡Qué
talento el suyo!
DAMIAN
Y
aquí estoy tan telendo. Ahora que me ha quedao de resultas del dispertar una
tiritera que me asusto de un estornudo.
CATALINA
Pero
yo no te duermes.
DAMIAN
Ahora
mi cuando me acuesto. Hace dos noches que no pego los ojos...y too eso por tu
cariño.
CATALINA
¡Cá!
Por la mojaurá.
DAMIAN
Desagraecía;
con lo que te quiero y aun no m ́has dao un abrazo.
CATALINA
Eso
no se pide.
DAMIAN
¿No?
CATALINA
Eso
se da.
DAMIAN
Pues
ten cuidao no te arrugues los calzoncillos.
(Van
a abrazarse y aparece el Tío Sabino por la izquierda)
ESCENA II
Dichos
y Tío Sabino.
TIO
SABINO
(Tropezando
al entrar en una silla)
¡Malhaya
sía!
DAMIAN
(Dando
un grito y echándose a temblar)
¡Eh!
TIO
SABINO
(Corriendo
a él y tomándole el pulso)
Si
te lo tengo dicho: tan y mientras te dure la tiritera que te dejo la cura por
la “hidroserapia”, no te pués arrimar a la novia; ¿No comprendes tú, que las
raíces nerviosas de los tendones están entandía hinchazones por el remojón y al
ajuntarse a el calor corporal de un cuerpo femenino de mujer soltera, se te
amontona too el tejido cedular?
CATALINA
¡Y
tié razón!
DAMIAN
Como
si me dijera usté latines.
TIO
SABINO
¡Claro,
es que me he esplicao a lo méico! Quieo icir que el cuerpo humano del hombre,
es como una guitarra.
DAMIAN
Eso
ya me suena.
TIO
SABINO
La
caja....es la caja del cuerpo, las cuerdas, los tendones...
DAMIAN
Ya,
ya. Y el abujero de en medio, la boca.
TIO
SABINO
No
seas burro ¿No ves que está en la metá?
DAMIAN
La
boca del estómago, señor.
TIO
SABINO
Que
te arrimas a la calor, pues se te agarrotan las cuerdas, y con las cuerdas
agarrotás, ni andas ni comes...
DAMIAN
Ni
toco.
TIO
SABINO
Asina
es, y además pué dar un paralís por too el cuerpo...
CATALINA
¡Jesús,
María y José!
TIO
SABINO
O
te pué coger el baile de San Vito.
DAMIAN
Siendo
guitarra, es lo que más me conviene.
TIO
SABINO
Con
que a la labor y ojo con arrimarte a la novia.
DAMIAN
Güeno,
pero vamo a ver; si no puedo arrimarme a ésta, ¿pa qué quieo casarme?
TIO
SABINO
Pues
pa...
(Aparte)
(¡Demónico,
es verdá!)
(Alto)
Retrasáis
la boda.
CATALINA
¡En
seguía! Pa eso tengo yo el ajuar acabao. ¡En seguía!
DAMIAN
No
por el ajuar, no; porque se lo puedes cambear al aceitero por un traje pa mi,
pa la función.
CATALINA
¿Pero
no es chanza?
DAMIAN
Si
no hay más remedio...La salú...
CATALINA
(Levantándose
con enfado y cargando con la costura)
¡Dispués
de la tercera molestación!
DAMIAN
Mujer,
yo siento que nos haigamos molestao.
CATALINA
(Más
enfadada, iniciando mutis izquierda)
Pues
o no nos casamos ahora.
DAMIAN
O
nos casamos dispués.
CATALINA
Dispués
te casas con el Tío Sabino. (Vase)
DAMIAN
¿Está
usté viendo?
TIO
SABINO
Ejala.
Ya se contentará. Lo primero es curarse. Con su salú pues tener mujer y
hacienda; sin salú y con mujer....ties que tener uno que te ayude.
DAMIAN
Pues
a curarme.
TIO
SABINO
¿A
la labor?
DAMIAN
A
la labor. ¡Qué hacer! (Mutis foro)
TIO
SABINO
Todas
las medicinas son malas de tomar; pero yo me he propuesto curarlo y si hace
falta otra impresión se la doy. ¡O se cura o lo mato!
ESCENA III
Tío
Sabino y Mozas.
(Música)
UNAS
(Desde
el foro).
¿A
la consulta se puede entrar?
TODAS
Diga
si es hora de consultar.
TIO
SABINO
Adelante,
zagalas presto pasar.
TODAS
(Entrando)
De
mi dolencias le voy hablar.
UNAS
Llevo
tres noches nerviosa y no sosiego ni pa dormir.
OTRAS
Siento
al tenderme una cosa que no me deja ni rebullir.
TIO
SABINO
Eso
es peligroso y bastante dudoso,
pues
sin el reposo tendréis desazón.
Os
dará hormiguillo por el colodrillo,
que
como si el justillo fuera un esportón.
TODAS
Por
Dios, diga usté si es cosa dañina,
si
me moriré o si curaré.
TIO
SABINO
Tengo
que observaros para recetaros.
TODAS
Dice
mi galán que si nos casamos
pronto
curaré de mi enfermedá,
pero
yo no sé si eso es saludable
y
temo que el pobre no cure mi mal.
TIO
SABINO
Os
debo a todas reconocer y
vuestros
males desterraré.
(Las
pulsa, las ausculta y <<se aprovecha>>)
TODAS
Míreme
usté qué malta que estoy,
todo
el cuerpo me da temblores.
Púlseme
usté, que si tarda me voy,
por
si acaso es mi mal de amor.
Míreme
usté que no puedo aguardar,
pues
mi novio me está esperando
y
el muy borrico vive pensando
en
que le engaño yo.
UNAS
Diga
qué mal se me nota,
si
es cosa grave del corazón.
OTRAS
Todo
mi ser se alborota y arde mi sangre
más
que el carbón.
TIO
SABINO
El
examen hecho no me ha satisfecho,
pues
os noto el pecho con gran hinchazón.
Y
si el mal no es grave, porque es de nacencia
dice
la esperencia que haiga precaución.
UNAS
Qué
es lo que he de hacer señor curandero,
porque
sin dudar su plan seguiré.
TIO
SABINO
Males
son de mozas cosas peligrosas.
TODAS
Este
desazón me tiene asustada.
Tengo
una aprensión que voy a morir
y
una picazón tan desesperada como si azogue
corriera
por mi.
TIO
SABINO
Para
curar
os
tenéis que hacer
esa
<<ginasia>> que os enseñé.
(Evolucionan)
UNAS
Quede
usted con Dios, tío Sabino.
Ya
le pagaré la lección.
TODAS
Con
un buen barril de ese vino
que
le gusta más que el jamón.
Hasta
dispués quede con Dios.
Gracias
a usté se quitó mi aprensión.
(Hacen
mutis foro)
ESCENA IV
Tío
Sabino y Aurora.
AURORA
(Por
la izquierda, con aspecto que refleja su tristeza y abatamiento)
¿Acabaron
de cercar la tierra de la hondonada?
TIO
SABINO
Si.
AURORA
(Suspirando
y dejándose caer sobre una sillas)
Bien
(Tras
breve pausa en la que observa que Tío Sabino se muestra reacio a marchar)
¿Tié
usté que icirme algo?
TIO
SABINO
Según
estés pa escucharme.
AURORA
(Con
gran impaciencia)
¡Hable!
¡Qué! ¡Pronto!
¡Jesús,
qué hombre!
Entre
todos se han propuesto
volverme
loca.
TIO
SABINO
Es
del amo.
AURORA
Del
amo no quiero saber naa
(Con
inquietud. Asaltada por una idea)
¿Está
quizá enfermo?
TIO
SABINO
Está
güeno, gracias a Dios.
AURORA
(Con
despecho)
¡Y
sin volver por su casa!.
TIO
SABINO
No
quiere que seas tú la que se marche.
AURORA
¿Es
burla, tío Sabino?
TIO
SABINO
Es
la verdá, auque te enojes.
AURORA
¿Le
ha visto usté? ¿Por dónde para? ¿Qué hace?
TIO
SABINO
Por
la linde del Carrascal nos encontramos esta mañana.
Creo
que había pasado la noche en la masía.
AURORA
¿Y
preguntó?
TIO
SABINO
Naturalmente.
AURORA
¿Le
habló de volver?
TIO
SABINO
Sí.
AURORA
¿Cuándo?
TIO
SABINO
Dice
que cuando se te pase la ventolera o cuando el tiempo le dé la razón.
AURORA
¡La
razón! No me quiere, no me ha querío nunca.
TIO
SABINO
Tú
lo ices.
AURORA
Por
obediencia al amo se casó conmigo; por obediencia y por no perder lo que a los
dos nos dejaban. Fue a la Angelita a la que quiso siempre sin que yo lo supiera.
(En
un arranque de indignación)
¡Dígale
usté que no quiero verle, tío Sabino!
TIO
SABINO
¡Válgame
Dios, cómo caviláis las mujeres! No hay cencia que os puea echar de la cabeza
los condenaos recelos.
AURORA
¿Es
que me equivoco?
TIO
SABINO
Creo
que sí.
AURORA
¿Cree...?
Hablé usté, por la Virgen, si sabe algo.
Si
eso es lo que yo quieo, equivocar me; estar segura de que partí de ligero, de
que él no me pensó engañarme nunca. Si fuera así, tío Sabino, si fuera as, yo me
arrodillaba delante de él, y besaría sus manos y en cruz le pediría perdón.
ESCENA V
Aurora,
Miguel y Tío Sabino.
MIGUEL
(Desde
el foro)
Aurora.
AURORA
Pasa.
Miguel.
MIGUEL
¿Es
cierto que quieres hablarme?
AURORA
Pa
eso te he mandao llamar.
TIO
SABINO
(Inicialmente
mutis foro)
Pues
yo voy......
AURORA
Usté
debe quedarse tío Sabino. Lo que tengo que icir lo pue escuchar too el mundo.
(A
Miguel.)
Tres
días hace que Germán se apartó de mi lado.
TIO
SABINO
¿Qué
se apartó?
AURORA
Que
yo le alejé. Hablaron por mí los celos y ....si él se hubiera quedao en la
casa, la hubiera abandonao yo…
MIGUEL
Hiciste
lo debías.
AURORA
No
lo sé.
MIGUEL
Quiso
engañarte.
AURORA
Es
posible.
MIGUEL
Calumnió
por despecho a una mujer.
AURORA
Ella
lo dijo.
MIGUEL
Y es
cierto. ¿Acaso no le condena su propia huida?
AURORA
Eso
es lo que me hace dudar de su culpa: bien puede no volver porque sienta el
orgullo e su inocencia; el que sentiría yo si me acusaran de lo que no hice.
TIO
SABINO
Es
verdá. Ahora sí que hablaste tú y no los celos.
MIGUEL
¿Y
es por ese orgullo por lo que evita encontrarse conmigo?¿Y es por esa inocencia
por lo que teme que nos veamos frente a frente? Eso tiene otro nombre que el
que tú le das: eso se llama cobardía.
AURORA
¡Eso
no!
MIGUEL
La
cobardía que da la culpa. ¿Cómo podría justificarse?¿Cómo podría negarse que le
vieron salir de casa de Angelita?
AURORA
¿Y
quién abrió esa casa?
MIGUEL
Entró
en ella aprovechando un descuido, como un ladrón.
AURORA
No
puedo creerlo, Miguel, no puedo creerlo.
Si
en un principio cegué de rabia, ahora temo haberme equivocado.
MIGUEL
Entonces...
¿Miente ella? Por la Virgen, Aurora; entre unos y otros me estáis haciendo
dudar de todo y yo no merezco este suplicio.
(Tras
de breve pausa)
¿Me
llamabas para esto?
AURORA
Pa
icirte que, desde manaña, pués disponer del Soto del Parral.
MIGUEL
¿Lo
dejas?
TIO
SABINO
Lo
ejamos.
AURORA
Mal
pué cuidar de la hacienda quien tiene puesta su vida en otros cuidados.
MIGUEL
Para
un mujer de tu temple, no es tarea difícil el cuidado de esta hacienda.
AURORA
(Conmovida
y haciendo mutis por la derecha para ocultar sus lágrimas)
Mi
temple estaba en cariño. Faltando el amo, yo no soy más que una pobre mujer.
MIGUEL
¿Soy
yo quién trae la desgracia a esta casa, o son ellos quienes traen la mía?
TIO
SABINO
Ni
ellos ni tú, Miguel.
MIGUEL
¿Quiere
usted decir que Angelita?
TIO
SABINO
Yo
no puedo decir más.
(Hace
mutis por el foro)
ESCENA VI
Miguel,
a poco, Damián.
MIGUEL
¡No
puedo decir más! ¿Y para qué? ¿Acaso me dice poco esta duda? Yo he de
aclararla, cueste lo que cueste.
DAMIAN
(Que
ha entrado por el foro y ha oído la última frase)
Esa
es la verdá; tie usté razón.
MIGUEL
¿Qué
sabes tú?
DAMIAN
Cuando
uno habla solo tie razón siempre.
MIGUEL
¿Hablaba
solo? ¿Qué he dicho?
DAMIAN
Cuando
uno habla solo no hay quien le entienda.
MIGUEL
Ni
uno mismo.
DAMIAN
(Aparte)
(Entendía
no m ́ha hecho el regalo de boda. Voy a recodárselo con política)
(Alto)
Sí,
señor, hoy ha sío.
MIGUEL
¿El
qué?
DAMIAN
La
tercera molestación.
MIGUEL
(Distraído)
¡Ah!
¿Sí?
DAMIAN
¡Y
nos han hecho una de regalos!...
MIGUEL
Bueno.
(Pasea
pensativo)
DAMIAN
Reflajos,
pañuelos, zapatos, camisas...
(Aparte)
(¡Anda:
parece un pregón del aceitero!)
(Alto)
Una
cuartilla de judías, una cabeza de cerdo, con perdón. Creo que no se me olvida
na.¡Ah, sí!, y una boina pa la cabeza. Presentes como los de esta boda enjamás
los he visto.
MIGUEL
(Sin
salir de su preocupación)
Bien,
hombre, bien.
DAMIAN
Tavía
faltan amigos que no se han alcordao de mandarme alguna conseja; pero yo sé que
en lo que queda de día se alcordarán.
MIGUEL
Claro,
hombre, claro.
DAMIAN
(Aparte)
(Pues
no está mu claro, porque no se entera)
(Alto)
Ahora
me vendría mu bien una faja nueva.
Es
pa los riñones, ¿sabe usté? Como los tengo maladaos ende el día de la cura en
la alberca... ¿Sabe usté?
MIGUEL
(Saliendo
por un momento de su distracción)
¿Qué
dices?
DAMIAN
Que...
me duelen los riñones.
MIGUEL
Pues
una buena faja.
DAMIAN
De
eso estaba hablando: mientras más güena, mejor.
MIGUEL
Bueno,
mira...
DAMIAN
(Aparte.
Con aire de triunfo)
(¡Ya
sabía yo!)
(Alto)
¿Qué?
MIGUEL
Si
te preguntan por mi, en “Los Linares” estoy.
DAMIAN
Sí,
pero...
MIGUEL
¡Adiós!
(Mutis
por el foro)
ESCENA VII
Damián
y Tío Prudencio.
DAMIAN
¡Qué
no tengo política, vamos! Ya debía estar escarmentao de cuando le pedí al amo
el aumento de soldáa y entendió que me despedía. Si no me tiro al suelo, me
echan a la calle.
TIO
PRUDENCIO
(Por
el foro)
¿Qué
hay, Romero?
DAMIAN
¿Romero?
TIO
PRUDENCIO
Sí,
hombre, el novio de Julieta.
¡Huy,
qué asnalfabético!
DAMIAN
Menos
chanza, que yo tengo mi nombre y la Catalina el suyo.
TIO
PRUDENCIO
No
te amohínes, bueno mozo.
(Con
misterio)
Ha
estao aquí Miguel. ¿Verdá? Lo he visto salir.
DAMIAN
Pues
si lo ha visto, ¿pa qué lo pregunta?
TIO
PRUDENCIO
¿Ha
hablado con el ama?
DAMIAN
Qué
sé yo.
(Aparte)
(¡Este
tío, que no vié más que a olfatear desazones!)
TIO
PRUDENCIO
Habla,
hombre, que ya te haré yo una copla a cuanto de la boda. ¿Ha habido tragedia?
DAMIAN
¿Tragedia?
(Amenazador)
Como
venga usté aquí a hablar de cosas malas, le doy un torniscón que le espiazo.
TIO
PRUDENCIO
Ta
d ́ahí, zopenco. ¿Qué maginas tú que es tragedia?
DAMIAN
Pues
naa güeño.
TIO
PRUDENCIO
¿Ves
lo que es la inorancia? Tragedia sinifica una lucha de dos que riñen y que no
se rompen más que la ropa.¿Entiendes?
DAMIAN
Entiendo.
TIO
PRUDENCIO
Tragedia
viene de traje, animal.
DAMIAN
Entonces,
de tragedia, no ha habío ni una faja.
ESCENA VIII
Dichos
y Catalina.
CATALINA
(Por
la derecha)
¡Damián!
DAMIAN
(Asustado
y templando)
¿Qué?
¡Malhaya siá!
¿No
podías llamar
me
por señas?
CATALINA
¿Qué
haces parlando con este tío enreaor?
TIO
PRUDENCIO
¡Oye,
tú!
CATALINA
Si,
señor; que por haber venío usté con cuentos están mis amos separaos, y por
estar separaos mis amos no hay alegría pa mi boda, y por faltar esa alegría
estamos alicaídos como gorriones en día de nevada.
DAMIAN
¡Paece
que nos vamos a casar, por el artículo muerto!
TIO
PRUDENCIO
¡Si
que tiés güen aquél pa recibir a las vesitas!
DAMIAN
¿Pero
usté es vesita? Pues siéntese usté.
CATALINA
¡Damián!
DAMIAN
Siéntese
usté en la carretera.
TIO
PRUDENCIO
No
tenéis crianza.
(Los
dos se encogen de hombros)
DAMIAN
(Bajo,
a Catalina)
Cállate,
mientras no diga algo gordo...
TIO
PRUDENCIO
Sois
un par de burros.
(El
mismo gesto Damián y Catalina)
Sois
dos cerdos cebaos.
CATALINA
(Bajo,
a Damián)
Oye,
tú que eso ya es gordo.
DAMIAN
(Bajo,
a Catalina)
Pero
es d ́alimento.
TIO
PRUDENCIO
¡Holgazanes!
Que robáis el jornal.
(Se
siguen encongiendo de hombros)
¡Ladrones!
(El
mismo gesto)
¡Parásitos!
DAMIAN
Y CATALINA
¿Cómo?
(Catalina
y Damián se miran con gesto interrogativo y , convencidos de que aquel insulto
es demasiado gordo, enarbolan cada uno una silla y arremeten a Tío Prudencio,
que tiene que salir huyendo por el foro)
DAMIAN
Si
no corre lo ejo baldao.
CATALINA
¡Miá
que icirnos parásitos!
DAMIAN
¡Arrastrao!
¿Tengo yo cara de parásito?
¿Tiés
tú cara de parásita?
(Bajando
el tono)
Oye:
¿qué es parásito?
CATALINA
No
lo sé; pero que es una ofensa muy grande, tenlo por cierto, que por algo lo
dejó par lo último.
DAMIAN
Güeno,
anda pa la cocina, que si nos ve el tío Sabino arrimaos vamos a tener gresca.
CATALINA
Sí,
voy a acabar los hojuelas pa cuando vengan los invitaos.
DAMIAN
¿Te
salen güenas?
CATALINA
Mucho.
¿Quiés catarlas?
DAMIAN
Güeno:
me comeré una juente a ver cómo saben.
(Hacen
mutis por la derecha)
ESCENA IX
Germán
y Tío Sabino.
(Entra
Germán por el foro, abarca la escena con una mirada, y casi, al mismo tiempo,
aparece por la izquierda el Tío Sabino)
GERMAN
¿Y
el alma?
TIO
SABINO
Atareá.
No s ́ha dao cuenta de que has llegao
¿La
aviso?
GERMAN
No.
TIO
SABINO
Ya
es hora de que os dejéis de niñerías. Tú eres al amo y pués hacer lo que
quieas; pero andar asina juera de tu casa y dando que parlar a la gente, a mí me
parece que no es cosa seria.
GERMAN
¿Y
qué hacer, tío Sabino? Yo no podría resistir sus preguntas; me faltaría ánimo
pa negarle la verdá y, sin embargo, tamién me va faltando tesón pa seguir de esta
manera.
TIO
SABINO
Comprendo
tu ahogo, Germán, tamién yo tengo que morderme la lengua pa callarme, porque es
triste ver sufrir y no poder dar la melecina; si el amo levantara la cabeza, ya
estaría agraedío, ya.
GERMAN
Si
él pudiera ver el daño que ha traío a mi casa el guardar su secreto, me diría
que hablara.
TIO
SABINO
Es
que se lo juramos.
GERMAN
Y
lo cumplimos.
TIO
SABINO
Hay
una cosa que no he podío explicar: ¿a qué juiste la otra noche a casa de la
Angelita?
GERMAN
¿Y
lo pregunta usté, tío Sabino? ¿He vivido acaso desde el día que me enteré de lo
de Miguel y Angelita? ¿Podía yo sosegar viendo que mi mejor amigo, el hombre a
quien too se lo debo, piensa casarse con la que fue amante de su padre?
TIO
SABINO
Es
verdá.
GERMAN
¿Podía
yo hacer otra cosa que ir a convencerla a ella de que lo que me estaba vedao
decirle a él por el juramento que hice?
TIO
SABINO
Ya
sé lo demás; no te hizo caso.
GERMAN
Peor.
Como antaño, cuando iba a llevarla a la ciudá el dinero que pa ella me daba el
amo, tuve que arrancarme sus brazos de mi cuello asqueo de sus caricias, pa
seguir siendo, a la memoria de aquél tan fiel como le fui siempre.
TIO
SABINO
(Estrechándole
la mano)
Así
cumple un hombre.
ESCENA X
Dichos
y Aurora.
AURORA
(Saliendo
por la izquierda y deteniéndose sorprendida. Aparte, con alegría que no puede
reprimir)
(¡El!)
(Cambiando
de gesto y dirigiéndose a Germán con entereza)
¿Vienes
a decirme que soy yo quien debe marchar de esta casa?
GERMAN
Ni
tú ni yo.
AURORA
Entonces...
GERMAN
Vengo
a que me escuches.
AURORA
¡Ah!
GERMAN
Y
a que me creas.
TIO
SABINO
(Haciendo
mutis foro)
Harás
bien en creerle, Aurora.
AURORA
(Aparte)
(¡Qué
más quisiera yo!)
(Momento
de pausa, en el que Aurora y Germán se contemplan, sin atreverse a decir nada.
Con vehemencia, aproximándose a él)
Dime
que no es verdá lo que toos cuentan: que nunca tuviste na que ver con otro
cariño; que toos mienten o se engañan toos. Habla, Germán: pero niega con
pruebas, que yo puea creerte.
GERMAN
¿Too
eso necesitas? No tengo esas pruebas que me pides, y si las tuviese, tampoco te
las daría.
AURORA
¡Germán!
GERMAN
Por
evitar tus preguntas consentí en alejar me de mi casa como un criao despedío.
AURORA
¿Por
eso?
GERMAN
Por
eso y porque tú no debes dudar de mí.
AURORA
¿Dimpués
de lo que sé?
GERMAN
(Con
energía)
No
sabes naa. La gente, la mala gente, cree saberlo too, porque piensa mal; y tú
Aurora, ¿debes tú pensar de mí como esa gente?
AURORA
Ellos
dicen lo que ven.
GERMAN
No
siempre lo que se ve es la verdá. Yo nunca ha dudao de tu cariño; tus palabras
ha sío pa mi como la luz del sol; tú tiés el deber de creer en las mías.
AURORA
Eso
quieo.
(Con
sus palabras)
GERMAN
(Aproximándose
a ella y dominándola poco a poco)
¿Qué
más prueba que el cariño que siempre te he tenío? ¿Me viste nunca mirar a los
ojos de otra moza como a los tuyos? ¿No fue por ti too el afán de mi trabajo?
¿Quiés más pruebas?
AURORA
¡Germán!
(Música)
(Cantando)
Ten
pena de mis dolores,
de
mis amores ten compasión,
que
en tu quer
er
esperando
vive
llorando mi corazón.
¿Qué
encerraste en tu pecho
que
no puedo saber?
Dime
tu pensamiento,
di
al fin tu tormento
que
en vano intento
yo
conocer.
GERMAN
No
me preguntes, Aurora,
porque
un pena nunca sabrás.
Por
ti cantaba contento,
pa
mí guardé mi pesar
AURORA
Mi
cariño verdadero,
mi
vida entera, todo cuanto
yo
más quiero por ti lo diera.
¿Para
qué seguir callando tus sinsabores?
¿Es
qué yo no me quieres y estás cansado
de
mis amores?
¿Es
que dudas del cariño que yo te tengo?
Si
en tu pecho sólo hay nieve mi amor
es
fuego.
¿Por
qué seguir callando y así
vivir
sufriendo?
¿No
ves que siento celos y
vivo
pa ti muriendo?
GERMAN
¡Por
Dios!, no aumentes
así
tus penas, que sólo sueño
con
el bien de mi mujer.
Bendito
el día que vi en tu mirada
todo
el consuelo de mi querer.
Amor
no finjas si no lo sientes,
que
no se miente ni se burla al corazón.
LOS
DOS
Ten
de mis penas compasión.
GERMAN
Porque
matas con tus dudas
el
sentir de mi ilusión.
AURORA
El
mal que te ahoga quiero saber.
GERMAN
No
debes afligirte ni temer.
AURORA
¿Por
qué callarme tu dolor?
GERMAN
¡Por
Dios, Aurora!
AURORA
Germán,
no finjas.
GERMAN
Eres
mi amor.
AURORA
Mi
fe te implora.
GERMAN
¡Mi
vida!
AURORA
Me
muero.
GERMAN
Te
quiero.
AURORA
No
mientas.
GERMAN
Luchó
por amor por ti.
¡Ay,
mi Aurora, yo te quiero,
por
lograr tu bien, me muero!
¡Ay
mi ilusión dorada,
vida
de mi vida amada!
Sin
ti no puedo hallar consuelo.
Tus
ojos me fascinan,
para
mi no hay otro cielo.
De
zagal mi sueño fuiste,
por
ti he querido;
con
tu amor mi dicha hiciste,
por
ti he vivido;
si
por ti callé, sufriendo mil sinsabores,
¿Cómo
he de estar fingiendo
y
he de cansarme de tus amores?
Si
por ti sintió mi pecho su amor primero;
si
te di la vida entera por que supieras
lo
que te quiero.
No
sabes tú, mi Aurora,
mi
triste desconsuelo.
Si
me creyeras, de amor te abrasarías
y
tu querer sería aquel que mi alma soñó.
AURORA
¡Quién
pudiera ser dichosa!
GERMAN
Yo
quisiera que lo fueras.
LAS
DOS
La
amarga pena de mis temores
con
tus amores se acabará.
Por
ti mi pecho tiene alegría.
Luz
de mi vida no sufras.
(Hablado sobre la música)
AURORA
Debo
creerte. Quiero convencerme a mí misma de que no hay más verdá que la de tus
palabras.
GERMAN
Sí,
Aurora. Y si algún día deja de ser un misterio eso que hoy no aciertas a explicarte,
tú podrás, con orgullo, decirme. <<Yo nunca dudé de ti>>:
AURORA
(Enlazándole
los brazos al cuello)
Eso.
¡Yo...no quiero dudar de ti!
ESCENA XI
Dichos,
Damián; luego, Catalina.
DAMIAN
(Por
la derecha. Al salir ve al matrimonio y se vuelve rápidamente de espaldas)
¡Atiza!
(Aparte)
(Por
eso me dan rabia los casorios)
GERMAN
¿Qué
hay, Damián?
DAMIAN
¿Pueo
mirar, señor amo?
GERMAN
Sí,
hombre, sí.
DAMIAN
Pues
que sea usté bien venío a su casa.
GERMAN
Gracias,
hombre.
AURORA
Ahí
lo tiés, en vísperas de boda.
GERMAN
¡Verdá
es! ¡Mañana será el buen día!
DAMIAN
Veremos
a ve si es güeno, que a lo mejor graniza.
AURORA
No
paece que te cases con mucha ilusión.
DAMIAN
Sí,
señora; pero es que esto del casamiento, bien mirao, no tié más que una cosa
güena...
GERMAN
¿Cuál?
DAMIAN
Los
regalos.
AURORA
Y
la moza que te llevas, ¿no es na?
DAMIAN
Si
no soy yo quien se la lleva.
AURORA
¿No?
DAMIAN
Es
ella la que me lleva a mí.
CATALINA
(Asomándose
a la derecha)
Señora
ama, con licencia del amo, venga a echar un ojo a los florones, que no se cómo
van a salir.
AURORA
¿Pues
qué te pasa?
CATALINA
No
se. Debe ser que, pensando en mañana, se me queman toos.
AURORA
¡Ay!
Bendita emoción la de esa víspera.
Anda,
vamos allá.
(Entra
por la derecha con Catalina)
DAMIAN
(Iniciando
mutis por el foro)
¿Manda
usté alguna cosa?
GERMAN
Pues
marchar.
DAMIAN
(Volviéndose
desde el foro como inspirado por una idea)
¿Quedrá
usté creer que estadía no m ́ha regalao nadie una faja?
GERMAN
Ya
es desgracia, hombre.
DAMIAN
¿Verdá
usté que sí?
GERMAN
Sí.
DAMIAN
(Tras
una breve pausa en la que observa al amo)
¿Dijo
usté que era desgracia, verdá?
GERMAN
(Distraído,
dando media vuelta)
Eso
dije.
DAMIAN
(Haciendo
mutis por el foro)
¡No
hay remedio!
No
tengo política.
(Al
salir , a Tío Prudencio, que entra con precipitación)
¿Qué
vié usté a buscar?
TIO
PRUDENCIO
Lo
que quieo.
DAMIAN
¡Fuera
de aquí!
GERMAN
¿Qué
ocurre?
DAMIAN
Na.
(Aparte,
alejándose)
(¡Cómo
lo coja solo en la verea!)
ESCENA XII
Germán
y Tío Prudencio.
TIO
PRUDENCIO
(Adelantándose)
¿Estás
solo?
GERMAN
¿Por
qué lo pregunta?
TIO
PRUDENCIO
(Llevándose
un dedo a los labios)
¡Chisss!
GERMAN
¿A
qué ese misterio?
TIO
PRUDENCIO
Por
ti lo hago. Vengo a darte un recao de ella.
GERMAN
¿De
quién?
TIO
PRUDENCIO
¡Qué
pregunta! De la Angelita.
GERMAN
Esa
mujer no tie que alcodarse de mí.
TIO
PRUDENCIO
Allá
vosotros; yo cumplo y...
GERMAN
Usté
cumple marchándose ahora mesmo.
TIO
PRUDENCIO
Pero...
GERMAN
(Amenazador)
¡Ahora
mesmo!
TIO
PRUDENCIO
(Aparte)
(¿A
qué no pueo seguir el romance?)
(Dirigiéndose
al foro)
Pa
verla era. Creo que quité icirte...
GERMAN
Quié
ser mi ruina.
TIO
PRUDENCIO
(Sin
darle importancia)
Al
amanecer dice que te espera en el chozo de la cañada.
GERMAN
¡Váyase!
¡Váyase, porque si no....!
TIO
PRUDENCIO
Güeno,
hombre güeno. Yo soy un mandao, ¿Qué la digo?
GERMAN
(Con
rabia)
Decirla...
(Como
iluminada por una idea)
¡Eso!
¡Sí!
(Al
Tío Prudencio, bajando la voz)
Dígala
que voy.
TIO
PRUDENCIO
Güeno.
(Aparte,
con alegría)
¡Ya
hay romance!
GERMAN
Pero
márchese.
TIO
PRUDENCIO
Que
güeno, hombre.
(Aparte,
haciendo mutis)
(A
ella la convenzo con menos trabajo)
GERMAN
(Tras
una pausa breve)
¡Quién
sabe si Dios me lo prepara!
(Se
encamina a la derecha, a tiempo que aparece por el foro Miguel)
ESCENA XIII
Germán,
Miguel, Aurora; luego Tío Sabino, Catalina, Damián y criados del Soto; más
tarde, Mozas y Mozos.
MIGUEL
¡Al
fin!
AURORA
(Por
la derecha)
¡Miguel!
(Música)
GERMAN
¿Qué
buscas? ¿Qué quieres de mí?
AURORA
Germán,
ten prudencia. ¿Por qué reñir?
MIGUEL
Mi
fe traicionabas y ruin me vendías
al
par que, cobarde, pensabas burlar
con
engaño mi amor.
GERMAN
Mentira,
todo.
Es
ella la que mintió.
AURORA
Cesad
en la porfía,
rencores
olvidad,
que
yo más ofendida
procuré
olvidar.
(A
Germán)
Que
veo yo en tus ojos
el
fuego del amor,
y
pronto mi alegría
brillará
sin temor.
MIGUEL
Por
ti perdí la calma,
mi
vida es un tormento.
GERMAN
(Aparte)
(¡Si
yo pudiera hablar!)
AURORA
¡Virgen
dame valor!
GERMAN
Te
ciegan los rencores y
dudas
de mi fe.
El
tiempo ha de decirte
si
yo te traicioné o engañé.
MIGUEL
No
intentes disculpar tu maldad.
No
es noble proceder tras el engaño
de
ofender, engañar.
AURORA
Vencí
mis sinsabores, más vuelve
del
dolor mi temor.
GERMAN
Por
la amistad jurada debieras no dudar.
MIGUEL
No
recuerdas la amistad pasada.
GERMAN
¡Pues
sea!
(Se
dirige a Miguel)
AURORA
(Interponiéndose)
¡Germán!
GERMAN
¡Quita,
Aurora!
MIGUEL
Quien
finge de ese modo,
ocultando
su vileza,
y no
tiene la nobleza
de
acusarse sin temblar.
GERMAN
¿Qué
escucho?
MIGUEL
Demuestra
que en su pecho
hay
tan solo cobardía,
y
es tan grande su falsía
que
se humilla sin dudar.
GERMAN
¡Cobarde!
¿Yo humillado?
No
sufro más ultrajes.
MIGUEL
Pues
muestra tu coraje;
quiero
ver ya su tu rabia
responde
al odio que en mí nació.
GERMAN
El
daño que me has hecho pronto pagarás.
MIGUEL
Veremos
si eso es verdad.
(Coge
del rincón la escopeta)
(Hablado sobre la música)
GERMAN
¡Cobarde!
TIO
SABINO
(Por
el foro, seguido de los criados del Soto)
¿Qué
es esto?
(Se
precipita sobre Miguel y le arranca la escopeta)
CATALINA
(Por
la derecha, seguida de Damián)
¿Pero
qué pasa?
TIO
SABINO
¿Es
que estáis locos?
GERMAN
¡Tío
Sabino!
AURORA
¡Locos,
sí, tío Sabino, locos están!
(Cantando)
GERMAN
(A
Tío Sabino, llevándolo aparte)
Sufro
cual el cautivo que sus cadenas no ha de
romper;
callo por el amigo por el secreto
que
le juré.
Morir
quisiera y así callar, que hablar no puedo
queriendo
hablar.
MIGUEL
(Aparte)
¿Por
qué quiso burlar mis amores?
¿Por
qué?
¿Por
qué quiso sembrar mis amores?
¿Por
qué?
¿Por
qué quiso perderme y así corresponderme?
Cobarde,
me ha engañado; maldigo su traición.
MOZOS
Y MOZAS
(Dentro,
aproximándose)
Tengo
que subir al árbol
tengo
que cortar la rama,
porque
dice mi morena
que
la ponga en su ventana.
Si
la coto y no la pongo,
eso
no es tener amor.
Tengo
de subir al árbol
para
recoger las flores,
porque
quiere mi morena
que
la diga mis amores.
(Entran
animadamente por el foro)
Cuando
se casa una moza,
la
alegría no ha de olvidar,
ni
tampoco perder debemos
la
costumbre de festejar.
La
alegría que tiene este día
nos
invita a disfrutar.
Por
ti, Damián, por vuestro amor,
ofrécenos,
señora novia,
flores
y hojuelas de lo mejor que hay en Segovia.
CATALINA
(Que
al sentir llegar a los mozos ha entrado con Damián por la derecha y vuelto a
salir, trayendo ambos hojuelas y jarras de vino)
Coman
todos las ricas hojuelas,
que
están hechas por mí,
DAMIAN
Y
este vino, que es bueno el indino.
CORO
Pues
bebamos por ti.
MIGUEL
(Enfrentándose
nuevamente con Germán)
Recuerda
que te espero;
no
pienses que perdono,
no
pienses que te temo.
CORO
¿Qué
pasa? ¿Qué es esto? ¿Qué dicen?
¿Qué
ocurre en la casa?
No
sé qué será lo que pasa aquí.
Miguel
y Germán parecen reñir.
GERMAN
Ya
que me obligar, contigo he de encontrarme;
no
me asustas ni me acobarda tu furor.
MIGUEL
En
ti pronto espero vengar mi rencor.
(Germán
y Miguel, se encaminan precipitadamente al foro. Aurora y Tío Sabino intentan detenerlos.
Catalina
y Damián se apartan a un lado sobrecogidos, y el coro se agrupa hacia la puerta
de la calle en vivo comentario. Telón)
FIN DEL CUADRO PRIMERO
CUADRO SEGUNDO
Valle
que limita al fondo la suave pendiente de una montaña en la que destaca, entre
árboles y rocas, un camino practicable. De la cumbre desciende, serpenteando,
un riachuelo, que riega el valle con sus aguas. A la derecha, segundo término,
cuesta empinada con una baranda rústica, que se supone asciende hasta la casa
del “Soto del Parral”. A la izquierda, árboles. Es por la mañana.
ESCENA I
Tío
Sabino, a poco, Tío Prudencio.
TIO
SABINO
(Por
la derecha, poniéndose la mano sobre los ojos, a modo de visera, y mirando
hacia la izquierda)
¿Qué
hará por aquí ese arrastrao? Le llamaremos a ver qué busca en estos lugares.
(Llamándole)
¡Eh!
¡Sí, hombre! ¡Venaica aquí!
(Reflexivo)
Milano
que ronda el palomar hay que tenerlo a tiro de escopeta.
TIO
PRUDENCIO
(Por
la izquierda, aproximándose a Tío Sabino con marcado recelo)
Güenos
días, Sabino.
TIO
SABINO
Güenos
los tengas. Acércate hombre; vamos a liar un cigarro.
TIO
PRUDENCIO
(Con
extrañeza)
¿Pero
tú, tú quiés que líe contigo un cigarro?
TIO
SABINO
Sí.
¿Qué hacer?
TIO
PRUDENCIO
Es
que como yo sé que por el Soto del Parral no se me quié bien...
TIO
SABINO
No
lo dirás por mí.
(Alargándole
la petaca)
Yo,
cuanto aprecio a un amigo....
TIO
PRUDENCIO
Es
que algunas veces te pones que aruñas.
TIO
SABINO
No
importa; te aruño, te esplazo si a mano viene, y te sigo apreciando.
TIO
PRUDENCIO
Gracias,
hombre.
(Le
devuelve la petaca luego de haber hecho un cigarro)
TIO
SABINO
¿Cómo
no estás en la boda?
TIO
PRUDENCIO
Velahí.
Tengo que hacer por aquí abajo desde muy temprano, y esos han ido pa la iglesia
con la del alba.
TIO
SABINO
(Aparte)
¿Qué
será lo que tié que hacer?
TIO
PRUDENCIO
(Con
malicia)
Tampoco
el amo ha ido.
TIO
SABINO
¿Le
has visto? ¿Dónde está?
TIO
PRUDENCIO
No
lo sé.
(Se
sonríe socarronamente)
TIO
SABINO
(Aparte)
(Pues
lo has de icir) ¿Qué tal va ese romance, copiero?
TIO
PRUDENCIO
Mu
majo. Ya estoy en la tercera parte.
TIO
SABINO
Sin
tragedia, ¿verdá?
TIO
PRUDENCIO
Según....Ya
veremos.
TIO
SABINO
¡Pero
es que...! ¿Quies leerlo?
TIO
PRUDENCIO
¡Cá
hombre! Ya o leeréis cuando me muera, que esta ha de ser mi obra más póstuma.
TIO
SABINO
Disculpas,
lo que te pasa es que ya has perdío el hilo de tu historia, y como del Soto no
sabes naa, no quies que yo conozca tus mentiras.
TIO
PRUDENCIO
¿Mentiras?
(Golpeándose
en la faja, donde lleva el cuaderno de su romance)
¡Too
lo que va aquí es el Evangelio! ¡Qué no se na! ¡Tú si que no sabes ni ves,
aunque te lo pasen too, por delante los ojos!. Vamos a ver: ¿en dónde esta hora
el amo?
TIO
SABINO
En
la <<Junquera>> con los criaos.
TIO
PRUDENCIO
(Burlón)
¿Y
si estuviea en el chozo
de
la Cañada con la Angelita?
TIO
SABINO
¿Con
la...?
(Dominándose
y fingiendo incredulidad)
¡Qué
bien las inventas!
TIO
PRUDENCIO
¿Invenciones?
(Con
ironía)
Ellos
tien más interés que yo en que sigan en romance. Ahí se citaron pa esta madruga
y lo que es mejor, fíjate que bonito pal final: Miguel lo sabe y ronda el chozo.
TIO
SABINO
(Alarmao)
¿Pero
es verdá?
TIO
PRUDENCIO
T
́he dicho que mi romance es el Evangelio.
(Suenan
hacia la derecha voces de boda, que regresa)
TIO
SABINO
(Con
sobresalto)
¡Eh!
¿Qué pasa?
TIO
PRUDENCIO
Na,
hombre, no te asustes; son lo del casorio que vuelven.
TIO
SABINO
(Apartándole
a un lado con energía y haciendo mutis precipitado por la izquierda)
¡Quita!
¡Quita! ¡Qué día de boda!
TIO
PRUDENCIO
(Pensativo)
¡Malhaya
siá! ¿ No habré ido masivo lejos al decírselo al Miguel?
(Se
marcha preocupado por la izquierda. Suena dentro la dulzaina y el tamboril y
gran alyazara de voces y risas)
ESCENA II
Aurora,
Catalina, Damián, Madrina, Padrino, Dulzainero, Tamborilero, Moza 1ª, Moza
2ª,
Mozo 1ª, Mozo 2ª, Mozas y Mozos.
(Mozo
2º, Mozas y Mozos; bajan todos por la cuesta engalanados con los trajes de cuando
<<repican gordo>>)
MOZA
1ª
¡Vivan
los padrinos!
TODOS
¡Vivan!
MADRINA
y PADRINO
¡Gracias!
¡Gracias!
MOZO
2º
¡Viva
el novio!
TODOS
¡Viva!
MOZO
1º
Pero
que viva despierto. (A Damián) ¡Miá que quedarte dormío en la ceremonia!
DAMIAN
¡Demónico!
Me paece que me ha vuelto la enfermedá.
CATALINA
Ya
me encargaré yo de espabilarte.
MOZA
1ª
¡Vivan
los emparejaos!
TODOS
¡Vivan!
DAMIAN
Mu
agradecío, amigos; mu agradecío, agüelos y demás gente, y si me s ́ha olvidao
alguno, mu agradecío tamién.
(A
Catalina)
Dame
un abrazo, tú.
(La
abraza y permanece abrazada hasta que ella le rechaza)
CATALINA
¡Damián,
que te duermes!
DAMIAN
¡Es
qué tiés una almohada!
CATALINA
(A
Aurora, que da muestras de preocupación e intranquilidad)
Anímese
usté, señora ama. Vendrá cando menos lo espere. El amo no faltará un día como
éste. Anímese usté.
AURORA
¡Qué
remedio! Pero...¿y el tío Sabino?
CATALINA
Vendrá
con él. Tenga tranquilidá.
AURORA
Sí,
no quieo ser yo la que empañe tu alegría.
(Varios
Mozos han colocado, al fondo, una mesa cubierta con blanco mantel, y, sobre
ella, tres bandejas: una con manzanas; otra con rosquillas, y la tercera, con
algunas monedas. También traen sobre la mesa, un palo con cuatro brazos afilados
en sus extremos, en lo que se han de meter rosquillas y clavar manzanas para
bailar las galas a la novia)
PADRINO
Güeno,
señores; venga baile.
MOZO
1º
Vamos
a ver esas galas.
(Música)
(Los
Padrinos presiden la mesa. Los demás personajes forman un semicírculo, a cuyo
centro sale Catalina levantando en una mano el palo de cuatro puntas, con
rosquillas metidas en los brazos y manzanas clavadas en los extremos de éstos.
Suenan la dulzaina
y
el tamboril)
(Hablado sobre la música)
MOZO
1º
(Adelantándose
hasta Catalina y clavando un duro en una manzana)
¡A
la gala de mi dinero!
(Baila
con Catalina)
PADRINO
(A
Damián)
Tú,
báilame una gala.
DAMIAN
A
la gala del padrino.
(Clava
la moneda en la manzana y baila)
PADRINO
¡Vamos
a ver la rueda!
(Cantando)
AURORA
En
la cumbre nace el agua,
y
en el valla está la flor,
y en
los ojos de mi niña
refulgen
alegres los rayos de sol.
Entre
espigas y amapolas
me
juraste tu querer,
y
entre nieves y ventiscas
te
dije te quiero,
pensando
en ti me muero
y
no te olvidaré.
CATALINA
No
hay boda sin baile
ni
baile sin cantar,
no
casorio sin amor,
ni
hay amor sin regañar.
DAMIAN
Bailemos,
bailemos
que
es día de gozar,
porque
me he casado yo
y
ha de ser boda soná.
MOZOS
A
reír.
A
cantar.
En
la cumbre nace el agua, etc.
El
hombre que yo quiera
ligero
tendrá que ser,
que
sienta el amor de prisa,
moreno
de mi querer.
Baila
bien, mi zagal,
mira
tú que al danzar
no
debes perder el compás.
ESCENA III
Dichos
y Tío Prudencio.
DAMIAN
¡Bien
por el baile!
MOZO
1º
Mucho
güeno ha estado.
CATALINA
(A
Aurora, que se lleva el pañuelo a los ojos disimuladamente)
¿Pero
está usté llorando?
AURORA
¿Yo?
¡Qué tontura!
TIO
PRUDENCIO
(Por
la izquierda en actitud preocupada, hablando consigo)
Que
no estoy tranquilo, vamos. Que me paece, me paece que he metío el remo.
CATALINA
(Aparte,
a Damián, reparando en Tío Prudencio)
Oye,
miá que avechucho ha llegao.
DAMIAN
Pues
como venga a aguarnos el casorio, no hace más coplas en su vida.
TIO
PRUDENCIO
Aurora,
con tu licencia.
AURORA
(Secamente)
¿Qué
quié usté?
TIO
PRUDENCIO
Escucha,
que esto no pueo callarlo; es cuestión de conciencia: Germán...
AURORA
¿Dónde
está? ¿Dónde ha ido?
TIO
PRUDENCIO
Donde
le esperaba la Angelita.
AURORA
No
es posible.
TIO
PRUDENCIO
Donde
le esperaba la Angelita y donde los habrá sorprendido Miguel.
AURORA
(Gritando)
¡Jesús!
(Todos
rodean, alarmados, a Aurora y Tío Prudencio)
¡El
sitio, tío Prudencio; el sitio!.
TIO
PRUDENCIO
El
chozo de la Cañada.
AURORA
(Abriéndose
paso y corriendo hacia la izquierda)
¡Germán!
¡Mi Germán!
ESCENA IV
Dichos
y Miguel; después, Germán y Tío Sabino.
(Aparece
Miguel por donde Aurora inicia el mutis. Viene abrumado por su desgracia)
AURORA
¡Miguel!
(Retrocediendo
al darse cuenta de la actitud de aquél y con temblores de presentimiento en la
voz)
¿Qué
has hecho?
(Aproximándose
a él y mirándole fijamente a los ojos)
¿Qué
has hecho de mi marío?
MIGUEL
(Alzando
el frente y mirándola con amargura)
¿Qué
temes, mujer?
Yo
no he matado a nadie. ¡Es ella la que me ha matado!
AURORA
Pero
y Germán.
MIGUEL
¿Germán?
Quiérele mucho. ¡Quiérele mucho, Aurora!
DAMIAN
(Mirando
hacia la izquierda)
¡Señor!
AURORA
(Corriendo
al encuentro de Germán, que viene, por la izquierda, con Tío Sabino)
¡Germán!
GERMAN
(Recibiéndola
en los brazos)
¡Aurora!
(Permanecen
un momento abrazados. Apartándose de Aurora y estrechándole la mano a Miguel)
Yo
no podía hablar, Miguel, tú lo has oído de boca de ella.
MIGUEL
¡Qué
ajena estaba de que la oía!
AURORA
¿Por
qué fuiste?
GERMAN
Quise
hablarla al corazón por última vez, y no conseguí nada.
MIGUEL
Sí;
hablaste al mío para que cayera la venda.
AURORA
(Que
no acierta a comprender.)
Pero….
GERMAN
Too
lo sabrás, Aurora.
AURORA
No
me hace falta. Vencí los celos. Yo nunca quise dudar de ti.
GERMAN
(Viendo
asomar, por detrás de los grupos, a Tío Prudencio)
Venga
usté aquí, tío romancero.
TIO
PRUDENCIO
¿Pero
cómo?
MIGUEL
A
sus intrigas, a sus locuras de romancero, deben éstos el ser felices y yo el no
ser más desgraciado.
DAMIAN
(A
Catalina)
¿Qué
te parece? ¡A que le regalan a éste la faja!
GERMAN
Güeno,
venga fiesta, que hoy es día grande pa los del Soto.
TIO
PRUDENCIO
Y
con la fiesta acaba mi romance.
(Escribiendo
en el cuaderno.)
Y
hubo en el Soto alegría
y
vino y baile en la boda.
TIO
SABINO
(Dirigiéndose
al público)
Y
así termina el romance:
aquí
paz y después gloria.
(Baile
y telón.)
CAE EL TELON
Información obtenida en:
http://www.zarzuelaoviedo.es/ficha.php?id=55&tab=festivallirico
http://www.zarzuelaoviedo.es/ficha.php?id=55&tab=festivallirico
esta zarzuela es preciosa, en todos los aspectos, no se cuantas veces la he visto y siempre la disfruto igual, ese duo de reconciliación de Aurora y German, hermosísimo. María Rodriguez maravillosa como siempre, Rafael lledó, Vicente Lacarcel y todos los demás, de primerísima.
ResponderEliminarDe acuerdo contigo, una magnífica zarzuela y una gran interpretación.
EliminarPor cierto de tu colección de zarzuelas nos podrías enviar alguna de las que nos faltan?
Saludos y gracias.
Muy útil y ameno . Linda Zarzuela, para verla varias veces
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