AGUA, AZUCARILLOS Y AGUARDIENTE
Pasillo veraniego en un acto.
Texto original de Miguel Ramos Carrión.
Música de Federico Chueca.
Estrenada el 23 de junio de 1897 en el Teatro Apolo de Madrid.
REPARTO (Estreno)
Asia
– Isabel Brú.
Pepa
– Joaquina Pino.
Manuela
– Clotilde Perales.
Doña
Simona – Pilar Vidal.
Lorenzo
– Emilio Mesero.
Vicente
– Eliseo San Juan.
Garibaldi
– Juanita Fernández.
Serafín
– Vicente Carrión.
Una
Mamá, Señorita 1ª, Señorita 2ª, Barquillero 1º, Barquillero 2º, Barquillero 3º,
Barquillero 4º, La Señá Tomasa, El Gachó del Arpa, Don Aquilino, Guardia 1º,
Guardia 2º, Señorito 1º Señorito 2º, Chulo 1º, Chulo 2º, Chulo 3º, Un Niño.
Un
farolero, amas de cría, niñeras, niños y transeúntes.
ACTO UNICO
CUADRO PRIMERO
Sala
muy modesta. Puertas laterales y balcón al foro, con macetas de flores y cortina.
Un botijo puesto a la sombra. Muebles sencillos y viejos.
Asia
sola. Tiene en la mano una jaula con un pájaro.
(Hablado)
ASIA
ASIA
¡Oh,
tímido jilguero
entre
doradas rejas encerrado,
si
no puedes ligero
surcar
el aire en v cielo apresurado,
en
cambio, nunca, ¡oh, triste prisionero!
te
falta mi solícito cuidado!
Yo
lleno de agua fresca y transparente
el
bebedero en que tu pico mojas;
yo
satisfago tu apetito ardiente
con
la lechuga de rizadas hojas,
y
te doy a millones,
para
que te los comas cuando quieras,
tostados
cañamones
que
parecen minúsculas esferas.
Ven
al balcón, la atmósfera se enciendo
en
luz abrasadora;
mas
del dorado Febo te defiende
la
ondulante cortina bienhechora
Parece
que escuchándome sonríes:
canta,
volátil, canta;
suene
ya entre los nardos y alelíes
el
alegre trinar de tu garganta.
(Cuelga
la jaula al balcón)
Dicha y doña Simona, que ha salido momentos antes, y
se acerca a Asia.
SIMONA
¿Estabas
inspirada, hija mía?
ASIA
Sí;
pero ya pasó.
SIMONA
Entonces,
ven acá y oye. He tenido carta de tu tío Antón.
ASIA
¿Y
qué dice?
SIMONA
Lo
de siempre. Insiste en que te cases con tu primo Aniceto.
ASIA
¡Jamás!
¡De Serafín o de la tumba!
SIMONA
Pero,
vamos a ver, Atanasia...
ASIA
¡Por
Dios, no me llames así!
SIMONA
Dispensa,
mujer, que algunas veces se me olvida...
ASIA
Ese
nombre ha sido causa de mi desventura, ya lo sabes. La poesía más inspirada
pierde su encanto con esa firma al pie; Atanasia López. Ni en el seno de la
familia quiero que me suene un nombre tan vulgar, no. Me Hamo Asia, nada más
que Asia.
SIMONA
Bueno,
te llamaré Asia, o América u Oceanía; pero oye esta carta, en que nos dicen
verdades como puños.
ASIA
Lee.
SIMONA
"Valdepatata,
9 de Agosto. Querida Simona: Por don Sebastián, el boticario, que ha llegado de
ahí hace dos días, he tenido noticias vuestras. Se que estáis
entrampadas..."
ASIA
¡Ordinario!
SIMONA
"Y
te escribo por última vez para aconsejarte que volváis al pueblo..."
ASIA
¡Jamás!
SIMONA
"Al
pueblo, donde nada ha de faltaros y donde viviréis tranquilas..."
ASIA
Con
la tranquilidad del sepulcro.
SIMONA
"Mi
Aniceto sigue más enamorado que nunca de tu Atañas..." Asia.
Figúrate
que sólo dice Asia... "Ni piensa más que en ella, ni vive más que habiéndome
de ella..."
ASIA
Tan
gordo, tan coloradote...
SIMONA
Espera,
espera. "Le ha entrado tal pasión de ánimo, que ni come ni duerme, y se ha
quedado como un esqueleto." ¿Eh? ¿Qué tal?
ASIA
Volverá
a engordar.
SIMONA
"Creo
que si no se casa con su prima se me muere. Convéncela, y si se decide, yo iré
a esa, pagaré todo lo que debéis"—"¿oyes? ¡todo!—"y nos
volveremos juntos, para vivir aquí en paz y en gracia de Dios." ¿Qué te
parece?
ASIA
Que
es imposible; que no me separo de Serafín.
SIMONA
Primero
hace falta que te unas a él, y va para largo.
ASIA
No
lo creas.
SIMONA
La
conducta de ese joven es muy dudosa. Yo no le veo hacer lo que hacen todos los
novios...
ASIA
Sí,
mamá, sí lo hace.
SIMONA
¿Ha
venido a casa? ¿Ha dicho una sola palabra de matrimonio? Todo se reduce a
acompañamos por las noches en Recoletos, a pagar todos los merengues que me
como...
ASIA
Que
son bastantes.
SIMONA
Y
por su gusto comería más: parece que desea verme reventar una noche.
ASIA
No,
mamá; él es generoso, desprendido, pródigo...
SIMONA
Eso
sí, por las muestras debe de ser rico.
ASIA
¡Ay,
muy rico!
SIMONA
Si
no fuera por el qué dirán, te aseguro que ya le había pegado un sablazo.
ASIA
¡Mamá,
por Dios!
SIMONA
Descuida.
Ya ves que siempre le hablo de nuestras rentas, de nuestras fincas... ¡Si él
supiera cómo vivimos en este piso cuarto de la calle de los Tres Peces! ¿Y todo
porqué? Por ese maldito libro, que nos ha acabado de arruinar. ¡Gastarnos en la
impresión dos mil pesetas, para no vender más que tres ejemplares! Ya te lo
decían los libreros: doscientos ejemplares, no tire usted más. Pero tú, no,
cuatro mil, hay que tirar cuatro mil... y efectivamente, tirados están por esas
calles después de haber tenido que venderlos a perro chico.
ASIA
¡Calla!
Cuando paso y los veo, se me queda el corazón en el arroyo.
SIMONA
Y
a mí también al pensar en los ocho mil reales. En fin, que esto no puede
continuar así. La carta de tu tío ha venido a darme fuerzas para tomar mi última
resolución.
ASIA
¿Y
cuál es?
SIMONA
O
ese joven se casa contigo inmediatamente o nos volvemos a Valdepatata. Esta
noche, si no me habla él, le hablo yo. De hoy no pasa...
ASIA
Pero...
SIMONA
De
hoy no pasa. (Campanillazo muy fuerte)
ASIA
¿Quién
será?
SIMONA
Por
la manera de llamar, lo mismo puede ser el carbonero que el tendero de
ultramarinos... Ve con precaución por el ventanillo, y si es el carbonero no le
abras. (Vase de puntillas Asia) Entre tantos es el único que me asusta. Con aquella
cara tan negra y aquellos dientes tan blancos, parece que se ha escapado de la
manigua. (Campanillazo prolongadísimo) ¡Qué barbaridad! Ni que fuera el
presidente del Congreso.
ASIA
(En
voz baja) ¡Mamá, mamá!
SIMONA
¿Quién
es?
ASIA
|El
peor! ¡El casero!
SIMONA
¡Dios
mío!
ASIA
¿Le
abro?
SIMONA
¡En
canal! (Otro campanillazo)
ASIA
Va
a dejarnos sin campanilla.
SIMONA
¡De
lo suyo rompe! Ya se marchará cuando crea que no hay nadie.
ASIA
El
portero le habrá dicho que estamos en casa.
SIMONA
Es
verdad, abre. Lo mejor es afrontar la situación.
ASIA
¡Allá
van, allá van!
SIMONA
¡Qué
sofocos, Dios mío, qué sofocos!
Dichas,
don Aquilino, que es muy cojo.
ASIA
Pase
usted adelante.
AQUILINO
Buenas
tardes, señora...
SIMONA
Beso
a usted la mano. Perdone usted que le reciba así, como quien dice, en paños
menores...
AQUILINO
No
tanto, señora, no tanto. Yo soy quien debe pedir que le dispensen por venir a
estas horas. ¿Estarían ustedes durmiendo la siesta?
SIMONA
Sí,
señor; pero no importa. Usted viene a su casa.
AQUILINO
Ya
lo sé, ya lo sé.
SIMONA
Tome
usted asiento.
AQUILINO
Gracias.
SIMONA
Niña,
cógele el sombrero y el quitasol... ¿Quiere usted un abanico?
AQUILINO
No,
muchas gracias... Pues yo vengo a lo que supondrá usted.
SIMONA
Sí,
me lo figuro.
AQUILINO
Ha
corrido el mes de fianza, ha corrido el mes adelantado...
SIMONA
Si
corre que es una atrocidad...
AQUILINO
Por
eso hay que atajarlos: yo lo siento muchísimo, muchísimo; pero no puedo esperar
más tiempo... Me veo en la triste necesidad de desahuciarla a usted.
SIMONA
¡Desahuciarme!
AQUILINO
O
ejecutarla.
ASIA
(Esto
es horrendo)
SIMONA
Pero
por una cantidad tan insignificante...
AQUILINO
Es
verdad; este cuarto está muy barato. Ahora lo subiré.
ASIA
¡Más
todavía!
SIMONA
Afortunadamente,
yo espero que pueda evitarse todo...
AQUILINO
Usted
dirá de qué manera.
SIMONA
Ya
sabrá usted que mi niña es escritora.
AQUILINO
Sí,
ya lo sé...
SIMONA
Autora
de un tomo de poesías muy popular, que se ve por todas partes...
ASIA
¡Ay!
Por todas.
SIMONA
Se
titula "¡Ayes y suspiros!"
AQUILINO
¡Ay,
qué triste!
SIMONA
Le
da por ahí. Todo lo ve por el lado serio. Hasta las cosas más vulgares las
poetiza. Hace pocos días escribió un soneto, ¿a qué dirá usted?
AQUILINO
¡Qué
sé yo!
SIMONA
Al
botijo. Recítaselo al señor...
AQUILINO
(¡Caracoles!)
ASIA
No
lo sé de memoria, ya lo leerá usted en el "Madrid Cómico" o en el
"Blanco y Negro".
SIMONA
O
en "El tío Jindama", porque lo ha enviado a varios periódicos... Es una
facilidad pasmosa la que tiene para hacer versos.
AQUILINO
¿Sí,
eh?
SIMONA
Si
quiere usted oiría improvisar déla usted un pie...
AQUILINO
Señora,
saldrían versos de pie quebrado... (Mostrando la pierna coja)
SIMONA
¡Ay!
No me había hecho cargo... usted dispense... (Muy aturdida)
AQUILINO
No
hay de qué: yo soy de los que no se molestan cuando se alude a su defecto
físico. Me burlo antes de que lo hagan los demás...
SIMONA
Por
Dios, pero si usted apenas...
AQUILINO
¡Sí;
apenas! Pero no importa; porque así no pueden llamarme hipócrita; cualquiera
sabe de qué pie cojeo y nadie puede criticarme si ando en malos pasos. ¡Jé, jé!
(Asia y doña Simona se ríen también forzadamente, quedando de pronto muy serias)
ASIA
(Es
un cínico)
SIMONA
(Sí;
tiene algo de bicho)
AQUILINO
Conque,
volvamos a nuestro asunto.
SIMONA
Sí,
señor, sí, decía a usted que todo puede arreglarse, porque mi niña ha mandado a
Barcelona otro tomo de poesías, ¿sabe usted?
AQUILINO
No
lo sabía.
ASIA
(Ni
yo tampoco)
SIMONA
Y
el editor que va a publicárselo, remitirá dinero de un momento a otro... De
modo que si usted tiene la bondad de darnos unos días de respiro...
AQUILINO
¿Respiro?
|Con este calor 1 ¡Imposible! (Muy sonriente)
ASIA
(Este
hombre es una daga florentina)
AQUILINO
Si
mañana mismo no cobro las dos mensualidades, yo, sintiéndolo con toda mi alma,
me veré precisado a embargar los muebles... y a despedir a ustedes de la casa.
ASIA
(|Nos
pone en el arroyo, como mi libro!)
SIMONA
¿Pero
no hay medio de evitar eso?...
AQUILINO
Sin
pagar no veo ninguno; es decir, uno hay. Si ustedes me presentan, un fiador que
tenga suficiente garantía...
SIMONA
¡Un
fiador! (¡Qué ideal) Lo tengo...
AQUILINO
Usted
dirá quién es.
SIMONA
El
novio de la niña.
ASIA
¡Mamá!
SIMONA
No
creo que se niegue a hacernos el primer favor que le pedimos. Las circunstancias
se imponen... yo siento recurrir a él; pero...
AQUILINO
Eso
no tiene nada de particular. Sepamos quién es.
SIMONA
El
hijo de un hombre político muy importante, ex ministro, a quien usted conoce
seguramente; don Simón Pérez de la Lata.
AQUILINO
¡Ah!
¡Serafín! ¡Serafinito!
SIMONA
¿Le
conoce usted?
AQUILINO
¡Mucho!
SIMONA
Tiene
dinero...
AQUILINO
Sí
que lo tiene...
ASIA
(¡Lo
ves, mamá!)
SIMONA
(Ya
lo decía yo)
AQUILINO
Lo
tiene, sí; como que se lo he dado yo mismo, ayer precisamente.
SIMONA
y ASIA
¡Usted!
AQUILINO
Cuatro
mil pesetas.
SIMONA
Pero,
¿cómo?
AQUILINO
Con
un interés muy módico, dadas las circunstancias.
SIMONA
¡Ah!
¿Pero usted se dedica?...
AQUILINO
Sí,
señora; no hay otro remedio... Las casas no producen más que disgustos... Hay
muchos inquilinos sin vergüenza... Lo digo sin ánimo de ofender...
ASIA
¿Pero
Serafín tiene que recurrir a?...
AQUILINO
A
lo que todos los jóvenes, cuyos padres son un poco tacaños. Don Simón no piensa
más que en la política; el muchacho tiene las expansiones propias de su edad, y
gracias a su abuelita, que me lleva hechos efectivos tres pagarés...
SIMONA
De
modo que la abuela...
AQUILINO
Es
riquísima.
SIMONA
Pues,
nada, cuente usted con su firma.
AQUILINO
¿La
firma de la abuela?
SIMONA
No,
la del nieto.
AQUILINO
¡Ah!
Esa no me sirve.
SIMONA
Pues
no dice usted...
AQUILINO
Es
preferible que le pida usted prestado el dinero; para él eso es una bicoca... y
la complacerá, seguramente. Es generoso... sabe gastar, sabe gastar... Me
consta...
SIMONA
Pero
comprenda usted que mi delicadeza...
ASIA
Nuestra
delicadeza.
AQUILINO
Señora,
siendo las relaciones formales...
SIMONA
|Oh,
eso sí!
AQUILINO
Pues
entonces no hay más que hablar. (Levantándose) Vaya, celebro tanto que se haya
encontrado esta solución satisfactoria para ustedes y para mí. Y a usted,
señorita, la felicito por su acertadísima elección. Serafín es joven que me
vale mucho; digo, que vale mucho. Tiene un porvenir brillantísimo... figúrense
ustedes con ese padre y con esa abuela... Conque hasta mañana, que volveré a
estas horas. Estoy a los pies de ustedes. ¡Hasta mañana! (Despidiéndose como si
amenazara de una manera cómica)
Doña
Simona y Asia.
ASIA
¡Fatal,
tremendo, perentorio plazo!
SIMONA
¿Lo
ves?, no extrañarás que me decida. |No queda más recurso que el sablazo!
ASIA
¡Oh,
qué horrible es la prosa de la vida! (Vase cada una por una puerta. Para no
hacerse la mutación a la vista del público, debe caer un telón supletorio en el
cual se halle pintada una alegoría que represente la „apoteosis„ del botijo. En
letras muy gordas estará escrito lo siguiente:)
AL
BOTIJO
SONETO
Desprecio
del Japón o de la China
el
grandioso Tibor de porcelana,
el
vaso etrusco, el ánfora romana,
y la
tinaja griega o damasquina.
Te
canto a ti, que el agua cristalina
sabes
frigorizar sin pompa vana,
expuesto
en el balcón o la ventana
a
los besos del aura vespertina.
Cuando
mi boca en ti, bello cacharro,
busca
ardorosa el abundante chorro
y
con mis manos cálidas te agarro.
Siempre
encuentro propicio a mi socorro
el
caudal que refrescas en tu barro
y
que brota sutil por tu pitorro,
Asia
López.
CUADRO SEGUNDO
Jardines
de Recoletos. A la izquierda el aguaducho de Pepa con veladores, sillas, taburetes,
etc. —A la derecha un banco de hierro en segundo término. Farol de alumbrado
público cerca del banco.
Niñeras, amas de cría y niños. Pepa y Lorenzo sentados
junto al puesto del agua.
(Música)
NIÑAS
(Jugando
al corro)
Tanto
vestido blanco,
tanta
parola,
y
el puchero a la lumbre
con
agua sola.
Arrión,
tira del cordón,
cordón
de la Italia,
¿dónde
irás amor mío
que
yo no vaya?
NIÑERAS
Las
señoras nos mandan
a Recoletos
con los "bebés",
pa
que tomen el fresco
por
los jardines, ¡arza y olé!
Nos
encargan que vayamos
siempre
detrás,
y
que no nos separemos
de
ellos jamás;
pero
si nos habla un tipo
de
esos que nos hacen "tilín",
¡vaya
si se quedan solas
las
criaturitas al fin!
NIÑAS
¿Quién
dirá que la carbonerita,
Etc,
etc...
NODRIZAS
Nos
llaman amas y es lo cierto,
quien
lo inventó tuvo talento;
pues
ya es sabido y no de ahora,
que
quien nos sirve es la señora.
¡Cuándo
me iré
a
mi lugar,
que
el farruco me manda llamar!
¿Cuándo
será?
¿Cuándo
me iré?
¡Qué
ganillas le tengo de ver!
Cuando
el rapaz a media noche
se
"enrabia" y llora sin cesar,
nosotras
no nos despertamos,
si
no nos vienen a llamar.
¡Cuándo
me iré!...
etc.,
etc.
NIÑAS
Tanto
vestido blanco,
tanta
parola...
etc.,
etc.
NIÑERAS
y NODRIZAS
(Llevándose
a los niños)
Vámonos
hacia casa,
porque
ya es hora,
y
me temo el regaño
de
la señora. (Vanse)
Pepa y Lorenzo. La señá Tomasa.
(Hablado)
LORENZO
¡Valiente
víspera de mi santo!
PEPA
¡Y
qué vamos a hacerle, si las cosas vienen así!
LORENZO
¡Ni
siquiera poder uno alquilar una mañuela pa irse con cuatro amigos a refrescar
por ahí y a beber unas tintas! ¡En la vida me ha pasao!
PEPA
Pues,
hijo, fastidiarse, que lo mismo me sucede a mí. Es la primera vez que he dejado
yo de ir a la verbena de San Lorenzo.
LORENZO
Por
eso no llores, que te llevaré a dar una vuelta cuando cierres el puesto.
PEPA
¿Tú
piensas que estoy loca? ¡Pa que se enteré todo el barrio de que tengo empeñao
el mantón de Manila! Vamos, hombre, que te 6e quite de la cabeza.
LORENZO
¡Malditas
sean las circunstancias! Dame otra copita del de guindas.
PEPA
(Sirviéndole
la copa) Pasao mañana hay que entregarle a don Aquilino los veinte duros si no
queremos que nos embargue el puesto...
LORENZO
Ya
lo sé, mujer, ya lo sé.
PEPA
Y
como no te adelanten algo de lo de las corridas de Andújar, no 60 cómo vamos a
arreglarnos.
LORENZO
Por
lo menos me prestarán pa desempeñar los trajes, y sacaré sólo la chaqueta
granate y la verde... Además tengo que comprarme una mona, porque la que tengo
está muy resentida desde el porrazo de Calatayuz.
PEPA
Monas
no han de faltarte.
LORENZO
Tóo
se arreglará, mujer. Me paece a mí que el "Recortes" contará conmigo pa
las ferias de Motril y de Utrera...
PEPA
Desengáñate,
mientras no pertenezgas a una cuadrilla decente no saldremos de apuros... Luego
tú gastas demasiao; no sabes ceñirte a lo que hay, te gusta ir muy compuesto y
pintarla en la calle de Sevilla...
LORENZO
(Levantándose)
Pues con más modestia... no sé. Ni una joya, ni unos brillantes en la pechera,
ni una sortija, ni ná... Como no quieras que vaya por ahí enseñando la vida
privada...
PEPA
Ya
estás bueno tú. (Al ver que le devuelve la copa vacía) ¿De cuál le quieres
ahora, de guindas o sin guindas?
LORENZO
De
lo que tú me lo des, sol mío.
PEPA
(Yendo
a llenar la copa, que le da luego) Ese sí, chicoleos no me faltan nunca; mucha
boquilla, y luego haces lo que te da la gana... Veremos hoy, si viene ese hombre,
cómo te portas.
LORENZO
¿Que
si viene? ¡Ya lo creo! Debe estar al caer, y le he citao aquí pa que veas que
no me muerdo la lengua. ¡Y esa mujer no vuelve a molestarte o dejo yo de ser
quien soy!
PEPA
Te
juro que como parezca por aquí... (Con aire amenazador)
LORENZO
No
te amontones, que todo se arreglará: al fin y al cabo ella se hará cargo de la
razón que tiés pa esa esigencia...
PEPA
Ella
no se hace cargo de nada; no la defiendas, porque si la defiendes va a ser
peor.
LORENZO
¡Pero
chica! ¿Todavía te se ocurre tener celos?
PEPA
Algunas
veces no dejas de darme motivos.
LORENZO
Mira,
no vayamos a ese terreno, porque entonces pué que tenga yo también que decir
algo.
PEPA
¿Tú
de mí? ¿Pues hay en el mundo un hombre que pueda estar más seguro que tú del
cariño de una mujer? ¿Hay en mi puesto belenes y líos como en otros? ¿No me
llaman Pepa la seria porque no le pongo a nadie buena cara? ¿Tiene alguien algo
que decir de mí? ¡Contesta, arrastrao! Demasiado sabes tú que pa ti es todo,
todo, y pa los demás... ni agua.
LORENZO
No
digas eso, que eres aguadora.
PEPA
Bueno,
pues pa los demás agua... y azucarillos.
LORENZO
¿Y
también pa el sietemesino que viene todas las noches con esa mamá y esa niña de
confitería?
PEPA
¿Quién?
¿El señorito Serafín? |Vamos, hombre!...
LORENZO
Te
digo que anoche mismo vi que, después de dejarlas a ellas, volvió y estuvo
hablando contigo en voz muy baja, y yo os estuve mirando desde detrás de
aquellos árboles, y no te dije nada porque no quise armar un escándalo hasta
estar bien seguro; pero si ese señorito vuelve a hablar contigo como anoche, va
a salir por encima del aguaducho...
PEPA
Pué
que salga; pero no porque tú lo eches, sino porque le haga yo saltar...
LORENZO
¿Lo
ves, lo ves cómo hay algo? Si a mí no se me escapa... (Devolviéndola la copa
vacía, que deja en el puesto)
PEPA
Oye
lo que hay. Ese joven, que es hijo de un señorón que ha sido ministro y tiene
mucho dinero, es novio de esa señorita, una cursi romántica, que está chalá por
él. La mamá, que por lo visto quiere pescarle, hace lo que todas las mamas que
vienen por aquí, se queda dormida, al parecer, y pa que los chicos tengan su
miaja de palique; pero está con cada ojo... así. E l se conoce que se ha convencido
de que no va a conseguir ná de lo que busca, ¿comprendes? y ha pensao... Vamos,
una barbaridá. (Riéndose) Y de eso me hablaba anoche.
LORENZO
¿Y
qué es lo que ha pensao?
PEPA
Pues
verás. Como a la mamá y a la niña les pasea por la Castellana arriba y abajo en
un coche abierto y la mamá vuelve a dormirse allí... sin cerrar el ojo... él ha
pensao hacer que una noche se duerma de veras... y llevarse a la chica.
LORENZO
¿Cómo,
cómo?
PEPA
Pues
dándole a la mamá una cosa de la botica, que hace dormir...
LORENZO
¿Un
herpe tico?
PEPA
Eso
creo que es. Lo traía en un papelito y me dijo que si yo me atrevía a dárselo a
la mamá en un merengue...
LORENZO
¡Vaya
con el señorito!
PEPA
Te
digo que es de oro y brillantes. Y por hacer eso... me ofreció un billete de
cien pesetas...
LORENZO
|Veinte
duros!
PEPA
¡Eso,
cuatrocientos reales!
LORENZO
¿Pues
sabes tú que ya t» ofrecer?
PEPA
No
le eché de aquí con cajas destemplas por no perder un parroquiano que hace
bastante gasto todas las noches...
LORENZO
Pero,
oye, tú, oye...
PEPA
¿Serías
capaz de aconsejarme que hiciera eso? Si lo supiera no volvía a mirarte a la
cara.
LORENZO
Y
harías muy bien; pero oye... oye... Tú ya sabes que entre las aguadoras hay de
tóo...
PEPA
¡Ya
lo creo que hay!
LORENZO
Y
no faltará alguna que por ese dinero, u por menos quizás, haga lo que quiere
ese señorito, y tú te quedas sin el parroquiano y sin los veinte duros... que
venían que ni pintaos pa don Aquilino.
PEPA
Que
no quiero ni hablar de eso, vamos. (Se va al puesto. Lorenzo se levanta,
acércase a ella y hablan mientras pasa la escena siguiente)
LORENZO
Pero
oye, mujer...
Dichos, Señoritas primera y segunda, Señoritos primero
y segundo, y una Mamá.
SEÑORITO
1º
¡Ay,
Petronila de mi corazón!
SEÑORITA
1ª
¡Ay,
Ursicino de mi vida!
SEÑORITO
2º
¿Me
quieres mucho, de veras, de veras?
SEÑORITA
2ª
¡Con
toda mi alma!
SEÑORITO
1º
¡Dímelo
otra vez!
SEÑORITA
1ª
Si
ya lo sabes.
SEÑORITA
2ª
Esperad
un poco, que mamá se ha quedado muy atrás.
SEÑORITO
2º
¡Cuándo
estaremos solos!
SEÑORITA
2ª
¡No
digas eso!
MAMA
¡¡Petronila!!
¡¡Milagros!!
SEÑORITA
1ª
Aquí
estamos, mamá.
MAMA
Por
Dios, vayan ustedes más despacio, porque yo estoy sofocadísima.
(Abanicándose)
SEÑORITA
1ª
Podíamos
sentarnos en el puesto del agua.
MAMA
Me
parece bien.
SEÑORITO
1º
(Muy
rápido) De ningún modo; está usted muy sofocada y no la conviene pararse ahora.
SEÑORITO
2º
Es
verdad, sigamos.
MAMA
Se
conoce que con esta moda de no llevar chaleco, el poco dinero que tienen se lo
dejan en casa. ¡Válgame Dios! No vayan ustedes tan de prisa.
(Vase
abanicándose)
Lorenzo y Pepa, que se ríe a carcajadas.
LORENZO
¿Te
parece bien?
PEPA
(Riendo
a carcajadas) ¡Ya lo creo que me parece!
LORENZO
¡Pues
no era primada perder esos cuatrocientos reales... y ahora que nos hacen tanta
falta!...
PEPA
Por
allí viene.
LORENZO
Déjamelo
a mí. Vete al puesto de la Paca, y yo te llamaré. ¡Anda pronto!
Lorenzo y luego Serafín.
LORENZO
Al
señorito este le saco yo hasta las entretelas de la americana.
SERAFIN
(Que
se acerca el puesto) ¡Pepa! ¡Pepita! ¡No está!
LORENZO
No,
señor; pero estoy yo, que es lo mismo.
SERAFIN
(¿Qué
ha de ser lo mismo?)
LORENZO
Pepa
volverá pronto, y en el entretanto tenemos que hablar dos palabritas usté y yo.
SERAFIN
(¿Qué
será esto?) Usted dirá.
LORENZO
Ya
sé por Pepa quién es usté, señorito don Ángel.
SERAFIN
Serafín.
LORENZO
Bueno;
lo mismo da ángeles que serafines.
SERAFIN
(Sospecho
que este hombre está de guasita)
LORENZO
Pues
yo... no soy amigo de andar con rodeos... y le diré a usté las cosas muy
claras. Pepa es mi señora, ¿sabe usté?
SERAFIN
¡Ah,
ya!
LORENZO
Y
no me oculta nada.
SERAFIN
Es
natural; siendo su señora.
LORENZO
¡Jé,
jé! ¡Pillín! Y me ha dicho lo del merengue...
SERAFIN
(¡Caracoles!)
¿Cómo?
LORENZO
Pues...
contándome la proposición de usté... que me ha hecho mucha gracia; pero mucha.
(Riendo)
SERAFIN
¿Sí,
eh?
LORENZO
Pero
muchísima.
SERAFIN
(¡Las
mujeres lo charlan todo!).
LORENZO
Y
yo la he convencido de que era una simpleza el negarse a ayudarle a usté en esa
calaveradilla.
SERAFIN
¿De
veras?
LORENZO
Ella
tomó la cosa por lo serio, temiendo que podría haber algún peligro pa la
señora...
SERAFIN
¡Quiá,
hombre!
LORENZO
Eso
la he dicho yo.
SERAFIN
¡Es
un poco de opio, ni más ni menos!
LORENZO
Vamos,
que la piensa usté dar el opio...
SERAFIN
¡Jé,
jé! Eso es.
LORENZO
¿Y
lo trae usted ahí?
SERAFIN
Sí,
señor...
LORENZO
Pues
venga el papelito y esta noche... le hacemos a usté feliz.
SERAFIN
(¡Qué
campechano es el chulapón este!)
LORENZO
Pepa
está ya bien enterada de lo que ha de hacer... y no hay más que hablar. Conque...
¡déme usté esas doscientas pesetas!
SERAFIN
No;
ciento.
LORENZO
Pepa
me dijo que la ofreció usté cuarenta duros.
SERAFIN
Me
ha entendido mal, veinte.
LORENZO
Cuarenta.
(Gritando y poniéndole delante de los ojos el bastón)
SERAFIN
¡Chist!
No grite usted. (¡Y qué garrote gasta el tío!)
LORENZO
Es
que cuando los hombres dicen una cosa, y son hombres...
SERAFIN
(¡Ay,
en qué lío me ha metido esa Pepa!)
LORENZO
Y
son hombres... (Levantando más el bastón)
SERAFIN
Baje
usted la voz... y el bastón, que no necesita enterarse nadie. Daré las
doscientas pesetas. Si a mí no me duele el dinero...
LORENZO
A
mí tampoco me duele.
SERAFIN
Comprendo
que los caprichos... hay que pagarlos.
LORENZO
Naturalmente.
SERAFIN
Y
yo estoy loco por esa muchacha... ¿Usted la conoce?
LORENZO
Aquí
la he visto algunas noches; ¡es barbiana!
SERAFIN
¡Un
encanto! [Romántica, ideal! Soñando con aventuras extraordinarias. Y yo he
dicho... pues con esta hay que tomar las cosas por lo novelesco. Porque a las
mujeres hay que conocerlas, y para conquistar a cada una es preciso emplear un
método distinto.
LORENZO
Usté
tiene mucho quinqué.
SERAFIN
¿Quinqué?
¡Una lampistería!
LORENZO
(Riéndose
como si le hiciese mucha gracia) ¡Jé, jé; lampistería! (Transición) ¡Nada;
pues... a ello!
SERAFIN
Ya
tengo prevenido el coche y todo lo necesario... Por eso venía, para hablar con
Pepa y ver si lograba convencerla...
LORENZO
Está
lograo. Venga el papelito... y la guita. Pepa espera a que yo la llame...
SERAFIN
Pues
tome usted. (Sacando de la cartera dos billetes y un papelito) Y puedo
asegurarle para su tranquilidad, que esto no puede producir a la mamá otro
efecto que un sueñecillo agradable...
LORERNZO
Naturalmente,
hombre... ¡Pepa! (Gritando al oído de Serafín, que se asusta) ¡Pepa! (Este joven
se ha caído de un nido)
SERAFIN
(Caro
me cuesta pero no hay más remedio)
Dichos y Pepa.
PEPA
¡Buenas
noches, señorito Serafín!...
SERAFIN
¡Hola,
Pepa!
LORENZO
Ya
está todo arreglao.
SERAFIN
(Mirando
hacia la derecha) ¡Me parece que pasea por allí mi papá con su corte de
políticos! ¿Es él?
PEPA
Sí,
señor.
SERAFIN
No
quiero que me vea... Volveré después... Este te explicará... Hasta luego. (Vase
por la izquierda)
Dichos, menos Serafín.
LORENZO
¡Es
un lila de cuerpo entero!... Ahí tienes el papelito y... el billete de cien
pesetas. Tómalo; no creas que yo lo quería pa mí... Ya pues pagar a don Aquilino.
¡Así me porto yo!
PEPA
Mira
quién viene allí; veremos cómo te portas con ese.
LORENZO
¿Con
ese? Como con todas las personas; ahora lo verás
Dichos y Vicente.
VICENTE
Buenas
noches.
LORENZO
Buenas
noches.
VICENTE
Téngalas
usted muy buenas.
(A
Pepa, que está de frente a él y se vuelve al oírle)
Podía
usté no volverse
y
contestar tan siquiera,
y
tener educación...
LORENZO
No
empieces con indireztas;
tengamos
la fiesta en paz,
y no
te metas con ésta.
VICENTE
Bueno.
LORENZO
Si
yo te he citao,
ha
sido pa que por buenas
nos
entendamos, si quieres,
y
se acaben las reyertas,
y
no andemos en disgustos
que
puén traer consecuencias.
VICENTE
Pues
tú dirás.
LORENZO
Sí
que digo.
¿Quiés
tomar algo?
VICENTE
Se
aprecia.
Pero
no es esta ocasión
de
que andemos con finezas.
LORENZO
Pues
habla.
VICENTE
Ya
a ti te costa
que
nos quisimos yo y esa,
aunque
nuestras relaciones
fueron
decentes y honestas...
LORENZO
Lo
que es ella así lo dice.
VICENTE
Y
digo lo mismo que ella.
LORENZO
Y
yo lo creo.
VICENTE
Después
de
dos años de tenerlas
nos
cansemos esa y yo,
y
pa ahorrarnos más peleas,
ella
y yo dijimos: Basta;
esto
se acabó y "requiescan".
LORENZO
¡Ni
que sus hubierais muerto!
VICENTE
Pa
mí no pué estar más muerta…
PEPA
(Acercándose
a ellos)
Pues
tú ya pa mí difunto
y
putrefazto.
VICENTE
¿Te
enteras?
LORENZO
(Empujando
hacia el puesto a Pepa, que se sienta junto al velador más próximo)
Dejarse
de cosas tristes.
VICENTE
Lo
digo al tanto de que esa
y
yo, como si en jamás...
¡y
te lo juro por éstas!
LORENZO
Y
yo lo creo.
VICENTE
Después
me
entendí con la Manuela,
y
como las dos habían
sido
amigas, ¡cosas de ellas!
hablaron
de mí y dijeron...
LORENZO
Ya
lo sé, cosas muy feas.
VICENTE
Y
yo a Manuela la dije:
Mira,
como hables con Pepa,
te
voy a poner el cuerpo
lo
mismo que una jalea.
PEPA
(Viniendo
como antes)
Entonces,
¿por qué me busca?
LORENZO
Tú
te callas y nos dejas.
(La
empuja y Pepa se va)
Sigue.
(Llevándoselo
más lejos del puesto)
VICENTE
Como
tú y la otra,
cuando
yo hablaba con Pepa,
sus
entedíais también,
resulta
que saben ellas
muchas
interioridades
que
no debían saberlas.
LORENZO
Aquí
es lo peor de todo
que
a ti te se va la lengua
con
mucha facilidaz,
y
dices cosas que afeztan
al
individuo y ofenden,
u,
si se quiere, molestan.
VICENTE
¿Yo?
LORENZO
Tú.
¿Por qué cierto día
que
te encontraste con ésta
la
dijiste: "No te fíes
de
la gente de coleta"
VICENTE
Yo
la hablaba de los chinos.
LORENZO
¡Ya!
VICENTE
Pues
si vamos a esas,
yo
sé que un día también
le
dijiste a la Manuela
que
si yo contaba o no
con
medios pa sostenerla,
y
que ella valía mucho
y
yo era un cero a la izquierda.
¿Es
verdaz o no es verdaz?
LORENZO
Pué
que sí que lo dijera;
pero
tú en cambio, de mí
hablas
siempre que se tercia,
nombrándome
por el mote,
sabiendo
que me revienta,
porque
es un alias muy feo
y
yo no lo aguanto, ¡ea!
¡Llamarme
a mí "Sabañón"!
¡Una
cosa tan pequeña!...
VICENTE
Como
no picabas más
que
en invierno...
LORENZO
Aunque
así sea,
ese
no es mote decente,
y
sabes que a las empresas
no
las consiento ponerlo
en
los carteles.
VICENTE
Dispensa,
hombre;
no es pa que te pongas
conmigo
de esa manera.
Como
un torero sin mote
paece
que no es cosa seria...
LORENZO
Ya
tengo el otro.
VICENTE
¿Cuál
otro?
LORENZO
El
que me ha puesto la prensa
taurina,
que suena más.
VICENTE
¿Cuál?
LORENZO
Alias,
"Poca vergüenza".
VICENTE
¿Te
gusta ese? Pues andando.
¿Y
esas son todas las quejas
que
tienes de mí?
LORENZO
¡Me
paece!
VICENTE
Pues
todo eso son pamemas.
¿Sabes
lo que yo te digo?
Pues
que lo que quieren ellas
es
que nosotros un día
nos
enzarcemos de veras.
¿Tú
quiés darlas ese gusto?
¿Tú
quieres verte en las salegas?
LORENZO
¡Yo,
no!
VICENTE
Pues
entoces haz
lo
que yo, cállate y déjalas.
Ya
sufre uno lo bastante
pasando
esta vida perra.
(Pausa)
LORENZO
Y
tú, ¿qué te haces ahora?
VICENTE
Pues...
ganando una miseria
de
mozo, ahí en una casa
de
la calle de las Huertas,
donde
han puesto una partida...
LORENZO
¿Partida?
¿Pero se juega?
VICENTE
¡Anda!
Tú estás en el Limbo...
Y
allí va gente muy buena.
"El
Tripas" ganó. anteanoche
diez
mil reales.
LORENZO
¿Es
de veras?
VICENTE
Si
hay una banca muy fuerte...
LORENZO
Calla,
y no me comprometas.
(Con
muchísimo agrado)
VICENTE
Hombre,
no soy ningún gancho,
tú
pues hacer lo que quieras,
que
ya eres mayor de edaz.
LORENZO
Si
es que tengo cien pesetas
y
necesito otras tantas...
VICENTE
Pues
anda y si quieres prueba...
¿Que
pierdes, dos o tres duros
o
cuatro u cinco? Lo dejas.
¿Que
ganamos? Pues seguimos
jugando
hasta que se tuerza.
LORENZO
Pero...
a estas horas las casas
de
empeño no están abiertas,
y
mi principal ojezto
era
sacar una prenda.
VICENTE
Yo
la saco a cualquier hora.
Anda.
LORENZO
¿Y
qué la digo a esa?
VICENTE
Pues
dile... que te he jurao
que
no vuelve la Manuela
por
aquí.
LORENZO
Pero,
¿y si vuelve?
VICENTE
Hombre,
yo haré que no vuelva.
LORENZO
Miá
que si viene hay la gorda,
miá
que yo conozco a Pepa...
VICENTE
Tú
no seas "pisimista".
LORENZO
¿Y
qué es eso?
(Muy
ofendido)
VICENTE
No
te ofendas.
"Pisimista"
es el que ve
todas
las cosas muy negras,
y
"otimista" el que las ve
de
color de rosa.
LORENZO
(Quitándose
el sombrero)
¡Aprieta!
¡No
sabes tú poco!
VICENTE
Trato
con mucha franqueza
a
un "gurrupier", que ya en viejo
y
ha sido hombre de carrera
y
habla que da gusto oírle,
y
¡claro! algo me se pega.
Conque...
Ahora está entretenida
(Por
Pepa, que está detrás del aguaducho)
Vámonos
sin que nos vea.
LORENZO
Casi
que tienes razón...
VICENTE
¡Claro!
Si estamos de buenas
y
"ganamos", esta noche...
LORENZO
(Cogiéndole
del brazo. En voz muy baja)
Correremos
la gran juerga.
(Vanse
por la derecha recatándose y sigilosamente)
Pepa sola.
PEPA
(Sorprendida)
¡Se
han marchao! ¿Dónde habrán ido?
Ese
Lorenzo... ¡Dios quiera!
A
ver si los dos se enzarzan...
¡Porque
como son dos fieras!...
Pepa y Manuela.
MANUELA
(Que
sale por el foro izquierda)
¡Fría
como la nieve!
De
la fuente del Berro, ¿quién la bebe?
PEPA
¡Adiós!
Ya está aquí ésta;
pues
hoy no tengo yo ganas de fiesta.
MANUELA
(Acercándose
al puesto y parándose luego junto a él)
¿Quién
la quiere? ¡Fresquita!
PEPA
¡Ay,
qué barbaridaz, y cómo
grita!
MANUELA
Si
grito es porque puedo: la que canta
es
porque no le duele la garganta.
No
soy como otras yo, que lo hacen todo
a
la chita callando y a su modo.
PEPA
Es
verdaz, yo no grito;
digo
todas las cosas muy bajito.
Eso
prueba lo bien que me conoces,
soy
enemiga yo de hablar a voces.
MANUELA
¡Pues
yo sí grito, hasta quedarme ronca!
PEPA.
¿Tú
quieres, por lo visto, que haya bronca?
MANUELA
¡Ay!
¡Me es indiferente!
(Pregonando
con más fuerza y casi al oído de Pepa)
¡Agua
y azucarillos y aguardiente!
PEPA.
Oye,
Manuela, apártate, del puesto
y
sigue tu camino.
MANUELA
¿Te
molesto?
PEPA.
Sabes
muy bien, pues "sus" lo dicen antes,
que
a "toas" las aguadoras ambulantes
"sus"
está prohibido
pasar
por donde hay puesto establecido.
MANUELA
¡Con
lo que sale ahora!
Pues
ya no vengo aquí como aguadora.
(Dejando
la vasera sobre el banco)
Ya
dejé la vasera;
Ya
soy una señora cualisquiera
y
como cualisquiera parroquiana
me
siento aquí porque me da la gana.
(Se
sienta en un taburete)
Ya
ves tú si es sencillo.
(Dando
unas palmadas)
¡Un
vaso de agua con azucarillo!
PEPA
Manuela,
mira bien lo que me dices,
que
se me van hinchando las narices.
MANUELA
Pus
úntate colcrén u lo que sea,
porque
no sabes eso lo que afea.
PEPA
¡Servirte
yo!
MANUELA
(Levantándose)
Tienes
razón sobrada
que
a mí tú no me sirves... para nada.
PEPA
Ya
sabes tú que en todos los terrenos
valgo
cien veces más; tendría a menos
el
armar yo contigo una disputa.
MANUELA
¡Pues
hija, ni que fueras la Canuta!
PEPA
Yo
soy quién soy, y tú eres... lo que eres.
Y
mira tú, si quieres,
ya
que vienes a hacerme estas visitas,
que
nos digamos cuatro palabritas,
bien
sabes dónde vivo,
veste
a casa, verás si te recibo;
u
bien yo iré a buscarte
y
nos iremos a cualquiera parte,
pero
aquí junto al puesto y con la gente,
por
fuerza he de aguantarme aunque reviente.
Yo
tengo que perder.
MANUELA
¿Tú?
¡Quiá! Ni esto.
PEPA
Te
digo que te apartes de mi puesto.
MANUELA
¡No
te das poco pisto!
Estás
muy orgullosa por lo visto
porque
tu hombre ya pica en el verano
y
porque le dan bombo en "El Enano"
y
en “El tío Jindama" y en "La Lidia"...
PEPA
Eso
es lo que tú tienes: mucha envidia.
MANUELA
Si
yo te lo he cedido buenamente.
PEPA
En
cuanto él te dejó.
MANUELA
Y
a ti Vicente.
PEPA
Entonces
"pata".
MANUELA
¡Claro!
PEPA
Y
yo te digo:
si
ya no tiene ná que ver contigo
¿pa
qué hablas de él, y toma y vuelta y dalo,
y
decir que si vale u si no vale,
que
si va y que el viene
y
si tiene contrata u no la tiene
(lo
cual que al cabo nada sinifica)
y
si pica o no pica?... ¡Pues si pica!
Y
que tengo yo siempre cinco duros
pa
que él pueda salir de sus apuros.
MANUELA
¡Caramba!
Pues te doy la enhorabuena:
yo
hay noches que no saco pa la cena.
PEPA
Ni
te hace falta. Al ver cómo te portas
te
hartará él de "chuletas" y de "tortas".
MANUELA
(Yendo
hacia ella) ¿A mí?
PEPA
No
te sulfures.
Pué
dártelas quien menos te figures.
MANUELA
¿Vas
a ser tú, hija mía?
PEPA
Pues
cosas más difíciles habría.
MANUELA
¡No
estás poco valiente!
PEPA
¡Porque
puedo!
¿Tú
te has creído que te tengo miedo?
MANUELA
¡Vaya
y cómo te creces!
PEPA
¡Yo
valgo más que tú cincuenta veces!
En
todas partes hay, pa que lo sepas,
Manuelas
de alquiler, pero no Pepas.
MANUELA
¡Maldita
sea!
PEPA
(Señalándolos
a Mañuela)
(¡Que
no hables en voz alta!)
MANUELA
(Siempre
estos llegan cuando no hacen falta)
(En
voz bajísima hasta el final de la escena)
PEPA
(De
buena vienen ellos a librarte)
MANUELA
(Cuando
no estén, yo volveré a buscarte)
PEPA
(¡Cuándo
quieras! ¡Ya estoy como una fragua!)
MANUELA
¡Agua,
aguardiente, azucarillos, agua!
(A
grito pelado. Vase)
Dichos, menos Manuela.
GUARDIA
1º
Oye,
güeña moza:
ahora
que no hay gente
despáchanos
unas
copas
de aguardiente.
GUARDIA
2°
Mira
que si acaso
pasa
el ispetor...
GUARDIA
1°
¡No
pasa, y si pasa,
que
pase, mejor!
A
los pobres guardias
que
están de servicio,
¿por
qué han de prohibirles
beber,
si no es vicio?
¿Por
qué del refresco
nos
han de privar,
cuando
lo pagamos...
(Mirando
a Pepa, que les ha traído dos copas)
¿si
quieren cobrar?
PEPA
¿Agua?
GUARDIA
1º
Pa
los peces.
GUARDIA
2º
¿Qué
debemos?
PEPA
¡Nada!
GUARDIA
1º
Estimando,
prenda.
GUARDIA
2º
Es
muy resalada.
Aquí
en Recoletos
no
hay otra mejor...
GUARDIA
1°
Vamos,
por si acaso
pasa
el ispetor.
(Aparecen
los guardias) (Vanse por la izquierda)
Dicha, doña Simona y Asia por la derecha.
ASIA
¡Qué
hermosa está Febea!
SIMONA
¿Y
quién es Febea?
ASIA
La
luna, mamá.
SIMONA
Como
no llamas a las cosas por su nombre, nunca sabe una de lo que hablas. Mientras
tú contemplas los astros, ¿sabes lo que vengo pensando yo?
ASIA
Lo
ignoro.
SIMONA
Que
lo mismo da ponerse la cara colorada por treinta duros que por cuarenta, y que
he resuelto pedir prestados a Serafín mil quinientos reales.
ASIA
Mamá,
¿qué dices?
SIMONA
Digo
mil quinientos reales.
ASIA
¿Serás
capaz?
SIMONA
Lo
que hace falta es que él sea capaz de dármelos. ¡Hola, Pepa!
PEPA
Buenas
noches, señoritas. Me alegro mucho de que vengan ustedes solas.
SIMONA
¿Pues?
PEPA
Tengo
que hablar reservadamente con ustedes de una cosa muy gorda antes que venga el
señorito Serafín.
SIMONA
Me
pone usted en cuidado. ¿Qué es ello?
ASIA
Hable
usted, que me devora la impaciencia.
PEPA
Oigan
ustedes.
Dichas y los Barquilleros. En tanto que éstos cantan,
Pepa habla con doña Simona y Asia, que demuestran con sus ademanes la sorpresa
que les produce lo que aquélla les cuenta.
(Música)
BARQUILLEROS
Vivimos
en la Ronda
de
Embajadores,
al
"lao" de la Ribera
de
Curtidores.
Pasamos
nuestra vida
con
los chiquillos,
que
son los que consumen
nuestros
barquillos.
Cruzamos
el Prao,
la
plaza Colón
voceando:
¿quién los quiere
tiernecitos,
tostaitos
de
canela y de limón?
Las
niñeras y los soldaos
por
nosotros están "pirraos"
y
dan cuartos a los chiquillos
pa
que se los jueguen a los barquillos,
y
a los ocho u diez u doce
que
les damos por favor
se
los comen casi siempre
entre
la niñera y el gastador.
Cuando
viene un señorito
y
nos dice: vamos a jugar,
en
menos que canta un gallo
la
trampa está prepara.
Como
están los clavos flojos
y
la máquina "desnivela",
por
más que se vuelva mico,
"'que
ni pa Dios" que nos pué ganar.
UNO
¡Seria
un pueblo!
OTRO
¡U
dos u tres!
LOS
4
Que
un silbante ganar quisiera
a
los barquilleros de Lavapiés.
BARQUILLERO
1º
Yo
me voy a las Vistillas.
(Cargando
con el bombo)
BARQUILLERO
2°
Yo
a la Puerta de Alcalá.
(Idem)
BARQUILLERO
3°
Yo
me quedo en Recoletos.
BARQUILLERO
4º
Yo
a la plaza "la Ceba".
(Marchando
marcialmente)
LOS
4
¡Ar!
¡Una!
¡Ar!
¡Dos!
(Despidiéndose
unos de otros)
¡Adiós!
(Vanse)
Dichas, menos los Barquilleros.
(Hablado)
ASIA
¡Ay,
no puedo más!
PEPA
¡Se
ha desmayado!
SIMONA
¡Agua!
(Pepa trae agua del puesto) ¡Pobre hija mía! (Abanicándola) ¡El desengaño ha
sido horrible! ¡Qué hombre tan pillo!
PEPA
Beba
usted, señorita.
SIMONA
¡Hija
mía, vuelve en sí, por Dios, vuelve en sí!
ASIA
Se
dice vuelve en ti, mamá.
SIMONA
Bueno,
el caso es que vuelvas.
ASIA
¡Qué
desgraciada soy!
PEPA
¿Y
están ustedes decididas?...
SIMONA
A
todo, incluso a matarle en cuanto le vea.
PEPA
Eso
no; hay que disimular, que no sospeche nada.
SIMONA
¿Ves
qué bribón?
ASIA
¡Qué
pérfido!
SIMONA
¡Y
yo que confiaba en él para que nos sacase del apuro!
ASIA
Afortunadamente
hemos sabido lo que es antes da pedirle el dinero.
SIMONA
No,
hija, desgraciadamente.
PEPA
¡Por
allí viene!
SIMONA
¡Los
merengues a escape!
PEPA
Volando.
(Los sirve)
SIMONA
Figuraré
que he comido ya alguno... Hija mía, está con él más amorosa que nunca.
Dichas y Serafín por la izquierda.
SERAFIN
Señora,
buenas noches, ¿cómo va?
SIMONA
Bien,
¿y usted, Serafinito?
SERAFIN
Bien,
gracias. ¿Y usted, Asita?
ASIA
Bien,
muchas gracias.
SERAFIN
(Aparte
a Pepa) ¿Qué hay?
PEPA
(Ya
se lo tragó) (Rapidísimo aparte)
SERAFIN
(¿Hace
mucho?)
PEPA
(Ahora
mismo)
SERAFIN
¿Qué
nochecita, eh? (Sentándose y haciéndose aire con el sombrero)
SIMONA
Muy
bochornosa.
ASIA
Hay
cirrus y cúmulos; esto acabará con un meteoro acuático.
SERAFIN
¡Es
posible! (A doña Simona) Otro merenguito, anímese usted.
SIMONA
(Con
la boca llena) Muchas gracias; ya me he comido siete.
SERAFIN
¿Y
usted, Asita, no toma nada?
ASIA
Lo
que usted tome.
SERAFIN
Pues
yo... lo de siempre, zarza. Trae dos vasitos, Pepa. (Pepa los sirve el
refresco, colocando un vaso delante de cada cual)
ASIA
(¿Recibiste
mi carta?)
SERAFIN
(¡Sí,
amor mío! ¡Qué quintillas tan preciosas! ¡Cuánto siento no ser poeta para
contestarte también en verso!)
ASIA
(Me
basta con que tengas la poesía en el corazón)
SERAFIN
(Ahí
sí la tengo... y toda para ti, para ti sola)
ASIA
(Has
hecho un endecasílabo sin notarlo)
SERAFIN
(¿Sí?
Ahí tienes; eso prueba que me sale del corazón lo que te digo)
ASIA
(¡Y
que este hombre sea tan traidor! No puedo convencerme)
SERAFIN
(¡Bebe
un sorbito de mi vaso!)
ASIA
(Rechazándolo)
(No, que nos ve mamá. Bebe, bebe)
SERAFIN
(Apurando
el contenido del vaso) (Ya empieza a dar cabezadas... A ver si empalma este
sueñecito con el otro... No; (Mirando el reloj) hasta más de media hora dicen
que no produce efecto)
ASIA
(¿Estás
preocupado? ¿En qué piensas?)
SERAFIN
(En
ti, en ti a todas horas)
(Música)
SERAFIN
¿Está
dormida?
ASIA
Dormida
está.
PEPA
(Ya
puede asegurarse
que
hoy vigilará)
SERAFIN
Yo
te adoro, mi dulce ilusión,
y
tu imagen grabada aquí está:
al
momento
nos
casamos
cuando
tenga permiso de papá.
PEPA
(Ja,
ja, ja!)
SERAFIN
Si
entra pronto papá en el poder
PEPA
(Ilusiones
del pobre señor)
SERAFIN
Al
instante,
muy
campante,
me
voy a una provincia
de
gobernador.
PEPA
(¡Huy
qué horror!)
ASIA
Yo
quiero saber
si
antes de todo eso
seré
tu mujer.
SERAFIN
Claro
está que si.
ASIA
Es
que pasa el tiempo
y
estamos así.
SIMONA
(Este
pillastrón
está
haciendo el paso
de
la seducción)
PEPA
(¡Vaya
una ocasión
pa
pintar un cuadro
pa
la Exposición!)
ASIA
Yo
tu esclava constante seré
y
mi amor tuyo siempre será,
que
un volcán hay en mi pecho
y
en su lava
por
ti abrasado está.
PEPA
¡Allá
va!
(Como
si le pidieran agua)
SERAFIN
Eres
digna, por tu educación,
de
ocupar una gran posición
y
serás gobernadora
de
Cuenca o de Zamora
o
de Castellón.
SIMONA
(¡Bribón!)
SERAFIN
¡Tú
eres vida
de
mi alma,
tú
eres alma
de
mi ser!
(Yendo
a abrazarla)
ASIA
Quita,
deja,
que
nos mira
desde
el puesto
la
mujer.
SERAFIN
¡Si
no me quieres, bien mío,
va
a haber un desastre!
SIMONA
(¡Qué
pillastre!)
ASIA
Ya
sabes tú que por ti
yo
a morir estoy pronta.
PEPA
(¡Ay,
qué tonta!)
ASIA
¡Quieto!
SERAFIN
¡Anda!
SIMONA
(¡Pillo!)
PEPA
(¡Randa!)
AERAFIN
y ASIA
¡Dulce
ilusión!
SERAFIN
¡Anda!
ASIA
¡Quieto!
SIMONA
(¡Tipo!)
PEPA
(¡Feo!)
PEPA
y SIMONA
(¡Vaya
un bribón!)
ASIA
¡Ay,
qué feliz que voy a ser
cuando
seamos marido y mujer!
SERAFIN
Tú
mi consuelo constante serás.
PEPA
(Si
no lo es de los demás)
SERAFIN
¡Oh,
qué placer! ¡Oh, que ilusión!
¡Tú
eres encanto de mi corazón;
tú
haces que loco me vuelva por ti
siempre
que a tu lado me veo así!
¡Te
amo!
ASIA
¡Me
ama!
(Doña
Simona ronca estrepitosamente)
PEPA
¡Agua!
ASIA
Eres
mi cielo.
SERAFIN
Eres
mi afán.
PEPA
y SIMONA
(¡No
cabe duda
Es
un truhán!)
ASIA
¡Ay,
no es posible!
SERAFIN
Dime
que sí.
ASIA
¡Ay,
Serafín, yo me muero
LOS
DOS
Nunca,
bien mío,
te
he de olvidar.
PEPA
y SIMONA
(¡Ay,
qué sorpresa
te
vas a llevar!)
SERAFIN
(Cuando
ésta sepa
todo
mi plan,
lo
novelesco
le
agradará,
y
yo seguro
cuento
triunfar
sin
el peligro
de
la mamá)
ASIA
(¿Por
qué, Dios mío,
me
ha de engañar,
si
yo le adoro
cada
vez más?
De
su proyecto
quiero
dudar
mientras
no vea
la
realidad)
PEPA
(La
señorita
chiflada
está
y
no lo sabe disimular;
si
ella le quiere
no
bastarán
ni
los cien ojos
de
la mamá)
SIMONA
(Como
el proyecto
sea
verdad,
yo
se lo juro
al
muy truhán;
aun
cuando viva
cien
años más,
de
esta aventura
se
acordará)
(Al
ver que despierta doña Simona, Asia y Serafín vuelven a sentarse)
(Hablado)
SIMONA
Yo
creo que me he quedado un poco traspuesta.
ASIA
Sí,
un poco.
SIMONA
Con
este calor tengo la cabeza tan pesada...
SERAFIN
Pues
vamos a dar unas vueltecitas en el coche... (Bosteza)
SIMONA
No;
prefiero ir a pie hasta la Castellana, a ver si me despejo algo.
SERAFIN
Como
usted quiera; lo tomaremos cuando usted se canse; lo tengo ahí arriba
esperando... (Ya pronto debe hacerle efecto) (Mira al reloj)
SIMONA
Buenas
noches, Pepa.
PEPA
Vayan
ustedes con Dios.
SERAFIN
Toma.
(Dándole una moneda)
PEPA
Muchas
gracias, señorito.
SERAFIN
(Las
gracias a ti, Pepa) (Bosteza muy fuerte. Vanse)
Pepa y luego don Aquilino por el foro izquierda.
PEPA
¡Qué
satisfecho ge va el muy!... Vamos, todo lo que se diga de él es poco.
AQUILINO
¡Jé,
jé! Allí van mis inquilinas, acompañadas por Serafín. ¡La mamá esta noche le
sacará los cuartos y mañana me pagará con mi propio dinero! ¡Qué mundo este!
Adiós, Pepa.
PEPA
Hola,
don Aquilino. ¡Usted por aquí!
AQUILINO
Sí,
hija; he salido a dar una vuelta para refrescarme un poco…
PEPA
¿Quiere
usted tomar algo?
AQUILINO
No;
ni me siento siquiera. Es ya tarde y yo madrugo mucho.
PEPA
Pues
mañana temprano iré por su casa, porque tengo que verle.
AQUILINO
¡Malo!
Eso me huele a renovación del pagaré.
PEPA
Pues
está usted equivocao; porque aquí tengo el dinero para pagarle.
AQUILINO
¿De
veras?
PEPA
Mírelo
usted; un billete.
AQUILINO
¡Ah!
Pues entonces no necesitas molestarte en ir a casa, porque yo traigo precisamente
tu documento en la cartera... Los que están al caer los llevo conmigo, por si
acaso...
PEPA
Pues
venga y tome usted.
AQUILINO
¿Será
bueno? (Mirándolo al trasluz) ¡Calle! Yo conozco este billete con esta
contraseña... Sí; es de los que di a Serafinito.
PEPA
(Acercándose
muy alarmada) ¿Qué? ¿Es falso?
AQUILINO
No,
hija mía, es bueno; pero... ¿quién te ha dado este billete?
PEPA
¿Y
a usted qué le importa? ¡Pues tiene gracia!
AQUILINO
¡Ya
lo creo que la tiene! (]Serafín, por lo visto, se entiende con ésta también...
y también cobro yo esto de mi propio dinero) Toma, toma tu pagaré.
PEPA
Está
bien; hasta otra.
AQUILINO
Que
sea pronto.
PEPA
No
lo quiera Dios.
AQUILINO
Vaya,
buenas noches.
PEPA
Abur,
don Aquilino.
AQUILINO
Está
visto; hay días en que hasta los cojos salimos de casa con buen pie. (Vase)
Pepa
y tres chulos que vienen marchando al compás de lo que tocan en las guitarras. La
seña Tomasa, que ayuda a Pepa a servir.
CHULO
1º
¡Alto
el fuego!
CHULO
2°
¿Otra
ronda?
CHULO
3°
Esta
la pago yo.
PEPA
¿Y
de qué va a ser?
CHULO
2º
Del
mono.
CHULO
1°
Es
lo mejor pa la mona. (Se sientan y Tomasa les sirve las copas. El de la
guitarra sigue siempre tocando, aunque muy piano)
CHULO
2°
¿No
hay muñuelos?
CHULO
1°
¡Hombre,
no; eso en la verbena!
CHULO
1°
Yo
los pagaré allí; los muñuelos de cuenta mía.
Dichos, doña Simona y Asia, que entran muy deprisa.
SIMONA
Pepa.
PEPA
¿Qué,
qué ha sucedido?
ASIA
¡Pepa,
usted nos ha salvado!
SIMONA
¡Qué
bribón!
ASIA
¡Qué
fementido!
SIMONA
Ahí,
sobre un banco, dormido,
como
un tronco se ha quedado.
PEPA
¿De
veras?
ASIA
Pálido,
inerte;
fiel
imagen de la muerte.
SIMONA
¡Si
me da usté eso, me mata!
ASIA
Se
ha decidido mi suerte;
¡volveré
a Valdepatata!
(Doña
Simona abraza a su hija, y luego, mientras sale el Coro se despiden de Pepa y
vanse)
Pepa. Coro de gente que viene del teatro.
(Música)
CORO
Ya
es más de la una y media,
¡Jesús,
qué atrocidad!
Un
día en el teatro
nos
amanecerá.
La
culpa es de la Empresa,
y
si esto sigue así,
dará
leche de burras
a
la hora de salir
¡Ay
, qué calor hacia
en
el teatro aquel!
Aquí
se está muy fresco
y
se respira bien.
Dichos. El Gachó del arpa con el instrumento.
GACHO
Signore,
buona sera,
ascolti
per pietá,
ascolti
al poverino
qui
canta per "mangiar".
(Toca,
y la gente le rodea. Mientras ejecuta el preludio exclama dramáticamente)
¡Oh,
Dio! | Oh, Dio, qu'io sonno disgraciato!
Una
niñeira
in
Barcelona,
d'un
soldatino
s'inamoró,
e
al "mechi" e "michi"
de
relazione,
il
regimento
se
las guilló.
Tuti
li mundi
le
preguntaba:
¿qué
cosa e fatto
que
llora así?
E
la fanciula
lí
respondeba
quil
soldatino...
¡Jí,
jí, jí, jí!
Io
sonno il trovator
qui
vaga per Madrí.
CORO
(Señalando
los bolsillos)
Lo
que este es un truhán.
¡Mucho
ojo por aquí!
PEPA
(Cantando)
¡Ay! ¡Ay!
(La
gente se acerca a ella para escucharla)
GACHO
(Pidiendo)
¡Signori, per pietá, un piccolo perro para il poverino!
(Viendo
que nadie le da nada, se mete por entre la gente y vuelve a cantar)
Una
niñeira
in
Barcelona,
d'un
soldatino
s'inamoró...
UNOS
(Empujándole)
¡Largo de ahí!
OTROS
¡Déjenos
en paz!
GACHO
Retirándose)
¡Oh, Dio mío, qu'io sonno desventurato!
(Oyese
dentro la voz de Manuela, que pregona a gritos. Pepa sale a su encuentro)
MANUELA
¡Agua,
aguardiente y azucarillos, agua!
PEPA
Ya
está ahí la Manuela;
si
vuelve a insultarme,
aunque
haya aquí gente
yo
no he de aguantarme.
Dichos y Manuela.
PEPA
(Yendo
hacia Manuela)
¿Tú
vienes sin duda,
buscando
cuestión?
Pues
no tengo gana
de
conversación.
MANUELA
Pues
yo sí la tengo,
y
me has de escuchar,
que
vengo esta noche
con
ganas de hablar.
CORO
(Silencio,
silencio,
que
va a haber cuestión;
la
cosa merece
prestar
atención)
MANUELA
(Que
deja la vasera en el suelo, se dirige a Pepa en actitud amenazadora)
Tú
sin duda te has creído
que
yo soy una cualquiera,
porque
tú tienes un puesto
y
yo voy con la vasera.
Pero
ya saben lo que eres
más
de dos y más de tres,
porque
tú eres una cosa...
que
ya sabes tú lo que es.
(La
gente sujeta a Pepa, que va a lanzarse sobre la otra)
Déjenla
ustedes,
no
la contengan,
que
esa me teme
más
que a un nublao,
y
estoy segura
que
si la dejan,
no
va conmigo
a
ningún lao.
PEPA
¿Que
no?
MANUELA
¡Que
no, qué no!
PEPA
Ya
te dije yo esta noche
que
en seguida que te viera
te
arrancaba el añadido
por
chismosa y embustera.
Si
tuvieras un poquito
de
vergüenza y diznidá,
no
pasabas por mi puesto
con
la cara levanta.
MANUELA
No
te pongas tantos moños,
que
a pesar de tu honradez,
a
la calle de Quiñones
te
han llevao más de una vez.
PEPA
Pero
a mí entoavía
en
la procesión,
no
han venido a invitarme
pa
ir de pendón.
CORO
¡Já,
já, já, já!
¡Qué
bueno va!
MANUELA
y PEPA
(Amenazándose
cada, vez más cerca y con más bravura)
Tú
no tienes ni decoro,
ni
principios, ni vergüenza,
y
si vuelves a mirarme
te
voy a arrancar la trenza.
Ya
no quiero más palique,
conque
en facha ponte ya,
que
esta noche no te salva
ni
la paz y caridá.
CORO
(Mientras
disputan las dos agitadoras)
Estas
se pegan;
ahora
se agarran...
¡A
que la atiza!
¡A
que la da!
UNOS
Si
las dejamos.
pué
que se maten.
OTROS
Si
llega el caso
se
evitará.
(Van
a agarrarse insultándose a gritos, cuando se abren pasa entre la gente Vicente
y Lorenzo. Al verlos se separan las dos y quedan inmóviles)
Dichos Lorenzo y Vicente.
LORENZO
(A
Pepa)
Vamos
a ver, ¿qué ha pasao?
PEPA
No
ha pasao ná.
VICENTE
(A
Manuela)
¿Qué
haces tú aquí?
MANUELA
¡Ya
lo ves:
petrifica!
LORENZO
(A
Pepa. Hablado)
Vamos,
tú, ¿qué ha sucedido aquí? Que yo quió saberlo, ¿sabes? A decirlo todo.
PEPA
Bien
sabes que la Manuela
anda
buscando cuestión;
yo
estoy tranquila en mi puesto
yo
no la busco.
LORENZO
(A
Vicente y Manuela)
Tiene
razón.
PEPA
Que
ella no me insulte,
que
yo no la falto;
pero
si me ofende
tres
muelas la salto.
Esto
es lo que ha habido,
pregunta
y verás.
(Enterneciéndose
hasta llorar)
¡Fíate
de las amigas
que
una quiso más,
y
con este pago
al
fin te verás!
(Limpiándose
las lágrimas)
VICENTE
(A
Manuela. Hablado)
Vamos,
tú, a ver si es verdad todo eso. Va a resultar que tienes tú la culpa, de tóo...
Habla de una vez.
MANUELA
Todo
lo que ha dicho esa,
no
sé si con intención,
te
lo he dicho yo mil veces
hablando
de ella.
VICENTE
(A
Pepa y Lorenzo)
Tiene
razón.
MANUELA
No
la di motivos
mientras
fue mi amiga
pa
ninguna queja,
y
que ella lo diga.
Sino
que las cosas
han
venido así,
(Enterneciéndose
como Pepa)
pero
a nadie le hace daño
más
que me hace a mí,
que
por tonterías
estemos
así.
(Secándose
las lágrimas con el delantal y sollozando. Lorenzo y Vicente se miran, las
miran a ellas, se dan con el codo y se sonríen, guiñando un ojo)
LORENZO
Pues
después de oír todo
lo
que ha pasao,
vais
a darsus las manos
y
se ha acabao.
Vamos.
(Animando a Pepa)
VICENTE
(A
Manuela) ¡Anda!
PEPA
(Acercándose
a Manuela)
¡Bueno!
MANUELA
¡Ya!
(El
Gachó del arpa que aparece por el foro abriéndose paso entre la gente)
Una
niñeira
in
Barcelona, etc.
(La
gente le empuja y se marcha. Manuela y Pepa se dan al fin la mano y se abrazan
llorando)
LORENZO
¡Así
me gusta!
VICENTE
¡Si
son dos barbianas!
CORO
Al
fin y al cabo
se
arregló todo;
con
esta gente
siempre
es igual:
muchos
insultos
y
luego nada...
Vamos
andando,
que
es tarde ya. (Vanse)
Lorenzo, Vicente, Pepa, Manuela y la señá Tomasa.
VICENTE
(A
Manuela)
Pa
que veas, Manuela,
lo
que es Vicente.
LORENZO
(A
Pepa) Mira tú si me porto
decentemente.
(Deshacen
a un tiempo dos envoltorios que traen bajo el brazo y que no han dejado durante
las escenas anteriores, y sacan dos mantones de Manila)
PEPA,
y MANUELA
¡Mi
mantón de Manila!
(Una
a otra)
¡Los
han sacao!
VICENTE
y LORENZO
¡Ya
los dos prisioneros
se
han rescatao!
(Cada
uno pone el mantón a su cada una)
LORENZO
(A
Pepa) ¿Pues habías tú de quedarte sin ir a la verbena? Primero faltaría el sol,
digo, la luna, que es de noche.
VICENTE
(A
Manuela) ¡Así quió yo verte, arrebujá en ese cacho de gloria!
PEPA
(A
la seña Tomasa)
Usté,
seña Tomasa,
recoja
el puesto ya,
y
vaya luego a casa
y
espérenos allá.
(La
seña Tomasa empieza a recoger todo lo del puesto, las sillas, mesas, etcétera.
Pepa coge de un vaso, donde los tiene puestos en agua, varios claveles, da algunos
a Manuela y las dos se adornan con ellos la cabeza)
PASACALLE
LORENZO
y VICENTE
Vamos
andando, de bracero agárrate.
PEPA
y MANUELA
(Cogiéndose
a ellas)
Vamos
andando pa la calle de la Fe.
LORENZO
(A
Pepa) ¡Rica!
PEPA
(A
Lorenzo) ¡Chulo!
LORENZO
¡Fea!
PEPA
¡Ya!
VICENTE
(A
Manuela) ¡Rosa!
MANUELA
¡Nardo!
VICENTE
¡Lila!
MANUELA
¡Quiá!
LORENZO
y VICENTE
En
cuanto el santo vea
estas
chiquillas,
asao
y todo salta
de
las parrillas.
PEPA
y MANUELA
Y
en cuanto os presentéis
vosotros
dos,
al
ver la gracia chula
que
tienen los chavos,
nos
echan estampitas
con
la cara de Dios.
LORENZO
y VICENTE
(En
voz bajísima)
¡Huy,
huy, huy, no te desagarres,
porque
así arrimaíta
te
quiero yo!
PEPA
y MANUELA
(Lo
mismo)
¡Huy,
huy, huy, yo no me separo
como
tú no te vayas!
LORENZO
y VICENTE
¡Pa
mí que no!
De
barro un San Lorenzo
te
he de comprar.
PEPA
y MANUELA
Pa
rezar
LORENZO
y VICENTE
Y
pa que no volvamos
a
regañar.
Y
como el Santo,
siempre
a tu lao
quiero
estar por tus ojos
achicharrao.
LOS
4
Andando,
vamos pronto
a
la verbena
pa
que digan: ahí viene
la
gente buena.
Compramos
unos pitos
pa
pitar,
y
en cuanto nos hartemos
los
cuatro de tocar
en
amor y compaña
nos
vamos a cenar. (Vanse)
La
seña Tomasa, que cierra el puesto y se marcha. Un Farolero apaga antes el farol
de gas y la escena queda a obscuras. Música en la orquesta. Motivo instrumental
de los ratas de ,La Gran Vía. De entre los árboles se destacan el primero, segundo
y tercero, que atraviesan la escena y desaparecen sigilosamente por la izquierda.
Poco después vuelven, trayendo uno la americana de Serafín, otro el chaleco y
otro el pantalón. Se reúnen en el centro de la escena, y el que lleva la
americana saca de ella la cartera, que enseña a los otros, marchándose los tres
muy contentos y de prisa, por la derecha. Poco después salen por la izquierda
Serafín, en calzoncillos blancos, entre los dos Guardias.
Serafín y Guardias primero y segundo.
GUARDIA
1°
¡Ande
aprisa!
SERAFIN
¡Por
favor!
GUARDIA1°
¿Vino
usted a los jardinillos,
sin
vergüenza ni pudor,
a
dormir en calzoncillos
porque
hace mucho calor?
SERAFIN
¡P
e r o hombre, si me han robado!
GUARDIA
2º
¡Pues
vaya un sueño pesado!
GUARDIA
1°
¡Y
una inamovilidaz!
GUARDIA
2°
¡Ande
usted, desvergonzado!
GUARDIA
1°
¡Respete
a la autoridaz!
(Se
lo llevan y cae el telón)
FIN
Información
obtenida en:
http://bibliotecadigital.jcyl.es/i18n/catalogo_imagenes/grupo.cmd?path=10067946
ES FANTÁSTICO PODER CONOCER EL LIBRETO PARA PODER PROFUNDIZAR EN EL CONOCIMIENTO Y DESARROLLO DE LA OBRA. GRACIAS
ResponderEliminarDesde luego, si no se ha visto, el libreto es imprescindible para poder seguir la trama de la Zarzuela.
EliminarPor si te interesa aquí te dejo el enlace del vídeo:
http://atodazarzuela.blogspot.com.es/2014/10/agua-azucarillos-y-aguardiente-video.html
de éste mismo blog con el enlace en youTube.
Saludos y ya me dirás si en algo te puedo ayudar.
buenos dias estoy digitalizando cassettes de zarzuela para evitar su deterioro , una pregunta:¿como puedo descargar los libretos en el ordenador? dado que no soy muy experto en el manejo , quedaria muy agradecido si me pudierais ayudar.
ResponderEliminarEn el caso de éste, Agua, azucarillos y aguardiente, lo señalas todo (Control+C) y abres un procesador de textos, por ejemplo Word u otro similar y lo pegas (Control+V).
EliminarOtra forma para este caso es ir a:
https://bibliotecadigital.jcyl.es/i18n/catalogo_imagenes/grupo.cmd?path=10067946
y aquí ir a la flecha de la derecha y descargar.
Si tienes alguna duda me lo dices e intentaré ayudarte.
Saludos
Fernando