ADIOS A LA BOHEMIA
Opera
chica en un acto, precedido por un Prólogo.
Libreto
de Pío Baroja.
Música
de Pablo Sorozábal.
Estrenada
en el Teatro Calderón de Madrid el 21 de noviembre de 1933.
Acción
en un café madrileño en torno a 1900. Transcurre en un solo escenario.
REPARTO (Estreno)
Trini
– Conchita Bañuls.
Ramón
– José María Aguilar.
Vagabundo:
(Bajo).
Señor que lee El Heraldo: (Bajo).
Un chulo: Chulo de Trini (Tenor).
Un admirador de Tiziano: (Tenor).
La
escena representa el interior de un café de barrio en Madrid, por el año 1900.
PROLOGO
Vagabundo.
VAGABUNDO
¡Señoras,
señores! Yo, poeta fracasado,
tengo
que dar unas ligeras explicaciones,
por
la parvedad de materia de mi obra.
Yo,
que voy en el metro y medio
de
mi producción literaria
(Señalando
la altura con la mano)
tengo
que contentarme
con
mostrar ante el público
un
par de centímetros de ella
Y
algo, además, realista.
¡Realismo!.
¡Realismo! Cosa amarga, triste.
Vale
más vivir en el sueño.
Yo
he hecho hablar en mis dramas
a
emperatrices y césares,
a
princesas y cardenales.
En
mi primer libro,
en
que quería rivalizar con el “Quo vadis?”,
comenzaba
así:
“Acababa
de dar la hora tercia
de
las calendas de marzo,
cuando
el parásito Críspulo
se
acercó al vomitorium del anfiteatro flaviano
a
presenciar la representación de la Asinaria de Plauto”...
volviendo
en sí.
Yo,
la verdad, no sé si la hora tercia sonaba o no.
Pero,
¡cómo sonaba esta prosa maravillosa en mi cabeza!
Yo
siento lo grande, lo marmóreo, lo colosal...
Y
sin embargo, tengo que mostrarle al público una obra realista.
¡Realismo!
¡Realismo! Cosa amarga, triste.
Vale
más vivir en el sueño.
Yo
que he hecho hablar con elocuencia
a
reyes y emperadores y a damas de alta alcurnia,
he
recogido aquí las frases de una muchachita descarriada
y
de un pobre pintamonas.
He
cantado los amores de “La dama de las camelias”
de
Chamberí por Hortaleza, o de Chamberí por Fuencarral.
He
tenido que evocar el Madrid
de
los suburbios de hace años,
el
cafetucho de barrio, el violinista melenudo,
la
confabulación lamentable del artista que fracasa y de la mujer que se malogra.
¡Realismo!
¡Realismo! Cosa amarga, triste.
¡Vale
más vivir en el sueño! ¡En el sueño! (Hace mutis)
(Hablado)
EL
MOZO
(Al
señor que lee el “Heraldo”) Ayer se quedaron hasta muy tarde. Luego vino don
Julio, y cuando se fueron a casa serían ya cerca de las dos.
EL
SEÑOR
Cerca
de las dos, ¿eh?
EL
MOZO
Sí,
cerca de las dos.
(En
el grupo de artistas)
(Cantado)
CORO
DE BOHEMIOS DISCUTIENDO
El
Greco, Velázquez, Goya, esos son pintores.
OTROS
Pisarro,
Monet, Rembrandt, esos son pintores.
Y
Pantoja de la Cruz
Y
Degas y Delacroix
UNO
SOLO
Para
mi donde esté er Tisiano,
se
acabaron los pintores.
(Hablado)
RAMON
(Sentado
a una mesa, cerca del señor que lee el “Heraldo”, toma un vaso de café. Es un
hombre flaco, de barba, sombrero blando y pañuelo en el cuello)
¡Si
no vendrá! Sería una desilusión más. Y ella misma me citó. (Mira a la puerta)
No, no es ella. Sentiría que no viniese. (Se abre la puerta) No, no es ella
tampoco. Quizá no venga.
EL
SEÑOR DE CAPA
(Que
ha entrado y cruza el café. A Ramón) ¡Hombre, usted por aquí! Hace mucho tiempo
que no se le ve.
RAMON
Si
ya no vengo. ¿Y usted?
EL
SEÑOR DE LA CAPA
Yo
voy a jugar arriba una partida al tresillo y luego me voy temprano a casa. ¿Y
qué es de su vida?
RAMON
¡Pchs!
Vamos viviendo.
EL
SEÑOR DE LA CAPA
¿Espera
usted a alguno?
RAMON
Sí,
a un amigo.
EL
SEÑOR DE LA CAPA
Bueno,
pues no le entretengo más. Adiós. Mucho gusto.
Ramón.
RAMON
¡Si
no vendrá!.. Sería una desilusión más.
(Mira
el reloj)
Y
ella misma me citó.
(Entra
un señor)
No,
no es ella.
Sentiría
si no viniese
Al
volver cansado a su “guardilla” (El señor que lee “El Heraldo”)
(El
camarero a su lado, escucha)
SR.
HERALDO
“Al
volver cansando a su buhardilla
el
peón Gregorio Tarambana,
como
siempre puso en la mesilla
el
jornal de toda la semana.
Y
su niña que, sin darse cuenta,
el
jornal tomó para su juego,
un
billete grande, de cincuenta,
inocente
lo quemó en el fuego.
Furioso
el padre, desesperado,
en
un momento de locura,
con
un cuchillo muy afilado
cortó
el gaznate a la criatura.
La
pobre madre, que al más chiquito
bañando
estaba en la cocina,
salió
corriendo al oír un grito
y
se murió de la sofoquina.
Mientras
tanto el niño se ahogaba
al
sorber el agua en la bañera,
al
peón un guardia detenía
medio
loco por la carretera.
Y
aun tratándose de proletarios,
ha
causado grande sensación
y
se hacen muchos comentarios
del
horrible crimen de Chinchón.”
Vagabundo.
VAGABUNDO
¡Absurdo!
¡Absurdo! Ya estamos en primavera
¡Qué
falta de seriedad en el tiempo!
¡Qué
falta de consideración,
para
los que no tenemos un buen guardarropa!
No
sabe uno a que atenerse.
Llueve,
graniza, truena,
sale
el sol, se nubla....
¿Para
que tanta fantasmagoría?
¡Y
luego quieren que uno ame al prójimo!
BOHEMIOS
¡Y
a la prójima!
VAGABUNDO
Tan
pronto frío, tan pronto calor.
Se
quita uno la bufanda y estornuda.
Los
bancos de los parques están mojados.
Las
colillas se estropean en el suelo.
Y
luego, por todas partes hay parejas,
y
ese estúpido Cupido,
anda
rondando los rincones.
¡Quién
fuera perro de lanas,
para
ir bien abrigado en invierno,
y
ser esquilado en verano!
¡Quién
fuera caracol para tener segura
la
casa de huéspedes!
¡Y
luego quieren que uno ame al prójimo!
Ramón,
Trini.
RAMON
Si
no vendrá... (Mira el reloj)
Son
las diez y cuarto....
(Se
abre la puerta nuevamente)
¡Ah!
Aquí está.
(Entra
la Trini, muy garbosa, con calma y una toquilla por la cabeza. El señor que lee
el Heraldo la contempla)
TRINI
¡Hola!
RAMON
Hola,
Trini, siéntate. ¡Por fin has venido!
TRINI
Chico,
no pude antes.
Llego
mi hermano del cuartel.
RAMON
Tu
hermano....
¿Y
qué dice ese ilustre golfo?
TRINI
¡Golfo!
Eso tú... ¡El marqués sin domicilio!
RAMON
Habrá
venido a pediros dinero,
como
si lo viera.
TRINI
¿Te
importa a ti algo?
RAMON
¿A
mí? Nada, mujer.
Tu
dinero es y tú lo ganas
con
“tu honrado” trabajo...
¡Con
tu honrado trabajo!.. (Ríe)
TRINI
¡Asaúra!
Tienes la asaúra
dentro
de tu boca.
A
mí, tu risa, ya sabes... cero
(Ramón
sigue riendo)
¿De
qué te ríes calamidad?.
RAMON
Chica
perdona. Pero es que
me
haces mucha gracia.
TRINI
Chico,
tú a mi ninguna.
(Irritada)
Pero,
¿de qué te ríes?
RAMON
Me
río... de que reñimos como antes,
como
cuando me querías.
TRINI
¡Cuando
me querías! Es verdad.
EL
MOZO.
(Con
las cafeteras)
¿Café?
TRINI.
Si,
bueno, ya basta.
(Se
guarda los terrones en el bolsillo)
Le
guardo los terrones al chico de la Inés, a mi sobrino...
Es
más mono. (Sorbe el café)
Conque
la Petra te puso al fresco.
RAMON
¡Qué
quieres! Ahora se ha arreglado
con
un gomoso.
¡Hay
que vivir!
TRINI
Y
tú.... ¡tan tranquilo!
RAMON
¿Y
qué voy a hacer?
TRINI
Pero,
¿tú has estado enamorado de ella?
RAMON
Creo
que si.
Estuve
enamorado unos días.
Entre
siete u ocho días.
TRINI
¡Chico!
¡Tú enamorado de la Petra!
¡Tiene
gracia!
RAMON
¡Gracia!
¿Por qué?
No
tiene nada de particular.
TRINI
Si.
Es verdad que ni ella, ni su marido,
ni
tu, tenéis tanto así de vergüenza.
(Señalando
con los dedos)
RAMON
¡Gracias!
TRINI
Si,
es verdad. ¡Valiente gentuza
os
reuníais en esa casa!
RAMON
Solo
faltabas tú allá,
para
que fuese el cuadro completo.
TRINI
¡Jesús
que asco! Ni que fuera una...
RAMON
¿Qué?
TRINI
(Con
alma)
Que
yo, aunque soy una mujer... así,
si
hubiera tenido la suerte de casarme,
yo
no engañaría a un hombre,
por
un golfo como tú,
ni
por otro que valiera más que tú.
RAMON
¿Por
qué no te has casado, entonces?
TRINI
¿Por
qué? ¿A tí que te importa?
(Hablado)
RAMON
Si
te hablaba en broma. Hay que tener filosofía, como yo... Te advierto que así te
pones hasta fea.
TRINI
Tanto
da. Para como vive una, lo mismo daría morirse. (Apoya la cabeza en la mano)
RAMON
No
hagas caso.... ¿Vamos a dar una vuelta?. Hace una noche pistonuda.
TRINI
No,
no, porque luego la Milagros va a venir a buscarme aquí.
RAMON
Como
quieras.
(Cantado)
TRINI
Dime...
¿y que has hecho de aquel
empleo
que buscabas?
RAMON
Del
empleo... ná
TRINI
¿De
manera que te vas?
RAMON
¿Qué
voy a hacer?. Me voy a mi tierra,
a
trabajar el campo.
TRINI
¡Qué
pena! Tú hubieras sido un gran pintor.
RAMON
¡Bah!..¡Tú
que sabes!
TRINI
Todos
lo decían, cuando vivíamos juntos:
“¡Ramón
es un artista!..¡Ramón llegará!”
RAMON
Pues
ya ves: todos se han equivocado
TRINI
Dime,
¿Qué hiciste de aquel retrato?.
Estaba
yo, con el corazón en la mano, sonriendo.
RAMON
Lo
quemé. Aquella figura es la mejor
que
me ha salido.
No
podía hacer otra cosa,
que
resultase a tu lado.
No
tenía tiempo, ni tranquilidad, ni dinero.
Me
quisieron comprar el cuadro
sin
concluir y lo quemé.
Romperlo
me hubiera hecho daño.
Ya
no pienso coger los pinceles.
(Hablado)
TRINI
Oye,
di, ¿por qué eres tan desaborío?
RAMON
¿Yo?
Pues ¿qué he hecho?
TRINI
No
tienes ni una mota de tabaco y te crees rebajado por pedirme a mí un real para
una cajetilla.
RAMON
No,
si tengo.
TRINI
¡Mentira!
RAMON
Era
para aprovechar.
TRINI
¡Qué
gilí! Si tú nunca aprovecharás nada.
RAMON
No
tengo tabaco, pero tengo dinero.
TRINI
¡Qué
vas a tener! (Al mozo) ¡Eh, Antonio! Traiga usted cigarros, pero buenos.
(Echando
un duro sobre la mesa)
RAMON
No
seas bestia, Trini; guarda esos cuartos. Déjame convidarte por última vez. Aunque
sea un miserable, que me haga la ilusión de que no lo soy por un momento.
TRINI
Bueno,
bueno, como quieras.
Trini
y Ramón.
RAMON
¡Esta
música,
cómo
me recuerda aquellos tiempos!
¿Recuerdas
de nuestro estudio?
TRINI
Sí;
¡Qué frío era!
RAMON
Pero,
frío y todo,
lo
pasábamos muy bien. ¿Verdad?
TRINI
¡Ya
lo creo!
RAMON
¿Recuerdas
la apuesta que hicimos?
Yo
a que te subiría en brazos hasta arriba,
y
tu a que no.
TRINI
Si.
RAMON
¿Y
cómo la gané?.
Luego
aquel periodista decía
que
aquello lo habíamos copiado
de
no se donde.
¡copiar
nosotros, que éramos de
una
originalidad salvaje!
TRINI
Tú,
sí; siempre has sido un poco chiflado....
vamos...
artista.
RAMON
Y
tú también.
¿Te
acuerdas de aquella primera noche,
que
pasaste tu allá, cuando me decías
que
me brillaban los ojos
como
a un aguilucho?
TRINI
Y
era verdad.
RAMON
¡Es
que te quería!
TRINI
¡Bah!
RAMON
Me
parece que tú,
no
lo has creído nunca.
TRINI
Y
aquella tarde que fuimos a la Moncloa.
¿Recuerdas
aquella tarde
que
me juraste amor?
El
cielo sin una nube
y
se ocultaba el sol.
La
lluvia de primavera
por
la mañana mojó
las
calles de mis Madriles
y
en el jardín la flor.
Al
llegar a la Moncloa
nos
encontramos los dos
en
medio de un charco grande,
que
tanto miedo a mí me dio.
Tú
me cogiste entre tus brazos
con
mucha fuerza y con decisión,
y
yo en tus brazos temblaba
de
miedo de un chapuzón.
Y,
entre algazara de golfos
y
risas de algún chulón,
tú
conseguiste que no mojara
mis
zapatitos de charol.
Y
al pasar entre tus brazos
yo
te miraba con amor.
RAMON
¡Yo
también, pues te quería!
TRINI
Quizá,
pero menos que yo.
¿Recuerdas
aquella tarde
que
me juraste amor?
El
cielo sin una nube
y
se ocultaba el sol.
La
lluvia de primavera
por
la mañana mojó
las
calles de mis Madriles
y
en el jardín la flor.
RAMON
¿Y
cuando vino aquel poeta
enfermo
a casa, no recuerdas?
TRINI
Si;
lo estoy viendo entrar.
Nevaba
fuera y nosotros
hablábamos
alrededor
de
la estufa.
¡Cómo
temblaba el pobrecillo!
Ramón.
RAMON
El
poeta pobre, bohemio y truhán,
no
tenía casa, no tenía hogar.
El
poeta pobre solía alternar
una
vez la calle, otra el Hospital.
El
día y la noche dejaban en él
desamparo
triste, amargor de hiel.
La
luz y la sombra, la luna y el sol,
herían
su alma de un nuevo dolor.
El
poeta pobre, bohemio y truhán,
no
tenía casa, no tenía hogar.
Tú
le recogiste en nuestro taller;
tú
le diste asilo y algo de comer.
Y
al verte tendida en nuestro diván;
sin
dormir la noche y sin descansar,
decía
yo sólo con gran convicción, decía yo sólo:
“Es
una mujer de buen corazón, de buen corazón”.
(Hablado)
TRINI
(Avanzando
la mano) Tú también has sido bueno para mí.
RAMON
(Tomando
la mano entre las suyas) No, yo no.
TRINI
¿Y
qué se hizo de aquel pobre hombre, del poeta? ¿hacía versos bonitos de verdad?
RAMON
No
sé...Yo no leí nunca nada suyo; Casi todos los que nos reuníamos,
desaparecieron. Las cosas están igual; nosotros únicamente hemos variado.
TRINI
No,
chico, no todo está igual. Se conoce que no has pasado por nuestra antigua
casa.
RAMON
¡No
he de pasar! La han tirado, ya lo sé. El otro día me asomé al solar, no hay
allá más que un agujero grande, muy grande, como el que hay en mi corazón. No
sé, no me hagas caso, pero creo que lloré.
TRINI
Yo
también he llorado algunas veces al pasar por allá.
RAMON
Uno
quisiera que las cosas unidas a sus recuerdos fueran eternas, pero nuestras
vidas no tienen importancia para eso.
Coro.
CORO
DE MUJERES.
¡Noche!
Noche triste y enlutada
como
mi negro destino.
¡Noche!
con el alma destrozada,
entre
tus sombras camino.
¡Luna!
Que mis pasos iluminas,
mi
siempre fiel compañera.
¡Luna!
Ven y alumbra las esquinas,
que
voy a hacer la carrera.
¡Luna!
Tú que ves el sacrificio
de
mi cruel profesión.
¡Luna!
Que perdones nuestro vicio
te
pido con devoción.
(Hablado)
(Dan
en la parte de fuera y asoma una cara a través del cristal)
TRINI
Es
la Milagros con ése, que vienen a buscarme.
RAMON
¿Te
vas?
TRINI
Sí,
chico.
RAMON
Parece
mentira que nosotros podamos despedimos así. Me olvidarás pronto.
TRINI
Más
pronto me olvidarás tú a mí. Tú tienes vida por delante. En tu pueblo te
casarás... puedes tener mujer... hijos... yo en cambio... ¿Qué le queda a una
como yo? El hospital... el viaducto... (Se levanta)
Trini
y Ramón.
RAMON
(Sujetándola de la mano)
¡No!
Trini, no.
Yo
no te puedo dejar así.
A
mí no me importa que nos desprecien;
yo
soy un humilde como tú.
A
mí no me importa
que
los poderosos digan de nosotros
que
hemos vivido amancebados.
Para
mí, tú has sido mi mujer.
Yo
no te puedo dejar así.
TRINI
¡Qué
puedes tú hacer, tú, pobrecillo!
Dinero
no tienes para comer.
¿Casarte
conmigo?
Pero,
es que yo no lo querría, ¿sabes?
Porque,
aunque no soy una mujer
como
debía ser, tengo corazón
y
vergüenza más que otras,
y
tú ni nadie, nadie me puede dar
lo
que he perdido.
RAMON
¡Trini!
...
TRINI
Conque,
chico...
RAMON
¿Y
ya no volveré más a saber de ti?
TRINI
¡Para
qué!.. Ni tú ni yo podemos ser amantes.
Ni
tú ni yo podemos ser constantes.
Olvidar
para siempre es mejor
la
alegría del pasado y el dolor.
RAMON
¡No,
Trini, no! No dudes que te quiero
y
yo, por ti, daría el mundo entero;
nuestro
amor no podré yo olvidar..
TRINI
No
quiero que me engañen ni engañar.
RAMON
¡Trini!
Eres muy cruel conmigo.
TRINI
Más
cruel yo soy conmigo misma, ¡Adiós!
(Está
sin hablar, mirando el suelo. Entra un chulito, de capa y sombrero ancho, y se
acerca a la mesa)
(Hablado)
EL
CHULO
(Tocándose
el ala del sombrero) ¡Buenas noches! (A la Trini) ¿Vienes o no? Ésos nos están
esperando.
TRINI
Ya
voy. ¡Adiós, Ramón! (Alarga la mano a Ramón) (Trini ha salido del café con el
chulo. Ramón se levanta decidido a ir tras de ella. El señor que lee “El
Heraldo”, le coge de un brazo)
EL
MOZO
No
se apure, don Ramón. Cuando una mujer se va, otra viene.
RAMON
(Se
sienta) Es que no es una mujer la que se va, ¡Es la juventud, la juventud!... Y
esa no vuelve.
EL
MOZO
¿Qué
se le va a hacer? Así es la vida, y hay que tener paciencia. (A Ramón que se ha
levantado) Qué, ¿se va usted, don Ramón?
RAMON
Sí,
me voy a dar un paseo largo... muy largo.
(Levantándose
y saludando con el sombrero al señor del “Heraldo”)
(Cantado)
VAGABUNDO
(Recogiendo
la colilla del puro de Ramón)
¡Realismo!
¡Realismo! Cosa amarga, triste.
¡Vale
más vivir en el sueño, en el sueño!
(Cae el telón lentamente)
FIN
Información obtenida en la Página Web
http://lazarzuela.webcindario.com/
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