LA TABERNERA DEL PUERTO
Romance
marinero en tres actos.
Libro
de Federico Romero y Guillermo Fernández-Shaw (basado en un Romancillo marinero
del propio Federico Romero).
Música
de Pablo Sorozábal
Estrenado
en el Teatro Tívoli de Barcelona, el 6 de Mayo de 1936.
La
acción transcurre en una localidad imaginaria del norte de España, Cantabreda.
REPARTO (Estreno)
Marola
– Conchita Panadés.
Abel
– Estrella Rivera.
Antigua
– María Zaldivar.
Juan
de Eguía – Marcos Redondo.
Leandro
– Faustino Arregui.
Simpson
– Aníbal Vela.
Chinchorro
– Joaquín Valle.
Verdier
– Antonio Ripoll.
Ripalda
– Antonio Palacios.
ACTO PRIMERO
Puerto
viejo de Cantabreda, suburbio de pescadores de una ciudad norteña imaginaria.
Al lado derecho del espectador, la taberna de Marola. Al otro lado está la
puerta del «Café del Vapor» y entre ambos un callejón que va al mar… Amanece.
(Música)
Abel
y Coro General
(Se
oye el canto de los Marineros, que se supone en una embarcación de la ría)
MARINEROS
Eres
blanca y hermosa
como
tu madre;
eres
como la rama
que
al tronco sale.
(Unos
cuantos Pescadores con ropa de agua, repitiendo el estribillo, entran en la taberna.
Del café sale Ripalda, el dueño. Aparece Verdier)
(Hablado sobre la música)
VERDIER
Buenos
días, cafetero.
RIPALDA
¡Verdier!…
¿Cuándo ha venido?
VERDIER
Anoche
atracó el velero. Sírveme un café caliente, que está la mañana fresca. ¿No hay
nadie dentro?
RIPALDA
Un
borracho que ha dormido aquí la mona.
VERDIER
¡Tráeme
el café!
(Ripalda
entra al café. Aparece Abel, un muchacho de catorce años, pobremente vestido. Lleva
un acordeón. Se asoma a la puerta de la taberna, Abel ve a Verdier y canta)
ABEL
(Recitado)
En
la taberna del puerto,
— ¡qué
mujer la tabernera!—
se
bebe el mejor vinillo
que
viene de extrañas tierras.
En
la taberna del puerto,
— ¡qué
hermosa la tabernera!—
se
viven alegres horas,
bebiendo
las horas muertas.
En
la taberna del puerto,
— ¡Dios
salve a la tabernera!—
los
hombres parecen tigres
que
buscan sabrosa presa.
(Cantado)
¡Ay,
que me muero
por
unos ojos!
¡Ay,
que me muero
de
amores locos!
¡Ay,
que me mire
aunque
me muera!
¡Ay,
que me mire
la
tabernera!
(De
la taberna sale el grupo de Marineros que antes entró. Mutis)
(Hablado sobre la música)
ABEL
Deme
una perra, señor.
RIPALDA
(Que
sale con el café)
¡Vete
al diablo, sinvergüenza! Tú eres un enredador.
ABEL
¡Trovador!
¡Como en Provenza!
VERDIER
¡Toma,
chico! Soy de allá.
(Dándole
una moneda)
Marsellés.
Aunque me pese.
RIPALDA
¿Le
da usted limosna a éste? ¡Pronto se lo beberá!
ABEL
¿Yo
me emborracho?
RIPALDA
Tú
y todos estáis borrachos por ella… ¡Y si fuese una doncella!
(Ha
empezado a sonar lejana la Salve de los Marineros)
HOMBRES
y MUJERES
(Dentro,
cantando)
¡Salve,
Señora,
reina
y madre
de
misericordia!
¡Vida
y dulzura
y
esperanza nuestra!
VERDIER
¿Qué
canto es ése?
ABEL
La
Salve marinera. Cuando pasa una trainera frente al camposanto, como vive en su
capilla la Virgen del Carmen, cantan.
VERDIER
¿Y
así las olas espantan?
ABEL
Sí,
señor. ¿Le maravilla?
VERDIER
Está
medio mundo loco.
(A
Ripalda, poniéndole un duro en la mesa)
Cóbrate
de ese dinero. ¿Tú crees en Dios, cafetero?
RIPALDA
(Espontáneo)
Sí,
señor.
(Al
ver el gesto de Verdier y cogiendo el duro)
Pero
muy poco.
(Mutis.
Se oye la Salve. Por la izquierda sale un grupo de Mujeres, mirando a la ría y saludando
hacia la izquierda con manos y pañuelos)
(Cantando)
MUJERES
(Dentro)
¡Madre!
Dios
te escuche.
Dios,
te salve,
reina
y madre.
¡Salve
Señora,
reina
y madre
de
misericordia!
(Suena
ahora la voz del Coro en el fondo de la escena y se van alejando)
HOMBRES
(Dentro)
Eres
blanca y hermosa
como
tu madre;
eres
como la rama
que
al tronco sale.
(Las
Mujeres van cambiando la dirección del saludo y al final echan a correr todas. Ripalda
le entrega la vuelta a Verdier. La Salve se pierde por completo, dominando la
voz del Coro, pero disminuyendo también hasta perderse)
(Hablado)
RIPALDA
¿Algo
más, señor Verdier?
VERDIER
Si
tiene buena ginebra…
ABEL
En
la taberna de enfrente…
RIPALDA
¿Qué
dices que en la taberna? ¡Falsificada! Ahora vengo.
(Mutis)
VERDIER
No
conozco esa taberna.
ABEL
¿Hace
mucho que no viene?
VERDIER
Falto
ya de Cantabreda cinco o seis años.
ABEL
Entonces
para usted es cosa nueva. Hace tres meses escasos que se abrió…
RIPALDA
(Sale
con un caneco de ginebra y copas)
Mírela:
inglesa…
(Sirviendo)
Me
la acaba de enviar la fábrica de Valencia.
ABEL
En
la taberna de enfrente la reciben de Inglaterra.
RIPALDA
Pero
a ti, gorrión de puerto, ¿qué te da la tabernera?
ABEL
¿Sabes
lo que yo daría si me mirara siquiera?
VERDIER
¿Tan
joven y enamorado?
RIPALDA
Todos
andan a la greña, por si les mira o si no esa endiablada sirena.
VERDIER
¿Es
casada?
RIPALDA
¡Sabe
Dios!
ABEL
¡Ah,
si no lo fuera!
RIPALDA
Vamos,
coplero, despierta.
VERDIER
Tú,
muchacho, ya podrías ser grumete.
RIPALDA
No
le entusiasma la pesca.
ABEL
Si
fuese viajar…
VERDIER
¿Viajar?
Si quieres venir conmigo…
RIPALDA
(Sirviéndole)
Otra
copa de ginebra.
ABEL
¿Es
usted… pirata?
VERDIER
(Riéndose)
¡Chico!...
RIPALDA
Si
un pirata te ilusiona, ya tienes en la taberna a Juan de Eguía y, a fe, que la tabernera
de alguno de sus cruceros habrá sido buena presa.
VERDIER
Mala
fama le atribuyes.
RIPALDA
A
mí me huele a tormenta.
(Se
mete en su café)
VERDIER
(A
Abel)
¿Quieres
decirle que salga?
ABEL
¿A
Juan de Eguía?
(Verdier
afirma. Abel va a la taberna. En la puerta)
¡Marola!
¿Y el señor Juan? Preguntan por él.
(Pausa)
MAROLA
(Se
asoma)
¿Quién
es?
ABEL
Un
marinero famoso.
(Indicando
a Verdier)
VERDIER
Buenos
días.
MAROLA
Juan
de Eguía no ha salido de su cuarto.
VERDIER
¿Quiere
decirle, patrona, que el Brasil está en América?
MAROLA
¿Cómo?
VERDIER
Si
usted se lo dice, es posible que lo entienda.
(Mutis
de Marola)
ABEL
¿Qué
le parece Marola?
VERDIER
Que
bien hace quien coplea, a cuenta de si le mira o si no la tabernera.
(Aparecen
Chinchorro, un patrón maduro, casi viejo, con Fulgen y Senen — mudo—,
dos
Marineros jóvenes)
CHINCHORRO
¡Sí!
¡Sí! Dejádmelo a mí. ¿Dónde está Leandro?
ABEL
(Por
la taberna)
Adentro.
CHINCHORRO
(A
Abel)
Oye
tú, ¿por qué no entras y le dices que se anuncia buena pesca… ¡y que como dé lugar
a que entre por él…!
ABEL
(Haciendo
mutis)
…
le pega.
CHINCHORRO
El
a mí; por eso no entro… ¿Verdier?
VERDIER
¡Hola!
CHINCHORRO
¿Qué
galerna te ha traído? ¡Cuantos años sin caer por Cantabreda!
VERDIER
No
salió flete.
CHINCHORRO
Te
advierto que han aumentado la fuerza.
VERDIER
Harán
gimnasia.
CHINCHORRO
Si
digo de carabineros.
(Verdier
lo coge de un brazo, violento)
Suelta,
que ya me callo. ¡A mi… Piscis!
VERDIER
Te
equivocas, mala lengua.
LEANDRO
(Sale
de la taberna)
¿Qué
pasa?
CHINCHORRO
¡Qué!,
¿salimos a la mar o nos quedamos en tierra?
LEANDRO
Si
queréis, salís vosotros.
CHINCHORRO
¿Sin
ti?
LEANDRO
Sin
mí.
FULGEN
Todos
fueron a la mar. Está la ría desierta.
(Senen
afirma)
LEANDRO
Salid
vosotros.
FULGEN
¡Vas
a perderte, Leandro! Si Juan de Eguía se encela…
(Senen
también le increpa con gestos y sonidos)
LEANDRO
Dejadme
en paz.
FULGEN
Tú
estás loco.
LEANDRO
¡Loco
perdido por ella!
FULGEN
¡Por
una mujer casada!
LEANDRO
¡Dejadme,
he dicho!
CHINCHORRO
No
quiere y no sed babiecas. A la fuerza no se debe de salir. ¡Hale!, todo el
mundo en tierra, ¡porque a mí me da la gana! ¡Vamos a la taberna! Convida
Fulgen porque es el que se ha puesto más pelma.
LEANDRO
Y
usted, patrón, si se queda ¡acuérdese usted del genio que tiene la sardinera!
CHINCHORRO
¿Mi
mujer? ¡Valiente cosa me importa de esa tía vieja!
LEANDRO
Pues
anoche hubo sus voces.
CHINCHORRO
¡Uf!
¿Me oíste?... Y porque ayer no cogió la «cafetera» (Borrachera). Cuando la coge
es distinta.
FULGEN
Entonces
es que le pega.
CHINCHORRO
Al
contrario. Cuando bebe es una oveja. Y me atiza cada beso, con aquel olor que vuelca,
que yo no sé qué es peor. Yo la prefiero serena.
LEANDRO
Usted
sabrá.
(Mutis
de Leandro)
FULGEN
Ese
chico…
(Entrando
en la taberna con Senen y Chinchorro)
SIMPSON
(Saliendo
del café)
«¡Shoking!»
¡Mal tiro te peguen! «¡A rivedersi!» ¡Babieca!
VERDIER
(Muy
sorprendido)
¡Simpson!
SIMPSON
¿Quién
eres? ¡Ah, tú! ¡Cómo tengo la cabeza! Creía que eras Verdier; pero ese gran
sinvergüenza estará en la Isla del Diablo cumpliendo alguna condena…
(Se
sienta junto a la mesa. El tal Simpson, originalmente inglés, es un viejo
alcohólico, antiguo aventurero y hoy vagabundo, que vive, y bebe, de la caridad
de los pescadores, del miedo de los compinches y de acompañar como interprete a
los marineros extraños que caen por Cantabreda)
¡Verdier!
¡Eguía el negrero! ¡Walter Simpson!... Pocos quedamos.¡Todos acabamos mal!
Usted perdone, excelencia.
(Se
levanta en pie y Verdier le detiene)
VERDIER
Yo
soy Verdier, insensato, que coges la borrachera y no sabes lo que dices. Habla bajo
y con prudencia, que aquí llega Juan de Eguía y acaso le comprometas.
JUAN
DE EGUIA
(Que
aparece de la taberna)
¿Quién
es el memo que dice que el Brasil está en América? ¡Verdier!
(Verdier
sale al encuentro de Juan de Eguía, mientras Simpson se sirve del caneco una
convidada. Juan de Eguía es un hombre de sesenta años, curtido, con alguna cicatriz)
(Música)
Verdier,
Juan de Eguía y Simpson.
JUAN
DE EGUIA
(A
Verdier)
Hace
días te esperaba.
VERDIER
El
asunto se dio mal.
JUAN
DE EGUIA
¡Hola,
Simpson!
SIMPSON
¡Mala
peste con vosotros! ¡Vaya un par!
VERDIER
(A
Juan de Eguía)
Ese
está con la ginebra
y
a comprometernos va.
JUAN
DE EGUIA
No
le temas; es un infeliz.
Le
domino como a un bergantín.
Obsérvale
bien, ¡y ahora verás! ¡Ohé!
(Tararea
un aire exótico que, desde el primer instante, hace efecto en el inglés)
SIMPSON
¡A
sus órdenes, mi capitán!
JUAN
DE EGUIA
(Entre
sus dos amigos)
¡Qué
días aquellos
de
la juventud!
SIMPSON
¡La
luna, tan blanca,
y
el mar, tan azul!
JUAN
DE EGUIA
Bajo
otros soles,
por
otros mares,
¡con
qué bravura
bogó
mi nave!
Son
otros tiempos
que
ya no vuelven,
y
el recordarlos
rejuvenece.
JUAN
DE EGUIA y SIMPSON
¡Aquellas
noches
de
borrachera,
durmiendo
en brazos
de
tantas hembras!
¡Y
aquellas horas
de
corto idilio
que
eran amores
para
el olvido!
SIMPSON
¡Y
aquellas negras!
¡Y
aquellos vinos!
LOS
TRES
¡Cuántos
caminos
tiene
la mar!
¡Cuántos
escollos
ocultos
hay!
Juega
el velero
con
el azar,
y
nunca sabe
ni
cuándo llega
ni
adónde va.
JUAN
DE EGUIA
Tan
sólo obediente
navega
en la mar,
sumiso
al mandato
de
su capitán! ¡¡Ohé!!
(Hablado)
VERDIER
Hablemos,
Juan, si te parece, de lo que importa.
JUAN
DE EGUIA
¿Aquí,
en la calle?
VERDIER
¡En
la taberna!
JUAN
DE EGUIA
No
es segura. Quizá se halle más solitario el cafetucho.
VERDIER
¿Y
el cafetero? Ése tiene mucha labia…
JUAN
DE EGUIA
Lo
alejaré con un pretexto. ¡Cuando me vea por su casa…! Nunca los pies en ella he
puesto.
VERDIER
¿También
con éste?
JUAN
DE EGUIA
No
desconfíes del negro.
SIMPSON
¡De
ti si acaso, mala peste, que eres marsellés y tuerto!
(Entran
en el café. Cruza un Carabinero por el fondo Luego sale Abel de la taberna)
(Desde
dentro) ¡Cafetero! ¡Un cuarterón de tabaco!
ABEL
(Saliendo
de la taberna)
¡Me
ha mirado! ¡Hoy me ha mirado! ¡Me ha mirado!
(Del
café sale Ripalda)
RIPALDA
¡Este
es un éxito! ¡Un éxito!
ABEL
¿Qué
te sucede?
RIPALDA
¡Entérate!
De bien que sirve la taberna, ¡el dueño bebe en mi café! El me lo ha dicho sin
rebozo: «¡Esto es coñac, y no el de casa!»
SIMPSON
(Desde
dentro del café)
Ese
tabaco, venga, pronto.
RIPALDA
Voy
enseguida.
RIPALDA
(A
Abel)
Anda,
macaco, ¿por qué no me haces el favor de ir a buscarles el tabaco y yo me quedo
en mi labor?
ABEL
¿Un
cuarterón de contrabando?
RIPALDA
(Le
da dinero)
¡Calla
chico! ¡No creas que es para un cualquiera! ¡Fíjate bien: de ese tan rico que
expende la tabaquera!
ANTIGUA
(Dentro,
pregonando)
¡Sardina
fresca!
ABEL
¡Santo
Dios! Si ve a Chinchorro, le mata.
(Se
va)
ANTIGUA
(Apareciendo)
¡Sardina,
sardina fresca! Son la flor de la frescura.
RIPALDA
Hola,
Antigua.
ANTIGUA
Hola,
ricura.
RIPALDA
A
ver si tenemos gresca.
ANTIGUA
¿Con
quién?
RIPALDA
Con
el propietario de tu cuerpo saleroso.
ANTIGUA
¿Con
quién? ¿Con ese baboso?
RIPALDA
¿No
te pega?
ANTIGUA
Lo
contrario. Sólo cuando estoy bebida me puede. Se fue a la mar. Hoy me puedes convidar
sin miedo.
(Sentándose)
RIPALDA
Se
te convida.
ANTIGUA
Tengo
el gaznate tan seco de pregonar…
RIPALDA
(Dándole
una copa)
Echa
un trago.
ANTIGUA
¿Cuánto
vale?
RIPALDA
Yo
lo pago.
ANTIGUA
Entonces…
¡en el caneco!
(Coge
el caneco y lo empina)
RIPALDA
Pero,
oye…
ANTIGUA
¿Qué?
(Vuelve
a beber)
RIPALDA
¡Pero,
Antigua! ¿Dónde vas?
ANTIGUA
¿Es
ginebra o aguarrás?
(Bebe)
RIPALDA
¡Gasolina!...
Vamos…
(Quitándole
el caneco de la boca)
¡Eh!
(Dándole un empujón)
¡Así
revientes, galocha!
ANTIGUA
(Dando
traspiés llega a la puerta de la taberna de donde sale Chinchorro)
Pero,
¿qué veo? ¿Chinchorro?
(Este
se mete de nuevo en la taberna)
¡Mecachis
en la panocha!
(Entra
en la taberna tras él)
RIPALDA
¡Ahí
lo tienes!¡Flechao por la tabernera!
(Yendo
hacia el café)
(Mutis.
Sale Antigua de la taberna, que saca a Chinchorro cogido por una oreja. Los dos
están igualmente borrachos)
(Música)
Antigua
y Chinchorro.
ANTIGUA
¡Ven
aquí, camastrón!
CHINCHORRO
¡Que
me arrancas la oreja!
ANTIGUA
(Soltándole)
¡Si
no fueras pendón!...
CHINCHORRO
¡Qué
demonio de vieja!
ANTIGUA
(Dirigiéndose
hacia la taberna)
¡A
esa guarra también
voy
a darle garrote!
CHINCHORRO
No
te expongas, mi bien,
que
te arranca el bigote.
ANTIGUA
Ven
acá, titi:
¿qué
le viste a esa sinsorga,
que
no me vieras a mí,
para
siempre estar ahí?
CHINCHORRO
Vengo
aquí a beber,
y
a olvidarme de que en mi casa
duermo
con una mujer
que
parece un brigadier.
ANTIGUA
¡Ay,
Señor! ¡Qué sufrir!
No
me deja ni vivir.
CHINCHORRO
¡Ay,
Señor! ¡Por San Blas!
¡Cuándo
te la llevarás!
(Otra
vez a su mujer, tirando de ella)
¡Ven
aquí, bacalao!
ANTIGUA
¡Que
me rompes la falda!
CHINCHORRO
¿Dónde
la has agarrao?
ANTIGUA
(Señalando
el cafetín)
¡Es
que me han convidao!
CHINCHORRO
¡Ay,
pobre de mí!
Mi
vieja está borracha.
¡Ay,
pobre de mí!
¡Que
yo lo estoy también!
Una
vieja,
gorda
y pelleja,
y
un abuelete
como
pareja,
se
van del bracete
por
la calleja,
cae
una teja
¡y
hay un belén!
ANTIGUA
¡Ay,
pobre de mí!
Mi
viejo está borracho.
¡Ay,
pobre de mí!
¡Que
yo también lo estoy!
Este
viejo,
necio
y pendejo
se
ha sacudido
más
de un pellejo,
y
a mí me ha ocurrido
lo
mismo que al viejo.
No
sé cómo ha sido
ni
sé ya quién soy.
CHINCHORRO
¡Ven
acá, mujer!;
que
te lleve pronto a la cama
porque
te vas a caer…
¡y
te voy a sostener!
ANTIGUA
¡Eso
sí que no!
Tú
no puedes con lo que llevas.
¡Mira
que bien ando yo!
¡Más
salada que Charlot!
CHINCHORRO
¡Santo
Dios! ¡Qué mujer!
De
narices va a caer.
ANTIGUA
Eso,
tú; que ya estás
que
no ves por dónde vas.
(Al
final, cogidos del brazo y, olvidándose de la banasta de sardinas, se dirigen
hacia el foro izquierda, haciendo antes una breve evolución)
LOS
DOS
¡Trumla,
trumla,
trumla,
la, la! ¡Ay!...
(Mutis
de ambos, sosteniéndose mutuamente)
(Hablado)
(Salen
de la taberna Marola, Fulgen y Senen)
MAROLA
Ya
se marchan tan contentos.
(Senen,
con sorna, comunica que ambos van bebidos)
FULGEN
Bien
bebidos van los dos. Si viene sobria, ¡lo estrella!
(Pellizcando
en un brazo a Marola)
¡Adiós!
MAROLA
¡Eh!
¡Ojo con los tientos!
FULGEN
(Irónico)
¿El
patrón es muy celoso?
(Sale
del café Juan de Eguía)
MAROLA
Al
menos, muy oportuno.
(Fulgen
y Senen también hacen mutis)
JUAN
DE EGUIA
(Después
de una pausa)
¿Queda
alguno?
MAROLA
Nadie.
JUAN
DE EGUIA
(Pausa)
Oye,
Marola. Nunca fié en las mujeres.
¿Tú
lo sabes?
MAROLA
Sí,
lo sé.
JUAN
DE EGUIA
Pero,
¡tú eres para mí tan diferente, Marola...! Una mujer, una sola, me dio el bien
que apetecí.
MAROLA
Por
eso vivo a tu lado.
JUAN
DE EGUIA
(Transición)
El
tiempo te demostró que yo no soy tan malo como la gente comenta.
MAROLA
La
fama de Juan de Eguía no era buena en ningún puerto.
JUAN
DE EGUIA
Aquel
Juan de Eguía ha muerto, si quiera en ti, vida mía. ¿Eres feliz?
MAROLA
En
mi tierra viviría más dichosa.
JUAN
DE EGUIA
Allí
ya sabes, Marola, que todos me hacen la guerra.
MAROLA
Culpa
fue de tu aventura, desdichada, con mi gente.
JUAN
DE EGUIA
¿Quieres
volver? ¿Eh? ¿Quieres volver?
MAROLA
Fue
un decir. Si aquí tengo que vivir, aquí viviré...
JUAN
DE EGUIA
Seremos
aves de paso. Marola, en ti sí que fío. Necesitamos un tío que nos ayude en un
caso. De ti depende, alma mía.
MAROLA
¿De
mí?
JUAN
DE EGUIA
¿Tú
no bromeas con ellos y coqueteas con toda la cofradía?
MAROLA
Sí;
bromeo y coqueteo... ¡Porque tú me lo mandas!
JUAN
DE EGUIA
Pronto
saldremos de aquí. Si el asunto se remata con bien, torrentes de plata se verterán
sobre ti.
MAROLA
¡Y
yo un hombre he de buscar!
JUAN
DE EGUIA
Buscarlo,
no. Convencerlo.
MAROLA
Para
hacer, ¿qué?
JUAN
DE EGUIA
En
un balandro..., a dar un paseo.
MAROLA
¿Buscado
está? (Juan afirma) ¿Quién es?
JUAN
DE EGUIA
Leandro.
MAROLA
¿No
encontraste otro mejor?
JUAN
DE EGUIA
Es
valiente con el mar..., aunque no salga a pescar cuando se enferma de amor.
MAROLA
(Algo
impresionada)
¡Qué
cosas dices!
JUAN
DE EGUIA
¿Te
ofende?
MAROLA
Tantos
vienen a beber, que alguno había de ser.
JUAN
DE EGUIA
(Insinuante)
¿Le
hablarás?
MAROLA
En
cuanto venga.
(Maquinalmente)
JUAN
DE EGUIA
En
ti fío. ¿Verdad, Marola?… ¡Marola!
(Marola
hace mutis a la taberna, conteniendo las lágrimas. Juan de Eguía se queda un
momento parado. Encoge los hombros y se dirige al café, de dónde sale Verdier)
JUAN
DE EGUIA
No
está claro todavía; pero barrunto bonanza.
VERDIER
Que
haya una mujer en danza… ¡Allá tú! Yo no lo haría.
SIMPSON
¿Qué
dice la tabernera?
VERDIER
Reacia
está al parecer.
JUAN
DE EGUIA
No
te amilanes, VERDIER. La audacia es mi consejera.
SIMPSON
Lágrimas
te ha de costar esa constante osadía.
JUAN
DE EGUIA
Los
ojos de Juan de Eguía no saben lo que es llorar.
SIMPSON
Esa
faena se aprende cuando menos te lo catas.
JUAN
DE EGUIA
Aquí
llega el papanatas.
SIMPSON
¿Leandro?
JUAN
DE EGUIA
Leandro.
SIMPSON
Atiende…
Ese mozo…
JUAN
DE EGUIA
Calla,
idiota.
SIMPSON
No
te saldrás con tu intento.
(Entra
Leandro)
JUAN
DE EGUIA
Parece
que gira el viento.
SIMPSON
Y
viene mucha gaviota.
(A
Leandro)
Bien
hiciste en no salir a la mar. Hay virazón.
JUAN
DE EGUIA
En
tierra hay más porvenir, ¿no es cierto?
LEANDRO
Simpson,
¿no me acompañas?
(Indicándole
la taberna)
SIMPSON
Ahora
no. Es que… nos tenemos que ir… Pero me debes una de caña.
VERDIER
Vamos.
(A
Juan)
Buenos
días.
SIMPSON
¡Hasta
luego! Y, ¡ojo con el fuego, que te puedes quemar!
(Se
van)
(Música)
Dúo
de Marola y Leandro.
LEANDRO
¡Todos
lo saben!
Es
imposible
disimular.
No
hay más caminos:
ella
en mis brazos
o
renunciar.
¡Renunciar
no puede ser!
¡Es
mi vida esa mujer!
(Da
unas palmadas y se sienta en la mesa. Sale Marola)
MAROLA
¿Qué
quieres? ¿Qué te sirvo?
LEANDRO
(Dudando)
Marola,
yo quisiera…
Marola,
yo deseo…
(Decididamente)
Una
bebida tan rara,
tan
dulce y tan buena
que
alumbre los sueños
y
aplaque las penas.
MAROLA
No
sueñes, marinero.
LEANDRO
Si
no existieran tus ojos,
radiantes
y bellos,
no
habría en mi alma
ni
penas ni sueños.
MAROLA
Tengo
los ojos radiantes
porque
los miras al sol.
LEANDRO
Verlos
quisiera de noche,
que
es el portal del amor.
MAROLA
Esa
aventura es difícil.
LEANDRO
Amo
la dificultad.
MAROLA
Una
mujer no es arena
que
echa a la playa la mar.
LEANDRO
Marola…
No comprendes…
¡Te
quiero con toda mi alma!
Y
he de luchar por lograrte,
¡por
verte en mis brazos!,
con
todos los vientos
que
quieran en vano
tu
amor apartar de mí.
MAROLA
No
delires, soñador.
LEANDRO
Sé
piadosa con mi amor.
MAROLA
Marinero,
vete a la mar:
que
la tierra es mundo traidor
y
las rosas de mi jardín
envenenan,
¡ay de mí!,
con
el olor.
LEANDRO
Marinero
soy de la mar,
y
en el puerto está lo mejor:
son
los ojos de una mujer
que
me hicieron, ¡ay de mí!,
soñar
de amor.
MAROLA
Vete
a la mar, marinero.
Ya
no lo debes dudar,
marinero,
vete a la mar…
LEANDRO
Marinero
soy de la mar.
(Leandro
ha estrechado entre las suyas las manos de Marola y se va corriendo por el foro
izquierda, por dónde aparecerá Abel. Marola queda un momento suspensa y de su
actitud le sacan las primeras palabras de Abel)
(Hablado)
ABEL
No
me lo niegues. Algo ha pasado. ¡La cosa es clara! ¡Que le has mirado!
MAROLA
¿Tales
portentos causan mis ojos?
ABEL
Cuando
los miran, ¡bailan los cojos!
MAROLA
(Riéndose)
Esas
son coplas que tú te inventas.
ABEL
Si
tú supieses…
(Pausa)
MAROLA
¿Qué?
…
ABEL
Pues…
¡que te quiero! … No se lo digas al tabernero.
MAROLA
¡Es
una broma!
ABEL
Es
cosa seria.
MAROLA
Es
cosa triste. ¡Hasta a los chicos de la ribera tiene embrujados la tabernera! Anda,
chicuelo. Déjame sola.
ABEL
¡Si
yo tuviese dos años más!
(Mutis)
MAROLA
(Acercándose
a la puerta del café)
¡Este
muchacho! ¿Yo le hechicé?… Pero si nunca le he dado pie.
(Pausa)
(Música)
Marola,
Antigua, Coro de Mujeres y Leandro (dentro)
(Vuelve
Marola hacia la taberna, pero se encuentra rodeada de un grupo de Mujeres que
salen, capitaneadas por la Antigua y en son de motín)
MUJERES
(Por
Marola)
¡Aquí
está la culpable!
MAROLA
¿De
qué tengo la culpa?
MUJERES
De
jugar con los hombres
y
volverlos tarumba.
MAROLA
Yo
no juego ni gano,
yo
no salgo ni entro.
MUJERES
Pero
los emborrachas
y
los tienes revueltos.
MAROLA
Si
ellos vienen a casa,
¡ya
sabrán a qué vienen!
Si
vosotras supierais
alegrarles
la vida…
MUJERES
¡A
que acaben borrachos
le
llamáis alegría!
ANTIGUA
A Chinchorro,
mi marido,
que
en mi casa no lo prueba,
lo
mismito que una cuba
le
saqué de la taberna.
MAROLA
Pero
tú, que no te vimos
asomarte
por mi casa,
has
pescado una merluza
que
parece un tiburón.
ANTIGUA
Cállate,
perdición…;
que
te doy un coscorrón.
MUJERES
Porque
tú,
para
hablar,
tienes
mucho por callar.
MAROLA
Pues,
entonces, hablaré.
MUJERES
¡Tienes
mucho que callar!
MAROLA
Si
vienen los hombres aquí,
vosotras
la culpa tenéis;
oléis
a sardinas y estáis achicadas
en
cuanto los veis.
Ninguno
se puede alabar
de
haber conseguido de mí
más
que una sonrisa
y
un aire atrayente,
que
es el aliciente
que
encuentran aquí.
Y
no se devanen los sesos
pensando
que soy Lucifer.
Ser
limpia y amable
es
indispensable
en
una mujer.
MUJERES
¡Y
encima se burla!
¡No
hay quién lo tolere!
MAROLA
A
mí no me hiere
ni
asusta una voz.
MUJERES
Los
tiene atontados.
Los
ha embrutecido.
MAROLA
Veréis
cómo ha sido.
Tomad
la lección.
MUJERES
Encima
tendremos
que
oír sus lecciones.
ANTIGUA
Tendrá
sus razones.
MAROLA
Más
claras que el Sol.
(Dirigiéndose
a una de ellas)
Si
a tu marido tú le quieres agradar
en
vez de hacerle «¡fu!», déjate acariciar.
No
son del diablo, como presumes;
que
mis perfumes bien cristianos son:
agua
del río, y un estropajo,
¡y
un cacho de jabón!
MUJERES
¡Cállate!
¡Cállate!
¡Mira
que eso no lo aguanto yo!
MAROLA
Yo
nada tengo que callarme.
MUJERES
¡Cállate!
¡Cállate!
¡Cállate,
ladrona!
¡Cállate,
cochina!
MAROLA
Lo
que queréis es asustarme...
MUJERES
¡Cállate!
¡Cállate!
MAROLA
¿Por
qué? ¿Por qué?
MUJERES
¡Que
te vamos a zurrar!
Hablado
sobre la música
JUAN
DE EGUIA
(Saliendo
por el foro izquierda)
Marola,
¿qué pasa aquí?
ANTIGUA
Que
les sorbe los sentidos y nos roba los
maridos.
MAROLA
No
es verdad.
ANTIGUA
¡Juro
que sí!
MAROLA
¡Mentira!
ANTIGUA
Tú
sí que mientes; que eres de mala ralea.
Y
no está mal que lo sea, sino que tú lo
consientes.
JUAN
DE EGUIA
(Cogiendo
a Marola de un brazo y arrojándola al suelo, con violencia)
¡Marola,
siempre serás la misma!
ABEL
(Que
ha aparecido, reprimiendo un impulso de rebeldía)
¿Qué?
MAROLA
(Levantándose,
angustiada)
¡Por
favor!
JUAN
DE EGUIA
(Violento)
¡Calla
y vete!
JUAN
DE EGUIA
(A
las Mujeres)
¿Queréis
más?
(Marola
entra en su casa llorando)
Los
maridos complacientes no son hombres
de
mi casta.
ANTIGUA
A
las hembras imprudentes, con un trato
así
les basta.
JUAN
DE EGUIA
Ya
podéis marcharos presto.
ANTIGUA
Ya
nos vamos satisfechas.
(Inician
el mutis)
JUAN
DE EGUIA
(A
Abel)
Tú,
¿qué miras?
ABEL
Yo,
¡protesto!
JUAN
DE EGUIA
Tú,
galán, ¡a tus endechas!
(Mientras
las Mujeres acaban de salir, Abel se va mohíno por la derecha. Cuando todos han
desaparecido, Juan de Eguía rompe en una burlona carcajada, extrae la pipa, la carga
y la enciende. Entre tanto oímos cantar a Leandro, luego le veremos)
TELON
(En
la taberna hay animación. Chinchorro, Fulgen y Senen, y otros, ocupan una mesa.
En otra mesa del fondo hay cuatro Marineros, dos de ellos negros, de la
escuadra americana. En las demás mesas y en el mostrador, beben otros Marineros
que pululan también de grupo en grupo. En otra mesa, Simpson)
(Música)
Marola,
Juan de Eguía, Simpson y Coro de Hombres.
HOMBRES
(Cantando)
Eres
blanca y hermosa
como
tu madre;
eres
como la rama
que
al tronco sale.
Toda
la noche estoy,
niña,
pensando en ti.
¡Cuánto
sufro de amores
desde
que te vi!
SIMPSON
(A
Marola)
¿Quieres
tú cantar
una
canción?
Tabernera
graciosa,
canta,
¡canta!
¿Quieres
alegrar
mi
corazón?
Tabernera
graciosa,
canta,
¡canta!
Canta
una canción
para
achicar
a
todo este orfeón.
JUAN
DE EGUIA
(Que
sale por la derecha)
Buenas
noches, señores.
SIMPSON
Juan
de Eguía, salud.
JUAN
DE EGUIA
Muy
alegres estamos.
SIMPSON
Porque
no estabas tú.
Ya
se acabó la alegría.
Callad,
callad,
porque
el patrón
es
un sauce llorón.
JUAN
DE EGUIA
¡Marola!
MAROLA
¿Qué
quieres?
JUAN
DE EGUIA
Que
cantes.
MAROLA
¿Que
cante?
JUAN
DE EGUIA
Pues,
claro.
MAROLA
¿Qué
voy a cantar?
JUAN
DE EGUIA
Tú
sabes, Marola,
canciones
bonitas,
seguro
que a todos
les
va a entusiasmar.
MAROLA
(Resignada)
Siempre
será lo que tú digas.
SIMPSON
La
tabernera va a cantar.
(Forman
grupo alrededor de Marola; Juan de Eguía a su lado)
SEGUNDO ACTO
Interior
de la taberna. En el muro del fondo, hay un ventanal y la puerta de entrada.
Delante hay mesas y banquetas, separadas entre sí para dejar paso. En el muro
de la derecha, en primer término, puerta de acceso a la vivienda; a
continuación, anaqueles con frascos de vino, botellas de licores…; delante de
la anaquelería, el mostrador con taburetes alrededor. Anochece.
(Música)
Romanza
de Marola.
MAROLA
En
un país de fábula
vivía
un viejo artista,
que
en una flauta mágica
tenía
su caudal.
Tan
pobre era, y tan rústico,
que
el mísero flautista
dormía
en copas de árboles
por
falta de un lugar
y
los pájaros de la selva
le
venían a despertar;
y
el viejo flautista
tocaba
a su vez,
diciendo
a los aires
con
gran altivez:
«Yo
también
soy
un pájaro viejo
que
llena de trinos
el
aire vernal.
Yo
también
he
volado en la vida
sin
rumbo y sin nido
dónde
emparejar.
Vosotros
cantáis
endechas
de amor.
Yo
canto amarguras
de
mi corazón».
Pero
una noche trágica
durmiose
el triste abuelo
sobre
el pomposo vértice
de
un árbol secular;
y,
entre un fragor horrísono,
cayó
una luz del cielo
y
el miserable músico
durmió
en la eternidad.
Ni
los pájaros de la selva
consiguiéronle
despertar.
Las
aves cantaron
y
el viento lloró:
el
viento y las aves
copiaban
su voz.
(Mientras
el Coro repite a boca cerrada la melodía del estribillo de la canción, Marola imita
el canto de las aves)
(Hablado)
CHINCHORRO
¡Bien!
¡Muy bien!
SIMPSON
¡Bravo,
Marola!
(A
Juan de Eguía)
¡Aprende,
Juan!
JUAN
DE EGUIA
Ya
te entiendo. Me tientas para que cante yo también.
SIMPSON
No.
Que preveo lo que será tu canción: algo muy torvo y muy negro.
JUAN
DE EGUIA
Te
equivocas. Yo también soy alegre cuando quiero.
SIMPSON
¡Silencio!
(Música)
Romanza
de Juan de Eguía.
JUAN
DE EGUIA
La
mujer, de los quince a los veinte,
es
más dulce que un pirulí;
de
los veinte a los treinta emborracha,
porque
huele como el jazmín,
de
los treinta a los treinta y cinco,
es
sabroso licor de anís.
¡Las
mujeres de quince y de veinte
de
treinta y cuarenta, me gustan a mí!
¡Chíbiri,
chíbiri, chíbiri, chíbiri!...
La,
la, la, la, la…
Es
la rubia cabello de ángel,
aunque
el ángel sea Luzbel,
la
morena, rosquilla caliente
con
almíbar de vino y miel;
la
trigueña, jalea pura;
la
castaña, marrón glasé;
y
no siendo rubita o trigueña,
morena
y castaña me gustan también.
¡Chíbiri,
chíbiri, chíbiri, chíbiri!...
Siempre
el amor…
Siempre
el amor anda por el mundo
volando
a nuestro alrededor,
y
es la mujer cebo que nos brinda
tan
peligroso pescador.
De
sobra sé
que
la red tendida está
y
que el amor me pescará.
Dulce
es caer
en
sus finas redes
si
el rico cebo es la mujer.
La
mujer, de los quince a los veinte,
es
más dulce que un pirulí…, etc.
¡Chíbiri,
chíbiri, chíbiri, chíbiri!...
(Hablado)
CHINCHORRO
A mí
también me dislocan las mujeres, y te advierto que la mía, aunque es tan fea, me
disloca… hasta los huesos.
RIPALDA
Buenas
tardes.
JUAN
DE EGUIA
¡Hombre!
¿Tú?
CHINCHORRO
¿También
pica el cafetero?
RIPALDA
Vengo
a pedir un favor. Que me dejen un cubierto.
MAROLA
¿Un
cubierto?
RIPALDA
Están
en casa, soplándose una gran cena, unos marinos de guerra americanos.
JUAN
DE EGUIA
Como
éstos.
RIPALDA
¿Como
éstos? ¡Los oficiales principales del crucero! Y, claro, un banquete así… Me
han dejado sin cubiertos.
SIMPSON
¿Cuántos
han venido?
RIPALDA
Tres.
(Todos
ríen)
MAROLA
Tome
usted.
(Dándole
un cubierto)
RIPALDA
Se
lo agradezco. Tengo que comprar. Adiós.
CHINCHORRO
Y
no olvides devolverlo.
RIPALDA
Esa
indirecta…
CHINCHORRO
Ya
sabes que te conozco, mochuelo.
FULGEN
Ande,
patrón.
CHINCHORRO
Yo
no salgo.
(Levantándose)
¡Hala!
Ni salgo ni entro. Me habéis ahorcado el seis doble tres veces.
FULGEN
Lances
del juego.
CHINCHORRO
¿No
está abolida la pena de muerte, so pistolero?
(Ha
aparecido en la ventana Valeriano, sargento de carabineros)
VALERIANO
¿Qué
tal, amigos?
CHINCHORRO
Aquí,
ya lo ves, matando el tiempo.
VALERIANO
¿No
está abolida la pena de muerte?
CHINCHORRO
¡Mira
el sargento! Fisgando por la taberna.
VALERIANO
Yo
vivo del fisgoneo.
CHINCHORRO
Pues,
espabílate, amigo, que no sé por qué me huelo que estos días… hay marea.
VALERIANO
Pero
yo soy circunspecto. No hay que levantar la caza.
CHINCHORRO
Bien
lo dice el refranero: «No por mucho madrugar… dejarás de tener sueño».
VALERIANO
Adiós,
amigos.
(Mutis)
VARIOS
Adiós.
CHINCHORRO
(Yéndose
al mostrador)
Marola:
lléname un cuenco.
SIMPSON
¿Has
oído?
JUAN
DE EGUIA
No
hay cuidado; hablan por hablar.
SIMPSON
No
cuentes conmigo, te lo advierto.
JUAN
DE EGUIA
¡Simpson!
SIMPSON
Que
yo no lo veo tan claro como vosotros. Verdier se marchó, ¿verdad?
(Juan
de Eguía afirma)
Uno
que libra el pellejo. Y el otro, yo.
JUAN
DE EGUIA
(Levantándose)
Con
la vida me respondes del silencio.
SIMPSON
Vete
tranquilo.
(Juan
hace mutis por la izquierda)
SIMPSON
Marola…
¿Te has olvidado de que vivo y de que bebo?
MAROLA
¿Otra
botella?
SIMPSON
Una
grande. Paga América.
RIPALDA
(Entrando
de nuevo)
Aquí
vuelvo.
CHINCHORRO
Si
acabarás por cerrar y ser uno de los nuestros.
RIPALDA
¿Pues
no me piden palillos? Yo estuve en el extranjero y en ningún sitio del mundo se
usan.
SIMPSON
Eso
es cierto.
CHINCHORRO
Y
entonces, ¿con qué se rascan las muelas?
RIPALDA
Pues…
con los dedos.
MAROLA
Tome,
vecino.
RIPALDA
Enseguida
que acaben se los devuelvo.
(Se
va)
CHINCHORRO
¡Se
los devuelvo! ¡Será guarro! Iba a decir un refrán muy bonito… y no me acuerdo.
(Abel
se asoma por la ventana del fondo)
ABEL
¿Ya
se fue ese mal hombre?
MAROLA
Pareciste,
granuja. Todo el día sin verte.
ABEL
Donde
está Juan de Eguía yo no puedo… ni entrar.
MAROLA
Vamos,
vamos, muchacho. No compliques las cosas.
ABEL
Juan
de Eguía ¡Le ha pegado! ¡Delante de un sin fin de mujeres!
CHINCHORRO
¿Juan
de Eguía a Marola?
ABEL
¡Sí,
señor!
FULGEN
¿Qué
dices?
MAROLA
¡No
es verdad!
ABEL
¡Yo
no miento!
FULGEN
¡Canalla!
¡Sinvergüenza!
(Senen
muestra su indignación)
MAROLA
Tú
eres un chiquillo.
ABEL
Sí
¡Ya lo sé! Si yo fuera un hombre, ¡no te pegaba, palabra!
MAROLA
Vamos,
cállate, Abel.
FULGEN
Entonces,
¡es verdad! ¡Le ha pegado!
CHINCHORRO
¡Eso
no tiene nombre!
FULGEN
¡Te
vengaremos!
VARIOS
¡Le
mataremos!
MAROLA
¡No!
¡Marchaos! ¡Afuera!
CHINCHORRO
(Se
ha subido a un taburete)
Marineros…
MAROLA
Chinchorro,
¿usted va a iniciar el motín?
CHINCHORRO
¿Qué
motín? Es un mitin ¡Uno falta en el corro, marineros! ¡Leandro! ¡El será el paladín!
Él se basta. ¡A buscarle!
MAROLA
¡No!
(A
Abel)
¿Lo
ves?
ABEL
Sí,
Marola. Juan de Eguía es un ogro.
FULGEN
Pero
ya se acabó.
CHINCHORRO
Se
acabó Juan de Eguía, se acabó su aureola, se acabó su fachenda…
(Baja
del taburete. Van haciendo mutis los Pescadores por el fondo)
MAROLA
(Suplicante)
Chinchorro…
CHINCHORRO
No
me mires tan mustia, que ya vas a ser libre. ¡Muera Juan!
FULGEN
¿Vamos
o no?
CHINCHORRO
¡Adelante!
VARIOS
¡Muera
Juan!
(Se
marchan)
MAROLA
¡Vete,
Abel, y detenlos!
ABEL
Y
aún le quieres, Marola…
(Mutis)
SIMPSON
Como
van, volverán.
MAROLA
¡Ay,
Señor!
SIMPSON
Cobra
a éstos.
MAROLA
¿Pagarán?
SIMPSON
No
lo dudes. Estos son de otro bando. Paga América el ron. «¡Hey, man! ¡Money!» Toma,
luego me invitas a una botella de ron.
(Mutis
de Marola por la puertecilla del mostrador. Simpson se acerca a grupo de negros
y canta)
(Música)
Romanza
de Simpson.
SIMPSON
Despierta
negro,
que
viene el blanco.
Desde
el navío
te
está mirando.
Son
dos cocuyos
sus
ojos claros;
no
son luceros
que
van de paso.
El
blanco tiene
la
nave al pairo
y
está despierto
como
un alano.
La
luna es blanca,
muy
blanca.
La
noche es negra,
muy
negra.
El
negro, drumi
que
drumi,
y
el blanco, vela
que
vela.
Noche:
que sale la luna.
Negro:
despierta, ¡despierta!
(Los
Marineros, poco a poco, han ido despertándose, fijando su mirada en Simpson)
Ya
sabes, negro,
cómo
es el blanco:
se
finge ecobio,
te
sube el santo,
collares
cambia
por
nenes guapos,
y
al otro día
te
lleva al barco,
te
soba el cuero,
te
quita el mando,
te
da la pega,
¡y
engorda el amo!
La
luna es blanca,
muy
blanca.
La
noche es negra,
muy
negra.
El
negro, drumi
que
drumi,
y
el blanco,
vela
que vela.
(Nuevamente
los Marineros han ido quedando adormilados)
Noche:
que sale la luna.
Negro:
despierta, ¡despierta!
(Hablado)
(Se
escuchan unos pitos de los oficiales del crucero. Los Marineros se ponen de
pie, como movidos por un resorte, y hacen mutis por la puerta)
¡Despierta,
negro, despierta!... Que os
van
a limpiar la ropa.
(Entra
Leandro)
LEANDRO
¡Hola,
Simpson!
SIMPSON
«¡Gutten
Tag!»
LEANDRO
¿Cómo
la taberna sola?
SIMPSON
Para
que yo me la beba sin que nadie me haga sombra.
LEANDRO
¿No
hay quien sirva?
SIMPSON
Anda
por dentro.
LEANDRO
¿El
amo?
SIMPSON
No;
la señora.
(Acercándose
a Leandro que se sentó en una mesa)
Oye,
Leandro… No creas que estoy bebido… ¡Ni gota! ¡Mucho cuidado! A ti te gusta Marola,
más que a los otros. A ti te va a costar esa broma un disgusto… Una mujer es la
soga donde muchos que pretenden hacer títeres se ahorcan.
LEANDRO
Bueno,
y ¿a ti qué te importa?
SIMPSON
Te
debo muchas azumbres y, aunque he sido un poco tromba, yo ya no soy un pirata,
como Juan de Eguía. ¿Te habló Marola de un bulto que en un peñón de la costa,
en una cueva, a diez millas, está escondido entre rocas?
LEANDRO
Nada
me dijo. ¿Es tabaco?
SIMPSON
Cocaína.
¡Valdrá un millón! Esa droga, que se vende de ocultis, vale mil duros la onza.
LEANDRO
Y
a mí, ¿para qué me buscan?
SIMPSON
Se
precisa una persona que no despierte sospechas, que sea diestro en la boga y
que tenga algún motivo para callarse la boca.
LEANDRO
Yo,
¿qué tengo que callar?
SIMPSON
Una
pasión borrascosa.
LEANDRO
¿Y
ése es el precio que he de pagar para que ella me quiera?
SIMPSON
¡Qué
tonto eres! Para que piques, el cebo es una mujer. ¿Que te niegas? Ya no
vuelves por aquí. ¿Que te conformas y fracasa la aventura? Ya no vuelves por aquí.
¿Que triunfas? Llena él la bolsa y ambos levantan el vuelo: el cóndor y la gaviota…
¿Lo entiendes, hombre? Por todos los caminos se va a Roma.
LEANDRO
Déjame
en paz. Tú siempre con negras historias.
SIMPSON
¿Te
incomoda que te diga la verdad?
LEANDRO
¡Pero,
qué verdad! Esa mujer no es un áspid.
SIMPSON
¿Y
si un áspid la emponzoña?
LEANDRO
Me
quiere.
SIMPSON
Me
voy, Leandro, ¡allá tú!
LEANDRO
Te
agradezco… la zozobra que en mi corazón pusiste.
SIMPSON
Luz
en tu frente quisiera poner, donde hay tanta sombra.
LEANDRO
¡Luz
en mi frente!
SIMPSON
¡Luz
clara como la luz de la aurora!
(Mutis)
(Música)
Romanza
de Leandro.
LEANDRO
¡No
puede ser!
Esa
mujer es buena.
¡No
puede ser
una
mujer malvada!
En
su mirar,
como
una luz singular,
he
visto que esa mujer
es
una desventurada.
No
puede ser
una
vulgar sirena
que
envenenó
las
horas de mi vida.
¡No
puede ser!
Porque
la vi rezar,
porque
la vi querer,
¡porque
la vi llorar!
Los
ojos que lloran
no
saben mentir.
Las
malas mujeres
no
miran así.
Temblando
en sus ojos
dos
lágrimas vi,
¡y
a mí me ilusiona
que
tiemblen por mí!
¡Viva
luz de mi ilusión!
¡Sé
piadosa con mi amor!
Porque
no sé fingir,
porque
no sé callar,
¡porque
no sé vivir!
(Hablado)
MAROLA
(Por
donde hizo mutis)
¿Otra
vez aquí, marinero?
LEANDRO
¿No
tienes nada que decirme?
MAROLA
Nada.
LEANDRO
¿No
me dices: «Te quiero»?
MAROLA
Eso…
lo tendré que mentir.
LEANDRO
Mira
que me tienes a punto para obedecerte a tu antojo.
MAROLA
No
quiero nada.
LEANDRO
¿Un
asunto peligroso?
MAROLA
¿Cómo
he de pedirte esas cosas?
LEANDRO
Es
que yo necesito que confíes en mí y en mi amor…
MAROLA
Vete,
marinero.
LEANDRO
No.
(Abrazándola)
MAROLA
(Desprendiéndose)
¡Quita!
Nos pueden ver.
LEANDRO
¿Y
si no nos vieran? ¿Quieres hoy acompañarme a la mar?
MAROLA
¡Cállate,
Leandro!
LEANDRO
¿O
prefieres ir bajo la luna a bogar?
MAROLA
Sólo
que te vayas muy lejos.
LEANDRO
¡Habla!
¡Seguiré tus consejos!
MAROLA
No,
Leandro. ¡Qué insensatez! ¡Vete!... ¡Vete ya! No lo esperes.
LEANDRO
¿Cómo
me he de ir?
MAROLA
¡Por
favor!
LEANDRO
Dime,
Marola, ¿tú a mí me quieres?
MAROLA
¿No
te he de querer, pescador?
(En
la puerta del fondo aparece la Antigua)
ANTIGUA
Así
me gusta, Leandro, que tú la mimes por todos y así no habrá más que días de paz
entre los matrimonios.
LEANDRO
Se
equivoca usted, Antigua.
ANTIGUA
¿Antigua,
dices? Patrona me has de llamar, mientras vayas con Chinchorro.
(Marola
se ha ido al mostrador, donde empieza a ordenar los cacharros)
ANTIGUA
Ya
me doy cuenta de que estorbo. Por eso precisamente no me voy. Oye, rumboso, ¿me
convidas a un envite de ginebra?
LEANDRO
¡No!
ANTIGUA
¡Qué
bobo! Pues le iba a pedir a doña Dulcinea del Toboso mil perdones, por el lío
que ayer le armé.
MAROLA
La
perdono. ¡Váyase ya en buena hora!
LEANDRO
Perdón,
¿de qué?
ANTIGUA
De
un sofoco que la dimos… y una tunda que la propinó su esposo. Pues, ¡anda!, si llega
ahora… Pero yo… ¡mutis y a bordo!
LEANDRO
(Que
ha cruzado la escena en busca de Marola)
¿Quién
te ha pegado, Marola?
MAROLA
Nadie.
LEANDRO
¿Quién,
digo?
ANTIGUA
¿No
te he dicho que su esposo?
MAROLA
No
es verdad.
ANTIGUA
¡Anda
que no! Dos lapos y de los gordos. ¡Y la tiró por el suelo!
LEANDRO
¿A
ti?
ANTIGUA
¡Menudo
jolgorio!
LEANDRO
¿A
ti, Marola?
ANTIGUA
Pues,
hijo, ¡no te sulfuras tú poco!
LEANDRO
¿Y,
por usted?
(Yendo
a ella)
ANTIGUA
Vaya,
vaya…, que te veo muy nervioso.
(Mutis)
LEANDRO
Marola,
¿por qué no dices que es verdad y yo le ahogo?
MAROLA
Leandro…
¡no! Si me quieres…
LEANDRO
¿No
sabes ya que te adoro?
MAROLA
Déjame…,
vete.
(Música)
Fondo musical / Raconto
(Hablado sobre la música)
MAROLA
Yo
soy de un puerto lejano
donde
el amor es un torvo
contubernio
de mujeres,
que
ponen precio al tesoro
de
sus caricias, y de hombres
que
las buscan al retorno
de
sus cruceros, tan largos
que
el olvido es lo más propio.
Y
allí nací de mi madre
y
de un marino bisoño.
Crecí
tirada en el muelle…
De
tarde en tarde, venía
al
puerto un velero corso
y
el capitán me buscaba,
ponía
un beso en mi mano,
me
daba unos luises de oro
y,
a navegar, días, meses,
¡años!
Siempre hosco,
siempre
callado, hasta un día
que
volvió… ¡muy cariñoso!…
Había
muerto mi madre…
Y
el marino me llevó
con
él a un puerto y a otro
hasta
varar en el tuyo,
y
aquí estamos… y eso es todo.
LEANDRO
¿Es
tu marido?
MAROLA
(Pausa)
¡Es
mi padre!
Yo,
Leandro, le perdono.
Tú
callarás… Si me quieres,
como
yo a ti…
LEANDRO
Como
tú me mandes… pero antes he de salir
a
la mar.
MAROLA
No
seas loco.
LEANDRO
A
retirar ese fardo de cocaína.
MAROLA
¿Tú
solo? ¿Y el peligro?
LEANDRO
No
hay peligro.
MAROLA
Pues
vamos juntos.
LEANDRO
¿Tú
lo quieres? A las once en los escollos
del
rompeolas y luego…
MAROLA
¡Leandro!
LEANDRO
¿Me
quieres?
(Ya
en la puerta)
MAROLA
¿Y
tú?
LEANDRO
¡Te
adoro!
(Mutis,
Leandro por el foro y Marola por la primera derecha)
RIPALDA
(Que
entra por la izquierda. Dejando el cubierto en el mostrador)
El
cubierto que me ha dado. Es decir, otro peor. Y los palillos. De tres, no
devuelvo más que dos.
(Cogiendo
un palillo que cayó en el suelo)
Aquí
hay otro… Que no digan
que
el vecino es abusón.
ABEL
(Entrando
de la calle)
Pero,
¿qué miro? Ripalda, ¿tú en la taberna?
Esta
es la demostración de que la
taberna
vale más que el Café del Vapor.
RIPALDA
¡Qué
más quisiera!
ABEL
La
prueba está en la recaudación.
RIPALDA
¡Eso
sí que me trae loco! Y no veo explicación.
ABEL
No
eres atractivo como Marola.
RIPALDA
¿Tan
atractiva es Marola?
ABEL
¡Como
el imán!; Marola ríe y ríe la gente a su alrededor…
(Abel
y Ripalda hacen mutis, discutiendo con las últimas frases)
JUAN
DE EGUIA
(Entrando
por el fondo a la taberna)
¿En
tierra la cofradía y en la taberna no hay nadie? Algo ocurre aquí. ¡Marola!
MAROLA
(Saliendo)
¿Eres
tú? ¿No te encontraste a los marineros?
Todos
te buscan… ¡Quieren matarte!
JUAN
DE EGUIA
¿A
mí? ¿Por qué?
MAROLA
Porque
ayer me maltrataste. Se han enterado por fuera.
JUAN
DE EGUIA
Por
las mujeres. No saben que fue una comedia. ¡Bravo! Eso sí me satisface, que ellos
sepan defenderte el día que yo te falte. ¿Leandro, qué?
MAROLA
(Confusa)
No
ha venido.
JUAN
DE EGUIA
¡Mentira!
MAROLA
Vendrá
más tarde.
JUAN
DE EGUIA
Le
he visto entrar y salir. ¿No te atreviste a hablarle?
MAROLA
¿Por
qué exponer a un muchacho tan noble?…
JUAN
DE EGUIA
…Tan
agradable, tan simpático…
MAROLA
¿Te
burlas?
JUAN
DE EGUIA
¿Cómo
había de burlarme de nada que a ti te guste, de nada que a ti te agrade…, si
eres el mismo retrato de tu madre…, y ella me dio en tu persona la esperanza de
salvarme? Déjame que te contemple cerca de mis ojos. (Intenta besarla)
MAROLA
¡Padre!
(Música)
Juan
de Eguía y Marola.
MAROLA
¡Padre,
yo no te comprendo!
¿Qué
es lo que pretendes, padre?
JUAN
DE EGUIA
En
mi vida aventurera
he
ganado mil caudales.
¡Ayúdame
tú a ganar
el
último!
MAROLA
Un
caudal así ganado,
¿para
qué lo quieres, padre?
JUAN
DE EGUIA
Para
vivir a la orilla
de
tu cariño inefable
y
envejecer a la sombra
de
tus caricias filiales;
para
morirme tranquilo
de
que mañana, por hambre,
¡no
te consiga un pirata,
como
logré yo a tu madre!
MAROLA
Yo,
tantas veces sumisa,
no
puedo hablar a Leandro
de
una aventura arriesgada
cuyo
ideal no es honrado;
porque
no quiero perderle,
porque
le pierdo y no vivo,
¡porque
me quiere y le quiero
como
jamás he querido!
(Hablado sobre la música)
JUAN
DE EGUIA
Sí,
ya lo sabía.
MAROLA
¿Por
eso quisiste que yo le buscara?
JUAN
DE EGUIA
Por
eso, Marola.
(Marola
se ha ido corriendo por el fondo derecho. Juan de Eguía la ve marchar y, luego,
va tras ella. Entran los Marineros rodeando a Leandro, Chinchorro, Fulgen y Senen)
(Música)
Final
Segundo Acto. Marola, Abel, Leandro, Juan de Eguía, Simpson y Coro de Marineros.
MARINEROS
No
se puede consentir.
¡Ese
es un pirata!
Tú
lo debes comprender.
LEANDRO
¡No
me deis la lata!
Marineros
Sin
piedad la maltrató.
LEANDRO
Puede
ser un cuento.
MARINEROS
Por
el suelo la tiró.
LEANDRO
¡Eso
es un invento!
MARINEROS
No
es una impostura;
lo
ha contado Abel.
LEANDRO
Esa
criatura
cumple
su papel.
Es
un romancero
de
imaginación.
Marineros
Esta
vez infiero
que
tiene razón.
(A
Abel, que entra)
¡Aquí
está! ¡Míralo!
¡Ven
aquí! ¡Cuéntalo!
LEANDRO
(A
Abel)
Cuéntalo…
ABEL
Las
mujeres llegaron
y
a Marola acusaron
de
encender en vuestros ojos
llamaradas
de pasión.
Lo
escuchó Juan de Eguía
y,
en presencia de todos,
con
modales descompuestos
a Marola
maltrató.
La
tiró por el suelo,
la
pegó sin clemencia,
y Marola,
llorando,
le
pedía perdón.
LEANDRO
¡Basta!
De él me encargo yo.
Pero,
¡a ver si os sentáis
y
con él me dejáis!
SIMPSON
(Que
llega de la calle)
Siempre
llego en buena hora
¡y
aquí estoy yo, a ver qué pasa!
(Dando
unas palmadas)
¿Quién
convida, caballeros?
¿No
hay quién sirva en esta casa?
JUAN
DE EGUIA
(Saliendo)
¡Marola!
¡Marola!
Esta
dama remolona
va
a tenerme que escuchar.
LEANDRO
(Enérgico)
Cuidadito,
Juan de Eguía,
¡no
la vayas a pegar!
JUAN
DE EGUIA
¿Qué
te importa a ti, muchacho,
si
la pego o no la pego?
LEANDRO
¡Quien
la pegue o la maltrate,
se
verá conmigo luego!
JUAN
DE EGUIA
No
me vengas con desplantes.
SIMPSON
¡Humos
de la mocedad!
JUAN
DE EGUIA
Me
dan ganas de zurrarla
para
ver si eso es verdad.
LEANDRO
¿Cuál
es tu derecho
para
maltratarla?
JUAN
DE EGUIA
¿Cuál
es, pues, el tuyo
para
dar la cara?
LEANDRO
¡La
quiero! ¡Sí! ¡La quiero!
JUAN
DE EGUIA
Estamos
en mi casa
dos
hombres frente a frente.
No
creo que esos vengan
contigo
a defenderte.
LEANDRO
¡Marchaos
y dejadme!
JUAN
DE EGUIA
(Aparte)
El
hombre es un valiente.
LEANDRO
¡Fuera!
MARINERO
¡Vamos!
SIMPSON
(A
Leandro)
¡Calla!
LEANDRO
¡Vete!
(Se
retira el Coro por la puerta de la calle, con Abel, Simpson y Chinchorro.
Quedan solos Juan de Eguía y Leandro)
JUAN
DE EGUIA
Yo
no soy un cobarde.
LEANDRO
Ya
lo sé, Juan de Eguía.
JUAN
DE EGUIA
Pero
estoy esta tarde
que
ni yo me comprendo.
Yo
en cuestión de mujeres,
soy
un poco corsario,
y
la logras, si quieres,
porque
yo te la vendo.
LEANDRO
(Aparte)
Si
supieras, Juan de Eguía,
que
yo sé que no es tu amante.
JUAN
DE EGUIA
(Aparte)
Eso
no lo esperaría
este
joven mareante.
LEANDRO
Si
el precio me conviene,
¡yo
compro a esa mujer!
JUAN
DE EGUIA
El
precio de la venta
lo
vas a conocer.
(Con
mucho misterio)
Si
sale tu barca de noche a la mar,
y
en ella, tú solo, me vas a buscar
un
fardo en un punto que yo te diré,
¡delante
de todos te la entregaré!
LEANDRO
¿Delante
de todos?
JUAN
DE EGUIA
¡Palabra
de honor!
LEANDRO
Pues,
ésta es mi mano.
JUAN
DE EGUIA
Muchacho:
valor.
(Se
estrechan las manos)
(Hablado sobre la música)
JUAN
DE EGUIA
(Llamando)
¡Marola!
LEANDRO
¿Qué
quieres?
JUAN
DE EGUIA
Que
cumpla
con
su obligación.
MAROLA
(Saliendo)
¿Me
llamas?
JUAN
DE EGUIA
Patrona,
dos copas de ron.
(Marola
mira a los dos hombres, temerosa de preguntar qué ocurre. Les sirve. Entre
tanto, se asoma Chinchorro por uno de los ventanales del fondo, esperando lo
peor. Pero ve a los dos rivales sentados ante la mesa como unos compadres. Se
asombra, al igual que los Marineros que van asomándose después. Simpson entra
cautelosamente)
(Cantado)
HOMBRES
¿Quién
había de pensar
que
se entenderían?
Algo
debe aquí pasar
cuando
se confían.
SIMPSON
(Aparte)
Este
granuja
le
conquistó;
pero
no sabe
que
aquí estoy yo.
(Hablado sobre la música)
(Irrumpe
Abel, cortando en seco la orquesta, que luego subraya suavemente la situación hasta
el final)
ABEL
¿De
esa manera
la
has defendido
de
los ataques
de
ese bandido?
MAROLA
¡Muchacho!
JUAN
DE EGUIA
(Riéndose)
Calla;
déjale
hablar.
SIMPSON
¡Chico!
¡Te
va a matar!
ABEL
¡Bravo!
¡Que
venga! ¡Le desafío!
JUAN
DE EGUIA
¿Sabes
que tiene coraje el crío?
(Se
ríe más)
ABEL
¡Ríete,
infame, pero contesta!
(A
Leandro)
Y
tú, gallina, ¿qué farsa es ésta?
SIMPSON
(Sujetándole)
¡Diablo
de chico!
MAROLA
¡Cállate,
loco!
ABEL
¡Suéltame,
Simpson!
SIMPSON
¡No
bregas poco!
JUAN
DE EGUIA
Es
un valiente. ¿Quieres un vaso?
ABEL
(Rompiendo
a llorar)
¡Suéltame,
Simpson! ¡Suéltame!
(El
Telón va cayendo y cerrando la escena con música… Al minuto, tras haberse
efectuado el cambio, el Telón vuelve a abrirse descubriéndose el mar con olas)
(Música)
Cuadro
Musical. Marola y Leandro.
MAROLA
¿No
escuchas un grito
que
suena lejano?
LEANDRO
Son
rachas de viento
que
vienen volando.
MAROLA
¿No
ves que no brillan
luceros
ni estrellas?
LEANDRO
Será
que murieron
de
envidia y de pena.
MAROLA
De
vagos temores
el
alma se llena.
LEANDRO
Si
estás a mi lado,
no
sufras ni temas.
MAROLA
¿Qué
miedo me puede asaltar
si
estoy a tu lado y a ti me confío?
LEANDRO
No
temas al viento y al mar,
porque
hace ya tiempo
que
somos amigos.
MAROLA
Me
das confianza.
LEANDRO
La
vida te diera.
MAROLA
¡Ay,
mi marinero!
LEANDRO
¡Ay,
mi tabernera!
LOS
DOS
Por
el ancho mar, en la noche,
suena
mi canción.
En
mi corazón
canta
la juventud;
y
en mi juventud
canta
el amor.
(Surge,
de pronto, la galerna. El resplandor de un relámpago ilumina los rostros de los
enamorados)
MAROLA
(Asustada)
¡Dios
mío! ¡Leandro!
LEANDRO
¡Maldito
sea el huracán!
MAROLA
(Abrazándose
a Leandro)
¡Un
rayo! Brotó del fondo de la mar.
LEANDRO
(Pugnando
por desasirse de ella)
¿No
ves que vamos a volcar?
MAROLA
(Cayendo
de rodillas)
¡Oh,
santo Dios! ¡Virgen mía!
LEANDRO
(Arriando
la vela, algo destrozada por el viento)
¡La
he de salvar! ¡Es mi vida!
MAROLA
¡Leandro,
ven!
TERCER ACTO
En
el mar navega una barca de vela que gobierna Leandro. Le acompaña Marola. Es de
noche.
LEANDRO
Calma,
mujer.
(Se
hace oscuro y la orquesta subraya el ritmo y la sonoridad de la galerna, hasta
que va cediendo el temporal y aparece triunfante la estrofa de amor, como si
amaneciera un día claro. Se ha hecho entre tanto la mutación y comienza el
Cuadro Segundo)
CUADRO SEGUNDO
Estamos
en el mismo escenario del Primer Acto. La taberna aparece con la puerta cerrada
y la ventana abierta. En el muelle los grupos de Marineros dan una impresión de
aburrimiento y nostalgia. Abel, sentado en la puerta del café. Los Hombres, a
boca cerrada, corean o armonizan su romance.
(Música)
Abel.
ABEL
(Habla sobre la música)
En
la taberna del puerto,
desde
que no hay tabernera,
los
marineros asoman
y
no hay cuidado que beban.
(Canta)
¡Ay,
que me muero
por
unos ojos!
¡Ay,
que me muero
de
amores locos!
¡Ay,
que me mire
aunque
me muera!
¡Ay,
que me mire
la
tabernera!
(Hablado)
(También
están Chinchorro, Fulgen y Senen)
FULGEN
¿Quién
podía imaginarlo?
(Senen
también muestra su asombro)
CHINCHORRO
Para
mí, que Leandro se la jugó a Juan de Eguía. Estaban desafiados. Seguro que cuando
ese pirata fue tan ufano al sitio donde los dos habían quedado, ya hacía más de
una hora que navegaba Leandro a toda vela, en la barca del tío Marisco, llevándose
a Marola.
ABEL
¡Hubo
galerna! Truenos, rayos, la mar gruesa. A estas horas, en el fondo de la mar
están Leandro y Marola… ¡qué daría por que se hubiese salvado!
(Se
va llorando)
FULGEN
Pero
éste… ¡tan chico y enamorado!…
CHINCHORRO
No
le hagáis caso. «Perrito que ladra… no tiene rabo».
FULGEN
Y
en la taberna ni el otro… Nadie.
(Senen
reafirma el hecho)
CHINCHORRO
«Cierre
por traspaso. Cambio de dueño.»
(Sale
Ripalda, repasando unos papeles que lleva en la mano)
FULGEN
¡Cambio
de dueño!... ¿También éste ganará?
CHINCHORRO
¿Este?
Ni pierde ni gana.
RIPALDA
Abur…
CHINCHORRO
¿Adónde
se va?
RIPALDA
A
la imprenta. De mañana no ha de pasar que la gente se entere de que aquí queda,
cuando cierren los de enfrente, lo mejor de Cantabreda. Mira.
FULGEN
¿Qué
es?
RIPALDA
La
«reclame».
CHINCHORRO
¿Cómo
dices?
RIPALDA
¡La
«reclame»! Así se dice en francés.
CHINCHORRO
¡Bueno!
Yo tengo lombrices y no presumo. Ya ves.
RIPALDA
Tú
sí que verás por cierto lo que es un café de fama. No una taberna de puerto, donde
le quitan el ama y queda el negocio tuerto.
CHINCHORRO
¡Anda,
métete en la cama que estás soñando despierto!
RIPALDA
(Leyendo)
«En
el Café del Vapor, de Ripalda y Compañía, se toma café y licor pagando una
porquería».
CHINCHORRO
Al
revés sería mejor: que llega una criatura, pide café, suelta un duro, le sirven
una basura y es un cólico seguro que no le salva ni el cura.
RIPALDA
Sí.
¡Y había un bobo en Coria!
CHINCHORRO
Y
aquí también. ¡Tú!
RIPALDA
¿Yo?
CHINCHORRO
Sí.
RIPALDA
Pues…
¡mantequilla de Soria!
CHINCHORRO
¡Y
vinagre! ¡Para ti!
(Mutis
de Ripalda)
Vamos
con una copita… ¡Jesús! Ya no me acordaba de que han cerrado la ermita.
ANTIGUA
(Dentro)
¡Sardina
fresca!
CHINCHORRO
¡Maldita…!
Ya está aquí la que faltaba.
ANTIGUA
(Saliendo
por fondo izquierdo)
¡Hola,
precioso…!
CHINCHORRO
¡Caray!
Ya cogió la «cafetera». ¿Dónde has bebido?
ANTIGUA
¡Velay!
¡Se escapó la tabernera! ¡Qué drama de Echegaray! Por ahí anda Juan de Eguía
como vaca sin cencerro.
CHINCHORRO
¿A
qué hueles?
ANTIGUA
¡A
licores! ¡Ginebra! ¡Ron habanero! ¡Rica Schiédam! ¡Bacardí! Ahí cerquita, retrechero.
¡Y los sirve un tabernero con unas barbas así!
(Señalando
a la mitad del pecho)
CHINCHORRO
¿En
qué calle?
ANTIGUA
Ven,
jodío. ¡Dale un abrazo a tu «nesca»!
CHINCHORRO
Toma.
(Abrazándola)
ANTIGUA
En
la Calle del Río. ¡A la entrada! ¡Adiós, sol mío! ¡Sardina!... ¡Sardina fresca!
(Mutis)
CHINCHORRO
¡Vamos
a ver a ese tío de las barbas!
FULGEN
¡Vaya
un plan!
CHINCHORRO
(Comienzan
mutis por la izquierda)
¿A
dónde va ese gentío?
FULGEN
Viene
hacia aquí.
(Música)
Juan
de Eguía y Coro.
(Aparece
Juan de Eguía por el fondo derecho. Viene decaído, pálido, con la mirada
perdida. Le siguen Mujeres y Hombres, que le miran intrigados y no se atreven a
acercarse a él. Juan de Eguía se dirige en silencio a la puerta de la taberna y
la abre. Antes de entrar retrocede, como si viera un fantasma)
JUAN
DE EGUIA
¡No!
¡No! ¡No!
No
te acerques;
no
me persigas.
¡Apártate!
¡Perdona!
No
me acuses. ¡No me maldigas!
Perdóname,
Marola.
(A
la gente)
MUJERES:
miradme,
huidme,
¡matadme!
O,
al menos, prestadme
los
ojos para llorar.
Mis
ojos de hiena
no
lloran la pena
con
tanta ternura,
ni
tienen vuestro mirar.
¡Era
Marola hija mía!
HOMBRES
y MUJERES
¡Su
hija! ¡Quién lo pudo pensar!
JUAN
DE EGUIA
Los
ojos de Juan de Eguía
ya
saben lo que es llorar.
(Emocionado)
Vosotros,
marineros,
¿sabéis
dónde está?
No
me guardéis rencor.
Mis
culpas perdonad.
Yo
he sido un hombre infame,
un
padre corrompido.
Y
hoy, sé cuánto la quiero
después
que la he perdido.
(Abraza
a un Marinero)
¿Tú
sabes, marinero,
en
dónde acaso está?
(Desesperado)
¡Marola!
¡Marola! ¡Marola!
¡Piedad!
¡Piedad! ¡Piedad!
(Entra
en la taberna, como persiguiendo una sombra)
(Hablado)
CHINCHORRO
Hija
suya… El muy canalla, para encender a los hombres, sin duda se lo callaba.
SIMPSON
(Apareciendo)
¡Viven
Leandro y Marola!
CHINCHORRO
¿Qué
dices?
UNA
MUJER
No
es posible.
OTRA
MUJER
¡Está
borracho!
CHINCHORRO
¡Callad
vosotras! ¡Habla!
SIMPSON
(Señalando)
¡Miradla!
(Sacando
un anteojo)
Y
si el anteojo os dejara… veríais a la pareja y a otra más: una, de guardias.
CHINCHORRO
¿De
guardias?
SIMPSON
Carabineros.
Juan de Eguía: diste en marra.
CHINCHORRO
Pero,
¿cómo se salvaron? Habla, que ya nos tienes en ascuas
SIMPSON
Se
perdieron. Juan de Eguía, ese pirata, quiso asociar a Leandro para que fuese en
la barca a retirar un alijo. Pero Leandro y Marola, concertaron el ir juntos a
retirar la canasta… Les sorprendió la galerna. Un golpe de mar sin duda los
descuajó de la barca y el alijo les acusa de un delito que sólo urdió ese
canalla… ¡Juan de Eguía es el culpable! ¡Ese perro sin entrañas! ¡Si yo lo
sabré que he sido mastín de la misma casta!
FULGEN
(Asomándose
hacia la derecha)
¡Ahí
vienen!
ABEL
(Saliendo
por el fondo)
¡Marola!
(Música)
Final.
Marola, Leandro, Juan de Eguía, Simpson, Coro de Mujeres y Hombres.
(Entre
el silencio de la gente, van apareciendo por el fondo derecho, algunos Hombres y
Mujeres que se unen a los de la escena; detrás Marola y Leandro, y, por último,
Valeriano y otro Carabinero)
HOMBRES
y MUJERES
¡Son
ellos! Era verdad. ¡Salvadlos!
SIMPSON
(Se
adelanta a su encuentro y abraza a Leandro)
¡Muchacho!
La
perdición ese hombre te buscó.
LEANDRO
Nada
se pierde en la vida
cuando
se encuentra un amor.
(Sale
Juan de Eguía de la taberna)
JUAN
DE EGUIA
¡No!
¡No!
(Se
abraza a Marola)
¡Perdóname,
Marola!
MAROLA
¡Padre
mío!
JUAN
DE EGUIA
(A
los Carabineros)
Yo
sólo fui culpable.
¡Tratadme
sin piedad!
(A
Marola y Leandro)
No
me guardéis rencor.
¡Mis
culpas perdonad!
Yo
he sido un hombre infame,
un
padre envilecido.
Y
hoy sé cuánto te quiero…
¡después
que te he perdido!
(Estrecha
las manos de Marola, que une a las de Leandro. Los Carabineros le apartan y
parten con Juan de Eguía. Marola quiere seguirle, pero Leandro la retiene. La
gente, curiosa, hace una evolución para ver marchar al detenido y muchos lo
siguen. Ripalda aparece por el fondo izquierdo, cruzándose con Juan de Eguía. Simpson
se dirige al cafetero)
SIMPSON
¡Guísame
una purrusalda!
RIPALDA
¿Para
quién?
SIMPSON
Para
los dos.
RIPALDA
Pues,
¿qué sucede?
SIMPSON
Ripalda
¡Ya voy creyendo que hay Dios!
(Leandro
conduce a Marola a la taberna. Entran. Abel les ve pasar con desilusión. Simpson
entra en el café satisfecho… El telón cae según música)
FIN DE LA ZARZUELA
Información obtenida en:
http://teatrodelazarzuela.mcu.es/es/2013-02-19-23-41-00/temporada-lirica-2009-2010/la-tabernera-del-puerto
C'est une œuvre que je ne connaissais qu'en extrait. Maintenant je puis en profiter intégralement. La partie que je préfère c'est le Dúo Cómico de Chinchorro y Antigua: "Ven aquí camastrón". C'est une des meilleures zarzuelas, l'opéra-bouffe espagnol du grand compositeur basque Pablo Sorozábal, le Jacques Offenbach español.
ResponderEliminarTout est excellent dans cette interprétation : la musique, le livret, les acteurs, le décor, etc. Bravo !
Je suis heureux que vous apprécierez la Zarzuela et La Tabernera del Puerto particulier.
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